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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD DE FALCÓN
FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y POLÍTICAS
CARRERA DE DERECHO
CONVENIO CON EL INSTITUTO DE ESTUDIOS SUPERIORES DE
INVESTIGACIÓN Y POSTGRADO (IESIP)

ASPECTOS JURÍDICOS ASOCIADOS A LOS RIESGOS DERIVADOS DEL


USO DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL (IA) EN VENEZUELA
Trabajo de Grado presentado como requisito para optar al grado de Abogado

Autor (es):
Samuel David Cano Díaz
Tutor:
Dr. Marco José Roa Méndez. PhD.

Punto Fijo, marzo 2024


APROBACIÓN DEL TUTOR

Yo Dr. Marco José Roa Méndez, cédula de identidad Nº 18.256.018, en mi carácter


de tutor del trabajo de grado intitulado ASPECTOS JURÍDICOS ASOCIADOS A
LOS RIESGOS DERIVADOS DEL USO DE LA INTELIGENCIA
ARTIFICIAL (IA) EN VENEZUELA, presentado por el ciudadano (a): Samuel
David Cano Díaz, titular de la C.I. 25.497.571, para optar al título de Abogado, por
medio de la presente certifico que he leído el Trabajo y considero que reúne las
condiciones necesarias para ser defendido y evaluado por el jurado examinador que
se designe.

En la ciudad de San Cristóbal, a los 15 días del mes de marzo de 2024.

Dr. Marco José Roa Méndez


C.I.V. 18.256.018
Teléfono: +584247645048
Correo: mendezmarcojose@gmail.com
Tutor

Fecha de Entrega: _________________

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
UNIVERSIDAD DE FALCÓN
FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y POLÍTICAS
CARRERA DE DERECHO
CONVENIO CON EL INSTITUTO DE ESTUDIOS SUPERIORES DE
INVESTIGACIÓN Y POSTGRADO (IESIP)

ASPECTOS JURÍDICOS ASOCIADOS A LOS RIESGOS DERIVADOS DEL


USO DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL (IA) EN VENEZUELA

Autor (es):
Samuel David Cano Díaz
Tutor:
Dr. Marco José Roa Méndez. PhD.
Marzo, 2024.

RESUMEN
El surgimiento e incorporación de la inteligencia artificial (IA), ha llevado al
surgimiento de relaciones jurídicas que no necesariamente habían sido consideradas
en la legislación, lo cual está generando distintos riesgos y problemas que obligan a
considerar la necesidad de profundizar sobre este tema en el ámbito legal. Se propuso
como objetivo general: analizar los aspectos jurídicos asociados a los riesgos
derivados del uso de la IA en Venezuela. Para ello, se realizó un estudio dentro del
paradigma iuspositivista, de tipo documental y diseño bibliográfico, aplicando los
métodos de Hermenéutica Jurídica y analítico-sintético. Las técnicas empleadas
fueron observación documental y fichaje de fuentes electrónicas y bibliográficas,
además de análisis de contenido, resumen, interpretación gramatical y analógica. Se
encontró que existe obsolescencia normativa en esta materia, siendo importante
identificar principios, criterios y normas que den flexibilidad al sistema jurídico y
sirvan como marco general al desarrollo normativo exigido. La IA ha dado aportes
sustanciales en el incremento de los estándares de la humanidad, pero existen riesgos
asociados que requieren atención jurídica, en los campos laboral, comunicaciones,
transporte y tránsito, educativo, música, literatura, seguridad ciudadana, medicina y
salud y administración de justicia. Estos afectan derechos fundamentales, excediendo
las posibilidades de respuesta de los marcos jurídicos vigentes, que han podido
responder desde las áreas particulares, especialmente en materia civil. Sin embargo,
aún son muchas las debilidades jurídicas existentes.
Descriptores: Aspectos jurídicos, riesgos, uso, inteligencia artificial, Venezuela.

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ASPECTOS JURÍDICOS ASOCIADOS A LOS RIESGOS DERIVADOS DEL
USO DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL (IA) EN VENEZUELA
Autor: Samuel David Cano Díaz
Correo:
Código ORCID:
Tutor: Dr. Marco José Roa Méndez. PhD

Universidad de Falcón (UDEFA) - Facultad Ciencias Jurídicas y Políticas


San Cristóbal, estado Táchira / Venezuela

Resumen
El surgimiento e incorporación de la inteligencia artificial (IA), ha llevado al
surgimiento de relaciones jurídicas que no necesariamente habían sido consideradas
en la legislación, lo cual está generando distintos riesgos y problemas que obligan a
considerar la necesidad de profundizar sobre este tema en el ámbito legal. Se propuso
como objetivo general: analizar los aspectos jurídicos asociados a los riesgos
derivados del uso de la IA en Venezuela. Para ello, se realizó un estudio dentro del
paradigma iuspositivista, de tipo documental y diseño bibliográfico, aplicando los
métodos de Hermenéutica Jurídica y analítico-sintético. Las técnicas empleadas
fueron observación documental y fichaje de fuentes electrónicas y bibliográficas,
además de análisis de contenido, resumen, interpretación gramatical y analógica. Se
encontró que existe obsolescencia normativa en esta materia, siendo importante
identificar principios, criterios y normas que den flexibilidad al sistema jurídico y
sirvan como marco general al desarrollo normativo exigido. La IA ha dado aportes
sustanciales en el incremento de los estándares de la humanidad, pero existen riesgos
asociados que requieren atención jurídica, en los campos laboral, comunicaciones,
transporte y tránsito, educativo, música, literatura, seguridad ciudadana, medicina y
salud y administración de justicia. Estos afectan derechos fundamentales, excediendo
las posibilidades de respuesta de los marcos jurídicos vigentes, que han podido
responder desde las áreas particulares, especialmente en materia civil. Sin embargo,
aún son muchas las debilidades jurídicas existentes.
Descriptores: Aspectos jurídicos, riesgos, uso, inteligencia artificial, Venezuela.

LEGAL ASPECTS ASSOCIATED WITH THE RISKS DERIVED FROM THE


USE OF ARTIFICIAL INTELLIGENCE (AI) IN VENEZUELA

Summary
The emergence and incorporation of artificial intelligence (AI) has led to the
emergence of legal relationships that had not necessarily been considered in the

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legislation, which is generating different risks and problems that force us to consider
the need to delve deeper into this topic in the legal field. The general objective was
proposed: to analyze the legal aspects associated with the risks derived from the use
of AI in Venezuela. To this end, a study was carried out within the legal positivist
paradigm, of documentary type and bibliographic design, applying the methods of
Legal Hermeneutics and analytical-synthetic. The techniques used were documentary
observation and recording of electronic and bibliographic sources, as well as content
analysis, summary, grammatical and analogical interpretation. It was found that there
is regulatory obsolescence in this matter, and it is important to identify principles,
criteria and standards that give flexibility to the legal system and serve as a general
framework for the required regulatory development. AI has made substantial
contributions to increasing the standards of humanity, but there are associated risks
that require legal attention, in the fields of labor, communications, transportation and
transit, education, music, literature, citizen security, medicine and health, and
administration. of Justice. These affect fundamental rights, exceeding the response
possibilities of the current legal frameworks, which have been able to respond from
particular areas, especially in civil matters. However, there are still many existing
legal weaknesses.
Keywords: Legal aspects, risks, use, artificial intelligence, Venezuela.

INTRODUCCIÓN

La actividad humana tiene modos infinitos y así mismo ha sido la presencia del
Derecho como realidad social y como forma y norma de vida social que preside las
actividades humanas, familiares, económicas, morales y las de interrelación del
hombre con la sociedad y el Estado, así como las de los Estados entre sí (Serrano,
1973). Al ser tan compleja y cambiante la vida social, del mismo modo le
corresponde un Derecho progresivo.

En los últimos años, ha venido ocurriendo una nueva y profunda


transformación de la sociedad ligada al desarrollo tecnológico, con el surgimiento de
la inteligencia artificial (IA), entendida como la rama de las ciencias computacionales
que se encarga del diseño y construcción de sistemas capaces de realizar tareas

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propias de la inteligencia humana (INCyTU, 2018). Con su incorporación en distintas
actividades y situaciones, están surgiendo relaciones jurídicas que no necesariamente
habían sido consideradas en la legislación existente, lo cual está generando distintos
riesgos y una diversidad de problemas, que obligan a considerar la necesidad de
incorporar este tema como objeto de estudio en el ámbito legal.

Históricamente, ha sido necesario que el derecho se adapte a los desafíos que


plantea la evolución de las sociedades. Por ejemplo, el uso de internet en el comercio,
obligó a regular el uso de bases de datos con información sobre la vida privada,
modificar las reglas tributarias, establecer nuevos modelos de contratación e incluso
incorporar otros derechos del consumidor (Parra y Concha, 2021). Sin embargo, con
la irrupción de la IA, el derecho parece quedarse rezagado, lo cual debe ser un
incentivo para que logre entender con rapidez los cambios y proponga soluciones
prácticas, originando sistemas jurídicos flexibles y dinámicos para dar respuesta a las
necesidades actuales.

De este modo, se hace indispensable debatir el alcance de responsabilidades y


obligaciones en situaciones donde intervienen sistemas inteligentes. Por otro lado,
tanto los modelos de caja negra, como las redes neuronales, podrían desencadenar
situaciones ambiguas y reacciones negativas si no logran un funcionamiento
transparente (INCyTU, 2018). De allí que, a nivel internacional, se cuestiona la
necesidad de lograr que quienes desarrollan estos sistemas, cumplan con estándares
que garanticen la transparencia y la confiabilidad (Saly et al., 2017).

Paralelamente, las condiciones actuales permiten que la IA pueda cometer


delitos del tipo informático o ciberdelitos, considerando su posibilidad de aprendizaje
autónomo y toma de decisiones. A nivel mundial, la primera referencia de este tipo de
delito de la que se tiene conocimiento ocurrió en 2019, en Hungría, al realizar una
simulación de la voz de un CEO para solicitar un depósito urgente de 243,000 euros
entre una empresa eléctrica y un proveedor, transacción que efectivamente se realizó
(Abogado Digital, 2019).

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Así las cosas, según Morán (2021), la principal diferencia del ciberdelito con el
delito típico o tradicional es la alta especialización de conocimientos técnicos del
ciberdelincuente para cometerlo, donde el hecho de ser realizado por una IA lo
convierte en un acto posible, altamente lesivo, de alto impacto social y de alto riesgo
para la propia seguridad nacional. Todo esto, ha llevado a proponer la regulación de
la IA en dos vías, bien sea a través de la creación de un tercer tipo de persona
jurídica, “la persona artificial” y/o mediante la adjudicación a la misma de
responsabilidad penal ante la comisión de delitos que realice (Morán, 2021).

Para Megías (2022), en lo que se refiere a la administración de justicia, son


innegables los beneficios que se están obteniendo con el uso de la IA, dado que esta
permite la sistematización y búsqueda de información jurídica, lo que facilita el
trabajo a jueces, abogados y en fin, a la sociedad en general, permitiendo además la
predicción a partir de decisiones judiciales previas que podrían replicarse, pero sin la
posibilidad de garantizar una decisión justa, precisa y equilibrada, al perderse la
capacidad de argumentar, lo que pudiera generar inexactitudes y resultados
discriminatorios, sesgos e incluso violación de derechos humanos.

En lo concerniente a Venezuela, a pesar de la crisis económica y las


limitaciones existentes, desde el año 2023 se comenzó a introducir el uso de la IA en
distintos contextos. Sin embargo, ya se han evidenciado usos no adecuados, tales
como aquellos dirigidos a la manipulación ideológica a través de los medios de
comunicación y las redes sociales, especialmente con fines políticos por parte del
sector gubernamental.

Del mismo modo, se viene hablando de su empleo a nivel educativo, por


ejemplo, como herramienta de apoyo en actividades de investigación (Hernández,
2023), aunque también con riesgos derivados de la violación a los derechos de autor,
entre otros. En este sentido, instituciones como la Universidad Católica Andrés Bello
ya han establecido lineamientos para incorporar su uso en procesos pedagógicos,
labores de investigación, proyectos de extensión y funcionamiento organizacional,

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bajo una visión ética, de inclusión y sustentabilidad ambiental (El Nacional, junio 23,
2023).

Pero, ¿Está la legislación venezolana preparada para afrontar la irrupción de la


IA en todos los campos de la vida social y los riesgos que ello conlleva? De allí que,
la presente investigación pretende analizar los aspectos jurídicos asociados a los
riesgos derivados del uso de la IA en Venezuela, justificada en la necesidad de
conocer esta nueva línea de estudio jurídico, pero también como una contribución a la
cultura de la legalidad y de la seguridad de la información en el país, de modo que
desde el análisis de lo que se viene presentando en la actualidad, puedan surgir
herramientas jurídicas que permitan contrarrestar los problemas y disminuir los
riesgos que trae el uso de esta nueva tecnología.

Con base a lo descrito, el investigador se planteó como objetivo general:


analizar los aspectos jurídicos asociados a los riesgos derivados del uso de la
Inteligencia Artificial (IA) en Venezuela. El cual, será realizado atendiendo los
siguientes objetivos específicos: 01. Desglosar una conceptualización sobre la IA
desde el punto de vista jurídico, 02. Relacionar los principales riesgos y problemas
que se han venido presentando con el uso de la IA en distintos campos, y 03.
Describir las fortalezas y debilidades de la legislación existente en Venezuela
relacionada con el uso de la IA.

En este sentido, es habitual escuchar que la sociedad actual está completamente


sometida a las nuevas tendencias, siendo la tecnología y sus innovaciones una de ellas
y quizás la más importante. Esta situación, según Imperiale (2019), pone en jaque el
desarrollo y desenvolvimiento del Derecho, que se muestra obsoleto e incapaz de
regular los nuevos requerimientos que surgen. A ello, se suma el hecho que la propia
tecnología, en este caso la IA, trae inmersos una serie de riesgos asociados casi
siempre a los intereses de quienes la manejan, o incluso a su potencial desarrollo
autónomo, revelándose sus aspectos problemáticos y negativos. Dada su posibilidad
de uso en casi todos los campos de la vida humana, resulta de interés estudiar estos

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riesgos y conocer si la legislación venezolana está preparada para enfrentarlos o, debe
sufrir procesos de actualización y reforma que le permitan adaptarse para ello.

Es importante dicho análisis, con la finalidad de develar la posible inexistencia


de parámetros y principios que regulen el uso de la IA, siendo este un desafío para el
Derecho, que debe sufrir una transformación estructural dirigida a ofrecer soluciones
para cada caso concreto, especialmente en lo que tiene que ver con la protección de la
vida privada, los derechos y el libre albedrío de la persona humana.

Finalmente, en cuanto al aporte social, se aspira que el análisis realizado


ofrezca datos relevantes sobre los aspectos jurídicos relacionados con los riesgos
inherentes al uso de la IA en Venezuela, que de luces sobre las medidas que la
jurisprudencia debe tomar para abordar esta nueva realidad social que no puede
evadir, respondiendo así a su necesidad de adaptación ante el avance de la tecnología
y sobre todo a los requerimientos que surgen de la protección de los derechos de las
personas y la regulación de sus procesos.

METODOLOGÍA

El desarrollo del presente trabajo se enmarca en el paradigma Iuspositivista,


Sobre este particular, Kelsen (1960), propone que el sistema jurídico es un conjunto
jerárquico de disposiciones imperativas de deber ser como categoría lógica
desconectado completamente de la moral, en las que la sanción son el elemento
diferenciador del Derecho, que a su vez se entiende como una técnica social dirigida a
promover en los ciudadanos unas determinadas conductas.

Así las cosas, para Morgan (2021), la metodología de este paradigma es


aplicativa y persigue “la adecuación de la conducta judicial a los procesos previstos
en las normas que los gobiernan” (p. 08). De este modo, el iuspositivismo coloca el
Derecho fuera de la esfera de influencia de la moral, desvinculándose de juicios de

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valor para perseguir lo que considera hechos objetivos apreciables en la conducta de
las personas y cómo ésta se adecúa o contradice lo dispuesto en la normativa judicial.

En cuanto al tipo de investigación, el trabajo es documental, que según Gallardo


(2017), “es un proceso basado en la búsqueda, recuperación, análisis, crítica e
interpretación de datos obtenidos y registrados en diversas fuentes documentales:
impresas, audiovisuales o electrónicas” (p. 54). De allí que, se recolectan diversas
fuentes que contienen información valiosa sobre el tema tratado, para luego analizar
los datos que aportan sobre el mismo.

Por esta razón, el diseño seleccionado para el estudio es el Bibliográfico. Con


base en ello, según señalan Mûnch y Ángeles (2009), “se fundamenta la teoría que
sustentará la investigación” (p. 32). En este sentido, se realiza la consulta de
referencias bibliográficas debidamente catalogadas y documentadas, de tal forma que
la información obtenida permite construir y discutir una base teórica sólida que da
respuesta a los objetivos planteados.

En referencia al método empleado, se hace uso de la Hermenéutica Jurídica y


del Método Analítico – Sintético. La Hermenéutica Jurídica, para Morgan (2021),
plantea una concepción del Derecho que “pretende superar ideas de tradición
normativista e introducir con una fundamentación iusfilosófica sólida elementos de
sentido de justicia en el proceso de aplicación del Derecho” (p. 04). Así, aboga por
una concepción más viva de la Ciencia Jurídica, a partir de la interpretación de textos
jurídicos, resoluciones y normas, superando la mera interpretación lingüística para
desarrollar la interpretación como manifestación de la experiencia comprensiva del
intérprete.

Sobre el Método Analítico-Sintético, Rodríguez y Pérez (2017), explican que


“El análisis y la síntesis funcionan como una unidad dialéctica (…). El análisis se
produce mediante la síntesis de las propiedades y características de cada parte del
todo, mientras que la síntesis se realiza sobre la base de los resultados del análisis” (p.

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186). En el presente trabajo, este método resulta muy útil para la búsqueda y el
procesamiento de la información.

Con respecto a las técnicas empleadas, para la recolección de información estas


son la observación documental y el fichaje. La observación documental, se refiere al
proceso de lectura y análisis de documentos (Ñaupas et al., 2018), obtenidos de la
revisión de fuentes electrónicas y bibliográficas. Por su lado, el fichaje consiste en la
elaboración de fichas de localización y de investigación que permiten registrar los
datos e informaciones obtenidos (Ñaupas et al., 2018).

Ahora bien, para el análisis de estos se usa la técnica de análisis de contenido,


que según López y Ramos (2021), “permite la interpretación de documentos textuales
o visuales que se localizan y procesan en el proceso de búsqueda bibliográfica a partir
de un tema de investigación de interés” (p.28), mientras que, para la síntesis, se
emplea el resumen, que indica Arévalo (s/f), está dirigido a “la producción de un
nuevo documento con dos características fundamentales: 1. Tiene estrechas
relaciones temáticas con el original. 2. Está sujeto a las leyes de la composición
similares a las de los documentos primarios” (s/p).

Finalmente, para la consecución de la Hermenéutica Jurídica se aplica las


técnicas de interpretación gramatical o literal y la analógica (Bringas y Velásquez,
2021), la primera, para encontrar el sentido de las normas en su propio texto y la
segunda, para trasladar la solución de un caso particular a otro que no está regulado
por el ordenamiento jurídico, pero que sí es semejante al primero, aplicable en este
caso pues la IA aún no ha sido materia de completa regulación.

HALLAZGOS

Conceptualización sobre la IA desde el punto de vista jurídico.

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Según Brito, Villavicencio y Sánchez (2019), el punto de partida de la IA se
remonta a 1936, cuando el matemático Turing crea su máquina de cálculo. Para 1943,
Wiener, Rosenblueth y Bigelow, formulan los principios de la cibernética, mientras
que, en 1949, Hebb presenta su trabajo sobre los mecanismos de aprendizaje. Pero la
IA como tal, surge en 1956, durante la Conferencia de Dartmouth, en Hannover,
Estados Unidos, organizada por Minsky, McCarthy y Shanon (Parra y Concha, 2021),
siendo el segundo considerado padre de la misma. Un avance significativo en su
desarrollo, han sido los sistemas expertos, programas informáticos alimentados con
información sobre un ámbito determinado, que permiten resolver problemas de forma
rápida y efectiva, imitando a una persona altamente capacitada.

Su implementación, ha significado la expansión de esta tecnología a una


infinidad de aspectos de la vida humana. Sin embargo, aún no hay unidad en la
comunidad científica sobre su definición, pues según Amador (1996), existe recelo y
rechazo en el hombre para admitir que una máquina pueda incorporar capacidades
mentales, además que la inteligencia como tal, ha sido siempre un concepto poco
comprendido.

A pesar de ello, las definiciones surgidas de IA, la describen como una


disciplina académica relacionada con la teoría de la computación, cuyo fin es emular
algunas de las facultades intelectuales humanas en sistemas artificiales (Benítez,
Escudero, Kanaan y Masip, 2013), o como la ciencia de construir máquinas para que
hagan cosas que requerirían inteligencia (Escolano, Cazorla, Alfonso, Colomina y
Lozano, 2003). De modo que, el estudio de la IA se realiza básicamente desde dos
áreas, las ciencias cognitivas y las ciencias formales e ingenierías, con una evidente
inclinación hacia las segundas, centrándose en la resolución de problemas concretos.

Desde el punto de vista jurídico, en primer término, es importante comprender


que la IA no pretende replicar las funciones cognitivas de la inteligencia humana,
sino entenderlas, mejorarlas e incorporarlas a máquinas con aplicabilidad en distintas
situaciones. Asimismo, es fundamental tener clara la diferencia entre ambas

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inteligencias, la autoconsciencia propia de la inteligencia humana, que no ha podido
ser replicada por la inteligencia artificial.

En consecuencia, la IA pasa a ser una disciplina dirigida al uso de tecnologías


digitales para la creación de sistemas capaces de reproducir de forma autónoma las
funciones cognitivas humanas, incluyendo la captación de datos y formas de
comprensión y adaptación (solución de problemas, razonamiento y aprendizaje
automáticos (Comité Económico y Social Europeo, 2018). Todo ello da paso a
nuevas relaciones jurídicas, que no han sido consideradas en los sistemas normativos
vigentes, para cuya solución se han venido considerando perspectivas surgidas de
forma particular desde las distintas áreas del ordenamiento jurídico, ocasionando una
obsolescencia normativa que lejos de resolver el problema, lo complica.

Frente a ello, Bennet (2014) sugiere una teoría general del derecho para los
temas relacionados a la tecnología, que pareciera no ser de fácil aplicación en la
práctica. Por ello, es importante identificar principios, criterios y normas que den
flexibilidad al sistema jurídico y sirvan como marco general al desarrollo normativo
que exige la IA. Sobre este particular, la Comunicación sobre inteligencia artificial de
la Unión Europea (2018), instó a avanzar en nuevas normas de derecho civil,
mercantil, laboral, entre otras, adecuadas a las transformaciones socioeconómicas
surgidas de la IA, así como a garantizar el establecimiento de un marco ético y
jurídico apropiado.

Sobre este particular, Verheij (2020), señala que los distintos campos de
investigación en IA tienen tres desafíos comunes para disminuir los riesgos que tiene
su desarrollo: i) La IA debe ser social, permitiendo una interacción sensata con los
humanos; ii) La IA debería ser explicable, de manera que los algoritmos entrenados
en datos se vuelvan transparentes al proporcionar explicaciones justificadas, y iii) La
IA debe ser responsable; es decir, guiarse por las reglas, normas y leyes de la
sociedad.

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Esto coincide con las afirmaciones que ya en 1942, como una premonición
futurista, formuló Isaac Asimov con el nombre de leyes de la robótica y que Morales
(2021) presenta así: i) Un robot no puede lesionar a un ser humano o, por medio de la
inacción, permitir que un ser humano sea lesionado; ii) Un robot debe obedecer las
órdenes dadas por los seres humanos, excepto si estas órdenes entrasen en conflicto
con la primera ley; iii) Un robot debe proteger su propia existencia en la medida que
esta protección no sea incompatible con la primera o segunda ley.

Principales riesgos y problemas que se han venido presentando con el uso de la


IA en distintos campos.

Aunque son sustanciales los aportes de la IA en el incremento de los estándares


de bienestar social y económico de la humanidad, no son menos ciertos los riesgos
asociados a su empleo, ligados a la opacidad en los procesos de toma de decisiones, el
sesgo y las discriminaciones de todo tipo, la intromisión en la vida privada o su uso
con fines delictivos (Comisión Europea, 2020).

Por otro lado, en la medida que avance la autonomía de las máquinas con IA, se
podrían producir comportamientos no esperados o potencialmente dañinos (Cath,
2018), que requerirían atención jurídica. Así, actualmente, se aplican normas de
autorregulación, a través de la adaptación del marco normativo existente a las nuevas
cuestiones jurídicas que emergen con el uso de la IA, pero poco a poco se deberá dar
paso a un proceso de regulación con normas jurídicas adecuadas para resolver los
problemas que se plantean.

En el campo laboral, uno de ellos es la sustitución de trabajadores por robots,


argumentando la mejora de la eficiencia que se logra con la automatización, en razón
de la disminución de los tiempos de trabajo, lo cual no necesariamente indica una
mejora en la calidad del servicio. Sobre este aspecto, es fundamental considerar los
derechos fundamentales que entran en juego, debiendo prevalecer el interés público
en el mantenimiento del empleo.

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Con respecto al campo de las comunicaciones, un segundo riesgo, lo constituye
el uso de bots en redes sociales para influir en las crisis sociales o en los resultados de
procesos electorales. Ejemplos de esto se han denunciado en casos como el Referendo
del Brexit en Europa o en las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2016.
Pero también, se han revelado en distintas situaciones en Latinoamérica,
especialmente en Chile y Venezuela.

Frente a esto, se presenta también el uso de la IA como herramienta para


investigaciones gubernamentales que, mediante análisis de big data, y argumentando
razones de seguridad y orden público, afectan la libertad de expresión y el derecho a
la protesta pacífica (Parra y Concha, 2021), aspectos que entran ya en el campo de los
derechos humanos o del ejercicio de los derechos y deberes relacionados con la
democracia. Se puede agregar acá, su empleo para generar información falsa y
ofensiva, a través de la modificación de audios e imágenes con gran credibilidad para
generar desinformación.

En este contexto, ya fue aprobado un modelo internacional de regulación,


formulado por la UNESCO, el primer acuerdo mundial sobre la Ética de la IA,
firmado en noviembre de 2021 por los 193 Estados miembros de la Conferencia
General, que recoge exigencias éticas a ser asumidas por las legislaciones de cada
país para asegurar el respeto de los derechos humanos. Otro modelo es el de la Unión
Europea, que plantea de forma directa una regulación legal de la IA, con normas
jurídicas vinculantes complementadas con exigencias éticas.

Pero retornando a los riesgos, en lo que se refiere al campo del transporte y el


tránsito, ya se han presentado accidentes automovilísticos con pérdida de vidas
ocasionados por vehículos autónomos, que han generado discusiones álgidas sobre la
responsabilidad penal y civil de los afectados o sobre la perfección de la tecnología,
en cuyo caso esta sería únicamente del fabricante o de la Administración Pública si
hay defectos en la infraestructura vial. Por ende, se requerirían nuevas reglas y
procedimientos en el derecho civil para responder a esta nueva realidad.

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Para el campo educativo, los aportes de la IA escapan a la imaginación, pero
aparte de los riesgos que afectan a la protección de la privacidad, a la educación
inclusiva y de calidad para todos o a la necesaria interacción humana que esta
requiere (Jara y Ochoa, 2020), ya se empiezan a presentar casos de fraude en trabajos
de investigación que deben realizar los estudiantes, mientras los profesores intentan
prepararse para detectarlos, siendo esta una de las áreas de mayor impacto en
Venezuela, al mismo tiempo que se presentan casos de afectación del derecho de
autor, que también se evidencian en áreas como la música o la literatura (Núñez,
2019).

Otro campo con alto riesgo es el de la seguridad ciudadana, debido entre otras
razones, al vil uso que se viene haciendo del reconocimiento facial, identificación
biométrica no autorizada, seguimiento oculto, control social, entre otros elementos
que requieren regulación formal, al afectar el tratamiento de datos de carácter
personal y producir discriminación.

En el delicado contexto de la medicina y la salud, las aplicaciones de la IA


guardan relación con la realización de diagnósticos y previsión de riesgos,
prescripción de tratamientos, cirugía robótica, asistencia médica remota, tratamiento
de imágenes, mapas sanitarios, control de propagación de enfermedades, etc.,
afectando el derecho a la integridad, el tratamiento de datos personales muy sensibles,
la autonomía del paciente, el consentimiento y control humano sobre las decisiones
finales de los sistemas, entre otros (Megías, 2022).

Por otro lado, como ya se mencionó, la misma administración de justicia es uno


de los campos afectados, pues, aunque la IA a través de los sistemas expertos facilita
la sistematización y búsqueda de información jurídica, permitiendo la predicción a
partir de decisiones judiciales que puedan ser replicadas, existe el riesgo de la
incapacidad de argumentar y garantizar una decisión equitativa, justa, precisa y
apropiada, haciéndola susceptible de inexactitudes, resultados discriminatorios y
posibles sesgos.

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En fin, son innumerables los riesgos que representa la aplicación de esta
tecnología, tal como, según Aamir (2023), refirió el Dr. Lewin Griffin, del
Departamento de Informática de la Universidad College de Londres, en un informe
publicado en Crime Science en 2020, financiado por el Dawes Center for Future
Crime (disponible como resumen de políticas), donde identificó 20 formas en que la
IA podría usarse para facilitar el crimen durante los próximos 15 años sumándose a
las ya identificadas por otras entidades.

Fortalezas y debilidades de la legislación existente en Venezuela relacionada con


el uso de la IA.

Como se ha venido describiendo, diversas áreas de la IA han puesto en debate


aspectos como derechos, ética, libertades, responsabilidad, entre otros, evidenciando
que su uso y desarrollo no tiene límites, lo cual fundamenta de hecho, su
ordenamiento jurídico particular, ya que conflictos derivados de la IA como los ya
mencionados, han alcanzado al sistema jurídico y siguen sucediéndose, excediendo
las posibilidades de respuesta de los marcos jurídicos vigentes.

En este sentido, los distintos problemas de carácter jurídico, que se han ido
presentando en este ámbito, han comenzado a ser resueltos de una forma pragmática
desde las distintas áreas del ordenamiento jurídico —civil, penal, laboral, ambiental,
etc.—, atendiendo a un criterio de especialidad. Tal como afirman Sepúlveda y
Concha (2021), todavía no se ha logrado mostrar un proceso de sistematización en
torno a la relación derecho-IA, que conduzcan a una teoría general del derecho ante la
IA, con principios, criterios y normas propias.

Particularmente, en el caso del derecho civil en general y el régimen relativo a


la responsabilidad civil, debido a la naturaleza especialmente abierta y abstracta de
sus normas y su flexibilidad, estas han podido adaptarse de forma aceptable a los
problemas que se han suscitado en torno a la responsabilidad nacida del uso de la IA.

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De igual modo, en palabras de Tropiano y Noguera (2022), en Venezuela
existen regulaciones que permitirían que la automatización sea implementada dentro
de los límites que no cause daño a los trabajadores, entre ellas la Ley Orgánica del
Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras (2012). Esto se suma al hecho que, se
trata de uno de los países con menos factibilidad de recepción e inversión de la
robótica por parte del empresario producto de la crisis política, económica y social;
pudiendo considerarse un país cuyas legislaciones velarían por la protección de los
trabajadores, permitiendo la aplicación de la IA para el bien común.

En lo que respecta específicamente al campo penal, en Venezuela, la ley


relacionada con la materia es la Ley Especial contra los Delitos Informáticos (2001),
cuyo objeto es la protección integral de los sistemas que utilicen tecnologías de
información, así como la prevención y sanción de los delitos cometidos contra ellos o
de los cometidos mediante el uso de dichas tecnologías.

Por otro lado, ya en el país diversos tribunales y órganos judiciales han venido
incorporando la IA como herramienta para agilizar los procesos administrativos. Por
ejemplo, para 2018, la Sala Plena del Tribunal Supremo de Justicia, autoriza mediante
Resolución número 2018-0014 del 21 de noviembre del 2018, la creación del
expediente judicial electrónico, en todos los tribunales con Competencia en materia
de Delitos de Violencia contra la Mujer y Tribunales del Sistema Penal de
Responsabilidad del Adolescente, con la finalidad de simplificar los casos en cuanto a
su facilidad y utilidad, favoreciendo el uso y manejo de las herramientas electrónicas
(Monsalve, 2021).

Estos procesos se incrementaron sustancialmente a raíz de la pandemia global


por COVID 19, que obligó a buscar soluciones para la ejecución ágil y eficiente de
estos procedimientos. Así, la Resolución N° 03-2020 de la Sala de Casación Civil del
Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela del 28/07/20, establece las directrices
para el trámite de nuevos procedimientos judiciales a través de un sistema digital.

18
A pesar de estos y otros avances significativos en esta materia, aun son muchas
las debilidades jurídicas para afrontar el uso indetenible de la IA, no solo en este
campo procedimental o incluso en el decisorio de la justicia, sino en todos los campos
de la vida ciudadana donde el derecho tiene cabida. De allí que, Venezuela, al igual
que el resto de países del mundo, comienza a pensar la forma como abordará esta
situación.

De este modo, el 06 de junio de 2023, la Subcomisión de Innovación,


Modernización del Estado y Escalamiento de Sectores Estratégicos de la Asamblea
Nacional, propuso la creación de la Ley para el uso de la IA en el marco del
conversatorio “Inteligencia Artificial, puntos de encuentro, derechos de autor y su
impacto en la propiedad intelectual”, celebrado en Caracas, con el fin de alcanzar la
soberanía nacional en el desarrollo de la misma, así como la soberanía productiva,
partiendo de la necesidad de regular su uso, minimizar los aspectos negativos y
potenciar los positivos (Villalta, 2023). El encuentro permitió planificar próximas
reuniones para discutir sobre los aspectos propios de cada campo donde es factible el
uso de la IA.

Marco Jurídico.

Considerando la pirámide de Kelsen, es importante iniciar la descripción del


basamento legal de la presente investigación, mencionando que la Convención de
Naciones Unidas sobre la utilización de las comunicaciones electrónicas en los
contratos internacionales (2005), incluye disposiciones aplicables en el contexto de la
IA. Por ejemplo, el artículo 12, señala:

No se negará validez ni fuerza ejecutoria a un contrato que se haya


formado por la interacción entre un sistema automatizado de mensajes y
una persona física, o por la interacción entre sistemas automatizados de
mensajes, por la simple razón de que ninguna persona física haya
revisado cada uno de los distintos actos realizados a través de los
sistemas o el contrato resultante de tales actos ni haya intervenido en
ellos.

19
Sin embargo, no fue sino hasta el 25 de noviembre de 2021, que los 193
Estados miembros de la UNESCO aprobaron la Declaración Universal sobre la Ética
de la Inteligencia artificial, considerada el primer marco ético sobre IA. Este
documento establece valores y principios comunes que deben orientar la construcción
de la infraestructura jurídica necesaria para garantizar un desarrollo saludable de la
IA.

Ya con anterioridad, en abril de 2018, la Comisión Europea había presentado la


Comunicación Inteligencia Artificial para Europa, con el fin de asegurar un marco
ético y legal adecuado. Para enero de 2019, se promulga la Carta Ética Europea sobre
el uso de IA en Sistemas Judiciales, que detalla cinco principios para orientar su uso
ético, con un enfoque en el procesamiento de datos y decisiones, que incluyen: (a)
respeto de los derechos fundamentales, (b) no discriminación, (c) calidad y seguridad,
(d) transparencia, imparcialidad y equidad y (e) control del usuario. Luego en abril de
2019, la misma Comisión adoptó la Comunicación Generar confianza en la
inteligencia artificial centrada en el ser humano y las Directrices éticas para una
Inteligencia Artificial Confiable. En abril de 2021, propuso un conjunto de acciones
para impulsar la excelencia en IA y reglas para garantizar su uso confiable, a través
de la Propuesta Reglamento del Parlamento europeo y del Consejo por el que se
establecen normas armonizadas en materia de inteligencia artificial (Ley de
inteligencia artificial) (De Clément, 2022).

De igual modo, otros países (Estados Unidos, China, Canadá. Japón, España),
han ido adaptando su legislación con normativas específicas para regular el uso de la
IA, sobre todo en sectores como la salud, la seguridad y el transporte (Martínez,
2023). En lo que respecta a Latinoamérica, aun las leyes no consideran
específicamente a la IA, siendo México, Colombia, Chile, Argentina, Uruguay y
Brasil los países que hacen esfuerzos por desarrollar políticas orientadas en este tema
(Veronese y Lopes, 2021).

20
Igualmente ocurre en el caso venezolano, donde aún no se concretan los
intentos de una legislación específica para la IA, por lo cual se han venido aplicando
los principios de la normativa vigente que se han podido adaptar. Así, la Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela (1999), en su artículo 108, garantiza el
acceso universal a la información y el 109 reconoce la investigación tecnológica a
nivel universitario. Asimismo, el artículo 110 detalla:

El Estado reconocerá el interés público de la ciencia, la tecnología, el


conocimiento, la innovación y sus aplicaciones y los servicios de información
necesarios por ser instrumentos fundamentales para el desarrollo económico,
social y político del país, así como para la seguridad y soberanía nacional. Para
el fomento y desarrollo de esas actividades, el Estado destinará recursos
suficientes y creará el sistema nacional de ciencia y tecnología de acuerdo con
la ley. El sector privado deberá aportar recursos para las mismas. El Estado
garantizará el cumplimiento de los principios éticos y legales que deben regir
las actividades de investigación científica, humanística y tecnológica. La ley
determinará los modos y medios para dar cumplimiento a esta garantía.

En cuanto a las Leyes Orgánicas, la Ley Orgánica de Telecomunicaciones


(2000), en su artículo 2, prevé la defensa del derecho al acceso a los servicios de
telecomunicaciones, en condiciones de calidad y salvaguarda de los derechos
constitucionales, en particular el respeto a los derechos al honor, a la intimidad, al
secreto en las comunicaciones y el de la protección a la juventud y la infancia. De
igual modo, la promoción del desarrollo y uso de nuevos servicios, redes y
tecnologías cuando estén disponibles y el acceso a estos, en condiciones de igualdad.

Por otra parte, el artículo 208 deja claro que, mientras no se dicten las leyes
respectivas, será el Ejecutivo Nacional mediante reglamento, quien podrá establecer
las regulaciones necesarias.

En cuanto a la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación (2005), su


artículo 2 establece el interés público y general de las actividades tecnológicas y sus
aplicaciones, mientras que el artículo 5 señala que estas actividades y el uso de sus

21
resultados deben encaminarse a contribuir con el bienestar de la humanidad, la
reducción de la pobreza, el respeto a la dignidad, a los derechos humanos y la
preservación del ambiente. Del mismo modo, en el artículo 7 se expresa que el
Ejecutivo Nacional deberá velar por el adecuado cumplimiento de los principios
bioéticos y ambientales, así como de las disposiciones nacionales y acuerdos
internacionales que suscriba la República.

Por su lado, la Ley Orgánica para la protección de niños, niñas y adolescentes


(LOPNA, 2007), en su artículo 68 establece el derecho a la información acorde con el
desarrollo y la selección libre del medio y la información a recibir. En los artículos 78
y 79, se regulan los juegos computarizados y electrónicos nocivos, así como los
mensajes audiovisuales, información y datos en redes que sean pornográficos, los que
presenten apología a la violencia o al delito, promuevan o inciten al uso del tabaco,
sustancias alcohólicas, estupefacientes o psicotrópicas o que atenten contra la
integridad personal o su salud mental y moral.

Asimismo, la Ley Orgánica de Educación (2009), en su artículo 9, indica que


los medios de comunicación social son instrumentos esenciales para el desarrollo del
proceso educativo, debiendo cumplir funciones informativas, formativas y
recreativas, prohibiendo en su artículo 11 la difusión de ideas y doctrinas contrarias a
la soberanía nacional y a los principios y valores consagrados en la Constitución.

Con respecto a la Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las trabajadoras
(2012), resulta interesante considerar el artículo 299, sobre formación y puesto de
trabajo digno:

El Estado a través del proceso educativo creará las condiciones y


oportunidades, estimulando la formación técnica, científica, tecnológica
y humanística de los trabajadores y de las trabajadoras, para asegurar su
incorporación al proceso social de trabajo, en puestos de trabajo dignos,
seguros y productivos, que garanticen el bienestar del trabajador, la
trabajadora, sus familias, comunidades, y orientados al desarrollo integral
de la Nación.

22
Paralelamente, otras leyes generales que guardan relación con la IA han sido
incorporadas a la legislación nacional. Por ejemplo, la Ley de Mensaje de Datos y
Firma Electrónica (Decreto 1024, 2001), en su artículo 1 señala la regulación de los
mensajes de datos y, por ende, regula el carácter tecnológico que se desarrolla en
operaciones realizadas por ciertos sistemas:

El presente Decreto-Ley tiene por objeto otorgar y reconocer eficacia y


valor jurídico a la Firma Electrónica, al Mensaje de Datos y a toda
información inteligible en formato electrónico, independientemente de su
soporte material, atribuible a personas naturales o jurídicas, públicas o
privadas, así como regular todo lo relativo a los Proveedores de Servicios
de Certificación y los Certificados Electrónicos. El presente Decreto-Ley
será aplicable a los Mensajes de Datos y Firmas Electrónicas
independientemente de sus características tecnológicas o de los
desarrollos tecnológicos que se produzcan en un futuro. A tal efecto, sus
normas serán desarrolladas e interpretadas progresivamente, orientadas a
reconocer la validez y eficacia probatoria de los Mensajes de Datos y
Firmas Electrónicas. La certificación a que se refiere el presente Decreto-
Ley no excluye el cumplimiento de las formalidades de registro público o
autenticación que, de conformidad con la ley, requieran determinados
actos o negocios jurídicos.

En materia penal, la Ley Especial contra los Delitos Informáticos (2001), en el


Título II, artículos 6 a 26, establece cinco categorías de delitos informáticos: los
cometidos contra los sistemas, aquellos que se cometen contra la propiedad, los que
perturban la privacidad de las personas y de las comunicaciones, los efectuados
contra niños, niñas o adolescentes y los que alteran el orden económico, cubriendo
distintos aspectos en los que la IA puede tener intervención, sin embargo, el enfoque
está dado hacia la persona humana que emplee estos sistemas para su provecho y
beneficio ilegal, lo que puede considerarse una debilidad.

Se tiene también la Ley de Infogobierno (2013), que declara los principios,


bases y lineamientos que rigen el uso de tecnologías de información en el Poder

23
Público y el Poder Popular (artículo 1). En su artículo 23 esta ley establece el
principio de seguridad:

En las actuaciones electrónicas que realicen el Poder Público y el Poder


Popular se debe garantizar la integridad, confidencialidad, autenticidad y
disponibilidad de la información, documentos y comunicaciones
electrónicas, en cumplimiento a las normas y medidas que dicte el órgano
con competencia en materia de seguridad de la información.

Además de las leyes mencionadas, otras normas se han venido dictando a través
de decretos y resoluciones, tales como el Decreto 3390 (2004), sobre Software Libre,
la Resolución Nº 2018-0014 (2018), sobre creación del expediente judicial
electrónico y la Resolución N° 03-2020 (2020), que contiene las directrices para el
trámite de nuevos procedimientos judiciales a través de un sistema digital.

Por último y en relación al ámbito bancario, se agrega la Resolución N°001-21


(2021), que contiene las Normas que Regulan los Servicios de Tecnología Financiera,
las cuales regulan los servicios financieros prestados por nuevas tecnologías. En su
Artículo 1 establece que el objeto de la misma es “regular los servicios financieros
prestados a través de nuevas tecnologías, ofrecidos por las Instituciones de
Tecnología Financiera en cualesquiera de sus modalidades a las Instituciones del
Sector Bancario; así como su organización, operación y funcionamiento”.

Del mismo modo, en el Artículo 3, numeral 17, se encuentra la definición de


algunos términos relacionados con las tecnologías como son: Inteligencia Artificial
(IA): Tecnologías utilizadas para emular características o capacidades ligadas de
manera exclusiva al intelecto humano. Asimismo, términos como: apps, computación
en la nube (cloud computing) y datos masivos (Big Data).

CONCLUSIONES

24
Con la finalidad de analizar los aspectos jurídicos asociados a los riesgos
derivados del uso de la Inteligencia Artificial (IA) en Venezuela, se propuso
inicialmente desglosar una conceptualización sobre la IA desde el punto de vista
jurídico, que llevó a la consideración previa de la inexistencia de unidad en la
comunidad científica sobre su definición. Sin embargo, se admite que su estudio se
realiza desde las ciencias cognitivas y desde las ciencias formales e ingenierías para
la resolución de problemas concretos.

La IA se entiende entonces como una disciplina dirigida al uso de tecnologías


digitales para la creación de sistemas capaces de reproducir de forma autónoma las
funciones cognitivas humanas, dando paso a nuevas relaciones jurídicas que no han
sido consideradas en los sistemas normativos vigentes. De allí que, existe
obsolescencia normativa en esta materia, siendo importante identificar principios,
criterios y normas que den flexibilidad al sistema jurídico y sirvan como marco
general al desarrollo normativo que exige la IA.

Ahora bien, para relacionar los principales riesgos y problemas que se han
venido presentando con el uso de la IA en distintos campos, se partió de la
consideración de los aportes sustanciales que esta ha dado en el incremento de los
estándares de bienestar social y económico de la humanidad, pero aceptando que
debido a la opacidad en los procesos de toma de decisiones, el sesgo y las
discriminaciones de todo tipo, la intromisión en la vida privada o su uso con fines
delictivos, existen riesgos asociados a su empleo que requieren atención jurídica.

Entre estos riesgos, destacan los que se presentan en el campo laboral, en el


campo de las comunicaciones, en el campo del transporte y el tránsito, en el campo
educativo, de la música o la literatura, en el campo de la seguridad ciudadana, en el
campo de la medicina y la salud y en el campo de la administración de justicia, que
afectan derechos fundamentales de las personas. Sobre este aspecto, se revisó el
primer acuerdo mundial sobre la Ética de la IA, firmado en noviembre de 2021 por
los 193 Estados miembros de la Conferencia General de la UNESCO y el modelo

25
propuesto por la Unión Europea, que plantea de forma directa una regulación legal de
la IA, con normas jurídicas vinculantes y exigencias éticas.

En lo que se refiere al objetivo de describir las fortalezas y debilidades de la


legislación existente en Venezuela relacionada con el uso de la IA, se evidenció que
los conflictos derivados del uso de la IA han alcanzado al sistema jurídico y siguen
sucediéndose, excediendo las posibilidades de respuesta de los marcos jurídicos
vigentes, que han debido responder de forma pragmática desde las distintas áreas del
ordenamiento jurídico, atendiendo a un criterio de especialidad, sobre todo en materia
civil.

En cuanto al derecho laboral, Venezuela puede ser considerada un país cuya


legislación vela por la protección de los trabajadores, permitiendo la aplicación de la
IA para el bien común. Mientras que, en material penal, la ley aplicable es la Ley
Especial contra los Delitos Informáticos (2001), cuyo objeto es la protección integral
de los sistemas que utilicen tecnologías de información, así como la prevención y
sanción de los delitos cometidos contra ellos o de los cometidos mediante el uso de
dichas tecnologías. Sin embargo, aún son muchas las debilidades jurídicas para
afrontar el uso indetenible de la IA en todos los campos de la vida ciudadana donde el
derecho tiene cabida.

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