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ABC, pop. 26 • TRIBUNA ABIERTA.

1 -MARTES 28-2-84

N el articulo titu- monárquicos) acepta-

E lado «Entierro
de . Alfonso
XIII», de Eugenio
REPLICA A VEGAS LATAPÍE Por Ramón SERRANO SUÑER
ron -de buen grado
puestos importantes
en el franquismo,
Vegas Latapié renun-
Vegas Latapié, inserto
en el diario ABC del ció a su puesto de
domingo 26 de febrero, se vierten especies y usted quien dio lá orden de asesinarme á consejero nacional de FET y de las" JONS,
se hacen aseveraciones que me atañen di- mí.» porque para tomar posesión se exigía el jura-
rectamente, de tal gravedad que no es posi- No creo que Vegas haya escrito este dis- mento de fidelidad a Franco; y comenté que
ble por mi parte dejarlas sin la réplica ade- parate en serió, basándose en una manifesta- ese gesto de independencia y respeto a sus
cuada. ción fruto del resentimiento del jefe superior fidelidades, a su conciencia, le honraba. Y
A propósito de la presunta (como ahora se de Policía de Madrid, un vesánico al que antesr siendo yo diputado a Cortes en la
dice) prohibición del viaje de los monárquicos hubo que destituir. Nunca le habría supuesto II República, me apresuré a firmar un escrito
españoles a Roma para asistir a la última en- capaz de cometer una felonía degradante dirigido a las Cortes y redactado por los mo-
fermedad y entierro de Don Alfonso XIII, cómo la que él pensaba que yo pudiera co- nárquicos en el que se pedía al Gobierno se
Vegas Latapié afirma estar moralmente con- meter. Tengo moralmente el derecho»—éste aplicaran los beneficios de la amnistía a
vencido de la directa intervención mfa en pro- me importa más que el civil— a que por res- Vegas Latapié, oficial letrado del Consejo de
hibir la salida del barco. Yo niego rotunda- peto a mí y por respeto a sí mismo, a su Estado, separado del servicio en noviembre
mente, absolutamente, tal intervención. hombría de bien, reconozca queja reproduc- de 1932 por abandono dé destino.
Desempeñaba entonces ja cartera de Asun- ción de aquellas palabras expresivas de uria Yo correspondo recordando la verdad de
tos Exteriores y puedo afirmar en conciencia imputación criminal, no tienen sentido en rea- los hechos y en el tono que como cristiano no
que fui ajeno totalmente a la decisión y a la lidad. debo abandonar. A estas alturas, al final
ejecución de suspender aquel viaje marítimo, En orden a este segundo extremo —ame- .:—para mí— del camino, enriquecido con
ni en el momento de levar anclas ni en nin- nazas ü órdenes de muerte—, dentro de la tantas enseñanzas, con ocasión de rectifica-
gún otro. Se dice que, como pretexto de la sorpresa que ello me ha producido, he de ciones, de errores, de actos desafortunados,
prohibición del viaje, se alegó el peligro de afirmar rotundamente (y pienso que el pensa- venturas y desventuras, en esta hora tan car-
chocar con una mina'inglesa. Si así hubiera miento puede delinquir) que ni por mi mente,; gada de ansiedad, me produce gran tristeza
sido, en ello se vería un motivo más' para jamás, ha pasado en ningún caso ni circuns- tener que distraer nuestro tiempo en estas
desmentir la intervención de quien, como yo, tancia —y he vivido algunas terribles— esa cosas cuando son tantos y tan graves los
por su formación y actividad era. incapaz de idea de matar a nadie, ni tampoco puedo problemas de España.
tener tal ocurrencia ni de usar de ese len- pensar que á Vegas se le ocurriera tamaña En el fondo de todo esto estaba siempre el
guaje, por lo que también es injusto atri- monstruosidad, ni a ningún hombre de bien, problema de la Monarquía, y yo «era tenido
buirme ni la autoría ni la responsabilidad. Y aunque por las grandes pasiones de aquel por el gran obstáculo» para su restauración.
se recogen en el artículo chistosidades que, momento hubiera gentes arrebatadas y vehe- Pero cesé en el Gobierno en el año 1942 y,
aparte de su poca gracia y su vulgaridad, mentes que hablaran de ello como de cosa ya desaparecido el obstáculo, pasaron desde
constituyen ofensas perseguibles judicial- natural, olvidando aquel consejo de nuestro entonces veintisiete años sin que se produ-
mente. humanista Luis Vives: «Lo que quieres que jera la restauración, y más de treinta y dos
la realidad es que yo ignoro quién resol- otros rio digan, tú lo has de callar primero.» hasta su proclamación efectiva.
viera esa «cuestión de Gobierno» de la prohi- Yo me negué siempre a creer en la posibi- Mi posición personal fue muy clara: Franco
bición del viaje. Acaso algún hombre de lidad de este tipo de acto siniestro, incluso pensaba que lo primero era ganar la guerra y
armas. Lo que sucede es que todavía per- cuando en algún caso concreto se me seña- no plantear cuestiones previas. Ante los movi-
siste, al parecer, berroqueñamente, el viejo laron las circunstancias, pruebas y personas mientos de algunos jóvenes que, a su juicio,
comodín de cargar sobre mi espalda todo lo de un complot —de otra procedencia— contra se agitaban con exceso, un día me pidió que
que de negativo se hizo en los primeros años mí. No me afecté, porque nunca pude pensar escribiera una carta a Don Juan pidiéndole
del franquismo. que se llegara a las vías ejecutivas; y ello que pusiera su autoridad cerca de sus parti-
porque jamás tuve concepto; tan bajo de las darios para que cesaran en aquella conducta
A Dionisio Ridruejo le sublevaba esta falta persorias que entonces sé movían en aquel y' diciéndole —también en cumplimiento del
de gallardía, y en su libro «Casi unas Memo- mundo político. encargo— que, terminada victoriosamente la
rias» (página 194) escribe: «Un buen día
—en una comida— le dije a Vegas: "¿Por En la conversación a que el artículo se re- guerra, se plantearía el tema de la Monar-
qué echáis al gestor las culpas que, en rigor, fiere, al hablar yo de que Vegas «quería ha- quía, Don Juan contestó, con muy noble carta
corresponden al jefe?" Y él —Vegas— me berme matado», lo hacía sólo recogiendo un autógrafa, diciendo que no tenía más que una
dijo: "Porque hoy no se puede tirar a la ca- rumor (y quizá en tono de humor); buena palabra y que ya había manifestado su con-
beza, y hay que tirar a la peana." prueba de ello es que la frase que me atri- formidad en este punto.
buye dice que la pronuncié luego de «estar Terminada la guerra, tres años después,
Un acto de esa importancia y transcenden- muy amable con él y haciéndole objeto de es- cesado en el Gobierno, dedicado yo entera-
cia política exigía, efectivamente, una resolu- peciales elogios», cosa que dio el tono dis- mente al ejercicio de mi actividad de jurista,
ción def Gobierno, cuya ejecución no corres- tendido en la atmósfera natural de aquella visitaba con frecuencia Lisboa, y encontrán-
pondía a mí, ministro de Asuntos Exteriores, conversación, ajena a todo signo de recrimi- dome un día con el secretario del Rey (así
sino a quien asumía la competencia que en la nación. llamábamos ya todos a Don Juan de Borbón),
línea jerárquica tuviera para cursar las órde- Esta es la verdad. Y si en frase clásica re- me condujo a Estoril, a donde mis visitas se
nes —y hacerlas cumplir— a los gobernado- creada por nuestro insigne doctor Marañón hicieron frecuentes y tuvimos largas y sere-
res y a las autoridades civiles y militares de -^-gran humanista también—, en su libro «Vo- nas conversaciones pensando en España, de
los puertos respectivos donde tuviera que cación y ética», «nada expresa la hermosura las que guardo el mejor recuerdo. Algún día
producirse el embarque, o a quienes incum- del alma como ser veraz», espero, otro tanto recibí el honor de ser invitado a almorzar en
biera en caso de tránsito terrestre. (Normal- de parte del autor del artículo respecto a mí: Villa Giralda.
mente, Gobernación o la Subsecretaría de la un similar reconocimiento en cuanto a la frase Yo he sido un hombre leal a mí mismo y,
Presidencia.) con la que dice me replicó, a la que quiero por lo tanto, tuve durante mi permanencia en
Refiere Vegas, también en el mismo dar el mismo sentido que a la que a mí me el Gobierno, y luego, una lealtad crítica: por
artículo de ABC, que seis años después, es- atribuye. una parte evolucioné, sin perjuicio de asumir
tando alojado en San Sebastián en casa de siempre responsablemente mi pasado, y por
la familia Padilla Satrústegui, tuvo una entre- En nada de lo que he escrito hay animosi- otra, me afirmé en algunos pensamientos y
vista conmigo, y qué estuve muy amable y le dad contra Vegas Latapié; no he sido perso- conductas.
hice objeto de especiales elogios, añadién- nalmente enemigo suyo y le he tratado siem- El hombre auténticamente fiel a sí mismo
dole yo: «Y eso que usted quería haberme pre con lealtad cómo adversario político. En está condenado a ser críticamente jibre: el
asesinado.» A lo que Vegas respondió segui- unr libro mió me "refiero a que mientras escritor Carlos Rojas dijo públicamente de mí
damente: «Está usted equivocado; yo quería muchas de las personalidades de Acción Es- que soy juez de mis propios actos con mayor
hacerle saltar del Poder, pero, en cambio, fue pañola y de Renovación Española (esto es, rigor y lucidez que si fueran ajenos.

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