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Los hechos del 23 de febrero pretendían ser el golpe final para derrocar a la
Revolución Bolivariana tras cerca de cinco años de asedios y ataques.
Bernal, quien en aquel entonces fungía como Protector del estado Táchira, relata
cómo mucho antes de aquellos días, los servicios de inteligencia venezolanos ya
conocían las verdaderas intenciones de la derecha y sus promotores y se
prepararon para enfrentarlas.
Su propósito, recalcó, era convertir a San Antonio (del Táchira) en una cabeza de
playa, para instalar un gobierno paralelo y usar las bases militares para atacarnos
tal como hicieron en Siria, “pero sus fórmulas les fallaron”.
“Vivimos momentos muy tensos, donde creíamos que la muerte era la única salida,
allí estábamos varios dirigentes, junto al pueblo, resistiendo. Yo arengaba a los
muchachos y les decía que si vamos a morir lo haremos con dignidad”, refirió.
Algunos medios de prensa, ubicados del lado venezolano, mostraban a las fuerzas
de seguridad y los manifestantes rechazando el intento de incursión, mientras
desde las montañas y debajo del puente los grupos de choque, pagados por la
derecha, lanzaban piedras, cocteles molotov y amenazaban con pistolas.
“Mire, nadie habla de eso, pero yo vi a los marines yanquis, los vi patrullando el otro
lado del río, junto a los paramilitares, no me lo contaron, vi sus trajes y sus insignias.
Y esa es la prueba fehaciente de que sus intenciones eran invadir nuestro país”,
recalcó el gobernador a Prensa Latina.
Ellos, acotó, creían que derrotarnos era cosa fácil, pero no contaron con la unión
cívico-militar.
Para Bernal, uno de los momentos indescriptibles aconteció en la tarde de aquel 23,
cuando las tropas estaban diezmadas, varias decenas de heridos, sin municiones,
ni fuerzas y los atacantes lograron ganar posiciones dentro del territorio venezolano.
“En medio de todo aquello, me llama el Almirante Gilberto Pinto y me avisa que
estábamos perdiendo en el puente Simón Bolívar, y salgo para allá a dar
instrucciones… pero no pude… se me hizo un nudo en la garganta, sucedió algo
que aún no puedo explicar”, recalcó.
Emocionado, el líder socialista, refiere cómo al llegar, donde estaban las tropas casi
derrotadas, un murmullo ensordecedor comienza a escucharse y en cuestiones de
segundos, sin apenas dar la voz de avanzar, los combatientes se levantan y
arremeten con una fuerza inigualable contra los enemigos.
Los envíos de la presunta carga coordinada por la Agencia de los Estados Unidos
para el Desarrollo Internacional (USAID), fue quemada del lado de Colombia, para
ocultar el fracaso del golpismo.
En tanto, una investigación del diario The New York Times revelaba días después
su contenido, detallando que apenas una parte era alimentos o medicinas, el resto
lo componía material para armar grupos terroristas, pagados para crear violencia en
la frontera.