Está en la página 1de 13

10 José a. Sojo, s. i.

LA PRIMERA EDICION CASTELLANA


no es una autoridad legítima. Por tanto en lo íntimo de vuestra
COMPLETA DE LA SUMA TEOLOGICA
conciencia nó le debéis ni estima, ni apego ni obediencia». EN EL SIGLO XX
Un último rasgo ha de añadirse a este esbozo de la figura
del Cardenal Mercier: el rasgo espiritual y místico.
Lo que guiaba su fértil vida e inspiraba todos sus actos, así
Peí’ Jorge SiLY, S. i. — San Miguel
los más humildes como los más encumbrados, era su fe profunda,
su amor de Dios y su pasión por la gloria de Jesucristo. Su vida
íntima se mantuvo gracias al alimento de la oración y del sa­
crificio. Guando uno visita en Malinas la sala del Museo dedi­
cada a su memoria y contempla la estrecha y humilde cama de
hierro que fué su lecho, los sencillos muebles de su despacho, su
guardarropa y demás testigos de la austeridad y de la pobreza que
supo guardar aun en medio del esplendor y del encumbramiento
a la púrpura cardenalicia, la figura del gran Arzobispo se agran­
da aún con la grandeza de las almas qüe llevaron sU amor a
Cristo hasta la imitación más perfecta posible del Señor. El día 4 de agosto de 1944, festividad del gran Patriarca San­
Preocupado por la formación intelectual y sobre todo espi­ to Domingo de Guzmán, se dió fin a la impresión del primer
ritual de su clero, llevó a tanto su solicitud que el 18 de enero de tomo de la versión castellana de la Suma Teológica de Santo
1926, cinco días antes de su muerte, desde la clínica donde iba Tomás de Aquino, en la Argentina. Seis años más tarde, el 2 de
a ser operado, escribió a lápiz a sus sacerdotes lo que se ha novieníbre de 1950, se acabó de imprimir el vigésimo y últi­
llamado con razón su testamento espiritual y en el que con un mo tomo.
acento grave de despedida, como lo pedían las circunstancias,
El siglo XX tenía su primera versión castellana completa
les decía: «Vous étes devenus prétres en vue de célebrer le
Saint Sacrifice de la Messe... Vivre de votre Sacerdoce, c'est de la Suma Teológica.
avant tput, célébrer saintement la Messe et administrer les Sa- El diario «El Pueblo», en su número del 6-de abril de 1951,
crements qui s'y rattachent...». daba cuenta del magno acontecimiento en un suelto titulado
Este último mensaje muestra en Desiderio José Mercier el «Se ha concluido la edición de una obra de aliento: La Suma
Pontífice y el Sacerdote que alaba la Escritura: «Ecce sacerdos Teológica»
magnus, qui in diebus suis placuit Deo... {Eccli. 44, 16). El año anterior, J. R. Steffens había informado al público
Lovaina, Noviembre, 1951, en la revista «Argentina» de la génesis y dé las vicisitudes de la
obra, cuyos originales estaban terminados el día 7 de marzo
de 1949, fiesta de Santo Tomás de Aquino

1 El Pueblo, B. Aires, 6 de abril de 1951, p. 4.


2 Dos importantes obras de Santo Tomás de Aquino en edición argentina, en
Argentina, 1.” de enero de 1950, p. 62. La segunda obra a que se refiere el
artículo es la Suma contra los Gentiles, traducción de la señorita M. M, Bergadá,
y que acaba de aparecer (julio 1951). La revista Sapientia de La Plata, Argentina
(n.” 17, 1950, .p. 238). en su Crónica da cuenta de la nueva edición de la Suma
Teológica cuando ya habían salido unos dieciséis tomos.

1
a
12 Jorge Sily, s. i. 13
La primera edición castellana completa. ..

A la editorial Club de Lectores le cabe la gloria de haber Los otros tomos fueron apareciendo bajo la dirección del
acometido la ardua empresa de una nueva edición de la Suma, P. Quiles ^ que contó «con la colaboración intensa y eficiente
contando con la valiosa colaboración del P. Leonardo Castellani de la señorita María Mercedes Bergadá», que tomó «por su
y los alientos del llorado Monseñor José Ganovai, auditor de la cuenta, bajo nuestra dirección, dice el P. Quiles ®, la determina­
Nunciatura Apostólica en Buenos Aires
ción del texto castellano».
Los cinco primeros tomos preparados por el P. Castellani Sirve de introducción a toda la Suma un «Anteprologo»*
salieron en 1944 y 1945 «Pero, nos dice J. R. Steffens, la falta de estilo magnífico, denso de contenido, salpicado de humorismo
de salud del P. Castellani, y la necesidad de ir a buscar descanso y de finas y penetrantes^ críticas a nuestro mundo moderno. En
en Europa, le obligáronla abandonar la obra. Fueron momentos él no encontramos esas depresiones y fallas literarias, que los
difíciles para el editor, pues mientras se afanaba por hallar una más fervientes admiradores del P. Castellani lamentan a .ve­
solución que le permitiera continuar y responder a la confianza
ces en sus escritos.
en él depositada por los suscritores, iba pasando el tiempo y no
En el mismo leemos que «Tomás de Aquino es de toda la
aparecían más tomos de la Suma. Decíase que quedaría trunca;
Cristiandad entera... y sobre todo de esta cristiandad latina a
llovían reproches. Hasta que por fin la solución llegó: por dis­
que tenemos el honor y el riesgo de pertenecer... A través de la
posición de los superiores de la Compañía de Jesús en la Ar­
de Predicadores, de las otras órdenes religiosas, de la
gentina, el P. Ismael Quiles, profesor del Colegio Máximo de
Jerarquía católica, del clero secular y de los conquistadores, la
San Miguel, se haría cargo de la obra» ®.
Suma Teológica del Aquinense se instiló en el Nuevo Continente
A mediados del año 1948 salió el primer tomo el sexto de
inspirando costumbres, leyes, actos de Gobierno, hábitos men­
la Suma— preparado por el P. Quiles.
Meses antes habían aparecido, primero el tomo catorce y tales y maneras de hablar»
Pone dos cuadros sinópticos: uno ds la vida de Santo Tomás
luego el tomo trece de la Suma preparados, a pedido del mismo
P. Castellani, por el P. Antonio Ennis S. I., quien no pudo ver­ y otro de sus escritos.
los publicados; pues murió santamente en plena actividad el Al tratar de la obra del Santo dice: «Dominando con sü men-
9 de diciembre de 1947“. te arquitectónica el boscaje de las «cuestiones quodlibetales»
que él reduce analíticamente a sus primeras raíces, y calcando
3 Mons. Canovai falleció piadosamente en B. Aires el 11 de noviembre de después la exposición de ellas sobre la misma
mi vida intelectual
1942 a la temprana edad de 38 años. Sus restos descansan en la iglesia Regina
de la época, en forma de fingida disputa, la Suma surge como
Martyrum de la Compañía de Jesús, de la cual fue sincero amigo y agradecido
discípulo. La Suma Teológica está dedicada por el P. Castellani y el señor una inmenso catedral gótica: catedral que es simple en el cen-
Fontenla al Nuncio de Su Santidad, Mons. Dr. José Fietta y a la memoria de
T Los trece siguientes tomos de la Suma se deben al P. Ismael Quiles, S. I.:
Mons. Canovai.
Tomo VI, Las Pasiones, a. 1948, p. 234. T. VII (Volumen 1), De las virtudes,
* Santo Tomás pe Aquino, Suma Teológica. Nueva versión sobre el texto
a. 1948, p. 256. T. VII (Vol. 2), El Pecado, a. 1948, p. 240. T. VIH, Ley y Gracia
latino con notas, explicaciones y comentarios por Leonardo Castellani, S. J.,
a. 1949, p. 428. T. IX, Fe y Esperanza, a. 1949, p. 271. T. X, ^a Candad.
Doctor en Teología por la Gregoriana, en Filosofía por la Sorbona. Tomo I,
a. 1949, p. 315. T. XI, La Prudencia, la Justicia y el Derecho, a. 1948, p 350.
De Dios Uno, Club de Lectores, Buenos Aires, 1944, p. 377. T. II, De Dios
T. XII, La Religión, a. 1949, p. 445. T. XV, Encarnación del Verbo, a. 1949,
Trino - De Dios Creador, a. 1944, p. 288. T. III, De las creaturas racionales,
p. 362. T. XVI, Vida y muerte de Cristo, a. 1950, p. 460. T. XVII, De los Sa­
a. 1945, p. 348. T. IV, El hombre, a. 1945, p. 493. T. V, Fin del hombre, a. 1945,
cramentos: Bautismo, Confirmación y Eucaristía, a. 1950, p. 474. T. XVIII, La
p. 330.
Penitencia y la Extremaunción, a. 1950, p. 384. T. XIX, El Orden y el Matrt-
® Rev. Argentina, art. cit., p. 62.
monio, a. 1950, p. 382. T. XX, Los Novísimos, a. 1950, p. 518.
® S. Tomás de Aquino, Suma Teológica, Nueva versión sobre el texto latino
con notas, explicaciones y comentarios por Antonio Ennis, S. J. Tomo XHI,- De 8 Sum. Teol., t. XX, Nota Preliminar, p. 7 s.
8 La Suma ya tiene un Prólogo del mismo Sto. Tomás.
la fortaleza y templanza, a. 1948, p. 447. T. XIV, La Perfección, a. 1948, p. 316.
10 T. I, p. IX.
14 Jorge Sily, s. i. La primera edksón castellana completa. .. 15

tro, donde como en un Sagrario late la pregunta eterna del San- ¡ojo! un orden ficticio, de tipo artístico, en los puntos impenetra­
to: «¿Quién es Dios?»; inmensamente varia en la superficie, bles al orden científico...»
cubierta por la procesión de todas las creaturas» Más adelante afirma que Sto. Tomás «no se aflige por dis­
Én la última sección, la cuarta, del Anteprólogo trata de «Lo tinguir en su inmenso tratado los diversos grados de conexión
que no es la obra». Allí leemos: «Santo Tomás es un hombre a de las verdades con la Revelación: amasa tranquilamente todo
quien se le puede pedir mucho; pero siendo nada más que hom­ lo que él tiene por verdadero en un solo bloque, que sería im­
bre no se le puede pedir todo. No se le puede pedir, por ejem­ prudente tener por monolítico; yuxtapone al dogma la conclu­
plo, que sea infalible; no se le puede pedir que resuelva explíci­ sión, la congruidad, la alegoría y hasta la conjetura...»^®.
tamente los problemas que en su tiempo no existían; no se le En este regio Anteprólogo vibrante de admiración y entu­
puede pedir la misma certeza en todas sus conclusiones. Greyó, siasmo por el Angélico, echamos de menos dos cosas importan­
por ejemplo, que lo que es hoy Dogma de la Goncepción sin tes: Nada dice de la excepcional autoridad doctrinal del Santo
Mancha era una opinión solamente y la menos probable, o por que los documentos dql Magisterio de la Iglesia le otorgan; y,
lo menos no lo vió claramente... Más adelante dice: «Su en segundo lugar, no suministra ningún dato sobre la materiali­
menté es tan arquitectónica. sus intuiciones tan profundas y pe­ dad de la obra que emprende, sobre las ediciones que sigue o
netrantes, su sistema tan vasto, coherente y flexible, que real­ consulta, las versiones que utiliza, el autor o autores de las nu­
mente fué en un momento toda la filosofía y será por todos los merosas notas que aparecen sin firma...
siglos el representante quizá más completo de la Philosophia Hay que recorrer todo el primer tomo y abrir el segundo
Perennis, de tal modo que no parece posible surja en lo filosó­ para encontrar finalmente algunos datos sobre el punto últi­
fico prolongación o progreso alguno que no sea posible injertar
mo en la «Advertencia» que está al principio.
o integrar en ella» i®.
Por ella se entera el lector que el plan primero «fué publi­
Su admiración no le impide ver en el Angélico «que aquí o
car someramente revisada y retocada la traducción y notas que
allá confía demasiado en algunas fórmulas, que sustituye en la
en 1878 hizo don Hilario Abad de Aparicio. Pero muy pronto
explicación de los textos el artificio lógico a la razón psicoló­
—nos dice el P. Gastellani— se hizo evidente que el texto de
gica o histórica, que desdeña un poco la región baja de las
ciencias medias en su volar acucioso al ideal- helénico de la cien­ Aparicio no era digno de simple reimpresión: la traducción es
pedestre y un tanto descuidada, con lugares borrosos que frisan
cia pura, que después de advertir que los misterios no se com­
prenden ni demuestran, se pone (comprendedor incorregible) a lo ininteligible o que simplemente caen en lo erróneo»
dar demostraciones de la Trinidad que no son sino semejanzas; Desde el tomo III dejará la corrección de la antigua versión
o bien pruebas congruas de la Encarnación que son especie de y traducirá de nuevo. Entretanto el trabajo del P. Gastellani
poemas lógicos ad aedificationem fidelium más aptos para la fué el siguiente, como él mismo nos lo declara: «En suma, fue­
oración que para la apologética» «. Y unas líneas más abajo dice ra de los pasajes confusos que hemos debido verter de nuevo,
que su confianza absoluta en que la inteligencia y el ser son una nos hemos limitado por ahora a quitar palabras superfinas, sus­
misma cosa le lleva «a querer explicar todo, a racionalizar todas tituir las inexactas, añadir las mal omitidas y ajustar la termi­
las enumeraciones, a poner a veces tranquilamente y sin decir nología, dq cuyo rigor el traductor antiguo no curó mucho, como
pasando por alto que toda filosofía adulta tiene sus propios tec-
“ T. I, p. XVIII.
12 T. I, p. XX. 15 T. I, p. XXI 8.
1® T. I, p. XXI. IB T. I, p. XXII.
T. I, p. XXI. 11 T. II, p. 7.
La primera edición castellana completa. .. 17
16 Jorge Sily, s. i.

Recorriendo los tomos anotados por el P. Castellaní se pue­


nicismos, que es obligatorio traducir por una locución cons­
den leer las siguientes notas;
tante» 1®.
«En la traducción de H. Abad de Aparicio hay én este lugar
El P. Castellani ha tomado muchas notas de la edición an­
un error garrafal de traducción, o mejor dicho, confusión total.
tigua, aunque el juicio que da de ellas es muy desfavorable, pues
Se ve que el buen señor..
dice: «La edición de 1880 fué anotada por uno de esos esco­
lásticos pesados, literales, memoristas, farragosos y rígidos con «... La interpretación de Moock emplea la regla áurea agus-
los cuales chocó vivamente en su juventud Menéndez y Pelayo, tiniana del «sentido suple» y concilia la tradición patrística con
y que representaban y representan la decadencia de una vida, el saber moderno, dado caso que hoy ya no es posible seguir
tan peligrosos como un cáncer en un organismo» afirmando ni por broma con Abad de Aparicio que «es opinión
común de los teólogos que el Edén se halla escondido en las
Con la sigla (LC.) añadió el P. Castellani otras muchas no­
montañas de Armenia»
tas, que en conjunto, dice, se podrían hacer prohijar por el Car­
denal Billot, su maestro. Los juicios que en el decurso de los cinco primeros tomos
de la Suma da el P. Castellani sobre Abad de Aparicio y su
En el tomo II de la Suma, en la introducción titulada «Ra­
obra nos parecen en conjunto demasiado severos, no pocas veces
zón de este trabajo» vuelve a ocuparse largamente de la ver­
exagerados y, a veces, infundados.
sión antigua. En ella leemos: «El buen abogado Abad de Apari­
cio no tiene idea de lo que es la pureza y la fuerza del estilo... No recordamos haber topado con ninguna frase benévola
—El prólogo y casi todas las notas son documentos fehacientes sobre la edición antigua. Repetidas veces aparece H. Abad bajo
de la decadencia de la escolástica española en aquel entonces; y la pluma del P. Castellani, y siempre, si no nos equivocamos, con
explican bien la polémica vivaz hasta la injusticia de Menéndez un sambenito encima. Como si no hubiese nacido sino para los
y Pelayo joven (recogida en «La Ciencia Española») con los autos de fe.
seudorrepresentantes de la filosofía católica en España: esa es­ Como Abad de Aparicio es ciertamente, y por mucho, el
colástica rancia, anquilosada, ininteligente, atrasada y muerta^, más grande contribuyente de la nueva edición de la Suma Teo­
de un Jungmann o un Losada—. Los principales defectos de
lógica, conviene tener alguna idea, aunque somera, de su obra.
la traducción de Abad de Aparicio son: l.“, los errores forma­
les... El 2." defecto es que casi todas las citas de los Santos El 4 de agosto de 1879 salió la trascendental Encíclica A eter-
Padres están regularmente mal traducidas, no siempre errónea­ ni Patris sobre la restauración en las escuelas católicas de la
mente pero sí toscamente... El Ser. defecto es la abundancia de Filosofía Cristiana conforme a la doctrina de Santo Tomás de
formas ilativas pesadas y pedestres... El 4to. defecto es la po­ Aquino.
breza o masomenismo de los términos técnicos... El 5to. defec­ Este importante documento creó un clima muy favorable
to, la tendencia a la inflación de la prosa y su relleno con pala­
bras superfinas...»®^. 24 T. I, p. 225, nota 1.
25 T. IV, p. 287, nota 1. Al ver la afirmación de Abad de Aparicio puesta
entre comillas, cree el lector que son las palabras textuales del mismo; pero
18 Ibid. no es así. En la nota dé la versión antigua se lee: «...y aún según la opinión
18 No fué uno, sino fueron varios los anotadores, como lo dice el mismo común se cree hallarse situado en la Armenia». (T. I, p. 808, nota 5). Además
Abad de Aparicio en el tomo V, p. VII. la nota no es de Abad de Aparicio, sino del P. Manuel Mendía, según se indica
20 T. II, p. 88. en el comienzo del tomo, p. XII. Los genios, poetas y literatos se avienen con
21 El P. Castellani ha traspasado a su edición decenas de estas notai. mucha dificultad a someterse a las minuciosas y prosaicas reglas del severo
22 Alguien podria añadir: y podrida. método científico.
23 T. III, p. 8-10.
18 Jorge Sily, s. I.
La primera edición castellana compüta. .. 19

para una traducción de la Suma Esta la llevó a cabo don Hi­


colástico de la obra, así como la precisión y tecnicismo de sus
lario Abad de Aparicio, doctor en Derecho civil y canónico.
términos y frases, prefiriendo más bien que se nos tache de de­
En el año 1880 apareció el primer tomo y en el año 1883 se masiado literales en la traducción, que de poco fieles en ella.
publicó el último Este inconveniente quedó a salvo con las eruditas y bien escogi­
La obra está dedicada al Primado de España y a todo el das notas puestas a la traducción, y que son debidas a los PP. Es­
episcopado español. colapios Pompilio Díaz y Manuel Mendía, y a los Sres. Pres­
a En el Permiso para imprimir la primera parte leemos que bíteros D. Manuel Chacón Gúzquez^®, D. Francisco González,
«ha sido examinada en debida forma por los Teólogos y Pres­ D. Manuel Llauder y D. Diego García»
bíteros Sres. D. Manuel Chacón y D. Francisco Javier Gonzá­ La edición antigua está cuajada de notas, frecuentemente
lez, quienes en sus oficios respectivos nos. aseguran, no solamen­ extensas. Un gran número está tomado de las obras de Cayeta­
te hallarla conforme con el original, sino que reúne además fide­ no, Silvio, Toledo, SanseVerino, Ceferino González, Monsabré y
lidad, verdad y exactitud...» 2®. otros muchos. No faltan indicaciones sobre las lecciones va­
En el último tomo nos dice H. Abad que «fue nuestro ánimo riantes de los diversos códices de la Suma.
hacer una traducción, no tan literal como la que hemos publi­ Ciertamente muchos elementos de las notas están ya anticua­
cado, creyendo que podríamos fácilmente, conservando la idea dos. En setenta años la investigación histórica ha dado pasos de
del Santo Autor, dar una forma a la versión que la hiciera más gigante, la legislación de la Iglesia se ha modificado en bastantes
atractiva y acomodada al carácter de nuestro idioma. Desistimos puntos y nuevos documentos doctrinales han emanado del Ma­
de este deseo por consejo de personas entendidas, las que nos gisterio eclesiástico; pero lo que queda en pie es inmensamente
hicieron ver la conveniencia de conservar la forma y estilo es­ mayor y muy ri^ de contenido.
La versión de H. Abad np es una obra literaria, ni una tra­
26 Fr. Ramón Martínez Vigil, O. P., dice en la .Introducción: «La edición ducción modelo o perfecta o excelente. ¡ Es tan difícil traducir
española, que hoy ofrecemos a cuantos en uno y otro continente hablan la lengua bien, y más una obra de la amplitud y profundidad de la Su­
de nuestros insignes maestros de los siglos XVI y XVII; esta hermosa lengua
ma! El P. Castellani dice que «es una especie de milagro»
tan propia para cantar los misterios augustos de la Religión y del Verbo, como
refractaria por su genio nativo al error y a la herejía, para la cual ni tiene Con todo, a pesar de no pocos y graves reparos que justa­
galas, ni cadencia, ni hermosura; la edición, repetimos, tiene por objeto secundar mente se pueden hacer, creemos que la edición antigua en su
los deseos del Supremo Jerarca de la Iglesia, y poner al alcance de todas las conjunto es buena, teniendo principalmente en cuenta que es el
capacidades un venero inagotable de hermosísimas verdades y de raciocinio vi­ «primer ensayo», como modestamente lo advierte el mismo
goroso: por eso no se ha perdonado ni fatiga, ni estudio, ni sacrificio pecuniario
H. Abad, encomendando la traducción a la benevolencia de los
de ninguna índole, para que la impresión sea' correcta, esmerada y elegante, y
para que con oportunísimas notas se ilustren aquellos pasajes que suponen cono­
lectores
cimientos filosóficos, nada comunes en nuestros días...» (T. I, p. XLIV). A nuestro juicio, H. Abad de Aparicio tiene más méritos
27 Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica, traducida directamente del latín para una estatua en nuestra tierra que algunos, y quizá muchos,
con presencia de las más correctas ediciones por D. Hilario Abad de Aparicio, que ya la tienen, Después de tantos siglos de publicada la Suma
Doctor en Derecho civil y canónico. Abogado del Ilustre Colegio de Madrid,
Revisada y anotada por el R. P. Manuel Mendía, con la colaboración del
29 El P. Castellani dice en la Advertencia al tomo III: «Casi todas las
R. P. Pompilio Díaz, Profesores de ciencias matemáticas, filosóficas y naturales
notas que firma M. C. G. resultan hoy dia superfinas por lo menos, y a la
en las Escuelas Pías. Precedida de un Prólogo del M. R. P. Ramón Martínez
prueba nos remitimos, si alguien lo duda; que las lea». Creemos que quien las
Vigil, Procurador General de los RR. PP. Dominicos en Madrid. Tomo I, Madrid,
lea sin prejuicio sacará una opinión muy diferente.
a. 1880. T. II, a. 1881. T. III, a. 1882. T. IV y T. V, a. 1883.
30 T. V, p. VIL
28 E-a el Permiso del Sr. Cardenal de Toledo que se encuentra al principio
31 T. III, p. 7.
del tomo primero, p. VII.
32 Cfr. T. V, p. VIL

, 'i
Jorge Sily, s. i. La primera edioón castellana completa ... 21
20

Teológica es, hasta el preseñte, el primero y el único «hispano» algunos títulos: El paraíso de Mahoma^®; La moral autóno­
que arremetió la empresa, y la llevó a cabo solo, de traducir a ma®^; Contemplación científica®*; El paraíso en la tierra®®;
nuestro idioma la obra cumbre del pensamiento humano ®®. La Inteligencia del animal ; Eticas sin sanción
obra, como hermosamente lo dice el P. Gastellani, que «se ins­ Las notas del P. Gastellani son siempre interesantes, llenas
tiló en el Nuevo Continente inspirando costumbres, leyes, ac­ de vida, de enseñanzas, especialmente las de psicología e histo­
tos de gobierno, hábitos mentales y maneras de hablar» ®^. Qui­ ria de la filosofía. Algunas veces no alcanzamos a ver la verdad
zá pasen las edades sin que aparezca otro «hispano» que haga o equidad de sus afirmaciones. Aborda todos los temas: la Sagra­
solo una nueva versión de la Suma ®®. da Escritura, la Teología, la Filosofía, la política, la poesía, la
La nueva versión argentina depende sustancialmente de la lingüística... Una pequeña enciclopedia. Nunca se olvida del
antigua. Ya hemos visto las manifestaciones del P. Gastellani. ambiente en que vive y de sus problemas.
En los tomos III, IV y V se independiza bastante, pero no Por sus notas desfilan Platón, Aristóteles, San Agustín, Dan­
del todo. te, Balmes, Vázquez de Mella, Kant, Unamuno, Blondel, Max
Muchísimas notas han pasado de la edición de H. Abad, no Scheler, Ortega y Gasset, Paul Claudel y otros mil.
pocas veces con elementos y ropaje anticuados, a los tomos I Hay una interesante galería de cuadros: «Billot, S. J., el ma­
y II, algunas sin nombre, otras con los nombres de sus autores, yor teólogo de nuestros tiempos» ; Archibaldo Gronin «es un
Cayetano, Toledo, Sanseverino, Monsabré, etc., etc. Las notas buen médico, un buen novelista y un buen muchacho sin mayor
de los tomos III, IV y V son en su inmensa mayoría personales teología» ^®; el doctor Garlos Obligado «un eximio traductor or­
febre» el «gran orador romano Cicerón..., magnífico Prín­
del P. Gastellani; otras están refundidas por él.
cipe del Período y Emperador del Argumento Aparente» ;
En el tomo V hay una innovación. Casi todas las notas tie­ «Ludwig Klages (el mayor aristotélico de hoy, pero aristotélico
nen un título y vienen a ser un artículo breve, denso, profundo, averroísta)» ^®.
sin que falte el humor chispeante, la fina crítica, el verso. He aquí
Por las introducciones del P. Gastellani corre un viento hu­
) racanado de admiración y amor por el Doctor Angélico a quien
33 Se está publicando en España una traducción de la Suma Teológica por
defiende, con el flagelo de su pluma acerada e irónica, de sus
una comisión de PP. Dominicos. Hasta la fecha han aparecido: Tomo I, Intro-
ducción General por el R. P. Mtro. Fr. Santiago Ramírez, O. P. Tratado de
Dios Uno en esencia, trad. del R. P. Fr. Raimundo Suárez, O. P., Introducciones 36 p. 56.
37 p. 71
particulares, anotaciones y apéndices por el R. P. Fr. Francisco Muñiz, O. P.,
Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 1947. T. II, Tratado de la Sma. Tri- 38 P. 74.
nidad, trad. por el R. P. Fr. R. Suárez, O. P., Introducción del R. P. Manuel 39 P. 101.
Cuervo, O. P. Tratado de la Creación en General, trad. e introd. del R. P. Jesús <0 P. 184 s.
Valbuena, O. P., a. 1948. T. III, Tratado de los Angeles, trad. del R. P. Fr. 41 P. 282 s.
R. Suárez, O. P., Introducciones particulares, anotaciones y apéndices por el 42 T. II, p. 8. Billot, si viviese, no podrí^ regocijarse en demasía de esto;
R. P. Fr. Aureliano Martínez, O. P. Tratado de la Creación corpórea, trad. e pues recientemente el P. Gastellani ha escrito: «La teologia moderna es estéril;
introd. del R. P. Fr. Alberto Colunga, O. P., a. 1950. En el tomo I, p. 236 s., el arte moderno es dañino. Desde Newman acá no ha habido un solo gran teólogo
católico, hablando de un teólogo creador, es decir poeta -(poietés). «Acta de
aunque se habla de las Traducciones castellanas de la Suma Teológica, nada se
dice de la argentina, de la cual habían salido, hacía más de un año, los cinco acusación de la Vida, Poema de Lidia Lamarque», en Revista de Teología, La
Plata, a. 1, n. 2 (1951), p. 94.
primeros tomos.
43 T. II, p. 69.
34 T. I, p. IX.
44 T. III, p. 7.
35 El P. Gastellani en una nota del tomo V sobre «La vida sin fin», pre­
4B T. III, p. 241.
gunta antes de concluir: «¿Y qué vamos a hacer en tanto tiempo? Ustedes, yo
no sé. Yo probablemente seguiré traduciendo la Suma Teológica. (LC)», p 79. 46 T. V, p. 59.

r:
22 Jorge Sily, s. i. La primera EoiaÓN castellana completa. .. 23

detractores y burladores: Voltaire, Rousseau, Diderot, Tain^ nes, la que se verifica por modo de amor no tiene nombre pro­
Tomás La Peña... pio, según está dicho (C. 27, a. 4, ad 3."): así es que las relacio­
Hemos visto en el Anteprólogo que su admiración no es cie­ nes basadas en este modo de procesión tampoco lo tienen, como
ga. Reconoce, por supuesto, que «los ejemplos con que Santo queda dicho (G. 28, a. 4): por la misma razón la persona, que así
Tomás ilustra sus principios, tomados de la ciencia experimental procede; no tiene nombre propio»
de su tiempo, son falsos a veces. . Pero «es irrazonable al Billot, hablando de la procesión del Espíritu Santo y de una
extremo, dice en otra parte, esperar que Santo Tomás adivinara voz que signifique el modo de origen que la diferencie de la
proféticamente la física moderna; y burlarse de sus «errores procesión del Hijo, dice: «Nullo modo potest modus iste expri­
científicos» es cosa de insensatos» mí ? Haud quidem nomine proprio, bene tamen nomine meta-
Lo más importante en este sentido es lo que dice en úna phorico sive accommodatitio...»Pero no pasa lo mismo cuan­
nota sobre la proposición: «El agente no pretende el individuo do se trata de la procesión del Hijo, como puede verse en la
sino la especie» : «Hernos de confesar que aquí se toca un punto tesis segunda que así enuncia: «Processio Verbi in divinis dicitur
flaco de la sistemática del Angélico: el desprecio del individuo et est proprie generatio, secundum quod generátio accipitur pro
y de la materia y su absorción extática por la forma y la especie. origine viventis a vívente principio coniuncto, in similitudinem
A la Causa no interesa el individuo, la ciencia no trata del in­ naturae»
dividuo, la Perfección no tiene nada que ver con la multitud En otra nota se lee: «...Santo Tomás defiende el dogma
numérica (...). Es cierto que la ultranza de estas tesis es co­ de la creación (no decimos que lo prueba, pues no es posible
rregida por la doctrina de la Providencia, la cual se extiende probarlo) con principios filosóficos tomados dél mismo Aristó­
hasta los individuos y la aserción teórica de la posible existencia teles» Creemos que hay una confusión. La razón humana pue­
de "ciencias medias" (...) que tratan de lo particular, aunque en­ de probar con certeza la creación; más aún, no faltan teólogos
focado con razones universales» que sostienen que esta afirmación se deduce de la verdad definida
No faltan en las notas del P. Castellani afirmaciones que por el Concilio Vaticano sobre la natural cognoscibilidad de
nos han sorprendido dé un modo especial. Dios.®«. ‘
En una dice: «El Hijo de Píos y el Aliento de Dios son pa­ Lo que no se puede probar según Santo Tomás es la repug­
labras metafóricas» Esto no puede afirmarse del Hijo de Dios, nancia de una creación eterna. El P. Castellani, por lo menos en
Santo Tomás en la cuestión 27, artículo 2 de la primera parte de tres ocasiones, habla muy bien de esto último según la mente del
la Suma dice: «En este sentido la procesión del verbo en Doctor Angélico Conviene advertir que son numerosos los teó­
lo divino tiene verdadera razón de generación... Por lo logos y filósofos católicos que no siguen en esto segundo a Santo
cual la procesión del verbo en I9 divino se llama generación; Tomás.
y el verbo procedente se dice Hijo» Lo contrario pasa cuando
Estas son las dos más serias confusiones que en el campo
se trata de la tercera persona de la Santísima Trinidad. Basta
de la ciencia teológica hemos encontrado.
leer la cuestión 36 artículo' 1.“ de la primera parte. Allí se dice;
«Respondo diciendo que, como en la Trinidad hay dos procesio­
62 T. II, p. 116.
53 Billot, De Deo Uno et Trinó, edit. 7, p. 398.
47 T. II, p. 17. 54 Ibid., p. 374.
48 T. III, p. 221. 65 T. II, p. 234, nota 1.
49 T. III, p. 55. 56 Huarte, De Deo Creante... edit. 2, n. 14; Lercher, Inst. Tkeol. Dogm.,
59 T. II, p. 22, nota 1. En esta misma página están omitidas en el texto de t. II, edit. 4, n. 449 dice: «Dogma creationis simul veritas rationalis est».
la Suma las palabras del Símbolo Atanasiano: «del Padre y del Hijo». ST En el tomo II, p. 265, nota 1; p. 272, nota 1 y en el tomo III, p. 146,
61 T. II, p. 17 s. nota 1.

ss:
24 Jorge Sily, s. i. La primera edición castellana completa. .. 25

En una nota aparece «el obispo jansenista Baius (Michel de Muchas veces las censuras del P. Gastellani son fundadas,
Bay), condenado en 1567 y muerto en paz con la Iglesia en aunque su lenguaje es acre.
1587» Ha habido, sin duda, una distracción; pues Bayo o Baius En una nota dice: «Unum uni opponitur, dice el texto. Las
no fue obispo, ni tampoco, propiamente hablando, jansenista. dos versiones españolas que tengo delante traducen disparata­
Guando murió Bayo, Jansenio contaba 4 años de edad y su obra damente: «lo uno es opuesto a lo uno», guiándose sólo por el SO-
póstuma Augustinus, fuente del Jansenismo, se publicó unos nido de las palabras latinas, sin afligirse por la solemne false­
cincuenta años después dé la muerte de Bayo. Quandoque bonus dad que enuncian. (LG.)»®», Aquí el P. Gastellani triunfa ple­
dormitat Homerus. namente y quizá sea su mejor éxito de traducción y corrección.
Hablando de los errores formales de la antigua traducción El texto censurado se encuentra en la primera parte, cues­
dice: «En sólo la segunda columna de la página 426 (I, G. L., tión XI, artículo 2: «De si la unidad se opone a la pluralidad».
a. 3) incurre el buen Aparicio en dos incorrecciones que hacen En la objeción tercera leemos:
%
decir a Santo Tomás lo que no está en su texto: 1.“...; 2.“ más Texto original Versión de Versión del Versión edición
importante, le planta un «es cierto que» en un argumento de H. Abad P. Gastellani de la BAC
congruencia, que expresamente al final Santo Tomás deja ca­ Praeterea unum
uni est opposi- Lo uno es Lo uno es A uno se opo­
lificado de probable» A nuestro juicio, el impugnador con­ tum. Sed multo opuesto a lo uno. opuesto a una so­ ne otro, y a mu­
funde dos cosas: la magnitud y la multitud de las que habla el opponitur pau- A lo mucho se la cosa. A lo mu­ cho, poco, pero
Santo. Estas son sus palabras: cum. Ergo non opone lo poco: cho se opone lo no uno 65.
opponitur ei luego no se le poco: luego no se
Texto original Versión de H. Abad Vers. del. P. Gastellani
unum. opone lo uno 63. le opone lo uno®^.
Videmus autem quod Es lo cierto que, co­ Vemos que los cuer­
corpora incorruptibilia... mo vemos, los cuerpos pos incorruptibles, ... Groemos que la versión del P. Gastellani en este punto es la
excedunt... secundum incorruptibles, ... esce- exceden en magnitud a única correcta.
magnitudinem corpora den ... en magnitud a los cuerpos corrupti­
los cuerpos corrupti­
En general se nos presenta el P. Gastellani en estos cinco
corruptibilia... bles...
lil bles. .. primeros tomos de la Suma como más platónico que aristotélico,
Unde rationabile est Es pues razonable que Es pues razonable que más agustiniano que tomista, quizá más literato que filósofo y
quod substantiae imma- las sustancias inmateria­ las sustancias inmateria­
ciertamente más poeta que teólogo.
teríales excedunt se- les escedan... en mul­ les aventajen ... en
Su contribución a la edición de la Suma es enorme: es el
cundum multitudinem titud a las sustancias multitud ... a las sus­
tancias materiales.. .66.
iniciador. Su trabajo, a pesar de las fallas que hemos indicado
substantias materiales... materiales...
y de otras que se le pueden señalar ®®, es en su conjunto excelen­
Gomo se ve, lo primero es cierto: Videmus, y trata de la te y bien adaptado al público para el cual se destina.
magnitud; solamente lo segundo es razonable, que como lo dice Un ambiente marcadamente distinto se nota en los tomos
el P. Gastellani en una nota «indica en el lenguaje del Santo la preparados por los Padres Ennis y Quiles.
probabilidad y no la certeza...» 6i, y trata de la multitud. No se
62 T. I, p. 127, nota 2.
puede negar, con todo, que la versión del P. Gastellani se ciñe
63 T. I, p. 75. I
más al texto del Angélico en el primer párrafo. 64 T. I, p. 127.
65 T. I, p. 365.
68 T. IV, p. 240, nota 1. 66 Por ejemplo cuando toca puntos relacionados con la difícil y delicada
69 T. III, p. 8 s. cuestión del género literario del Pentateuco (T. III, p. 235, nota 1; p. 245, n. 1;
66 T. III, p. 52. p. 276, n. I; T. IV, p. 30, n. 1; p. 285, n.I) tiene a veces expresiones menos
61 Ibid., nota 1. exactas o ambiguas, que puede inducir a equivocadas interpretaciones.

b:
La primera edición castellana completa. .. 27
26 Jorge Sily, s. i.

La diferencia radica más bien en las introducciones y notas ramente refundidos, y uno de ellos por el mismo P. Gaste-
llani»
que en la misma versión.
Las notas del tomo XIII no están firmadas y son relativa­
En los cinco primeros tomos vivimos en un bosque encan­
mente pocas. Esto último «se debe, nos dice el P. Ennis, a que
tado, morada de las Musas, de Platón, Dante, Cervantes, Paul
la materia aquí tratada no ofrece de suyo especial dificultad, y
Claudel...; en los otros tomos nos encontrarnos desde el punto
el lenguaje y estilo del Doctor Angélico es lo suficientemente
de vista literario en un paisaje más bien árido y monótono, mora­
claro y sencillo para Que el lector de cultura media pueda en­
da de Aristóteles, el Filósofo, y de la pacienzuda y fría legión
tenderlo sin más explicación»
de los investigadores y científicos.
El tomo XIV tiene mayor número de notas y una gran parte
Esto, por lo menos en el plano abstracto, está más en con­ de ellas está firmada con las iniciales del P. Antonio En-
sonancia con la Suma, que es una obra científica como bien lo .nis (A.E.). • •>
nota el P. Gastellani. Donde hace falta indica el P. Ennis el cambio operado en
Es interesante oír lo que dice el P. Manser O. P. hablando la legislación eclesiástica sobre ayunos, abstinencia, impedimen­
de la personalidad científica de Santo Tomás de Aquino: «En tos matrimoniales remitiendo al nuevo Gódigo de Derecho Ga-
vano buscamos en Sus obras aquel carácter sublime y conmo­ nónico.
vedor que el alma enamorada de San Buenaventura supo dar a Guando usa documentos eclesiásticos, pone, como suelen ha­
las suyas. Tomás, én sus obras rigurosamente científicas, se cerlo los teólogos modernos, los números en que se encuentran
muestra siempre seco, escueto, preciso, sin adornos, casi frto, en el Enchiridion Symbolorum de Denzinger y Umberg, S. I.
como las más altas cumbres nevadas, que, lejos del paso de las El P. Ennis, profundo conocedor y admirador del Doctor
estaciones, permanecen siempre inmutables... Rara vez se en­ Eximio, Francisco Suárez, lo utiliza en más de una acotación.
cuentra en las obras de Tomás la expresión de sentimientos per­ El llamado a la eternidad le impidió cuidar de la impresión
sonales y disposiciones de ánimo, a no ser en las cartas en que de estos dos tomos preparados por él tan cuidadosamente y con
con gran amabilidad contesta a las preguntas científicas que se le verdadera idoneidad.
hacen... En esto es Tomás el tipo del investigador rigurosamen­ Su «correctísima» traducción directa del Tratado del Al-
te científico» „ ma de Aristóteles’^® ha sido utilizada varias veces en la nueva
El P. Antonio Ennis S. I., uno de nuestros mejores filóso­ edición de la Suma Teológica.
fos preparó, como ya lo tenemos indicado, los tomos XIII y El P, Ismael Quiles S. I. en u^a breve «Nota Preliminar»
XIV, Cuyos títulos son: «Fortaleza y Templanza» y «La Per­ al tomo VI nos pone al corriente de'su contribución a los 13 to­
fección». mos restantes de la Suma Teológica que tomó a su cargo.
En el último, que salió antes del tomo XlII, nos dice lacóni­ «Nuestro trabajo, nos dice, ha seguido teniendo como base
camente y con toda honradez científica: «Este tomo, lo mismo la traducción de don Hilario Abad de Aparicio, que hemos co­
que el anterior, lo he preparado a petición del P. Leonardo Gas­ tejado línea por línea con el texto latino, retocándola o modi­
tellani, S. J., y conforme a suS instrucciones. La traducción an­ ficándola cuando lo creimos necesario»
tigua está tan sólo retocada; unos poco^ párrafos han sido ente-
T. XIV, p. 7.
71 T. xni, p. 7.
67 T. I,p. XXIII.
7^ Afirmación justa del P. Castellani en el tomo I, p. 152, nota 1.
68 Manser, O. P., La Esencia del Tomismo, Traducción de la segunda edi­
73 Aristóteles, Tratado del Alma, Traducción directa del griego, con estudio
ción alemrna por Valentín Ga. Yebra, Madrid 1947, p. 45 s.
introductorio por A. Ennis, S. I., B. Aires, 1944.
69 Cfr. Iván Vila Ecbagüe, Semblanza del P. Antonio Ennis, S. J., en la
7A T. VI, p. 9.
revitsa Criterio, B. Aires, a. XX, n. 1040, marzo 4 de 1948, p. 199-201.
28 Jorge Sily, s. i. La primera edición castellana completa. .. 29

Ahora entra un nuevo elemento de importancia; pues para de cada tomo, en una Introducción que a veces titula: Adverten­
este cotejo utiliza «la edición latina de la SUMMA recientemen­ cia, Nota Preliminar, Prólogo, orienta al lector §obre la ma­
te publicada por el Instituto de Estudios Medievales de Ottawa, teria, sus conexiones, su importancia, etc.
edición que reproduce el texto de la de San Pío X, junto eon Así, por ejemplo, en el tomo VII describe en líneas gene­
las variantes de la Leonina» rales la síntesis tomista de la estructura interna de la vida na­
En esta tarea, que requiere una paciencia benedictina, contó tural y sobrenatural.
el P. Quiles con la colaboración muy valiosa e inteligente de la En la Nota Preliminar del tomo IX, que trata de la Fe y de
señorita María Mercedes Bergadá, quien tomó por su cuenta, la Esperanza, dice, entre otras cosas: «Andan entrelazados, es­
bajo la dirección del P. Quiles, la determinación del texto cas­ pecialmente en el hermoso y extenso tratádo sobre la fe, el in­
tellano, como nos lo confiesa agradecido el mismo P. Quiles en terés dogmático, moral, canónico y ascético».
su modesta, aunque de hecho triunfal, «Nota Prciiminar» del ul­ En la Introducción del tomo XI leemos que «reviste un
timo tomo de la Suma '^®. interés muy especial desde el punto de vista jurídico, y por ello
En cuanto a las notas: «hemos seguido suprimiendo, nos dice será de gran utilidad a cuantos se dedican al estudio y al ejer­
en el tomo VI, la mayoría de las que figuraban en la edición de cicio de la ciencia del derecho».
Abad de Aparicio, y hemos agregado por nuestra parte aquellas No es del todo exacto lo que se dice en la Nota Preliminar
que juzgábamos necesarias para explicar pasajes del texto del del tomo XII: «Después del estudio de la justicia en general, va
Angélico que pudieran resultar oscuros para los lectores no muy tratando el Doctor Angélico en particular cada una de las vir­
interiorizados en la filosofía y teología» tudes que en ella están contenidas: la primera y más importante
En el tomo siguiente, el VII, repite más o menos lo mismo, de estas virtudes especiales contenidas bajo la justicia, es la re­
dice: «Nos hemos ceñido a la revisión del texto de la edición de ligión...»; pues se trató ya antes de las partes subjetivas e in­
Abad de Aparicio, a la supresión de las notas anticuadas y a la tegrales de la justicia; y ahora sólo toca tratar de las potenciales.
corrección y acomodación de las que hemos creído necesario. La cuestión 80: «De las partes potenciales de la justicia», debía
agregando también, por nuestra parte, algunas para explicar pun­
encabezar el presente tomo. Este es su sitio natural y no el final
tos oscuros o hacer referencias a inquietudes modernas».
del tomo anterior, donde se encuentra.en la presente edición.
Las notas en general son breves y cumplen bien con la fina­
Al tomo XV «Encarnación del Verbo», le precede una densa
lidad apuntada.
«Síntesis histórica de las principales herejías sobre la encarna­
En las muchas tomadas de la edición antigua, sé han con­
ción del Verbo».
servado elementos anticuados. Las del P. Quiles están firma­
En la Introducción al tratado de los Sacramentos '^®, después
das con sus iniciales IQ. de dar una orientación sobre los mismos termina diciendo: «Los
Las mejores notas a nuestro juicio son las que tratan de Me­
puntos en que la disciplina actual ha cambiado, que suelen ser ac­
tafísica e Historia de la Filosofía.
cidentales, debido a las diversas circunstancias de tiempo y lu­
Utiliza el P. Quiles obras modernas de teólogos, canonistas,
gar, o a alguna mayor precisión doctrinal, los hacemos constar,
moralistas... como Beraza, Lennerz, Lange, Galtier, Pesch,
salvo omisión involuntaria, remitiendo, siempre que nos ha pa­
Rosanas, Genicot, Ferreres, Ubach, Regatillo, Réboli.
recido conveniente, al Código de Derecho Canónico»
Con buen acierto y criterio práctico, el P. Quiles al principio
El tomo XVII «La Penitencia y la Extremaunción», abar­
ca parte del Suplemento.
75 Ibid.
76 T. XX, p. 7 S.
77 T. VI, p. 9. 79 T. XVII.
78 T. VII (Vol. I), p. 10. 80 P. 8.
La primera edición castellana completa. .. 31
30 Jorge Sily, s. i.

denes menores, a la cual actualmente ningún teólogo le da


Santo Tomás sorprendido por la muerte en 1274 antes de
4Bria probabilidad» Afirma demasiado, pues hay algunos teó-
poder dar cima a la Suma Teológica, dejó inconcluso el tratado
ogos, muy pocos por cierto entre los modernos, como Billot, Gal-
sobre el sacramento de la Penitencia. «El compañero y secretario
tier, Hugon, que defienden esta opinión
de Santo Tomás de Aquino —dice el P. Quiles en la Nota Preli­
«La otra, continúa el P. Quiles, se refiere a la materia y
minar—, al cual dedicó el Angélico su opúsculo «Compendio de
forma del sacramento del Orden-». Sigue luego una síntesis de
Teología», Fray Reginaldo de Piperno, llamado por los edi­
las diversas opiniones demasiado simplificada y por lo mismo
tores antiguos socius carissimus del Santo Doctor, pudo redactar
algo ambigua
las cuestiones que faltaban, según el plan general de la SLjMA»
utilizando los Comentarios del mismo Santo Tomás a los «Libros Pone a continuación la importantísima Constitución Apostó­
de las Sentencias» de Pedro Lombardo, y formó así el «Suple­ lica «Sacramentum Ordinis» del 30 de noviembre de 1947, en que
mento» de la SUMA TEOLOGICA, que constaba de 99 cues­ se establece en adelante la materia y forma del diaconado, pres­
biterado y episcopado
tiones».
Sobre el Matrimonio dice entre otras cosas: «Pero en este
«Por su parte, el Padre Nicolai (1594-1673), dominico que en­
tratado tal vez más que en otro alguno, hay que tener con fre­
señó en la Universidad de París durante lárgos años, y que di­
cuencia presente que en lo relativo a la legislación positiva ca­
rigió la célebre edición de las «Obras Completas» de Santo To­
nónica se han introducido desde el siglo XIII muchas modifica­
más, en 19 volúmenes in folio, publicada en Lyon el año 1660,
ciones y por lo tanto hay que tener continuamente a la vasm lo
agregó dos cuestiones, con material sacado del mismo «Comenta­
que tiene o no tiene valor según el Derecho actual, reunido autén­
rio a las Sentencias», sobre el limbo y el purgatorio; son las Cues­
ticamente en el Código de Derecho Canónico»
tiones LXXI y LXXII del «Suplemento», que así viene a tener
En esta nuevá edición se han traducido al castellano «los
lOI cuestiones en la edición de Lyon».
«Como se ve, la doctrina del «Suplemento» puede ser consi­ pasajes sobre las relaciones conyugales, que la antigua traduc­
ción de Abad de Aparicio había dejado en latín por tratarse de
derada como genuina del Doctor Angélico; pero no tiene el grado
una materia delicada. Como quiera, dice el P. Quiles, que la
de madurez qüe le permitió al autor matizar en la nueva redac­
ción de la SUMA TEOLOGICA ciertas opiniones de su «Co­ SUMA TEOLOGICA está destinada a personas formadas y
que no creemos pueda ofender la exposición elevada aunque cla­
mentario a los IV libros de las Sentencias»
ra de esos problemas, tal como la hace el Doctor Angélico ■, nos
En la Nota Preliminar del tomo XIX «El Orden y el Ma­
ha parecido que debíamos entregar la obra íntegra en nuestro
trimonio», trata el P. Quiles dos temas: I. Sobre la materia y la
idioma»
forma del sacramento del Orden; y, 2. El tratado sobre el sa­
La breve NOTA PRELIMINAR dej último tomo contiene
cramento del Matrimonio. una síntesis de la historia de esta edición y del trabajo llevado
Tratando del primer punto dice que «tal vez en este tratado a cabo.
se siente faltar de una manera especial la revisión que Santo Después de las 99 cuestiones del Suplemento, hay un Apén­
Tomás daba a sus opiniones anteriores cuando volvía a tratarlas dice que abarca las dos cuestiones compuestas por el P. Nicolai
para redactar la SUMA TEOLOGICA... Tal vez por esto han
subsistido en el Suplemento, entre otras de menor importancia, 82 T. XIX, p. 7.
dos opiniones aue se relieren a puntos básicos del sacramento 88 Cfr. Puig de la Bellacasa, S. I., De Sacramettíis, Barcelona 1941, n. 1029.
del Orden, y que actualmente han de ser modificadas. La prime- 8* T. XIX, p. 7-9.
85 P. 10 s.
ra es la que extiende el carácter dé sacramento, también a las 86 P. 11.
87 Ibid.
81 P. 7 s.
32 Jorge Sily, s. i.
La primera EDiaÓN castellana completa ... 33

más una cuestión única sobre el Purgatorio tomada de la edición


2.— C. XIV, art. 2, ad 3
de Padua de 1712.
Versión de
La obra del P. Quiles es benemérita. Gracias a su tesón, Texto original Versión de H. Abad
M. M. Bergadá
constancia, consagración al trabajo y sobre todo a su amor prác­ ... quod intentio illa ... que aquella inten­ ... que aquella inten­
tico e ilustrado al Angélico, dió cima a la magna empresa. interrupta est per pec- ción interrumpida se ción fué interumpida por
Sus introducciones y notas son muy útiles. Contienen un catum sequens... verifica mediante el pe­ el pecado siguiente...91.
caudal inmenso de conocimientos y orientaciones que ayudan cado siguiente.. .90.
grandemente al lector no familiarizado con las ciencias eclesiás­ Santo Tomás se refiere a la intención del penitente que es-
ticas a captar, en lo posible, la mente del Doctor Angélico, tando en caridad comenzó la penitencia.
a situarla en la tradición de la Iglesia y a conocer el valor dog­ 3.— C. XIV, art. 4, 3
mático y el grado de certeza filosófica de muchas aserciones den­ Versión de
Texto original Versión de H. Abad
tro del campo católico, donde tienen también carta de ciudada­ M. M. Bergadá
nía algunas opiniones, no fundamentales ciertamente, diferentes ... non esset ei con- — no se debia aten­ ... no se le debía
de las del Doctor Común, Santo Tomás de Aquino. sulendum ut aliquid bo- der a él para hacer algo aconsejar que hiciese
ni faceret. de bueno 92. algo de buepo 9®.
No se puede negar que se advierte cierta prisa en algunas
notas y qué falta uniformidad en las mismas, aun desde el punto En un trabajo tan largo erca de cinco mil páginas y tan
de vista de la foraia externa. Un trabajo más. reposado hubiera prolijo, es imposible humanamente no incurrir en algunos des­
diferido, quizá indefinidamente, la conclusión de la obra. Lo cuidos.
mejor hubiera sido enemigo de lo bueno; y, en nuestro caso, de En la versión de H. Abad falta la tercera objeción de la
algo muy bueno. Cuestión LVI, art. 5 de la Prima Secundae, pero no falta la
El trabajo de la señorita Bergadá en la determinación del solución ; lo mismo ocurre en la nueva versión 9®.
texto castellano es de positivo y apreciable valor. Se han corre­ No es acertada, o por lo menos es ambigua, la siguiente co­
gido no pocas frases defectuosa y aun equivocadamente tradu­ rrección :
cidas por H. Abad de Aparicio. Suplemento, G. xlvu, art. 5; De si por el consentimiento con­
Vayan algunas pruebas tomadas del Suplemento. dicional se realiza el matrimonio.
Versión de
1.— G. XIII, art. 1, ad 1 Texto original Versión de H. Abad
M. M. Bergadá
Versión de ... conditio apposita .. .la condición opues­
Texto original Versión de H. Abad .. .la condición opues­
M. M. Bergadá aut est de praesenti ta, o es de presente o... ta (sic) o es de presen­
.. .sicut offensa habuit ...así como la ofensa .. .asi como la ofensa aut... Si de praesenti, Si de presente, y no es te o... Si de presente,
quandam infinitutem... tuvo cierta infinidad... tuvo cierta infinitud— et non est contraria ma­ contraria al matrimo­ y no es contraria al ma­
ita satisfactio... prout así también la satisfac­ así también la satisfac­ trimonio..., stat matri- nio. .. subsiste el ma­ trimonio. .. subsiste el
est gratia informata, per ción. .. según que es ción. .. según que es in­ monium stante condi- trimonio, subsistente la matrimonio mientras
quam acceptum redditur gracia informada, por la formada por la gracia tione, ... condición.. .98. subsiste la condición...®!.
quod homo reddere cual lo recibido se de­ por la cual se hace acep­
potest. vuelve conforme a lo to lo que el hombre pue­ 99 T. V, p. 69.
que el hombre puede de­ de devolver ®9. 91 T. XVIII, p. 226.
volver 88. 92 T. V, p. 70.
93 T. XVIII, p. 229.
No vió Abad que gratia estaba en ablativo y se desorientó. 91 T. V, p. 361.
88 T. V, p. 64. 93 T. VII, (Vol. 1), p. 85 s.
89 T. XVIII, p. 218. 96 T. V, p. 228.
9! T. XIX, p. 144.

\
34 Jorge Sily, s. i. La primeba edición castellana completa. .. 35

Una vez realizado el matrimonio, subsiste de suyo para siem­ Eminencia agradeciéndole de nuevo su valiosa cooperación es­
pre y noi mientras persevere la condición. piritual y moral
En resumen, la presente versión aventaja notablemente a La lista de los mecenas abarca unos 1.900 nombres.
la antigua. Club de Lectores dice que la edición «honra a América por­
que desde México, con cerca de 200 suscritores, y Nicaragua con
En cuanto a las introducciones y a las notas no se puede
100, pasando por países como Venezuela y Colombia con más de
establecer comparación. Las de la edición antigua eran buenas
100 suscriciones cada uno, ningún país, en mayor o menor gra­
para su tiempo y su ambiente; pero no lo son, en proporción con­
do, deja de estar representado en este esfuerzo que en verdad
siderable, para los nuestros por su contenido y por su forma.
podemos llamar continental»
Realza la presente edición su presentación esmerada y «la Con razón «El Pueblo» decía: «Lo que conforta en modo
impecable corrección tipográfica con que las prensas de «Amo- especial es comprobar que una obra tan especializada como ésta
rrortu» la han publicado, «en forma tal que nada hay que envi-
haya encontrado semejante eco»
diar a aquellas ediciones que nos llegan de Europa bajo signos
Todos los que han contribuido a que fuera una bella realidad
respaldados por una tradición más que centenaria»
la primera edición castellana completa de la Suma Teológica en
Bien se explica la emoción que palpita en las palabras con el siglo XX han merecido bien de la Religión, de la cultura y de
que, con el epígrafe «Nuestro Agradecimiento», la editorial Club la Patria. ,
de Lectores cierra la magnífica edición.
Ahí leemos: «Antiguamente... las sociedades de bibliófilos
solían hacer constar, para memoria y agradecimiento, los nom­
bres de quienes con su interés y munificencia costeaban la edi­
ción. Siguiendo aquel ejemplo, deseamos exteriorizar aquí nues­
tro agradecimiento y dejar sus nombres indisolublemente uni­
dos a esta primera edición sudamericana de la obra magna de
Santo Tomás de Aquino, para que participen en algo de la pe­
rennidad de ésta quienes al brindarnos por anticipado su apoyo
y depositar en nosotros su confianza —que a través de muchas
vicisitudes y a costa de muchos sacrificios no hemos defrauda­
do— fueron verdaderos mecenas de esta edición, que hoy honra
nuestra patria y América toda y que sin ellos habría sido difícil
realizar» ®®.
Un poco más adelante expresa su agradecimiento a nuestro
Cardenal Primado «que constantemente nos alentó con sus pa­
ternales bendiciones».
En la Revista Eclesiástica se puede leer la carta que el se­
ñor Juan Manuel Fontenla, del Club de Lectores, escribió a Su
100 Revista Eclesiástica, B. Aires, m^yo 1951, p. 155.
J. R. Steffens, art. cit., p. 62. 101 T. XX, p. 495.
»9 T. XX, p. 495. 102 £i Pueblo, B. Aires, 6 de abril de 1951, p. 4.

También podría gustarte