Dos nociones para reflexionar

Adolescens o Juvenes

Verónica Gil Montes*

Resumen
El presente artículo trata de elucidar sobre la génesis teórica y social de las
nociones de adolescencia y juventud, con la finalidad de aclarar las miradas
políticas e ideológicas que han dado sentido a las mismas. Se trata de un breve
recorrido histórico que pretende hacer notar la importancia de no utilizar
de forma indiscriminada estas dos nociones, que prefiguran por sí mismas
una noción de sujeto.

Palabras clave: adolescencia, juventud, sociedad, sujetos.

Los conceptos sobre Adolescencia y Juventud han sido utiliza-

dos para referir una etapa de transición en la vida de todos los
seres humanos; la cual corresponde tanto a un desarrollo físico,
emocional y social, es importante precisar que los referentes
teóricos de dichos conceptos difieren entre sí; cada uno por sí
mismo implica una construcción del sujeto y aluden a distintos
aspectos políticos, ideológicos y culturales. Sin embargo, es
común observar el uso indiscriminado de los mismos, por tal
motivo es importante rastrear la génesis social e histórica1 de
ambos conceptos, ya que esto nos permitirá entender cuándo y

* Profesora investigadora del Departamento de Educación y Comunicación,

uam-Xochimilco.
1. Nos referimos aquí a las condiciones de posibilidad social y política que
permiten que una práctica social se invente e institucionalice. Esta noción
busca trabajar sobre su contexto de producción, mientras la génesis teórica
trata de cómo las prácticas científicas pudieron ser inventadas. Cfr. Sayoye,
Antoine “la naturaleza de los conceptos del análisis institucional” en Intro-
ducción al Análisis institucional por Rene Lourau, Traducción de Roberto
Manero Brito.

481 Anuario de investigación • dec • uam-x • méxico • 2008 • pp. 482-503

Métodos y sujetos sociales
mediante qué mecanismos surgen cada uno; cómo se entretejen,
pero también cómo se marcan las distancias con respecto uno
del otro.
La construcción de los conceptos sobre adolescencia y
juventud se da principalmente en las sociedades occidentales.
Tratando de rastrear el origen de los mismos, se pueden encon-
trar en algunas expresiones artísticas que dan cuenta de ello.
Por ejemplo, en textos como “Werther” de Goethe, “Romeo
y Julieta” de Shakespeare, “Paolo y Francesca” de Dante, o el
“Emilio” de Rousseau, se puede observar cómo los protagonistas
de estas historias se revelan y exaltan las virtudes de una nueva
generación que cuestiona lo ya establecido (cf. Aguirre, 1996:5).
Si bien, la construcción social y teórica de los conceptos de
adolescencia y juventud surgen de una visión occidental, la
forma en que cada una de ellas se ha construido, tiene una lógica
distinta. El concepto sobre adolescencia siempre se ha asociado
a cambios físicos, y formas de comportamiento; en cambio,
la noción sobre juventud gira en torno a procesos sociales y
a contextos históricos determinados. Además, es importante
mencionar que hasta la segunda mitad del siglo xx la expectativa
de vida en occidente se incrementó, y esto también fue un factor
decisivo para definir los conceptos de adolescencia y juventud.
A lo largo de la historia podemos tener referentes sobre cómo
cada sociedad fue construyendo el pasaje de la edad infantil a
la edad adulta. Veamos algunos ejemplos; en Grecia, los efebos,
separaban a los jóvenes de los padres para tener una educación
que respondiera y diera pauta a la conformación de las ciuda-
des, la cual tenía como fin una expresión de vida social debida-
mente regulada, “la columna vertebral de la vida en sociedad
era la paidea, la educación, la distinción que les permitía a los
jóvenes tener acceso a un saber, sin el cual la ciudad no podría
existir”(Levi y Schmit, 1996:27).
En esta concepción educativa existía una relación perfec-
tamente establecida entre los cúroi (hijos de los aqueos) y los
geronte (los padres o ancianos) ambos formaban parte del
483
Dos nociones para reflexionar: adolescens y juvenes
ejército y tenían una relación muy estrecha. Cada uno de estos
niños-jóvenes debían tener un rito de iniciación sexual con
algún anciano, de hecho el no ser escogido por algún adulto se
consideraba un deshonor, ya que estas prácticas homosexuales
daban un reconocimiento social al educando.
En la Edad Media las niñas eran separadas de sus hogares
para ir las casas de los señores feudales, en las cuales se les
enseñaban los trabajos domésticos; pero en el caso de los niños
la separación del hogar para ir a aprender algún oficio se daba
entre 14 a 18 años, y en espacios como la escuela no había una
clara distinción entre las edades de los educandos, ya que no
sólo acudían niños o jóvenes, sino personas de todas las edades.
Ariés menciona que algunos estudios en esta época muestran la
inexactitud del uso de los términos, ya que en muchas regiones
de Francia en los registros de población se utilizaban indistin-
tamente los términos adolescens o juvenes. Si bien no existía un
concepto claro para definir la transición entre la niñez y la edad
adulta, este lapso de la vida de la persona ocupaba un espacio
considerable en la producción “científica” de dicha época. (cf.
Ariés, 1973:38).
Estas ideas se plasman en una enciclopedia publicada en
Francia en el año de 1556 llamada Le Grand Propiétaire de toutes
les choses, en la cual se distinguen siete edades en el ser humano:
la infancia, puericia, adolescencia, juventud, senectud, vejez y
senilidad, y no se logra definir con precisión cuáles eran los
términos o límites entre una y otra edad. La adolescencia no se
distingue demasiado de la puericia, y se ve como una etapa de
crecimiento físico; en cuanto a la juventud y vejez los significa-
dos que se les atribuyen son variados (cf. Feixa, 1998:27).
Es importante resaltar que Ariés hace hincapié en la ligereza
con que son utilizados los términos mencionados, ya que son
usados en la vida cotidiana sin entender a ciencia cierta la
diferencia entre cada una de estas delimitaciones de edad; de
hecho en las regiones de la península ibérica el término mozo
o moza se utilizaba indistintamente para nombrar a los jóvenes
484
Métodos y sujetos sociales
o a los sirvientes. Este ejemplo nos da pauta para pensar que
realmente no existía una concepción única, ni clasificación
exacta de lo que se entendía por juventud o adolescencia, lo
cual se hacía patente en las prácticas sociales, a decir de Feixa
“…no existía la noción de segregación por grupos de edad a la
cual estamos hoy tan acostumbrados, era normal ver mezclados
a los menores con adultos en las tabernas e incluso el inicio a la
vida sexual se aprendía por observación directa”.
Cierto es que estos dos términos se utilizaban de manera
indistinta, incluso no debe asombrarnos si todavía en muchos
estudios contemporáneos se usan como sinónimos. Como bien
dije al principio, ambos conceptos corresponden a miradas y a
enfoques teóricos distintos, pero sigamos tratando de esclare-
cer las construcciones sociales y teóricas sobre las nociones de
adolescencia y juventud.
En los inicios de la sociedad industrializada se cotizaba
fuertemente la mano de obra infantil y juvenil. Por cuestiones
generacionales tenían mucho más importancia que en épocas
pasadas y esto se debía a los requerimientos del mercado, ya que
había ciertas tareas que sólo los niños o jóvenes podían realizar.
Además, se acentuaba la distinción entre los jóvenes y adultos
por la oportunidad para el trabajo y las precarias condiciones
tanto en el ámbito social como económico hacían patente la
emergencia del sujeto joven. Entre 1879 y 1900 se produce el
“descubrimiento de la adolescencia”, acontecimiento que resume
la sentencia difundida entre padres y educadores. Este concep-
to, exclusivo de la burguesía hasta entonces, se democratiza;
los rasgos de la adolescencia se extienden a las muchachas,
obreros, zonas rurales y a los países no occidentalizados (cf.
Feixa, 1998:31).
La adolescencia con sus irrupciones entre ser o no ser niño y el no
ser adulto permitía cierto dominio de estos sujetos que ingresarían
al sector laboral, pero a partir de esta sobre explotación del hombre
por el hombre mismo, de la innovación industrial y del reparto
económico y político del mundo da paso a la separación de estos
485
Dos nociones para reflexionar: adolescens y juvenes
dos términos, adolescencia y juventud. Si la adolescencia fue descu-
bierta a finales del siglo xix, y se democratizó en la primera mitad
del siglo xx. La segunda mitad de ese siglo presenció la irrupción de
la juventud ya no como sujeto pasivo sino como actor protagonista
en la escena pública (Feixa, 1998:35).
Con el tiempo, disciplinas como la pedagogía, la sociología,
la psicología y la medicina se encargarían de hacer patente
la distinción entre lo adulto y lo joven e institucionalizar los
conceptos sobre adolescencia y juventud. La llamada crisis
generacional, los cambios sociales, económicos, han permiti-
do pensar al sujeto de formas distintas, dando paso a diversas
construcciones teóricas para poder entender la transición entre
el mundo infantil y el mundo adulto. También habría que tomar
en cuenta el papel que diversas instituciones en la sociedad han
tenido para construir una noción de sujeto adolescente o sujeto
joven. La familia, la escuela, los medios de comunicación, y
el mismo Estado han permitido la construcción de distintas
miradas de lo que debe ser un adolescente o un joven.
En términos generales, se puede decir que mientras para
la noción de adolescencia se pretende delimitar un tiempo y
espacio específico, es decir, marcar la edad, la noción de juven-
tud se caracteriza por las significaciones sociales y sus formas
de construcción de símbolos y producciones colectivas.
Lo primero: la construcción de la noción de adolescencia
La palabra adolescencia deriva del latín adolecere que significa
crecer o desarrollarse hacia la madurez. La adolescencia con
frecuencia es definida como la etapa intermedia entre la niñez
y la edad adulta. Sin embargo, esta definición no es del todo
exacta pues implica que estos dos períodos de la vida están
íntimamente delineados y que la adolescencia es un período
que comienza cuando acaba la niñez y se completa al alcanzar
la vida adulta. La adolescencia abarca un vasto período de acele-
rado crecimiento físico y psicológico, y su comienzo puede ser
determinado mediante la observación de los cambios físicos
486
Métodos y sujetos sociales
iniciados generalmente alrededor de los 10 años en las niñas y
de los 12 en los varones.
Los primeros estudios que hacen referencia al tema sobre la
adolescencia datan de 1790. La primera publicación se realizó
en 1877 por un médico llamado Bowditch, quien en dicho
artículo hizo alusión a los procesos de crecimiento en esta etapa
de desarrollo. En 1884 se crea la Medical Office of School Associa-
tion, quien asume la tarea de publicar un código de normas para
prevenir enfermedades en los adolescentes.2
En 1904 un psicólogo americano llamado, G. Stanley Hall,
definió por primera vez el término adolescencia en su libro
Adolescent and its relation to pshycology, anthropology, socio-
logy, sex, crime, religion and education, en el cual se establece
un parámetro de edad entre los 16 y 19 años para esta etapa
de la vida “Hall insiste en la necesidad de eliminar presiones
y condicionamientos que empujen a los muchachos a intentar
igualarse al comportamiento de los adultos, con el fin de reali-
zar todas las posibilidades de la adolescencia” (Passerini, 1996:
420). Curiosamente en Francia, ese mismo año se oficializa el
concepto del niño anormal.3
2. Véase Galdó Muñoz, G. (2005), “Consideraciones sobre la historia de la
medicina en la adolescencia”, en: Pediatría Rural y Extrahospitalaria, Mayo,
vol. 35, núm. 330, pp.177-181; Barbosa, G. (2007), “Historia de las publica-
ciones médicas y de los eventos académicos que facilitaron el desarrollo de la
ginecología pediátrica y adolescente”, en: Revista Colombiana de Obstetricia
y Ginecología, Mayo, vol. 58, núm. 2, pp. 159-166.
3. “El movimiento a favor de la infancia anormal nace oficialmente en 1904
con la instauración, realizada por el Ministerio de Instrucción Pública, de
una comisión cuyo objetivo es estudiar los medios a aplicar para asegurar
la instrucción primaria, no sólo a los ciegos y sordomudos, sino también a
todos los niños anormales y retrasados”, Muel, Francine (1991) “La escuela
obligatoria y la invención de la infancia anormal” en: Espacios de poder,
Castel, et. al. Madrid, La Piqueta, p. 123. Al parecer el siglo xx tendría entre
sus principales características tipificar a los sujetos y sus formas de relacio-
narse en sociedad
487
Dos nociones para reflexionar: adolescens y juvenes
Hall retoma el concepto darwiniano para elaborar su teoría
psicológica y presenta las siguientes etapas (en Aguirre, 1996:
9, 10):
1. Infancia del nacimiento a los cuatro años
2. Niñez de los cuatro años a los ocho años
3. Juventud de los ocho años a los doce años
4. Adolescencia de los doce a los veinticinco años
Con la definición de Hall se inicia un área importante de estudio
sobre el ser humano, se hace evidente el desarrollo de creci-
miento físico que trae consigo un sinfín de cambios fisiológicos.
La mirada de los investigadores se centra en dar a conocer los
cambios físicos en esta etapa. Por ejemplo, en 1905 Jastrow
publicó “La evolución natural de la adolescencia”. En 1909, un
científico europeo llamado Stratz dio cuenta del primer intento
de explicar los estadios del desarrollo mamario. En 1918 un
grupo de investigadores encabezados por Amelia Gates dieron
a conocer información que se había recopilado en la prime-
ra clínica para dar atención a los adolescentes. En su trabajo
titulado The work of the adolescent clinic of Stanford University
Medical School, se hace hincapié en que los adolescentes debían
ser entendidos como un todo y no sólo un padecimiento o enfer-
medad. Pero poco eco tiene esta reflexión y la ciencia médica se
encarga de establecer patrones de estudio para los adolescentes,
se estudia su cuerpo y su desarrollo físico, se institucionaliza
una mirada clínica sobre esta etapa de desarrollo de los sujetos.
Entre 1940 y 1950 en el mundo aparecen una serie de insti-
tutos para la atención y estudio de los adolescentes. En Estados
Unidos se crea la Unidad para Adolescentes en el Centro Médico
de Niños de Boston, Massachusetts importante destacar que la
finalidad de este centro fue establecer los lineamientos clínicos
para tratar padecimientos propios de los adolescentes; en 1940
se establece en Checoslovaquia el primer servicio ginecoló-
488
Métodos y sujetos sociales
gico para niñas y adolescentes y 1942 tomando como base
los estudios de Stratz se publicó un artículo titulado Estudios
somáticos y endocrinos de varones púberes y adolescentes;4 en ese
mismo año aparece la primera publicación sobre ginecología
pediátrica en Estados unidos realizada por el Dr. Goodrich
Schauffler (Barbosa, G., 2007:161).
Si bien los estudios sobre adolescencia toman una gran
relevancia desde el aspecto fisiológico, a la par se van concre-
tando formas de entender los cambios psíquicos y emocionales
de esta etapa de la vida. Entre 1920 y 1940 surge en Estados
Unidos un movimiento llamado “Cultura y personalidad” donde
convergen personajes como Mead, Gorer y Batenson Fromm,
Horney, Sullivan, (cf. Aguirre, 1996:14) entre muchos otros. Este
movimiento centrado en discutir los trabajos de los antropólo-
gos y sociólogos ya mencionados, manifiesta una visión crítica
sobre la construcción del concepto de adolescencia, se descar-
tan tanto las etapas evolutivas del desarrollo humano como
el determinismo cultural y se pone de manifiesto el contexto
cultural y social de los sujetos. Por ejemplo, Mead y Turnbull,
desde una perspectiva antropológica dieron cuenta de cómo
sociedades no occidentales introducían a los niños en el ámbito
de los adultos. Es importante mencionar que no en todas las
sociedades la entrada al mundo de los adultos tiene las mismas
significaciones, en algunas sociedades la menarquia o incluso
la aparición del bigote o del vello púbico se entiende y significa
de distintas manera, debido a las construcciones culturales y
sociales de cada comunidad.
Collin Turnbull, en un trabajo llamado The Forest People
relató cómo los pigmeos Bambuti, una sociedad de cazadores
recolectores nómadas que habitan en Zaire, África, celebra-
4. Este documento es notable ya que se puede denominar como el primer
sistema de clasificación en estadios para la evaluación de la pubertadc, cfr.
Galdó Muñoz, G. (2005), “Consideraciones sobre la historia de la medicina
en la adolescencia”, en Pediatría Rural y Extrahospitalaria, Mayo, vol. 35,
núm. 330, pp.177-181.
489
Dos nociones para reflexionar: adolescens y juvenes
ban el fin de la infancia con el rito del Elima. Se trata de una
ceremonia que se realizada cuando una muchacha presenta la
primera menstruación. Se inicia un periodo de reclusión en una
choza especial, acompañada de niñas en su misma situación y
una mujer adulta que les enseñará las artes de la maternidad.
Después de un mes de festejos estas niñas se incorporan a la
tribu y son consideradas como mujeres maduras listas para el
matrimonio. En cuanto a los muchachos, el rito de iniciación se
hace en dos formas: primero, tendrá que acostarse con alguna
de las muchachas recluidas en la choza y segundo, tendrá que
cazar un animal de gran tamaño (cf. Feixa, 1998:9). Se puede
apreciar que culturalmente según el contexto social, el tránsito
entre la niñez y la edad adulta se significa de distinta manera
que en occidente.
Este tipo de enfoques permitieron cuestionar la visión
occidental sobre el desarrollo de los sujetos y su paso por la
adolescencia, dando cabida a pensar otras formas de mirar esta
etapa de la vida.
Los programas clínicos sobre medicina del adolescente tienen
un auge importante en la década de 1950 proliferan los estudios
sobre endocrinología y cardiología ya que las investigaciones
giraron entorno a padecimientos básicos del desarrollo humano.
Este interés por entender el desarrollo fisiológico en este perío-
do de vida dio como resultado una serie de seminarios5 cuya
finalidad fue la creación de la Sociedad Americana de Medicina
del Adolescente.
Desde su fundación (1969), dicha Sociedad ha orientado las
investigaciones para su difusión, estableciendo pautas acadé-
micas a seguir. En una reunión celebrada en Chicago, en el año
5. El primer seminario se realizó en Washington, en el año de 1965. La
temática giró en torno a los transtornos ginecológicos de las adolescen-
tes; el segundo seminario se realizó al siguiente año y su eje temático fue
la nutrición; hubo una tercera reunión en la cual los grupos de médicos
especialistas en adolescencia trabajaron en realizar un diseño experimental
de investigación de adolescentes.
490
Métodos y sujetos sociales
de 1973, se discutieron 12 artículos de investigaciones clínicas
y experimentales. Estos trabajos fueron base importante para
establecer líneas de acción en el campo de la medicina de la
adolescencia. Así en 1976, la Sociedad Norteamericana de
Pediatría inauguró sus trabajos sobre adolescencia; y al año
siguiente el Consejo Norteamericano de Pediatría dio a conocer
un currículum básico en pediatría que incluía el Desarrollo
de la Adolescencia. En 1979, la Academia Norteamericana de
Pediatría creó una División de Salud del Adolescente, al mismo
tiempo la División de Salud Materno-Infantil del Departa-
mento de Salud y Servicios Humanos fundó ocho centros de
entrenamientos para Atención Sanitaria Interdisciplinaria del
Adolescente (Galdó Muñoz, 2005:180).
En 1980 se publica por primera vez el Journal of Adolescent
health care, revista oficial de la sociedad pediátrica, la cual ha
publicado diversos artículos sobre salud y adolescencia.
En Europa la historia no fue distinta. A partir de 1971, diver-
sos especialistas crearon la Federación Internacional de Gineco-
logía Infanto-Juvenil (figij). Dicha Federación ha establecido
alrededor del mundo diversas formas y líneas de trabajo, ha
realizado jornadas, simposios y congresos que han permitido
a especialistas europeos y de otros países intercambiar conoci-
mientos en la materia. Es importante mencionar que el último
congreso organizado por la figij se realizó en 2007 en Sao Paulo,
Brasil (Barbosa, 2007:162). La importancia de la Federación
consiste en el intercambio académico que ha establecido con
distintos países del mundo, al contrario de los trabajos realiza-
dos en Estados Unidos, cuyo círculo de acción es muy cerrado.
Los trabajos realizados a través de la Federación permitie-
ron en América Latina crear la Asociación Latinoamericana
de Obstetricia y Ginecología Infantil y de la Adolescencia
(alogia), cuyo objetivo es integrar a los distintos profesionales
en América Latina que se vinculen con temas de investigación
o práctica en la medicina de los adolescentes. Actualmente la
alogia se encuentra integrada por países como Argentina,
491
Dos nociones para reflexionar: adolescens y juvenes
Colombia, Chile, Brasil, Uruguay, Paraguay, Perú, Bolivia,
Ecuador, Venezuela, Cuba, Panamá, Honduras, Guatemala,
México, República Dominicana, Nicaragua, Costa Rica y El
Salvador (Ibídem.:162).
Alrededor de la medicina del adolescente, se han creado
una serie de mecanismos que certifican a quien practica dicha
especialidad. Uno de ellos es el International Fellowship of
Pediatric and Adolescent Gynecology (ifepag), (Ibídem.:163).
En la actualidad dicho examen sólo se aplica a los miembros
de la Federación Internacional de Ginecología Infanto-Juvenil,
y se espera que poco a poco Canadá y Estados Unidos puedan
incorporarse a dicha certificación.
Si bien este es un pequeño recorrido sobre como se ha estable-
cido el tema de la adolescencia desde el estudio médico, algunas
de las publicaciones que se pueden encontrar al respecto en
el mundo versan generalmente en aspectos ginecológicos. Se
pueden leer títulos como Pediatric and adolescent gynecology,
Adolescent sexuality and gynecology, Salud sexual y reproductiva
en la adolescencia, Manual de ginecología infanto-juvenil, entre
muchos otros.
Para homogeneizar el concepto de adolescencia, el Comité
para los Problemas de los Adolescentes de la Organización
Mundial de la Salud, adoptó el rango de 10 a 19 años de edad
para delimitar este grupo etéreo, diferenciando entre la adoles-
cencia temprana (10 a 11 años) y tardía (15 a 19) años lo cual
resulta importante, ya que contribuye a determinar problemas
relacionados con la salud y los requerimientos educativos.
Hablar sobre adolescencia nos remite a una perspectiva
teórica que surge, principalmente, de la medicina y que el
psicoanálisis retoma para poder dar cuenta de estos cambios
físicos evidentes, que la ciencia médica marca todo el tiempo
en el territorio corporal, estos cambios se hacen evidentes y
deben trabajarse según el psicoanálisis a partir del duelo que el
niño realiza sobre su cuerpo al pasar de una etapa a otra. No son
desconocidos de ningún modo los cambios tanto físicos como
492
Métodos y sujetos sociales
hormonales que repercuten en el sentido y búsqueda del sujeto
por sí mismo. La adolescencia, término creado para explicar el
paso de la niñez a la adultez, resignifica una serie de pérdidas y
búsquedas de sentido, en general esta postura establece que los
sujetos adolescentes transitan por un período llamado síndrome
normal de la adolescencia a través del cual se realizan pérdidas
o duelos importantes que resignifican y permiten dar sentido
al sujeto:
El adolescente realiza tres duelos fundamentales a) el duelo del
cuerpo infantil perdido; b) el duelo por el rol y la identidad infanti-
les, que obliga a una renuncia de la dependencia y a una aceptación
de responsabilidad que muchas veces desconoce, y c) el duelo por
los padres de la infancia a los que persistentemente trata de retener
en su personalidad buscando refugio y la protección que ellos
significan, situación que se ve complicada por la propia actitud de
los padres, que también tienen que aceptar su envejecimiento y el
hecho de que sus hijos ya no son niños, y si son adultos o están en
vías de serlo (Aberasturi, A. y Knobel, M., 1983:10).
Como se puede observar el término de adolescencia, refiere
hablar de un individuo y sus necesidades tanto afectivas como
sociales, pero pareciera ser que el estudio de lo social tiene
que ver con factores más bien externos y no intrínsecos a los
propios adolescentes. La adolescencia, término usado a saber
de los psicoanalistas, para describir una etapa de transición
en los seres humanos, también caracteriza a un grupo social.
El término en sí implica una noción de sujeto que remite a las
clases sociales altas y medias urbanas, lo que permite entrever
las “crisis de la adolescencia” es la postura clínica del sujeto, un
sujeto segmentado, que para su estudio ha sido observado en
partes y sin que sus partes interactúen entre si. Así pareciera ser
que la adolescencia es un padecimiento, en el cual se “sufre” un
desarrollo físico y una vez transitado el sujeto adquiere un status
diferente, pero aquello que no se resolvió en esta etapa tendrá
eco en su vida adulta, sin que sus relaciones con su medio y con
los demás tengan una influencia preponderante.
493
Dos nociones para reflexionar: adolescens y juvenes
Esta postura teórica a mi parecer deja de lado a un sin fin
de sujetos en los ámbitos urbanos y rurales que por su propias
formas de integrarse con su medio no pueden elaborar este paso
de transición llamado “adolescencia”. Ciertamente dicha concep-
ción es útil para entender a los sujetos en su individualidad y en
muchos otros aspectos que conforman la interacción humana.
Es importante también tomar en cuenta otros aspectos
teóricos que han procurado el estudio del sujeto adolescente.
Por ejemplo, el punto de vista del desarrollo cognitivo, en el
cual Piaget ubica el desarrollo de los adolescentes en el perío-
do de operaciones formales, es importante porque a partir
del establecimiento de estos procesos el adolescentes puede
establecer la configuración de un razonamiento social, lo cual
tiene como relevante los procesos identitarios individuales (cf.
Dávila, 2004:88).
Hasta aquí se ha desarrollado un breve panorama del surgi-
miento teórico del concepto sobre adolescencia, lo cual tiene
un impacto importante en la sociedad en general, debido a la
instrumentación que se hace del mismo según los contextos
sociales, es importante tal vez rastrear en nuestras sociedades
como este concepto ha ido construyendo imaginarios sobre el
sujeto adolescente.
Y no por último lo menos importante: la juventud
En contraposición a lo ya planteado, existe otro concepto
sobre los sujetos que también implica una etapa de transición y
desarrollo que los prepara para la vida adulta, es decir, el concep-
to de juventud. La construcción de la misma supone una mirada
distinta a la mirada médica, la juventud se construye como un
ente social, el cual resignifica constantemente el contexto que
lo rodea.
Rastrear el surgimiento del concepto sobre juventud, puede
ser poco claro, porque al contrario del concepto sobre el sujeto
adolescente, el concepto de sujeto joven no fue utilizado como
un periodo del desarrollo humano que implicara una serie de
494
Métodos y sujetos sociales
protocolos científicos para su análisis, más bien, el interés de
estudio sobre dicho término se genera a partir del uso que se
le da al término por sí mismo, es decir, a través de la historia
podemos observar discursos que exaltan las virtudes del ser
joven; por ejemplo encontramos a los Jóvenes Italianos de
Mussolini, quienes sostenían y alimentaban el fascismo.
Se divulgó un universo de conceptos e imágenes ya presentes en la
historia de la cultura europea, dándoles, sin embargo, una concreta
connotación fascista: la identificación juventud/guerra, junto con
sus vínculos de generosidad, sensibilidad inquieta y muerte heroica
por la patria (Passerini, 1996:387).
En Europa a principios del siglo xx y en el período entre guerras,
se construyeron una serie de mitos alrededor de los jóvenes,
muchos de los argumentos para dar cuenta del concepto de
sujeto joven, giraban en torno a las producciones económicas
y a la necesidad de fuerzas de reserva para poder por una parte
insertar a estos sujetos jóvenes al sistema de producción y por
otra parte para proveer de nuevas fuerzas en el conflicto bélico.
Se produjo un discurso en el cual las virtudes y atributos como:
el compromiso, la lealtad, la verdad, y su energía, la virilidad,
la masculinidad, encontraban sentido en los jóvenes, dichos
atributos fueron exaltados para reconstruir una sociedad que
se había sometido a un desgaste social.
En Italia por ejemplo, los escritores fascistas se encargaron
de difundir estas ideas sobre juventud, para poder convencer a
estos jóvenes de ir a la guerra:
[…] la masculinidad estaba considerada como algo indisolu-
blemente unido al belicismo y a la violencia, contrapuesto a las
comodidades, al dinero y al “espíritu apoltronado”[…]. En las
trincheras se difundieron los tres conceptos: joven, varón, guerrero,
que serían la base de la construcción de la imagen del Duce, ideali-
zada de tal modo que sería joven para siempre (Passerini, 1996:88).
Después de la Segunda Guerra Mundial, la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económico (ocde), se da a la tarea
de distinguir otra fase de la vida situada entre la adolescencia
y la edad adulta: la juventud, a partir de los cambios sociales y
495
Dos nociones para reflexionar: adolescens y juvenes
económicos que se producen por el conflicto bélico, así como
por el devenir político que las instituciones del Estado recono-
cen a la juventud como un término que permite la transición
entre la niñez y la vida adulta, pero habría de cuestionar cómo
y por qué se le reconoce, quién lo hace y bajo qué perspectiva.
Encontramos dos vertientes al mirar la juventud: la mirada de
las instituciones y la propia de los jóvenes.
A partir de 1945 en Europa principalmente, se empezó a
gestar una producción discursiva que tuvo un gran impacto
cultural a través de la literatura, las películas y diversas expresio-
nes artísticas que comenzaron a cuestionar lo que se decía del ser
joven; al mismo tiempo el Estado trató de formalizar y legalizar
a estos nuevos sujetos en sus prácticas discursivas, por lo que
se crea una serie instituciones como Youth Correction Division,
Children’s Bureau y el Committee on Youth Employment. Estas
instituciones creadas entre 1945 y mediados de los sesentas,
tenían como misión cumplir con delimitar y sostener una idea
de la juventud, que se establecía ya como un problema y como
un sector de la población al que habría que encausar.
Como se ya se mencionó, la categoría juventud se estableció
a partir del hacer de los sujetos, es decir, los jóvenes se hicie-
ron visibles en el mundo debido a los movimientos sociales
que protagonizaron: movimientos guerrilleros y movimientos
estudiantiles en Europa y el resto del mundo.
Es común encontrar en diversos estudios sobre la juventud,
que cada uno redefine el término según las propias necesidades
y abordajes teóricos. Así encontramos definida dicha categoría
como “un grupo sociodemográfico, por ejemplo de una genera-
ción dada de individuos, sometida a un proceso de socialización,
dentro de determinadas condiciones histórico estructurales,
tanto en el plano socioeconómico y cultural, como específica-
mente en un contexto de relaciones sociales determinadas”.6 Lo
6. Nuevos Enfoques sobre la juventud rural y el desarrollo en América Latina
y el caribe, Informe final, recomendaciones y documentos de la Reunión
496
Métodos y sujetos sociales
cierto es que para conocer a este grupo habrá que dar cuenta
no sólo de sus procesos sociales e históricos sino de ciertas
características que lo hacen ser sujeto colectivo; no se puede
hablar de juventud sólo como un grupo de edad, ni tampoco
hablar de una sola juventud; ¿podría haber similitudes entre la
juventud urbana y la juventud rural?, por supuesto que sí, pero
también se debe tomar en cuenta que existen diferencias claves
para el estudio de cada una de ellas. Esto nos obliga a realizar
una distinción entre los diversos grupos de jóvenes ya que no
podemos homogenizar sus formas de pensar o actuar sólo por
pertenecer al medio urbano o rural. Existen tantas juventudes
como grupos étnicos, raciales o lugares geográficos; las cuales
tienen en común ciertas cosas que a lo largo de la historia han
restablecido un estandarte de significaciones, es prácticamente
imposible hablar de juventud y hacer de lado los movimientos
sociales ya mencionados.
En la categoría juventud se concreta un conjunto de maneras
de pensarse y figurase a sí mismo, como sujeto colectivo, princi-
palmente en el terreno simbólico, pero hay que tomar en cuenta
que la sociedad también forja ciertas imágenes de los jóvenes,
por un lado son portadores de todo lo negativo, pero también
tienen el compromiso de ser pilares de sus propias naciones. En
un sentido macro, esta relación permite la construcción social y
simbólica de aquello que se considera la juventud, una categoría
que permite entender tanto los cambios individuales, las formas
en que cada sujeto resignifica para sí cambios físicos y psíquicos
y a la vez la estrecha relación con su ámbito cultural y social que
dan significado a dicha categoría.
La juventud reúne en sí numerosos aspectos del momento liminal
de los ritos de paso. Los ritos de liminalidad juvenil constituyen
en su desarrollo progresivo, un objeto privilegiado de estudio. La
juventud está marcada por una sucesión de ritos de salida y de
Regional sobre la Juventud en América Latina y el Caribe, Bridgetown
(Barbados), del 7 al 13 de julio de 1980, unesco, p. 12.
497
Dos nociones para reflexionar: adolescens y juvenes
entrada que nos brindan la imagen de un proceso de solidificación
por etapas y la definición progresiva de las cometidas por el adulto
(Levi y Schmit, 1996:12).
La juventud no es un sujeto individual, es un sujeto colectivo
que da pauta para pensar como se reestructuran las sociedades
actuales. En México, la situación con respecto a los jóvenes fue
diferente en cuanto al patrón que hasta ese momento se estable-
cía; así encontramos en nuestro país una serie de instituciones
que se encargan de dar cuenta de la juventud, bajo la misma
lógica que se da en el entorno internacional.
En 1941 se inaugura el Departamento de Acción Social Juvenil;
en 1947 se transformó en la Dirección de Acción Social. En
1950, el entonces presidente Miguel Alemán creó el Instituto
Nacional de la Juventud. Es importante hacer notar que en
el período de 1970 al 1976 se reduce la edad para los jóvenes
para emitir su voto, mismo período en el que se crea el Injuve.
En 1977 se funda el crea y a partir de esa fecha se establecen
algunos programas como Desarrollo Integral del Adolescente
(dia), para dar atención a jóvenes de 12 a 19 años por parte del
dif. Por esa fecha, la Comisión Nacional del Deporte organiza
mediante villas deportivas y juveniles, la Participación Juvenil-
Promoción Infantil. En la actualidad por ejemplo, el Estado ha
tratado de vincular a los jóvenes en el contexto social actual a
través de programas y políticas como Pro juventud.
La noción de juventud se ha construido desde diferentes
instituciones, como bien apunta José Antonio Pérez Islas “La
mirada del Estado mexicano sobre sus jóvenes ha pasado así
de la juventud “divino tesoro” en la década de los cincuenta; la
juventud “divino problema” de los sesenta; la juventud “divina
desconocida” de los setenta; la juventud “divina delincuente” de
los ochenta; a finalmente la juventud “divino desmadre” de los
noventa (Pérez Islas, 2000:324).
Como se observa, estas formas de encausar a la juventud
corresponden a ciertas circunstancias económicas y políticas
pero que en realidad no dan cuenta de lo que pasa con la juven-
498
Métodos y sujetos sociales
tud como grupo, de las significaciones del ser joven; aunque el
estudio de temas sobre la juventud no es nuevo, ya que por lo
menos tienen un siglo de vigencia. Podríamos decir que entre
aquellos que se dedican a la investigación, al parecer la juventud
sólo toma sentido como objeto de estudio si se ocupa de aquello
que lo convierte en problema: drogadicción, delincuencia,
prostitución.
Durante la década de los ochenta se comenzaron a realizar
investigaciones para tratar de conocer y dar cuenta de lo que se
denominó el fenómeno de lo juvenil, la mayoría de estos trabajos
han sido de corte cuantitativo, se establecieron bases de datos,
mapas de ubicación, porcentajes, entre muchos otros datos, se
daba cuenta de los espacios que los jóvenes tienen con respecto a
la salud, el empleo, la educación. En estos estudios se privilegian
a los grupos urbanos y estudiantiles. También se han realizado
estudios sobre las políticas públicas con respecto a la juventud
y el impacto que éstas tienen.
En general, este panorama nos sitúa en una forma de concebir
y ver a la juventud, por una parte producida por las políticas
establecidas; pero también aquello que se dice de la juventud
por parte de quienes se encargan de su estudio, y queda todavía
un postura más: la juventud y lo que se dice de ella a partir de
sus propios actores: los jóvenes. Las formas en cómo constru-
yen un espacio los jóvenes es un territorio de investigación,
poco trabajado, el cual ofrece una gama de posibilidades para
comprender redes de significación que se gestan como formas
contestatarias de la normatización, segmentación y diferentes
miradas de lo que se dice debe ser un joven, la mirada misma de
los jóvenes sobre sí mismos es también una forma de resistencia
y de adecuación a una sociedad que todo el tiempo les dice qué
hacer para insertarse en ella.
Al realizar un estudio de los jóvenes generalmente se les
tipifica y caracteriza, en muchas ocasiones se les tacha, acusa o
reconoce sin muchas veces conocer la forma real en la que se
inscriben y crean su subjetividad, en la forma en que reflejan
499
Dos nociones para reflexionar: adolescens y juvenes
y enmarcan sus espacios. Los jóvenes, por quienes muchos se
preocupan pero pocos se ocupan son tipificados, clasificados,
apropiados, segmentados entre muchas otras cosas. Todas
estas formas de tipificar a los sujetos, se da en relación al saber
y a un quehacer institucional, se producen sujetos, necesarios
para formar parte de la vida activa de una institución. Hablar
de los jóvenes nos remite a una reflexión obligada, ¿qué es un
joven a diferencia de un adolescente?, ¿qué es la juventud? una
etapa de la vida, una construcción histórica social, ¿cuáles son
sus referentes, políticos, económicos, sociales, a qué aluden? y
sobre todo, ¿cómo se carga de significado la categoría juventud?.
La palabra juventud, si bien es una categoría analítica que
permitirá acceder a cierto tipo de sujeto, o mejor dicho a un de
sujeto colectivo y a su vez dar cuenta de significaciones y redes
imaginarias que se entrecruzan entre sí y constituyen a dicho
sujeto, debe ser entendida como una construcción histórico
social, que cambia con respecto a su espacio geopolítico y cada
vez las formas en que se constituyen como sujeto colectivo son
únicas y a la vez cambiantes. Si en un principio los estudios sobre
la juventud, contextualizaban a la misma, como la edad de entra-
da a los medios de producción en una sociedad industrializada:
Como el producto de un momento histórico de la reproducción
social que adquiere las características específicas de fase evolutiva,
en función de la diversidad y complejidad del desarrollo de las
fuerzas productivas y las relaciones de producción” (Solís Sánchez,
1981:9).
Ahora la juventud debe ser caracterizada como una categoría
mucho más allá de sólo la entrada al medio laboral, con referen-
cia al aspecto generacional, o como una etapa de formación
para su inserción en estructuras formales. Este tipo de concep-
ciones reduce el significado de la juventud exclusivamente a su
carácter de relevo generacional de la fuerza de trabajo de ahí
que haya sido considerada exclusivamente como una etapa de
preparación, su lugar privilegiado se encontraba en las instancias
de formación y los estudiantes portaran la exclusividad en la
500
Métodos y sujetos sociales
representación de la juventud, no existía la juventud campesina y
sólo tomaba relevancia la urbana, que el ser joven haya sido una
característica eminentemente masculina por la reclusión de la
mujer en el ámbito de las actividades domésticas y su exclusión
de la fuerza de trabajo (Brito Lemus, 2000:9).
Si entendemos la juventud en una categoría de análisis
como una construcción histórica social, la cual se constituye
a partir de un desarrollo histórico y se ha modificado a través
del tiempo, tenemos la posibilidad de entender dicha categoría
como una forma de producción de subjetividades. La juventud
no tiene un rango de edad definido, según nacionalidad, grupo
social, contexto cultural, clase económica. Esta fase de la vida
disminuye o se prolonga, se vive de una u otra manera. Sobre
el estudio de la juventud no podemos realizar generalidades, si
bien acceder a ciertos puntos en común pero no a identificarlos
de una vez y para siempre por estos puntos. ¿Cuándo acaba y
cuándo inicia? Bueno, algunos autores mencionan que el joven
se diferencia biológicamente del niño y socialmente del adulto.
La juventud se inicia con la capacidad del individuo para
reproducir a la especie humana y termina cuando adquiere la
capacidad para reproducir a las instancias sociales (Brito Lemus,
2000:9).
Si partimos del principio que la categoría juventud es produc-
to de las relaciones sociales, es un hecho histórico que surge
como resultado de cambios ocurridos en el desarrollo de las
fuerzas relacionadas con la producción y además de hechos
concretos e históricos, entonces será de suma importancia
establecer cuáles han sido algunas de las aproximaciones que
desde diferentes disciplinas se han hecho con respecto al estudio
de la juventud en el contexto mexicano.
Como una reflexión final se debe tener en claro que las nocio-
nes utilizadas para dar cuenta de un fenómeno social, en este
caso adolescencia o juventud, responden a una mirada teórica,
ideológica y política, por lo cual es importante asumir dicha
501
Dos nociones para reflexionar: adolescens y juvenes
postura y tratar en la medida de lo posible no confundir ni usar
indistintamente las nociones ya mencionadas.
Bibliografía
Aberasturi, A. y Knobel, M. (1983) La adolescencia normal. Un
enfoque psicoanalítico. Paidós, Argentina.
Aguirre Baztán, A (1996) Psicología de la adolescencia. Alfao-
mega, Colombia.
Ariés, P. (1973) El niño y la vida familiar en el Antiguo Régimen,
Taurus, España.
Barbosa, G. (2007) “Historia de las publicaciones médicas y de
los eventos académicos que facilitaron el desarrollo de la
ginecología pediátrica y adolescente”, en Revista Colom-
biana de Obstetricia y Ginecología, Mayo, vol. 58, núm. 2,
pp. 159-166.
Brito Lemus, R. (2000) “Elementos para conceptuar a la juven-
tud”, en: La juventud en la Ciudad de México: Políticas,
programas, retos y perspectivas. Gobierno del Distrito
Federal
Dávila León, O. (2004) “Adolescencia y juventud de las nociones
a los abordajes”, en Última década, núm. 21, cidpa Valpa-
raíso, Chile, pp. 83-104.
Feixa, Carlos (1998) El reloj de arena: Culturas juveniles en
México. Colección JOVENes, núm. 4. sep, México.
Galdó Muñoz, G. (2005) “Consideraciones sobre la historia
de la medicina en la adolescencia”, en Pediatría Rural y
Extrahospitalaria, mayo, vol. 35, núm. 330, pp.177-181.
Josselyn, I.M. (1919) El adolescente y su mundo. Psique, Buenos
Aires.
Krauze, E.(1983) Caras de la historia. Cuadernos de Joaquín
Mortiz, México.
Levi, Giovanni y Schmit Jean Claude (1996) Historia de los
jóvenes I. De la Edad Media a la antigüedad. Taurus,
México.
502
Métodos y sujetos sociales

Muel, F. (1991) “La escuela obligatoria y la invención de la

infancia anormal”, en Espacios de poder, Castel, et. al. La
piqueta, Madrid.
Passerini, Luisa (1996) “La juventud, metáfora del cambio social
(dos debates sobe los jóvenes en la Italia fascista y en los
Estados Unidos durante los años cincuenta), en Historia
de los jóvenes ii. La edad contemporánea. Taurus, México.
Pérez Islas, José Antonio (2000) “Visiones y versiones. Los
jóvenes y las políticas de juventud”, en Aproximaciones a la
diversidad juvenil, Gabriel Medina Carrasco, compilador.
Colmex, Centro de Estudios Sociológicos, México.
Sayoye, A. “La naturaleza de los conceptos del análisis institu-
cional”, en Introducción al Análisis institucional por Rene
Lourau, Traducción de Roberto Manero Brito.
Solís Sánchez, Antonio (1981) “Reflexiones teóricas sobre el
Concepto de Juventud”, en In Telpchtli, in Ichpuchtli, Revista
de Estudios sobre la Juventud, crea, Año 1, Núm. 1, agosto,
México.
____(1980) Nuevos Enfoques sobre la juventud rural y el desarro-
llo en América Latina y el Caribe, Informe final, recomen-
daciones y documentos de la Reunión Regional sobre
la Juventud en América Latina y el Caribe, Bridgetown,
Barbados, del 7 al 13 de julio, Unesco.

503 504