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El rotor está compuesto por un eje central y un conjunto de bobinas de alambre enrolladas
alrededor del mismo. Estas bobinas están conectadas a través de un conmutador que
permite que la corriente fluya en una dirección específica.
Cuando el rotor gira, las bobinas cortan las líneas del campo magnético, lo que induce una
corriente eléctrica en las bobinas. Esta corriente eléctrica se recoge a través de las
escobillas, que son contactos deslizantes que hacen contacto con el conmutador.
El campo magnético necesario para que el dínamo funcione puede ser generado por
imanes permanentes o por electroimanes. En el caso de los dínamos utilizados en
bicicletas, por ejemplo, se utilizan imanes permanentes.
La energía eléctrica generada por el dínamo puede ser utilizada para alimentar dispositivos
eléctricos o almacenada en baterías para su uso posterior.
Los dínamos son ampliamente utilizados en aplicaciones donde se requiere una fuente de
energía portátil y autónoma, como linternas, radios de manivela y sistemas de iluminación
en bicicletas.
Según la ley de Faraday, este cambio en el flujo magnético induce una fuerza electromotriz
(FEM) en las bobinas del rotor. La FEM es esencialmente una fuerza que impulsa a los
electrones libres en las bobinas a moverse en una dirección específica, lo que crea una
corriente eléctrica.
La corriente eléctrica generada en el dínamo se recoge a través de las escobillas, que son
contactos deslizantes que hacen contacto con el conmutador. Desde allí, la corriente puede
ser utilizada para alimentar dispositivos eléctricos o almacenada en baterías para su uso
posterior.