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La vida diaria es uno de los elementos que con más frecuencia se plasma dentro del
séptimo arte. Y si bien las historias sobre el día a día no suelen ser tan espectaculares
como las películas de ficción y acción, se han ganado un cúmulo de seguidores muy fieles
y nos han demostrado que incluso a través de la monótona rutina de la cotidianidad
podemos aprender y cambiar.
Para definir rápidamente el género, podemos decir que se trata de la biografía a detalle del
personaje durante un momento determinado. Dicha biografía puede detallar distintos
aspectos de su vida o enfocarse en uno sólo.
LA COTIDIANIDAD
Antes que nada hablemos de qué es lo cotidiano, pues de ello dependerá que podamos
distinguir entre obras que nos muestran la vida diaria de las que no. En primer lugar
recordemos que el género se denomina “rebanada de vida”, es decir, nos muestra los
pormenores de la vida de un personaje en un momento determinado de su existencia.
Como la vida de una persona atraviesa por distintas etapas a lo largo de su vida, sean ésta
etapas biológicas, laborales, intelectuales, económicas o emocionales, no podemos hablar
de que exista una misma cotidianidad durante toda la vida de un individuo. Los cambios de
residencia, escuela, trabajo, familia, entre muchos otros, modifican nuestra rutina diría
varias veces a lo largo de nuestra vida.
Para saber qué rutina debemos esperar que nos muestre la historia, primero debemos
contextualizar al personaje. Esto lo hacemos delimitando las actividades que le son
factibles de realizar dado su género, sexo, edad, estado civil, de salud y económico,
además de la ubicación y el contexto sociopolítico del lugar en que se encuentre. Por
ejemplo, la vida diaria de un niño es muy distinta a la de un adulto, lo mismo que la de una
persona soltera o un padre de familia, un pobre o un rico, un estado de paz y uno de
guerra.
La cotidianidad será entonces todas aquellas actividades cuya ejecución resulte común
dependiendo del contexto que rodé la vida del personaje en ese momento específico, sin
importa cómo fue su vida antes o cómo pudiese ser en un futuro. Los eventos deben tener
una secuencia lógica y repetitiva.
Para poder catalogar perfectamente éste género resulta indispensable conocer los distintos
manejos del tiempo de los que pueden hacer uso éstas obras. Los principales manejos de
tiempo son tres: momentos, periodos y etapas.
Momentos. Los momentos son pequeños espacio de tiempo que nos habla de eventos
muy concretos sucedidos en minutos, horas o quizás un par de días. Para que podamos
hablar de un momento el evento debe ser consecutivo, es decir, no debe dar lugar a
brechas temporales.
Periodos. Los periodos son generalmente más largos que los momentos y nos hablan de
eventos específicos que tienen lugar en días, semanas, meses o años. Durante ese lapso
de tiempo la vida del personaje puede alterarse por otros factores ajenos al evento
principal, el cual se mantendrá constante. Asimismo, el evento puede dar lugar a brechas
temporales, es decir, no tiene por qué mostrarnos cada uno de los días de forma
consecutiva.
TRASCENDENTE E INTRASCENDENTE
El Slice of Life puede dividirse en dos grandes rubros: aquellas historias que por su
desarrollo y desenlace modificará para siempre la vida del personaje en cuestión, y
aquellas en las que no ocurrirá ningún cambio en su vida.
PASADO Y FUTURO
Una de las características más evidentes en éste tipo de obras es el hecho de que nunca
sabemos qué era del personaje antes de los eventos que nos muestra la obra y tampoco
sabremos qué pasará con él después.
Lo más que lograremos conocer del pasado será por flash-backs que únicamente nos
mostraran información muy específica y que resulta indispensable para que el espectador
entienda los eventos actuales, pero lo que fue del personaje antes no resultará importante,
pues la obra nos atrapará en el aquí y ahora. Lo mismo pasa con el futuro, pues estaremos
tan ensimismados en el presente del personaje que, una vez resuelto el conflicto o evento
sobre el cual gira la historia, no sentiremos la necesidad de saber qué le depara el futuro.
En resumen, un buen Slice of Life deberá atraparnos y hacernos sentir un gran interés por
el presente del personaje, haciéndonos olvidar que tuvo un pasado y tendrá un futuro.
Igualmente, deberá captar nuestra atención de tal modo que el evento presente nos resulte
atractivo, pese a que a lo largo de su vida el personaje pueda vivir momentos más
interesante.
Éste género puede resultar muy versátil al momento de acoplarse con otros géneros, pues
un evento cotidiano puede tener lugar en cualquier contexto. Sin embargo, lo más común
es que las historias tengan tintes dramáticos o de romance, pues sus características
permiten desarrollar historias lentas sobre eventos cotidianos; al contrario de la acción o la
aventura, que surgen a partir de un evento inusual e inesperado.
Para finalizar, debemos tener muy en claro que éste género nos muestra la vida diaria,
rutinaria, cotidiana, más no la vida real. Un evento ficticio e inverosímil puede dar lugar a
una obra cuyo desarrollo nos muestre el día a día.
El ritmo de un Slice of Life en ocasiones es usado por series para enfatizar momentos
específicos en la historia, con lo cual se reduce su velocidad y se pondera la descripción
de actividades que se tornan cotidianas
Para concluir, no debemos confundirnos con las obras que nos muestra una etapa de la
vida pero sin la rutina diaria, es decir, sin una serie de actividades hechas de forma
sistemática y repetitiva. Algunas obras de tinte dramático, nos muestran momentos en la
vida de ciertos personajes, pero no lo hacen con en día a día, sino dando grandes saltos
temporales y exhibiendo pequeños instante que parecen cotidianos pero no son rutinarios
pues no se muestran de nuevo.