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cuentos

con caperucita

2DO CICLO
HERMANOS GRIMM

CAPERUCITA ROJA
ILUSTRADO POR DIEGO MOSCATO

UNA DULCE NIÑA, CON CAPERUZA ROJA Y UNA


CANASTA CON TARTA Y LECHE, SE DIRIGE AL
BOSQUE PARA LLEVARLE EL ALIMENTO
A SU ABUELITA ENFERMA. EN EL CAMINO, SE
ENCUENTRA CON UN HAMBRIENTO Y SALVAJE
ANIMAL. ¿LOGRARÁ LLEGAR A DESTINO?
ESTE LIBRO PERTENECE A:

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© Eudeba 2014
Hecho el depósito que establece la Ley 11.723
Libro de edición argentina

Diseño gráfico: Malena Cascioli

Grimm, Jakob
Caperucita roja / Jakob Grimm y Wilhelm Karl Grimm ; adaptado por María Elena Cuter y
Cinthia Kuperman ; ilustrado por Diego Moscato. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires
: Eudeba; Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura,
2014.
32 p. ; 24x16 cm.

ISBN 978-950-23-2347-3

1. Cuentos Clásicos Infantiles. I. Grimm, Wilhelm Karl II. Cuter, María Elena, adapt. III.
Kuperman, Cinthia, adapt. IV. Moscato, Diego, ilus. V. Título
CDD 863.928 2
3 | CAPERUCITA ROJA

CAPERUCITA ROJA
rase una vez una dulce niña a la que todos
querían aunque solamente la hubiesen visto
una vez. Pero quien más la quería era su abuela.
En cierta ocasión, le regaló una caperucita de terciopelo
rojo y, como le quedaba tan bien y la niña no quería
ponerse otra cosa, todos la llamaron de ahí en adelante
Caperucita Roja.

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Un buen día le dijo su madre:

–Mira, Caperucita, aquí tienes un trozo de tarta y una


botella de leche para llevarle a tu abuela. La pobre está
enferma y débil y esto la pondrá mejor. Anda con cuidado
y no te apartes del camino. No te entretengas ni te pongas
a juguetear. Cuando llegues a la casa de la abuela, no te
olvides de darle los buenos días.

–Lo haré todo bien –dijo Caperucita Roja, dando un


abrazo a su madre.

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5 | CAPERUCITA ROJA

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La abuela vivía en el bosque, a media hora de camino desde el
pueblo. Apenas Caperucita Roja entró en el bosque, salió a su
encuentro un lobo. Nunca antes la niña había visto a un lobo y
desconocía lo peligroso que es ese animal.

El lobo, con su voz más amistosa, le dijo:

– ¡Buenos días, dulce pequeña! ¿Cómo te llamas?

– ¡Buenos días! Me llaman Caperucita Roja.

– ¿A dónde vas tan temprano?

– A ver a mi abuelita.

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7 | CAPERUCITA ROJA

–¿Qué llevas en tu bella canasta?

–Tarta y leche. La abuela está enferma y débil y necesita


comer bien para mejorarse.

–Dime, Caperucita Roja, ¿dónde vive tu abuela?

–Hay que caminar aún un buen cuarto de hora por el


bosque porque su casa se encuentra bajo los tres grandes
robles.

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El lobo pensó: “Esa joven y delicada niña será un suculento
bocado. Sabrá mucho mejor que la vieja. Haz de comportarte
con astucia si quieres pescar a las dos”.

Entonces, acompañó un rato a la pequeña y luego le dijo:

–Caperucita, mira esas hermosas flores que te rodean.


Escucha el canto de los pajarillos. ¡Es tan divertido
corretear por el bosque!

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9 | CAPERUCITA ROJA

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11 | CAPERUCITA ROJA

Caperucita Roja abrió grandes sus ojos y vio cómo los rayos
del sol atravesaban las ramas de los árboles y acariciaban las
preciosas flores que crecían por todas partes.

Deslumbrada, pensó:

“Si llevo a la abuela un ramo de flores frescas se alegrará. Es


temprano, llegaré a tiempo”.

Y entonces, apartándose del camino, se metió en lo profundo


del bosque en busca de flores.

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Mientras la niña se entretenía armando su ramo, el lobo se
marchó precipitadamente a la casa de la anciana tomando un
atajo que conocía.

Apenas llegó, tocó suavemente la puerta…

TOC
TOC
−¿Quién es? –preguntó la abuela con voz fatigada.

–Soy Caperucita Roja, que te trae tarta y leche. Ábreme


–dijo el lobo con voz afinada.

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13
13 || EL NABO GIGANTE
CAPERUCITA ROJA

–No tienes más que girar el picaporte –dijo la abuela desde


su cama.

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El lobo giró el picaporte. La puerta se abrió. Sin pronunciar
palabra, fue directamente a la cama donde yacía la abuela y se
la tragó de un solo bocado. Entonces, se puso sus ropas, se calzó
su cofia, cerró las cortinas y se metió en la cama.

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15 | CAPERUCITA ROJA

Cuando Caperucita Roja había escogido tantas flores que ya no


podía llevar ni una más, se acordó de la abuela y se encaminó a
su casa.

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17 | CAPERUCITA ROJA

Se asombró al encontrar la puerta abierta. Al entrar en la casa,


todo le pareció muy extraño. Ella siempre se alegraba cuando
visitaba a la abuela pero esa mañana sentía miedo...

Llamó:

¡Abuela!
¡Abuelita!
Pero no obtuvo respuesta. Entonces se acercó a la cama y corrió
las cortinas. Allí estaba la abuela, con la cofia bien calzada en la
cabeza y un aspecto extraño.

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19 | CAPERUCITA ROJA

La pequeña se acercó y exclamó:

–¡OH, ABUELA, QUÉ OREJAS TAN GRANDES TIENES!

–¡PARA OÍRTE MEJOR!

–¡OH, ABUELA, QUÉ OJOS TAN GRANDES TIENES!

–¡PARA VERTE MEJOR!

–¡OH, ABUELA, QUÉ MANOS TAN GRANDES TIENES!

–¡PARA ABRAZARTE MEJOR!

–¡OH, ABUELA, QUÉ BOCA TAN GRANDE TIENES!

–¡PARA COMERTE MEJOR!

Y diciendo esto, saltó el lobo de la cama


y se tragó a la pobre Caperucita Roja.

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El lobo, después de haber saciado su apetito, se metió de nuevo
en la cama y se durmió.
Un rato después, un cazador pasó por delante de la casa y oyó
los ronquidos. Se preocupó...

“La abuela ronca pero nunca tan fuerte. Miraré, no sea que le
pase algo”.

Y entró en la alcoba.

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21 | CAPERUCITA ROJA

Al acercarse a la cama vio tumbado en ella al lobo.

–Mira donde vengo a encontrarte, viejo lobo –dijo–; tanto


tiempo buscándote...

Entonces le apuntó con su escopeta, pero pensó que el lobo


podía haberse comido a la anciana y que tal vez podía salvarla
todavía.

No disparó. Tomó unas tijeras y comenzó a abrir la barriga del


malvado animal.

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Apenas había dado el cazador un par de cortes vio relucir la
roja caperucita. Dos cortes más y saltó la niña diciendo:

–¡Ay, qué susto he pasado! ¡Qué oscuro estaba en el


cuerpo del lobo!

Después, con mucho esfuerzo, salió la anciana.


Caperucita trajo inmediatamente grandes piedras y llenó la
barriga del lobo con ellas.

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23 | CAPERUCITA ROJA

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Un momento más tarde el lobo se despertó. Quiso dar un salto
para salir corriendo pero el peso de las piedras lo hizo caer. Se
arrastró hasta la puerta y salió. Así se internó en el bosque y
nunca más se lo vio.

En la casa de la abuela todo fue felicidad. Comieron la tarta,


bebieron la leche y festejaron con el cazador que ambas estuvieran
sanas y salvas.

FIN

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25 | CAPERUCITA ROJA

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SE CUENTA TAMBIÉN QUE...

En cierta ocasión, cuando Caperucita Roja llevaba dulces a su


abuela, otro lobo se acercó a ella, le habló y quiso apartarla
del camino. Pero esta vez Caperucita Roja se cuidó mucho de
hacerle caso. Siguió derechamente su camino y apenas llegó a la
casa de la abuela le contó que se había encontrado con el lobo y
que éste le había dado los buenos días.

−Estoy segura –dijo la niña− que si me hubiera apartado


del camino me hubiese devorado.

−Ven conmigo –propuso la abuela−, vamos a cerrar la


puerta para que no pueda entrar.

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27 | CAPERUCITA ROJA

Al poco rato, llamaba el lobo a la puerta y aseguraba:

−Abre, abuela, soy Caperucita Roja y te traigo dulces.

Se quedaron calladas y no le abrieron la puerta.

El malvado se puso a rondar la casa, luego saltó al techo y esperó


allí a que Caperucita Roja saliera. Tramaba seguirla y comérsela
en la oscuridad. Pero la abuela se dio cuenta y se le ocurrió un
plan para salvar a la niña.

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Delante de la casa de la abuela había una gran fuente de piedra.
La anciana indicó a la niña:

−Toma la olla, Caperucita. Ayer estuve cocinando


embutidos. Lleva el agua hervida a la fuente.

La pequeña estuvo llevando agua hasta que la fuente se llenó.


Entonces el olor a embutidos llegó hasta el techo donde estaba
el lobo. Este olfateó y miró hacia abajo. Finalmente, alargó tanto
el cuello que no pudo sostenerse más y empezó a resbalarse.
Cayó así del techo a la gran fuente y se ahogó.

Caperucita Roja se fue muy contenta a su casa y nadie le causó


ningún daño.

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29 | CAPERUCITA ROJA

El famoso cuento de Caperucita Roja fue escrito originalmente por el


francés Charles Perrault hace más de 300 años y está incluido en su
volumen Cuentos de Antaño.
En el auténtico final de este cuento, el Lobo se come a la abuelita y
a Caperucita Roja sin que nadie pudiera rescatarlas. El último párrafo
reza así:

“–¡Abuelita, qué dientes más grandes!


–¡Son para comete mejor!

Y diciendo estas palabras, el malvado del lobo


se arrojó sobre Caperucita y se la comió.”

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Posiblemente, los hermanos Grimm conocieran la versión de Perrault,
pero también recogieron otras como las que se publican en este libro.
Se podría pensar que fueron ellos los que cambiaron el trágico final al
cuento, pero la única fuente que tomaron los hermanos Grimm para
sus relatos fue la transmisión oral, especialmente la tradición oral
alemana. Como señala Wilhelm Grimm en sus memorias, la única
fuente de su antología fueron los relatos orales de amigos y vecinos.
Su mayor informante fue la señora Viehmann, quien les contó una gran
cantidad de historias y seguramente hubiera contribuido a ampliar
considerablemente su colección si no hubiera fallecido en 1816.

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31 | CAPERUCITA ROJA

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Esta adaptación de Caperucita Roja está basada en el libro de los
hermanos Wilhelm y Jacob Grimm, Cuentos de los niños y el hogar,
publicado por primera vez en 1812.

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HERMANOS GRIMM

CAPERUCITA ROJA
ILUSTRADO POR DIEGO MOSCATO

UNA DULCE NIÑA, CON CAPERUZA ROJA Y UNA


CANASTA CON TARTA Y LECHE, SE DIRIGE AL
BOSQUE PARA LLEVARLE EL ALIMENTO
A SU ABUELITA ENFERMA. EN EL CAMINO, SE
ENCUENTRA CON UN HAMBRIENTO Y SALVAJE
ANIMAL. ¿LOGRARÁ LLEGAR A DESTINO?
A ENREDAR LOS CUENTOS
(GIANNI RODARI)

-ÉRASE UNA VEZ UNA NIÑA QUE SE LLAMABA


CAPERUCITA AMARILLA.
-¡NO, ROJA!
-¡AH!, SÍ, CAPERUCITA ROJA. SU MAMÁ LA
LLAMÓ Y LE DIJO: “ESCUCHA, CAPERUCITA
VERDE…”
-¡QUE NO, ROJA!
-¡AH!, SÍ, ROJA. “VE A CASA DE TÍA DIOMIRA A
LLEVARLE ESTA PIEL DE PAPA”.
-NO: “VE A CASA DE LA ABUELITA A LLEVARLE
ESTE PASTEL”.
-BIEN. LA NIÑA SE FUE AL BOSQUE Y SE
ENCONTRÓ UNA JIRAFA.
-¡QUÉ LÍO! SE ENCONTRÓ AL LOBO, NO UNA
JIRAFA.
-Y EL LOBO LE PREGUNTÓ: “¿CUÁNTAS SON
SEIS POR OCHO?”
-¡QUÉ VA! EL LOBO LE PREGUNTÓ: “¿ADÓNDE
VAS?”
-TIENES RAZÓN. Y CAPERUCITA NEGRA
RESPONDIÓ…
-¡ERA CAPERUCITA ROJA, ROJA, ROJA!
-SÍ. Y RESPONDIÓ: “VOY AL MERCADO A
COMPRAR SALSA DE TOMATE”.
-¡QUÉ VA!: “VOY A CASA DE LA ABUELITA, QUE
ESTÁ ENFERMA, PERO NO RECUERDO EL
CAMINO”.
-EXACTO. Y EL CABALLO DIJO…
-¿QUÉ CABALLO? ERA UN LOBO
-SEGURO. Y DIJO: “TOMA EL TRANVÍA NÚMERO
SETENTA Y CINCO, BAJA EN LA PLAZA DE LA
CATEDRAL, TUERCE A LA DERECHA, Y
ENCONTRARÁS TRES PELDAÑOS Y UNA MONEDA
EN EL SUELO; DEJA LOS TRES PELDAÑOS,
RECOGE LA MONEDA Y CÓMPRATE UN CHICLE”.
-TÚ NO SABES CONTAR CUENTOS EN
ABSOLUTO, ABUELO. LOS ENREDAS TODOS.
PERO NO IMPORTA, ¿ME COMPRAS UN CHICLE?
-BUENO, TOMA LA MONEDA.
Y EL ABUELO SIGUIÓ LEYENDO EL PERIÓDICO.

FIN
HISTORIA DEL LOBO CALUMNIADO

EL BOSQUE ERA MI HOGAR. YO VIVÍA ALLÍ Y ME


GUSTABA MUCHO. SIEMPRE TRATABA DE
MANTENERLO ORDENADO Y LIMPIO.

UN DÍA SOLEADO, MIENTRAS ESTABA


RECOGIENDO LAS BASURAS DEJADAS POR
UNOS TURISTAS SENTÍ UNOS PASOS. ME
ESCONDÍ DETRÁS DE UN ÁRBOL Y VI LLEGAR A
UNA NIÑA VESTIDA DE UNA FORMA MUY
DIVERTIDA: TODA DE ROJO Y SU CABEZA
CUBIERTA, COMO SI NO QUISIERAN QUE LA
VIESEN. CAMINABA FELIZ Y COMENZÓ A
CORTAR LAS FLORES DE NUESTRO BOSQUE, SIN
PEDIR PERMISO A NADIE, QUIZÁS NI SE LE
OCURRIÓ QUE ESTAS FLORES NO LE
PERTENECÍAN.

NATURALMENTE, ME PUSE A INVESTIGAR. LE


PREGUNTÉ QUIÉN ERA, DE DÓNDE VENÍA, A
DÓNDE IBA, A LO QUE ELLA ME CONTESTÓ,
CANTANDO Y BAILANDO, QUE IBA A CASA DE
SU ABUELITA CON UNA CANASTA PARA EL
ALMUERZO.

ME PARECIÓ UNA PERSONA HONESTA, PERO


ESTABA EN MI BOSQUE CORTANDO FLORES.

DE REPENTE, SIN NINGÚN REMORDIMIENTO,


MATÓ A UN MOSQUITO QUE VOLABA
LIBREMENTE, PUES EL BOSQUE TAMBIÉN ERA
PARA ÉL.
ASÍ QUE DECIDÍ DARLE UNA LECCIÓN Y
ENSEÑARLE LO SERIO QUE ES METERSE EN EL
BOSQUE SIN ANUNCIARSE ANTES Y COMENZAR
A MALTRATAR A SUS HABITANTES.

LA DEJÉ SEGUIR SU CAMINO Y CORRÍ A LA


CASA DE LA ABUELITA. CUANDO LLEGUÉ ME
ABRIÓ LA PUERTA UNA SIMPÁTICA VIEJECITA.
LE EXPLIQUÉ LA SITUACIÓN Y ELLA ESTUVO DE
ACUERDO EN QUE SU NIETA MERECÍA UNA
LECCIÓN. LA ABUELITA ACEPTÓ PERMANECER
FUERA DE LA VISTA.

CUANDO LLEGÓ LA NIÑA LA INVITÉ A ENTRAR


AL DORMITORIO DONDE YO ESTABA ACOSTADO
VESTIDO CON LA ROPA DE LA ABUELITA.

LA NIÑA LLEGÓ SONROJADA, Y ME DIJO ALGO


DESAGRADABLE ACERCA DE MIS GRANDES
OREJAS.

HE SIDO INSULTADO ANTES, ASÍ QUE TRATÉ DE


SER AMABLE Y LE DIJE QUE MIS GRANDES
OREJAS ERAN PARA OÍRLA MEJOR.

AHORA BIEN, LA NIÑA ME AGRADABA Y TRATÉ


DE PRESTARLE ATENCIÓN, PERO ELLA HIZO
OTRA OBSERVACIÓN INSULTANTE ACERCA DE
MIS OJOS SALTONES. COMPRENDERÁN QUE
EMPECÉ A SENTIRME ENOJADO. LA NIÑA
MOSTRABA UNA APARIENCIA TIERNA Y
AGRADABLE, PERO COMENZABA A CAERME
ANTIPÁTICA. SIN EMBARGO PENSÉ QUE DEBÍA
PONER LA OTRA MEJILLA Y LE DIJE QUE MIS
OJOS ME AYUDABAN A VERLA MEJOR. PERO SU
SIGUIENTE INSULTO SÍ ME ENCOLERIZÓ.
SIEMPRE HE TENIDO PROBLEMAS CON MIS
GRANDES Y FEOS DIENTES Y ESA NIÑA HIZO UN
COMENTARIO REALMENTE GROSERO.

RECONOZCO QUE DEBÍ HABERME CONTROLADO,


PERO SALTÉ DE LA CAMA Y LE GRUÑÍ,
ENSEÑÁNDOLE TODA MI DENTADURA Y
GRITÁNDOLE QUE ERA ASÍ DE GRANDE PARA
COMÉRMELA MEJOR.

AHORA, PIENSEN UDS: NINGÚN LOBO PUEDE


COMERSE A UNA NIÑA. TODO EL MUNDO LO
SABE. PERO ESA NIÑA EMPEZÓ A CORRER POR
TODA LA HABITACIÓN GRITANDO MIENTRAS YO
CORRÍA DETRÁS SUYO TRATANDO DE
CALMARLA.

COMO TENÍA PUESTA LA ROPA DE LA ABUELITA


Y ME MOLESTABA PARA CORRER ME LA QUITÉ,
PERO FUE MUCHO PEOR. LA NIÑA GRITÓ AUN
MÁS.

DE REPENTE LA PUERTA SE ABRIÓ Y APARECIÓ


UN LEÑADOR CON UN HACHA ENORME Y
AFILADA. YO LO MIRÉ Y COMPRENDÍ QUE
CORRÍA PELIGRO, ASÍ QUE SALTÉ POR LA
VENTANA Y ESCAPÉ CORRIENDO.

ME GUSTARÍA DECIRLES QUE ÉSTE ES EL FINAL


DEL CUENTO, PERO DESGRACIADAMENTE NO ES
ASÍ.
LA ABUELITA JAMÁS CONTÓ MI PARTE DE LA
HISTORIA Y NO PASÓ MUCHO TIEMPO SIN QUE
SE CORRIERA LA VOZ DE QUE YO ERA UN LOBO
MALO Y PELIGROSO. TODO EL MUNDO
COMENZÓ A EVITARME Y A ODIARME.

DESCONOZCO QUE LE SUCEDIÓ A ESA NIÑA


TAN ANTIPÁTICA Y VESTIDA DE FORMA TAN
RARA, PERO SI LES PUEDO DECIR QUE YO
NUNCA PUDE CONTAR MI VERSIÓN. AHORA YA
LA CONOCEN…»

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