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ENCUENTROS Y DESENCUENTROS ENLA CONSTRUCCIÓN DE LA CRIMINALIDAD Y


CRIMINALIZACIÓN DE LA MUJER.

Carmen Antony.

La historia de la criminalidad femenina aún no se ha estudiado suficientemente. Su


semblanza, es la historia de la represión y subordinación de la mujer, teñida de una
mirada androcéntrica, lo que ha llevado, o bien a excluirla en el estudio de la
Criminología y del Derecho, o a lo menos invisibilizarla en el análisis de la cuestión
criminal. Hasta hace poco menos de dos décadas no encontrábamos muchos trabajos e
investigaciones en América Latina concernientes a la participación delictiva de la mujer y menos
todavía sobre la forma de ejecutar las penas.

La explicación, según algunos autores, estaba en la escasa incidencia de la mujer en la


delincuencia, excluyéndola por consecuencia, no sólo del estudio de las diferentes motivaciones
de sus delitos o de su forma de cometerlos, sino además en el tratamiento que recibían las
mujeres infractoras en los recintos penitenciarios y de detención.

Esta visión no nos satisfacía de ninguna manera por simplista y alejada de la realidad, puesto que
la delincuencia de las mujeres había ido aumentando paulatinamente y, en ocasiones, con gran
impacto, como es actualmente su implicación en los delitos relacionados con droga y contra el
patrimonio, situaciones que están íntimamente relacionadas con los factores de feminización de la
pobreza, el fenómeno de la migración interna y externa y la globalización entre otros.

Los criminólogos-as que habíamos transitado por el camino de una criminología crítica nos
habíamos detenido en la denuncia de la selectividad del sistema, pero no contemplamos la
desigualdad de género en el estudio del Sistema Penal y de la propia Criminología

Al detenernos en el análisis de la dominación del poder clasista olvidamos que nos movíamos en
un mundo patriarcal, en otras palabras que ,la génesis de la opresión y violencia ejercida por los
hombres contra las mujeres, no era sólo una opresión inter clases, sino producto de la estructura
patriarcal de la sociedad y, por lo tanto, los problemas que se producían particularmente en la
comisión de delitos de las mujeres, y particularmente en la ejecución de la pena también
reflejaban estereotipos de género.

En consecuencia, no es posible analizar esta construcción sin utilizar la perspectiva de


género, la cual no se limita solamente a estudiarla desde el punto de vista hombre/ mujer,
sino además examinar suclase,raza etnia, edad, preferencia sexual, y/o discapacidad, por
nombrar algunas de estas especificidades.
2

LA CONSTRUCCIÓN DE LA CRIMINALIDAD FEMENINA.

Sea en los tiempos de la Inquisición, o en América- en las culturas de ese entonces -las
mujeres trasgresoras que no correspondían a las expectativas masculinas, eran
sancionadas con la lapidación, el exilio, la quema en la hoguera y otras prácticas
violentas.1

La consolidación del poder punitivo contra las mujeres tuvo su nacimiento en la obra “El
martillo de las Brujas”, bajo la bendición del Papado que explicaba la supuesta inferioridad
de las mujeres ylas estigmatizaba como seres inferiores y peligrosos. Este Manual se
utilizó medio siglo después de su publicación, por los jueces de la Inquisición para castigar
a las hechiceras y brujas, poseedoras de conocimientos sobre curación de algunos males.
Miles de mujeres murieron en la hoguera por ello.

Por su parte las SietePartidas, castigaron con la mima rudeza las prácticas de una supuesta
hechicería, peropenalizaron además a las mujeres pobres, prostitutas, ebrias, mendigas,
mujeres sin oficio o solteras, etc., en otras palabras a las “diferentes” que trasgredían el
rol social atribuido a las mujeres, naturalmente desde la mirada masculina. Las sanciones
contempladas eran la pena de muerte, la exhibición de estas mujeres desnudas
montadas en burro o la aplicación de azotes o destierro.

Era el Papado quien determinaba cuáles conductas serían ilícitas, con sus sanciones y
castigos imbuidos de un claro contenido de moralidad familiar y religiosa, mezclando el
fuero familiar con el jurisdiccional. La religión predominaba sobre la ciencia y la razón, lo
que se reflejaba en el derecho penal que equiparaba delito con pecado, pues violaba el
orden religioso-ético de la época. Este monopolio legitimó la segregación, la
discriminación, la subordinación y el relegamiento de la mujer.

Bajo estos conceptos toda conducta trasgresora era una ofensa para la familia de la cual
formaba parte la mujer y era criminalizada por trasgredir el”honor familiar”. En los casos
de adulterio de la mujer era el marido quien decidía la suerte de la mujer adúltera o
trasgresora, la que era enviada a un convento por el tiempo que éste determinara para
expiar su conducta como una réproba, y recibir “las normas de moral y buenas
costumbres”. La doctrina de la potestad marital estaba implícita en estas concepciones
penales y criminológicas: el marido respondía por las trasgresiones de la mujer puesto que

1
Hoy, en pleno siglo XXI encontramos muchas de estas salvajes prácticas como la clictorictomia,, el sutte, o
la lapidación de las mujeres adúlteras.
3

en la vida social la mujer le estaba subordinada.Naturalmente no era así para el adulterio


del hombre el que sólo era castigado si mantenía a una manceba en su hogar, con
escándalo público. Recordemos que sólo recientemente se despenalizó el adulterio como
delito, precisamente por su carácter discriminatorio.

La misma doble moral se aplicaba en el caso de la prostitución. Mientras “que el paga por
pecar” no era sancionado, la “que peca por paga” era condenada desde el confinamiento
a una casa de reclusión, hasta la cárcel o extrañamiento, más una variedad de penas
infamantes según el tiempo y el lugar para dar el ejemplo que animase a vecinos y
funcionarios2

Ante el fracaso de la autoridad familiar como figura atractiva y valorativa se crearon las
cárceles en el Siglo XVIII. La mujer trasgresora era un peligro para elorden social impuesto
en la sociedad y necesitaba ser disciplinada de acuerdo a los valores patriarcales que eran:
orden,disciplina, educación,contenciónsocial y del cuerpo, atributos que la propia
educación religiosa le había dado. Estos antiguos procedimientos de control tienen su
respuesta contemporánea cuando se penalizan las conductas de aquellas mujeres que
contravienen a la autoridad religiosa, moral, política o social.

El advenimiento del Derecho Penal liberal no mejoró sustancialmente la situación de la


mujer infractora,aun cuando se incorporaran las garantías que antes no estaban .La
delincuencia femenina siguió invisibilizada,a pesar que en la vida social se morigeró la
subordinación de un sexo sobre otro. Es entonces cuando se consolida la doctrina de la
incapacidad relativa o parcial y limitada de la mujer casada, para hacer valer algunos de
sus derechos. En otras palabras se sigue manteniendo el modelo cultural y androcéntrico
y, en consecuencia, continúa la aplicación de un Derecho Penal desigual para ambos
géneros.Resulta ilustrativo recordar que en las legislaciones penales del siglo pasado
todavía eximían de responsabilidad al marido que había sorprendido a la pareja en
flagrante delito de adulterio, pero no era así en el caso inverso. 3

En el siglo XIX la Escuela positivista - con los aportes lombrosianos- se


refirióespecíficamente a la delincuencia femenina, que hasta entonces, estaba subsumida
en la categoría de hombres delincuentes. AsíLombroso se preocupó de los rasgos
distintivos de estas mujeres delincuentes .Siguiendo su teoría del atavismo, inversamente
proporcional a las cualidades atribuidas a toda mujer ( honradez, mujer de su casa, madre
abnegada, subordinada),esta mujer delincuente era una “outsider “del sistema, pues se
salía del rol tradicional.

2
Pigna, Felipe.”Mujeres tenían que ser” .Editorial Planeta. Buenos Aires.2011 páginas 141 y ss.
3
La legislación penal chilena así lo estipulaba y solo en el año 1955 tal norma fue derogada por Ley
no.11.183.
4

Mirado desde la perspectiva histórica, si bien Lombroso se interesó por la mujer


delincuente en forma específica, encasilló a estas mujeres como seres inferiores,
condicionadas por su biología y su destino como amas de casa o madres sacrificadas.Esto
ha contribuido a perpetuar la presunción sexista sobre la mujer colocándola como
ciudadana de segundaclase, sin contar con que echa las raíces de una penología sobre la
mujer delincuente que, hasta hoy, sobrevive en nuestra sociedad. Al respecto recordemos
la subsistencia de expresiones discriminatorias y estigmatizadoras que distinguen las
mujeres honestas de las de mala vida, o rebajan la pena a quienes han agredido o violado
a prostitutas que aún encontramos en algunas legislaciones latinoamericanas.

Freud aportó también a estas explicaciones-aunque no elaboró propiamente una teoría


sobre la delincuencia femenina, etiquetando como desviadas a aquellas mujeres que
tenían un comportamiento diferente al clásico concepto de “mujer normal”. 4

De alguna manera Freud apoyó indirectamente las teorías de Lombroso, cuando se refirió
al complejo de castración que supuestamente cargaban las mujeres y que precedería al
complejo de Edipo. En efecto, al quedarse en este estadio, significaría un complejo de
masculinidad que explicaría las presuntas alteraciones psíquicas que la conducirían a la
desviación. En otras palabras, la mujer delincuente estaría tratando de convertirse en
hombre.

Otro autor Thomas afirmó que las mujeres quieren ser activas, pero que en realidad
quieren ser hombres puesto que con su pasividad salvan energías, en tanto que los
hombres gastan energías y son activos 5. La supuesta anormalidad de las mujeres,
agregaba, residía en su masculinización que las hacía equiparlas a los varones, en altura,
apasionamiento, fuerza, e incluso volumen cerebral. Esta exclusión de las circunstancias
socioculturales que rodean y cercan a la mujer, lleva nuevamente a la explicación psico-
bio -patológica de la desviación femenina.

Las concepciones lombrosianas y provenientes de sus colaboradores, fueron criticadas por


el holandés Loosjes quien afirmó que la menor delincuencia femenina se debía, no a
determinismo biológico, sino a la particular situación de estas mujeres trasgresoras,
quienes, como no formaban parte de la vida social, no teníanlas oportunidades para
cometer delitos.

Otro autor, que se refirió a la delincuencia femenina fue Pollack quien ratificando la
naturaleza fisiológica determinada por las supuestas inestabilidades hormonales al

4
Freud, Sigmund.” Nuevos aportes al psicoanálisis” Obras completas. Tomo II. Biblioteca.Nueva Madrid,
Madrid 1948.
5
Thomas W Y.”The unadjusted girl” Little Brown .Boston. 1923.
5

momento de cometer sus delitos-tales como la menstruación, el embarazo o la


menopausia- afirmó que , gran parte de estas conductas ilícitas ,eran producto de” estas
anomalías”. Aseveró además que la delincuencia femenina era subestimada y permanecía
sumergida o oculta por lo que no se registraba oficialmente.En el mismo orden de ideas
agregó que las mujeres eran más instigadoras que autoras del delito, por ser más capaces
de manipulación y ser escurridizas y pasivas. 6

Estos enfoques de la criminología positivista sobre la delincuencia femenina legitiman que


ésta sería un problema individual o privado inherente a su naturaleza psicobiológica, y por
lo tanto distinta a la del hombre delincuente.

Adler y Simon dos criminólogas norteamericanas rechazaron este enfoque del positivismo
biológico para explicar que el incremento de la criminalidad femenina se debía a la
emancipación de la mujer.La mujer, sostenía Adler, dejó su pasividad para volverse más
despierta y agresiva, y por lo tanto cometer conductas que son propias de los hombres
(tesis de la masculinidad). Esta nueva mujer más dura y liberada sería capaz de cometer
delitos violentos, lo que se conocería como la “Nueva Mujer Criminal”.

Según estas autoras el movimiento de liberación femenina también ha influido en el


tratamiento del sistema penal hacia la mujer, que ha transitado por la indulgencia y un
tratamiento caballeroso, a uno más severo en relación al hombre criminal. Las
explicaciones expuestas fueron desestimadas por una parte, porque no ha habido un
aumento de crímenes violentos por parte de las mujeres, y por la otra porque no se ha
podido comprobar tal situación de agravamiento en el trato recibido.7.

Contra estas ideas el movimiento feminista lanza una serie de argumentos destinados a
desechar tales planteamientos invocando los siguientes argumentos:

• En lo referente al supuesto trato versallesco, éste no existe en al caso de las


ofensas relacionadas con el sexo.La prostitución, por ejemplo, es una sanción
injusta contra las mujeres que le ejercen, puesto que deja afuera a los clientes o
bien deja en la impunidad a otras personas implicadas en el comercio de ella.
• Un análisis de las sentencias permite concluir que hay discriminación entre mujeres
casadas, solteras, viudas o con hijos, diferenciación que no existe en el caso de los
hombres.
• El tratamiento dentro de los recintos penitenciarios es más duro y difícil para estas
mujeres.

6
PollackOtto.”The criminality of women” Philadelphia .Universidad de Pennsylvania..Press. .1950.
7
Antony Carmen “.Las mujeres confinadas.” Editorial Jurídica de Chile.Santiago.2.000
6

• El uso de la medicación para las reclusas con sentencias sin reclusión son
igualmente formas de control social y su funcionamiento no debe ser desestimado
por ser menos punitivo o coactivo.
• Las mujeres jóvenes trasgresoras sufren intrusiones en su libertad en cosas que los
hombres no la sufren, cuando, por ejemplo, se les considera en “riesgo moral “por
su procacidad sexual. 8

Estos aportes sobre el estudio del delito y de la justicia criminal se alejan del modelo de
análisis concebido desde las esferas del poder- manejado por hombres blancos, de clase
media, y con poder adquisitivo-, demostrando que el tipo impuesto no podía ser aplicado
por igual a hombres y mujeres y que la especificidad de uno u otro no podía
encasillarsecomo único patrón. Estos estudios feministas han permitido la congruencia de
varias corrientes teóricas diferentes que han permitido una articulación teórica capaz de
integrar las relaciones entre clase, sexo y raza en la criminología 9.

Muy importante fue el aporte de Carol Smart quien, además de denunciar que la mujer
delincuente prácticamente estaba ausente en los estudios criminológicos, era tratada
discriminadamente cuando era la víctima de delitos, como la violación, el incesto, los
abusos sexuales y la violencia intrafamiliar, todo lo cual ameritaba investigar no solo los
delitos cometidos por las mujeres, sino además su tratamiento legal incluyendo lo que
sucedía en la ejecución de la pena.10

Una segunda ola de trabajos de las feministas sobre el particular, detuvo además su
mirada en la forma cómo era el tratamiento penitenciario que se les imponía a las mujeres
privadas de libertad.

Al respecto la británica Pat Carlen se refirió a los rasgos sobresalientes de estas mujeres
afirmando que:

• Los crímenes cometidos por mujeres son, en su mayoría, crímenes de quienes no


detentan el poder;
• Las mujeres que están privadas de libertad pertenecen desproporcionadamente a
grupos étnicos minoritarios;
• Estas mujeres han vivido en la pobreza en la mayor parte de sus vidas;
• Las tipificaciones convencionales sobre la feminidad desempeñan un papel clave
en la decisión de encarcelar o no a una mujer. 11

8
Brown,Beverly.”Women and Crime: the dark figures of criminology” Economy Society no.15.1986.
9
Biron L.” Les femmes et l’incarcélatión, le tepmsnearriverien”. Criminologie.Volumen XXV no.1
10
Smart,Carol.”Women, Crime and Criminology” Rouledge&Kegan. London. 1976.
11
Carlen, Pat.”Criminal Women”.Polity Press Cambridge 1992.pág. 53..
7

De allí en adelante se intensifican los estudios sobre temas como Mujer y Criminalidad,
reconociendo su lenta incorporación en los textos sobre Criminología, la expansión de sus
estudios y la incorporación del concepto de género en los eventos, trabajos y agendas
sobre la administración de justicia.Cierto es que el debate teórico aún no se perfecciona,
sin embargo ha habido avances notables en su construcción en lo relativo al sistema
penitenciario y a la forma cómo opera en el caso de las mujeres privadas de libertad.

Pero, ¿qué ha pasado en América Latina?

El cambio de paradigma que significa la incorporación de la perspectiva de género en la


cuestión penal, ha tardado en asentarse en nuestro continente, sin embargo en las
últimas dos décadas, podemos encontrar diversos trabajosteóricos e investigaciones
sobre heterogéneos aspectos de la delincuencia femenina, de los procesos de
victimización de las mujeres y particularmente sobre la forma de operar de los controles
sociales ejercidos contra ellas.

No se trata de imitar modelos impuestos por otras realidades, la situación socioeconómica


de nuestros países nos lo impide,aun cuando sus fundamentos teóricos puedan ser
semejantes, sino de formular y explicar la delincuencia femenina, sus motivaciones, las
formas de control social ejercidas contra ellas, la distinta especificidad de las mujeres
delincuentes- las que no pueden ser juzgadas de la misma manera-, la forma de ejecutar
las sanciones, partiendo ,claro está, del examen de las normas penales discriminatorias
contra ellas, construidas por una sociedad patriarcal.

En América Latina y el Caribe, se han producido importantes avances en la adecuación de


las legislaciones nacionales a los Convenios Internacionales y a una serie de
recomendaciones, que en general buscan proteger de manera más efectiva los derechos
de las mujeres. Son destacables las reformas que se han introducido para armonizar las
legislaciones nacionales con las Convenciones Internacionales como la Convención sobre
eliminación de todas las formas de discriminación contra la Mujer y la Convención
Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer En materia
de criminalidad de la mujer los Congresos de Prevención del Delito y Tratamiento del
Delincuente se han pronunciado sobre la situación particular de las mujeres delincuentes
y aquellas que están cumpliendo la sanción impuesta. También habría que mencionar las
recomendaciones y proposiciones sobre la especial vulnerabilidad de las mujeres y el
acceso a la justicia, contenidas en las Reglas de Bangkok y de BrasiliaEn el mismo sentido
debemos rescatar el Proyecto de Revisión y Actualización de las Reglas Mínimas para el
Tratamiento de los Reclusos presentado en el XII Congreso de Naciones Unidas que ha
8

incorporado diversas disposiciones relativas al tratamiento penitenciario de la mujer,


introduciendo varias normas específicas con algún contenido de género.

Probablemente la mayor atención que se ha producido en los actuales estudios


criminológicos, o asociados a estos temas, ha sido la aparición de una forma de
delincuencia que está ocupando, sino el primer lugar dentro de universo de delitos
cometidos por la mujer, un segundo lugar: nos estamos refiriendo a los delitos
relacionados con la droga.

Ya no se trata de la adicción a la droga, fenómeno que implica a todos los sectores de la


sociedad, y que era explicado en relación a la participación femenina como consecuencia
de personalidades psicóticas, deprimidas o afectadas por su “incapacidad biológica” o
“frágil sistema nervioso”, sino a su involucración como trasportista o narcotraficante de
estas sustancias.

Lo importante, indicaba del Olmo no está en la criminalidad de la mujer sino mas bien a
develar la tendencia dirigida hacia su criminalización y a que el sistema penal las esté
llevando a prisión por estos delitos. Esto significa estudiar las implicaciones de la actual
guerra contra las drogas en el ámbito de la relación de género entre la mujer y la ley. i12

Algunas investigaciones a nivel latinoamericano que merecen ser destacadas por sus
conclusiones coincidentes nos indican que:

• Las investigaciones y análisis de la criminalidad, salvo contadas


excepciones, se hacen desde la perspectiva masculina, estableciendo
verdades universales válidas para ambos sexos.
• Existen diversas situaciones discriminatorias, tanto en las leyes penales
como en su paso por el sistema penaly, muy particularmente, en las
normas penitenciarias.
• Elincremento significativo de las mujeres que se encuentran en conflicto
con la ley está relacionado con sus especiales situaciones socioeconómicas
y con los cambios en los procesos de criminalización del fenómeno de
tráfico ilícito, lo que las han afectado muy particularmente.
• En lo que se refiere a patrones de criminalización para mujeres y hombres
éstos reflejan importantes diferencias, observándose mayor
discriminación, marginalización y selectividad en el caso de las mujeres.

12
Del Olmo, Rosa.“Criminalidad y Criminalización de la mujer en la región andina” Editorial Nueva Sociedad
.Caracas 1998, página 31.
9

• En el negocio de las drogas se observa que su participación es más


secundaria cumpliendo en muchos casos funciones subalternas y teniendo
mayor riego en el traslado de drogas .Con frecuencia, se agrega, su
participación se debe a la necesidad de acompañar, y/ o proteger al
hombre en sus actividades delictivas por sus relaciones de amor y
dependencia.
• El impacto en la cárcel y la experiencia carcelaria de las mujeres presenta
rasgos peculiares como el abandono familiar, la situación de desamparo
de los hijos y nietos que están a su cargo, la desintegración familiar entre
muchas otras circunstancias. 13

Nos atreveríamos a agregar otros temas claves para analizar como raza, edad y
participación femenina en la criminalidad masculina .Hoy en día en México y Guatemala
se han detectado otras conductas delictivas no convencionales relacionadas con los
delitos relacionados con droga, como la participación más activa de la mujer, llegando en
algunas oportunidades a actuar como sicarias bajo la orden de la organización criminal.

Pero no sólo la preocupación ha puesto atención enel ámbito académico o de la


investigación, también el Instituto de Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente
(ILANUD) ha puesto atención sobre lo que está sucediendo en nuestros países.

En este orden de ideas publicó primeramente en 1979 un estudio sobre la criminalidad


de las mujeres en Panamá, Costa Rica y Colombia que arrojó las mismas conclusiones; no
obstante no contenía la perspectiva de género. Por esta razón y por la presión de
penalistas y criminólogas, el Instituto en mención creó el Programa Mujer, Justicia y
Género, desde donde se ha seguido investigando, esta vez desde el nuevo paradigma.
Señalamos la investigación sobre Mujeres Madres en Prisión donde se destacó la
aplicación de un modelo de rehabilitación androcéntrico que provoca múltiples
situaciones de discriminación y vulneración de los derechos propios de su condición de
género.14

Estos estudios,más algunos trabajos de criminólogas y penalistas de Latinoamérica, han


logrado romper el silencio y el desconocimiento sobre los procesos de criminalidad y

13
Ibidem
14
Rodriguez, María Noel.2 Mujeres madres en prisión en América Central” ILANUD-UNED-OACDH. Costa
Rica.2008.
10

criminalización de la mujer en América Latina, introduciendo la perspectiva de género en


muchas de estas indagaciones. 15

ENCUENTROS Y DESENCUENTROS EN LOS PROCESOS DE CRIMINALIDAD Y


CRIMINALIZACIÓN DE LA MUJER.

Siendo la Criminología una ciencia eminentemente patriarcal, se hace necesario


reflexionar un cambio de paradigma en sus planteamientos.

Naturalmente no es sólo el problema de la ejecución de la pena la que debe preocuparnos


por carecer hasta el momento de perspectiva de género, tanto por su mirada
androcentrista como por la nula preocupación de los gobiernos en este sentido, sino el
cómo introducireste nuevo arquetipo en la propia Criminología.

Encontramos contradicciones entre las criminólogas y penalistas feministas, ya que por


una parte una corriente de ellas reclama mayor criminalización para los delitos como
violencia sexual o femicidios-entre otras conductas delictivas contra la mujer- y por la otra
dan una mirada más moderada que se opone a una mayor criminalización , pero
manteniendo el Derecho Penal por su valor simbólico.

En lo que respecta a la segunda corriente, Zaffaroni nos alerta que” el solo utilizar el
Derecho Penal mínimo no es suficiente puesto que se necesitaría un cambio de la
sociedad misma, y no un mero retoque penal”, Continua diciendo:“defender la
criminalización o el agravante de la pena por el aborto por ejemplo, es creer en la eficacia
del poder preventivo de la pena.El caso del aborto es precisamente el fracaso de su
función porque ni disminuye el número de abortos y se siguen permitiendo los atentados
contra la vida e integridad física y psicológica de las mujeres que han optado por ese
camino.” 16Esta es una discusión no zanjada todavía, que amerita una construcción más
teórica sobre la utilidad del Derecho Penal para situaciones tan complejas como la
participación de la mujer tanto como delincuente o como víctima ,y que escapa al tema de
este trabajo.

Más allá de estas posiciones rescatamos el discurso antidiscriminatorio que enarbola el


feminismo porque éste puede penetrar en todas las instituciones del sistema penal y
lograr cuotas de poder que puedan compatibilizarse con otros discursos en la lucha
antidiscriminatoria.

15
Entre algunas de estas investigadoras latinoamericanas destacamos a: Rosa del Olmo, Lola Aniyar de
Castro, Maria Noel Rodriguez,, Carmen Antony, Elena Azaola, Cristina Yiacaman,, Alda Facio, Ligia Martin,
Gladys Tineo.
16
Zaffaroni,Raúl.”El discurso feminista y el poder punitivo”. En Las trampas del poder punitivo. Editorial
Biblos.Barcelona.2.000.Páginas 19 a 31.
11

Los movimientos feministas han logrado importantes avances que han enriquecido a la
Criminología y al Derecho Penal. Temas como el acceso a la justicia, la protección de las
mujeres en caso de las diversas manifestaciones de la violencia contra ellas, la
desmitificación del poder punitivo en los casos de abortos o infanticidios, la eliminación
de conceptos discriminatorios como la buena fama o la doncellez,o la cancelación de la
punibilidad en el caso de matrimonio del ofensor con la víctima. Sin embargo no en todos
los países de nuestro hemisferio se han impuesto estos progresos, lo que nos indica que
no hay que bajar la guardia.

Sobre el particular señalamos algunas de las características que todo trabajo sobre la
criminalidad y criminalización de la mujer debería abarcar:

• El reconocimiento de la importancia del poder en la definición de las relaciones


sociales.
• La sensibilidad sobre la manera en que el contexto da forma a las relaciones
humanas.
• El compromiso político con el cambio social como parte esencial del pensamiento
y práctica feminista.
• La explicación de la criminalidad debe basarse en la condición de lo masculino o
femenino, entendiendo este último como una construcción social y no como un
atavismodeterminante 17.

En todo caso, debe quedar en claro que no está formulada la última palabra, y que falta
todavía un desarrollo más acabado de la teoría feminista en esta materia. Si bien es cierto
que no podemos abandonar el derecho, como un lugar más de lucha, estamos ciaras que
este derecho también crea las diferencias de género e identidad. Lo particularmente
interesante es que hemos avanzado en el pensamiento feminista, demostrado con las
investigaciones hechas en la actualidad en nuestro continente, las que deberían
considerarse en las políticas públicas que deben contemplar esta perspectiva de género.

Para lograr esta incorporación se hace necesario introducir nuevas miradas en las
investigaciones incorporando aspectos como la discriminación, la desigualdad. la
feminización de la pobreza, los cambios culturales, entre tantos otros indicadores
necesarios para analizar los procesos de criminalidad y criminalización de la mujer. El
estimular estudios que contengan las variables de género en el caso de su participación

17
Pérez Pinzón, Alvaro y Pérez Castro Brenda.” Curso de Criminología. Universidad Externado de
Colombia.7ª. edición.Bogotá.2006-
12

BIBLIOGRAFÍA

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