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FLACSO

Métodos de Sociología Política II


Isabel Vaca
25/05/2023

DISEÑO DE INVESTIGACIÓN

Tema: “Procesos de derechización en América Latina: El caso de Ecuador en el período


2019-2023”

Pregunta de investigación:

¿Cómo se desarrollan distintos procesos de derechización y normalización de discursos


de odio en América Latina, tomando el caso del Ecuador en el período 2019-2023?

Objetivo general:

- Conocer los procesos sociales, económicos, políticos y culturales que atraviesan a


América Latina en una etapa sistemática de derechización global.

Objetivos específicos:

1. Conocer la historia del fascismo, conservadurismo, y neoliberalismo a través del


tiempo, para entender su desarrollo y efectos en el continente Latinoamericano.
2. Conocer los procesos sociológicos y sociopolíticos de la derecha en América Latina y
en el caso de Ecuador.
3. Analizar y comparar casos y discursos de derecha, en diálogos y estallidos sociales en
América Latina y en el caso de Ecuador.

Problematización:

El ascenso de la derecha radical es uno de los rasgos más destacados de la situación


internacional actual. Desde los 30s del pasado siglo, el mundo no había experimentado un
crecimiento similar de movimientos de derecha radical, que inevitablemente despiertan la
memoria del fascismo. Al principio, el núcleo de esta tendencia era la Europa continental, con
el ascenso del Frente Nacional en Francia y otros movimientos de extrema derecha de Europa
central. Hoy, los partidos de extrema derecha están en el poder en siete países europeos -
Austria, Bélgica, Hungría, Polonia, República Checa y Finlandia- y están fuertemente
representados en la casi totalidad de los países de la Unión Europea (Traverso 2021, 65).
El éxito de “Alternative für Deutschland” y de VOX demuestra que Alemania y España
ya no son excepciones. Y que, tras la elección de Donald Trump en Estados Unidos y de
Bolsonaro en Brasil, esta tendencia ha adoptado una dimensión global (Traverso 2021, 65).
Los fantasmas del fascismo reaparecen y reabren viejos debates, como el de si acaso el viejo
concepto de fascismo logra explicar y abarca las respuestas al análisis del ascenso de las
derechas radicales.
El concepto de fascismo es histórico, transciende el tiempo en que apareció y puede ser
utilizado con el fin de reconocerse a sí mismo en nuevas experiencias, que están conectadas
con el pasado a través de una arena social, económica, cultural y política de continuidades
temporales –este fue el caso de las dictaduras latinoamericanas de los años 70–. No obstante,
las comparaciones históricas establecen analogías y diferencias más que homologías y
repeticiones, y, a veces revelan que los viejos conceptos no funcionan y deben renovarse.
Hoy en día, el ascenso de las derechas radicales despliega una ambigüedad semántica,
por un lado, prácticamente nadie habla de fascismo –exceptuando, quizás, en relación con
Bolsonaro, Trump y VOX– y la mayor parte de los comentaristas reconocen las diferencias
existentes entre estos nuevos movimientos y sus ancestros de los años 30; y, por otro lado,
cualquier intento de definir este nuevo fenómeno implica una comparación con el periodo de
entreguerras.
Resumiendo, el concepto de fascismo parece a la vez inapropiado e indispensable para
comprender esta nueva realidad. Esta es la razón por la cual el concepto de postfascismo se
corresponde con este paso transicional (Traverso 2021, 65).
Postfascismo debe ser entendido tanto en términos cronológicos como políticos: por un
lado, estos movimientos aparecen con posterioridad al fascismo y pertenecen a otro contexto
histórico; por otro, no pueden definirse comparándolos al fascismo clásico, que sigue siendo
una experiencia fundacional. Por un lado, ya no son fascistas; por otro, no son totalmente
distintos, son algo intermedio (Traverso 2021, 66).

Justificación:
El ascenso de la derecha radical no es la única similitud actual respecto a la situación
del mundo de entreguerras de los años 30. Otras son evidentes y se han puesto a menudo de
relieve, en primer lugar, está la ausencia de un orden internacional, una pandemia mundial
como crisis sanitaria y las sucesivas oleadas de crisis económicas. En los años 20 y 30, dicho
caos dependía del colapso de las constantes guerras civiles y mundiales, mientras que hoy en
día, es el resultado del fin de la Guerra Fría y de su mundo bipolar. En los años 30 como hoy,
la crisis económica y distintos cambios geográficos, como los éxodos migratorios, han
alimentado el ascenso del nacionalismo, la xenofobia, el racismo y la demanda de poderes
autoritarios.
Estos sucesos, más las particularidades actuales de una revolución tecnológica y su
efecto en los medios de comunicación y en la manera de relacionarnos entre seres humanos,
como investigadora social, me lleva a reconocer semejanzas y diferencias cruciales entre el
fascismo clásico y la nueva derecha radical que se está gestando en el mundo, y
específicamente, luego del fenómeno migratorio provocado por la crisis humanitaria en
Venezuela en el 2019, después de la caída de un bloque político sólido, poderoso –de tendencia
socialista del siglo XXI– y la exposición de sus casos de corrupción, y luego del paro nacional
OCTUBRE19, en el Ecuador, se dio un resurgimiento y normalización de discursos de odio,
sobre todo discursos que enaltecen el anticomunismo, el racismo, la xenofobia, que rechazan
la revolución social, al utopismo e invitan al conservadurismo.
Un pilar fundamental del fascismo clásico fue el anticomunismo. Tras la Primera
Guerra Mundial, el anticomunismo fue el capullo de la transformación del nacionalismo desde
una derecha conservadora hacia una derecha revolucionaria. Mussolini definió dicho
movimiento como una revolución contra la revolución (Traverso 2021, 68). Hoy en día, tras el
fin de la URSS, el anticomunismo ha perdido su significado. Sobreviviendo, si lo comparamos
y pensamos en la campaña de Bolsonaro contra el marxismo cultural.
Desde una perspectiva histórica, el postfascismo podría verse como resultado de la
derrota de las revoluciones del siglo XX (Traverso 2021, 68), tras el colapso del comunismo y
la adopción de la gobernanza neoliberal por los partidos socialdemócratas, los movimientos de
derecha radical se convirtieron, en muchos países, en las fuerzas más influyentes opuestas al
sistema, sin mostrar una vertiente subversiva y evitando cualquier similitud con la izquierda
radical.
De acuerdo con el paradigma populista clásico, la derecha radical no ha abandonado el
viejo mito del buen pueblo opuesto a las élites corruptas, como se dio en el caso del gobierno
de Moreno y Lasso, pero ellos lo han reformulado de un modo significativo. En el pasado, el
buen pueblo significaba una comunidad rural étnicamente homogénea opuesta a las clases
peligrosas de las grandes ciudades, en síntesis, el pueblo trabajador. Tras el fin del comunismo,
una clase obrera derrotada golpeada por la desindustrialización ha sido reintegrada en dicha
comunidad nacional-popular. Y, el mal pueblo, ahora, migrantes venezolanos, cubanos,
colombianos, musulmanes, afrodescendientes, mujeres con velo, y personas “marginales”, se
fusiona con los grupos progresistas con ideales en visión de género e identidad sexual, en
defensa de los derechos humanos y animales. Por lo que, en este discurso de la derecha radical,
se modifica un constante enfrentamiento entre el buen pueblo y el mal pueblo, donde el mal
pueblo con su dirección a la izquierda llevará al país a un futuro de crisis y corrupción perpetua.
Un rasgo común de todos los postfascismos actuales es la xenofobia. El odio hacia
migrantes modela su ideología e inspira su acción (Traverso 2021, 68). El migrante es la
metáfora de un enemigo interior que corrompe y fractura desde dentro el cuerpo nacional. La
búsqueda de un chivo expiatorio es un elemento constitutivo del discurso fascista, pero hay que
observar un cambio, y, en el caso del Ecuador, identificamos el desplazamiento del
antisemitismo –en el caso de los años 30– hacia la xenofobia a venezolanos.
El principal objetivo de los movimientos postfascistas ya no son los judíos, sino los
ciudadanos extranjeros de Venezuela, Colombia, Cuba, El Salvador, Haití, en el caso
latinoamericano, y en el caso norteamericano y europeo los musulmanes y latinos. El racismo
–un discurso científico basado en teorías biológicas– ha sido sustituido por un prejuicio
cultural. La representación postfascista del enemigo reproduce el viejo paradigma racista y,
como al antiguo bolchevique judío, se representa al terrorista islámico con rasgos físicos que
denotan su alteridad o al venezolano migrante que viene al Ecuador no a trabajar honradamente
con un tono de voz y nuevas expresiones altivas y lascivas.
Para mí, es de gran importancia aterrizar el concepto del postfascismo en el Ecuador,
ya que sus raíces son antiguas y poseen su propia tradición, que es el colonialismo. El
colonialismo inventó una antropología política basada en la dicotomía entre ciudadanos y
súbditos coloniales que fijaba fronteras sociales, espaciales, raciales, economicas y políticas.
La matriz colonial de la xenofobia actual nos aporta la clave para entender la
metamorfosis ideológica del postfascismo, que ha abandonado las ambiciones imperiales y
conquistadoras del fascismo clásico con el fin de adoptar una postura más conservadora y
defensiva. No desea conquistar, sino expulsar. Mientras que el colonialismo del siglo XIX
deseaba lograr su misión civilizatoria mediante sus conquistas fuera de Europa, la xenofobia
postcolonial lucha contra un enemigo interior en nombre de los mismos valores. El rechazo
sustituyó a la conquista, pero sus motivaciones no cambiaron; hoy en día, el rechazo y la
expulsión buscan proteger a la nación de la influencia deletérea extranjera.
Por otra parte, el discurso acerca de la decadencia, la migración descontrolada, la
invasión cultural y la defensa de Occidente es bastante común entre todas las corrientes
conservadoras y los partidos gubernamentales de la derecha tradicional. Lo que distingue al
postfascismo de ellos es el nacional-populismo. La derecha radical desea movilizar a las masas
y reivindicar un despertar nacional para apartar a la élite corrupta, dirigida por el socialismo
global.
En la actualidad, el postfascismo está creciendo en todas partes y no conocemos el
desenlace de su proliferación. Podría mantenerse en el marco de la democracia liberal, pero
también podría experimentar una nueva radicalización. Las premisas de ambos desarrollos ya
existen, y, el motivo de mi investigación surge a raíz de que esta segunda opción lograría la
transformación del fascismo en un concepto transhistórico, y, en este caso, nos veríamos
compelidos a reconocer que el fascismo no fue un paréntesis del siglo XX, todo lo contrario,
se encuentra presente en países latinoamericanos, como el caso del Ecuador.

Marco teórico:

El marco teórico que se utilizará en esta investigación de carácter histórico, político y social,
es un conjunto de textos, artículos y tesis de autores contemporáneos que se dedican a estudiar
y analizar a los movimientos sociales y a las corrientes políticas de derecha que se están
radicalizando en América Latina.
Textos como “Extrema derecha 2.0: Qué es y cómo combatirla” de Steven Forti, “La
ultraderecha hoy” de Cas Mudde, “La construcción del enano fascista” de Daniel Feierstein, y
“Las nuevas caras de la derecha” de Enzo Traverso, presentan una visión de los estudios a la
derecha latinoamericana y norteamericana.
También, la recopilación de artículos y trabajos realizados sobre el giro sistemático
hacia la derecha en la política y en los valores, permitirán conocer el estado del estudio de caso
y delimitará posibles aportes para dicho campo de investigación social.

Metodología:

Esta investigación de carácter sociopolítica se realizará utilizando métodos cualitativos


de investigación social, ya que su carácter histórico y social del conocimiento demuestra una
continuidad trasmitida del pasado hacia el presente, que sirve como antecedentes y nos brinda
un estado del arte para poder conocer y analizar el fascismo y la tendencia política de derecha
en el mundo y como ambos conceptos aterrizan en América Latina a través del tiempo.
Este tipo de investigación cualitativa brinda un conjunto de conocimientos, discursos,
lenguajes, valores, e ideales de vida, que pueden encaminarse hacia el objetivo específico del
discurso de derecha en Latinoamérica, donde se aplica el análisis científico social a través de
la acción reflexiva.
Para el autor Charles Ragin (1994), la investigación cualitativa nos presenta un método
de conocimiento a profundidad del caso de estudio, donde dentro de lo posible, es posible
encontrar patrones comunes de comportamientos y relaciones de y entre, el fascismo de los
años 30 y el postfascismo actual.
Para esta investigación se utilizarán métodos etnohistóricos, métodos de revisión de
archivos y documentos, y métodos de análisis crítico de marcos de interpretación y revisión de
discursos para tener un amplio conocimiento histórico del fascismo, las distintas
representaciones de la derecha a lo largo del tiempo, y sus discursos, los casos políticos que
tuvieron lugar en Europa y los casos latinoamericanos.
Además, el método de observación participante y no participante en plantones, mítines,
y marchas, y la realización de entrevistas, brindará facilidad para conocer el pensamiento, los
valores, y la manera de ver al mundo y a la realidad social de individuos que militan en las
corrientes políticas de derecha y de tinte fascista en el Ecuador, para así tener una más clara
noción de sus planes y acciones a futuro en el país, y poder comparar con otros escenarios
latinoamericanos en la actualidad.

Bibliografía:

Traverso, Enzo. 2021. “Postfascismo: Fascismo como concepto transhistórico”. El


Viejo Topo Nº401: 65-72.
Ragin, Charles. 1994. “La construcción de la investigación social: Introducción a los
métodos y su diversidad” Bogotá: Siglo del Hombre Editores.

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