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MANUAL DE SOCIOLOGÍA
DE LA EDUCACIÓN
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Antonio Guerrero Serón
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Manual de Sociología de la Educación
CAPÍTULO 5
LAS FUNCIONES SOCIALES DE LA EDUCACIÓN
rrollar una confianza basada en el completo desarrollo de la capacidad física y men tal.
(...) Fröebel, que había dirigido primero el mensaje al cuerpo del profesorado
masculino, pronto encontró una audencia más receptiva entre las mujeres. (...)
El profesorado, desde el principio, estuvo formado por mujeres. La disciplina
prac ticada en el kindergarten era conscientemente maternal, basada en la empatía an tes
que en la autoridad y en la persuasión antes que en la coacción..
(...) Aunque al principio recibieron poca publicidad, las ideas de Fröebel ad
quirieron un súbito relieve durante la revolución de 1848, cuando la reforma edu
cativa y el nacionalismo se convirtieron en temas principales. (...) En una con vención
convocada por Fröebel en agosto de 1848 para dar a conocer a los profesores la idea
del kindergarten, şus partidarios argumentaron que los kindergartens 'com- .
plementarían a la familia y vendrían en ayuda del hogar' (...) Middendorf criticó las
limitaciones de la crianza del niño por madres atareadas e ignorantes niñeras y ensalzó el
kindergarten como campo de preparación de futuros ciudadanos en una nueva
comunidad nacional.
Los Bewahranstalten defendieron enérgicamente su carácter tradicional y re ligioso.
“No son jardines de niños, sino jardines de Dios', afirmaba un folleto de - la Sociedad
de Berlín en 1866, “porque pretendemos plantar la semilla por la que los niños pueden
creer en la fe y en la virtud hasta que entren en el jardín del Pa raíso. (...) El fracaso de
los intentos de incorporación de las clases del Kindergarten al sistema educativo
público de la Alemania imperial se debió (...) al apego con tinuado de influyentes
grupos a la familia imperial tradicional y los valores reli giosos enseñados en los
Bewahranstalten".
Ann Taylor Allen: "Jardines de niños. Jardines de Dios: Kindergartens y guarderías en Alcmania cn el
siglo XIX", Revista de Educación, 1° 281, 1986, págs. 125-154.
El concepto de función, ya vimos en el Capítulo 1, procede del enfoque fun
cional-estructural, al que tan sustancial es que termina dándole nombre. Con tai
concepto se quiere expresar la contribución de la parte al mantenimiento del to do
orgánico, las relaciones entre una institución o un subsistema social con el res to de
instituciones o subsistemas que en la sociedad existen. No obstante, hoy día puede
decirse que es un concepto plenamente incorporado al bagage y lenguaje común de la
Sociología, donde se equipara a la influencia o relación de la parte con el todo, al papel
o conjunto de tareas desempeñado por alguna persona, gru po o institución en el
conjunto más amplio en el que se inserta. Y así lo vamos a entender aquí, saliéndonos
del análisis meramente funcionalista, para analizar la multiplicidad de tareas que la
educación cumple en nuestra sociedad.
Así, pues, en este Capítulo se estudian las tareas o funciones que justifican la
existencia del sistema educativo en la sociedad y los cometidos que desempeña en
relación a otras instituciones básicas o subsistemas para el mantenimiento del sis tema
social, del que es un subsistema o parte integrante, y de sus instituciones más
importantes. Por poner un ejemplo, Musgrave (1982) plantea lo antes dicho de una
forma breve y elegante, en la introducción de su “Sociología de la Educación”, cuan do
examina la relación del sistema educativo con otras instituciones sociales, de nominándolo
como un "intento de responder a cuatro preguntas: ¿Qué parte juega la educación en el
balance entre estabilidad y cambio, en el mantenimiento de un sistema político
democrático, en asegurar el uso pleno de la gente con talento en nuestra sociedad y,
finalmente, en la provisión de mano de obra formada al sistema económico?".
Respuestas que denomina con las funciones de "estabilidad y cam bio, política, de
selección y económica", respectivamente (Musgrave, 1972: 12).
A la hora enumerar y clasificar el número de funciones sociales del sistema educativo,
los diferentes autores suelen hacer suya, de alguna manera, esta clasi
Capítulo 5: Las funciones sociales de la educación:
VMTT 1971.

105
Manual de Sociología de la Educación
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ficación cuatripartita que acabamos de ver enumerar a Musgrave. Empleen unas


u otras denominaciones, las clasificaciones versan sobre las relaciones de la ins
titución escolar con las instituciones fundamentales de toda sociedad: la cultura,
la farnilia, la economía, el estado y la estructura social. Así pues, es fácil coinci
dir en que la escuela cumple hoy cinco funciones en nuestra sociedad, en
relación con cada una de las correspondientes instituciones sociales básicas:
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1) La de transmisión cultural y socialización de las nuevas generaciones, en


relación con la cultura y cohesión social, principalmente. 2) La de formación
ciudadana y legitimación, respecto al estado o subsiste
ma político. 3) La de formación y selección para el trabajo, en lo referente a la
economía. 4) La de movilidad social, en relación con el sistema de estratificación
social. 5) La di custodia de la infancia y de la juventud, en relación con la familia.
rales, las tradiciones nacionales y profesionales o las opiniones colectivas de to
do tipo, que expresan la personalidad de la sociedad en que vivimos.
El aporte del sistema educativo como agente secundario de la socialización se
ha llevado a cabo, tradicionalmente, una vez que la familia ha transmitido
los re cursos básicos para la adquisición del lenguaje, las creencias y los
hábitos de vi da y, más recientemente, en paralelo con esa labor, en los casos en que
se inicia la escolarización en la escuela infantil a edades más tempranas. Dicha tarea la
rea liza, básicamente, contribuyendo a la transmisión de la cultura,
mediante los di ferentes contenidos de las asignaturas del currículum escolar.
Así, mediante la Len gua transmite las normas admitidas de uso del lenguaje
común u oficial, aportando un medio común de comunicación en la sociedad.
Con la Geografía y la Historia, actúa de vehículo de conformación del
sentimiento nacional, delimitándolo a ni vel espacial y temporal o histórico. La
Aritmética sirve para aportar y facilitar unos elementos comunes para el
funcionamiento de la economía cotidiana y, por ende, de los mercados
nacionales. Y así con todo el conjunto de materias, desde la Ca ligrafía a la
Música, que transmiten creencias, valores e instrumentos de la cultu ra de una
sociedad. De este conjunto de materias y de acuerdo con su cometido
específico, podemos hacer tres grandes grupos: culturales, ideológicas e
instru mentales.
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5.1.1. Las materias culturales
Obviamente, estas funciones y sus relaciones con las respectivas institucio nes o
subsistemas sociales no son únicas, debiendo entenderse de una manera in
terrelacionada y múltiple. Es evidente que la función de socialización tiene que
ver también con la institución familiar y la de custodia, con la económica, y así
sucesivamente. Pero toda clasificación se debe ver con criterios parsimoniosos (eco
nornía de medios) y didácticos, de manera que permita el análisis de una
realidad o fenómeno y la posterior síntesis personal. Por ello, se resaltan tan
sólo las rela ciones prioritarias o más evidentes.
Por último, y antes de pasar a ver individualmente cada una de las citadas fun ciones,
conviene decir que debería considerarse también la función de auto-re producción del
sistema de enseñanza, porque es evidente que es el propio siste ma educativo
el que se reproduce a sí mismo formando el profesorado y, en gran medida, el
conocimiento educativo, necesarios para su funcionamiento. Aunque recibiendo,
igualmente, el aporte de las otras instituciones, como la clientela de la familia, la
regulación legal del estado, la financiación de la institución econó mica y los
conocimientos o el lenguaje del subsistema cultural.
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Recogen los conocimientos que los grupos hegemónicos de la sociedad con


sideran válidos en cada momento, de acuerdo con los principios de clase, etnia y
género. Por eso se puede decir que el contenido a transmitir no es ni
neutral ni universal. El contenido del currículum, lo que Bourdieu llama el
arbitrario cul tural, deriva de la cultura de los sectores, clases o grupos
dominantes de la so ciedad, que son quienes contextualizan el conocimiento
educativo que se consi dera válido para transmitir en la escuela. Es decir, son los
grupos con poder social los que actúan como agentes para seleccionar de la cultura y
el conocimiento so ciales los contenidos a transmitir en el sistema de enseñanza. Como
veremos con más detalle al estudiar la sociología del currículum, cuando hablamos
de esos agen tes nos referimos a la administración educativa, a las editoriales
de libros de tex to y a entidades culturales como las Academias o las
Universidades, que deciden, que elementos y qué partes del enorme
conocimiento hoy en día existente en nues- . tra sociedad es válido para transmitir
en cada nivel (cursos, etapas, ciclos) del sis tema educativo. Su formulación
concreta refleja la división social del trabajo aca démico, así como la correlación
de fuerzas en la sociedad.
En el caso de nuestro sistema educativo, a través de las materias culturales se puede
establecer una clara distinción secular que marca el proceso de moderni zación de la
sociedad española, que evoluciona, en los siglos XIX y XX, desde la idea de nación a
la de ciencia. Al comienzo, en su primera etapa decimonónica,
5.1. Transmisión cultural y socialización
A comienzos del presente siglo, Emile Durkheim señalaba como la sociedad no
puede vivir sin una homogeneidad suficiente entre sus miembros, siendo tarea de
la educación mantener y perpetuar dicha homogeneidad “inculcando en la men
te del niño las similitudes esenciales que supone la vida colectiva”. La educación
consiste, por tanto, en una socialización metódica de la joven generación" (Durk
heim, 1975: 106), es decir: crear en cada uno de nosotros el sistema de ideas,
de sentimientos, de costumbres, tales como las creencias y prácticas religiosas y
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Manual de Sociología de la Educación
Capitulo 5: Las funciones sociales de la ciucación
107
estas materias aparecen integradas en torno al concepto de nación y a la defini ción de
un mercado nacional: la lectura y escritura en lengua castellana (las peri féricas sólo llegarán
muy recientemente), el aprendizaje del sistema unificado de pesas y medidas, a través de la
Aritmética, y de los límites geográficos y de la tra dición nacional mediante la Geografía e
Historia de España.
En el presente siglo, tras la labor finisecular de institucionistas y regeneracionistas,
comienza a manifestarse la lógica tecnocrática, que vincula los programas de
trans misión cultural a los intereses sociales surgidos de la industrialización y moder nización
de la sociedad, que consideran imprescindible la reconstrucción o rege neración
nacional, a partir fundamentalmente de la modernización científica. Las asignaturas
científicas tuvieron, en los primeros planes de estudio un peso menor que el de las
“nacionales", ocupando siempre los últimos años de estudio, quizás como
reconocimiento de su complejidad, Sólo bien entrado el siglo XX comen zaron a ganar
terreno progresivamente, potenciadas, sin duda, por la citada lógi ca tecnocrática,
hasta llegar a la situación actual, con la reforma LOGSE, en la que numerosos
colectivos sociales se lamentan y denuncian la pérdida de peso de las materias
humanísticas, en favor de las científico-técnicas.
Otro tanto pudiera decirse de los idiomas o “lenguas extranjeras”, un subgru po dentro
de estas asignaturas, que representan también otro ejemplo de moderni dad. De
hecho, se les ha distinguido en los planes de estudio oficiales con el títu lo de Lenguas
Modernas, para distinguirlas de las llamadas “'Lenguas antiguas" o “muertas”, el Latín y
el Griego, de gran predicamente en la educación humanista tradicional. Igualmente, en
el desarrollo del currículum, se ha dado una preemi nencia inicial de las lenguas
"muertas" sobre las "vivas", sólo corregido reciente mente. Dentro del campo de las
lenguas "vivas" se puede reconocer también un significado latente de mayor
modernidad, en la sustitución del francés por el in glés, en el contexto de un
cambio del modelo cultural de referencia en nuestra so ciedad desde Francia a los
Estados Unidos. Un fenómeno, por otra parte, general. en el mundo actual.
Significativa fué, en ese sentido, la reforma de los planes de estudio del Magisterio
de 1967, ya que supuso un hito en el cambio del modelo educativo napoleónico por el
anglosajón.
gentes. En el caso de la Religión, por el peso tradicional de alguna Iglesia deter
minada y la consiguiente confesionalidad del Estado. Era curioso comprobar co
mo, hasta bien recientemente, la única asignatura obligatoria en las escuelas de
Inglaterra y Gaies era “Conocimiento Religioso", debido a la identificación de la Corona
y el Estado con la Iglesia anglicana. Esto no ha sido así para los estados que,
como Francia, consideran laico su modelo escolar. En España, en cambio,
todavía hoy asistimos a la disputa de su lugar o no dentro de las actividades aca
démicas u horario lectivo de las enseñanzas primaria y secundaria, debido a la vi
gencia del Concordato de 1953 entre el Estado Español y la Iglesia católica.
Refiriéndonos a la Religión, se puede ver como ha tenido un peso fundamental en los
contenidos a transmitir desde los comienzos de nuestro sistema educativo. Así, en la
formación del profesorado, antes de la creación de las Escuelas Nornales, exis tía la
exigencia de pasar el examen de “Doctrina Christiana' ante el Ordinario del lu gar como
premisa para ejercer el magisterio. Desde entonces, la asignatura de "Re ligión' va a
constituir materia obligada en todos los planes, con la sola excepción del que promulga
la II República Española en 1931. Su presencia refleja la fuerte influencia y el poder
que la Iglesia católica ha desarrollado secularmente en la formulación del
conocimiento escolar en el sistema educativo de una nación “baluarte de la
cristian dad” y “rnartillo de herejes". La "cuestión escolar” ha sido, incluso, una
constante de nuestra historia contemporánea, que fa hegemonía conservadora inclinó
del lado eclesial y dio origen, tras los problemas derivados de la negación de la
“libertad de cátedra”, al movimiento de la Institución Libre de Enseñanza.
Años más adelante y de forma más brusca y nítida, la inculcación ideológica va a
aparecer en los curricula a partir de 1939, formulada como ideas políticas par tidarias y bajo
apelativos como “Formación Patriótica" o "Formación del Espíritu Nacional”. Eran
tiempos en que, además, tanto los maestros como las maestras de bían estar
encuadrados en el Frente de Juventudes o la Sección Femenina y asistir *con
aprovechamiento”, durante su formación en las escuelas normales, a los cam pamentos
organizados por tales instituciones, secciones del partido único FET y JONS. Con la
promulgación de la Constitución de 1978 y el establecimiento de un régimen
democrático, estas asignaturas desaparecen de los currícula, recuperando la
inculcación en los planes de estudio la función socializadora más general que le
asignaba Durkheim.
5.1.2. Las materias ideológicas
5.1.3. Las materias instrumentales
Estas materias van más allá de la pura transmisión, ya que son materias de in
culcación directa y vienen a representar el peso y control de las instituciones po
líticas y religiosas dentro del aparato educativo. Específicamente, las materias
que responden de una manera precisa al apartado ideológico son la Religión y la For
mación Política, de larga tradición en los planes de estudio de los inicios de los
diferentes sistemas educativos, y todavía hoy objeto de discusión en muchos de
ellos. En el caso de la Formación Política, por el peso de los sistemas políticos autoritarios o
la conformación del sentido de nación en los estados-naciones emer
Sirven para la gestión tanto de los cuerpos, como del espacio y del tiempo en las aulas
y, en la medida que perdure su influencia, en las relaciones sociales más amplias. Este
tercer grupo está constituido por materias que, como el Dibujo o el Diseño, la
Gimnasia o la Educación Física o los Trabajos manuales o Manuali dades,
poseen además de un valor de transmisión cultural explícito, un arsenal de
instrumentos y recursos que van a ser utilizados para la gestión y el control del
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Capítulo 5: Las funciones sociales de la educación


109
108 Manual de Sociología de la Educación
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5.2. Formación ciudadana y legitimación


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orden en el aula y el centro. Su aparición en el currículum la hacen de


forma pau latina, al principio con un cierto carácter auxiliar y complementario de
las otras materias, creciendo también con la lógica tecnocrática reciente, hasta
alcanzar un peso significativo recientemente. De ello da fe el hecho de que
algunas de ellas (la música y la educación física) han conseguido la
categoría de especialidad den tro de la diplomatura de magisterio.
De la escuela también se espera que culmine el proceso de socialización
de las personas, formándolas para ocupar su condición de ciudadanos, es
decir, de sujeto/agente de derechos y obligaciones en los terrenos político,
económico y so cial. De acuerdo con la Declaración Universal de los
Derechos del Hombre y del Ciudadano, lo anterior implica formar a las
personas para que ejerzan y respeten:
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5.1.4. La transmisión cultural en las sociedades multiétnicas:


de la asimilación al multiculturalisino
a) En el plano cívico, la libertad de expresión y la igualdad ante la ley. b) En el
plano político, la participación en la constitución de la voluntad ge
neral, mediante los derechos de sufragio (reconocimiento de la soberanía
popular mediante el voto) y asociación. c) En el terreno socio-económico, el
derecho al trabajo, a la seguridad social
y a una protección social digna, fundamentos del "estado del
bienestar".
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En la mayoría de los casos, lo que sucede de hecho es la inculcación de los va


lores políticos, sociales y económicos hegemónicos del sistema social en que se
in serta la escuela, como una especialización de la función de tranmisión
cultural. De pasada, la escuela cumple de esa manera con la función de
producción de consenso o legitimación de todo el orden político, económico y
social existente. Y se señala que lo hace "de pasada”, subrepticiamente,
porque es ésta una función que podría mos considerar latente, como situada
en un segundo plano, pero que realmente rea liza por ser de gran importancia
para el funcionamiento de los sistemas económico, político y social mediante el
consenso. Esa importancia aumenta por las crisis de le gitimación que, según
Habermas (1975), genera el creciente intervencionismo esta tal en los
ámbitos económico y privado de los ciudadanos.
Dado que la escuela se expresa según ideas democráticas por estar situada den
tro de la esfera política, pero se organiza con criterios autoritarios al preparar pa
ra la inserción en la jerarquía de la producción económica, Fernández Enguita
(1991) sostiene que en la escuela se lleva a cabo un aprendizaje del
desdoblamiento, pre cursor del que los ciudadanos van a encontrar en la
sociedad entre las esferas de la economía (jerárquicamente ordenada y
basada en los derechos de la propiedad) y de la esfera política
(ordenada democráticamente y basada en los derechos in dividuales). En la
dualidad del currículum escolar, se lleva a cabo una doble ex periencia
contradictoria entre la libertad y la obediencia, entre el ejercicio de los derechos
de la persona y el respeto a la jerarquía establecida por el conocimien to y la
edad. En otro trabajo, expone como la escuela integra a los nuevos miem bros
en la "sociedad civil" como parte de otras instituciones. Entre ellas, el pa
triarcado y el consumo. El patriarcado como modelo dominante de organización
familiar en nuestra sociedad, consistente en:
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En las sociedades multiétnicas, la existencia de una cultura dominante ha su


puesto históricamente la utilización de la escuela para la asimilación e
integra ción cultural de las minorías étnicas, mediante la extensión de la lengua
y cultu ra del grupo dominante (explicaciones históricas o geográficas del
pasado, etc.) al resto de minorías. Ha sido el caso en España y del
español, respecto de catala no-parlantes, vascos o gallegos, o el caso de
los EEUU y del inglés, respecto a to do el conjunto de minorías llegadas
con la inmigración. En otros casos, el idioma se ha impuesto por parte de
las nuevas autoridades como un mecanismo de uni dad nacional, como
puede ser el caso de las antiguas colonias de América o Afri ca, que han
conservado el castellano, el francés o el inglés como señas de identi dad nacional
sobre una variedad y riqueza de múltiples lenguas vernáculas de minorías autóctonas
(quechuas, aymarás, beréberes o masais).
En la actualidad, la escuela sirve también de principal instrumento de re-so
cialización de las minorías procedentes del exilio o inmigración exterior, bajo la
forma de la asimilación cultural a través del currículum escolar. Una pregunta
que está dando origen a toda una corriente de estudios y prácticas educativas es
la que se plantea si es posible la existencia de un currículum multicultural en una
socie dad multiétnica o, por el contrario, la asimetría de las culturas y el diferente
po der que existe entre los diferentes grupos imposibilita dicho multiculturalismo.
En resumen, el sistema educativo lleva a cabo una tarea social de transmisión
cultural y de socialización, aunque no exenta de problemasy contradicciones.
Qui zás una reflexión final nos ayude a ratificar la idea inicial de que estudiar
funcio nes no siempre supone reconocer el funcionalismo o que,
reconociéndolo, no se pueda ver más allá de una visión estática o
conservadora respecto a la sociedad. Como dice Musgrave, recogiendo la
dicotomía de Comte entre estática y diná mica, el proceso de socialización que
se lleva a cabo en la escuela contiene una contradicción, ya que todo proceso
de transmisión cultural plantea una dualidad simultánea entre estabilidad y cambio:
al transmitir valores comunes y compar tidos, actúa como un instrumento
homogeneizador y de continuidad; pero al im partir también técnicas, se comporta
como un instrumento innovador y de cam bio. Esta contradicción se puede volver a
ver de manera directa, también, al analizar las funciones política y económica
de la escuela.
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«una relación entre los sexos y grupos de edad organizada en torno a la primacía de
los varones sobre las mujeres y la autoridad de los adultos sobre los no adultos cuyo
centro es la estructura familiar» (Fernández Enguita, 1990: 39).
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110 Manual de Sociología de la Educación


Capítulo 5: Las funciones sociales de la educación
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Y el consuno, como parte del proceso de formación que la escuela realiza del
individuo posesivo, al enseñarle a:

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«acumular y acumular más que otros (...) en el proceso de distribución de oportu


nidades de estudio, calificaciones y títulos, la escuela favorece el mismo
tipo de di námica y mentalidad adquisitivas y demostrativas» (Fernández
Enguita, 1990: 42).
mérides nacionales con redacciones, actos o jornadas festivas en su honor,
hasta la presencia de símbolos y artefactos representativos del estado en el
centro y aula, como son los casos de la presencia de la bandera del es tado en
solitario o junto a las banderas locales, autonómicas o de orga nismos
internacionales, presidiendo el edificio escolar; o los retratos del Jefe del Estado
en cada aula.
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A veces tal formación política se lleva a cabo bajo la forma de inculcación di recta y
descarnada. Ello es así en los casos de estados de reciente creación, con
pasado colonial, donde la consolidación de un sentimiento nacional, o
cohesión (la consciencia común durkheimiana), es importante. Lo es
también en los esta dos de regímenes antidemocráticos, que pretenden
la imposición de las ideas sec tarias de los grupos en el poder, para legitimar por
la imposición lo que es impo sible por el consenso. Por referirnos a nuestro
pasado reciente, durante el régimen franquista eran obligatorias, a lo largo de
todo el sistema educativo, desde la en- : señanza primaria a la universidad, las
materias de Formación del Espíritu Nacional, que inculcaban la doctrina y
principios oficiales del Movimiento Nacional. Un ejem plo significativo de ello
es el siguiente texto sacado de una Ley de la Jefatura del Estado (de
26 de Enero de 1940, BOE del 7 de febrero) por la que se convocaba.
un concurso para proveer cuatromil (sic) plazas del Magisterio entre Oficiales
Provisionales, de Complemento y Honoríficos del Ejército”, cuya
exposición de motivos no podía ser más retórica ni significativa:
| Bien es cierto que las muestras más chauvinistas de conformación de la idea
nacional aparecen hoy día predominantemente a través del deporte, con la repre
sentación colectiva de nuestra identidad nacional mediante las selecciones o
equi pos nacionales o deportistas de élite que obtienen triunfos señalados:
ciclistas que ganan grandes vueltas ciclistas o campeonatos del mundo, atletas
que obtienen récord o medallas olímpicas, o tenistas, golfistas o selecciones
nacionales que triun fan en torneos importantes (como los de Roland Garros,
Copa Federación o el Mas ter USA de golf).
En la actualidad, se están introduciendo una serie de funciones educativas, de
aprendizajes no meramente académicos, sino más bien prácticos y de receta, cu
ya importancia no conviene minusvalorar ni mucho menos. Con el nombre con
junto de enseñanzas transversales, se agrupan enseñanzas tales como:
educación vial, educación para la salud, o las campañas de información contra
las drogas o de prevención de enfermedades como el SIDA. Sin duda son éstas
las funciones que van a ir ganando más espacio cada vez en el aula. Su
funcionalidad puede verse en un doble sentido:
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«Firmes y ardientes de fervor patriótico, en medio de la aspereza de nuestra


guerra de reconquista, los Alféreces Provisionales del Ejército Nacional han sido,
durante treinta y dos meses de lucha sin descanso, ejeniplo de disciplina y
sacrifi cio. Resumió en ellos la juventud el símbolo hcróico de sus virtudes (...) Importa al
Estado injertar este probado espíritu juvenil en cl árca de la educación, donde la
cjemplaridad del patriotismo, las dotes morales y el cstilo ágil y renovador
son condiciones indispensables en los formadores de la niñez, que ha de ser, como fe
cunda juventud dci mañana, base fundamental de la grandeza de España».
- De modo manifiesto, en el terreno de favorecer un crecimiento equilibra
do y una comunicación social más libre, al contribuir a la formación de una
conciencia ciudadana en ámbitos tales como la ecología, la sexuali dad o la
higiene mental y corporal. De modo latente, como instrumentos de divulgación
de campañas en apo yo a políticas gubernamentales concretas, partidarias o no,
de ingeniería social; y de difusión de técnicas de vigilancia y control social de
prácticas sociales de riesgo.
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Una forma específica de inculcación doctrinal en la escuela es la religiosa,


pro pia de los estados confesionales o de las escuelas privadas de
inspiración confe sional. Como sucede entre comunidades minoritarias,
formadas en países pluri- . culturales (Bélgica, EEUU, Canadá, etc.), o que
están en la emigración o en el exilio.
En los casos de estados democráticos, la formación se realiza en la
transmi sión cultural:
Por último, aunque el sistema de calificaciones y retribuciones del trabajo es
colar es un caso claro de preparación para la vida económica (lo que Bowles y
Gintis llaman correspondencia entre la estructura de recompensas de la escuela
y la del trabajo), la preparación para el mundo de la economía y el trabajo toma,
sin duda, tintes más concretos y directos.
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Wendth:

5.3. Selección y formación para el trabajo


-- Directa, a través de los contenidos de las áreas humanísticas y sociales, de
manera preferente, aunque no en exclusiva, puesto que también se realiza con
el concurso de las asignaturas o áreas científicas. Indirecta, mediante lo
que se conoce como el currículum oculto, implíci to o latente (ver Capítulo
6), que abarcaría desde la celebración de las efe
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En realidad, estamos en presencia de dos funciones diferenciadas pero inte


Irelacionadas entre sí: los efectos del sistema educativo generan una
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Capitulo 5: Las fuciones sociales de la educación


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de su alumnado, en función de una serie de factores que condicionan el


rendimiento escolar, como se verá en el Capítulo 7, con más detalle; a su vez, su
contribución a la reproducción del sistema económico, formando la fuerza de
trabajo que éste necesita, funciona como selección y clasificación de esa fuerza
de trabajo en ca tegorías dentro de la estructura social.
Desde el funcionalismo, Talcott Parsons; pilar fundamental de la sociología
contemporánea, reconoce que la escuela es, al tiempo que un agente de
sociali zación, junto a la familia o la Iglesia, el conducto principal por el que
se lleva a cabo el proceso selectivo. En el aula se desarrollan en cada individuo
una serie de habilidades para desempeñar tareas individuales y actitudes o
valores, cuya asi milación permite una diferenciación en función del
rendimiento y capacidad pa ra alcanzar los objetivos y niveles fijados por el
profesor, representante de la co munidad adulta. Se produce así una selección y
distribución de recursos humanos, acorde con la estructura funcional de la sociedad
adulta.
Por otras vías esa clasificación se entiende como inherente a la
contribución del sistema educativo a la reproducción de la sociedad y de
su estructura de cla ses: son las teorías neo-marxistas de la reproducción o el
credencialismo neo-we beriano. Sin embargo, desde posiciones cercanas a
los anteriores, Sharp y Green (1975) llegan a planteamientos muy parecidos a los
de Parsons, aunque sean pre sentados de manera más crítica. En su estudio
de la estratificación social en el au la, justifican que el control y la gestión de las
aulas requieren una diferenciación jerárquica de los alumnos, para que los
profesores puedan solucionar el proble ma del orden, con unos recursos
materiales y de tiempo escasos. Se ven obliga dos, así, a comportarse
paradójicamente, ya que, aunque prediquen un trato igual hacia todos los alumnos,
en la práctica sólo lo aplican a unos pocos.
La formación para el trabajo como función de la escuela, debe entenderse,
primariamente, como preparación general para la incorporación a la población
eco nómicamente activa, es decir al mundo del trabajo entendido en su sentido
am plio; y, sólo secundariamente, como preparación específica para
empleos y pro fesiones concretas. La preparación general la lleva a cabo,
fundamentalmente, la enseñanza básica; mientras que la especializada la lleva a
cabo la formación pro fesional y la enseñanza universitaria.
El sistema educativo se encarga de dar una preparación general que permita el
ingreso de las diferentes personas en el mundo del trabajo, a través del proce so
de socialización y la transmisión del arbitrario cultural general. Con tal socia
lización se van introduciendo principios e ideas básicas para el funcionamiento
armónico de toda actividad social, incluidas las económicas y laborales: sistema
unificado de unidades y cuentas, lengua común, creencias y actitudes,
puntuali dad, disciplina o subordinación y respeto a la autoridad basada en la
mayoría de "edad, saber y gobierno" y, en fin, lo que hemos llamado con
Durkheim la concien cia común, cohesión o solidaridad social de tipo
mecánico.
Hasta la llegada de la escuela mixta, habría que precisar que los programas
estaban separados en función del género. De esa manera, a las chicas se las ex
. Yeh Tu

cluía del currículum general de los chicos y se las preparaba básicamente


para lo que se consideraban sus labores (labores propias de su género), a
realizar en lo que se entendía su dominio "natural": en el hogar. Con estos
nombres “Labores” y "Hogar", existieron, hasta bien llegada la democracia,
sendas asignaturas en los planes de las enseñanzas primaria y secundaria.
A partir de ahí, las diferentes instancias de diferenciación de que consta el
sis tema educativo: los cidlos y ramas educativas, la doble red privada pública,
los años de escolarización diferencial, van preparando poco a poco en la
solidaridad orgánica, mediante la formación diferencial de oficios y
profesiones que permi tan la cooperación social, en general, y,
específicamente, que las personas puedan ocupar los diferentes puestos de
trabajo existentes en la división social del traba jo o en la escala laboral.
En lo que a la formación específica se refiere, es decir a la llamada formación
profesional o vocacional en sus diferentes niveles, es un tópico reiterado la
críti ca constante de teoricisnio y ausencia de una formación práctica adecuada
en las diferentes instituciones universitarias y de formación profesional que
se encargan de daria. La formación tiene que poseer una componente
teórica fundamental por dos tipos de razones. De un lado, porque la
preparación inicial debe pretender abar car las diferentes posibilidades que se
pueden presentar en las diferentes situaciones del trabajo cotidiano. Se podría
decir que debe ser una formación para un traba jo ideal, que abarque las
difererentes posibilidades personales y empresariales, Es to requiere el
aprendizaje de modelos ideales o teóricos, que no tienen por qué pres cindir de
la experiencia práctica, pero siempre ligada a los requerimientos teóricos
de la formación inicial. En segundo lugar, se incluye una componente teórica por
que una formación previa no puede pretender enfrentarse con las
situaciones con cretas y específicas que se presentan cada día ni, lo que
es más importante, con el desarrollo de la tecnología y de los métodos de
la organización del trabajo siem pre cambiantes. Esa es la razón de que,
una vez culminada la formación y comenzado un trabajo profesional, las
situaciones nuevas que aparecen y no están previstas al detalle en su formación
inicial hagan lamentar la ausencia de formación prác tica, de conocimiento de
recera, recibida en la escuela, instituto o facultad co rrespondiente.
La formación, además, debe ser más teórica y menos detallista o de receta con
forme aumenta el nivel profesional del futuro trabajador/a, como
consecuencia de la necesidad de una preparación más compleja que permita
asuinir una mayor autonomía técnica, conforme aumenta el status profesional. Por
eso los conoci mientos tcóricos aumentan desde la FP-I, prácticamente
inexistentes, a las Escuelas Técnicas Superiores de Ingeniería; o de las
Escuelas de Enfermería a las Facul tades de Medicina.
A lo largo del proceso de formación y a través de los diferentes ciclos
educa tivos se va produciendo una cualificación diferenciada del alumnado que pasa
por el sistema educativo que, reconocida mediante las diferentes titulaciones o
cre denciales oficiales, se convierte en una clasificación dentro de la estructura
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Manual de Sociología de la Educación
Capitulo 5: Las funciones sociales de la educación
115
ral y, por ende, de la estructura social. Aunque, como ya vimos al estudiar la es
tratificación social, la posición social no se identifica de manera automática con la
posición laboral, puesto que existen otras dinámicas como el género, ésta y el nivel de
estudios alcanzado son dos de los componentes básicos de la posición que se ocupa o
asigna en la estructura social.
Desde una perspectiva funcionalista, esa correlación entre formación y estruc tura
social es una necesidad funcional derivada de la existencia de ocupaciones y
profesiones que requieren mayor formación y responsabilidad que otras y que de ben
tener sus correspondientes recompensas para favorecer el esfuerzo y talento que
determinadas persona realizan para ocuparlas. Desde esta perspectiva, la estructu ra
social es eminentemente meritocrática, las mejores posiciones sociales, las que tienen
mejores recompensas, las ocupan las personas que se las merecen por su pre
paración y talento. Desde perspectivas críticas, weberianas o marxistas, esta iden
tificación se refuta con argumentos diversos, puesto que da por sentados muchos
supuestos que no hacen sino justificar la realidad existente. Como el olvido de la
importancia de los orígenes sociales, la riqueza o el poder en el acceso a los nive les
educativos más altos, o la equiparación entre preparación, esfuerzo y posición social, o
la sobrevaloración de la formación y de las credenciales en el rendimien to de las distintas
profesiones, cuyo prestigio es, muchas veces, subjetivo.
tudios y salarios de padres a hijos (movilidad social intergeneracional) en impor tantes
sectores de la sociedad española.
La idea de la igualdad, tan en boga en la actualidad, tuvo sus orígenes en la Re
volución Francesa, que recogió los ideales del tercer estamento (burguesía y esta do
llano) en su lucha por la supresión de las desigualdades basadas en el origen o la cuna
de cada persona, defendidas por el sistema estamental con la bendición de la Iglesia.
Bajo el lema de “Libertad, Igualdad y Fraternidad”, se planteaba el re conocimiento de
la igualdad de derechos de las personas, por encima de su cuna o condición. Habrá
que esperar, sin embargo, hasta bien entrado el siglo XX para que la aparición del
Estado del Bienestar (Welfare State) haga que la igualdad deje de ser un lema y tenga
un reconocimiento positivo, mediante la supresión del carác ter subsidiario del estado y
el desarrollo de servicios sociales que hagan efectivos tales derechos, con la igualdad
ante la salud, la vivienda o la educación.
La extensión y generalización de la educación han sido, desde entonces, mo tivos
clásicos y reiterados en los programas y medidas políticas de partidos y go biernos
reformistas, que han considerado la igualdad de acceso u oportunidades educativas el
punto de partida para conseguir la igualdad social. O, al menos, pa ra hacer bueno el
lema: “A cada uno según sus necesidades, de cada uno según sus posibilidades",
quintaesencia de una igualdad meritocrática. Programas y me didas que se concretan
en la extensión, generalización y gratuidad progresivas de la educación obligatoria; en
la política de becas para evitar que los llamados “cos tes de oportunidad" impidan
continuar los estudios post-obligatorios; y, en gene ral, en las políticas de educación
compensatoria que desarrollan la idea de com pensar los déficits sociales de algunas
clases o grupos sociales a la hora de acceder a la enseñanza.
Además, esas creencias y esperanzas reciben apoyo de algunas evidencias que
muestran como la educación contribuye a la desigualdad social. A nivel general, las
teorías de la reprodución (ver Capítulo 6) ya señalan su contribución a repro ducir la
estructura social mediante la reproducción de la cultura y de las condi ciones sociales
de la producción. A nivel institucional, el sistema educativo dis pone de mecanismos
variados de distinción social a través de la escolarización. Estos pueden ser:
5.4. Escolarización, igualdad de oportunidades y movilidad social
El sistema educativo incorpora hoy en día una importante esperanza de igual dad y
movilidad social en la mayoría de las sociedades, atribuyéndosele una la bor decisiva en la
estratificación y asignación de puestos en la escala social. In dependientemente de su
veracidad, la sociedad en su conjunto espera hoy en día mucho de la educación y le atribuye
una función casi natural a la hora de promo cionar la movilidad y la igualdad sociales. Una
gran mayoría de familias de cla ses populares y medias, se plantean como objetivo
para sus hijos poder conseguir unos altos credenciales en el sistema educativo que le
posibiliten una buena po sición social: “hacer una carrera y colocarse bien". Parece
como si la generaliza ción de la clase media, en la que todo el mundo se tiende a
ubicar, hubiera hecho depender a todos de los atributos educativos a la hora de obtener
sus recursos eco nómicos. La idea extendida es que un acceso generalizado a los bienes
educati vos trae la nivelación social, a través de la movilidad social vertical y ascenden. te y, de
este modo, el acercamiento gradual entre los diferentes grupos sociales.
Tales creencias y esperanzas cuentan con el avai importante de las grandes di námicas
de movilidad social intergeneracional y estructural o inducida, ocurridas en España en los años
setenta, debidas a la industrialización y terciarización de la sociedad española, con los
consiguientes traslados masivos de personas del ám bito rural a la clase media industrial y de
servicios (banca, informática, sanidad,...). Tani rápido proceso supuso, en apenas una década,
una notable diferencia de es
a) De tipo lorizontul, donde se incluyen la existencia de una doble red pri
vada-pública, en la que la enseñanza privada asume el papel de vía distin guida, que
aporta mayor capital cultural y una educación más acorde con las necesidades de las
empresas (ver Capítulo 4); así como la existencia de redes paralelas post-obligatorias,
de desigual valor, como ha sido el caso
de la FP y el BUP hasta ahora en nuestro país. b) De tipo vertical, cuando el sistema
educativo posibilita una mayor escola
rización para distinguir a aquellos que puedan permitirse esa continuidad, mediante la
obtención de títulos más escasos y cotizados: masters, exper tos, doctorados, etc.
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Capítulo 5: Las funciones sociales de la educación


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Manual de Sociología de la Educación
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Así pues y en síntesis, queda claro a los ojos del lector avispado, que la So
ciología plantea el doble papel de la escuela como responsable de la
desigualdad social y como contribuyente, a la vez, a la igualdad y movilidad
sociales. Otras posiciones más críticas argumentan, en cambio, que el
verdadero papel de la es cuela es el de crear el espejismo de la igualdad de
oportunidades y, de esa mane ra, legitimar el sistema meritocrático de
asignación de posiciones.
¿Reproducción o igualación social: con qué nos quedamos? La solución la
de jamos para el Capítulo 11, dedicado a las relaciones entre educación,
economía y mundo laboral, donde se tratará el tema con mayor extensión y se
verán los apor tes de la escuela a la igualdad y desigualdad en la sociedad,
las relaciones entre origen social y rendimiento escolar y el tema de la
adecuación entre sistema edu cativo y mercado de trabajo.
Esta función de custodia se le encomienda cada vez más a la escuela. Los pro
pios padres y madres, directamente o a través de las Asociaciones de Padres de
Alumnos (APAs), presionan y se movilizan para que así sea. En frente, se
encuentran con el profesorado que rechaza esa tarea asistencial o de guardería,
ya que en tiende que no forma parte de su cometido profesional. El profesorado
de prima ria, además, demanda la jornada continuada y matutina, algo que ya es
realidad en la enseñanza secundaria e, incluso en alguna comunidad autónoma.
Desde el punto de vista de los padres, ésto redundaría en unas horas en
las que sus hijos estarían sin atención cualificada. Parecería apropiado, al
respecto, que a una fun ción nueva correspondiese un personal propio y, si no se
crea una nueva institu ción de cuidado y custodia, como parece razonable,
debería habilitarse personal de atención primaria y asistencial en los
colegios, al objeto de cubrir esas funciones que el profesorado no tiene
encomendadas. De lo contrario, se estaría en un pro ceso de
desprofesionalización del profesorado, que redundaría en un lastre para el
desempeño de sus funciones genuinas y la pérdida de calidad en la
transmisión cultural.
Con respecto a la juventud sucede otro tanto, ahora en relación al retraso de su
incorporación al mundo del trabajo. La función de custodia no es tanto debida a
razones de seguridad personal o en relación con el trabajo de sus padres,
inne cesaria debido a su edad, como a poder retener durante algunos años
-al menos dos, según la LOGSE- a un número suficiente de jóvenes, que
dejarían de pre sionar en el mercado de trabajo, reduciendo de paso las
estadísticas de paro. La prolongación de la edad de la escolaridad obligatoria y
de la formación profesio mal tienen, por ello, además de las funciones
manifiestas en relación a la forma ción ciudadana y la economía, la función
latente de actuar como válvula de es cape de las tensiones sociales que se
pueden originar en torno a la incorporación de la juventud al primer
empleo.
5.5. Custodia de la infancia y la juventud

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Uno de los autores recientes más polémicos en el terreno educativo, Ivan


Illich, argumenta en su obra “La sociedad desescolarizada”, que la escuela
obligatoria surge en conexión con los requisitos económicos de disciplina y
jerarquía. Para ello, desarrolla cuatro funciones básicas: la adquisición del
conocimiento social mente aceptado, la distribución de las personas entre
las diferentes ocupaciones, el aprendizaje de los valores dominantes y la
provisión de una atención y custo dia que "saque de la calle" a los chicos y
jóvenes hasta su incorporación al mer cado de trabajo. Este último aspecto
parece estar en consonancia con los análisis de Foucault que incluyen a la
institución escolar, junto a hospitales, asilos, inani comios o cárceles, como
forma de "encierro" para higienizar y sanar a la pobla ción. Los restantes
aspectos, a través de lo que llama el currículum oculto, sirven en gran medida de
precedente a la teoría de la correspondencia de Bowles y Gin tis, con los que
coincide en que, al margen del contenido de las clases, la escue la inculca
el consumo pasivo de una aceptación acrítica del orden social existen te,
mediante lo que de disciplina y regimentación tiene.
La transformación paulatina de la institución familiar en número y forma, con
· la reducción de la natalidad (España tiene en la actualidad el índice de hijos por
pareja --1,4- más bajo de Europa) y la incorporación de la mujer al mercado la
boral, plantean una necesidad real de guarda o custodia de niños y niñas
durante las horas y días que sus padres están trabajando. Lo que en gran parte
venían de sempeñando las abuelas, deja de ser posible en muchos casos por
diversos moti vos, entre los que no dejan de ser importantes la propia
actividad de las mismas abuelas o su demanda de tiempo libre. Otro
motivo es la extensión de la educa ción infantil como una etapa de
formación que favorece la igualdad de oportuni dades o, al menos, cuando
está ya extendida, una etapa imprescindible para no partir con retraso en esa
carrera de obstáculos en que se convierte la educación en la lucha por las
titulaciones y credenciales.
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Texto seleccionados
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EL AULA Y SUS FUNCIONES DE SOCIALIZACIÓN Y SELECCIÓN


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**El presente ensayo tiene el propósito de esbozar un análisis esquemático


del aula en las escuelas primarias y secundarias, en cuanto sistema social,
y de sus funciones primordiales dentro de la sociedad como órgano de
socialización y dis tribución. (...)
El interés principal de nuestro estudio se centra, pues, en un problema que tie ne
dos facetas: primariamente, de qué manera puede la unidad que llamamos cla
se impartir al alumno tanto los conocimientos como el sentido de la responsabi
lidad necesarios en orden al eficaz desempeño de sus obligaciones en la vida
adulta,
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118 Manual de Sociologia de la Educación


Capitulo 5: Las funciones sociales de la educación
119
EL SISTEMA DE ENSENANZA Y LA MOVILIDAD SOCIAL
y en segundo lugar, cómo realiza esa misma clase la función de coadyuvar a la
distribución de los recursos humanos en función de la distribución del trabajo en la
sociedad adulta. La relación existente entre ambos problemas constituirá nues tro
punto de referencia primordial.
Primariamente, el aula puede considerarse, desde un punto de vista funcional, como un
órgano de socialización; es decir, un órgano que educa técnica y aními camente a los
individuos para el desempeño de sus responsabilidades en la vida adulta. No es
la escuela, sin embargo, el único órgano que coadyuva a este fin; la familia, los grupos
de iguales, la Iglesia y las distintas organizaciones juveniles de carácter voluntario,
todos ellos contribuyen a la formación del individuo en es te sentido, del mismo modo
que lo hace el aprendizaje estrictamente profesional. Pero el aula constituye el
órgano de socialización primordial para el individuo du rante la etapa de su vida
comprendida entre el momento del ingreso en la escue la primaria y el momento de la
incorporación a la vida laboral activa o del matri monio.
La función socializadora puede resumirse diciendo que consiste en el desa rrollo dentro
de cada individuo de aquellas habilidades y actitudes que constitu yen los requisitos
esenciales para su futuro desenvolvimiento en la vida. (...) Mien tras que, de una
parte, el aula puede muy bien considerarse como el órgano generador de los
elementos que componen el conjunto de habilidades y actitudes sociales, de otra
parte, la misma constituye un cauce de distribución social de la mano de obra'. Como es
sabido, existe en la sociedad americana una esirecha relación que posiblemente se acentúe
cada día más, entre el status social de cada cual y su ni vel cultural. Evidentemente, tanto
el status social de cada cual como el nivel cul tural de una persona tienen que ver con
el status laboral de que disfruta. Ahora bien, a consecuencia del proceso general de
elevación de los niveles profesiona les y culturales, el haber completado la enseñanza
secundaria tiende a contem plarse cada día más como el nivel mínimo de instrucción a
que debe aspirar el in dividuo, con lo cual la línea divisoria entre las respectivas
categorías laborales de los ciudadanos que componen una cohorte de edad viene a estar
constituida por la distinción entre los que van a la universidad y los que no. (...) Parece
ser que el criterio selectivo niás importante lo constituye el rendimiento escolar del alun
no en la primaria. (...)
Aşiinismo se puede afirmar fundadamente que el proceso selectivo es inte gralmente
clasista. Al igual que en otros aspectos de la vida, los factores exóge nos influyen
al mismo tiempo que los dependen del individuo. En el caso que nos ocupa, el factor
exógeno lo constituye el status socioeconómico familiar del alum no y el factor
dependiente de éste es su aptitud."
“El concepto sociológico de movilidad social se corresponde con el sentido intuitivo del
término: se llama movilidad social a los desplazamientos de los in dividuos entre las
posiciones sociales. Estos desplazamientos pueden ser de va rios tipos. Se llama
movilidad intrageneracional a los cambios de posición social de los individuos en el
curso de sus vidas. Se llama movilidad intergeneracional a los cambios de
posición de los individuos respecto de sus padres. Ambos tipos de movilidad, a su vez,
pueden ser resultado de cambios en la estructura de la so ciedad: se habla entonces
de movilidad estructural o forzada (por ejemplo, cuan do una reconversión industrial
disminuye el número de posiciones sociales de obre ros industriales). O pueden
ser resultado de la circulación de los individuos por una estructura social dada: se
habla entonces de movilidad circulatoria o neta. Es tos dos últimos tipos de movilidad
son muy difíciles de distinguir. (...)
Hay instituciones sociales orientadas a la reproducción social, como la fami lia y, más
específicamente, la herencia. Son menos las orientadas exclusivamen te a la
movilidad social: un ejemplo pudieran ser juegos institucionalizados co mo la
lotería. La mayor parte de las instituciones pueden servir tanto para la movilidad
como para su contrario. Así, la escuela, el mercado, el matrimonio, la política y
muchas otras instituciones las utilizan todas las clases sociales para intentar me
jorar su posición y su condición social. Estas instituciones son instrumentos de la
competencia entre individuos y entre familias por las posiciones sociales, que se
sirven de ellas para desarrollar sus estrategias de mejora.
En las sociedades industriales, la actividad económica requiere cada vez máis
conocimientos que donde mejor se adquieren es en la escuela. Esto hace que las
estrategias de movilidad de las familias pasen cada vez más por la escuela y me nos
por instituciones más tradicionales, como el matrimonio, el mercado o el apren dizaje
doméstico de la profesión paterna. A primera vista, los resultados de las estrategias
que utilizan la escuela dependen más de las capacidades subjetivas do los sujetos que
de los recursos objetivos de las familias, De ahí la idea de que el sistema de
enseñanza es un factor importante de movilidad social.
Şi suponeinos constante la correspondencia entre el nivel de estudios y las po siciones
sociales (ceteribus paribus, que suelen decir los economistas), la movi lidad dependerá
de la relación entre los niveles de estudios que alcancen las dis tintas clases sociales y
sus recursos objetivos de partida. Si son proporcionales, existirá una desigualdad
educativa y menos movilidad. En la medida en que no to sean, habrá más igualdad
educativa y más movilidad".
Talcott Parsons: “El aula como sistema social: algunas de sus funciones en la sociedad
americana", Revista Educación y Sociedad, no 6, 1990, págs. 173 195.
Julio Carabaña: Sistema de enseñanza y clases sociales, en García de Lcón et al.
(Eds): Sociologia de la Educación, Barcelona, Editorial Barcanova, 1993, págs.
209-252.
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