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Portada Capítulo 39 Capítulo 84

Dedicatoria para las Capítulo 40 Capítulo 85


lectoras Capítulo 41 Capítulo 86
Dedicatoria Capítulo 42 Capítulo 87
Cita Capítulo 43 Capítulo 88
Prólogo Capítulo 44 Agradecimientos
Capítulo 1 Capítulo 45 Créditos
Capítulo 2 Capítulo 46
Capítulo 3 Capítulo 47
Capítulo 4 Capítulo 48
Capítulo 5 Capítulo 49
Capítulo 6 Capítulo 50
Capítulo 7 Capítulo 51
Capítulo 8 Capítulo 52
Capítulo 9 Capítulo 53
Capítulo 10 Capítulo 54
Capítulo 11 Capítulo 55
Capítulo 12 Capítulo 56
Capítulo 13 Capítulo 57
Capítulo 14 Capítulo 58
Capítulo 15 Capítulo 59
Capítulo 16 Capítulo 60
Capítulo 17 Capítulo 61
Capítulo 18 Capítulo 62
Capítulo 19 Capítulo 63
Capítulo 20 Capítulo 64
Capítulo 21 Capítulo 65
Capítulo 22 Capítulo 66
Capítulo 23 Capítulo 67
Capítulo 24 Capítulo 68
Capítulo 25 Capítulo 69
Capítulo 26 Capítulo 70
Capítulo 27 Capítulo 71
Capítulo 28 Capítulo 72
Capítulo 29 Capítulo 73
Capítulo 30 Capítulo 74
Capítulo 31 Capítulo 75
Capítulo 32 Capítulo 76
Capítulo 33 Capítulo 77
Capítulo 34 Capítulo 78
Capítulo 35 Capítulo 79
Capítulo 36 Capítulo 80 Capítulo 81
Capítulo 37 Capítulo 82
Capítulo 38 Capítulo 83
Para mis lectores, con gratitud

Dante y Beatriz ascienden a la esfera de Marte


GUSTAVE DORÉ (grabado, c. 1868)
La esperanza, dije, es la expectativa real de una gloria futura, efecto tanto de la gracia divina como de méritos
precedentes.

DANTE ALIGHIERI, Purgatorio, Canto XXV. 067-069


Julia le apretó la mano antes de dejarlo a solas con su puro y sus pensamientos. Al cerrar los ojos, un sentimiento de
esperanza descendió sobre él.

Cuando los invitados se fueron a dormir, Julia se sentó en el borde de la nueva bañera con hidromasaje para
comprobar la temperatura del agua. Necesitaba relajarse un poco.
Sabía que debería estar trabajando en la conferencia, pero las emociones del día la habían agotado. Se preguntó si
debería llamar a su terapeuta de Boston. Seguro que la doctora Walters le daría buenos consejos para afrontar Prólogo

Florencia, Italia. 1292

El poeta se apartó de la mesa y miró por la ventana, desde donde veía su amada ciudad. A pesar de que la arquitectura
y las calles lo llamaban, lo hacían con voces huecas. Era como si se hubiera extinguido una gran luz, no sólo de la
ciudad, sino del mundo.

Quomodo sedet sola civitas plena populo facta est quasi vidua domina Gentium...

Revisó la Lamentación que acababa de citar hacía escasos momentos. Desgraciadamente, las palabras del
profeta Jeremías eran insuficientes.
—Beatriz —susurró, con el corazón en un puño.
Incluso en ese momento, dos años después de su muerte, le costaba mucho escribir sobre su pérdida.
Ella permanecería siempre joven, siempre noble. Siempre sería su bendición y no existía poema en la Tierra capaz
de expresar la devoción que sentía por ella. Pero lo intentaría, por su memoria y su mutuo amor.
1

Junio de 2011 Envidiaba hasta el aire que su primer año de doctorado en


Selinsgrove, Pensilvania. respiraba. Harvard bajo la supervisión de una
Ya había esperado bastante brillante académica que se había
El profesor Gabriel Emerson se para hacer lo que estaba a punto formado en Oxford.
detuvo junto a la puerta de su de hacer. Tal vez tuviera que Se habían marchado de
despacho con las manos en los seducirla, pero Gabriel se Cambridge porque la casa de
bolsillos, observando a su esposa enorgullecía de su experiencia en Harvard Square estaba hecha un
con fuego en la mirada. Su cuerpo ese terreno. desastre debido a las obras. Antes
alto y atlético era impresionante, Mango, la canción de Bruce de mudarse, habían reformado la
igual que las marcadas facciones Cockburn, flotaba en el aire, y lo casa de los Clark en Selinsgrove.
de su rostro y sus ojos azules como transportó al viaje que habían Las obras se habían hecho
zafiros. hecho a Belice. Allí habían hecho el siguiendo las indicaciones precisas
La había conocido cuando ella amor en un montón de sitios, y detalladas de Gabriel.
tenía diecisiete años, diez menos incluso en la playa. Buena parte de los muebles
que él, y se había enamorado a Julia se encontraba sentada al que el padre adoptivo de Gabriel,
primera vista. Pero el tiempo y las escritorio, ajena a la música y a su Richard, había dejado allí, habían
circunstancias —básicamente, el escrutinio. Estaba escribiendo en el ido a parar a un almacén.
indulgente estilo de vida de él— se ordenador portátil, rodeada de Julia eligió los nuevos
habían encargado de separarlos. libros, carpetas y dos cajas de muebles y las cortinas, y convenció
A pesar de todo, el cielo les papeles que Gabriel había a Gabriel para que la ayudara a
había sonreído. Al matricularse en transportado diligentemente desde pintar. Aunque él prefería decorar
un curso de posgrado en Toronto, la planta baja de la antigua casa de con madera oscura y cuero marrón,
seis años más tarde, ella se había sus padres. ella se decantaba por las
convertido en su alumna. La Llevaban una semana tonalidades más propias de una
cercanía había reavivado su afecto instalados en Selinsgrove, casa mediterránea, con las paredes
y un año y medio después se descansando de sus ajetreadas pintadas de blanco, igual que los
habían casado. Tras seis meses de vidas en Cambridge, muebles, y toques decorativos en
matrimonio, él la amaba incluso Massachusetts. Gabriel era varios tonos de azul, entre los que
más. profesor en la Universidad de predominaba el azul Santorini.
Boston, y Julia acababa de terminar
En el estudio habían colgado (Julia había decidido que la —No le darás ningún motivo
reproducciones de unos cuadros pintura corporal era su nuevo para sentirse avergonzada. Y
que tenían también en su casa de deporte favorito, especialmente si todavía tienes mucho tiempo para
Harvard Square: Dante y Beatriz en era al lado de Gabriel.) acabarla.
el puente de Santa Trinidad, de Con el recuerdo de su último —También tengo que arreglar la
Henry Holiday; La primavera, de contacto físico, y aprovechando casa. Tu familia llega dentro de dos
Botticelli, y La Virgen con el Niño y que la música estaba días.
dos ángeles, de Fra Filippo Lippi. incrementando el tempo, Gabriel —No son mi familia —la
La mirada de Gabriel quedó cautiva pasó a la acción. Su paciencia corrigió él con una mirada
de esa última imagen. tenía un límite. Aún eran recién abrasadora—. Son nuestra familia.
Podría decirse que los casados. No tenía intención de Y no te preocupes por eso.
cuadros reflejaban las distintas permitir que siguiera ignorándolo Contrataré a alguien que se
etapas que había atravesado su cada noche para entregarse a la encargue de hacerlo. Ven, trae la
relación. El primero representaba investigación. manta.
su encuentro y la creciente Se acercó a ella con paso Julia miró a su alrededor y vio
obsesión por su parte. El segundo firme pero sigiloso. Le agarró la la vieja manta sobre una silla
mostraba por un lado la flecha de melena con una mano y se la echó blanca, bajo la ventana. Echó un
Cupido, que había alcanzado a a un lado, dejando su cuello al vistazo a los bosques que
Julia cuando él ya no la recordaba descubierto. La incipiente barba rodeaban el patio.
y, por otro lado, su noviazgo y rascó la suave piel de Julia e —Ya está oscuro.
posterior matrimonio. Por último, el intensificó las sensaciones. —Yo te protegeré. —Gabriel la
cuadro de la Virgen mostraba lo —Ven —susurró Gabriel. ayudó a levantarse y, al hacerlo, le
que Gabriel esperaba del futuro. Ella sintió un escalofrío en la rodeó la cintura con las manos y la
Aquélla era la tercera noche nuca. Mientras aguardaba, él le acercó a él.
que Julia pasaba trabajando, acarició el cuello con sus dedos Julia sintió el calor de sus
redactando la que sería su primera largos y delgados. palmas a través del fino vestido de
conferencia en Oxford, el mes —No he acabado la verano. Era una sensación muy
siguiente. Cuatro días atrás habían conferencia. —Julia alzó su agradable y excitante.
hecho el amor en el suelo del preciosa cara hacia él—. No quiero —¿Por qué quieres ir al huerto
dormitorio, cubierto de pintura, que la profesora Picton tenga que a oscuras? —lo provocó ella,
antes de que les trajeran los avergonzarse de mí. Soy la alumna quitándole las gafas y dejándolas
muebles. más joven a la que han invitado. sobre el escritorio.
Él le dirigió una mirada que podría Julia cerró el ordenador nuevos árboles que él había
haber derretido la nieve, antes de portátil, devolviéndole la sonrisa. Le plantado extendían sus ramas
susurrarle al oído: dio la mano y bajó la escalera a su hacia el cielo.
—Quiero ver tu piel desnuda lado. Mientras se dirigían al centro
brillando a la luz de la luna mientras Mientras cruzaban el patio y del claro, Gabriel se relajó. Había
estoy dentro de ti. se adentraban en el bosque, la algo en aquel lugar, no sabía si
Le atrapó el lóbulo de la oreja expresión de Gabriel se volvió aún sagrado o de otra naturaleza, que
y se lo metió en la boca, más juguetona. lograba calmarlo.
succionándolo con delicadeza. —¿Alguna vez has hecho el amor Julia lo observó mientras él
Siguió la exploración descendiendo en un huerto de manzanos? extendía la manta sobre la hierba, y
por su cuello, entre besos y suaves Ella negó con la cabeza. después apagó la linterna. La
mordiscos, mientras el ritmo del —En ese caso, me alegro de ser el oscuridad los envolvió como un
corazón de ella se aceleraba. primero. manto de terciopelo.
—Una declaración de deseo — —Eres el último, Gabriel. El único. La luna brillaba sobre sus
susurró él. —Doy gracias a Dios por ello. cabezas, aunque en ocasiones su
Julia se entregó a las Aceleró el paso, iluminando el pálido rostro quedaba oculto por
sensaciones, y por fin se dio cuenta camino con una linterna. Llevaba a nubes deshilachadas. Un grupito de
de la música que estaba sonando. Julia de la mano y le iba advirtiendo estrellas titilaba sobre ellos.
El aroma de Gabriel, una mezcla de de las raíces y los otros obstáculos Gabriel le acarició los brazos antes
licor de menta y Aramis, le inundó que les salían al paso. de pasar un dedo por el discreto
los sentidos. Era junio, y en Pensilvania escote de su vestido.
La soltó, pero no le quitó el ojo hacía mucho calor. La vegetación —Me gusta —murmuró.
de encima mientras ella se hacía estaba crecida y las frondosas Admiró la belleza de su
con la manta, observándola como copas de los árboles casi no esposa, perceptible incluso entre
un gato a un ratón. dejaban pasar la luz de la luna ni las sombras. El arco de sus
—Supongo que Guido da de las estrellas. Entre las cigarras y pómulos, sus labios carnosos... Le
Montefeltro puede esperar —dijo las aves nocturnas, el aire estaba levantó la barbilla y la besó.
Julia, echando un vistazo a sus lleno de sonidos. Era el beso de un amante
notas por encima del hombro. Al entrar en el claro, Gabriel la ardiente, que quería comunicarle
—No se ha movido en setecientos acercó más a él. Las flores con la boca que la deseaba.
años —bromeó él—. Está silvestres salpicaban la hierba. Al Gabriel apretó su cuerpo contra el
acostumbrado a esperar. otro lado se adivinaban unos viejos de ella, mucho más menudo, y
manzanos. Un poco más allá, los
enredó los dedos en su melena —Se te da muy bien. —Con mi cuerpo. Aunque alguien
castaña. —¿El qué? pasara por aquí, no te vería.
—¿Y si alguien nos ve? — —Quitar sujetadores en la Las comisuras de los labios de
preguntó Julia, con la respiración oscuridad. Julia se alzaron en una sonrisa.
entrecortada, antes de devolverle el Él frunció el cejo y a Julia le —Piensas en todo.
beso, metiendo la lengua en su pareció que se hacía el silencio a —Sólo pienso en ti. Tú lo eres todo.
boca. su alrededor. A Gabriel no le Bajó la cabeza hasta unir sus
Gabriel dejó que lo explorara a gustaba que le recordaran su labios y apartó el sujetador que se
placer antes de retirarse. pasado. interponía entre ellos. Le acarició
—Este bosque es privado y, Poniéndose de puntillas, le dio un los pechos mientras la besaba más
como has mencionado hace un beso en la angulosa mandíbula. profundamente, y siguió bajando
rato, está oscuro. —Extendió las —No me quejo —susurró—. En las manos hasta sus caderas para
manos, abarcándole no sólo la realidad, disfruto de tu experiencia. quitarle las bragas.
cintura sino también la curva de la La boca de él perdió el rictus de Julia lo besó mientras él se
espalda. tensión. desnudaba, se deshacía de la ropa
Hundió los dedos en los —Me encanta tu ropa interior, y la empujaba a ella hacia la manta.
hoyuelos que se le formaban en Julianne, pero te prefiero desnuda. Una vez tumbada, la cubrió con su
esa zona, una de las partes —Lo sé, pero no estoy segura. cuerpo desnudo.
favoritas de su cuerpo, antes de —Miró a su alrededor—. Tengo Apoyándose en las manos,
ascender de nuevo hasta los miedo de que alguien nos colocadas a ambos lados de su
hombros. Sin más preámbulos, le interrumpa. cara, la miró con sus ojos azules
quitó el vestido por encima de la —Mírame. mientras declamaba:
cabeza y lo tiró sobre la manta. Ella lo miró a los ojos. —«Hasta el lecho nupcial la
Luego le desabrochó el sujetador —Nada se interpondrá entre conduje, ruborizada como la
con un leve movimiento de nosotros. Lo juro. Estamos solos. aurora. Los cielos y las
muñeca. Sólo yo puedo verte. Y lo que veo constelaciones nos fueron
A ella se le escapó la risa ante es impresionante. favorables en aquella bendita
dicho movimiento, digno de un Trazó los valles y colinas de hora.»
experto. Con las manos, se pegó el su torso uno a uno antes de dejar —El paraíso perdido de Milton
sujetador al pecho, tratando de las manos sobre sus caderas y —dijo ella, reconociendo los
cubrirse. Era un modelo de encaje acariciarle la piel con los pulgares. versos, mientras le acariciaba la
negro, muy provocativo y del todo —Yo te cubriré. incipiente barba—. Pero cuando
transparente. —¿Con qué? ¿Con la manta?
estamos aquí, sólo puedo pensar testigos de su casto amor en el —¿Me he olvidado de alguna
en el paraíso encontrado. pasado apartaron la vista ocasión especial?
—Deberíamos habernos casado educadamente. —No, es que me gusta hacerte
aquí. Deberíamos haber hecho el Cuando hubieron recobrado el regalos.
amor aquí por primera vez. Ella le aliento, Julia permaneció tumbada Julia lo besó
enredó los dedos en el pelo. de espaldas, contemplando las apasionadamente y él volvió a
—Estamos aquí ahora. estrellas, sintiéndose ligera, como tumbarla sobre la manta, dejando la
—Aquí descubrí lo que era la si no pesara nada. linterna a un lado.
auténtica belleza. —Tengo algo para ti —susurró él, Cuando se separaron, le
La besó una vez más, antes de volverse a buscar sus apoyó la palma de la mano sobre el
acariciándola suavemente. Julia le pantalones. vientre y le besó el espacio que
devolvió las caricias y la pasión se Regresando a su lado, le colocó quedaba justo debajo del pulgar.
encendió y empezó a arder con algo alrededor del cuello. Con la —Quiero plantar mi semilla aquí
fuerza. linterna, iluminó el regalo. dentro.
Durante los meses que Julia bajó la vista hacia la joya. Era Mientras las palabras de Gabriel
llevaban casados, el deseo un colgante de plata de ley, resonaban en el claro, Julia se
que sentían el uno por el otro formado por anillas entrelazadas. tensó.
no había disminuido. Sus De las anillas colgaban tres —¿Tan pronto?
encuentros seguían siendo pequeños amuletos: una manzana —Nunca sabemos el tiempo que
apasionados y llenos de de oro, un corazón y un libro de nos queda en este mundo.
dulzura. Se olvidaron de las plata. Ella pensó en Grace, la madre
palabras y dejaron que sus —Es precioso —murmuró, adoptiva de Gabriel, y en su propia
manos, sus cuerpos y la acariciando los colgantes uno a madre biológica, Sharon. Ambas
felicidad del amor físico uno. habían muerto jóvenes, aunque en
hablaran por ellos. —Lo he hecho traer de circunstancias muy distintas.
Gabriel conocía bien a su Londres. La manzana simboliza el —Dante perdió a Beatriz
esposa. Sabía lo que la excitaba, lo lugar donde nos conocimos y el cuando ésta tenía veinticuatro años
que la impacientaba y lo que la corazón, por supuesto, es el mío. —añadió Gabriel—. Perderte sería
llevaba al éxtasis. Hicieron el amor —¿Y el libro? devastador.
al aire libre, rodeados de naturaleza —Con esta luz no se ve, pero en la Julia le acarició el hoyuelo de la
y de la oscuridad de la noche. cubierta se lee el nombre de Dante. barbilla.
En el extremo del claro, los Ella lo miró con timidez. —No hablemos de muerte.
viejos manzanos que habían sido Acabamos de celebrar el amor y la
vida. —Acarició los dijes del —Lo descubriremos juntos. la vasectomía pueda ser
colgante una vez más. Soy yo quien debería estar irreversible.
Él se disculpó cubriéndola de besos preocupado. Mis padres biológicos —Hay más de una manera de
antes de volver a tumbarse. fueron la viva imagen de una formar una familia. Podemos
—He vivido casi tanto como familia disfuncional. Y mi vida... no plantearnos otros tratamientos
ella y estoy sana. —Julia le apoyó ha sido precisamente un modelo de médicos. O podríamos adoptar a
la mano en el pecho, sobre el conducta. alguno de los niños del orfanato de
tatuaje, y acarició el nombre escrito Julia negó con la cabeza y lo besó. los franciscanos en Florencia —
sobre el corazón sangrante—. ¿Es —Cuidas muy bien del niño de dijo ella con la mirada perdida—.
Maia la causante de tu ansiedad? Tammy, hasta tu hermano lo Cuando llegue el momento.
Gabriel se tensó de nuevo. reconoce. Pero es muy pronto para Gabriel le apartó un mechón de
—No. tener un hijo, Gabriel. Nos casamos pelo de la cara cariñosamente.
—Si lo es, no me importa —trató de en enero. Y me gustaría acabar el —Podemos hacer todas esas
convencerlo, apartándole un doctorado antes de tener familia. cosas. Tras la ponencia, pienso
mechón de pelo de la frente. —Lo sé, y te dije que estaba de llevarte a Umbría antes de ir a la
—Sé que es feliz. acuerdo —replicó él, acariciándole exposición de Florencia. Pero en
—Yo también lo creo. —Julia las costillas con un dedo. cuanto hayamos vuelto de Europa,
titubeó, como si quisiera decir algo —La vida de casada es iré al médico.
más. maravillosa, pero todavía estoy Ella lo besó y Gabriel
—¿Qué pasa? —le preguntó acostumbrándome a algunas aprovechó el movimiento para
Gabriel, acariciándole el cuello. cosas. Sé que a ti debe de pasarte colocarla encima de él. Una
—Estaba pensando en Sharon. lo mismo. especie de corriente eléctrica
—Sigue. Gabriel dejó de acariciarla. surgió entre ellos. Gabriel la agarró
—No he tenido un buen modelo —Por supuesto. Aún estamos con fuerza por las caderas.
materno. aprendiendo a convivir. Pero eso —Cuando estés lista,
Él se inclinó para besarla en los no nos impide hacer planes de empezaremos a practicar.
labios. futuro, Julianne. —Hizo una —Sí, creo que deberíamos
—Serás una madre fantástica. Eres pausa—. Creo que debería ir a ver prepararnos a fondo.
cariñosa, paciente y amable. a mi médico cuanto antes. Han —Tienes toda la razón —susurró
—No sabría cómo hacerlo — pasado tantos años que temo que él, rodeándola con los brazos.
susurró.
2 tratando de calmarlo, pero no sirvió despertarse. Aún en la
de nada. inconsciencia del sueño, algo lo
De repente, se encontró ante había impulsado a consolarla. Lo
A la mañana siguiente, Julia se el profesor Matthews, el catedrático miró con una mezcla de amor y
despertó sobresaltada, todavía de su departamento. Un gran cartel ansiedad, temblando aún por la
inmersa en la pesadilla que le a su izquierda indicaba que el pesadilla.
robaba el aire. No había amanecido examen tendría lugar en el aula Sin saber cómo, logró llegar al
y el dormitorio estaba a oscuras. ante la cual se encontraba. cuarto de baño y abrió el grifo de la
Sólo la rítmica respiración de Bloqueándole la entrada, le dijo que ducha. El agua caliente la calmaría.
Gabriel rompía el silencio. no le dejarían hacerlo. Señalando De momento, las luces encendidas
Cubriéndose el pecho con la al bebé, le explicó que los niños no desvanecieron las sombras.
sábana, cerró los ojos y trató de podían entrar. Y dicho eso, se Mientras permanecía bajo el
relajarse, pero lo único que volvió y se alejó pasillo abajo. chorro de agua, trató de olvidar la
consiguió fue que las escenas del Julia salió corriendo tras él. Le pesadilla y las preocupaciones que
sueño volvieran con más fuerza. prometió que el bebé no lloraría. Le luchaban por abrirse camino desde
Estaba en Harvard, corriendo rogó que le diera una oportunidad. su subconsciente: la conferencia, la
por el campus porque no Todas sus esperanzas y sueños de próxima visita de la familia, las
encontraba el lugar donde tenía acabar el doctorado y convertirse súbitas ganas de Gabriel de tener
que hacer la prueba final de en una especialista en Dante un bebé...
doctorado. Pedía ayuda a todas las dependían de ese examen. Si no Al acordarse del colgante que
personas con las que se podía hacerlo, la expulsarían del llevaba al cuello, acarició los tres
encontraba, pero nadie sabía programa. amuletos. Sabía que Gabriel quería
dónde era el examen. En ese momento, el niño tener hijos con ella. Lo habían
Bajó la cabeza al oír un llanto empezó a llorar. Frunciendo el cejo, hablado antes de casarse, el año
y descubrió sorprendida que tenía el profesor Matthews le señaló la anterior. Pero habían acordado que
un bebé en brazos. Éste tenía escalera y le ordenó que se esperarían a que ella obtuviera el
hambre, pero ella no podía marchara. doctorado antes de ampliar la
alimentarlo porque no tenía Un brazo le rodeó el torso y la familia. Y para eso tendrían que
biberón. Lo abrazó contra su pecho abrazó. Julia se despertó y vio que pasar cinco o seis años.
Gabriel la había abrazado sin
«¿Por qué vuelve a sacar el tema Se sintió culpable en cuanto la ello. En cuanto Gabriel estuviera
de los niños ahora?» frase se formó en su cabeza. Por seguro de que podían tener un hijo,
Bastantes preocupaciones supuesto que quería tener un hijo querría ponerse a ello
tenía ya con sus estudios. En con él. Y era consciente de que inmediatamente. ¿Cómo iba a
septiembre tendría que haber revertir la vasectomía era mucho negárselo?
acabado el trabajo de curso para más que un simple acto físico. Era Gabriel era como un fuego
poder examinarse al año siguiente. también un gesto simbólico, la que lo devoraba todo a su paso. Su
Era un examen difícil, necesitaría señal de que por fin se había pasión y sus deseos parecían
meses para prepararlo. perdonado por lo que había pasado sobrepasar a los de la gente que lo
Más urgente era la con Paulina y Maia. Que finalmente rodeaba. Una vez le había
conferencia que daría en Oxford al empezaba a creer que era digno de confesado que ella había sido la
cabo de unas semanas. Julia había engendrar y de criar hijos. única mujer que le había dicho que
hecho un trabajo sobre Guido da Habían rezado para poder no. Y probablemente era verdad.
Montefeltro para la asignatura de la tenerlos. Tras su boda, se habían Le preocupaba ser incapaz de
profesora Marinelli. A ésta le había acercado a la tumba de San decirle que no en algo tan
gustado tanto que se lo había Francisco y habían elevado importante. La paternidad era el
comentado a la profesora Picton, oraciones espontáneas y privadas, deseo más profundo de Gabriel.
quien a su vez había animado a pidiéndole a Dios que bendijera su Sin duda, las ganas de hacerlo feliz
Julia a enviar un resumen de la matrimonio con el don de los hijos. serían demasiado fuertes para
ponencia al organizador del evento. «Si Dios quiere responder a resistirse, pero al rendirse a él
Se sintió muy feliz cuando le nuestras plegarias, ¿quién soy yo estaría renunciando a su propia
llegó la notificación de que habían para decirle que espere?» felicidad.
aceptado su propuesta, pero la idea ¿Estaría siendo demasiado Julia no había tenido muchas
de dar una conferencia sobre Dante egoísta? Tal vez debería anteponer cosas durante su infancia. De
delante de especialistas con mucha la maternidad a sus estudios y hecho, cuando vivía con Sharon en
más experiencia que ella le aspiraciones. Harvard no se San Luis eran pobres. Pero en el
resultaba cada vez más aterradora. movería de sitio. Y mucha gente colegio había trabajado duro y
Y ahora a Gabriel le había volvía a la universidad después de había destacado. Su inteligencia y
dado por sacar el tema de revertir haber fundado una familia. disciplina habían hecho que
la vasectomía que se había hecho «¿Y si Gabriel no quiere esperar?» superara con éxito los exámenes
años atrás en cuanto volvieran de No le faltaba razón cuando en Saint Joseph y en la Universidad
Europa en agosto. decía que la vida era corta. La de Toronto.
«¿Y si la operación tiene éxito?» muerte de Grace era prueba de
Después de tantos esfuerzos, Estaba al lado de una taza de —Tengo que seguir. Ni
no le parecía un buen momento café, ya frío, a medio beber y de siquiera estoy vestida. —
para dejar de lado su formación. otra lista igual de larga de cosas Cerrándose más la bata de seda de
No, no era un buen momento para pendientes. color azul pálido empezó a
tener un hijo. Gabriel miró a su alrededor. levantarse.
Cubriéndose la cara con las manos, La cocina estaba limpia y Gabriel se lo impidió.
rezó pidiendo fuerzas. reluciente. Incluso el suelo estaba —No tienes que hacer nada.
inmaculado. Te dije que buscaría a alguien que
—Son las siete de la mañana. ¿No se ocupara de la limpieza, y pienso
Unas horas más tarde, Gabriel es un poco temprano para limpiar la hacerlo. —Señalando la lista de la
entró en la cocina con las zapatillas casa? compra, añadió—: Iré a comprar
de deporte y los calcetines en la —Tengo muchas cosas que hacer cuando vuelva de correr. Luego,
mano. Llevaba una camiseta de —replicó ella sin entusiasmo. apoyándole una mano en la mejilla,
Harvard y unos pantalones cortos, Gabriel le tomó la mano y le añadió:
y estaba a punto de coger una acarició la palma con el pulgar. —Vuelve a la cama. Estás
botella de agua de la nevera —Pareces cansada. ¿No has exhausta.
cuando vio a Julia sentada en la dormido bien? —Tengo que hacer muchas cosas
isla del centro de la cocina, con la —Me he despertado temprano —susurró ella.
cabeza entre las manos. y ya no he podido volver a —Yo me ocuparé de todo,
—Ah, aquí estás. —Soltando dormirme. Tengo que preparar las cariño. Pensaba que ibas a
las zapatillas y los calcetines, la habitaciones y limpiar los baños. dedicarte a preparar la conferencia,
saludó con un beso apasionado—. Luego tengo que ir a comprar y y me parece bien, pero antes
Me preguntaba adónde habrías ido. planificar qué comeremos. Y... — duerme un poco —le aconsejó—.
En ese preciso instante, se dio Se interrumpió con un suspiro Una mente cansada no funciona
cuenta de que tenía los ojos rojos y entrecortado. Sabía que había algo bien.
pronunciadas ojeras. Parecía más, pero en ese momento no Volvió a besarla y la
preocupada. podía recordarlo. acompañó al piso de arriba.
—¿Qué pasa? —¿Y...? —la animó Gabriel, Cuando Julia se hubo tumbado, la
—Nada. Acabo de limpiar la bajando la cabeza para mirarla a tapó cariñosamente.
cocina y la nevera y estaba los ojos, pero ella los apartó para —Sé que es la primera vez
haciendo una lista de cosas que leer la lista de cosas que tenía que que tienes invitados desde que
necesitamos —respondió, hacer. estamos casados, pero nadie
señalando una hoja de papel espera que te conviertas en la
cubierta con su elegante caligrafía.
criada. Y no pienso permitir que las que le permitía llevar a sus En cualquier momento,
visitas impidan que acabes tu huéspedes a comer fuera. conduciendo por una calle o
trabajo a tiempo. Pobre Julianne. Gabriel entrando en un edificio del campus,
»Cuando te levantes, puedes recordó sus años en Harvard. Las sentía unas ansias de consumir tan
encerrarte en el despacho y pasar vacaciones nunca eran auténticas intensas que llegaban a ser
todo el día allí si quieres. Olvídate vacaciones, ya que siempre había dolorosas.
del resto. —Con un beso de trabajo por hacer: idiomas que Hasta entonces, gracias a
despedida en la frente, apagó la luz perfeccionar, artículos que leer y Dios, había podido resistirse. Las
y la dejó dormir. exámenes que preparar. reuniones semanales de Narcóticos
Era un alivio haber conseguido Anónimos lo habían ayudado, igual
una plaza fija en la Universidad de que las visitas mensuales con el
Gabriel solía escuchar música Boston. No le cambiaría el sitio a terapeuta.
mientras corría, pero esa mañana Julia por nada del mundo. Sobre Y luego, por supuesto, Julianne.
ya estaba bastante distraído. Era todo, teniendo en cuenta que él Gabriel había entrado en
obvio que Julianne estaba había logrado sobrellevar las contacto con el poder superior en
agobiada. No acostumbraba a presiones de la vida de estudiante Asís, el año anterior, pero su
levantarse tan temprano y, por su gracias a la bebida, a la cocaína y a auténtico ángel guardián era
aspecto, al parecer llevaba horas Paulina... Julianne. Ella lo amaba, lo
levantada. Tropezó con el bordillo de la inspiraba, convertía su casa en un
Probablemente no deberían acera y se precipitó hacia adelante, hogar. Pero no lograba quitarse de
haber invitado a la familia, pero ya pero no llegó a caerse. Tras encima el miedo a que el cielo le
que iban a pasar buena parte del recobrar el equilibrio, se dijo que hubiera sonreído sólo
verano en Italia, no volverían a debía fijarse por dónde iba. temporalmente y se la arrebatara
tener la oportunidad de reunirse en No le gustaba recordar sus en cualquier momento.
unos meses. años en Harvard. Había permitido Gabriel había cambiado en mil
Gabriel ya no se acordaba del que Paulina le facilitara las cosas, aspectos desde que Julianne se
esfuerzo que suponía tener visitas. incluso sus adicciones. Desde su apuntó a su seminario en Toronto.
Hasta ese momento, sólo había regreso a Cambridge, los recuerdos Pero si algo no había cambiado era
tenido en casa a uno o dos habían aumentado de intensidad. su creencia de que no era
invitados como mucho. Y, por Algunos flashbacks eran tan reales merecedor de una felicidad
supuesto, siempre contando con la que casi notaba cómo la cocaína le duradera. Tal como su terapeuta le
ayuda de personal de servicio y de entraba por la nariz. había advertido, su comportamiento
una cuenta corriente desahogada
tenía una preocupante tendencia al mañana. Habían pasado una Pero Gabriel no estaba en
autosabotaje. increíble noche juntos, celebrando absoluto convencido de que Natalie
Su madre adoptiva, Grace, su amor en el huerto de manzanos fuera a quedarse quieta. Cuando
había fallecido de cáncer hacía casi y más tarde en la cama. Se devanó alguien le encontraba el gusto al
dos años. Su inesperada muerte se los sesos, tratando de encontrar chantaje, solía tratar de explotar
había convertido en un símbolo de alguna cosa que pudiera haberla esa fuente hasta secarla.
la brevedad y la incertidumbre de la molestado. Pero su noche de amor Volvió a maldecir, acelerando el
vida. Si perdiera a Julianne... había sido, como de costumbre, tan ritmo de la carrera hasta el límite de
«Si tuvieras un hijo con ella, apasionada como tierna. sus fuerzas.
nunca la perderías del todo», le Existía al menos otra posibilidad y No había llegado a decirle a
decía una leve pero insidiosa voz al Gabriel se maldijo por no haber Julia lo que había hecho y no
oído. pensado antes en ella. quería decírselo. Pero si estaba
Gabriel aceleró el ritmo. La Julianne siempre se alteraba preocupada por Simon y Natalie, tal
voz tenía razón, pero ésa no era la cuando regresaba a Selinsgrove. vez había llegado el momento de
principal razón por la que quería Un año y medio atrás su ex novio, contarle la verdad...
tener un hijo con Julianne. Quería Simon, la había asaltado allí en la
formar una familia con ella. Una casa de su padre. Y luego la nueva
familia completa, con hijos. Quería novia de éste, Natalie, se le había Cuando Gabriel volvió de
una vida llena de risas y saber que encarado en un bar del pueblo, correr, Julia estaba durmiendo. Se
podría corregir los errores amenazando con publicar fotos echó a reír al ver sus pies
cometidos por sus padres. obscenas de ella si no retiraba la desnudos asomando bajo las
No le había dicho nada de denuncia por agresión contra él. mantas. No le gustaba que se le
esto a su esposa. Ya bastante tenía Julianne había convencido a calentaran los pies, por eso,
ella con sus propias Natalie de que no le convenía aunque estuviera tapada con un
preocupaciones como para cargarla publicar las fotos, ya que al hacerlo montón de ropa de cama, siempre
con sus adicciones y sus miedos. estaría implicando también a sacaba los pies fuera.
Julia ya había tenido que soportar Simon. El padre de éste era Inclinándose, se los tapó con
demasiada angustia en su vida por senador y tenía previsto la manta y fue a ducharse.
su culpa. presentarse a presidente. Natalie Después de vestirse, se aseguró de
Mientras Gabriel recorría el trabajaba para él. El escándalo que seguía durmiendo antes de ir a
circuito de jogging por el que solía podía acabar haciéndole más daño buscar la lista de la compra y salir
correr de soltero, se preguntó por al senador que a Julia. de casa. Mientras ponía en marcha
qué estaría tan desanimada esa el Range Rover, pensó que con un
poco de suerte podría hacer la
compra y contratar a una asistenta —¿Y tú? ¿Rezas por algo en Mirando a su alrededor, Julia
antes de que ella se despertara. concreto? se fijó en las marcas que la
Él se frotó la barbilla. aspiradora había dejado en la
—Rezo pidiendo muchas cosas. alfombra. Los muebles no tenían ni
A las once de la noche, —¿Por ejemplo? rastro de polvo y el aire olía a limón
cuando Julia bajó por fin a la planta —Le pido a Dios que me y a pino.
baja, después de trabajar, encontró ayude a ser un buen hombre, un —La casa tiene muy buen aspecto.
a Gabriel en el salón, leyendo. buen marido y, algún día, un buen Gracias por encontrar a alguien que
Estaba sentado en su sillón de padre. se ocupe de la limpieza.
cuero favorito, con los pies sobre el Con una sonrisa, Julia volvió a Yo he avanzado un montón con el
reposapiés y los ojos moviéndose examinar el libro. trabajo.
tras las gafas al leer. —Supongo que todos llevamos a —Bien —dijo él, mirándola por
—Eh, hola —la saludó con una cabo nuestro propio viaje espiritual. encima de las gafas—. ¿Cómo te
sonrisa, mientras cerraba el libro. —Aunque algunos vais más encuentras?
—¿Qué estás leyendo? adelantados que otros —replicó él —Mucho mejor. Gracias por
Él le mostró la cubierta. El título era con una sonrisa. preparar la cena. —Le apoyó la
The Way of a Pilgrim. Julia dejó el libro en una mesita cabeza en el hombro.
—¿El camino del peregrino? ¿Es cercana y se sentó en su regazo. —Cuando te la he subido no tenías
bueno? —Yo no lo veo así. Creo que todos hambre —comentó él,
—Mucho. ¿Has leído Franny y perseguimos a Dios hasta que Él acariciándole el pelo.
Zooey de J. D. Salinger? decide atraparnos. —Al final me lo he acabado
—Hace tiempo. ¿Por qué? Gabriel se echó a reír. todo. Me había atascado con un
—Franny lo lee y se inquieta. Fue —¿Cómo si fuera el sabueso del tema de la conferencia, y no quería
entonces cuando oí hablar del libro cielo al que se refiere Francis parar para comer hasta haberlo
por primera vez. Thompson en su famoso poema? resuelto.
—¿De qué trata? —Lo cogió y le —Algo así. —¿Es algo en lo que pueda
dio la vuelta para leer el texto de la —Una de las cosas que más me ayudarte? —Gabriel se quitó las
contracubierta. gustan de ti es tu compasión por gafas y las dejó sobre el libro.
—De un ruso ortodoxo que intenta las flaquezas humanas. —No. No quiero que la gente
aprender qué significa rezar sin Ella lo besó suavemente. piense que tú eres la mente
parar. Julia alzó una ceja. —Tengo mis propios vicios, pensante que se oculta detrás de
—¿Y? Gabriel, aunque trate de ocultarlos. mis trabajos.
—Y lo estoy leyendo para descubrir
qué aprendió.
—No era eso lo que te estaba —Me escribió un email tras la —Por supuesto. Y te lo
ofreciendo —replicó él, ofendido. conferencia a la que asistió en agradezco. —Julia volvió a besarlo
—Necesito hacerlo sola. UCLA. Vio a Christa y le contaron antes de acurrucarse entre sus
Él sorbió por la nariz. que iba difundiendo rumores. brazos —. Pero me preocupa que
—Creo que te preocupa demasiado —Ni siquiera me has dejado no te guste mi trabajo. No puedo
lo que los demás piensen de ti. que lea tu ponencia, aunque hemos evitarlo.
—Tengo que hacerlo —insistió hablado tanto sobre Guido que —Te daré una opinión honesta,
ella secamente—. Si presento un intuyo lo que dirás. pero siempre estando de tu lado.
trabajo que suene como los tuyos, Julia se mordió una uña, pero no Te lo prometo.
la gente se dará cuenta. Christa dijo nada. Él la abrazó con más —No se puede pedir más. —
Peterson ya ha empezado a hacer fuerza. Lo miró y sonrió—. Ahora necesito
correr rumores sobre nosotros. —¿Mi libro te ha sido útil? que me lleves a la cama y me
Paul me lo contó. —Sí, pero mi enfoque es distinto — animes.
Gabriel frunció el cejo. respondió ella, vagamente. Él entornó los ojos, pensativo.
—Christa es una zorra celosa. —Eso puede ser un arma de —¿Y cómo puedo animarte?
Va hacia atrás en vez de avanzar doble filo, Julianne. La originalidad —Haciendo que me olvide de mis
en su carrera. En Columbia la han es admirable, pero a veces los problemas tentándome con tu
obligado a apuntarse al programa métodos establecidos lo son por cuerpo desnudo.
de máster en italiano. No la han alguna razón. —¿Y si aún no me apetece
admitido en su programa de —Te lo dejaré leer mañana, si acostarme?
doctorado. Ya he hablado con la tienes tiempo. —En ese caso, supongo que
jefa de su departamento en —Por supuesto que tendré tendré que animarme por mis
Columbia. Si quiere ir contando tiempo. —Gabriel le acarició la propios medios. —Julia se puso en
bulos sobre nosotros, será peor espalda arriba y abajo—. Estoy pie y se estiró, mirándolo de reojo.
para ella. —Se removió en el deseándolo. No tengo ninguna Levantándose de un salto, Gabriel
sillón—. ¿Y cuándo has hablado intención de hacerte daño, sólo la cogió en brazos y se dirigió
con Paul? quiero ayudarte si es posible. Lo corriendo a la escalera.
sabes, ¿no?

3 —No puedes presentar esto. —


Gabriel entró en el estudio la tarde
siguiente, con una copia de la —Está equivocado. —Soltó muere. Ya lo discutimos y estabas
ponencia de Julia en la mano. las páginas para quitarse las gafas, de acuerdo conmigo.
Ella levantó la vista de la pantalla que dejó encima de la mesa—. San Julia se cruzó los brazos, a la
del ordenador, horrorizada. Francisco va a buscar el alma de defensiva.
—¿Por qué no? Guido da Montefeltro cuando éste —He cambiado de idea.

—Pero ¡si es la única interpretación —¿Demasiado indulgente? ¿Y repetir lo que dicen los demás
que tiene sentido! qué más? Ahora me dirás que la porque soy una simple estudiante
Ella tragó saliva y negó con la profesora Picton me invitó a dar la recién licenciada?
cabeza. conferencia por caridad... Él se ruborizó.
Gabriel empezó a pasear por La expresión de Gabriel se suavizó. —Nunca he dicho eso. Yo
delante del escritorio. —Por supuesto que no. Tiene también fui un estudiante recién
—Lo hablamos en Belice. ¡Y te una gran opinión de ti. Pero no graduado en su momento. Pero ya
envié una ilustración de la escena quiero que te presentes delante de no lo soy. Podrías aprovecharte de
mientras estuvimos separados, por un montón de profesores mi experiencia.
el amor de Dios! ¿Piensas ponerte experimentados y les ofrezcas una —Ah, ya estamos. —Alzó los
delante de una sala llena de gente interpretación inocente. Si hubieras brazos, disgustada, y salió del
y decir que no pasó? —Si hubieras leído mi libro, sabrías... estudio.
leído las notas al pie, sabrías que... —He leído tu libro, «profesor Él la siguió.
Él se detuvo en seco y se volvió Emerson». El texto que analizo sólo —¿Qué quieres decir con «ya
hacia ella. lo mencionas de pasada. Y adoptas estamos»?
—He leído las notas al pie. la versión oficial ingenuamente, sin Ella no se dignó a mirarlo.
Ninguna de tus fuentes llega hasta pararte a reflexionar si es lo que —Te molesta que te lleve la
donde tú llegas. Sólo estás deberías hacer. contraria en público.
especulando. Gabriel entornó los ojos. —Bobadas.
—¿Sólo? —Julia arrastró la —Me quedo con la —¿Bobadas? —Se volvió al
silla hacia atrás—. He encontrado interpretación que tiene más instante hacia él—. Entonces, ¿por
varias fuentes respetables que sentido —replicó en tono glacial—. qué me dices que cambie mi
están de acuerdo con casi todo lo Y nunca hago nada ingenuamente. conferencia para que diga lo mismo
que digo. A la profesora Marinelli le Julia se levantó resoplando de que tu libro?
ha gustado. frustración. Gabriel apoyó una mano en el
—Es demasiado indulgente contigo. —¿No quieres que tenga brazo de Julia.
Ella se quedó con la boca abierta. ideas propias? ¿Crees que debo
—No quiero que diga lo mismo Ella le dirigió una mirada dolida, —Al baño. Voy a encerrarme y
que mi libro. Sólo trato de evitar como si la hubiera traicionado. te voy a ignorar durante el resto del
que hagas el ridícu... —Se paró en —Acabas de decirlo. día. Si no me dejas en paz, me iré a
seco. Julia entró en el dormitorio y trató casa de mi padre.
—¿Cómo dices? —Julia le apartó la de cerrar la puerta, pero él levantó Gabriel hizo una mueca. Julia no
mano bruscamente. la mano para impedirlo. había vuelto a casa de su padre
—Nada. —¿Qué haces? desde antes de la boda. —¿Cómo
Gabriel cerró los ojos e inspiró —Trato de poner distancia entre irías?
hondo. nosotros. Ella puso los ojos en blanco.
Cuando los volvió a abrir parecía —Julianne, espera. —Gabriel —No te preocupes, no te dejaré sin
más calmado. miró a su alrededor, sin saber qué coche. Llamaré un taxi y me
—Si empiezas inmediatamente, hacer—. Podemos hablarlo largaré.
tienes tiempo de reescribirla. Puedo tranquilamente. —Aquí no hay taxis. Tendrías que
ayudarte. —No, no podemos. —Le clavó llamar a Sunbury.
—No quiero tu ayuda. Y no un dedo en el pecho—. Ya no soy Ella lo fulminó con la mirada.
puedo cambiar toda la tesis. Ya han tu alumna. Tengo derecho a tener —Lo sé, Gabriel. Antes vivía aquí,
publicado la sinopsis en la web del mis propias ideas. ¿te acuerdas? Realmente me
simposio. —No te he dicho lo contrario. consideras una idiota...
—Llamaré a Katherine —insistió él Sin escucharlo, ella se dirigió al Entró en el baño y se encerró
con una sonrisa de ánimo—. Lo cuarto de baño. dando un portazo.
entenderá. —¡Julianne, maldita sea, espera! — Él oyó el ruido del pestillo al
—No, no lo harás. No voy a exclamó él desde la puerta. Ella se cerrarse. Esperó unos momentos
cambiar nada. volvió. antes de llamar a la puerta. —
Gabriel apretó los labios. —¡No me grites! Rachel, Aaron y Richard deben de
—No es momento para ponerte Gabriel levantó las manos en señal estar a punto de llegar. ¿Qué les
tozuda. de rendición y respiró hondo. digo?
—Oh, sí, sí lo es. Es mi ponencia. —Lo siento. Sentémonos a hablar. —Diles que soy una idiota, claro.
—Julianne, escúchame... —Ahora no puedo. Diré cosas de —Julianne, escúchame un
—Te preocupa que haga el ridículo. las que luego me arrepentiré. Y es momento, por favor.
Y que te avergüence delante de tus evidente que tú también necesitas Gabriel oyó que el agua empezaba
colegas. calmarte. a correr.
—Yo no he dicho eso. —¿Adónde vas?
—¡Perfecto! —gritó—. caqui y una camiseta blanca con Él saludó a Aaron estrechándole la
Ignórame. Nuestra primera cuello de pico. Alta y espigada, mano.
discusión y la arreglas llevaba la larga melena rubia sujeta —No se esconde. No te habrá
encerrándote en el maldito baño. — por unas grandes gafas de sol oído. Tenéis las habitaciones
Golpeó la puerta con la palma de la negras. Iba poco maquillada, pero preparadas y hay toallas limpias en
mano. estaba impecable. Parecía la el baño de invitados. Papá, si
El agua dejó de correr. modelo de un anuncio. quieres dormir en tu antiguo cuarto,
Ella alzó la voz para hacerse oír: Gabriel trató de disimular una no hay ningún problema.
—Mi primera conferencia y me mueca de disgusto. —En la habitación de invitados
dices que es una mierda. Y no —Está trabajando en la estaré bien. —Richard cogió su
porque lo sea, ¡sino porque no conferencia. maleta y empezó a subir la
estoy de acuerdo contigo y con tu —¿Le has dicho que hemos escalera.
jodido libro! llegado? —Acercándose a la —¿Os habéis peleado? —insistió
escalera, Rachel la llamó—: Jules, Rachel, mirando a su hermano con
mueve el culo y baja a vernos. desconfianza.
Tras un largo baño caliente, —Rachel, por favor —la reprendió Él frunció los labios.
Julia abrió la puerta. El dormitorio su padre suavemente, antes de —Salúdala ahora cuando
estaba vacío. Se vistió rápidamente abrazar a Gabriel. subas. Nos vemos luego en el
antes de salir al pasillo. Se acercó Richard era unos cinco porche trasero y tomamos algo.
sigilosamente a la escalera y centímetros más bajo que su hijo. Estoy preparando costillas a la
escuchó. Tenía el cabello claro y los ojos barbacoa para cenar.
Tras comprobar que estaba grises. Era un hombre callado y —¿Costillas? ¡Fantástico! —
sola, volvió al despacho y cerró la serio, y se ganaba el respeto de los Aaron le dio una agradecida
puerta. Eligió un poco de jazz ligero demás con su inteligencia y su palmada en la espalda a su
como música de fondo y volvió al amabilidad. cuñado—. Quería parar a comprar
trabajo. Al ver que nadie se movía en el unas Corona antes de llegar, pero
piso de arriba, Rachel se volvió Rachel ha querido que viniéramos
hacia Gabriel y entornó los ojos, directamente. Vuelvo en seguida —
—¿Dónde está Julia? —
que eran grises como los de su dijo, mientras cogía las llaves del
Rachel abrazó a su hermano antes
padre. coche.
de entrar con su maleta de ruedas y
—¿Por qué se esconde?
la de su marido, Aaron, al salón. Iba
vestida con pantalones de color
Cuando estaba a punto de llegar a —Entonces, ¿qué te pasa con —Bueno, con otras palabras.
la puerta, su esposa lo detuvo y Gabriel? —Pero ¿qué se ha creído? Yo le
negó con la cabeza. —Nada. habría tirado algo a la cabeza.
A Gabriel le pareció un buen —Mientes descaradamente. Julia sonrió sin ganas.
momento para desaparecer. Julia apartó la vista. —Lo he pensado, pero no me
—Os espero en el patio —les —¿Qué te hace pensar que apetecía limpiar la sangre.
indicó, dejándolos solos. estamos enfadados? Rachel se echó a reír.
Rachel miró a su marido mientras —Gabriel está abajo, mustio, y —¿Y por qué cree que tu
negaba con la cabeza. tú estás arriba, mustia. La tensión conferencia es horrible?
—Han discutido. Yo hablaré en la casa es palpable. No hace —Dice que me equivoco. Y que
con Jules, tú habla con Gabriel. Ya falta ser una médium para darse sólo quiere ayudarme.
irás a buscar las Corona más tarde. cuenta. —Suena a que quiere
—¿Por qué habrán discutido? —No quiero hablar de ello. controlar tu trabajo, igual que trata
—se preguntó Aaron, pasándose —Los hombres son gilipollas. de controlar todo lo demás.
las manos por el pelo, oscuro y —No te lo voy a discutir. — Pensaba que estaba yendo a
rizado. Julia se dejó caer en la otra butaca terapia para superarlo.
—¿Quién sabe? Tal vez Julia le ha y colgó las piernas de uno de los Julia guardó silencio unos instantes.
ordenado la colección de pajaritas reposabrazos. —No quiero que me mienta
sin consultarle. —Aaron y yo discutimos a veces. Él sólo para que no me disguste. Si
se enfada y se marcha un par de tengo que cambiar algo de lo que
horas, pero siempre vuelve. — he escrito, quiero saberlo.
—¡Hola! —Rachel abrió la puerta Rachel buscó la mirada de su —Pero debería saber cómo
del antiguo despacho de su padre. amiga—. ¿Quieres que le dé una ayudarte sin decirte que la
Julia saludó a su mejor amiga con paliza a Gabriel? —No, pero tienes conferencia es horrible.
una sonrisa radiante. razón. Hemos discutido. Julia soltó el aire, frustrada.
—¡Rach! ¡Hola! —¿Qué ha pasado? —Exacto. Dice que quiere
Las dos mujeres se abrazaron —He cometido el error de formar una familia conmigo y al
y luego Rachel se sentó en una de dejarle leer la conferencia que cabo de un rato se comporta como
las cómodas butacas que había estoy preparando. Me ha dicho que un idiota condescendiente.
junto a la ventana. es horrible. Rachel levantó la mano, pidiéndole
—¿Cómo va todo? —¿Te ha dicho eso? —Rachel que hiciera una pausa.
—Bien. enderezó la espalda y alzó la voz.
—Un momento, ¿qué has dicho? a su lado, los dos solos. Pero volvió hacia su amiga y añadió al
¿Gabriel quiere tener hijos? Julia se cuando pienso en el futuro, siempre cabo de unos segundos:
revolvió en la butaca. veo niños a nuestro alrededor. —Tener hijos sería una manera
—Sí. Quiero tener a alguien que venga a estupenda de librarte de la actitud
—¡Jules, es fantástico! Me alegro casa en Navidad. condescendiente de Gabriel.
por ti. ¿Cuándo os vais a poner a »Si algo me enseñó la muerte de mi —¿Ah, sí?
ello? madre es que en la vida nada es —Claro. Si el bebé ensucia los
—De momento no. Decidimos seguro. No quiero esperar y pañales y le mancha la ropa,
esperar hasta que me gradúe. esperar para formar una familia y acudirá a ti, pidiendo ayuda a
—Eso es mucho tiempo —murmuró descubrir luego que es demasiado gritos.
Rachel. tarde. Julia se echó a reír, pero en
—Ya, pero hacer el doctorado y Julia sintió que se le llenaban los seguida recuperó la expresión
tener un bebé a la vez sería ojos de lágrimas, pero parpadeó sombría.
demasiado complicado. para controlarlas. —Sólo quiero que considere que
Rachel asintió, jugueteando con el —Te haces mamografías cada año, mis ideas son importantes. Tan
dobladillo de la camiseta. ¿no? importantes como las suyas.
—A nosotros nos gustaría tener un —Sí y me han hecho pruebas —Por supuesto que lo son. Díselo.
hijo. genéticas. No tengo el gen del —Lo haré, pero aún no. Ahora
Julia cambió de postura para mirar cáncer de mama, pero creo que mi mismo, prefiero no hablar con él.
mejor a su amiga. madre tampoco lo tenía. Y, bueno, Rachel acarició el reposabrazos.
—¿Qué? ¿Ahora? aunque lo tuviera, cuando se dio —Gabriel ha cambiado mucho.
—Puede. cuenta era demasiado tarde para Verlo casado y pensando en tener
—¿Cómo supiste que estabas hacer nada. hijos... es asombroso. Mamá me
preparada? —Lo siento mucho. contó que cuando llegó a casa,
Rachel se echó a reír. Rachel suspiró y miró por la escondía comida en la habitación.
—En realidad, todavía no lo ventana. No importaba lo que le dijeran para
sé. Siempre he querido tener hijos y —No me gusta hablar de ello, tranquilizarlo, siempre se guardaba
a Aaron le pasa lo mismo. pero reconozco que me preocupa. algo en el bolsillo.
Llevamos hablando del tema desde ¿Y si me encuentran cáncer —¿Pasaba hambre?
el instituto. después de tener hijos? Trato de no —Tenía miedo de pasar
»Quiero a Aaron. No me darle muchas vueltas al tema, pero hambre. No se fiaba de que papá y
importaría pasar el resto de la vida siempre está ahí, agazapado. Se mamá fueran a alimentarlo siempre,
así que se iba guardando una Julia y Gabriel estaban —¿Por qué das por hecho que es
reserva para cuando se olvidaran. sentados el uno al lado del otro. culpa mía?
»Y tampoco deshizo la maleta Incluso se dieron la mano mientras —Porque tú eres el que tiene
hasta que lo adoptaron. Esperaba bendecían la mesa. Pero su actitud poll... —Al ver la mirada de
que lo devolvieran en cualquier fue distante y educada. No advertencia de su suegro,
momento. intercambiaron miradas ardientes, carraspeó—. Ejem, las estadísticas
—No lo sabía —admitió Julia, con ni palabras cariñosas, ni caricias dicen que el ochenta por ciento de
el corazón en un puño. robadas bajo la mesa. las peleas son culpa del hombre.
Rachel le dirigió una mirada Gabriel estaba rígido y Discúlpate y quítatelo de encima.
comprensiva. permaneció serio durante toda la No quiero tener que volver a pasar
—Es mi hermano y lo quiero cena. Julia estaba callada y por una cena así. El ambiente es
mucho, pero no piensa las cosas abstraída, como si tuviera la mente tan frío que voy a tener que salir a
antes de decirlas. Seguramente, lo en otro sitio. la calle a calentarme.
que pasa es que no escribes las Richard, Aaron y Rachel —Me temo que Aaron tiene
cosas tal como él lo haría. mantuvieron el peso de la razón, aunque ya sé que nadie ha
—Y no pienso empezar a hacerlo conversación, mientras los pedido mi opinión —dijo Richard,
ahora. Tengo mis propias ideas. Emerson apenas abrían la boca. sonriendo disimuladamente.
—Te aconsejo que lo hables Después de la cena, Julia se Gabriel miró a los dos hombres
con él. De todos modos, tampoco le excusó y volvió al estudio a indignado.
viene mal sufrir un poco antes. No trabajar, sin tomar postre. —Ya he intentado hablar con
le pasará nada por dormir en el Gabriel la siguió con la vista ella y ha sido peor. Hemos acabado
sofá una noche. mientras se alejaba. A pesar de sus discutiendo. Se ha encerrado en el
—Por desgracia, ojos tristes y de un tic nervioso en baño y me ha mandado a la mierda.
probablemente seré yo la que la mandíbula, no hizo nada para Richard y Aaron
duerma en el sofá —replicó Julia, detenerla. Sólo la miró marcharse. intercambiaron una mirada
señalando el que había en el otro Cuando Rachel fue a la cocina cómplice y, tras un expresivo silbido
extremo del despacho. a preparar el café, Aaron no pudo de compasión, Aaron dijo:
aguantar más y se inclinó hacia él. —Chico, estás metido en un
—Tío, trágate el orgullo y dile que lo buen lío. Ya puedes ir a hablar con
Decir que el ambiente durante la sientes. ella pronto o te veo durmiendo en el
cena fue tenso era quedarse corto. Gabriel levantó las cejas. sofá. —Sacudiendo la cabeza, se
levantó y fue a buscar a Rachel a la —Mamá y tú teníais un matrimonio una reacción racional. Y en
cocina. perfecto. especial, con su historial. Gabriel
Richard golpeó el pie de la copa de Richard se echó a reír. hizo una mueca.
vino, pensativo. —Nuestro matrimonio estaba —No pretendía hacerle daño.
—¿También tú, Brutus? —preguntó muy lejos de ser perfecto. Pero —Estoy seguro. Pero también
Gabriel, frunciendo el cejo. hicimos un pacto: mantendríamos me temo que no juegas limpio.
—No he dicho nada. — las imperfecciones fuera de la vista Aprender a discutir con tu pareja es
Richard miró a su hijo con afecto—. y el oído de nuestros hijos. Los un arte, no una ciencia. Tu madre y
He tratado de mantenerme al niños se inquietan si ven que sus yo tardamos bastante tiempo en
margen. padres se pelean. descubrirlo. Pero una vez lo
—Gracias. »Mi experiencia personal dice comprendimos, ya casi no volvimos
—Pero cuando los viejos que las parejas discuten por dinero, a discutir. Y cuando lo hacíamos ya
matrimonios aconsejan a los recién por sexo, o bien por falta de no era desagradable ni doloroso.
casados que no se vayan a dormir atención o de respeto. »Si puedes discutir con Julia y
sin haber resuelto sus problemas, Gabriel fue a protestar, pero convencerla al mismo tiempo de
no es por capricho. Resolver los Richard lo interrumpió levantando que la amas y de que es importante
conflictos sin darles tiempo a crecer una mano. para ti, los conflictos serán mucho
hará que tu vida sea más fácil. —No te pregunto en qué más llevaderos.
—No puedo mantener una categoría cae vuestra discusión. Os Richard apuró el vino y dejó la copa
conversación con alguien que está lo dejo a vosotros. Pero es evidente en la mesa. Al cabo de un
encerrado en una habitación. que Julia está dolida. Se ha momento, añadió:
—Claro que puedes. La cortejaste mostrado retraída durante toda la —Escucha el consejo de
una vez. Vuelve a hacerlo. cena. Muchas veces estaba así alguien que estuvo mucho tiempo
Gabriel lo miró con incredulidad. antes de que empezarais a veros. casado y que crió a una hija.
—¿Me estás sugiriendo que corteje —No he sido yo el que ha Cuando una mujer se retrae y se
a mi esposa? cerrado la puerta a la comunicación muestra fría, es porque se está
—Te estoy aconsejando que racional —dijo Gabriel, con protegiendo. Te aconsejo que seas
te olvides de tu ego, te disculpes y arrogancia. amable y delicado con tu esposa y
luego la escuches. No siempre fui —¿Te estás oyendo? —lo que la convenzas para que salga
el hombre que ves. Puedes reprendió su padre—. Julia no es de su encierro. O ya puedes
aprender de mis errores. irracional, está dolida. Cuando prepararte para pasar no una, sino
alguien te hace daño, retraerse es
muchas noches frías y solitarias en pasaría la noche en el sofá del Cada vez más triste, se preguntó
el sofá. despacho. por qué no había ido a buscarla.
Mientras se tapaba con la vieja Sin duda había pasado la
manta de lana que habían noche con su familia, fumándose un
Julia apagó el portátil ya compartido por primera vez tantos puro en el porche y charlando sobre
pasada la medianoche. Sabía que años atrás en el huerto de los viejos tiempos. Se preguntó qué
todos se habían ido a la cama. Los manzanos, pensó en su casa de explicación le habría dado a Rachel
había oído pasar frente a su puerta. Cambridge y en lo felices que sobre su conflicto. Y se preguntó
Abrió una rendija y vio que habían sido sus primeros meses de por qué estaba sola, a oscuras, a
salía luz por debajo de la puerta matrimonio. punto de llorar, y a él no parecía
cerrada de la habitación de Quería especializarse en importarle lo más mínimo.
matrimonio. Sin duda Gabriel Dante. Sabía que el camino no Justo en ese momento, oyó
estaba despierto, leyendo. sería fácil; que necesitaría grandes que se abría una puerta y los pasos
Se planteó ir a verlo, pero la dosis de trabajo, sacrificio y de Gabriel, rápidos y decididos, que
distancia hasta allí le pareció humildad. No quería ser de esas llegaban hasta su puerta.
insalvable. personas que no aceptan las Se sentó y contuvo la respiración.
Cogió la botella de gel de baño críticas y era consciente de que Una luz apagada se colaba por la
que se había llevado del dormitorio tenía que mejorar. rendija de la puerta.
después de cenar. Se daría un Pero cuando Gabriel había «Oh, dioses de los recién casados
baño caliente en el cuarto de baño dicho que iba a hacer el ridículo, el que se pelean, por favor, que llame
de invitados y trataría de olvidar los dolor fue terrible. Necesitaba que él a la puerta.»
problemas. la apoyara, que le diera ánimos. No Oyó un suspiro apagado y lo
Media hora más tarde, volvió a necesitaba que la subestimara. Su que bien pudo ser una mano
entrar en el estudio y cerró la confianza en sí misma ya era apoyándose en el picaporte. Luego
puerta. Se había refrescado, pero bastante precaria sin la ayuda de vio una sombra que oscurecía la luz
no había logrado relajarse nadie. mientras los pasos se retiraban por
demasiado. Ya que Gabriel parecía «¿Por qué no se da cuenta de que donde habían venido. Julia se hizo
decidido a guardar las distancias, necesito su apoyo?» un ovillo, pero no lloró.
4 Julia leyó el nuevo mensaje antes —¿Me despiertas para decirme
de acercarse a la puerta y abrirla eso?
unos centímetros. —Te he llamado, pero no has
A la mañana siguiente, muy —Hola —la saludó Gabriel, con una respondido. —Se echó a reír—. Me
temprano, el móvil de Julia sonó. sonrisa insegura. ha recordado a Toronto, cuando
Se despertó sobresaltada, con Ella vio que tenía el pelo tuve que entrar por la ventana.
el tono de Message in a Bottle de húmedo de la ducha, pero que no Ella se ruborizó al recordar a
The Police resonando en la se había afeitado. Una atractiva Gabriel llamando a la ventana de su
habitación. Miró el teléfono, que sombra de barba le cubría la cara. habitación para llevarle la cena.
vibraba sobre el escritorio, pero no Se había puesto vaqueros y Acababa de salir de la ducha y tuvo
respondió. camiseta blanca, pero iba descalzo. que abrirle tapada sólo con una
Poco después, el sonido de una Era, probablemente, lo más bonito toalla.
campana le indicó que había que había visto en su vida. —Te olvidaste de algo. De algo
recibido un mensaje de texto. —¿Hay alguna razón para que importante.
Curiosa, se acercó a la mesa y estés llamando a la puerta a las Gabriel llevaba una ilustración en la
cogió el teléfono. El mensaje era de seis de la mañana? —preguntó, y la mano. Era La disputa por el alma
Dante Alighieri, nada más y nada voz le salió más seria de lo que de Guido da Montefeltro.
menos. pretendía. —La encontré anoche en el
—Lo siento, Julianne —dijo, con suelo del dormitorio. No sé si se me
Lo siento. expresión compungida. cayó a mí o a ti, pero fue a uno de
(Ciertamente, ayudaba ver que los dos.
Mientras pensaba cómo responder, tenía los ojos rojos y la ropa Sin hacer caso de la ilustración que
llegó un segundo mensaje. arrugada, como si acabara de él le había dejado en el casillero de
sacarla de una bolsa destinada al la Universidad de Toronto, Julia lo
Perdóname. Ejército de Salvación.) —Me hiciste miró a la cara, tratando de
daño —susurró Julia. interpretar su expresión. Parecía
Empezó a responder con otro —Lo sé y lo siento. —Dio un paso nervioso y también algo
mensaje, pero antes de acabar, oyó adelante—. He vuelto a leer la preocupado.
movimiento en el pasillo. conferencia. Gabriel se pasó las manos por el
Alguien llamó a la puerta. Julia se apoyó una mano en la pelo mojado.
cadera. —Sé que me dijiste que
Por favor, déjame entrar. querías estar sola un tiempo, pero
creo que ya llevamos demasiadas Tus ideas son una de las cosas que revés, yo también habría bajado al
horas separados. ¿Puedo pasar? más me gustan de ti. infierno a buscarte.
Ella se echó hacia atrás. Bajó la vista y se quedó mirando la Los labios de Gabriel se curvaron
Él entró y cerró la puerta. ilustración. en una sonrisa.
Julia volvió al sofá y se enroscó, —Reaccioné mal. Lo siento. —Beatriz sabía que no podía
tapándose con la vieja manta. Pero es que el tema de la ponencia acompañar a Dante al infierno, por
Gabriel se dio cuenta de que me toca de un modo muy especial, eso envió a Virgilio en su lugar.
se había hecho un ovillo, lo que Julianne. —El único Virgilio que conozco es
indicaba que volvía a estar a la La historia de san Francisco Paul Norris. Y no creo que hubieras
defensiva. Dejó la ilustración sobre arriesgándose a entrar en el agradecido su visita. Gabriel
el ordenador antes de meterse las infierno para salvar el alma de resopló.
manos en los bolsillos. Guido representa lo que yo traté de —Paul no es un buen candidato a
—He vuelto a leer tu trabajo y hacer cuando confesé ante el Virgilio.
luego he releído el Infierno. —La comité disciplinario en Toronto. —Para mí, sí.
miró fijamente—. Dije cosas que no A Julia se le hizo un nudo en Él frunció el cejo. Pensar en Paul
debí haber dicho. la garganta. No quería pensar en lo consolando a Julia en su ausencia
—Gracias —contestó ella, relajando que había pasado el año anterior. aún le dolía.
un poco los hombros. El comité disciplinario y la —Fui un cabrón entonces y lo
—Tengo algunas sugerencias separación que siguió después sigo siendo. —Se apartó de la
que podrían mejorar el trabajo. — seguían siendo un asunto mesa y se sacó las manos de los
Gabriel se apoyó en el borde de la demasiado doloroso. bolsillos. Señaló el sofá con la
mesa—. Sé que para ti es —Reconozco que no cabeza—. ¿Puedo?
importante hacerlo sola, pero si me reaccioné sólo por las tesis que Ella asintió.
necesitas, estaré encantado de planteas. Pensé que estabas Gabriel se sentó a su lado y alargó
ayudarte. rechazando la historia. Nuestra la mano.
—No me importa que me des historia. Julia se la cogió.
consejos, siempre y cuando no me —Nunca rechazaría algo tan —No quería hacerte daño.
digas lo que debo pensar. importante para nosotros. Sé que lo —Lo sé —dijo ella—. Yo también lo
—Nunca te diría lo que tienes que arriesgaste todo para salvarme. Sé siento.
pensar. ¿Cómo iba a hacer eso? — que bajaste a los infiernos por mí. Él la sentó sobre su regazo y
Su expresión se suavizó—. —Con expresión decidida, añadió— enterró la cara en su pelo.
: Si la situación hubiera sido al
—No quiero que tengas que ronca, agarrándole el culo con ¿Por qué no viniste a hablar
encerrarte en el baño para escapar fuerza para que notara la evidencia conmigo?
de mí. de su erección. —Quería volver a leer el texto. Y
Tomándole la cara entre las manos, —Sí. pensé que necesitabas estar sola.
unió sus labios en un beso. Tras un —Bien —le susurró al oído—. —No me gusta discutir contigo
instante, ella respondió. Aún tenemos tiempo de hacer las —reconoció ella. Al agachar la
Gabriel la besó con prudencia. paces como Dios manda antes de cabeza, el pelo le rozó el borde de
Sus labios eran cálidos y que los invitados se despierten y los pechos—. Lo odio.
acogedores, pero se limitaban a quieran desayunar. —A mí tampoco me gusta, lo
mordisquearle la boca y pronto —No podemos hacer las paces que no deja de sorprenderme.
Julia no pudo más. Le rodeó el como Dios manda con la casa llena Antes me encantaba discutir y
cuello con una mano para que se de invitados. pelearme con la gente. —Hizo una
acercara. —Oh, sí. Sí podemos. —Los mueca—. Me estás convirtiendo en
Él trazó el contorno de sus ojos azules de Gabriel se un pacifista.
labios con la lengua. Cuando ella iluminaron con un brillo peligroso—. —Creo que nunca podrás ser
los separó, se coló en su interior Te lo demostraré. un auténtico pacifista, Gabriel. Ser
suavemente y sus lenguas se estudiante de doctorado ya es
unieron. No sabía mentir cuando bastante duro. Necesito tu apoyo —
besaba. Transmitía así sus —Ha sido una noche horrible. admitió ella con voz temblorosa.
sentimientos. Julia notó su —Gabriel estaba tumbado en la —Lo tienes —le aseguró Gabriel
arrepentimiento y su tristeza, pero cama, con un brazo debajo de la con firmeza.
también la inconfundible llama de cabeza. No se había molestado en —No era mi intención llevarte la
su deseo. cubrirse con nada. En el dormitorio contraria. Simplemente... me salió
Le soltó la cara, la sujetó por no hacía frío y su querida esposa así.
las caderas y la levantó hasta que estaba tumbada a su lado, boca —Ven aquí.
quedó montada sobre él, con una abajo, tan desnuda como él. En Julia se tumbó sobre él, que la
pierna a cada lado. Sus torsos se momentos como ése, deseaba que abrazó.
pegaron mientras seguían pudieran pasar todo el tiempo en la —Tenemos que encontrar una
besándose y explorándose con cama, desnudos. manera de discutir sin llegar a los
pasión. —Estoy de acuerdo. —Julia se extremos de ayer. Mi corazón no lo
—¿Te vuelves a la cama incorporó apoyándose sobre los soportaría.
conmigo? —le pidió él con la voz codos para mirarlo a los ojos—. —El mío tampoco —susurró ella.
—Prometo no ser un cabrón Gabriel trató de hacerla que la profesora Marinelli tiene
egoísta si tú me prometes no volver desaparecer con un beso. Sin éxito. razón. Tu trabajo es muy bueno.
a encerrarte en el baño — propuso, —Claro que no. Y aunque te —Gracias. —Julia le apoyó la
mirándola fijamente. parezca extraño, a veces me mejilla en el pecho—. No es fácil
—Y yo prometo no encerrarme equivoco. ser tu alumna. Siempre tengo la
en el baño si tú no me atosigas. —¿El Profesor, equivocado? sensación de no estar a tu altura.
Sólo trataba de alejarme de ti para Increíble —bromeó ella, echándose
que las cosas no llegaran a reír.
demasiado lejos. No me dejabas en —Cuesta de creer, ¿verdad?
paz. Pero cuando acabé de leer la
—Lo comprendo. Podemos conferencia por segunda vez, me Gabriel le enredó los dedos en el
separarnos para cortar una habías convencido de que la pelo.
discusión, pero tenemos que versión oficial está equivocada. —Me esforzaré más en mostrarte
prometer que luego lo hablaremos —¿Qué? —Julia no podía creer lo mi apoyo para que no te sientas
con calma. No a la mañana que estaba oyendo. así. No somos competidores.
siguiente. No pienso dejar que —Lo que has oído. Tu De hecho, algún día me gustaría
vuelvas a dormir en el sofá. Ni conferencia me ha hecho cambiar escribir un artículo contigo.
pienso hacerlo yo. de opinión. Tengo alguna Ella levantó la cabeza.
—De acuerdo. El sofá es muy sugerencia para reforzar la última —¿De verdad?
incómodo. Y solitario. parte. Ésa no me convenció tanto. —Me encantaría que
—No me expresé bien cuando —Agradeceré tus sugerencias. Te creáramos algo juntos, algo que
hablamos sobre la conferencia. Te citaré en las notas al pie. saliera de nuestro amor compartido
pido disculpas. No me preocupa Gabriel la agarró por las nalgas. por Dante. Y estoy orgulloso de ti
que tu opinión no coincida con la —Será un honor aparecer en una por tener el valor de defender tus
mía. De hecho, creo que es bueno de tus notas al pie. convicciones. Cuando pronuncies
que te muestres en desacuerdo Julia dudó por un momento. esa conferencia en Oxford, estaré
conmigo en público. Así todo el —Entonces... ¿no crees que la en primera fila pensando «¡Ésa es
mundo se dará cuenta de que conferencia sea horrible? ¿Ni que mi chica!».
tienes ideas propias. vaya a hacer el ridículo? —Oírte decir eso es un sueño
—No trato de llevarte la contraria. —No. En cuanto superé la hecho realidad.
—Una arruga apareció entre sus sorpresa inicial y presté atención a —En ese caso, te lo diré más a
delicadas cejas. tus argumentos, me di cuenta de menudo.
5 Los recién casados estaban vamos. —Julia se separó de su
abrazados, moviéndose poco a marido a regañadientes.
poco, al ritmo de la música. Gabriel Él le dio una disimulada palmadita
Los parientes de los Emerson susurró algo al oído de Julia. Ella en el culo.
fueron prudentes y no hicieron apartó la cara, aparentemente En ese momento, Rachel y
ningún comentario sobre lo felices y avergonzada, pero él se echó a Tammy se unieron al grupo.
relajados que parecían cuando reír, la abrazó con más fuerza y la Tammy había sido la última en
finalmente salieron del dormitorio, besó. incorporarse a la familia al casarse
justo antes de la hora de comer. Diane trató de retirarse de con Scott el mes anterior. Era una
El hermano de Gabriel, Scott, manera discreta, pero las viejas mujer alta, de metro ochenta de
llegó aquella tarde con su esposa tablas de madera del suelo estatura y con muchas curvas.
Tammy y su hijo Quinn. Junto con crujieron bajo sus pies. Los Tenía el pelo rubio cobrizo y los
el padre de Julia, Tom, y su novia Emerson se detuvieron y se ojos de un azul muy pálido.
Diane, todos se sentaron a la mesa volvieron hacia donde procedía el —¿A qué viene el retraso? —
temprano para cenar juntos. ruido. preguntó Rachel, y miró a su
Diane Stewart era una Ella se echó a reír. hermano con desconfianza, como si
atractiva mujer afroamericana con —Hay algo en el horno. Y no es el la culpa sólo pudiera ser suya.
una piel perfecta, grandes ojos pastel de manzana. —Estábamos preparando el
oscuros y un pelo rizado que le Gabriel se rió con ganas. Su café —respondió Julia sin levantar
llegaba hasta los hombros. Tenía risa, fuerte y franca, hizo sonreír a la vista de las tazas que llenaba
cuarenta años, diez menos que su Julia, que apoyó la frente contra su para disimular la vergüenza.
novio. Hacía mucho tiempo que se pecho. —¿Ahora se llama así? —bromeó
conocían, ya que ella había vivido Diane asintió con aprobación. Tammy, y guiñó un ojo.
toda la vida en Selinsgrove. —Tardabais tanto en preparar el —No, a mí me parece que lo
Al ver que el postre no llegaba, café que pensaba que se os había que hacían no es eso. —Diane se
Diane fue a la cocina y se encontró olvidado cómo se hacía. sumó a la fiesta, negando con la
a los Emerson bailando. Gabriel Gabriel se pasó las manos por el cabeza y reprendiéndolos en broma
había hecho instalar un sistema de pelo, que tenía alborotado por las con un dedo.
sonido centralizado y las notas de atenciones de su esposa. —Bueno, señoras, os dejaré
una suave melodía de jazz flotaban —¿Querida? solas para que critiquéis a gusto. —
en el aire. —El café está listo y las tartas Gabriel le dio un casto beso en la
se están enfriando. En seguida
mejilla a Julia antes de escaparse que yo sepa, pero eran muy reflejaba en las piedras de su anillo
al salón. cariñosos. Debe de haber algo en de compromiso.
Rachel comprobó la temperatura de esta cocina. —Nunca creí que me casaría de
las tartas de manzana con el dedo. Julia pensó que era muy verdad.
—Jules, pásame un cuchillo. posible. Había algo reconfortante, —¿Por qué no? —preguntó Rachel
Vamos a probar cómo han no sólo en la cocina, sino en toda la con la boca llena.
quedado. casa, que empujaba a ser cariñoso. Tammy miró de reojo hacia la
—Así se habla. —Diane A Gabriel y a ella les costaba no puerta.
rechazó el café que le ofrecía Julia estar todo el día tocándose, —¿No deberíamos servirles el
y se sentó en uno de los taburetes excepto cuando ella trabajaba. postre?
altos. —Entonces, ¿mi hermano te ha Rachel tragó antes de responder:
—¿Y bien? —insistió Rachel— compensado por lo de ayer? — —Todos tienen piernas. Si quieren
. ¿Qué estaba pasando aquí? Y, preguntó Rachel. Julia se ruborizó tarta, pueden venir a buscarla.
por favor, dime que no estabais un poco. Riendo, Tammy cogió la taza de
usando la encimera —añadió, —Sí. café con las dos manos.
mientras miraba de reojo las —Bien. De todos modos, —Antes de empezar a salir
superficies de granito que Gabriel hablaré con él. Se supone que con Scott, vivía con otra persona,
había insistido en comprar. después de una discusión tendría mi novio de la facultad de Derecho.
—No. Es demasiado fría. —Julia se que comprarte flores. O diamantes. Habíamos hecho planes: nos
tapó la boca con la mano, pero ya Julia bajó la vista hacia su casaríamos y nos compraríamos
era demasiado tarde. anillo de compromiso, adornado una casa con su jardín y su verja
Las demás se echaron a reír a con un gran diamante central, blanca.
carcajadas y empezaron a burlarse rodeado por otros más pequeños. No faltaría de nada. Pero entonces
de ella sin piedad. —Ya me ha comprado bastantes. me quedé embarazada.
—¿Hace calor aquí o es cosa —Es un anillo precioso, cielo. Julia se removió inquieta en el
mía? —bromeó Diane, —Diane se volvió hacia Tammy y taburete, con la vista fija en el
abanicándose con una servilleta de bajó la vista hacia su mano suelo.
papel—. Voy a bautizar esta casa izquierda—. El tuyo también, cielo. La mirada de Tammy se volvió
como La Casa del Amor. ¿Cómo te va la vida de casada? melancólica.
—Mis padres también eran La joven observó cómo la luz —Scott me contó que, cuando
así. —Rachel miró a su alrededor— de las lámparas halógenas se él nació, también fue una sorpresa
. No lo hacían sobre la encimera, para sus padres, pero se alegraron
mucho de su llegada. Ojalá hubiera responsabilidad mía, pero tenía la —No sé quién aportaría el
podido conocer a Grace. Tuvo que sensación de que debería haber ido material genético de tu hermano,
ser una mujer maravillosa. con más cuidado. Llegué a pero tuvo que ser un hombre
—Lo era —dijo Rachel—. Gabriel plantearme abortar, pero Eric ya me guapo, porque ese chico está muy
tampoco estaba en sus planes. Mis había dejado. Además, en el fondo, bien —comentó Diane, señalando
padres lo acogieron cuando me apetecía ser madre. hacia el salón con la cabeza—. No
su madre murió y más tarde lo Julia volvió a removerse en el tan bien como mi hombre, claro,
adoptaron. Los planes son sólo asiento, conmovida por la porque eso es imposible.
eso, planes. Pero la vida no sinceridad de Tammy. Julia soltó una risita incómoda.
siempre les hace caso. —No podía pagar el alquiler yo No estaba acostumbrada a que
Tammy asintió. sola, así que volví a casa de mis otras mujeres pensaran que su
—Habíamos hablado de tener padres. Sentía que había padre «estaba muy bien».
hijos. Los dos queríamos tenerlos. fracasado. Soltera, embarazada, Tammy siguió hablando.
Pero de repente, Eric decidió que viviendo de nuevo con mis padres. —Por suerte, tenía empleo.
no estaba preparado. Pensó que Cada noche lloraba hasta Trabajaba en la oficina del fiscal del
me había quedado embarazada a quedarme dormida, y pensaba que distrito con Scott. Salimos un par d
propósito para cazarlo. ningún hombre me querría. e veces durante e l embarazo. Sólo
—Como si te hubieras —Lo siento mucho —dijo Julia, con éramos amigos, pero siempre era
quedado embarazada tú sola... — los ojos llenos de lágrimas. tan amable conmigo... Suponía que
comentó Diane, moviendo el Tammy se acercó a ella y le dio un tras tener al niño no volvería a
tenedor en el aire. abrazo. saber nada de él, pero unas
Julia no dijo nada. Se —Las cosas mejoraron con el semanas después de que Quinn
avergonzaba de comprender a Eric, tiempo, pero nunca le perdonaré a naciera vino a verme y me invitó a
aunque no estaba de acuerdo con Eric que renunciara a sus derechos salir. En ese momento, me
sus actos. Ella tampoco se sentía como padre. Ahora Quinn nunca lo enamoré definitivamente.
preparada. conocerá. —Él ya estaba enamorado de ti
—Eric me dio un ultimátum: el bebé —Los donantes de esperma antes —recordó Rachel, entre
o él. Al ver que dudaba, se marchó. no son padres —la interrumpió risas—. Hasta las trancas.
—Menudo mamón —murmuró Rachel—. Richard no contribuyó Tammy jugueteó con el anillo de
Rachel. genéticamente a crear a Gabriel, compromiso, haciéndolo girar sobre
—Estaba destrozada. Sabía pero es su padre. el dedo.
que el embarazo no era sólo
—Por aquella época, le estaba Sobre los hombres buenos — —Te ayudaré.
dando el pecho al niño, así que especificó—. Scott es amable y Tammy se levantó y cruzó la
tenía que sacarme leche antes de juguetón cuando está con Quinn. cocina hasta donde estaba su
que viniera a buscarme, y la dejaba Se tira al suelo y juega a revolcarse marido. Tras darle un beso,
en la nevera para que se la dieran con él. Nunca lo había visto así. subieron juntos al dormitorio.
mis padres. Pero Scott nunca me Los hombres que no tienen hijos se Rachel miró las tartas y los platos
hizo sentir incómoda. Me veía como lo pierden. de postre.
a una persona, una mujer, no como Julia se quedó pensando en qué —Creo que será mejor que les
a una madre. Creo que ya se había tipo de padre sería Gabriel. lleve el postre a los hombres. —
fijado en mí cuando salía con Eric. —Tengo muchas ganas de Cortó dos trozos de tarta, los puso
—Con una sonrisa, añadió—: Antes tener una niña —añadió Tammy, en el plato y se los llevó al salón.
de conoceros, tenía mucho miedo. sonriendo—. Sé que Scott la tratará Diane miró a Julia sin dejar de
No sabía qué pensaríais de mí. como a una princesa. juguetear con la taza.
Pero todos me disteis la —¿Quieres más hijos? —preguntó —¿Podemos hablar un momento,
bienvenida. —Mirando a Julia, Rachel, alzando las cejas. cielo?
añadió—: A Gabriel lo conocí más —Sí, creo que con dos —Claro. —Julia cambió de postura
tarde, pero él también fue muy tendríamos suficiente, pero si en el taburete para mirar de frente a
amable. Incluso cuando Quinn le viniera otro niño, me gustaría que Diane.
manchó el traje. fuéramos a buscar la niña. —No sé cómo decir esto, así
—Deberías haberlo visto antes E n ese momento, Scott entró que voy a soltarlo sin más.
de que conociera a Julia. —Rachel e n l a cocina con e l pequeño Últimamente paso mucho tiempo
hizo una mueca—. Le habría Quinn, de veintiún meses, medio con tu padre.
pasado a Quinn la factura de la dormido en brazos. Saludó a las Ella sonrió para tranquilizarla.
tintorería. reunidas con una inclinación de —Me parece estupendo.
Julia estaba a punto de protestar en cabeza antes de acercarse a —Ya conoce a mi madre y al
nombre de Gabriel, pero Tammy Tammy. resto de mi familia. Incluso ha
volvió a hablar: —Creo que es hora de ir a la cama. empezado a venir conmigo a la
—No, no creo lo hiciera. Julia sonrió ante el contraste iglesia los domingos para oírme
Siempre se muestra encantador entre Scott, con su metro noventa, cantar en el coro.
con Quinn. Scott es increíble. La y el menudo ángel rubio que Julia trató de ocultar la sorpresa
paternidad tiene un efecto llevaba en brazos. Parecía un que le causaba imaginarse a su
maravilloso sobre los hombres. gigante protector. padre en una iglesia.
—Cuando mi padre me preguntó si —Lo siento. fuerza. Cuando al final se apartó,
podía invitarte a mi boda, supuse —No sé qué te habrá contado papá se enjugó las lágrimas—. Siempre
que la cosa iba en serio. —Lo sobre ella, pero me imagino que no quise tener una familia. Quería un
quiero. gran cosa. marido y una casa propia. Y parece
Julia abrió mucho los ojos. —No lo he forzado a contarme que, a los cuarenta años, mis
—Guau, ¿lo sabe él? nada. En el momento que quiera sueños se van a hacer realidad.
—Por supuesto. Él también explicármelo, lo escucharé. »Tenía miedo de lo que
me quiere. —Diane sonrió con Julia bebió el café en silencio. pudieras pensar. Deseaba que
timidez—. Hemos estado hablando No le gustaba hablar de su madre; supieras que quiero a tu padre, que
sobre el futuro... Haciendo planes... ni siquiera pensar en ella. Había no estoy con él por su dinero.
—Es fantástico. muerto cuando ella estaba en el Julia la miró sin comprender,
—¿De verdad lo piensas? —Diane último curso del instituto. Sharon hasta que vio la chispa traviesa en
la estaba mirando fijamente. era alcohólica. Durante casi todo el los ojos de Diane y ambas mujeres
—Me alegro mucho de que esté tiempo se mostraba indiferente a se echaron a reír.
con alguien que lo quiere. No me los problemas de Julia. Y en las —Vale, me tomas el pelo. Papá no
apetece mucho sacar el tema de ocasiones que no era así, la trataba tiene dinero.
Deb, pero estoy segura de que ya de un modo abusivo, y se burlaba —Es un buen hombre, tiene
sabes que estuvieron un tiempo de ella. trabajo y me hace feliz. Si una
juntos. La verdad es que no —Grace se portó como una madre mujer encuentra a alguien así, que
acababa de verlos como pareja. conmigo. Me sentía mucho más encima está requetebién, sería una
Aquello acabó en nada. cercana a Grace que a Sharon. idiota si no lo agarrara. El dinero es
Diane guardó silencio. Parecía —Grace era una buena mujer. secundario.
absorta en sus pensamientos. Al mirar a Diane a los ojos, Julia vio Antes de que Julia pudiera
—Tu padre y yo hemos en ellos esperanza, pero también decir nada más, Tom apareció en la
hablado sobre dar el paso para una cierta ansiedad. puerta. Al ver que Diane tenía los
hacer más permanente nuestra —No me preocupa en ojos llorosos, se acercó a ella.
relación. Quería que supieras que, absoluto que te conviertas en mi —¿Qué te pasa? —preguntó, al
cuando lo hagamos, no trataré de madrastra. Si papá y tú decidís tiempo que le secaba las lágrimas
ocupar el lugar de tu madre. casaros, yo estaré allí, apoyándoos. con los dedos.
—Sharon no era mi madre. —Harás mucho más que eso, —Diane me estaba contando
Diane le apoyó una mano en el cielo. Serás una de mis damas de lo mucho que te quiere —respondió
brazo. honor. —Diane la abrazó con
Julia, con una sonrisa de esposa, Grace, saliendo de la —Sí, claro, papá, lo siento. —Ella
aprobación. cocina y sentándose en la silla pasó una uña por el reposabrazos,
—¿Ah, sí? —La voz de Tom sonó Adirondack que tenía al lado. La marcando la madera.
más ronca. melancolía se apoderó de su —No lo sientas. Somos familia,
—Ya sé que no me la has pedido, corazón. Grace nunca volvería a Julia. Siempre que me necesites,
pero cuentas con mi bendición. sentarse con él. aquí estaré.
Los ojos oscuros de su padre —¿Cómo estás? —Gracias. —Ella recorrió con
buscaron los suyos. Al abrir los ojos, vio a su el dedo la marca que había dejado
—¿Ah, sí? —repitió, emocionado. nuera, Julia, sentada a su lado. Se en la madera—. ¿Te molesta que
Tom las abrazó, a cada una con un estaba abrazando las rodillas, hayamos cambiado cosas... de la
brazo, y les dio un beso en la arrebujada en una de las viejas casa?
coronilla. —Mis chicas —susurró. chaquetas de cachemira de Richard dudó unos momentos antes
Gabriel. de responder.
Richard se cambió el puro de mano —Al baño le hacía falta una
Poco después, Julia se y movió el cenicero para no reforma. Y me parece muy práctico
despidió de su padre y de Diane. molestarla. —Estoy bien, ¿y tú? que hayáis puesto un baño en la
Pensaba que estaban viviendo —Muy bien. planta baja y otro en el dormitorio
juntos, al menos parte del tiempo, —La cena estaba muy buena. principal. Y a Grace le habría
pero ésta la sorprendió al decirle Francamente excepcional. encantado lo que habéis hecho con
que seguía con su madre y que, por —He intentado copiar algunos la cocina. Llevaba años queriendo
respeto a ella, no se quedaba a de los platos que tomamos en Italia. poner encimeras de granito.
dormir en casa de Tom. Me alegro de que te hayan gustado. A Julia se le encogió el corazón.
Julia entendió entonces por qué —Apoyó la cabeza en el respaldo —Hemos dejado muchas cosas
tenía tanta prisa por casarse y tener de la silla y levantó la vista hacia el como estaban.
su propia casa. cielo oscuro. —No te preocupes, de verdad.
Richard bebió un trago en silencio. A Grace le habría encantado
Notaba que algo la preocupaba, redecorar la casa contigo si hubiera
Después de que le sirvieran el
pero no quería presionarla. — estado aquí —la tranquilizó
postre, Richard Clark se sentó en el
¿Richard? Richard.
porche a beberse un whisky y a
Él se echó a reír. —¿Estás a gusto en la habitación
fumarse un puro. El aire era fresco
—Pensaba que habíamos quedado de invitados? ¿No has cambiado de
y todo estaba en calma. Si cerraba
en que me llamarías papá. idea?
los ojos, podía imaginarse a su
—Eres muy amable por —Más que el pensamiento en sí, —Él se sentiría más feliz sabiendo
preocuparte, pero te aseguro que fue la voz lo que hizo que se que estás en el lugar que te
estas cosas no me importan lo más estremeciera. corresponde. Richard negó con la
mínimo. Lo único que me importa Al notar su reacción, Richard se cabeza.
es que Grace se ha marchado y no levantó y le rodeó los hombros con —No, no volveré atrás.
volverá. Y me temo que eso no una manta. Julia se estrujó el cerebro pensando
tiene remedio. —Gracias —murmuró ella—. ¿Te en una táctica más convincente.
Richard bajó la vista hacia su anillo gusta vivir en Filadelfia? —Para nosotros sería como una
de boda, un sencillo aro de oro. —Mi puesto de investigador no buena obra, un mitzvah.
—En esta casa —dijo él—, a es lo que esperaba. La verdad es Necesitamos que Dios nos bendiga.
veces me parece oír su voz, oler su que me he planteado retirarme. — Richard se echó a reír.
perfume. En Filadelfia no me pasa. Echó la ceniza en el cenicero—. Me —Eso era lo que yo le decía a
Mi apartamento no tiene recuerdos trasladé allí para estar más cerca Gabriel cuando se ponía tozudo.
de ella. —Le dirigió una sonrisa de Rachel y de Scott, pero los veo ¿Por qué necesitáis que Dios os
melancólica—. La separación no poco. Están muy ocupados. Todos bendiga?
duele tanto cuando estoy aquí. mis amigos, incluido tu padre, están La expresión de Julia se
—¿Es muy duro? aquí. ensombreció.
—Mucho. —Pues vuelve. —Le he pedido algo y no me ha
Julia permaneció en silencio unos —¿Cómo? —Richard se volvió respondido.
instantes, como si se estuviera hacia ella. Al ver que no decía nada más,
planteando cómo sería la vida —Vuelve a Selinsgrove. Instálate Richard aspiró y soltó el humo del
sin Gabriel. Se quedaría aquí. puro.
destrozada, sin duda. —Pero ahora ésta es vuestra casa. —Creo que todas las
La duración de una vida —Sólo durante las vacaciones. oraciones reciben respuesta tarde o
humana era incierta. Cualquiera Podrías ocupar la habitación temprano, aunque a veces la
podía contraer una enfermedad principal inmediatamente y luego respuesta es un «no». Rezaré para
grave o tener un accidente y de mandar a buscar tus cosas. que recibas la tuya lo antes posible.
repente una familia quedaba rota. Richard se llevó el puro a los labios. »No te digo que la idea no me
Desde alguna parte de su —Es un ofrecimiento muy resulte tentadora. Pero habéis
interior, una vocecita le susurró: «Si generoso, pero ya tomé la decisión. gastado tiempo y energías en hacer
tuvieras un hijo con Gabriel, Hace más de un año que le vendí la de esta casa vuestro hogar. Habéis
siempre tendrías una parte de él». casa a Gabriel.
cambiado los muebles de la planta —Sin embargo —continuó—, cuál de las dos actitudes prefería.
baja, habéis pintado las paredes... Gabriel nunca se desprendería del Pero tenía que mantenerse firme
—Hipotecaste esta casa para huerto. Ha contratado unos para que la pasión de Gabriel no
pagar las deudas que Gabriel había jardineros para que recuperen los anulara su personalidad ni sus
contraído por culpa de las drogas. árboles. Y ha mandado plantar sueños.
Richard la miró sorprendido. algunos nuevos. Su pelea del día anterior
—¿Te lo contó? —Esos manzanos hace años que demostraba que todavía tenían
—Sí. no dan una buena cosecha. Me mucho que hacer para funcionar
—Fue hace mucho tiempo. Ya nos temo que es demasiado optimista. como pareja. Tenían que aprender
devolvió el dinero. Julia miró hacia el huerto entre las esas lecciones antes de traer un
—¿No te parece normal que quiera sombras. niño al mundo.
devolverte también tu casa después —El optimismo es bueno. A él Mientras esperaba a que el
de todo lo que hiciste por le hacía falta. —Y volviéndose nivel del agua ascendiera, sintió
él? hacia Richard, añadió—: Si vivieras que se le erizaban los pelillos de la
—Un padre hace lo que haga aquí, podrías cuidar del huerto. nuca. Al volver la cabeza, vio a
falta por su hijo —replicó Richard Creo que Gabriel se sentiría más Gabriel junto al tocador. Se había
con expresión solemne—. El dinero tranquilo si supiera que está en desabrochado los tres botones
me importaba tan poco entonces buenas manos. Nos estarías superiores de la camisa. Por
como ahora. Sólo quería salvarle la haciendo un favor. encima de la camiseta blanca le
vida. Richard permaneció en silencio lo asomaba un poco de vello.
—Lo hiciste. Grace y tú lo que pareció una eternidad. —Nunca me canso de mirarte
hicisteis. —Julia miró a su —Gracias —dijo finalmente, con la —dijo él, y le dio un beso en la
alrededor—. Mientras la casa voz ronca. nuca antes de quitarle la toalla en la
permanezca en la familia y la ansiedad, los conflictos que se había envuelto—. Debería
podamos reunirnos en Acción de matrimoniales y el nuevo interés de pintarte —añadió, acariciándole la
Gracias y Navidad, no importa Gabriel por ampliar la familia. espalda con los dedos.
quién sea el dueño ni quién viva en Querer tener un bebé no era —Ya me pintaste la otra noche,
ella. nada malo. Julia comparó el Caravaggio. Manchamos de pintura
Julia se cubrió con la manta cuando entusiasmo y la ternura de su todo el suelo.
una brisa recorrió el porche y le marido con la fría indiferencia que —Ah, sí. Qué lástima tener
acarició la cara. Eric le había mostrado a Tammy. que limpiarlo. Había pensado que
Por supuesto, no había duda de
podíamos añadir más pintura otro Cuando se hubo recuperado —Por supuesto. Las parejas
día. de la sorpresa, y tras volver a leer discuten. Los maridos siempre
—Tendrás que esperar a otra la etiqueta para asegurarse de que tenemos la culpa, porque somos
ocasión, cuando no haya invitados. la había leído correctamente, dejó unos idiotas. Un poco de sexo
—Lo miró con picardía—. la caja donde la había encontrado y salvaje y sudoroso para
¿Quieres acompañarme? regresó a la habitación. reconciliarnos y todo está olvidado.
—Prefiero mirarte. Sin una palabra, le dio la Julia bajó la vista hacia el agua.
—En ese caso, me aseguraré de botella a Julia, que echó el gel con —Preferiría disfrutar del sexo
darte un buen espectáculo. aroma de sándalo y mandarina salvaje y sudoroso sin discutir
Se levantó la melena con las satsuma antes de entrar en la antes.
dos manos y arqueó la espalda bañera. Se colocó en lo que le —Pero entonces la
adoptando la pose de una pin-up de pareció que sería una pose reconciliación perdería todo el
los años cincuenta. provocativa, pero Gabriel estaba sentido, ¿no crees? —susurró él,
Gabriel gruñó y se acercó más a perdido en sus pensamientos. con voz ronca.
ella. —¿Qué pasa? —le preguntó, Respirando hondo, Julia levantó la
Julia lo detuvo alzando una mano. cambiando de postura para verle cara y lo miró fijamente.
—Me dejé el gel de burbujas en el mejor la cara. Él se pasó una mano —No estoy preparada para formar
otro baño anoche. ¿Podrías ir a por la barbilla y la boca. una familia.
buscarlo? —¿Está embarazada Rachel? —Ya llegará el momento. —Gabriel
—Por supuesto, diosa. —Le dio un —Que yo sepa no, aunque me dijo le tomó la mano y le besó los dedos
beso en los labios antes de irse. que lo estaban intentando. ¿Por llenos de espuma—.
Gabriel tardó unos minutos en qué? Créeme, no quiero volver a discutir
localizar el jabón, porque a alguien —He encontrado un test de contigo esta noche. No quiero
se le había caído al suelo y la embarazo en el baño de invitados. crearte más estrés.
botella había ido rodando hasta la Bueno, sólo la caja vacía. Parecía Ella sonrió débilmente.
papelera. Se agachó para que habían tratado de esconderla. —Supongo que también podría ser
recogerlo, y vio algo que había —Probablemente sea suyo. de Tammy.
quedado entre la papelera y la —Ojalá fuera tuyo. —Gabriel —Tammy ya tiene un hijo.
pared. la estaba observando con tanta —Quinn cumplirá dos años en
Era una caja pequeña, rectangular. intensidad que Julia sintió el calor septiembre. Y sé que quiere tener
Leyó la etiqueta: Test de embarazo. de su mirada en la piel. más hijos con Scott.
Pero la caja estaba vacía. —¿Incluso después de lo de ayer?
Gabriel ajustó la intensidad de la —Porque pienso acabar dentro de —Compré el gel porque me
luz, dejándola más tenue, antes de ti. recordó al aceite de masaje que
desaparecer en el dormitorio. Con una media sonrisa, colgó los usaste en Florencia. Me hiciste un
Cuando volvió, la voz de Astrud pantalones antes de quitarse los masaje en la espalda con él, ¿te
Gilberto sonaba por el altavoz que bóxers. acuerdas?
había hecho instalar en el techo del Julia conocía bien el cuerpo de —En mi recuerdo, te froté algo más
cuarto de baño. su marido, pero igualmente, verlo la que la espalda. —Gabriel le
Julia miró a su marido con dejaba siempre sin aliento. Tenía acarició la oreja con la nariz—.
admiración. los hombros anchos y su torso se Ni te imaginas el efecto que este
—Sea de quien sea, tal vez iba estrechando hasta llegar a la aroma tiene sobre mí.
haya descubierto que no está cintura, estrecha, al igual que las —Oh, sí. Me hago una idea —
embarazada. Pero si lo está, serás caderas, donde empezaban unos replicó Julia, moviéndose y notando
tío. Otra vez. El tío Gabriel. muslos musculosos. Los brazos su miembro rígido.
Sin hacer caso de sus estaban bien definidos, igual que —Antes de que nos dediquemos
palabras, él se desabrochó la los abdominales superiores y los a... otras actividades, me gustaría
camisa. Se la quitó, seguida de la inferiores, que acababan formando que habláramos un poco.
camiseta, dejando a la vista el una uve que descendía —¿Sobre qué? —Julia se tensó.
tatuaje y el vello que cubría su vertiginosamente hasta su Gabriel le puso las manos sobre los
pecho musculoso. prominente sexo. hombros y empezó a masajearle el
Julia lo observó mientras —Me matas cuando me observas cuello.
colgaba la camisa en un gancho y así —confesó él. —Relájate, no soy tu enemigo.
sus manos se acercaban al —¿Por qué? —Julia le Sólo estoy tratando de persuadirte
cinturón. Una vez allí, Gabriel se devolvió la mirada con descaro, para que confíes en mí. Sé que
quedó quieto, provocándola. moviéndose en la bañera para sueles tomar baños de espuma
Ella puso los ojos en blanco. dejarle sitio. cuando estás estresada. Y
—Cuando acabes, el agua ya —Porque parece que quieras últimamente te das un baño todos
estará fría. lamerme... todo el cuerpo. los días. —No es nada. Es que
—Lo dudo. Y te aseguro que —Así es. tengo muchas cosas en la cabeza.
cuando acabe, no estaré aquí Gabriel se metió en la bañera —Cuéntamelas.
fuera. rápidamente. Se sentó tras ella y la Ella movió la mano adelante y
—¿Por qué no? rodeó con sus largas piernas. atrás, empujando la espuma.
—Este aroma me resulta familiar.
—Tengo miedo de no poder acabar acarició la piel de alrededor del —Porque ya he tenido
los estudios. Y me preocupa mucho ombligo. bastantes amarguras en mi vida —
la conferencia. —¿Quieres que invitemos a respondió él, resiguiéndole la línea
Él pasó a masajearle los hombros. alguien a Umbría? Podrían venir a del cuello y el hombro con los
—Ya hemos hablado de la visitar la exposición de Florencia labios.
conferencia y te he dado mi opinión con nosotros. —En ese caso, supongo que
sincera. Es buena. Y no vas a dejar —No, te quiero para mí solo daremos una fiesta en septiembre.
los estudios a medias. Sólo tienes esos días. Podemos invitarlos a Podríamos hacerla coincidir con el
que ocuparte de ir superando los celebrar tu cumpleaños en Día del Trabajo para alargar el fin
semestres uno a uno. »Tampoco Cambridge. de semana. —Julia le besó los
hace falta que estés pendiente de Julia apoyó la mano sobre la de él pectorales antes de volver a
la familia toda la semana. Mañana para que dejara de acariciarla. tumbarse de espaldas sobre su
les diremos que pasarás el día —No me gusta hacer nada especial pecho—. Antes estabas hablando
trabajando. Durante el día se por mi cumpleaños. con Richard. ¿Qué te ha dicho?
entretendrán solos y por la noche Gabriel se echó hacia atrás, —Que le gustaría volver a vivir
yo prepararé filetes en la barbacoa. reclinándose en la bañera. aquí, pero que no quiere recomprar
Seguro que Rachel y Tammy —Pensaba que ya lo habías la casa. Supongo que contaba con
estarán encantadas de echarme superado. el dinero de la venta para su
una mano. Los músculos de Julia —Es en septiembre. Estaremos jubilación.
empezaron a destensarse un poco. muy ocupados. —Puede vivir aquí sin comprar la
—Eso me ayudaría, gracias. —No se cumplen veinticinco años casa. No te importaría, ¿no?
—Haría cualquier cosa por ti todos los días. Es un hito —No, claro que no. Al
—susurró Gabriel, con los labios importante y hay que festejarlo. contrario, me gustaría que lo
pegados a su cuello—. Lo sabes, —Lo mismo digo. Los treinta y hiciera. Pero no quiere abusar,
¿no? cinco son igual de importantes. sobre todo después de las reformas
—Lo sé. —Mis años sólo son importantes que hemos hecho.
Cuando se separaron, ella sonrió. porque tú estás en mi vida. Sin ti, —Pues mejor, así las disfruta.
—Tu cumpleaños nos pillará en mis días estarían vacíos. Julia El único problema que veo son los
Italia. ¿Cómo querrás celebrarlo? apoyó la cabeza en su pecho. muebles. No nos caben en
—Contigo. En la cama. —¿Por qué tienes que ser tan Cambridge.
Durante dos días. —Gabriel le dulce? —Podríamos dárselos a tu
rodeó la cintura con los brazos y le padre. Los de Tom ya están muy
viejos. —El estirado Profesor había Si lo prefieres, podemos está haciendo viejo. Todos nos
vuelto a aparecer en escena. ofrecérselos a Rachel. hacemos viejos.
—¿Lo dices en serio? —Muy buena idea. Diane y él están —Ya sabes a lo que me refiero.
—No quiero mentirte, Julianne. pensando en casarse. Gabriel la hizo volverse hasta
Tu padre no es mi persona favorita Gabriel la abrazó con más fuerza. quedar de cara a él, con las piernas
de este mundo, pero como tú sí lo —¿Y a ti qué te parece? alrededor de su cintura.
eres... —Dejó la frase en el aire —Ella siempre se ha portado —Por suerte para ti, yo aún no
para besarla. muy bien con él y conmigo. Me soy demasiado viejo para
—Richard no quiere gusta la idea de que tenga a mantenerte despierta toda la noche.
desprenderse de ciertos muebles alguien a su lado para cuando se Creo que esta habitación no la
que compartió con Grace. Unos haga viejo. hemos bautizado... todavía.
cuantos se los llevó, pero otros —Siento ser yo quien te diga
están en el guardamuebles. esto, querida, pero tu padre ya se
Tendremos que quitar los nuevos
para hacer espacio para los viejos.
6 No se extrañó al notar que volvía a La voz de Richard se rompió en la
tenerlo largo y liso, como antes de última palabra.
la quimioterapia. —Te echo mucho de menos
Pasada la medianoche, Richard —Yo también te he echado de —siguió al cabo de unos
notó que el colchón se hundía y menos, querido. —Grace buscó su momentos—. Añoro abrazarte en la
que alguien se metía en la cama a mano y entrelazó los dedos con los oscuridad. Oír tu voz. Aún no me
su lado. Se volvió y abrazó el suyos. creo que te haya perdido.
cuerpo de su esposa. Era un Richard notó que el anillo de Grace le cogió la mano y se la llevó
cuerpo suave y muy familiar. Al boda y el de compromiso de ella al pecho.
presionarlo contra el suyo, suspiró chocaban con el suyo. Se alegró de Richard se preparó para notar
hondo. no habérselos quitado. los huecos que había en el lugar
Ella también suspiró de —Sueño contigo. donde habían estado sus pechos.
satisfacción, como hacía siempre —Lo sé —admitió Grace, besando Aunque sus cicatrices lo
que se acurrucaba contra él. el lugar donde sus anillos se unían. entristecían, no le resultaba
—Te he echado de menos —dijo —Éramos tan jóvenes... desagradable mirarla ni tocarla.
Richard, acariciándole el pelo y Teníamos toda la vida por delante, Pero ella no se lo permitía.
besándoselo. queríamos hacer tantas cosas... —
Grace pensaba someterse a Al despertarse a la mañana momento a solas y se volvió hacia
cirugía reconstructiva, pero cuando siguiente, la cama de Richard su padre con el cejo fruncido.
el cáncer regresó, eso pasó a un estaba vacía, pero sabía que había —¿Por qué no quieres volver a tu
segundo plano. Para él, siempre recibido un don muy especial. Se habitación?
había sido hermosa, arrebatadora, sentía más ligero, más en paz —Ésa es vuestra habitación
incluso al final. consigo mismo y con el mundo de ahora. Julia la ha pintado y
Su mano entró en contacto lo que lo había estado en mucho decorado a su gusto y no pienso
con los senos de Grace, y los notó tiempo. Tras desayunar con la tocar nada.
redondeados y prietos. Tras unos familia, empezó a preparar las Gabriel empezó a protestar, pero
instantes de vacilación, le cubrió un cosas para dejar el puesto de Richard lo interrumpió levantando
pecho con la mano. Ella apoyó la investigador en Filadelfia. una mano.
suya sobre la de él y apretó. — Durante la semana siguiente, —Grace estará conmigo
Estoy curada —susurró—. Fue una puso su apartamento a la venta y duerma donde duerma. Me
experiencia maravillosa. No me contrató un servicio de mudanzas encontrará también en la habitación
dolió nada. Richard sintió el para llevar sus cosas de vuelta a la de invitados. —Con un último
cosquilleo de las lágrimas. casa que había comprado con su apretón en el hombro de Gabriel,
—¿Curada? esposa muchos años atrás. les indicó a los transportistas el
—No existe el dolor. Ni las Gabriel insistió en recoger también camino de su nuevo cuarto.
lágrimas. Y es tan... tan hermoso. las cosas que habían dejado en el A él no le apetecía discutir con
—Siento no haber sido guardamuebles. su padre, especialmente cuando
consciente de que estabas enferma Cuando los camiones éste tenía un aspecto tan
—se excusó él, con la voz ronca de empezaron a llegar, Gabriel les satisfecho. Si sus palabras le
emoción—. Debería haber prestado indicó a los transportistas el camino resultaron extrañas, no lo demostró.
más atención. Debería haberme hacia el dormitorio principal, para (La verdad es que no le resultaron
dado cuenta. que se llevaran sus muebles antes extrañas.)
—Era mi hora. —Grace se de montar los de su padre. Esa noche, cuando la casa
llevó la mano de Richard a la boca —No —dijo Richard, apoyando volvió a quedarse vacía y en calma,
y la besó—. Hay tantas cosas que una mano en el hombro de su Richard se imaginó que Grace se
quiero mostrarte. Pero aún no. hijo—. La habitación de invitados es metía en la cama con él. Se volvió
Descansa, mi amor. ahora mi habitación. de lado y se durmió, tranquilo,
Gabriel pidió a los antes de reunirse con ella en
transportistas que los dejaran un sueños.
7
Julio de 2011. Julia se frotó los ojos con las dos —Eso dicen —replicó Gabriel
Oxford, Inglaterra manos. secamente.
—No tenemos reserva hasta dentro Ella apoyó la frente en el vidrio
El profesor Gabriel O. Emerson de dos noches. Además, me emplomado.
miró despectivamente la modesta prometiste que dormiríamos aquí. —¿Crees que su fantasma aún
habitación de invitados en la —Nigel me aseguró que corre por aquí?
escalera número 5 de los claustros dormiríamos en una de las —Dudo mucho que se dignara
del Magdalen College. Sus ojos se habitaciones de los catedráticos, a hacerlo en una habitación como
clavaron en el par de camas con cama de matrimonio y baño en ésta —respondió él
individuales situadas junto a la la habitación. —Volvió a mirar a su despectivamente—. Seguro que
pared. Señalándolas, preguntó: alrededor—. ¿Dónde está la cama estará en el pub.
—¿Qué demonios es eso? de matrimonio? ¿Dónde está el Julia cerró los ojos. Había sido
Julia siguió la dirección de su dedo baño? ¡Tendremos que compartirlo un día muy largo. Habían salido del
acusador. con vete tú a saber quién! hotel de Londres esa mañana,
—Creo que son camas. —No me importa compartir el habían ido a Oxford en tren y
—Ya lo veo. Nos vamos. baño con otras personas durante acababan de llegar a la habitación.
Cogió las maletas y se acercó a la dos días. Pasaremos casi todo el Estaba muy cansada y quería
puerta, pero Julia lo detuvo. tiempo en la sala de conferencias. quedarse allí.
—Es tarde, Gabriel, y estoy Sin hacer caso de las airadas Gabriel la observó desde el otro
cansada. protestas de su marido, Julia se extremo de la estancia y se dio
—Exacto. ¿Dónde demonios acercó a la ventana, que daba al cuenta de su estado de ánimo. —
pretenden que durmamos? bonito claustro. Dirigió una mirada Los fantasmas no existen, Julianne.
—¿Dónde suelen dormir los melancólica a las extrañas estatuas Ya lo sabes —le dijo con suavidad.
alumnos? ¿En el suelo? situadas sobre los arcos de la —¿Acaso no viste a Grace y a
Él la fulminó con la mirada. derecha. Maia?
—No pienso volver a dormir en —Me dijiste que C. S. Lewis —Eso fue distinto.
una abominable cama individual en se había inspirado en esas estatuas Ella echó un último vistazo a
mi vida. Nos vamos al Randolph. para escribir El león, la bruja y el las estatuas antes de reunirse con
armario.
él junto a la puerta, con expresión —Es casi imposible practicar sexo —¿Me estás desafiando, señora
derrotada. en esas dichosas camas. No hay Emerson?
—¿Te molestaría mucho que sitio para moverse. Ella sonrió con Ella lo observó unos instantes
nos fuéramos al hotel? —le planteó picardía. antes de sacudirse la fatiga del
Gabriel, mirándola a los ojos—. —No es así como yo lo recuerdo. viaje y enrollar la mano en la
Tendríamos más intimidad. Una sonrisa lenta y corbata de seda de Gabriel para
Julia apartó la mirada. provocativa se abrió camino en la acabar de unir sus bocas.
—La tendríamos, es cierto. cara de Gabriel. Se acercó a Julia Soltando las maletas, él la
Él volvió a mirar las camas hasta que sus labios se rozaron y le besó apasionadamente y se olvidó
individuales. preguntó: de su enfado. Sin decir nada más,
cerró la puerta de una patada

8
Más tarde, Gabriel estaba abrazado —Siempre estaré orgulloso de —¿Crees que si le pido a C. S.
a su esposa en una de las ti. Ya estoy orgulloso de ti — Lewis que interceda por mí ante los
estrechas camas. Ella susurró su recalcó, atravesándola con sus ojos santos lo hará?
nombre contra su pecho. azules, que parecían dos láseres. Gabriel se rió, soltando el aire por la
—No has perdido facultades. Esa —¿Y la profesora Picton? nariz.
última innovación me ha parecido —No te habría invitado si no —Lewis era protestante, de
muy... satisfactoria. Él respiró creyera que estás preparada. Irlanda del Norte. No creía en esas
profundamente, hinchando el —¿Y si alguien me hace una cosas. Aunque pudiera oírte te
pecho. pregunta y no sé qué responderle? ignoraría por una cuestión de
—Gracias. Es tarde. Vamos a —Le respondes lo mejor que principios. Pídeselo a Tolkien. Él sí
dormir. puedas. Y si insisten, siempre que era católico.
—No puedo. puedes decir que te parece una —Podría pedirle a Dante que rezara
Gabriel le levantó la barbilla. pregunta muy interesante y que por mí.
—¿Estás nerviosa por la pensarás en ello. —Dante ya está rezando por ti — le
conferencia? Julia volvió a apoyar la cabeza susurró Gabriel, con la cara
—Quiero que te sientas orgulloso en el pecho de él, mientras le hundida en su pelo.
de mí. acariciaba juguetona los Julia cerró los ojos y escuchó
abdominales. el latido del corazón de su marido.
Su ritmo siempre le resultaba —El sexo contigo es más excitante Al notar que el colchón se
reconfortante. que cualquier escándalo. movía, Gabriel se volvió de lado.
—¿Y si la gente nos pregunta por Tumbándola de espaldas en la Levantó el brazo para acogerla
qué te fuiste de Toronto? cama, empezó a besarle el cuello. contra su pecho, pero tardó un
—Diremos lo de siempre, que poco en despertarse.
tú ibas a estudiar en Harvard y —¿Adónde has ido? —le preguntó,
quería estar contigo porque íbamos Antes de que el sol asomara acariciándole el brazo.
a casarnos. por el horizonte, Julia regresó en —A ver las figuras de piedra del
—Christa Peterson va por ahí silencio a la habitación. Un rayo de patio.
contando una historia distinta. luz entraba por la ventana, Él abrió los ojos.
Él entornó los ojos. iluminando parcialmente al hombre —¿Por qué?
—Olvídate de Christa. No tenemos desnudo que dormía en su cama. —Leí los libros de Narnia. Tienen
ninguna necesidad de pensar en Estaba tumbado boca abajo y tenía un significado... especial para mí.
ella durante el simposio. el pelo revuelto. La sábana se Gabriel le acarició la mejilla.
—Prométeme que no perderás los había deslizado un poco hacia —¿Por eso insististe en dormir
nervios si oyes algún comentario... abajo, dejando al descubierto la aquí? ¿Por Lewis?
desagradable. zona lumbar y la parte superior de —Y por ti. Sé que Paulina
—Confía un poco en mí —dijo las nalgas. vivía aquí cuando tú... —Julia se
Gabriel, exasperado—. Nos hemos Julia lo miró, y dio las gracias detuvo, arrepentida por haber
enfrentado a los rumores y por su buena suerte. Le costó un sacado un tema que ambos
habladurías en la Universidad de poco más de la cuenta apartar la estaban tratando de olvidar.
Boston y en Harvard y no he vista de su musculosa espalda y —Fue antes de que
perdido los nervios. De momento. gluteus maximus. Era guapísimo, estuviéramos juntos. En aquella
—Lo sé, tienes razón. —Julia era sexy y era suyo. época nos veíamos muy poco. —La
le besó el pecho—. Pero los Se quitó los pantalones de abrazó con más fuerza—. No
académicos se aburren y les gusta yoga, la camiseta y la ropa interior y habría tratado de arrastrarte hasta
cotillear un poco. Y no hay nada lo dejó todo sobre una silla. Desde el Randolph si hubiera conocido tus
más excitante que un escándalo que se casaron, casi siempre razones. ¿Por qué no me lo dijiste?
sexual. dormía desnuda. Le gustaba más —Tenía miedo de que te rieras
—No estoy de acuerdo, señora hacerlo piel contra piel con su de mí, que pensaras que soy
Emerson —replicó él, con los ojos amado. inmadura por mi afición a los libros
brillantes. —¿Ah, no? de Narnia.
—Nada que te guste puede —Sé lo que es estar dispuesto Gabriel le besó la cabeza.
ser inmaduro. —Gabriel reflexionó a cualquier cosa para lograr que —Una vez te dije que no te
unos segundos antes de añadir—: una historia se convierta en consideraba mi igual, que eras
Yo también los leí. En el piso de mi realidad —susurró ella. mejor que yo. Al parecer, no me
madre en Nueva York había un Gabriel volvió a abrazarla. creíste.
armario. Estaba convencido de que —Si quieres ver dónde vivió —Es verdad. A veces me cuesta
si me portaba bien, el armario se Lewis, te llevaré a su casa, The creer que lo pienses de verdad.
abriría y podría ir a Narnia. Kilns. Luego podemos ir a The Bird Él hizo una mueca.
Evidentemente, no fui lo bastante and Baby, la taberna donde se —Voy a tener que esforzarme más
bueno. reunía su grupo, los Inklings. para demostrártelo —susurró—.
Había esperado hacerla reír, pero —Me encantaría. Pero aún no sé cómo.
no lo consiguió.

9 labios y se la besó—. Ésta es tu No había perdido la capacidad


Después de desayunar en el recompensa. de hacer que se ruborizara y se
comedor del Magdalen College, Julia guardó silencio, sentía el peso sentía muy orgulloso de ese
Gabriel insistió en que tomaran un de la responsabilidad sobre los talento. En ese sentido, había
taxi hasta St. Anne, el lugar donde hombros. hecho algo más que ruborizarla
tendría lugar el simposio. Tenía Cuando pasaron junto al museo días atrás, cuando habían bailado
miedo de que Julia (y sus tacones) Ashmolean, los ojos de Gabriel se un tango contra una de las paredes
no sobrevivieran al paseo y de iluminaron. del British Museum.
ninguna manera iba a pedirle que —Me pregunto qué travesuras (Los mármoles de Elgin todavía no
se cambiara de zapatos. podríamos hacer ahí dentro — se habían recuperado del susto.)
—Es un sueño hecho realidad comentó, mientras señalaba el Los Emerson llegaron al
—murmuró ella, mientras cruzaban museo—. Si no recuerdo mal, hay edificio de la facultad de St. Anne
Oxford en el taxi—. Nunca me un montón de sitios donde justo antes de que empezara la
habría imaginado que vendría aquí esconderse. primera sesión. En el interior, un
de visita. Imagínate venir a Oxford Julia se ruborizó y Gabriel la tomó grupo de unos cincuenta
a presentar mi trabajo. Es increíble. de los brazos para atraerla hacia él, académicos se agolpaban junto a
—Te has esforzado mucho. — riendo. una mesa, bebiendo té y comiendo
Gabriel se llevó su mano a los galletas, mientras charlaban sobre
el apasionante mundo de Dante y elegantes zapatos de marca con lo detuvo clavándole las uñas en el
los estudios sobre su obra. algo que no era admiración.) brazo a través de la lana del traje.
(Un universo mucho más La risa de la mujer se cortó en —¿Puedo hablar un momento
interesante de lo que puede seco cuando un hombre moreno de contigo? —susurró.
parecer a los no iniciados.) piel muy bronceada le susurró algo —Después —contestó Christa.
Gabriel le sirvió una taza de té al oído con la vista clavada en los —No, por favor —siseó Julia—.
a Julia antes de ponerse un poco Emerson. Aquí no.
de café. Luego le presentó a dos —Joder —murmuró Gabriel. —¿Problemas en el paraíso?
eminentes profesores de Oxford Mientras él fulminaba con la —La petulante voz de Christa
mientras tomaban sus bebidas. mirada a Christa Peterson y al resonó en la sala—. La luna de miel
Cuando llegó el momento de profesor Giuseppe Pacciani, Julia no ha durado demasiado. —Clavó
dirigirse a la sala de conferencias, observaba las reacciones de los sus ojos de gata en Julia, y curvó
Gabriel le apoyó una mano en la hombres que rodeaban a la joven. los labios en una sonrisa
curva de la espalda para animarla a A medida que sus ojos saltaban de despectiva—. No me extraña... —
avanzar y ella dio dos pasos antes uno a otro, una terrible desazón se Julia trató de llevarse a Gabriel de
de detenerse. apoderó de ella. allí, pero él se mantuvo firme,
Una risa familiar y Más de uno le devolvía la temblando de rabia.
despreocupada había llegado a sus mirada, y la dejaba más tiempo del —Me gustaría hablar un momento
oídos. Unos metros por delante, vio necesario clavada en sus pechos y con usted, señorita Peterson.
la fuente de esa risa: en medio de sus caderas. Se soltó de la mano Ésta se acercó un poco más al
un grupo de hombres jóvenes y no de Gabriel para abotonarse más la profesor Pacciani, fingiendo estar
tan jóvenes, vestidos casi todos con chaqueta del traje. asustada de Gabriel.
chaquetas de tweed, una joven En los ojos de varios de ellos —No después de lo que pasó
belleza morena era el centro de vio una mirada de decepción. Al en Toronto. Si tiene algo que decir,
atención. Era alta y esbelta e iba parecer, Julia no estaba a la altura tendrá que hacerlo en público,
vestida con un conjunto de falda y de lo que esperaban de una joven y delante de testigos.
chaqueta negra hecho a medida. apetitosa estudiante capaz de Desde la seguridad que le
Sus tacones de diez centímetros seducir a su profesor y de provocar aportaba estar junto a Pacciani, se
hacían que sus piernas parecieran un escándalo. inclinó hacia adelante, bajando un
aún más largas. —Voy a resolver este asunto poco la voz.
(Por una vez en su vida, el de una vez por todas. —Gabriel —No le conviene montar una
Profesor observó un par de echó a andar hacia ellos, pero Julia escena. Descubrí unas cuantas
cosas sobre usted después de que Ella se detuvo y la miró por encima —Para ti soy el profesor Emerson
dimitiera, como por ejemplo que del hombro. —saltó él.
había estado metido en temas de —La profesora Picton me invitó. Julia se interpuso entre los dos.
BDSM. No sabía que la profesora —¿De verdad? —Christa —Vámonos —le pidió a su marido,
Ann Singer había sido su Ama. aparentó estar confusa—. ¿Y por apoyándole una mano en el pecho,
Se hizo un profundo silencio qué no invitó a Gabriel justo debajo de la pajarita.
entre los presentes, cuyos ojos directamente? Al fin y al cabo, no —Apártate. —Parecía un dragón a
pasaron de estar clavados en harás más que repetir cosas que él punto de escupir fuego.
Christa a fijarse en Gabriel. te ha enseñado. O tal vez te haya —Hazlo por mí —suplicó ella, con
Al notar que la indignación de su escrito la conferencia. el corazón desbocado.
marido iba en aumento, Julia le tiró —Hago mis propios trabajos de Antes de que Gabriel pudiera abrir
del brazo. investigación —replicó Julia, en la boca, una voz autoritaria
—Vámonos. Por favor. tono tranquilo pero firme. preguntó a su espalda:
A pesar de la furia que sentía, —Oh, sí, estoy totalmente —¿Qué significa esto?
Gabriel era muy consciente de que convencida de ello. —Christa clavó Katherine Picton apareció a la
sus colegas lo observaban con la vista en la espalda del profesor derecha de Gabriel, con su pelo
atención. Tuvo que hacer un Emerson—. Pero con ese tipo de canoso corto impecablemente
esfuerzo enorme para no investigaciones no se escriben peinado y los ojos, de un color
abalanzarse sobre Christa y conferencias. A menos que pienses entre azul y gris, brillando de
agarrarla por el cuello. hablarnos de todos los profesores indignación tras los cristales de las
Farfulló una maldición, se volvió con los que te acostaste para entrar gafas. Echó un vistazo despectivo
bruscamente y se alejó de su en Harvard. al profesor Pacciani antes de
antigua alumna. Maldiciendo, Gabriel se soltó de la centrar toda su atención en Christa.
—Estoy deseando oír tu mano de Julia. Se volvió y fulminó a —¿Quién eres tú?
conferencia, Julianne —dijo Christa, la joven con la mirada. La postura de ésta cambió. De
alzando la voz para que la oyera —Ya es suficiente. No vuelvas a estar a la defensiva, pasó a querer
más gente—. Es muy poco habitual dirigirle la palabra a mi esposa. agradar.
que una estudiante de doctorado de ¿Me entiendes? —Soy Christa Peterson —se
primer año participe en un simposio —Ese carácter, Gabriel —lo presentó, ofreciéndole la mano—,
tan importante. ¿Cómo lo reprendió ella, con los ojos de la Universidad de Columbia. Nos
conseguiste? brillantes de perversa diversión. conocimos en Toronto.
Katherine Picton ignoró la mano —Tu nombre no está en la lista de Para acabar, le recordó que tenía
tendida. asistentes. Yo, desde luego, no te una memoria implacable.
—Conozco a todos los profesores invité. (Vale la pena mencionar que tenía
de Columbia y tú no eres uno de —Profesora Picton, discúlpeme. La razón.)
ellos. joven es mi acompañante — —Capisce? —preguntó, clavándole
La joven se ruborizó y bajó la mano. intervino el profesor Pacciani. la mirada a través de las gafas.
—Soy una estudiante de máster. Cuando se inclinó ante ella —Certo, profesora. —Y se inclinó
—En ese caso, no intentes con intención de besarle la mano, de nuevo, con expresión de enfado.
hacerte pasar por otra cosa. No Katherine Picton la apartó —Pero yo soy la parte perjudicada
eres de la Universidad de bruscamente y la sacudió en el aire. —protestó Christa—. Cuando
Columbia, estudias en la —Giuseppe, como estuve en Toronto, Gabriel...
Universidad de Columbia. Repito: acompañante tuya, su presencia —Memeces —contraatacó
¿por qué estás aquí? aquí es tolerable, pero sólo eso. — Katherine—. Soy vieja, pero no
Al ver que no respondía, la Con una mirada reprobatoria, estoy senil, y aún reconozco a una
profesora se acercó a ella y volvió a añadió—: Haz el favor de enseñarle mujer despechada cuando la veo.
preguntar, alzando la voz: buenos modales. Los demás deberían hacer lo
—¿Eres dura de oído? Te he Luego se volvió hacia Christa para mismo —añadió, con una mirada
hecho una pregunta. ¿Qué estás hablar directamente con ella. crítica a los asistentes que habían
haciendo en mi simposio, —Soy muy consciente de los estado escuchando encantados sus
insultando a mis invitados? estragos que causaste en Toronto. chismes.
Christa casi se tambaleó al Casi destruiste mi departamento al —Además, acudir sin
sentir la fuerza de la aversión de completo con tus mentiras. Será invitación a un acto de este tipo es
Katherine Picton. Hasta el profesor mejor que te comportes con muy poco profesional. Esto no es
Pacciani dio un paso atrás. educación mientras estés aquí o una fiesta en una fraternidad.
—He venido para escuchar su haré que te expulsen, ¿me has La profesora Picton volvió a
conferencia, como todo el mundo. entendido? mirar a su alrededor e hizo una
La mujer se estiró cuan alta Y sin esperar respuesta, pausa como desafiando a los
era y, desde su metro y medio de empezó a reñir a Pacciani en un demás a que la contradijeran. Bajo
estatura, alzó la vista hacia la italiano fluido, dejándole claro que su mirada avasalladora, los lascivos
estudiante de máster, mucho más si su amiga molestaba a los fisgones se alejaron, arrastrando
alta que ella y medio siglo más asistentes, le haría responsable los pies.
joven. directo.
Aparentemente satisfecha, se volvió demasiado. ¡Qué muchacha tan —¡Qué vergüenza!
hacia Christa Peterson una vez estúpida! —Siento que Katherine nos
más y alzó la barbilla. Al darse cuenta de que Julia haya interrumpido. Me habría
—Creo que ya he terminado. estaba muy disgustada, la gustado decirle un par de cosas a
Y dicho eso le dio la espalda. profesora Picton siguió hablando Christa.
Los demás presentes en la sala se con más delicadeza: Julia se retorció las manos.
quedaron quietos, impresionados —Luego te invito a copa, Julianne. —No, yo no he debido responderle.
por haber asistido al equivalente Ya va siendo hora de que Teníamos que habernos marchado.
académico de una lucha en el charlemos un rato. El rostro de Gabriel se tensó. Tras
barro, ganada con comodidad por Esas palabras arrancaron a mirar a su alrededor, le acercó los
una pequeña (pero matona) Julia de su mutismo y una velada labios a la oreja.
septuagenaria. expresión de terror le cruzó el —Has hecho lo que tenías que
—Queridos amigos, ¡cómo me rostro. hacer: defenderte. Y, desde luego,
alegro de veros! ¿Qué tal el vuelo? Gabriel la sujetó por la cintura. yo no pienso quedarme cruzado de
—Katherine rodeó los hombros —Es muy generoso por tu parte, brazos mientras te llama puta.
tensos de Julia con un brazo y le Katherine, pero ¿por qué no —Si nos hubiéramos marchado
dio un apretón antes de estrechar la cenamos los tres juntos? antes, no habría llegado tan lejos.
mano de Gabriel. —Gracias, estaré encantada, —Tonterías. Ya había
—El vuelo fue muy bien. pero antes charlaré un rato a solas empezado a calumniarnos antes de
Hemos pasado unos días en con Julianne. —Se volvió hacia su que llegáramos. Tú misma me lo
Londres antes de venir. Llegamos antigua alumna y le dijo has dicho.
ayer, en tren. —Gabriel besó la amablemente—: Ven a buscarme Julia parecía muy decepcionada.
mejilla de la profesora Picton y trató después de la última ponencia y —Te he pedido que pararas.
de sonreír, pero no lo logró. daremos un paseo hasta The Bird —Y yo acabo de explicarte
—No me gusta que hayan and Baby. que no pienso consentir que nadie
admitido a esa chusma —afirmó Luego, la profesora Picton se hable de ti de esa manera. —
Katherine con desdén—. Hablaré marchó y en seguida se encontró Apretó la mandíbula, pero luego se
con los organizadores. Ya es rodeada de admiradores. forzó a relajarla—. No discutamos
bastante malo que tengáis que Julia tardó unos instantes en por culpa de esa zorra. Eso es justo
soportar a esa persona, pero tener recuperarse de las impresiones. lo que quiere.
que hacerlo en público es Cuando lo hizo, se apoyó en su —Ella estaba deseando
marido. provocar una pelea y tú le has
seguido el juego. —Julia miró a su —Si no hubiera reaccionado, mirar —le reprochó ella, herida—.
alrededor y vio que la sala se iba habría parecido que le estaba Soy tu esposa, no un badén en
vaciando—. Mañana tendré que dando la razón —replicó Gabriel en medio de la carretera.
subir al estrado delante de toda voz muy baja, casi un gruñido. Y agarrando con fuerza su
esta gente, y sabré que han —Te he pedido que pararas y maletín Fendi, siguió a la multitud
presenciado la vergonzosa escena. tú has actuado como si no existiera; que se dirigía a la sala de
me has pasado por encima sin conferencias.
10

El profesor Emerson observaba retroceder. No era un buen Sabía que estaba actuando
furioso a su esposa mientras ésta momento para ponerse a mal. La relación continuada con ella
se alejaba. Quería arrastrar a reflexionar sobre lo que conocía y les hacía daño a los dos. Pero
Christa a la calle y darle una desconocía de sus padres aunque quería dejarla, su voluntad
lección. Desgraciadamente, por lo biológicos. estaba ligada a un cuerpo de carne
que su conducta durante las clases Gabriel sabía que tenía mal muy, pero que muy débil.
hacía sospechar, ella genio y trataba de controlarlo, pero Cuando ella regresó a Boston,
probablemente disfrutaría de la no siempre lo lograba. En una Gabriel había empezado a beber
experiencia. ocasión, para su vergüenza, había demasiado. Se convirtió en cliente
(Y sacaría fotos para su álbum pegado a una mujer. vip del club Lobby y se follaba a
personal.) Daba clases en Toronto. Las una mujer distinta cada noche.
No era propio de él tener ganas de mujeres eran hermosas y sexies; la Había llegado a estar con más de
pegarle a una mujer. ciudad estaba llena de una en noches especialmente
O tal vez sí lo era. Tal vez era entretenimientos, música, arte... cargadas de whisky. A veces, al
totalmente propio de él querer Pero nada le llamaba la atención. mismo tiempo.
pegarle a una mujer. Llevaba la Estaba deprimido. Paulina había Pero nada lo ayudaba a
furia y la violencia en los huesos, ido a visitarlo y habían vuelto a calmarse. Perseguido por los
producto de su ADN. Quizá se acostarse... una vez más. Tras fantasmas del pasado, más
parecía a su padre más de lo que cada nuevo encuentro, se juraba presentes que nunca a causa de la
pensaba. que sería el último. Pero cada vez visita de Paulina, se sentía cada
Cerró los ojos. En cuanto la que ella le ponía las manos encima, vez más cerca de volver a caer en
idea asomó la cabeza, la hizo sucumbía a la tentación. la cocaína.
En ese momento conoció a de aliviar el dolor psicológico. Pero había sentido; una furia ardiente y
Ann. Compartían la afición por la pronto cambió de idea. cegadora.
esgrima y practicaron juntos en Poco después, Ann pasó a De un solo tirón había roto la
alguna ocasión en el club. La última humillarlo. Quería dominar no sólo atadura que le ligaba la muñeca
vez acabaron encerrándose en una su cuerpo sino también su mente. Y derecha (una gesta nada
habitación oscura para un mientras le lastimaba la carne, desdeñable) y le había dado un
encuentro sexual breve pero trataba también de doblegar su revés. La menuda profesora había
explosivo. voluntad. caído desplomada al suelo.
Ann Singer era una promesa Gabriel se dio cuenta de lo que Él se había levantado y se
de entretenimientos nuevos y pretendía y se rebeló. Deseaba el había quedado observándola desde
excitantes. Las palabras que le dolor físico y lo aceptaba de arriba, respirando hondo. No se
susurraba al oído eran crudas y le buen grado, pero no quería que lo movía.
ofrecían un placer más intenso del manipularan psicológicamente. Ya La puerta se abrió y Gabriel se
que había experimentado hasta estaba lo bastante jodido... No encontró luchando con una mano
entonces. necesitaba ayuda en eso. con el guardaespaldas de Ann, que
Estaba intrigado. Esa mujer Empezó a resistirse. había acudido en su defensa. Lleno
tenía la capacidad de apoderarse Ann lo acusó que querer tomar de sangre y moratones, acabó
de su mente, meterla en su cuerpo el control y lo golpeó con más tirado en la nieve, con la ropa
y guardarla allí, dejándolo incapaz fuerza. Mientras tanto, iba esparcida a su alrededor.
de pensar, ni de preocuparse por contándole una versión de la vida Ésa había sido su última cita
nada. Por esa razón había acabado de él, basada en la idea que se con Ann y su última experiencia con
en el sótano de su casa de Toronto, había hecho ella. Algunas de sus el BDSM. Se le revolvía el
desnudo, atado y de rodillas. teorías se acercaban demasiado a estómago cada vez que se
Había confundido sus sentidos la verdad. Y las demás... acordaba de que había perdido el
al darle placer y castigarlo al mismo De repente, algo en el interior de control y le había pegado. Se había
tiempo. Con cada golpe, su Gabriel se rompió. jurado no volver a pegar a una
sufrimiento emocional parecía Allí de pie, en el College de St. mujer nunca más. Incluso en ese
abandonarlo, fluyendo junto a la Anne, no recordaba exactamente momento, la vergüenza lo
sangre. Por un momento, se qué había dicho la profesora Singer paralizaba.
reprendió por haber tardado tanto para hacerlo saltar de esa manera. Cerrando los ojos, trató de
en usar el dolor físico como manera No recordaba el tiempo que pasó calmarse. No le había explicado a
con ella. Sólo recordaba la furia que Julianne todo lo que había pasado
con la profesora Singer y no sentarse entre Julia y la profesora había agradecido que así fuera,
pensaba hacerlo. Algunas cosas Picton. Guardó silencio mientras como cuando había dejado a
era mejor dejarlas como estaban. sacaba un bloc de notas y una Simon, su ex novio, fuera de
Catalogó mentalmente a los pluma estilográfica Meisterstück combate después de que éste la
eminentes especialistas en Dante 149 de la cartera de piel. Su agrediera.
que habían oído los comentarios de lenguaje corporal no dejaba lugar a Pero no le gustaba discutir con
Christa sobre su pasado. Había dudas: estaba muy enfadado. él y menos en público. No le
sido un episodio violento y Julia trató de concentrarse en gustaba verlo perder el control y
vergonzoso, sin duda, pero él era la ponencia, que trataba sobre el montar una escena delante de tanta
un profesor de prestigio, con plaza uso del número tres en La Divina gente importante, ni siquiera con
fija, así que podían irse todos al Comedia de Dante. Tanto el tema Katherine poniéndose de su lado.
diablo. elegido como la presentación del Suspiró en silencio. Sabía que
(Y estudiar el Infierno de Dante en mismo sólo podían ser descritos probablemente estaba tan
vivo.) como contrarios a la convención de enfadado por el amor que sentía
Tenía que neutralizar a Christa Ginebra, dentro de la categoría de por ella y por el deseo de que
antes de que lograra dañar la castigo cruel y extremo. Aunque triunfara.
reputación de Julianne sin remedio. todavía era peor estar sentada al «Ésta es su primera relación seria y
Prácticamente la había llamado lado de Gabriel y sentir su furia comprometida. Dale tiempo a que
puta, sugiriendo que había logrado atravesar el bonito traje de tres se acostumbre», se dijo.
su éxito académico en la cama. piezas. Quería tocarlo, pero tenía
Con esa idea en mente, se Con el rabillo del ojo vio que miedo de su reacción. No quería
enderezó la pajarita, se alisó la estaba tomando numerosas notas. interrumpirlo. Se lo imaginó
chaqueta y entró en la sala de Su elegante caligrafía era más mirándola con el cejo fruncido por
conferencias. fuerte y angulosa de lo normal. encima de las gafas. Eso le haría
Tenía la boca fruncida y la familiar daño.
arruga se marcaba entre sus Hacía mucho tiempo que no lo
Julia vio que su marido se acercaba oscuras cejas, detrás de las gafas. veía enfadado de verdad. Recordó
con semblante muy serio, sin Julia se sentía decepcionada, su explosivo intercambio durante el
mirarla a la cara. pero no estaba enfadada con él. seminario, cuando ella le había
Gabriel fulminó con la mirada Sabía que formaba parte d e su echado en cara su relación con
a Christa, que estaba sentada junto personalidad actuar como un ángel Paulina. Gabriel se había puesto
al profesor Pacciani, antes de vengador. En algunas ocasiones
furioso, pero la furia había dado A pesar de su discusión, le perdía de vista dónde estaba él ni
paso a la pasión. habría gustado permanecer al lado con quién. Tampoco perdía de vista
Julia descruzó las piernas y de Gabriel todo el rato, a Christa Peterson, quien no se
volvió a cruzarlas. No era un buen especialmente durante las pausas apartó del profesor Pacciani.
momento para pensar en ese tipo para comer o para tomar té o café. A Julia le pareció curioso.
de cosas. Esperaría que volvieran a Pero la noche anterior habían Pacciani, en cambio, no
estar a solas en la habitación del acordado que se mezclarían con dejaba de mirarla a ella y en una
Magdalen College antes de tocarlo. los asistentes por separado, para ocasión Julia habría jurado que le
De lo contrario, él podría decidir que Julia fuera creando su propia guiñaba un ojo. Pero no se le
que no quería esperar para hacer red de contactos. acercó ni trató de hablarle. Parecía
las paces y llevársela a un rincón Se obligó a charlar con los satisfecho de estar junto a Christa,
para practicar «sexo de viejos conocidos que le a pesar de que ésta coqueteaba a
conferencia». presentaban las profesoras veces con otros hombres.
(El sexo de conferencia es una Marinelli y Picton, mientras Gabriel Julia tomó un poco más de té
debilidad de ciertos académicos, hablaba con otros profesores en el mientras escuchaba a un profesor
que debe ser evitada a toda costa.) otro extremo de la sala. Era tras otro hablarle de sus últimos
La siguiente ponencia fue un evidente que había puesto en proyectos de investigación. No veía
tormento tan grande como la marcha una campaña ofensiva para el momento de volver al hotel.
primera. Julia fingió interés, pero conquistar a todo el mundo con su
tenía otras cosas en la cabeza. Si encanto. Y por las miradas que
Gabriel le hubiera hecho caso, Julia recibía, parecía que estaba Durante la última ponencia del
Christa habría tenido que seguir hablando de ella. día, Gabriel notó que Julia se
tejiendo su red de mentiras sin Las mujeres se acercaban a removía inquieta en la silla. Llevaba
tanto público. Pero ahora Julia iba a Gabriel como moscas a la miel. No una hora sin estarse quieta, como
tener que alternar con los importaba dónde estuviera, siempre si tuviera que ir al baño
conferenciantes sabiendo que la había alguna mujer a su alrededor. urgentemente.
mayoría de ellos habían Aunque tenía que reconocer que él Él, por su parte, llevaba horas
presenciado el vergonzoso no hacía nada para animarlas y que alimentando su irritación con
enfrentamiento. Por desgracia, aún las trataba a todas con la misma Christa, atizando las brasas con un
no había superado su timidez. Y educación. montón de razones para justificar
ahora, por culpa de Christa, iba a Julia siguió hablando con unos sus palabras y sus actos. Estaba
estar muchísimo más incómoda. y otros, pero en ningún momento preparando mentalmente un
discurso cargado de razones que remordimiento. Sin esperar más, le Los delicados rasgos de Julia se
pensaba soltarle a Julia en cuanto dio la vuelta a la nota y escribió: iluminaron al mismo tiempo que
llegaran a su habitación, cuando relajaba los hombros.
ella lo sorprendió pasándole una Emerson ha sido un asno. Vacilante, alargó el meñique y
nota. Pero espera que lo perdones. lo enlazó con el suyo. Era su
manera de darle la mano sin que
No quiero que discutamos. Julia tardó unos momentos en los demás se dieran cuenta.
Lo siento. leerla. Cuando lo hizo, estuvo a Gabriel le apretó el meñique y la
Gracias por defenderme. punto de escapársele la risa, que miró con el rabillo del ojo.
Y siento que haya mencionado a la disimuló con una especie de Sí, el profesor Emerson podía ser
profesora Dolor. ronquido. un asno en ocasiones, pero al
El ruido resonó en las paredes menos se arrepentía.
Gabriel releyó la nota dos veces del auditorio y el conferenciante Cuando las conferencias de la
más. alzó la vista, preguntándose cómo jornada llegaron a su fin, Katherine
Ver el arrepentimiento de Julia había entrado un jabalí en St. Anne se llevó a Julia a The Eagle and
por escrito hizo que se le encogiera y qué interés tendría en su Child a tomar una copa. La taberna,
el corazón. Se estaba disculpando, ponencia. que los habitantes de Oxford
aunque casi no había hecho nada. Julia se ruborizó bruscamente llamaban coloquialmente The Bird
Agradecía que lo apoyara. y fingió un ataque de tos. Gabriel and Baby o The Fowl and Foetus,
Habría deseado que comprendiera apoyó su coartada dándole era probablemente la más famosa
mejor su conflicto interior, ya que palmaditas en la espalda. Cuando de Oxford. Julia tenía muchas
buena parte de ese conflicto nacía el ponente siguió hablando, Gabriel ganas de ir, ya que era uno de los
de la necesidad de protegerla, pero volvió a escribir: lugares de reunión de los Inklings,
no había esperado que se el grupo literario al que pertenecían
Siento haberte avergonzado. C. S. Lewis, J. R. R. Tolkien y
disculpara.
Prometo hacerlo mejor la próxima Charles Williams.
Cuando sus miradas se
vez. Una vez dentro, Katherine
encontraron, ella le dirigió una
sonrisa tímida. Fue esa sonrisa, No eres un badén. pidió dos pintas de cerveza de
más que la nota, la que derribó sus Eres mi Beatriz. Caledonia y guió a su antigua
barreras. alumna a un rincón de la parte
Se olvidó de su enfado y su furia se trasera. Después de acomodarse,
aplacó bajo las frías aguas del brindaron y le dieron un buen trago
a la cerveza. —Me alegro de verte, —No. Me comentó que le había —El viejo Hut sabía tanto
Julianne. Tienes buen aspecto — hecho un favor, pero no entró en sobre Dante que a lo largo de su
dijo la profesora, tras una mirada detalles. vida probablemente olvidó más
rápida —. Tu boda fue todo un Pensativa, Katherine golpeó el vaso cosas de las que yo llegaré a saber
éxito. Hacía mucho tiempo que no de cerveza con una uña sin pintar. nunca. —La expresión de Katherine
me divertía tanto. —Pensaba que te lo habría se volvió melancólica—. Cuando
—Me alegré mucho de que contado, pero es muy propio de él me enteré de que se estaba
pudiera venir. —Julia tenía el vaso mantener en secreto las muriendo, ya había accedido a dar
agarrado con demasiada fuerza. El confidencias. el seminario. Además, me había
blanco de sus nudillos la delataba: Se quitó las gafas y las dejó sobre comprometido a dar también una
estaba nerviosa. la mesa. serie de conferencias sobre Dante y
—¿Estás preocupada por la —Hace seis años, en Toronto, los siete pecados capitales para la
conferencia? empecé a retirarme de mis televisión canadiense, la CBC.
—Un poco —admitió ella, antes de obligaciones académicas poco a »Fui a hablar con Jeremy y le pedí
beber otro sorbo. poco. Jeremy Martin contrató a una semana para venir a visitarlo.
Se preguntaba por qué Katherine Gabriel para reemplazarme, pero A los astutos ojos de Katherine
habría insistido en hablar con ella a yo aún daba un seminario y seguía se les escapaban muy pocas
solas. supervisando a algunos estudiantes cosas, por eso se dio cuenta de
—Es comprensible que estés de máster. que Julia se sobresaltaba cada vez
nerviosa, pero sé que lo harás bien. »A principios del semestre de que pronunciaba el nombre del
Y supongo que sigues afectada tras otoño, recibí un correo electrónico profesor Martin.
el encuentro con esa horrible mujer. de un viejo amigo de aquí, de —Jeremy fue vuestro aliado el
A Julia se le encogió el estómago y Oxford, diciéndome que nuestro año pasado. Trató de ayudar a
asintió. antiguo profesor, John Hutton, Gabriel por todos los medios a su
Mirando a su alrededor para estaba en un hospital para alcance. Si no hizo más fue porque
asegurarse de que el resto de enfermos terminales muriéndose de no pudo.
parroquianos se ocupaban de sus cáncer. Julia se revolvió en el asiento.
asuntos, la profesora siguió —Conozco la obra del —Me preguntaba por qué
hablando: profesor Hutton. Ha sido una d e las ayudó a Christa a que se
—¿Te ha contado Gabriel cómo fuentes que he utilizado para mi matriculara en su alma máter. Se
acabé debiéndole un favor? trabajo. rumoreó que estaban liados.
—Los rumores hacen daño a »Cuando se ofreció para —¿Cómo era?
la gente, señora Emerson. A veces, ayudarme era un profesor auxiliar Katherine se echó hacia atrás en la
dañan a personas inocentes. No que acababa de terminar los silla y se quedó mirando el techo.
esperaba que dieras pábulo a estudios. Me pareció —Me gustó. En ese momento
rumores sobre el profesor Martin. extraordinariamente amable por su sólo me pareció un viejo, igual que
De ti menos que de nadie. Julia se parte, ya que acabábamos de mi padre. Pero recuerdo que me
ruborizó. conocernos. Al final, resultó que animó a que le contara una historia
—Tiene razón. Lo siento. estuve fuera hasta después de que me había inventado sobre una
—Hace años que conozco al Navidad y él se encargó de todo familia de tejones que vivían detrás
profesor Martin y a su esposa. durante cuatro largos meses. de nuestra casa. Me escuchó
Créeme, Christa nunca lograría Luego, cuando regresé, se fascinado. —Señaló el rincón en el
llamar la atención de Jeremy ni comportó como un buen amigo. que estaban sentadas—. Éste es el
aunque se presentara ante él Como te puedes imaginar, desde rincón exacto donde se reunían los
desnuda, con el manuscrito original ese momento estoy en deuda con Inklings.
de El Decamerón en una mano y él. Julia examinó su entorno
una caja de cervezas en la otra. —Estoy segura de que estuvo lentamente. Cuando era niña solía
Julia se aguantó la risa ante la encantado de ayudar, profesora. Y refugiarse en su habitación con un
imaginativa descripción de la después de todo lo que ha hecho montón de libros de Narnia. Nunca
profesora Picton. por nosotros, la deuda, por llamarla se habría imaginado que un día se
—Cuando le conté por qué de alguna manera, está más que sentaría en el mismo lugar que
necesitaba ausentarme, Jeremy fue pagada. Lewis. Era casi un milagro.
a hablar con Gabriel. Para no Katherine miró a su alrededor, —Gracias por traerme aquí —dijo
alargarme, éste se ofreció a sumida en sus pensamientos. con un hilo de voz.
sustituirme en el seminario y en —Gabriel me ha dicho que eres —Ha sido un placer.
cualquier otra actividad que admiradora de los Inklings. Tras unos instantes, la expresión de
surgiera durante mi ausencia. —Lo soy. ¿Los conoció? Katherine se volvió melancólica.
—No lo sabía. —Una vez vi a Tolkien cuando —Tardé casi el semestre
Katherine ladeó la cabeza. era niña. Mi padre era especialista entero en poder ver al viejo Hut.
—No debería sorprenderte. A en Beowulf en la Universidad de Cuando llegué a Oxford, su esposa
Gabriel le gusta hacer buenas Leeds. Tolkien y él mantenían me prohibió la entrada en el
acciones en secreto, ya lo sabes. correspondencia. Un día vine a hospital. Durante semanas y
Oxford en tren con él para visitarlo. semanas me planté en la puerta
cada día, esperando que al final »Luego regresé a Toronto y Katherine le devolvió la mirada con
cambiara de opinión; esperando me sumergí en el trabajo para los ojos brillantes de lo que bien
que no muriera antes de poder superar la depresión. Nunca le podía ser diversión.
despedirme de él. conté a Gabriel la historia completa. —¿Te sorprende? Piensa que
—¿Quién puede ser tan cruel? No le conté por qué era tan no siempre fui así de vieja. En mis
—¿Y me haces esa pregunta importante para mí hablar con John tiempos, la gente me consideraba
después de la Shoah? ¿Después antes de que muriera. —Katherine atractiva. Y no me parece tan difícil
de tantos casos de genocidio? Los frunció los labios, como si estuviera de entender. Las personas que
seres humanos podemos ser dudando, pero al final se encogió trabajan juntas en algo que las
increíblemente crueles. de hombros—. Casi todos los apasiona acaban confundiendo esa
»En el caso del viejo Hut, la afectados ya están muertos. Soy la pasión por otra cosa. Dante se
cruel fui yo, y pagué por ello. Pero única que sigue con vida, así que refiere a ello cuando habla de Paolo
ese semestre la señora Hutton tuvo no tiene sentido que siga y Francesca.
la oportunidad de vengarse y la guardando el secreto. —Miró a Katherine se ajustó las gafas y, tras
aprovechó. Con creces. Julia por encima del vaso—. No te una pequeña pausa, continuó:
—Lo siento mucho. pido que le escondas cosas a tu —Los rumores se volvieron
La profesora Picton hizo un gesto marido, pero sí que seas discreta. especialmente feroces cuando
con la mano, quitándole —Por supuesto, profesora. empecé a buscar trabajo como
importancia. Katherine agarró la pinta con sus académica. Algunos compañeros
—Gabriel me dio la dedos castigados por la edad. míos estaban celosos de nuestra
oportunidad de hacer las paces y —El viejo Hut y yo tuvimos relación. Era evidente que yo era la
por ello le estaré eternamente una aventura mientras yo era alumna favorita de Hutton. Sin tener
agradecida. Y también por eso alumna suya, y también luego, ninguna prueba de nuestra relación
siento una especial responsabilidad cuando fui a dar clases a empezaron a hacer correr historias.
hacia ti. Cambridge. Estaba casado. Por Decían que él me había escrito la
—¿Pudo ver a su amigo al final? suerte para mí, nadie se enteró tesis. Cuando fui a hacer una
—La tía de la señora Hutton mientras estuve en Oxford. Pero entrevista de trabajo a Cambridge,
se puso enferma. Mientras ella fue luego empezaron a correr rumores, me encontré con que alguien les
a visitarla, yo logré colarme y ver al rumores que me persiguieron había enviado una carta acusando
profesor. Estaba al borde de la durante diez años. a Hut de haberme escrito una carta
muerte, pero aún podía hablar. Julia se quedó mirándola con la de recomendación a cambio de
boca abierta. haberme acostado con él.
Julia se echó a reír, pero en nombre y no vivir a la sombra de mi parece que seas de las que se
seguida se cubrió la boca con la profesor. Por eso, cuando enfermó, arrugan ante el trabajo duro. ¿Me
mano, arrepentida. las únicas que sabíamos lo que equivoco?
—Lo siento. No tiene gracia. había pasado entre nosotros —No.
—Claro que tiene gracia — éramos su esposa y yo. —Bien. —Katherine se echó
replicó Katherine con un brillo Katherine la miró fijamente. hacia atrás en el asiento—. Mi
travieso en los ojos—. Tenías que —Esta mañana he tratado de siguiente consejo será un poco más
haber leído su carta de desacreditar a la señorita Peterson duro de oír.
recomendación. Decía: «La y seguiré haciéndolo. Pero incluso Julia se preparó para lo que viniera.
señorita Picton es competente en el si no lo consigo, al final los rumores —Tienes que ser más firme a
estudio de Dante». ¡Era su amante, acaban olvidándose. La gente nivel académico. Comprendo que
por el amor de Dios! ¡Podría necesita escándalos nuevos. eres tímida por naturaleza y que
haberse molestado en escribir algo Cuando tengas tu propia plaza prefieres huir de la confrontación.
más que una simple frase! como profesora, ya nadie se Pero no puedes presentarte ante el
Mientras Julia la miraba acordará de nada. —Faltan seis ruedo académico con esa actitud.
asombrada, la profesora Picton se años para eso, profesora. Cuando plantees una teoría y
echó a reír. La mujer sonrió. alguien la ponga en duda, tienes
—Ahora puedo reírme de ello, —Teniendo en cuenta las cosas que responder inmediatamente. No
pero la verdad es que durante que acabo de contarte, creo que puedes tolerar las críticas
muchos años fui muy infeliz. Me deberías llamarme Katherine. malintencionadas, especialmente
enamoré de un hombre casado y —Gracias, Katherine. —Julia sonrió en público. ¿Me explico?
me dolía mucho no poder tenerlo con timidez, consciente del honor —Hasta ahora no he tenido
sólo para mí. Nunca pude casarme que acababa de recibir. problemas al defender mis teorías
ni tener hijos. —Puedes hacer que la gente en los seminarios. La profesora
»Cuando empecé a presentar olvide antes las murmuraciones Marinelli está satisfecha.
mis trabajos en público, los rumores siendo excelente en tu trabajo. Si —Bien. Mi consejo es que
se acallaron. En mis ponencias les demuestras tu valía, no habrá mañana seas tú misma. Sé
defendía mis puntos de vista, que rumor en el mundo capaz de brillante. Sé excelente. Y no
no siempre coincidían con los del contrarrestarlo. Probablemente permitas que los lobos salvajes se
viejo Hut, y la gente se dio cuenta siempre tengas que trabajar más den un festín contigo como si
de que sabía de lo que hablaba. que los demás para obtener el fueras un alce enfermo.
Trabajé duro para hacerme un mismo resultado, pero no me
Julia abrió mucho los ojos ante la Gabriel no perdió el tiempo Katherine señaló su vaso de agua
extraña comparación, pero no dijo que pasó lejos de Julia. Fue con con la barbilla.
nada. viejos amigos y nuevos conocidos a —Veo que has dejado la bebida.
—Y tampoco puedes consentir la taberna The King’s Arms y se los —Así es —admitió Gabriel con una
que tu marido salga en tu defensa. ganó a todos con su pico de oro. sonrisa paciente.
Eso te hace parecer débil. Si Una hora más tarde, media docena —No es mala idea. Yo
quieres triunfar en el mundo de especialistas en Dante estaban también me fuerzo a pasar
académico, tienes que saber convencidos de que Christa períodos de abstinencia —dijo ella,
defenderte por ti misma y defender Peterson era una ex alumna celosa secándose los labios con la
tus ideas. y de que Julia y él eran víctimas de servilleta—. ¿Aceptarías un consejo
»A Gabriel no le va a gustar, calumnias. maternal de una mujer que no es tu
ya lo sé. Pero tienes que hacerle Así que, cuando se reunió con madre?
entender que con su actitud ésta y la profesora Picton para —¿Sobre qué? —preguntó él
protectora te hace parecer cenar, estaba de mucho mejor secamente.
indefensa, y eso te perjudica. La humor. A medida que el vino iba —A veces me preocupa tu
caballerosidad no tiene lugar en el fluyendo, Katherine se desinhibía y manera de enfrentarte a tus
ámbito académico. hablaba más y más, y Gabriel le detractores. Y ahora que estás
Julia asintió, no muy convencida. daba conversación. casado, aún más.
Katherine se acabó la cerveza y le Pero Julia estaba más callada Gabriel trató de protestar, pero ella
guiñó un ojo. de lo habitual y se notaba los ojos lo interrumpió.
—Venga, vamos a ver si Gabriel ha cansados. Apenas probó la cena y —Yo soy vieja y puedo hacer
logrado que esos viejos cabrones no pidió postre. Los lo que quiera, pero tú no puedes
de la Oxford Dante Society acontecimientos del día la habían actuar como el paladín de Julianne
se olviden de lo que han oído esta agotado. en los actos académicos. Si sales
mañana. Cuando se excusó para ir al baño, en su defensa, la haces parecer
»Aunque, para la mayoría, los Katherine se volvió hacia Gabriel débil.
rumores harán que lo miren con con preocupación. Gabriel dobló la servilleta y la dejó
otros ojos. De repente, tu esposo —Necesita descansar. La pobre sobre la mesa.
les parecerá más interesante de lo está exhausta. —El incidente de esta mañana
que se imaginaban. —Sí —contestó él, pensativo, pero con Christa Peterson ha sido un
no dijo nada más. hecho aislado. Esa mujer trató de
destrozar la carrera de ambos.
—Lo sé. Pero incluso así, tu actitud abominables restaurantes de —Sé que estás cansada, pero me
ha causado más mal que bien. gastronomía molecular que te gustaría enseñarte una cosa. Sólo
Al ver que Gabriel fruncía el cejo, sirven entrantes deconstruidos será un momento.
Katherine cambió de estrategia. cocinados con nitrógeno líquido. Al volver la esquina, llegaron a
—Hace tiempo que somos Nunca sé si estoy cenando o la Cámara Radcliffe, un gran
buenos amigos. Me gusta pensar haciendo un examen de química edificio circular que se había
que, si hubiera tenido un hijo, orgánica. convertido en un icono de la
habría sido como tú, con tu universidad. El cielo estaba oscuro,
inteligencia y tu talento. sin rastro de luna, pero había luces
La expresión de Gabriel se suavizó. Después de la cena, Gabriel que iluminaban la impresionante
—Gracias, Katherine. Tu amistad insistió en acompañar a la estructura.
es importante para mí. profesora a su residencia en el All Gabriel le apretó la mano al
—Le he dado unos cuantos Souls College, donde se desearon acercarse.
consejos a Julianne. Estoy segura buenas noches y quedaron para —He pasado muchos ratos
de que te contará nuestra desayunar juntos a la mañana caminando alrededor de este
conversación. Pero antes de que siguiente. edificio. Siempre lo he admirado.
vuelva, quiero pedirte que pienses —A las ocho y media en punto —Es fantástico.
en lo que te he dicho. Es una joven —dijo Katherine, dando unos Julia estudió detenidamente la
muy brillante. Deja que su brillo golpecitos con el dedo en su reloj arquitectura y el juego de equilibrios
resplandezca. de pulsera—. No lleguéis tarde. entre la piedra, la cúpula y las
—No deseo otra cosa — —Ni se nos pasaría por la cabeza. columnas. El cielo era del color de
confesó él, mirándose las manos. —Gabriel se inclinó para la tinta y la cúpula parecía refulgir
La luz se reflejó en su anillo de despedirse. en contraste con ese fondo.
boda, capturando su atención. —A ver si es verdad —replicó Gabriel le tomó la cara entre las
—Bien. —Dando un golpecito en la Katherine, desapareciendo tras la manos.
mesa con un dedo, Katherine dio la gran puerta de madera, que se —Quiero que hablemos sobre
conversación por zanjada cerró a su espalda. lo que ha pasado esta mañana. —
—. Espero que me invitéis a cenar Cuando se quedaron a solas, Sintió que ella se tensaba.
en vuestra casa algún día cuando Gabriel le dio la mano a Julia y notó Mirándola a los ojos, le acarició las
vaya a dar las conferencias a que tenía los dedos fríos. Al tratar mejillas—. Siento haberte
Harvard en enero. Greg Matthews de calentárselos, tocó el anillo de avergonzado.
siempre me lleva a alguno de esos boda y el de compromiso.
—Sé lo mucho que te ha Permanecieron en silencio —Lo mismo digo.
costado alejarte de ella. Pero lo has unos instantes. Gabriel le hundió la Julia acercó sus suaves labios a los
hecho y te lo agradezco. —Con los cara en el cuello, aferrándose a ella de Gabriel y lo besó con
ojos brillantes, Julia añadió—: Sé con fuerza. delicadeza.
que te gusta pelear. —Caravaggio —dijo Julia.
Tomándole las manos, se las llevó —¿Cómo?
al pecho. —Me he acordado de lo que A poca distancia de allí, el
—Me gusta pelear, pero no dijiste sobre su cuadro de santo profesor Giuseppe Pacciani gruñó
contigo. Christa es una acosadora. Tomás y Jesús. Que las heridas se al llegar al orgasmo y se desplomó
La lucha es el único idioma que curan, pero las cicatrices nunca sobre el cuerpo de su amante. El
entienden los matones. desaparecen del todo. No puedes sexo con ella siempre era fantástico
Julia levantó la barbilla. borrar el pasado, pero no tienes por y esa vez no fue la excepción.
—A veces hay que dejar que qué permitir que te domine. Murmuró varias frases en
se delaten con su propia bajeza. O, —Lo sé, pero a nadie le gusta que italiano, como solía hacer. Pero en
al menos, dejar que la víctima vayan pregonando su vida sexual vez de agradecer sus palabras, ella
decida cómo quiere enfrentarse al delante de sus colegas. le dio un empujón y se apartó
problema. —Si alguien te juzga rodando. Por desgracia, no era la
—Eso puedo hacerlo. O, por lo basándose en rumores es que no primera vez que lo hacía.
menos, puedo intentarlo. era tu amigo. —Julia se echó hacia —Cara?
—Es todo lo que pido. —Julia atrás para mirarlo a los ojos—. Los Christa Peterson se tapó con la
lo besó en los labios—. Siento que te conocemos no hacemos sábana.
mucho que haya metido en esto a caso de habladurías. —Necesitaré la habitación mañana
la profesora Dolor. No tenía ni idea —Gracias. —Él le dio un beso por la noche. Búscate otro sitio
de que se conocieran. en la frente antes de mirarla a los donde dormir.
Gabriel cerró los ojos. Cuando ojos—. La gente y las Giuseppe puso los pies en el suelo,
volvió a abrirlos, ella vio dolor en su circunstancias conspirarán para maldiciendo.
mirada. separarnos, Julianne. No podemos —Ésta es mi habitación —le
—Confesé mi pasado y trato permitir que se salgan con la suya. recordó, mientras iba al cuarto de
de dejarlo atrás. ¿Es que me lo —No lo permitiremos. baño a tirar el condón.
tienen que estar recordando —No pretendía ignorarte. Para mí —No. Es mi habitación. Siempre
constantemente? eres lo más importante del mundo me pagas el alojamiento. Y mañana
—Lo siento. —Julia lo abrazó. —susurró él. por la noche no estaré sola.
Giuseppe volvió a la cama. Pronto Tal vez se lo había exigido —¿Acaso no entiendes cómo
ella volvió a estar bajo su peso, para convencerse de que el afecto funciona el sistema universitario?
enmarcada por sus antebrazos. — desempeñaba un papel en su Los departamentos de todo el
¿Tan pronto vas a meter a otro en relación. O porque no era un mundo están llenos de admiradores
tu cama? Las sábanas aún estarán adúltero tan carente de principios suyos. ¡La catedrática de tu
calientes. como cabría imaginar. Cualquiera facultad en Columbia fue alumna
Christa lo fulminó con la mirada. que fuera la razón, Christa siempre suya!
—No te atrevas a juzgarme. Tú se resistía unos momentos, aunque —No, no lo sabía —replicó
estás casado. A quién me follo no en el fondo le gustaba que la ella, encogiéndose de hombros—.
es asunto tuyo. Él agachó la abrazaran. Demasiado tarde. Ya la he hecho
cabeza y la besó con insistencia, —Me sorprendió tu mensaje, enfadar.
hasta que ella abrió los labios. Cristina. Se suponía que teníamos Giuseppe le sujetó la barbilla
—Qué boca tan sucia tienes, que vernos hace un año, pero no bruscamente, obligándola a mirarlo.
Cristina. respondiste a mi correo electrónico. —Soy responsable de ti
—No te quejes. Te gusta que sea —He estado muy ocupada. mientras estés aquí. Así que
así. Él se llevó un mechón de pelo olvídate de tus planes, sean los que
Él suspiró y le dedicó una sonrisa negro a la nariz para inhalar su sean. Estoy tratando de conseguir
irónica. aroma. una cátedra en América. Lo último
—Certo. —Me preguntaba para qué me que necesito es que la profesora
Giuseppe se tumbó de espaldas en habrías pedido que te invitara. Picton me cree problemas.
la cama, llevándola con él. — Ahora ya lo sé. Has venido a Christa se lo quedó mirando unos
Quiero levantarme —se resistió vengarte. instantes en silencio.
ella. —Los dos sabemos lo que —Vale —aceptó finalmente,
—No. queremos. haciendo un mohín—, pero
Christa luchó, pero él no la Giuseppe dejó de acariciarle el necesito la habitación mañana por
soltó. Finalmente se rindió y apoyó pelo. la noche.
la frente en el pecho de su amante. —Ten cuidado, Cristina. No es —Va bene. —Le soltó la
Giuseppe le revolvió el pelo. buena idea ganarse la enemistad barbilla y volvió a acariciarle la
Eso formaba parte de su acuerdo. de la profesora Picton. —No me melena, larga y oscura—. ¿Cómo
Después de follar, ella tenía que importa. se llamaba?
dejar que la abrazara. Él volvió a maldecir. —¿Quién?
—El hombre que te volvió así.
Christa se tensó bajo sus manos. —Me gustan las cosas bonitas. No —¿Desde cuándo eres
—No sé de qué me hablas. es ningún crimen. Y yo lo valgo. psiquiatra? No proyectes tu mierda
—Lo sabes perfectamente, mio —¿Sabes lo que creo, tesoro? en mí. Al menos yo no le pongo los
tesoro. ¿Fue tu padre? ¿Fue él —¡Deja de llamarme así! —exclamó cuernos a mi esposa.
quien...? ella, apartándose. —Attenzione, Cristina —dijo él
—No. —Christa lo miró furiosa—. Él Giuseppe la agarró con fuerza por en tono de advertencia—. Así pues,
es un buen hombre. la nuca, manteniéndola inmóvil. ¿a quién vas a tirarte mañana por
—Certo, cara, certo. —No estás segura de que lo la noche? ¿A un cura? ¿A otro
—Desde que te conozco, me merezcas. Por eso exiges regalos. profesor?
hablas de tus amantes, pero nunca ¿No te parece triste? Ella se lo quedó mirando unos
de pretendientes. Deberías estar ya —No quiero tu compasión. instantes antes de responder.
casada y con hijos, pero prefieres —No importa. La tienes igualmente. Cuando lo hizo, le acarició el labio
follarte a viejos a cambio de —Entonces eres un idiota. inferior.
regalos. —No follo contigo por los Él apretó la mano. —¿Quién te ha dicho que vaya a
regalos. Follo porque me gusta. —Te tiras a curas y a viejos ser un hombre?
Él se echó a reír. hombres casados porque tienes Giuseppe la miró con voracidad.
—Grazie. Pero igualmente, miedo. Tienes miedo de lo que —En ese caso, espero que la
siempre tiene que haber regalos. podría pasar si te liaras con alguien compartas conmigo.
¿Por qué? —preguntó, besándola que no estuviera comprometido.
en la frente. Ella luchó por liberarse.
11


Despierta, cariño. —Gabriel pasó el —Vamos, ve a la ducha antes de —Me tuviste despierta hasta muy
pulgar por las cejas de Julia—. que entre alguno de los vecinos. tarde —gruñó ella.
Tienes que prepararte. —Ve tú primero. —Si no te levantas, Katherine se
Ella enterró la cara en la almohada —Yo ya estoy duchado, enfadará con nosotros.
y murmuró algo ininteligible. Él se afeitado y vestido. —Le recorrió la —Pues no me ducho. Así puedo
echó a reír. Tenía un aspecto espalda desnuda con la mano, dormir un poco más.
adorable. disfrutando del temblor que
provocó.
Gabriel le dio la vuelta y le hundió la Él se sorprendió bastante. Ella bajó la vista hacia su traje de
nariz en la clavícula para aspirar su Había oído hablar del profesor chaqueta azul marino, del mismo
aroma. Hutton, pero no lo había conocido color que los zapatos. A
—Hueles a sexo —susurró, personalmente. Al parecer, era un Gabriel le habría gustado que
sacando la lengua para lamerle la poco cabrón. llevara zapatos de Prada o de
piel—, y a mí. (Uno podría preguntarse si Chanel, pero a ella no le apetecía ir
—Por eso mismo no quiero había sido un poco cabrón o haciendo ostentación de su dinero.
ducharme. El sexo de reconciliación mucho, dada la antigua naturaleza Prefería que la gente se fijara en su
de ayer fue increíble. Me gusta del profesor que emitía el juicio.) trabajo, no en su ropa. Por eso se
recordarlo. Gabriel le estaba muy había comprado un sencillo
Gabriel estuvo a punto de agradecido a Katherine por conjunto de falda y chaqueta de
arrancarle la sábana y volver a haberlos defendido y se lo hizo Ann Taylor y unos zapatos de tacón
practicar sexo salvaje, apasionado saber mientras desayunaban en el discreto de Nine West. A pesar de
(y de los que dejan tu aroma en el All Souls College. También todo, al ver cómo vestían algunos
otro), pero logró contenerse. comentó que esperaba que Christa de los asistentes, se sintió
—No puedes dar una conferencia no aprovechara la conferencia de demasiado arreglada.
en Oxford oliendo a sexo. Julia para crear más problemas. Bajo la ropa llevaba el aroma
—¿Quieres verlo? —Sandeces —dijo la de Gabriel y el corsé que éste le
Gabriel miró la hora. Luego miró a profesora—. Julianne tiene la había regalado, lo que la hacía
su esposa. situación controlada y deberíamos sentirse mucho más segura.
Y luego se quitó toda la ropa y dejar que ella se encargara de todo. —Voy por un café. ¿Qué quieres
se rindió al sexo preconferencia, un Julia sonrió valientemente, que te traiga? —preguntó él con
sexo salvaje, apasionado (aunque aunque sin dejar de juguetear con una sonrisa.
rapidito) y del que deja tu aroma en el colgante de plata que Gabriel le —Un botellín de agua, por favor. Si
el otro. había regalado en Selinsgrove. no te importa, voy a sentarme.
Al entrar en St. Anne después de —Claro. Nos vemos dentro.
desayunar, Gabriel le rodeó la Julia le devolvió la sonrisa y entró
Los Emerson salieron tarde de cintura con el brazo. en la sala de conferencias sola.
la habitación. Mientras se dirigían —Estás preciosa. Y lo harás muy Gabriel intercambió unas
apresuradamente hacia el All Souls bien. cuantas frases de cortesía con
College, Julia le contó a Gabriel la algunos colegas antes de llegar a la
historia de Katherine y el viejo Hut. mesa de las bebidas. Cuando se
hubo servido el café y cogido el —¿Por qué? ¿Por contar la —Eso espero, profesor.
botellín de agua, todo el mundo verdad? Él la soltó, asqueado. Dio un paso
había entrado ya en la sala de —No hay nada de cierto en tus atrás y se limpió las manos en la
conferencias. difamaciones. Nadie te acosó en chaqueta, como si se hubiera
O eso creyó. Toronto. Y Julia hace su trabajo contaminado. Con una nueva
—Hola, profesor —dijo una sola, como resulta obvio para mirada en dirección a la puerta de
seductora voz a su espalda. cualquier persona con dos dedos la sala de conferencias, decidió que
Al volverse se encontró con Christa, de frente. la conversación ya había durado
cerniéndose sobre él como un Desde el interior de la sala de demasiado.
fantasma malevolente. —¿Qué conferencias se oyeron unas risas. —Cierra la boca o haré que tu vida
quieres? —le espetó, lanzándole Gabriel se volvió hacia allí. se convierta en un infierno.
una mirada asesina. Christa alzó la voz para recuperar —No hace falta que se ponga
—Ayer quería hablar, ¿no? Pues su atención. tan agresivo. Poder acabar con
hable. —Se olvida de la suspensión esta situación está en sus manos.
Gabriel miró a su alrededor, administrativa por tirarse a una de — Señalando hacia su entrepierna,
preguntándose si sus voces sus alumnas. Ésa es una historia le dirigió una sonrisa de
podrían oírse desde el interior de la interesante. Por no hablar de la aprobación—. Bueno, en realidad,
sala de conferencias. profesora Singer. Ella tiene unas un poco más abajo.
Ella se acercó más de lo cuantas cosas que decir también. Maldiciendo entre dientes, él se
debido y, cerrando los ojos, inhaló Qué lástima que no sacara fotos. alejó, pero Christa lo siguió.
con fuerza. Al volver a abrirlos, le Me encantaría tener una. —Venga a mi hotel y mañana
dirigió una mirada hambrienta. Levantó una mano para ya no tendrá que preocuparse por
—Huele a sexo. sacudir una imaginaria mota de mi boca. —Apoyándole una mano
—Déjate de jueguecitos conmigo. polvo de las solapas del traje azul en el brazo, añadió en un susurro
Quiero que pares de difundir marino de él. sugestivo—: Lo conozco. Sé lo que
calumnias. Gabriel le sujetó la muñeca y se la le gusta y lo que quiere.
—No va a poder ser. apretó con fuerza. Follaremos toda la noche y luego
—Te demandaré. —Estás jugando con fuego. nuestros caminos se separarán. Él
Una emoción pasajera cruzó el Ella se acercó aún más, le apartó la mano bruscamente.
rostro de Christa, pero en seguida inclinándose hasta que sus bocas —No.
recobró la sonrisa relajada. estuvieron a escasos centímetros —En ese caso, lo que pase caerá
de distancia. sobre su conciencia.
Gabriel dio un paso hacia ella. Él, que estaba demasiado Y girando sobre sus altísimos
—No te acerques a mi esposa, ¿me ocupado librándose de ella, ni tacones, se alejó moviendo las
oyes? siquiera se dio cuenta de que caderas. Luego, como si acabara
—Me hospedo en el Christa le había metido algo en el de acordarse de algo importante, se
Malmaison. Antes era una prisión, bolsillo de la chaqueta. detuvo y lo miró por encima del
lo que supongo que le resultará Christa se despidió con una sonrisa hombro.
atractivo. —Se puso de puntillas sarcástica. —Recuerdos a su «esposa».
para murmurarle al oído—: He —Es su única oportunidad. Venga
traído esposas. antes de medianoche.
12

Instantes después, Gabriel recorría A Gabriel le vinieron ganas de para parecer más alto de su metro
la multitud con la vista buscando a estrangularlo primero y de retarlo noventa.
Julia. Los ojos se le abrieron como en duelo después. —Profesor Emerson —lo
platos al ver la escena que tenía Mientras se acercaba, Julia se saludó Paul, hinchando el pecho y
lugar en la parte delantera de la volvió hacia él. El hombre siguió la flexionando los bíceps de manera
sala. Alguien estaba abrazando a dirección de su mirada. Gabriel se inconsciente.
su esposa. Alguien grande. Un detuvo en seco. —Paul. —Gabriel se colocó junto a
hombre grande. —El Follaángeles —murmuró. Julia en actitud posesiva y le dio el
Un hombre guapo. —¿Perdón? —Paul Norris se botellín de agua.
Gabriel bajó corriendo los quedó mirando a su antiguo director —Caballeros, estréchense las
escalones de dos en dos para de tesis, no muy seguro de haber manos —les ordenó ella, mirando a
llegar cuanto antes a su lado. Vio oído bien. Aunque lo cierto era que su marido y a su amigo con el cejo
que Julia se apartaba del hombre y él también tenía una buena fruncido.
que sus apetitosos labios se colección de adjetivos para Ellos siguieron sus instrucciones sin
curvaban dibujando una amplia describir al Profesor, pocos de ellos entusiasmo.
sonrisa de felicidad. halagadores. —No sabía que vendría —confesó
A regañadientes, él le soltó la «Follaalumnas», pensó. Gabriel, con la mirada fija en Paul.
cintura antes de decirle algo que la —Esta conferencia no hace —No iba a venir, pero uno de
hizo reír. más que mejorar —murmuró los ponentes ha fallado en el último
Gabriel, enderezando la espalda momento y la profesora Picton me
ha invitado. Mi charla es justo antes mostrando todos los dientes, Gabriel se acercó a ella y le dijo en
que la de Julia. blancos y relucientes. voz más baja:
Ella sonrió. —Cariño —dijo Julia—, —Te olvidas de que las
—Es fantástico. Enhorabuena. ¿podemos hablar un momento? — mujeres guapas, inteligentes y
Él le dirigió una sonrisa radiante. Volviéndose hacia Katherine y Paul, amables escasean. Un hombre
—¿Puedo invitarte a comer? añadió—: En seguida volvemos. haría cualquier cosa por conseguir
—Me temo que ya tiene planes — Tomándolo de la mano, se llevó a a alguien como tú. Incluso
respondió Gabriel en su lugar. Gabriel a un rincón donde no había robársela a su marido.
Julia se volvió hacia su marido nadie. Julia enderezó los hombros.
con lo que sólo podría definirse —Quiero comer con él. —Te olvidas de que cuando
como «la mirada» antes de asentir. —Por encima de mi cadáver — una mujer encuentra a un buen
—Me encantaría ir a comer contigo, repuso él, cruzándose de brazos. hombre, un hombre que la ama y la
Paul. Gracias. —Es un viejo amigo. hace feliz, no va follando por ahí
Gabriel la agarró del codo. —Un viejo amigo que te besó. con otros.
—No creo que sea adecuado —le —Después de que tú me Gabriel hizo una mueca al ver a
susurró. dejaras. Y te recuerdo que lo Christa, que los estaba observando
—Cariño —susurró ella a su vez en rechacé. —Julia se cruzó de brazos con una sonrisa burlona. Volviendo
tono de advertencia. también, imitando su postura. a centrar la atención en su esposa,
—Hola, señor Norris —los Él frunció el cejo. descruzó los brazos.
interrumpió Katherine, estrechando —Te desea. —Pero que sepas que no me gusta
la mano de Paul con fuerza antes —Paul nunca intentaría nada que vayas.
de volverse hacia Gabriel—. El con una mujer casada. Sólo vamos Julia se puso de puntillas para
señor Norris y yo cenaremos juntos a comer, así que te pido que no le besarlo en la mejilla.
esta noche. Me gustaría que des más importancia de la que —Podré soportarlo. Gracias.
Julianne y tú nos acompañarais. tiene. Minutos después, Gabriel se
—Estaremos encantados — —¡Es que tiene mucha importancia! encontró en la incómoda situación
replicó Gabriel, aunque n o logró —Hace un año que no lo veo. de tener que compartir a su esposa
sonar sincero—. Y ya que nos Me apetece hablar con él y saber con el Follaángeles, que se sentó a
veremos esta noche, señor Norris, cómo le va la vida. Tal vez haya un lado de Julia, mientras él se
reclamo la compañía de mi esposa vuelto con Allison. sentaba en el otro lado. Julia y su
a la hora de comer. —Sonrió, —Sigue enamorado de ti. amigo intercambiaron unas
—No, no lo está. palabras cariñosas antes de que
empezara la sesión y a Gabriel le entregado, que había cometido el furioso. Tan furioso que había
dolió cada una de ellas. error de tratar de que su amistad se destrozado una sólida y resistente
«Este simposio es como un convirtiera en algo más, algo que silla de Ikea.
recorrido por todos los niveles del Gabriel comprendía, pero que Desde ese día, Julia le había
Infierno —pensó—. Sólo falta un nunca le iba a perdonar. enseñado muchas cosas, entre
respetable Virgilio y hordas de Quería mantener a Julia tan ellas, la importancia de perdonarse
gente gritando.» alejada de Paul como fuera posible. a uno mismo y de perdonar a los
Sufrir los golpes y dardos de la Pero la expresión de la cara de ésta demás. Pero su esposa llevaba su
señorita Peterson era una cosa. al ver a su amigo le hizo cambiar de tendencia al pacifismo hasta
Pero ver a Julia en brazos de otro planes. El día anterior había sido extremos exagerados. Sin él —o
hombre era mucho peor. Sobre duro para ella. No quería que su alguien como él— a su lado, habían
todo si ese hombre era nada más y sonrisa desapareciera. abusado de ella, quebrantando su
nada menos que el Follaángeles. Gabriel movía nervioso una espíritu.
Gabriel empezó a recitar pierna mientras la primera Gabriel la observó, reflexivo.
mentalmente la oración de san conferenciante empezaba a hablar. Tal vez se había vuelto pacifista
Francisco en italiano para Estaba totalmente ajeno al ruido precisamente por los abusos
calmarse. que sus zapatos italianos hacían sufridos. Tal vez las cicatrices que
Sabía que tenía que contarle a contra el suelo hasta que Julia le tenía en el alma le recordaban el
Julia su encuentro con Christa, pero puso una mano en la rodilla. daño que las palabras y las
también sabía que ella se Sacó la pluma Meisterstück acciones podían provocar en los
disgustaría mucho al enterarse, y 149 y jugueteó con ella, tratando de demás. Reflexionó sobre ello sin
que eso afectaría a su seguridad y hacerla girar entre los dedos con un quitarle la vista de encima, hasta
actitud a la hora de enfrentarse al solo movimiento. que ella se removió, incómoda.
público. Así que se guardó los La conferencia le aburría. Julianne, con su piel clara y
escabrosos detalles para más Habría jurado que ya la había oído aquellos ojos tan grandes, era muy
tarde. antes. Para distraerse, recordó la hermosa, pero no lo sabía. Ella no
Además, había cosas más urgentes primera discusión que tuvo con veía lo que veían los demás. Y
de las que ocuparse. Julia en público, cuando todavía era aunque había mejorado mucho
Concretamente del señor Norris. su alumna. En pleno seminario, lo desde que se conocían, Gabriel
Paul había sido un buen amigo había provocado delante de sabía que la imagen que tenía de sí
para Julia cuando ella más lo Christa, Paul y el resto de la clase. misma nunca se correspondería
necesitaba. Un amigo fiel y Se había sentido avergonzado y con la realidad. Y, como lo sabía,
trataba de protegerla, incluso de él permitir que el Follaángeles se
mismo. Desde luego, no iba a aprovechara de sus debilidades.

13

Enero de 2011 Después de todo lo que intercambiaban los votos sabiendo


Cerca de Essex Junction, Vermont Emerson le había hecho pasar... que, al terminar, el Profesor se la
Después de toda su mierda iba a llevar a un hotel y...
Paul Norris pisó una gran caca de paternalista y controladora, Julia Paul gruñó. Era el gruñido de un
vaca. volvía con él. No, no es que hombre enamorado que ha perdido
—¡Joder! —exclamó, levantando la volviera a salir con él... ¡Se casaba a la mujer que ama.
bota. con él! Con el asno de Emerson. (Al menos tenía una montaña de
Bessie, una de las queridas vacas ¿Por qué? estiércol con la que mantenerse
Holstein de su padre, le dirigió una ¿Por qué los buenos siempre ocupado.)
mirada de desaprobación. llegaban tarde? Estaba trabajando en la granja
—Perdona, Bessie. Quería decir ¿Por qué los Emerson de este de su familia en Vermont porque su
¡jolín! —Palmeó el cuello del animal mundo siempre se quedaban con la padre había sufrido un ataque al
antes de limpiarse la bota. chica? corazón. A pesar de que estaba ya
Mientras recogía el estiércol «No hay justicia en este mundo. Él bastante recuperado, los médicos
de la granja de su padre de buena se la lleva a ella y yo tengo que le habían dicho que no realizara
mañana, reflexionaba sobre los limpiar mierda.» tareas muy pesadas.
secretos del universo, el karma y Julia decía que Emerson había A las ocho de la mañana, Paul
sobre su vida. Luego pensó en cambiado, pero ¿hasta qué punto volvió a la casa para desayunar.
Julia. podía cambiar un hombre en seis Hacía frío y el viento soplaba entre
Su amiga iba a casarse con meses? los árboles que algún antepasado
aquel cabrón. A esa misma hora del Se alegraba de no haber Norris había plantado para proteger
día siguiente, el matrimonio ya se aceptado la invitación a la boda. la gran extensión de la granja de
habría celebrado. Tener que estar allí, presenciando los vendavales. Incluso Max, el
No se lo podía creer. cómo se miraban a los ojos e border collie de la familia, tenía frío.
Corría en círculos, ladrándole a la entrada y colgó los guantes para justo a tiempo. —Mandamos flores
nieve y pidiendo que lo dejaran que se secaran. Luego se lavó las al hospital.
entrar en la casa. manos, frotándoselas —Las vi. Gracias.
Un coche se acercó por el vigorosamente bajo el agua Permanecieron un rato
camino y se detuvo a escasos templada. sentados en un silencio incómodo,
centímetros. Paul reconoció el Su madre, Louise, estaba hasta que Allison alargó el brazo y
coche de inmediato, un Volkswagen hablando con Allison en la cocina, apoyó la mano sobre la manaza de
escarabajo color verde lima. Y pero no oía lo que decían. No Paul.
reconoció a la conductora en parecía sorprendida por la —Me he enterado de lo de la boda.
cuanto puso una bota Ugg en el inesperada visita de su ex novia. Él la miró sorprendido.
camino del que acababa de quitar Tal vez la visita no fuera tan —Tu madre se lo contó a la
la nieve. inesperada al fin y al cabo. mía. Se encontraron el otro día en
Allison tenía los ojos azules, el Cuando entró en la cocina, su el supermercado, en Hannaford’s
pelo oscuro y ondulado y pecas en madre desapareció con dos cafés —dijo, poniendo los ojos en blanco.
la nariz. Era divertida e inteligente y en las manos. Él negó con la cabeza en silencio.
trabajaba como maestra de —¿Cómo está tu padre? —le —Por si te sirve de consuelo, lo
guardería en Burlington. También preguntó Allison, dándole uno de siento. Está claro que esa chica es
era la ex novia de Paul. los vasos. tonta.
—Hola —lo saludó—. He traído Él se lo llevó a los labios —No lo es, pero gracias.
café del Dunkie’s. rápidamente para no tener que Paul le apretó la mano. Había
Vio que llevaba una bandeja con responder todavía. El café estaba pensado retirarla, pero se dio
cuatro grandes cafés del Dunkin’ justo a su gusto: solo, con dos cuenta de que el contacto le
Donuts y una bolsa con misteriosas azucarillos. Ali sabía cómo le resultaba agradable. Era un
delicias. Esperaba que al menos gustaba. contacto familiar y reconfortante. Y,
una de ellas fuera un donuts de —Está mejor —respondió al francamente, necesitaba consuelo,
azúcar. fin secamente, mientras se sentaba así que dejó la mano donde estaba.
—Entra —la invitó, señalando a la mesa de la cocina frente a Allison sonrió antes de beber un
la casa con la mano enguantada y ella—. Sigue tratando de trabajar y sorbo de café.
caminando detrás de ella y de Max mamá sigue diciéndole que se esté —Sé que estás pasando por
sobre la nieve—. Hace mucho frío. quieto. Al menos hemos un mal momento. Sólo quería que
Paul se quitó las botas y el conseguido que no saliera de casa supieras que estoy aquí si me
anorak en el cuartito ropero de la esta mañana. Mamá lo ha atrapado necesitas.
Él cambió de postura, sin apartar la estaba a medio arrancar otro trozo cuenta de que Allison estaba
mirada del vaso. de papel—. Relájate. esperando algo.
—¿Quieres que vayamos al Al levantar la vista, Allison vio —¿Qué? —le preguntó,
cine? —preguntó ella de pronto—. que la estaba mirando con parpadeando.
Quiero decir... algún día. No hace aceptación y amabilidad y soltó el —Nada —replicó ella—.
falta que sea ahora mismo. Ya sé aire aliviada. Entonces, ¿qué? ¿Iremos al cine
que es demasiado pronto —añadió, Él volvió apartar la mano y rodeó su algún día? Hasta puede que te
mirándolo y ruborizándose. propio vaso con ella. invite a cenar, ahora que gano una
—No lo sé —replicó Paul, —Nuestra relación viene de pasta como maestra.
soltándole la mano y echándose lejos y hemos pasado muy buenos Paul sonrió y se dio cuenta de que
hacia atrás en la silla. momentos juntos..., pero no quiero era una sonrisa sincera.
—No quiero que nos sintamos que volvamos a salir como si no —Sólo si dejas que te invite a
incómodos. Somos amigos desde hubiera pasado nada. Sería desayunar en Mirabelle’s.
siempre y prometimos que siempre demasiado fácil. —Genial. ¿Cuándo?
lo seríamos. —Allison empezó a —Nunca he sido fácil, Paul. — —Coge el abrigo.
hacer marcas con la uña en el vaso Allison sonaba ofendida. Él se Paul la siguió hasta la puerta
de poliestireno. —Es que las cosas aclaró la garganta y la miró de atrás y la ayudó a ponérselo.
ahora mismo son... complicadas. fijamente. Cuando Allison estuvo a punto de
Ella rascó la tapa. —Nunca he dicho que lo caerse al calzarse las Uggs, él se
—No trato de atraparte ni fueras. Lo que quiero decir es que arrodilló en el suelo manchado de
nada. Sólo quiero que seamos podemos caer en la tentación de tierra y sal y la ayudó.
amigos. Sé que estás ocupado y... retomar la relación que teníamos —La mitad de ti siempre será
esas cosas. —Empezó a arrancar por comodidad. Y tú te mereces mejor que cualquier otra persona al
trocitos de papel del vaso y a estar con alguien que vaya en completo —dijo ella, en un
dejarlos ordenadamente encima de serio, no con alguien que sólo se murmullo casi inaudible.
la mesa. implique a medias.
—¡Eh! —Paul alargó el brazo y le Paul se perdió en sus
atrapó la muñeca cuando ella pensamientos hasta que se dio
14

Julio de 2011 Oxford, Inglaterra


Cuando llegó el descanso de la —Oh, yo creo que sí. Los ojos almendrados de Christa la
hora de comer, Julia se excusó Julia apretó los ojos con fuerza. recorrieron de arriba abajo.
para ir al baño y le pidió a Paul que Cuando los volvió a abrir, la miró —No entiendo qué ve en ti. No
la esperara. Al volver, mientras con incredulidad. eres tan guapa. —Con un gesto
subía la escalera que llevaba a la —¿De verdad quieres que desdeñoso, le señaló el sencillo
sala de conferencias, un par de discutamos aquí, en pleno traje y los zapatos, que no eran de
Christian Louboutins se cruzaron en simposio? ¿No te das cuenta de diseño—. Gabriel, en cambio, es
su camino. cómo estás perjudicando tu carrera guapísimo. Es una leyenda. Todas
Los ojos de Julia fueron con tus actos? Gabriel me contó las mujeres del Lobby lo conocían y
ascendiendo por un par de piernas que Columbia te ha obligado a querían follar con él. —La miró con
cubiertas por medias de seda, matricularte en el programa de desprecio—. Y, de repente, entre
luego por una falda tubo negra, una máster en vez de en el de todas las disponibles, te elige a ti.
chaqueta entallada y, finalmente, la doctorado. Quemaste tus puentes »Pero no podrás retenerlo.
cara de Christa Peterson. en Toronto y ahora vienes hasta Necesita tener a su lado a una
Su expresión era hostil, pero aquí a quemar más. ¿No te parece mujer cuyo apetito sea tan voraz
notablemente tensa, como que ya es hora de dejar las cosas como el suyo.
evidenciaban los nudillos blancos como están? —Ya lo está.
de la mano con la que se agarraba —No me rindo tan fácilmente. Christa se echó a reír, pero su risa
a la barandilla. Iba cambiando el —Tu vendetta es ridícula. Yo nunca sonó falsa y crispada.
peso de pie, como si no estuviera te he hecho nada. —No lo creo. Oh, sí, seguro que
segura de si debía avanzar o Christa se echó a reír, pero era una disfrutó conquistándote al principio.
retirarse. risa sombría. Pero ahora que ya te tiene, buscará
—Ya tengo ganas de oír tu —Esto no tiene nada que ver nuevos retos y lo perderás. —La
conferencia. Estoy segura de que contigo. Tú no vales la pena. miró con los ojos brillantes—.
se me ocurrirán algunas preguntas. —Entonces, ¿por qué lo haces? Probablemente ya te haya
Ignorándola, Julia trató de seguir su —Porque tienes algo que quiero. Y engañado. O esté planeando
camino, pero Christa se lo impidió. siempre consigo lo que deseo. hacerlo.
Ella resopló con impaciencia. Siempre. —Si no me dejas pasar, pediré
—¿Qué quieres? —Déjame pasar —le ordenó Julia, ayuda. ¿De verdad quieres volver a
—Te crees muy lista. alzando la barbilla en un gesto ponerte en evidencia delante de
—Tú y yo no tenemos nada de que desafiante. todo el mundo? Cuando Christa
hablar. titubeó, Julia aprovechó para
abrirse camino. Dos escalones forman parte del pasado. Nunca Julia jugueteó con su anillo de
antes de llegar al final de la volverá con ellas. casada, moviéndolo con el pulgar.
escalera, se detuvo y se volvió. »Así que si tienes previsto seducir a —Dice que me hará preguntas
—Amor —dijo en voz baja. mi marido, Christa, adelante. Pero durante la conferencia. Supongo
—¿Qué? te lo advierto: fracasarás. que tratará de hacerme quedar
—Te preguntas qué ve Gabriel Se volvió para irse, pero una vez como una idiota.
en mí. La respuesta es amor. Sé más, se detuvo. Paul le rodeó los hombros con el
que ha habido otras mujeres. No es —En una cosa te doy la razón — brazo.
un secreto. Pero esas mujeres no añadió, mirándola por encima del —No puede hacerte quedar
son una amenaza. hombro. como una idiota porque no lo eres.
Christa puso los brazos en jarras. —¿Ah, sí? —preguntó Christa, Mantente firme en tus convicciones
—¿En qué mundo vives? Así despectiva—. ¿En qué? y todo irá bien. —Le dio un último
que amor, ¿eh? Pero ¿tú te has Julia le dirigió una sonrisa cargada apretón antes de soltarla—. Tienes
visto? ¿Por qué iba a querer estar de intención. muy buen aspecto. Mucho mejor
con un ratón soso e insignificante, —Mi esposo es un amante que la última vez que te vi.
pudiendo tener a una tigresa en su excepcional. Es atento, creativo y Julia se estremeció al recordar
cama? absolutamente alucinante. Y esta el día en que se había despedido
—Mejor estar con un ratón que noche, igual que todas las noches, de Paul a la puerta de su
te quiere que con una tigresa la mujer que disfrutará de su apartamento de Cambridge, el
indiferente. —Julia enderezó los naturaleza aventurera seré yo. —La verano anterior. En aquella época
hombros—. Esas mujeres no miró fijamente antes de añadir—. estaba más delgada y mucho más
sabían ver en su interior. No les No está mal para un ratón. triste, pero cautelosamente
importaba que fuera infeliz. Se optimista ante lo que la vida podía
habrían aprovechado de él hasta depararle en Harvard.
que no quedara nada y luego lo —Siento que hayas tenido otro —La vida de casada me sienta
habrían tirado a la basura. encontronazo con Christa —dijo bien.
»Yo lo amo desde que tenía Paul mientras la acompañaba a un Él hizo una mueca. No quería
diecisiete años. Lo amo por pequeño restaurante libanés que no pensar en la vida de casada de
completo, con lo bueno y lo malo, quedaba lejos—. Supongo que ha Julia, porque no podía soportar
con su luz y sus sombras. Por eso venido expresamente para imaginársela durmiendo junto al
está conmigo. Las otras mujeres acosarte. profesor Emerson. Esperaba que
éste se hubiera olvidado de su
afición al BDSM y que tratara a justo por encima de los hombros. — —¿Cómo? ¿Todos?
Julia con el cuidado que se Pensé que así quedaba más Julia asintió.
merecía. profesional. A Gabriel no le gusta. —Estaba a punto de unirlos en
Se le encogió el estómago —Ya me lo imagino. uno solo y empezar a pagarlos
cuando una imagen de Emerson (Por supuesto, Paul no mencionó poco a poco, pero él insistió en
atando a Julia a la cama le cruzó la que estaba de acuerdo con el liquidarlos.
mente. Profesor.) Hizo un gesto con la Paul soltó un silbido.
—¿Te encuentras bien? Te veo un mano izquierda. —Debe de valer un pastón.
poco pálido. —Menudo pedrusco llevas ahí. —Sí. Me ha costado un poco
—Estoy bien. —Paul se obligó —Gracias, lo eligió Gabriel. asimilar estas cosas. Ahora lo
a sonreír—. Es que acabo de «No me extraña que le haya compartimos todo, hasta las
darme cuenta de que el Conejito ya comprado un pedrusco gigante — cuentas bancarias. Yo tenía una
no existe. pensó Paul—. Lo que me extraña pequeña cuenta corriente cuando
—Bueno, ya era hora, ¿no crees? es que no le haya tatuado su nos casamos. Él tenía... más.
—Lo echaré de menos. nombre en la frente.» —¿Y qué tal es la vida en
Ella clavó la vista al frente, en la —Me habría casado con él Cambridge? —Paul cambió de
acera. aunque me hubiera regalado un tema. No le apetecía seguir oyendo
—A veces vuelve, en anillo que le hubiera salido en una en cuántas cosas el Profesor tenía
momentos de tensión. Me tiemblan caja de cereales. —Julia se miró la más que él.
las piernas sólo de pensar en tener mano como si estuviera perdida en —Me encanta. Vivimos tan
que hablar delante de toda esa sus recuerdos—. Me habría casado cerca de Harvard que puedo ir
gente. con él con un trozo plástico atado al andando. Y eso es importante,
—Puedes hacerlo. Imagínate que dedo. Para mí estas cosas no porque no conduzco —admitió
me estás hablando sólo a mí. tienen importancia. avergonzada.
Olvídate de todos los demás. «Exacto. Yo nunca le habría —¿Ah, no? ¿Y por qué?
Paul alargó la mano instintivamente podido comprar un anillo como ése, —Me perdía constantemente y
hacia la de ella, pero rectificó a pero Julia es de esas chicas que acababa en barrios peligrosos. Una
tiempo. son felices con casi nada, siempre noche llamé a Gabriel desde
Disimuló señalándole la cabeza. y cuando estén enamoradas de su Dorchester y casi le dio un ataque.
—Ejem, ¿te has cortado el pelo? pareja.» —También me pagó los Y eso que ya había empezado a
Ella se tiró de uno de los créditos de estudiante —añadió ella usar el GPS.
mechones, que ahora le quedaban con timidez.
—¿Y cómo es que fuiste a parar a —¿Planeas invadir Bagdad? hiciera callar. Se quejó de que le
Dorchester? ¿O sólo Charlestown? —bromeó, estaban amargando la comida y
—El GPS se estropeó. No dándole un golpecito juguetón con declaró que no se debería dejar
reconocía las calles de un solo el hombro. entrar en los restaurantes a los
sentido. Me dijo que hiciera un giro —Muy gracioso. Si no puedo niños que no sabían comportarse
ilegal mientras iba por un paso aparcar en paralelo el Range en público.
subterráneo. Y cada vez me alejaba Rover, ¿cómo demonios voy a La mujer se ruborizó
más de casa. Desde ese día no he aparcar un Hummer? violentamente y volvió a intentar
vuelto a coger el coche. Paul se echó a reír y le abrió la convencer a la niña, pero ésta
—¿No conduces nunca? puerta del restaurante. volvió a protestar, dando patadas a
—No en ciudad. El Range Antes de que pidieran mesa, la mesa.
Rover de Gabriel es difícil de un alboroto en una mesa cercana En ese momento, el maître se
aparcar y siempre tengo miedo de los distrajo. Una niña pequeña, de acercó a ellos.
chocar con alguien. Los tres o cuatro años, con unas gafas —Mesa para dos —indicó Paul
conductores de Boston van como de gruesos cristales, estaba alegremente.
locos. Por no hablar de los golpeando un botón de su libro —¿Cerca de la ventana? —
peatones. musical repetidamente, haciendo preguntó el maître, señalando una
Paul se resistió a la tentación que sonara la misma melodía una y mesa en el extremo opuesto del
de pormenorizar el sinnúmero de otra vez. restaurante.
defectos de Gabriel, prefiriendo Mientras ella seguía —Sí. —Paul se apresuró a seguir al
centrarse en uno. golpeando el libro, Paul y Julia hombre, que los guiaba tras coger
—¿Por qué no te compra un coche miraron a su alrededor. Los demás dos cartas.
para ti? Es obvio que puede clientes no parecían muy contentos. Mientras atravesaban el
permitírselo. Una mujer vestida con recato y comedor, Julia se fijó en que el
—Porque yo quiero un coche con la cabeza cubierta con un señor mayor seguía protestando y
pequeño, un Smart o uno de esos pañuelo, trataba de convencerla de que la niña seguía haciendo sonar
Fiat nuevos. Pero Gabriel dice que que cambiara el libro musical por el libro musical. Se preguntó si la
eso es como conducir una lata de otro. Pero la niña chillaba cada vez niña sería autista. Lo fuera o no, la
atún —respondió ella, suspirando— que intentaba quitarle el libro. actitud del hombre era horrible.
. Quiere que lleve algo más grande, En ese momento, un señor de —¿Tal vez podríamos
¡como un Hummer! cierta edad que estaba sentado cambiarnos con esa niña y su
cerca le exigió al camarero que la madre? —le propuso Julia al
maître—. Si no quieren cambiarse pegada a la ventana y miraba pasar —¿Estás pensando en tener tu
de mesa, no pasa nada, pero tal los coches y los peatones. Se había propia Maia?
vez les guste mirar por la ventana. olvidado del libro por completo. Al oír el nombre de la niña, Julia se
Y la niña podrá jugar con su libro en Julia y Paul estaban sentados a la sobresaltó.
paz. otra mesa, cerca del señor mayor, —No. Ejem, quiero decir, aún no.
El maître se volvió hacia la que se sentía victorioso. Paul la miró con preocupación.
mesa conflictiva y vio que los Pidieron varios platos para —Pareces asustada. ¿Te da miedo
comensales de alrededor compartir y empezaron a beber en tener hijos? Ella bajó la vista.
empezaban a impacientarse. silencio. —No, quiero tener hijos. Pero más
—Si me disculpan... —les dijo, —No me has preguntado si estaba adelante. —Bebió un poco de
acercándose a la madre. de acuerdo —comentó Paul, agua—. ¿Cómo está tu padre?
La mujer y el maître conversaron en sacándola de sus pensamientos. Paul se preguntó si debería
árabe y luego ella se dirigió a la —Sabía que no te importaría averiguar la causa de su inquietud,
niña en inglés: sentarte aquí. pero lo descartó.
—Maia, podemos sentarnos junto a —Es verdad. Además, me —Está bien. Sigo ayudándolo en la
la ventana. ¿Qué te parece? Así alegro de que te hayas ocupado del granja, así que dejé el apartamento
podremos ver los coches. asunto. Estaba a punto de ir a de Toronto. —¿Cómo llevas la
La pequeña miró hacia donde hablar con el tipo ese. Menudo tesis?
su madre le señalaba. Parpadeó idiota. Él soltó una risa burlona.
tras los gruesos cristales de sus Ella se volvió hacia el hombre que —Fatal. Casi no tengo tiempo
gafas y asintió. se había quejado tanto y negó con de escribir. Picton está enfadada
—Maia, di gracias. la cabeza. conmigo. Se suponía que tenía que
El nombre de la pequeña —No sé por qué sigo entregarle un capítulo hace dos
resonó en el restaurante. Al oírlo, sorprendiéndome por la falta de semanas y todavía no lo he
Julia se sobresaltó y se quedó consideración de la gente, pero lo acabado.
mirando fijamente a la niña. hago. —¿Hay algo que pueda hacer?
Ésta miró al maître y murmuró algo, —Pues me alegro. Ya conozco a —No, a menos que quieras
mientras la madre les dirigía una demasiados cínicos. escribir tú mi tesis. Me gustaría
sonrisa a Julia y a Paul. —Yo también. buscar trabajo este otoño, pero la
Poco después, las dos Paul se volvió hacia la madre y la profesora Picton no lo permitirá a
estaban felizmente instaladas en el hija. menos que vea que voy
rincón. La pequeña tenía la cara avanzando. —Suspiró
profundamente—. Voy a tener que cuando reía. Iba a decir algo, pero tantas, compartiendo un despacho
quedarme al menos un año más en lo interrumpió el camarero que les privado con algún compañero?
la granja. Y cuanto más tiempo traía la comida. En cuanto se fue, —Puedes estar seguro de que no.
paso allí, más me cuesta coger el ella preguntó: —Julia comió un poco de uno de
hilo. —¿Estás saliendo con alguien? los platos.
—Lo siento mucho. Paul hizo un esfuerzo para no —¿Sales alguna vez?
Julia dejó el vaso en la mesa y se fruncir el cejo. —Muy poco. Es incómodo, porque
frotó los ojos. —Ali y yo salimos de vez en los demás salen con sus parejas y
—¿Estás cansada? —preguntó cuando. Nada serio. Gabriel no quiere venir.
Paul, preocupado. —Es una buena chica. Le importas. —¿Por qué no?
—Un poco. A veces me duelen los —Ya lo sé —replicó él secamente. —No le parece buena idea hacer
ojos. Probablemente sea estrés. — —Quiero que seas feliz. amistad con alumnos.
Bajó las manos al regazo—. Paul cambió de tema. Paul se mordió la lengua. Con
Lo siento. No quiero que hablemos sólo —¿Qué tal las clases? fuerza.
de mí. Tengo muchas ganas de Julia jugueteó con los cubiertos —Quiere tener un bebé —soltó
saber cómo te van las cosas. —Ya antes de responder: Julia de pronto.
hablaremos de mí luego. ¿Desde —Los profesores son duros y no Inmediatamente se arrepintió de
cuándo te duelen los ojos? tengo ni un minuto libre, pero me haber sido tan indiscreta.
—Desde que me trasladé a Boston. encanta. —Puede que le cueste un
—Muchos estudiantes acaban con —¿Y los compañeros? poco, teniendo en cuenta su
la vista cansada. Deberías Julia hizo una mueca. biología —bromeó Paul. Al ver que
revisártela. —Son muy competitivos. Me a ella no le hacía gracia, cambió de
—No se me había ocurrido. ¿Tú llevo bien con un par de ellos, pero expresión—. ¿Y tú, no quieres?
llevas gafas? no acabo de fiarme de ninguno. —No tan pronto. —Retorció la
—No, yo tomé mucha leche de Una vez, en la biblioteca, me servilleta en el regazo—. Quiero
pequeño. Es buena para la vista. encontré con que alguien había acabar los estudios antes. Tengo
Julia pareció sorprendida. escondido unos textos sobre miedo de no poder doctorarme si
—¿No eran las zanahorias? Bocaccio para que los demás no tengo un niño.
—La leche es buena para todo. pudiéramos usarlos. Agachó la cabeza, arrepentida
Ella se echó a reír. —Vaya. Entonces, ¿nada de de haber sacado un tema tan íntimo
Paul admiró la belleza de quedarte en la biblioteca hasta las en la conversación. Gabriel se
Julia, que se hacía más evidente molestaría mucho si se enterara de
que le hacía ese tipo de hablando—. Sólo es una muestra. —Y lo hace.
confidencias a Paul. Pero La verdad es que nunca he —Entonces, ¿por qué te sientes
necesitaba hablar con alguien. Y prestado demasiada atención a culpable?
Rachel, aunque siempre la estos temas. Probablemente en —Por poner mis intereses por
apoyaba, no se hacía cargo de lo Harvard haya un grupo que pueda delante. Estoy poniendo los
exigente que podía llegar a ser la aconsejarte sobre la mejor manera estudios por delante de su felicidad.
vida académica. de conciliar la vida familiar con la Paul la miró con dureza.
—Lo siento, Julia. ¿Lo has hablado académica. —Si te ama, no será feliz a costa de
con él? —Es que no quería tener que tu felicidad.
—Sí. Me dijo que lo preocuparme de esas cosas Julia recolocó los cubiertos sobre el
comprendía. Pero está ahí, todavía. mantel con precisión milimétrica.
¿sabes? Una vez que el tema ha —Lo entiendo. —Paul negó —No me gusta decirte esto,
salido, ya no puedes volver a con la cabeza—. Julia, ya sé que pero creo que deberías hablarlo de
guardarlo como si no existiera. no es asunto mío, pero no dejes nuevo con él. Dile lo que piensas y
Nervioso, Paul dio golpecitos que nadie te obligue a vivir una vida pídele que espere un poco. —Con
en el suelo con el pie. La que no es la tuya. Si no estás una sonrisa, añadió—: Y si no lo
conversación había dado un giro preparada para formar una familia, hace, dale una patada y tíralo a la
inesperado y, francamente, no dilo. cuneta.
sabía qué decir. Pronto se le Y mantente firme en tu postura. Si Ella lo miró sorprendida.
ocurrió algo. no, no podrás ser feliz. —Paul, no creo que...
—En Toronto había algunas —No creo que tener un bebé con Él la interrumpió.
madres entre las alumnas, pero mi marido vaya a hacerme infeliz — —En serio, Julia. Si tu marido
pocas, la verdad. replicó, a la defensiva. te quiere, tiene que abrir los ojos y
—¿Lograron acabar los estudios? —No, pero tener que dejar los olvidarse de esa mierda de tenerte
—¿Sinceramente? La mayoría estudios sí. Te conozco. Sé lo que encerrada en casa y preñada.
no. Había tipos con hijos también. es importante para ti. Llevas mucho Julia frunció el cejo.
Pero casi todos estaban casados y tiempo luchando por tus objetivos. —No es eso lo que quiere.
sus mujeres se quedaban en casa No lo eches ahora todo por la —En ese caso, no tienes por
cuidando de los niños, o trabajaban borda. —No quiero hacerlo, pero qué sentirte culpable. Eres joven.
media jornada. me siento culpable. Tienes toda la vida por delante. No
»Eh. —Paul esperó a que Paul maldijo entre dientes. tienes por qué elegir entre la vida
levantara la vista para seguir —Pensaba que él te apoyaba.
familiar y el doctorado. Puedes Al ver la preocupación en su cara, —No estoy esperando una
tener las dos cosas. se disculpó. oportunidad entre bastidores. Pero
—Pero yo no soy la única persona —Perdona, soy un idiota. me resulta muy duro verte con él. Y
con sueños. Los suyos también son —No eres ningún idiota. comprobar que sigues envuelta en
importantes. Paul siguió golpeando el suelo con rumores y habladurías. Rumores
—Es posible. —Paul la miró el pie, incómodo. que son culpa suya, por cierto, no
fijamente y bajó la voz—: Me temo —Te dije tonterías en el email tuya... Y, encima, ahora me dices
que, cuando se trata de ti, no soy que te envié antes de que te que te está presionando para que
demasiado objetivo. casaras y luego me negué a ir a la tengáis un hijo, justo cuando
—Lo sé —dijo ella en voz baja—. boda. Ese comportamiento es acabas de empezar el doctorado...
Eres un buen amigo. Gracias. propio de un idiota. ¡Joder! —Negó con la cabeza—.
—No hace falta que me des las Julia abrió mucho los ojos, ¿Cuándo se va a dar cuenta de que
gracias —replicó él con voz ronca. sorprendida. se ha casado con una mujer
—Yo creo que sí. Es muy —Me dijiste que no podías venir excepcional y que tiene que
difícil encontrar un amigo de porque tu padre estaba enfermo. cuidarla?
verdad. Ayer, cuando Christa El movimiento del pie aumentó de —Me cuida mucho. Gabriel no es
empezó a hablar de lo que pasó en intensidad. como tú piensas.
Toronto, me sentí muy humillada. —Es verdad. Mi padre estaba Paul alzó una ceja, incrédulo.
—Ojalá alguien le cerrara la boca enfermo. Pero ésa no fue la razón —Por tu bien, espero que tengas
de una vez por todas. por la que no quise ir. —La miró a razón.
—Gabriel lo intentó. los ojos—. No podía soportar ver —Es voluntario en el Hogar
Discutieron en público y montaron cómo te casabas con él. Italiano para Niños y colabora en
una escena. Suerte que llegó la Al ver su expresión preocupada, labores humanitarias para ayudar a
profesora Picton y amenazó con Paul se echó hacia adelante. los pobres. Ha cambiado.
echar a Christa del simposio. Paul —Sé que estás casada y —Muy humanitario no será si no se
silbó. nunca me entrometeré en tu da cuenta de que su esposa
—Vaya, siento habérmelo matrimonio, pero lo siento, no necesita tiempo antes de ser
perdido. ¿Christa y la Picton en un habría soportado ver cómo te madre.
combate a muerte en una jaula de casabas con otro hombre. —Se da cuenta. Soy yo la que
acero? Podríamos vender —Paul, yo... tengo dudas. Es difícil negarle algo
palomitas. Él la hizo callar levantando una a alguien a quien amas, sabiendo
mano. que puedes hacerlo feliz. —Tras
unos instantes de silencio, añadió— también los tengo. Me daría el Paul apartó la vista, haciendo botar
: Y yo también soy feliz. Tú mismo mundo si pudiera metérselo en el la pierna bajo la mesa.
lo has notado al verme. Sé que bolsillo. Y nunca, nunca me deja
Gabriel tiene defectos, pero yo caer.
15

La ponencia de Paul fue bien Con las manos temblorosas, »Ha de venirse con mis
recibida, aunque en opinión de ella colocó los papeles sobre el condenados, puesto que dio un
Gabriel resultó un poco corta. atril. Sobre el estrado, su menudo consejo fraudulento, y le agarro del
Aunque no lo demostró, sintió una cuerpo parecía aún más pequeño. pelo desde entonces; que a quien
gran satisfacción al ver que Julia y El profesor Patel tuvo que bajar el no se arrepiente no se absuelve, ni
él parecían incómodos al volver de micrófono para que le quedara ante se puede querer y arrepentirse,
la comida, como si las cosas no la boca y se la oyera. pues la contradicción no lo
hubieran salido como esperaban. Se la veía muy joven, pálida y consiente».
Aunque le habría gustado nerviosa. Gabriel se dio cuenta de
preguntarle a ella por los detalles, que se estaba mordiendo los labios ¡Oh, miserable, cómo me aterraba
se contuvo. La saludó y le ordenó mentalmente que dejara al agarrarme diciéndome: «¿Acaso
calurosamente y se sentó a su lado de hacerlo. Cuando lo hizo, se no pensabas que lógico yo fuese?».
durante la presentación de Paul. alegró.
—Guido vivió en Italia desde
Pronto llegó el turno de Julia. Con la mirada fija en los ojos de él,
1220 hasta 1298 aproximadamente.
El profesor Patel, uno de los Julia respiró hondo y empezó a
Fue un destacado gibelino y
organizadores del simposio, la hablar:
estratega militar antes de entrar a
presentó como una prometedora —El título de la conferencia es «El
formar parte de la orden de los
estrella de Harvard. La sonrisa de silencio de san Francisco: testigo
franciscanos hacia 1296. Más
Gabriel se hizo aún más amplia de un fraude».
tarde, el papa Bonifacio VIII lo
cuando vio a Christa removerse »En el canto veintisiete del
convenció para que asesorara de
rabiosa en el asiento. Infierno de Dante, Guido da
manera fraudulenta a la familia
El público estaba compuesto Montefeltro cuenta lo que sucedió Colonna, con la que había tenido
por unos cincuenta académicos en tras su muerte:
problemas.
distintas fases de su carrera. La
Luego cuando morí, vino Francisco, »Le pidió a Guido que
profesora Picton y la profesora
mas uno de los negros querubines prometiera amnistía a la familia si
Marinelli estaban sentadas en la
le dijo: «No lo lleves: no me ésta abandonaba su fortaleza. Él
primera fila, cerca de Gabriel. Los
enfades. así lo hizo, pero sólo después de
tres sonreían para darle ánimos a
que el Papa le asegurara que
Julia.
recibiría la absolución por su de san Francisco, está claro que »Y en ese caso, ¿cómo interpretar
mentira. Como resultado de la fracasó. las palabras de Guido?
intervención de Guido, la familia »Y en ninguna otra parte de La Katherine asintió, con los ojos
Colonna abandonó su seguro Divina Comedia vemos que el mal brillantes de orgullo. El movimiento
refugio para caer en manos de venza sobre el bien. Si la obra captó la atención de Julia. Al
Bonifacio, que los castigó. Más recibe el nombre de "Comedia" es volverse hacia la profesora, las dos
adelante, Guido murió en el porque la narración pasa del caos mujeres se miraron.
monasterio franciscano de Asís. del Infierno al orden del Paraíso. y —Teniendo en cuenta que
»El relato de lo que sucedió se garantiza un final feliz para las Dante está convencido de que las
tras su muerte es épico. Nos almas en el Paraíso. Si una sola almas que están en el Infierno,
imaginamos a san Francisco alma fuera castigada injustamente, están allí porque se lo merecen,
enfrentándose valerosamente a un la historia entera resultaría retomemos la historia de Guido. El
demonio para rescatar el alma de perjudicada. Así que lo que está en demonio ve a san Francisco y le
su hermano franciscano. juego en este párrafo no es poca grita, diciéndole que el alma de
Julia buscó con la vista los cosa. La interpretación que Guido debe estar en el Infierno y
expresivos ojos azules de Gabriel. hagamos de este fragmento variará que si se la lleva estará cometiendo
Cuando sus miradas se cruzaron, el sentido de la obra completa. un robo. Y si es así, ¿para qué fue
ella supo que ambos estaban Julia hizo una pausa y bebió un san Francisco a buscar su alma?
pensando cómo se habían salvado poco de agua con mano Julia hizo una pausa, para que los
mutuamente. temblorosa. asistentes reflexionaran sobre el
—Pero como es habitual en —Según Dante, Dios creó el tema.
los escritos de Dante, las infierno movido por la justicia. —Si repasamos los estudios
apariencias pueden ser engañosas. Virgilio lo menciona cuando explica que se han hecho sobre la obra de
En la vida real, Guido tenía un que las almas de los fallecidos Dante durante los últimos cincuenta
discurso convincente, pero cruzan el río Aquerón para entrar años, encontramos al menos dos
embaucador. Cuando muere, va a en el Infierno empujados por la interpretaciones de este pasaje. La
parar al círculo de los fraudulentos. justicia. Dante parece opinar que primera considera que Guido es
Por esa razón hay que tomarse sus los que habitan ahí lo hacen sincero y que san Francisco va a
palabras con escepticismo. Por justamente; se merecen ese buscar su alma. La segunda cree
ejemplo, la afirmación de que san destino final. Las almas no están en que Guido miente y que se inventó
Francisco fue en busca de su alma. el Infierno por accidente ni por la aparición del santo.
Si llevarse su alma era el propósito capricho divino.
»Yo considero que ambas Julia se agarró al atril con más que la absolución lo libraría de las
opciones son muy extremas. Para fuerza al ver que los asistentes consecuencias de su acto y con
aceptar que la primera empezaban a murmurar. Tenía la ese convencimiento engañó con
interpretación es correcta boca seca como un desierto, pero consejos fraudulentos a la familia
tendríamos que asumir que san siguió hablando con la vista clavada Colonna.
Francisco era ignorante o injusto. Y en Gabriel. »El demonio señala que la
ninguna de estas dos cosas sería —Por mucho que pueda absolución sólo puede llevarse a
razonable. resultarnos reconfortante pensar cabo con el arrepentimiento sincero
»La segunda interpretación que san Francisco bajó del cielo del ser humano. No es posible
sostiene que san Francisco no como si fuera un arcángel para pecar intencionadamente y
apareció por el Infierno pero, en luchar por el alma de Guido, no arrepentirse a la vez. —Julia sonrió
ese caso, el discurso del demonio puede ser cierto. a la audiencia con timidez—. La
no tiene sentido ya que Guido no Los Emerson se miraron. absolución no funciona como un
puede robar su propia alma. —Guido pretendía seguro contra incendios.
»Eso nos deja ante el aprovecharse del compromiso de (En este punto, algunos de los
sorprendente anuncio de una san Francisco con sus hermanos, asistentes, entre ellos Paul, se
aparición de san Francisco, un compromiso conocido por todos, echaron a reír.)
acompañado por una explicación pensando que la gente razonable —Guido se disfraza con el
que suscita incredulidad. Una creería que el santo había ido a hábito de los franciscanos y se
explicación ofrecida por Guido y un buscarlo tras su muerte. Guido protege con una absolución
demonio, ninguno de los cuales es quería que Dante propagara sus preventiva, pero es un farsante.
de fiar. mentiras para que los demás San Francisco tenía que saberlo.
»Creo que para resolver el creyeran que había sido merecedor En realidad, la conducta de Guido
rompecabezas de la aparición de de la atención del fundador de su fue una vergüenza para los
san Francisco, debemos rechazar orden, o que su condena había sido franciscanos.
la explicación de Guido y sustituirla un error. »Aunque san Francisco podría
por otra más acorde con la vida y el »El demonio, para persuadir a haber condenado el pecado de
modo de actuar de san Francisco. san Francisco de que no robe el Guido, permanece en silencio. Él
Según mi teoría, éste apareció y el alma de Guido, le cuenta por qué no puede salvar a Guido. Sólo
demonio lo vio, pero malinterpretó éste se merece estar en el Infierno. puede mirar mientras el demonio lo
el motivo de su presencia. Guido buscó la absolución para su agarra por el pelo y lo arrastra al
pecado antes de cometerlo. Creyó Infierno.
»La fealdad de los gritos del Al apartar la mirada de Christa acostumbrado a engañar presente
demonio y el falso franciscanismo y pasearla sobre los asistentes, una imagen de virtud tan
de Guido contrastan Julia vio que varios de ellos convincente. Pero si recordamos
poderosamente con la callada y asentían y que Paul sonreía las historias que nos han llegado a
piadosa presencia de san entusiasmado. través de los relatos de los
Francisco. Su silencio y quietud se »Guido quería que pensáramos que seguidores de san Francisco,
oponen a la suposición del demonio san Francisco era tan ingenuo que vemos que eso era precisamente lo
de que ha ido hasta allí para robar. creía que él debía ir al cielo, o tan que Guido hacía siempre: ocultar
Es también su silencio lo que nos arrogante como para pensar que sus defectos tras su hábil uso de la
obliga a reformularnos el relato de sabía más que Dios. Quería que retórica.
Guido. creyéramos que el santo se »En conclusión, creo que las
»¿Se habría mostrado tan enfrentó a un demonio pero perdió dos interpretaciones canónicas de
pasivo san Francisco ante una alma porque no pudo ganarlo en un este pasaje están equivocadas.
injustamente condenada? Por combate de lógica. San Francisco se apareció en la
supuesto que no. Pero como Guido »Pero tanto la vida como los tumba de Guido, pero no para robar
no se ha arrepentido de su pecado, actos de san Francisco desmienten su alma.
lo único que el santo puede esas posibilidades. En mi opinión, »Su aparición muestra el
ofrecerle es su compasión acude a la tumba de Guido da contraste entre el franciscanismo
silenciosa y, probablemente, sus Montefeltro para llorar por él y por auténtico y el falso franciscanismo
plegarias. su vida llena de engaño, no para de Guido da Montefeltro. En todo
Julia hizo una pausa, durante la rescatarlo. Al hacerlo, demuestra caso, Dante usa a Guido como
cual buscó a Christa con la mirada. ser una persona compasiva y contraste para que la piedad de san
»San Francisco podría haber misericordiosa. San Francisco no Francisco destaque aún más.
discutido con el demonio. Podría era un ladrón. No usaba engaños ni »Gracias.
haberlo llamado mentiroso por mentiras, ni necesitaba de halagos Julia saludó con una
haberlo acusado falsamente de para hacerse valer. De hecho, la inclinación de cabeza a los
querer robar. Podría haberlo naturaleza del santo queda asistentes, que estaban
acusado de ir difundiendo rumores perfectamente descrita cuando aplaudiendo con un nivel de
sobre él. Pero en vez de luchar Guido dice que está presente pero entusiasmo respetable. Se fijó en
para proteger su buen nombre, callado. que varios académicos
guarda silencio para que podamos »Puede resultar sorprendente intercambiaban opiniones entre sí
oír cómo es el demonio. tal vez que alguien tan antes de encontrarse con las caras
de los profesores Picton, Marinelli y con una especie de energía —Además —siguió diciendo
Emerson. nerviosa mientras todos se ésta— ni siquiera menciona el
Gabriel le guiñó un ojo y ella sonrió preguntaban qué iba a pasar. principio del canto veintisiete, en el
aliviada. —Su trabajo tiene tantas lagunas que Guido le dice a Dante que está
—¿Hay alguna pregunta? — que no sé ni por dónde empezar. diciendo la verdad porque cree que
preguntó, recorriendo el público con Pero empecemos por su Dante pasará la eternidad en el
la vista. «investigación», por llamarla de Infierno y, por lo tanto, no podrá
Durante un momento que a alguna manera —dijo Christa, en contarle a nadie lo que sucedió.
Julia se le hizo eterno, nadie dijo tono despectivo antes de continuar Ese pasaje demuestra que Guido
nada. Al llegar a Christa, vio que —. Casi todos los libros y artículos cuenta la verdad sobre la aparición
ésta parecía confusa y creyó que que tratan sobre este pasaje de san Francisco.
había salido bien parada. aceptan el hecho de que san »Para acabar, si se hubiera
Pero entonces, como a Francisco fue a buscar a Guido. molestado en leer la obra capital
cámara lenta, la expresión de la Algún artículo reciente apunta la del profesor Hutton sobre la
joven cambió y se endureció. posibilidad de que no se organización del Infierno, sabría
Mientras se ponía de pie, el presentara. Pero nadie —Christa que él pensaba que el discurso del
profesor Pacciani la tomó del codo hizo una pausa para dar más demonio era fiable, porque sus
de un modo brusco, tratando de énfasis a sus palabras—, nadie palabras eran históricamente
que volviera a sentarse, pero cree que san Francisco se correctas. Hutton también opinaba
Christa se soltó. presentara en la tumba pero no que san Francisco se había
—Yo tengo una pregunta. para buscar el alma de Guido. O aparecido en busca del alma de
A Julia le dio un vuelco el corazón y éste está mintiendo o dice la Guido.
se mordió el labio sin darse cuenta. verdad. Christa se sentó con una
Como si se tratara de una No puede ser que una parte sea sonrisa orgullosa, esperando la
coreografía, todos los miembros del cierta y otra falsa. La verdad no es respuesta de Julia. Estaba tan
público se volvieron a mirar a como la leche semidesnatada. orgullosa de sí misma que no se dio
Christa. Varios conferenciantes le Varios asistentes se echaron a reír cuenta de la mirada que la
susurraron algo a sus vecinos, con y la joven sonrió con suficiencia. profesora Picton dirigió al profesor
los ojos brillantes. El conflicto de Tragando saliva, Julia miró a Pacciani. Indicaba claramente que
Christa con los Emerson había los asistentes, tratando de leer sus Katherine consideraba al profesor
llegado ya a oídos de casi todos los reacciones antes de volverse hacia responsable del comportamiento de
presentes. La sala empezó a vibrar Christa. su acompañante, y que no estaba
nada satisfecha. Como respuesta, S’I credesse che mia risposta fosse Sintiéndose cada vez más
él susurró algo al oído de Christa a persona che mai tornasse al segura, Julia reprimió las ganas de
gesticulando exageradamente. mondo, questa fiamma staria sonreír y miró a Christa con
Durante unos instantes Julia stanza più scosse; ma però che già seriedad.
se quedó pestañeando, mientras el mai di questo fondo non torno vivo —Dante le advierte a Guido
resto de los asistentes la miraban, alcun, s’I’ odo il vero, sanza tema que piensa contar su historia
aguardando su respuesta. d’infamia ti rispondo. cuando vuelva al mundo. Y éste se
Gabriel se echó hacia adelante la cuenta después de esta
en la silla, como si quisiera Enderezó un poco la espalda. advertencia. Además, sabemos que
levantarse, pero lo repensó al ver la —En este párrafo, Guido dice el aspecto de Dante es físicamente
mirada de advertencia que le dirigía que está dispuesto a contar la distinto del de las almas que
la profesora Picton. Se volvió hacia verdad porque está convencido de habitan el Infierno, así que lo más
Christa y la fulminó con la mirada. que Dante es un alma condenada probable es que Guido supiera que
Murmurando una maldición, Paul se que no podrá repetirle su historia a no estaba muerto.
cruzó de brazos. nadie. Pero la historia de Guido es Christa empezó a hablar, pero Julia
La profesora Picton se limitó a interesada. Le echa las culpas a alzó la mano para indicar que no
asentir. Su cara era la viva imagen todo el mundo. Culpa al Papa, al había terminado.
de la confianza. demonio e implícitamente también —Hay varias pruebas
Julia se retiró el pelo de la a san Francisco de su destino. No documentales que respaldan mi
cara con mano temblorosa. Los hay nada en su historia de lo que interpretación. Hay un pasaje
diamantes de su anillo de deba sentirse avergonzado. La paralelo en el canto quinto del
compromiso reflejaron la luz con el versión que cuenta es tan favorable Purgatorio, en el que el hijo de
movimiento. a sus intereses que sin duda quería Guido cuenta cómo un ángel fue a
—Ejem, muy bien, en primer que la gente la fuera repitiendo. Lo buscar su alma a su muerte. Tal
lugar, empecemos por la afirmación que no quiere es que se note. Por vez la responsabilidad de
de que algunos estudiosos creen eso pronuncia las palabras que acompañar las almas hasta el
que san Francisco fue a buscar el acabo de citar. »Se olvida también paraíso corresponda a los ángeles
alma de Guido, basándose en las de este otro verso: y no a los santos. En ese caso, la
primeras palabras que le dirige a aparición de san Francisco junto a
Ora chi se’, ti priego che ne conte; la tumba se debió a otro motivo.
Dante.
non esser duro più ch’altri sia stato, »Y por lo que se refiere al
Julia leyó los versos en italiano, con se ‘l nome tuo nel mondo tegna
buena pronunciación y voz musical: último punto, el trabajo del profesor
fronte.
Hutton, si se refiere a Fuego y recuperó y protestó, exigiendo su referencia. La ha citado
hielo: el deseo y el pecado en el derecho a repreguntar. correctamente. Un enfoque
Infierno de Dante, su referencia a Los asistentes volvieron a totalmente distinto al que plantea
su opinión es errónea. Aunque no murmurar entre ellos, pero Julia se Emerson en su libro —añadió,
tengo aquí un ejemplar de su libro, fijó en que sus expresiones habían señalando a Gabriel—, pero veo
en el capítulo diez hay una nota al cambiado. Ahora miraban a Julia que no se ha dejado influenciar por
pie en la que afirma que cree que con una especie de admiración él, a pesar de que comparten
san Francisco se apareció, porque muda. apellido.
cree que las palabras del demonio —¿Podemos continuar? Me Los asistentes se echaron a reír y
no van dirigidas a Guido, sino a otra gustaría hacer una pregunta — Gabriel le guiñó el ojo a su esposa.
persona. Pero el profesor Hutton insistió el anciano profesor, fijando —Como ha señalado, resulta
admite que tiene dudas sobre si la mirada en el moderador, que dio asombroso que san Francisco se
san Francisco fue en busca del un paso al frente y se aclaró la presente ante la tumba de un falso
alma de Guido o por alguna otra garganta. franciscano, pero debemos dar por
razón. Eso es todo lo que dice —Ejem, si queda tiempo, le sentado que es cierta o las
sobre el tema. daré la palabra más adelante, palabras del demonio dejan de
Christa se levantó como si señorita. Pero creo que ahora es el tener sentido. Lo que nos deja
quisiera discutir con ella, pero antes turno del profesor Wodehouse. frente a una situación a medias,
de que pudiera decir nada, un El anciano del traje de tweed como la mujer sentada a mi
anciano profesor vestido de tweed murmuró unas palabras de espalda comentaba.
de arriba abajo se volvió hacia ella agradecimiento y se levantó. Tras »Personalmente, no veo el
y la miró despectivamente a través quitarse las gafas, las sacudió en problema. Todas las palabras que
de los cristales de sus gafas de dirección a Julia. salen de la boca de Guido parecen
concha. —Donald Wodehouse, del verdades a medias. La ambigüedad
—¿Cree que podemos seguir Magdalen College —se presentó. y la sofisticación retórica forman
adelante? Ha hecho su pregunta y Julia palideció, ya que el parte de lo que uno espera al
la oradora le ha respondido. De un profesor Wodehouse era un escuchar el discurso de una
modo adecuado, me gustaría especialista en Dante con una persona culpable de dar consejos
añadir. reputación que rivalizaba con la de fraudulentos. Así que estoy de
Christa se quedó descolocada Katherine Picton. acuerdo con casi todo lo que ha
unos instantes, pero en seguida se —Conozco la nota al pie del dicho y, aunque no puedo hablar
libro del viejo Hut a la que ha hecho
por él, creo que el viejo Hut también —¿Quién sabe por qué san Guido con el papa Bonifacio VIII y
lo estaría si siguiera entre nosotros. Francisco hizo lo que hizo? Tal vez sus consecuencias, que pareció
Julia suspiró aliviada y soltó el fue a buscar otra alma a Asís y un dejar satisfecho al profesor
atril que había estado agarrando oportunista fraudulento lo distrajo. Wodehouse. Mentalmente, tomó
con fuerza. Aunque se estaba Los asistentes se echaron a reír. nota de que a éste le había
preparando mentalmente para lo —Sin embargo, tengo una parecido pobre el tratamiento del
que pudiera decir, sus palabras pregunta. —El profesor volvió a tema. Lo ampliaría cuando revisara
hasta el momento la motivaron ponerse las gafas y bajó la vista el artículo para su publicación.
mucho. hacia sus notas—. Me gustaría que Tras responder a varias
El profesor Wodehouse echó un ampliara un poco el tema del preguntas más, el moderador le dio
vistazo a sus notas antes de seguir acuerdo entre Bonifacio y Guido. las gracias a Julia. Unos aplausos
hablando. Creo que lo toca muy por encima y que podrían definirse como
—Ha propuesto una es un asunto que merece más entusiastas llenaron la sala. Varios
interpretación tan válida como atención. de los profesores asentían en su
cualquier otra y, desde luego, Con esas palabras, se sentó. dirección. Cuando el moderador
mucho mejor que las teorías que Julia asintió, buscando invitó a todos a hacer una pausa,
acusan a san Francisco de frenéticamente una respuesta Julia vio sorprendida cómo el
ignorancia o injusticia. Pero seamos adecuada. profesor Pacciani agarraba a
claros: todo es especulación. —Me he centrado en la Christa por la muñeca y se la
—Estoy de acuerdo —admitió aparición de san Francisco, no en llevaba de la sala.
ella en voz baja pero segura—. Y el pecado de Guido. Sin embargo, Julia se acercó a Gabriel, tratando
estoy abierta a sugerencias o a estaré encantada de ampliar la de leer su reacción en la mirada.
interpretaciones alternativas. información sobre ese aspecto. Él sonrió y unió sus meñiques sin
El hombre se encogió de hombros. Julia hizo un resumen breve que nadie se diera cuenta.
pero fluido sobre el encuentro de —¡Qué lista es mi chica! —susurró.
16

Durante la pausa para el café, Julia acuerdo en que les había gustado expresó su sorpresa al enterarse de
charló con el profesor Wodehouse y mucho y en que había respondido que era estudiante y no profesora.
otros asistentes sobre su las preguntas de un modo Mientras su esposa disfrutaba
conferencia. Todos estaban de admirable. De hecho, más de uno del triunfo académico, Gabriel salió
fuera a tomarse el café bajo el sol hacia su antiguo director de tesis—. —Por lo visto, tiene mucho
de Oxford. A la profesora Picton le gustaría que decir sobre mi mujer. Y a mi
Dio gracias por el buen que usted fuera un lector externo mujer. —El tono de voz de Gabriel
tiempo. Luego dio gracias porque la de mi tesis. era cada vez más frío.
conferencia de Julia había salido Gabriel lo miró con frialdad. —¿Qué está haciendo para
tan bien. Se había notado que —Sí, algo me comentó. acallar los rumores? En marzo
estaba nerviosa y, por supuesto, Paul esperó a que el profesor estuve en la Universidad de Los
aún tenía mucho margen de siguiera hablando, pero no lo hizo. Ángeles y la gente comentaba que
mejora, pero teniendo en cuenta —Ejem, ¿y qué le parece la idea? Julia se había tirado a su profesor
que era una estudiante de Gabriel se balanceó sobre los para graduarse y entrar en Harvard.
doctorado de primer año, los talones. Gabriel apretó mucho los dientes.
asistentes se habían quedado —Lo consideraré, señor —Esos rumores son
impresionados. En silencio, elevó Norris. El tema que ha elegido es consecuencia de la lengua
una nueva oración de gracias. bueno y cuando trabajaba para mí ponzoñosa de la señorita Peterson.
A mitad de la misma, Paul se le estaba muy satisfecho con su Me encargaré de ella, se lo
acercó con las manos metidas en trabajo. Si le pedí a Katherine que aseguro.
los bolsillos. asumiera la dirección de su tesis —Sí, no tarde mucho en hacerlo.
Al principio, intercambiaron fue por razones personales. Si no, Gabriel entornó los ojos.
frases de cortesía, pero pronto aún seguiría dirigiéndola yo. —¿Cómo dice?
Gabriel se dio cuenta de que su Paul apartó la vista, incómodo. Paul cambió el peso de pie, pero no
antiguo alumno estaba inquieto. —Julia ha estado muy bien —dijo, se amilanó.
—¿Algún problema? — cambiando de tema. —Ayer, cuando llegué, oí a un
preguntó, con una voz —Sí, es cierto. par de carcamales hablando sobre
engañosamente suave. Suave —Se ha sacado de encima a Julia. Daban por hecho que estaba
como el whisky escocés. Christa con facilidad. muy buena y que por eso la habían
—No. —Paul se sacó las La cara de Gabriel se llenó de invitado.
manos de los bolsillos y se volvió orgullo. —Pues creo que su ponencia
hacia la puerta, pero cuando estaba —Julianne es una mujer admirable. acaba de demostrar que esos
a punto de volver a entrar en el Es más fuerte de lo que parece. rumores no tenían razón de ser. Su
edificio, se detuvo en seco. —Lo sé. —La mirada de Paul se teoría estaba bien expuesta y ha
—Joder —musitó. endureció. sido bien recibida. Y no nos
Enderezando la espalda, se volvió olvidemos de que, aparte de
tirármela (Gabriel hizo un gesto con Entre ambos hombres se hizo —No puede ser la mujer de su vida.
la mano, como si la palabra le un largo silencio. Gabriel tuvo que ¡Es mi esposa!
resultara ofensiva), me casé con hacer un esfuerzo titánico para no —Lo sé.
ella. perder el control. El joven volvió la mirada hacia la
—Puede que sea su esposa, pero El otro fue el primero en apartar la carretera de Woodstock, negando
no se la merece. vista. con la cabeza.
Gabriel se acercó a Paul —Cuando la conocí tenía que —Conocí a una buena chica
amenazadoramente. hablarle en susurros para no católica, bonita y dulce... el tipo de
—¿Perdón? asustarla. chica que puedes presentarle a tus
Éste enderezó la espalda lo —Ha cambiado. Ya no es así. padres. El tipo de mujer que llevaba
máximo que pudo, lo que hizo que —No, no lo es. —Paul encorvó la toda la vida buscando.
superara en altura a su antiguo espalda—. Durante la comida me »La traté bien, nos hicimos
profesor. estuvo hablando de Harvard. amigos, y cuando un idiota se metió
—He dicho que no se la merece. Le encanta el programa de en su vida y le rompió el corazón,
—¿Y cree que no lo sé? estudios. yo estuve a su lado. Lloró en mi
Frustrado, lanzó la taza de café, —Lo sé. —La expresión de jodido hombro. Se quedó dormida
que se hizo añicos sobre la acera. Gabriel se volvió aún más dura—. Y en mi jodido sofá.
Dando un paso más en dirección al sé que la desea. Pero que le quede Gabriel apretó los dientes con
joven, añadió: claro: ella no es para usted. fuerza.
—Cada noche, cuando me Paul le devolvió la mirada. —Cuando acabó el semestre,
duermo con ella entre los brazos, —Se equivoca. se fue a Harvard, como siempre
doy gracias a Dios por habérmela —¿Me equivoco? —preguntó había soñado. La ayudé con el
enviado. Cada mañana, al el profesor, dando otro paso traslado. Le encontré un trabajo a
despertarme, lo primero que hago adelante. Estaban a escasos tiempo parcial y un apartamento.
es dar gracias porque se casara centímetros de distancia y su Pero cuando finalmente le confesé
conmigo. actitud era francamente lo que sentía por ella, cuando por
Nunca seré digno de ella, pero amenazadora. fin le pedí que me eligiera a mí, no
pasaré el resto de mi vida —No es sólo deseo. La amo. Es la lo hizo. No porque no me quisiera ni
intentándolo. mujer de mi vida. porque fuera incapaz de sentir
»Fue su amigo cuando lo Gabriel se lo quedó mirando con nada. Me quería, pero seguía
necesitaba, pero escuche bien lo incredulidad. enamorada del imbécil que le
que le digo, Paul: no me provoque. rompió el corazón.
Paul se echó a reír sin ganas. probablemente se lo seguirá —Si tiene información que quiera
—Un tipo que no le conviene rompiendo una y otra vez, y al final contarme, señor Norris, le sugiero
nada. Que se tira a todas las recibo una jodida invitación para su que la escupa ahora.
mujeres que se ponen en su boda de alto copete en Italia. —Julia se siente culpable por poner
camino; que la trata como si fuera A Gabriel le rechinaron los dientes los estudios por delante de otras
un trapo viejo; que bebe antes de decir: cosas. Gabriel juntó mucho las
demasiado. No me extrañaría que —En primer lugar, ella no es cejas al darse cuenta de lo que
la hubiera seducido sólo para pasar su chica y nunca lo será. No tengo estaba oyendo.
el rato. por qué justificarme ante usted ni —¿Se lo ha dicho ella?
»Que yo sepa, el tipo estuvo ante nadie, aunque por respeto a —Sí y también me dijo que no tiene
saliendo con una profesora mi esposa, que parece apreciarlo, amigos.
aficionada al BDSM, que pegaba a admitiré que me he comportado —Qué oportuno. ¿Se ofreció a
sus alumnos. ¿Quién sabe qué le como un imbécil. Pero ya no soy seguir siéndolo usted?
hará a mi chica? Entonces me ese hombre que ha descrito. No me Paul hizo una mueca.
entero de que él la ha dejado. Y me he acostado con ninguna otra mujer —No, esto no tiene nada de
siento exultante, porque por fin ella desde que estoy con ella y no oportuno. Joder, ¿no lo entiende?
tendrá la oportunidad de estar con pienso volver a romperle el La amo y, a pesar de eso, tengo
alguien que la tratará como se corazón. que escuchar sus preocupaciones.
merece. Alguien que será amable —Bien. —Paul arrastró los Y lo que la preocupa es hacerle
con ella y nunca, nunca, la hará pies a un lado y a otro—. Pues deje feliz. A usted, el imbécil que la
llorar. que termine el programa de abandonó.
»Pero más tarde me entero de estudios. —No me gusta que le haya
que el gilipollas ha vuelto. ¿Y qué —¿Que la deje? —La voz de confiado nuestras intimidades.
hace? Le pide que se case con él. Gabriel bajó hasta convertirse en —Si tuviera amigos, no habría
¡Y ella acepta! un susurro—. ¿Yo tengo que darle tenido que contármelo a mí. De
Paul le dio una patada al suelo, permiso? todos modos, ya he decidido que
frustrado. —Tal vez ella decida dejar los nuestra amistad no puede
—Y ése podría ser el jodido estudios, o aplazarlos. Anímela a continuar.
resumen de mi vida. Encuentro a la continuar. Gabriel se echó hacia atrás,
chica perfecta; pierdo a la chica Los ojos de Gabriel echaban sorprendido.
perfecta por culpa de un imbécil chispas. —¿Ya lo había decidido?
que le rompe el corazón y que —Sí.
—¿Se lo ha dicho? —Eso es muy noble —admitió esto. Su trabajo es muy válido. No
—No podía hacerle eso justo antes Gabriel con un punto de admiración necesita ayudas externas.
de la conferencia. Habría sido cruel. en la voz—. Tal vez debería Gabriel le tendió la mano.
—¿Cuándo piensa decírselo? intentar hacerle cambiar de opinión. Paul se la quedó mirando unos
Paul suspiró hondo. —No puede. instantes antes de acercarse de
—Ése es el problema. No me Paul y su antiguo profesor nuevo y estrechársela. —Gracias.
veo capaz de hacerlo cara a cara. intercambiaron una larga mirada. —De nada.
Cuando vuelva a Vermont le —Lo he juzgado mal, Norris. Lo Ambos hombres
escribiré. —Miró a Gabriel con siento. intercambiaron una mirada que
rencor—. ¿Satisfecho? —No lo hago por usted. Y, recordaba la de dos guerreros tras
—No disfruto viéndola sufrir, a desde luego, no lo hago para que una batalla en la que ambos
pesar de lo que usted cree. —Bajó acepte ocuparse de mi tesis ni para bandos han sufrido graves
la vista hacia la alianza de platino que me escriba una carta de pérdidas.
que llevaba en la mano izquierda—. recomendación. Le diré a Katherine Paul fue el primero en hablar:
La amo. que se lo he propuesto y que lo ha —No voy a inmiscuirme en su
Los ojos de Paul siguieron el rechazado. matrimonio. Pero si me entero de
movimiento de los de Gabriel hasta Y, con una inclinación de cabeza, que le ha vuelto a romper el
el anillo de boda. se dirigió hacia el edificio. corazón, tendremos un problema.
—Su amistad es importante para —¿Señor Norris? —Si le rompo el corazón a Julianne,
ella —siguió diciendo el profesor—. Paul se detuvo y, muy lentamente, me lo mereceré.
Su decisión le dolerá. se volvió hacia el profesor. —Bien —dijo Paul y sonrió—.
—Es hora de pasar página. —Pensaba leer su tesis Podemos dejar de tocarnos ya.
—¿Le dirá la verdad? igualmente. Su amistad con Gabriel le soltó la mano como si
—No pienso mentir. Decirle la Julianne no tiene nada que ver en quemara.
verdad no será fácil, pero lo haré. —Por supuesto.
17

Esa misma tarde, Julia y Gabriel se tenía que hablar con la profesora importaría cancelar los planes. Así
trasladaron al hotel Randolph. Picton a solas y, tras disculparse, que cenaron solos.
Habían quedado para cenar con les preguntó a los Emerson si les
Katherine y Paul, pero éste dijo que
Tras una velada tranquila en el College es un lugar muy especial, —No era un público fácil. Los
elegante comedor del Randolph, aunque las habitaciones son un conozco, no tienen paciencia con
subieron a su suite. poco espartanas para mi gusto. las tonterías.
—¿Estás contenta de que ya Creo que hemos hecho bien en —Ya me he dado cuenta por
haya pasado la conferencia? — repartir la estancia entre el College cómo han reaccionado ante las
preguntó Gabriel, abriéndole la y el hotel. preguntas de Christa. Nunca había
puerta a su esposa. —Tenía esperanzas de ver algún visto algo así. —Julia se
—Muy contenta. —Julia se fantasma de Narnia durante la estremeció.
quitó la chaqueta y la dejó caer visita. —Yo sí. Y cosas peores.
sobre una silla. Sentándose en el —Pues fuera del Magdalen —Me pregunto adónde habrá ido.
borde de la cama, se quitó los será difícil. Aunque me han dicho Gabriel resopló.
zapatos de tacón. que el espíritu del protagonista de —Supongo que Pacciani se la ha
Al ver una chocolatina sobre la la serie Inspector Morse, de Colin llevado. Katherine logró asustarlo.
almohada, la abrió y se la metió en Dexter, visita el bar de aquí abajo. Estaba furioso con Christa.
la boca. Podríamos ir a comprobarlo. Ella miró a su marido con
—En el Magdalen College no nos —Creo que ya he tenido curiosidad.
daban chocolatinas —comentó bastante vida social por hoy. —¿No te parece raro que Paul
Gabriel. Necesito un baño caliente, una no haya querido cenar con
Sonriendo, ella miró hacia el cuarto toalla caliente y meterme pronto en nosotros? Antes parecía que tenía
de baño. la cama. muchas ganas.
—Me he enamorado del toallero —¿Has cambiado de opinión? — Gabriel le acarició la nariz con un
caliente. Necesitamos uno igual en Gabriel alargó la mano para dedo.
casa. acariciarle la mejilla. —Tal vez a Katherine no le gusta
—Veré qué puedo hacer —comentó —¿Sobre qué? alguna parte de su tesis y él
él echándose a reír. —Sobre el doctorado —respondió prefería hablar con ella a solas.
—Pero no cambiaría por nada él, encogiéndose de hombros—. —Tal vez.
las noches que hemos pasado en el Sobre cualquier cosa. —Pero no has respondido a mi
Magdalen. Si algún día volvemos a —Me había preparado bien la pregunta. ¿Has cambiado de idea
Oxford, espero que nos podamos charla, pero soy consciente de que sobre el programa de estudios?
alojar de nuevo allí. he tenido suerte. Los asistentes no ¿Sigues igual de entusiasmada?
—Por supuesto. —Gabriel le venían con las espadas Julia puso la mano encima de la de
besó la coronilla—. El Magdalen desenvainadas. él, presionándola contra su mejilla.
—Ha sido una experiencia —Pero yo me casé contigo. Y Julia acarició la inscripción,
intimidatoria..., pero me alegro de te amo. Tenemos lo que Dante y maravillada.
haberlo hecho. Me gustaría repetir Beatriz no pudieron tener. — Volvió —¿Cómo lo sabías?
algún día. a besarle la cabeza—. Tengo que —¿Cómo sabía qué? —
—Bien, porque creo que vales salir un momento. preguntó él, poniéndole el reloj en
para esto, Julianne. Haré todo lo —¿Estarás fuera mucho rato? la muñeca. Le quedaba justo a la
que esté en mi mano para ayudarte —No lo sé, pero tengo un medida.
a triunfar. regalo para ti para amenizarte la —¿Cómo sabías que lo haría bien?
Ella cerró los ojos con fuerza. espera. —Se sacó una cajita del —Porque tengo fe en ti. —La besó
—Gracias, Gabriel. Significa mucho bolsillo y se la puso en la mano. lentamente antes de salir de la
para mí. Julia leyó la etiqueta: Cartier. habitación con gesto decidido.
—Quiero que sepas que Lo miró con los ojos muy abiertos.
puedes contar conmigo para lo que Gabriel abrió la caja y Julia vio
quieras. Si algo te preocupa, un precioso reloj de pulsera de oro Christa Peterson estaba
háblalo conmigo. Siempre te blanco que brillaba entre pliegues sentada en la gran cama de su
escucharé, te lo prometo —dijo, de seda. habitación de hotel, esperando.
moviendo la mano hasta su nuca. —En reconocimiento al trabajo Había encontrado un sexy corsé
—Sólo quiero que seamos felices. bien hecho. Vas a tener muchas que se ataba a la espalda y lo
—Es lo que quiero yo también, así más oportunidades de presentar tus llevaba puesto con medias, ligas y
que si algún día eres infeliz, dímelo. trabajos. Necesitas un reloj fiable. zapatos de tacón alto, todo de color
Volvió la cara y le besó el interior de Sacándolo de la caja, le dio la negro.
la muñeca. vuelta para mostrarle la inscripción En la esquina había una
—Me pregunto qué pensaría el de la parte trasera: cubitera plateada con una botella
marido de Beatriz sobre las de champán. Una música
atenciones de Dante —comentó Para mi amada con admiración y provocativa flotaba en el aire y
Julia —. Tienes que admitir que su orgullo, tenía preparados una serie de
historia es triste. Beatriz está Gabriel accesorios igual de provocativos
casada, pero tiene al poeta (incluidas unas esposas) sobre la
siguiéndola a todas partes y —Un Timex es un reloj fiable. Esto mesilla de noche.
escribiendo sonetos sobre ella. es otra cosa —protestó ella, a Miró la hora en el caro reloj
Gabriel la sujetó con más fuerza. punto de echarse a reír. —Te lo que llevaba desde el día que perdió
mereces, te lo aseguro. la virginidad, resistiéndose a pensar
en lo que Giuseppe le había dicho su cama, entre sus brazos, dentro veces y luego cada uno seguiría su
la noche anterior. Sus palabras se de su cuerpo. camino. Y tendría la satisfacción de
habían acercado demasiado a la Por fin. saber que su tasa de éxito en
verdad. Los hombres nunca la seducción seguía siendo del cien
En vez de eso, se centró en lo rechazaban. Y a pesar del extraño por cien.
que estaba a punto de suceder. Por apego que Gabriel parecía sentir Alguien llamó a la puerta.
fin iba a conseguir lo que llevaba por su sosa e insignificante Tratando de contener su
tanto tiempo deseando. Iba a tener mujercita, seguía siendo un entusiasmo, Christa se levantó y se
al profesor Gabriel O. Emerson en hombre. Follarían unas cuantas dirigió a abrir.
18


Has estado maravillosa —susurró sobre los hoyuelos que tenía justo —Me da miedo no ser lo
Gabriel, acariciándole encima del trasero. suficientemente atrevida en la
perezosamente la espalda con el —Me ha gustado. cama.
dorso de los dedos. —¿Pero? Gabriel se habría echado a
Ella se abrazó a la almohada, —Nada que objetar. reír, pero la vio tan seria que no osó
escondiendo la cara. Estaba —Entonces, ¿por qué te escondes? y se forzó a adoptar una expresión
tumbada boca abajo, con lo que la Ella se encogió de hombros. solemne.
espalda le quedaba gloriosamente Gabriel la obligó a ponerse de lado. —Es una preocupación
expuesta. —Estás segura. Te lo extraña, teniendo en cuenta lo que
Él notó con preocupación esa prometo. Entre mis brazos siempre hemos estado haciendo estas
muestra de timidez antes de estarás segura. Igual que en mi últimas horas. —Tenía la mano
inclinarse para besarle la curva del cama. Siempre. —Le levantó la apoyada en su culo, pero resistió el
hombro. barbilla con un dedo—. Dime algo. impulso de apretárselo.
—¿Cariño? Ella apartó la vista. Ella sopló para apartarse un
—Gracias. —Julia se movió un —No quiero sacar viejos temas, mechón de pelo de la boca antes
poco para mirarlo a los ojos. pero a veces me preocupo. de hablar.
—¿Qué te ha parecido esa —¿Sobre qué? —No había podido contártelo
postura? —Le apoyó una mano antes, pero Christa me ha abordado
justo antes de la comida con Paul.
Los ojos de Gabriel brillaron de —Hay algunas atrevidas parecen más desagradables que
enfado. aventuras que viví antes de acostarse con una mujer en contra
—No quiero oír el nombre de esa conocerte que no desearía volver a de su voluntad.
mujer mientras estemos en la experimentar nunca. Gabriel se quedó callado un
cama. Julia hizo una mueca al acordarse momento, mientras le acariciaba la
—Lo siento —se disculpó ella, de la profesora Dolor. mejilla con el pulgar.
apoyando la cara en la fina capa de Con un dedo le recorrió la —Y, en tu caso concreto, no
vello que cubría el pecho de línea del cuello, arriba y abajo, se me ocurre nada más angustioso
Gabriel. arriba y abajo, muy suavemente y que mirarte a los ojos y ver en ellos
—¿Qué te ha dicho? añadió: dolor o arrepentimiento.
—Que merecías estar con alguien —Hay otras aventuras que no Se inclinó hacia ella hasta que
más atrevida en la cama. me importaría probar contigo si sus bocas se unieron en un beso.
—No escuches las mentiras de esa estás de acuerdo. Nuestra cama es Durante unos segundos, se
víbora. un lugar para disfrutar. Mi mayor olvidaron de todo lo que no fuera la
—Le he dicho que lo que tú te preocupación es complacerte y dulzura de su abrazo.
mereces es amor y que eso es lo obtener placer a tu lado, pero —¿Aún sientes vergüenza?
que yo te doy. nunca a tu costa, te lo garantizo. No —No. —Julia juntó las
—Qué gran verdad. —Deslizó debe preocuparte pensar que piernas—. Aunque me pregunto
la mano hasta la nuca y comenzó a podría abandonarte si me dices que qué clase de aventuras tendrás en
masajeársela—. Entonces, ¿por no. Siempre puedes decir que no, la cabeza.
qué estás preocupada? ¿queda claro? —Confía en mí, Julianne, y te
—Porque no quiero perderte. —Sí. —Julia respiró hondo. las mostraré. —Tumbándola de
Esta vez, él no pudo contener la —Bien. Pues si algún día te espaldas en la cama, le levantó los
risa. propongo algo nuevo y no te brazos por encima de la cabeza y le
—Pues me temo que estamos apetece probarlo, me lo dices. acarició el cuello con los labios.
en una competición, porque yo —¿En serio? —Ella lo miró como si
también pienso hacer todo lo que quisiera leer en su interior con sus
esté en mi mano para no perderte a enormes ojos. A la mañana siguiente, los
ti. Gabriel le dirigió una media sonrisa. Emerson se quedaron dormidos, a
—Bien. —Julia se acurrucó entre —Puede que trate de pesar de sus intenciones de
sus brazos. seducirte para hacerte cambiar de levantarse temprano para visitar el
opinión, pero pocas cosas me museo Ashmolean. Gabriel fue el
primero en levantarse. Tras darle experiencia. Una vez había sido (Habían amado y habían hecho lo
un suave beso a Julia, se metió en esclavizado por él, había caído que habían querido varias veces la
el baño. prisionero, como un animal en una noche anterior.)
Después de ducharse y afeitarse, trampa. Incluso ahora, con su Gabriel contempló los restos
volvió a la habitación con sólo las esposa, había veces en las que del encuentro: fresas y trufas para
gafas y una toalla a la cintura. deseaba olvidarse de todo y los dos, champán para Julia y agua
Julia seguía durmiendo. perderse en el sexo para volver a con gas para él. El conserje había
Él la miró con satisfacción. La encontrarse en su interior. sido muy amable cuando Gabriel se
había dejado agotada la noche Julia podía ser igual de voraz y había presentado en la recepción
anterior, gracias a una excepcional apasionada. Su confianza en él la en un impulso, en plena noche.
serie de orgasmos. El pecho se le volvía atrevida y la pasión que Recogió la ropa que habían
hinchó de orgullo. sentía la convertía en una amante dejado tirada. Primero la de Julia,
Se había pasado la noche entusiasta. Su experiencia se sonriendo al ver el corsé y las
instruyéndola en actividades que limitaba a lo que Gabriel le había minúsculas braguitas que llevaba
hasta ese día nunca había enseñado, pero eso no lo debajo del decoroso traje. Sabía
practicado. No podía evitar un molestaba, todo lo contrario. cómo provocarlo sin desprenderse
sentimiento primitivo de posesión. Parecía que cada encuentro estaba de su modestia innata.
Era él quien la guiaba; era él quien lleno de novedades. Luego colgó su traje y vació
compartía su placer. Pero ese No sabía cómo hablarle a Julia los bolsillos. Algo blanco se cayó al
sentimiento iba acompañado de de los sentimientos que le suelo. Se agachó a recogerlo. Era
otro de ternura, la ternura que le despertaba sin sacar a colación los una tarjeta de visita, con unos datos
despertaba que ella confiara en él. fantasmas del pasado. Pero las impresos:
Sus encuentros eran siempre diferencias entre su esposa y sus
apasionados, llenos de amor. antiguas amantes eran evidentes y Christa Peterson, máster en
Gabriel la observaba Gabriel trataba de transmitirle lo Artes
constantemente mucho que lo complacía, no sólo de
para percibir cualquier señal de palabra sino también de obra. Estudiante de máster
duda y actuar en consecuencia. Al Tanto dentro como fuera del Departamento de Italiano
saber que estaba segura, Julia se dormitorio, seguían la máxima de Universidad de Columbia
entregaba totalmente. san Agustín: «Ama y haz lo que
El sexo podía ser muy quieras». Email: cp24@columbia.edu Tel.
absorbente. Lo sabía por propia (212) 458-2124
Gabriel la leyó disgustado antes de placer incomparable y Christa había las marcas de los dedos que se
darle la vuelta. En el dorso, escrito tratado de arrebatársela. Su lujuria habían clavado en su piel.
a mano, decía: se había convertido en envidia y Tenía un aspecto terrible.
traición. Había conspirado para La noche anterior había
Hotel Malmaison, habitación 209. arrebatárselo a Julia y para abierto la puerta esperando
Esta noche. convertirlo a él en un adúltero. encontrar al profesor Emerson,
«Menos mal que Julia no encontró pero en vez de él, apareció
Soltando una maldición, Gabriel la tarjeta.» Giuseppe, borracho y furioso.
arrugó la tarjeta y la tiró a la Confiaba en que, si la hubiera Le había dado un empujón
papelera. encontrado, le hubiera pedido para entrar y había cerrado la
Christa debió de metérsela en explicaciones, en vez de ir a puerta con pestillo, sin parar de
el bolsillo el día anterior. Sin duda contárselo a Paul. decir que ella iba a costarle el
la había escrito antes de hablar con Un escalofrío le recorrió la puesto en América. Hablaba en
él. Tenía que haber planeado su espalda. La carrera de Julianne, italiano, arrastrando las palabras.
seducción con antelación. Puede que justo empezaba a despegar, Cuando Christa se quejó, se
que hubiera viajado a Oxford era algo frágil y precioso, igual que volvió aún más agresivo y exigió
exclusivamente con ese fin. su matrimonio. Y no iba a permitir saber a quién pretendía seducir en
Eso explicaba buena parte de que nada ni nadie los amenazara. la habitación que él había pagado.
su conducta. Su objetivo siempre Fue a buscar el teléfono móvil En cuanto ella pronunció el nombre
había sido él, no Julia. Sus actos y se dirigió al cuarto de baño, de Gabriel, él le dio un bofetón.
habían sido premeditados para marcando el número de John Nunca le habían pegado
atraparlo, aprovechándose de su Green, su abogado. antes. Y no era lo único que había
necesidad de proteger a su esposa. experimentado por primera vez esa
No contenta con eso, había noche. Bajó la vista al sentir dolor
provocado a Julia, sugiriendo que En el hotel Malmaison, en el entre las piernas. No había dado su
no iba a ser capaz de conservarlo a castillo de Oxford, Christa se consentimiento. No había dicho que
su lado, como si estuviera segura miraba en el espejo del baño. Se sí a nada de lo que le había hecho.
del resultado de su seducción. llevó una mano temblorosa a los La ternura de Giuseppe había
A Gabriel se le encogió el labios, acariciando la zona desaparecido por completo.
estómago. Se acercó a la cama ensangrentada. Encogiéndose de Furioso, le había arrancado la ropa
donde Julia dormía tranquilamente. dolor, examinó el moratón que le y la había empujado hasta la cama.
Habían compartido una noche de estaba apareciendo en la mejilla y La había insultado, había
maldecido a Gabriel y a ella y, Volvió al dormitorio en silencio reloj Baume & Mercier se había
cuando Christa había tratado de para asegurarse de que Giuseppe quedado en la mesilla de noche.
defenderse, la había vuelto a seguía durmiendo. Cuando oyó sus Estaba a pocos centímetros de la
golpear. ronquidos, supo que había llegado cabeza de él.
Al recordar los detalles de la el momento. Quería recuperarlo. Ese reloj tenía
agresión se tambaleó hasta la taza Se vistió rápidamente con lo un gran valor sentimental para ella.
del váter, donde vació el estómago. primero que encontró, sin Al acercarse a la cama, la
Al acabar, se apoyó en el preocuparse de que los colores respiración de Pacciani se volvió
lavamanos y bebió un vaso de combinaran. Echó sus cosas en la más superficial. Con un gruñido, se
agua. maleta de cualquier manera, volvió en su dirección.
Creía que tenía el control de la dejando la lencería rota en el suelo. Christa echó a correr hasta la
situación. Ella decidía con quién Al oírlo respirar profundamente, se puerta y se marchó, dejando el
follaba y qué debían darle a detuvo aterrorizada. reloj.
cambio. Ella era la que despreciaba Giuseppe murmuró algo en sueños, Al entrar en el taxi que iba a
a sus amantes. Pero la noche pero en seguida siguió roncando. llevarla a la estación, empezó a
anterior le habían arrebatado ese Christa localizó el bolso y el planear su venganza. El profesor
dominio. pasaporte y los cogió, igual que el Gabriel O. Emerson y su joven
Y no era lo único que le había abrigo. Cuando estaba llegando a esposa Julianne habían
arrebatado. Hizo un esfuerzo por no la puerta, se dio cuenta de que el desaparecido ya de su mente.
echarse a llorar de rabia y
frustración.
19


Siento no haber ido a tu graduación —Te busqué todo el rato. Estaba cabeza—. Iré a tu próxima
en Toronto —comentó Gabriel, segura de que asistirías. graduación. —¿Me lo prometes?
cogiendo a Julia de la mano, —No habría podido estar allí —Por supuesto.
mientras recorrían el museo sin acercarme a ti. Y no podía Ella alzó la cara para besarlo en los
Ashmolean, que estaba justo hacerlo delante de Jeremy y del labios.
enfrente del hotel Randolph. decano Aras. —Gabriel negó con la —Gracias.
Siguieron visitando el museo —Un momento. No he terminado. —¿Tan repulsiva te resulta la
en silencio, deteniéndose para —Date prisa —protestó él, idea de tener un hijo conmigo? —
admirar algunos de los objetos acercando los labios a los de Julia De repente la expresión de Gabriel
expuestos. Cuando se detuvieron hasta que quedaron casi pegados. se había vuelto dura como la
delante de una pintura medieval —Es importante —lo reprendió piedra.
que representaba a santa Lucía, ella—. Rachel y Aaron quieren que —Por supuesto que no —
Julia se acordó de Rachel. encendamos una vela por ellos en respondió ella, enlazando los dedos
—Tu hermana me ha enviado un Asís. Quieren que recemos para con los suyos—. Pero me cuesta
email. Quería saber cómo había ido que Dios les mande un bebé. pensar en niños cuando tengo la
la conferencia. —Creo que las oraciones de cabeza llena con la conferencia y el
—¿Qué tal? ¿Alguna novedad? ¿El Richard serían más eficaces que programa de doctorado.
bebé ya está en camino? las mías. Lo haré, pero no será lo —No es una cuestión de todo o
—No, pero no porque no lo único que pida. nada, Julianne. Nunca te pediría
intenten. Los ojos de Gabriel brillaban que renunciaras a tus sueños.
Gabriel arrugó la nariz. de esperanza, como si el deseo Creo que te lo he demostrado ya —
—No necesitaba esa información. que albergaba su alma fuera un se defendió con voz glacial.
—Estoy segura de que Rachel tesoro muy valioso. —Así es y te recuerdo que tu
tampoco necesitaba tener una Julia se dio cuenta, pero no sacrificio nos causó mucho dolor a
parecida de ti, pero bien que se dijo nada. Acababa de celebrar su los dos.
alegró cuando le conté que éxito en el ámbito académico justo —Bien visto. —Él la soltó y señaló
habíamos consumado nuestra el día antes. Y ahora él soltaba hacia el vestíbulo—. ¿Nos vamos?
relación. indirectas sobre tener un bebé. La —Gabriel. —Julia le apoyó
—Me cuesta creerlo —susurró él, esperanza que reflejaban sus ojos una mano en el brazo—. Ya te dije
empujándola hacia un rincón la hizo sentir dolorosamente antes de casarnos que la idea de
oscuro. culpable. tener hijos de ojos azules contigo
—Dice que está deseando que La mirada de Gabriel se apagó. me hacía muy feliz. No he
llegue el fin de semana de Acción —¿Por qué me miras así? — cambiado de opinión.
de Gracias para venir a vernos a preguntó, soltándola. —Entonces, ¿por qué no
Cambridge. —¿Cómo te miro? podemos hablar de ello? Por el
—Cállate un poco. Estoy tratando —Como si te repugnara. amor de Dios, Julianne, si
de besarte. —Eso es un despropósito. —Julia planeáramos ir a África,
Julia se echó a reír. se obligó a sonreír. hablaríamos sobre el asunto. Si
tuviéramos planes de construirnos feliz, dando por hecho que también consentir que nadie hable así de mi
una casa, lo hablaríamos. ¿Por qué te hace feliz a ti. Podemos hablar esposa.
no podemos hablar sobre tener un sobre el futuro sin tener que Ella asintió.
bebé? cambiar de planes en el presente. —Bien. —Tomándola de la
—Porque no puedo decirte »Crear una familia es una mano, Gabriel siguió andando—. Si
que no. Es imposible negarte nada decisión importante, sobre todo no recuerdo mal, me estabas
cuando me miras tan feliz y teniendo en cuenta nuestro historial hablando del mensaje de Rachel.
esperanzado —reconoció ella, con familiar. Sé que tú también has —Sus palabras exactas han
los ojos llenos de lágrimas—. No pensado en ello. Sólo te pido que sido: «Estoy usando todos los
soporto ser yo la persona que se hablemos del tema de vez en recursos a mi alcance. Tengo a
interpone entre tus sueños y tú, cuando. Desde luego, no hace cristianos, musulmanes, judíos... y
como si fuera una mujerzuela con ninguna falta que sea ahora. Siento hasta a un seguidor de Zaratustra
el corazón de hielo. haber sacado el tema justo rezando por mí».
—Cariño —murmuró, después de la conferencia. Gabriel la miró sorprendido.
abrazándola con fuerza—. Nada Prométeme que lo hablaremos más —¿Rachel conoce a un
podría estar más lejos de la adelante, aunque sólo sea en seguidor de Zaratustra? ¿Cómo
realidad. —Le levantó un poco la líneas generales. puede ser? El zoroastrismo tiene
melena para acariciarle la nuca —Por supuesto, Gabriel. Lo que menos de doscientos mil
cariñosamente—. No estamos en el pasa es que el tema me pone seguidores en todo el mundo.
mejor sitio para mantener esta nerviosa. —Pues una de ellas es compañera
conversación, pero te aseguro que —Entonces tendré que de trabajo de Rachel. ¿Y tú cómo
no es así como te veo. esforzarme más en buscar un sabes cuántos hay?
»Te dije que esperaría a que momento adecuado y no sacarlo —Lo busqué en Wikipedia.
te doctoraras y lo mantengo. Te por sorpresa. Pero no quiero volver Mantuvo la expresión digna unos
entiendo perfectamente. Ayer, a oír hablar de mujerzuelas ni de segundos antes de guiñarle un ojo.
durante la conferencia, estuviste corazones de hielo. —No crea nada de lo que lea en
fantástica. Nunca me había sentido Se echó hacia atrás para mirarla a Wikipedia, Profesor —dijo Julia
tan orgulloso de ti. —La besó con los ojos. entonces.
delicadeza debajo de la oreja—. —Ninguna de esas —No podría haberlo
Cuando saco el tema de la familia, descripciones se ajustan a la expresado mejor, señorita
te juro que no trato de presionarte. realidad y te advierto que no voy a Emerson. Alguien escribió un
Sólo hablo de ello porque me hace artículo sobre mí y el contenido era
jodidamente escandaloso. —La mirada de Gabriel hizo que se —Así que tal vez las calumnias no
¡Follaenciclopedias! ruborizara aún más. son tan preocupantes como
Gabriel la besó dulcemente —Le he pedido a John Green que creíamos. —Las calumnias son
pero con firmeza, antes de oír unos le envíe a Christa una carta para muy peligrosas. Recuerda la cita de
pasos que se acercaban. Alguien que desista de su actitud. Otelo:
carraspeó. —¿Crees que es buena idea?
Un guardia de seguridad estaba a —John cree que sí. Es un Quien me roba la bolsa, no se lleva
medio metro de distancia. disparo de advertencia para nada de valor... Pero el que me
—Circulen —les ordenó, recordarle que no estamos arrebata el buen nombre roba algo
fulminándolos con la mirada. dispuestos a permitir que nos que a él no lo enriquece, pero que a
—Disculpe —se excusó difame. Esa mujer es una amenaza. mí me empobrece.
Gabriel, aunque no sonaba Julia respiró hondo y contuvo el
—Sí, creo que te la he oído
arrepentido en absoluto. Rodeando aliento antes de soltar el aire
citar alguna vez. ¿Crees que
la cintura de Julia con un brazo, la lentamente.
puedes conseguir que Christa deje
llevó hasta el siguiente pasillo. —La conferencia fue mejor de lo
de hablar de nosotros?
—Tenemos que ser más discretos que esperaba.
Gabriel la miró con resignación.
—comentó ella, ruborizándose. Él se llevó la mano de ella a los
—No lo sé. Pero en vista de su
—Lo que tenemos que hacer labios.
actitud en la conferencia, tenía que
es encontrar un rincón más oscuro. —Estuviste excepcional.
hacer algo.
20

Julio de 2011 negra fluía sobre el caro sobre color una sonrisa de satisfacción se
Minneapolis, Minnesota crema. formó en su hermosa cara. Tras
Había tenido que buscar su cerrar el sobre, se arregló para ir a
La caligrafía de Paulina Gruscheva dirección. Milagrosamente, venía tirar la carta a correos. Iba a
era vigorosa y sofisticada, como en la guía telefónica de Cambridge. llevarse una sorpresa.
ella misma. Escribía con una pluma Mientras miraba las letras y los
estilográfica Montblanc y la tinta números que acababa de escribir,
21

Julio de 2011 Italia Gabriel el día diecisiete de julio, con colocó unas cuantas entre las
una visita especial a los Museos sábanas de la cama.
Julia y Gabriel se despidieron de Vaticanos. Sin embargo, hubo una Cuando se despertó al día
Katherine, de Paul y de Oxford sorprendente ausencia de sexo siguiente, Gabriel se había ido. No
unos días después de la museístico. se extrañó. El sol ya estaba alto y
conferencia. Las últimas palabras (Ni siquiera Gabriel se sintió sus rayos entraban por el balcón.
que Julia intercambió con su amigo inclinado a rendirse a la tentación Alargó la mano y notó que las
fueron especialmente incómodas. dentro del Vaticano.) sábanas estaban frías. Sobre la
Conociéndole, ella se dio cuenta de Pasaron varios días en Asís, almohada, que olía a colonia
que algo iba mal, pero cuando le donde rezaron y encendieron velas Aramis mezclada con lavanda,
preguntó qué pasaba, él murmuró en la cripta de San Francisco. encontró una nota:
algo sobre ansiedad por la tesis. Aunque Gabriel y Julia no se
Cuando le dio un abrazo de contaron sus plegarias, ambos Buenos días, querida:
despedida, la estrechó con un poco supusieron que rezaban el uno por Dormías tan plácidamente que no
más de fuerza de lo habitual y el otro, por su matrimonio y por el he querido despertarte.
durante un poco más de tiempo. don de un bebé. He ido a buscar unas cuantas
Cuando Julia le dijo que seguirían Julia, además, rezó pidiendo cosas al mercado de Todi.
en contacto, él asintió en silencio. fuerza y sabiduría. Gabriel pidió Llámame al móvil si necesitas algo.
Ella disculpó su actitud pensando bondad y valor. Ambos rezaron por Te quiero,
que sentía nostalgia de su antigua Rachel y Aaron, pidiéndole a Dios Gabriel
amistad. que bendijera su unión con un hijo.
Mientras tanto, Gabriel distrajo A finales de julio llegaron por Posdata: eres arrebatadora
a Katherine para darles un poco de fin a su casa de Todi, un pueblo de
intimidad. No lo alegró ver a Paul Umbría. La casa, situada cerca de
tan incómodo, mientras trataba de Julia sonrió. Era una nota
un huerto de frutales, tenía una
parecer feliz y despreocupado para sencilla, muy parecida a muchas
piscina cercada, rodeada en un
no entristecer a Julia. otras que Gabriel le había escrito.
extremo por arbustos de lavanda.
Ellos dos viajaron a Roma, Pero en un rincón, casi como una
Las flores perfumaban el aire. Julia
donde celebraron el cumpleaños de ocurrencia de última hora, había
dibujado a lápiz su perfil mientras nuez y Gabriel se apartó como si le Ella se sentó en la encimera de un
dormía. Bajo el dibujo había escrito: hubiera hecho cosquillas—. Gracias salto y empezó a balancear las
Mi Beatriz. por el dibujo. piernas.
No sabía que tuviera talento —De nada. —Lo estoy. Por fin he dejado
para el dibujo, aunque su habilidad —No sabía que supieras dibujar. atrás la conferencia y lo hemos
en otras disciplinas ya dejaba —Querida, me encantaría pintarte pasado muy bien tanto en Roma
adivinar una multiplicidad de si pudiera... con los dedos. como en Asís. Estoy enamorada de
habilidades manuales. El esbozo —Deja de provocarme, mi marido y puedo disfrutar de esta
era bastante bueno. Lo Profesor. Cada vez que pienso en maravillosa casa con él. Soy la
conservaría. Tal vez lo enmarcaría. pintura, me acuerdo de lo que mujer más afortunada del universo.
Sonriendo, bajó los pies hicimos en Selinsgrove. Y me Gabriel alzó mucho las cejas.
descalzos al suelo y se dirigió hacia pongo muy caliente. —Bromeando, —¿Del universo? Hum. Seguro que
el armario. No le apetecía vestirse, Julia hizo un mohín. a los habitantes de la galaxia
así que se puso una de las camisas —Luego me ocuparé de eso, vecina no les gustará oírlo. Ella le
de Gabriel, abrochándose un par de te lo prometo. —Gabriel la soltó y le dio una patada de broma con el pie
botones antes de rebuscar en los dedicó una sonrisa ladeada—. Me cubierto por el calcetín de rombos.
cajones unos calcetines. gustan tus calcetines. —Eres un empollón.
Desde el piso de abajo, le llegó la Ella se miró los pies y flexionó los Volviéndose hacia ella, Gabriel
voz de él. Bajó la escalera con dedos. le agarró el pie y lo levantó hasta
entusiasmo y entró en la cocina. —Los rombos son sexies. que lo tuvo a la altura del hombro.
—Hola. —Gabriel la besó en la —Desde luego. Un amigo me dijo Julia se echó hacia atrás y se
frente mientras dejaba la compra en una vez que los rombos eran el apoyó en la encimera para
la encimera—. Estás muy guapa. diseño de la seducción. mantener el equilibrio.
Cuando lo hubo soltado todo, —Tienes unos amigos muy raros... —¿Qué me has llamado? —
le dio un beso en cada mejilla antes —replicó Julia, negando con la preguntó él, fingiendo estar
de aprisionarla entre sus brazos. cabeza y comiéndose una uva. enfadado, aunque sus ojos azules
—¿Has dormido bien? —preguntó, Gabriel empezó a guardar la como zafiros brillaban divertidos.
posando los labios en su pelo. compra, observándola con el rabillo —Ejem, te he llamado empollón.
—Muy bien. Entre los días en del ojo. Gabriel alzó una ceja.
Asís y la noche pasada, creo que —Se te ve contenta. —¿Ah, sí? ¿Y crees que un
he dormido más que durante los empollón haría esto? —preguntó,
últimos meses juntos. —Le besó la
acariciándole el empeine con Cuando sus dedos se hacia ella y sopló sobre el reguero
pericia. acercaron a la parte de Julia que de saliva que había dejado allí.
Cuando ella suspiró de placer, él le quedaba expuesta, ella empezó a Cuando Julia se estremeció, él
quitó los calcetines y los tiró al respirar aceleradamente. sonrió travieso y recorrió el mismo
suelo por encima del hombro. — —Los empollones no tienen camino con la nariz.
Vamos a comprobar si es verdad fama de ser muy buenos amantes. Levantándose, la besó
que te pones tan caliente como —Gabriel retiró la mano de entre apasionadamente antes de
dices. —Su voz la hizo estremecer. sus piernas y le apoyó un dedo en apartarse con brusquedad. Sin
Gabriel le subió la mano por la la boca. darle tiempo a protestar, se dejó
pierna lentamente, entreteniéndose Cuando ella separó los labios, caer de rodillas frente a ella.
en la corva hasta que ella gruñó. le deslizó el dedo en su interior. —Mmm —murmuró,
—Julianne —susurró él, con mirada Julia se lo rodeó, succionándolo colocándose las piernas de Julia
juguetona. ligeramente para luego soltarlo. sobre los hombros—. Esta
—¿Sí? Gabriel le guiñó un ojo antes de encimera tiene la medida perfecta.
—No te has puesto bragas. usar el dedo húmedo para Supongo que tienes razón al decir
Con un dedo, le acarició la parte acariciarle la parte alta del muslo. que eres la mujer más afortunada
interna del muslo una y otra vez, a —¿Crees que un empollón del universo.
ritmo lento. haría esto? —Gabriel se inclinó
22

La noche siguiente, Julia se pero esa noche se movía muy cama, tirando de ella hasta que se
despertó cuando todavía era oscuro inquieto y maldecía en voz alta. destapó.
y aprovechó para ir al baño. A la Se sentó a su lado. Abrió mucho los ojos y respiró
vuelta, oyó que Gabriel se removía —¿Gabriel? hondo, como si se estuviera
inquieto en la cama, murmurando Él siguió moviéndose ahogando.
palabras que no entendió. desasosegado, alternando las —¿Estás bien? —le preguntó Julia
No la sorprendió. Por norma sacudidas con momentos de en voz baja.
general, él dormía profundamente, letargo. Encendió la lamparita. Gabriel la miró desorientado,
pero algunas noches daba vueltas —¿Gabriel? llevándose la mano al pecho.
sin parar y a veces hablaba en Él murmuró algo. De repente, —¿Es el corazón? ¿Puedes
sueños. Julia no solía hacer caso, empezó a luchar con la ropa de respirar?
—Una pesadilla —respondió él, con evidente que no quería que lo —Lo siento.
voz ronca. tocasen. Al ver que no respondía, le acarició
—Te traeré agua. —Volvió al baño Julia cerró los ojos. Cuando ya la piel suavemente, con gesto de
y llenó un vaso con agua del grifo. estaba casi dormida, le llegó su voz consuelo.
Él bebió sin decir nada. desde la oscuridad. —La golpeaba. No le bastaba
Julia permaneció sentada en el —Estaba con mi madre en nuestro con seducirla y abandonarla. El
borde de la cama, observándolo. apartamento de Brooklyn. La oía muy imbécil también tenía que
—¿Qué soñabas? discutir con mi padre. golpearla.
Se acabó el agua y dejó el vaso en Julia abrió los ojos. —Gabriel —susurró ella—. Sólo ha
la mesilla. —Se oía un ruido fuerte y luego a sido un sueño.
—Un minuto. mi madre llorando. Yo iba corriendo Él negó con la cabeza, con la
Julia tenía ganas de acariciarle a la cocina. mirada aún perdida.
el pelo y apartárselo de la cara, —¿Estaba bien? —No lo creo.
pero le pareció que a él no le —Estaba arrodillada en el suelo. Mi Julia se quedó muy quieta.
apetecía que lo tocaran en ese padre estaba de pie, gritándole. Yo —¿Crees que pasó de verdad?
momento. le pegaba con los puños y Gabriel se cubrió los ojos con las
Gabriel parpadeó y fijó la vista en la le gritaba. Él me apartaba de un manos.
pared. empujón y se dirigía a la puerta. Mi —No creo que ésa fuera la primera
—Con mis padres biológicos. madre se arrastraba tras él, pelea que tuvieron. Ni la única en la
—¡Oh, cariño! —exclamó ella, rogándole que no se fuera. que yo intervine. —¿Cuántos años
tratando de abrazarlo, pero él se Los ojos de Gabriel tenían un brillo tenías?
tensó. frío. El enfado le distorsionaba su —Pocos. Cinco o seis. No lo sé.
Tras unos segundos, Julia se dirigió hermoso rostro. —Eras un niño muy valiente. Hiciste
a su lado de la cama. —Maldito bastardo —susurró con bien en defender a tu madre.
Gabriel permaneció inmóvil. desprecio. Gabriel bajó las manos hasta su
Sin apagar la luz, se quedó sentado —Cariño —murmuró Julia, regazo.
en la cama, con la mirada fija en la moviendo la mano bajo la sábana —No sirvió de nada. Él la
pared. hasta llegar a su cadera. destrozó. ¿Puedes imaginarte en
Ella se deslizó hacia él bajo —Lo odio. Lleva años muerto, pero qué estado tiene que estar una
las sábanas. Quería consolarlo, si supiera dónde está enterrado, iría persona para arrastrarse detrás de
pero él desprendía una extraña a mear sobre su tumba. Ella le un hombre que acaba de
energía a su alrededor. Era apoyó la mano en la cadera.
golpearla? ¿Delante de tu hijo? — —¿No? —¿Lo has hablado con el doctor
Tenía que estar enamorada. —No. He tenido que ocuparme de Townsend?
—No busques excusas. un problemilla femenino. —Brevemente, pero sí, lo
—Gabriel, mírame —dijo ella Tras unos instantes, Gabriel hemos comentado alguna vez —
suavemente. entendió a qué se refería. respondió, acariciándole la espalda
Él se volvió con los ojos brillantes —Oh, ¿te encuentras bien? con la yema de los dedos—. Sé tan
de furia. —Podría estar mejor, pero ya se pocas cosas sobre mis padres...
—Yo me quedé con Simon — pasará. —Entiendo que estés enfadado con
susurró Julia. —Antes ya me ha parecido tus padres, pero no es sano
Gabriel parpadeó y el brillo de sus que estabas un poco sensible — aferrarse a eso.
ojos empezó a apagarse. comentó él, acariciándole los —Lo sé —dijo Gabriel,
—No conocí a tu madre, pero sé lo pechos con suavidad. dejando de tocarla y volviéndose—.
confundida que yo me sentía Ella lo detuvo, agarrándole la mano. En el armario de mi familia tiene
cuando estaba con Simon. —Siento que hayas tenido una que haber horribles esqueletos
—Era distinto... Eras muy joven... pesadilla. escondidos. ¿Me querrías igual si
—¿Cuántos años tenía tu madre Gabriel se volvió para apagar los sacara de allí?
cuando conoció a tu padre? la luz antes de acostarse a su lado. —Te querría en cualquier
—No lo sé —admitió él a Julia oyó que le rechinaban los circunstancia, Gabriel. Te amo. Sin
regañadientes. dientes. condiciones.
—Se enamoró de él. Tuvo un hijo —¿De verdad crees que es un Él capturó su boca durante un
con él. recuerdo y no una pesadilla? instante, pero en seguida se
—Era un hombre casado. —A veces no puedo distinguirlos — relajaron bajo las sábanas,
Julia jugueteó con la sábana que la admitió él. abrazados de lado, como dos
cubría. —¿No es la primera vez que te cucharas.
—No podemos cambiar el pasado. pasa? Cuando Julia estaba a punto de
Sólo el futuro. —Me pasa de vez en cuando. dormirse, la voz de Gabriel sonó
—Siento haberte despertado. — Ahora hacía tiempo que no. junto a su oído. —Gracias.
Gabriel respiró hondo antes de —No me habías dicho nada.
darle un beso en la cabeza. —No lo —No me gusta hablar de ello,
has hecho. Julianne. Mis recuerdos de infancia A la mañana siguiente, Julia
Él se apartó un poco para verle la son vagos, pero lo poco que estaba bronceándose en la piscina
cara. recuerdo preferiría olvidarlo. antes de que el sol calentara
demasiado. Llevaba una pamela saber nada de ella desde hacía cloro, el glorioso dolor en los
grande y un biquini azul muy más de un año. músculos al acelerar el ritmo.
pequeño. Gabriel la había Mejor dejar las cosas como Iba contando largos cada vez
convencido para que se lo estaban. que giraba, cuando la paz de la
comprara durante el viaje que Notó una sombra y, al levantar la mañana se vio interrumpida por un
habían hecho a Belice, antes de vista, lo vio de pie ante ella. grito inesperado.
casarse. Hasta entonces no había Llevaba un bañador negro y una Sacó la cabeza del agua
tenido demasiadas oportunidades toalla en la mano. inmediatamente, buscando a Julia.
de usarlo. Sus brazos y torso Seguía sentada en la tumbona,
Pensaba en la pesadilla que musculosos se contrajeron cuando pero con los pies en el suelo, y
había tenido Gabriel la noche se inclinó para besarla, antes de estaba hablando por el iPhone.
anterior y que los había dejado dejar la toalla en una tumbona y —Ella ¿qué? —Su voz sonaba más
tocados a ambos. No podía evitar lanzarse a la piscina de cabeza. El aguda de lo normal.
imaginarse la escena que le había agua estaba templada y el sol de la Gabriel se apartó el agua de los
descrito: su madre arrastrándose Umbría hacía que bañarse fuera ojos para verla mejor.
por el suelo detrás del hombre que muy agradable. —¿Me tomas el pelo? —Julia
la había dejado embarazada y la Gabriel nadó varios largos, se quedó unos segundos en
había abandonado. Tal vez esa perdiéndose en el sonido del agua. silencio con la boca abierta, antes
imagen — fuera real o imaginada— Un largo y otro. Otro. Y otro. de preguntar—: ¿Para cuándo lo
explicara lo poco que a Gabriel le Cuando hacía deporte, igual que espera?
gustaba verla de rodillas. Incluso durante el sexo, se olvidaba de la Él se acercó a la escalerilla y
entonces, después de varios meses tensión y de las preocupaciones, salió de la piscina. Cogió la toalla y
de matrimonio, era una de las concentrándose sólo en los empezó a secarse sin perderla de
pocas posturas que no podía movimientos. vista.
soportar. Evitó pensar en la pesadilla. —No, no, me alegro mucho.
«O tal vez sea por Paulina.» Estaba casi seguro de que no se Me alegro por los dos. Pero es que
Julia hizo una mueca. No le trataba de un sueño, sino de un me cuesta creerlo. —Aunque su
gustaba pensar en la antigua recuerdo. No era algo razonado, tono de voz era sincero, se notaba
amante de Gabriel y madre de la era casi una intuición, así que dejó que estaba muy tensa.
niña que habían perdido. Pero a de intentar razonar y se centró en Gabriel agitó una mano delante de
menos que éste le estuviera las sensaciones: el sol sobre su su cara.
ocultando algo, no había vuelto a piel, el sonido del agua, el gusto del
—¿Quién es? —inquirió, señalando Julia desconectó el teléfono y se —Pensaba que me querías por mis
el teléfono. reclinó en la tumbona. pechos.
—Mi padre —respondió ella, —¡Joder! —Soy un gran admirador de
tapando el auricular. —¿Qué pasa? todos tus encantos por igual. —
Esta vez fue el turno de —Mi padre se casa. Bajó la mano hasta la goma del
Gabriel de quedarse boquiabierto. —Bueno, ya comentaron que biquini y tiró de él, jugueteando.
Si sus palabras significaban lo que querían hacerlo cuando nos vimos —Ser tan encantador no puede ser
creía que significaban, entonces... la última vez. bueno para la salud, Profesor.
—Entonces, ¿cuándo os casáis? — —Sí, pero es que quieren que sea —Me arriesgaré. ¿Cuándo llegará
preguntó Julia, mirando a Gabriel cuanto antes porque ¡Diane está el bebé?
con las cejas levantadas—. embarazada! —A finales de diciembre.
No lo sé. Lo consulto con él y te Gabriel se aguantó la risa. —¿Estás preocupada? —
vuelvo a llamar. Guau, papá, ha —Ajá. —Se acarició la barba preguntó él, quitándole la pamela y
sido tan inesperado... como si estuviera sumido en sus las gafas de sol para poder mirarla
Se echó a reír. pensamientos—. Una boda de a los ojos.
—Sí, ya me imagino que para ti penalti para Tom, que es, de todos —No, estoy sorprendida. ¡Mi padre
también. nuestros conocidos, el único al que va a tener un bebé! No encendimos
Gabriel le puso una mano en el no creía capaz de marcar un una vela por él en Asís.
hombro en señal de apoyo. Ella se penalti. Diría que es irónico, pero —Pues casi mejor, o Dios le habría
la cubrió con la suya. no sería un uso correcto de la enviado gemelos.
—Sí, claro, que se ponga. —Julia palabra. —Dios no lo quiera.
hizo una pausa—. Hola, Diane. Julia se recolocó las gafas de sol. —Pues si tú estás
Felicidades. —Ya, los profesores de sorprendida, imagínate lo que ha
Gabriel se secó la cara una vez Literatura y su molesta precisión en debido de suponer para él. ¿Cómo
más y se sentó en la tumbona el uso de los términos le quitan la se lo ha tomado?
vecina. —Por supuesto que iremos. gracia a cualquier cosa. —Sonaba contento. Sí, ha
Sólo tenemos que concretar la Gabriel se echó a reír. sido una sorpresa para ellos
fecha. —Por comentarios como ése también, pero no he querido hacer
—Bien. —se interrumpió para besarla— es demasiadas preguntas.
—Por supuesto. Felicidades otra por lo que te quiero, señora —Has hecho bien. Bueno, al menos
vez. Adiós. Emerson. ya sé qué regalarle a Tom por
Navidad.
—¿Qué? —Julia, la hermana mayor —dijo —Efectivamente. Y no es tan
Gabriel sonrió satisfecho. Gabriel, para ver cómo sonaba—. raro. Tu padre ha encontrado a una
—Condones. Con todos los derechos, privilegios mujer joven y atractiva y ahora
Ella puso los ojos en blanco. y responsabilidades. Siempre odié volverá a ser padre.
—¿Cuándo piensan casarse? ser hijo único. Me alegré mucho —Mi padre va a ser padre —repitió
Julia señaló a Gabriel y luego se cuando Scott y Rachel se ella, con una mirada melancólica.
señaló a ella. convirtieron en mis hermanos. —Creo que estás en estado de
—Depende de nosotros. No Aunque él puede llegar a ser muy shock. —Gabriel se levantó—. Voy
quieren hacerlo sin que estemos pesado. a buscarte una copa.
allí, así que tan pronto como —¿Cómo ha podido pasar? —Rachel quiere tener un bebé,
volvamos. Gabriel contuvo la risa. papá va a tener un bebé y
Él frunció el cejo. —Lamento que haga esa nosotros... —Dejó la frase a
—No quiero acortar las vacaciones pregunta, señora Emerson. Es medias.
para ir de boda. evidente que nuestras actividades Gabriel se inclinó sobre ella.
—Tranquilo, tigre. Sólo nocturnas no han sido lo —Míralo de este modo: Un
quieren que vayamos a Selinsgrove suficientemente... memorables. día, cuando nos decidamos,
un fin de semana cuando volvamos. Ella lo fulminó con la mirada. nuestros hijos tendrán muchos
Proponen que les demos varias —Ya sabes a lo que me refiero. Mi amiguitos para que jueguen con
fechas que nos vayan bien antes de padre es viejo. ellos y los cuiden durante las
hablarlo con la familia de Diane. — —No tan viejo. Y Diane es más vacaciones de verano o de
Vas a ser la hermana mayor. joven que él. Navidad.
Ella lo miró sorprendida. —Tiene cuarenta años. Me lo dijo. —Vacaciones de verano. Navidad.
—Voy a tener un hermano — —Una pollita. Joder.
susurró—. Siempre quise tener un Julia lo miró de reojo. —Exacto. —Gabriel sonrió—.
hermano o una hermana. —¿La has llamado pollita? Joder.
23

Ese mismo día, Christa Peterson su cita con la catedrática Lucia tanto internas como externas— y
entró en el Departamento de Barini. Tras escapar del profesor para poner en marcha su plan de
Italiano de la Universidad de Pacciani, había vuelto a Nueva venganza.
Columbia pocos minutos antes de York para curarse las heridas —
Cuando se acordaba de lo que adecuado para hacer algo legales de cada afirmación. La
le había pasado en el hotel realmente dañino. carta amenazaba con nuevas
Malmaison de Oxford no usaba la Por eso, cuando le llegó la acciones en caso de que insistiera
palabra «violación», aunque de noticia de que el profesor Pacciani en su actitud difamatoria hacia
hecho había sido violada. Giuseppe pensaba presentarse para una Gabriel o su esposa, y se reservaba
Pacciani la había obligado a plaza en su propio departamento, el derecho de emprender otras
mantener relaciones sexuales y Christa concertó una cita con la acciones respecto a las
había usado la violencia para profesora Barini. difamaciones que ya se habían
dominarla. Pero por las razones Tan obsesionada estaba con producido.
que fuera, Christa prefería pensar esa venganza, que apenas había —¡Mierda! —exclamó.
en ello como en una pérdida de tenido tiempo para pensar en el Sólo por despecho, una parte
control. Se lo había arrebatado y lo profesor Emerson y en Julianne. De de ella quería escribir una
había usado en su contra. Pensaba hecho, casi se había olvidado de respuesta descarada al bufete y
pagarle con la misma moneda. ellos. continuar con su cruzada para
Pero se aseguraría de que sufriera Como había llegado un poco arruinar la vida de los Emerson.
más. pronto, fue a comprobar si tenía Pero mientras paseaba la vista
Pacciani le había enviado un email cartas en el casillero. Encontró una por los nombres escritos sobre los
con una disculpa poco sincera. Ella que parecía comercial, con el casilleros, se dio cuenta de que
lo había ignorado. membrete de un importante bufete sería una estupidez. Si quería ser
De hecho, había decidido de abogados. Rápidamente, la admitida en el programa de
dedicar buena parte de sus abrió y leyó lo que decía. doctorado y acabar doctorándose,
energías a arruinarle la vida. Le —Maldita sea —murmuró. no podía hacer nada que pusiera al
escribió una larga carta a su El profesor Emerson no departamento en mal lugar.
esposa —en italiano—, contándole hablaba en vano cuando le dijo que (Aparte de que en esos momentos
los detalles de su relación desde pensaba obligarla a cerrar la boca. tenía otro objetivo en su punto de
que era alumna suya en Florencia. Tenía en la mano una orden mira.)
Añadió fotografías (algunas de conminándola a desistir de su Mientras se metía la carta en
ellas, pornográficas) y copias de actitud, en la que se detallaban el bolso, decidió olvidarse de los
antiguos correos subidos de tono. Y varios incidentes de difamación Emerson y centrar toda su atención
por si con eso no bastaba para pública. Cada uno de ellos estaba en destruir la carrera del profesor
complicarle la vida, estaba descrito con todo detalle e iba Pacciani. Para conseguirlo, iba a
dispuesta a esperar el momento acompañado de las implicaciones
tener que sacar su lío amoroso a la Entró en el despacho de la fácilmente manipulable, eso fue
luz. profesora Barini y, representando el exactamente lo que hizo.
papel de estudiante insegura y
24

Al otro lado del Atlántico, Gabriel Julia se echó a reír y se arrebujó Gabriel le tiró de un mechón de
apagó la luz antes de abrazar a contra él. pelo con suavidad.
Julia y empezar a besarle el cuello —Con tanta conversación —Ya me he acostumbrado a tu
con ardor. ingeniosa, Profesor, a veces me corte de pelo. Te queda bien.
Ella se tensó. parece que vivo en una película de —Gracias.
Gabriel se detuvo en seco. Cary Grant. —Aunque también me gusta más
—¿Qué pasa? —Vas a ser la hermana mayor de tu largo.
—No puedo, ¿te acuerdas? familia. ¿Estás contenta? —Volverá a crecer, te lo prometo.
Probablemente habré acabado —Sí. —Julia permaneció en Gabriel se quedó muy quieto.
pasado mañana. silencio unos instantes, acariciando —Yo tengo hermanastros.
—No te estoy besando porque el pelo de su marido—. Quiero que —Oh —dijo Julia, tratando de sonar
espere sexo a cambio. el niño me conozca. Quiero pasar despreocupada.
Ella alzó una ceja en la oscuridad. tiempo con él o con ella. Llevo toda —Cuando mi madre se
—Tengo buena memoria. No me he la vida esperando tener un enfadaba, solía decirme que mi
olvidado de que estás con la regla hermano. padre nos había dejado porque
—replicó él, algo molesto. Julia le —Bueno, de todos modos ya quería más a su familia de verdad.
cogió del brazo. habíamos decidido pasar parte de —¡Qué cosa tan terrible de decirle a
—Lo siento, es que no quería darte las vacaciones en Selinsgrove. un niño! —comentó Julia, muy
falsas esperanzas. Cuando Rachel y Scott aumenten la seria.
—La esperanza es lo último familia, tendremos aún más —Sí. Mi madre estaba perturbada,
que se pierde. Dicen que es eterna. razones para querer estar con ellos. pero era muy guapa. Tenía el pelo
—Su voz se había convertido en un Selinsgrove es el mejor sitio para oscuro, igual que los ojos. Julia lo
susurro ronco. reunirnos todos. miró extrañada.
—Eso dicen. —Me alegro de que Richard —Al parecer, yo he sacado los
—Mañana te lo demostraré. aceptara volver a instalarse en la ojos azules de mi padre. En mis
Eternamente. casa. Así estaremos todos juntos. recuerdos, mi madre es muy alta,
pero en realidad no creo que fuera —Cuando murió, le mandaron una testamento en igualdad de
más alta que tú. caja con sus pertenencias a mi condiciones que sus otros hijos. A
—¿Cómo se llamaba? padre. su esposa le dejó una cantidad
—Suzanne. Suzanne Emerson. —¿Y? considerable.
—¿Tienes alguna fotografía de —Y no tengo ni idea de qué —¿No los conoces personalmente?
ella? hay dentro. Papá la guardó en un Gabriel se echó a reír sin ganas.
—Alguna. También hay alguna foto armario. Supongo que aún la —¿De verdad crees que querían
mía de cuando era un bebé. conserva. Supongo que sería un conocer al bastardo que les estaba
—¡Qué escondidas las tenías! ¿Por buen momento para pedírsela y ver robando su dinero?
qué no me las has enseñado qué hay dentro. —Lo siento.
nunca? —Estaré a tu lado cuando lo hagas. —No me importa. No son mi familia.
—No están escondidas, están —Gracias. ¿Qué más sabes de tu —¿Cómo se llamaba tu padre?
guardadas en un cajón en padre? —Owen Davies.
Cambridge. Incluso tengo el diario —No gran cosa. Recuerdo Gabriel le alzó la barbilla con un
de mi madre. haberlo visto un par de veces, sin dedo.
Julia se quedó con la boca abierta. contar el episodio de la pesadilla. Y, —Te he contado estas cosas y
—¿Tu madre escribía un diario? cuando murió, hablé en unas te enseñaré las fotos cuando
—Sí. Y también tengo un reloj del cuantas ocasiones con su abogado. lleguemos a casa, pero quiero que
padre de mi madre. Lo uso de vez Mi padre vivía en Nueva York, con me prometas que no buscarás más
en cuando. su esposa y sus hijos. Al principio información sobre mi familia.
—¿Has leído su diario? rechacé su herencia, pero cuando, La mirada de Gabriel no era
—No. finalmente, cambié de idea, ellos severa, pero sí intensa. Había algo
—Si entre las cosas de Sharon trataron a toda costa de invalidar el en ella que Julia no logró descifrar.
hubiera un diario, yo lo habría leído. testamento. —Te lo prometo.
Gabriel la miró con curiosidad. —¿Desheredó a su familia? Más tranquilo, apoyó la cabeza de
—Pensaba que no conservabas —No, qué va. Pero un año ella en su hombro.
nada de tu madre. antes de morir me añadió al
25

Agosto de 2011 Paul era jugador de rugby. Un Ella le dio las gracias y se sentó en
Cerca de Essex Junction, Vermont tipo duro. Pero, sin pretenderlo, esa la silla que quedaba enfrente del
menuda mujercita de Selinsgrove, ordenador.
La tarde siguiente, Paul estaba Pensilvania, le había puesto la vida —No has dado señales de vida
sentado a la mesa de la cocina de patas arriba. desde que volviste de Inglaterra.
la granja de sus padres, mirando Había tomado una decisión, —He estado ocupado —
fijamente la pantalla del ordenador. pero ahora que había llegado el replicó Paul, tenso—. Mi directora
Eran casi las siete. momento de llevarla a la práctica, de tesis me está metiendo mucha
Había vuelto de Inglaterra tenía miedo. caña. Tengo que acabar un montón
hacía dos semanas. Cada día se —Esto es ridículo —murmuró. de cosas antes de septiembre. —
sentaba para responder a Julia, Empezó a escribir, pero en ese ¿Qué tal el viaje?
pero aún no había logrado escribir preciso instante, alguien llamó a la Paul bebió un sorbo de café e hizo
nada. puerta de atrás. un ruidito de aprobación.
Los emails de ésta siempre Intrigado, fue a ver quién era. —Muy bien. La conferencia fue bien
eran alegres y animados y el último —Hola —lo saludó Allison, con y además pude hablar con la
no era una excepción. Le había un gran vaso de café del Dunkin’ directora. Allison asintió y agarró el
escrito desde Italia, animándolo a Donuts en cada mano—. He vaso con más fuerza.
visitar los Museos Vaticanos la pensado que te vendría bien uno de —¿Estaba ella?
próxima vez que estuviera en éstos. —Se llama Julia —respondió Paul
Roma. Como si necesitara que lo Al ver que él no decía nada, añadió con brusquedad.
animaran a eso. Y como si incómoda: —Lo sé —admitió ella,
necesitara que le recordara que —¿Estás trabajando en la tesis? No suavemente—. La conocí en esta
estaba casada y recorriendo quiero interrumpirte. —Le dio un misma cocina, ¿te acuerdas?
Europa con su flamante y maduro vaso de café—. Me voy. —Sí, estuvo aquí. —Volvió a beber.
marido, que probablemente pasaba —Espera —dijo él finalmente, —¿Cómo está?
los días tratando de convencerla de aguantando la puerta abierta—. —Está bien. Su esposo también
que tuvieran un hijo. Pasa. estaba allí.
«Cabrón.»
Allison lo miró. Estaba muy Allison agarró el vaso con las dos Allison permaneció esperando
malhumorado y eso no era habitual manos. alguna reacción, pero como no
en él. —No la conozco, pero me llegó, se levantó.
—No se te ve muy contento. parece raro que siga escribiéndote —No hace falta que me acompañes
Paul no respondió. después de lo que pasó entre a la puerta.
—Lo siento —se disculpó ella. vosotros. Parece como si quisiera Su ex novio no hizo caso y la
Paul sonrió sin ganas. darte esperanzas en vano. siguió.
—¿Por qué lo sientes? —Tienes razón, no la conoces — —Gracias por el café.
—Porque no me gusta verte sufrir replicó Paul, fulminándola con la —De nada —dijo ella y salió de la
por ella. mirada. casa.
Él se encogió de hombros, pero no —Dudo que a su esposo le guste. —Por si sirve de algo, lo siento.
lo negó. Él murmuró algo sobre el profesor —Yo también —repuso Allison sin
—Estaba tratando de contestarle un que no sonó demasiado halagüeño. volverse.
email cuando has llegado.

26

Agosto de 2011 Umbría, Italia Una de esas mañanas, estaba —¿Te apetecen huevos o sólo fruta
revisando el correo cuando y queso? También hay bollos de la
Cada vez que Julia se sentaba encontró un email de Paul. panadería. Cuando sus ojos se
frente al ordenador, se sentía Después de leerlo, se echó hacia encontraron, vio que estaba
tentada de buscar información atrás en la silla, asombrada. disgustada.
sobre los padres de Gabriel en —¿Quieres huevos para —¿Qué pasa?
Google. Pero le había prometido desayunar? ¿O prefieres fruta y —He recibido un email de Paul.
que no lo haría y no traicionaría su queso? —preguntó Gabriel desde Gabriel se mordió la lengua
confianza, por mucho que le la cocina, que estaba al lado del para no hacer comentarios sobre el
costara. salón. Follaángeles y su comportamiento.
Al ver que no respondía, se acercó. —¿Qué dice?
Sin palabras, ella señaló la pantalla. trabajo, tendré que quedarme en la —Estuvo enamorado de mí en el
Él se sacó las gafas del bolsillo y se granja un año más. pasado.
las puso para leerlo. Me alegro de que pudiéramos Él le dirigió una mirada solemne.
comer juntos. Me gustó mucho —¿Dejaste de quererme cuando
Querida Julia verte. Había algunas cosas que me fui de Toronto?
Gracias por tu email. Estuviste quería decirte, pero no lo hice, así Julia se mordisqueó una uña.
fantástica en la conferencia y creo que supongo que tendré que —Claro que no.
que manejaste muy bien las hacerlo ahora. —Pues si él está enamorado de ti,
preguntas, sobre todo las de Creo que deberíamos separar lo seguirá estando durante un
Christa. Me dejaste impresionado. nuestros caminos. Tú estás casada tiempo. O durante toda la vida.
La profesora Picton habló muy y yo debo rehacer mi vida. Tal vez —Pero, entonces, ¿por qué no
bien de ti. No suele alabar en el futuro me sea más fácil, pero quiere que sigamos siendo amigos?
demasiado el trabajo de la gente, mientras tanto prefiero que dejemos —preguntó ella, tratando de
así que deberías sentirte muy de escribirnos. comprenderlo.
orgullosa. No te lo tomes a mal, por —Porque es demasiado
Por favor, felicita a tu padre y a su favor, no quiero hacerte daño. doloroso. —Gabriel le acarició la
novia de mi parte. Es un buen tipo. Sigues siendo importante para mí, mejilla—. Si las cosas hubieran sido
Me alegro por ellos. pero lo he estado pensando y creo al revés y fuera yo el que te hubiera
Estoy de nuevo en Vermont. que es lo mejor. Sé feliz, Conejito. perdido, no podría seguir siendo tu
La salud de mi padre sigue Paul amigo. Tendría que amarte desde
mejorando. Gracias por interesarte la distancia.
por él. Le daré recuerdos de tu Gabriel la miró a los ojos. Parecía —No quería hacerle daño —
parte y a mamá también. dolida. susurró.
Quiero cumplir los plazos que —Le envié un par de emails —Estoy seguro de que él lo sabe.
me ha puesto la profesora Picton, diciéndole que me había alegrado —¿Por qué no me lo dijo en
así que mis padres han contratado verlo en Oxford. Ha tardado mucho Oxford?
más personal para ayudar en la en responder y ahora contesta esto. —No quería disgustarte justo antes
granja. Este otoño buscaré trabajo. Gabriel se acuclilló ante ella y le de la conferencia.
Si tengo suerte, podré hacer apoyó una mano en la rodilla. Ella le dirigió una mirada
algunas entrevistas en la —Está enamorado de ti, ya lo desconfiada.
convención de la Asociación de sabes. —¿Tú lo sabías?
Idiomas Modernos. Si no consigo
Gabriel dudó un momento.
—Sí. también me lo cuentes todo. Por estuvo bien, Julianne y lo sabes —
—¿Por qué no me lo contaste? ejemplo, ¿por casualidad hablaste concluyó en tono reprobatorio.
—Por la misma razón por la con Paul sobre dejar Harvard? Ella se lo quedó mirando,
que no lo hizo él. Queríamos que —¿Qué? esperando que perdiera los nervios,
estuvieras centrada en la —Me pegó una buena bronca y me pero para su sorpresa, no lo hizo.
conferencia. exigió que me asegurara de que no (Lo que es una prueba evidente de
Julia echó la silla hacia atrás. abandonaras tus sueños. Julia que el Apocalipsis se acerca.)
—Así que Paul y tú hablasteis abrió mucho los ojos. Gabriel siguió hablando:
sobre mí a mis espaldas. —¿Cuándo te dijo eso? —Yo no comparto nuestros
—Resumiendo, sí. —En Oxford, justo después de problemas con nadie. Tienes razón
—Debiste contármelo. que fuerais a comer. Así que no me cuando dices que raciono la
—Te lo estoy contando ahora. vengas con que tengo muchos información, sin embargo siempre
Francamente, Julianne, pensaba secretos. No fui yo quien se fue a lo hago para protegerte. Siempre,
que habría cambiado de idea. Pero comer con un antiguo amor, ni el siempre, lo hago con amor.
una vez más Paul me ha que le contó sus conflictos La tomó de la mano antes de
sorprendido. conyugales. continuar:
—Vas soltando la información como —Yo no hice eso —susurró. —Traté de convencer a Paul
si fueran vitaminas, en pequeñas —¿Ah, no? ¿Cómo lo llamarías tú? de que no interrumpiera el contacto
dosis. Gabriel la miró con una Julia levantó las manos, pero en contigo. No porque no quisiera que
sonrisa ladeada. seguida las dejó caer a los lados. lo hiciera, sino porque no quería
—¿Vitaminas? —Sólo... salió en la conversación. verte sufrir.
—Ya sabes lo que quiero Estaba preocupada y necesitaba Julia pestañeó para contener las
decir. Tú y tus secretos. —Trató de hablar con alguien. lágrimas.
levantarse, pero él se lo impidió —Ya. ¿Y no se te ocurrió que —Lo que me duele es que no
agarrándola de la muñeca. ya tenías a alguien con quien confíes en mí.
—No tengo secretos para ti. hablar? ¿Alguien que estaba —Confío en ti.
Acordamos no hablar más del mucho más cerca? —No del todo. No sé nada de tu
pasado para mirar hacia el futuro, —Necesitaba tiempo para pensar. familia.
sin embargo, si quieres que te lo —Eso puedo entenderlo. Pero Él apretó los dientes.
cuente todo, lo haré. —Gabriel alzó necesitar tiempo para pensar y —Sabes lo mismo que yo: que
la barbilla con gesto desafiante—. contarle nuestros problemas a otra la familia de mi madre no quiso
Pero entonces te exigiré que tú persona son cosas distintas. No saber nada de ella y que, tras su
muerte, a mí me dejaron con una hijos, algún día te preguntarán por Gabriel suavizó la expresión.
familia de acogida. Que mi padre sus abuelos. Llevándose la mano de Julia a los
nos abandonó. ¿Quieres que Él le soltó la mano. Su cara parecía labios, le besó el dorso de los
investigue a esas personas? ¿Para una máscara de piedra. dedos.
qué? ¿Para descubrir más cosas —Si pudiera borrarlos de mi —Gracias —murmuró.
desagradables? memoria, lo haría. No contaminaré —Tienes razón —susurró ella, con
—Esas personas te crearon, a mis hijos con su recuerdo. lágrimas en los ojos—. No debí irle
Gabriel. Tiene que haber algo en su Julia alzó la barbilla. a Paul con mis problemas, pero era
historia que merezca la pena. Claro —Un hombre tan bueno y mi amigo.
que no quiero que sufras. Pero tu brillante como tú nació de esa Gabriel le apoyó la cabeza en el
familia forma parte de ti. Si tenemos contaminación. Y lo mismo será pecho y la abrazó.
válido para nuestros hijos.

27

A la hora de acostarse, Gabriel Sin discutir se desvistió, dejando la luces y había encendido velas. Una
entró en el dormitorio. Iba descalzo, ropa en el suelo de cualquier nube de luz rodeaba la cama.
vestido sólo con una camisa blanca manera antes de subir a la cama. —Cierra los ojos —le ordenó.
y unos vaqueros. Al ver a Julianne, —Boca abajo. Cierra los ojos. Ella obedeció y notó que el colchón
empezó a remangarse la camisa. Su tono de voz la hizo se movía.
—¿Aún tienes la regla? estremecer, pero acató lo que le Gabriel la agarró por la cintura
Ella acababa de cepillarse los ordenaba. Al cerrar los ojos, el y la levantó para colocarle una
dientes y se estaba lavando la cara. resto de sus sentidos se pusieron almohada debajo de las caderas. Al
—No, acabé ayer. alerta. Sintió la brisa que entraba parecer, quedó satisfecho con el
—Bien. Desnúdate y túmbate sobre por la ventana. Oyó los pasos resultado, ya que sus labios
la cama. seguros de él sobre las baldosas resiguieron una ardiente línea que
Ella se lo quedó mirando. del suelo. iba de un hoyuelo al otro de sus
—Ahora. Poco después empezó a sonar nalgas.
Los ojos de Gabriel brillaban con The Look of Love, interpretada por Con un dedo, le acarició la
tanta intensidad que parecía que Diana Krall. Julia abrió los ojos y vio columna desde la base hasta la
pudiesen perforarla. que su marido había apagado las nuca y después le recorrió los
hombros de punta a punta. Le
colocó otra almohada bajo los de la ropa y del cinturón cayendo al completamente que quedó en un
pechos desnudos y le estiró los suelo, seguido por el sutil susurro estado semiinconsciente. En su
brazos por encima de la cabeza. de la ropa interior al deslizarse por mente no había espacio para nada
—Una obra de arte —le sus piernas. que no fuera Gabriel.
susurró al oído, antes de besarla Abrió un ojo y se empapó de la Él le besó el cuello,
detrás de la oreja y de succionarle visión de su marido desnudo succionándole suavemente la piel.
suavemente la piel. mientras él se volvía para coger Con sus grandes manos, le recorrió
Le recorrió la espalda con la algo de la mesilla. Suspiró de los brazos hasta llegar a las
palma de la mano dos veces antes placer ante la visión y volvió a muñecas. Sujetándolas, le extendió
de centrar su atención en las cerrar los ojos. los brazos en cruz.
nalgas y las piernas. Oyó algo líquido y el sonido de Luego se tumbó sobre ella, con su
La cama se movió cuando la sus manos frotándose antes de que pecho presionándole la espalda.
música cambió y Sting empezó a la cama volviera a hundirse. Un Julia murmuró al notar el contacto.
cantar I Burn for You. Julia sintió instante después, le estaba —Si es demasiado, dímelo.
que el deseo aleteaba por todo su masajeando los hombros. La sensación era muy intensa.
cuerpo. Julia gruñó de placer. Ella prefería el contacto frontal,
Notaba su presencia cerca de —Parece que te gusta... pero tener a Gabriel pegado a su
la cama, pero no oyó nada hasta Ella murmuró algo. Un aroma cuerpo como una segunda piel era
que él dejó un par de objetos en la a mandarina satsuma y sándalo algo especialmente íntimo y erótico.
mesilla. Volvió la cabeza para ver impregnó el aire. Era el aroma de Cuando la respiración de Julia
de qué se trataba, pero Gabriel se su primera vez. se agitó, él se apoyó en las rodillas
lo impidió cubriéndole los ojos con —Gracias. y le separó las piernas. Y cuando
la mano. —Acabo de empezar. respiró hondo, aprovechó para
—¿Confías en mí? Se tomó su tiempo, adorando deslizar una mano bajo su cuerpo y
—Sí. el cuerpo de su amada con las agarrarle un pecho.
—Bien. —Le acarició la manos. De vez en cuando, su piel Ella murmuró de placer.
cabeza, apartándole el pelo de la desnuda entraba en contacto con la Gabriel deslizó la otra mano
nuca—. Te he echado de menos de ella. Julia se movía para bajo su cadera hasta llegar al punto
estos días. Deseaba que aumentar la superficie de contacto, de unión de sus piernas,
pudiéramos volver a descubrirnos. pero él se reía y se apartaba. acariciándola con sus largos dedos.
Julia notó que se levantaba de la Tras lo que le parecieron Siguió acariciándola con las
cama y poco después oyó el sonido horas, Julia se relajó tan dos manos, dándole placer en
ambas partes del cuerpo. Luego, notaba cada pequeño movimiento Sin poder contenerse más, Gabriel
muy despacio, se introdujo en su en su pecho. la siguió rápidamente.
interior. —Eres una diosa, pero, por favor... Cuando recuperó el aliento, se
Una vez dentro, se quedó muy no te muevas. tumbó de nuevo sobre ella,
quieto. La sensación de estar Julia sonrió con la cara sonriendo sobre su hombro. —La
dentro de ella en esa postura era escondida entre las sábanas. trascendencia es esto —musitó—.
abrumadora. Siempre encajaban a Luego, muy despacio, alzó las Nunca había vivido algo así. A ella
la perfección, pero esa vez las caderas y empujó contra él. le dio un vuelco el corazón.
sensaciones amenazaban con Con un gruñido y una —¿Nunca?
hacerle perder el control. maldición, Gabriel se movió en su —Nunca.
Julia empujó hacia atrás. interior rápidamente y con fuerza. Gabriel le apoyó una mano en
—Por favor —suplicó. Poco después, se estaban la nalga y sintió que su cuerpo se
—No te muevas —susurró él con moviendo los dos frenéticamente, hundía relajado en el colchón,
voz ronca. llenando el aire con sonidos de mientras una gran sonrisa aparecía
Ella se quedó inmóvil un placer. en su cara.
instante, pero en seguida empezó a Alzando las caderas una vez más,
respirar entrecortadamente. Gabriel Julia se convulsionó a su alrededor.

28

A la mañana siguiente, Julia se Gabriel le había dado un regalo. El Gabriel la amaba. Ese
despertó con los ronquidos de su regalo de saber que ella era la conocimiento le daba la confianza
marido. No roncaba muy a menudo, culminación de su vida sexual, igual necesaria para cederle en control.
pero cuando lo hacía era una que él lo era para ella. Sintió una Pero como C. S. Lewis había dicho
fuerza de la naturaleza. deliciosa mezcla de excitación e refiriéndose a Aslan, Gabriel no era
(Incluso los especialistas en Dante incertidumbre ante la perspectiva manso. Había en él una pizca de
roncan de vez en cuando.) de repetir las actividades de la peligro, algo imprevisible.
Julia había dormido noche anterior. Cautelosa, no lo despertó ni le
profundamente toda la noche. informó de que estaba roncando.
En vez de eso, decidió saltarse las Bruscamente, Gabriel finalizó la jugueteando con el vello que le
convenciones y bañarse desnuda conversación y dejó el teléfono en cubría los pectorales.
en el jacuzzi. una mesita cercana. —No del todo. Al menos, no
Éste estaba en la terraza de —¿Puedo acompañarte? ¿O sólo por eso. Llevábamos unos días
su dormitorio y su vecino más prefieres que te haga un sin hacer el amor. Mientras has
cercano vivía a varios kilómetros de espectáculo privado? —preguntó, tenido el período he tenido tiempo
distancia, así que Julia no se flexionando los brazos para pensar en cómo recuperar la
molestó en ponerse el albornoz. Se teatralmente. conexión. —Levantándole el pelo,
metió en el agua y dejó que el sol y Ella tragó saliva. le acarició la nuca.
la brisa le acariciaran el rostro, —¿Qué va incluido en el precio? —Sólo quería que supieras
mientras el agua le calmaba los Él sonrió muy lentamente. que valoro las molestias que te
músculos doloridos y las partes —Lo que usted desee. Estoy tomas. Agradezco mucho cómo lo
más íntimas. aquí para servirla, señora Emerson. planificas todo y también que
Adormilada, oyó la voz de —Bajó la voz—. Así que, usted reconozcas cuándo estoy baja de
Gabriel. Al abrir los ojos, lo vio dirá: ¿cómo puedo complacerla? moral. —Le apoyó la mano sobre el
frente a ella cubierto sólo con los Cuando Julia le indicó que tatuaje, cerca del corazón—. Y te
bóxers, hablando por el iPhone. quería que se acercara, Gabriel se agradezco que me dijeras que el
Durante unos instantes se quedó quitó los bóxers y entró en el agua. sexo conmigo es el mejor que has
admirando la belleza salvaje de su Julia se sentó sobre él y lo abrazó. conocido.
indómito profesor. —Lo único que quiero es el placer —Es la verdad. El sexo
Con la vista, trazó las curvas de tu compañía. contigo es distinto. La atracción y la
de sus músculos y las líneas de los Él también la abrazó y Julia le química son innegables, pero
tendones que definían sus brazos. apoyó la cabeza en el hombro. además contamos con el amor y el
Observó el vello que le cubría el —Gracias por lo de anoche. afecto. Con todos esos elementos
pecho y el que descendía desde su —Soy yo el que debería darte las combinados... —Gracias. —Julia lo
ombligo hasta la goma de los gracias, señora Emerson. interrumpió rozándole los labios con
calzoncillos. —A veces soy un poco obtusa. un beso.
Julia miró a su alrededor, a las Hasta ahora no se me ha ocurrido —¿Con quién hablabas?
colinas y valles que rodeaban la que anoche te tomaste tantas —Con Scott.
casa. Nadie podía verlos. molestias porque estabas tratando —Oh, ¿de verdad? ¿Qué dice?
de animarme —comentó Julia, —Tammy y él quieren ir a
Boston con Quinn un fin de semana
este otoño y preguntaba si podían organizar un baile de graduación se casan, su amistad con otras
dormir en casa. aquí, para los dos solos. personas cambia.
—Será divertido. Ella se echó a reír. Ella se encogió de hombros.
—Le he dicho que lo consultaría —Tendría que comprarme un —Supongo.
contigo, pero que estaremos vestido demasiado corto y a mi —He descuidado nuestra vida
encantados de que vengan. padre le daría un infarto. social. Te prometo esforzarme más.
—Me alegro de que tu hermano y tú —No recuerdo haberlo invitado — Podemos invitar a gente a cenar a
hayáis arreglado las cosas. bromeó él, gruñendo antes de casa. Y te acompañaré al pub
Le besó la barbilla. besarla—. ¿Cómo de corto? cuando vayas con los demás
—A veces desearía que —Para mí, si queda por encima de estudiantes.
fuéramos de la misma edad. la rodilla ya es corto. Soy tímida. —Pensaba que no te gustaba
Podríamos haber ido al baile de Él le mordisqueó el labio inferior. relacionarte con estudiantes. Nunca
graduación juntos. —No me lo pareciste anoche. antes has querido acompañarme.
Gabriel le hizo cosquillas con la Acto seguido, ella le acarició la Gabriel le acarició la mandíbula con
nariz. mejilla, cubierta por la incipiente el pulgar.
—Habría sido un honor barba. —Haría casi cualquier cosa
llevarte a ti al baile, pero me alegro —Tu amor me vuelve valiente. por hacerte feliz. No quiero que
de que no nos conociéramos —Eso está bien, porque lamentes ni un solo segundo que
cuando era joven. pienso seguir amándote, siempre. pasemos juntos. —Sus ojos se
—¿Por qué? —Bajando las manos hasta su oscurecieron de deseo—. Así que
—Porque no te habría tratado como cintura, la abrazó, estrechándola ven aquí.
te mereces. contra su pecho—. Siento lo de
Julia cambió de postura para Paul.
mirarlo a los ojos. —Yo también. —La expresión de Horas más tarde, Gabriel oyó que
—No me lo creo. Me trataste Julia se volvió melancólica—. A sonaba el teléfono de la casa, pero
bien la noche que nos conocimos, partir de ahora, si tenemos lo ignoró.
en el huerto de manzanos. Te problemas los solucionaremos Sin embargo, finalmente la
habrías comportado igual de entre nosotros, te lo prometo. curiosidad le pudo y asomó la
adolescente. —Sí, yo también te lo prometo. cabeza por la puerta del estudio.
—Es posible. Hay algo en ti —Gabriel se aclaró la garganta—. Desde lejos, oyó a Julia charlar
que saca lo mejor de mí. —Gabriel Me temo que, cuando las parejas alegremente en italiano. Intrigado,
sonrió—. Si quieres, puedo
bajó a la cocina, preguntándose —Vaya. Querría convencerte de —Pensaba en el Magdalen
quién podría ser. algo y ha pensado que serías un College. Tú querías dormir allí, pero
—No, fra Silvestro. Non é objetivo más fácil. cuando insistí en mudarnos al hotel,
necesario. —Es posible. Quería dar una fiesta estuviste de acuerdo.
Julia vio llegar a Gabriel y alzó un para celebrar nuestra visita de la Ella se volvió para mirarlo.
dedo, pidiéndole que esperara. semana que viene. —A veces me faltan energías
—Allora dovremmo organizzare una —¿Y le has dicho que no? — para enfrentarme a ti. Estabas a
festa per i bambini. Non per me. preguntó él, sorprendido. disgusto en la habitación. Y no me
Gabriel alzó las cejas y se acercó a —Le he pedido que la fiesta sea gusta que estés a disgusto.
ella. Apoyándose en la encimera, para los niños, no para nosotros. Gabriel le besó el cuello.
escuchó: Nosotros no la necesitamos. —Creo que necesitas ir a una
—Sì, per i bambini. Possiamo Julia volvió a lo que estaba fiesta.
festeggiare i loro compleanni. — haciendo antes de que sonara el —Tienes razón. —Ella levantó
Julia guardó silencio y Gabriel oyó teléfono, que era preparar una las manos y le hundió los dedos en
la voz del franciscano al otro comida ligera. el pelo—. Necesito una fiesta
extremo de la línea. Gabriel la abrazó por detrás. privada en la que pueda quitarle a
»Ci dovranno essere regali, —Te veo muy decidida. mi guapo marido sus vaqueros
palloncini e una torta. E del gelato. —Es por los niños. favoritos. —Susurrándole al oído,
—Se echó a reír—. Certo. E’ —Esta parte de ti siempre me añadió—: Las gafas puedes
proprio quello che vorrei. Ci ha sorprendido, Julianne. No te dejártelas puestas.
vediamo, allora. Arrivederci. importa renunciar a tus deseos, Él se echó a reír y tiró de ella hasta
Colgó el teléfono. pero no te rindes nunca cuando se que sus caderas quedaron unidas.
—¡Madre mía! trata de defender los deseos de —No sabía que te ponían los
—¿De qué iba eso? otro. hombres con gafas.
—Era fra Silvestro, del orfanato de —No creas. No renuncio a mis —Pues ya lo sabes. ¿Sabes lo
Florencia. deseos tan fácilmente. No renuncié que tú sientes cuando me ves con
—¿Para qué llamaba? a ti, ¿lo has olvidado? Y eso que al tacones? Pues es lo mismo que
—Quería hablar contigo, pero principio no me lo pusiste nada siento yo cuando te veo con gafas.
cuando le he dicho que no te fácil. Te comportaste de un modo Pero primero tengo que llamar a la
podías poner, se ha mostrado horrible. —Lo miró de reojo. ayudante de fra Silvestro para
encantado de hablar conmigo. Él arrastró los pies de lado a lado. pedirle que alquile un poni.
Gabriel sonrió. Gabriel enderezó la espalda.
—¿Un poni? montar en uno. He pensado que les —Gracias —dijo ella, con un
—¿Te parece mala idea? gustaría. guiño descarado—. Ah, y ya que te
—¿Se pueden alquilar ponis? ¿En Gabriel se contagió del entusiasmo ofreces, alquila también unos
Florencia? de su esposa. cuantos animales de granja para
—No lo sé. Pero no creo que —Tú encárgate de los regalos para que puedan acariciarlos.
ninguno de los niños haya visto los niños. Yo me ocuparé del poni.
nunca un poni. Ni que haya podido

29

Julia no respondió al email de Paul. Jules estuviera luchando para encontrar


Él le había pedido que no Llámame al móvil en cuanto recibas las palabras adecuadas.
mantuvieran el contacto y decidió este mensaje. —Estamos en el hospital.
respetar su petición. Sabía que sus Papá. —¿En el hospital? ¿Por qué? ¿Qué
caminos volverían a cruzarse un pasa?
día u otro en alguna conferencia o Los mensajes de Tom solían En ese momento, Gabriel
coloquio. Esperaba que, con el ser concisos. Era un hombre de entró en la cocina. Julia señaló el
tiempo, se hiciera a la idea de que teléfono y en silencio formó las
pocas palabras. Pero el tono de
estaba casada con Gabriel y palabras: «Mi padre».
éste era tan ominoso que Julia ni
pudieran retomar su amistad.
siquiera lo comentó con Gabriel. —Ayer fuimos a hacer una
Esperaba no estar equivocada. Levantó el teléfono de la cocina y ecografía. Se suponía que tenían
Pero su petición había sido marcó el número de su padre. que decirnos el sexo del bebé, pero
una sorpresa dolorosa, Éste respondió al primer tono. encontraron otra cosa. Hay un
especialmente por el modo de problema.
—Jules.
hacerla. Durante todo el día
—Hola, papá. ¿Qué pasa? —¿Con qué?
siguiente fue incapaz de revisar el
Él no respondió —Con el corazón.
correo electrónico. Cuando
inmediatamente. Parecía como si —¿De Diane?
finalmente lo hizo, encontró un
mensaje de su padre:
—No. Con el de él. El de mi hijo. — —No sobrevivirá sin cirugía. electrónico. ¿Queréis ir a Nueva
La voz de Tom se rompió al Tendrán que operarlo poco York a que os den una segunda
pronunciar la última palabra. después del parto. Siempre y opinión? Puedo reservar billetes de
—Papá. cuando éste llegue a término. No avión para los dos. Podéis pedir
Con los ojos llenos de lágrimas, siempre es así —explicó Tom con que os deriven a otro hospital.
Julia sorbió por la nariz. un hilo de voz. —Los doctores de aquí parece
Gabriel se había acercado más —¿Se puede curar? que saben lo que hacen. Mañana
para oírlos a los dos. —El corazón nunca será tenemos una reunión con el equipo
—¿Dónde estáis ahora? normal, pero con la cirugía puede de cardiología pediátrica.
—En el Hospital Infantil de funcionar como si lo fuera. Harán Gabriel buscó a su esposa con la
Filadelfia. Nos han atendido falta tres operaciones y medicación vista.
inmediatamente. de por vida. Y no hay garantías de —¿Necesitáis a Julia?
Julia oyó un ruido apagado y éxito al ciento por ciento. — —No va a poder hacer gran cosa.
luego a su padre susurrando: Empezó a toser. —No importa. Es tu hija y el bebé
«Todo va a ir bien, cariño. Todo —¿Qué puedo hacer? es su hermano. Si quieres que
saldrá bien, no llores». —Nadie puede hacer nada. Sólo vaya, saldrá inmediatamente.
—¿Estás con Diane? rezar. —Gracias —dijo Tom con voz
—Sí —respondió Tom, que sonaba Cuando Julia se echó a llorar, ronca—. Todo está en el aire ahora
cansado. Gabriel le quitó el teléfono de la mismo.
—Lo siento, papá. ¿Qué dicen los mano con suavidad. Secándose las lágrimas, Julia
médicos? —Tom. Soy Gabriel. Siento señaló el teléfono.
—Acabamos de hablar con el mucho lo del bebé. Deja que te —Quiere hablar contigo, Tom. Te la
cardiólogo. Dice que el bebé tiene reserve una habitación de hotel paso. Cuídate.
síndrome de hipoplasia del cerca del hospital. Gabriel le devolvió el auricular.
ventrículo izquierdo. —No necesitamos... — —Papá, por favor, mantente en
—Nunca había oído hablar de ello. empezó a decir Tom secamente, contacto y cuéntanos lo que vaya
¿Qué significa? pero la voz de Diane lo pasando.
—Significa que sólo tiene medio interrumpió—. Nos iría muy bien, —Lo haré.
corazón. —Inspiró hondo—. Es gracias —aceptó finalmente, —Sé que no es buen momento,
mortal, Jules. suspirando. pero ¿qué pasa con la boda?
—¡Oh, Dios mío! —Una lágrima de —Ahora mismo me ocupo y te —No lo sabemos, Jules.
deslizó por la mejilla de Julia. envío los detalles por correo
—Pensábamos ir a Él la abrazó mientras ella se Letras por un doctorado en
Selinsgrove a principios de aferraba con fuerza a su camisa. Medicina. Hoy es uno de esos días.
septiembre para pasar allí el Día —Están en un buen hospital. Los ojos de Julianne volvieron
del Trabajo, pero puedo ir antes si —Están destrozados. Por lo a llenarse de lágrimas. No se le
me necesitáis. que he entendido, aunque la había pasado por la cabeza que el
—Bueno. operación salga bien, el bebé bebé pudiera tener problemas de
—¿Quieres que se lo cuente a tendrá problemas toda su vida. salud. Sólo había tenido tiempo de
Richard? —Los médicos hacen previsiones hacerse a la idea de que iba a tener
Tom dudó un poco antes de basadas en estadísticas, pero cada un hermano y a entusiasmarse
responder. paciente es distinto. Gabriel se después.
—Puede que sí. Así no tendré tensó de repente, como si se le Mientras lloraba en brazos de
que contárselo yo. Cuantas menos hubiera ocurrido algo. su esposo, pensó que si ella se
veces tenga que mantener esta —¿Tu padre tiene problemas de sentía así, el dolor de Tom y Diane
conversación, mejor. Diane ha corazón? tenía que ser mucho peor.
tenido que contárselo a su madre y —No que yo sepa, pero sus padres —Es imposible estar
a su hermana, Melissa. sí tuvieron problemas cardíacos. preparado para algo así —comentó
A Julia le resbaló una lágrima por la Los dos. con voz ronca, secándose las
nariz. Se apartó un poco para mirarlo a lágrimas —. Deben de estar
—Te quiero, papá. Dale un beso a los ojos. destrozados.
Diane. —¿Crees que pueda tratarse de un Apoyó la mejilla en el pecho
—De tu parte. Adiós, Jules. problema genético? de Gabriel, sin ver la expresión de
Colgó el teléfono en silencio y se —No lo sé. —Gabriel la la cara de éste ni sus ojos
lanzó a los brazos de Gabriel. abrazó con fuerza—. Hay días en horrorizados.
—Estaban tan contentos con la que cambiaría mi doctorado en
llegada del bebé...

30

Agosto de 2003
Cambridge, Massachusetts Y su erección matutina se marchitó que despierto, estaba alerta. Y
como una flor muerta. podía pensar. Podía funcionar.
—Gabriel, cariño, es hora de La apartó con brusquedad. Encendió un cigarrillo sin
levantarse. —Ahora no. acordarse de que su —lo que
Una suave mano femenina le —Siempre dices lo mismo. fuera— estaba en la cama,
acariciaba la barba incipiente y, por ¿Es porque estoy engordando? — observándolo. Tras ponerse la bata,
un momento, se relajó. No estaba Se sentó a su lado, dejando a la ella se fue a la cocina, ya que no
seguro de dónde estaba ni de quién vista su vientre redondeado y sus quería exponer a su hijo en común
era la mujer desnuda tumbada a su pechos generosos. al humo del tabaco.
lado, pero tenía una voz sexy y un Gabriel no respondió, lo que no Cuando se acabó el cigarrillo,
tacto agradable. Abrió los ojos dejaba de ser una respuesta. Gabriel se duchó y se bebió el café
lentamente. —Puedo hacerte disfrutar. Lo que ella le había dejado junto a la
—Hola, nene —Unos ojazos azules sabes —suplicó ella, abrazándolo y pica, antes de lavarse los dientes y
lo miraban con devoción. besándole el cuello—. Te quiero. afeitarse. Mentalmente había
—Paulina —gruñó él, cerrando los —Te he dicho que ahora no. empezado a hacer una lista de todo
ojos. ¡Joder!, ¿estás sorda? —Se liberó el trabajo que tenía pendiente para
Tenía un dolor de cabeza de su abrazo antes de apoyar los la tesis, aparte de la interminable
horrible y lo único que quería era pies en el suelo. Estaba frío, pero lista de tareas que le había
dormir. Pero el profesor Pearson no casi no lo notaba. encargado el profesor Pearson.
aceptaba excusas de sus Sólo tenía ojos para una cosa: No tenía tiempo de examinar
profesores auxiliares, lo que los restos de polvo blanco que su vida ni sus actos. Si lo hubiera
significaba que tenía que ir a l a había en la mesilla de noche. En hecho, se habría dado cuenta de
universidad aunque fuera a rastras. segundos se hizo con el espejo, la que era un esclavo, adicto a la
(Tal vez aceptase la muerte como cuchilla de afeitar y el billete de cocaína, la nicotina, la cafeína y el
excusa para faltar a clase. Pero no cinco dólares. alcohol.
era seguro.) El mundo desapareció y de También era esclavo de sus
—Son las ocho. Tienes tiempo repente fue como si su cuerpo y su pasiones, al menos cuando la polla
de ducharte y desayunar. Y tal vez mente volvieran a despertarse, pero le funcionaba. Aunque vivía con
de algo más —sugirió ella, esta vez con movimientos seguros Paulina e iba a tener un hijo con
deslizándole la mano por el vientre. y rápidos. Un instante después de ella, seguía manteniendo relaciones
Luego le rodeó el miembro con la haberse metido la cocaína por la con varias mujeres. Y nunca se le
mano y... nariz, todo volvía a estar claro. Más había pasado por la cabeza que
tuviera que dejar de acostarse con —De acuerdo —accedió, apretando Gabriel la sujetó por la cintura,
ellas. De hecho, no pensaba. Sólo los dientes. notando que su cuerpo empezaba a
actuaba. Sonriendo para sus adentros, ella reaccionar.
—Eres muy guapo —le dijo desapareció en la diminuta cocina. —Vamos, cariño —le susurró
ella, observándolo desde la puerta, Poco después, Gabriel Paulina, desabrochándole el botón
con una mano apoyada en el apareció vestido con el uniforme del pantalón—. No tardaremos
vientre por encima de la bata de completo de estudiante de nada.
seda negra. doctorado en Harvard. No le faltaba —No tengo tiempo —la
Como siempre, Gabriel no le nada, ni los Levi’s ni la chaqueta de rechazó, levantándola de su regazo
hizo caso. Tampoco se fijó en los pana. Se sentó a la mesa y trató de y haciendo una mueca por el
ojos inyectados en sangre que lo desayunar. Se había acabado la esfuerzo —. Tal vez esta noche.
miraban desde el espejo, ni en sus tercera taza de café y estaba a —Pero por las noches escribes —
ojeras, ni en que estaba cinco o punto de encenderse otro cigarrillo protestó ella, decepcionada.
seis kilos más delgado de la cuando se fijó en que Paulina lo —Puedo sacar un rato.
cuenta. —Te he preparado el estaba observando con mirada —Podrías, pero no lo haces —
desayuno —dijo Paulina hambrienta. replicó, cogiéndole la mano—.
esperanzada—. Huevos revueltos y —¿Qué? Gabriel, te quiero. Hace mucho que
tostadas. Ella se sentó en su regazo y le no lo hacemos. Por favor.
—No tengo hambre. rodeó el cuello con los brazos. Sus grandes ojos azules se llenaron
—Te espera una jornada muy larga. Él gruñó al notar su peso y no vio de lágrimas y el labio inferior le
Pearson no te va a dejar parar en que la joven hacía una mueca al empezó a temblar. Él puso los ojos
todo el día. darse cuenta. —Sé que tienes prisa en blanco.
—Déjame en paz de una puta vez. —le susurró al oído—. Sólo te pido —De acuerdo, pero rapidito.
Te he dicho que no tengo hambre. un beso antes de irte. Arrastrando la silla hacia atrás, se
—Lo siento —se disculpó ella, —Paulina, yo... señaló la bragueta.
bajando la vista—. Está todo listo. Ella lo interrumpió con sus labios, —Ya puedes empezar.
Sólo tienes que comértelo. Los ojos metiéndole la lengua con avidez en Paulina se arrodilló ante sus
de Gabriel, fríos como los zafiros, la boca. piernas con avidez y le bajó la
se clavaron en Paulina a través del cremallera.
espejo.
31
Agosto de 2011 Umbría, Italia El cuerpo le pedía un whisky antes de centrarse en el paso
escocés. Quería sentir su suavidad número dos.
Gabriel no podía dormir, en la lengua, el ardor en la boca y «Un poder superior a mí puede
atormentado por confusos la garganta, el calor que se sanarme.
recuerdos del pasado. Su mente extendería por su interior. »Ayúdame, Dios mío.
vagaba en varias direcciones, —Sólo una. Sólo necesito una »Por favor.»
tirando de él de un lado a otro. copa. Cerró los ojos e hizo la señal de la
Finalmente, cansado de dar vueltas Pero suplicar no le sirvió de nada. cruz, con el alma atormentada.
sin poder dormir, se levantó y fue a No había whisky en la casa. Sabía que las llaves del
la cocina para servirse una copa. Pensó entonces en Julianne, Mercedes estaban muy cerca.
Al llegar allí, soltó un taco. Se que dormía plácidamente en la Podía ir a la taberna más cercana y
había deshecho de todo el alcohol cama, ajena a los demonios que lo beber. Julia estaba durmiendo
de la casa, con excepción de un par atormentaban. Las manos le profundamente. Podría volver a la
de botellas de vino blanco para temblaban. cama sin que se diera cuenta. Abrió
Julianne. Para él el vino no era Rápidamente repasó los doce los ojos.
suficiente. No en el estado en que pasos de Narcóticos Anónimos, Fue a buscar las llaves.
se encontraba esa noche.

32

—¿
Gabriel? —La voz de Julia llegó —¿Qué haces? —preguntó levantar la cara y soltar el humo en
hasta la terraza. Julia al llegar, viendo que tenía un dirección al cielo.
Estaba sentado, taciturno, en cigarrillo en una mano y una copa —Tú no fumas.
un rincón oscuro. Oyó sus pasos en la otra. —Claro que fumo, pero
sobre las baldosas y luego fuera, —Nada —respondió él, normalmente fumo puros.
en la terraza, mientras ella se llevándose el cigarrillo a los labios e Julia volvió a mirar el vaso,
acercaba. inhalando lentamente antes de preocupada.
Gabriel lo levantó, como brindando —Respóndeme, por favor —le pidió cargada de veneno—. ¿Ya estás
con ella. él, muy serio. contento?
—No te preocupes. Es CocaCola. Ella se apartó el pelo de la cara. Se volvió para entrar en el
Aunque preferiría que fuera —Estoy sana. Tengo la dormitorio, pero él lo impidió
Laphroaig. tensión baja y suelo tener bajos agarrándola del brazo.
—No tenemos. niveles de hierro, por eso tomo un —Julianne.
—Ya lo sé —refunfuñó él—. No hay suplemento. —¡No me toques! —exclamó,
ni gota de alcohol en toda la casa. —No lo sabía. soltándose—. Te quiero, pero a
Sólo vino. —Lo de la tensión baja debe de ser veces eres un cabrón, frío como el
—Y sólo blanco. Tú prefieres el genético. Mi madre también la hielo.
tinto. —Julia frunció el cejo—. ¿Has tenía. Él se levantó de un salto, dejando el
estado buscando? —Y si lo he —Genético —murmuró vaso y el cigarro en la mesa.
hecho, ¿qué pasa? Gabriel. Dio una nueva calada y —No lo niego.
Ella se mordió el labio inferior. expulsó el humo por la nariz como —Hay algo que te preocupa,
Gabriel dejó el cigarrillo en el si fuera un dragón. pero en vez de hablarlo con tu
cenicero y levantó la mano, —¿No te parece un poco raro mujer, prefieres discutirlo con una
acariciándole el labio con el pulgar. preguntarme por mi salud mientras bebida, un cigarrillo y el paisaje de
—No hagas eso —susurró, estás aquí fumando? Umbría. Bien. Por mí puedes
liberándole el labio. Volvió a coger —Mejor tabaco que cocaína, quedarte aquí toda la noche. Pero
el cigarrillo y se volvió de espaldas Julianne —respondió secamente—. déjame en paz y no me metas en
a ella. ¿De qué murió tu madre? tus pajas mentales.
El silencio se extendió entre los —¿Por qué me haces estas Cuando ya estaba en la puerta del
dos, separándolos cada vez más, preguntas? —Se apartó de él. dormitorio, Gabriel replicó:
hasta que ella dijo: —Me contaste que tu madre —No son pajas mentales.
—Buenas noches, Gabriel. había muerto mientras estabas con —Al menos avísame si piensas
—Espera. —Gabriel alargó la tu padre, pero no sé si tuvo ponerte a hacer espeleología en
mano y le agarró el camisón de problemas de salud o si fue un mis recuerdos más tristes.
gasa blanca—. Tengo que accidente. —Gabriel la miraba con Él trató de no echarse a reír, pero
preguntarte una cosa. ¿Estás cautela. no lo logró.
sana? —Estaba borracha y se cayó por la Julia le dirigió una mirada asesina.
—¿Es noche cerrada y me escalera. Se rompió el cuello — —¡No hace gracia!
preguntas si estoy sana? replicó ella, con una mirada
—¿Espeleología, Julianne? me preguntas cómo murió mi —¿Funcionaba?
¿De verdad? —Su expresión se madre. ¿Qué pasa? Él resopló.
relajó, pero ella siguió frunciendo el —No, esta noche no, Julianne. —Temporalmente, pero los
cejo. —Se frotó la cara con las manos—. problemas volvían a la mañana
Gabriel se le acercó. Ya hemos tenido bastantes siguiente. Julia miró hacia la gran
—No me culpes por reír. Tienes un preocupaciones. Vete a la cama. cama con dosel y alzó la barbilla.
vocabulario envidiable. No soy buena compañía. —Vamos.
Julia se resistió cuando él la Gabriel volvió a sentarse, con los —¿Adónde?
abrazó, pero Gabriel no hizo caso y hombros caídos. —A la cama —respondió,
la besó. El sombrío sabor del humo Julia miró la puerta del tirándole del meñique—. A librarnos
del tabaco le inundó la boca. Su dormitorio y luego lo volvió a mirar de tu mal humor. Y, de paso, del
beso era suave pero insistente. a él. Parte de ella quería dejarlo mío.
Poco después, ella se relajó. solo hasta que se le pasara el mal Él le dirigió una mirada ardiente,
—Lo siento —susurró él—. Estoy humor, pero otra parte sabía que pero en seguida pareció repensarlo.
de mal humor. No he debido estaba disgustado y temía que, si —No es buena idea. No estoy bien.
pagarlo contigo. no intervenía, entrase en una No sé cómo reaccionaría.
—No, no has debido hacerlo. espiral de depresión. —¿Me quieres?
Cuando yo estoy disgustada, te lo O algo peor. Gabriel frunció el cejo.
cuento. ¡Haz tú lo mismo! Gabriel Se acercó a él y le enlazó el dedo —Por supuesto.
se apartó y se pasó las manos por meñique con el suyo. —¿Podrías hacerme daño?
el pelo, alborotándoselo aún más. —Estás disgustado. —Claro que no. ¿Por quién me
Ella le tiró del codo. —Sí —admitió, con desgana. tomas?
—Todo el mundo está de mal —Antes de que estuviéramos —Te tomo por mi marido. Creo
humor de vez en cuando, pero no juntos, ¿qué hacías cuando que estás alterado y que tienes que
puedes sacar esos temas tan estabas de mal humor? follar para librarte del mal humor.
delicados así, de sopetón. —Bebía, tomaba coca y... — Así que vamos.
—Perdona. Dejó la frase a medias y empezó a Él la miró boquiabierto.
—Estás perdonado. —Julia se dar golpecitos en el suelo con el Cuando se recuperó de la sorpresa,
estremeció—. Pero me estás pie. se volvió muy serio.
asustando. Buscas whisky por la —¿Y? —Yo no te follo, Julianne.
casa y hablas de cocaína. Luego La miró fijamente. —No. ¿Preferirías que fuera otra
—Follaba. persona para poder hacerlo?
Los ojos de Gabriel llamearon. —No. No vamos a usar la cama. interior. Bajó las manos hasta
—Claro que no. No sabes lo que Con una mirada peligrosa, Gabriel sujetarle las nalgas y la acercó a él.
estás diciendo. la llevó a la habitación. —Mira —jadeó, mientras le recorría
—Oh, sí que lo sé. Cuando el cuello con la lengua.
nos hemos acostado, no me has —¿Qué he de mirar?
tocado. Te necesitaba, pero me has Esta vez, no se molestó en preparar —A nosotros. En el espejo.
dicho que no. —Julia abrió los luces ni música antes de Julia abrió los ojos y se
brazos—. ¿No lo entiendes? Yo arrinconarla contra la pared más encontró con el espejo colgado en
también lo necesito. Estoy a punto cercana. La luz que se colaba por la pared opuesta del dormitorio.
de perder al único hermano que he la rendija de la puerta del baño era
Estaba en una posición perfecta
la única que penetraba en la
tenido. Ayúdame a olvidar. Por para reflejar la poderosa espalda
oscuridad de la habitación.
favor. desnuda de su marido y la cara de
Julia se sujetó con más fuerza
Gabriel estaba luchando la mujer morena que quedaba
con los muslos, mientras él tiraba
contra sí mismo. Se notaba en la medio oculta por su cuerpo.
de la bata para quitársela. La
necesidad que desprendía su —Quiero que veas lo que yo veo
prenda de seda cayó al suelo.
mirada y que irradiaba todo su cuando te corres.
Gabriel se llevó dos dedos a la
cuerpo. Gabriel le recorrió el cuello
boca para humedecerlos antes de
Sin pensarlo, Julia lo rodeó arriba y abajo con sus besos, antes
acariciarla entre las piernas.
con un brazo y le enredó la otra de rascarle el pecho con la barba
Julia gimió y presionó contra su
mano en el pelo. Tiró de él y lo incipiente. Le sujetó los pechos con
mano.
besó apasionadamente. l a s manos y s e l o s adoró c o n l
Las caricias de Gabriel se volvieron
Gabriel tardó medio segundo a boca, lamiéndolos,
más urgentes.
en reaccionar. De repente, Julia mordisqueándolos, succionándolos.
—¿Tienes miedo? —le preguntó,
descubrió que estaba rodeando la Volvió a deslizar una mano
mordisqueándole la oreja.
cintura de él con las piernas y que entre sus piernas. Acariciándola
—No. —Julia le enredó los dedos
su marido había tomado el control con decisión, se metió un pezón
en el pelo, tirando de él para
del beso. Su lengua, insistente, rosado en la boca.
acercarse a sus labios.
impaciente, se había apoderado de Julia se esforzó por mantener
Gabriel exploró su boca,
su boca. los ojos abiertos, pero era muy
recorriéndole los labios con la
—Llévame a la cama —suplicó ella, difícil. Su lengua la martirizaba,
lengua para introducirla luego en su
cuando él finalmente se retiró para igual que sus besos hambrientos.
respirar.
Nunca antes había visto qué Sin previo aviso, ella abrió la boca y La respiración de Gabriel se alteró
aspecto tenían cuando estaban ahogó un grito, con la vista clavada mientras seguía embistiéndola,
juntos. El cuerpo de Gabriel era alto en el espejo. pero con un ritmo irregular.
y esbelto; el suyo, más pequeño y Sólo entonces, de una sola —Siempre. —Julia empezó a
suave. Su piel también tenía embestida, él se clavó en su jadear, siguiendo el ritmo de su
tonalidades distintas: la de él era interior. respiración.
más oscura; la de ella, más pálida. Julia vio que sus ojos se Gabriel abrió la boca para
Gabriel le prodigaba abrían y se agarró con más fuerza decir algo, pero en ese momento
atenciones con total dedicación. de sus hombros. Vio sus fuertes ella llegó al orgasmo y sus palabras
Como si fuera un moribundo caderas y su hermoso trasero quedaron tapadas por un mar de
dispuesto a llevar a cabo su última moviéndose rítmicamente, sensaciones. Cerró los ojos
misión antes de morir. Julia sentía empujando en su interior una y otra mientras la satisfacción la recorría.
que se derretía por el calor de sus vez. Gabriel empujó con fuerza una vez
caricias. Gimió y cerró los ojos. más y alcanzó el éxtasis,
Su entrega hacía que el resto —Te he dicho que mires —gruñó mordiendo la clavícula de Julia.
del mundo desapareciera, como le Gabriel, mordisqueándole la oreja. Ella tardó unos segundos en
pasaba siempre en esos Al abrir los ojos, lo vio a él recuperar el aliento, con la cara
momentos. Tanto sus dedos como mirándola fijamente. pegada a su cuello.
su erección se frotaban impacientes Se volvió hacia el espejo. Gabriel —Increíble —murmuró é l ,
entre sus piernas. reanudó el ritmo de las embestidas. cuando pudo volver a hablar—.
—Te necesito —murmuró ella, Julia no pudo contener los ¿Estás bien? —le preguntó,
apartando un poco la cara para gemidos que se escapaban de sus levantando la cabeza.
mirarlo, antes de volver a aferrarse labios. Pero a pesar del esfuerzo Julia cerró los ojos y echó la cabeza
a su espalda. que le suponía, no cerró los ojos. hacia atrás, apoyándola en la
—Necesito que te corras antes. Y —Esto no es follar —susurró él—. pared.
mírate en el espejo. Mírame. —Probablemente tenga las piernas
Gabriel siguió acariciándola, Julia desvió la vista hacia sus arqueadas. Espera un minuto antes
negándose a acelerar las cosas a ojos. El color azul zafiro de sus iris de dejarme en el suelo.
pesar de los movimientos quedaba casi oculto por el negro de —¿Qué te hace pensar que he
desesperados de Julia. sus pupilas dilatadas. acabado contigo? —preguntó
—Esto no es follar. Es muchísimo Gabriel, colocándole el pelo detrás
más. del hombro—. Uno —susurró.
Cuando Julia se despertó a la plácidamente. Pero no había tenido sudado. De hecho, tenía la
mañana siguiente, la cama estaba tanta suerte. La ausencia de camiseta empapada.
vacía. Gabriel se levantaba muchas Gabriel y de una nota la —Buenos días a ti también. —
veces antes que ella, así que no se preocupaban. Ni siquiera le había Julia nadó hasta el borde de la
extrañó demasiado. Pero al ver que dejado un vaso de agua ni de zumo piscina y le arrebató la toalla de las
tampoco estaba en el baño ni en la junto a la mesilla de noche, como manos.
terraza, se puso la bata y fue a acostumbraba a hacer. —Buenos días.
buscarlo. «¿Sería así como se sentían —No tendría que nadar sola si no te
Pero no lo encontró por ninguna sus otras mujeres después de marcharas —murmuró, saliendo del
parte. pasar la noche con él? Si es que se agua.
Las llaves del Mercedes quedaba a pasar la noche con —Ya sabes que me gusta ir a correr
estaban sobre la encimera de la ellas...» por las mañanas.
cocina, donde las había dejado la La preocupación se transformó —Ya es casi mediodía. —Julia se
noche anterior, al lado de una en tristeza mientras subía la envolvió con la toalla y puso los
botella vacía de CocaCola. No vio escalera a regañadientes para brazos en jarras.
ninguna nota. volver a la habitación. Se puso el Gabriel parecía inquieto. No la
Se sintió decepcionada. La biquini y cogió las gafas y la pamela miraba a los ojos y su postura
noche anterior había sido muy para ir a la piscina. Unos largos la indicaba que no se sentía nada
apasionada. Probablemente la más mantendrían ocupada. cómodo.
apasionada desde que habían Nadó hasta casi olvidar la Ella se preguntó cómo era
llegado. Habían hecho el amor conversación con su padre y la posible que, tras una noche de
contra la pared, sobre la encimera evidente preocupación de Gabriel sexo que la había dejado relajada y
del baño, en el suelo y, finalmente, de la noche anterior. Cuando se ligera como una pluma, él siguiera
en la cama. El sol estaba a punto puso de pie en el lado menos tenso como un arco.
de asomar por el horizonte cuando profundo, vio unas zapatillas —Podrías haberme dejado una
Gabriel por fin se había dado por deportivas a la altura de sus ojos. nota.
satisfecho y la había dejado dormir. —¿No te dije que no quería que —Podría —admitió Gabriel
Julia había pensado que se nadaras sola? lentamente—. No se me ha
despertarían juntos y que, tal vez, Levantó la cabeza y vio que ocurrido.
ella se tomaría su tiempo para Gabriel le ofrecía una toalla. Iba —Me parece perfecto que vayas a
explorar el cuerpo de su esposo vestido con ropa de correr y estaba correr, pero dime cuándo piensas
antes de hacerle el amor lenta y volver.
Él abrió la boca para protestar, pero día, pero eso no resolvería mis cuenta de que la vida de casado no
pareció pensarlo. problemas. era lo que esperaba. Quizá la
—Voy a ducharme. Ayer hice Julia le apoyo la mano sobre la perspectiva de pasar el resto de
la reserva de hotel para tu padre y suya. sus días atado a una sola mujer —a
le pedí al conserje que les llevara —Dime que me quieres. ella— le resultaba asfixiante.
una cesta de fruta. Pasaré el día en Gabriel la miró a los ojos. Julia estaba cada vez más
el estudio, trabajando. Pero esta —Te quiero. inquieta. Se veía capaz de
noche te llevaré a cenar a Todi. Ella suspiró hondo. enfrentarse a cualquier cosa menos
—No. —Ve a buscar una solución a tus a la frialdad de Gabriel. Sabía lo
—¿No? —repitió él, parpadeando. problemas, pero no te olvides de que era ver el desprecio en sus
—No, Gabriel. No puedes ir a que no estás solo en esta casa. ojos. La había echado de su lado
esconderte al estudio después de No quiero vivir con un fantasma. antes.
tratarme con tanta frialdad. No. Los ojos de él perdieron el brillo. Había sobrevivido una vez, pero la
La expresión de él cambió. Tras darle un casto beso en los idea de tener que volver a pasar
—No pretendía ser frío, Julianne — labios, se marchó. por ello era devastadora.
dijo en voz baja. Para dejar de darle vueltas al
Ella se lo quedó mirando en tema, se sentó ante el ordenador y
silencio. Tal como había anunciado, Gabriel buscó información sobre el Hospital
Él se rascó la barba incipiente. pasó toda la tarde en el estudio, Infantil de Filadelfia y sobre el
—Tengo muchas cosas en la con la puerta cerrada. síndrome de hipoplasia del
cabeza. Julia no tenía ni idea de lo que ventrículo izquierdo.
—Eso dijiste anoche. Esperaba que estaba haciendo, pero esperaba La página web del hospital le
nuestras actividades te hubiesen que pudiera resolver el problema dio esperanzas. En ella se
ayudado. que lo tenía tan preocupado. describía el caso de varios
Una sombra oscureció el Se le ocurrían diferentes pacientes que se habían sometido
rostro de Gabriel. De pie ante ella, posibilidades. Tal vez Paulina había a la operación que tendrían que
levantó una mano y le acarició la vuelto a ponerse en contacto con hacerle a su hermanito. Pero en el
cadena, en especial el colgante en él, sacándolo de quicio. Tal vez la testimonio de cada paciente había
forma de corazón. noticia de la enfermedad del bebé la advertencia de que ningún
—Eres preciosa. Podría de Tom y Diane le había hecho especialista podía asegurar cómo
abrazarte y hacerte el amor todo el replantearse su deseo de tener un sería la evolución de esos niños
hijo. O tal vez se estaba dando
durante la infancia, la adolescencia Estaba en la cama, con —Entonces, bésame como si
o la edad adulta. Gabriel sentado a su lado, te apeteciera, esposo mío, que
Rezó pidiendo por su padre, rodeándose las rodillas con los pareces una gárgola que no me
por Diane y también por su brazos y mirándola a través de las mira amenazadoramente.
hermano. Le pidió a Dios que lo gafas. Gabriel frunció el cejo.
ayudara y le diera salud. —Es tarde —le dijo—. Duerme. —¿Una gárgola? Eres lo peor para
Luego sus pensamientos se Ella entornó los ojos para ver el ego de un hombre, señora
volvieron a su esposo. Rezó por él qué hora era en el reloj de la Emerson.
y rezó por su matrimonio. Había mesilla. La medianoche había —Eres mucho más guapo que yo,
pensado que sus actividades quedado atrás. Profesor. Pero no me quejo.
sexuales de la noche anterior lo —Me he saltado la cena. —No digas tonterías —replicó él,
habrían ayudado a sentirse más —Estabas agotada. Anoche te tuve malhumorado.
libre y más dispuesto a hablar con despierta hasta muy tarde. Julia Julia se echó hacia atrás, gruñendo
ella. Pero ahora temía que hubieran bostezó. de frustración.
tenido justo el efecto contrario. —Ven aquí. —Te quiero, Gabriel, y por eso
Tal vez si Gabriel pensaba que Él ignoró su mano extendida. tengo tanta paciencia contigo, pero
ya se comunicaban con el cuerpo, —Eh —susurró ella—. ¿No vas a no voy a consentir que me apartes
no viera la necesidad de darme un beso? de tu vida. O hablas conmigo o me
comunicarse con palabras. Gabriel le rozó los labios con los voy a casa.
Aún preocupada, volvió a suyos en una caricia que sólo Julia sintió la fuerza de su
buscar información sobre podría definirse como superficial. mirada antes de mirarlo. Sus ojos
cardiología pediátrica. Leyó todos —No ha sido un gran beso — eran dos zafiros brillantes e
los artículos que encontró hasta protestó, frunciendo los labios—. indignados en la oscuridad casi
que las letras se le volvieron Estás ahí, sentado en el borde de la completa.
borrosas y le costó mantener los cama como si fueras una gárgola, —¿Qué?
ojos abiertos. mirándome amenazadoramente. —Me iré a casa de mi padre.
¿Se puede saber qué es lo que te Al menos él hablará conmigo.
pasa? Podré cuidarlo y cuidar a Diane
Julia se despertó con la sensación —No te estoy mirando cuando vuelvan y así hacer algo
de que alguien la estaba amenazadoramente. bueno. Te comportas como si no
observando. Julia se sentó y le rodeó los soportaras mi presencia. —
hombros con los brazos.
Tumbándose en la cama, se quedó quiero volver a vivir así por nada »Me dijiste que seríamos más
mirando el dosel. del mundo. atrevidos. Lo de anoche fue una de
—Beatriz —dijo él en un tono —Y yo no quiero que vuelvas nuestras aventuras. Y, al dar, los
de voz que demostraba que estaba a hacerlo. Sólo pretendía que dos recibimos.
sufriendo—. Si quieres ver a tu descargaras tu mal humor conmigo Julia trató de mantenerse
padre, iremos juntos. No permitiré en vez de estar sentado solo en la seria, pero no pudo. Se le escapó
que hagas el viaje sola. ¡Que el terraza, dándole vueltas a las una risita y se tumbó de espaldas.
diablo me lleve si dejo que te vayas cosas. Un segundo después, él se había
sin mí! —Te aseguro que no estaba tumbado sobre ella y tenían las
Ella sonrió débilmente. pensando en otras mujeres. — narices casi pegadas.
—Éste es el Gabriel con el que Parecía muy molesto—. Lo que hay —No creo que a san Francisco
me casé. Pensaba que te había entre nosotros es demasiado le hiciera gracia oírte usar su
perdido. —Alargó la mano para importante. No quiero que lo oración aplicada a nuestras
quitarle las gafas. Las dejó en la devalúes como si fuera una relación prácticas sexuales —protestó él.
mesilla y luego tiró de él para que barata. —San Francisco creía en el
se tumbara. Ella se sentó de golpe. amor y en el matrimonio. Lo
Él se acostó de lado, mirándola. —Lo que hicimos anoche no entendería. Y, si no, al menos
Luego, muy lentamente, le buscó tiene nada de barato. Nos sabemos que permanecería
los labios en la penumbra. —Por queremos. Los dos habíamos callado.
fin. —Julia le apoyó la cabeza en el recibido malas noticias. Gabriel cerró los ojos y negó
pecho—. Cuéntame por qué estás Necesitábamos consolarnos el uno con la cabeza, pero no pudo
tan serio. al otro. disimular una sonrisa. Cuando
—No creo que quieras oírlo ahora —Fui muy egoísta. volvió a abrirlos, la miró con
mismo. —Fue algo mutuo, ¿no te ternura.
—Te equivocas. Quiero oírlo. quedó claro? Yo te deseaba. Te —Podría vivir contigo toda la vida y
—Bien. Dijiste que yo quería necesitaba. Si tú fuiste egoísta, nunca dejarías de sorprenderme. —
que fueras otra persona para entonces también lo fui yo. La besó.
poderte follar —dijo bruscamente—. »Pero a mí no me lo pareció. —Me alegro de oírlo, Gabriel,
No vuelvas a decir algo así. Sí, fue más agresivo y vigoroso de porque estamos juntos en esto.
—Lo siento —susurró Julia. lo que acostumbramos, pero me Aunque estés de mal humor, no me
—No es verdad. Lo juro ante prometiste que estaba segura avergüenzo de lo que hacemos con
Dios. Dejé esa vida atrás y no contigo. Y me sentí segura. nuestros cuerpos porque nuestras
almas también están involucradas. quiero que sepas que, en mi cama, —Aún no. —Una sombra se cernió
No quiero que tú te avergüences tú eres libre. Todas las cargas del sobre su rostro—. Necesito un poco
tampoco. pasado aquí no cuentan. más de tiempo. Jugueteó con sus
Cuando él asintió, besándola con —De acuerdo. —Gabriel le acarició pendientes de diamantes.
reverencia, Julia le devolvió el la mejilla. —Mi corazón es tuyo. Nunca lo
beso. —¿Vas a contarme ahora por qué dudes.
—Tú siempre dices que en estabas tan preocupado anoche? Julia se acomodó entre sus brazos,
esta cama estoy a salvo. Pues bien, pero tardó en conciliar el sueño.
33

Julia no era psicóloga. Aunque Ni consolarlo. Era como si un apartado de Julia. El personal del
había hecho terapia y estaba nubarrón negro se hubiera orfanato pronto descubrió que no
familiarizada con el programa de instalado sobre ellos, a pesar de los era el voluntario ideal. En vez de
recuperación en doce pasos, esfuerzos de Gabriel de actuar obedecer las órdenes que recibía,
trataba de no diagnosticar a los como si no pasara nada. daba órdenes a todo el mundo. No
demás, pero en el caso de su Julia sabía que algo pasaba. Y su dudaba en alterar el funcionamiento
marido no podía evitarlo. Algo le negativa a compartirlo con ella le del centro, o exigir cambios en la
preocupaba. Algo lo bastante grave hacía daño. comida o en las instalaciones. Y
como para llevarlo a retomar sus Su estancia en Umbría llegaba cuando el personal protestaba
viejas costumbres a la hora de a su fin. Pronto viajarían a diciendo que no había dinero para
enfrentarse a los problemas. Florencia. Julia estaba dispuesta a hacerlo, lo ponía de su bolsillo.
Sospechaba que lo que le darle todo su amor y su apoyo, pero En resumen, el director del
preocupaba estaba relacionado con si cuando llegaran a Cambridge orfanato, fra Silvestro, agradecía
la enfermedad del bebé de Tom y seguía sin confiar en ella, tomaría mucho sus donativos, pero se sintió
Diane, pero no estaba segura. La cartas en el asunto. aliviado cuando los franciscanos de
correlación de las dos cosas no la Santa Croce convencieron a
demostraba que una hubiera Gabriel de que sería más útil
causado la otra. Tal vez hubiera El verano anterior, Gabriel haciendo visitas guiadas y dando
sido casualidad. había colaborado como voluntario conferencias sobre la vida de
El caso era que, al no saber en un orfanato franciscano durante Dante.
qué le pasaba, no podía ayudarlo. el período en que se mantuvo
El monje se mostró encantado día, su vida habría sido muy —¿Y si no les gusta el regalo que
de que Julia fuera a ir al orfanato distinta. reciben?
con Gabriel en agosto, esperando Julia se agachó para saludar a —Elena preguntó a cada niño
que moderara el agresivo estilo de los niños poniéndose a su altura. lo que quería y eso es lo que
caridad que practicaba su esposo. Se la veía muy cómoda, riendo y hemos comprado —Julia le apretó
Cuando los Emerson llegaron, hablando con ellos en italiano. la mano—. Deja de preocuparte. Si
fueron recibidos por el director, su Tras las presentaciones de los niños te ven con el cejo
ayudante Elena y unos cuantos rigor, los llevaron a un patio lateral fruncido, se van a asustar.
niños. Éstos, que tenían entre donde los esperaban el resto de los Él hizo una mueca desdeñosa ante
cuatro y ocho años, la llamaron Zia niños, que tenían entre uno y doce las injustas críticas, pero cambió de
Julia y le regalaron un ramo de años. El personal llevaba en brazos expresión.
flores y los dibujos que habían a los más pequeños, para que no Observó a Julia mientras ésta
hecho para ella. Todos estaban se perdieran la fiesta. jugaba con los niños, haciendo
pintados con colores vivos y en Gabriel no había podido pompas de jabón o lanzando
ellos se veía a niños sonrientes y a alquilar animales de granja, pero a globos al aire. Un niño pequeño, de
una mujer de pelo largo y oscuro en cambio contrató los servicios de ojos y pelo oscuros, se encariñó de
el centro. cuatro ponis y de sus criadores. Los ella y pronto Julia se lo cargó a la
Al principio, Gabriel se sintió animales estaba atados en un cadera, haciendo equilibrios para
abrumado. Se vio reflejado en los extremo del patio, rodeados de un evitar un hilillo de baba, mientras se
ojos de los niños, especialmente de montón de excitados niños. liberaba el pelo de los puños
los más mayores. Se acordó de la Había globos, juegos y un regordetes del pequeño.
sala de espera del hospital de gran castillo hinchable. Las mesas Gabriel tuvo una revelación tan
Sunbury tras la muerte de su estaban llenas de comida y dulces. intensa que le resultó dolorosa.
madre, cuando trataba de sacar A un lado había una gran pirámide «Julia ha nacido para ser
algo de comer de la máquina de paquetes de regalos. madre. Es amable, generosa y
expendedora. No tenía dinero y se —¿Cómo sabrán qué regalo paciente. Tiene todo lo que le
había agachado para buscar alguna es para cada niño? —se preguntó faltaba a mi madre biológica, todo
moneda perdida debajo de la Gabriel en voz alta, echando un lo que Grace tenía en abundancia.
máquina. vistazo a los paquetes. Tal vez incluso sería suficiente para
Enterró el recuerdo. Si no se Julia miró hacia la pila de regalos. compensar mis carencias.»
hubiera encontrado con Grace ese —Seguro que tienen etiquetas con Para mantener la melancolía a
los nombres. raya, ayudó a subir y bajar a los
niños de los ponis. Julia había camisa? —El niño señaló la —Es Lois Lane —afirmó una
acertado: los animales fueron lo impecable camisa blanca oxford. vocecita.
más celebrado de la fiesta. Los Gabriel sonrió con ironía. —Sí —corroboró el primer niño—.
niños hacían cola para acariciarlos —Hoy no llevo puesto el traje. También la hemos reconocido. Es
y darles de comer entre paseo y —Pero llevas las gafas de Clark Lois Lane.
paseo. Kent. Gabriel la examinó con nuevos
Cuando llegó la hora de Él se las quitó y se las quedó ojos.
repartir los regalos, Gabriel se mirando con el cejo fruncido. —Pensaba que Lois era más alta —
colocó tras la pirámide de Pensaba que sus monturas Prada murmuró.
paquetes, al lado de Julia. eran mucho más elegantes que las —Tengo un dibujo —dijo otro
Fra Silvestro hizo un pequeño horribles gafas de Clark Kent. pequeño—. ¿Ves? —Le mostró la
discurso, agradeciendo la (Aunque tal vez se equivocaba.) cubierta de un tebeo de
generosidad de Zio y Zia Emerson. Sin embargo, no tuvo tiempo Superman—. Es ella.
Gabriel y Julia —que seguía de ofenderse, porque en cuanto se —Se ha cortado el pelo —comentó
llevando al pequeño en brazos— quitó las gafas, el niño ahogó una otro niño, desencantado—. Me
inclinaron la cabeza para agradecer exclamación. Pronto, un grupo de gustaba más con el pelo largo.
los aplausos, antes de empezar a críos se había reunido a su —Qué me vas a contar —murmuró
repartir los paquetes. alrededor. Gabriel.
Gabriel no pudo repartir muchos, —Es Superman —susurró el primer —¿Puedes hacer trucos? —
porque un niño le tiró de los niño, señalándolo triunfalmente. preguntó una niña.
pantalones para llamar su atención. Gabriel volvió a ponerse las gafas y —¿Qué clase de trucos? —Tuvo
—Hola —lo saludó Gabriel en le alborotó el pelo. que hacer un esfuerzo para no
italiano—. ¿Cómo estás? —Me temo que no lo soy. Soy el echarse a reír.
—¿Eres tú? Zio Gabriel de América. Zia Julia es —No sé: levantar cosas pesadas,
—¿Si soy quién? mi esposa. ver a través de las paredes, volar...
—Superman. Los niños se volvieron hacia —¡Oh, sí, volar! —Los niños
Gabriel lo miró sorprendido. ella, que seguía diciendo nombres empezaron a dar saltos,
—¿Por qué crees que soy en voz alta y repartiendo paquetes alborotados.
Superman? envueltos en papel de regalo de Miró a su alrededor. Cada vez
—Porque te pareces a él. vivos colores. Al darse cuenta de había más niños rodeándolo.
¿Puedo ver qué llevas debajo de la que la estaban mirando, les dirigió Suspiró y levantó las manos,
una bonita sonrisa. pidiéndoles silencio.
Luego se inclinó hacia ellos y Aunque tenía que admitir que Julia Gabriel se volvió hacia Elena, la
susurró: sería una Lois Lane preciosa. eficiente ayudante de fra Silvestro.
—Nadie sabe que Clark Kent es Se preguntó si en Florencia habría Ésta le retiró un mechón de pelo a
Superman. alguna tienda de disfraces abierta la niña de la cara, colocándoselo
—Yo lo sé —replicó un niño, en aquella época del año. detrás de la oreja.
levantando la mano. Gabriel se Mientras pensaba en ello (y en —Es raro que haya ido a buscarlo.
echó a reír. alguna otra cosa no apta para Normalmente se esconde de los
—Sí, vosotros lo sabéis, pero menores), notó que alguien lo extraños.
los adultos no. Lois y yo hemos estaba observando. Al mirar hacia —¿Cuántos años tiene? —preguntó
venido a la fiesta, pero necesitamos abajo, se encontró con una niña Gabriel.
que nos guardéis el secreto. ¿De pequeña, rubia. Lo estaba mirando —Tres —respondió Elena,
acuerdo? con los dedos metidos en la boca. pasándose al inglés—. Pero no ha
Algunos niños lo miraron con Gabriel le sonrió. dicho nada desde que llegó, hace
escepticismo, pero casi todos —Ciao, tesoro. casi un año.
asintieron. Ella se quitó los dedos de la boca y —¿Por qué no?
—Lois tiene regalos para todos. alargó los brazos. —Demasiados traumas.
¿Por qué no vais a saludarla y a Al principio, no entendió lo que Gabriel miró la cara angelical de la
recoger el vuestro? quería. La niña levantó un poco niña y maldijo para sus adentros.
Reaccionando de maneras más los brazos y los movió de un —¿Volverá a hablar algún día?
distintas, los críos empezaron a lado a otro. —Esperamos que sí. Vivir con una
dispersarse y pronto estuvieron —Te está pidiendo que la cojas en familia le iría muy bien.
distraídos con otras cosas. brazos, hombre de acero —le Sin darse cuenta, Gabriel agarró a
Julia, que había oído parte de la aclaró Julia. la niña con más fuerza.
conversación, le guiñó un ojo a Cuando Gabriel levantó a la niña, —¿Es difícil encontrar familias?
Gabriel. ésta sonrió antes de volver a —A veces. —Elena sonrió a la
—Así que Superman, ¿eh? meterse los dedos en la boca. pequeña y le preguntó en italiano si
Él negó con la cabeza. A lo En ese momento, cruzó una lo estaba pasando bien.
largo de sus treinta y cinco años de mirada con Julia. Ella la saludó y le Maria asintió y señaló hacia los
vida lo habían llamado muchas dio unas palmaditas en la espalda ponis.
cosas, pero hasta ese día nadie lo antes de seguir repartiendo los —Ah, creo que te gustaría dar un
había confundido con Superman. regalos. paseo en poni. ¿Quieres que te
—Maria no habla. lleve? Gabriel negó con la cabeza.
—Yo lo haré. Julia se quedó embobada Al verlo sonriendo y charlando
Llevó a la niña hacia los ponis observando a su marido mientras él con la silenciosa niña, Julia se
y le preguntó cuál era su favorito. estaba rodeado de niños y, más percató de que lo que le había
Ella señaló el más pequeño, uno tarde, con la niña pequeña. Había dicho Tammy era cierto: los niños
negro con manchas blancas. Tenía algo que la emocionaba al ver un sacan a la luz lo mejor de los
la cola trenzada y atada con una hombre hecho y derecho —además hombres buenos.
cinta roja. Se llamaba Cioccolato. de alto y guapo—explicándoles a Y ella deseaba darle a Gabriel la
Con cuidado, Gabriel la sentó un grupo de niños que no era oportunidad de desarrollar esa
sobre la silla y le apoyó la mano en Superman. parte de su personalidad. Algún
la espalda mientras el dueño No había tenido demasiadas día.
sujetaba las riendas y los llevaba a oportunidades de ver a Gabriel
dar una vuelta por el patio. relacionándose con niños. Nunca lo
Maria sonrió y se agarró a la crin acompañaba cuando iba de Al final de la larga pero
del animal con sus diminutos voluntario al Hogar Italiano para enriquecedora jornada, Julia se
dedos. Huérfanos. Lo había visto con sentó junto a Gabriel en la terraza
Mientras Gabriel daba vueltas Quinn, claro, pero no demasiadas de su habitación favorita en el Hotel
al patio acompañándola, se dio veces. Gallery Art. Tanto la terraza como
cuenta de que su vida podía haber Verlo tan protector y dulce con la habitación estaban llenas de
sido muy distinta. No era un Maria le había llegado al corazón. recuerdos para ambos. Era el lugar
huérfano. Era un hombre con una El Profesor era intimidante. En donde ella le había entregado su
familia gracias a Grace y a Richard, ocasiones podía ser frío y estirado. virginidad; el lugar donde él se
que le habían abierto sus En otras, como cuando lo había había refugiado cuando se sintió a
corazones y las puertas de su casa. encontrado fumando en la terraza, punto de recaer en sus adicciones
Aunque la oscuridad que se la preocupaba. Pero la tras su separación.
había apoderado de su alma aún sorprendente amabilidad y dulzura Gabriel estaba tumbado en el
no había desaparecido, dio las con que trataba a los niños hizo banco tapizado de cojines, con las
gracias por la esperanza que había que se preguntara cómo se manos en la nuca, mirando el cielo
brillado en su vida. Y prometió comportaría con sus propios hijos. cuajado de estrellas. Julia estaba
compartir esa esperanza con otros. Les alborotaría el pelo y les sentada a su lado, bebiendo un
Encontraría la manera. hablaría de Superman. Llevaría a vaso de San Pellegrino. —¿No
su hija en brazos y la trataría como prefieres un poco de vino?
a una princesa. —Agua está bien, Superman.
A él se le escapó una sonrisa. Lane. Voy a tener que cambiar el Ella suspiró decepcionada.
—Ha sido una conversación género de mis lecturas. —La lista de cosas que no quieres
de lo más interesante. Me habían —No hará falta. Pero una contarme no para de crecer.
llamado muchas cosas en la vida, sesión de juegos de rol de vez en —Que no hable no quiere decir que
pero nunca Superman. cuando podría ser interesante, quiera hacerte daño.
Julia le acarició el brazo. señorita Lane. —Pero me hace daño
—Porque no se atreven. La —Tendremos que dar una fiesta de igualmente. —Julia resopló,
verdad es que me gusta imaginarte disfraces por Halloween. frustrada—. ¿Cómo puedo ser tu
como el guapo pero empollón Gabriel le resiguió la mandíbula con compañera si no me cuentas tus
profesor de día; sexy hombre de un dedo. cosas?
acero de noche. —No hace falta que esperemos —Julianne, te prometo que hablaré
—¿No te dije que no me hasta entonces. contigo. No tomaré ninguna
llamaras empollón? —Gabriel la Un escalofrío recorrió la espalda de decisión sin consultártelo antes.
agarró por la muñeca y tiró de ella Julia al oír su tono de voz. Pero necesito... aclararme antes.
hasta que quedó tumbada sobre él. —Me encantará. ¿Lo has pasado —¿Y no puedes tratar de
El agua estuvo a punto de caerse bien en la fiesta? aclararte hablando conmigo? Soy
del vaso, así que se lo quitó de la —Por supuesto —respondió él, buena escuchando. Tal vez podría
mano y lo dejó a un lado. volviendo a mirar el cielo. ayudarte.
Gabriel le acarició la nariz con la Ella suspiró y recuperó el —Lo sé. Sé que eres buena
suya. vaso. Bebió un sorbo de agua escuchando. La mejor. Pero a
—¿Quieres que te muestre de qué mientras se planteaba cómo sacar veces un hombre necesita tomar
acero estoy hecho? el tema. decisiones por sí mismo.
—Lo estoy deseando —susurró —Ha pasado algo, ¿verdad? —¿Eso es idioma de machos?
Julia. —Sí. ¿Es así como decís ahora «No
—Nunca había pensado en ti como Julia esperó a que se lo hace falta que llenes tu preciosa
en Lois Lane, pero el parecido es explicara, pero no lo hizo. Se cabecita con esas cosas, cariño»?
extraordinario. levantó para dejar el vaso en la —¿Idioma de machos? —Gabriel
Ella puso los ojos en blanco. mesa y luego volvió a acercarse a se echó a reír y le besó la palma de
—Y yo pensando todo este él. Se sentó a su lado y le apoyó un la mano—. Eres adorable.
tiempo que estabas enamorado de brazo en el vientre. —¿Quieres Julia se apartó y se cruzó de
Beatriz y ahora resulta que en hablar de ello? brazos.
realidad estabas colado por Lois Gabriel negó con la cabeza.
—No has elegido el mejor momento —Sé lo que se siente —dijo él —Si no me hubieran acogido,
para ser condescendiente, Gabriel. con un hilo de voz—. Cuando mi ¿adónde habría ido a parar?
Poniéndose de lado, él le besó la madre murió, pasé varios meses —Estas preguntas no te llevan a
arruga que se le había formado sin saber dónde iba a acabar. ninguna parte. Tienes una familia
entre las cejas. Podría haber ido a parar a un que te quiere y me tienes a mí. —
—No pretendo ser orfanato o a una familia de acogida. Lo eres todo para mí, Julianne.
condescendiente. Eres adorable. — O podrían haberme enviado a vivir La belleza de sus palabras le
Tras una pausa, la miró con los parientes de ella en Nueva llegó al corazón. Se inclinó hacia él
intensamente y añadió—: Verte con York. para mostrarle con un beso lo que
esos niños, ver lo amable que has »Estaba en una especie de aquello había significado para ella.
sido con ellos y lo cómoda que limbo. No sabía si alguien iba a Cuando intentó apartarse, Gabriel
estabas, me ha hecho darme llamar a la puerta y se me iba a se lo impidió.
cuenta de que tienes un gran llevar, o si Richard y Grace se —Podríamos adoptar.
instinto maternal. cansarían de mí. —Pensaba que querías que
—Ha sido un día muy especial. Tus —Nunca habrían hecho algo así. tuviéramos un hijo antes.
ponis han tenido mucho éxito. —Pero yo no lo sabía. Para mí Él apartó la vista.
—Tenías razón, como siempre. eran extraños. Además, yo no era —¿Qué pasa? ¿Ha cambiado algo?
—Entonces, ¿por qué estás tan un buen candidato para la —insistió ella, al notar que volvía a
triste? adopción. Mi propio padre no quiso cerrarse.
—No puedo soportar la idea de saber nada de mí, igual que la —Los niños como Maria merecen
dejarlos allí —respondió él, sin familia de mi madre. Habrían tener un hogar. ¡Ni siquiera habla!
poder esconder más su angustia. dejado que un niño de su propia —exclamó muy alterado.
Julia lo observó sorprendida. Si en familia se quedara en el orfanato. —Podríamos ayudar a Elena a
el orfanato se había sentido así, lo ¿Entiendes que no quiera saber buscarle un hogar. Conoces a
había disimulado muy bien. —Los nada de ellos? mucha gente aquí.
niños están bien tratados. El Julia le apoyó una mano en la —¿Qué me dices de nosotros?
personal los adora. Están a salvo. mejilla. —¿Qué pasa con nosotros?
—Pero no deja de ser un orfanato. —Lo entiendo, pero no estoy —¿Por qué no la adoptamos
—Sí. —Julia le apartó un de acuerdo en que no fueras fácil nosotros?
mechón de pelo de la frente y le de adoptar. Grace y Richard se Julia lo miró a los ojos y descubrió,
acarició la cabeza, tratando de encariñaron contigo desde el primer asombrada, que hablaba en serio.
calmarlo. momento.
—Cariño, no somos buenos —Tenemos a Rebecca. me hará perder la concentración y
candidatos para adoptar una niña Ella se echó a reír. no aprobaré.
tan pequeña. —Rebecca es maravillosa, —Creo que es lo más honesto que
—Nos queremos y la querríamos a pero es la asistenta, no la niñera. has dicho nunca.
ella. Tenemos una casa con jardín. Sus hijos ya son mayores. No creo Julia levantó la cabeza y lo miró
Hablamos italiano. que quisiera ayudarnos con uno tan entornando los ojos.
—Maria es una niña con pequeño. —¿Qué quieres decir con eso?
necesidades especiales y nosotros —Creo que si hablaras con —Pues quiero decir, cariño,
seríamos padres primerizos. Me ella te sorprenderías. De hecho, que te preocupa fracasar. Aunque
preocupa mucho equivocarme. ella misma se ofreció a ayudarnos haya tanta gente dispuesta a
Gabriel se sentó bruscamente. si algún día teníamos un bebé. ayudarte para evitarlo. Incluidos
—¿Cómo vas a equivocarte? Julia se apartó de él. Rebecca y yo.
Eres la bondad y la amabilidad —¿Ya lo has hablado con Ella empezó a protestar, pero él la
personificadas. Los niños se Rebecca? interrumpió:
sienten atraídos por ti. Él levantó las manos en señal de —Sentir inquietud antes de
—No estoy preparada. rendición. formar una familia es normal, pero
—Pero ¿y si tuvieras ayuda? —No, pero antes de casarnos, creo que te sentirías insegura
La facultad me debe un año me dijo un día que esperaba igualmente, aunque no hubiéramos
sabático. Fue una de las quedarse mucho tiempo con hablado de hijos. Y eso tiene más
condiciones que puse cuando dejé nosotros; el tiempo suficiente como que ver con la imagen que tienes
Toronto. para vernos formar una familia. de ti misma que con el programa de
Julia lo miró incrédula. Gabriel frunció el cejo y calló un estudios.
—¿Usarías tu año sabático para momento antes de continuar: Julia abrió mucho los ojos.
quedarte en casa conmigo y un crío —No soy el enemigo, —Yo... No, no es verdad.
pequeño? Julianne. No estoy constantemente —Lo es. Lo sé porque yo me
—¿Por qué no? Los niños no buscando maneras de sabotear tu sentía igual cuando estaba en
están despiertos todo el rato. vida académica. Ni tu vida en Harvard. Creo que todo el mundo
Podríamos turnarnos. Reconoce general. que tiene una acusada conciencia
que tener un par de manos más en Ella agachó la cabeza. de su propia identidad siente esa
la casa haría las cosas más fáciles. —Lo siento. Es que tengo la preocupación. —Poniéndole la
—Ninguno de los dos tiene sensación de que cualquier cosa mano en la nuca, la atrajo hacia
demasiada idea de cuidar niños.
él—. Puedes hacerlo, Julianne. —Ya estás cambiando la vida de madre y de sus numerosas
Creo en ti. esos chicos. Deberías sentirte recaídas.
Ella sintió que se le llenaban orgulloso de ti mismo. Gabriel se soltó de su abrazo.
los ojos de lágrimas y, casi sin Él esbozó una sonrisa ladeada. —Bueno, pues yo no tengo ninguna
darse cuenta, se encontró entre sus —¿Estás segura de que no intención de recaer.
brazos. estás preparada para adoptar? La —Bien.
Gabriel le dijo al oído: querríamos mucho —insistió, con la —Tal vez deberíamos hablar
—Me gustaría que Maria mirada cargada de emoción. de tus recaídas. El mes pasado te
viniera a casa con nosotros. De Julia recordó las imágenes de enfrentaste a una dificultad y le
hecho, me gustaría que nos los ese día. Vio a Gabriel con Maria y pediste consejo a Paul.
lleváramos a todos. Pero tus con los demás niños y deseó de Los ojos de Julia lanzaron chispas.
estudios son sólo tuyos. Es algo todo corazón darle lo que pedía, —No vuelvas a echármelo en cara.
que vas a tener que hacer a tu pero sabía que no sería correcto. Me disculpé, ¿ya lo has olvidado?
manera. —¿Por eso no me cuentas —Lo sé, pero como la —Tienes razón, lo siento —se
lo que te preocupa? queremos, hemos de buscar lo que excusó él secamente.
Gabriel soltó el aire con fuerza. sea mejor para ella. Y lo mejor para —¿Estamos manteniendo una
—No. Aún sigo dándole vueltas. ella es que se quede con una conversación sincera o sólo estás
—Sin mí. familia de aquí. No con una pareja tratando de manipularme?
—Te lo contaré cuando l o de americanos recién casados que Gabriel la miró con disgusto.
tenga más claro. Como te dije en aún no tienen las ideas claras. —Es una conversación sincera.
Umbría, n o haré nada sin Tendrías que dejar de fumar. Siento haber metido a Paul en esto.
consultártelo antes. Necesito un —Eso n o supondría ningún Julia suspiró.
poco más de tiempo. problema. —La miró con atención— —Entiendo que es difícil ver a
Julia negó con la cabeza, pero . Estás preocupada por las drogas, los niños en el orfanato y tener que
prefirió no volver a discutir con él. ¿me equivoco? dejarlos ahí. A mí también me
—¿Seguirás yendo al Hogar Julia se removió inquieta mientras cuesta. Pero si nos lleváramos a
Italiano para Huérfanos? él la observaba. Maria ahora, no sería lo mejor para
—Sí, claro. Me necesitan. Les he —No parece que confíes mucho en ella.
prometido a los mayores que si mí. —Ese orfanato está muy bien, pero
aprueban el instituto con —Confío totalmente en ti, pero no es lo mismo que vivir con una
sobresaliente de media les pagaré no puedo evitar acordarme de mi familia.
el viaje a Italia.
—Precisamente por eso no quiero que esté con una familia Y con una mirada cargada de
debemos adoptarla. estable y con experiencia en tratar reproche, entró en la habitación.
—Ésta no es la Julianne que con niños. Está traumatizada. —¡Joder! —gritó Gabriel, cogiendo
conozco. —Gabriel se levantó. Llevarla a un lugar desconocido, el vaso de agua y arrojándolo lejos.
—Oh, sí. Sí que lo es. donde no entiende el idioma, lejos El cristal se hizo añicos contra el
—La Julianne que conozco se de sus amigos y de todo lo que le suelo de la terraza.
quitaría el abrigo para dárselo a un resulta familiar no puede ser bueno Desde lejos, le llegó el ruido de la
pobre. para ella. Estaríamos haciéndole puerta del baño cerrándose de
Ella dio un paso hacia él, con la más daño. Y no pienso consentirlo. golpe.
cara roja de rabia. »No me importa que pienses Apoyando las manos en la
—Me quitaría toda la ropa que que soy una zorra despiadada, o barandilla, se echó hacia adelante y
llevo para dársela a Maria. Pero cualquier otra cosa que se te pase dejó caer la cabeza.
por la cabeza.
34

Agosto de 2011 antes de sentarse para ponerse los —Pero mi padre piensa que
Washington, D. C. calcetines y los zapatos. nuestra relación no es nada serio.
—¿Cuándo volveré a verte? Ésa fue la condición que puso para
Simon, el hijo del senador Talbot, Natalie se arrodilló tras él y le aceptarte. No puedo permitir que
se levantó y se subió rápidamente besó el cuello. Le recorrió la alguien me vea entrando o saliendo
los vaqueros. mandíbula con un dedo, de tu apartamento. La gente nos
—¿Dónde está mi polo? — deslizándolo sobre las cicatrices observa.
preguntó, mirando a su alrededor, que le habían quedado tras su —Pues podemos quedar en un
sin ver el polo azul cielo que único pero violento encuentro con hotel. —Trató de agarrarlo del
combinaba perfectamente con el Gabriel Emerson. Él la apartó brazo, pero sólo encontró aire.
color de sus ojos. sacudiendo los hombros. Simon se dirigió a la puerta del
—En la silla. —Su novia, Natalie, se —Estate quieta. dormitorio.
sentó, sin molestarse en taparse —Lo siento. —Se sentó sobre —Mi padre me ha pedido que invite
con la sábana. los talones, arrepentida—. Apenas a cenar a la hija del senador
Como siempre, los ojos de se notan. Nadie las ve. Y a mí me Hudson.
Simon se fueron directos a sus parece que te dan un aire de tipo —¿Qué? —exclamó Natalie,
pechos, que ella se había operado duro. levantándose de un salto y
el año anterior. Apoyó una rodilla Simon se volvió hacia ella y le plantándose ante él desnuda, con
en la cama. dirigió una mirada glacial. los ojos verdes brillando furiosos y
—Dios, cómo me alegro de —¿Cuándo volveré a verte? — sus rizos pelirrojos alborotados.
haber comprado estos dos. —Bajó insistió Natalie, ladeando la cabeza. Simon le agarró la nuca con una
la cabeza y se metió un pezón en la —De momento, no. mano.
boca, succionándolo con fuerza —¿Por qué no? —No te pongas histérica.
antes de morderlo. —Tenemos que dejar enfriar las Natalie se estremeció al notar la
—Ven —lo animó ella, tocándolo cosas. frialdad de su voz.
por encima de los pantalones, pero —Pero si todo va muy bien... —No, no lo haré. Lo siento.
Simon se alejó. Trabajo para tu padre, ¡por el amor Él le acarició el cuello con el pulgar.
—Tengo que irme. Te llamaré. de Dios! —Bien, porque no me gusta que te
—Encontró el polo y se lo puso pongas histérica.
Bajó las manos y le agarró el culo. —Me importa una mierda lo móvil cuando el hijo de puta de
—Sólo es una cena. Acaba de que sea. Ya lo sabes. —La atrajo Simon la había llamado.
terminar el primer curso en la hacia él con violencia—. No vuelvas Inspiró hondo, haciendo entrar
Universidad de Duke y ha venido a mencionar a ninguno de los dos. el aire hasta el fondo de los
aquí a pasar las vacaciones. —¿Y cómo crees que me pulmones antes de soltarlo por la
Saldremos a cenar y espero siento? El padre de mi novio le ha nariz.
convencerla para que hable bien de organizado una cita con una No definiría su relación con
mi padre. Todas las ayudas son santurrona porque piensa que yo Julia como tormentosa, aunque la
bienvenidas. soy una puta. verdad era que últimamente
—¿Te la tirarás? Él le agarró el trasero con las dos estaban discutiendo mucho. Habían
Simon resopló. manos. discutido sobre el tema de la
—¿Me tomas el pelo? Seguro que —Por fin vamos por buen camino. conferencia en Selinsgrove. Y
es virgen. Ya tuve más que de Sólo tenemos que esperar a que también en Umbría, cuando él le
sobra de esa mierda con Julia. pasen las elecciones. había preguntado por su madre.
Ella arrugó la nariz al oír el nombre —Oh, soy muy buena Y esa noche habían alcanzado
de su antigua compañera de esperando. —Natalie se dejó caer un nuevo récord negativo cuando
habitación. de rodillas ante él y le desabrochó ella lo había acusado de pensar
—¿Qué te hace pensar que la hija los vaqueros—. Pero creo que que era una zorra. No podía estar
de los Hudson sea virgen? necesitas que te recuerde a quién más equivocada. Ni siquiera podía
—Su familia es muy religiosa. Son estás dejando. pronunciar esa palabra en la misma
sureños. No lo sé, pero me lo 35 frase que su nombre.
imagino. Pero había perdido los nervios
—Julia también era religiosa y antes de poder explicárselo.
eso no le impidió comértela —le Florencia, Italia Sus secretos a Julia le
recordó Natalie, cruzándose de estaban haciendo daño, lo sabía.
brazos. Gabriel fumaba un solitario cigarrillo Pero no quería hablar de las cosas
—Deja a Julia fuera de esto. No mientras contemplaba los trozos del que lo martirizaban hasta haber
necesito que el gilipollas de su vaso de agua roto. Julianne se encontrado una solución. No quería
novio me complique más la vida. había enfadado por su culpa. parecer débil ni indeciso. O, aún
—Es el gilipollas de su marido No era la primera vez que peor, no quería que la compasión
actualmente. rompía cosas delante de ella. Había de ella se transformara en lástima.
destrozado su antiguo teléfono Prefería que se enfadara. Lo que
no podía soportar era que le mientras esperaba a que Julia se —Tienes razón sobre Maria.
perdiera el respeto. durmiera. Es que quería hacer algo por ella. Y
No había encontrado una Fue al baño a lavarse los nunca he pensado que seas una
solución. Todavía no. Se debatía dientes y se desnudó, dejando la zorra. No creo que seas fría ni
entre dos salidas extremas, pero ropa tirada en el suelo. Se dio una despiadada. Eres mi amada.
ambas eran inadmisibles. En esos ducha rápida para quitarse el olor a —Entonces necesito que seas
momentos, le faltaba valor o tabaco de la piel. más amable conmigo. La verdad,
sabiduría para dar con una Desnudo y con el pelo Gabriel, estos últimos días a tu lado
alternativa válida para los dos. húmedo, se deslizó entre las han sido muy duros. No quiero que
Julianne tenía razón. Si sábanas, con cuidado de no nuestro matrimonio sea así.
adoptaban un niño, tendría que tocarla. Un rápido vistazo le había Él se tensó.
dejar de fumar. Pero lo había revelado que se había puesto un —Encontraré la manera de
dejado ya una vez, mientras se camisón y que se había tumbado compensarte. Te lo prometo.
rehabilitaba. Podía volver a hacerlo. de lado, dándole la espalda. —No quiero que me compenses.
Pensó en Tom y Diane. «Mensaje recibido, cariño.» Sólo quiero que me cuentes qué te
Habían pasado de la euforia de Mientras se acostaba, le pareció pasa.
saber que iban a ser padres a la que ella murmuraba algo, inquieta. —Lo haré. Te lo prometo.
desolación de enterarse de que su —Lo siento —musitó Gabriel. —Cuéntamelo ahora —ordenó ella
hijo tenía un defecto que ponía en Al ver que no respondía, apagó la con firmeza.
riesgo su vida. No se podía ni luz y se puso asimismo de espaldas —Por favor, Julianne —susurró
imaginar la impotencia que debían a ella. Inmediatamente, Julia se Gabriel—. Te pido que me des un
de estar sintiendo. Había conocido volvió hacia él y lo abrazó desde poco más de tiempo.
una sombra de esa impotencia atrás. —¿Para que puedas tomar tu
cuando Paulina... —Yo también lo siento. importante decisión sin mí?
Se obligó a centrarse en el —Prometimos que no volveríamos —No haré nada sin hablarlo
cigarrillo que tenía en las manos. a irnos a la cama enfadados. antes contigo. ¿Nunca has estado
Esa noche no podía permitirse —No estoy enfadada, Gabriel. preocupada por algo y has tratado
vagar por esa senda oscura. Estoy dolida. de hallar la mejor solución por tu
Levantó la vista hacia la Él hizo una mueca de dolor y se cuenta? No puedes tomar esta
silueta de Florencia. Contempló la aferró al brazo que le rodeaba la decisión por mí. —Negó con la
torre del Palazzo Vecchio y los cintura. cabeza—. Sólo te pido que tengas
demás edificios iluminados un poco de compasión.
Julia lo miró a los ojos y no vio ni esposa lo mucho que la amaba. Y a decidieran quedarse con Maria, el
rastro de falsedad en ellos. hacerlo en público. gobierno italiano se opondría.
—Te daré un poco más de tiempo. Al salir del hotel, pensó que Gabriel se marchó con la
Pero quiero que llames al doctor las calles de Florencia le gustaban lección aprendida, tras haber hecho
Townsend. especialmente por la mañana una generosa donación para cubrir
Gabriel abrió la boca para protestar, temprano, antes de que la ciudad los gastos de la pequeña. Además,
pero ella lo interrumpió: se desperezara. insistió en que Elena se pusiera en
—No aceptaré una negativa. O Se detuvo en la cafetería del contacto con él si surgían nuevas
me cuentas qué te preocupa o Museo Gucci en la Piazza della necesidades.
hablaré yo con él. Si no quieres Signoria a tomar un espresso y un Perdido en sus pensamientos,
hacerlo por ti, hazlo por nosotros, bollo. Los disfrutó sentado en la se sentó en una cafetería cerca de
pero habla con alguien, por favor. terraza mientras leía La Nazione, la iglesia de la Santa Croce. En vez
Respirando hondo, él asintió. haciendo tiempo hasta que Elena de quedarse mirando a las guapas
empezara su jornada laboral en el mujeres que pasaban, hizo unas
orfanato. cuantas llamadas, tratando de
Gabriel se despertó cuando A las diez en punto llamó a la convencer a las mejores familias de
estaba a punto de amanecer y salió puerta. La mujer se mostró muy Florencia de que ayudaran al
de la habitación antes de que Julia sorprendida al verlo y más orfanato mediante adopciones o
se despertara. Aunque le dolió sorprendida aún al enterarse del acogidas.
dejar la calidez de sus brazos, tenía motivo de su visita. Obtuvo reacciones variadas.
una misión que cumplir. Y cuanto Le dio las gracias por su Todo el mundo parecía dispuesto a
antes obtuviera la información que interés por Maria y le sugirió que, si desprenderse de parte de su dinero
necesitaba, más cerca estaría de quería ayudar a la niña, podía para ayudar económicamente a la
encontrar una solución. pagar el coste del terapeuta que la institución, pero ninguna de las
(O eso esperaba.) visitaba para hacer que recuperase parejas estaba interesada en la
Esa tarde tenía una importante el habla. acogida. La adopción quedaba
reunión con su viejo amigo, el Cuando Gabriel sacó el tema absolutamente descartada.
dottore Vitali, director de la Galería de la adopción, Elena le dijo que Una vez más, Gabriel fue
de los Uffizi. adoptar un niño en Italia no era consciente del derroche de
Gabriel estaba más decidido fácil. Sólo se permitía hacerlo a generosidad de que había sido
que nunca a demostrarle a su parejas que llevaran más de tres objeto en su infancia, al darse
años casadas. Aunque Julianne y él cuenta de todas las razones a las
que Richard y Grace podían Aunque seguía igual de Por mucho que quisiera
haberse aferrado para no adoptarlo. agobiada y angustiada por el peso ayudar a Maria, no podía asumir
Por suerte para él, no lo hicieron. de las obligaciones académicas, no una adopción en ese momento. Tal
podía quitarse de encima la vez al cabo de un par de años,
sensación de que estaba siendo cuando se conocieran mejor y Julia
Julianne se despertó en la egoísta al poner su educación por estuviera ya más avanzada en su
cama vacía de una silenciosa delante del bienestar de una niña. tesis. Una vez acabados los cursos
habitación de hotel. Pero Gabriel le De todos modos, no le parecía de doctorado, podría dedicarse
había dejado un vaso de agua en la adecuado llevarla lejos de su país, exclusivamente a la preparación del
mesilla, junto a una nota: a una casa desconocida, llena de proyecto y a la redacción del texto.
extraños. Especialmente sin saber Era más fácil combinar la
He ido a hacer unos recados.
qué era lo que tanto preocupaba a maternidad con la investigación
Volveré a tiempo para arreglarme
Gabriel. desde casa.
para la inauguración de esta noche.
«Tal vez quiere que tengamos hijos (O eso suponía.)
Te quiero. en seguida y se está preparando Seguía preocupada por su
Y me gusta mi cuerpo cuando está para plantearme el tema.» marido. No sabía qué demonios
con tu cuerpo, G. Le dio unas cuantas vueltas al secretos lo atormentaban, ni por
tema, pero luego lo dejó de lado. qué se mostraba tan reservado
En el dorso, Gabriel le había Gabriel le había asegurado que sobre las soluciones que buscaba.
escrito el poema de e.e. cummings entendía su ansiedad respecto al Cogió su iPhone de la mesilla de
que empezaba con la última frase doctorado. No iba a cargarla con noche y le envió un mensaje:
de su nota. más preocupaciones.
Julia leyó y releyó el poema, Había trabajado tanto para G:
preguntándose qué tipo de recados llegar hasta allí... Sus comentarios He echado de menos despertarme
habría ido a hacer. de la noche anterior sobre «la a tu lado esta mañana.
Tenía que admitir que se Julianne que conocía» le habían Gracias por la nota y el poema.
sentía un poco culpable. Gabriel hecho mucho daño. Ella se había Con ganas de que llegue ya la
tenía razón. Maria necesitaba una pasado la vida tratando de ser inauguración.
familia que la quisiera y se compasiva con los demás. Y no Yo también te quiero.
preocupara por ella. No le creía que ser buena persona J.
extrañaba que él se sintiera tan obligara a abandonar todos los
xx
atraído por la niña. sueños personales.
Luego, haciendo un esfuerzo entre ellos crecería y crecería hasta —No se atreverían —insistió
para ejercer la caridad, se vistió y que acabara perdiéndola. Gabriel, dándole un beso en la
pasó el día buscando al mendigo al Cogió el teléfono y marcó el frente.
que le había dado dinero durante número de la consulta del —¿Cómo puedes estar tan seguro?
su primera visita a Florencia con terapeuta. Al no encontrar a nadie, Una sombra le cruzó el rostro, pero
Gabriel. dejó un mensaje largo. en seguida la eclipsó con una
Buscó y preguntó por todo el Después abrió el portátil y, tras sonrisa.
centro, pero nadie parecía recordar conectarse a Google, escribió dos —Confía en mí.
a ningún hombre que respondiera a palabras: «Owen Davis». —Mi padre me ha llamado
esa descripción. antes —dijo Julia, resiguiendo el
Mientras Julianne ahogaba borde de la encimera de mármol
sus penas en una limonada helada Varias horas después, Julia con un dedo.
en el bar Perseo, Gabriel estaba estaba en el cuarto de baño, —¿Qué te ha dicho?
acabando su reunión con el dottore maquillándose, mientras Gabriel se —Tienen previsto casarse el
Massimo Vitali en los Uffizi. Cuando afeitaba a su lado. Día del Trabajador. Será una boda
volvió a la habitación, la encontró Cuando ella se rozó con los íntima. No quieren esperar más.
vacía, pero el aroma de azahar de dedos una zona del cuello, se Papá está más a gusto en su casa
la colonia de Julia permanecía en el encogió sin querer. Aunque la señal y Diane no quiere mudarse a vivir
aire. que le había dejado el mordisco de con él hasta que estén casados.
Simon ya no era visible, cada vez
Tenía muy buenos recuerdos —¿Y el bebé?
que se tocaba allí notaba sus
de su anterior visita a Florencia. En —No hay novedades. Diane
dientes. Una mano cariñosa le
la suite del hotel había una pared está bastante bien y el niño todo lo
acarició la nuca.
que le gustaría poder enmarcar o bien que cabe esperar. Los
—No volverá a hacerte daño nunca
convertir en una capilla. Recordó controlan a menudo. —Julia negó
más.
los primeros tiempos de su relación. con la cabeza—. Pero papá se
Julia buscó los ojos de Gabriel en el
Había tenido que esforzarse mucho siente muy impotente.
espejo.
para ganarse la confianza de —Es normal. Quiere protegerlos y
—Ojalá pudiera creerlo, pero no
Julianne. De pronto, le vino una no puede hacer nada.
puedo quitarme de encima la
imagen de cómo sería su vida sin Julia asintió, observando el mármol
sensación de que Natalie y él no
ella: vacía, desnuda, fría. como si fuera lo más interesante
han acabado conmigo.
Tenía que resolver sus del mundo.
problemas en seguida, o la brecha —Siento lo de Maria.
—Yo también. —Se apoyó en —Tú nunca has sido sólo mi novia, invitados de honor no pueden llegar
el mármol y se miró los pies—, pero Julianne. Eras mi amante. Y tarde.
al menos he intentado ayudarla. seguimos siendo amantes. —Pero no estaría bien que
—Tal vez alguna de las —¿Cómo olvidarlo? —Ella uno de los invitados de honor
familias con las que has hablado señaló hacia el dormitorio, estuviera de mal humor toda la
cambien de idea. Si la conocieran, recordando su primera vez juntos— noche porque está excitado y
seguro que se enamorarían de ella. . He sido tan feliz aquí. Y esta frustrado. Hemos discutido y lo
Él asintió, moviendo los dedos de noche te acompañaré a los Uffizi hemos solucionado. Me debes el
los pies. como tu esposa y podremos sexo de reconciliación.
—No diré que te comprendo, inaugurar la exposición de tus Julia alargó la mano para
Gabriel, porque no sería verdad. Yo dibujos juntos. comprobar su grado de excitación.
no soy adoptada y, por lo tanto, no —Son nuestros dibujos. Y te —No quiero que estés
comparto esa afinidad especial que quiero más ahora que entonces. incómodo, Profesor, pero es que
tienes con los niños del orfanato. Si Aunque no hubiera creído que aún tengo que arreglarme. Mira qué
pudieras esperar a que terminase fuese posible. pelos llevo.
los cursos de doctorado... —Yo también te quiero más Él se echó hacia atrás para
—Tenemos mucho tiempo para ahora. —Julia bajó la vista y se mirarle la oscura melena,
hablar de estas cosas. No hay quedó mirando sus uñas pintadas manchada en varios puntos de
prisa. de rojo—. Tu amor me ha curado crema de afeitar.
Él sonrió. de muchas maneras. —Muy bien —refunfuñó—.
Julia sintió alivio y alarma al mismo Gabriel dejó la maquinilla de afeitar Pues luego no te quejes si te llevo a
tiempo. sobre el mármol. un rincón oscuro para hacer contigo
Gabriel se siguió afeitando, —No sé por qué te empeñas lo que quiera.
mientras ella lo observaba en ponerte cariñosa mientras me —Cuento con ello, Superman.
fascinada. afeito. —Trató de no mancharle la —Julia le mordisqueó la oreja antes
—Esto me recuerda nuestro bata de seda de espuma de afeitar, de liberarse de su abrazo—. Y para
primer viaje a Florencia. ¿Te pero fracasó—. Ahora vamos a que conste, a mí también me gusta
acuerdas de cuando nos tener que acostarnos. Ella se echó mi cuerpo cuando está con el tuyo.
estábamos arreglando para ir a los a reír.
Uffizi? Entonces sólo era tu novia. —No podemos. Tenemos que
Él se detuvo. estar en los Uffizi a las siete. Los
Poco después, Julia salió del baño La sonrisa de Gabriel se desarrollo económico de
y se dirigió hacia la zona de estar, desvaneció de golpe. Afganistán.
donde la aguardaba Gabriel. Ella se miró los pies. —Sólo tú elegirías el perfume
—¿Qué te parece? —Pero puedo organizarte un pase pensando en el comercio justo —
Dejando el libro que había estado privado, si quieres. susurró Gabriel, con una penetrante
leyendo, él se levantó y se quitó las —¿En un rincón oscuro de los mirada—. ¿Qué he hecho para
gafas. Uffizi? merecerte?
Le dio la mano y la hizo dar Cuando sus miradas se cruzaron, —Tienes derecho a ser feliz. ¿Por
una vuelta. Su vestido de Valentino Julia asintió. qué no te das permiso para
era muy femenino. Tenía cuello Gabriel la besó en la mejilla. creerlo?
barco, mangas abombadas, talle —Estás preciosa. Los invitados no Él la miró en silencio antes de
ajustado y falda acampanada. La harán caso de Boticelli. Sólo te tomarla de la mano y llevarla hacia
tela era un tafetán rojo intenso. mirarán a ti. la puerta.
Julia se tiró del dobladillo, que le —Oh, no digas eso, Gabriel. Julia sintió que el corazón se
quedaba por encima de las rodillas. Ya estoy bastante nerviosa. — le resquebrajaba al darse cuenta de
—Creo que debí comprarme algo Sacudió una imaginaria mota de que su amor no lo había curado a
negro. polvo del hombro de Gabriel y le él.
—No. —La vista de Gabriel se enderezó la pajarita negra—. Estás
paseó por sus hombros expuestos, muy guapo. No tengo oportunidad
sobre el busto y más abajo, hasta de verte con esmoquin muy a —Professore, signora —los
llegar a sus piernas largas y bien menudo. saludó Lorenzo, el ayudante del
formadas—. El rojo es perfecto. —Puedo organizarte un pase dottore Vitali, cuando llegaron a los
Siguió bajando la vista hasta llegar privado —repitió él, besándole el Uffizi—. Primero nos reuniremos
a sus zapatos de tacón negros. interior de la muñeca. Cerró los con los medios durante la
Eran unos peep toes Prada. —Me ojos para inhalar su perfume. inauguración. Luego visitaremos la
oculta información, señora —Rosas. —Abrió los ojos exposición y, antes de la cena,
Emerson. No recuerdo haber visto bruscamente—. Has cambiado de habrá un cóctel.
estos zapatos antes. perfume. Gabriel asintió en italiano, sin soltar
Ella alzó una ceja. —Sí. Se llama Noble Rose of la mano de Julia.
—No eres el único que tiene Afghanistan. Es delicioso, ¿no Lorenzo los guió hasta un
secretos, Profesor. crees? Y es un producto de pasillo donde se había reunido una
comercio justo, que permite el multitud de unas cien personas.
Julia reconoció muchas caras de la mejor se había dado cuenta de que originales de Botticelli de La Divina
conferencia de Gabriel de hacía un la mujer era al menos diez años Comedia de Dante. Que, aunque
año y medio. Todos los hombres mayor que Christa. ocho de las ilustraciones originales
llevaban esmoquin, excepto los Gabriel notó que Julia se se habían perdido, los Emerson
miembros de la prensa. Las detenía, pero iba distraído estaban en posesión de un juego
mujeres lucían vestidos, muchas de escuchando las instrucciones de completo de cien ilustraciones.
ellas vestidos largos. última hora del dottore Vitali. Mientras recorría a los presentes
Julia bajó la vista hacia sus piernas, Cuando se volvió a ver qué pasaba, con la mirada, Julia se fijó en una
cohibida. algo muy parecido a un gruñido cara. Un hombre rubio con aspecto
Pronto estuvieron rodeados de salió de su garganta. juvenil y ojos grises bastante
gente. Gabriel no paraba de —Ah, veo que conoce al peculiares la miraba fijamente. Su
estrechar manos y de intercambiar profesor Pacciani —le susurró Vitali reacción era tan distinta a la del
frases de cortesía, presentando a al oído—. Hemos invitado a los resto de invitados que Julia le
Julia como su hermosa esposa. docentes universitarios, tal como devolvió la mirada hasta que
Ésta no perdía detalle mientras él nos pidió. Gabriel le dio un codazo para que
hablaba con los invitados en —Bien —dijo Gabriel, aunque prestara atención al anfitrión.
italiano, francés y alemán, mentalmente lamentó no haber El dottore Vitali contó la
desenvolviéndose con comodidad. especificado a quién no había que historia de las ilustraciones con
Pero no la dejó sola ni un momento, invitar. todo detalle hasta llegar al siglo
rodeándole la cintura con el brazo. —¿Vamos? —El dottore Vitali XIX, cuando volvieron a aparecer
Cuando el dottore Vitali les señaló hacia la puerta y los misteriosamente.
señaló la puerta de la exposición Emerson lo siguieron. La galería se sentía muy
para que lo siguieran, Julia se Julia y Gabriel se enfrentaron orgullosa de mostrar unos dibujos
detuvo en seco. juntos a la prensa, parpadeando que no habían visto la luz pública
A menos de quince metros, el por los flashes de las cámaras probablemente desde su creación.
profesor Pacciani, con una mujer mientras Vitali los presentaba. Ella Entre murmullos de
alta y morena cogida de su brazo, trató de disimular el nerviosismo, aprobación, el público rompió en un
la estaba mirando fijamente. pero ser objeto de tanta atención no espontáneo aplauso mientras Vitali
Julia abrió mucho los ojos. era fácil. agradecía a los Emerson su
Por un momento, le había E l director dio una larga generosidad.
parecido que s u acompañante era explicación sobre las ilustraciones. Gabriel soltó la cintura de Julia y le
Christa Peterson, pero al fijarse Contó que eran copias de las tomó la mano para darle ánimos.
Agradecieron los aplausos con que Dante tanto amó: Florencia. Infierno. Al recorrer la colección, se
sonrisas e inclinaciones de cabeza. Gracias. contemplaba el camino que una
Luego, Gabriel se acercó al podio y, Los presentes aplaudieron con alma debía recorrer para pasar del
en italiano, dio las gracias a los una sola excepción. Nadie pareció pecado a la redención. Y, por
Uffizi y a su director. darse cuenta de la cínica reacción supuesto, también estaba la
Volviéndose hacia Julia, añadió: del hombre rubio al oír a Gabriel inevitable reunión entre Dante y su
—No puedo dejar de animar a llevar una vida virtuosa, ni amada Beatriz.
mencionar a mi esposa, Julianne. su mirada de desprecio cuando oyó —¿Qué te parece? —le
La hermosa dama que tienen ante el nombre de Dante. preguntó Gabriel, mientras cogidos
ustedes es la razón de que Gabriel volvió al lado de Julia y de la mano contemplaban una de
estemos aquí esta noche. De no le dio un casto beso en la mejilla sus ilustraciones favoritas, la de
ser por ella, me habría quedado las antes de hacerla girar para que Dante y Beatriz en la esfera de
ilustraciones sólo para mí. Con sus quedara de cara a la prensa. Mercurio.
palabras y sus actos me ha Posaron para las cámaras antes de Beatriz llevaba un vestido
mostrado el significado de la cortar la cinta que barraba el paso a vaporoso y señalaba hacia arriba,
bondad y la caridad. las salas de exposición. Entre mientras Dante seguía su gesto con
Julia se ruborizó, pero no pudo aplausos, la muestra se declaró la mirada.
apartar la vista de los hipnóticos inaugurada. —Es precioso. —Julia enlazó
ojos de Gabriel. —Por favor. —Vitali señaló el meñique con el de él—.
—El acto de hoy es sólo una hacia la puerta, indicando que los ¿Recuerdas la primera vez que me
pequeña muestra de su trabajo Emerson tenían que ser los mostraste esta ilustración? Cuando
filantrópico. Ayer pasamos el día en primeros en visitar la colección. me invitaste a cenar a tu casa en
el orfanato franciscano, con los En cuanto entraron en la sala, Toronto.
niños. Y esta misma mañana, mi Gabriel y Julia se quedaron Gabriel se llevó la mano de su
esposa ha estado recorriendo las boquiabiertos. Habían hecho esposa a los labios, besándole la
calles del centro para hacer una reformas. Las paredes, que solían palma con reverencia.
obra de caridad. ser de tonos pálidos, estaban —¿Cómo olvidarlo? Sentí el
»Los animo a disfrutar de la pintadas de un azul intenso, sobre impulso irrefrenable de
belleza de las ilustraciones de La el que las ilustraciones a tinta enseñártelas. Ni siquiera se las
Divina Comedia y a celebrar luego destacaban mucho más. había mostrado a Rachel. Algo me
en sus corazones la belleza, la Estaban expuestas por orden. dijo que podía confiar en ti.
caridad y la compasión en la ciudad La primera era el famoso Mapa del
—Puedes confiar en mí —afirmó —Buenas noches —saludó éste Ésta estaba muy sorprendida
ella, mirándolo muy solemne. con brusquedad, agarrando a Julia por la actitud de su marido, pero
—Lo sé. de la mano. prefirió no decir nada hasta que
Gabriel parecía estar dudando. Al ver el movimiento ese, el llegaron al otro extremo de la
Por un momento, Julia creyó que desconocido sonrió galería.
iba a confesarle sus secretos, pero disimuladamente. —¿Quién era ese hombre?
alguien los interrumpió. —Una noche memorable — —No tengo ni idea, pero
El atractivo hombre rubio se acercó comentó, señalando a su alrededor. mantente alejada de él. —
para contemplar la ilustración. —Así es —replicó Gabriel, Claramente agitado, se pasó una
Como si se tratara de un sujetando a Julia con más fuerza. mano por la boca.
sueño, Julia lo observó moverse. Ella le devolvió el apretón, para —¿Por qué? ¿Qué está pasando?
Su cuerpo parecía deslizarse sin indicarle que empezaba a hacerle —Julia lo obligó a detenerse y a
tocar el suelo. Sus pasos eran daño. mirarla a los ojos.
fluidos y silenciosos. A pesar de —Qué generoso por su parte —No lo sé —respondió él, y parecía
que parecía muy alto, en realidad compartir sus ilustraciones. —El sincero—. Pero hay algo en ese
era varios centímetros más bajo tono del invitado era francamente hombre que no me gusta.
que Gabriel. Y aunque parecía irónico—. Y qué suerte haberlas Prométeme que te mantendrás
esbelto, el elegante traje negro comprado de un vendedor secreto y alejada de él.
ocultaba poderosos músculos. no en el mercado. Julia se echó a reír y el sonido de
Los Emerson se apartaron Los ojos del desconocido se su risa resonó por toda la sala.
educadamente, pero antes de que desplazaron de Gabriel a Julia, —Es un poco raro, pero parece
Gabriel mirara a los ojos al recién donde permanecieron unos agradable.
llegado. Sin decir nada, se colocó instantes. Las aletas de la nariz se —Los pit bulls también son
entre el desconocido y Julia, en un le abrieron y la mirada se le suavizó agradables hasta que metes la
movimiento protector. antes de volverse hacia la mano en su jaula. Si ves que se
—Buenas noches —dijo el extraño ilustración. acerca, date la vuelta y aléjate de
con acento británico, haciendo una —Sí, me considero muy él. Prométemelo —susurró Gabriel.
reverencia. afortunado. Que pase una buena —De acuerdo, pero no lo entiendo.
Gabriel reconoció el acento de la noche. —Con una brusca ¿Os conocéis de antes?
zona de Oxford. inclinación de cabeza, Gabriel se —No lo creo, pero no estoy
alejó sin soltar la mano de la joven. seguro. No me ha gustado cómo te
miraba. Parecía que quería mantenían a una distancia Cuando llegaron a la última
agujerearte el vestido con los ojos. respetuosa. ilustración, Julia se volvió hacia su
—Menos mal que tengo a —Eres un acompañante marido.
Superman a mi lado para encantador, Profesor. —Una exposición increíble. Han
protegerme. —Julia le dio un beso —Gracias. —Gabriel se inclinó hecho una labor fantástica.
decidido hacia ella para susurrarle al oído—: —No hemos terminado. —
—. Te prometo evitarlo, a él y a Siento haberte hecho pasar Gabriel trataba d e disimular una
todos los hombres guapos de la vergüenza con la presentación. Mi sonrisa, pero los ojos azules le
sala. intención era animar a los brillaban como zafiros.
—¿Lo encuentras guapo? — asistentes a colaborar con el —¿Ah, no? —Ella miró a su
preguntó él, malhumorado. orfanato. alrededor, confusa.
—Sí, pero es una belleza —En ese caso, puedes Cogiéndola de la mano, Gabriel la
distante, como la de una obra de avergonzarme tanto como quieras. llevó a la planta de arriba, a la sala
arte. No como tú. Si me besas, me Sólo con que una persona se anime Botticelli.
olvidaré de él para siempre. a ayudar, todo esto habrá merecido Al entrar allí, Julia se quedó
Gabriel se inclinó hacia ella y la pena. Aunque a nadie le gusten inmóvil, como cada vez que veía
le acarició la mejilla con el dorso de las ilustraciones. aquel lugar. Poder contemplar a la
los dedos antes de unir sus labios —¿Cómo no les van a gustar? Son vez El nacimiento de Venus y La
en un beso. exquisitas —afirmó Gabriel, primavera siempre la dejaba sin
Julia se mordió la parte interna de mirando a su alrededor. aliento.
la mejilla. Julia estaba de acuerdo. A lo En aquella sala, Gabriel había
—Me has hecho pasar un largo de los siglos, muchos artistas dado su conferencia durante su
poco de vergüenza durante la se habían inspirado en la obra de primera visita juntos a Florencia.
presentación. No me gusta ser el Dante, pero los dibujos de Botticelli Había hablado de matrimonio y de
centro de atención. siempre habían sido sus favoritos. familia, cosas que en aquel
—Tú eres la auténtica benefactora. Siguieron recorriendo la momento a ella le habían parecido
Yo sólo soy tu acompañante. exposición, deteniéndose ante cada etéreas como un sueño.
Ella se echó a reír, pero esta uno. Gabriel comprobó satisfecho Mientras contemplaba La
vez la risa ya no resonó tanto que el extraño parecía haber primavera, se sintió feliz. Había
porque la sala se había llenado. La desaparecido. algo en aquel cuadro que la
mayoría de los asistentes se reconfortaba. Y nunca era lo mismo
una reproducción que el original.
Si cerraba los ojos, sentía el perfil, con los ojos cerrados y la Beatriz por primera vez en el
silencio del museo, sólo roto por el larga melena levantada por unas Purgatorio. — Gabriel le rozó el
eco de pasos lejanos. Si se manos masculinas. Estaba rostro con los dedos y le dirigió una
concentraba, podía oír en su mente sonriendo. mirada cargada de sentimientos—.
la voz de Gabriel hablando sobre La había hecho Gabriel en Yo sentí lo mismo. Cuando te vi en
los cuatro tipos de amor: el amor Toronto, la primera vez que ella Cambridge después de tantos
sexual, la amistad, el amor familiar accedió a posar para él. En la placa meses, recordé esos versos. Al
y el amor que se sacrifica. leyó lo siguiente: verte allí, de pie, en la calle,
De repente, abrió los ojos y se recordé todo lo que había perdido.
sintió atraída por la imagen de «Deh, bella donna, che a’ raggi Esperaba que me vieras y te
Mercurio, en la parte izquierda del d’amore ti scaldi, s’i’ vo’ credere a’ acercaras a mí.
sembianti che soglion esser
cuadro. Lo había visto mil veces, Gabriel la atrajo hacia su pecho
testimon del core, vegnati in voglia
pero en ese momento, la figura la di trarreti avanti», diss’io a lei, mientras los ojos de Julia se
inquietó. Había algo en su «verso questa rivera, tanto ch’io llenaban de lágrimas.
apariencia, algo en su rostro que le possa intender che tu canti. —No llores, mi dulce niña. Eres mi
resultaba extrañamente familiar... Tu mi fai rimembrar dove e qual era Beatriz, mi hojita pegajosa y mi
—Desde la última vez que Proserpina nel tempo che perdette bella esposa.
estuvimos aquí, han hecho una »Siento haberme portado
la madre lei, ed ella primavera».
nueva adquisición. —La voz de como un cabrón contigo. Quería
Dante, Purgatorio 28.045-051
Gabriel la sacó de sus disculparme y demostrarte lo
pensamientos. importante que eres para mí. Eres
«Ah, hermosa dama, iluminada por
—¿Dónde está? rayos de amor. Si tu apariencia mi obra de arte.
Él la sujetó por el codo y la fuera una señal de la belleza de tu Julia levantó la vista y lo miró a los
guió hacia una gran foto en blanco corazón, te pediría que te acercaras ojos.
y negro que colgaba en la pared de a la orilla de este río —le dije—, Él le secó las lágrimas con los
enfrente de El nacimiento de para poder oír tu canto. pulgares antes de besarle la frente.
Venus.
Me recuerdas cómo Proserpina era —Eres mi Perséfone. Eres la
Ella se cubrió la boca con la mano. cuando su madre la perdió y se doncella y yo soy el monstruo.
—¿Qué hace eso ahí? convirtió en primavera.» —No hablemos más de
Gabriel la empujó hasta que monstruos. —Julia le pasó la mano
pudo leer la placa que había por el esmoquin, preocupada por si
—Son las palabras que
debajo. Era una foto de Julia de
pronuncia Dante cuando ve a
había manchado la lana del traje —¿Tenemos la sala Botticelli para que se dirigía hacia el pasillo tan de
con las lágrimas o el maquillaje. nosotros solos? prisa como le permitían los tacones.
Gabriel la abrazó con fuerza y Gabriel le dirigió una mirada —Me sorprendes, señora Emerson.
la besó hasta dejarla sin aliento. traviesa y le susurró al oído: —¿Por qué? —preguntó ella,
Cuando la soltó, ella se echó a reír. —No sólo eso. También el pasillo. levantando la voz para hacerse oír
—Ya veo que estás disfrutando con —¿Me tomas el pelo? por encima del ruido de los
la exposición, señora Emerson. —No. Nadie puede subir a tacones.
—Mucho, pero me gustaría esta planta hasta dentro de —Se supone que eres tímida. Se
que retiraran la foto —añadió, cuarenta y cinco minutos — supone que eres la seducida, no la
poniéndose seria—. Aprecio el respondió Gabriel, consultando la seductora.
gesto, pero no quiero estar hora en su Rolex—, que es cuando La joven se volvió a mirarlo con los
expuesta a la vista de todo el tendremos que bajar para la ojos brillantes.
mundo. recepción y la cena. —Quiero un orgasmo contra
—No lo estás. Con un movimiento brusco, una pared florentina, Profesor. Un
Julia echó un vistazo a la foto y Julia le agarró las solapas con las orgasmo de esos de infarto, que te
volvió a mirar a Gabriel. dos manos y tiró de él para darle un dejan sin respiración. Acabas de
—Todo el mundo la verá. beso largo y apasionado en los decirme que disponemos de algo
—Vitali quería hacernos un labios. que nunca creí que pudiéramos
regalo, pero no acepté nada. Luego —Parece que te gusta la sorpresa tener: privacidad en un espacio
se me ocurrió esto como un —comentó, cuando ella finalmente público. ¡Que le den a la timidez!
obsequio para ti. Él accedió a lo soltó. Gabriel se echó a reír a carcajadas,
colgar tu foto aquí durante un rato. —Vamos. —Julia lo agarró de la tirando la cabeza hacia atrás.
—Señalando a su alrededor, añadió mano y lo llevó hacia la puerta. Luego la guió hasta un rincón
—: Vitali es un viejo romántico y —¿Adónde? oscuro del pasillo, entre dos
estuvo encantado de hacer algo —Sexo de reconciliación, sexo estatuas de mármol situadas sobre
especial para nosotros. Accedió a museístico, sexo de pasillo... Me da pedestales.
colgar la foto durante exactamente igual la etiqueta que le pongas, —Esta vez no pararé —susurró él,
una hora, que es el tiempo que pero aprovechemos esta levantándole el vestido a la altura
tenemos esta sala para nosotros oportunidad. de los muslos.
solos. Riendo, Gabriel se encontró —Bien.
Los ojos de Julia se abrieron como siguiendo a una Julia muy decidida, —No hay aire acondicionado
platos. en esta zona, así que las cosas
pueden ponerse un poco calientes. —¿Dónde están las bragas? La reacción de Julia había sido
— Le acarició el muslo con el dorso —Me gusta mi cuerpo cuando está mejor de lo que esperaba y casi no
de la mano. con el tuyo, ¿te acuerdas? Las podía contener la felicidad que
—No esperaba menos, Profesor. bragas siempre molestan. Gabriel sentía.
Julia le rodeó el cuello con los volvió a gruñir y el sonido resonó a Ella se movía y se retorcía,
brazos y tiró de él. lo largo del pasillo. gimiéndole al oído.
Gabriel l a levantó mientras —Has ido así toda la tarde. —No me hagas esperar —le rogó,
ella l e rodeaba l a cintura con las Julia le guiñó el ojo. tirando de él en vano.
piernas y la apoyó contra los —No me extraña que aquel hombre Gabriel rebuscó en los bolsillos.
cristales del pasillo. te mirara. —Menos mal que he traído esto —
Ella se estremeció cuando notó el —Deja de hablar de otros hombres dijo, mostrándole un paquete
frescor de los cristales en la —lo reprendió ella, tirando de la pequeño, cuadrado y brillante. Ella
espalda. pajarita. se lo quedó mirando.
—Y ahora, dime. ¿Quién es guapo? Gabriel cerró los ojos y se —¿Cómo es que lo llevabas?
—Tú. Sólo tú. —Julia le capturó la inclinó hacia ella para besarla una Él se echó a reír.
boca justo cuando él gruñó. vez más, acariciándole la lengua —Pensé que estarías incómoda
Lo besó con determinación, con la suya. toda la noche si no lo usábamos.
trazándole el contorno de los labios. Julia cambió de postura y los Julia parpadeó.
Cuando Gabriel abrió la boca, la finos tacones de aguja se le —¿Lo tenías todo planeado?
lengua de ella se deslizó en su engancharon en la chaqueta del —Por supuesto —respondió
interior con ganas. esmoquin. Tiró de la pajarita hasta Gabriel, apretándole las nalgas con
Se besaron como si llevaran años deshacerla, la dejó caer al suelo y descaro.
separados, ansiosos. le desabrochó la camisa tan de Ella trató de arrebatarle el
Él le recorrió el muslo arriba y prisa como pudo. Le recorrió el preservativo, pero él se lo impidió.
abajo con la mano antes de cuello y el pecho con los labios —Permítame, señora Emerson.
levantarle la falda del vestido. El antes de deslizar una mano hacia la Lo sostuvo con los dientes
tafetán suspiró, mostrando su cinturilla de los pantalones. mientras se desabrochaba los
aprobación. Pero Gabriel no quería ir tan pantalones. Luego, rompió el
Presionando contra ella, subió rápido. Le cogió la mano y volvió a envoltorio y se lo colocó
los dedos por su muslo hasta llegar ponérsela en el hombro antes de rápidamente.
a su cadera. Una vez allí, se apartó empezar a acariciarla entre las Se movió adelante y atrás
un poco para mirarla a la cara. piernas con delicadeza. varias veces, provocándola, antes
de deslizarse en su interior, —¿Todo bien? —preguntó, Gabriel se secó las manos y se
llenándola por completo. Con un besándole la mejilla. inclinó sobre ella para darle un
suspiro de placer, ella se contrajo a —Fantástico. beso en la coronilla.
su alrededor. Permanecieron abrazados en —No lo sientas. No soy tan
No dijeron ni una palabra. No silencio mientras el corazón se les egoísta. No estaría cómodo
las necesitaban. Gabriel conocía el calmaba y recuperaban el aliento. sabiendo que tú pasas la noche
cuerpo de su esposa tan bien como Gabriel la dejó en el suelo con preocupada, sólo para que yo
si fuera el suyo y los dos se movían delicadeza y le bajó el vestido. pueda disfrutar más del sexo.
y respondían a los movimientos del Poniéndole las manos en la cintura, Julia frunció el cejo.
otro cada vez más de prisa. apretó cariñosamente. Él juntó sus frentes.
Por el pasillo resonaban —¿Puedes andar? —le preguntó, —El sexo contigo siempre es
gemidos apagados y gruñidos de mirando los caros zapatos con magnífico, porque es más que
satisfacción, que aumentaron de preocupación. sexo. Me temo que vas a tener que
intensidad hasta que un grupo de —Sí, aunque tal vez me tambalee arreglarte un poco el pelo y el
estatuas casi se taparon los oídos. un poco. maquillaje. O todo el mundo sabrá
Mientras se movían al unísono, la —Entonces, permíteme. —La tomó que acabamos de practicar sexo
espalda de Julia hacía temblar la en brazos y la llevó al baño más museístico. —Gabriel parecía muy
ventana que tenía detrás. cercano para lavarse. satisfecho de sí mismo.
—Estoy llegando —dijo, —¿Es muy distinto cuando te Ella alzó una ceja.
aunque la última palabra quedó pones uno de ésos? —preguntó —¿Tú ya estás listo para volver a la
interrumpida por el orgasmo que se Julia, señalando al condón que fiesta, Profesor?
apoderó de ella. Gabriel acababa de tirar a la —Por supuesto —respondió
Gabriel aceleró el ritmo de las basura. él, abrochándose un botón del
embestidas hasta que también se —Es un poco frustrante, esmoquin—. A mí no me importa
perdió en el éxtasis. Julia se aferró porque no te noto tanto como que la gente sepa que he disfrutado
a él como si se estuviera muriendo, quisiera —respondió él, lavándose del sexo museístico con mi esposa.
abrazándolo con fuerza y con la las manos—. Durante casi toda la —Pues mejor, porque todos se
cara enterrada en su cuello. vida, no he conocido otra cosa. darán cuenta, te lo aseguro.
Permanecieron inmóviles unos Pero ahora que sé lo que se siente —¿Por qué?
momentos. estando en tu interior sin él, es casi —Porque te olvidas de algo. —Julia
Él soltó el aire en una exhalación una tortura. le ofreció la pajarita deshecha con
larga y relajada. —Lo siento. un dedo.
Gabriel se llevó la mano al cuello, Julia se arregló el pelo frente al —Ha sido de los que hacen que
sorprendido, antes de abrocharse espejo. tiemble la tierra y que te descuides
los botones. —Entonces, en una escala del uno la pajarita.
—Seductora —murmuró, quitándole a lo trascendente, ¿qué nota le —Pues no lo olvides. —Julia se
la pajarita de la mano. pondrías a este polvo? volvió hacia el espejo para pintarse
de nuevo los labios.
36

—Me encantan las inauguraciones convencer a algunos invitados para Al volverse se encontró cara a
—susurró Julia, mientras se que se desprendan de unos cara con el profesor Pacciani. Miró
reunían con el resto de invitados. cuantos cuadros. Pero puedo ir con a un lado y a otro y comprobó,
—Nunca dejas de él más tarde si quieres. —No, ve. aliviada, que no estaban solos en la
sorprenderme —murmuró Gabriel, —¿Estás segura? sala. Varias parejas admiraban las
con la mano en la parte baja de su —Ve y convence a quien sea de ilustraciones no muy lejos de ellos.
espalda, sin llegar a tocarla. que done sus cuadros. Estaré Él alzó las manos.
—Podría decir lo mismo. Creo que dando una vuelta por aquí. —No tengo intención de molestarla.
he dejado la marca de mi cuerpo en Gabriel se despidió de ella con Sólo le pido un minuto.
aquella ventana. un beso en la mejilla y acompañó a Julia lo miró a los ojos.
Él se echó a reír y le dio una su amigo hasta un grupito de —Mi marido volverá en seguida.
palmadita en el trasero. hombres y mujeres elegantemente —Mi esposa volverá en
Alguien a su espalda se aclaró la vestidos, que estaban cerca de la seguida. Así que será mejor que
garganta. entrada. hable rápido. —Pacciani sonrió
Al volverse, se encontraron al Julia volvió sobre sus pasos, ampliamente—. Siento lo que pasó
dottore Vitali a escasa distancia. mirando la exposición en Oxford. Pero si lo recuerda bien,
—Siento la interrupción, pero tranquilamente. Estaba no fui yo quien se comportó mal.
¿me ayudarías a convencer a un contemplando una de las Dio un paso hacia ella y Julia dio
posible donante? —le preguntó a ilustraciones más coloridas de uno hacia atrás.
Gabriel, con mirada esperanzada. Dante y Virgilio en el Infierno, —Lo recuerdo, pero tengo que
Éste se volvió hacia Julia. cuando una voz aduladora dijo a su marcharme. —Trató de rodearlo,
—Vitali me ha preguntado espalda: pero él se echó a un lado para
antes si podría ayudarlo a —Buenas tardes. cerrarle el paso.
—Un momento, por favor. La Julia sintió que el mundo se —Oh, sí, claro que quería —
profesora Picton se molestó mucho detenía. replicó Julia, levantando la voz—.
con el comportamiento de mi —¿Qué? —preguntó en voz Es lo único que quieren usted y su
acompañante. Igual que yo. demasiado alta, haciendo que los amiga. No me importa lo que ella le
Julia lo miró con incredulidad. otros invitados se volvieran a dijera ni qué planes tuviera. Usted
—Le dije a Christa que se mirarlos. no ha impedido que mi marido
mantuviera a distancia. Pero, como Julia se ruborizó. hiciera nada, ¿lo entiende?
siempre, no me hizo caso. —Estoy seguro de que querrá Pacciani frunció el cejo al
—Se lo agradezco, profesor. Si me darme las gracias —insistió él, darse cuenta de que todos los ojos
disculpa... acercándose un poco más. estaban clavados en ellos y de que
Él volvió a cerrarle el paso, —¿Me toma el pelo? todos podían oír lo que decía Julia.
acercándose demasiado. —Su esposo iba a reunirse Su expresión pasó de confusa a
Julia se vio obligada a retroceder. con Christa en su hotel. Yo la condescendiente.
—Tal vez usted podría convencí de que me dedicara sus —Todos los hombres
comentárselo a la profesora Picton. atenciones a mí en vez de a necesitan... ¿cómo lo diría?...
He solicitado una plaza en la Emerson. Considérelo un favor distraerse un poco. ¿No creerá que
Universidad de Columbia en Nueva personal. vamos a pasarnos toda la vida con
York. Una antigua alumna de —¿Cómo se atreve? — la misma mujer? No es suficiente —
Katherine es la catedrática de ese exclamó ella con los dientes dijo, encogiéndose de hombros,
departamento. No quisiera que un... apretados, inclinándose hacia é l como si estuviera exponiendo una
malentendido se interpusiera entre tan bruscamente que Pacciani dio obviedad.
ese puesto y yo. un paso atrás, sobresaltado—. —Las mujeres no somos como
—No creo que Katherine se meta ¿Cómo se atreve a venir a un los productos de un buffet libre. Y
en los procesos de selección de santuario de la belleza a decirme mi esposo no comparte su
otras universidades. cosas tan feas? misoginia —replicó ella, levantando
—Lo consideraría un favor. Al fin y La cara de él mostró la la barbilla con gesto desafiante—.
al cabo, yo ya le he hecho un favor confusión que sintió ante la No pienso decirle nada a la
a usted. Ella lo miró fijamente. transformación de la amable gatita profesora Picton, aparte de que se
—¿Qué favor me ha hecho? en furiosa leona. Levantó las me ha acercado a contarme
—Evité que mi amiga se acostara manos en señal de rendición. mentiras. Váyase de una vez y
con su marido. —No quería herirla. déjeme en paz.
Al ver que no se movía, Julia señaló que el sexo había dejado en sus el gesto, mirándose el dedo como si
la puerta con el dedo. mejillas.) —¿Cariño? no acabara de creérselo.
—Largo de aquí. —Su voz se oyó Gabriel entró en la sala —Bien hecho. —Gabriel se llevó su
claramente en toda la sala. sonriendo y caminando con paso dedo a los labios y se lo besó.
(Tal vez no era la manera más seguro. Como siempre, todas las Ella negó con la cabeza.
educada de echar a un invitado de miradas se volvieron hacia él —No, no he hecho bien. Ha sido
un acto elegante.) mientras cruzaba la gran muy bochornoso. Todo el mundo
Julia ignoró las miradas de habitación. me ha oído.
incredulidad y de crítica y siguió Cuando se reunió con su esposa, —No creo que nadie te culpe.
fulminando con los ojos a Pacciani, unas cuantas parejas cuchichearon Probablemente las invitadas lo
cuya cara se había transformado en a su espalda. La sonrisa desprecien porque es un baboso y
una máscara de furia. desapareció de la cara de él. los invitados lo odien por haberse
Fue a abalanzarse sobre ella, pero —¿Qué ha pasado? acostado con sus esposas.
fue detenido justo a tiempo por una Julia frunció los labios, tratando de —Quería que le dijera a
mujer que le agarró el brazo con contener el enfado. Katherine que se había ocupado de
fuerza. —El profesor Pacciani me ha Christa. Por lo visto, va detrás de
—Te estaba buscando —le arrinconado. una plaza en Columbia y Katherine
dijo la señora Pacciani a su marido, —Hijo de puta. ¿Estás bien? —Le es amiga de la catedrática.
no sin antes haber dirigido una apoyó la mano en el hombro. Gabriel resopló.
mirada hostil a Julia. —Se ha disculpado por el —No la conseguirá. Katherine
Él maldijo en italiano, tratando de comportamiento de Christa en fue la tutora de la tesis de Lucia
liberarse de su mano. Oxford. He perdido los nervios y he Barini. También es amiga mía. No
—Vámonos —ordenó la mujer, montado una escena. se dejará embaucar por ese tipo.
tirando de su brazo—. Hay gente —¿Ah, sí? —preguntó él, Tal vez Pacciani quiera la plaza de
importante con la que tenemos que apretándole el hombro con una Nueva York para estar más cerca
hablar. sonrisa pícara—. Cuéntame más. de Christa.
Con una amenazadora mirada Julia empezó a temblar, señal de —Me pregunto qué le
de despedida, Pacciani se volvió y que la adrenalina se retiraba. parecerá eso a su esposa. —
siguió a su esposa hacia el pasillo. —Lo he llamado misógino y le Parecía disgustada—. También me
Julia los vio marcharse aliviada. he dicho que se marchara, ha dicho que impidió que te
Pero al mismo tiempo muy señalándolo con el dedo. —Repitió acostaras con ella.
enfadada. (Lo que estropeó el brillo
—¿Con quién? —preguntó él con apretó la mandíbula y asintió, también tenía un aspecto protector,
brusquedad. bajando la cabeza. y eso era algo que no quería que
—Con Christa. Dijo que habías —Lo siento. desapareciera del todo.
quedado con ella en su hotel, pero Ella le soltó la mano. —¿Me contarás las cosas de ahora
que él la distrajo. Por eso he —Debiste contármelo. en adelante? —preguntó, con
perdido los papeles. Me temo que —Perdóname. suavidad.
los otros invitados se han enterado —No soy tan frágil. Puedo encajar —Sí. —Gabriel era sincero,
de todo. —Miró nerviosamente a su las malas noticias. pero ambos sabían que seguía
alrededor. —Pero no deberías tener que teniendo secretos. Al menos por el
Maldiciendo, Gabriel buscó a hacerlo. momento.
Pacciani con la mirada, pero no lo Julia alzó los ojos hacia el cielo, lo —Bien —dijo ella
vio. que le permitió examinar el techo alegremente—. Te perdono. Pero
—Tengo algo que contarte. — de la galería. ya que el buen humor que me ha
Le dio la mano y la guió hacia un —Gabriel, hasta que pasemos dejado mi estreno completo en
rincón discreto y miró por encima a la otra vida nos iremos sexo museístico se ha echado a
del hombro de ella para asegurarse encontrando con noticias perder, vas a tener que hacer algo
de que nadie los escuchaba. desagradables. Forma parte de la para resarcirme. Gabriel hizo una
Bajando la voz, siguió hablando—: condición humana. Cuando me reverencia sin quitarle los ojos de
Christa me hizo proposiciones justo ocultas información, creas una encima.
antes de tu conferencia. Debería barrera entre nosotros. —Señaló a —Tus deseos son órdenes.
habértelo contado inmediatamente, su alrededor—. Una cuña que otros —Me alegro. —Inclinándose
pero no quería que te pusieras pueden aprovechar para ampliar la hacia adelante, Julia lo agarró por
nerviosa teniendo que hablar en distancia que nos separa. la pajarita de seda—. Porque lo que
público. Y después de la Él asintió, muy tenso. deseo es placer. Y lo quiero ahora.
conferencia estabas tan contenta —Creo que tengo derecho a Echándole el pelo por detrás de los
que no quise estropear el momento. saber quién le tira los tejos a mi hombros, él le susurró al oído:
Julia le dirigió una mirada cargada marido. Y en qué momento — —En ese caso, acompáñame.
de reproche. añadió, alzando una ceja. 37
—¿Y más tarde? Julia lo contempló en silencio,
—No quise preocuparte. observando la expresión de sus
—Por eso tampoco me contaste la ojos y la tensión con que apretaba Agosto de 2011
conversación con Paul. Gabriel la boca. Se lo veía muy infeliz, pero Cambridge, Massachusetts
Cuando Julia y Gabriel volvieron a en ese momento, frustrada y Julia volvió a cerrarlo y lo dejó
casa la última semana de agosto, preocupada, se sentó a la mesa encima de la mesa.
se encontraron una plétora de dispuesta a buscar por su cuenta El siguiente objeto que
correo por abrir. Él miró por encima las respuestas que su marido se encontró fue una vieja locomotora
a los sobres que Rebecca había negaba a darle. Había pensado que de latón que había conocido días
dejado ordenados sobre el le contaría lo que le preocupaba en mejores. Se lo imaginó de pequeño,
escritorio y decidió deshacer la Florencia, pero no lo hizo. aferrándose a la locomotora y
maleta antes. Sinceramente, estaba asustada, y exigiendo que se la llevaran cuando
Julia se quedó en el estudio. no sabía cómo actuar. se marcharon de Nueva York. Se le
Echó un vistazo a la puerta y se Si él no estaba dispuesto a hablar, encogió el estómago.
levantó silenciosamente para tal vez sus recuerdos lo harían. Dejó el tren sobre la mesa y
cerrarla. Las ilustraciones de Botticelli, volvió a concentrarse en el cajón.
Sabía que estaba a punto de que habían pasado mucho tiempo Vio una caja de madera y la abrió.
violar la confianza de Gabriel, pero guardadas en una caja de madera Dentro encontró un collar de
se dijo que sus acciones estaban en ese mismo cajón, ya no estaban grandes perlas de los Mares del
justificadas por el silencio de él y su allí. Estaban en un lugar mucho Sur y un anillo de brillantes. Julia lo
negativa a contarle qué le pasaba. más adecuado como era la Galería examinó buscando una inscripción,
En el escritorio había un cajón de los Uffizi. Con cuidado, Julia pero no había ninguna. Encontró
que él nunca abría. Hasta cogió el primer objeto y lo sostuvo también dos pulseras de plata y
entonces, ella tampoco se había en la mano. otro collar, todo de Tiffany’s.
atrevido nunca a abrirlo. Era el reloj de bolsillo de su Las joyas tenían que ser de la
Un día, él la encontró a punto abuelo. En Toronto se lo había visto madre de Gabriel, pero se preguntó
de hacerlo mientras buscaba papel llevar a Gabriel alguna vez, pero de dónde las habría sacado. Él
para la impresora y lo cerró desde que estaban en Cambridge le había hablado varias veces de la
diciéndole que allí guardaba no lo había sacado del cajón. Era precariedad en la que habían vivido
recuerdos que no le gustaba un reloj de oro con una larga su madre y él. ¿Cómo podía ser
recordar. Luego la distrajo cadena que acababa en un llavero que alguien tan pobre tuviera esas
sentándola sobre su regazo en la en forma de pez. Abriéndolo con joyas? ¿Por qué no las había
butaca de terciopelo rojo y cuidado, leyó la inscripción: vendido cuando el dinero empezó a
haciéndole el amor. escasear?
Desde aquel día, Julia no Para William, mi amado esposo. Julia negó con la cabeza. La
había vuelto a abrir el cajón. Pero Te quiere, Jean. infancia de Gabriel había sido
trágica, pero, sin duda, la vida de Julia abrió una página al azar y dirección de Paulina estaban
su madre también. leyó: claramente escritos en una esquina
Cerró la caja y se centró en las del sobre. No sabía cómo lo había
fotografías que encontró dentro de Estoy embarazada. hecho, pero el caso era que ella
varios sobres. Les echó un vistazo Owen quiere que aborte. había descubierto la nueva
rápido. Había fotos de él y de su Me ha dado dinero y me ha dirección de Gabriel y le había
madre. También unas cuantas de dicho que concertará cita con el enviado una carta.
un hombre solo y una mujer sola. médico. Dice que si le hago este A su casa. La casa que compartía
Debían de ser los padres de favor, buscará la manera de que con su esposa.
Gabriel, pero, curiosamente, en estemos juntos. El primer impulso de Julia fue
ninguna foto estaban juntos. Pero no me veo capaz de hacerlo. tirar la carta al fuego. Pero ya había
La madre tenía el pelo oscuro empezado a ocultarle cosas a su
como el de su hijo, pero a Julia cerró el diario de golpe y marido, como que había leído el
diferencia de éste, tenía los ojos lo guardó apresuradamente al diario personal de su madre a
también oscuros, que destacaban fondo del cajón. Gabriel podría escondidas. No quería que la lista
sobre su piel pálida. Era de rasgos entrar en cualquier momento y se de secretos siguiera creciendo.
delicados y muy hermosa. enfadaría mucho si descubría lo Sosteniendo el sobre a distancia, lo
El padre de Gabriel tenía el que había hecho. llevó a la habitación y se lo dio.
pelo gris y penetrantes ojos color Ella ya se arrepentía. Tenía —Gracias, ya me ocuparé del
zafiro. Era un hombre maduro, pero las palabras de Suzanne Emerson correo más tarde. —Iba a tirar la
seguía siendo atractivo, aunque grabadas en la mente. Si Gabriel carta sobre la cama, pero Julia lo
tenía un aire duro e implacable que leyera aquel diario, odiaría aún más impidió.
a Julia no le gustó. En las a su padre. —Mira el remitente.
fotografías casi nunca sonreía. Dejó el peluche donde lo había Gabriel miró la carta y maldijo.
En la parte trasera del cajón, encontrado, junto con las fotos y la —¿Por qué me escribe? Ni siquiera
debajo de un viejo osito de peluche, caja de las joyas. Estaba a punto Carson, mi abogado, recibe ya
encontró un diario personal. En la de guardar la locomotora cuando se noticias de ella.
guarda delantera había escrito: fijó en la carta que estaba encima Julia permaneció mirándolo en
de la pila del correo que había silencio.
Propiedad de Él abrió el sobre, esperando
llegado en su ausencia.
Suzanne Elizabeth Emerson. encontrar una larga carta
No reconoció la caligrafía,
pero no hacía falta. El nombre y la
manuscrita. Para su sorpresa, el somos felices. Ha encontrado la Con un beso de despedida, salió de
sobre sólo contenía una tarjeta. familia que buscaba. —La miró a la habitación.
Leyó rápidamente el contenido. los ojos—. Y debe agradecértelo a Mirando la invitación, Gabriel
—Es una invitación de boda. —Al ti. regresó al pasado.
volver la tarjeta, encontró unas —¿A mí? 38
líneas manuscritas: —Fuiste tú la que me
convenció de que lo mejor para ella
Gabriel, sería alejarse. Que nunca sería feliz Enero de 2010 Toronto, Ontario
No te preocupes. No se me si seguía dependiendo de mí.
ocurriría invitarte a mi boda. Tenías razón. Paulina Gruscheva entró en el
Sólo quería comunicarte que voy a Incómoda, Julia cambió el vestíbulo del edificio Manulife
casarme. peso de pie, consciente de que taconeando con fuerza con sus
Después de todos estos años, acababa de fisgar entre sus botas contra el suelo de mármol y
finalmente voy a convertirme en posesiones personales hacía un con el teléfono móvil pegado a la
esposa y madre de dos niñas momento. oreja. Llevaba un tiempo viviendo
maravillosas. —También tenías razón sobre en Toronto, pero Gabriel se negaba
Ahora los dos somos felices. Las Maria —admitió con tristeza. a verla, a hablar con ella o a tener
cosas por fin han acabado bien. Ella lo abrazó. ningún otro tipo de comunicación.
Besos y abrazos, P. —Preferiría no tener razón en Se había hartado de esperar.
lo de Maria, pero, a veces, amar a Cuando le saltó el contestador
alguien significa dejarlo marchar. automático, colgó y llamó al fijo,
Gabriel le alargó la participación de
—Yo nunca te dejaré marchar. rezando para que no fuera Julianne
boda a Julia para que la leyera. —
Me enfrentaré a cualquiera que la que respondiera. Ya era bastante
Se casa —afirmó ésta.
trate de apartarte de mí —dijo malo que se acostara con ella. No
—Sí.
Gabriel con fiereza. quería tener que aguantar que
—¿Cómo te sientes? —Julia
Julia lo besó en los labios. encima le echara en cara su
escudriñó su cara.
—Pues recuérdalo mientras relación con Gabriel.
Él volvió a meter la tarjeta en el
tratas de poner en orden tus ideas. Otra vez.
sobre y se golpeó la palma de la
Sea lo que sea lo que te preocupe, Haciendo caso omiso del
mano con ella.
estoy aquí. Y no voy a irme a hecho de que éste no contestara al
—Creo que Paulina lo ha
ninguna parte. teléfono, se acercó a Mark, el
expresado perfectamente. Los dos
conserje, y le exigió que se pusiera
en contacto con el profesor decirte en Selinsgrove. Ya sabes lo tamaño. Antonio, del restaurante
Emerson inmediatamente. Cuando que hay. Harbour Sixty, fue de lo más
el hombre se negó, ella parpadeó Se volvió para entrar en el edificio, complaciente. Gabriel dio un paso
coqueta, tratando de convencerlo. pero ella lo agarró del brazo. hacia ella.
Pero él se mostró inmune a los —¿Por qué me haces esto? —le —No te atreverías.
encantos de aquella rubia alta de preguntó con voz temblorosa y —Oh, sí, me atreví. Qué poco
ojos azules. lágrimas en los ojos. original. Mira que llevarla al mismo
Cambiando de táctica, Paulina La expresión de Gabriel se suavizó restaurante al que vas conmigo
empezó a gritar y montó una un poco. siempre que vengo a verte.
escena. Poco después, Mark llamó —Paulina, se acabó. Se acabó —Hace mucho tiempo que no te
al profesor y le pidió que se hace tiempo. No estoy tratando de llevo a ningún sitio, Paulina. No
reuniera con su invitada en el hacerte nada. Sólo quiero desde que dejamos de...
vestíbulo. convencerte de que debes seguir —¿De qué? ¿Desde que
Ella sonrió victoriosamente. adelante con tu vida. Y dejarme a dejamos de follar, Gabriel? ¿Por
Pero la sonrisa se le borró de mí seguir con la mía. qué no puedes decirlo? Hemos
la cara cuando vio acercarse a —Pero yo te quiero. —Las follado durante años.
Gabriel con expresión furiosa y una lágrimas habían empezado a rodar —Baja la voz.
mirada glacial. Agarrándola por las mejillas de ella—. Tenemos —No soy tu secreto oculto.
bruscamente por el codo, la llevó una historia juntos. Éramos amigos. Teníamos una
hasta la puerta y luego hasta la Gabriel cerró los ojos con fuerza e relación. No puedes ignorarme ni
rotonda semicircular que había hizo una mueca de dolor. Volvió a tratarme como si fuera una mierda.
delante del edificio. abrirlos para decirle: —Siento haberte tratado mal.
—¿Qué demonios estás haciendo? —Y yo ahora estoy Pero en vez de ir persiguiendo a
—le espetó, soltándola. enamorado de otra persona. Me alguien que desea a otra mujer,
Paulina dio un paso atrás, acuesto con otra persona. Sólo con ¿no crees que mereces ser el
sorprendida por su furia. una, en exclusiva. centro del universo de otro
—¿Y bien? —insistió él. —¡Ya lo sé, pero es tu alumna! — hombre?
—Quería hablar contigo. ¡Llevo Ten cuidado. —Siempre deseaste a otras
semanas aquí y te niegas a verme! Ella se echó el pelo hacia atrás. mujeres. Incluso mientras estaba
—No vamos a volver a tener la —Es asombroso la cantidad de embarazada. ¿Por qué iba a ser
misma conversación de siempre. información que se puede distinto ahora?
Ya te dije todo lo que tenía que conseguir en una ciudad de este Él se encogió.
—Porque mereces estar con de que cancelen tu fondo de Hice todo lo que pude para que
alguien que te quiera tanto como tú inversiones. continuaras estudiando en Harvard.
a él. Ha llegado la hora de seguir —¡No puedes hacer eso! Fuiste tú quien quiso dejarlo.
adelante. Ha llegado la hora de ser —Lo haré. Si regresas a —¡Por lo que me pasó! ¡Por lo que
feliz. Boston y vas a visitar a un nos pasó!
—Tú me haces feliz —susurró terapeuta, me aseguraré de que Él apretó los puños con fuerza.
ella—. Eres todo lo que deseo. sigas recibiendo ayuda. Pero si —No niego que me he portado
—Estoy enamorado de Julianne y vuelves a ponerte en contacto muy mal. Tienes todo el derecho
voy a casarme con ella —dijo con conmigo o si haces algo que pueda del mundo a estar enfadada. Pero
decisión. perjudicar a Julianne, cerraré el eso no cambia nada. Nuestra
—No te creo. Volverás. grifo definitivamente. —Se inclinó relación tiene que terminar. Hoy.
Siempre acabas volviendo hacia ella amenazadoramente—. Y Tras unos instantes, Gabriel la miró
conmigo. —Se secó las lágrimas eso incluye cualquier cosa que con compasión.
con el dorso de la mano. pueda dañar su carrera —Adiós, Paulina. Que te vaya bien.
—Esta vez no. Era vulnerable universitaria. Se dirigió a las puertas giratorias.
y te aprovechabas de mi debilidad —¿Cómo te atreves? ¿Crees —¡No puedes! ¡No te atreverás!
haciéndome sentir culpable. Pero que puedes librarte de mí como si La expresión de él se había vuelto
eso se ha acabado. No podemos fuera un trasto viejo? Yo sacrifiqué de acero.
volver a vernos ni volver a hablar. mi vida por ti. ¡Perdí mi carrera —Ya lo he hecho.
He tenido mucha paciencia contigo universitaria! Gabriel entró en el edificio
y he tratado de ayudarte, pero ya Gabriel apretó los dientes. Manulife sin mirar atrás, dejando a
no más. Hoy mismo daré la orden —No era mi intención. Nunca Paulina llorando a solas, de pie en
te pedí que lo hicieras. Al contrario. la nieve.

39

Mayo de 2010 Gabriel estaba frente a los dos estatuas eran de mármol, con una
Cementerio de San Jaime Apóstol ángeles de piedra; sus formas piel blanca y perfecta. Estaban
West Roxbury, Massachusetts gemelas parecían dos centinelas a vueltos de cara hacia él, con las
lado y lado de la lápida con un alas extendidas.
nombre grabado en ella. Las
El monumento le recordó los —Nada. Necesito hablar contigo un —Volví a casa.
panteones que había en la Santa rato. ¿Podemos vernos mañana? Gabriel se detuvo.
Croce, en Florencia. Y no era —Me encuentro en Minnesota. —Debiste volver a casa hace
casualidad, ya que él mismo lo ¿Podrías explicarme de qué va muchos años. Y yo debí animarte a
había diseñado a semejanza de esto? hacerlo. El silencio se alargó entre
éstos. —Cogeré un avión esta misma ellos.
Mientras contemplaba los noche. ¿Nos vemos mañana? — —¿Paulina?
ángeles, recordó el tiempo que insistió él, con un hilo de voz. —Me va a doler, ¿no?
había pasado en Florencia durante Ella suspiró antes de rendirse. —No lo sé —confesó él—. Nos
sus meses de voluntario con los —De acuerdo. Nos vemos mañana vemos mañana.
franciscanos. Recordó la en el café Caribou. Te enviaré la Colgó y agachó la cabeza antes de
experiencia que había vivido cerca dirección por email. volver junto a la tumba de la hija de
de la cripta de San Francisco. Y la Gabriel la oyó revolverse inquieta al ambos.
separación de Julianne. otro lado de la línea.
Si lograra esperar hasta el uno —Nunca has cruzado el país para
de julio, podrían volver a reunirse. hablar conmigo. Paulina estaba nerviosa. La
Aunque no estaba seguro de que Él apretó los dientes. entrevista con Gabriel frente a su
ella pudiera perdonarlo. No estaba —No. Nunca lo había hecho. piso del edificio Manulife había sido
seguro de que nadie fuera capaz de —Nuestra última conversación una experiencia humillante.
perdonarlo, pero tenía que no fue precisamente agradable. Me Consciente de su adicción al
intentarlo. dejaste a la puerta de tu casa, alcohol y a los somníferos, así
Se sacó el móvil del bolsillo y buscó llorando. como de su dependencia del fondo
un número en su lista de contactos. —Paulina —suplicó. de inversión de Gabriel, hizo lo que
—¿Gabriel? —Y luego cortaste el contacto por había jurado que no haría nunca:
Él respiró hondo antes de completo. volvió a casa.
responder: Gabriel empezó a andar de un lado Encontró un empleo y se
—Paulina, tengo que verte. a otro, con el teléfono pegado a la trasladó a un apartamento pequeño
—¿Qué pasa? oreja. pero acogedor. Y entonces ocurrió
Se volvió de espaldas al —Sí, eso es lo que hice. ¿Qué pasó algo inesperado. Conoció a alguien.
monumento, incapaz de hablar con luego? Alguien amable y cariñoso que la
ella delante del nombre grabado en Ella hizo una pausa antes de quería a ella y sólo a ella.
el mármol. responder:
Alguien que, probablemente, nunca tratando de recobrar la estima de esos momentos se mantenía a una
miraría a ninguna mujer que no su amo. Ya no era una persona con educada distancia.
fuera ella en toda su vida. aspiraciones limitadas, que ponía el —¿Aún lo tomas con leche
Y Gabriel quería que se vieran de futuro en espera para mantenerse desnatada y sacarina?
nuevo. siempre disponible para él. —Sí.
Amaba a Gabriel, pero al Cuando entró en el café Gabriel fue a buscarle el café a la
mismo tiempo le tenía miedo. Caribou a la mañana siguiente, se barra y ella se sentó.
Siempre se había mostrado esquivo sentía fuerte por primera vez en Mientras esperaba a que le
y distante, incluso cuando vivían muchos años. Verlo no sería fácil, prepararan el café de Paulina,
juntos. Había una parte de él que pero había progresado tanto en pensó que estaba distinta. Seguía
siempre se reservaba. Nunca otras áreas de su vida, que estaba moviéndose como una bailarina,
permitía que llegara hasta allí. segura de que también podría con la espalda recta y el cuerpo
Paulina lo sabía y lo aceptaba, pero progresar en su relación con él. controlado en todo momento, pero
nunca le había gustado y eso Lo encontró sentado a una algo en su aspecto había
siempre se cernía sobre ellos como mesa para dos personas en la parte cambiado.
una nube de tormenta que pudiera trasera del local, sosteniendo una Llevaba el pelo, largo y rubio,
descargar en cualquier momento. taza de café con sus largos dedos. recogido en una coleta baja, y su
Tras su último encuentro, se Iba con camisa y chaqueta, pero sin bonita cara limpia de maquillaje. Se
había dado cuenta de que Gabriel corbata. Los pantalones estaban la veía joven y fresca. La rigidez
nunca la amaría. Siempre había impecablemente planchados y se lo que endurecía sus rasgos la última
creído que era un hombre incapaz veía bien peinado. Llevaba gafas, vez que la vio había desaparecido.
de amar y de ser fiel. Pero al oírlo cosa que le extrañó, ya que También había cambiado su
hablar de Julianne se dio cuenta de generalmente sólo se las ponía estilo de ropa. Paulina siempre
que estaba equivocada. Era capaz para leer. había vestido bien, con faldas y
de amar y de ser fiel. Por Al verla, se levantó. zapatos de tacón a la última moda.
desgracia, la mujer que le —¿Puedo invitarte a un café? — Sin embargo, ahora llevaba un
despertaba esos sentimientos no preguntó él, con una leve sonrisa. sencillo jersey azul de manga larga,
era ella. —Sí, por favor. —Paulina también vaqueros oscuros y sandalias.
Una vez que fue capaz de sonrió, aunque se sentía bastante Hacía años que no la veía tan
aceptarlo, una sensación de incómoda. informal. Se preguntó qué
liberación se unió al dolor y la En el pasado siempre la había significaría.
añoranza. Ya no era una esclava saludado con un beso, pero en
Tras dejar el café en la mesa, espero que me perdones, pero Estaba dispuesto a recibir las
se sentó y volvió a coger su propia quería verte y decirte en persona críticas de Paulina sin rechistar. Al
taza. Clavando la vista en el líquido que lo siento. contrario. En su estado de ánimo
oscuro, buscó las palabras para Paulina trató de apartar la vista de actual, consciente de sus muchos
empezar a hablar. la cara y la mandíbula apretada de pecados, deseaba que lo riñeran y
—Se te ve cansado —dijo ella, Gabriel, pero no pudo. lo castigaran.
mirándolo con preocupación. Estaba tan sorprendida que casi Ella observó su reacción. Era
Gabriel miró por la ventana temblaba. evidente que estaba muy
para rehuirle la mirada. El paisaje Él siguió contemplando los disgustado, algo muy difícil de ver
de Minneapolis no le interesaba coches pasar, mientras esperaba en él, que siempre ocultaba sus
demasiado, pero no sabía cómo que ella dijera algo. Al ver que sentimientos y debilidades.
empezar. seguía en silencio, se volvió para —Cuando me mudé a casa de
—En otro tiempo fuimos mirarla. mis padres, entré en un programa
amigos. —Paulina siguió la Tenía la boca abierta y los ojos de ayuda y sigo yendo a reuniones.
dirección de su mirada, mientras como platos. Al darse cuenta, También he estado viendo a un
bebía un sorbo de café—. Diría que Paulina cerró la boca. terapeuta. —Tras una pausa,
hoy necesitas un amigo. —Estuvimos juntos un montón de Paulina añadió—: Pero ya lo sabes.
Él se volvió a mirarla. Sus ojos años, Gabriel, y nunca te Le he estado enviando informes a
parecían aún más azules en disculpaste. ¿Por qué ahora? la secretaria de Carson.
contraste con el negro de las gafas. Él no respondió, sólo le —Sí, ya lo sabía.
—He venido a pedirte que me sostuvo la mirada. El tic de su —Te ha cambiado.
perdones. mandíbula era el único movimiento —¿Cómo dices?
Ella abrió mucho los ojos y dejó la visible en su rostro. —Ella te ha cambiado. Te ha...
taza en la mesa para que no se le —¿Es por ella? domesticado.
cayera de la impresión. Gabriel permaneció en —Ella no tiene nada que ver en
—¿Qué? silencio. Enfrentarse a Paulina ya esto.
Gabriel tragó saliva. era bastante difícil. No podía hablar —Claro que tiene que ver.
—Nunca te he tratado como de lo que Julianne significaba para ¿Cuánto tiempo hace que nos
se trata a una amiga o a una él; de lo mucho que lo había conocemos? ¿Durante cuánto
amante. He sido cruel y egoísta. — cambiado; de lo mucho que temía tiempo nos acostamos? Nunca te
Echándose hacia atrás en la silla, que no lo perdonara cuando disculpaste por nada. Ni siquiera...
volvió a mirar por la ventana—. No volviera a verla. Él la interrumpió.
—Debí hacerlo. Traté de puerta se abrió y mi madre salió —No puedo hablar de ella —dijo
compensarte con dinero, corriendo de casa. Iba en zapatillas. Paulina, cerrando los ojos.
ocupándome de que no te faltara —Paulina se emocionó al —Ahora es feliz.
de nada. recordarlo y los ojos se le llenaron —Sabes que no creo en esas
Gabriel se encogió al oír lo de lágrimas—. Corrió hacia mí, cosas. Cuando te mueres, te
que acababa de decir. Conocía de Gabriel. Corrió hacia mí y me dio un mueres. Te duermes y no vuelves a
primera mano el tipo de hombre abrazo. Antes de entrar, me di despertarte.
que actuaba de ese modo para cuenta de que podía haber vuelto —Lo que yo sé es que eso no es
tapar y compensar sus hacía años y me habría recibido verdad.
indiscreciones sexuales. así. —La hija pródiga —murmuró Su decidido tono de voz hizo
Paulina volvió a coger la taza de él. que ella abriera los ojos. Había algo
café. —Sí. en su mirada... No sabía qué era,
—Sí, debiste hacerlo. Fui una —Entonces podrás entender mi pero algo a lo que él se aferraba
estúpida por conformarme con lo deseo de ser perdonado. con más fuerza de la que había
que teníamos. No sabía cómo salir Ella miró sus ojos, sus manos, su demostrado hasta ese momento.
de aquella relación. Ahora lo veo, expresión. Todo en él parecía —Sé que no tengo derecho a
pero entonces no podía. Juro ante sincero. pedírtelo y sé que te estoy
Dios, Gabriel, que nunca volveré a —Sí —respondió, lentamente—. Lo haciendo pasar un mal rato con
soportar algo así. único que no entiendo es por qué esta visita —Gabriel se aclaró la
Apretó los labios, como si no me lo pides ahora. Gabriel se echó garganta—, pero algunas cosas es
quisiera seguir hablando. Pero tras hacia atrás y volvió a coger la taza. mejor decirlas a la cara. Me porté
unos instantes, continuó: —Eras mi amiga y mira cómo te mal contigo. Fui un monstruo. Lo
—Durante todos estos años traté. siento. Por favor, perdóname.
tuve miedo de volver. Tenía miedo Paulina se secó los ojos. Las lágrimas no dejaban de caer
de que mis padres me cerraran la Él volvió a echarse hacia adelante. por el perfecto rostro de Paulina.
puerta en las narices. Le pedí al —Y luego pasó lo de Maia. —Para.
taxista que esperara cuando fui a A ella se le escapó un sollozo. —Paulina, hicimos algo juntos.
llamar al timbre. —Bajó la mirada En eso eran iguales. La Algo hermoso. No ensuciemos su
hacia la mesa—. Pero ni siquiera mención de su hija les producía una memoria viviendo vidas vacías e
pude llegar a hacerlo. angustia inmediata. El dolor era inútiles.
»Mientras avanzaba sobre la especialmente agudo cuando el —¡Cómo te atreves! —
nieve con mis zapatos de tacón, la nombre aparecía sin previo aviso. exclamó ella—. ¡Vienes a verme
para lavar tu conciencia y me dices —Y cuando al fin logro seguir —Ya no necesito tu dinero. No
algo así! adelante con mi vida, vienes aquí a volveré a tocar el fondo. Keith es
Gabriel apretó los dientes. desenterrarlo todo otra vez. viudo y tiene dos niñas pequeñas.
—No he venido a lavar mi —No era ésa mi intención. Una de siete años y otra de cinco.
conciencia. He venido para que —Pues eso es lo que has Me llaman tía Paulina. ¿Quién iba a
arreglemos las cosas. hecho. —Se secó los ojos con las decirlo? Me dejan que las vista y
—Mi niña está muerta y nunca manos, echándose hacia atrás en las peine y me invitan a merendar
podré tener más. ¿Cómo arreglas la silla para poner distancia entre con sus muñecas.
eso? Él se tensó. ellos—. Luego tú volverás a casa »He conocido a una persona
—No puedo. con tu bonita y joven novia, que me quiere tal como soy. Y sus
—Nunca me quisiste. sabiendo que podrá darte hijos hijas me necesitan. Así que,
Malgasté mi vida junto a un hombre cuando quieras. Las vasectomías aunque ya no podré tener hijos, voy
que me toleraba y nada más. Y sólo cada vez se deshacen con más a ser madre. O algo parecido.
porque era buena en la cama. facilidad. Pero lo que me pasó a mí »Te perdono, Gabriel. Pero no
A Gabriel se le agudizó el tic en la no tiene remedio. quiero que volvamos a hablar de
mandíbula. Gabriel agachó la cabeza. esto nunca más. He hecho las
—Paulina, tienes muchas —Perdón. Por todo. paces con el pasado a mi manera.
cualidades. Eres inteligente, Muy despacio, se levantó de la silla. No me pidas más.
generosa y con sentido del humor. Al pasar por su lado, Paulina le —De acuerdo.
No te subestimes. agarró la mano. —Espera. Ella le dedicó una sonrisa sincera
Ella se echó a reír sin ganas. Él la miró con desconfianza. cuando él le dio un beso en la
—Pero al final no sirvió de —He conocido a alguien. Es coronilla.
nada. Por muy inteligente que profesor. Me ha ayudado a —Adiós, Paulina, que seas feliz.
fuera, fui lo bastante idiota como conseguir un trabajo de profesora Soltándole la mano, Gabriel se
para pensar que podía cambiarte. Y de literatura inglesa mientras acabo marchó.
fracasé. el doctorado.
—Lo siento. —Me alegro.

40
Agosto de 2011 Ella bajó los brazos. Ella se mordió la lengua para no
Cambridge, Massachusetts —Pero ¿y la vasectomía? Tienes responderle mal.
que hablar con él sobre lo de —Sólo dime una cosa.
—¿Vas a correr? —preguntó Julia revertirla. Él se detuvo y se quitó las gafas.
al levantar la vista y encontrarse —No, no hace falta. —Gabriel —¿Qué?
con que Gabriel se había puesto enderezó la espalda y se puso las —¿Todavía me quieres?
zapatillas deportivas, pantalones gafas de sol. —Más que nunca —respondió,
cortos negros y una camiseta de —¿Qué? con una mueca de dolor. Y, sin
Harvard color carmesí. —Ajá. —Se —No voy a revertir nada. Me esperar más, abrió la puerta y se
acercó para darle un beso de gustaría que adoptáramos. Ya sé fue.
despedida. que no podemos quedarnos con
—Entonces... ¿hablaremos luego? Maria, pero me gustaría que
—¿Sobre qué? —preguntó él, cuando te hayas doctorado —¿Cómo ha ido la carrera? —
desenredando el cable de los moviéramos los hilos para adoptar saludó Julia a un acalorado y
auriculares de su iPhone. un niño. —Has tomado una sudoroso Gabriel cuando éste
—Sobre lo que te preocupa. decisión —susurró Julia. volvió a entrar en la cocina.
—No, aún no. —Sacó las gafas de Él apretó los dientes. —Bien. Voy a ducharme.
sol de la funda y se las limpió con el —Sólo trato de protegerte. —¿Te importa si te acompaño?
borde de la camiseta. Julia se —¿Y qué pasa con lo que —Detrás de usted, señora —
mordió la lengua, porque su hablamos? ¿Te has olvidado de lo respondió él con una sonrisa
paciencia estaba llegando al límite. que acordamos en el huerto de ladeada.
—¿Has pedido hora con el médico? manzanos? Julia subió la escalera delante de
—Ya estamos con lo mismo — —Estaba equivocado. Gabriel y entraron juntos en el
murmuró Gabriel, apoyando las —¿Estabas equivocado? —Julia se dormitorio.
manos en la encimera, bajando la puso en pie—. Gabriel, ¿qué Él se sentó en una silla para
cabeza y cerrando los ojos. demonios pasa? desprenderse de las zapatillas
—¿Qué se supone que quiere decir —¿Podemos hablar más tarde, por deportivas y los calcetines. Al
eso? —Julia se cruzó de brazos. favor? —preguntó él, dirigiéndose acabar, se quitó la camiseta
Él permaneció inmóvil. hacia la entrada. sudada.
—No, no lo he llamado. —Gabriel, yo... —¿Se te han aclarado las
—¿Por qué no? —Cuando vuelva —la interrumpió— ideas al correr? —Julia lo estaba
—Porque no lo necesito. . Dame treinta minutos. observando con atención. El sudor
le cubría la piel bronceada. Los —Por supuesto que hace falta. —Te dije que quería tener un hijo,
músculos se le contraían con cada ¿No lo entiendes? —Apoyó la pero me preocupan mucho los
movimiento, resaltándolos. cabeza en las manos y se tiró del riesgos.
—Un poco. pelo—. Sigo comportándome como —Los abortos son muy
—Cuéntame qué te preocupa. un egoísta. Podría hacerte daño. habituales, Gabriel. Es una
Él suspiró hondo, cerrando los —¿Cómo? tragedia, pero es así. No seas tan
ojos con fuerza. Cuando asintió, —¿Y si el aborto de Paulina hubiera duro contigo mismo. Soñaste con
ella se sentó en el borde de la sido culpa mía? Maia y no fue por casualidad.
cama y aguardó. A Julia se le encogió el estómago. Acepta la paz que ella te ofreció y
Gabriel apoyó los antebrazos en las —Gabriel, ya hablamos de eso. No no le des más vueltas.
rodillas y se echó hacia adelante. fue culpa de nadie. —¿Y si a ti te pasara lo
—He sido un egoísta toda la vida. Él se echó hacia adelante, mismo? —La voz de Gabriel se
No entiendo cómo la gente soporta apoyando los antebrazos en las rompió antes de acabar la frase—.
estar conmigo. rodillas. Mira por lo que tu padre y Diane
—Gabriel —lo reprendió ella— —Fue culpa mía estar de están pasando —añadió luego.
, eres un hombre encantador. Por juerga todo ese fin de semana. Si —Sería horrible, pero éste es
eso las mujeres caen rendidas a tus hubiera estado en casa para cuidar el mundo en el que nos ha tocado
pies. de ella, habría podido llevarla antes vivir. La enfermedad y la muerte
—Eso no me importa. Esas al hospital. forman parte de él. No podemos
mujeres sólo se fijan en el aspecto —Por favor, no sigas por ese hacer como si no fueran a
físico. Les da igual que sea un camino. Ya sabes adónde lleva. afectarnos.
egoísta, sólo quieren un buen Gabriel permaneció con la mirada —Pero podemos tratar de evitar los
polvo. clavada en el suelo. riesgos innecesarios.
Julia hizo una mueca. —Lleva a la conversación que —Entonces, ¿ya no quieres tener
—Te conozco. Lo sé todo sobre ti y tuvimos en el huerto. Allí hablamos un bebé conmigo? —preguntó
no creo que seas egoísta. de tener un bebé, pero no Julia, abatida.
—Te acosé mientras eras mi pensamos en que lo que le pasó a Gabriel vio cómo los ojos se le
alumna. Y me porté muy mal con mi Paulina pudo ser culpa mía. ¿Y si empezaban a llenar de lágrimas.
familia y con Paulina —dijo él, tengo alguna anomalía genética? —Ya que hablas de Paulina —
mirándola con ojos torturados. Julia se quedó tan sorprendida que tragó saliva con dificultad—, sé que
—Pero todo eso ya pasó. No hace no pudo responder, así que Gabriel no debería estar celosa, pero me
falta volver a sacar el tema. siguió hablando. da envidia de que compartieses con
ella una experiencia de las que cuenta hasta ese momento de lo Aunque me envuelvas en plástico
dejan huella. Una experiencia que mucho que deseaba vivir todo eso y de burbujas y no me dejes salir de
yo nunca podré vivir. compartirlo con él. Ahora que casa, podría enfermar igualmente.
—Pensaba que te sentirías aliviada. Gabriel se lo negaba, sintió un gran »Yo soy consciente de que puedo
—Pues no, nada de lo que has dolor. perderte y, por mucho que odie
dicho hasta ahora me hace sentir —No. decir esto, sé que algún día
aliviada. —Mirándolo fijamente a —¿No? —Él alzó las cejas. morirás. —La voz se le rompió al
los ojos, añadió—: Y, desde luego, —Quieres protegerme, y me parece decirlo—. Pero elijo amarte ahora y
a ti no se te ve muy feliz. admirable, pero hablemos claro: construir una vida contigo sabiendo
—Porque quiero algo que no aquí hay algo más. que la pérdida es posible. Te pido
puedo tener. No puedo volver a —No quiero verte sufrir. que hagas lo mismo. Te pido que
pasar por lo que le pasó a Paulina. —Hay algo más detrás de todo corras el riesgo conmigo.
No puedo y no lo haré. No permitiré esto. Algo que tiene que ver con tus Julia se acercó a él y le cogió la
que te suceda a ti. padres, ¿me equivoco? mano.
—Sin hijos —susurró ella. Levantándose, Gabriel se quitó los Él miró sus manos entrelazadas.
—Adoptaremos. pantalones y los calzoncillos, —No sabemos cuáles podrían
—¿No hay más que hablar? quedándose desnudo ante ella. ser los riesgos. No tengo ni idea de
Él negó con la cabeza. Julia carraspeó. qué se esconde en mi historial
Julia cerró los ojos, pensando —Cariño, sé que ese tema no médico.
en las implicaciones de sus ha cicatrizado aún. Ni siquiera eres —Podemos hacernos pruebas.
palabras. Pensó en su futuro, en la capaz de mirar las cosas que Gabriel le apretó la mano con
vida en común que se había guardas en el cajón del escritorio. fuerza antes de soltarla.
imaginado. Como el momento de —No tiene nada que ver. Te —No es suficiente.
decirle a Gabriel que estaba estoy hablando de peligros —Algunos de tus parientes
embarazada. O la sensación de innecesarios. Tu padre podría siguen vivos. Podrías hablar con
llevar en sus entrañas al hijo de perder a Diane y al bebé. No estoy ellos; preguntarles por el historial
ambos. O a él dándole la mano dispuesto a correr ese riesgo. médico de tus padres y tus abuelos.
mientras daba a luz... —No se puede vivir sin correr Él frunció el cejo.
Todas esas imágenes se riesgos. Puedo tener cáncer. O me —¿Crees que voy a darles la
desvanecieron en una nube de puede atropellar un coche. satisfacción de arrastrarme tras
humo. Julia las echó de menos ellos para suplicarles información?
inmediatamente. No se había dado Prefiero arder en el infierno.
—Pero ¿te estás oyendo? El agua caliente caía sobre Gabriel cerró los ojos y negó con la
Vuelves a estar como al principio, ellos como lluvia, rebotando y cabeza.
pensando que no mereces danzando sobre sus cuerpos hasta Julia empezó a lavarle el pelo,
reproducirte. Y negándote a llegar al suelo. Julia se echó jabón tirando de él para alcanzar hasta la
investigar si hay cuestiones de en la mano y le enjabonó el pecho, parte de arriba de la cabeza.
salud graves en tu árbol acariciándole los pectorales. Él le —Dios todavía no me ha castigado
genealógico. sujetó la muñeca para detenerla. —murmuró él.
»¿Ya te has olvidado de tu sueño —¿Qué haces? —¿De qué estás hablando?
con Maia? ¿Y de Asís? ¿Y qué —Trato de demostrarte lo —No puedo dejar de pensar que un
pasa conmigo, Gabriel? mucho que te quiero —respondió, día te arrancará de mi lado.
Rezamos juntos para tener un hijo, besándole el tatuaje antes de Julia le aclaró el champú de los ojos
un hijo de los dos. ¿Vas a retirar la seguir enjabonándole el torso y el para que pudiera abrirlos.
oración? abdomen—. Me parece recordar —Dios no funciona así —le recordó
Él apretó los puños, pero no que una vez un hombre muy guapo ella.
respondió. hizo lo mismo por mí. Me pareció —He llevado una vida arrogante y
—Y todo porque no te consideras que era como un bautismo. egoísta. ¿Por qué no iba a
digno —concluyó Julia—, mi Permanecieron en silencio castigarme?
hermoso ángel roto. mientras ella exploraba los —Dios no está esperando el
Le rodeó el cuello con los brazos. músculos de acero de sus brazos y momento de castigarnos.
Gabriel soltó un gemido angustiado piernas, su firme trasero o los —¿No? —Los ojos de Gabriel
mientras le devolvía el abrazo. montículos de su columna mostraban su tormento interior.
—Te estoy ensuciando —susurró, vertebral. Se tomó su tiempo hasta —No. ¿Lo sentiste así en
con el pecho sudoroso pegado a su que el último rastro de jabón hubo algún momento mientras estabas
blusa. desaparecido. en Asís, cuando te sentabas junto a
Ella le besó la mejilla con cariño. Él le clavó la mirada. la cripta de San Francisco?
—Estás más limpio que nunca, —Te he hecho daño una y otra vez Él negó con la cabeza.
Gabriel. y siempre eres generosa conmigo. —Él quiere salvarnos, no
Se abrazaron un poco más ¿Por qué? destruirnos. No debes tener miedo
antes de que ella lo llevara hasta la —Porque te quiero. Porque siento de ser feliz. Dios no quiere
ducha. Sin decir nada, abrió el agua compasión por ti. Porque te arrebatarte esa felicidad. Él no es
y se desnudó. perdono. así.
Él entró en la ducha tras ella. —¿Cómo puedes estar segura?
—Porque cuando has —Una cosa no quita la otra. —Mi madre también era alcohólica.
conocido la bondad, te das cuenta Pero, por favor, Gabriel, quiero que Podrías usar el mismo
de lo lejos que están el bien y el reviertas la vasectomía, aunque razonamiento conmigo.
mal. Creo que la gente que es sólo sea para demostrar que crees —Lo único que tú podrías pasarles
como Grace, como san Francisco y que podrás ser un buen padre. Y a nuestros hijos sería tu belleza,
tantos otros, son una pequeña que no eres esclavo de tu historia. bondad y amor.
muestra del amor de Dios. Él no Yo creo en ti, cariño. Y me gustaría Ella sonrió con melancolía.
está esperando para castigar a que tú también lo hicieras. —Eso era lo mismo que iba a
nadie. Y, desde luego, no nos da Él permaneció bajo la ducha decirte yo. Vi cómo te miraban los
sus bendiciones para luego con los ojos cerrados, dejando que niños del orfanato. Te vi reírte y
arrebatárnoslas. el agua se deslizara por su cabeza jugar con ellos. Te vi llevar a Maria
Deslizó las manos por su pecho y su cuerpo. Finalmente la soltó y a dar una vuelta con el poni.
hasta llegar a su cara y entonces se pasó las manos por la cara y el »A nuestros hijos les darás
añadió: pelo antes de salir de debajo del amor, cuidado y protección. Un
—No voy a permitir que agua. hogar y una familia. No los echarás
retrases la intervención. Quiero que Julia le cogió las manos. de casa cuando se equivoquen, ni
te reviertas la vasectomía. Pase lo —Éstas son tus manos. dejarás de quererlos porque hayan
que pase, descubras lo que Puedes usarlas para hacer el bien o pecado. Los querrás con tanta
descubras en tus antecedentes, el mal. Y nada, ni la naturaleza, ni fuerza que morirías por ellos.
eres mi esposo. Quiero formar una la biología, ni el ADN toma esas Porque eso es lo que hace un
familia contigo. No me importa lo decisiones por ti. padre. Y eso es lo que tú harás.
que diga tu ADN. —Soy alcohólico porque mi madre Gabriel la miró.
Él la agarró por los antebrazos. lo era. Eso no lo elegí. —Te veo muy fiera.
—Pensaba que no estabas —Pero elegiste ir a —Sólo cuando estoy
preparada para tener un hijo. rehabilitación. Y cada día eliges no defendiendo a alguien a quien amo.
—No lo estoy. Pero me parece beber y no drogarte. No es tu O cuando lucho contra alguna
bien lo que dijiste en el huerto de madre la que toma esa decisión, ni injusticia. Y sería injusto que te
manzanos. Si queremos tener un Alcohólicos Anónimos. Eres tú. rindieras ante esas viejas mentiras.
bebé, hemos de empezar a hablarlo —Pero ¿qué voy a dejarles a »Has hecho tantas cosas por
con los médicos. mis hijos en herencia? —preguntó mí, Gabriel... Ahora me toca a mí.
—¿Y qué pasa con la adopción? desesperado—. No tengo ni idea de Si quieres olvidarte de tu familia
qué puede haber en mi ADN. para siempre, te apoyaré. Si eliges
seguir cada una de las ramas de tu —Lo más fácil sería olvidarme dudas, ya no tendrás que
árbol genealógico, te apoyaré de mi familia —reconoció él—, pero preocuparte por tus antecedentes
también. No dejes que la si quiero traer un hijo al mundo familiares.
culpabilidad y el miedo te roben la necesito saber algunas cosas. Al »Arriésgate conmigo, Gabriel.
capacidad de elegir. Tomaste la menos, las más básicas. Él hundió la cara en su cuello.
decisión de revertir la vasectomía y —Sé que no será fácil, pero no «De todos los dones que Dios me
creo que deberías mantenerte fiel a estarás solo. Estaré contigo, ha otorgado, tú eres el mayor»,
esa decisión. Aunque decidamos apoyándote. Ahora mismo, tu pensó.
ampliar la familia mediante la pasado tiene poder sobre ti porque
adopción. lo desconoces. En cuanto salgas de

41

Aunque las palabras de Julia no Le vino a la mente un El día después de la ducha


lograron borrar del todo las proverbio de la Biblia hebrea: compartida, ella lo encontró en el
preocupaciones de Gabriel, se «Quien encuentra una esposa, estudio, con una montaña de libros
sintió muy aliviado. Al ver que ella encuentra un bien muy valioso». y el ordenador portátil encendido.
lo amaba tanto y tenía tanta Por las noches, cuando se —Hola. —Entró en el
confianza en él, sus dudas se sentía torturado por el pasado y despacho con un vaso de
resquebrajaron. Se sentía el atemorizado ante el futuro, le CocaCola en la mano—. Te he
hombre más afortunado del mundo. costaba conservar la esperanza. En traído algo de beber.
Dios lo había bendecido con una vez de levantarse a recorrer la casa Él levantó la vista de los libros y
amante y esposa sin igual. Cuando en busca de alcohol, Gabriel sonrió.
ella lo había mirado a los ojos y le decidió que era mucho mejor —Gracias, cariño.
había dicho que quería que se aferrarse a Julia con fuerza. Su Se dio unas palmaditas en el
hiciese revertir la vasectomía, ángel de ojos castaños no hacía regazo y Julia dejó la bebida en el
tuvieran un hijo o no... Gabriel desaparecer sus preocupaciones, escritorio antes de sentarse sobre
recordaría ese momento el resto de pero le daba las fuerzas que él.
su vida. necesitaba para luchar.
—¿Y esto? —le preguntó supuesto. Ahora eres una autoridad —He pasado años estudiando
Gabriel, señalando la locomotora en la materia —añadió, antes de poesía, señora Emerson. Está en
de juguete que tenía sobre un darle un beso. mi ADN.
montón de carpetas—. ¿Lo dejaste —Será más fácil citarla ahora que —Ya te digo. —Julia le rodeó el
tú aquí? va a ser publicada. cuello con los brazos y lo besó con
—Sí. —Julia se removió inquieta, —¿De verdad? decisión.
preguntándose cómo iba a salir de —He recibido un email de los Su abrazo se volvió cada vez
ésa. organizadores de la conferencia más apasionado. Gabriel estaba a
—Me había olvidado de que lo diciéndome que una editorial punto de tirar todos los libros al
tenía... pero es un buen europea está interesada en publicar suelo cuando Julia recordó que
pisapapeles. varias de las ponencias. Quieren había ido allí a pedirle un favor.
—Debí pedirte permiso antes de que la mía sea una de ellas. —Hum, ¿cariño?
mirar tus cosas. —Tu primer artículo publicado. —¿Sí? —preguntó él con voz
Él se encogió de hombros. Enhorabuena. —Gabriel la abrazó ronca, sin dejar de acariciarla arriba
—Ya era hora. Este tren era uno de con fuerza, sintiéndose muy y abajo.
mis juguetes favoritos cuando era orgulloso de ella. —Tengo que preguntarte una cosa.
niño. —Será una gran aportación —Tú dirás.
—Se ve muy antiguo. ¿De dónde para mi currículum —comentó Julia, —Voy a tener que revisar la
salió? jugueteando con las gafas de ponencia antes de enviarlo. Lo
Gabriel se rascó la barbilla. Gabriel—, pero voy a necesitar que necesitan la primera semana de
—Diría que de mi padre. Me me hagas un favor. diciembre. ¿Podrías leerlo y
parece recordar que fue él quien —Lo que quieras. hacerme algunas sugerencias?
me lo regaló, pero supongo que es Ella alzó las cejas. La expresión de Julia delataba
imposible. —¿Lo que quiera? que estaba preocupada. Habían
Julia le dirigió una mirada —Por ti, amor mío, arrancaría las discutido por culpa de ese texto
compasiva. estrellas del cielo para dejarlas a meses atrás. No quería volver a
—¿En qué estás trabajando? tus pies. Julia se llevó la mano al discutir con él.
—En mi libro. Estoy con la corazón. —Por supuesto. Será un placer.
sección del Infierno. Creo que —¿Cómo lo haces? Trataré de no ser un imbécil integral
incluiré algunos comentarios sobre —¿El qué? cuando te dé mi opinión. Ella sonrió
la historia de Guido. Citando tu —Decir esas cosas. Es precioso. con ironía.
ponencia como fuente, por Él le dedicó una sonrisa irónica. —Te lo agradeceré.
—Y ahora, ¿podemos practicar «No sé si podré volver a trabajar en ahora me duelen los ojos. Voy a
sexo de escritorio o quieres pasarte este escritorio.» tener que ir a revisarme la vista
la tarde charlando? Frustrado, cerró el documento cuando volvamos.
—Sexo de escritorio, por favor. y abrió el correo electrónico. Le —Bien. Tienes unos ojos
—Tus deseos son órdenes. escribió un breve mensaje a Carson preciosos. Sería una lástima que te
Gabriel se quitó las gafas y se Brown, su abogado, pidiéndole que los estropearas. —Puso un dedo en
deshizo de ellas. Cerró el portátil y hiciera algunas pesquisas sobre el libro que estaba leyendo para no
lo dejó en la estantería antes de sus padres biológicos y los perder el punto y con la otra mano
apartar también la locomotora. parientes de éstos. palmeó la cama—. Ven aquí.
Luego, con un amplio movimiento Luego cogió el teléfono móvil y Cuando Julia se sentó a su lado, se
del brazo, barrió todos los libros y marcó un número. dio cuenta de que estaba leyendo
papeles que había sobre la mesa el diario de su madre.
antes de colocar a Julia sobre ella. —¿Qué ha hecho que te decidieras
Pasaron la siguiente hora Julia entró en el dormitorio a leerlo?
dedicados a un nuevo placer después de haber pasado las —Ya que he empezado a
conyugal: el sexo de escritorio. últimas horas revisando el artículo. buscar información sobre mi familia,
(El sexo d e escritorio puede Le dolían los ojos. Llegó a la he pensado que no tenía sentido
ser muy muy bueno, siempre y conclusión de que Paul tenía razón: esperar más.
cuando se aparten antes las tenía la vista cansada y debería —¿Te entristece lo que pone?
grapadoras.) visitar a un oftalmólogo. Pediría Dejando el diario a un lado, Gabriel
hora en cuanto volvieran de se frotó los ojos.
Selinsgrove. —Es muy trágico. Cuando
Más tarde, Julia empezó a hacer las —¿Qué te pasa? —La voz de acabó el instituto se trasladó a
maletas para ir a la boda de su Gabriel le llegó desde el lecho. Nueva York y compartió
padre y Diane, mientras Julia se apartó las manos de los apartamento con una amiga.
Gabriel seguía en su despacho ojos. Empezó a trabajar para la empresa
tratando de escribir. Le resultaba Gabriel estaba sentado en la cama, de mi padre. Una de las secretarias
difícil concentrarse en Guido da con las gafas puestas, leyendo. cogió la baja por maternidad y ella
Montefeltro teniendo delante de los Ella le dirigió una mirada ocupó su puesto temporalmente.
ojos el escenario de su último (y compungida. Así se conocieron.
muy apasionado) encuentro con —He pasado demasiado —Era muy joven. —Julia le agarró
Julianne. tiempo delante de la pantalla y la mano.
Gabriel bajó la vista hacia sus Él le acarició el pelo con delicadeza —Supongo que lo hizo para
manos entrelazadas. antes de levantarle la barbilla para protegerla.
—Casi tan joven como tú cuando te besarla en los labios. —Julianne, nada de lo que mi
conocí. Es curioso cómo se repite —Nuestra seducción fue padre hizo sirvió para protegerla —
la historia. mutua, no hay duda de eso. Eres la replicó él en tono glacial—. Ella era
—No pienses eso —dijo ella, única mujer que ha logrado que le joven y había pasado toda la vida
en voz baja—. Tú pudiste haber entregara mi corazón. Y sigues escudada tras su familia. Esperaba
seguido sus pasos, pero no lo seduciéndome, señora Emerson, que mi padre dejara a su esposa y
hiciste. Somos distintos de ellos. cada día. a sus hijos por ella. Obviamente, no
—Seguí sus pasos, pero con otra Volvió a acariciarle el pelo y luego lo hizo.
persona. añadió: Julia lo abrazó.
Julia se enfadó. —Parece que todo empezó —¿Has empezado a buscar
—Tú no abandonaste a porque pasaban muchas horas al información sobre tu familia?
Paulina. Te preocupaste por ella día juntos. Una noche, él la besó. A —Le he escrito a Carson. Le
durante años. Y nunca habrías partir de ahí, las cosas se he pedido que averigüe lo que
abandonado a un hijo tuyo. complicaron. pueda sobre los Emerson y sobre
—Vuelve a decirlo. —La voz de —¿Crees que la amaba? mi padre. —Tras aclararse la
Gabriel era una mezcla de gruñido —Él le dijo que la amaba. Le garganta, añadió—: He hecho unas
y súplica. hizo regalos carísimos. No podían cuantas llamadas telefónicas y he
Julia le quitó las gafas y se verse en público, pero quedaban en concertado cita con el doctor
inclinó sobre su cuerpo para hoteles. Townsend. Y con el urólogo.
dejarlas en su mesilla de noche. Julia se acarició el collar sin darse —Estoy muy orgullosa de ti.
Luego, aún encima de él, lo miró a cuenta. Sé que estás preocupado, pero no
los ojos. —Vi algunas de las joyas que importa lo que descubras. Lo
—Gabriel Emerson, no eres hay en el cajón. Algunas son de afrontaremos juntos.
del tipo de hombres que abandonan Tiffany’s y vi un anillo que parece Gabriel suspiró y le acarició la nuca.
a sus hijos a su suerte. Y por de casada. —Y si tú decías en serio lo de
mucho que te guste pensar que me Gabriel frunció el cejo. averiguar más cosas sobre tu
sedujiste, ambos sabemos que en —Mi padre se lo regaló madre, te acompañaré —se ofreció
nuestra relación la seducción fue cuando nací yo. Mi madre se lo él.
mutua. ponía para hacerse pasar por una Julia se tumbó de espaldas en la
mujer casada. ¡Menuda farsa! cama, mirando al techo.
—Mi padre guarda sus —¿Por qué debería gustarme? en el infierno. Como si fuera
pertenencias, pero no creo que Estoy cargado de defectos. imposible que Dios te hubiera
ahora sea un buen momento para —Como el resto de los seres perdonado.
pedírselas. Tiene otras cosas en la humanos, mi amor. —Quiero ser mejor persona.
cabeza. —Supongo que yo soy más —Nadie te lo impide. Acepta el
—Tienes razón. ¿Has sabido algo consciente de los míos. hecho de que Él no te ha hecho
de ellos? —O tal vez no has aceptado la llegar hasta aquí sólo para
—Diane me envió un email gracia y el perdón que te han abandonarte ahora. No es de ese
sobre el vestido de dama de honor. ofrecido. tipo de padres. Y tú tampoco.
Tendremos que pasar a recogerlo Gabriel se volvió hacia ella Gabriel reflexionó en silencio.
cuando lleguemos. bruscamente. —Si lo que dices es cierto,
Se quedó callada unos instantes. Julia se pegó a su cuerpo. entonces no debes tener ningún
—¿Crees que Dios te ha —No te digo esto para hacerte miedo a la maternidad. No importa
perdonado? sufrir. Veo lo mucho que has lo que hiciera Sharon o sus
Él frunció el cejo. mejorado y me parece casi un antepasados. La gracia también te
—¿Por qué me preguntas eso? milagro. Pero creo que para que el incluye a ti.
—Por nuestra conversación de milagro sea completo debes —Supongo que los dos tenemos
antes en la ducha. Me ha parecido reconocer la magnitud de la gracia que enfrentarnos a nuestros
que crees que no te ha perdonado que te ha sido concedida. miedos.
tu pasado. —Hice cosas espantosas —susurró Gabriel le acarició la mejilla antes
Él se revolvió a su lado. él. de ponerse encima de ella.
—Cuando estuve en Asís tras —Y como la gracia de Dios es tan —Serás una madre maravillosa —
nuestra separación, tuve la poca cosa... —Julia lo miró con el musitó él y unió sus labios en un
sensación de que me perdonaba. rabillo del ojo. beso.
—Pero cuando te miras al espejo, —No es eso lo que pienso.
sigue sin gustarte lo que ves —dijo —Pero actúas como si lo
ella con delicadeza. pensaras. Como si aún estuvieras
42

Puente del Día del Trabajo, 2011 Simon estaba de acuerdo. Había En lo más recóndito de su
Los Hamptons, Nueva York tenido un orgasmo tan intenso que mente sabía que había algo que
casi no se sentía el cuerpo. tenía que recordar. Algo importante.
—¡Joder! —exclamó Simon, Por supuesto, que April Algo relacionado con April.
dejándose caer sobre ella. Hudson y él llevaran varios mojitos La joven se montó sobre él.
—Exacto, joder —bromeó ella, de más en el cuerpo podía haber —Hagámoslo otra vez —dijo,
abrazándolo y echándose a reír—. tenido algo que ver. arrastrando las palabras—. Casi no
Ha sido asombroso. me ha dolido. No sé por qué he
esperado tanto.

43
de que llegara el niño, pero ahora... a las que tendrá que someterse
Puente del Día del Trabajo, 2011 —Se acarició el vientre varias Cacahuete.
Selinsgrove, Pensilvania veces. —¿Cacahuete?
—No sé por qué no vas a —Como todavía no tiene nombre, le
—Tu padre tenía esta habitación prepararla igualmente. —La joven hemos estado llamando Cacahuete.
como cuarto de invitados, pero miró a su alrededor y se fijó en tres La embarazada se llevó de nuevo
pensábamos convertirla e n la cajas de aspecto familiar en el la mano al vientre.
habitación del bebé —dijo Diane, suelo, junto al armario. —Me gusta. Cacahuete.
abriendo la puerta del pequeño —Tal vez no venga nunca a casa —Todos rezamos y
cuarto situado junto al dormitorio —susurró Diane, luchando por esperamos que se ponga bien.
principal. reprimir las lágrimas. Decorar su habitación podría ser
Julia entró tras ella, con una bolsa Julia le rodeó los hombros con un una muestra de esperanza, una
de regalo azul y blanca. brazo. demostración práctica de que
Faltaban pocos días para la boda y —El hospital y los médicos creéis que será así. —Julia levantó
estaba ayudando a Diane a están acostumbrados a tratar casos la bolsa que llevaba—. Os he
preparar la casa. como éste. Hay otros niños que han comprado una cosa a ti y al bebé.
—Quería pintar las paredes y superado con éxito las operaciones —Gracias. Es el primer regalo que
tenerlo todo preparado para antes recibimos.
—Ya que es mi hermano pequeño, —En realidad no es mi habitación. A Tom se le llenaron los ojos de
quería ser la primera en hacerle Yo crecí en la antigua casa de lágrimas, pero nunca lo habría
uno. Ábrelo. papá. admitido.
Diane desenvolvió con —Eres mi hija y siempre tendrás —Entonces, ¿vamos a redecorar?
cuidado el papel de seda, dejando una habitación en mi casa —dijo —le preguntó a su prometida.
a la vista una caja rectangular. La una voz ronca a su espalda. —Creo que podríamos hacer
abrió. Dentro había un cuadro de Diane y Julia se volvieron a la vez. algunas cosas, pero no todas.
un querubín tocando la guitarra, Tom estaba en la puerta. Después de la luna de miel,
enmarcado en oro. —Te lo agradezco, papá, pero no podríamos pintar las paredes. —
La futura madre lo levantó para hace falta que me reservéis una Diana levantó la cara hacia él, con
admirarlo. habitación. un brillo esperanzado en la mirada.
—Sé que tienes dudas sobre —Es tu habitación —insistió él con —Lo que quieras. —Tom se
si preparar o no la habitación del firmeza. inclinó hacia ella para besarla,
bebé —comentó Julia en voz baja Julia suspiró y asintió. Señalando apoyándole la mano ligeramente
—, pero pensé que un ángel era un las paredes blancas que los sobre el lugar donde crecía su hijo.
símbolo de esperanza. El cuadro se rodeaban, preguntó: —¿Habéis Julia se acercó a la puerta para
llama Angelo musicante. Es una de elegido colores? darles un poco de intimidad.
las obras expuestas en la Galería Diane sonrió. —Voy abajo a ver qué hacen
de los Uffizi, en Florencia. —Azul cielo y rojo. Había Gabriel y el tío Jack.
—Gracias, cielo. —Diane la pensado que podríamos pintar un —Un momento, cielo —lo
abrazó—. Es muy bonito. mural con un tema marinero. Tal detuvo Diane, que había puesto la
Se acercó a la ventana y vez un barco navegando entre las mano encima de la de Tom—.
colocó el cuadrito en el amplio olas. Sería relajante, ¿no crees? ¿Quieres esas cajas? Creo que
alféizar, apoyado contra el cristal. —Quedará precioso. Buscaré ropa eran de tu madre. —Señaló hacia el
Quedaba perfecto, como si lo de cama y cosas que tengan rincón del armario.
hubieran diseñado para estar allí. barcos. El ambiente de la habitación
—Tu padre dice que, después —¡Gracias! cambió de golpe cuando Julia y su
de que nazca el niño, podríamos —De nada. Me aseguraré de padre vieron hacia dónde señalaba.
usar tu habitación como cuarto de que a mi hermanito no le falta de —¿Qué? —preguntó él
invitados. nada. Me muero de ganas de bruscamente.
empezar a malcriarlo. —Esas cajas. No hacen nada
ahí. Tal vez haya algo en ellas que
Julia quiera llevarse a —Todo ha estado tan tranquilo El día antes de la boda, Julia
Massachusetts. Aunque si no las últimamente que no me ha parecido ayudó a la principal dama de honor,
quieres, o no quieres mirarlas necesario. Ya tiene bastantes la hermana de Diane, a hacer
ahora, no pasa nada. Las abrí para cosas en la cabeza. No quería recados. Fue a ver a la florista para
ver qué había dentro y las volví a añadirle más preocupaciones. comprobar que todo estuviera en
cerrar. Me las encontré por —Espero no enterarme de que está orden; se pasó por la iglesia para
casualidad mientras ordenaba la viviendo con miedo. revisar la decoración y luego hizo
habitación. —No lo está —replicó Gabriel con una parada en el restaurante de
—Me gustaría echarles un impaciencia. Kinfolks.
vistazo a las cosas de mamá —dijo —Si descubro que vive con miedo, Ella no habría elegido Kinfolks
ella, consciente de que su padre tú y yo vamos a tener un problema. para el ensayo de boda, pero ya
abría y cerraba los puños a su lado. Los pasos de Julia que el lugar tenía un gran valor
—La verdad es que preferiría acercándose pusieron fin a la sentimental tanto para el novio
no hablar de estas cosas tres días conversación. Al entrar en el salón, como para la novia, se reservó la
antes de mi boda —refunfuñó Tom. encontró a su hermano junto a la opinión.
—Cariño —le reprochó Diane con pared del fondo, en postura Cuando acabó de hablar con
delicadeza. amenazadora. Su marido estaba a el dueño y el director del local para
—De acuerdo. ¿Por qué no poca distancia, en una postura asegurarse de que todo estaría
vas a pedirle a Gabriel que suba a parecida. dispuesto para esa noche, se
ayudarme a llevar las cajas a —¿Qué pasa? encontró con Deb Lundy, la antigua
vuestro coche? Gabriel levantó el brazo y ella se novia de su padre, y con Natalie, la
Julia asintió. Mientras salía de la acurrucó a su lado. hija de ésta.
habitación, vio cómo su padre —Nada. ¿Ya has ayudado a Diane? Julia se esforzó por esbozar una
abrazaba a Diane. —Un poco, pero ahora te sonrisa mientras Deb se le
Cuando estaba a punto de llegar a necesitamos a ti. Hay unas cajas acercaba.
la planta baja, oyó voces que tendríamos que llevar al coche. —Hola, Jules. ¡Cuánto tiempo sin
procedentes del salón. —Claro. —Con una mirada de verte!
—¿Se lo has contado ya? —Era la advertencia en dirección a Jack, —Hola, Deb, ¿cómo estás?
voz de Jack, el hermano de Tom. siguió a Julia. —Bien. Natalie ha venido a
—No —respondió Gabriel, tenso. pasar el puente y hemos salido a
—¿Piensas hacerlo? —insistió hacer unas compras —respondió la
Jack, alzando un poco la voz.
mujer, levantando el montón de culpabilidad y a servicios Para sorpresa de todos, Julia
bolsas que llevaba en la mano. comunitarios. se había mantenido firme. Incluso
Julia apartó la mirada de la Sin hacer caso de la evidente amenazó a Natalie con contar a
alta rubia y se volvió hacia su hija, incomodidad de Julia, Deb siguió The Washington Post que Simon
que se había quedado a cierta hablando: había enviado a su novia para
distancia, con expresión furiosa. —La señora Talbot se puso hacerle chantaje. Sabía que al
Las dos iban vestidas con ropa cara enferma y tuvieron que cancelar los senador no le habría hecho ninguna
y zapatos de marca y llevaban planes para el fin de semana. Pero gracia.
grandes bolsos de Louis Vuitton. me alegro de tener a Natalie en En aquel momento, Natalie no
Natalie era una joven muy casa. La vemos tan poco ahora que la creyó capaz de llevar a cabo su
atractiva, pelirroja con los ojos trabaja para la campaña amenaza, pero luego debió de
verdes. Julia y ella habían sido presidencial del senador... Su cambiar de opinión, ya que el vídeo
compañeras de habitación en la trabajo es muy importante. no había aparecido en ninguna
Universidad de Saint Joseph. Eran —Enhorabuena —dijo Julia, parte. Al parecer, se habían
buenas amigas, pero eso fue antes tratando de que no se notara el rendido.
de que Natalie se acostara con el desprecio que le inspiraba su De vez en cuando, Julia se
novio de Julia, Simon, y la invitara a antigua amiga. preguntaba por qué no habría
unirse a ellos para hacer un trío. — Ésta la ignoró y se volvió hacia su vuelto a saber nada de ellos, pero
Natalie estaba invitada a pasar el madre. prefirió pensar que había tenido
puente en los Hamptons, con su —Tenemos que irnos. suerte y olvidarse del tema.
novio. ¿Te acuerdas de él? Simon Julia miró a Natalie con curiosidad. Al volver a encontrarse con
Talbot, el hijo del senador. La última vez que la había visto Natalie, había esperado que ésta
—Sé quién es —se limitó a había sido en aquel mismo sitio. Su fuera maleducada o agresiva, como
responder Julia. antigua compañera la había la última vez. Que le lanzara
Deb conocía perfectamente la arrinconado y le había mostrado un indirectas o amenazas veladas,
relación que había unido a Julia y a vídeo grabado por Simon. Uno en pero en vez de eso estaba viendo a
Simon, igual que sabía que éste el que se veía a Julia en una una joven nerviosa, que cambiaba
había sido arrestado por agredirla postura comprometida. Natalie la el peso de pie y miraba
hacía dos años. Por desgracia, su había amenazado con colgar el furtivamente hacia la puerta. De
condena se había limitado a una vídeo en Internet si no retiraba los hecho, parecía asustada.
declaración de aceptación de cargos contra Simon. Julia miró a su alrededor, pero
no vio nada que justificara su
comportamiento, ni en el la cocina, con la cabeza sobre los cumplido con la ración de hoy de
restaurante ni en la acera. Se brazos. hacer niños.
preguntó qué preocuparía a Natalie. —Después de la noche del Julia soltó una risita.
Y qué habría hecho desaparecer ensayo y ayer la boda, que acabó —¿Cómo va eso, por cierto?
como por arte de magia su actitud tardísimo, estoy muerta de sueño Rachel se echó hacia adelante
bravucona. — añadió. dramáticamente.
Deb le hizo un gesto a su hija para Julia se echó a reír mientras pelaba —Necesito vacaciones.
que esperara. el maíz para la cena. —¿De hacer bebés?
—Me alegro de haberte visto, Julia. —Menos mal que me he echado Rachel gruñó con los ojos cerrados.
He oído que tu padre vuelve a una siesta esta tarde. —Sí, maldita sea. Practicamos
casarse. —Ya. Eso mismo ha dicho sexo a todas horas, pero no me
—Sí, mañana. Gabriel. Pero mi hermano no ha quedo embarazada. Es deprimente.
—No pensaba que fuera de los que dormido siesta ni un día en toda su —Abrió los ojos y apoyó la cabeza
se casan. Supongo que la edad le vida y dudo mucho que sea capaz en una mano—. Necesito un
ha afectado. de dormir si estás con él en la descanso. Deja que vaya a visitarte
Julia alzó una ceja. Deb tenía cama. unos días. No molestaré nada, te lo
la misma edad que su padre, si no Julia se ruborizó y clavó la vista en prometo.
era más mayor, pero no tenía la mazorca. —Pensaba que querías tener un
ganas de discutir. —La ceremonia fue preciosa bebé.
—Vámonos. —Natalie tiró del brazo —dijo, cambiando de tema—. Aún —Quiero un bebé, pero ¿a
de su madre y ambas salieron del no me creo que bailase con mi qué precio? Nunca pensé que diría
local. padre el día de su boda. esto, pero tengo un empacho de
Julia las miró mientras se —No me siento con fuerzas sexo. Empiezo a sentirme como
alejaban, con la sensación de que para celebrar tu cumpleaños esta una máquina.
se estaba perdiendo algo. Algo noche, Jules. Lamento ser tan mala —Santo Dios, ¿dónde me he
importante. amiga. —La voz de Rachel quedó metido? —exclamó Gabriel, que
interrumpida por un bostezo. entraba en ese momento por la
—¿Por qué no vas a echarte un puerta del porche.
—¿No estás agotada? rato? —No pasa nada. Es que tu
Dos días más tarde, Rachel —Ya lo he intentado, pero mi hermana está agotada. Rachel,
estaba apoyada en la encimera de marido me ha seguido, ergo, me he vete a dormir un rato. Ya te reunirás
quedado sin siesta. Eso sí, hemos
con nosotros para el postre si te —Pero no quiero que nos hagamos maletín y se fue a leer junto a
apetece. demasiadas ilusiones. Hace casi Richard.
—¿En serio? diez años que me la hice. —Hace un día precioso —comentó
Julia señaló hacia la escalera con —Estaría encantada de éste, cerrando la novela policíaca
una mazorca. adoptar, pero antes quiero que lo que había estado leyendo.
—Largo. intentemos. Por ti. Sin prisas. No —Sí. —Gabriel se sentó en la silla
Su cuñada se levantó de un brinco quiero que acabemos como Rachel Adirondack junto a su padre
y salió disparada de la cocina. y Aaron. adoptivo.
Gabriel la miró negando con la Gabriel se echó a reír y la abrazó. —¿Qué estás leyendo?
cabeza. Julia se acurrucó entre sus brazos, Le mostró la libretita. En el lomo
—Dime que no vamos a acabar así. bostezando. había escrito «Diario» en letras
—No vamos a acabar así. —Julia le Él la miró con preocupación. doradas.
dio un beso en la sien. —¿Por qué no vas a echarte un —Es el diario de mi madre.
—¿Me lo prometes? rato tú también? Los dos hombres cruzaron una
—Prometido. Entonces, —Queda mucho por hacer. mirada.
¿estás listo para que te vean los —Tonterías. Richard está —Dentro encontré una cosa de
médicos? —preguntó ella, tratando leyendo en el porche y Aaron está Grace. —Sacó dos páginas
de sonar despreocupada mientras roncando frente al televisor. Creo dobladas del interior del diario.
seguía pelando maíz. que cenaremos tarde. Richard las miró con interés.
—Yo no diría precisamente —Le he dejado nuestra habitación a —¿Qué es?
listo, pero lo haré. Me convenciste y Rachel. —Hay nombres, direcciones y
me haré revertir la vasectomía pase —Pues acuéstate en el sofá números de teléfono. En una
lo que pase luego. Y casi me has del estudio. —Le dio un beso en la página hay información sobre mi
convencido de que el historial de mi frente—. No has parado desde el padre. En la otra sobre Jean
familia no importa. ensayo y la boda. Te has ganado Emerson, de Staten Island. Es mi
—Porque es la verdad, cariño. un descanso. —Guiñando un ojo, abuela.
Créeme. añadió—: Ya que yo no te he —¿No lo habías encontrado hasta
Gabriel le quitó la mazorca y la dejó dejado descansar esta tarde. ahora? —preguntó Richard,
a un lado antes de sujetarle ambas Julia lo besó y salió de la cocina. mirándolo fijamente.
manos. Al quedarse solo, Gabriel sacó —No. Grace me dio las cosas de mi
un librito encuadernado en piel del madre hace tiempo, pero nunca las
había abierto.
Richard asintió como si lo contártelo cuando fueras más Los ojos grises de Richard, en
comprendiera. mayor. cambio, lo miraron con firmeza y
Gabriel miró los papeles escritos Gabriel asintió con la cabeza. serenidad.
por Grace. Richard apretó los labios. —No te dimos la vida, pero eres
—Me pregunto por qué los —Lo siento. Debimos contártelo. nuestro hijo. Nuestra casa era tu
buscaría. —No tienes por qué casa.
—Estoy seguro de que lo hablamos disculparte. Grace y tú me —¿Qué le dijo Grace a mi abuela?
contigo cuando eras adolescente. acogisteis cuando mi propia familia Richard se echó hacia atrás en la
¿No te acuerdas? me dejó en la estacada. silla de jardín.
—Muy vagamente. —Eres nuestro hijo —replicó —Creo que le explicó quién
—Cuando tu madre murió, los Richard con voz ronca—. Siempre era y lo que le había pasado a tu
servicios sociales localizaron a tu lo has sido. madre. Sé que hablaron de ti.
abuela, pero ella se negó a Gabriel agarró el diario con más Grace pensaba que podría razonar
quedarse contigo. Grace la llamó fuerza. con tu familia.
por teléfono para averiguar cuál era —¿Te parecería... ofensivo que —¿Y lo logró?
la razón. Después de hablar con tratase de averiguar más cosas —No —respondió Richard
ella, dejó sus datos junto a las sobre mi familia biológica? muy serio—. Tu abuela estaba
cosas de tu madre por si tú querías —Claro que no. Son tus parientes. cegada por sus rígidos principios
ponerte en contacto con ellos más Tienes derecho a conocerlos. morales y por su enfado con su
adelante. —Pero tú eres mi padre. hija. Repudió a tu madre cuando se
—No recuerdo que Grace me —Siempre. Pase lo que pase. quedó embarazada. Dudo que
contara que había hablado con mi —Os puse en peligro. Hipotecasteis volvieran a verse después de
abuela. Recuerdo que me dijo que la casa para rescatarme. aquello.
los servicios sociales habían —El amor de los padres es —¿Y mi padre? ¿Grace habló
tratado de ponerse en contacto con incondicional. No importa lo que también con él?
mis parientes y que éstos no hicieras, nunca dejaste de ser Richard se removió en la silla.
quisieron saber nada de mí. nuestro hijo. Rezaba para que —Recuerdo que hablamos de
Richard frunció el cejo. algún día volvieras a nosotros. Y esto contigo porque afectaba al
—Eras un crío. No valía la así fue. certificado de nacimiento. Tu padre
pena disgustarte con los detalles. Gabriel empezó a mover la rodilla persuadió a tu madre de que no
Ya bastante tenías con todo lo que nerviosamente. diera su nombre; por eso llevas el
te había pasado. Pensábamos apellido de ella.
—¿Cómo lo encontró Grace? —Mirando a Gabriel con tristeza, —Ojalá yo tuviera una cuarta parte
—Gracias a tu abuela. No añadió—: Grace esperaba estar a de tu imperfección —murmuró
tenía interés en ayudar a su nieto, tu lado cuando lo leyeras. Gabriel, bajando la cabeza.
pero le faltó tiempo para señalar a —Debí haberlo hecho antes. —Grace y yo siempre pensamos en
tu padre con el dedo. Tenía su Gabriel recordó la visión que ti como en un regalo, un don que se
dirección y número de teléfono, que había tenido, en la que Grace lo nos había concedido.
deben de ser los que están ahí perdonaba. Todavía lloraba su Pero desde la muerte de ella, me
escritos, aunque Grace se guardó muerte. he dado cuenta de algo más.
mucho de llamarlo a su casa. Lo —Julianne te aprecia mucho Gabriel se volvió hacia él.
llamó a la oficina, pero él se negó a —dijo, cambiando de tema, aunque —Sé que nos estás
hablar con ella. sólo fuera para librarse de los agradecido por haberte adoptado,
—Recuerdo que Grace me dijo dolorosos recuerdos. que piensas que te hicimos un
que mi padre sabía dónde estaba, —Y yo a ella. Os agradezco mucho favor. Pero no acabas de
pero que no iba a venir a buscarme. que me permitierais volver a casa. entenderlo. —Richard lo miró con
—Ella pensaba que tus —Éste siempre será tu hogar. sinceridad antes de añadir—: Dios
parientes estarían encantados de —Gabriel jugueteó con el diario—. nos hizo ese regalo porque sabía
acogerte; por eso se puso en Julianne piensa que si Dios es que te necesitábamos.
contacto con ellos. como un padre, debe de ser como Los dos hombres siguieron
—Grace siempre pensaba lo mejor tú. mirándose unos largos instantes
de todo el mundo. Richard se echó a reír. antes de volverse casi a la vez
—Así es, pero tampoco era —Es un cumplido de mucho nivel, hacia el jardín y perderse en sus
una ingenua. Tras hablar con tu pero inmerecido. Soy tan pensamientos. Si alguien le hubiera
abuela y tratar en vano de hacerlo imperfecto como el que más. comentado a Gabriel que tenía los
con tu padre, no insistió. Y desde ojos húmedos, él habría dicho que
ese momento has sido nuestro hijo. era por culpa de la alergia.

44

9 de septiembre de 2011 April Hudson salió de su bloque de cargado con un ramo de rosas se
Durham, Carolina del Norte pisos con la intención de ir al interpuso en su camino.
campus en coche, pero un hombre —Hola —la saludó sonriendo.
—¡Simon! —April corrió hacia él y le Simon iba a preguntarle qué le en contacto conmigo. No me has
echó los brazos al cuello—. ¿Qué pasaba, pero las puertas del llamado ni me has enviado ningún
haces aquí? —exclamó. ascensor se abrieron en ese mensaje. Llega el fin de semana y
—He venido a verte. Y a darte momento y, rodeando a Simon, te plantas en mi puerta. ¿Soy tu
esto. —Acto seguido, le ofreció la April se dirigió rápidamente a su rollo de fin de semana?
docena de rosas rojas de tallo largo apartamento, haciendo resonar los —Por supuesto que no, si me
que llevaba en la mano izquierda. tacones en el pasillo. dejaras explicarme...
—Son preciosas, ¡gracias! —La —¿April? ¡Espera! —Echó a correr —No soy el rollo de fin de
joven dio un par de saltitos antes de tras ella. semana de nadie, Simon. Coge tus
volver a abrazarlo. La chica sacó las llaves de la flores y vuélvete a Washington. No
Simon se echó a reír ante la mochila y abrió la puerta. Luego puedo evitar que vayas
exuberancia de la joven y le trató de cerrársela en las narices. fanfarroneando por ahí, pero te
devolvió el abrazo, enterrando la —Espera un momento. —Simon agradecería que me dejaras que se
nariz en su larga melena rubia. apoyó la mano plana en la hoja lo contara a mis padres antes. No
—Tenía miedo de no volver a verte. para impedirlo. quiero que se enteren leyendo el
¿Quieres entrar? —le susurró al —No hacía falta que vinieras periódico de que me emborraché y
oído. hasta aquí y me regalaras flores me acosté contigo en la segunda
Cuando Simon asintió, ella le sólo para burlarte de mí. Ya sé que cita.
mostró el camino hacia el ascensor. ya no soy virgen. No necesito que Trató de cerrar la puerta una vez
—Me encantan. —Mientras me lo recuerdes. más, pero él volvió a impedírselo.
subían, se llevó las rosas a la cara, —¿De qué hablas? No he venido a —Por favor, dame un minuto.
aspirando su aroma—. Esta vez burlarme de ti. ¿Puedo entrar?
son rojas. La primera vez que —¿Ya se lo has contado a —No.
salimos me trajiste rosas blancas. todos tus amigos? Seguro que se Inclinándose hacia ella, susurró:
—El blanco simboliza la han reído a gusto a mi costa. Sacas —He venido porque me
virginidad —dijo él, alargando la a cenar a la chica cristiana un par apetecía verte. Y he elegido rosas
mano para acariciarle la melena lisa de veces y ella se entrega como si rojas porque he pensado que te
—. Ya no es adecuado. fuera el baile de graduación. gustarían.
Ella se encogió como si la hubiera —No fue eso lo que pasó. —Simon April se aferró a la puerta con
golpeado y le devolvió las flores la miró muy seriamente. fuerza, pero no dijo nada.
inmediatamente. —Después de pasar el fin de —Deja que te invite a comer y
semana juntos no volviste a ponerte hablamos. Si no te gusta lo que
tengo que decirte, me volveré por Simon abrió mucho los ojos. Lo Ella alzó una ceja, incrédula.
donde he venido y no te molestaré había pillado por sorpresa. Tras —Lo digo en serio. Y ahora
más. unos instantes, respondió: pon esas flores en agua y vamos a
Los ojos verdes de April lo miraron —Mi padre me pidió que te invitara comer —insistió Simon con una
con desconfianza. a salir. A partir de ahí, me olvidé de sonrisa.
—¿Qué pretendes? la política. April dudó, mirando las flores.
—Nada. Me gustas. —No te creo —repuso ella en voz —De acuerdo. —Abrió la puerta
—¿Eso es todo? muy baja, como si estuviera a punto para dejarlo entrar—. Pero nada de
—Eso es todo. ¿Te parece poco? de echarse a llorar. mojitos esta vez.
—¿Y qué pasa con tu padre y la —Confía más en ti misma, —Palabra de scout —dijo él,
campaña presidencial? April. Eres bonita y muy dulce. No saludándola marcialmente antes de
te habría invitado a ir a los seguirla.
Hamptons ni a tomar mojitos sólo
por la política.
45 que fue solo. Cuando volvió a casa Ella se echó a reír.
a la hora de la cena, ella lo asaltó: —No vas a distraerme
—¿Y bien? hablando de sexo, profesor
Cuando el puente del Día del —Buenas noches a ti también. — Emerson. Quiero que me cuentes
Trabajo llegó a su fin, Julia y Gabriel le rozó los labios en un todo lo que te ha dicho el médico.
Gabriel volvieron a Cambridge para beso y la miró curioso—. La sonrisa de Gabriel perdió brillo.
el inicio del año académico. Él iba a Todavía me cuesta acostumbrarme —¿Y si te prometo orgasmos
dar un curso y un seminario para a verte con gafas —dijo, tocándole múltiples? —susurró, agarrándole
alumnos de doctorado en la la montura de carey. la muñeca y llevándosela a la boca.
Universidad de Boston, mientras Ella se las tocó, algo avergonzada, La besó y le dio un mordisquito.
Julia seguiría con su formación en y luego se las quitó. Julia tragó saliva con dificultad.
Harvard. —Sólo las necesito para leer. O eso —Suena... muy bien. Pero sigo
La segunda semana de es lo que dijo el oculista. queriendo que me cuentes qué te
septiembre, Gabriel fue a la —Pareces una bibliotecaria ha dicho el médico.
consulta de un reputado urólogo. sexy. De hecho, creo que Él avanzó, haciéndola retroceder
No quiso que su mujer lo deberíamos llevarlas al estudio y hacia la mesa de la cocina.
acompañara, ya que la visita usarlas para una nueva sesión de
coincidía con una de sus clases, así sexo de escritorio.
—¿Y si te prometo sexo en la mesa inseminación artificial, pero tendrían Julia se sentó en su regazo y lo
de la cocina como nunca lo has que analizarme el esperma para ver abrazó.
experimentado antes? si aún es viable. Cuando tenga los —Lo siento, Gabriel. Ojalá hubiera
Arrinconándola contra la mesa, le resultados decidiremos si merece la ido contigo.
separó las piernas para colocarse pena programar la operación o no. —Tal vez no estabas físicamente,
entre ellas. Me harán la prueba la semana que pero te sentía a mi lado. —Le
Julia le acarició la mejilla. viene. dirigió una sonrisa triste.
—Te diré que me estás —¿Y? —Si la producción de esperma
asustando, porque estás tratando —Aunque llevemos a cabo la no se ha visto afectada, podríamos
de distraerme con sexo para no intervención, las posibilidades de probar la inseminación artificial. Si
contarme lo que ha pasado en el éxito son muy pocas. —Gabriel queremos, recogen esperma antes
médico. Por favor, dímelo. se aclaró la garganta—. Me de la operación y lo congelan. —
Gabriel se apartó de ella y se dejó operaron hace diez años, por lo que Jugueteó con el pelo de ella—. El
caer pesadamente en la silla más la posibilidad de embarazo se médico ha sugerido que tú también
cercana. reduce a un treinta por ciento. te hagas una revisión, para
—¿Has preparado algo? ¿O Mientras he podido generar descartar algún posible problema
Rebecca? anticuerpos, tejido fibroso y un de fertilidad por tu parte. Julia hizo
—Rebecca ha dejado una bloqueo secundario. —No pensaba una mueca.
lasaña—respondió Julia, que fuera a ser tan complicado. Él la miró ladeando la cabeza.
acercándose a la nevera para sacar Él se frotó los ojos con las manos. —¿Ves algún inconveniente?
una CocaCola. La sirvió en un vaso —Es mucho más complicado —No. No me gustan esas
con hielo y se la ofreció—. Espero de lo que imaginaba. Pero le revisiones, pero entiendo que sería
que tengas hambre. agradezco al médico que haya sido necesario. Además, ya me toca ir.
—El médico no está seguro de tan detallado en sus explicaciones. —Lo peor de todo es que el
que vaya a funcionar. —Gabriel ¡Ah! y me ha prohibido fumar. médico ha dicho que tendríamos
dejó el vaso en la mesa —Eso es bueno. Y si te sometes a que pasar tres semanas de
bruscamente. la operación, ¿cuándo sabremos si abstinencia después de la
—Oh, cariño. —Julia se sentó ha tenido éxito? operación. Me ha advertido que no
delante de él y le apoyó la mano en —Dice que depende. Puede podría eyacular durante al menos
el antebrazo. tardar de unos tres meses a un año tres semanas.
—Cree que si la operación no —titubeó antes de añadir—: O Julia abrió los ojos como platos.
funciona, podríamos recurrir a la nunca. —¿Tres semanas? Scheisse.
—Exacto. ¿Sigues queriendo que lo —¿Partes afectadas? Julia sonrió y lo besó en los
hagamos? —Me ocuparé de ti y de todas tus labios. Luego decidieron que la
—No me gusta la idea del partes. Vas a necesitar una cena podía esperar y celebraron
celibato obligado durante tres enfermera. sus decisiones con una ronda de
semanas. —Se estremeció sólo de Gabriel le deslizó las manos por la sexo en la mesa de la cocina.
pensarlo—. Pero he pasado mucho espalda hasta detenerse en sus Gabriel simuló ser Superman que
más tiempo célibe antes. nalgas. volvía a casa después de una dura
—Cierto. —Gabriel sonrió —Me gusta cómo suena eso. jornada luchando contra el crimen.
travieso—. Será una nueva Enfermera, bibliotecaria, estudiante, (Debe quedar constancia de
experiencia para los dos: celibato profesora... Tus talentos no tienen que el sexo en la mesa de la cocina
marital. fin. entre superhéroes todavía es mejor
¿Quién se iba a imaginar que —No. De hecho, tengo otra que el sexo en la mesa de la cocina
existía algo tan horrible? identidad secreta. entre personas normales y
—Yo desde luego, no. Excepto, ya —¿Ah, sí? corrientes.)
sabes, una vez al mes. Ella le acercó los labios al oído.
—Por cierto, vamos a tener —También soy Lois Lane.
que organizarnos para que las tres —Voy a tener que ir a buscar el
semanas coincidan con tu período, Más tarde, Julia y Gabriel
traje de Superman a la tintorería.
estaban sentados en el suelo del
porque, si no, serán cuatro —¡Feliz Navidad, Julia! —se dijo a
semanas. dormitorio, revisando las cajas de
sí misma.
Sharon. Encontraron álbumes de
—Piensas en todo, Profesor. —Lo será —susurró él,
fotos con fotografías de Julia
Los ojos de Gabriel parecieron dirigiéndole una mirada ardiente—.
cuando era un bebé y más
oscurecerse. Entonces, para que quede todo
mayorcita. Encontraron también
—Tengo mis necesidades. claro, iremos a hacer las visitas que
juguetes y la pulsera que le habían
Julia presionó el pecho contra el hagan falta y seguiremos adelante
puesto a Julia en el hospital cuando
suyo, juntando sus labios hasta que con el proceso. ¿Sí?
nació.
se rozaron. —Sí.
La sorprendió que su madre
—Igual que yo, Profesor. Y —Y no empezaremos a
hubiera guardado todos esos
estoy segura de que podremos intentar tener un hijo hasta que
recuerdos. Pero todavía se
ocuparnos de algunas de esas acabes el doctorado. Todo esto son
sorprendió más al encontrar una
necesidades sin poner en peligro trámites... preliminares.
foto de sus padres el día de su
tus partes afectadas.
boda, junto a varias otras de en una presencia molesta en la —No es que no sienta
cuando eran novios. Había incluso casa. Nada explicaba por qué el compasión por ella, Gabriel, pero
algunas fotos familiares de antes alcohol y el sexo se habían vuelto es que no me entra en la cabeza
del divorcio. más importantes que una persona que alguien ponga el alcohol y los
En otra caja encontraron que era carne de su carne y sangre hombres por delante de su hija.
bisutería, pañuelos de cuello y fotos de su sangre. Gabriel le apretó la mano.
de Sharon con distintos hombres. —¿Cariño? —La voz de Gabriel —Porque no es correcto. No
Julia dejó esas fotos en el montón interrumpió sus pensamientos. debería ser así. Pero las adicciones
de tirar casi sin mirarlas. Por lo que —Una vida entera. Tres cajas. Qué son algo terrible. Por desgracia, sé
Gabriel sabía del comportamiento desperdicio. de lo que hablo. Es una suerte que
de la mujer cuando estaba con Él le acarició la espalda para no puedas imaginártelo; eso
esos hombres, no le extrañó que consolarla. significa que no has pasado por
Julia quisiera destruir esos —¿Por qué no me quería? —A ello. Estoy seguro de que tu madre
recuerdos. Julia se le quebró la voz. quiso dejarlo en alguna ocasión.
—Julianne, ahora tienes tu Gabriel sintió que se le rompía el —Sí, fue a rehabilitación varias
propia casa. Tienes una nueva corazón. Se sentó detrás de ella y veces.
vida. —Le acarició los nudillos con la abrazó con fuerza. —Sin la ayuda de Dios, yo
un dedo. —Ojalá tuviera la respuesta, pero habría acabado como ella —
—Lo sé —replicó ella con una sólo puedo decirte que te entiendo, susurró Gabriel. Al ver que Julia
sonrisa no muy convencida. Julianne. Te entiendo. permanecía en silencio, siguió
Buscó el anillo de compromiso —Me cuesta tanto creer que hablando—: Es culpa mía. Insistí en
de su madre y el de boda, pero no pudiera quererme alguna vez... que debíamos buscar información
los encontró. Supuso que ésta los —Conservó las fotografías. Es sobre nuestros padres y mira...
habría empeñado. No recordaba evidente que, cuando naciste, te —No eres tú quien me hizo
habérselos visto puestos en los quería mucho. Se ve en su cara. Y daño. Supongo que fui una idiota al
últimos años. durante los primeros años te siguió pensar que encontraría alguna
Si había esperado encontrar queriendo. respuesta en estas cajas. Si mi
algún tipo de respuesta, la realidad —Pero luego decidió que quería padre no las tiene, ¿cómo iba a
la decepcionó una vez más. Nada más al alcohol. encontrarlas yo en un montón de
en aquellas cajas ofrecía —Eso no era amor. Era una trastos viejos?
información sobre por qué la adicción. —Tus juguetes no son trastos
adorada niñita se había convertido viejos. Enmarcaremos las fotos y
colocaremos los juguetes en una apuntaré en la petición —añadió, —Oh, lo siento. Me había olvidado.
estantería. Algún día, cuando escribiendo rápidamente en el Nos vemos en casa.
tengamos una niña, podrás historial médico de Julia. Ella sintió Julia estaba aturdida, tratando
enseñarle lo guapa que era su que se le encogía el estómago. de no llorar. Al otro lado de la línea
madre de pequeña. —Entonces, ¿es serio? oyó pasos y una puerta que se
Julia escondió la cara en el hombro —Potencialmente serio. —La cerraba.
de Gabriel. ginecóloga dejó de escribir y la miró —He salido al pasillo. ¿Qué pasa?
—Gracias. a los ojos—. Ha sido una suerte —Voy de camino hacia casa.
Tras abrazarla con fuerza, la ayudó que vinieras a visitarte ahora. He Nos veremos allí. Por favor, pide
a guardar las cosas en las cajas. encontrado algo en uno de tus disculpas a tus alumnos de mi
46 ovarios. Quiero saber de qué se parte.
trata. Ve a hacerte la ecografía. El Colgó antes de echarse a
radiólogo te hará un informe y a llorar. La voz de Gabriel, tan
—Disculpe, ¿podría repetirlo? — partir de ahí veremos lo que hay paciente y cariñosa, le hizo perder
Julia estaba mirando a su que hacer. el control de sus emociones.
ginecóloga con los ojos muy —¿Cáncer? —Julia casi no se Acababa de esconder la cara
abiertos. atrevía a pronunciar la palabra. entre las manos cuando el teléfono
Era la tercera semana de —Es una posibilidad. O volvió a sonar. No tuvo que mirar la
septiembre y acababa de también podría ser un quiste pantalla para saber quién llamaba.
someterse a sus exámenes benigno. Pronto lo sabremos. —La —Ho... ¿Hola?
ginecológicos. Se suponía que era doctora Rubio siguió escribiendo—. —¿Qué ha pasado?
un trámite para descartar posibles No te saltes la ecografía. Es —Te lo contaré a la hora de la cena
problemas de infertilidad. Pero los importante que sepamos de qué se —respondió ella entre sollozos.
comentarios de la doctora trata cuanto antes. —No, vas a contármelo ahora o
indicaban que el examen no había Julia permaneció inmóvil. Sólo cancelaré el seminario e iré a
tenido nada de rutinario. podía pensar en Grace. buscarte. Me estás preocupando.
—Quiero que te hagas una —La doctora ha encontrado algo
ecografía. Mi secretaria se pondrá durante el examen.
—Cariño, estoy en pleno Gabriel permaneció en silencio
en contacto con el centro
seminario. ¿Puedo llamarte cuando unos momentos. Luego inspiró
radiológico del hospital Mount
acabe? —preguntó Gabriel en voz hondo.
Auburn para concertar la cita. Que
baja cuando cogió la llamada. —¿Qué es lo que ha encontrado?
te la hagan inmediatamente. Lo
—Todavía no lo sabe. Tengo que de esperma era normal. El profesor —Lo que quieras.
hacerme una ecografía en el Emerson era gloriosamente fértil. —Prométeme que, si me pasa algo,
hospital Mount Auburn lo antes (Entre paréntesis, debe destacarse te cuidarás.
posible. que él nunca dudó de su fertilidad.) —No digas esas cosas —contestó
—¿Estás bien? Sin embargo, el alivio quedó de forma más brusca de lo que
—Sí. —Julia mintió lo mejor que apagado por la intranquilidad que habría querido.
pudo. sentía por Julia. Aunque —Lo digo en serio, cariño. Ya
—¿Dónde estás? exteriormente trataba de poner sea pronto o cuando sea una
—Volviendo a casa dando un buena cara para no preocuparla, ancianita arrugada de pelo gris,
paseo. por dentro estaba muy asustado. quiero que me prometas que
—Quédate donde estás. Voy a Julia era joven y estaba sana. seguirás en la senda que has
buscarte. —Pero tendrás que Claro que Grace también era joven iniciado. Que serás un buen
anular el seminario. y sana antes de ponerse enferma. hombre, que vivirás una buena vida
—No podría concentrarme Tenía cáncer de mama y habían y que tratarás de encontrar la
sabiendo que estás sola y llorando. tardado un tiempo en felicidad.
Quédate donde estás. Te llamo en diagnosticárselo. Gabriel sintió que las emociones se
un minuto. Gabriel era un hombre fuerte y le agolpaban en la garganta,
—Estoy bien. Sólo es la impresión. tan viril que no solía sentirse nunca impidiéndole respirar.
—No estás bien. Dame un minuto. impotente. Pero contemplar a su —No encontraré la felicidad si no
—Ya casi estoy en casa. Nos amada esposa dar vueltas por las estás conmigo.
vemos allí. noches en la cama lo hacía sentir —Encontraste la paz sin mí —
Cortó la llamada. indefenso. Ella era luz, vida, amor y susurró ella—. Encontraste la paz
Maldiciendo entre dientes, Gabriel bondad. Y era posible que estuviera en Asís. Podrías vivir sin mí.
abrió la puerta del aula y canceló la muy enferma. Ambos sabemos que podrías.
clase. Cerró los ojos y rezó. Él le apoyó una mano en el vientre
—¿Cariño? —La voz de Julia le y le acarició la piel desnuda.
llegó en la oscuridad. —¿Cómo puede nadie vivir sin
Mientras esperaban a que —¿Sí? corazón?
llegara el día de la ecografía, —Quiero que me prometas una Ella le cubrió la mano con la suya.
Gabriel recibió una llamada de su cosa. —Richard lo hace.
urólogo. Al parecer, su producción Él se volvió de lado para verla
mejor.
—Richard no es más que un vida anterior. —Con un hilo de voz, —Te lo juro, aunque no creo que tu
caparazón hueco; una sombra de lo añadió—: Si lo hiciera, estaría alma esté en peligro.
que fue. realmente solo. Gabriel le acarició la mejilla con el
—Quiero que me lo prometas. —Te prometo que, desde pulgar.
Creo que has exagerado tanto al donde esté, haré todo lo que pueda —Ya basta de esta
ponerme en un pedestal, que si me por ayudarte. —Su voz era un conversación tan dramática. Si
pasara algo temo lo que pudieras susurro desesperado. necesitas que te lo prometa para
hacer... —Estoy convencido de que lo quedarte tranquila, te lo prometo.
—Siempre tendré que luchar harías. Si tú fueras san Francisco y Pero no te atrevas a dejarme solo.
contra las adicciones, Julianne, yo Guido da Montefeltro, vendrías Julia asintió, relajándose.
pero no creo que vuelva jamás a mi en busca de mi alma, ¿verdad?

47

El día de la ecografía, Gabriel Gabriel puso los brazos en jarras, Ella cambió el peso de pie varias
canceló sus clases para con lo que la chaqueta se le abrió veces. Prácticamente estaba
acompañarla. amenazadoramente. bailando.
—Lo siento, señor, pero no está —Es mi esposa. No pienso dejarla —Me han hecho beber cinco
permitido que entre. sola. vasos de agua. Me muero de ganas
Gabriel se irguió cuan alto era. Una —La ecografía media no suele de hacer pipí. No me hagas volver
mueca distorsionaba sus hermosos durar más de treinta minutos. En a pasar por esto.
rasgos. seguida estará con ella. —La —No pienso dejarte sola —insistió
—¿Disculpe? —le preguntó a la técnica le hizo un gesto a Julia con él, con los ojos azules llameando.
técnica, mucho más bajita que él. la cabeza—. Señora Emerson, ¿me —No podemos alargarlo más,
La mujer señaló un cartel colgado acompaña? Gabriel la agarró del Gabriel.
en la pared. brazo, deteniéndola. El tono de voz de su mujer pareció
—Sólo puede pasar el paciente. La —Iremos a otro hospital. sacarlo de un trance. Parpadeó
familia debe esperar fuera. varias veces.
—¿Y si hay algún problema?
La técnica se aclaró la garganta y —¿Qué son fibromas? —preguntó dibujo y clavando la mirada en los
volvió a señalar el cartel. ella, dándole la mano a Gabriel. ojos de la doctora.
—No estoy autorizada a —Son tumores benignos que —No necesariamente. —La
comunicar el resultado de la crecen dentro o fuera del útero. Son mujer se volvió hacia la paciente—.
prueba. Sólo el radiólogo puede muy comunes. Según el informe, Si no molestan, solemos dejarlos.
escribir el informe. Y él se lo envía tienes dos. Te recetaré píldoras
directamente a su médico. —¿Dos? —preguntó Julia, anticonceptivas. Las hormonas de
Gabriel soltó unas cuantas asustada—. Pensaba que sólo era la píldora frenan el crecimiento de
maldiciones variadas y lanzó una uno. los fibromas.
mirada tan agresiva hacia la mujer —Yo encontré uno durante el —¿Y los fibromas afectarán a la
que ésta sintió como si la examen ginecológico. Al estar en la fertilidad?
empujaran contra la pared. parte externa del útero, pensé que La doctora Rubio releyó la historia
—Todo irá bien, cariño, pero si estaba en el ovario. Pero hay otro clínica.
no quieres que me explote la vejiga más pequeño más abajo, en la —Ah, sí, veo que queréis tener
aquí mismo, tienes que dejarme parte frontal del útero —explicó la familia más adelante.
entrar —dijo Julia cruzando las doctora Rubio, haciendo un dibujo »Los iremos controlando. Al
piernas. de las partes íntimas de Julia estar situados en la parte externa
Gabriel la miró mientras mientras Gabriel trataba de no del útero, no creo que afecten. Sin
desaparecía tras la puerta, desmayarse. embargo, si te quedaras
sintiéndose furioso e impotente al (Debe tenerse en cuenta que su embarazada habría que vigilarlos
mismo tiempo. amplio conocimiento en temas de cerca. Los fibromas suelen
uterinos venía dado por crecen durante el embarazo porque
experiencia práctica, no visual.) los niveles hormonales se disparan.
Dos días más tarde, Julia fue a —El grande tiene unos cinco Pueden ocupar parte del útero y
la consulta de la doctora Rubio para centímetros. El pequeño unos tres forzar un parto prematuro. Pero ya
conocer el resultado de la —aclaró, señalando el dibujo con el nos ocuparíamos de eso llegado el
ecografía. Su marido la acompañó. bolígrafo. momento.
—Fibromas —anunció la doctora Julia se mareó un poco y apartó la »De momento, esto son
triunfalmente—. He leído el informe vista. buenas noticias. Me gustaría que
y he visto la ecografía. —¿Hará falta operar? — volvieras dentro de seis meses para
Estoy de acuerdo con el preguntó Gabriel, ignorando el hacer una nueva ecografía de
diagnóstico. control. Ahora te doy una receta
para la píldora y dentro de seis techo. Una inexplicable sensación Eligió una página que parecía seria
meses hablamos. de terror se había apoderado de él. y empezó a ver imágenes de
Julia y Gabriel intercambiaron una Con cuidado de no despertar a fibromas extraídos mediante
mirada antes de darle las gracias. Julia, se levantó y fue al estudio. cirugía.
Encendió la luz, cerró la puerta y se En ese momento se desmayó.
dirigió al escritorio.
Esa noche, Gabriel estaba Minutos después estaba
despierto en la cama, mirando el buscando «fibromas» en Google.
48

Gabriel no tuvo que esperar mucho. deseo de recorrer el músculo en sexy que ver al hombre que amas
La primera semana de octubre se forma de uve que le empezaba bajo afeitándose.
sometió a la reversión de la el ombligo se apoderó de Julia. Él aclaró el jabón de la navaja.
vasectomía. Esta vez fue Julia la Como de costumbre, Gabriel —Me alegra oír eso, ya que
que se saltó las clases para había usado una brocha clásica tengo que hacerlo cada día —
acompañarlo al hospital. para extenderse la espuma de replicó, con los ojos brillantes—. A
La mañana de la operación se afeitar sobre la cara. Sus ojos, del menos que te hayas aficionado a mi
despertó oyendo las notas de color de los zafiros, se clavaban en barba. Me parece recordar que la
Fever, cantada por Peggy Lee. No el espejo tras el cristal de las gafas. disfrutaste bastante anoche.
era el tipo de música que Gabriel Se llevó la navaja a la cara y Bajó la vista hacia los muslos de
solía escuchar por las mañanas, empezó. Julia.
pero la elección sonaba —¿Espiando desde la puerta, Ella se ruborizó al recordar la
prometedora. Se puso la bata y se señora Emerson? —le preguntó sin noche anterior... tumbada de
acercó al baño. mirarla. espaldas, con la incipiente barba de
Él estaba delante del espejo, —He oído la música y he venido a Gabriel entre las piernas...
afeitándose. Tenía el pelo húmedo ver qué era lo que te estaba Él agitó una mano delante de sus
de la ducha y las puntas se le causando fiebre. Él se detuvo y le ojos.
empezaban a rizar. Estaba dirigió una mirada abrasadora. —Un penique por tus
desnudo de cintura para arriba. Una —Creo que ya sabes la respuesta. pensamientos.
toalla de color azul oscuro le —Sé lo que me eleva la —Perdona, ¿decías?
colgaba de las caderas. Un gran temperatura a mí. No hay nada más Gabriel se echó a reír.
—Te he preguntado que cómo hasta llegar a los hoyuelos que con el cinturón de la bata—. Y por
estás esta mañana. parecían guiñarle el ojo desde el suerte para los dos, todavía no te
—Ah, bien, muy bien. ¿Y tú? borde de la toalla. ha venido la regla.
¿Estás nervioso? Él apoyó la mano con fuerza en el Julia lo detuvo, apoyando las
—No mucho, pero me alegro mármol del lavabo. manos sobre la de él.
de que me acompañes. Tengo que —No puedo afeitarme si me tocas. —¿Me enseñas a afeitarte?
estar en el hospital a las diez, lo —En ese caso... podría afeitarte yo. —Afeitarse está sobrevalorado.
que nos deja un montón de tiempo —¿Ah, sí? —Me gustaría hacerlo.
para actividades extracurriculares. Cruzaron una ardiente mirada. Él suspiró teatralmente, como
En seguida acabo de afeitarme. —A ti te gusta darme de comer. Tal si estuviera poniendo a prueba su
Ve pensando en algo que me ayude vez descubra que a mí me gusta paciencia, antes de volver a coger
a superar las próximas tres afeitarte. la navaja.
semanas. —Estás muy provocadora esta —Afeita en el sentido en que crece
Siguió con el ritual del afeitado, mañana. el pelo, pero sin apretar. La navaja
moviendo la navaja hábilmente. —Tal vez yo también necesite está muy afilada.
—Se me está ocurriendo algo. — un recuerdo atrevido que me ayude Dando un paso atrás, le
Julia se acercó y empezó a besarlo a superar estas tres semanas de mostró la técnica mirándose en el
en la espalda. —Creo que celibato matrimonial. espejo. Satisfecho con la
deberíamos esperar a que acabara Dejando la navaja sobre el demostración, aclaró la navaja
de afeitarme. Me estás distrayendo. mármol, Gabriel la llamó con el antes de colocarla en la mano de
—¿Ah, sí? dedo. Julia se colocó delante de él, Julia.
Ella insistió. Esta vez, mientras lo en el lugar que él le señaló. Con un Ella lo miró y luego miró el filo de la
besaba le acarició los hombros, ágil movimiento, la levantó y la navaja que brillaba bajo la luz
sintiendo cómo se tensaban. sentó sobre el mármol. halógena.
—No puedo contenerme, Profesor. Le separó las rodillas, apartando la —¿Pánico escénico, señora
Me gusta tocarte. bata, y se colocó entre sus piernas. Emerson?
Le resiguió la línea de los —¿Tan temprano y ya sin bragas? —Tengo miedo de hacerte sangrar.
bíceps y bajó hasta los antebrazos, —preguntó, bajando la vista. Él la miró.
admirando los músculos y tendones —No me ha dado tiempo de —Pues ya sabes cómo me sentí yo
que encontraba por el camino. Con ponérmelas. la primera vez.
los labios recorrió los montículos y —Soy un tipo con suerte. — Julia notó que se le aceleraba
valles de su columna vertebral Gabriel sonrió mientras jugueteaba el corazón. Él había estado muy
ansioso ese día, pero al mismo acalorada. Le apoyó la mano en el juguetear con sus sensibles
tiempo había sido muy delicado con hombro para estabilizarse. pezones, se detuvo.
ella. Cuando él asintió, empezó. —Supongo que esto quiere decir
Gabriel le dio un beso en la muñeca El filo de la navaja se deslizó que confías en mí —dijo ella, con
y le mordisqueó suavemente la piel. con facilidad, sin necesidad de las manos temblorosas.
—Irás con cuidado. hacer presión. Durante el proceso, Gabriel le pasó los pulgares sobre
Separando la bata de seda, los ojos de Gabriel permanecieron los prominentes pezones.
hizo que se deslizara por los clavados en los de ella. —Confío en ti, Julianne. Más que
hombros de Julia. Luego le apoyó Bajó las manos hasta la en nadie en el mundo.
una mano entre los pechos, cintura de Julia y empezó a Con su mirada, intensa pero
sintiendo el latido de su corazón. acariciarle los huesos de las cargada de ternura, comunicaba
Ella alzó una ceja. caderas con los pulgares. mucho más que con sus palabras.
—¿Quieres que te afeite medio —No creo que sea buena idea. —Cuando te veo, tengo que
desnuda? Podría cortarte. tocarte. No puedo reprimirme.
—No. —Gabriel se le acercó— —Puede ser un buen ejercicio de Le apoyó las manos en los
. Quiero que me afeites como Dios autocontrol para los dos. pechos, pero no se los apretó con
te trajo al mundo, completamente Trazó un camino con los fuerza, porque sabía que iba a
desnuda —le aclaró con un susurro dedos, subiendo hasta llegar a sus tener la regla pronto y los tenía
ronco. pechos. Una vez allí, se los rodeó sensibles.
S e tomó s u tiempo para suavemente. Cuando ella gimió, Cuidadosamente, Julia lo
deshacer e l nudo del cinturón d e volvió a deslizar las manos hasta su afeitó por donde él no lo había
la bata. Parecía que estuviera cintura. hecho, mientras Gabriel la
desenvolviendo un regalo. Cuando —Me gusta sentir tu piel bajo mis acariciaba, excitándola. La
acabó, volvió a colocarse entre sus dedos. respiración se le aceleró.
rodillas. Julia le devolvió la mirada. Él bajó las manos y las apoyó
—No hay nada más sexy que —A mí también. en los muslos de ella por encima de
ver a la mujer que amas Tras tragar saliva con las rodillas, donde su piel seguía
afeitándote... mientras disfrutas de dificultad, Julia volvió a su tarea, más sensible de la cuenta por las
su cuerpo. tratando de ignorar las sensaciones atenciones que le había dedicado la
Julia se estremeció al notar el que le despertaban los dedos de su noche anterior. Muy lentamente, fue
aire corriendo sobre su piel marido sobre las costillas y entre ascendiendo.
los pechos. Cuando él empezó a
Poco después, Julia dio el hemos congelado siguiendo las Tras darle unas palmaditas en la
afeitado por concluido y se echó instrucciones de su marido. mano, desapareció por unas
hacia atrás para contemplar el —Gabriel dijo que tenía usted un puertas batientes.
resultado. porcentaje de éxito muy alto —
—Creo que ya hemos acabado. comentó Julia esperanzada.
Él le dio un rápido beso. —Así es. Algunos de mis —¿Gabriel? —susurró Julia
—Gracias. pacientes han engendrado un hijo para calmarlo. Había estado
—No hay de qué. —Julia dejó la sólo tres meses después de la gimiendo y moviéndose en sueños
navaja y se echó hacia atrás, intervención. Pero cada caso es en la cama del hospital.
apoyándose en las manos. diferente. —Volvió a ponerse Inclinándose sobre él, le cogió la
—Pero no creo que hayamos serio—. Su esposo ha sufrido una mano—. Cariño, ya ha pasado
acabado. —Con los ojos brillantes, reacción a la anestesia. todo. Te pondrás bien.
Gabriel se acercó al vértice entre —¿Una reacción? —El corazón de Él abrió los ojos bruscamente.
sus piernas y le acarició los rizos Julia se aceleró—. Pero ¿está Julia le apartó el pelo de la frente.
con los pulgares. bien? —Hola, mi niño.
Ella se pasó la lengua por el labio —Se pondrá bien, pero ha Él cerró los ojos.
inferior. estado vomitando. Lleva una sonda —Así me siento, como un niño
—Pues quítate la toalla, Profesor. intravenosa y me gustaría que se pequeño. O mejor dicho, me siento
La operación de Gabriel fue quedara a pasar la noche. Ahora como si estuviera en el infierno.
totalmente rutinaria, sin nada que está en recuperación. Dentro de un Estoy mareado.
destacar. Lo que fue remarcable rato lo llevarán a una habitación. —¿Vas a vomitar?
fue la cara de preocupación del La avisarán para que pueda ir a Él negó con la cabeza.
cirujano cuando salió a hablar con hacerle compañía. —Estoy cansado.
Julia a la sala de espera. —Señora El cirujano la miró con —Entonces duerme, cariño. Yo
Emerson —la saludó, sentándose a preocupación. estoy a tu lado.
su lado en una silla vacía. Ella cerró —Este tipo de reacciones a la —Niño bueno —murmuró antes de
el portátil. anestesia general no son raras. Lo dormirse otra vez.
—¿Cómo está? mantendremos en observación esta Julia le dio un beso en la frente.
—La operación ha ido bien. No noche y probablemente mañana «Amo a este hombre de todo
ha sido fácil, pero todo estaba podamos dejar que se vaya. corazón. Daría la vida por él. Lo
dentro de lo esperable. Hemos daría todo por él.»
recogido parte del esperma y lo
Era raro ver a Gabriel tan entró en la cocina la tarde —No, estaremos bien solos. —Julia
vulnerable. Casi nunca se ponía siguiente. miró a Rebecca con interés—. ¿Te
enfermo. Y cuando estaba Dejó la bandeja encima de la quedarías?
despierto, su sola presencia encimera antes de contestar: La mujer volvió a tapar la olla.
desprendía una energía que —Está durmiendo. Decía que —Por supuesto. Puedo
llenaba cualquier estancia. tenía molestias, pero no quería quedarme siempre que m e
Pero ahora su personalidad estaba tomarse las pastillas. He tenido que necesitéis, excepto durante las
apagada. Estaba callado, débil, amenazarlo. vacaciones. Incluso en vacaciones,
indefenso. Rebecca se echó a reír. si lo sé con tiempo, puedo
Recordó la vez que se había —Qué milagro. ¿Cómo lo has arreglármelas. Sé que sonará
ocupado de él cuando lo encontró conseguido? idiota, pero ya os considero parte
borracho en Toronto. Lo había Julia dejó los platos sucios en el de la familia.
ayudado a llegar a su piso y, una fregadero. Julia se apoyó en la encimera.
vez allí, le había vomitado encima. —Le he recordado que cuanto —No es idiota. Nosotros
(Encima de ella y del jersey de más tarde en recuperarse, más pensamos lo mismo. La vida es
cachemira verde botella.) tendremos que esperar para mucho más fácil cuando estás en
Recordó que lo había llevado hasta practicar sexo. Me ha quitado el casa. La ropa sucia desaparece y
la ducha y lo había ayudado a bote de pastillas de la mano. No aparece milagrosamente limpia en
limpiarse. Pasándose las manos creo que volvamos a tener su sitio. La nevera y el congelador
por el pelo, pensó en cómo sería problemas para que se tome la siempre están llenos y todo está
cuidar de un bebé. En esos medicación. inmaculado. Yo no sería capaz de
momentos, parecía algo muy Rebecca sacudió la cabeza, hacer lo que tú haces.
remoto, casi inalcanzable. disimulando una sonrisa. —Estoy segura de que sí
Al volver a mirar el hermoso —Estoy preparando sopa de podrías. Lo que no podrías sería
rostro de su marido, se dio cuenta pollo y panecillos caseros para estudiar al mismo tiempo. Hay que
de que algo en su interior estaba cenar. ¿Qué te parece? —La mujer elegir, una cosa u otra. —
cambiando. Algo había empezado a se acercó a la cocina, donde un Momentos después, preguntó—:
cambiar. pollo entero estaba hirviendo a ¿Vendrá la familia de visita?
fuego lento en una gran olla. Julia se secó las manos en el
—Me parece genial, gracias. delantal y se dirigió a la isla central
—¿Cómo está? —preguntó —¿Quieres que me quede a pasar de la cocina. Había un iPad
Rebecca, preocupada, cuando Julia el fin de semana? apoyado en un soporte, como si
fuera un libro de cocina. Abrió la —Ningún problema. Ahora lo —Lo tendré en cuenta.
aplicación Calendario y buscó los cambio en la agenda. —De hecho, es más fácil darle
compromisos de los Emerson. —No pensaba que Gabriel una pastilla a un gato que a un
—No, entre mi ecografía y la fuera a estar tan débil después de hombre. Aunque, por otro lado, los
intervención de Gabriel decidimos la operación —comentó Julia—. hombres no arañan.
que sería mejor que vinieran Insiste en que quiere ir a trabajar Julia se echó a reír a carcajadas.
después de Navidad. Al fin y al mañana, pero no lo veo claro. Aún —Menos mal que está arriba.
cabo, nos veremos en casa en le duele mucho. Se enfadaría si se enterara de que
Acción de Gracias. —Hizo una —Los hombres son unos pacientes lo estamos comparando con un
mueca de disculpa—. Lo siento, horribles. No se toman la gato.
pensaba que te lo había medicación, no hacen lo que les Rebecca le guiñó un ojo.
comentado. mandan y nunca admiten que están —Miau.
Rebecca hizo un gesto con la enfermos. Me recuerdan a los
mano, quitándole importancia. gatos. La chica soltó una risita.

49

Una semana después de la una dosis regular de orgasmos, Katherine Picton desde el All Souls
operación, Gabriel volvía a ser el de cortesía de su esposo, podría tener College, en Oxford.
siempre. Aunque estaba algo que ver con su estado de —Sigue en Inglaterra. Pensaba que
malhumorado y gruñón por la falta ánimo. estaría ya de vuelta en Toronto.
de sexo. —Ha llegado carta de Gabriel acercó una silla y
(Hay quien diría que, para Gabriel, Katherine. —Gabriel señaló con la empezó a revisar el resto del
estar malhumorado y gruñón era cabeza hacia la mesa de la cocina, correo, esperando que no hubiera
estar como siempre.) donde estaba la pila del correo del más sorpresas.
Julia lo soportaba a su día. —Su contrato era por un año. Abre
manera: con buen humor que Julia cogió el pequeño sobre la carta a ver qué dice.
rayaba en la santidad. Claro que el blanco enviado por la profesora Tras ponerse las gafas, Julia abrió
hecho de que estuviera recibiendo el sobre y empezó a leer:
Queridos Gabriel y Julianne: —Jeremy. perjudicar su carrera; es que él
Espero que al recibo de esta carta —Sí. estaba casado.
estéis bien. Dejó la carta sobre la mesa. Gabriel le dio un golpecito en la
En Oxford me han tratado —No me apetece nada punta de la nariz.
estupendamente y estoy satisfecha encontrarme con él. Sigue —Creo que estaba enamorada.
con la investigación que he podido enfadado conmigo por haber —Eso no arregla nada.
realizar. Recuerdo con cariño los dimitido. —Lo que hicimos nosotros
días que pasamos juntos durante el —¿No podéis arreglar las cosas? tampoco estuvo bien, ¿ya lo has
simposio y espero que podamos —No lo sé. Fuimos buenos amigos, olvidado? —le preguntó él, bajando
volver a vernos pronto. pero ya no es así. Ya veremos. — la voz.
Tal vez os hayáis enterado ya Gabriel le apartó el pelo de —Tienes razón —admitió
de que Greg Matthews me ha la cara y se lo echó por detrás del Julia, echándole los brazos al
invitado a dar una serie de hombro—. No te preocupes por cuello—. Supongo que es fácil
conferencias en Harvard a finales eso. Lo importante es que veremos criticar a los demás y olvidarse de
de enero. Según parece, también a Katherine y que vendrá a cenar a los propios defectos.
ha invitado a Jeremy Martin a dar casa. No le gustan los restaurantes —Si sentía sólo una décima
una charla. que Greg elige. parte del amor que yo siento por ti,
Espero veros a los dos Julia se quitó las gafas y las entiendo que siguiera los dictados
durante mi estancia. También dejó sobre la mesa de la cocina de su corazón, aunque se apartara
confío en que me libréis de los antes de sentarse en el regazo de del camino correcto.
horribles gustos culinarios de Greg. Gabriel. »Sin embargo, ahora que
Vuestra siempre, —Sigo sin poder imaginarme a estoy casado, me pongo en el lugar
Katherine Katherine teniendo una aventura de la señora Hutton. Si alguien
con una vieja momia de Oxford. tratara de apartarte de mí... —
—¿Qué cuenta? —Gabriel miró a Gabriel se echó a reír. maldijo en voz baja.
su esposa por encima de las gafas. —Yo tampoco. Pero el viejo Hut —Te quiero más ahora que
—Dice que vendrá a Harvard en tenía fama de guapo en su época. antes de casarnos —dijo Julia,
enero. No sabía nada. ¿Tú sí? He visto fotografías. pensativa—. El matrimonio es muy
—No, nada oficial. ¿Qué más dice? —Pero no lo entiendo. Ella extraño. No acabo de entenderlo,
Julia le pasó la carta. tenía que saber que lo que hacían pero siento que nuestras vidas y
Gabriel la leyó rápidamente y no estaba bien. No sólo iba a nuestros corazones se van uniendo
frunció el cejo. cada vez más.
—El matrimonio es un que buscaría el informe del forense —¿Por qué?
sacramento —afirmó Gabriel, sobre mi madre y toda la —Porque lo hice por ti.
solemne—. Uno muy agradable, información médica que pudiera Ella se apartó para mirarlo de
aunque estos días no podamos conseguir sobre mi padre y mis frente.
santificarlo con sexo. abuelos. De momento no se ha —No lo entiendo. ¿Qué clase de
—Las tres semanas ya casi han puesto en contacto conmigo. información compraste?
pasado. —Nadie va a darle ese tipo de Él suspiró.
—Será mejor que avises a tus información a un abogado. —Es una larga historia. Será mejor
profesores de que no irás a clase —Es posible que no —convino que nos pongamos cómodos.
ese día —le susurró al oído. Ella se Gabriel, serio—, pero hay Julia prefirió quedarse donde
estremeció. detectives privados que pueden ser estaba, en su regazo.
—¿No iré? muy convincentes. Tienen sus —Reconozco que no tenía
—¿Crees que te dejaré salir métodos. intención de contártelo, pero
de casa después de haber pasado —¿A qué te refieres? durante los últimos meses algo me
tres semanas sin ti? —Le —Me imagino que este tipo de decía que no debería ocultarte
mordisqueó la oreja—. Tendrás información tiene un precio. Y nada.
suerte si te dejo levantarte de la cuando el dinero no es suficiente, —¿Qué es lo que me has estado
cama. hay otros sistemas para animar a la ocultando?
—Me gusta cómo suena. — gente a hablar. —Cómo me aseguré de que Simon
Julia le apoyó la cabeza en el —Gabriel, ¿alguna vez has hecho y Natalie no volvieran a molestarte.
hombro—. Sé que has estado algo así? ¿Has comprado Ella abrió mucho los ojos, mientras
haciendo averiguaciones sobre tu información? Gabriel empezaba a contarle la
familia entre visita y visita al —Sí —respondió él rápidamente, historia
médico. ¿Has descubierto algo? sin parpadear.
—Como te dije, le pedí a —¿Te has arrepentido?
Carson que se encargara. Me dijo —No, en absoluto.

50

Abril de 2010 El teléfono móvil de Gabriel empezó había llamado varias veces desde
Selinsgrove, Pensilvania a sonar. Alargó la mano para que la dejó en Toronto. Aunque se
cogerlo y ver quién era. Julianne lo torturaba escuchando los mensajes
que le dejaba en el buzón de voz, Jack Mitchell era investigador A pesar de las negativas
no podía arriesgarse a hablar con privado. Al menos ésa era la iniciales de Jack, cuando vio las
ella. ocupación que figuraba en sus fotos de lo que el hijo del senador le
«El uno de julio. Si puedo aguantar declaraciones de impuestos. Era un había hecho a su sobrina, accedió
hasta el uno de julio, estará a ex marine que trabajaba en la a encargarse del asunto. Siguió a
salvo.» investigación privada y colaboraba Simon y a la pelirroja a la que éste
La pantalla indicaba que era un con diversas fuerzas de seguridad. se tiraba en su viaje desde
número oculto. Gabriel se imaginó O, para decirlo de otra Filadelfia a Washington D. C. Poco
en seguida de quién se trataba. manera, ayudaba a los ricos a después, había logrado reunir un
—Jack —dijo con voz ronca. librarse de todo tipo de amenazas, dosier lo suficientemente grueso
—Chica localizada. Novio entre ellas el chantaje. como para mostrárselo a Emerson.
encontrado. Tenemos que quedar. Jack era el hermano menor de Jack consideraba que era lo
Gabriel se frotó los ojos. Tom Mitchell. Éste acudió a él bastante incriminatorio como para
—¿No puedes encargarte tú solo? cuando su amigo Richard Clark se que su sobrina no tuviera que
Para eso te pago. Jack maldijo. vio en la necesidad de pagar una volver a preocuparse del niño rico y
—No me fío de ti. Tom dice deuda de droga que había la pelirroja.
que le has roto el corazón a mi contraído su hijo. Jack y sus Cuando se reuniera con
sobrina. Debería estar dándote una contactos se encargaron de Emerson, le haría algunas
paliza en vez de trabajando para ti. entregar el dinero de Richard —el sugerencias sobre cómo usar esa
—No lo haces por mí —le dinero que había obtenido información para obtener los
espetó Gabriel—. Lo haces por ella. hipotecando la casa familiar de mejores resultados. Esperaba
Esa chica trató de chantajearla. Y él Selinsgrove— y convencieron a los poder disponer de unos cuantos
le dio un jodido mordisco y estuvo a traficantes de que se olvidaran del minutos a solas con el niño rico.
punto de violarla. ¿Y resulta que el nombre de Gabriel Emerson. Alguien tenía que darle una lección
malo soy yo? Jack podía ser muy convincente. a ese hijo de puta.
—Restaurante Melrose Diner, Por eso, cuando Gabriel
Filadelfia del Sur. Mañana a las necesitó a alguien que se ocupara
nueve de la mañana —dijo Jack y de alejar a cierta pareja de Jack deslizó un sobre sobre la
colgó. Julianne, no dudó en contactar con mesa en dirección a Gabriel.
—Joder. él. Localizarlo no fue fácil, pero tras —Es para compensar y
unas cuantas llamadas telefónicas neutralizar lo que ellos tienen.
lo logró. Hemos mantenido una
conversación y les he contado lo —Sabe que su hijo es un peligro. mataran a ti y a tu padre. —Negó
que pasará si no nos entregan el Tiene a gente vigilándolo. con la cabeza—. Me alegro mucho
material sobre Julia. El senador —¿Y no han hecho nada para de que ya no estés con mi sobrina.
Talbot pretende llegar a la Casa detenerlo? —Pues coge el dinero —
Blanca. Seguirán nuestras —En mi radar no ha aparecido insistió Gabriel, respirando hondo y
instrucciones. Fin de la historia. nada. No entiendo cómo lo dejan luchando para resistirse a la
—¿Qué es esto? —preguntó tan suelto. Le dio alcohol y drogas a tentación de golpear la cabeza de
Gabriel, mirando un montón de una chica de diecisiete años y Jack contra la mesa.
fotografías en blanco y negro en las luego se acostó con ella. Está todo —Tom debería haberse ocupado de
que se veía al hijo del senador en en las imágenes. esto. Según yo lo veo, no ha
algún tipo de práctica sexual. En —¡Qué hijo de puta! —Gabriel cumplido con su obligación.
algunas estaba acompañado de volvió a guardar las fotos en el —No sé de qué te extrañas.
dos mujeres. sobre y se las dio. No es la primera vez que no lo
Todas las fotos le resultaron —Te devuelvo el dinero. No quiero hace. Y si te preocupas tanto por tu
repulsivas. cobrar por esto. sobrina, ¿por qué coño no la
—Chicas de buena familia, Jack se guardó las fotos en un rescataste de su madre? Podrías
mocosas hijas de políticos y una bolsillo interior de la cazadora y haberle ahorrado la cicatriz que
estudiante en prácticas de la oficina sacó un sobre más pequeño. tiene en la cabeza.
del senador. —Jack señaló la cara Gabriel lo rechazó con un gesto de Jack se ruborizó.
de una joven. la mano. —¿Te contó eso?
Gabriel hizo una mueca de Jack se lo dejó al lado de la taza de —Por supuesto.
repugnancia. café. —Joder.
—Es muy joven. ¿Universitaria? —Mi sobrina ya no es de tu —No espero que lo entiendas
—No ha acabado el instituto. incumbencia. —dijo Gabriel con una mirada
—¿Es menor? Enfadado, Gabriel le dirigió una glacial—, pero por razones que no
Los dos hombres intercambiaron mirada. puedo contar, no podemos estar
una mirada. —Siempre será de mi incumbencia. juntos. Sin embargo, entraría en el
—Diecisiete. Jack entornó los ojos. infierno a buscarla si fuera
—¡Joder! —exclamó Gabriel—. Ese —Conozco a los tipos como necesario. Y que me maten si
tipo es un depredador. ¿Está tú. Se gastan una fortuna en polvos pienso permitir que un hijo de puta
implicado el senador? blancos que se meten por la nariz. la humille, por muy senador que
Maldición, si casi lograste que os sea su padre.
»¿No quieres el dinero de un —Te llamaré cuando esté hecho. represalias. Que desaparezcan de
cocainómano que le ha roto el —Bien. Y esto queda entre su vida para siempre. Que duerma
corazón a tu sobrina? Vale. Pero nosotros. tranquila por las noches.
haz tu trabajo y hazlo bien, o El otro hombre lo miró sorprendido. Los dos cruzaron una larga mirada.
encontraré a otro que te sustituya. —¿No quieres que ella se entere? Sin despedirse, Gabriel salió del
—Metiéndose el dinero en el Gabriel se tensó. local.
bolsillo, empezó a levantarse. —Lo único que importa es su
Jack alargó una mano para seguridad. Sin chantajes, sin
detenerlo.

51

Octubre de 2011 —Mis actos estaban me dijiste que lo aceptabas,


Cambridge, Massachusetts justificados, pero eso no los Julianne.
convierte en legales. No quería que —Pero mi padre estaba tan
—Scheisse —exclamó Julia. supieras nada por si Simon o enfadado contigo... ¿No te habría
—Exacto. Natalie decidían ir a la policía. O a gustado que supiera que me habías
—No me puedo creer que los federales. estado protegiendo todo ese
contrataras a mi tío Jack. »Antes de la boda te dije que tiempo?
—Es bueno en lo suyo. Ya me había investigado un poco y que no —Cuanta menos gente
había sacado de algún lío antes. creía que fueran a volver a estuviera al corriente, mejor. Y
Julia abrió mucho los ojos al molestarte. dudo que saberlo le hubiera hecho
recordar algo. —No me imaginé que los hubieras cambiar de opinión sobre mí.
—¿Por eso estabais discutiendo en amenazado. —Así que, mientras
casa de mi padre? —¿Tan mal te parece? —susurró estábamos separados, tú te
—Estaba enfadado conmigo por no él. preocupabas de que estuviera a
habértelo contado. Al mirarlo a los ojos, Julia vio salvo. —Julia parpadeó para
—Nunca me ha comentado nada. decepción en ellos, aunque se retener las lágrimas—. Gracias.
—Es hombre de pocas palabras. esforzara por disimularla. Él la abrazó con fuerza.
—¿Por qué no me lo contaste? — —Te dije que había cosas del —De nada. Te gustará saber que
preguntó Julia, con una mirada de pasado que no te había contado y cuando recuperé las fotos y los
reproche. vídeos, los destruí sin mirarlos.
Ya no existen. —Jack dijo que lo recuperó preocuparte por ellos. No volverán
Los hombros de Julia se relajaron, todo. Además, guardó material a molestarte.
pero en seguida se volvió a tensar. sobre ellos por si tenía que volver a Julia lo abrazó y lloró aliviada sobre
—Pero el tío Jack las vio. motivarlos en el futuro. su hombro.
—Procuró ver lo menos posible. —¿Cómo está tan seguro de que lo
—Probablemente Simon y Natalie recuperó todo?
tengan copias. —Eso no tiene importancia. Lo
importante es que ya no tienes que
52

Octubre de 2011 April sacó el zumo de naranja de la Sin embargo, lo que sentía
Durham, Carolina del Norte nevera y sirvió un vaso para cada con April era muy distinto. No
uno. estaba seguro, pero podría tratarse
—¿Qué estás haciendo? —April —Duermo mejor contigo, pero me de remordimiento.
entró en la cocina descalza y siento culpable. Era una experiencia nueva para él.
cubierta sólo por la camisa de su —¿Culpable? —Simon se volvió —El sexo no es malo.
novio. hacia ella, espátula en mano—. —Es curioso que digas eso. —
Él estaba cocinando huevos con ¿Por qué? Ella tamborileó en el vaso—. Tú me
beicon en una sartén. April bajó la cabeza, mirando has enseñado que el sexo es algo
—Preparo el desayuno. —Con fijamente el zumo de naranja. muy, muy bueno. Me encanta. Y
una sonrisa, Simon se volvió hacia —Porque dormimos juntos pero no me encanta estar contigo.
ella y le dio un rápido beso en los estamos casados. —Entonces, ¿qué problema hay?
labios—. ¿Cómo has dormido? Simon se quedó pasmado. —Me enseñaron que tenía que
—Bien. —April estiró los E l concepto d e l a castidad l esperar hasta el matrimonio y no lo
brazos por encima de la cabeza y e resultaba t a n remoto como la he hecho.
se echó a reír—. Duermo mejor Luna. Lo había conocido Simon se volvió hacia el fogón
contigo que sola. anteriormente con Julia, pero le sin saber qué decir. Siguió
—Yo también —admitió él, más había parecido algo estúpido y cocinando unos segundos, pero
para sí mismo que para que lo molesto, algo que debía destruir luego apagó el fuego y retiró la
oyera. mediante la seducción o la sartén.
manipulación.
Se limpió las manos en la parte Pero cuando te marchas me siento políticas detrás. Casi sin darse
trasera de los bóxers mientras se mal. cuenta, Simon respondió:
acercaba a ella. —Es porque nos queremos. —Yo también te quiero.
—Te dijeron que tenías que —Ojalá pudiéramos April lo abrazó con todas sus
esperar, porque tus padres no quedarnos así para siempre — fuerzas y empezó a dar saltitos.
querían que algún capullo se susurró ella, abrazándolo con —¡Es genial! —gritó—. ¡Soy tan
aprovechara de ti. fuerza por la cintura. feliz!
—Simon —lo reprendió ella—. No —Ojalá. —Simon se sorprendió al —Yo también. —Sonrió al ver su
digas palabrotas. darse cuenta de que lo deseaba de cara tan alegre y su exuberancia
—Lo siento. Tus padres querían verdad. juvenil y la besó.
protegerte. En el poco tiempo que hacía 53
—No son sólo mis padres. En la que se conocían, había llegado a
Iglesia dicen lo mismo. quererla mucho. Su relación era
—Bueno, estoy seguro de que muy cómoda y satisfactoria. No se Cambridge, Massachusetts
también tratan de protegerte y me imaginaba que pudiera acabar.
parece bien, pero nuestra situación —Te quiero, Simon. A finales de octubre llegó por fin la
es distinta. A él se le hizo un nudo en la fecha que Gabriel había estado
April levantó la cabeza. garganta. No era idiota. Sabía lo esperando. Llevaba semanas
—¿Lo es? que era April: una joven hermosa, fantaseando con lo que iba a hacer
—Sí. —Simon la abrazó. amable e increíble. No una persona con Julianne en cuanto terminara
—¿Por qué? —sonaba cautelosa—. hastiada y cínica como él, ni una su período de celibato forzoso. Lo
No lo entiendo. trepadora social como Natalie. Pero había planificado todo
—No estoy contigo para pasar tampoco era como Julia, esa meticulosamente.
el rato. Disfruto mucho del sexo mojigata que siempre estaba La tarde antes de la fecha, ella
contigo, pero también disfruto de tu asustada. Julia lo había hecho lo llamó. El teléfono sonó dos veces
compañía. Cuando estamos juntos sentir como si fuera un animal, antes de que Gabriel respondiera.
puedo bajar la guardia. No tengo indigno de tocarla. —Hola, preciosa.
que ser el hijo del senador Talbot. April probablemente se había Julia se ruborizó. Nunca
Puedo ser yo mismo porque tú me despertado esa mañana, había dejaba de maravillarla el poder que
aceptas como soy. decidido que lo amaba y se lo había tenía de acelerarle el corazón con
—Yo siento lo mismo. —April dicho. Sin darle más vueltas, sin un par de palabras.
se acurrucó contra su pecho—. jueguecitos, sin aspiraciones —Hola, guapo. ¿Dónde estás?
—Comprando un par de cosas. ¿Y Cuando estaba acabando de —No, pero nuestro día especial es
tú? ducharse, oyó que se abría la mañana.
—En casa. puerta. —Vamos a empezar a celebrarlo
Él hizo una pausa y Julia oyó la —¡Eh, hola! antes.
puerta del coche cerrándose. Gabriel estaba ante ella, desnudo y —¿Crees que es prudente?
—Has llegado pronto. No te sonriente. La saludó con un beso. —Me importa un bledo. Ya he
esperaba hasta las seis. —¿Tú también necesitabas esperado bastante. No se le puede
—La profesora Marinelli ha una ducha? —preguntó, tratando pedir tanta paciencia a un hombre.
cancelado la clase porque tiene de no devorarlo con la vista y —¿Ah, no? —Julianne ladeó la
laringitis. Creo que me voy a dar un fallando estrepitosamente en el cabeza.
baño. Luego me echaré un rato intento. —Así que prepárate para una
hasta que llegues. Me he levantado —No. Sólo quería estar donde tú sesión de placer, cariño.
muy temprano esta mañana. El estás. Ella se secó tan rápidamente como
sonido del Range Rover al ponerse Ella le devolvió el beso. pudo antes de enrollarse la toalla
en marcha llegó hasta los oídos de —Gracias. en la cabeza.
Julia. —Muy bien. No tardaré. Nos Con una mano, Julia le Gabriel le mostró un bote de vidrio
vemos en casa. recorrió el pecho y fue bajando para que leyera la etiqueta.
—Te quiero. hasta llegar a la uve que quedaba —Pintura corporal de chocolate. —
—Yo también te quiero. enmarcada por sus caderas. Luego Julia levantó la vista—. ¿Ahora?
A Julia le pareció que Gabriel cerró el grifo y se escurrió el agua —Ahora. —Le hizo cosquillas
disimulaba la risa antes de colgar. del pelo. con una pequeña brocha en la
No sabía qué le habría hecho Gabriel cogió una toalla y se la nariz—. Dijiste que te gustó nuestro
gracia. ofreció. experimento de pintura corporal en
Dio una vuelta por la cocina, En ese momento, ella se dio Selinsgrove. He pensado que
preguntándose por qué Rebecca no cuenta de que él tenía los ojos podíamos repetir.
habría preparado nada para cenar. brillantes de excitación y una —Pero pensaba que querrías
Sorprendida, subió la escalera. sonrisa cada vez más amplia. hacer otras cosas. Te has estado
Si molestarse en colgar la ropa, la —¿Qué? ocupando de mí durante estas
dejó tirada en el suelo del —¿Has olvidado qué día es hoy? — semanas. Yo casi no he podido
dormitorio antes de meterse en la Gabriel le deslizó un dedo por el hacer nada por ti.
ducha. El agua caliente la animaría. brazo. —Yo disfruto con los
Había sido un día agotador. preliminares tanto como t ú —
susurró Gabriel, entornando los La sensación del chocolate y —Sabe mejor de lo que
ojos—. Además, tengo planes para la suave brocha sobre la piel le esperaba —comentó él entre
los dos. hicieron cosquillas. A pesar de que mordisquitos—. Supongo que es
—¡Guau! —Julia soltó el aire de se movió, inquieta, él siguió a su porque me gusta tu sabor.
golpe. ritmo, sin apresurarse. La lengua de Gabriel se abrió
—Había pensado probarlo en el —Así. Perfecto. —Dejó el bote a un camino hasta su cadera, que besó
dormitorio, pero puede ser un lado y se lamió los labios. con la boca abierta.
poco... complicado. —Ahora viene la parte divertida. —Creo que necesitamos un poco
Se acuclilló delante de ella ¿Lista? más de chocolate. ¿Qué opinas?
hasta que los ojos le quedaron a la —Sí —contestó ella con voz aguda. —Sí, por favor —respondió Julia,
altura del ombligo y abrió el bote. Cuando la lengua de Gabriel asintiendo con fervor—.
Hundió la brocha en el chocolate, entró en contacto con su piel, tuvo Definitivamente, más chocolate.
empapándola generosamente. que sujetarse al toallero con manos Gabriel volvió a coger el bote y la
—¿Empezamos? —preguntó, temblorosas. Con decisión, él formó brocha.
guiñándole un ojo. remolinos con la lengua, —Pues agárrate fuerte, cariño,
Ella asintió, con los párpados atravesando el chocolate e porque pienso ser muy meticuloso.
entornados. introduciéndose en su ombligo. Echándose hacia adelante, ella le
Lentamente, Gabriel le dibujó un Al darse cuenta de que le fallaban sujetó la barbilla.
corazón alrededor del ombligo. las piernas, la sujetó por las nalgas. —Yo también.
54

A medida que noviembre iba No le había contado a su fibromas eran muy comunes y, al
avanzando, Tom y Diane recibieron familia lo de sus fibromas ni la menos de momento, nada serio.
varios informes positivos sobre la reversión de la vasectomía de Gabriel y Julia se ayudaban el
salud de su hijo. Habría que Gabriel. No tenía sentido, ya que no uno al otro a llevar sus cargas de
operarlo, pero crecía con sabían que él se la había hecho salud, hablando de ello sólo con
normalidad y Diane estaba bien. años atrás. Y no quería que nadie Rebecca. Sin embargo, la carga del
Julia recibió las noticias sobre la se preocupara por la salud de ella, doctorado Julia la llevaba sola.
salud de su hermano con alivio y un sobre todo teniendo en cuenta que (O eso le parecía.)
prudente optimismo. la doctora Rubio afirmaba que los Una noche de noviembre,
Gabriel se despertó sobresaltado.
Se espabiló de golpe y aguzó el no he tenido tiempo. Y estoy tan —Si duermes ahora, luego te
oído porque le parecía que oía cansada... —La voz se le quebró. echaré una mano. Te acompañaré
algo. En la distancia, distinguió el Él le dirigió una mirada de a la biblioteca y te ayudaré a buscar
llanto de una mujer. comprensión. información. Eso te haría ganar
Alargó la mano hacia Julia en la —Ven a la cama. tiempo.
oscuridad, pero no estaba. —¡No puedo! —gritó ella, —¿De verdad harías eso? —Julia
Sin molestarse en encender la levantando los brazos—. Tengo se sonó la nariz. Él frunció el cejo.
luz ni en coger la bata, se puso en que quedarme y acabar de leer. Y —Por supuesto. Llevo todo el
pie de un salto y salió de la mañana iré a la biblioteca para semestre ofreciéndome a ayudarte.
habitación desnudo. avanzar en los trabajos. Las Eres tú la que no me dejas.
Una rendija de luz salía de debajo revisiones de la conferencia las —Ya tienes bastante con tu
de la puerta del estudio. haré, pero no sé cuándo. trabajo. Y con la operación y todo lo
Se dirigió hacia allí rápidamente, —Esta noche no vas a hacer demás. —Julia bostezó y se frotó
mientras el llanto arreciaba. nada más. Por mucho que te los ojos.
Dentro encontró a Julia con la quedes despierta, estás demasiado —Si no te cuidas, vas a
cabeza apoyada en el escritorio. cansada para concentrarte. Ven a acabar enferma. Venga. —
Los hombros le temblaban, tenía la cama ahora y mañana te Agarrándola por el codo, la ayudó a
las gafas encima del portátil y un levantas temprano. Durante el levantarse antes de cerrar el portátil
gran montón de libros esparcidos desayuno hablaremos sobre las con firmeza.
por la mesa y el suelo. —Cariño — lecturas. Quizá pueda darte mi La siguió por el pasillo.
le apoyó la mano en la cabeza—, opinión. No sería trampa, sería —Estoy tan cansada... —admitió
¿qué te pasa? como consultar las CliffNotes —dijo ella, sorbiendo por la nariz al
—No puedo hacerlo. él, con un gesto tranquilizador. apoyar la cabeza en la almohada.
—¿No puedes hacer qué? — Ella negó con la cabeza. Ni las Estaba demasiado cansada hasta
Gabriel se agachó a su lado. CliffNotes ni el Rincón del Vago para dormir.
—No puedo seguir el ritmo de podían ayudarla. Tenía que hacerlo —Sólo tienes que pedírmelo. Haría
las clases. Voy retrasada en todas por su cuenta. cualquier cosa por ti. Ya lo sabes —
las lecturas. Tendría que estar —Julianne, son las dos de la le dijo Gabriel.
escribiendo trabajos, pero no lo he mañana. Ven a la cama. —El tono —Se supone que tengo que hacerlo
hecho porque estaba leyendo. Y de Gabriel se había vuelto sola.
tendría que estar haciendo las autoritario. —Tonterías. —La abrazó por
revisiones de la conferencia, pero —Tengo que leer. la cintura—. El programa de
estudios es extenuante. Seguro que Boston Globe sentado a la mesa de vida, aunque estaba convencido de
los demás aprovechan toda la la cocina, vestido sólo con los que eras una alucinación. Te decía
ayuda que pueden conseguir. pantalones del pijama. también que ahora que te había
—A ti no te ayudó nadie. Vertió la masa en la plancha encontrado, lucharía hasta que
—¿Te das cuenta de lo que estás caliente antes de decirle: fueras mía.
diciendo? Precisamente por eso —Hay algo que me ronda por la Julia sonrió mientras le daba la
acabé recurriendo a la coca. cabeza. vuelta a las tortitas.
Además, tenía a Paulin... tenía a —¿De qué se trata? —Y tal vez añadí un poema.
alguien que se ocupaba de mí. —No puedo evitar preguntarme qué Ella se volvió a mirarlo.
Gabriel suspiró y bajó el tono de decía la nota que me dejaste en el —¿Tal vez?
voz. apartamento de Toronto. Gabriel —El soneto número veintinueve de
—Tú me cuidaste cuando volví bajó el periódico. Shakespeare. ¿Lo conoces?
a casa del hospital. Probablemente —¿Qué nota?
por eso te has retrasado en las —La que no sobrevivió a mi A veces en desgracia ante el oro y
lecturas. Déjame ayudarte hasta berrinche. los hombres, lloro mi soledad y mi
que te pongas al día. Pero lo más —Ah, esa nota. triste abandono y turbo el sordo
importante ahora es que duermas Julia puso los ojos en blanco. cielo con mi estéril lamento, y
un rato. Mañana hablamos. Él dobló el periódico y lo dejó a un viéndome a mí mismo, maldigo mi
Julia estaba demasiado lado. destino.
cansada para discutir. Poco —¿De verdad quieres saberlo?
Envidio al semejante más rico de
después, su respiración profunda le —Por supuesto. esperanzas y sus bellas facciones y
dijo a Gabriel que se había —Pero la rompiste. sus buenos amigos. envidio a éste
dormido. Ella hizo una mueca. el talento y al otro su poder y con lo
55 —Pensaba que me habías que más gozo no me siento
perdonado. contento.
—Te perdoné. —Gabriel sonrió—.
Ese sábado, Julia y Gabriel tenían Era una simple nota. Me disculpaba Ante estos pensamientos yo mismo
previsto pasarlo en la biblioteca, por haber sido un asno. me desprecio.
buscando información para los —Fue un detalle por tu parte. ¿Qué Felizmente, te evoco y entonces mi
trabajos de ella. Para demostrarle decía exactamente? natura, como la alondra al alba,
lo agradecida que estaba, le —Te llamaba mi Beatriz y te cantando toma altura para entonar
preparó tortitas mientras él leía el decía que te había esperado toda la sus himnos a las puertas del Cielo.
Me da sólo evocarte, dulce amor, Tras un largo día de Quise escribirte entonces para
tal riqueza, que entonces ya no investigación en la biblioteca, contártelo, pero mi madre estaba
cambio mi estado por un Reino. Gabriel y Julia regresaron a casa. pasando un mal momento y pensé
Hacía rato que había anochecido. que no lo entendería. Me equivoqué
Julia se llevó la mano al corazón. Mientras ella encargaba una pizza al no hacerlo.
—Es precioso, Gabriel. por teléfono, él revisó el correo. Mi madre murió la pasada
Gracias. Le llamó la atención un sobre primavera y desde entonces he
—Lo que es precioso es no tener color azul con su nombre escrito en pensado a menudo en ti. Quería
que contentarme con recuerdos. Te una letra angulosa que no le ponerme en contacto contigo, pero
tengo a mi lado. resultaba familiar. El remitente era tenía dudas. Ha sido providencial
Julia apagó el fuego y retiró la de Nueva York. Intrigado, lo abrió y que dieras señales de vida cuando
parrilla bruscamente. leyó la carta: lo has hecho.
—¿Qué haces? —preguntó él, Michael me ha dicho que vives
sorprendido. Querido Gabriel: (si puedo llamarte en Massachusetts, que eres
Julia lanzó la espátula sobre la así) profesor universitario y que te has
encimera. Recientemente se ha puesto casado hace poco. Me preguntaba
—Vamos a inaugurar el sexo en contacto conmigo Michael si a tu esposa y a ti os apetecería
de revelación de contenido de nota Wasserstein, el abogado de la venir a Nueva York para
rota. Llevo toda la vida queriendo familia, diciéndome que has estado conocernos a mi marido Jonathan y
probarlo. —Agarrándolo de la haciendo preguntas sobre nuestro a mí. Nos encantaría invitaros a
mano, hizo que se levantara de la padre, Owen Davies. Me dijo que cenar. Eso nos daría la oportunidad
mesa y tiró de él en dirección al querías saber más cosas sobre la de conocernos mejor. Dudo que
salón—. Vamos. historia de la familia. Audrey se ponga en contacto
Él plantó los pies firmemente en el Me llamo Kelly Davies Schultz y soy contigo por razones que prefiero
suelo. tu hermanastra. Tenemos una contarte en persona. Pero estoy
—¿Qué clase de sexo es ése? hermana menor, Audrey. deseando conocerte y contarte todo
—Ya lo verás. —Con una Siempre quise tener un lo que sé de la historia de la familia.
descarada mirada, echó a correr hermano. Te lo digo porque En el sobre encontrarás mi tarjeta
hacia la escalera, con Gabriel lamenté mucho la actitud de mi de visita. Te he anotado el teléfono
pisándole los talones. madre y de mi hermana respecto al y el correo electrónico.
testamento. Yo no tuve nada que Aunque en la tarjeta veas que soy
ver en su decisión de impugnarlo. psiquiatra, no te alarmes. No suelo
practicar con la familia. Además, Espero tus noticias y espero Gabriel se sentó en una silla y se
soy especialista en psiquiatría que podamos conocernos pronto. quedó inmóvil, mirando fijamente la
infantil. Así que, aunque aún eres No dudes en llamarme o carta.
muy joven, eres demasiado mayor escribirme.
para ser mi paciente. Tu hermana,
Kelly

56

Después de cenar, Julia releyó la tus padres. Y ahora se te presenta —¿Te molestaría que me
carta de Kelly Davies Schultz. esta oportunidad. Pensaba que te ocupara de esto antes de Navidad?
—¿Qué piensas? —preguntó, alegrarías. —Se sentó a su lado—. Creo que podría ir cuando acaben
doblándola cuidadosamente y ¿Cuándo podríamos ir? las clases, la segunda semana de
volviendo a meterla en el sobre. Él se tensó un poco. diciembre. Podría pedirle a un
—No lo sé. No me fío. —Cuanto antes me lo quite de estudiante de doctorado que se
—Parece agradable. Y divertida. encima, mejor. ocupara de los exámenes.
¿Por qué no te fías? —Iremos a Selinsgrove por Ella resiguió la superficie de la
—Trataron de desheredarme. Navidad. Antes si Diane se pone de mesa con la uña.
Podrían estar tramando algo. parto. —Esa semana tengo que
—Tramando ¿qué? El dinero se Gabriel se volvió hacia ella. entregar la conferencia para que la
repartió hace años. —Estás muy ocupada ahora publiquen y acabar los trabajos del
Gabriel se cruzó de brazos. mismo. Te prometí que te ayudaría trimestre. Me iría muy mal
—Tal vez quieran información. a ponerte al día y pienso cumplir mi acompañarte.
—Cariño, eres tú el que promesa. —Creo que esto es algo que
quieres información. Llevas meses Julia le dedicó una sonrisa ladeada. debería hacer solo.
buscando la oportunidad de saber —Me temo que ahora viene un Julia se estaba examinando las
más sobre tu familia, especialmente pero. uñas como si fueran fascinantes.
sobre los antecedentes médicos de
—No sabes lo que vas a Gabriel le cogió la mano y le ayudaré en todo lo que pueda, pero
encontrarte. ¿Y si me necesitas? resiguió la línea de la vida con el creo que hay un tema del que
Gabriel le sonrió dulcemente. pulgar. deberíamos hablar: el perdón.
—Siempre te necesito, —No me sale llamarla mi hermana. —¿Pretendes que perdone a mis
Julianne, pero creo que la primera —Sigo pensando que debería ir padres? ¿Estás de broma?
vez que me reúna con Kelly contigo. —El perdón te libera. No lo digo por
deberíamos estar a solas. Si me —Acabas de admitir que no ellos. Me refiero a ti.
entero de algo desagradable, ya lo tienes tiempo. Tienes mucho Él se apartó un poco.
asumiré. trabajo. Y sé que cuando estoy —No puedo perdonarlos. No se lo
—Si es lo que quieres... ¿Seguro cerca te distraigo —bromeó él, con merecen.
que no preferirías ir pasadas las una sonrisa provocativa. —¿Y quién se lo merece, Gabriel?
Navidades? —Eso es verdad. Me distraes ¿Tú? ¿Yo?
—No. No creo que sea buena mucho. —Tú, desde luego.
idea retrasarlo. Podría cambiar de —Bien. —Cogiéndola en —Aparte de Dios, la única
opinión. Y cuanto antes conozca brazos, se dirigió hacia la persona que puede perdonarme es
mis antecedentes familiares, mejor. escalera—. Prepárate. Voy a aquel a quien le he hecho daño.
—Le dirigió una intensa mirada—. distraerte a fondo. Tenemos el poder de perdonar.
No te pediría que hicieras nada que Ella le apoyó las manos en los Podemos usar ese poder para bien,
perjudicara tus estudios. bíceps. o para aferrarnos a viejas injusticias
—De acuerdo —dijo ella sin —Suéltame. que nunca curarán. —Le cogió la
entusiasmo. —Te soltaré cuando lleguemos a la mano—. No digo que se lo
—Podemos pedirle a Rebecca cama. merezcan. Y no te pido que olvides
que se quede a dormir aquí —Tengo algo que decirte y me ni que finjas que no ocurrió nada.
mientras estoy fuera, para que no temo que no te va a gustar. Sólo te pido que lo pienses.
te quedes sola. No me ausentaré Gabriel se tensó. —Ya lo he pensado. La respuesta
mucho tiempo. Dos o tres días —Entonces dilo rápido y acabemos es no.
como máximo. Concertaré una de una vez. —¿Cómo puedes pedirle a
entrevista con el abogado que se Julia se removió hasta que él la Paulina que te perdone si tú no
ocupó de la herencia de mi padre y dejó sobre un escalón. estás dispuesto a perdonar a tus
aprovecharé para quedar con Kelly —Ese viaje a Nueva York te padres?
ese mismo día o al siguiente. va a reabrir muchas heridas. Te
traerá recuerdos. Por supuesto, te
Gabriel soltó el aire bruscamente, —Sólo piénsalo, mi amor. que supondría para tu padre saber
como si le hubiera dado una Piensa en lo que significó para ti que lo has perdonado.
bofetada. reconciliarte con Maia. Imagínate lo Sin responder, Gabriel tiró de ella
—No. para llevarla a la habitación.

57

Mientras Julia se ocupaba en sus —Julianne, estoy en Nueva —Gabriel Emerson —replicó él,
trabajos y revisaba la conferencia York, en el RitzCarlton, habitación estrechándole la mano, nervioso.
antes de que la publicaran, Gabriel cuatrocientos once. Cenaré con Los ojos de la mujer se llenaron de
fue al urólogo para una revisión Kelly y después volveré a la lágrimas.
antes de volar a Nueva York el habitación. Hablamos luego. Te —Eres igual que él.
cinco de diciembre. quiero. —¿Igual que quién?
En cuanto entró en su Colgó el teléfono con un —Que papá.
habitación del RitzCarlton, se dio resoplido de frustración y se Gabriel apartó la mano
cuenta de su error. Tenía que haber preparó para la reunión con su bruscamente.
dejado que Julia lo acompañara. La hermanastra. Ella sonrió.
grande y preciosa cama sería un Al llegar al restaurante Tribeca —Disculpa. Siéntate.
lugar muy frío sin ella. Odiaba Grill, donde habían quedado, lo Kelly también se sentó y se secó
dormir solo. Le recordaba los acompañaron hasta una mesa para los ojos con la servilleta.
meses que habían pasado dos en la que lo esperaba una —Ha sido la impresión de
separados, un recuerdo que mujer rubia, mayor que él. Cuando verte. Eres clavado a papá cuando
aborrecía. alzó la cabeza, Gabriel se encontró era más joven. ¿Cuántos años
Hizo unas cuantas llamadas. con unos ojos azules del mismo tienes, si me permites la
Telefoneó a Lucia Barini, de color que los suyos. indiscreción?
Columbia; al abogado de su padre Ella se tapó la boca con la mano —Treinta y cinco.
y finalmente a Julia, pero para su antes de presentarse: —Ah, recuerdo mis treinta y
decepción, le saltó el buzón de voz. —Soy Kelly. cinco. No voy a coquetear con mi
edad ni a jugar a las adivinanzas. —Gracias. Mi madre sabía —Lo siento mucho. Por lo que
Tengo cuarenta y nueve. que existías, pero no permitía que Michael dijo, pensaba que habríais
Gabriel asintió y trató de nadie hablara de ti en su presencia. mantenido algún tipo de contacto,
relajar la mandíbula. Quería decir Ni siquiera tras la muerte de papá. pero esa parte de la historia no la
algo, pero por mucho que pensaba Nunca le perdonó que hubiera tenía clara. —Kelly bebió un poco
no se le ocurría nada. Por suerte, la tenido una amante. de vino, pensativa—. Me contó que
llegada del camarero los Gabriel se tensó ostensiblemente. papá conocía a la familia que te
interrumpió. Pidieron las bebidas e —Entonces, ¿hasta ese momento había adoptado, y que estudiaste
intercambiaron frases de cortesía no supiste nada de mí? en Princeton y Harvard. Al parecer,
hasta que el hombre volvió. Luego —No, pero conocí a tu madre. cada vez que se reunían hablaban
encargaron la cena de prisa, Lo sentí cuando me enteré de que de ti.
impacientes por volver a quedarse había muerto —respondió Kelly en —Si mi vida le resultaba tan
a solas. tono sincero. interesante como para hablar de
Kelly se echó hacia adelante en la —Gracias. —Gabriel enderezó ella con su abogado, ¿por qué
silla. la espalda—. Murió cuando yo tenía nunca se molestó en llamarme por
—Estoy encantada de conocerte. nueve años. Pero la familia que me teléfono o escribirme una carta?
Gracias por aceptar mi invitación. adoptó son muy buenas personas. Kelly clavó la vista en el mantel.
—Al contrario. —Gabriel se obligó a —Michael lo mencionó. Me —Creo que puedo arrojar algo
sonreír. contó que había mantenido a de luz al respecto. Papá era de ese
—Te debo una disculpa. nuestro padre al corriente de tu vida tipo de personas que cuando toman
A él la sonrisa se le borró de la durante muchos años. una decisión la llevan hasta las
cara. Gabriel alzó mucho las cejas. últimas consecuencias. —Alzó la
—¿Por qué? —¿Qué? mirada y observó el lenguaje
—Como te dije en la carta, —¿No lo sabías? corporal de Gabriel con
debí ponerme en contacto contigo —No. Nos fuimos de Nueva preocupación—. Me temo que esta
en cuanto me enteré de tu York poco antes de que mi madre conversación te está disgustando.
existencia. Debí hacer lo correcto muriera. No volví a tener contacto —He venido en busca de
en vez de preocuparme de no con tu padre nunca más. —Gabriel respuestas. Sabía que no iba a ser
molestar a mi madre. apretó los dientes—. Ni una agradable.
Gabriel jugueteó con los cubiertos. llamada de teléfono, ni una carta. —Sí, claro. ¿Conociste a papá?
—Eso fue hace mucho tiempo. No Nada. —Sí, lo conocí.
es preciso que hablemos de ello.
—Pero después de dejar Nueva expresión de Gabriel era estarían discutiendo sobre alguna
York, creciste en Pensilvania — inescrutable. de nosotras.
apuntó ella, animándolo a hablar. —Lo siento mucho —dijo Gabriel apretó mucho los labios
—Sí. Tuve suerte. Cuando mi Kelly, echándose hacia adelante antes de preguntar:
madre murió, una familia para acercarse a él—. No has —¿Cuántos años tenías cuando se
relacionada con el hospital se tenido una vida fácil. separaron?
ofreció a quedarse conmigo. —¿Cómo es que conociste a mi —Hum, déjame pensar. —Kelly
—¿Y la familia de tu madre? madre? —preguntó él para cambiar miró hacia el techo—. Diría que
Gabriel hizo una mueca, pero no de tema. unos veintitrés. Más o menos.
respondió. —Trabajaba como secretaria —Entonces, yo tendría unos nueve.
—No quiero meterme donde en una de las oficinas de mi padre. Sí, coincide con la época en que
no me llaman —se excusó Kelly—, Era joven y bonita. Cuando iba a nos fuimos de Nueva York.
pero es algo que me he preguntado visitarlo, siempre era muy cariñosa —Supongo que mi madre le
a menudo. Vi a tu madre varias conmigo. Me caía muy bien. dio un ultimátum a mi padre y que
veces y me pareció que tenía una »Por la época de tu por eso tu madre decidió
buena relación con sus padres. Por nacimiento, mis padres pasaron marcharse.
eso me extraña que no fueras a una época muy mala. Discutían —¿Alguna vez hablaste de esto con
vivir con ellos. constantemente. Y luego todo se tu madre?
—Mi abuelo murió antes de que yo calmó de golpe. Pero unos años Kelly abrió mucho los ojos,
naciera. Mi abuela nunca le después, mi madre abandonó a mi horrorizada.
perdonó a m i madre las padre y se fue a vivir a casa de mis —No, nunca. Mis padres
circunstancias que rodearon mi abuelos, en Long Island. Seis discutían, pero no nos contaban
concepción. Cuando mi madre meses después, se reconciliaron y sobre qué discutían. Nunca me
murió, los servicios sociales ella volvió a Manhattan. atreví a preguntárselo, ni siquiera
hablaron con mi abuela, pero ella »Aunque no puedo asegurarlo, de adulta.
no quiso saber nada de mí. Luego, sospecho que su separación tuvo —¿Puedes contarme algo más
mi madre adoptiva se puso en que ver contigo. Una vez oí a mi sobre mi madre?
contacto con mi padre, pero él no madre gritar algo sobre «esa Kelly bajó la mirada hacia la mesa,
me reconoció como hijo suyo. De criatura». Por supuesto, Audrey y pensativa.
no ser por los Clark, habría yo no sabíamos a qué criatura se —Era preciosa y muy dulce.
acabado en un orfanato. —La refería. Nos imaginamos que Una mujer joven y llena de vida. Mi
madre, en cambio, era bastante
esnob. La convivencia con ella no Kelly agitó un pañuelo de papel en —Si te sirve de algo, lo siento.
era fácil. el aire antes de secarse los ojos. Siento que mi madre y tu padre...
»No sé si te das cuenta, pero —Cuando nos enteramos de tuvieran una relación. —La
la diferencia de edad entre tus que papá había tenido una amante expresión de él se había suavizado
padres tuvo que ser considerable. y de que teníamos un hermano, nos mucho oyendo hablar a su
Papá nació en el treinta y seis. Tu llevamos una sorpresa muy grande. hermana.
madre debía de ser unos veinte Audrey todavía no lo ha superado. Ella le devolvió la mirada.
años más joven que él. —¿Y tú? —Gracias, Gabriel. A veces,
—Sí, me di cuenta. Y de él, ¿qué Kelly hizo una mueca de en las peores circunstancias,
puedes contarme? determinación. surgen milagros inesperados.
—Yo lo quería mucho, pero —Yo trato de poner en ¿Quién lo iba a decir? Después de
siempre estaba trabajando. Tengo práctica los consejos que doy a mis todo este tiempo, aquí estamos, tú
buenos recuerdos. De ir de paseo pacientes. Como suelo decirles, no y yo...
con él por la ciudad o tomar tortitas puedes controlar las circunstancias »Conociendo a papá, estoy
los sábados por la mañana. Aunque de la vida, pero puedes controlar segura de que quería a tu madre. Y
no era muy buen marido, era tus reacciones ante esas a ti. No habría seguido tus pasos ni
bastante buen padre. circunstancias. te habría incluido en el testamento
—Pero tu madre lo amaba. »Podría guardarle rencor a mi si no le importaras.
—Por supuesto —replicó ella padre por serle infiel a mi madre. Y —No lo sé. —Gabriel apartó el
al instante—. Papá era guapo y podría guardarle rencor a mi madre plato.
encantador. Tenía sentido del por haber sido tan inflexible y —No habría discutido con mi
humor y era un hombre brillante. apartarme con su intolerancia de mi madre por algo que no le importara.
Pero resultó ser un mujeriego. único hermano. O también puedo Y todos en la familia sabíamos que
»Y, por sorprendente que parezca, perdonarlos a ambos, perdonarme su sueño siempre fue tener un hijo
adoraba a mi madre. a mí y tratar de mejorar las cosas. varón. Pero mi madre no quiso
Los ojos de Kelly se llenaron Bajó la vista hacia sus manos, que tener más hijos.
de lágrimas y guardó silencio unos tenía en el regazo, y al cabo de un Kelly clavó la vista en el plato.
instantes luchando por controlar momento, añadió: Apenas había tocado la comida.
sus emociones. —Siempre quise tener un hermano. —Ojalá hubieras podido pasar
—Lo siento —dijo Gabriel con Lo que no esperaba es que fuera a más tiempo con él. Ya sé que
suavidad—. Veo que para ti ser tan joven. entonces Audrey y yo lo
también es difícil. hubiéramos visto todavía menos —
le dirigió una sonrisa triste—, pero nos ha unido. —Le dirigió una —Lo siento. Nosotras estamos
lo habría compartido gustosa. mirada cautelosa. muy orgullosas d e nuestros
—¿Y Audrey? Él parpadeó. abuelos. Él era profesor como tú.
—Audrey. —Kelly suspiró—. Ella se —Mi esposa piensa algo parecido. Estaba especializado en Literatura
puso del lado de mi madre. Te Suele ver la mano de la Providencia Romántica.
considera un cazafortunas. en casi todo. —¿Cómo se llamaba?
—No quería el dinero —replicó —Estoy de acuerdo con ella. —Benjamin Spiegel.
él con dureza—. Sólo lo acepté —Kelly se acabó el vino—. ¿Qué te Gabriel dio un brinco en el asiento.
porque mi familia se vio en llevó a ponerte en contacto con —¿Benjamin Spiegel? ¿El profesor
circunstancias difíciles. Michael después de tanto tiempo? Benjamin Spiegel?
Kelly le cubrió la mano con la suya. —No creo que sea la Providencia. —Sí. ¿Has oído hablar de él?
—Te mereces hasta el último Aunque podría ser. —Gabriel —Por supuesto. Fue el
centavo. —Le dio unas palmaditas jugueteó con el vaso de agua—. principal experto americano en
en la mano antes de retirar la Me temo que se trata de una Romanticismo germánico. Leí su
suya—. Papá tomó una serie de cuestión práctica. Algún día a mi trabajo en la universidad. —Se frotó
decisiones que nos afectaron a mujer y a mí nos gustaría tener la barbilla—. ¿Era mi abuelo?
todos, pero está muerto. Nuestras familia. Pensé que sería buena idea —Sí.
madres están muertas. Es hora de saber más sobre los antecedentes —Pero él era... —Gabriel abrió los
perdonar y seguir adelante. médicos familiares. ojos al darse cuenta.
»Además, nunca hiciste nada —Eso es fácil de responder. Kelly observó su reacción ladeando
para perjudicarnos. Podrías haber Papá murió de un ataque al la cabeza.
recurrido la herencia y pedir más corazón. No hacía ejercicio. —Judío, sí.
dinero. Podrías haberte presentado Trabajaba sin parar y comía todo lo Gabriel parecía confundido.
el día de la lectura del testamento y que le apetecía. No sé si tenía el —No tenía ni idea de que mi padre
montar una escena. Podrías haber colesterol alto, pero es posible. fuera judío. Nadie me dijo nada.
vendido el caso a los periódicos Audrey y yo, al menos, no tenemos —No sé qué creencias tenía tu
sensacionalistas o dar una rueda ese problema. madre, pero tras la elección
de prensa... Pero no hiciste nada. »Y por lo que respecta a mis religiosa de mi padre hay una larga
Tus actos demuestran que eres un abuelos, que yo sepa murieron de historia. No conozco los detalles,
hombre de carácter. Ésa era otra viejos. ¿Los conociste? pero sé que después de una
de las razones por las que me —No, en absoluto. Ni siquiera sé discusión muy fuerte con su padre,
apetecía conocerte. Creo que Dios sus nombres. Kelly se entristeció. se marchó de casa dejando atrás a
su familia y el legado de ésta. organizamos una serie de —¿No pondré a la familia en una
Incluso se cambió el apellido por conferencias en Columbia y en la situación incómoda?
Davies. Cuando conoció a mi iglesia a la que el abuelo asistía. Los ojos azules de Kelly se
madre, en mil novecientos sesenta Jonathan y yo vamos también. — iluminaron como los de una feroz
y uno, se presentó como agnóstico. Con una sonrisa, aclaró—: Nos leona.
El judaísmo nunca formó parte de gusta decir que somos miembros —Tú formas parte de la
nuestras vidas. de la rama presbiteriana del familia. Y si alguien se atreve a
Gabriel seguía inmóvil, judaísmo reformista. oponerse... —se interrumpió como
reflexionando. Gabriel le devolvió la sonrisa. si estuviera pensando algo
—Benjamin Spiegel —murmuró—. —No conocía mis orígenes desagradable—. Aparte de Audrey,
Soy un gran admirador de su obra. alemanes. Ni judíos. Creo que la creo que todo el mundo estará de
—Era un buen hombre. Antes familia de mi madre era de acuerdo. —En ese caso, dile al
de marcharse de Alemania en los ascendencia inglesa. comité que estaré encantado —dijo,
años veinte era rabino. En —Mucha gente se inclinando ligeramente la cabeza.
Columbia fue un profesor muy sorprendería de lo que hay en su —Excelente. Se lo comentaré a los
respetado y querido. Un edificio árbol genealógico si retrocediera primos.
lleva su nombre, así como varias una o dos generaciones. Por eso el Kelly apartó el plato y le indicó al
becas. odio entre razas o religiones me camarero que podía retirarlo.
»Cuando murió, su esposa parece absurdo. Todos estamos —Casi no has comido —comentó,
Miriam, nuestra abuela, fundó una emparentados de un modo u otro. mirando preocupada el plato de
organización benéfica que lleva su —Estoy de acuerdo. Gabriel.
nombre en Nueva York. Estoy en el Kelly sonrió. —Me temo que no tengo
consejo de dirección, junto a varios —Ya que eres profesor de hambre. —Con un gesto, le indicó
de nuestros primos. Si estuvieras Literatura, ¿qué te parecería dar al camarero que podía llevarse su
interesado, estoy segura de que te alguna conferencia? plato también. Luego pidió café.
acogerían con los brazos abiertos. —Eres muy amable, pero es que —¿Te he disgustado? —preguntó
—¿De qué se ocupa la soy especialista en Dante. ella en voz baja.
organización? —A juzgar por los libros de su Tras unos instantes, él respondió:
—De promover la lectura y la biblioteca, al abuelo le interesaba —No. Es sólo que son muchas
escritura en las escuelas públicas todo. Estoy segura de que también cosas para asimilar de golpe. —Los
de Nueva York. Donamos libros y le interesaba Dante. ojos se le iluminaron—. La
material escolar. También Gabriel se limpió con la servilleta. revelación de que el profesor
Spiegel es mi abuelo ha sido una encerraron a discutir. —Se volvió —Y creo que sintió más cosas,
sorpresa muy agradable. hacia él—. Al final, lo llamó además de arrepentimiento. —Kelly
Kelly sonrió encantada. Godfrey, un nombre muy tonto para abrió su gran bolso y rebuscó en su
—Me gustaría presentarte a la un pomerania. Pero bueno, los interior—. Aquí está —dijo, dejando
tía Sarah, la hermana pequeña de pomerania son una raza muy tonta. una vieja foto en la mesa, al lado de
papá. Ella podría contarte más Jonathan y yo preferimos los la taza de café vacía de Gabriel.
cosas sobre tus tíos y tus abuelos. labradores. Era una fotografía de él y de su
Es una mujer maravillosa. Muy Sin saber qué decir, Gabriel madre. Debía de tener unos cinco
brillante. —Se lo quedó mirando, permaneció en silencio. años en la foto.
pensativa—. ¿Tu madre te contó —Su nombre no aparece en mi —No recuerdo esta foto. ¿De
alguna vez por qué te llamas certificado de nacimiento —dijo dónde la has sacado? —La observó
Gabriel? finalmente, cambiando de tema detenidamente.
—No, pero mi segundo nombre es —. Y, por supuesto, su apellido —Papá tenía una caja con
Owen, como nuestro padre. tampoco. objetos personales en su armario.
Kelly le dirigió una mirada traviesa. Ella hizo una mueca, incómoda. Cuando mamá murió, fue a parar a
—Lo bautizaron como Othniel. —Sí, ya lo sabía. Cuando mi mis manos. Una noche, revisando
Tuviste suerte de que se lo madre y mi hermana decidieron lo que había dentro, me fijé en que
cambiara antes de que nacieras. impugnar el testamento, ésa fue el forro de la caja estaba rasgado.
—Entonces, ¿mi nombre tiene una de las pruebas que Dentro encontré la foto. Debía de
algún significado? —aguardó presentaron. Pero papá había tenerla allí escondida para que mi
ansioso la respuesta. firmado una acta notarial antes de madre no la encontrara.
—Me temo que no, al menos morir en la que afirmaba que eras —¿Qué hago con ella?
ninguno que yo conozca. Pero su hijo y que había persuadido a tu —Quédatela, por supuesto. Y tengo
cuando Audrey era una madre para que no incluyera su alguna otra cosa para ti.
adolescente, mis padres le nombre en tu certificado de —No puedo.
compraron un cachorro por su nacimiento. —¿Sabes alemán?
cumpleaños. Ella dijo que quería »No sé qué tipo de promesas —Sí.
llamarlo Gabriel y mi padre se puso le haría a tu madre, pero creo que —Bien. —Kelly se echó a reír.
hecho una fiera. acabó arrepintiéndose de lo que Tenía una risa alegre y musical—.
Kelly se quedó mirando al vacío. había hecho. Yo lo hablo un poco, porque el
—Me había olvidado por —Hum. abuelo me hablaba en alemán a
completo. Luego mis padres se veces, pero no sé leerlo, así que
sus libros no me sirven de gran mucho —comentó, mirándolo Nos extrañó, porque era de hierro.
cosa. Y tampoco sus gemelos. Así fijamente. ¿De dónde dices que la sacaste?
que, ya ves, me harás un favor si —Sí. —No lo sé. La he tenido desde
los aceptas. De hecho, dado lo —Se la ve muy joven. siempre.
pequeño que es nuestro Gabriel frunció el cejo. —Interesante.
apartamento y la cantidad de cosas —Sí, es más joven que yo. —¿Por qué?
que guardo en él, sería un mitzvah. Kelly se echó a reír. —La locomotora era el juguete
—Un mitzvah —murmuró Gabriel, —No me hagas caso. A mi edad favorito de papá cuando era
mientras el camarero les servía el todo el mundo me parece joven. pequeño. Creo que grabó sus
café. Estaba a punto de devolverle iniciales en la parte inferior. Cuando
—Pero qué maleducada que el móvil cuando se detuvo y miró la llegues a casa, búscalas. Me
soy. No dejo de hablar y no te he pantalla con atención. Luego la tocó gustaría saber si es la misma.
preguntado por tu esposa. Me para ampliar la imagen. —¿Qué importancia tiene?
encantaría conocerla otro día. —¿Qué es eso que hay en la —Si es la misma, es que te la
—Sí, claro. —Gabriel sonrió mesa? —preguntó, mostrándole el regaló. Y dado lo importante que
por fin—. Se llama Julianne. Está teléfono a Gabriel y señalando un era para él, tú también debías de
haciendo el doctorado en Harvard. objeto pequeño, negro. serlo. —Le devolvió el teléfono.
—Qué nombre tan bonito. ¿Cuánto —Una locomotora. La tengo desde —Me cuesta creerlo.
hace que estáis casados? que era pequeño. Julia pensó que Kelly jugueteó con la cucharilla,
—Desde enero. sería un buen pisapapeles. Kelly dando vueltas al azúcar antes de
—Ah, recién casados. ¿Tienes volvió a mirar la foto. dejarla en el platito.
alguna foto de ella? Gabriel frunció de nuevo el cejo. —Pero yo lo conocía mejor
Gabriel se limpió las manos —¿Qué pasa? que tú. Estuve a su lado más
con la servilleta antes de sacar el —Me resulta familiar. tiempo. Era complicado, muy
iPhone. Buscó rápidamente y se —¿Familiar? testarudo, pero no era un hombre
decidió por una foto reciente de Ella lo miró fijamente. cruel. Se encontró atrapado entre tu
Julia sentada a la mesa del —Papá tenía una igual cuando madre y tú y mi madre y nosotras.
despacho de Selinsgrove. Sin darse era niño. Guardaba la locomotora, »No digo que hiciera lo
cuenta, le acarició la mejilla en la un vagón y el furgón de cola. Pero correcto. Si se hubiera mantenido
imagen antes de pasarle el teléfono un día la locomotora desapareció. más firme o si mi madre hubiera
a su hermana. —Debes de quererla Cuando Audrey le preguntó dónde sido más tolerante, habría podido
estaba, le dijo que se había roto. tener a todos sus hijos viviendo en
la misma ciudad. Me recuerda la —Me convertí al catolicismo antes »El retrato que Kelly pinta de
historia de la Biblia sobre Agar e de casarnos. Creo en Dios, si es mi padre es muy distinto al de mis
Ismael. Me temo que mi madre hizo eso lo que me preguntas. recuerdos. No me he atrevido a
el papel de Sara, aunque se —Creo que no tenemos contarle que el hombre al que
llamara Nancy. ningún católico en la junta de adora pegó a mi madre.
»Pero, a pesar de todo, sigo dirección. Serás el primero. —Kelly (Suspiro.)
pensando que le importabas. Por le hizo un gesto al camarero para »Ojalá estuvieras aquí. Al final de la
eso te siguió la pista a lo largo de tu que les llevara la cuenta—. Ya cena empezaba a dudar de mis
vida. Por eso te incluyó en el verás cuando los primos se enteren recuerdos. Dudaba de mí.
testamento. de que tenemos una nueva rama: la »Necesito que me hagas un
—Yo no puedo creerlo. —El tono de rama católica del judaísmo favor. ¿Puedes coger la locomotora
Gabriel era frío como el hielo. reformista. de juguete del despacho y mirar si
—No te cierres, hermano, es hay algo grabado en la parte de
una posibilidad. Nuestro padre no abajo? Es importante.
era un monstruo. Y «hay más cosas —Ha sido un error —Gabriel »Voy a tener que alargar la
en el cielo y en la Tierra, Horacio, resopló con la boca pegada al móvil visita. Kelly quiere presentarme a
de las que contempla tu filosofía». al dejarle a Julia un nuevo mensaje una tía este viernes. Es decir, que
—Hamlet —dijo él a regañadientes. en el contestador—. No debería no podré volver hasta el sábado.
—Creo que el abuelo estaría haber venido sin ti. Siento el retraso, pero creo que es
orgulloso de nosotros. Tú fuiste a »Julianne, ojalá no apagaras mejor dejar atados todos los cabos
Harvard. Yo fui a Vassar. — el teléfono. Es el mejor modo de sueltos antes de volver a casa.
Sonrió—. Y tu esposa, Julianne, localizarte. Pasan de las doce. »Llámame cuando recibas este
¿es religiosa? Acabo de llegar al hotel después de mensaje, no importa la hora que
Gabriel se guardó la foto que Kelly cenar con Kelly. sea.
le había dado en el bolsillo interior »Siento no haberte podido (Otra pausa.)
de la chaqueta. —Sí, es católica y llamar antes. La conversación se ha »Apparuit iam beatitudo vestra. Te
la fe es importante para ella. alargado más de lo previsto. Ella es quiero.
Ciertamente trata de vivir según su muy agradable. Tenías razón, como Arrojó el móvil sobre la gran cama
fe. de costumbre. Es curioso, casi vacía.
—¿Y tú? siempre acabas teniendo razón. Aún le daba vueltas a la
(Soltó el aire lentamente.) conversación que había tenido con
su hermana. Mucho de lo que había
oído lo había sorprendido. Era noticias sobre su abuelo habían Había cometido un error colosal al
evidente que Kelly tenía una buena sido buenas. querer hacerlo solo. Ahora, como
relación con su padre. En eso, Al pensar en él, una sensación de siempre, tenía que pagar las
como en bastantes otras cosas, calidez se le extendió por el pecho. consecuencias.
parecía que hubieran tenido padres «Al menos tengo un pariente del Maldiciendo entre dientes, se
distintos. que sentirme orgulloso, aparte de dirigió a la ducha esperando que el
Había sido un alivio obtener mi hermana.» agua caliente lo ayudara a
respuestas a algunas preguntas, Deseó poder meterse en su aclararse las ideas. Luego acabaría
aunque algunas de esas cama junto a Julianne, despertarla de leer el diario de su madre, a ver
respuestas lo llevaban a formularse y contarle todo lo que había si de una vez por todas descubría
nuevas preguntas. Ciertamente, las pasado. Deseaba refugiarse entre la verdad sobre la relación de sus
sus brazos y olvidarse de todo. padres.

58

5 de diciembre de 2011 Washington que ella llevaba en el dedo. Y en el políticos. O eso le había dicho la
D. C. texto que anunciaba el compromiso última vez que estuvo en su cama,
de dos poderosas familias políticas. a finales de agosto.
Natalie Lundy se quedó mirando la El estómago de Natalie se Había hecho lo que él le había
foto del periódico en estado de rebeló. Inclinándose sobre la pedido. Había seguido trabajando
shock. papelera, vomitó el desayuno. para su padre y había mantenido la
Notó un extraño zumbido en Temblorosa, se secó la boca y se boca cerrada. De vez en cuando, lo
los oídos mientras el mundo se tambaleó hasta el baño. llamaba o le escribía un email, pero
detenía en seco. Observó todos los Mientras bebía un vaso de Simon cada vez tardaba más en
detalles de la foto en blanco y agua, reflexionó. Acababa de responder a sus mensajes hasta
negro del hombre y la jovencita que perderlo todo. Había oído los que, en algún momento de
se abrazaban y sonreían ante la rumores, por supuesto. Pero sabía noviembre, dejó de comunicarse
cámara. Se fijó en el enorme que Simon sólo salía con la hija del con ella por completo.
diamante que brillaba en el solitario senador Hudson por motivos
La había estado manejando a que no le importaba que se debajo de la cama. Sacó de allí un
su antojo. Llevaba años haciéndolo. acostara con otras mujeres. lápiz de memoria y se lo guardó en
Siempre había estado persiguiendo Mientras se miraba en el espejo, se el bolsillo de la chaqueta. Luego
a otras mujeres. A ella sólo la le ocurrió una idea terrible. volvió a colocar la tabla en su sitio.
usaba para desahogarse No tenía nada que perder y mucho Cogió el abrigo y el bolso y se
sexualmente. que ganar. Simon, en cambio, tenía dirigió a la puerta. Mientras paraba
Así le pagaba todo lo que mucho que perder. ¡Joder! un taxi, no se dio cuenta de que
había hecho por él. Y había hecho Se encargaría de que lo perdiera había un coche oscuro aparcado en
muchas cosas. Cosas que le todo. la otra acera. Por eso tampoco se
desagradaban. Que no había Dejando el vaso, se secó la percató de que el coche arrancaba
querido hacer. Como varios boca y se dirigió al dormitorio con y empezaba a seguir al taxi a una
encuentros sexuales, o como fingir pasos más seguros. Se agachó y prudente distancia.
retiró una de las tablas del suelo,
59


Gabriel, ¿te llegan mis mensajes? »Estoy en la biblioteca, Empezaba a preocuparse.
Es la tercera vez que te llamo y me acabando el último trabajo. Aquí no Al menos, cuando acabara
salta el buzón de voz. podemos usar el teléfono. aquel trabajo habría entregado
»Esta mañana te he dejado un Mándame un mensaje y saldré otra todas las tareas de ese semestre. Y
mensaje sobre la locomotora. Hay vez para que podamos hablar. Te podría empezar las vacaciones de
letras grabadas en la parte de quiero. Y te echo de menos. Navidad junto a Gabriel. Volvió a su
abajo. Una “O” y una “S”. No sé lo Julia colgó con un gruñido. En sitio y empezó a teclear con
que significan. ¿Te dicen algo? los mensajes que le había dejado, a entusiasmo.
¿Cómo sabías que estaban ahí? Gabriel se lo oía cada vez más
Nunca me había fijado. triste y melancólico. Aunque sonara
»Siento que tengas que extraño, entre las gestiones de él y —¿Qué opinión te merece
quedarte más días, pero lo el empujón final de ella para acabar Giuseppe Pacciani de Florencia? —
entiendo. Espero que la reunión los trabajos a tiempo, no habían preguntó Lucia Barini, catedrática
con tu tía vaya bien. logrado hablar desde que Gabriel del Departamento de Italiano de la
se marchó a Nueva York. Universidad de Columbia, mirando
a Gabriel, que estaba sentado a ser una alumna tan problemática. —Sí, yo pienso lo mismo. Y
frente al escritorio. Si lo hubiera sospechado, no lo ahora me encuentro ante una
—No muy buena. Sé que ha habría hecho. Recibimos muchas incómoda disyuntiva: o bien la
publicado algunos artículos además solicitudes y podemos elegir a examino personalmente,
de su libro, pero nada relevante en estudiantes mejores que ella. arriesgándome a ofender a
mi opinión. ¿Por qué lo preguntas? Gabriel permaneció sentado, Katherine, o la invito a irse a otra
—Uno de los profesores va a inmóvil como una estatua. universidad. — Lanzó las gafas
jubilarse y él es uno de los Lucia se quitó las gafas. sobre la mesa—. ¿Supongo que no
candidatos a cubrir su puesto. Él —Me he dado cuenta de que tendrás ninguna sugerencia?
alzó las cejas. Christa es francamente conflictiva. Gabriel se dio cuenta de que en ese
—¿Ah, sí? Los líos la siguen allá donde va. momento tenía la carrera
—Sin embargo, una estudiante Tuvo problemas con Pacciani en académica de Christa en sus
ha presentado quejas contra él. Las Florencia; tuvo problemas en manos.
acusaciones son serias y se Toronto y, al parecer, tuvo Podía contarle a Lucia con todo lujo
remontan a la época en que fue problemas con Katherine Picton en de detalles lo que había sucedido,
alumna suya en Florencia. ¿La Oxford este verano. Katherine me tanto en Toronto como en Oxford,
conoces? Es Christa Peterson. llamó desde allí para decirme que para que se hiciera una idea de
Gabriel hizo una mueca. deberíamos enseñar buenos hasta dónde estaba dispuesta a
—Sí, la conozco. modales a nuestros alumnos antes llegar la joven cuando decidía
—Me llegó algo de lo que de dejarlos salir de país, ya que, al seducir a alguien. Con esa
sucedió en Toronto. Me dijeron que parecer, montó un escándalo. —El información, a la catedrática no le
fue ella la que inició los rumores y tono de Lucia era muy serio—. No costaría tomar una decisión.
que es la principal responsable de suelo recibir llamadas de ese tipo, y Gabriel jugueteó con las gafas
que Julianne y tú ya no estéis allí. de Katherine menos. que tenía en el bolsillo. Sabía lo
—Julianne fue admitida en »Y para acabarlo de arreglar, que Julia (y san Francisco) le
Harvard. Íbamos a casarnos y yo me encuentro con que nadie quiere susurrarían al oído si estuvieran
prefería vivir aquí —replicó él sin formar parte del comité para allí.
entonación. examinarla. Todos los profesores Si sacaba a la luz todo
Lucia sonrió. tienen miedo de ser acusados de aquello, también saldría a la luz su
—Por supuesto. Cuando acoso. intimidad y la de Julianne. No
Jeremy me pidió que aceptara a —Hacen bien en tener miedo —dijo quería alimentar los rumores.
Christa, no tenía ni idea de que iba él con una mirada incisiva. Quería que cuando su esposa
entrara en una sala de pero he oído que Pacciani sigue —¡Maldita sea! —Gabriel maldijo
conferencias, la vieran como lo que acostándose con alumnas y de que mirando su iPhone, que parecía
era, no como parte de un ésa sería la causa de que desee estar muerto.
escándalo. marcharse de Florencia. No quiero Como si tuviera el poder de la
Lucia era una amiga, pero no ese tipo de comportamientos en mi resurrección, lo sacudió y apretó el
tenían tanta confianza. No le departamento por varias razones, botón de encendido varias veces.
apetecía recordar todos los entre ellas, porque no me gustan Cuando estaba a punto de lanzarlo
encuentros que había tenido con las demandas judiciales. sobre Central Park, se acordó de
Christa a lo largo de su vida, ni los —Sí. —Gabriel daba golpecitos en que la noche anterior se había
esfuerzos de ésta por hacer quedar el suelo con el pie sin darse cuenta. olvidado de cargar la batería.
mal a Julia. Por su mujer y por Lucia guardó las gafas en la funda y —Julianne debe de estar muy
proteger su reputación, decidió luego ésta en el bolso. preocupada —murmuró, mientras
probar otra táctica. —Pero ya basta de hablar de se dirigía a pie a la oficina de
—Dejando las cuestiones mis problemas. Te llevo a comer. Michael Wasserstein. El señor
personales a un lado, tengo que He reservado mesa en el Wasserstein estaba jubilado, pero
decir que el trabajo que hizo Christa restaurante Del Posto. —Se había sido el abogado de Owen
mientras era mi alumna no pasaba levantó—. Hemos de ponernos al Davies desde que redactó su
de mediocre. día. ¿Es verdad que Julianne le dijo contrato prematrimonial en 1961, y
—A mí me ha dado la misma a Don Wodehouse que la pregunta accedió a reunirse con Gabriel en
impresión. Si a eso le añades su que le hacía no era relevante para su antiguo bufete.
actitud... —Lucia se encogió de su tesis? Miró la hora. Tenía el tiempo justo
hombros—. Es un riesgo que no Gabriel se echó a reír a carcajadas. de llamar a Julia desde una cabina
merece la pena. —No, no es verdad. Al menos, no antes de la reunión.
—Aunque no dudo de que del todo. Localizó una en Columbus
haya algo de verdad en sus Salió del despacho detrás de Circle, introdujo la tarjeta de crédito
acusaciones sobre Pacciani. Lo he Lucia, mientras le contaba orgulloso y marcó su número. Tras varios
visto en acción. la conferencia de su esposa y cómo tonos de llamada, le saltó el
—Ésa es otra complicación. — había respondido las preguntas de contestador automático. Otra vez.
La mujer señaló una carpeta que los asistentes, entre los que se —¡Vaya! —murmuró.
tenía abierta en el escritorio—. La encontraba el profesor Wodehouse, (También otra vez.)
acusación de Christa es de cosas del Magdalen College.
que tuvieron lugar en el pasado,
—Julianne, por el amor de Dios, —¿Qué tal? ¿Cómo va todo, Rach? —Rachel, cariño, lo siento
contesta de una jodida vez. Voy a —le preguntó esa noche Julianne a mucho. —Los ojos se le llenaron de
tener que comprarte un busca. su amiga por teléfono. lágrimas mientras la escuchaba
(Suspiro hondo.) —Bien —respondió ella, aunque su llorar, sin saber cómo consolarla.
»Lo siento. He sido un entusiasmo habitual había Cuando el llanto de Rachel se
maleducado. Por favor, ¿podrías desaparecido. calmó, ésta volvió a hablar.
responder al teléfono? Te estoy —¿Qué te pasa? —Hemos ido al médico. El
llamando desde una cabina porque Julianne oyó que una puerta se problema no es de Aaron. El
ayer me olvidé de cargar el móvil y abría y se cerraba. problema soy yo. No ovulo. Así que
ahora está muerto. Cuando vuelva —Voy al dormitorio para que Aaron van a tener que ponerme
a la habitación, lo cargaré. no me oiga. inyecciones de hormonas para ver
(Breve pausa.) —¿Por qué? ¿Pasa algo malo? si mis ovarios vuelven a ponerse en
»Aunque ahora que lo pienso, —Sí. No. No lo sé. marcha. Y, si no...
no sé si traje el cargador. Al Rachel sonaba exasperada. Sorbió por la nariz de nuevo.
parecer no me acuerdo de nada. —¿Puedo ayudarte? —Lo siento, Rach. ¿Y esas
¿Ves lo que pasa cuando estoy —¿Puedes dejarme inyecciones de hormonas te
lejos de ti? Es raro que no esté en embarazada? Si es así, te compro preocupan? —preguntó Julia,
la calle, pidiendo como un sin un billete para el próximo vuelo a insegura.
techo. Filadelfia. Y me encargaré de que —Sí, la verdad. ¡Maldita sea!
»Voy de camino a reunirme te canonicen por haber hecho un No sé por qué mi cuerpo tiene que
con el abogado de mi padre. milagro. negarse a cooperar justamente
Parece que hay cosas que quiere —Rach —la reprendió Julia ahora. Para una vez que le pido
contarme, pero no por escrito. — suavemente. algo importante, me falla. No lo
(Nueva pausa, ésta más larga)—. —¿Qué me está pasando? —Ésta entiendo.
Ojalá estuvieras aquí. se puso a llorar. —¿Qué dice Aaron?
»Te quiero. Llámame cuando A Julia se le encogió el Rachel se echó a reír.
recibas este mensaje. corazón al oír sus sollozos. Sus —No es lo que dice, es lo que
Gabriel colgó el teléfono y lágrimas eran los gritos no dice. No deja de repetirme que
siguió andando, con la cabeza desgarradores del alma de una no pasa nada, que todo se
puesta en la reunión que estaba a mujer que deseaba arreglará. Preferiría que admitiera
punto de tener. desesperadamente ser madre. que está enfadado y decepcionado.
—¿Estás segura de que lo está?
—Claro. ¿Cómo no va a estarlo? —¿Para cuándo está previsto? Tendrá que comprarse otro. O
Yo lo estoy. —El veintitrés de diciembre. llamarme desde el hotel. Pero
—Seguro que está disgustado Rachel permaneció en silencio. parece que está fuera de allí todo el
porque te ve disgustada. Julia oyó que una puerta se abría y rato.
—Eso no me ayuda. oyó la voz de Aaron. —Quitaron casi todas las
—Pues habla con él. —Jules, tengo que colgar —dijo en cabinas de las calles de Nueva
—¿Para qué? ¿Para poder dar voz baja—. Te llamo luego, ¿vale? York. No le será fácil encontrar una.
vueltas sobre mi fracaso? No, —Claro. Te quiero, Rachel. No — Rebecca dobló los paños y los
gracias. pierdas la esperanza. guardó en un cajón.
—Rachel, esto no es una —Es lo único que me queda. — Julia tamborileó sobre la encimera
competición. Además, por lo que Sorbiendo por la nariz una vez más, de mármol, fulminando el teléfono
dices, tienes opciones. No te colgó. con la mirada. —Tenía que haber
rindas. Su cuñada no respondió. Julia colgó a su vez el teléfono del ido con él.
—¿Quieres venir de visita? —le despacho antes de elevar una larga —¿Por qué no lo acompañaste?
propuso Julia. oración por su amiga. —Tenía que entregar unos
—No. Tengo mucho trabajo, pero trabajos. De hecho, aún me queda
vendréis a casa en Navidad, ¿no? uno por acabar, pero no puedo
—Sí, claro. Llegaremos la —Esto es ridículo. —Julia dejó el concentrarme. Estoy preocupada.
semana que viene si no hay móvil bruscamente sobre la —Seguro que estará bien.
novedad. Si Diane se pone de parto encimera de la cocina la tarde Aunque no es normal en él dejarse
antes, adelantaríamos el viaje. siguiente. algo. —Rebecca señaló hacia el
—¿Sabes algo de ellos? —¿Qué pasa? —Rebecca cable del teléfono—. Normalmente
—Hablamos por teléfono cada entró con un montón de paños de suele ser muy... puntilloso.
domingo y Diane me envía emails cocina que acababa de recoger del Julia sonrió con ironía.
de vez en cuando. De momento cuartito de la colada. —Es una manera muy educada de
todo va bien, pero están muy —Gabriel. No ha habido decirlo.
preocupados por el parto. El bebé manera de ponerme en contacto Miró la pila de correo que
tiene que nacer en el Hospital con él desde que se marchó. Lo Rebecca había dejado en la mesa
Infantil, es decir que tendrán que ir llamo una y otra vez y siempre me de la cocina y se fijó en que Gabriel
hasta Filadelfia cuando llegue el salta el contestador. —Apoyó la había recibido una carta de JetBlue,
momento. O mudarse a un hotel cabeza en las manos—. Encontré la aerolínea.
cuando se acerque la fecha. el cargador de su teléfono arriba. Enderezó la espalda.
—¿Crees que podría volar a Nueva tráfico de la hora punta. Julia objeto personal, ya que tenía que
York esta misma noche? —Julia levantó un brazo y abrazó a acabar aún un trabajo). Había
abrió su ordenador portátil. Rebecca. localizado el bolso justo a tiempo
—No será barato, pero puedes —Gracias. Le daré una sorpresa. de recibir al taxi, que llegaba en ese
intentarlo —respondió Rebecca, —Probablemente lo estará momento.
con una sonrisa comprensiva—. pasando peor que tú —comentó la Su marido se iba a llevar una buena
Gabriel sólo lleva dos días fuera. mujer, dirigiéndose hacia la sorpresa.
—Se me han hecho eternos — escalera.
murmuró ella.
Rebecca se echó a reír, asintiendo Gabriel le pidió al taxista que
con la cabeza. Dos horas más tarde, Julia lo esperara. Habían aparcado a
—Eso es porque todavía sois recién estaba en el aeropuerto Logan, cierta distancia de la casa que le
casados. esperando que saliera el último interesaba, para no llamar
Julia buscó la página web de vuelo en dirección al aeropuerto demasiado la atención.
JetBlue y empezó a teclear John F. Kennedy de Nueva York. Fue caminando por la calle
rápidamente. Le dejó un mensaje a Gabriel en la lentamente, fijándose en los
—Es carísimo —se lamentó, recepción del hotel, avisándolo d e números de las casas. Era un
mientras consultaba varias páginas. que llegaría esa misma noche. barrio residencial en Staten Island,
—Considéralo un regalo de Aprovechó para encargar agua lleno de casitas antiguas.
Navidad adelantado. mineral con gas, fresas y trufas. En ese momento, la vio.
—Es verdad que no suelo Mientras Rebecca acababa de La vivienda en sí no tenía
gastar mucho. Gabriel siempre preparar su equipaje de mano, ella nada de particular. Era blanca y
insiste para que me compre más había entrado corriendo en la pequeña, con un garaje adosado y
cosas —se justificó. habitación. El taxi ya estaba de un corto acceso asfaltado. Estaba
—Se alegrará de que hayas camino. Todo había sido tan construida en una parcela muy
comprado el billete cuando te vea apresurado que sólo había cogido reducida. Sólo una diminuta franja
—la animó Rebecca. Mirando hacia el maquillaje y el cepillo de dientes, de césped la separaba de la acera.
la escalera, añadió—: Si quieres, dejando todos sus otros objetos Un Mercedes negro de aspecto
puedo empezar a hacer la maleta personales. nuevo estaba aparcado delante.
mientras tú lo compras. Tendrás Se había llevado el portátil y el Gabriel se detuvo a dos casas de
que salir inmediatamente, si no material para trabajar (que eran distancia.
quieres quedarte atrapada en el más importantes que cualquier
Para su sorpresa, la puerta se Mercedes. Él abrió la puerta y Gabriel se empapó de la visión
abrió en ese preciso instante y un esperó con paciencia a que ella se de Julianne desnuda en la cama,
hombre de pelo cano salió de ella. acomodara. con el pelo revuelto. Tenía los ojos
No lo vio bien, porque se volvió en El hombre parecía haberse soñolientos, los labios rojos
seguida, animando a una anciana a olvidado de la presencia de Gabriel. entreabiertos y la voz
que lo siguiera. Cuando ésta hubo Cerró la puerta, se dirigió al asiento deliciosamente ronca.
acabado de cerrar la puerta con del conductor, puso el vehículo en Parecía una gatita sexy.
llave, el hombre la cogió del brazo y marcha y se alejó. —¡Sorpresa! —dijo, saludándolo
la ayudó a bajar los escalones, Gabriel se quedó observándolo con la mano.
cosa que ella hizo con dificultad. hasta que dobló la esquina y Con una exclamación
Gabriel se acercó. desapareció de la vista. ahogada, Gabriel corrió hacia ella.
La anciana debía de ser dura 60 Se le acercó a cuatro patas por
de oído, porque el hombre encima de la cama y le sujetó la
levantaba la voz para hablarle, pero cara para poder besarla. Fue un
no parecía enfadado. Oyó algo Pasaba de la medianoche cuando beso largo y apasionado, en el que
sobre la visita a un médico y sobre Gabriel entró por fin en la sus lenguas se entrelazaron y
la fiesta de cumpleaños de Joey. habitación del hotel. Estaba acariciaron hasta que ambos
La mujer vio a Gabriel y se detuvo, agotado y harto de todo. Tenía el estuvieron sin aliento.
mirándolo fijamente. pelo alborotado y la corbata torcida. —¿Qué haces aquí? —preguntó,
Él le devolvió la mirada desde Sin molestarse en encender la luz, apartándole el pelo de la cara
la acera de enfrente. Era el tiró el abrigo sobre una silla y se cariñosamente.
momento. Aquélla era su desprendió de las botas. —Te he traído el cargador del
oportunidad de hablar con ella; de (Debe mencionarse que las botas iPhone. —Le señaló el objeto
revelar su identidad y exigir eran lo más, aunque las llevara olvidado que le había dejado sobre
respuestas. puestas con un traje.) la mesilla de noche.
El hombre lo miró también y Mientras se estaba quitando la Los largos dedos de él le
en seguida volvió a tirar del brazo corbata, se encendió la lamparita acariciaron la nuca.
de la anciana, dirigiéndose hacia el de una de las mesillas de noche. —¿Has volado hasta Nueva York
coche. —¡Qué demoni...! para traerme el cargador?
La mujer apartó la vista de —¿Cariño? —lo interrumpió una —No sólo eso. También te he
Gabriel y, obedientemente, siguió a voz femenina. traído el accesorio que se enchufa
su acompañante hasta el
a la pared. Por si quieres cargarlo empezado sin ti. No pensaba que —Te he dejado recado en
con el enchufe. fueras a volver tan tarde. recepción. Cuando he llegado, el
Gabriel le besó la punta de la nariz. Gabriel se sentó con la conserje ha hecho que uno de los
—Lo he echado mucho de menos. espalda apoyada en el cabecero. botones me acompañara hasta
Gracias. Tiró de ella hasta que quedó aquí. —Miró a su alrededor—. Es
—¿Has echado de menos el sentada en su regazo y la tapó con una habitación preciosa.
cargador? las mantas para que no cogiera frío. Él hizo una mueca.
—No sabes cuánto. Me sentía muy —Si hubiera sabido que me —Si hubiera sabido que venías
solo sin él. —Le dirigió una sonrisa estabas esperando, habría vuelto habría reservado una suite.
irónica. hace horas. He ido a Staten Island —Esta habitación es mucho
—Estaba preocupada por ti. No y luego a Brooklyn, a ver nuestro más bonita de lo que me
había manera de coincidir al antiguo piso. imaginaba. Y tiene una vista
teléfono. —¿Qué impresión te ha dado? espectacular de Central Park.
La expresión de Gabriel cambió. Se —Todo es más pequeño de Gabriel la acercó más a él.
notaba que estaba agotado. como lo recordaba: el barrio, el —Bueno, y ahora que te tengo
—Necesitamos un sistema de edificio... —Juntó la cabeza con la aquí, ¿qué voy a hacer contigo?
comunicación más eficiente. de ella—. Me alegro de que estés —Vas a besarme. Luego te
—¿Señales de humo? aquí. Me arrepentí de haber venido quitarás el traje y me demostrarás
—A estas alturas, aceptaría hasta solo en cuanto salí de casa. lo mucho que has echado de
palomas mensajeras. Julia aspiró hondo, menos el cargador.
Julia le señaló las fresas y las empapándose de su aroma. Olía a —Y el accesorio para la pared. —
trufas que había sobre la mesa. Las Aramis, a café y a algo que podría Gabriel le guiñó un ojo.
que quedaban, porque ya se había ser jabón. Pero no olía a tabaco. —Y el accesorio.
comido algunas. —Eres una auténtica agente —Espero que hayas echado
—Las he pedido al servicio de secreto, Julianne. No tenía ni idea un sueñecito en el avión —añadió
habitaciones, pero me temo que he de que ibas a venir. él y sonrió antes de devorarle la
boca.

61

Gabriel seguía dentro de ella. acariciaba la espalda aguantaba el peso en los brazos
Tenían los cuerpos unidos. Julia le perezosamente mientras él para no aplastarla.
—Eres mi familia —dijo Gabriel, —Recuérdame esta conversación Pero aunque no logro explicarlo, es
acariciándole la curva de la mejilla la próxima vez que quiera irme de verdad.
con el pulgar. Julia lo miró a los viaje solo. —Yo tampoco puedo
ojos. —Un hombre siempre debe explicarlo. Tal vez por eso Grace lo
Él siguió hablando en roncos cumplir con su deber. Pero debe llamaba un misterio. —Bajó la
susurros. llevarse a su esposa con él. —Julia mirada hacia sus cuerpos unidos—.
—Tanto buscar, tanta ansiedad, se apartó con delicadeza el pelo de Supongo que debería soltarte un
cuando todo lo que necesitaba la frente. rato.
estaba a mi lado. —Nunca discuto con una mujer —Me gusta que estemos así. Son
—Querido. —Le apoyó la mano en desnuda. arrumacos poscoitales mientras
la mejilla. La expresión de ella se sigues dentro de mí.
—Siento haberme dejado atrapar ensombreció. —Sí, supongo que ésa sería la
por mis paranoias y haberte Gabriel le acarició la mejilla, descripción técnica. Si esperamos
cerrado las puertas. entornando los ojos. un poco más, podremos volver a
—Cariño, tenías que averiguar más —¿Estás triste? ¿Es culpa mía? empezar.
cosas sobre tu familia. Forma parte —No, me he acordado de algo que Julia apretó los músculos a su
del proceso de curación. Grace solía decir. alrededor y su miembro saltó como
—Sólo te necesitaba a ti. —¿Qué era? respuesta.
Ella lo desarmó con una —Que el matrimonio es un —Si no recuerdo mal, Profesor, tu
sonrisa radiante y lo miró como si le misterio. Que dos personas se van tiempo de recuperación es mínimo.
hubiera regalado el mundo en una entretejiendo hasta convertirse en —Gracias a Dios —murmuró
bandeja de plata. una sola. Cuando estamos Gabriel, empezando a moverse en
—Yo también te necesito, separados, siento como si me su interior.
Gabriel. He estado muy triste faltara un trozo. —Se movió bajo el Debe señalarse que, en
mientras estabas fuera. Aunque cuerpo de él—. Me alegro de que tú general, los Emerson dormían
Rebecca se ha quedado a dormir, también lo sientas. mejor juntos que separados. Esa
la casa estaba vacía. Y dormir sola —Ya lo sentía antes de casarnos, noche no fue la excepción.
es una mierda. pero es verdad que ahora es (Cuando dejaron de hacer el amor
Gabriel se echó a reír y el cuerpo distinto. El dolor es más intenso. el tiempo suficiente para poder
de Julia respondió a sus —Antes no entendía por qué decían dormir un rato, claro.)
movimientos. que el matrimonio es algo que está A la mañana siguiente, Gabriel
por encima del amor. se despertó y vio que Julianne
seguía dormida, con la cabeza «¿Qué clase de hombre abandona —Tenemos los mismos ojos, los
sobre el torso de él. La observó sin a la madre de su hijo y reniega de ojos de mi padre.
moverse, resistiéndose a la éste?» —¿No querías hablar con tu abuela
tentación de levantarle la barbilla Se le hizo un nudo en la para conocer los antecedentes
para poder besarla. garganta cuando su mente le médicos familiares?
En vez de eso, recorrió con los devolvió como respuesta una —Carson tuvo acceso al
dedos la piel de sus hombros y su imagen de él mismo. informe de la autopsia de mi madre.
espalda. —¿Viste a tu abuela? —le preguntó También logró su historial médico
Se había quitado un gran peso Julia medio dormida. usando métodos de dudosa
de encima. No había conseguido —De lejos. Salió de su casa y legalidad.
todas las respuestas que quería, se metió en un coche. La —¿Y?
pero a cambio había recibido algo acompañaba un hombre, supongo —En su familia había
mejor: su hermana y su abuelo. El que algún tío mío. Bueno, deduje antecedentes de ataques al
profesor Spiegel era noble y que era mi abuela. Era su dirección. corazón y tensión arterial alta, pero
erudito; famoso por su perspicacia —¿No les dijiste nada? nada especialmente preocupante.
y su caridad. Era alguien a quien —No. —Gabriel le acarició la Julia se relajó ostensiblemente.
deseaba conocer más en espalda hasta llegar a los hoyuelos —Eso son buenas noticias, ¿no?
profundidad. Y un antepasado cuya que tenía encima del trasero. —Sí —respondió él con
sangre se sentiría orgulloso de Era una de las partes favoritas de sorprendente indiferencia.
pasarle a sus hijos. su cuerpo. —Y por el lado de tu padre, ¿qué
La idea era reconfortante. (Se planteó plantar una bandera allí encontraste?
Kelly había plantado una en un acto de colonialismo —Kelly me contó que había
semilla de duda en su mente. Tal corporal.) —¿Por qué no? —Julia antecedentes de enfermedades
vez su padre no había sido el no lo entendía. coronarias.
monstruo que él recordaba. Los —No son mi familia. Mientras —Entonces, ¿ya no quieres hablar
recuerdos de Gabriel estaban tan estaba allí, me di cuenta de que con tu abuela ni con ningún otro
mezclados con sueños que le para ellos era un extraño. No hubo pariente?
costaba mucho distinguirlos. Sin ningún tipo de conexión. Nada. — —Tengo el diario de mi madre y las
embargo, había cosas que no Suspiró—. Al menos, cuando anécdotas de Kelly. Es suficiente.
dejaban lugar a dudas. conocí a mi hermana, reconocí sus —¿Kelly conoció a tu madre? —
ojos. Julia se sentó en la cama.
Ella lo miró sin comprender.
—Sí, la vio a menudo cuando —¿Y? también tiene algún artículo en
trabajaba para mi padre. Y —Lo que cabía esperar. Con inglés.
recuerda que sus padres el tiempo se fue dando cuenta de —¿Y era tu abuelo?
discutieron varias veces, que nunca podría tener una vida —Sí —respondió él con
presumiblemente por mi madre y con mi padre. Se fue desanimando orgullo—. Kelly me contó que en
por mí. cada vez más hasta que al final Columbia era muy respetado y
»Me gustaría presentarte a dejó de escribir. querido por sus obras de caridad y
Kelly. Su esposo y ella me han Julia le apoyó la mano en el tatuaje, su importante papel al frente de la
invitado a cenar esta noche. Y el presionándoselo ligeramente. comunidad judía.
viernes hemos de ir a visitar a la tía —¿Te alegras de haber venido a Julia alzó mucho las cejas.
Sarah, en Queens. Nueva York? —¿Y por qué no sabías nada de él?
—Me encantaría conocer a tu —Sí, por Kelly. Ah, y tengo —Mi padre y él no se
hermana, pero tendrás que buenas noticias. El profesor entendían, por lo que se cambió de
llevarme de compras. Rebecca hizo Benjamin Spiegel de Columbia era nombre, le dio la espalda al
la maleta, así que llevo un maletín mi abuelo. judaísmo y no volvió a hablar con
lleno de lencería y un solo vestido. —¿Benjamin Spiegel? —murmuró su familia. Pero Kelly estaba al
Gabriel la miró con los ojos Julia—. No reconozco el nombre. corriente, por supuesto. Ha
brillantes. ¿Era especialista en Dante? mantenido contacto con nuestros
—Está claro que no te conoce —No, se especializó en primos.
demasiado. Romanticismo. Leí algún trabajo —¿Conoció a vuestro abuelo?
—¿Por qué dices eso? suyo en la facultad. —Desgraciadamente, murió antes
Él se inclinó hacia adelante, —Katherine Picton desprecia a de que ella naciera.
acariciándole la oreja con los los autores del Romanticismo. Una —Supongo que ya sabemos
labios. vez me acusó de dar una versión de dónde procede tu afición por la
—Porque duermes desnuda — romántica de Dante. literatura. Y tu interés por el sexo
susurró. Gabriel se echó a reír. kosher.
Julia se estremeció y empezó a —No todo el mundo aprecia el Él se echó a reír.
juguetear con el escaso vello que Romanticismo, pero el profesor —Mi interés por el sexo kosher
cubría el pecho de él. —¿Has Spiegel sí. Sus libros fueron viene de otras cosas, pero tal vez
acabado de leer el diario de tu referentes durante décadas. haya alguna relación. —En un tono
madre? Publicó sobre todo en alemán, pero más serio, añadió—: Enterarme de
—Sí. la identidad de mi abuelo ha sido lo
mejor del viaje. La expresión de novedades que todavía no me has —¿Por qué te llama a ti? —
Julia se ensombreció también. contado. Ella se levantó sin soltar la
—¿Y tus hermanas? —Te lo contaré todo, pero sábana—. ¿Le habrá pasado algo
—Audrey no quiere saber ¿podemos dejarlo para luego? Hay malo a mi padre? ¿O al bebé?
nada de mí. Y Kelly es maravillosa, algo kosher que me gustaría hacer —Espero que no. —Gabriel
pero su visión de mi padre y la mía antes. desenchufó el cargador y se llevó el
son tan diferentes que es como si Gabriel rodó hasta quedar tumbado teléfono a la oreja.
habláramos de dos personas de espaldas, tirando de ella para —¿Hola?
distintas. —Gabriel hizo una que se pusiera encima. —Emerson, estoy en una
mueca—. Ya no sé qué creer. ¿Era oficina de FedEx en Washington D.
mi padre el hombre maravilloso que C. —Jack, como siempre, directo al
ella recuerda o el monstruo que grano.
pegó a mi madre? Después de tomarse el —¿Y?
—Tal vez fuera las dos cosas. desayuno que les subieron a la —Tengo un lápiz de memoria que
—Imposible. habitación, Julianne volvió a la contiene vídeos y fotos, algunas de
—Aunque en una ocasión cama, tapándose con la sábana. ellas de mi sobrina. Y no
pegara a tu madre, es posible que —Quedémonos aquí todo el día son precisamente para todos los
la relación con su esposa e hijas haciendo el amor. públicos.
fuera muy distinta. Gabriel se sentó a sus pies con los Gabriel se sentó en el borde de la
—Eso no me sirve de consuelo. ojos brillantes. cama.
—Lo siento. —Ésa es mi Julianne. Pero ¿no —Me dijiste que lo habías
Gabriel enterró la cara en su pelo. tienes que acabar un trabajo? recuperado todo —refunfuñó.
—¿Por qué no nos quería? —Preferiría acabar contigo — —Eso creía. La chica debía de
A Julia se le encogió el estómago. respondió, invitándolo a acercarse tener copias escondidas en algún
con un dedo.
—Creo que os quería, pero sitio. Quería enviárselas a Andrew
Gabriel estaba a punto de Sampson de The Washington Post.
también quería a su otra familia.
arrancarle la sábana, cuando el —Pues ocúpate de que no lleguen.
Ése era el problema. Quería tenerlo
todo y no pudo. Fue un fracaso iPhone empezó a sonar. Le echó Es problema tuyo.
un vistazo y miró a Julia.
suyo, no tuyo —dijo con énfasis, —Lo sé. Sólo llamaba para discutir
antes de besarlo—. Cuéntame más —¿Quién es? la jugada.
cosas de tu hermana. Hay muchas —Tu tío Jack —respondió él de Gabriel miró a Julia.
mala gana.
—¿Qué pasa? —preguntó ella en algún lado, con fotos y vídeos. Ha —No sería culpa tuya. Ellos serían
voz baja. tratado de enviarlo a The los únicos responsables.
Él levantó un dedo, indicándole que Washington Post por FedEx. —Yo soy responsable de mis
esperara. —¿Qué? —gritó Julia—. actos —replicó ella con decisión—.
—¿Qué sugieres? Saldrá en Internet. Saldrá en los No entiendo por qué Natalie hace
—La chica está enfadada con periódicos. ¡Oh, Dios mío! ¡Oh, esto ahora.
su novio porque la ha dejado para Dios mío! —Simon va a casarse con otra.
casarse con otra. Quiere ponerlos Enterró la cara entre las manos y Julia abrió mucho los ojos.
en un compromiso, a él y a su empezó a balancearse adelante y —¿Qué?
padre. Yo digo que la ayudemos. atrás. —Supongo que Natalie piensa que
Copiaré en un nuevo lápiz de Él le sujetó un hombro para su prometida lo dejará cuando vea
memoria todo el material donde tranquilizarla. las fotos.
salgan ella y su novio y lo enviaré. —No tan de prisa. Jack ha Se había quedado muy
—¿No es arriesgado? interceptado el envío. Quiere saber sorprendida.
—Los perjudica a ellos y mi sobrina qué debe hacer con el dispositivo. —Por fin la ha dejado.
queda al margen. Julia dejó caer los brazos. Empezaba a pensar que seguiría
Gabriel volvió a mirar a —Que lo destruya. Y que busque con ella a escondidas, pero
Julianne. Tenía las cejas muy todas las copias y las destruya supongo que su padre le ha dado
juntas y se le estaba empezando a también. un ultimátum.
formar una arruga entre ellas. —¿Estás segura? Puede borrar las —No me sorprendería. El año que
—Tu sobrina está aquí. Deja que lo fotos en las que sales tú y enviar el viene hay elecciones.
hable con ella y te vuelvo a llamar. resto. Se lo han ganado. Julia se — Y ahora tendrán u n a boda.
—No tengo mucho tiempo. tapó con la sábana hasta la barbilla. —Julia negó c o n l a cabeza—.
—No voy a tomar esta decisión en —No me interesa la venganza. Nada como un escaparate
su lugar. —Gabriel colgó y tiró el Los ojos de Gabriel brillaron de matrimonial para que la campaña
teléfono sobre la cama. Se frotó la furia. tome un aire más amable. Ojalá
cara con las manos. —¿Por qué demonios no? Natalie se olvidara de mí de una
Julia se acercó a él. —Porque lo he superado. Ya vez por todas.
—¿Qué pasa? ¿Por qué te llama mi casi nunca pienso en ellos y quiero —De momento estás metida
tío? seguir así. No quiero ver cómo sus en esto. —Gabriel apretó los
—Al parecer, Natalie tenía un vidas se desmoronan sabiendo que labios—. Me imagino que Jack
lápiz de memoria guardado en es culpa mía. querrá volver a registrar el piso de
Natalie. ¿Qué quieres que haga cubiertas de nieve—. Quería Gabriel mantuvo la mirada clavada
con el lápiz de memoria? —repitió. matarlo. en los árboles.
—Dile que lo destruya todo. —Actuaste en defensa propia. —Tú misma amenazaste con llevar
Él resopló frustrado, pasándose las Si no hubieras venido a las fotos a la prensa.
manos por el pelo. rescatarme... —Julia se estremeció —Francamente, no tenía intención
—No se merecen tu misericordia. al recordar el día en que estuvo a de permitir que se publicaran.
—Su prometida se la merece, sea punto de ser violada—. Pero lo que Además, era mi última opción.
quien sea. No quiero humillarla. tú me propones no sería defensa Sólo lo habría hecho si Natalie no
—Si está con él es que es tonta. propia. me hubiera dejado alternativa.
Julia hizo una mueca de dolor. Él la miró por encima del hombro. Él apretó el puño y lo apoyó en el
—Yo también fui tonta una vez — —No, sería justicia. cristal, resistiéndose a la tentación
dijo en voz tan baja que a Gabriel le —Ya hablamos una vez sobre de darle un puñetazo.
costó oírla. cómo la misericordia debía No era justo.
—No eras tonta; te manipuló. atemperar la justicia. Hablamos del No era justo que una criatura
Vamos, ¿de verdad no quieres que arrepentimiento y el perdón. tan dulce como Julianne hubiera
sufran un poco? —Esto es distinto. sido desatendida, tanto por su
—No, así no. —Tienes razón. Es distinto, madre como por su padre,
Él se puso de pie, con los brazos en porque aunque podría exigir dejándola a merced de un novio
jarras. justicia, declino hacerlo. Citando cruel y manipulador.
—Pues yo sí. Piensa en lo que él te una de mis novelas favoritas: «A No era justo que Suzanne
hizo. Y en lo que te hizo ella. Te Dios respetuosamente devuelvo el Emerson tuviera que conformarse
hicieron sufrir durante años. billete». con las migajas que su amante le
Casi te destrozaron. Gabriel resopló. arrojaba, mientras inundaba de
—Pero no lo hicieron —repuso ella —Estás utilizando Dostoievski para amor a su familia.
con un hilo de voz. tus fines franciscanos. No era justo que Grace y Maia
Gabriel se dirigió a la ventana y Su indignación la hizo sonreír. estuvieran muertas mientras otras
descorrió la cortina. Se quedó —Sé que estás enfadado conmigo personas seguían con vida.
contemplando Central Park. por no querer castigarlo, pero, No era justo que Tom y Diane
—Le rompí la mandíbula y ni cariño, piensa en la madre de esperaran un bebé con el corazón
siquiera eso me hizo sentir Simon. Siempre ha sido amable dañado.
satisfecho. —Contempló las conmigo. Esto la mataría. No. El universo no era justo. Y
desnudas ramas de los árboles por si eso no fuera lo bastante
lamentable, cuando se presentaba —Lo hiciste —susurró ella, con la Brooklyn Dodgers que habían
una oportunidad de hacer justicia, mejilla pegada a su hombro. pertenecido a su padre. También
los franciscanos como Julianne Los músculos de Gabriel se varios libros escritos por su abuelo.
ponían la otra mejilla y hablaban de tensaron. Él le contó a su hermana que,
misericordia. —¿Qué quieres decir? efectivamente, la locomotora de la
«¡Joder!» —Me amas, eres amable foto era la de su padre, que había
Cerró los ojos. conmigo y me tratas con respeto. grabado las iniciales O. S. de niño,
Ella había puesto la otra mejilla Cuanto más tiempo paso contigo, cuando su nombre aún era Othniel
cuando él la había lastimado. los recuerdos de Simon se Spiegel.
Igual que Grace. difuminan hasta parecer una Los Emerson invitaron a los
Igual que Maia. pesadilla remota. Así que, en cierto Schultz a visitarlos en Cambridge o
Con un hondo suspiro, pensó modo, lo mataste. Asesinaste su en Selinsgrove y hablaron de hacer
en Asís y en lo que había recuerdo. Gracias, Gabriel. un viaje juntos a los Hamptons el
experimentado en su visita a la Éste cerró los ojos mientras verano siguiente. Kelly hizo que
cripta. Dios había ido a visitarlo, una oleada de amor y de algo más Gabriel le prometiera que asistiría a
pero no con justicia. Con que no supo describir se apoderaba la próxima reunión de la Fundación
misericordia. de él. Benjamin Spiegel. Estaba
—Llama a tu tío. Tras darle un beso en cada deseando presentárselo a sus
—Gabriel, yo... hombro, Julia fue a llamar a su tío. primos.
Él abrió los ojos y aflojó el puño, 62 Cuando volvieron al Ritz, Julia
pero no se volvió. revisó el correo antes de acostarse.
—Llámalo y dile lo que quieres que Llevaba puesta la gorra de los
haga. Aquella noche, Julia y Gabriel Dodgers, ya que a Gabriel le iba
Julia se levantó y, cenaron en el apartamento de pequeña.
enrollándose la sábana alrededor, Manhattan de Kelly y Jonathan, con (Hecho que ella se encargó de
se acercó a él. Lo abrazó, pegando sus dos hijas, Andrea y Meredith. señalarle, muerta de risa.)
el pecho a su espalda. Julia se sintió acogida por la —Scheisse —exclamó Julia,
—Sé que quieres protegerme. familia de Gabriel. Al acabar la observando la pantalla a través de
Quieres hacer justicia y por eso te velada, estaban charlando como sus gafas de montura de carey.
quiero. viejos amigos, no como extraños. —Tengo que enseñarte
—Ojalá lo hubiera matado cuando Kelly le regaló a Gabriel unos palabrotas en otros idiomas. He
tuve ocasión. gemelos y una vieja gorra de los oído decir que el parsi tiene
algunos insultos particularmente tirada por la novia perfecta. Mírala, Russian Tea Room antes de volver
coloridos. —Gabriel le dirigió una parece Jacqueline Kennedy. al hotel.
sonrisa irónica, mientras se —¿Quién te ha enviado la foto? En la habitación bañada por la
acercaba a ella con el albornoz del —Rachel. Salía en el Philadelphia luz de las velas, Julia se movía
hotel puesto. Inquirer. sobre Gabriel mientras le acariciaba
—No estoy segura de que el Julia se volvió hacia la pantalla, el pecho.
parsi pueda expresar lo que siento mirando con tristeza a la sonriente Él la agarraba por las caderas,
al ver esta foto. —Julia le señaló la pareja. animándola a incrementar el ritmo.
pantalla. —Me da pena esa chica. No sabe —Di mi nombre —susurró.
Gabriel fue a buscar sus gafas dónde se mete. Julia contuvo el aliento cuando él la
y se las puso. Al mirar la foto —A lo mejor sí lo sabe y no le penetró con más fuerza, elevando
escaneada reconoció importa. —Gabriel le tiró de la las caderas.
inmediatamente a Simon Talbot. visera de la gorra—. Te queda bien, —Gabriel.
Era la clásica foto de compromiso pero no sabía que fueras seguidora —Nada me enciende tanto como oír
matrimonial, en blanco y negro. de los Dodgers. tu voz pronunciándolo.
Conteniendo el impulso de Ella sonrió. —Gabriel —repitió ella—. ¡Qué
maldecir, preguntó: —Brooklyn forma parte de tu bonito!
—¿Quién es ella? historia, así que lo siento un poco Él tiró de ella hasta acariciarle los
—¿Conoces al senador mío. pechos con los labios.
Hudson, de Carolina del Norte? Es —Me inspiras.
su hija. Es una estudiante de último —Estás muy intenso.
año en Duke. Al día siguiente, Julianne —Por supuesto. Estoy con mi
Intercambiaron una mirada acabó el trabajo que le quedaba preciosa esposa, disfrutando de
incrédula. pendiente, mientras Gabriel iba a sexo fantástico.
—Su familia es muy buscar información sobre su abuelo —Siento como si estuviéramos
conservadora. ¿Cómo ha acabado en los archivos de la Universidad solos en el mundo.
con un tipo así? —se preguntó de Columbia. Por la tarde fueron —Bien —murmuró Gabriel,
Gabriel con desprecio. con Kelly y Jonathan a visitar a la contemplándola moverse arriba y
—No tengo ni idea, pero ahora tía Sarah a una residencia de abajo, arriba y abajo.
entiendo por qué Natalie está tan Queen’s. —Me haces sentir hermosa.
disgustada. Simon la ha dejado Más tarde hicieron algunas Él respondió lamiéndole el pecho
compras y luego cenaron en The hasta que ella empezó a gruñir.
—Te quiero —dijo Julia. dio un leve beso en los labios—. hubieras aceptado tener un hijo
Mirándola fijamente, Gabriel la Nos van a cobrar por el sobrepeso. conmigo. Me has dado tanto...
agarró con fuerza, forzándola a ir —Que lo intenten. Es Navidad, —Tammy me dijo que la
más de prisa. maldita sea. paternidad tiene un efecto especial
—Yo también te quiero. Julia se echó a reír. sobre los hombres buenos. Me
—Me sentiré muy orgullosa de —Así es. No sé por qué me cuesta gustaría comprobar qué efecto
tener un hijo contigo —logró decir imaginarte aguantando un tiene sobre ti.
ella, antes de echar la cabeza hacia espectáculo entero de Broadway. Él Gabriel pestañeó con fuerza.
atrás con los ojos cerrados. sorbió por la nariz. —Gracias, Julianne. —Le
Su cuerpo se estremeció cuando —He visto Shakespeare. atrapó la sonrisa con los labios y la
una oleada de placer la inundó. —¿El musical? besó hasta que alguien se aclaró la
Gabriel siguió embistiéndola, —Muy graciosa. Y también garganta a su espalda.
sin perderse detalle d e s u cara una representación de Los Avergonzados, avanzaron en la fila
mientras alcanzaba el orgasmo. Miserables. —Mirándola fijamente, sin soltarse las manos.
Luego aceleró el ritmo aún más y añadió—: Tu interpretación de la
con una poderosa última novela me cambió la vida.
embestida, la siguió. Julia bajó la vista hacia sus Acababan de pasar el control de
nuevas botas de tacón alto Manolo seguridad cuando sonó el teléfono
Blahnik que Gabriel había insistido de Julia. —Jules. —La voz ronca de
—Me alegro de que vinieras a en comprarle en Barneys. Tom resonó en su oído.
Nueva York. —Gabriel y Julia —Creo que un montón de —Papá, ¿va todo bien?
esperaban cogidos de la mano a cosas se unieron y conspiraron El silencio al otro lado de la
que avanzara la cola para facturar para cambiar tu vida. Lo que te línea hizo que la chica se detuviera.
el equipaje en el vuelo que los pasó en Asís no dependió de mí. Gabriel se paró a su lado, con
devolvería a Boston—. Siento que —No. —Gabriel le levantó la mirada inquisitiva.
no hayamos podido ir a ningún mano y le acarició los nudillos antes Tom se aclaró la garganta.
espectáculo, pero al menos hemos de juguetear con el anillo de boda— —Estoy en el Hospital Infantil, en
hecho un poco de turismo. . Pero no habría llegado allí si tú no Filadelfia.
—Gabriel, te has enfrentado a me hubieras ayudado antes. Y no —Oh, no. ¿Diane y el bebé están
las hordas navideñas para llevarme me habría llevado la alegría de bien?
de compras. No tengo ninguna descubrir a mi abuelo si tú no —Diane se despertó en mitad
queja. —Poniéndose de puntillas, le de la noche. No se encontraba
bien, así que vinimos aquí pueden tener que hacer una —Gracias. Hasta pronto.
directamente. —Hizo una pausa—. intervención de emergencia. —Hasta luego, papá. Dale un beso
La tienen conectada a un montón —Estamos en el aeropuerto a Diane.
de monitores y parece que tanto JFK —le comunicó ella mirando a Julia colgó y miró a su esposo, que
ella como el niño están bien. Está Gabriel—. Íbamos de vuelta a tenía una expresión muy seria.
de parto. Boston. ¿Quieres que vayamos a —Supongo que debería
—Es pronto —susurró Julia. Filadelfia? haberte consultado antes de
—Así es —replicó Tom, —Sí —respondió Tom sin ofrecerme a ir a Filadelfia —se
tenso—. Los médicos no sabrán dudarlo—. Si podéis. El parto excusó, mordiéndose la mejilla por
cómo está realmente hasta puede ser largo, pero me ayudaría dentro.
después de que nazca. Dicen que mucho teneros aquí. Los próximos —Era una emergencia. Tenemos
hay muchas cosas que no se ven días van a ser muy duros y no sé si que ir.
en una ecografía. Es posible que podré... —Empezó a toser. —¿Tenemos? —Lo miró
tengan que operarlo —Ahora mismo voy, ¿vale? esperanzada.
inmediatamente. Cambiaré el billete e iré —Ese bebé será mi cuñado. Y
—¿Es seguro que tenga que pasar directamente al hospital. Te llamaré no pienso dejarte ir sola. —
por el quirófano? cuando llegue para que me digas Rodeándole la cintura con el brazo,
—Sí. La operación está dónde estás. la guió entre la multitud
prevista para tres días después del —Vale —dijo Tom, aliviado—.
parto, pero supongo que ¿Jules?
dependiendo de lo que encuentren —¿Sí, papá?

63

—Jules. (Por suerte, habría reprimido porque le molestaba la luz del


Tom le sacudió el hombro el impulso de ir a hablar con la techo.
suavemente, tratando de dirección del hospital y quejarse de Su padre se acuclilló delante de
despertarla. Estaba sentada en la la calidad de los productos de sus ella.
sala de espera de la unidad de máquinas expendedoras.) —El bebé está aquí.
partos especiales. Gabriel estaba La chica abrió los ojos, pero —¿Está bien?
de pie, con un café en la mano. Un en seguida volvió a entornarlos, —Han tenido que operarlo
café muy malo. inmediatamente, pero se está
recuperando y Diane está con él. — observación. Tendrán que hacerle seguro. —La mirada de Julia se
Se sacó el móvil del bolsillo y se lo una nueva intervención dentro de dirigió un momento hacia su esposo
ofreció—. Es un niño muy guapo. unos días. antes de volver a su amiga.
Julia desplazó el dedo por la —De acuerdo, papá. —Julia le dio —Algunos ángeles de la guarda
pantalla y vio varias fotos de Diane, un abrazo—. Felicidades. son puñeteramente dulces.
con aspecto cansado pero 64 —¿Qué andáis cuchicheando por
exultante, y un niño con la piel color aquí? —Gabriel se unió a la
café con leche y el pelo negro y conversación.
rizado. —¿Cómo está el bebé? —preguntó Julia sonrió.
—Es precioso, papá. Me alegro Rachel inclinándose sobre la mesa —Hablamos de mi hermanito. Me
mucho por ti. —Le devolvió el del comedor de la antigua casa de muero de ganas de comprarle su
teléfono. sus padres. primera gorra de los Red Sox.
Tom se quedó unos instantes Faltaban dos noches para Gabriel hizo una mueca.
mirando la última foto y acariciando Navidad. Julia acababa de reunirse —Tu padre la quemará. Él es
suavemente la cabecita del niño. con la familia de Gabriel tras hablar hincha de los Phillies.
—Thomas Lamar Mitchell. Tres con su padre por teléfono. —No la quemará porque será un
kilos y medio. Nacido hoy, once de —Está bien. Supongo que en regalo mío. Soy la hermana mayor.
diciembre. su caso es normal que tenga que —Las hermanas son
—No sabía que fueras a ponerle tu quedarse un mes en el hospital. Le importantes —le dijo Rachel a
nombre. darán el alta en enero. Gabriel solemnemente—. Tenlo en
—Un chico debe llevar el —Debe de ser duro para Diane y tu cuenta cuando vayas a comprarme
nombre de su padre —sentenció padre. un regalo de Navidad.
Tom, emocionado—. Pero bueno, —Lo es, pero al menos están —Intentaré estar a la altura —
Diane quiere llamarlo Tommy. De cerca de él. Papá iba a pedir una contestó él y, echando la silla hacia
momento. excedencia de Susquehanna, pero atrás, se levantó y alzó el vaso de
—Pues Tommy será. —Julia se le han dado la baja por paternidad. agua.
volvió hacia Gabriel, que miraba el Pagada. —Julia sonrió—. No se Todo el mundo dejó lo que
café con el cejo fruncido. puede negar que su jefe lo cuida. estaba haciendo, incluido Quinn,
—Volved al hotel, chicos —dijo —¿Y la factura del hospital? — que se quedó mirando a su tío
Tom entonces—. Os llamaré si hay inquirió Rachel, bajando la voz. desde la trona.
alguna novedad, pero hoy no os —Un ángel de la guarda se —Tenemos muchas cosas por
dejarán verlo. Lo tienen en ocupará de lo que no cubra el las que dar gracias. —Gabriel
buscó a Julia con la mirada. Luego compasión no tenían límites. Era En ella confía el corazón de su
fue mirando a cada uno de los generosa, amable y misericordiosa. marido, y no será sin provecho. Le
asistentes: sus hermanos, las »Me abrió las puertas de su produce el bien, no el mal, todos los
parejas de éstos y finalmente su casa. Cuando me quedé sin madre, días de su vida.
padre, sentado a la cabecera de la ella estuvo allí, aunque sé que fui
mesa—. Durante cenas como ésta, un joven difícil. Me enseñó lo que Al ver la sorpresa y el amor en los
mamá solía obligarnos a decir por es amar a alguien ojos de Julia, el mundo se detuvo
qué dábamos gracias. Yendo al incondicionalmente. Sin ella y sin durante un instante.
grano, diré que doy las gracias por papá, probablemente estaría
mi preciosa esposa, mi nuevo muerto. Se busca lana y lino y lo trabaja con
empleo y por mi nuevo cuñado, manos diligentes.
Hizo una pausa, durante la cual
Tommy. miró a Julia y a Richard. Es como nave de mercader que de
lejos trae su provisión.
Los adultos alzaron sus copas de —Recientemente he tenido la
vino y brindaron a la salud del Se levanta cuando aún es de
oportunidad de averiguar más
recién nacido. cosas sobre mis padres biológicos, noche, da de comer a sus
—Sé que todos oísteis mi domésticos yórdenes a su
entre ellas la herencia judía por vía
discurso en la boda de Rachel y servidumbre.
de mi abuelo paterno. Cuando elegí
Aaron —añadió, con voz Hace cálculos sobre un campo y lo
leer un fragmento de la Biblia
compra; con el fruto de sus manos
emocionada —, pero me gustaría hebrea en la boda de Rachel y
planta una viña.
repetir una parte. Aaron, no conocía mis orígenes.
Se ciñe con fuerza sus lomos y
Todo el mundo asintió. Ahora, ese texto adquiere aún más
vigoriza sus brazos.
Al ver que temblaba significado. Como dije entonces,
Siente que va bien su trabajo, no se
ligeramente, Julia le dio la mano y me parece que refleja a la
apaga por la noche su lámpara.
se sintió reconfortada al notar que perfección el amor de Grace por su
Echa mano a la rueca, sus palmas
él se la apretaba. familia.
toman el huso.
—Esta noche estaría incompleta si Soltando la mano de Julia, sacó un
Alarga su palma al desvalido, y
no tuviésemos un recuerdo para trozo de papel del bolsillo y empezó
tiende sus manos al pobre.
nuestra madre, Grace. a leer:
No teme por su casa a la nieve,
»Grace era hermosa y estaba
Una mujer virtuosa, ¿quién la pues todos los suyos tienen vestido
llena de gracia. Era una esposa
encontrará? Es mucho más valiosa doble.
amantísima y una madre devota.
Su capacidad para el bien y la que las perlas.
Para sí se hace mantos, y su Abre su boca con sabiduría, lección «¡Muchas mujeres hicieron
vestido es de lino y púrpura. de amor hay en su lengua. proezas, pero tú las superas a
Su marido es considerado en las Está atenta a la marcha de su casa, todas!».
puertas, cuando se sienta con los y no come pan de ociosidad. —Os pido a todos un brindis en
ancianos del país. Se levantan sus hijos y la llaman memoria de nuestra madre, Grace.
Hace túnicas de lino y las vende, dichosa; su marido, y hace su Cuando acabaron de beber, no
entrega al comerciante ceñidores. elogio: había ni un solo ojo seco en la sala.
Se viste de fuerza y dignidad, y se
ríe del día de mañana.
65

Diciembre de 2011 así que estará fuera toda la noche. seguir ayudando a papá los fines
Cerca de Essex Junction, Vermont Le he pedido que me dejara aquí. de semana.
¿Cómo estás? —Eso sería fantástico. Le pediré a
Dos noches antes de Navidad, Paul —Bien. san Miguel que interceda por ti para
estaba trabajando en el establo, —Pues no lo parece. —Le clavó la que consigas el trabajo.
sumido en sus pensamientos. mirada en la espalda hasta que él Ladeando la cabeza, Heather
(Entre paréntesis, debe se la devolvió. escuchó la música que sonaba una
mencionarse que también estaba —Es que estoy un poco y otra vez. Era una versión de In
sumido en otra cosa. Algo preocupado por las entrevistas. He the Sun. Cada vez que acababa,
orgánico.) —Hola. concertado citas con volvía a empezar.
Su hermana Heather había
representantes de seis facultades —Si tienes buenas
entrado en el establo en silencio y distintas en la convención de la perspectivas de trabajo, ¿por qué
lo estaba mirando con los brazos Asociación de Idiomas Modernos, estás escuchando eso? Me dan
cruzados sobre el pecho. en enero. Es mucha presión. ganas de cortarme las venas... y
—Hola tú —la saludó él, mirándola —Ya. —Heather miró a su hermano acabo de llegar.
por encima del hombro—. ¿Qué con escepticismo. Él la fulminó con la mirada y se
haces?
—Una de las entrevistas es alejó.
—Chris tenía que ocuparse de para trabajar en la Universidad de Heather lo siguió.
uno de los caballos de los St. Mike. Si me contrataran, podría —Me encontré con Ali el otro día en
Anderson. Creen que tiene cólico,
Hannaford’s.
—Ajá. de alejarse una vez más. —Sí es traviesa, empezó a hacerle
—¿Por qué no la invitas a salir? buena idea. Invítala. cosquillas, repitiendo—: Supurar,
—Salimos de vez en cuando. —No podemos dejar a mamá aquí supurar, supurar.
—Me refiero a una cita, no a veros sola. Paul le dio un golpecito en las
como amigos. —Por eso mismo contrataste a manos para que parara.
—Rompimos —dijo él con una alguien, Virgilio —replicó ella con —¿Si digo que sí me dejarás en
mueca—. Hace un par de años una sonrisa descarada. paz de una vez?
—Chris quiere que vayamos a —Yo no soy Virgilio. Soy Dante — —Por supuesto.
hacer snowboard en Año Nuevo. murmuró. —Bien. Pues lárgate.
Alquilará un apartamento para que —¿Qué? —Bien —repitió ella, imitando
no tengamos que subir y bajar cada —Nada. —Se volvió. su tono de voz—. Voy a preparar
día. Invita a Ali y venid con —Vamos a ver, grandullón. café. Cuando vengas, espero que
nosotros. Tienes que relajarte. Te estás la llames.
—No es buena idea. obsesionando con tus problemas. Cuando Heather desapareció
Alargando el brazo, Heather detuvo De tanto darles vueltas, se están del establo, Paul se quedó quieto
a su hermano, que estaba a punto infectando y van a empezar a un momento, preguntándose qué
supurar. —Con una sonrisa acababa de aceptar.

66

27 de diciembre de 2011 tomaba, estaba muy sensible todo empezaba a cambiar de color y a
Selinsgrove, Pensilvania el rato. echar humo.
Aaron alzó las cejas a su De repente, Julia echó la silla
Richard, sus hijos y las parejas de espalda y todos se echaron a reír al hacia atrás bruscamente y salió
éstos estaban sentados a la mesa ver su expresión incrédula. Todos corriendo. Gabriel levantó la silla y,
del comedor, disfrutando del café y menos Rachel y Julia. disculpándose, subió los escalones
el postre. Rachel los estaba Gabriel se fijó en que ésta de dos en dos tras ella.
poniendo al día sobre el tratamiento había entornado los ojos. Luego Al llegar a su habitación, la
de fertilidad. clavó la vista en la mesa con tanta encontró rebuscando desesperada
—Sí, he empezado a tomar intensidad que a él no le habría en el cajón de la mesilla de noche.
hormonas. Pero no me afectan extrañado ver que la madera Sacó el cajón del todo y volcó el
tanto como la píldora. Cuando la contenido encima de la cama.
—¡Maldita sea! —exclamó. empezado una caja nueva el —Por eso necesito una caja
—¿Qué pasa? —Gabriel trató miércoles siguiente. de repuesto hasta que pueda ir a mi
de agarrarla, pero se quedó con la —¿Y lo hiciste? farmacia en Boston —le aclaró Julia
mano en el aire cuando ella pasó Ella negó con la cabeza. a la farmacéutica a la mañana
por su lado a toda prisa. —El miércoles fue el día que siguiente.
La siguió hasta el baño, donde fui a verte. Tenía tanta prisa por La mujer asintió.
había empezado a vaciar el llegar al aeropuerto que me las —No hay problema. Llamaré a tu
neceser sobre el lavabo. Mientras olvidé. Y luego, en Nueva York... farmacia. Será un momento.
iba apartando las cosas, su —Cariño. —Gabriel trató de Siéntate.
expresión era cada vez más acariciarle la mejilla, pero ella —Gracias.
disgustada. apartó la cara y se la cubrió con Julia se reunió con Gabriel en la
—Julianne, ¿qué pasa? ambas manos. zona de espera de la pequeña
—No las encuentro. —No me puedo creer que me farmacia de Selinsgrove.
—¿Qué es lo que no encuentras? haya saltado un mes entero de la —¿Todo bien? —preguntó él,
Ella no pareció haberlo oído. píldora sin darme cuenta. ¡Soy mirándola con preocupación.
Gabriel la agarró del brazo con idiota! —Sí. —Ella respiró hondo,
fuerza. —No eres idiota. —Tirándole aliviada—. No tardaremos mucho.
—Julianne, ¿qué buscas? de la muñeca, le abrió los brazos y Gabriel se sacó el iPhone del
—Las píldoras anticonceptivas. la abrazó—. Tenías prisa por bolsillo y apretó algunas teclas.
Por un momento, él estuvo a punto reunirte conmigo en Nueva York. Y —¿Qué haces? —Julia se inclinó
de dejarse contagiar por su pánico, luego la llamada de tu padre nos hacia él.
pero fue sólo un instante. —Seguro distrajo. Has tenido muchas cosas —Mientras tú hablabas con la
que están por aquí. ¿Cuándo las en la cabeza. farmacéutica, he revisado los
viste por última vez? —Menos mal que todavía no te has mensajes. Me han llamado de la
Ella parpadeó y apartó la vista. recuperado del todo de la consulta del urólogo.
—En Cambridge —susurró. operación. —¿Tienes que devolverles la
Gabriel abrió mucho los ojos. Una sombra oscureció el llamada?
—¿Ni en Nueva York ni aquí? rostro de Gabriel, pero pasó en —Si no te importa...
—Antes de que te fueras a seguida, como una nube errante en —No me importa. ¿Por qué te
Nueva York tenía la regla, ¿te un día de verano. llamarán en mitad de las fiestas?
acuerdas? Tenía que haber —No lo sé. Tenían que
haberme llamado hace dos
semanas con los resultados de las —Tranquila. —Le abrió la puerta y mientras esperaba a que procesara
últimas pruebas. Supongo que no esperó a que se aposentara para lo que acababa de oír.
habrá habido cambios —respondió cerrarla. Julia parpadeó. Varias veces.
él, mustio. Tras subir él también al coche, dejó —Entonces, ¿eres...?
—El médico dijo que podías el iPhone en el salpicadero y se —Sí.
tardar hasta un año en recuperarte. volvió hacia ella. Julia se dio cuenta —Pero eso es imposible. Todavía
No te preocupes. —Julia le cogió la de que estaba luchando para no hace ni tres meses de la
mano y se la apretó. encontrar las palabras adecuadas. operación.
Gabriel asintió y le besó el dorso de —¿Son malas noticias? —No lo —Lo sé. Repitieron las
la mano antes de salir a la calle creo. pruebas y el resultado fue el
para hacer la llamada. —Entonces, ¿qué pasa? mismo. Al parecer, al médico le
Cuando acabó de hablar, a Gabriel le cogió la mano, y le gustaría poder usar mi caso para
Julia ya le habían dado las píldoras, resiguió el contorno de los nudillos un artículo.
las había pagado y se había con el pulgar. Se detuvo al llegar al La sonrisa orgullosa de Gabriel
tomado la primera. anillo de boda. desapareció de golpe al ver la cara
Él se plantó ante ella, con las —Mírame. de Julia.
piernas separadas y con la vista Ella lo miró a los ojos con el —Aunque sea fértil, no tiene
clavada en la bolsa de la farmacia. corazón desbocado. importancia. Llevas tomando la
Al levantar la cabeza, Julia se —No quiero que te asustes, ¿de píldora desde septiembre. Haría
encontró con la mirada preocupada acuerdo? falta más de un mes para que tu
de su marido. —¿Qué pasa? —Gabriel, estoy aterrorizada. cuerpo recupere la normalidad,
—Vamos a casa. Suéltalo de una vez. Él apretó los ¿no?
Cuando ella se levantó de la silla, él labios. —No lo sé. Te advierten que si
le apoyó la mano en la espalda —Me llamaban para darme los te saltas un par de pastillas debes
para guiarla hacia el coche. —¿Va resultados de las últimas pruebas. usar otro método anticonceptivo por
todo bien? Tenían que haberme llamado hace precaución. Y yo me he saltado una
—En el coche hablamos. dos semanas, pero... encontraron caja entera. —Julia se cubrió la
Sin discutir, Julia caminó a su una anomalía. boca con la mano.
lado en silencio hasta llegar al Jeep —¿Una anomalía? Gabriel le rodeó los hombros con el
que Gabriel tenía en Selinsgrove —Los resultados eran brazo y la atrajo hacia él.
para cuando iban de visita. positivos —dijo muy lentamente, sin —Ya que estamos aquí iré a
—Me estás asustando —susurró. apartar los ojos de los de ella, comprar un test de embarazo. Así
saldremos de dudas. Ella abrió Él hizo una mueca. Julia apoyó la cabeza en el
mucho los ojos. —¿Tan terrible sería? —murmuró, respaldo del asiento y cerró los
—¿Ahora? acariciándose la barbilla. ojos, pidiendo a todas las deidades
—¿Prefieres esperar? Al ver que ella no respondía, le dio con nombre y sin nombre que
—Esto no puede estar pasando. — un toquecito en el hombro. acudieran en su ayuda
Julia escondió la cara entre las —En seguida vuelvo.
manos.

67

28 de diciembre de 2011 campaña del senador Talbot. Al —Por supuesto que no —mintió
Washington D. C. menos Robert había tenido la Robert—. No es nada personal.
decencia de parecer avergonzado Son sólo negocios.
Natalie Lundy miró el teléfono y por lo que estaba haciendo. —No me vengas con ese rollo de El
soltó una maldición. Había hecho —Debemos prescindir de tus Padrino. He visto la película.
mil llamadas y dejado mil mensajes, servicios —dijo, sin mirarla a los Robert miró al fondo de la
pero ahora el número al que llevaba ojos. habitación y asintió.
semanas llamando estaba fuera de —¿Por qué? —Alex te acompañará a la
servicio. Simon se lo había —Tenemos exceso de salida. Si quieres, puedo llamar a
cambiado. Y no respondía a sus personal. El senador quiere hacer Harrisburg y ver si puedo
emails. recortes y los empleados son los conseguirte trabajo con algún otro
Miró la caja de cartón que primeros que se ven afectados. Lo senador.
estaba en el suelo, a su lado. Su siento. —Jódete. —Se levantó—. Y
contenido parecía burlarse de ella. Natalie alzó una ceja. puedes decirles al senador y a su
Se había quedado sin trabajo. —Esto no tendrá nada que ver con hijo que hagan lo mismo. ¿Quieren
El día después del anuncio del mi relación con Simon, ¿no? librarse de mí? Bien. Pero esto no
compromiso de Simon, la habían acaba aquí. Estoy segura de que
llamado de la oficina del director de Andrew Sampson de The
Washington Post estará muy —¿Me estás sobornando para que No hacía falta ser muy listo para
interesado en lo que puedo contarle cierre la boca? deducir que había sido alguien de
sobre la manera de hacer negocios —Indemnización por despido la campaña del senador. Se habían
de los Talbot. debido a exigencias financieras. llevado el portátil, la cámara digital,
Robert levantó la mano. —Lo que sea. —Cogiendo el sus archivadores y lápices de
—No te embales. Como te he bolso, Natalie se dirigió a la memoria. Ya no le quedaba nada
dicho, puedo conseguirte trabajo en puerta—. Dile a Simon que tiene con lo que chantajear ni a Simon ni
Harrisburg. cuarenta y ocho horas para a nadie.
—No se me ha perdido nada ponerse en contacto conmigo. Si no Había recibido el dinero del
en el maldito Harrisburg, Robert. me llama, lo lamentará. soborno: veinticinco mil dólares.
Sólo quiero saber por qué me están Con esas palabras, salió del Era suficiente para empezar una
jodiendo. He hecho mi trabajo y lo despacho con paso decidido. nueva vida en California. No le
he hecho bien. Lo sabes. Desde aquel día habían vendría mal cambiar de aires.
Él miró a Alex y le dijo: pasado dos semanas y Simon no Usaría ese dinero para empezar de
—Dame un minuto. había llamado. Las pruebas nuevo. Ya planearía su venganza
Éste se retiró y cerró la puerta. incriminatorias que había enviado a contra los Talbot con calma desde
—Oye, Natalie. Será mejor que no The Washington Post habían sido Sacramento.
lances amenazas que no puedes entregadas. FedEx se lo había No tenía pruebas gráficas para
cumplir. confirmado. Pero ni Andrew justificar sus acusaciones, así que
—Es que puedo cumplirlas y pienso Sampson ni nadie se había puesto era difícil que ningún periodista se
hacerlo. en contacto con ella. Tal vez había la tomara en serio. Pero esperaría a
—Eso no sería muy prudente. decidido no publicar la historia. Tal que llegara octubre y le vendería la
—Al diablo con la prudencia. vez le había parecido de historia a un periódico
Robert se removió en la silla. demasiado mal gusto. sensacionalista. Sí, eso haría.
—Por supuesto, la campaña te El día después de dejar el Sonriendo, empezó a hacer el
proporcionará una generosa material en la oficina de FedEx, equipaje.
indemnización. Los detalles te alguien había entrado en su
llegarán a tu casa. apartamento y lo había arrasado.
68

28 de diciembre de 2011 Julia se volvió hacia él como si siempre, estabas más preocupada
acabara de darse cuenta de su por los demás que por tus cosas.
presencia. Más lágrimas siguieron a la
—¿Cómo va a ser culpa tuya? primera. Los hombros le
Selinsgrove, Pensilvania Él guardó silencio, buscando empezaron a temblar.
desesperadamente las palabras —Es demasiado tarde.
Julia y Gabriel estaban juntos en el adecuadas. Gabriel la acercó a él y ella se
cuarto de baño de su habitación de —No te protegí. Sabía que te aferró a su camisa como si se
casa de Richard, mirando fijamente preocupaba la posibilidad de estuviera ahogando.
dos pruebas de embarazo que quedarte embarazada. Debí haber 69
estaban sobre el mármol del usado preservativo. Debí recordarte
lavabo. Las dos daban el mismo que te tomaras la píldora. Te he
resultado. fallado —añadió con un hilo de voz. Esa noche, los Emerson no
—¿Julianne? —La voz de él era un La joven cerró los ojos y respiró durmieron bien. Julia tenía miedo y
susurro desgarrador. profundamente. se sentía culpable. Tenía miedo de
Ella siguió con la vista clavada —Gabriel, no me has fallado. lo que pasaría con sus aspiraciones
en las pruebas. Estaba inmóvil. Soy yo la idiota que me he olvidado académicas y se sentía culpable
Como un ciervo ante un de tomarme la píldora. —Una por ponerlas por delante de otras
depredador. lágrima le cayó por el rabillo del ojo cosas.
—Es culpa mía. —Levantó una y le resbaló por la mejilla. Gabriel, por su parte, tenía un
mano para tocarla, pero se lo Él la capturó con un dedo. conflicto de intereses. Por un lado
repensó. —No vuelvas a decir eso. No se sentía extasiado al saber que
eres idiota. Tenías prisa porque estaban esperando un hijo. Pero la
querías reunirte conmigo. Como preocupación y el evidente disgusto
de Julianne le impedían expresar Estaba tumbado a su espalda para que se durmiera ni, por
sus auténticos sentimientos. y la abrazaba por la cintura. Julia se supuesto, le habría cambiado los
Además, él también se sentía había pasado buena parte del día pañales. En aquella época era un
culpable por no haber sido capaz durmiendo y en esos momentos no cabrón egoísta adicto a las drogas.
de protegerla. tenía sueño. Aunque él estaba Habría sido una irresponsabilidad
Por supuesto, ninguno de los exhausto, la preocupación por ella por parte de Paulina abandonar a
dos se había imaginado que la le impedía descansar. su hija a su cargo.
intervención para revertir la El mayor temor de Julianne se Se habría ido de casa,
vasectomía fuese a tener éxito tan había hecho realidad: estaba dejándola sola con la niña. Tal vez
pronto. embarazada a mitad del segundo le habría dado dinero, pero su
Mientras en casa de Richard curso de un programa de doctorado adicción se lo había llevado casi
todos pasaban el día siguiente de siete años. todo hasta acabar con él. Y luego,
juntos y relajados, Julia se quedó Sollozó al pensarlo. Paulina y Maia se habrían quedado
en la cama. Estaba agotada. No se Instintivamente, Gabriel la atrajo desamparadas.
sentía preparada para enfrentarse a hacia él y le cubrió el abdomen con Incluso aunque hubiera ido a
Rachel y a Aaron, a pesar de que la mano. rehabilitación y se hubiera
Gabriel y ella habían acordado no Por unos momentos, se recuperado, no se imaginaba
contarle la noticia del embarazo a permitió el lujo de imaginarse cómo siendo un buen padre en aquella
nadie hasta que estuviera de tres habría sido su vida si Maia hubiera época de su vida. No, el Profesor
meses. llegado a nacer. Cuando Paulina habría estado demasiado ocupado
Gabriel se pasó el día estaba embarazada, casi no le escribiendo libros y tratando de
fingiendo que no acababa de recibir había dedicado tiempo. Dudaba abrirse camino en el mundo
la mejor noticia de su vida. Había que las cosas hubieran mejorado académico.
decidido darle a Julianne el tiempo después del parto. Habría enviado alguna felicitación
que necesitara para hacerse a la Se le encogió el estómago al por el cumpleaños de la niña con
idea. No cabía duda de que a ella le imaginarse a sí mismo gritándole a algo de dinero. O, para ser sincero,
había sentado como un jarro de Paulina para que hiciera callar a la le habría pedido a su secretaria o a
agua fría. niña porque no lo dejaba trabajar. alguna de las muchas mujeres de
Esa noche, estaba hecha un ovillo Ella habría tenido que cargar sola su vida que lo hicieran por él.
en la cama mientras todos dormían. con el peso de la maternidad. Él no Resumiendo, habría actuado
Todos menos su esposo. le habría dado ni un solo biberón a igual que su padre, discutiendo con
la pequeña, ni la habría acunado Paulina por teléfono sobre su falta
de compromiso hasta que se —Pensaba ir a dar una vuelta en —Por eso necesito tiempo para
hartara y rompiera el contacto por coche para aclararme las ideas. pensar. No sé cómo expresar lo
completo. La visión le llegó con —Pues voy contigo —replicó él, que siento sin hacerte daño. Yo...
total claridad. alargando la mano para coger una voy a perder todo lo que he
Abrazó a Julianne con más camisa. conseguido con tanto esfuerzo por
fuerza para reafirmarse. Ya no era Julia cerró los ojos. esto. No te imaginas cómo me
el antiguo Profesor; era un hombre —Gabriel, necesito tiempo para duele.
nuevo. Tomó la firme determinación pensar. Él apretó los dientes.
de ser el mejor padre, el más activo Él sacó unos vaqueros y un jersey —Era yo el que no sabía si
y el marido más atento del mundo. del armario. querría tener hijos algún día —
Lo primero que tenía que —¿Recuerdas lo que te dije en murmuró—. Esto ha sacado a
hacer era consolar a su esposa. Nueva York? relucir mis viejas inseguridades.
Luego tendría que asegurarse de —Dijiste muchas cosas en Nueva Para mí tampoco es fácil.
que ella no perdía todo lo que había York. Julia levantó la cabeza y lo fulminó
conseguido a nivel académico con —Dije que no era buena idea con la mirada.
tanto esfuerzo. separarnos. Y estuviste de acuerdo —Me conoces, Gabriel. Sabes que
Abrió la boca para hablar, pero conmigo. Somos socios, ¿te no haría nada para privarte de este
en ese momento Julia apartó las acuerdas? hijo.
mantas y se dirigió al armario. Ella dio una patada al suelo de Tras unos segundos de intensa
Encendió la luz y rebuscó entre su madera. mirada, fue ella la que acabó
ropa. —Me acuerdo. bajando los ojos.
Gabriel la siguió. Cuando llegó —No me dejes fuera de esto. —Déjame ir contigo. No hace
a su lado, Julia se había puesto —¿Qué quieres que te diga, falta que hablemos. Sólo quiero
unos vaqueros, un viejo jersey de Gabriel? Mi peor pesadilla se ha estar cerca de ti —le pidió en un
cachemira de él y estaba buscando hecho realidad. tono más suave.
unos calcetines. Él se tambaleó hacia atrás, casi Ella se dio cuenta de que se
—¿Qué haces? como si le hubiera dado un estaba esforzando en ser
—No puedo dormir. —Sin mirarlo, puñetazo. considerado; luchando contra su
se inclinó y se puso unos de sus —¿Pesadilla? —susurró—. instinto de tomar las riendas del
calcetines de rombos. ¿Pesadilla? —repitió incrédulo. asunto.
—¿Adónde vas? Julia rehuyó su mirada. —De acuerdo —aceptó a
regañadientes.
Una vez en el vestíbulo, se —Siempre acabamos en el mismo descubrir que mi árbol genealógico
protegieron del frío cubriéndose con sitio. no estaba maldito por completo.
bufandas. En el armario del Él se plantó ante ella, apuntando —Dios me está castigando —soltó
recibidor, Gabriel encontró su boina con la linterna hacia un lado. Julia de sopetón.
y Julia se puso un viejo gorro de —Es cierto. Este lugar me recuerda Gabriel frunció el cejo.
lana de Rachel. lo que es importante de verdad. Me —¿De qué estás hablando?
—¿Qué te parece si vamos a recuerda a ti. —Dios me está castigando. Quería
dar un paseo en vez de ir en Julia volvió la cara para huir de la doctorarme en Harvard y ser
coche? —le propuso Gabriel, preocupación que vio en su mirada. profesora, pero ahora...
jugueteando con las llaves que —En este lugar tengo un —Dios no funciona así —la
había dejado sobre el mueble de la montón de recuerdos felices — interrumpió él.
entrada. siguió diciendo Gabriel con voz —¿Cómo lo sabes?
—¿Un paseo? Pero si hace un frío melancólica—. Nuestra primera Él se quitó un guante de piel y le
que pela... noche juntos, la noche en que rozó el cuello con la mano, justo
—No iremos lejos. El aire frío te planeamos consumar nuestro amor, debajo de la oreja.
ayudará a dormir mejor. el compromiso... —Sonrió—. —Porque una jovencita, muy sabia
—Vale. —Lo siguió. Aquella noche de verano cuando para su edad, me lo dijo.
Cruzaron el comedor y la hicimos el amor justo allí. —¿Y tú te lo creíste? —le preguntó
cocina, donde él cogió una linterna, Ella siguió la dirección que ella con los ojos brillantes.
y luego salieron por la puerta señalaba su dedo y vio el lugar —Nunca me ha engañado —
trasera atravesando el patio donde se habían abrazado. Un susurró él—. Cuando un ángel de
cubierto de nieve. montón de emociones e imágenes ojos castaños te habla, lo mejor que
Gabriel no le ofreció la mano, la asaltaron. Casi pudo sentir los puedes hacer es hacerle caso.
pero se mantuvo cerca, como si brazos de Gabriel rodeándola, piel Julia se rió sin ganas.
tuviera miedo de que pudiera contra piel. —Creo que tu ángel de ojos
resbalar. —Hace unos meses, la idea castaños la ha jodido bien.
Se adentraron en el bosque, de tener un hijo me daba miedo. La mueca de Gabriel mostró el
formando nubes fantasmales en el Pero tú me dijiste que tuviera dolor que le causaban sus palabras
aire con su aliento. Cuando llegaron esperanza. Que mirara hacia el antes de poder ocultarlo.
al huerto de manzanos, Julia se futuro, no hacia el pasado. Y esa —Lo siento —se disculpó ella al
apoyó en la roca, rodeándose la esperanza se vio recompensada al darse cuenta—. No quiero hacerte
cintura con los brazos. daño.
Alzó la mano hacia su marido sola. Le propondremos a Rebecca —Que lo hagan. —Los ojos azules
y él se acercó, levantando la otra que se mude a vivir con nosotros. de Gabriel brillaron fieros.
mano para sujetarla suavemente de Pediré una baja por paternidad o Las comisuras de los labios de ella
los hombros con las dos. usaré el año sabático que me se curvaron en una sonrisa.
—No sé qué decir para no parecer deben. Yo... —Estarás hundido hasta las
un imbécil insensible y patriarcal. —¿Baja por paternidad? ¿Hablas cejas en pañales sucios y paños
—¿Ah, sí, Profesor? en serio? —preguntó ella con los para limpiar la leche que suelte
Él apretó los labios y bajó la vista. ojos como platos. después de tomar el biberón.
—Sí. —Totalmente en serio. — Tendrás que sobrevivir durmiendo
—Inténtalo. Movió las botas a un lado y a otro— unas pocas horas al día y tratar de
Gabriel le acarició la mandíbula con . Estoy seguro de que para el bebé calmar a un tirano cascarrabias al
ambos pulgares a la vez. será una pesadilla quedarse que le duele la barriga leyéndole
—Sé que esto no es lo que conmigo, pero haré lo que haga Buenas noches, Luna una y otra
querías. Sé que es muy mal falta para que puedas acabar los vez. Y me temo que no podrás
momento, pero no puedo evitarlo. estudios. Y si para ello tengo que leérselo en italiano, porque Dante
—Dejó de acariciarla—. Soy feliz. pedir la baja por paternidad o usar no acabó la traducción a tiempo —
—Pues yo estoy aterrorizada. el año sabático, lo haré. No lo bromeó.
Voy a ser madre veinticuatro horas dudes. —Como se suele decir, que gane el
al día, siete días a la semana. No —Nunca has cuidado a un bebé. mejor.
podré estudiar para los exámenes Gabriel le dirigió una mirada que Julia le agarró la muñeca.
generales, ni investigar para la sólo podía definirse como estirada. —Tus colegas del
tesis. No con un bebé del que —Fui a Princeton, Oxford y departamento te marginarán. Dirán
ocuparme. Esto era exactamente lo Harvard. Creo que puedo aprender que no te tomas la investigación en
que temía que pasara. a hacerlo. serio. Y su opinión hará que te sea
Cerró los ojos y dos lágrimas le —Cuidar de un bebé no tiene nada más difícil conseguir futuras becas
cayeron por las mejillas. que ver con la formación o futuros años sabáticos.
Gabriel se las secó. universitaria de élite. —Tengo plaza fija. Que los jodan.
—Estás hablando como si —Investigaré. Compraré todos La joven sintió ganas de echarse a
fueras a ser madre soltera, los libros importantes sobre recién reír, pero logró contenerse.
Julianne. Te aseguro que no nacidos y los leeré antes de que —Lo digo muy en serio,
tendrás que cargar con la nazca. Julianne. Que les den a todos.
responsabilidad de criar al bebé tú —Tus colegas se reirán de ti. ¿Qué pueden hacerme? A menos
que pase algo apocalíptico, tendrán —¿Cómo ha podido pasar? descansaría hasta convencer a
que cargar conmigo. Y cómo elijo Él buscó un pañuelo en sus Dios de que nos enviara un hijo.
llevar mi vida familiar no les bolsillos y le secó la cara con —Hum, no sé, no sé. —
incumbe. delicadeza. Gabriel le dio un golpecito en la
—¿Por qué estás tan decidido? —Si no sabes cómo ha nariz con el dedo—. Una vez, cierta
—Porque te quiero. Y porque pasado, cariño, es que no lo estoy universitaria especializada en
ya quiero a ese niño o niña, aunque haciendo bien. —Trató de no Dante me convenció de que san
sea todavía más pequeño que una sonreír, pero fracasó. Francisco solía conseguir sus
uva. —Le acarició las mejillas con Completamente. objetivos en silencio. Tal vez no dijo
los pulgares—. No estás sola. Julia lo miró a los ojos, llenos de nada. Sólo estuvo allí.
Tienes un marido que te quiere y orgullo masculino. —Oh, sí. Cuando quiere habla
que se siente feliz de que vayamos —Superman —murmuró—. Debí muy clarito —se lamentó Julia—.
a tener un hijo. No tendrás que imaginarme que tenías magia en Éste es su modo de mostrarme que
pasar por esto sin nadie a tu lado. los genes. mi conferencia estaba equivocada y
— Bajando la voz, le susurró al —Y que lo digas, señora que en realidad sí que luchó contra
oído—: Estoy aquí, no me cierres Emerson. Tengo magia escondida el demonio por el alma de Guido.
las puertas de tu vida. Ella cerró los en los vaqueros. Y te haré un pase —Lo dudo mucho. Y el
ojos y se aferró con fuerza a sus privado siempre que te apetezca. profesor Wodehouse también lo
antebrazos. Sólo tienes que pedirlo. pondría en duda. Seguro que san
—Estoy asustada. Ella puso los ojos en blanco. Francisco está presumiendo de ti,
—Yo también. Pero te juro por —Muy gracioso. en el círculo de los benditos.
Dios, Julianne, que todo irá bien. La besó entonces con ternura. —No le he dado muchos
Me aseguraré de que todo vaya Era el beso de un hombre que motivos para presumir de mí
bien. acababa de recibir el mejor regalo durante estos últimos días. Me he
—¿Y si algo sale mal? posible de su amada. Un regalo comportado como una malcriada
Gabriel pegó su frente a la de ella. inesperado, pero muy deseado. egoísta.
—Espero que no pase, pero —Yo... recé por esto —confesó él, —No eres ni una cosa ni otra
no deberíamos empezar este viaje inseguro. —replicó él, convencido—. La
pensando en las cosas malas que —Yo también —admitió noticia te ha pillado por sorpresa,
pueden suceder. Fuiste tú la que Julia—. Más de una vez. Debí igual que a mí, pero a ti te afecta de
me enseñaste a tener esperanza. imaginarme que san Francisco no un modo mucho más directo.
No desesperes. Aunque, como te he dicho antes, te
prometo que intentaré igualar las —Tal vez así sea la generosidad de —Podremos enseñarle yidish.
cosas en todo lo que esté en mi la gracia de Dios, otorgada cuando E italiano. Y le contaremos cosas
mano. uno menos se la espera. sobre su famoso bisabuelo, el
La abrazó con fuerza y al cabo de —Fun dayn moyl in gots oyern. profesor Spiegel.
un momento, añadió: —¿Yidish? —preguntó Julia, —Y sobre su famosa madre, la
—No esperaba que mis alzando las cejas. profesora Julianne Emerson.
oraciones obtuvieran respuesta. —Exacto. Significa «De tu boca a Acabarás el doctorado, Julianne, y
Todavía no puedo creerme que los oídos de Dios». serás profesora. Lo juro.
Dios me haya escuchado. Que me Una sensación de calidez se Ella escondió la cara en la lana de
haya concedido lo que le pedí me extendió por el vientre de ella. su grueso abrigo.
resulta del todo increíble.

70

1 de enero de 2012 expresión inescrutable en su bonita esperaba que el corazón le volviera


Stowe, Vermont cara. a latir.
—¿Te acuerdas de nuestra primera —¿Y tú piensas mucho en
De madrugada, Paul estaba vez? ello? ¿En nuestra primera vez? —
sentado con Allison junto a la Él dio tal brinco que la cerveza casi Paul quería mucho a Ali y no
chimenea de un chalet de montaña. le salió despedida de la boca. deseaba que se sintiera mal. No
Heather y Chris se habían retirado —¿Qué? —preguntó tosiendo—. quería que se sintiera avergonzada
a su dormitorio tras celebrar la ¿Por qué me preguntas eso? de lo que habían compartido. Él,
llegada del Año Nuevo, dejándolos Ella apartó la vista, avergonzada. desde luego, no lo estaba.
a ellos dos tomando cerveza en —Sólo me preguntaba si en —Hum, ¿tú no?
silencio, aunque era un silencio alguna ocasión pensabas en ello. —Te recuerdo que fuiste tú la que
cómodo. Lo siento. No he debido sacar el rompió la relación. ¿Adónde vas
Estaban sentados en el suelo. tema. con estas preguntas?
Allison miraba a Paul con una Paul empezó a arrancar la
etiqueta de la botella, mientras
—Me preguntaba si en alguna —La relación a distancia era muy Ella volvió a apoyar la cara en las
ocasión piensas en mí... de esa dura. Nos pasábamos el día rodillas.
manera. discutiendo. —Era un tipo agradable, pero no
—Por supuesto. Pero ¿qué —Eran discusiones absurdas. tanto como tú.
pretendes? ¿Torturarme? Tuve que —Sí, lo eran. —¿Te hizo daño? —preguntó Paul
esforzarme para dejar de pensar en —Lo siento. con cautela.
ti de esa manera, porque si no... — Paul se volvió hacia ella. —No. Pero cuando nos
Apartó la vista, incómodo. —Deja de disculparte, ¿vale? acostábamos nunca me miraba.
—Lo siento. —Allison se abrazó las Hiciste lo que pensabas que tenías Siempre tenía los ojos cerrados. Yo
piernas y apoyó la cara en las que hacer. Lo superé. Fin de la no tenía la sensación de que
rodillas. historia. estuviera realmente allí, conmigo.
Sus miradas se cruzaron a la luz —Eso es lo que más me duele — Me sentía como si fuera una chica
del fuego. Parecía tan perdida, tan susurró ella. que hubiera conocido esa noche,
triste. —¿El qué? no su novia.
Paul volvió la cabeza y clavó la —Que lo hayas superado. —Ali, yo...
vista en las llamas. Sus miradas volvieron a Ella lo interrumpió:
—¿En qué piensas? —le preguntó encontrarse y a Paul le pareció que —No podía evitar compararlo
él, pasados unos minutos. ella tenía lágrimas en los ojos. contigo. Por eso h e sacado el tema
—En tu olor. En tu voz cuando Allison se los secó rápidamente. de nuestra primera vez. Recuerdo
me susurras al oído. En cómo me —No me malinterpretes — tu insistencia en que nos
mirabas cuando... —Ali sonrió con siguió diciendo—. Guardo buenos conociéramos bien antes de
timidez—. Ya nunca me miras así. recuerdos de aquella época. acostarnos. Recuerdo la habitación
Lo comprendo. Fue culpa mía y Recuerdos felices. Pero después de hotel que reservaste para la
tengo que apechugar con las de que rompiéramos y de que yo ocasión —dijo melancólica—.
consecuencias. empezara a salir con otro, no podía Siempre me hiciste sentir especial,
—Tal vez no. Las cosas pasan por dejar de pensar en ti. incluso antes de que me dijeras que
algo. —Paul mantuvo la mirada fija —Saliste con un tipo llamado Dave, me querías.
en el fuego. ¿no? —Eres especial.
—Tal vez. Pero ojalá pudiera dar —Sí, trabajábamos juntos, pero ya Allison lo miró fijamente.
marcha atrás. Ojalá no hubiera sido no. Se mudó a Montpelier. —¿Crees que podríamos retomar
tan idiota. —No salisteis mucho tiempo. las cosas donde las dejamos?
—No.
Ella se encogió. No habría abierto la boca si las cosas —¿Qué libro es?
Paul le cogió la mano. hubieran salido bien entre vosotros. —Sentido y sensibilidad.
—Todavía siento algo por ti, Pero no ha sido así. Paul bebió un Paul la miró extrañado.
pero no estoy listo para sorbo de cerveza y negó con la —¿Por qué me regalas este libro?
embarcarme en una relación. cabeza. —Pensé que era adecuado.
Además, aunque lo estuviera, no —Gracias. Supongo.
podríamos retomar las cosas como —De nada. Te echaré a faltar.
si no hubiera pasado nada. Somos El 2 de enero, Paul se marchó para —Yo también. Ven aquí.
personas distintas. asistir a la convención anual de la Le dio un cálido abrazo.
—No pareces tan distinto. —Lo soy, Asociación de Idiomas Modernos
Ella se apartó un poco para
confía en mí. que se celebraba en Seattle. Todas
darle un suave pero insistente beso
las entrevistas que había
Allison le apretó la mano. en los labios. Se quedó sorprendida
concertado tendrían lugar durante
—Nunca he confiado en nadie pero encantada al ver que él no
el encuentro.
como confío en ti. —Hizo una sólo no se apartaba, sino que
Allison lo llevó en coche al
pausa—. Antes estaba celosa de profundizaba su conexión.
aeropuerto de Burlington. Antes de
esa Julia. De cómo pronunciabas
que se bajara del coche, le dio un —Pronto estaré de vuelta —dijo
su nombre. Porque era la manera Paul, cuando finalmente dejaron de
paquete.
en que solías pronunciar el mío. besarse.
—Son unas galletas de chocolate
Pero sé que fui yo la que rompió la Ella le dirigió una sonrisa
que te he preparado. Y puede que
relación, así que no puedo esperanzada, saludándolo con la
también haya un libro. Él le dio las
quejarme de que te enamoraras de mano hasta que desapareció en la
gracias con una sonrisa.
otra persona. terminal.

71

10 de enero de 2012 Nueva York de Italiano de la Universidad de en casa de sus padres, en Toronto.
Columbia. Había pasado unas Había conocido a alguien con quien
Christa Peterson entró agradables vacaciones de Navidad había vivido una breve aventura. Y
tranquilamente en el Departamento
ahora estaba ansiosa por retomar —Señorita Peterson, tengo que —Nunca me había encontrado
sus estudios para lograr su objetivo hablar con usted. con un caso parecido. Como
de convertirse en especialista en —Por supuesto. —La siguió catedrática, no puedo obligarlos a
Dante. obedientemente a su despacho. hacerlo contra su voluntad. Pero,
Vació el casillero y se sentó en La profesora Barini se aseguró de aunque pudiera, no lo haría. Su
una silla cercana para revisar el dejar la puerta abierta antes de falta de interés en participar indica
correo. La mayoría era propaganda, sentarse a la mesa. que no creen que esté a la altura
pero entre los folletos encontró una —Quería darle las gracias por del programa.
carta mecanografiada. La leyó seguir mi consejo sobre el profesor Christa no se creía lo que
rápidamente. Pacciani. Acabo de ver que no está estaba oyendo. Era inconcebible
Anunciaban la llegada de tres en la lista de los candidatos. — que todos los profesores del
especialistas en Dante que Christa no se molestó en disimular Departamento de Italiano se
visitarían el departamento a lo largo lo exultante que se sentía. negaran a trabajar con ella.
de las dos semanas siguientes. Los Lucia ignoró el comentario, Ninguno le había dado muestras de
tres eran candidatos a ocupar la cogió la carpeta que tenía sobre la antipatía. (Al menos, a la cara.)
plaza vacante de profesor. Christa mesa y empezó a hojear los —¿Qué significa esto?
leyó los nombres dos veces antes documentos que contenía. Luego La profesora suspiró.
de relajarse en la silla. miró a Christa por encima de las —Por desgracia, significa que en
Sonrió. Pero no por los nombres gafas. mayo le daremos el diploma de
que aparecían. —Tenemos un problema. asistencia al máster y que, si quiere
Lo hizo por un nombre que no Ella frunció el cejo. continuar haciendo el doctorado,
aparecía. Al parecer, su plan para —¿Un problema? ¿Qué clase de tendrá que ser en otro sitio.
vengarse del profesor Giuseppe problema? —¡No pueden hacer eso!
Pacciani empezaba a dar sus —Se supone que tiene que Lucia cerró el expediente con un
frutos. elegir a los tres profesores que golpe de muñeca.
Con esa deliciosa idea en la deben constituir el comité para el —Hay normas que rigen el
cabeza, guardó la carta, tiró la examen oral, pero el claustro de funcionamiento de los cursos de
propaganda a la papelera y estaba profesores me ha informado que posgrado. Según las de esta
a punto de salir de la oficina del nadie quiere formar parte de su facultad, su trabajo no está al nivel
departamento, cuando la profesora comité. esperado.
Barini la detuvo. —¿Qué? —La chica abrió mucho —Pero ¡esto es intolerable! —
los ojos. balbuceó Christa, indignada—. He
hecho todos los trabajos. He —Tal vez no, pero no puedo Christa, echándose hacia adelante
sacado notas decentes. Nadie me permitir que vaya a hablar con en la silla.
ha hecho ninguna crítica. ¡No ellos. —Puede ir a hablar con la
pueden echarme así, por capricho! Christa sintió que el control que decana si quiere, pero me temo que
—En Columbia no hacemos creía haber recuperado se le las normas de la universidad
nada por capricho, señorita escurría entre los dedos. impiden que pueda obligar a los
Peterson. Tenemos un estándar. Es (No se le ocurrió pensar que profesores a participar en un comité
verdad que ha aprobado los así debieron de sentirse el profesor examinador específico. No creo que
trabajos escritos, pero le falta el Emerson y Julianne cuando pueda ayudarla. —Volvió a señalar
examen oral. Y, como le he dicho, tuvieron que presentarse ante el la puerta con la cabeza—. Mi
nadie está dispuesto a formar parte comité disciplinario en Toronto.) secretaria la ayudará a encontrar
del comité examinador. Y eso —Es demasiado tarde para otros programas de doctorado. Le
implica que no podrá completar el matricularme en otra universidad. deseo buena suerte.
programa. Esto arruinará mi carrera —se Christa se la quedó mirando
Christa miró a su alrededor como si lamentó, con la barbilla temblorosa. en silencio. Estaba en estado de
buscara una salida a su problema. —No necesariamente. Hay shock. Mientras salía del despacho,
—Deje que hable con ellos. Iré a universidades que admiten recordó algo que el profesor
hablar con los profesores y les solicitudes hasta marzo. Mi Pacciani le había dicho en Oxford:
expondré el problema. secretaria puede ayudarla a buscar «Ten cuidado, Cristina. No es
Lucia negó con la cabeza. alguno de esos programas. O buena idea ganarse la enemistad
—No puedo permitirlo. El podría plantearse volver a Canadá. de la profesora Picton... Los
claustro ha incorporado una nota a —Pero yo quiero quedarme aquí. El departamentos de todo el mundo
su expediente. Si se acerca a profesor Martin me dijo... están llenos de admiradores suyos.
cualquier profesor, lo considerarán —El profesor Martin no es el ¡La catedrática de tu facultad en
acoso. catedrático aquí, lo soy yo. —Lucia Columbia fue alumna suya!».
La joven frunció el cejo ante lo que señaló la puerta con la cabeza —. Le dio mucha rabia comprobar
implicaban esas palabras. Comprendo que esté que, al final, Pacciani había tenido
—Es ridículo. No voy a acosar a decepcionada, pero tal vez en otra razón. Pero instantes después se le
nadie. universidad tenga más éxito. ocurrió la solución a su problema.
La catedrática la miró fijamente y —Tiene que haber algo que Lo único que tenía que hacer era
luego dijo: pueda hacer. Por favor —imploró encontrar una universidad que
estuviera fuera del área de
influencia de la profesora Picton. programa de estudios de doctorado lugar donde poder seguir sus
Tendría que investigar a todos los especializado en Dante. estudios.
profesores de todos los Tenía días de duro trabajo por (Entre paréntesis, debe decirse que
departamentos que ofrecían un delante, sólo para encontrar un el karma estaba servido.

72

El miedo y la ansiedad no son realizados por Gabriel desde el —Eso es ridículo.


fáciles de controlar, especialmente verano. La mujer lo miró con frialdad.
cuando asaltan a personas que Los Emerson también fueron a —¿Dónde le dieron el título de
llevan años luchando contra ambos. la consulta de la doctora Rubio, que obstetra, señor Emerson?
Cuando los Emerson volvieron a confirmó el embarazo y estimó que —Profesor Emerson, titulado
Cambridge, ambos concertaron la fecha probable de parto sería el 6 por Harvard. ¿Dónde estudió usted,
citas urgentes con sus respectivos de septiembre. Concertaron las en una facultad contraria al sexo
terapeutas. futuras visitas, incluidas las oral?
La doctora Walters sugirió ecografías para el seguimiento de —Cariño —Julia le apoyó la
varias estrategias para que Julia la evolución del bebé y de los mano en el brazo para calmarlo—,
superara la ansiedad a lo largo del fibromas uterinos. la doctora Rubio quiere lo mejor
embarazo. Insistió mucho en que Informó a Julia sobre la dieta que para nosotros y para el bebé. Para
tenía que aprender a pedir ayuda y debía seguir para asegurar su salud que estemos sanos.
a reconocer que la necesitaba, sin y la de su hijo. —El cunnilingus es sano —replicó
querer hacerlo todo ella sola. También le dijo que evitara el sexo él con un resoplido—. Puedo
El doctor Townsend escuchó oral por parte de su esposo. demostrarlo.
pacientemente todas las dudas que —¿Cómo dice? —La voz del La doctora Rubio maldijo en
Gabriel tenía sobre la salud de su Profesor resonó en la pequeña español.
esposa y sobre el bienestar de ésta consulta. —Si el aire entra en la vagina,
y de su futuro hijo. En general, se —La mujer no debe tener sexo puede causar una embolia que
mostró satisfecho por los avances oral durante el embarazo —repitió podría dañar a l bebé. Le
la doctora Rubio enérgicamente. recomiendo a todas mis pacientes
que no practiquen sexo oral durante Luego, los Emerson volvieron a Estaba ya casi de dos meses y
el embarazo. No lo hago para casa, donde el Profesor empezó a empezaba a notar los efectos del
fastidiarlo a usted, profesor demostrar su teoría con hechos. embarazo. Los pechos le habían
Emerson. crecido y estaban muy sensibles.
»Bien. Nos veremos en la Estaba siempre agotada y varios
próxima visita. Recuerde: nada de —Creo que lo mejor será que olores le empezaban a molestar.
cafeína, de productos lácteos no me acompañes a la próxima Tuvo que pedirle a Gabriel que
crudos, ni brie ni camembert, nada revisión —comentó Julia una dejara de usar Aramis, porque no la
de alcohol, ni marisco, ni sushi, ni mañana mientras se vestía. soportaba. También había tenido
mantequilla de cacahuete y, desde Era 21 de enero, su primer que deshacerse de sus productos
luego, nada de sexo oral —añadió, aniversario de boda. Rebecca (que con aroma a vainilla y cambiarlos
mirando a Gabriel con reprobación. estaba encantada ante la por otros con olor a pomelo, que
—Acabaría antes diciendo perspectiva de convertirse en era uno de los pocos que podía
«nada d e placer». ¿Qué demonios niñera, aparte de las demás tolerar.
puede tomar? —protestó él, responsabilidades de la casa) había Por otro lado, para alegría de
malhumorado. alquilado su casa de Norwood y se Gabriel, tenía las hormonas tan
Con una risita incómoda, Julia había trasladado a una de las revolucionadas que le apetecía
aceptó la mano que él le ofrecía habitaciones de invitados. A Julia le practicar sexo varias veces al día. Y
para ayudarla a levantarse. resultaba muy reconfortante su él estaba encantado de
—Estoy segura de que presencia, ya que ni ella ni Gabriel complacerla.
encontraremos algo. Gracias, podían contar con sus madres para (Ya que en ese aspecto, como en
doctora Rubio. que les resolvieran las típicas tantos otros, era un consumado
Al salir de la consulta fueron dudas que surgen durante el caballero.)
directos a una librería Barnes & embarazo. —¿Estás bien? —le preguntó él,
Noble, donde compraron nada más —Te acompañaré a todas las cuando vio que su cara había
y nada menos que tres libros sobre revisiones. Rubio no me asusta. — adquirido un tinte verdoso. Sin
embarazo. En los tres se decía que Gabriel sonaba impaciente mientras responder, Julia siguió con su lucha
no había ningún problema en se abrochaba los botones de la por abrocharse los vaqueros.
practicar el cunnilingus durante el camisa—. Y, desde luego, no lo —Mira, Gabriel. Aún me valen.
embarazo siempre y cuando no sabe todo. Él se acercó y le dio un beso en la
entrara aire en la vagina. Julia no se molestó en discutir. frente.
—Es fantástico, querida, pero Antes de que Julia pudiera vomité. Y eso fue incluso antes de
pronto deberíamos ir a comprar decir nada más, empezó a tener que me amaras.
ropa premamá. arcadas. Cubriéndose la boca con —Siempre te he amado, Gabriel.
—No quiero pasar mi aniversario las manos, corrió hacia el baño más —Gracias. —Le besó la
yendo de compras. cercano. frente—. A este pequeñajo lo
—No tiene por qué ser hoy. Gabriel la siguió. El sonido de ella hemos hecho juntos. No vas a
Había pensado que podríamos dar vomitando llegaba hasta el asustarme por unos pocos fluidos
un paseo por Copley Place antes vestíbulo. corporales.
de ir a registrarnos al Plaza para el —¡Oh, cariño! —Gabriel se agachó —Ya te lo recordaré cuando rompa
fin de semana. a su lado y le sujetó el pelo. aguas.
—De acuerdo —dijo ella en voz Julia estaba de rodillas, con la cara
baja—. Suena bien. sobre la taza.
Pero al llegar a la cocina, su Vomitó una y otra vez hasta que no
estómago empezó a protestar. Miró le quedó nada en el estómago. Los Emerson pasaron unas
el plato de huevos revueltos que Él le acariciaba la espalda con cuantas horas paseando
había sobre la mesa, mientras la otra mano. Cuando acabó, le tranquilamente por Copley Place
Gabriel se servía unas lonchas de alargó una toalla y un vaso de antes de ir en coche a cenar a un
beicon. agua. restaurante italiano situado en la
Sintió un cosquilleo en la garganta. —Esto tiene que ser amor — zona norte.
—¿Por qué no empiezas con murmuró ella, entre sorbo y sorbo Esa noche, en la suite del
pan tostado? Ése era mi desayuno de agua. hotel Copley Plaza, Julia se
cada mañana cuando estaba —¿El qué? —Gabriel se había desnudó dejando la ropa de
embarazada. —Rebecca cogió la sentado a su espalda, para que se cualquier manera en el suelo.
barra de pan y se dirigió a la apoyara en su pecho. Gabriel la miró de arriba abajo,
tostadora. —Me has aguantado el pelo fijándose en sus pechos, que
—No me encuentro bien —admitió estaban llenos como frutos
mientras vomitaba. Eso es que me
Julia, cerrando los ojos. quieres. maduros.
—He comprado más —Tu belleza siempre me deja sin
Él le apoyó la mano en el vientre
gingerale. Siéntate y te traeré uno. aliento.
con cautela.
—Rebecca dejó el pan y se dirigió a —Si no recuerdo mal, tú Ella se ruborizó.
la nevera. también te ocupaste de mí cuando —Tus cumplidos siempre logran
sorprenderme.
—Tal vez no te los digo tan a señalando el anillo de casado—, Después de pasar un buen rato
menudo como debería. —Tras una pero pensé que tal vez te gustaría. haciendo el amor, se acurrucaron
pausa, añadió—: Ya no somos —Por supuesto. La llevaré siempre. muy juntos en la cama. Julia se
recién casados. Gracias, Julianne, es un regalo acarició el diamante que colgaba
—No, ya no. precioso. sobre sus generosos pechos.
—Feliz aniversario, señora —Siento habérmelo olvidado. —¿Estás asustado?
Emerson. Yo tampoco necesito que me —Aterrorizado —respondió él,
—Feliz aniversario, señor Emerson. compres regalos, pero gracias. — sonriendo.
Del bolsillo de la chaqueta, Cogiendo la cajita que le ofrecía —Entonces, ¿por qué sonríes?
Gabriel sacó una cajita azul con un Gabriel, tiró de la cinta. —Porque parte de mí está
diseño muy particular, atada con un Al abrirla, encontró una larga creciendo en tu interior. Tengo la
lazo blanco satinado. cadena de platino de la que suerte de poder ver a mi preciosa
—Lo... lo siento, Gabriel — colgaba un diamante solitario. Julia esposa embarazada de mi hijo.
balbuceó ella—. Tengo una tarjeta, alzó la vista, ladeando la cabeza. —Dentro de unos meses seremos
pero me he olvidado el regalo en —Hace juego con los pendientes de una familia.
casa. —Se frotó la frente—. Espero Grace —le aclaró él, situándose a —Ya somos una familia. —Gabriel
que el embarazo no me esté su espalda y señalando el colgante. le acarició el pelo—. ¿Cómo te
afectando ya a la memoria. —Es precioso. —Julia tocó la encuentras?
—¿El embarazo afecta a la piedra mientras su marido le —Cansada. Casi me dormí en
memoria? colocaba la cadena alrededor del uno de los seminarios esta semana.
—La doctora Rubio dice que cuello—. Gracias. Por las tardes me cuesta mucho
es normal que las embarazadas —Gracias a ti por soportarme mantenerme despierta sin cafeína.
sufran problemas de memoria —susurró él, dándole un beso en el Él la miró con preocupación.
reciente. Que se debe a las punto donde el cuello se unía al —Tienes que descansar más.
hormonas. hombro. Tal vez podrías ir a casa a dormir la
—No necesito que me hagas —No es ninguna tortura. Tenemos siesta antes de los seminarios de la
ningún regalo, pero te agradezco nuestros altibajos, como cualquier tarde.
que pensaras en mí. pareja. Julia bostezó.
—Es una estrella de David y Gabriel le cogió la mano. —Me encantaría, pero no me
una cadena de plata. Sé que la —Pues tendremos que asegurarnos da tiempo. Tendré que empezar a
única joya que llevas es ésta —dijo, de que los altos sean más acostarme más temprano. Lo que
abundantes que los bajos.
significa que se nos va a juntar el una Beatriz. Podríamos llamarla La mano de Julia le acarició
sexo con la cena. Grace. los abdominales y siguió
—Y vuelta a empezar —murmuró Julia permaneció en silencio, descendiendo. Cuando lo besó en
él. pensativa. los labios, él respondió con
—Ni se te ocurra. —Juguetona, —No quiero decidirlo todavía, fogosidad. El sueño se desvanecía
Julia le dio un empujón. aunque me parece una buena idea. rápidamente con cada nueva
Gabriel aprovechó para agarrarle la Sin embargo, creo que será un caricia.
muñeca y tiró de ella hasta unir sus niño. De momento, podemos —Tienes algo que necesito.
labios. —Espero que sea una niña. llamarlo Ralph. —¿Estás segura? —Gabriel le
Ella lo miró sorprendida. —¿Ralph? ¿Por qué Ralph? agarró la muñeca, haciendo que
—¿Por qué? —Es un buen apodo, sirve para dejara de acariciarlo. Ella dudó.
—Quiero malcriarla, como a ti. Un todo. Habría elegido Cacahuete, —Julianne.
angelito de ojos castaños. pero ya lo usamos con Tommy. —Siento haberte despertado, pero
—Por cierto, quería Él se echó a reír. necesito sexo. Ahora mismo.
comentarte una cosa. Hasta que no —Tu mente es fascinante. Pero —¿Ahora mismo?
sepamos el sexo del bebé, no ahora a descansar, mami. Se hará —Ya. Por favor.
quiero que usemos siempre el de día en seguida. Él la soltó y echó el edredón a un
pronombre masculino. Ya sé que el Tras darle un beso en la frente, lado.
masculino se usa en sentido apagó la luz y se dispuso a dormir —Haz conmigo lo que quieras.
general, pero no me siento cómoda. abrazado a su esposa. Sin dudarlo un segundo, Julia
—Me gusta cuando hablas de se montó sobre sus caderas. Su
géneros y pronombres. Es sexy. — marido levantó las manos y le
Gabriel la besó—. Pues la llamaré Varias horas después, Gabriel se sujetó los pechos mientras ella se
la niña o el bebé. ¿Te parece bien? despertó al notar una mano que le inclinaba para besarlo.
—¿Por qué estás tan seguro de acariciaba el pecho desnudo. — —Invítame a entrar —murmuró
que será una niña? Yo creo que ¿Cariño? —preguntó adormilado. Gabriel, alzando las caderas.
será un niño. —Siento haberte despertado. —¿De verdad necesitas invitación?
—No, es una niña. Tendremos que Sintió que los labios de Julia le Él la miró a los ojos, que brillaban
buscarle un nombre adecuado. recorrían los pectorales y el cuello. de excitación.
—¿Como cuál? ¿Beatriz? —¿No puedes dormir? —Podría pasar el resto de mi vida
—No —respondió Gabriel —No. dentro de ti y moriría feliz. Eres mi
suavemente—. Para m í sólo hay hogar.
Julia se quedó inmóvil al ver la —Estoy en casa —murmuró. no respondía, él le acarició la
vulnerabilidad que había aparecido Julia dejó de luchar contra las mejilla.
en el rostro de su marido. lágrimas y las dejó caer libremente. —¿Julia?
Levantando las manos, se cubrió —Te quiero tanto... Ella parpadeó.
los pechos con ellas por encima de Él respondió lamiéndole y —Sí. Me gusta —dijo jadeando—.
las manos de Gabriel. succionándole los pechos, Me gusta mucho.
—Vas a hacerme llorar y no provocándola y excitándola. Poco Las grandes manos de Gabriel la
necesito ayuda. Ya estoy bastante después, ambos estaban empujaron a acelerar el ritmo.
blanda. sofocados, con la piel brillante de —Más rápido.
—No, nada de lágrimas. —Le sudor. Julia respondió elevándose
apretó los pechos con más fuerza. —¿Te gusta? —preguntó Gabriel, sobre sus caderas y dejándose
—Entonces, entra —susurró ella, apretando los dientes y sujetándola caer con fuerza una y otra vez,
alineando sus caderas con las de con fuerza por las caderas. hasta que los dos se derrumbaron
él. Ella tenía los ojos cerrados y en brazos del otro.
Gabriel la penetró muy lentamente. los labios entreabiertos. Al ver que
73

31 de enero de 2012 Rápidamente, bajó por el —Yo no tengo ningún


Cambridge, Massachusetts pasillo hasta el lugar donde Julia problema con Jeremy. —Gabriel
permanecía sentada, mientras sonaba ofendido—. Es él el que
La profesora Picton estaba en la Gabriel, a su lado, se había tiene el problema conmigo.
sala de conferencias de Harvard, levantado para hablar con la Katherine abrió mucho los ojos.
contemplando a la multitud con sus supervisora de Julia, la profesora —En ese caso, no te importará que
ojos de color gris azulado. Acababa Marinelli. lo traiga aquí.
de pronunciar una conferencia, —Katherine —la saludó él Y dicho esto, se acercó a Jeremy
media hora después de que el diplomáticamente, antes de darle Martin con decisión y empezó a
profesor Jeremy Martin diera la un beso en la mejilla. hablar con él.
suya. Había respondido ya a las —Gabriel, Julianne, me alegro Julia contemplaba la escena
preguntas de los asistentes y el de veros. —Volviéndose hacia la sin saber qué pasaría. Era evidente
profesor Greg Matthews le había profesora Marinelli, añadió—: que el profesor Martin no tenía
hecho entrega de un pisapapeles Cecilia, es un placer, como ganas de hablar con Gabriel. Vio
muy elegante de parte del siempre. cómo miraba en dirección a éste,
Departamento de Lenguas —Lo mismo digo. —Las dos se volvía hacia Katherine y negaba
Románicas. mujeres se abrazaron. con la cabeza enérgicamente.
Aún no había tenido —¿Y bien? ¿Has hablado ya La profesora pareció reprenderlo y
oportunidad de saludar a los con Jeremy, Gabriel? —preguntó poco después ambos se acercaron
Emerson y estaba impaciente por Katherine, como siempre yendo a ellos.
hacerlo. La habían invitado a cenar directa al grano. —Allá vamos —anunció Julia,
a su casa para que pudiera escapar —No. cogiendo a su marido de la mano.
de los experimentos culinarios de —Creo que ya es hora de que —Emerson —dijo el profesor
Greg. enterréis el hacha de guerra, ¿no? Martin, tenso.
—¡Ah, ahí estáis! —El nítido Cecilia miró a sus colegas y se —Jeremy.
acento británico de la profesora despidió educadamente, Katherine miró a uno y a otro y
Picton destacó sobre el murmullo dirigiéndose a una zona menos frunció el cejo.
de la docena de conversaciones de conflictiva de la sala. —Venga, ¿a qué esperáis? Daos
su alrededor. las manos.
Gabriel soltó a Julia para ofrecerle —Parece que no ha ido mal. —Julia —Es obvio. No tomas vino ni
la mano a su antiguo amigo. se volvió hacia Katherine. café. Y tu solícito esposo se
—Por si sirve de algo, Jeremy, lo —Ya veremos. Si vuelven sin deshace en atenciones y te trata
siento. haber derramado sangre, te daré la como si fueras de porcelana,
Julia miró a su esposo sorprendida. razón. —Con los ojos brillantes, aunque al mismo tiempo no puede
Al profesor Martin también añadió traviesa—: ¿Vamos a ocultar el orgullo masculino cargado
parecieron pillarlo por sorpresa las espiarlos desde la puerta? de testosterona que le sale por las
disculpas de Gabriel. Cambiando el orejas. No podéis engañarme.
peso de pie, paseó la mirada entre —Profesora Picton, yo...
éste y Julia. Aquella noche durante la cena, —Te he dicho que me llames
—Creo que tengo que felicitaros. Gabriel y Julia no hicieron ningún Katherine.
Os casasteis el año pasado, ¿no? comentario sobre el embarazo. —Katherine, aún no estoy de
—Así es —respondió ella—. Seguían decididos a no hacerlo mucho tiempo. No se lo hemos
Gracias, profesor Martin. público hasta que estuviera en el dicho a nadie, ni siquiera a la
—Llámame Jeremy. segundo trimestre. familia. Estamos esperando a
—Sé que estamos en deuda (Sin embargo, todo el mundo cumplir los tres meses.
contigo. Nunca lo olvidaré — pudo fijarse en el Volvo todoterreno —Haces bien. Y en el
confesó Gabriel, bajando la voz. que Gabriel acababa de comprar y departamento no tengas prisa por
Jeremy dio un paso atrás. que había dejado aparcado en la contarlo. Cuanto más tarde lo
—Éste no es el momento ni el acera, a la vista de todos. Era fácil digas, mejor. —Katherine bebió el
lugar. sacar conclusiones.) vino a sorbitos, perdida en sus
—Pues salgamos a hablar al No obstante, mientras Gabriel pensamientos.
vestíbulo. Venga, Jeremy, fuimos estaba en la cocina preparando —Tengo miedo de decirlo.
amigos durante años. Sólo trato de café, Katherine volvió sus astutos La profesora dejó la copa en la
disculparme. ojos hacia Julia dando unos mesa.
El otro hizo una mueca. golpecitos en el mantel con un —¿Por qué, si puede saberse?
—De acuerdo. Señoras, si nos dedo. Julia se llevó la mano al vientre.
disculpan... —Con una inclinación —Estás en estado. —Por varias razones. Tengo
de cabeza en dirección a Katherine —¿Qué? —Ella dejó el vaso en la miedo de que piensen que no me
y a Julia, siguió a Gabriel pasillo mesa para que no se le derramara tomo los estudios en serio. Tengo
abajo. el agua. miedo de que Cecilia se
desentienda de mí.
—Qué tontería. Cecilia tiene tres semanas tras el nacimiento del perjudicarte, se las verá conmigo.
hijos. Dos de ellos nacieron bebé. Tengo miedo de perder el De hecho, estoy tentada de aceptar
mientras era estudiante en Pisa. semestre. la oferta de Greg Matthews de
Siguiente pregunta. —¿No quieres pedir la baja por unirme al departamento, sólo para
Julia la miró con la boca abierta. maternidad? ¿Estás loca? asegurarme de que nadie te ataca.
—No tenía ni idea. Cuando Julia empezó a protestar, Julia se quedó boquiabierta.
—La conozco desde hace Katherine levantó una mano —¿De verdad?
años. Es una madre trabajadora arrugada. —He decidido vender la casa
que trata de sacar tiempo para —Puede que yo sea una de Toronto. Me han ofrecido
estar con su familia. Por eso pasan solterona, pero te puedo decir sin renovar el contrato con All Souls,
los veranos en Italia, para que los temor a equivocarme, que si no te en Oxford, pero la verdad es que
niños puedan estar con sus coges la baja no estarás a la altura allí sólo hay unos cuantos tipos a
abuelos. ni en los estudios ni con tu bebé. los que tolero lo suficiente como
Siguiente problema. Tienes derecho a esa baja y para tomarme una taza de té con
—Ejem, tengo miedo de que me deberías aprovecharla. ellos. Y eso hace que las comidas
quiten la beca de investigación. —¿No les sentará mal en el se hayan vuelto muy
—Las universidades han departamento? desagradables.
cambiado mucho últimamente. Hay —Puede que alguno de los —Sería maravilloso tenerte en
normas que impiden que los viejos fósiles proteste, pero si Harvard.
departamentos tomen ese tipo de cuentas con el apoyo de tu —Sí, cada vez me apetece
medidas. Tienes derecho a coger supervisora, ¿qué más te da? Te más —admitió Katherine con los
una baja por maternidad. De hecho, aconsejo que hables con Cecilia y ojos brillantes—. Aquí es donde
si no me equivoco, Harvard tiene un le pidas asesoramiento. Ella sabrá está la acción. Además, Greg se
comité de igualdad que velará lo que tienes que hacer. No ofreció a encargarse de mi
porque recibas un trato justo. permitas que los misóginos te biblioteca personalmente. Me tienta
Aunque tu departamento estuviera coloquen en una situación mucho aceptar sólo por verlo
dirigido por un idiota, que no es el imposible. empaquetar mis libros uno a uno.
caso, tendría que seguir la Pensativa, Katherine se golpeó la Julia se echó a reír al
normativa. Siguiente problema. barbilla con un dedo. imaginarse al distinguido profesor
—No quiero pedir la baja por —Siempre estoy dispuesta a Matthews trasladando la gran
maternidad, pero mi ginecóloga echar una mano para luchar contra biblioteca privada de la profesora
dice que debo estar de baja seis las injusticias. Si alguien trata de Picton con sus propias manos.
—Me alegro mucho de que departamento. Aunque parece que de la sábana—. Aunque todavía
Gabriel y tú vayáis a tener un hijo. haberme casado contigo ha hecho circulan rumores.
Me traslade o no, espero que me que mejore su opinión de mí. Tal —¿Qué rumores? —Gabriel se
dejéis ser la vieja y excéntrica vez cuando se entere de que incorporó un poco para no perder el
madrina que le compra regalos estamos embarazados, se calmará contacto visual.
extravagantes y le deja comer un poco más. —Zsuzsa me ha dicho que hay
cosas que no le convienen. —¿Cómo te sientes? rumores de que estoy en Harvard
—Nada me gustaría más. — Se encogió de hombros. gracias a ti.
Julia apretó la mano de Katherine —Era mi amigo. Siento que —Cabrones. Es culpa de Christa.
justo cuando Gabriel volvía con el nos hayamos distanciado, pero no —No del todo. Tomamos
café. puedo arrepentirme de lo que hice. decisiones y ahora debemos asumir
Él se quedó mirando la escena. Volvería a hacerlo. las consecuencias.
—¿Qué pasa? Julia suspiró. —Lo que pasó en realidad y lo que
La profesora alzó la copa de vino —Bueno, el día también ha se cuenta no tienen nada que ver.
en dirección a él. tenido sus cosas buenas. Me ha —Tienes razón. Te interesará
—Le estaba diciendo a Julianne gustado ver la reacción de mis saber que ahora mismo corren más
que acepto el honor de ser la compañeras cuando has aparecido. rumores sobre Christa que sobre
madrina del bebé. Los labios de Gabriel esbozaron nosotros.
una sonrisa. Gabriel la miró con curiosidad, pero
—¿Ah, sí? ¿Cómo han también con cautela.
Al acostarse, Julia le preguntó a reaccionado? —¿Sobre Christa? ¿Por qué?
Gabriel cómo había ido la Ella se tumbó boca abajo. —Sean, uno de mis
conversación con el profesor —Como si nunca hubieran compañeros, tiene un amigo en
Martin. visto a un profesor que estuviera Columbia. Éste le contó que la
Él se quedó mirando el techo. bueno. La verdad es que estabas habían echado de la universidad.
—Mejor de lo que esperaba, impresionante, con el jersey de Ningún profesor ha querido
aunque dudo que llegue a cuello alto. examinarla. Gabriel alzó las cejas.
perdonarme nunca del todo. Ella le —El jersey de cuello alto siempre —¿De verdad? Cuando estuve
apoyó la cabeza en el pecho. tiene ese efecto en la gente. en Nueva York, Lucia mencionó
—Lo siento. —No, era por el hombre que que Katherine se había quejado de
—Cree que le di una puñalada había debajo. Me he sentido muy la actitud de Christa en Oxford.
por la espalda, tanto a él como al orgullosa. —Jugueteó con el borde Pero dudo que su expulsión tenga
nada que ver con nosotros. Lucia Dante, o pedir una opinión le pediré que acalle los rumores
también comentó que su trabajo no autorizada, acude a ella. Si respeta sobre nosotros.
estaba a la altura. tu trabajo, lo dice, pero si no lo —Si tienes que pedírselo
—Puede que no se llevara hace, también lo dice. Nadie quiere como un favor especial, no lo
bien con los especialistas en Dante enemistarse con ella por si algún hagas. Prefiero que lo guardes para
de ese departamento. Éstos día necesitan su aprobación. Y eso otra cosa.
pueden ser muy susceptibles — incluye a Lucia y a todos los —¿Para qué?
bromeó Julia, guiñándole un ojo. profesores de su departamento. —Katherine cree que debo
—No sé a qué te refieres —replicó Julia frunció los labios. pedir la baja por maternidad. Me ha
él, haciéndose el digno. —No quería destrozarle la vida a aconsejado que lo hable con
—Sean también dice que Christa Christa. Sólo quería que nos dejara Cecilia.
seguirá sus estudios en Ginebra. en paz. Gabriel le acarició las cejas con los
—En Ginebra no hay Departamento —No lo hiciste tú; se lo ha dedos.
de Italiano. Forman parte de un hecho ella sola. Tuvo varias —¿Y tú qué quieres hacer?
consorcio. oportunidades para rehacer su vida —Tengo que hablar con
—Eso es lo que dicen los rumores. y no las aprovechó. Nadie la obligó Cecilia, pero quería esperar a estar
Gabriel negó con la cabeza. a ir a Oxford a boicotear tu de más de tres meses. La mayoría
—Si se hubiera centrado en conferencia. Y que su trabajo en de los abort... —Al ver la mirada de
sus estudios y no se hubiera Columbia fuera mediocre no es Gabriel, no pudo acabar de
obsesionado conmigo, culpa de nadie más que de ella. pronunciar la palabra—. La mayor
probablemente seguiría en Toronto. —Supongo que tienes razón. parte de los problemas tienen lugar
Sus trabajos iniciales eran buenos. —Julia apoyó la cabeza en la durante el primer trimestre.
Pero se distrajo con tantas almohada—. El mundo académico —Si quieres coger la baja por
maquinaciones y su rendimiento es muy extraño. maternidad, hazlo. Si no quieres, no
bajó. —Sí, se parece a Marte, pero con la pidas. Yo la pediré igualmente. Y
»Y luego cometió el error garrafal más sexo. Ella se echó a reír. tras la baja por paternidad, puedo
de enfrentarse a Katherine. A Lucia —Me alegro de gustarle a tomarme el año sabático que me
eso no le gustó nada. Katherine. No me quiero ni imaginar deben. Podría estar en casa con el
—¿Por qué? lo que debe de ser tenerla como bebé casi dos años.
—Katherine es una de las enemiga. —¿No hay ninguna norma que
principales figuras en su campo. Si —Yo tampoco. En cualquier prohíba pedir la baja y tomarse el
alguien quiere publicar sobre caso, hablaré con Greg Matthews y año sabático tan seguidos?
—Es posible. —Gabriel le Él le apoyó la mano justo antes de cualquier caso, no te preocupes. Te
acarició la parte baja de la llegar al culo. hice unas promesas y voy a
espalda—. Pero en mi contrato —Pasar tiempo con el bebé no es cumplirlas.
especifiqué que quería tomarme el malgastarlo. Julia sonrió.
año sabático dentro de dos años. —Pero no podrás acabar el libro. —Por eso mismo no estoy histérica.
Fue parte de las condiciones que —Ya buscaré la manera. Pero Él la miró fijamente.
exigí. aunque no diera con ella, valdría la —Bien.
—No quiero que malgastes tu año pena. Habla con Cecilia —
sabático así —murmuró Julia. añadió—, a ver qué dice. En

74

Abril de 2012 —Ejem, voy a tener un bebé. La profesora Marinelli negó con la
—¡Felicidades! Eso son buenas cabeza.
—Y bien, Julianne. ¿Qué puedo noticias, ¿no? —le preguntó en —No es muy buena idea. En
hacer por ti? —Cecilia Marinelli hizo italiano, con una amplia sonrisa. el tercer año tienes que empezar tu
pasar a su alumna al despacho, Julia también se pasó al italiano actividad como docente, aparte del
señalando una cómoda silla para responder: curso de lingüística y de otra clase.
cercana al escritorio. —Sí, muy buenas, pero... daré a luz Y a final del curso tienes los
La profesora, que no llegaba al en septiembre, justo al principio del exámenes generales.
metro cincuenta, tenía una melenita semestre. »Si el bebé nace en
oscura y ojos azules, era originaria La profesora se encogió de septiembre, las prácticas docentes
de Pisa y hablaba inglés con un hombros. y las clases tendrían que atrasarse
fuerte acento. —Pues pides la baja y vuelves el hasta enero. Y se te juntarían con
—He venido a pedirte consejo. — año que viene. los exámenes generales. Sería
Julia empezó a retorcerse las —No quiero quedarme atrás en los demasiado —le dijo Cecilia con
manos. estudios, así que he decidido no amabilidad.
—Tú dirás. —Cecilia le dirigió una coger la baja. —No me había dado cuenta.
mirada de ánimo.
—Haz lo que quieras, pero yo te Cecilia se dio cuenta de su reacción —Precisamente por eso
aseguro que me cogería la baja. y volvió a cambiar al inglés para tenemos asesoras, para dar
—¿De verdad? responderle: consejos. Personalmente te
La profesora se echó hacia atrás en —No, lo siento. recomiendo que pidas la baja. No
la silla. Julia se estaba retorciendo las perderás la plaza ni la beca de
—Serían demasiadas cosas manos sobre el regazo. estudios.
juntas en un solo curso. Tus —Es que Gabriel pensaba pedir la »Si quieres, puedo darte una
compañeros tendrían ventaja en los baja por paternidad para que no lista d e lecturas para que vayas
exámenes. No puedes permitírtelo. tuviera que pedirla yo. avanzando en la propuesta de
»Lo más justo es que te tomes —¿Gabriel con un bebé? —Cecilia disertación doctoral en tus ratos
dos semestres de baja; un curso empezó a reír y a murmurar en libres. También podrías adelantar
entero. Luego, al volver, haces las italiano. en los otros idiomas, aunque
prácticas como docente en el (Al parecer, la idea de que el tampoco deberíamos ser
primer semestre y los exámenes Profesor cuidara a un bebé le demasiado ambiciosas.
generales en septiembre del año resultaba muy divertida. En eso no »Y hay otra cosa, pero debes
siguiente. estaba sola.) prometerme que lo mantendrás en
»Irás un curso por detrás de —No me lo esperaba. Pero secreto. El profesor Matthews está
los demás, pero no te bajará la eso demuestra que será un buen esperando para hacer el anuncio
media de notas. Además, eres muy padre, ¿no crees? Está muy bien formal. —Volvió a pasarse al
buena estudiante. Podrías que esté dispuesto a ayudar, pero italiano, como si ese idioma les
recuperar esa diferencia cuando eso no soluciona los problemas que diera más privacidad.
escribas la tesis. En todo caso, es pueden surgir. No es realista —Por supuesto —replicó Julia,
mejor ir un año por detrás que darte pensar que podrás tener el bebé en mirando a su tutora con interés.
cuenta a medio curso de que no octubre y volver a clase al día —La profesora Picton ha decidido
llegas a todo. siguiente. Dios no lo quiera, pero venir a Harvard.
A Julia se le cayó el alma a los pueden surgir todo tipo de —¿De verdad? Es fantástico.
pies cuando todos sus planes se complicaciones tanto antes como —A Julia le dio un vuelco de alegría
hicieron añicos. Empezó a buscar después del parto. el corazón—. Pero yo pensaba que
soluciones desesperadamente. Ella se encogió al oírlo. la plaza fija en estudios sobre
—¿No hay cursos en verano? —Tampoco había pensado en eso. Dante te la habían dado a ti.
Cecilia sonrió, paciente. —Así es. Tiene contrato
firmado en Oxford por un curso
más. Llegará aquí en septiembre —¿Qué pasa? —preguntó él, matricules en todas las asignaturas
del año que viene, justo cuando tú sujetándola por la nuca con hasta que te pongas al día.
te reincorpores a las clases. No suavidad y acercándola para —A los profesores no les gusta que
puedo hablar por ella, pero tengo la besarla—. ¿Te encuentras mal? los alumnos se apunten a unas
sensación de que estaría —No. Tengo noticias buenas y asignaturas y a otras no.
encantada de ser una de las malas. —No, no les gusta, pero estoy
lectoras de tu tesis. Eso sería muy La expresión de Gabriel se seguro de que en este caso lo
bueno para ti. ensombreció. permitirían.
Julia sonrió mientras mentalmente —Empieza por las malas. —Pero luego tendría que
hacía planes a toda velocidad. —La profesora Marinelli cree que ponerme al día de las que me faltan
—Bien —concluyó Cecilia, debo pedir la baja por maternidad. y preparar los exámenes generales
volviendo a cambiar de idioma—. —¿Por qué piensa eso? al mismo tiempo.
No te digo que ser madre y —Como el bebé nacerá en —Es verdad, pero si es lo que
estudiante a la vez vaya a ser fácil, septiembre, no cree que pueda quieres hacer, buscaremos la
pero puedes hacerlo. Por favor, seguir el programa del primer manera. Que a Cecilia le parezca
felicita a Gabriel de mi parte. Me semestre. Y tal como está difícil no quiere decir que no sea
alegro mucho por los dos. distribuido el programa general, posible. Sabes que te ayudaré en
Ella le dio las gracias y salió del sería demasiado exigente tratar de todo lo que haga falta. Lo lograré,
despacho. juntarlo todo en el segundo te lo prometo.
semestre. Por eso me recomienda Julia se volvió hacia él. Su mirada
que me salte un año entero. era franca y llena de calidez.
Cuando llegó a casa a la hora Gabriel se frotó la barbilla. —¿Tú lo lograrás?
de cenar, Gabriel estaba sentado —Había olvidado lo exigente que es —Lo lograremos. Pero no
en un taburete en la isla central de el tercer año. ¿Qué piensas hacer? tengas miedo. No pienso decirte lo
la cocina, leyendo atentamente el —¿Qué puedo hacer? Tendré que tienes que hacer. La decisión
periódico. Al verla, lo soltó que pedir la baja por maternidad. — es tuya. Tú decide y yo hablaré con
inmediatamente. Apoyó los codos en la encimera. Greg si hace falta.
—Hola, preciosa. ¿Cómo ha ido el —Julianne, puedes hacer lo —No, ya hablaré yo con él. Pero...
día? que quieras. Si quieres volver a las —¿Qué?
—No ha ido mal del todo — clases después del parto, ya —Aún no te he contado las
respondió ella, dejando el maletín buscaremos la manera de hacerlo buenas noticias. Cecilia me ha
en el suelo y sentándose a su lado. funcionar. No hace falta que te
confirmado que Katherine vendrá a equilibrio. —Le dio un beso en la —Estoy seguro de que el bebé
Harvard. cabeza antes de dirigirse a la estará encantado de aprender más
—¿Qué? —Gabriel se quedó nevera. Sacó una botella de sobre Dante y también de poder
tan sorprendido como ella—. La gingerale y se lo sirvió en un vaso decir palabrotas en más idiomas
semana pasada me envió un email con hielo—. No hace falta que aparte del alemán.
y no me dijo nada. tomes una decisión ahora. Puedes Julia se echó a reír y lo abrazó por
—Al parecer, seguirá en matricularte y si luego ves que no la cintura.
Oxford un año más, pero luego puedes, lo dejas para el año que —No quiero perderme los
vendrá como profesora visitante. viene. primeros meses contigo y nuestro
Ésa es otra de las razones por las —No quiero matricularme y hijo. A saber qué travesuras haríais
que Cecilia me ha recomendado luego dejar el curso a medias. Ni en mi ausencia.
esperar. Katherine llegará cuando quiero arriesgarme a suspender los —Oh, te aseguro que muchas.
acabe mi baja. exámenes. —Volviéndose hacia él —Le guiñó un ojo—. Y hay una
—Es genial. con expresión preocupada, elevada probabilidad de que
—Lo es, pero... —Julia negó añadió—: No quiero ser una madre también hubiera diabluras y mucha
con la cabeza—. No quiero pedir la que nunca está en casa, como jarana. Regularmente.
baja por maternidad, pero tengo Sharon. —¿Y si el bebé o tú me necesitáis?
miedo de suspender los exámenes —No serás como ella. — La expresión de él se volvió
generales si no lo hago. Gabriel bajó la vista hacia la solemne.
—No suspenderás. encimera de mármol y dibujó —Por supuesto que te
—Pero no estaré en plena forma. encima con el dedo. necesitaremos. Pero si no estás,
—Pues tendrás que —La verdad es que no sé qué nos espabilaremos igualmente. —
recuperarla. Rebecca y yo haremos cuando llegue el bebé. Lo Le acarició la mejilla con suavidad
estaremos aquí defendiendo el único que tengo claro es que pediré con el dorso de los dedos—. Si
fuerte. Tú podrás estudiar para los la baja. coges la baja, podríamos pasar una
exámenes y hacer lo que tengas —Cecilia me dijo que podría temporada en Umbría.
que hacer. darme una lista de lecturas para ir —¿De verdad?
—Es que también querré hacer de preparando la disertación doctoral. —O en Oxford, París o Barcelona.
madre —susurró—. No quiero Podría avanzar por ahí durante la Donde tú quieras.
ignorar al bebé. baja. O dedicarme a los otros —¿En Selinsgrove?
—Estoy seguro de que idiomas. Gabriel se echó hacia atrás.
encontraremos el punto de Gabriel levantó la cabeza.
—¿De todas las ciudades del apetece meter a un niño tan nosotros —le recordó él,
mundo, tú quieres ir a Selinsgrove? pequeño en un vuelo transatlántico. presionándole la boca abierta
—Es donde está tu familia. Y —Hum, no había pensado en ello. contra el cuello.
la mía. Me gustaría estar cerca de Julia se rodeó la cintura con las —Los museos ya no son tan
Diane. Puede darme consejos y manos. complacientes como antes.
podemos quedar para que los niños —Hay muchas cosas en las que no Gabriel la miró con los ojos
jueguen. hemos pensado. brillantes.
—O podríamos hablar con ella por —Ah, pero tengo un libro. —Gabriel —Excepto nuestra última visita a
videoconferencia desde Europa. alargó el brazo para hacerse con el los Uffizi.
—El huerto está allí. ejemplar de Qué esperar cuando Julia se ruborizó.
Gabriel le recorrió el labio inferior estás esperando que tenía cerca. —Eso es lo que quiero para nuestro
con el pulgar y suspiró. —Marca la parte en que próximo aniversario.
—Sí, el huerto está allí. hablan de vuelos transatlánticos y —¿Qué? ¿Un museo? —Gabriel
—Probaré a matricularme para de escribir un libro sobre la idea de sonrió irónico.
el curso que viene y si no me veo infierno de Dante mientras se cuida —No, un tango contra la pared.
capaz de volver a clase después de de un bebé. Luego la leeré. —¿Quieres que vayamos al Louvre
que nazca el bebé, dejaré las —Muy graciosa, señora Emerson. la próxima vez?
clases. Cogeré la baja y me —Volvió a dejar el libro. Ella sintió que se encendía por
dedicaré a preparar los exámenes Julia se acercó a él hasta que dentro.
generales desde casa. Así no iré quedaron pegados. —Suena prometedor.
tan atrasada. —Aunque si fuéramos a Europa, Él le acarició el cuello con los
—Me parece un buen plan. Para podríamos visitar algún museo. labios.
entonces, Katherine ya estará aquí. —No lo dudes. —Tenemos un montón de
—Me gustaría que el bebé —Y podríamos bailar el tango cosas buenas y prometedoras por
naciera en el hospital Mount vertical contra alguna pared. delante, señora Emerson. Pero
Auburn. Después ya decidiremos —Si queremos volver a bailar creo que ahora mismo lo que
adónde queremos ir. No me el tango en un museo, tendríamos deberíamos hacer es leer ese libro.
que llevarnos a Rebecca con

75
Selinsgrove, Pensilvania curvado—. Anoche se lo contamos —Con el pulgar, Aaron señaló el
a mi padre, a Diane y al tío Jack. salón, donde estaba el gran
—Estás ¿qué? —Creo que esto se merece televisor de plasma.
A Rachel se le escurrió el unos puros. Estoy muy orgulloso de Tammy, Quinn y los hombres se
montón de platos que llevaba. Por los dos. —Richard le estrechó la retiraron rápidamente, dejando a
suerte fueron a parar a la encimera. mano a Gabriel y le dio unas las dos cuñadas solas. —¡Menuda
Se quedó mirando boquiabierta a palmadas en la espalda antes de sorpresa! —Rachel se sentó en uno
su amiga. besar a Julia en la mejilla—. Será de los taburetes—. ¿Fue un
Gabriel rodeaba los hombros divertido tener otro bebé accidente?
de su esposa con el brazo. Estaban correteando por aquí. Quinn y Julia se mordió el labio.
de pie, en medio de la cocina de los Tommy tendrán otro amiguito para —Gabriel no quiere que
Clark. Scott, Tammy y Quinn jugar. —Exacto. —Tammy fue la usemos la palabra «accidente». No
estaban sentados en los taburetes, siguiente en abrazar a Julia, quiere que el bebé crezca
mientras Richard y Aaron hablaban seguida de Scott. Julia miró a pensando que no era deseado.
cerca de los fogones. Rachel, insegura. —¡Claro que no! —exclamó Rachel,
—Estoy embarazada —repitió Julia, —¿Rach? horrorizada—. Ni se me había
con la mirada clavada en su amiga —Yo... —Cerró la boca de golpe. ocurrido verlo así. Lo siento.
y cuñada. Parecía estar a punto de echarse a —Pero... ejem... es evidente que
En la habitación se hizo el silencio. llorar. fue algo inesperado, porque
—Pe... pero no sabía que lo Aaron le rodeó los hombros con un teníamos previsto esperar. Su
estuvierais intentando —balbuceó brazo y le susurró algo al oído. cuñada la miró fijamente.
Rachel—. Pensaba que queríais —Me alegro por ti —logró —Menudo susto, ¿no? ¿Estás
esperar. decir finalmente Rachel. Al cabo de bien?
—Las noticias fueron un momento, abrazó a Julia y a —Al principio no, pero Gabriel se ha
inesperadas, pero bienvenidas — Gabriel a la vez—. De verdad. Me portado maravillosamente. Está
dijo Gabriel, dándole un beso a alegro por los dos. encantado y es difícil no
Julia en la sien. A Julia los ojos empezaron a contagiarse de su entusiasmo.
—Son espléndidas noticias, Julia. llenársele de lágrimas. »Rebecca se ha instalado en
¿Para cuándo lo esperas? — —Creo que deberíamos dejar a las casa y nos ayudará con el bebé.
intervino Tammy. chicas a solas un momento. ¿No Cogeré una baja parcial por
—Para septiembre. —Posó la dan ningún partido en la tele? maternidad y Gabriel hará lo
mano en su vientre ligeramente mismo.
Rachel reprimió la risa mientras la casa y cocine para todos. —Se —Es tan injusto —logró decir
apoyaba un antebrazo en la miró las uñas—. Y podrás quejarte ella, agarrándole la camisa con
encimera. con Diane de lo duro que es ser fuerza—. ¡Ni siquiera lo querían!
—¿Mi hermano cogerá una baja por madre. Jules quería esperar a acabar los
maternidad? Lo creeré cuando lo Nosotros vendremos a pasar los estudios. No me lo puedo creer.
vea. fines de semana. El bebé crecerá Su marido no sabía qué decir.
—Bueno, de hecho es por rodeado de su familia. Cuando Julia anunció la buena
paternidad. Puede hacerlo y quiere —Sí, ésa era la idea. Siento noticia había sentido una punzada
hacerlo. También podría tomarse que haya llegado en este momento. de envidia, pero no era nada
un año sabático, pero se lo guarda Sé que vosotros lo estáis parecido a lo que sentía Rachel.
para más adelante. —Se sentó a la intentando y me siento tan... Tras un año tratando de quedarse
izquierda de su amiga—. Habíamos —No —la interrumpió Rachel embarazada, estaba al borde de la
pensado que podríamos venir a con una sonrisa forzada—. Me depresión.
pasar una temporada aquí cuando alegro por ti. Y voy a ser la mejor No quería que se obsesionara
nazca el bebé. tía del mundo. Espero que algún con las injusticias de la vida ni otras
—A papá le encantaría —dijo día tú puedas ser la tía de mis hijos. cuestiones existenciales de difícil
Rachel, emocionada—. ¿Se lo —Yo también. —Julia sonrió, respuesta.
habéis dicho ya? pero por dentro se le retorcieron las —Sé que estás disgustada, pero
Julia negó con la cabeza. entrañas sintiendo el dolor de su tienes que calmarte un poco.
—Esperábamos a daros la amiga. —Quiero a mi madre. —Apoyó la
noticia a todos. —Mirando hacia el cabeza en el hombro de Aaron—.
salón, añadió—: Probablemente Ella sabría qué hacer.
Gabriel se lo esté pidiendo ahora. Esa noche, de pie en medio —Sabes que adoraba a Grace,
—Papá le dirá que sí. ¿Vendrá del antiguo dormitorio de su pero ni siquiera ella podía hacer
Rebecca también? esposa, que seguía decorado con milagros.
—No lo había pensado. Supongo los trofeos y premios de su infancia, —Pero me daría consejos. Y
que sería ridículo que tres personas Aaron abrazaba a Rachel, que no volveré a verla nunca. —Una
se ocuparan de un bebé. lloraba entre sus brazos. Se sentía nueva tanda de sollozos se
Rachel se la quedó mirando. impotente. escaparon del pecho de la joven.
—No tienes mucha —Rach —susurró, acariciándole la —Sabes que eso no es verdad —
experiencia en bebés, ¿no? Te irá espalda. susurró él, acariciándole la espalda
muy bien que Rebecca se ocupe de una vez más—. Ha sido una
sorpresa, pero tenemos que —No hace falta que nos —¿Y si esto no es temporal? ¿Y si
superarlo. La gente va a seguir rindamos, pero podríamos nunca podemos...?
teniendo niños. ¿No querrás que tomarnos un descanso para —Si fuera así, buscaríamos
esto se interponga en tu amistad relajarnos un poco. otras alternativas. —La abrazó—. Y
con Julia? —¿Un descanso? —Ella lo miró tengamos o no un bebé, nos
—No lo hará. con curiosidad. tenemos el uno al otro. Algo es
—Buena chica. Así que nada de —Dejemos el tratamiento y algo, ¿no crees? Ella asintió.
lágrimas mañana. —Se apartó un olvidémonos de tener niños por una —Tenemos que cuidarnos el
poco y la miró preocupado. temporada. Rachel se cruzó de uno al otro. Y si permito que sigas
—Puedo hacerlo. Antes me he brazos. por este camino, no te estaré
ganado un Oscar. Me habría —No. cuidando como te mereces.
echado a llorar en cuanto lo han Él le cogió una mano. —Me siento una fracasada.
anunciado. —Creo que la presión te está —No lo eres —susurró él—.
—No quiero que actúes, Rachel. afectando. Eres la mujer más increíble que he
Quiero verte bien porque estés —Puedo soportarlo. conocido. Me encantaría formar
bien. —No, cariño, no puedes. Te una familia contigo, pero no a
—Pero es que no estoy bien — conozco bien y por eso te digo que cualquier precio. Si tengo que verte
replicó ella, sentándose en el borde necesitas un descanso. Los dos lo sufrir así, paso. Lo siento, pero así
de la cama. necesitamos. no quiero hijos.
—También quería hablarte de —El tratamiento de fertilidad Ella lo miró sorprendida.
eso. —Aaron se sentó a su lado—. dura un año. No podemos parar —Pensaba que era importante para
En vez de centrarnos tanto en lo ahora. —La barbilla de Rachel ti.
que no tenemos, me gustaría que empezó a temblar. —Lo es, pero tú lo eres más. Tú
empezáramos a valorar lo que —Sí podemos. —Aaron le eres lo más importante y siempre lo
tenemos. Tenemos trabajo, una rozó los labios con los suyos—. serás. —Le apretó el hombro—.
bonita casa, tenemos... Iremos al médico cuando volvamos Quiero recuperar a la mujer con la
—Tenemos tratamientos de a Filadelfia. Y luego nos tomaremos que me casé. Una vez que lo
fertilidad que no están funcionando. unas largas vacaciones. Gabriel me hayamos conseguido, podemos
—Rachel maldijo entre dientes. dijo que nos dejan su casa de Italia. volver a hablar de niños si quieres.
—Hay otras opciones; ya lo hemos Necesitamos un descanso para ¿De acuerdo?
hablado. volver a ser una pareja normal. Rachel permaneció en silencio
—No quiero rendirme todavía. mientras asimilaba lo que Aaron le
estaba proponiendo. De pronto, Respondió volviendo a escupir —Que estabas pendiente de
sintió como si le hubieran quitado antes de echarse a reír a todo lo que necesitaba y me
un gran peso de encima. Por carcajadas. acompañabas a todas las visitas
primera vez en mucho tiempo, —¿Camisetas? —repitió, con el médico. Él murmuró que no
sintió que podía respirar libremente. apoyándose en el mármol—. ¿De era suficiente.
—De acuerdo. dónde sacas estas ideas? Gabriel frunció el cejo.
—Te quiero —musitó él, —No lo digo yo, ha sido tu —¿Le dijiste algo más?
abrazándola. padre. Creo que nadie me había —Le pregunté qué le
dicho antes que estaba orgulloso preocupaba, pero entonces se
de mí por haberme acostado con cerró en banda. ¿Crees que puede
Al otro extremo del pasillo, alguien. Mi padre dijo que se tener algo que ver con Simon y
Julia apoyó la cadera en la alegraba, no que estuviera Natalie?
encimera del lavabo mientras orgulloso. Gabriel dejó el cepillo en —Lo dudo. Si hubiera alguna
observaba a su marido lavarse los el soporte. novedad, nos habría avisado.
dientes. —Yo también lo estoy. —Supongo —admitió Julia,
—Tu padre está orgulloso de Se miraron en silencio. sacudiendo la cabeza—. Me
nosotros porque vamos a tener un —Sí que lo estás. —Julia sonrió—. prometió que nos protegería a
bebé. El tío Jack pareció alegrarse pero distancia y yo le dije que se lo
Él asintió sin dejar de cepillarse los estaba muy raro. agradecía. Ha sido una
dientes. —¿Qué dijo? conversación muy extraña.
—Eso quiere decir que está —No es tanto por lo que dijo. —Tu tío Jack es una persona
orgulloso de que hayamos Me felicitó, pero no dejó pasar la peculiar. Tal vez quiera darle una
practicado sexo y de que me hayas oportunidad para darme un sermón. paliza a Greg Matthews para
fecundado. ¿Crees que hacen Gabriel alzó las cejas. asegurarse de que te dé una baja
camisetas que expresen esos —¿Sobre qué? por maternidad.
sentimientos? —Sobre la necesidad de —El profesor Matthews ya la
Gabriel se atragantó y escupió en el protegerme, a mí y al bebé. Le ha autorizado. No necesito la ayuda
lavabo. aseguré que estábamos del tío Jack para eso. —Con una
—¿Estás bien? —preguntó perfectamente, pero entonces me sonrisa, Julia salió del cuarto de
ella, solícita, dándole unos preguntó qué hacías tú para baño.
golpecitos en la espalda—. protegernos. Se acercó a la ventana y contempló
¿Puedes hablar? —¿Y qué le dijiste? el cielo sin estrellas.
Gabriel vio su cuerpo con más fuerza—. ¿Le has contado Él dejó de acariciarla y permaneció
silueteado bajo la tela del camisón alguna vez a Rachel cómo nos unos instantes en silencio.
antiguo de hilo blanco: las largas conocimos? —Yo también tengo algunos
piernas, las caderas y su culo —No. Era un recuerdo demasiado buenos recuerdos de mi madre.
redondeado. Apagó la luz y se precioso y, a la vez, demasiado Siento que Sharon te hiciera daño.
plantó tras ella. Le apartó el pelo de doloroso. Ojalá pudiera borrar esas cosas de
la nuca con sus hábiles dedos. —¿Y ahora? tu vida.
—La conversación con mi —Tampoco. Me gusta que sea —No entiendo por qué se
hermana no ha debido de ser fácil. nuestro secreto. Tu familia es molestaba en ser amable a veces si
Aunque pensaba que se lo tomaría genial, pero no creo que lo luego siempre volvía a maltratarme.
peor. entendieran. Y mi padre te Él volvió a acariciarle el pelo.
Entrelazó los dedos con los de perseguiría con una escopeta. —Yo sí que lo entiendo. Es
ella y apoyó las manos unidas de —Ya veo. típico de los maltratadores. Tratan
ambos encima de donde crecía su Gabriel le acarició la nuca mal a sus víctimas, pero siempre
bebé. suavemente hasta que ella se alternan esos maltratos con
—Aaron y Rachel llevan tanto encogió. períodos de amabilidad. Así la
tiempo intentándolo y ahora —Lo siento —murmuró él—. Me víctima se queda a su lado,
llegamos nosotros y ¡boom! había olvidado de la cicatriz. esperando a que vuelva esa
¡Sorpresa: estamos embarazados! —No pasa nada. Me has pillado por amabilidad. Pero cuando lo hace,
Gabriel se echó a reír y le apoyó la sorpresa. dura poco. Sé lo que se siente. Por
barbilla en el hombro. Volvió a acariciarle la nuca, esa vez desgracia. Julia se volvió hacia él.
—No fue exactamente así. Hubo con cuidado de evitar la cicatriz —Hemos superado muchas cosas.
intervención divina. causada por su madre. —Sí.
—¿De verdad lo crees? —Sharon era una buena —Lo que pasó con Simon ya no me
—¿Tú no? —Gabriel se tensó. madre a veces, cuando no bebía y atormenta. Siento que hemos
—Sí, lo creo, pero me siento no había ningún hombre en casa. pasado página.
culpable. Me parece injusto — — Julia tragó saliva con dificultad— Él maldijo entre dientes.
susurró Julia. . Me llevaba al zoo o hacíamos —Ese hijo de puta tiene suerte
—Tal vez deberíamos picnics. Me dejaba ponerme su de que su poderosa familia lo
esforzarnos más en apoyarlos. Esto ropa y me peinaba. Me lo pasaba proteja. Todavía tengo ganas de
tiene que ser muy duro para ellos. muy bien. darle una buena lección. Y a su
— Besándole la nuca, él la abrazó novia también. A tu tío Jack no le
hizo gracia que los dejáramos Gabriel le acarició el vientre por Nos ha llenado de amor y
escapar tan fácilmente. encima del camisón. bendiciones —dijo con un hilo de
Julia le puso una mano en el pecho. —Para ser una buena madre hay voz.
—Todo eso está superado. que ser buena persona. Y tú eres la —Me alegro mucho de no haber
Simon va a casarse y Jack dijo que mejor persona que conozco. tenido que pasar por esto sola.
Natalie se ha ido a vivir a California. —La besó con delicadeza—. Al —Yo también.
—Cuanto más lejos, mejor. estar aquí, en esta casa, recuerdo Cogiéndola de la mano, Gabriel la
—No sé si seré una buena madre, cómo era la vida con mis padres. llevó a la cama.
pero, desde luego, sé lo que no Podemos tener un hogar como el
tengo que hacer. suyo, lleno de amor y alegría. Dios
ha sido espléndido con nosotros.
76

Durham, Carolina del Norte tratado muy bien. Y ya no se sentía Abrió el sobre y se sorprendió
culpable por acostarse con él, al ver que contenía un montón de
April Hudson entró en su bloque de porque iban a casarse. Se fotos de gran tamaño, en blanco y
pisos un lunes por la tarde y se despertaría a su lado cada mañana, negro. Todas estaban fechadas el
detuvo a recoger el correo. para siempre. 27 de septiembre de 2011.
Acababa de regresar de un fin de (Estaba tan sumida en sus Empezó a notar un extraño
semana romántico en los Hamptons pensamientos que no se fijó en el zumbido en los oídos, así como el
con su prometido, Simon Talbot. ex marine de Filadelfia que estaba ruido de las llaves, que se le habían
Suspiró al acordarse de él. Era sentado en un coche oscuro al otro caído al suelo.
alto, rubio y muy guapo. Era listo y lado de la calle, observándola En las fotos se veían dos
pertenecía a una buena familia. Y mientras recogía las cartas. Desde cuerpos entrelazados en una cama.
las cosas que le hacía... luego, no tenía ni idea de que el ex La identidad del hombre era
Los Hamptons eran un lugar militar se estaba asegurando de inconfundible. Era el cuerpo de
con un gran valor sentimental para que nadie perjudicara a su sobrina Simon, sus posturas, su técnica.
los dos. Era donde ella le había ni al hijo que ésta iba a tener.) Pero la mujer que estaba con
entregado su virginidad y donde él Al fondo del buzón encontró él no parecía una mujer. Era muy
le había pedido que se casaran. un sobre manila. Llevaba su joven, más bien parecía una
(No el mismo fin de semana, se nombre, pero no dirección, ni sello, adolescente.
entiende.) ni remitente. Sorprendida, entró en Y las cosas que estaban haciendo...
Mientras revisaba el correo, su el ascensor para subir a su piso. April se cubrió la cara con las
mente era un feliz remolino de Una vez allá, cerró la puerta, soltó manos mientras un grito angustiado
planes de boda y de recuerdos del el equipaje y se dejó caer en el sofá escapaba de sus labios.
fin de semana. Simon la había de un salto.

77
Washington, D. C. Simon miró la foto que le —¿April las ha visto?
quedaba más cerca. Cogiéndola, la —Sí. Se puso histérica. Su
Esa tarde, Simon Talbot llamó a la examinó y palideció madre ha tenido que ir a Durham
puerta de la oficina de su padre en inmediatamente. para estar con ella. Ha tenido que
la casa familiar de Georgetown. —¿Y bien? ¿Las habías visto llevarla al hospital.
Robert, el director de campaña de antes? —repitió su padre, iracundo, —¿A qué hospital? ¿Cómo se
su padre, lo había ido a buscar y le elevando el tono de voz y dando un encuentra?
había ordenado que volviera a casa sonoro puñetazo en la mesa. —¡Céntrate en el problema,
inmediatamente. —No. —Simon volvió a dejar chico, por el amor de Dios! ¿Tienes
No tenía ni idea de qué podía la foto en la mesa, lentamente, idea de lo que esto significa para la
ser tan urgente. Aquella mañana se mientras un escalofrío de miedo le campaña?
había despedido de April tras pasar recorría la espalda. Simon apretó los puños.
un fin de semana tranquilo pero —Eres tú, ¿no? —¿No puedes olvidarte de la
muy activo sexualmente. El fin de —Ah... campaña ni por un minuto? ¿Sabes
semana siguiente tenía previsto —¡No me mientas! ¿Eres tú? si April hizo alguna tontería?
sorprenderla volando a Durham. —Sí. —Simon sintió una opresión ¿En qué hospital está?
Pronto acabaría el semestre y la en el pecho que le dificultaba —Tenemos suerte de que los
ayudaría a trasladar sus cosas y su respirar. Hudson no estén interesados en
vida al apartamento de Washington, —¿Sacaste tú las fotos? hacernos chantaje. Lo único que
a su lado, donde tenía que estar. —No, papá, te lo juro. No tengo ni quieren es que te alejes de su hija y
—Adelante —dijo el senador. idea de quién las hizo. la dejes en paz. La boda se ha
Simon abrió la puerta y se acercó a Su padre maldijo en voz alta. cancelado, obviamente. Mañana
la silla situada frente al escritorio de —Éstas son copias. ¿Tienes idea harán el anuncio oficial.
su padre. de cómo han llegado a mis manos? Simon se sacó el móvil del
—No te molestes en sentarte. Él negó con la cabeza. bolsillo y marcó una tecla. Se llevó
Esto no nos llevará mucho tiempo —Me las ha dado el senador el teléfono al oído, pero poco
—lo interrumpió el hombre, Hudson. Alguien le envió los después un mensaje grabado le
malhumorado y seco como originales a tu novia. Ella se lo hizo saber que ese número ya no
siempre—. ¿Has visto esto? —Dejó contó a su padre, quien hizo copias estaba en servicio.
caer un montón de fotografías, que y me las envió. —Papá, puedo explicarlo. Déjame
se desparramaron por la mesa. La opresión del pecho de Simon que hable con April. No es lo que
empeoró. ella piensa.
—¡Ni se te ocurra! —bramó su —Papá, te juro que puedo «ironía».)
padre—. Robert ha reconocido a la arreglarlo. Déjame hablar con April. Había intentado hablar con
chica que sale en las fotos. Era una —No. —El senador se levantó, April en repetidas ocasiones, pero
becaria que aún estaba en el fulminando a su hijo con la sin éxito. Le había enviado flores y
instituto y que hizo prácticas en mi mirada—. Los Hudson quieren que cartas, pero se las habían devuelto
oficina. ¿Es que no te das cuenta la dejes en paz y eso es todas sin abrir. Le escribió emails,
del daño que has causado? ¿Cómo exactamente lo que vas a hacer. pero ella le bloqueó el acceso a su
has podido ser tan imbécil? —Pero, papá, yo... cuenta.
—Pero de esto hace un año. La —¡Haz lo que te mandan por una Luego probó a esperarla a la
fecha está mal. Te juro que a April vez en la vida! —vociferó el puerta de su casa, pero lo único
le he sido fiel. La amo. hombre. que consiguió fue que lo arrestaran.
—¿La amas? —se burló su padre— Simon agarró un jinete de bronce Ahora estaba sentado en una
. Pero no dejaste a tu puta pelirroja. que había sobre la mesa y lo lanzó comisaría de policía, esperando
Simon dio un paso adelante. contra la pared. enterarse de si habían interpuesto
—No es verdad. Rompí con ella. Lo —¡Eres tú el que nunca me cargos contra él. No tenía abogado
digo en serio, papá. April es distinta escuchas! —exclamó—. Te pasas y sabía que esta vez no podía
a las demás. la puta vida gritando y dando contar con la ayuda de su padre.
El senador movió la mano en el aire órdenes, pero nunca escuchas. Así Su último arresto —tras el
como si estuviera espantando una que jódete. Que se joda la asalto a Julia— había sido
mosca. campaña y la familia. Lo único que merecido. La furia se había
—Es demasiado tarde. Ella ya me ha importado en la vida es April adueñado de él y había querido
no quiere saber nada de ti. Y no me y no pienso perderla. hacerla sufrir. Pero con April había
extraña. La chica de las fotos tenía Con esas palabras, salió del actuado movido por el amor. Su
diecisiete años y trabajaba para mí. despacho dando un portazo. única esperanza en esos
Te acostaste con ella y la incitaste momentos era aceptar el arresto y
a beber y a consumir drogas. ¡Y declararse culpable. Tal vez más
todo está registrado en esas Sentado en la comisaría de adelante pudiese arreglar las
jodidas fotos! —Barrió la superficie Durham, Simon pensaba que era cosas. Tal vez April o su madre,
de la mesa con el brazo, lanzándolo una amarga ironía. que era una mujer amable y
todo por los aires: fotos, bolígrafos (Ya que, a diferencia de Gabriel, compasiva, le concedieran cinco
y papeles. Simon no conocía el auténtico minutos para explicarse.
significado de la palabra
No sabía quién le había hecho que ganaba algo rompiendo el con ella, le haría una visita a
esas fotos. No le había contado a compromiso de Simon. De un solo Natalie en Sacramento.
Natalie ese encuentro, aunque ella golpe, lo había perjudicado a él, a Con estas ideas en la cabeza,
había estado en esa habitación de April y a la campaña de su padre. Y Simon esperaba que le
hotel otras veces. Tal vez había la conocía. Era una zorra vengativa, comunicaran su destino legal. No
contratado a alguien para que lo muy capaz de hacer algo así. tenía ni idea de que Jack Mitchell
espiara. Así que, mientras esperaba a estaba sentado en su oscuro
Pero estaba convencido de que pasara el tiempo para volver a Oldsmobile a la puerta de la
que había sido Natalie la que se las acercarse a April y hacer las paces comisaría, pensando en su sobrina
había enviado a April. Era la única embarazada y sonriendo.
78

Cambridge, Massachusetts Esperaban poder saber el sexo del —Y con una sonrisa, salió para que
bebé. Julia se cambiara.
Cuando Julia dejó por fin de sufrir —Rollito de primavera es un Minutos después, su
mareos matutinos, desarrolló una niño —susurró Julia, tratando de redondeado vientre estaba cubierto
extraña obsesión con la comida ignorar las molestias que le por un gel pegajoso. Cuando la
tailandesa. Su restaurante tailandés provocaba la vejiga, que estaba a pantalla empezó a ofrecer
favorito estaba cerca de su antiguo punto de explotar. imágenes, Julia no podía apartar
apartamento en Cambridge. Insistía —No —replicó Gabriel con los ojos. Éstas cambiaban
en que la comida de ese una sonrisa—. Confía en mí. rápidamente y lo único que
restaurante era la única que Conozco bien a las mujeres y este distinguía con claridad era la
calmaba sus antojos, así que bebé es niña, no me cabe duda. cabeza o el cuerpo. El pobre Rollito
Gabriel o Rebecca se aseguraban Ella no pudo evitar echarse a reír. de primavera parecía un
de encargar comida para llevar casi Cuando la técnica que iba a extraterrestre.
a diario. realizarle la ecografía dijo su —Tenemos suerte —dijo
A juzgar por la dieta de su nombre, Julia apretó la mano de su Amelia, tocando varios botones
esposa, Gabriel empezó a marido antes de seguirla a la sala para capturar imágenes—. El bebé
sospechar que el setenta y cinco de ultrasonidos, sola. está bien colocado y podemos
por ciento de su masa corporal (y (A esas alturas Gabriel ya sabía echarle un buen vistazo.
de la del bebé) estaban que no servía de nada discutir con Julia suspiró aliviada. Estaba muy
compuestas por rollitos de el personal del hospital.) —¿Quiere nerviosa.
primavera. Así que dejaron de saber el sexo del bebé? —le —Tomaré unas cuantas imágenes
referirse a él (o ella) como Ralph. preguntó la mujer, dejando una más y luego avisaremos a su
Gabriel, Rebecca y, poco después, batita sobre la camilla. marido, ¿de acuerdo?
Julia empezaron a llamarlo Rollito —Oh, sí, desde luego. Estamos —Gracias.
de primavera. deseando saberlo. Poco después, la mujer fue en
A finales de abril, los Emerson —Por supuesto. La dejo un busca de Gabriel. Cuando entró en
volvieron al hospital Mount Auburn momento para que se cambie. En la habitación, se acercó
para una nueva ecografía. seguida vuelvo. Me llamo Amelia. rápidamente a Julia, le cogió la
mano y se la llevó a los labios.
—¿Y bien? —preguntó, —Ahora que sabemos que Gabriel se aclaró la garganta.
volviéndose hacia la técnica, que se Rollito de primavera es una niña, —He estado mirando algunas
había vuelto a sentar frente a la podríamos empezar a prepararle la cosas por Internet.
pantalla. habitación —comentó una tarde —¿Ah, sí? ¿En qué página web?
—El bebé se está mientras iban en el Volvo un ¿La de Restoration Hardware?
desarrollando correctamente. Todo sábado de mayo—. También —Claro que no —respondió él,
está bien —respondió ella, tendríamos que hablar del nombre. ofendido—. Las cosas que venden
señalando la pantalla—. —Me parece bien. no son adecuadas para la
Felicidades, van a tener una niña. —¿Por qué no piensas en lo que habitación de un bebé.
Una amplia sonrisa de felicidad quieres y vamos de compras? Julia —Entonces, ¿en dónde?
apareció en la cara de Gabriel. se volvió hacia él. Él le dirigió una mirada triunfal.
Los ojos de Julia se llenaron —¿Ahora? —En Pottery Barn Kids.
de lágrimas y se cubrió la boca con —No, ahora vamos a comer, Julia gruñó.
la mano como si estuviera muy como te he prometido, pero luego —Nos hemos convertido en
sorprendida. podríamos empezar a mirar cosas yuppies.
—Te lo dije, mamá. Conozco a las para la habitación. Algo que sea Gabriel la miró fingiendo
mujeres —bromeó él, dándole un bonito pero funcional. Cómodo para horrorizarse.
beso en la mejilla. ti y para ella, pero no demasiado —¿Por qué lo dices?
—Vamos a tener una niña —repitió infantil. —Vamos en un Volvo y estamos
Julia. —Es un bebé, Gabriel. Sus cosas hablando de comprar los muebles
—¿Te parece bien? —preguntó van a ser infantiles. en el Pottery Barn.
Gabriel, preocupado. —Me parece —Ya sabes a qué me refiero. —Para empezar, los Volvo son
perfecto —susurró ella. Quiero que sea elegante, que no unos coches muy seguros y mucho
parezca un jardín de infancia. más bonitos que los
—¡Madre mía! —Julia disimuló monovolúmenes. Y los muebles de
la risa mientras se imaginaba qué Pottery Barn resulta que son
Gabriel hizo copias de las iba a diseñar el Profesor para su funcionales y atractivos al mismo
ecografías y las enmarcó, pero hija. tiempo. Me gustaría llevarte a una
resistió la tentación de colocarlas (Se imaginó algo en madera tienda y así lo compruebas con tus
fuera de la intimidad del dormitorio oscura y cuero color chocolate, con propios ojos.
y del estudio. cortinas y cojines llenos de
rombos.)
—Mientras me lleves a tomar Esa noche, tarde, Gabriel se (Se había disgustado un poco
comida tailandesa antes, no hay dirigió al dormitorio tras haber al enterarse de que la lista de
problema. pasado un buen rato anotando regalos de Pottery Barn Kids no
Esta vez fue Gabriel quien puso los cosas que iban a necesitar para la incluía libros infantiles en italiano ni
ojos en blanco. habitación de la niña. Algunas en yidish.)
—De acuerdo, pero pediremos formarían parte de la lista de Al pasar junto a la cama,
que nos la pongan para llevar y nos regalos del bebé. No habían camino del cuarto de baño, se fijó
la tomaremos en el parque. Y yo pensado hacer una lista de ésas, y en que los pies de Julia le
me pediré comida hindú. Si vuelvo al principio a Gabriel le extrañó asomaban por debajo del edredón.
a ver un plato de Pad Thai en mi mucho la idea, pero finalmente El resto del cuerpo lo tenía bien
vida, no respondo de mis actos. accedieron por la insistencia de sus tapado.
Julia se echó a reír a carcajadas. hermanas (Kelly y Rachel) y de Sonriendo, tiró del edredón para
Diane, Cecilia y Katherine. tapárselos.
79

Mayo de 2012 en peligro yendo a hablar con los que Simon estaba tratando de
Sacramento, California periódicos sensacionalistas. reconquistar a April, pero nadie
Alguien se le había adelantado. creía que fuera a conseguirlo.
Natalie Lundy estaba Probablemente una ex amante Y, desde luego, ni Natalie ni
especialmente animada ese día. La celosa o un rival político del padre Simon sospechaban que Jack
noticia de la ruptura entre Simon y de Simon. Mitchell estuviera detrás de sus
April era de dominio público. La Por suerte para ella, Natalie no problemas, lo que permitía al ex
familia de Simon le había dado la conocía los planes de venganza de marine dormir tranquilo por las
espalda y la campaña del senador Simon. Ni que éste había noches, sabiendo que había hecho
Talbot había quedado muy tocada. abandonado dichos planes cuando lo necesario para proteger a su
En resumen, ya no había April decidió no presentar cargos sobrina embarazada.
motivo para poner su nuevo trabajo contra él. Le llegaron rumores de

80

Julio de 2012 —Ya he hablado con Patricia. embarazo avanzaba, Julia se sentía
Boston, Massachusetts Nos está esperando. —Con una cada vez más incómoda durmiendo
sonrisa, Gabriel añadió—: De desnuda. Y como ninguna de sus
—No acabo de estar convencida. — hecho, le he encargado ya algunas prendas de lencería sexy le iba
Julia titubeó antes de entrar a la cosas. bien, había empezado a dormir con
tienda de Agent Provocateur, de la Julia reconoció el nombre de pantalones de yoga y camisetas
calle Newsbury. la encargada, ya que se habían amplias. A él no le hizo ninguna
—¿Por qué no? —Gabriel le dio la visto antes. A Gabriel no le daba gracia el cambio.
mano. vergüenza comprar ropa interior Por eso había tomado cartas en el
—Porque no es una tienda femenina. Al contrario, le gustaba asunto.
premamá. No tendrán nada que me elegirla personalmente, al menos Patricia les dispensó una
vaya bien —respondió, para ocasiones especiales. calurosa acogida y los llevó a un
ruborizándose. Y aquélla era una ocasión cambiador amplio y privado, donde
especial. A medida que el
ya los esperaba una hilera de —¿Qué? hizo de lado, dándole la espalda a
camisones, batas y ropa interior. —He dicho que te quites la ropa. su esposa para no disgustarla.
—Llamadme si necesitáis algo Ella dio un paso atrás. Se sirvió un vaso de Perrier y
—les dijo, señalando el teléfono —No puedo. echó un vistazo a algunas de las
interno que había sobre una mesita, —Confía en mí —susurró Gabriel, prendas. Conociendo a Julianne, no
antes de dejarlos a solas. acercándose. había pedido nada
Julia acarició la gasa negra Julia alzó la cara hacia él. La exageradamente provocativo, como
transparente de un picardías, miraba con dulzura, pero con una camisones que no cubrieran los
mientras Gabriel la observaba gran determinación. —¿Quieres pechos, por ejemplo. Se trataba de
como si fuera un gato hacerme llorar? conseguir que ella volviera a
contemplando a un ratón. Gabriel se tensó. sentirse sexy y recuperara la
—No puedo hacerlo —dijo ella, —No. Estoy tratando de que te confianza, no que se sintiera aún
mirando hacia el gran espejo triple veas con mis ojos. — peor.
con hostilidad. Inmediatamente después, le hizo Aunque si de él dependiera
—¿Por qué no? Estamos un gesto con el dedo para que se habría elegido algunas cosas que
solos. Mira, Patricia nos ha acercara y ella obedeció. sobrepasarían los límites de su
preparado unas bebidas. —Gabriel Sujetándola por los hombros, le dio esposa, no quería incomodarla ni
puso unos cuantos cubitos en un un beso en la frente. disgustarla. Se suponía que tenía
vaso y los cubrió de ginger-ale. —Elige algo que te guste y que ser una tarde de compras
Julia aceptó la bebida, agradecida. pruébatelo. Me sentaré aquí, de divertida y, si había suerte,
—No tengo un buen día. Parezco espaldas, mientras te lo pones. Si excitante.
una vaca. no gusta nada de lo que hay aquí, —Me aprieta un poco —se quejó
—No pareces una vaca —repuso él iremos a otro sitio. ella.
con decisión—. Estás embarazada. Julia se apoyó en su pecho y él le —Se supone que van un poco
Y eres preciosa. acarició los costados arriba y abajo. apretados. Ven aquí para que
Ella bajó la vista. Suspirando, se resignó y llevó pueda verte. —Gabriel clavó la
—No quiero mirarme en ese algunos modelos a la pared del vista en el espejo y contuvo el
enorme espejo. Pareceré un fondo, donde había varios aliento.
autobús visto desde tres ángulos. colgadores. —Creo que necesito una talla más.
—Qué tontería. —Le quitó la bebida Sonriendo, Gabriel se sentó en —No lo creo. Le di tus medidas a
de la mano y la dejó en la mesita—. el sillón de piel colocado a poca Patricia.
Quítate la ropa. distancia de los espejos, pero lo
—¿Hiciste qué? —exclamó ella—. acabarían haciendo el amor en el contrario. Estaba tratando de
Pero si estoy enorme... sillón y la tarde de compras se seducirla.
—Julianne —dijo él, en tono habría acabado casi antes de Gabriel le echó el pelo a un lado y
autoritario—. Ven aquí. empezar. Tenía que aguantar un le pegó los labios a la oreja.
Ella respiró entrecortadamente y se poco, por muy tentadora que —Piensa en cómo te sentirás
acercó a los espejos. estuviera. cuando te lo quite.
El corazón de Gabriel se aceleró al —¿Qué te parece? —le preguntó a Y olvidándose de todo, le besó
verla. ella, con voz ronca. el cuello, sacando un poco la
Llevaba un picardías modelo —Me gusta, aunque sigo lengua para probar el sabor de su
Syble, de gasa negra adornada con pensando que me aprieta un poco. piel.
pequeñas flores rosas bordadas. —Tiró de las cintas, dejando un —Hace mucho calor aquí, ¿no
Se había dejado puestas las bragas poco más al descubierto sus crees? —Julia se apoyó en él,
de embarazada negras, pero se crecidos pechos. cerrando los ojos.
había puesto también unas medias Gabriel se los cubrió con las manos —Y sólo acabamos de
asimismo negras con costura en la y apretó con delicadeza. empezar. —Gabriel se pegó a su
parte de atrás. —Te queda como un guante. espalda para que notara su
—Impresionante. Tienes un cuerpo precioso. prominente erección—. Creo que
Julia se había detenido frente La mirada de Julia se iluminó. estamos de acuerdo en que este
al espejo, con la mano sobre el —¿Lo crees de verdad? modelo nos lo llevamos. Ahora,
vientre, entre las dos alas del —Por supuesto. —Le acarició pruébate otro.
picardías. Luego se volvió los pechos por encima de la tela, Ella se volvió para besarlo y le
lentamente para verse por detrás. deslizando los pulgares por los enredó los dedos en el pelo. Y
—Estás perfecta. sensibles pezones. siguió besándolo hasta que casi se
Los ojos de ella buscaron los de Julia abrió un poco la boca al olvidaron de qué habían ido a hacer
Gabriel en el espejo. notar las sensaciones que le allí.
Él no pudo permanecer quieto. provocaban sus dedos mientras la Gabriel se acercó a la mesita y
Se levantó y se situó a su espalda, devoraba con la mirada. Su marido levantó el auricular del teléfono.
resistiendo el impulso de estaba excitado y no lo ocultaba. Al —¿Patricia? Vamos a necesitar
acariciarla. Sabía que si la tocaba, más hielo.
81

Agosto de 2012 Le escribió un email a Julia Era feliz. Podría vivir en casa
Cerca de Burlington, Vermont contándole las novedades laborales mientras ahorraba para la entrada
y, de este modo, reanudaron su de una vivienda propia. Ayudaría en
A lo largo del invierno, Paul cada amistosa correspondencia la granja cuando pudiera, aunque
vez pasó más tiempo con Allison. ocasional. La sorpresa de Paul fue los nuevos empleados parecían
Iban a cenar y al cine. Flirteaban a cuando menos mayúscula cuando tenerlo todo bajo control. Y la salud
través de emails y mensajes de en abril recibió un correo suyo en el de su padre había mejorado
texto. Y en la granja de los Norris que le comunicaba que estaba notablemente.
nunca faltaba el café de Dunkin’ embarazada. Mientras desembalaba sus
Donuts ni las galletas caseras. Como llevaban varios meses libros en la oficina, encontró las
De hecho, su amistad con Ali sin hablar, no se atrevió a figuras de Dante y Beatriz. Se dio
(porque seguía llamándola así) se preguntarle sobre su cambio de cuenta de que la empresa que las
había convertido en algo muy opinión respecto al embarazo. No fabricaba había ignorado sus
importante para él. Siempre quería disgustarla. Su amistad era repetidas peticiones de que crearan
esperaba con ganas volver a verla demasiado valiosa para él. Y, una figura de Virgilio.
el fin de semana. Y aunque su además, no podía olvidar que (Su respuesta siempre era la
relación física no había ido más allá Gabriel iba a revisar su tesina, así misma: que Virgilio no era un
de unos cuantos besos castos, su que se limitó a escribirle un héroe. Pero todo el mundo necesita
conexión era cada vez mayor. mensaje de felicitación y a un poco de acción de vez en
Ambos se llevaron una prometerle que le enviaría un cuando.)
enorme alegría cuando en marzo le regalo al bebé desde Vermont. Mientras colocaba a Dante y Beatriz
ofrecieron a Paul una plaza de En junio había defendido la sobre el escritorio, alguien llamó a
profesor auxiliar en el tesina con éxito y se había la puerta. —Adelante —dijo por
Departamento de Lengua Inglesa graduado por la Universidad de encima del hombro—. Está abierto.
del Saint Michael’s College. No Toronto y a finales de agosto —Hola.
perdió tiempo discutiendo el salario, trasladó sus libros a su nueva Cuando Paul apartó la vista de
un menor número de clases o oficina del campus del St. Michael’s Dante y Beatriz y se volvió, Allison
cosas parecidas. Se limitó a College. estaba en el umbral.
aceptarlo. Encantado.
En ese instante, a pesar de —Mi hermana necesitaba Dos manchas de rubor colorearon
que la había visto mil veces y de ayuda con los niños. Sólo tenía las mejillas de la chica.
que la conocía desde hacía años, previsto estar allí una semana, pero —Pensaba que no te acordabas.
se dio cuenta de lo bonita que era. ya sabes cómo son estas cosas. — Él la miró fijamente.
La cara, el pelo, los ojos... Era Levantó la mano para apartarle el —¿Cómo podría olvidarlo? Cada
hermosa. pelo de la frente—. Te he echado vez que huelo una rosa, pienso en
—He pensado que quizá te de menos. Contaba los días. ti.
encontraría aquí y que tal vez —Yo también te he echado de —Ya no uso fragancia de rosas. Me
necesitaras ayuda. menos. Mucho. cansé.
—No hay que hacer gran cosa. Se quedaron mirándose en silencio Él le colocó la mano en la mejilla.
Sólo estaba colocando los libros. — lo que pareció una eternidad, hasta Allison se apoyó en ella y cerró los
Dejó la caja vacía en el suelo. que Paul recuperó el habla: ojos.
Los ojos de ella perdieron su brillo. —Iba a tomarme un descanso. ¿Te —¿Volverías a usarla para mí?
—Oh, bueno. No quería molestarte. apetece ir a tomar pizza al Ella abrió los ojos y lo miró
Te dejo con tus cosas. American Flatbread? solemne.
Cuando se volvió para irse, a Paul —Me encantaría. —Allison hizo —Sólo si vas en serio.
el alma se le cayó a los pies. ademán de ir a salir del despacho, —Voy en serio —la tranquilizó,
—Espera. pero Paul le tiró de la mano: dejando que leyera sus
Se levantó, se acercó a ella y le Ella le dirigió una mirada confusa. sentimientos en su mirada. —
cogió la mano. —Rosas —susurró él, acariciándole Entonces sí.
—Me alegro de verte. los nudillos con sus dedos Acercándose, Allison lo besó.
Allison le sonrió. encallecidos por el trabajo. Paul cerró la puerta con un suave
—Me alegro de que me veas. —¿Qué? empujón y la abrazó.
—Has estado fuera dos semanas. —Nuestra primera vez. Tu piel olía
a rosas.

82

9 de septiembre de 2012 Cambridge, Massachusetts


Un gemido sordo salió del cuarto de —Eso creo. Las contracciones que había dormido toda la noche.
baño. son fuertes y regulares — Luego se pasó los dedos por la
Gabriel abrió los ojos, confuso. respondió, tratando de respirar cara—. Ahora no tengo tiempo de
Por un momento no supo dónde hondo y de relajarse, tal como afeitarme.
estaba. Al oír un nuevo gemido, se había practicado con su profesora —Mírate.
levantó y fue tropezando en la de yoga, que le había asegurado Gabriel se miró en el espejo.
oscuridad hasta la puerta del baño. que funcionaría. Para su sorpresa y disgusto, se dio
—Cariño, ¿estás bien? (Estaba empezando a plantearse cuenta de que iba sólo con ropa
Abrió la puerta y se encontró a pedirle que le devolviera el dinero.) interior, con unos bóxers
Julia doblaba, agarrándose con —¿Cada cuántos minutos tienes descarados que llevaban impresa la
tanta fuerza a la encimera del contracciones? frase «Los medievalistas lo hacen
lavabo que tenía los nudillos —Cada seis —respondió ella, en la (era de la) Oscuridad» en
blancos. Estaba respirando molesta. letras fosforescentes.
profundamente. Estaba tratando de —Mierda. Dame un minuto.
—¿Quieres que llame a Rebecca? concentrarse en la respiración y las Julia lo siguió bamboleándose, sin
—Gabriel se volvió, dispuesto a constantes preguntas de Gabriel poder aguantarse la risa.
echar a correr escaleras abajo. (por mucho que lo amara) no la —A Scott le gustará saber que su
—No, llama al hospital. estaban ayudando. regalo de Navidad nos ha
—¿Y qué les digo? —La enfermera dice que acompañado al hospital. Al menos,
—Que creo que estoy de parto. debemos ir al hospital si
Él se asustó. Empezó a inmediatamente. Ya tengo tu bolsa se va la luz, podremos encontrarte.
hacerle preguntas a toda velocidad, y la canastilla del bebé. ¿Estás Sólo tendrás que bajarte los
mientras buscaba las gafas y el lista? —preguntó Gabriel, tratando pantalones.
móvil en el dormitorio para llamar al de aparentar calma y acariciándole —Estás muy chistosa hoy, señora
Servicio de Maternidad del hospital la espalda por encima de la amplia Emerson.
Mount Auburn. camiseta. Ella siguió riéndose. Ese faux pas
—¿Has roto aguas? —le preguntó —Sí, vamos. —Enderezándose, estilístico le parecía de lo más
poco después, siguiendo las miró a su esposo de arriba abajo—. gracioso.
instrucciones de una enfermera. No puedes ir así. Durante las dos últimas
—No. Tu tarima sigue intacta. —¿Por qué no? —se semanas, había dejado de usar la
—Muy graciosa, Julianne. ¿Ha sorprendió él, peinándose un poco lencería que habían comprado en
empezado el parto? con los dedos para que pareciera Agent Provocateur con la excusa
de que no la abrigaba lo necesario. (Entre paréntesis, debe Cuando la contracción hubo
Gabriel había replicado que los destacarse que Julia siempre se pasado, él le dio la mano, la ayudó
pantalones de yoga y las camisetas refería a Pottery Barn como a bajar la escalera y a subir al
eran un agravio a su atractivo Protestant Barn, ya que le parecía Volvo, donde Gabriel ya había
sexual y le había sugerido que se que todos sus muebles eran el vivo hecho instalar una sillita de bebé.
arrimara a él si tenía frío. Pero Julia retrato de la cultura WASP o, lo que Antes de ponerse en marcha, le
había preferido abrazarse a su es lo mismo, la cultura blanca, envió un SMS a Rebecca,
almohada corporal. anglosajona y protestante. Los poniéndola al corriente y
—Esos bóxers medievales son muebles le parecían preciosos, asegurándole que se mantendría
un agravio a tu atractivo sexual —lo pero demasiado caros.) en contacto.
provocó, sujetándose el vientre Entre los que compraron y los Poco después llegaron a l Bain
mientras se reía a carcajadas. generosos regalos de sus parientes Birthing Center, l a sección de
Él la fulminó con la mirada y amigos, habían convertido una de maternidad del hospital Mount
mientras se ponía una camisa y las habitaciones de invitados en Auburn. Una vez que estuvieron
unos vaqueros. Luego la sujetó por una tranquila habitación infantil. instalados en su habitación, Gabriel
el codo y se pusieron en marcha. Al Julia había elegido el verde salvia se obligó a adoptar una actitud
pasar frente al cuarto del bebé, como tono para las paredes y el tranquila. No quería que Julia
tuvieron que detenerse por una blanco para la ebanistería y las notara lo nervioso que estaba ni los
nueva contracción. molduras del techo. Una original miedos que le atenazaban las
Gabriel encendió la lámpara de la alfombra con flores en rosa, entrañas.
habitación, un candelabro blanco y amarillo y verde pastel cubría la Pero ella lo sabía igualmente.
rosa, para verle la cara. tarima de roble. Conocía sus temores y por eso le
—¿Duele mucho? —Es mi habitación favorita del apretó la mano y le dijo que la niña
—Sí. —Julia trató de distraerse mundo entero —susurró, mirando y ella estarían bien.
apoyándose en el marco de la las calcomanías de Winnie the Durante la exploración, Gabriel
puerta y mirando la habitación. Pooh que habían pegado en la no le soltó la mano. La obstetra de
Ella se habría conformado con cuna y el cambiador a la espera de guardia les dijo que Rollito de
comprar los muebles y los que unos curiosos ojitos las primavera venía atravesada y que
accesorios para la niña en Target, miraran. esperaba que cambiara de postura
pero Gabriel había insistido en que —La está esperando. —Gabriel cuando llegara el momento de salir.
fueran de Pottery Barn. sonrió—. Está esperando a nuestro La enfermera Tracy se
Rollito de primavera. encargó de distraer a Gabriel, que
estaba a punto de pedir una —Mis anillos —musitó ella, —Ya lo hemos hablado. A veces las
explicación detallada de la posición señalando el anillo de boda de sorpresas son lo mejor.
atravesada, enseñándole a leer el Gabriel—. ¿Los he perdido? —Haré lo que haga falta para
monitor para que pudiera avisar a Él le acarició los dedos desnudos. compensártelo.
Julia de cuándo la contracción —Te los quitaste hace meses, —Tener una hija contigo no es
llegaba a su pico y cuándo estaba a ¿recuerdas? Se te hinchaban los ningún problema. Excepto por el
punto de acabar. dedos y tenías miedo de no poder dolor —hizo una mueca.
Ella agradeció que lo quitártelos más adelante. Te los Gabriel le pegó los labios a la
entretuvieran, pero eso no impidió colgaste de la cadena que te regalé frente.
que él buscara en el iPhone hace un año en el huerto de —He llamado a mi padre. Le
información sobre la postura manzanos. he pedido que avise a tu padre y a
atravesada y el modo de afrontarla. Ella se llevó la mano al cuello. Diane. No creo que puedan venir
(Debe señalarse que, a esas —Lo había olvidado. La guardé en con Tommy, pero Richard se
alturas, Julia deseó que se hubiera el joyero anoche. ofrecerá a traerlos.
dejado el dichoso trasto en casa.) —Tuviste una premonición. Rollito Ella asintió, pero no abrió los ojos.
Por suerte, la medicación para el de primavera ya casi está aquí. —Bien —dijo.
dolor que le habían dado le permitió Julia cerró los ojos. Mientras Julia echaba otro
adormecerse. —Pensaba que no iba a haber sueñecito, la obstetra trató de
nada más sacrificado y absorbente tranquilizar a Gabriel explicándole
que el programa de estudios de que era bastante habitual que el
—¿Julianne? Harvard. Pero me equivocaba. bebé se atravesara. A veces se
Cuando abrió los ojos, vio a su A Gabriel se le hizo un nudo en el colocaba bien por sus propios
marido inclinado sobre ella, estómago. medios; otras veces había que
mirándolo con expresión —Dentro de nada podrás volver a la ayudarlo. No tenía de qué
preocupada. Ella le dirigió una universidad. Rebecca y yo te preocuparse.
sonrisa débil que casi le partió el ayudaremos. Él agradeció mucho las
corazón. Julia hizo un ruido aprobatorio con explicaciones de la doctora, pero
—Te estabas quejando. la boca cerrada. siguió intranquilo. Sacó fuerzas
—Debía de estar soñando. —Ya sé que era demasiado pronto pensando en el futuro que lo
Levantó la mano y él se la cogió, para tener un hijo —le susurró él al esperaba. Pronto conocería a su
llevándosela a los labios para oído—. Lo siento. hija y podría empezar a ser padre.
besarla.
Mientras Julia yacía en la habitación de un lado a otro. Se la cama de hospital... tan frágil. Tan
cama del hospital, medio dormida y veía tan pequeña en la enorme joven.
soñando, Gabriel recorría la

83

—¿Julia? —Gabriel le apretaba la Poco antes de las nueve de la fuerzas y, aunque la doctora Rubio
mano cada vez que empezaba una noche, Julia empezó a tener fiebre. y él la animaban a seguir, lo cierto
contracción, con la vista clavada en A aquella hora, la doctora Rubio ya era que no pasaba nada.
el monitor para poder anunciarle estaba al cargo. La examinó y Finalmente, la obstetra reconoció lo
cuando ésta comenzaba a ordenó que le suministraran un que Gabriel llevaba rato
disminuir. Luego le acariciaba los antibiótico por el gota a gota. temiéndose. Rollito de primavera
nudillos o la frente. Gabriel se mordió el labio seguía atravesada y estaba situada
—Lo estás haciendo muy bien. mientras observaba a la enfermera demasiado arriba como para poder
Gabriel no. Estaba desaliñado colgar una nueva bolsa al lado de sacarla con fórceps. Julia gruñó
y nervioso y cuando tenía un poco los demás fluidos que entraban débilmente al oír las noticias,
de tiempo para pensar en ello, se lentamente en el brazo de su dejándose caer en la cama,
sentía extremadamente esposa. exhausta.
preocupado. A pesar de que La doctora Rubio rompió la —¿Y eso qué significa? —preguntó
estaban en un hospital con una bolsa del líquido amniótico y animó Gabriel.
excelente reputación en Boston, a Julia a que empezara a empujar. La doctora Rubio frunció los labios.
rodeados de un excelente personal La anestesia epidural le quitaba —Significa que hemos de
sanitario, estaba aterrorizado. parte del dolor, pero no del todo, hacer una cesárea de urgencia. El
Sin embargo, se cuidaba de aún tenía sensibilidad en la mitad ritmo cardíaco del bebé empieza a
mantener sus miedos en secreto, inferior del cuerpo. acelerarse y su esposa tiene fiebre,
rezando en silencio para que Julia y La enfermera Susan le lo que indica que probablemente
Rollito de primavera estuvieran sostenía una de las piernas haya infección. Voy a avisar al
bien. mientras Gabriel le aguantaba la equipo quirúrgico. Hemos de operar
otra. Julia apretaba con todas sus cuanto antes.
—Me parece bien. Lo que haga Él no quería separarse de Julia ni
falta —dijo Julia. un segundo. Llevaba horas a su
Estaba cansada, muy lado, dándole a chupar trocitos
cansada. La idea de acabar el de hielo y apretándole la mano.
parto, del modo que fuera, le Pero si quería entrar con ella en el
resultaba muy agradable. quirófano, tenía que ponerse ropa
—¿Está segura? —preguntó estéril.
Gabriel, apretando la mano de su Antes de que se marchara, Julia
esposa con fuerza. alargó la mano hacia él. Gabriel se
—La verdad es que no la cogió y le besó la palma.
tenemos más opciones, señor —No me arrepiento —susurró.
Emerson. El bebé no puede nacer Él se echó un poco hacia atrás para
en esa postura. —La voz de la mirarla. La medicación parecía
doctora Rubio era firme. estarla afectando.
—Ya le he dicho que es profesor —¿De qué no te arrepientes,
Emerson —saltó él, hecho un querida?
manojo de nervios. —De haberme quedado
—Cariño, relájate. Todo va a embarazada. Cuando todo esto
salir bien. —Julia sonrió débilmente haya acabado, tendremos a nuestra
y cerró los ojos, animándose hija.
mentalmente para resistir la Seremos una familia. Para siempre.
siguiente oleada de dolor que le Gabriel le dirigió una sonrisa
recorrería el cuerpo. forzada y la besó en la frente.
Él le dio un casto beso y le —Te veré en seguida. Sé fuerte.
murmuró una disculpa justo antes Ella le devolvió la sonrisa
de que la habitación se convirtiera antes de volver a cerrar los ojos,
en un hervidero de actividad. El respirando hondo para resistir la
anestesista llegó y le hizo una serie siguiente contracción.
de preguntas. La enfermera le pidió
a Gabriel que la acompañara para
ponerse ropa quirúrgica.
84
En su ausencia, Julia cerró los ojos y se —No puedo darle nada más. Lleva una —¿Qué pasa? —Gabriel agarró la
concentró en respirar hasta que estuvo epidural y un calmante. Voy a dormirla. mano de Julia con más fuerza.
en el quirófano y la doctora Rubio Julia levantó la vista hacia los amables La mujer lo señaló con la cabeza, sin
empezó a tocar el área que habían ojos del médico anestesista. mirarlo.
desinfectado para la incisión. —Lo he —Lo siento —se disculpó. —Sacad al marido de aquí.
notado —dijo Julia, claramente Él le dio unas palmaditas en el hombro. —¿Cómo? —Gabriel se puso de pie de
alarmada. —Cariño, no lo hagas. Esto es el pan un salto—. ¿Qué está pasando?
—¿Notas una presión? de cada día. Tú sólo trata de relajarte. —He dicho que lo saquéis de aquí
—No. He notado cómo me pellizcaba la Mientras el equipo se movía —le gritó la doctora Rubio a una de las
piel. rápidamente de un lado a otro enfermeras—. Y que baje el cirujano de
Gabriel estaba sentado junto a preparándolo todo, Gabriel no paraba guardia. Inmediatamente.
ella, por encima de la pantalla de tela de hacer preguntas. Ésta se lo llevó hacia la puerta.
que le tapaba la visión de la mitad Julia le apretó la mano, como —¿Qué está pasando? ¡Díganme que
inferior de su cuerpo. pidiéndole que no perdiera los nervios. está pasando! —exclamó con
—¿Te duele? Necesitaba que no perdiera el control. impotencia. Nadie le respondió.
—No —respondió Julia, asustada—, Necesitaba que cuidara de ella La enfermera le tiró del brazo.
pero aún siento el dolor. Tengo miedo mientras estuviera anestesiada. Gabriel volvió a mirar a Julia. Tenía los
de notar la incisión. Apenas se daba cuenta de lo que ojos cerrados, la cara muy pálida, el
La doctora Rubio repitió la prueba, los médicos estaban haciendo, ni de las cuerpo inmóvil. Parecía que estuviera
pellizcándole la piel varias veces. Ella instrucciones del anestesista. Lo último muerta.
insistía, cada vez más aterrorizada, en que oyó antes de sumirse en la —¿Se pondrá bien?
que notaba todos los pellizcos. oscuridad fue la voz de Gabriel La enfermera lo llevó hasta la sala de
—Tenemos que dormirla — asegurándole que estaría a su lado espera de la zona quirúrgica.
anunció el anestesista, moviéndose hasta que se despertara. —Alguien saldrá pronto a hablar
rápidamente para preparar una —¡Joder! —La doctora Rubio dio una con usted. —Asintiendo con la cabeza
anestesia general. serie de instrucciones que el equipo se para darle ánimos, volvió al quirófano.
—Es duro para el bebé. Dale otra cosa apresuró a cumplir.
—protestó la doctora Rubio.
84
Él se dejó caer en una silla, con la —Luego volveré, pero tengo que operaciones, pálida e inmóvil. Las
mente funcionándole a toda velocidad. encontrarla. —Gabriel examinó los enfermeras tenían que estar hablando
No encontraba respuestas. Habían árboles antes de entrar en el bosque de ella.
estado preparándose para hacer la por si la veía, pero no había ni rastro de «No me puedo creer que la hayamos
cesárea cuando de pronto... ella. perdido.»
Se quitó la mascarilla de la cara. Aceleró el paso hasta echarse a Luchó por contener un sollozo al
Sintió que el pánico le recorría las correr. Las ramas se rompían tras oír pasos que se acercaban. Tenía la
venas. Sólo veía el rostro de Julia y sus arañarle la cara o la ropa. Al llegar al mirada clavada en el suelo, por lo que
brazos extendidos, como si estuviera claro se dejó caer de rodillas y apoyó lo primero que vio fueron un par de
en una cruz. las manos en el suelo. Examinó el claro zapatos muy feos. Sabía que era de lo
rápidamente y soltó un grito angustiado más inadecuado, pero no pudo evitar
Gabriel soñó que iba caminando al darse cuenta de que Julianne no pensar que eran gruesos y poco
por el bosque de detrás de la casa de estaba allí. favorecedores. Parecía que estuvieran
Selinsgrove. Había recorrido ese —No me puedo creer que la hayamos hechos de madera.
camino mil veces. Podía recorrerlo de perdido —dijo una voz. «Qué manera de malgastar unos
noche sin perderse, pero era de día. —Yo tampoco. Dos cesáreas de buenos pies.» Levantó la cabeza.
Al acercarse al bosque, oyó que emergencia a la vez. Al menos sólo La enfermera, a la que no había visto
una voz lo llamaba. Se volvió y vio a hemos perdido a una — suspiró otra antes, le dirigió una sonrisa tensa.
Grace llamándolo desde el porche. voz—. Odio las noches como ésta. —Soy Angie, señor Emerson. ¿Le
—Vuelve. —Yo también. Gracias a Dios que ya se gustaría conocer a su hija?
Él negó con la cabeza y señaló hacia el ha acabado la guardia. Asintiendo con la cabeza, se levantó
huerto de manzanos. Gabriel tardó unos minutos en abrir los con dificultad.
—Tengo que ir a buscarla. La he ojos. ¿Lo había soñado? —Siento que haya tenido que
perdido. Se frotó la barbilla. No lo sabía. estar aquí tanto rato. Alguien debería
—No la has perdido —replicó Grace, Estaba con Julia en el huerto y de haber venido a buscarlo antes, pero la
con una sonrisa paciente. —Sí. Se ha repente había oído hablar a las guardia ha sido muy movida y
ido. —El corazón de Gabriel se aceleró enfermeras. acabamos de hacer el cambio de turno.
—No, no se ha ido. Vuelve a casa. Notó un zumbido en la cabeza al
recordar a Julia en la mesa de
85

Cuando sus miradas se cruzaron,


Angie lo guió hasta una habitación Gabriel sintió que el mundo dejaba de
cercana, donde había una cunita. Otra girar.
enfermera estaba escribiendo en un Luego ella bostezó, abriendo mucho su
historial médico. diminuta boca rosada y volvió a cerrar
Gabriel se acercó a la cuna los ojos
transparente y miró.
Un pequeño fardo blanco yacía
inmóvil. Al fijarse, vio una cara rojiza y
una mata de pelo negro medio cubierta
por un gorrito lila.
—Tiene pelo.
Angie estaba a su lado.
—Sí, mucho pelo. Ha pesado casi
cuatro kilos y mide cuarenta y ocho
centímetros. Es un bebé muy hermoso.
Angie la cogió en brazos y la acunó.
—Le daremos una pulsera como la que
lleva ella para que sepamos que es
suya.
La otra enfermera le colocó a Gabriel
una pulsera de plástico blanco en la
muñeca.
—¿Le gustaría sostenerla?
Él asintió, secándose el sudor frío de
las palmas en la ropa verde de
quirófano.
Angie le colocó el bebé en los
brazos con mucha delicadeza.
Inmediatamente, la niña abrió los ojos,
que eran grandes y de color azul
oscuro, y lo miró.
Es preciosa —susurró. —¿Y mi esposa? —preguntó —Señalando una silla cercana,
—Sí, lo es. Y está sana. El Gabriel con la voz rota, sin añadió—: ¿Por qué no se sienta
parto ha sido complicado, pero molestarse en secarse las lágrimas con su hija? Iré a buscar a la
está bien. Aunque ahora tenga la que le resbalaban por las mejillas. doctora.
cara un poco hinchada, es normal. Las enfermeras se miraron. Gabriel se sentó con la pequeña
Se le pasará pronto. —¿La doctora Rubio aún no ha pegada al corazón.
Gabriel levantó el brazo hasta que hablado con usted? —preguntó Las caras de las enfermeras lo
tuvo a la niña a escasos Angie. decían todo.
centímetros de la cara. Él abrazó a su hija con fuerza y No habría una feliz reunión.
—Hola, Rollito de primavera. negó con la cabeza. Nunca vería a Julia sosteniendo a
Soy tu papá y llevo mucho tiempo Angie se volvió hacia la otra la niña en brazos.
deseando conocerte. Te quiero enfermera, que tenía el cejo La había perdido. Igual que Dante
mucho. fruncido. perdió a Beatriz, había perdido a
La abrazó y escuchó su —Ya debería haberlo hecho. su amada.
delicada respiración, notando el Lo siento. Todos han estado muy —Te he fallado —murmuró.
latido de su diminuto corazón a ocupados y acabamos de hacer el Abrazando a la niña con más
través de la ropa que la cubría. cambio de turno, pero igualmente... fuerza, Gabriel lloró.
87

Sentado con Rollito de primavera Había amado a una sola arrepiento de haberme quedado
en brazos, Gabriel perdió la noción mujer en su vida. Al principio, su embarazada».
del tiempo. Por su mente le amor había sido un amor pagano. Ahora sí se arrepentiría. Eso le
pasaban imágenes sueltas. Se vio La había idolatrado y adorado. había arrebatado la vida.
entrando en casa con la pequeña Luego había admitido que había Los hombros le temblaron por los
en brazos. Dándole el biberón de cosas más importantes que lo que sollozos. Su preciosa y dulce
madrugada. Volviendo por el él sentía: la felicidad de Julia, por Julianne...
pasillo hacia el dormitorio de ejemplo.
matrimonio. Recordó las últimas palabras
Solo. Tan solo... que le había dicho: «No me
Aunque tenía el móvil en el —Siento mucho lo sucedido. que no vinieran a buscarlo antes,
bolsillo, no le apetecía hablar con Hemos tenido varias emergencias pero el personal no daba abasto.
nadie. Había recibido mensajes de a la vez y no he podido salir hasta Gabriel se levantó lentamente y se
Rachel y Richard diciendo que ahora. Siento haber tardado... dirigió a la puerta sin soltar a la
estaban en camino. Rebecca —¿Puedo verla? —la interrumpió niña.
estaba en casa, preparando las Gabriel. La doctora Rubio le pidió que la
cosas para el bebé y los invitados. —Por supuesto, pero tengo que dejara en la cuna con ruedas y
Kelly le había enviado un mensaje explicarle lo sucedido. Su esposa... luego la empujó hacia el pasillo.
diciéndole que había encargado Gabriel no podía soportarlo. El Mientras las seguía, Gabriel
flores y globos, que iban ya camino dolor lo atenazaba. Todas las se sacó del bolsillo el pañuelo con
del hospital. conversaciones que había sus iniciales bordadas que le había
No se veía con fuerzas para mantenido con Julia sobre el tema regalado Julia un día, porque sí.
comunicarles que Julia los había de tener hijos volvían a su mente Ella era así, de alma y corazón
dejado. para martirizarlo. generosos. Ojalá se hubiera puesto
Contempló la carita de su hija, Todo era culpa suya. La había la estrella de David que ella le
preguntándose cómo iba a criarla convencido de tener un bebé y la había regalado por su aniversario.
él solo. Había tenido plena había dejado embarazada cuando Le habría servido de consuelo.
confianza en que Julianne sabría lo ella aún no estaba preparada. Él Atravesó una serie de
que había que hacer. Y ahora, por era el único responsable. Él había estancias tras la doctora, hasta que
culpa de su egoísmo, su esposa ya plantado la semilla en su vientre y, llegaron a una gran sala con varias
no estaba. al hacerlo, la había matado. camas.
Perdido en sus pensamientos, Bajó la cabeza, abatido. —Aquí está.
no se dio cuenta de que alguien —Profesor Emerson. Gabriel se detuvo en seco.
entraba en la habitación. Una vez La doctora Rubio se acercó. Julianne estaba en una de las
más, sus ojos se encontraron con —Profesor Emerson, ¿se camas de hospital. Una enfermera
un par de zapatos muy feos, de encuentra bien? —le preguntó, se inclinaba sobre ella para ponerle
aspecto resistente. antes de murmurar unas palabras una inyección.
—Profesor Emerson. en español. Vio que movía las piernas
Al reconocer la voz de la doctora —¿Puedo verla? —repitió Gabriel. debajo de la sábana. La oyó
Rubio, alzó la cabeza. —Por supuesto. —La doctora quejarse. Parpadeó rápidamente.
Parecía agotada. señaló hacia la puerta—. Siento
¿Sería un espejismo provocado —Uno de los fibromas estaba —Pensaba que había muerto.
por las lágrimas? Se tambaleó. adherido al útero, justo en el lugar —¿Qué? —preguntó ella,
—¿Profesor Emerson? —La donde hemos hecho la incisión. bruscamente.
doctora Rubio lo sujetó por el Hemos detenido la hemorragia y la —Nadie me dijo nada. Parecía
codo—. ¿Se encuentra bien? — hemos suturado, pero eso ha muerta la última vez que la vi.
Llamó a la enfermera y le pidió que hecho que la cesárea fuera más Pensé...
acercara una silla a la cabecera de complicada de lo habitual. Por La enfermera se acercó, mirándolo
la cama de Julia. Lo ayudaron a suerte, el doctor Manganiello, el horrorizada.
sentarse y luego dejaron la cunita a cirujano de guardia, estaba aquí. —Lo siento mucho. Alguien
su lado. Su esposa se pondrá bien — del turno de noche debió salir a
Alguien le dio un vaso de agua. Él concluyó, apoyándole una mano en explicarle lo que estaba pasando.
se lo quedó mirando como si no el hombro—. No parece que el Ha habido otra cesárea de
supiera qué hacer. útero haya quedado dañado. emergencia al mismo tiempo que la
La voz de la doctora Rubio, »Pronto se despertará, pero de su mujer. Han salvado a la
que hasta ese momento le había estará atontada. Le he pautado paciente, pero no han podido
llegado muy apagada y confusa, de medicación para controlar el dolor. salvar a la niña.
pronto le sonó clara. Mañana pasaré a visitarla. Gabriel miró a la enfermera.
—Como le he dicho, su Felicidades por el nacimiento de su —Pero eso no es excusa —
esposa ha perdido mucha sangre. hija. Es una niña preciosa. —Y con siguió diciendo ella en voz baja—.
Hemos tenido que hacerle una una sonrisa de despedida, la mujer Alguien debió salir a decirle que su
transfusión. Al hacerle la incisión se marchó. esposa estaba bien. Llevo
para la cesárea, por desgracia me Gabriel miró a Julia y comprobó trabajando aquí diez años y por
he encontrado con uno de los que le había vuelto el color a las suerte hemos perdido a muy pocas
fibromas y ha sangrado mucho. mejillas. Estaba durmiendo. madres. Pero cuando ocurre, se
Tras la cesárea ha habido que —¿Señor Emerson? —le abre una investigación inmediata y
hacerle cirugía reparadora. Por eso preguntó una enfermera al ver que todo el mundo queda destrozado.
la intervención se ha alargado estaba llorando—. ¿Puedo traerle Gabriel estaba a punto de
tanto. algo? preguntarle a qué cantidad se
—¿Fibroma? —repitió Gabriel, Él negó con la cabeza, secándose refería al decir «muy pocas»
llevándose una mano a la boca. las lágrimas con el dorso de la cuando oyó que Julia gruñía. Dejó
mano. el vaso de agua y se levantó.
—¿Julianne? Devolvió a la pequeña a la —Sí, mucho pelo. Creo que
Ella parpadeó y abrió un poco los cuna y se sentó con la mirada es más oscuro que el tuyo. —Con
ojos. Lo miró un instante, pero en clavada en su esposa. No pensaba una sonrisa, Gabriel le depositó a
seguida volvió a cerrarlos. volver a perderla de vista nunca la niña sobre el pecho.
—Nuestra hija está aquí. Es más. Julia desenvolvió al bebé y se abrió
preciosa. Le llegó el tono de aviso de un el camisón, para quedar piel contra
No se movió, pero unos minutos par de mensajes de texto que piel con su hija. Gabriel nunca
después volvió a quejarse. había recibido. Uno era de Richard había visto una imagen tan
—Me duele —susurró. y Rachel diciéndole que llegarían increíble.
—Aguanta. Voy a buscar a alguien. pronto. Tom y Diane les mandaban —Es preciosa —susurró ella.
—Gabriel llamó a una enfermera. felicitaciones y todo su amor. —Como su madre —apuntó él.
Después de que ésta hubiera Y Katherine Picton insistía en Julia le dio suaves besitos en la
ajustado el gota a gota, él sacó a la su petición de que la hicieran cabeza.
niña de la cunita. madrina. Le ofreció un valioso —No lo creo. Tiene tu cara.
—Querida, te presento a tu ejemplar de La Vita Nuova de Gabriel se echó a reír.
hija. Es preciosa. Y tiene pelo. — Dante como aliciente adicional. —Si tú lo dices... Yo no le
La incorporó un poco para que Gabriel sacó varias fotos de encuentro el parecido, aunque
Julia pudiera verla. Rollito de primavera con el iPhone parece que tiene los ojos del
Ella abrió los ojos, pero su mirada y las envió por email a todo el mismo color que los míos. Tiene
parecía desenfocada. Volvió a mundo, incluida Kelly. A Katherine unos ojazos enormes, pero no le
cerrarlos en seguida. Gabriel le dijo que no necesitaban ningún gusta mucho abrirlos. Julia le
apretó al bebé contra su pecho. incentivo. Estarían encantados de examinó la carita antes de
—Cariño, ¿me oyes? que fuera la madrina. abrazarla con fuerza.
—Su esposa tardará un rato —¿Te duele?
en despertarse del todo, no se Ella hizo una mueca.
preocupe. —La voz de la —¿Tiene pelo? —Cuando —Me siento como si me hubieran
enfermera lo sacó de sus Julia se despertó finalmente, lo partido en dos con una sierra.
pensamientos, lo que fue de primero en lo que se fijó fue en los —Sí, algo así te hicieron.
agradecer ya que Gabriel había mechones oscuros que asomaban Ella lo miró curiosa.
bajo el gorrito lila.
empezado a preguntarse si a Julia —No, querida, no miré. —
no le había gustado la niña. Gabriel le besó la cabeza—.
Deberíamos decidir qué nombre —Clare me gusta, pero como tantas esperanzas, de tanta gracia
vamos a ponerle. A sus abuelos no rezamos ante la tumba de San concedida...
les va a hacer gracia que la Francisco para pedirle un hijo, tal —Clare Grace Hope
llamemos Rollito de primavera. Y vez deberíamos llamarla Frances. Emerson. Es perfecto. —Julia
Katherine me ha escrito —Santa Clara era amiga de suspiró y le dio un beso a Clare en
diciéndome que deberíamos san Francisco, así que Clare le su diminuta mejilla.
llamarla como ella. gustará. Grace podría ser su —Es perfecta. —Él le dio un beso a
—Habíamos hablado de Clare o segundo nombre. cada una y las estrechó entre sus
Grace. —Grace —repitió, emocionado. brazos.
Gabriel se lo planteó. —¿Qué te parece Clare —Mis niñas... Mis dulces niñas...
Grace Hope? Es la culminación de
88

Julia dormía profundamente, —Fe, esperanza y caridad — —Eso espero. Al menos, me


respirando hondo y totalmente murmuró—, pero la mayor de todas esforzaré para llegar a serlo.
inmóvil. La enfermera le dijo a ellas no es la caridad. —No lo sabía —susurró Julia, con
Gabriel que dejara a la niña en la —¿Cómo dices? —Julia se volvió los ojos completamente inundados
cunita y durmiera un rato, pero él hacia él. de lágrimas.
se negó. Sostenía a su hija en Gabriel sonrió. —No sabías ¿qué?
brazos como si temiera que alguien —No quería despertarte. —No sabía que era posible querer
fuera a arrebatársela. Julia trató de mover las piernas, tanto a una persona que no eres
Los párpados le pesaban, así aguantándose la cicatriz del tú.
que se reclinó en la butaca junto a vientre. Gabriel le acarició la cabecita a
la cama de Julia, con la pequeña —El dolor vuelve a apretar. Clare.
sobre el pecho. Ella se acomodó. Me debe de tocar una inyección —Yo tampoco lo sabía. —
Parecía satisfecha, con la mejilla pronto. —Miró cómo la niña reconoció, dándole un dulce
pegada a él y el diminuto culito en descansaba tan tranquila sobre el beso—. Justo estaba discutiendo
pompa. pecho de él. con san Pablo —añadió luego.
—Eres un padrazo, papi. —¿Ah, sí? ¿Sobre qué? —
preguntó ella, sonriendo.
—Le he dicho que la mayor de las contra su pecho, envuelta en ropas Vio bautizos y primeras
virtudes no es la caridad, es la blancas y cubierta con un diminuto comuniones, con su familia
esperanza. gorrito de lana. sentada en el mismo banco de la
»Descubrí la caridad gracias a Gabriel elevó una espontánea iglesia, misa tras misa, año tras
Richard y a Grace, pero también y sentida oración de gracias. En año. Vio rodillas peladas, primeros
gracias a ti. Reconozco que me esa habitación tenía tantas días de colegio, fiestas de
ayudó a superar días muy duros. Y riquezas, que se sentía abrumado. promoción, fiestas de graduación,
cuando estuve en Asís, descubrí la Tenía una esposa bonita e corazones rotos y lágrimas de
fe. inteligente, con un corazón grande felicidad. Vio la alegría de llevar a
»Pero sin la esperanza hoy no y generoso, y tenía una preciosa sus hijos a Italia, de presentarles a
estaría aquí. Me habría quitado la hija. Dante, a Botticelli, a san Francisco.
vida. Sin la intervención divina en —Ésta es la culminación de Se vio llevando a Clare al altar y
forma de una adolescente en el todas mis esperanzas, Gabriel. — sosteniendo a sus nietos en
huerto de Pensilvania ahora estaría Julia alargó el brazo y él le enlazó brazos.
en el infierno, y no sentado a tu el dedo meñique con el suyo—. Es Se vio envejeciendo junto a su
lado con nuestra hija en brazos. mi final feliz. amada Julianne, paseando con ella
—Gabriel —susurró Julia, que de El futuro de Gabriel se de la mano por el huerto de
repente sintió que volvía a tener presentaba lleno de esperanza. Vio manzanos.
lágrimas en los ojos. ante él una casa en la que —Ahí aparece mi bendición —
—La caridad es una gran virtud y la resonaban las risas infantiles y el murmuró, dándole la mano a su
fe también, pero la esperanza es la sonido de piececitos corriendo esposa y acariciando la espalda de
más importante para mí. escaleras arriba y abajo. Vio a Clare Grace Hope, que dormía
»La esperanza es esto —dijo, Clare con un hermano y una plácidamente sobre su pecho.
señalando a la niñita acurrucada hermana; uno adoptado, el otro no.
FIN
Agradecimientos así como el original italiano. Y he lectores. Es un honor formar parte
usado la traducción de La Divina de su equipo.
Comedia de Henry Wadsworth Quisiera darles las gracias también
Estoy en deuda con los difuntos Longfellow. a todas las personas que me han
Dorothy L. Sayers y Charles Me gustaría darle las gracias apoyado, especialmente a las
Williams, con Mark Musa, con mi a Jennifer, por sus sugerencias y Musas, Tori, Erika y a las lectoras
amiga su apoyo. Esta novela no existiría que se encargan de la web Argyle
Katherine Picton y con The Dante sin su amistad y sus palabras de Empire y de los grupos de SRFans
Society of America por sus ánimo. Asimismo, le agradezco a en distintas redes sociales. Deseo
expertos conocimientos de La Nina sus aportaciones creativas y agradecerle especialmente a Elena
Divina Comedia de Dante Alighieri, su sabiduría. Y le estoy que me asesorase en la
que he usado para escribir este enormemente agradecido a Kris, pronunciación de los textos en
libro. En esta novela he seguido las que leyó una de las primeras italiano para el audiolibro. John
normas de esa asociación para el versiones de la obra y me ofreció Michael Morgan hizo un espléndido
uso de letras mayúsculas para valiosas sugerencias en varias trabajo con la lectura de la edición
lugares como el Infierno o el fases del proceso. Gracias. en inglés de El infierno de Gabriel y
Paraíso. He disfrutado trabajando con El éxtasis de Gabriel.
Los cuadros de Sandro Cindy, mi editora de Berkley, y Y, por último, no es ningún
Botticelli me han servido de estoy deseando volver a trabajar secreto que mi intención era
inspiración, igual que los con ella en mis dos próximas terminar la historia del Profesor y
incomparables escenarios de la novelas. Gracias también a Tom Julianne con El éxtasis de Gabriel.
Galería de los Uffizi en Florencia. por su sensatez y energía al Gracias a todos los que me
Las ciudades de Oxford, Florencia, gestionar mi paso a Berkley. Y escribieron pidiéndome que
Asís, Todi y Cambridge han gracias asimismo a los equipos de continuara la historia. Vuestro
aportado sus particulares realización y diseño que han apoyo constante, así como el de mi
atmósferas a la novela, igual que la trabajado en este libro. familia, es inestimable.
población de Selinsgrove. Mi agente de prensa, Enn,
S. R. Ascensión, 2013 La
He visitado la biblioteca digital trabaja incansablemente para
redención de Gabriel
Archive para consultar la promocionar mis obras y ayudarme
Sylvain Reynard
traducción al inglés de Dante con las redes sociales, que me
Gabriel Rossetti de La Vita Nuova, permiten estar en contacto con los
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o parcial de este libro, ni su Shutterstock Newcomlab, S. L. L.,
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medio, sea éste electrónico,
mecánico, por fotocopia, por © Sylvain Reynard, 2013
grabación u otros métodos, sin el Publicado de acuerdo con Berkley
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editor. La infracción de los Penguin Group (USA) Inc.
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Los personajes, eventos y sucesos
contactar con CEDRO a través de presentados en esta obra son
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personas vivas o desaparecidas es
teléfono en el 91 702 19 70 / 93 pura coincidencia.
272 04 47 Título original: Gabriel’s
Primera edición en libro electrónico
Redemption (epub): diciembre de 2013
Diseño de la portada: ISBN: 978-84-08-12529-7 (epub)
Departamento de Arte y Diseño.
Área Editorial Grupo Planeta

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