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PROGRAMA DE HONORES

Muy buenas tardes personal docente, administrativo, estimados alumnos que nos
honran con su presencia. Hoy lunes 11 de marzo de 2024, corresponde al grupo
de sexto grado rendirle honores a nuestro Símbolo Patrio.
1. Damos inicio a este acto cívico. Recibiendo con el debido respeto que se
merece a nuestro Emblema Nacional.
SALUDAR ¡YA! FIRMES ¡YA!

2. A continuación, mi compañera Josefina dirigirá el juramento a la bandera.


3. Cantaremos nuestro Himno Nacional, dirigido por la banda de guerra de
nuestra escuela.
4.- Despediremos a nuestro lábaro patrio con los honores de ordenanza…
SALUDAR ¡YA! FIRMES ¡YA!
5.- A continuación mis compañeras Laura, Betshua y Anabel darán a conocer las
efemérides de la semana.
6.- Como último número, mi compañera Jessica dará lectura a un pequeño cuento
que nos habla sobre el valor de la Paz.
7.- Para finalizar cedemos la palabra a la maestra Claudia, Directora de la Escuela,
quien dirigirá las palabras de inicio de semana.
El elefante Bernardo
Había, una vez, un elefante que se llamaba Bernardo. A Bernardo, le costaba mucho

pensar en los demás y siempre se reía de todos. Un día, jugando, lanzó una piedra que

causó una herida a la oreja del burro Cándido. Este se puso a llorar y, mientras que unos

niños le curaban la herida, Bernardo solo se reía de él.

Al día siguiente, Bernardo bajó al río y se encontró con dos ciervos. Para reírse un rato,

les lanzó agua con su trompa y consiguió que el más pequeñito se cayera al río. Bernardo

solo seguía riéndose sin ningún respeto hacia los ciervos.

Sin embargo, al día siguiente, andando por el bosque, Bernardo tropezó con una planta

llena de espinas, las cuales se quedaron clavadas a sus patas. Bernardo no llegaba a

quitárselas y pidió ayuda al burro Cándido y al cervatillo que pasaban por allí. Estos se

negaron a ayudarle por lo que les había hecho los días anteriores.

Bernardo se puso a llorar, desconsolado, hasta que un mono sabio acudió en su ayuda a

cambio de que cumpliera dos promesas: no se reiría de nadie más y si alguien necesitaba

ayuda, él se la daría. El elefantito aceptó las condiciones y el mono le quitó las espinas.

Desde este momento, Bernardo aprendió a no reírse de los demás y a ayudarles siempre

que lo necesitasen.

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