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2020;91(6):997-998
carta al editor
DOI: 10.32641/rchped.vi91i6.3338
Compromiso renal agudo en COVID-19 agudo6, aunque en la medida que conocemos mejor la
enfermedad, vemos que la proteinuria y hematuria son
Acute kidney injury in COVID-19 frecuentes hallazgos subclínicos7. En este sentido, una
reciente publicación en que se estudio tejido renal de pa-
cientes adultos con COVID-19 (+) biopsiados por DRA
Sr. Editor,
importante o proteinuria en rango nefrótico, se observó
La guía de recomendaciones para el manejo de pa- la presencia de podocitopatías (enfermedad por cambio
cientes pediátricos con COVID-19 severo, reciente- mínimos, glomerulopatía colapsante) y enfermedades
mente publicada en esta revista1, reflejan el consenso de glomerulares inmuno-mediadas (lupus eritematoso sis-
especialista en pediatría intensiva de importantes hospi- témico, glomerulopatía membranosa y glomerulonefri-
tales de la Región Metropolitana y 5ª Región. Llama la tis anti membrana basal glomerular)6. Por el momento
atención que, en la orientación del artículo hacia pacien- no hay evidencias para confirmar o descartar si se trata
tes graves, no se hayan incluido a los pacientes con Sín- de eventos relacionados (secundarios a COVID-19) o
drome Inflamatorio Multisistémico Pediátrico (SIMP, o simple coincidencia. En el caso de la glomerulopatía co-
PIMS por su nombre en inglés) como entidad separada lapsante, se postula que, al igual que con otras patologías
del cuadro respiratorio agudo. Este grupo de pacientes, infecciosas que pueden causar compromiso multisisté-
especialmente en edad pre-escolar y escolar temprana, mico (VIH, Virus Epstein Barr, Citomegalovirus, etc.),
puede verse afectado en forma grave, incluyendo el co- la alta producción de citoquinas y, principalmente, de
lapso cardiovascular y muerte, sin evidencias de gran interferón, pueden producir este daño podocitario en
inflamación pulmonar2. Es justamente en pacientes cur- poblaciones genéticamente predispuestas, como ocurre
sando un SIMP asociado a infección por SARS-CoV-2 con los portadores del gen APOL1, especialmente en in-
en donde el daño renal agudo (DRA) puede observarse dividuos afro descendientes8.
en forma más frecuente, con cifras que alcanzan al 22% La intención de esta carta es llamar la atención so-
de ellos3. Este DRA, en su evolución, puede llegar a re- bre un probable subdiagnóstico del compromiso renal
querir terapias de reemplazo renal agudo4. La etiología en pacientes pediátricos con COVID-19, especialmen-
del DRA en pacientes COVID-19 (+) es aún poco cono- te en aquellos que requieren hospitalización, y mayo-
cida, especialmente en población pediátrica. Se plantean ritariamente en el contexto de un PIMS. En ellos se
al menos 5 mecanismos que pueden superponerse entre debe indagar sobre presencia de proteinuria, hematu-
sí o actuar en diferentes momentos5: 1) Efecto citopático ria, alteraciones electrolíticas y ácido básicas (por daño
directo por invasión viral en células tubulares y glome- tubular) y alteración de marcadores de función renal
rulares; 2) Daño tubular y endotelial por (tormenta de) depurativa como creatinina plasmática o cistatina C.
citoquinas; 3) Isquemia por microtrombosis en capila- Al tratarse de una enfermedad cuyo conocimiento está
res glomerulares y peritubulares; 4) Disregulación del “en evolución”, es imperativo sumar una evaluación
sistema renina-angiotensina-aldosterona y 5) la suma del compromiso renal de estos pacientes, tanto en la
de elementos ”inespecíficos” que ocurren en un pacien- etapa aguda como en el seguimiento a mediano y largo
te grave, como : hipoxemia por daño pulmonar y uso plazo.
de ventilación mecánica con alta presión espiratoria,
inestabilidad hemodinámica por compromiso cardio- Felipe Cavagnaro SM.
vascular, uso de drogas nefrotóxicas y, eventualmente, Departamento de Pediatría, Clínica Alemana de
mioglobinuria por rabdomiólisis. La manifestación clí- Santiago, Facultad de Medicina Clínica Alemana-
nica más frecuente de este DRA suele ser el daño tubular Universidad del Desarrollo. Santiago, Chile.
Correspondencia:
Felipe Cavagnaro SM
felipecavagnaro@gmail.com
Cómo citar este artículo: Rev Chil Pediatr. 2020;91(6):997-998. DOI: 10.32641/rchped.vi91i6.3338
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