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Riesgos Industriales por atmosferas explosivas

1.3.1.- Conceptos:
Aire: mezcla de gases que constituye la atmósfera terrestre. En proporciones
ligeramente variables, está compuesto por nitrógeno (78%), oxígeno (21%), vapor
de agua (0’7%), ozono, dióxido de carbono, hidrógeno y gases nobles como
criptón y argón; es decir, 1% de otras sustancias.

Área de riesgo: Zona en la que pueden formarse atmósferas explosivas, en


cantidades tales que, resulte necesaria la adopción de precauciones y medidas
especiales para proteger la seguridad y la salud de los trabajadores afectados.

Atmósfera explosiva: la mezcla del aire, en condiciones atmosféricas, con


sustancias inflamables en forma de gases, vapores, nieblas o polvos, en las que,
tras una ignición (energía de activación), la combustión se propaga a la totalidad
de la mezcla no quemada.

Atmósfera potencialmente explosiva: es aquella que puede convertirse en


explosiva debido a circunstancias puntuales, locales y de funcionamiento.

Comburente: sustancia que participa en la combustión oxidando al combustible


(siendo reducido por este último). El comburente es cualquier sustancia que en
ciertas condiciones de temperatura y presión puede combinarse con un
combustible, provocando la combustión. El oxígeno es el comburente por
excelencia, encontrándose normalmente en el aire, con una concentración
porcentual aproximada del 21%. Todos los comburentes tienen en su composición
oxígeno disponible, ya sea en forma de oxígeno molecular, como se ha dicho, o
bien como oxigeno que ceden en el momento de la combustión. Para que se
produzca la combustión es necesaria la presencia de una proporción mínima de
oxígeno, que por regla general va de un 15% hasta en casos extremos de un 5%.

Combustible: cualquier material capaz de liberar energía cuando se oxida de


forma violenta con desprendimiento de calor poco a poco. Supone la liberación de
energía de su forma potencial (energía de enlace) a una forma de energía
utilizable, sea directamente energía térmica o energía mecánica (motores) dejando
como residuo calor (energía térmica), dióxido de carbono y algún otro compuesto
químico.
En general se trata de sustancias susceptibles de quemarse. Los combustibles
pueden ser sólidos y fluidos (líquidos y gaseosos).

Combustión: es una reacción química de oxidación, en la que se desprende una


gran cantidad de energía, en forma de calor y luz, manifestándose visualmente
como fuego. En toda combustión existe un elemento que arde (combustible) y otro
que produce la combustión (comburente), generalmente oxígeno en forma de O2
gaseoso, iniciándose mediante la aplicación de una energía de activación (calor).

Energía de activación (ignición): es la energía que necesita un sistema antes de


poder iniciar un determinado proceso. La energía de activación suele utilizarse
para denominar la energía mínima necesaria para que se produzca una reacción
química dada. En la combustión de una sustancia, por sí solos, el combustible y el
comburente no producen fuego, es necesario un primer aporte de energía para
iniciar una combustión auto sostenida. Una pequeña cantidad de calor aportada
puede bastar para que se desencadene una combustión, haciendo la energía
calórica aportada las veces de energía de activación.

Explosión: liberación brusca y simultánea de energía calórica, luminosa y sonora


(y posiblemente de otros tipos) en un intervalo de tiempo ínfimo.
La potencia de una explosión es proporcional al tiempo requerido y su orden de
magnitud se mide en giga vatios. Los orígenes de las explosiones son de dos
clases:
• Físicos: mecánicos (choques de elementos móviles), electromagnéticos (rayos) o
neumáticos (presiones y gases).
• Químicos: reacciones de cinética rápida.

3.1.2.- Material Eléctrico para atmosfera explosiva


Un equipo eléctrico solo será apto para zonas explosivas, si está construido con
arreglo a uno de los siguientes modos de protección:
d = envolvente antideflagrante. El equipo eléctrico está encerrado en el interior de
una envolvente capaz de resistir la explosión y de no transmitir la inflamación al
ambiente circundante, ni por sus juntas de unión, ni por otras comunicaciones.
e = seguridad aumentada. Se basa en asegurar la no formación de arcos, chispas
o sobrecalentamientos en aparatos, tomando: un coeficiente de seguridad
elevado, bornes especiales inaflojables, aislantes de alta calidad y con un IP54
mínimo.
i = seguridad intrínseca. Un aparato o circuito es intrínsecamente seguro cuando
no sea capaz de producir chispas o efectos térmicos suficientes para provocar la
inflamación de una atmósfera de gas determinada. Está indicado para
instrumentación, ya que consiste en diseñar circuitos en baja tensión y reducir la
intensidad tomando, además, en consideración los posibles defectos que puedan
producirse y los almacenamientos de energía en condensadores, cables e
inductancias.
p = sobrepresión interna. Las máquinas o materiales eléctricos están provistos de
una envolvente o instalados en una sala en la que se impide la entrada de los
gases o vapores inflamables, manteniendo en su interior aire o un gas no
inflamable, a una presión superior a la atmosférico exterior.
= inmersión en aceite. Se realiza de manera que no puedan inflamarse los gases o
vapores inflamables que se hallen por encima del nivel de aceite y en el exterior
de la envolvente.
q = aislante pulverulento. Las partes bajo tensión del material eléctrico están
completamente sumergidas en una masa de aislante pulverulento.
m = encapsulado. Los elementos a proteger están encerrados en una resina, de
tal manera que una atmósfera explosiva no pueda ser inflamada ni por chispas, ni
por contacto partes calientes internas al encapsulado.

3.1.3.- Aplicación de las normativas ATEX en las plantas de proceso


En muchas actividades industriales, debido a la naturaleza de las sustancias que
se manipulan o almacenan, se generan atmósferas explosivas. Estas son aquellas
atmósferas que contienen sustancias inflamables en forma de gases, vapores,
nieblas o polvos, cuya combustión, tras una ignición, se propaga a la totalidad de
la mezcla no quemada. Debido a ello, existe una normativa que regula este tipo de
atmósferas. La normativa ATEX.
Esta normativa, tiene como objetivo evitar el riesgo de incendio o explosión en
aquellas actividades donde se produzcan estos entornos con atmósferas
inflamables o explosivas.
❖ Factores que originan la combustión.
Para que se inicie un fuego, hacen falta que coincidan tres factores
fundamentales, una sustancia combustible, una sustancia comburente y una
energía de activación o fuente de calor.

➢ Sustancia comburente:
Es aquella sustancia que provoca la oxidación. Normalmente, la principal
sustancia combustible
es el oxígeno que se encuentra en el aire.

➢ Sustancia Combustible:
Es cualquier sustancia que en combinación con una sustancia comburente tiende
a arder.

➢ Energía de activación:
La energía de activación puede ser cualquier fuente de calor, en muchas
ocasiones esta fuente
de calor puede producirse por una chispa, ya sea eléctrica o provocada por el
choque entre dos
metales.
La normativa ATEX, tiene como objetivo evitar que estos tres factores
mencionados
anteriormente se lleguen a producir simultáneamente, por ello, en las actividades
industriales
que se crea atmósferas explosivas como pueden ser la manipulación de
disolventes, es vital
evitar que existan fuentes de calor o compuestos comburentes.
Existen diversos sistemas para ello, desde la presurización de espacios con
sustancias inertes
como podría ser el Nitrógeno que evita que pueda haber oxígeno en el ambiente,
a un sinfín de
mecanismos que existen, para evitar las fuentes de calor.
Actualmente en la normativa ATEX podemos distinguir entre dos tipos de
atmósferas ATEX:

➢ Atmósferas de gas explosivas:


Mezcla de una sustancia inflamable en estado de gas o de vapor con el aire, en la
que,
en caso de ignición, la combustión se propaga a toda la mezcla no quemada.

➢ Atmósfera con polvo explosivo: Mezcla de aire, en condiciones atmosféricas,


con sustancias inflamables bajo la forma de polvo o fibras, en la que, en caso de
ignición, la combustión se propaga al resto de la mezcla no quemada.

No se incluye en la definición de ATEX el riesgo de explosión de sustancias


inestables, tales como los explosivos, material pirotécnico y peróxidos orgánicos o
cuando las mezclas explosivas están sometidas a condiciones no consideradas
como atmosféricas normales, como es el caso de mezclas sometidas a presión.
Como ya hemos mencionado, para que se dé una atmósfera potencialmente
explosiva se requiere la combinación de la mezcla de una sustancia inflamable o
combustible con un oxidante a una concentración determinada, y una fuente de
ignición. El riesgo se hace mayor y más complicado cuando nos encontramos en
un espacio confinado y con trabajos de manipulación de esas sustancias en muy
diversas industrias y procesos productivos.

3.1.4.- Clasificación de áreas con riesgo de incendio o explosión


La clasificación de zonas es un método para analizar y clasificar el entorno donde
puede aparecer una atmósfera explosiva, y de esta forma facilitar la correcta
selección e instalación de aparatos que garanticen el nivel de seguridad
adecuado, conforme también al Reglamento Electrotécnico de Baja Tensión

En la mayoría de procesos donde intervienen sustancias inflamables, resulta difícil


garantizar que no se van a producir nunca atmósferas explosivas.
Es igualmente difícil garantizar que los equipos instalados en las áreas de
influencia de esas atmósferas explosivas no se puedan convertir en potenciales
fuentes de ignición.
Por ello la clasificación de zonas es un método para analizar y clasificar el entorno
donde puede aparecer una atmósfera explosiva, y de esta forma facilitar la
correcta selección e instalación de aparatos que garanticen el nivel de seguridad
adecuado, conforme también al Reglamento Electrotécnico de Baja Tensión.
En el caso de atmósferas explosivas originadas por mezclas con aire de gases,
vapores o nieblas las zonas se pueden clasificar en:
 Zona 0: emplazamiento en el que una atmósfera explosiva de gas, vapor o
niebla está presente de forma continua o por largos periodos de tiempo.
 Zona 1: emplazamiento en el que es probable que aparezca una atmósfera
explosiva en funcionamiento normal.
 Zona 2: emplazamiento en el que no es probable que aparezca una
atmósfera explosiva en funcionamiento normal, y si aparece es probable
sólo de forma infrecuente y en periodos de corta duración.

Emplazamiento no peligroso
Es un espacio en el que no se prevé la presencia de una atmósfera explosiva en
cantidades tales como para requerir la adopción de ningún tipo de medidas
especiales de protección en este sentido.

La clasificación de las zonas se realizará de acuerdo a lo establecido por la norma


UNE-EN 60079-10-1, intentando minimizar mediante la adopción de las medidas
correctoras que se determinen la extensión de las zonas peligrosas, pero siempre
garantizando el mayor grado de seguridad.

3.1.5.- Evaluación de riesgos de explosión


La evaluación de los riesgos (ER) en emplazamientos con riesgo de ATEX es un
requisito legal que debe cumplir cualquier empresario que sea titular de
instalaciones en las que se utilicen sustancias que puedan originar este tipo de
riesgo. En general, la evaluación del riesgo de explosión se centra, en primer
lugar, en la posible formación de ATEX peligrosas y en la existencia y activación
de fuentes de ignición. La consideración de los efectos es una etapa posterior del
proceso de valoración.

En cumplimiento con el artículo 4 del RD 681/2003, el empresario evaluará los


riesgos específicos derivados de las atmósferas explosivas, teniendo en cuenta, al
menos:
a) La probabilidad de formación y la duración de atmósferas explosivas.
b) La probabilidad de la presencia y activación de focos de ignición, incluidas, las
descargas electrostáticas.
c) Las instalaciones, las sustancias empleadas, los procesos industriales y sus
posibles interacciones.
d) Las proporciones de los efectos previsibles.
En la evaluación de los riesgos de explosión se tendrán en cuenta también los
lugares que estén o puedan estar en contacto, mediante aperturas, con lugares en
los que puedan crearse atmósferas explosivas. Especial consideración tendrán las
nubes de polvo, puesto que la sustancia puede depositarse en cualquier parte
dentro del volumen ocupado por la nube.

3.1.6.- Materiales Aptos ATEX 100


Si la aplicación se va a integrar en procesos peligrosos o utilizar con materiales o
productos peligrosos, suele ser necesario un documento ATEX. Normalmente esto
es así en el sector electrónico y de semiconductores, así como en el sector
químico y de tecnología alimentaria.
Estas aplicaciones normalmente se utilizan para:
 Procesamiento y manipulación de explosivos
 Procesamiento de materiales molidos con superficies muy específicas
(harina, polvo) con un punto de ignición bajo
 Procesamiento de compuestos que podrían generar polvo explosivo, como
en algunos procesos de fabricación de plásticos
 Procesos de corte que generan partículas pequeñas con potencial de carga
electrostática y crean una atmósfera de polvo explosivo. La electricidad
estática podría generar una chispa de ignición de alto voltaje.

Las directivas ATEX de la Unión Europea se introdujeron para ayudar a garantizar


el uso seguro de materiales y productos en entornos potencialmente peligrosos. El
término ATEX se refiere de la expresión «ATmósfera EXplosiva». Actualmente, la
normativa consiste en dos directivas de la Unión Europea para la prevención de
explosiones: la Directiva sobre productos ATEX 94/9/CE y la Directiva ATEX
1999/92/CE.

CATEGORÍA DEL MATERIAL


 Categoría 1: Aparatos diseñados para asegurar un muy alto nivel de
protección y destinados a utilizarse en un medio ambiente en el que se
produzcan de forma constante, duradera o frecuente atmósferas explosivas
debidas a mezclas de aire con gases, vapores, nieblas o mezclas polvo-aire
 Categoría 2: Aparatos diseñados para asegurar un alto nivel de protección y
destinados a utilizarse en un ambiente en el que sea probable la formación
de atmósferas explosivas debidas a gases, vapores, nieblas o polvo en
suspensión
 Categoría 3: Aparatos diseñados para asegurar un nivel normal de
protección y destinados a utilizarse en un ambiente en el que sea poco
probable la formación de atmósferas explosivas debidas a gases, vapores,
nieblas o polvo en suspensión y en el que, con arreglo a toda probabilidad,
su formación sea infrecuente y su presencia sea de corta duración

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