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“El Negro Nayo”

a. En sus palabras, establezca la secuencia narrativa (inicio, desarrollo y desenlace)


El negro Nayo había llegado a la costa dende muy lejos. Chabelo «boteya», el primer
corralero, era muy hábil. Bía de tener una telita de araña por dentro, o una rendija falsa, o
un chflán carculado La Fama del pitero Chabelo, se había cundido de jlores como un
campaniyal. Un día el negro Nayo se arrimó tantito a Chabelo «boteya», cuando éste
ensayaba su flauta, sentado en el cerco de piedras del corral.

Callabany embarcaban sus silencio en el cayuco bogante de aquella flauta apasionada,


que los hundía en la dulzura de un recordar sin recuerdos, de un retornar sin retorno. En
poco tiempo, el negro Nayo sobrepasó la fama de Chabelo. El propio Chabelo, que creyó,
todos los secretos del carrizo, se quedaba pasmado, escuchando -con un sí es, no es, de
despecho- el fluir maravilloso de un sentimiento espeso que se cogái con las manos.

-Mirá, negro, te pago dos bambas si me decis el secreto de la flauta. El negro se enderezó,
desgreñado, blanca la boca de dientes amigos y franca la mirada de niño.

b. ¿Quién es el personaje principal? Descríbalo en sus palabras.


A veces su piel es azul, incluso azul como marcas de armas de fuego. Como un indio,
tenía un pie de raíz aplanado y colgante y sin uñas, un pie rojo; y una tez ligeramente
bronceada que no disimulaba suficientemente su textura áspera, mezclada con alquitrán
en lugar de suciedad.

c. ¿En qué lugar se desarrollan los hechos?


En una costa

d. Explique, en sus palabras la relación que hay entre los siguientes dos fragmentos:
i - “Nada podía negársele al negro Nayo: así pidiera un tuco e dulce, como un puro o un guacal
de chicha. Pero, al mismo tiempo, era – pese a su negrura – blanco de todas las burlas y
jugarretas del blanquío; y más de alguna vez lo dejaron sollozando sobre las mangas curtidas
con el barro del cántaro y la grasa de los baldes. Su resentimiento era pasajero, porque la
bondad le chorreaba el corazón, como el suero que escurre la bolsa de la mantequilla […]”
ii - “Miró luego al suelo empedrado y meditó muy duro. Luego, satisfecho de su pensada, dijo al
pitero:
–No me creya egóishto, compañero, la flauta no tiene nada: soy yo mesmo, mi tristura…, la
color…”
Que tiene como un sentimiento de insistencia hacia algo.

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