Está en la página 1de 1

ÁREA: Comunicación GRADO: 1ro Sec.

PROFESOR: Félix Ángel Chaupis

Los retablos ayacuchanos tienen su origen en la época de


la colonia cuando los sacerdotes españoles en proceso de
evangelización viajaban por todos los pueblos de la
sierra peruana, llevando con ellos cajas articuladas con
imágenes de varios santos católicos para que estos sean
reconocidos por los pobladores. Estas se llamaban cajas
de San Marcos y fueron tomadas de referencia por los
artesanos para la realización de los retablos.

Durante la década de 1940, se inicia la creación de estas piezas de arte, usando como referencia las
cajas de San Marcos para diseñar escenas con temáticas distintas relacionadas con motivos
costumbristas, como corridas de toros peleas de gallos, fiestas y danzas tradicionales, escenas
rurales y labores agrícolas. Los artesanos del pueblo de Ayacucho adaptan los nuevos cajones y los
hacen propios, cambiándoles el nombre a retablos. Como decía el poeta y escritor peruano César
Vallejo, el arte viene del pueblo y se dirige hacia él. Bastaría con solo admirar su paciencia y
minuciosidad para entender que no son solo retablistas sino verdaderos contadores de historias. Es
en el pueblo de Quinua donde se puede visitar los talleres artesanales y apreciar la técnica que sus
artesanos han conservado a través del tiempo.

En Ayacucho, Quinua es considerado un destino artístico que


enamora y maravilla a sus visitantes con sus especiales y
hermosos retablos, motivo por el cual muchos turistas asisten
continuamente a los talleres y viven experiencias únicas. Quinua
está situado a 32 km de Ayacucho y se llega con una carretera
asfaltada en perfectas condiciones que se abren paso para
conocer sus encantos.

También podría gustarte