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misma y sus miembros, centrada duran- lar por la Academia y la corte virreinal
te este periodo en la actividad teatral, la intelectuales y poetas del prestigio de Gio-
exagerada devoción a santo Tomás de vanni Battista Marini, los hermanos
Aquino y el apoyo a los dominicos fren- Argensola, Antonio Mira de Amescua o
te a la obsesiva protección de los jesuitas el conde de Villamediana, de cuya cola-
por parte del duque de Osuna. No falta- boración y adhesión puede considerarse
ron, sin embargo, los trabajos literarios, reflejo el «Cancionero italoespañol», com-
especialmente destacables los de Giam- puesto entre 1625 y 1635, originaria-
battista Basile, a quien se atribuyen diver- mente dedicado al duque de Alba y,
sas ediciones críticas de obras en vulgar, posteriormente, completado con otras
como las Rime de Bembo, junto a com- composiciones dedicadas a Adriana Basi-
posiciones poéticas propias, en italiano o le, hermana de Giambattista.
en español; esta actividad puede conside- Un curioso apéndice documental y
rarse como paradigma del cambio opera- cronístico, con la edición íntegra de los
do en las preferencias literarias de la estatutos de la Academia y diversos testi-
Academia, abierta definitivamente a las monios contemporáneos, ajenos a la ins-
lenguas vulgares. A la vez que se conserva titución, completan un sugerente y
el peso del grupo fundacional de la Aca- amplio estudio, que ha sido capaz de
demia, fiel al poder virreinal, fuese cual aunar y fundir el interés histórico y lite-
fuese; grupo que manifestó su adhesión rario por una institución y un período
a Osuna encargando a Giambattista Basi- harto significativos de la historia de Nápo-
le un texto teatral, Il Giron, para celebrar les.
los triunfos navales del duque contra los
turcos. Los años posteriores vieron desfi- Montserrat Casas
Dino CAMPANA,
Cantos órficos y otros poemas,
Barcellona: DVD ediciones, 1998.
Per quanto non si possa dividere la critica una riappropriazione poetica che nega
del Novecento in detrattori di Campana l’opposizione visivo/veggente. E perciò è
da una parte e in campanofili dell’altra, oltremodo imprecisa quella calata di tono
il nome del Poeta traccia comunque un con cui Carlos Vitale, nel prologo all’e-
confine che ha percorso le poetiche e le dizione spagnola, fa il punto sulla que-
antologie di quello che Hobsbawm avreb- stione critica sostenendo che «los Cantos
be poi chiamato il «secolo breve». Da un órficos convierten rápidamente a Campa-
lato si schierino i riduzionisti, da Conti- na en un “mito” de la poesía italiana del
ni a Mengaldo, passando per la stronca- siglo XX». Ma al di là di questi piccoli inci-
tura di Saba («era matto e solo matto»); denti di percorso, il testo di presentazio-
dall’altro gli esaltatori, che vanno dalla ne e la cura del volume si rivelano, in
coppia neoavanguardista Anceschi-San- generale, senz’altro validi. Il lettore spa-
guineti — che nel Marradese ritrova il gnolo viene infatti avvicinato alla figura
centro propulsore delle esperienze espres- di Campana con un’introduzione che non
sionistiche del Novecento — fino ad arri- si limita — come purtroppo avviene sem-
vare alla linea ermetica Bigongiari-Luzi, pre più spesso — a un semplice scorcio
per cui l’orfismo diventa parola chiave in biografico ma riesce ad essere piacevol-
Ressenyes Quaderns d’Italià 6, 2001 209
Antonio COLINAS,
Antología esencial de la poesía italiana,
Madrid: Espasa Calpe (Colección Austral), 1999, 477 p.
Nos hallamos, sin duda, ante uno de los go, es que la nueva antología recorre toda
poetas españoles que en estas últimas la historia literaria italiana, y satisface asis-
décadas más inclinación ha demostrado tir a esta ampliación cronológica, habida
hacia las letras italianas. En la presente cuenta, por un lado, la vasta difusión que
antología serán muchos quienes perciban garantiza la editorial en que el volumen
el eco de los Poetas italianos contemporá- ha visto la luz y, por otro, la falta de anto-
neos que Antonio Colinas publicó en logías en lengua castellana de estas carac-
1977. Desde esa fecha ya lejana hasta terísticas desde la histórica de Juan Luis
nuestros días, el autor ha perseverado con Estelrich, publicada en 1889 y nunca ree-
regularidad en su trayectoria vertiendo al ditada.
castellano algunos de los textos más Menor satisfacción produce, en cam-
emblemáticos de los siglos XIX y XX: Las bio, el criterio de Colinas como colector.
cenizas de Gramsci (1975), los Cantos de Y es que, pese al predominio de traduc-
Leopardi (1980), Cristo se paró en Éboli ciones suyas, el volumen incluye otras de
(1982), las Poesías completas de Quasi- diferente mano, hasta el punto de que
modo (1991), El jardín de los Finzi-Con- —como el propio Colinas declara—
tini (1993). La Antología esencial de la podría hablarse de una antología de tra-
poesía italiana que ahora nos ocupa reca- ductores. Nadie —esperamos— nos acu-
pitula los intereses y trabajos de todos sará de dogmatismo o intransigencia si
estos años, pero no sería justo ver en ella afirmamos que resulta difícil conjugar la
una simple refundición de viejos ma- disparidad de estilos y criterios en una ope-
teriales, por más que recoja tanto tra- ración «compuesta» de esta naturaleza y
ducciones leopardianas como un gran no se nos censurará —en virtud de esa
número de las incluidas en la antología misma heterogeneidad— por haber teni-
de 1977: versiones de Saba, Campana, do que renunciar en estas páginas a cual-
Cardarelli, Ungaretti, Montale y Quasi- quier valoración cualitativa de las
modo. Colinas ha sometido a revisión traducciones. Seleccionar y traducir no
cada uno de los textos recuperados, a la parece, en suma, ser la doble cara de una
vez que ha suprimido, sustituido o aña- misma moneda, como el título Antología
dido poemas en todos y cada uno de los esencial de la poesía italiana sugiere. Se pue-
autores. Lo más significativo, sin embar- den seleccionar traducciones y, por lo