La economía solidaria es un enfoque económico que busca promover relaciones más
equitativas y solidarias entre las personas, así como un desarrollo sostenible y comunitario. Se basa en la cooperación, la participación democrática, la igualdad de género, la justicia social y la preservación del medio ambiente. Algunos de sus principios fundamentales incluyen: Cooperación: Fomenta la colaboración entre individuos, comunidades y organizaciones en lugar de la competencia. Autogestión: Implica la toma de decisiones colectivas y participativas en la gestión de recursos y actividades económicas. Solidaridad: Se centra en la ayuda mutua y el apoyo entre los miembros de la comunidad, especialmente aquellos en situaciones más vulnerables. Equidad: Busca reducir las desigualdades económicas y sociales, promoviendo la distribución justa de recursos y oportunidades. Sostenibilidad: Prioriza el cuidado del medio ambiente y la utilización de prácticas económicas que sean ambientalmente responsables. La economía solidaria se manifiesta en una variedad de formas, como cooperativas de trabajo, empresas sociales, bancos de tiempo, intercambios locales, mercados justos y redes de consumo responsable. Estas iniciativas pueden operar en sectores diversos, incluyendo agricultura, producción, servicios, finanzas y comercio. la economía solidaria busca construir un sistema económico más humano, justo y sostenible, donde se valore tanto el bienestar económico como el social y ambiental.