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Después de casi cincuenta años, una nueva enfermedad se presenta con capacidad para
dañar severamente el cerebro fetal. El Zika apareció en Uganda en 1947, poco tiempo
después se identificaron los primeros casos humanos en Nigeria en 1953, y luego permaneció
latente por casi 70 años, con una discreta expansión hacia los países orientales, hasta que en
el 2015 se reporta en Brasil y desde entonces se ha diseminado por casi toda América (1,2).
Los vectores que trasmiten la enfermedad son variables, pero en las zonas tropicales y
subtropicales los mosquitos Aedes aegypti y Aedes albopictus son los más frecuentes, una
vez ocurrida la picadura, el periodo de incubación puede variar de 3 a 10 días. El rol
patogénico del virus aún continúa en proceso de investigación (3). El Zika puede transmitirse
por vía transplacentaria y también por vía sexual. Recientemente se describió la presencia de
Zika en la leche materna sin haber podido determinar su capacidad infectiva por esta vía.
Desde este año se han identificado casos de Zika en el Perú, en adultos y gestantes, siendo
así, lo más probable es que ocurran casos neurológicos en recién nacidos y en adultos
también. La alerta de la OMS para registrar y explorar todos los casos de microcefalia con la
finalidad de detectar Zika (1,2), pone en evidencia un serio problema, no sabemos cuántos
niños nacen con microcefalia en el Perú, por tanto difícilmente sabremos si aumenta la
prevalencia en una determinada región.
Algunas observaciones han señalado la menor importancia que damos a medir el perímetro
cefálico. No obstante diversos estudios han demostrado la relación con el neurodesarrollo y la
eficiencia de hacer su pronta identificación (6). No debemos olvidar la lección que nos han
dejado las infecciones conocidas con el acrónimo TORCHS, que aunque producidas por
diferentes agentes, virus, bacterias y parásitos, tienen el común denominador de producir
meningoencefalitis crónicas fetales que generan daño cerebral permanente, el cual puede
manifestarse al nacer o mucho tiempo después (7).
Datos epidemiológicos
Al igual que otros arbovirus, el VZ tiene una gran capacidad de difusión cuando las
condiciones ambientales son favorables. Desde enero de 2007 hasta el 27 de abril de 2016, la
OMS8 ha detectado transmisión autóctona en 55 países y territorios (en 42 de ellos ha sido el
primer brote de Zika detectado), con una gran difusión en la Región de las Américas tras su
inicio en Brasil9. En este país, el ministerio de salud estima que en 2015 se produjeron entre
400.000 y 1.300.000 casos.
A pesar de que las cifras puedan resultar alarmantes, no debemos olvidar que esta
transmisión se ha iniciado durante el verano en el hemisferio Sur, donde las condiciones
ambientales y climáticas para el vector son favorables. Algo similar sucede con el
Chikungunya, arbovirus que comparte vector con el VZ y que también experimenta una
reemergencia desde 2005. En diciembre de 2013 se identificaron los primeros casos en el
Caribe, y la infección se propagó a lo largo de 2014 por más de 40 países ocasionando más
de un millón de casos.
El dengue es otra infección que presenta similitud con las anteriores en cuanto a su
epidemiología y que se transmite por el mismo vector. En el año 2010 se estimó su incidencia
en el mundo en 390 millones de infecciones, de las cuales el 70% correspondían a Asia y
14% a las Américas10. Con estos datos resultaba preocupante la posibilidad de un aumento
del número de casos y su difusión a otros países durante la celebración del Mundial de fútbol
de 2014 en Brasil. Se estimó que podrían aparecer de cuatro a nueve casos de dengue por
cada 100 turistas, pero finalmente sólo pudieron confirmarse tres casos en viajeros 9.
Recomendaciones
Que el Zika sea una epidemia mediática nos permite conocer en tiempo real cómo evoluciona,
y favorece que sea una prioridad política y su control. No obstante, ser una prioridad política
no nos debe hacer olvidar otros problemas de salud. Asimismo, los medios de comunicación
deberían evitar la alarma social, que puede generar mucha angustia en las mujeres
embarazadas a lo largo de los nueve meses de embarazo.