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FACULTAD DE TURISMO Y FINANZAS

GRADO EN TURISMO

La Exposición Universal de París 1900 y su repercusión en el


Turismo de principios del siglo XX

Trabajo Fin de Grado presentado por Ana Palanco Pevidad siendo la tutora del mismo
la profesora Adamantía Zerva.

Vº. Bº. del Tutor/a/es/as: Adamantía Zerva Alumno/a: Ana Palanco Pevidad

D./Dña. D./Dña.

Sevilla. diciembre de 2021


GRADO EN TURISMO
FACULTAD DE TURISMO Y FINANZAS

TRABAJO FIN DE GRADO


CURSO ACADÉMICO [2020-2021]

TÍTULO:
LA EXPOSICION UNIVERSAL DE PARÍS 1900 Y SU REPERCUSIÓN EN EL
TURISMO DE PRINCIPIOS DEL SIGLO XX

AUTOR:
ANA PALANCO PEVIDAD

TUTOR:
Dra. Dª ADAMANTÍA ZERVA

DEPARTAMENTO:
FILOLOGÍA FRANCESA

ÁREA DE CONOCIMIENTO:
TRABAJO FIN DE GRADO

RESUMEN:
Las Exposiciones Universales han servido para establecer vínculos interculturales e
incrementar la afluencia turística en las ciudades donde han tenido lugar. En el
siguiente trabajo se hace un exhaustivo estudio acerca de la Exposición Universal que
tuvo lugar en París en 1900, sus antecedentes y sus efectos en la sociedad del siglo
XX. Compararemos esta Exposición con otras de carácter universal y relacionaremos
las consecuencias que tuvieron para las ciudades europeas donde fueron celebradas.

PALABRAS CLAVE:
París; Exposiciones; Turismo; Desarrollo; Europa
TFG-Grado en Turismo. Exposición universal de Paris 1900 y su repercusión en el turismo del siglo XX

ÍNDICE

I. INTRODUCCIÓN ................................................................................................... 3

II. OBJETIVOS Y METODOLOGÍA ............................................................................ 5

1 CAPÍTULO: EUROPA Y FRANCIA. ANTECEDENTES A LA EXPOSICIÓN


UNIVERSAL 1900......................................................................................................... 7
1.1 ORÍGENES DEL TURISMO............................................................................ 7
1.2 EL TURISMO Y LAS PRIMERAS EXPOSICIONES UNIVERSALES .............. 8
1.3 LA FRANCIA DEL SIGLO XIX ........................................................................ 8
1.3.1 Contexto histórico y cultural ..................................................................... 8
1.3.2 Contexto político y social ....................................................................... 11
1.3.3 Contexto económico .............................................................................. 15

2 CAPÍTULO: LA EXPOSICIÓN UNIVERSAL DE PARÍS (1900) ........................... 17


2.1 ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA EXPOSICIÓN UNIVERSAL 1900 .. 17
2.2 EL TURISMO ANTES DE LA EXPOSICIÓN UNIVERSAL DE 1900 ............. 19
2.3 LA EXPOSICIÓN UNIVERSAL 1900 ............................................................ 20
2.4 EL TURISMO DESPUÉS DE LA EXPOSICIÓN UNIVERSAL DE 1900 ........ 24

3 CAPÍTULO: EFECTOS DE LA EXPOSICIÓN ..................................................... 25


3.1 CONSECUENCIAS SOCIALES .................................................................... 25
3.2 CONSECUENCIAS POLÍTICAS ................................................................... 25
3.3 CONSECUENCIAS TECNOLÓGICAS ......................................................... 25

4 COMPARATIVA ENTRE PARÍS 1900 Y SEVILLA 1992 ...................................... 27


4.1 EXPOSICIONES UNIVERSALES EN EL SIGLO XX .................................... 27
4.1.1 SEVILLA 1992 ....................................................................................... 29

5 CAPÍTULO: CONCLUSIONES Y LIMITACIONES .............................................. 35

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TFG-Grado en Turismo. Exposición universal de Paris 1900 y su repercusión en el turismo del siglo XX

I. INTRODUCCIÓN
El presente trabajo aborda la Exposición Universal de 1900 en París así como su
trascendencia en el Turismo de principios del siglo XX.

Según la OMT (2007), se entiende por Turismo un fenómeno social, cultural y


económico que supone el desplazamiento de personas a países o lugares fuera de su
entorno habitual por motivos personales, profesionales o de negocios. Esas personas
se denominan viajeros (que pueden ser o bien turistas o excursionistas; residentes o
no residentes) y el turismo abarca sus actividades, algunas de las cuales suponen un
gasto turístico.

En primer lugar, debemos entender y asimilar la diferencia entre los viajes y el


Turismo, ya que el segundo término surgió hace relativamente poco. Según Korstanje
(2013), el Turismo nació en la Inglaterra industrial del siglo XIX, la Inglaterra victoriana,
como forma de evasión del trabajo. Época en la cual también tuvo lugar la primera
exposición universal de todos los tiempos, celebrada en Londres en 1851.

Las exposiciones universales comenzaron a vislumbrarse en este periodo como


acontecimientos que servían para consagrar la imagen de un país, como ya veremos
posteriormente. La autora Hernández de la Cruz (2019) afirma que estos eventos no
suelen ser recordados como decisivos para configurar la imagen actual de las
ciudades que conocemos. Sin embargo, en la mayoría de ellas el entramado urbano
se modificó con motivo de las exposiciones, creándose una serie de edificios que
servían como pabellones de estas exposiciones, pero también para conmemorar la
celebración de la misma. El caso más característico es la Torre Eiffel de París, la cual
se creó con motivo de la exposición de 1889, quedando posteriormente como símbolo
para todo un país. Siguiendo a Hernández de la Cruz (2019), podemos decir que
estas exposiciones estaban dirigidas a multitud de visitantes, generalmente de clase
alta o media, que llegaban deseosos de conocer las innovaciones que se exhibían en
ellas así como descubrir la ciudad en la que eran celebradas. Supuso una nueva forma
de concebir el turismo que se abría paso en los últimos años del siglo XIX para recibir
con entusiasmo al XX. Estos acontecimientos aún son palpables en la actualidad, y es
por ello que muchas ciudades se muestran deseosas de albergar este tipo de
exposiciones.

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TFG-Grado en Turismo. Exposición universal de Paris 1900 y su repercusión en el turismo del siglo XX

II. OBJETIVOS Y METODOLOGÍA


En primer lugar, este trabajo pretende dar a conocer la Exposición Universal que tuvo
lugar en Francia en 1900, así como sus efectos económicos, políticos y sociales. Otro
de los objetivos que se persigue es el de comparar las consecuencias de la exposición
de Francia de 1900 con la de Sevilla de 1992. Para alcanzar los objetivos anteriores,
se llevará a cabo una revisión bibliográfica basándose en la documentación existente
en la red, así como en los depósitos y bibliotecas de la Universidad de Sevilla.

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TFG-Grado en Turismo. Exposición universal de Paris 1900 y su repercusión en el turismo del siglo XX

1 CAPÍTULO: EUROPA Y FRANCIA. ANTECEDENTES A


LA EXPOSICIÓN UNIVERSAL 1900
1.1 ORÍGENES DEL TURISMO

Durante la Prehistoria, y hasta la llegada del Neolítico, el ser humano vivía de forma
nómada, al abrigo de cuevas. En la Antigüedad, con el auge de las primeras
civilizaciones, toda la Cuenca Mediterránea se convirtió en un gran hervidero de
embarcaciones cuyos motivos eran principalmente bélicos o comerciales. Ya en la
Edad Media, en una sociedad que giraba en torno al cristianismo, comenzaron a surgir
las primeras rutas de peregrinación hacia los lugares en los que había acontecido
algún hecho de relevancia religiosa o hacia las iglesias de peregrinación. En Francia,
además del Camino Francés que comunica el país galo con Santiago de Compostela,
existen un gran número de iglesias de peregrinación tales como: Saint Denis en París,
Santa Fe de Conques o Saint Sernin en Tolouse. Estas iglesias hicieron que las
personas del Medievo viajaran de un sitio a otro motivados por la fe y la devoción
católica. Es decir, estos motivos no eran placenteros sino más bien todo lo contrario,
los peregrinos se veían en la obligación de atravesar peligrosos caminos y senderos, a
menudo pasando frío y hambre, a cambio purificar el espíritu del viajero a través de la
peregrinación a lugares santos.

Según Orlandis Rovira (1986), el hombre medieval que emprendía un viaje hacia lo
desconocido, motivado por la fe religiosa, dejando atrás la seguridad del hogar y su
familia, emprendía una aventura llena de peligros y privaciones, además de
inseguridades, ya que el peregrino tenía altas posibilidades de morir en el transcurso
del viaje y no volver a su casa nunca más. Debido a ello, la peregrinación tenía un
sentido puramente ascético, un ejercicio de búsqueda de paz espiritual y moral, cuya
última aspiración era la Biblia (Baudouin de Gaiffier, 1967).

No es hasta el 1670 cuando aparece escrito por primera vez un término que hace
referencia a una nueva concepción de los viajes y que supondría ser el antecesor del
Turismo Moderno: el Grand Tour. Como afirma López Martínez (2015), los viajeros de
este periodo eran burgueses acaudalados con ansias de conocer Europa. Siguiendo a
este mismo autor se observa que los antecedentes del Grand Tour se encuentran en
el Renacimiento italiano, cuando hay una corriente intelectual de rescatar la historia
antigua de Grecia y Roma, la cual, y según los intelectuales renacentistas, había sido
interrumpida durante mil años (tiempo que dura la Edad Media). Hay un interés y una
curiosidad emergente por rescatar y conocer el Mundo Antiguo, así como la forma de
vida de las personas de la Antigüedad. Esta nueva ambición del saber llegará hasta
bien entrado el siglo XVII, cuando las familias más pudientes envían a sus hijos a
recorrer Europa para conocer la historia, el arte y la cultura del continente. Aparecen
por primera vez los viajes motivados por el placer y se empiezan a escribir obras como
Voyage d' Italie de Richard Lassels. Empiezan a surgir también rutas de viaje que
crean itinerarios para conocer aquellas ciudades o municipios con una mayor
relevancia histórica o cultural.

Ya en el siglo XVIII los viajes por ocio y placer están cada vez más asentados en la
sociedad, y será precisamente a finales de este mismo siglo cuando surgen las
Exposiciones Universales. La primera de ellas tuvo lugar en París, en 1798, cuando el
literato y político François de Neufchâteau decidió inaugurar una muestra al público de
los adelantos industriales y de los productos franceses en los Campos de Marte, con
idea de que esta exposición se convirtiera en anual. Aunque esto último no llegó a
realizarse, sí se siguieron organizando este tipo de exposiciones en 1801 y en 1802,
en los jardines del Louvre, y otras tantas durante toda la primera mitad del siglo XIX.

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Palanco Pevidad, Ana

Siguiendo a la profesora Rodríguez-Zulaica (2015) en el año 1841 el empresario


Thomas Cook organizó un traslado de 500 personas hasta Loughborough y en 1845
creó la primera agencia de viajes. El cambio era evidente, el concepto de los viajes
había cambiado para siempre.

En 1889, con motivo del centenario de la Revolución Francesa, se decidió realizar en


París una Exposición Universal en la que se inauguró el actual símbolo de Francia y
uno de los monumentos más visitados del mundo: la Torre Eiffel. Debido a que el siglo
XIX estaba llegando a su fin, y a las buenas acogidas que estaban teniendo las
exposiciones, se decidió llevar a cabo una Exposición Universal que mostrara todos
los logros pasados y, a su vez, ofreciera una pincelada de lo que auguraba el nuevo
siglo. De nuevo, la ciudad elegida fue París y tuvo lugar la Exposición Universal de
1900, en la que las principales novedades fueron el uso de la electricidad y la creación
del Grand Palais de Beaux-Arts, el puente de Alejandro III y Petit Palais. Un nuevo
siglo acababa de comenzar, un siglo que supondría una ruptura radical con todo lo
anterior (Jiménez, 2017).

1.2 EL TURISMO Y LAS PRIMERAS EXPOSICIONES UNIVERSALES

Históricamente, el ser humano se ha visto motivado a viajar por razones de diversa


índole. Sin embargo, el Turismo, tal y como lo conocemos hoy día, comienza a
gestarse con la aparición del Grand Tour, término que aparece por primera vez en el
siglo XVII por el sacerdote y escritor de viajes Richard Lassels, esos motivos no
incluían el placer o disfrute de otras culturas u otros lugares. Siguiendo a Santon
(2006), el periodo analizado está caracterizado por multitud de guerras, tanto internas
como externas, movimientos políticos diversos, cambios sociales y hambre de
expansión colonial. Europa estaba viviendo un momento histórico que marcaría un
punto de inflexión para toda la humanidad: el siglo XIX.
Debido a la Revolución Industrial que tuvo lugar en el siglo XIX, aparecen nuevos
materiales de construcción como el hierro y el vidrio, así como nuevas formas de
arquitectura. Estas formas quedaron reflejadas en las primeras Exposiciones
Universales, como en la de Londres de 1851 o en la de París de 1889, en la que se
edificó el que actualmente es el principal símbolo de Francia: la Torre Eiffel. Estas
exposiciones pretendían demostrar al resto del mundo el avance industrial y
tecnológico del país donde eran celebradas. Sin embargo, los franceses hicieron una
gran aportación a estos eventos integrando las Bellas Artes como parte de las
Exposiciones, ya que ellos no podían concebir el avance sin hacer mención al
desarrollo artístico. Por ello, esta rama cultural acabó teniendo un papel crucial en las
exposiciones futuras, dejando consigo un legado arquitectónico y cultural que ha
perdurado hasta nuestros días y que han contribuido a incrementar el turismo en las
ciudades donde han tenido lugar. (Rubio Donzé, 2016)

1.3 LA FRANCIA DEL SIGLO XIX

1.3.1 Contexto histórico y cultural

El período que va desde 1871 hasta 1914 es conocido en Francia como La Belle
Époque. Según Hernández (2007), el periodo que precede a la Primera Guerra
Mundial, entre 1900 y 1914 representa para Francia una Belle Époque, tiempo
caracterizado por la prosperidad económica, expansión colonialista, desarrollo de la
aviación y nacimiento del cinematógrafo. Siguiendo a este autor, dicho periodo supuso
un gran esplendor representado en gran medida por la Exposición Universal de París,
donde 50.000 visitantes se dieron cita para admirar los avances alcanzados durante
casi un siglo de desarrollo universal.
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TFG-Grado en Turismo. Exposición universal de Paris 1900 y su repercusión en el turismo del siglo XX

Según Hernández (2018), en el año 1900 París celebraba su Exposición Universal, y


con ella quería mostrar todos sus avances y el esplendor que caracterizaba a la ciudad
en aquel momento. Contemporáneos de este acontecimiento, Pierre y Marie Curie
trabajaban a tiempo completo en su laboratorio, situado muy cerca de la Exposición -
ambos fueron galardonados con el Nobel de Física en 1903, y Marie con el de
Química en el año 1911. Mientras tanto, Albert Einstein terminaba de pulir su Teoría
de la Relatividad en Berna (Suiza) y los físicos Bohr y Rutherford expondrían los
nuevos avances científicos en el campo de la física. La Exposición era, por tanto, una
antesala de todos los avances tecnológicos que anunciaba la llegada del siglo XX.
En el ámbito de la literatura, las artes y las letras se publicaron obras tan significativas
como Madame Bovary, de Flaubert (en 1856) y Les fleurs du mal, de Baudelaire (en
1857). También, aunque en años posteriores, destaca en este ámbito la polifacética
escritora Colette, personificación del espíritu que impregnó la Belle Époque.
Según Winock (2003), se produce una desaceleración del fervor religioso y del
catolicismo francés, ya que las corrientes protestantes comienzan a tener cada vez
más protagonismo y se culpa a la Iglesia Católica de estar en contra de la
modernización de la sociedad.
A nivel artístico, la sociedad también experimenta varios cambios como el surgimiento
de nuevos estilos pictóricos, siendo destacable el esplendor de la Belle Époque, así
como los carteles publicitarios de esta época o los icónicos letreros del Metro de París.
Tal y como afirma Hernández (2018), podemos observar este nuevo concepto con
aires de modernidad en el que destacan el Cubismo o el Expresionismo como nuevas
formas de arte y que supusieron una ruptura con el pasado. Matisse y Derain, padres
del Fauvismo, lograron crear una nueva corriente artística y nuevas formas de arte.
Otros autores destacables de la época fueron Picasso, Kirchner y Kandinsky.

Imagen 1. 1. Carteles del Metro de París. Fotografía de Dennis van de Water.


Fuente: https://mymodernmet.com/es/letreros-art-nouveau-metro-paris/

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Palanco Pevidad, Ana

De este momento de esplendor, tenemos que destacar también el estallido de la


revolución de la vida nocturna que se produce en París. En 1889 se construyeron en
París dos iconos mundialmente conocidos de la Belle Époque: la Torre Eiffel y el
Moulin Rouge (Imagen 1.2). El primero impactó a los visitantes de la exposición ante
su gran estructura de hierro. El segundo encandiló a caballeros y bohemios con sus
luces rojas y aspas del molino dispuestos a dejarse seducir por atractivas bailarinas y
cuadrillas de cancán.

Imagen 1. 2. Carteles publicitarios. Bal du Moulin Rouge, 1889. Realizado por el pintor
francés Jules Chéret, 1836-1932
Fuente: https://www.monografias.com/trabajos93/historia-del-cartel-grafico-siglo-xix/historia-del-
cartel-grafico-siglo-xix.shtml

A finales del siglo XIX, París y toda Francia vive en paz desde la finalización de la
guerra Franco-Prusiana. Es un período próspero y caracterizado por el optimismo,
marcado por la consolidación de la Tercera República, el crecimiento económico, la
expansión imperialista, el desarrollo científico, el esplendor cultural y el avance del
laicismo. Una época de progreso tanto para la clase social como para la burguesía
industrial, cada vez más poblada y con mayor poder económico e influencia política.
(La Vanguardia, 2017)
Siguiendo este artículo periodístico, podemos concluir que era un momento de libertad
y diversión para la burguesía -no así para la clase obrera, como veremos más
adelante- debido a la cercanía de la Exposición Universal de 1900 en la que la ciudad
iba a ser un hervidero de gente deseosa de conocer las novedades artísticas,
científicas y tecnológicas que se exhibirían en la misma. París, por tanto, iba a recibir
multitud de visitantes con ganas de divertirse y de experimentar la joie de vivre, de
comprobar si era cierto todo sobre aquello que se comentaba acerca del amor y el

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pecado en la capital de Francia. Josep Oller, un empresario español nacido en


Tarrasa, Barcelona, iba a ser uno de los precursores de la vida nocturna en el París de
la Belle Époque.
La aparición de una nueva corriente artística como la Bohemia en París debe su origen
a la llegada de los gitanos de la ciudad de Bohemia, de la antigua Checoslovaquia. Su
modo de vida caracterizado por la alegría y la despreocupación contagió a los
parisinos, que generaron todo un movimiento cultural en la ciudad, atrayendo a
multitud de artistas de todo tipo que crearon una nueva escuela basada en los ideales
del amor, la belleza, la verdad y la libertad. Esto supuso el inicio de toda una
revolución romántica generada en torno al barrio de Montmartre.
Los principios básicos de la bohemia y sus nuevos adeptos consistían en vivir la
noche, en los salones, cafés y bulevares de la ciudad de París. Como afirma Valbuena
(2015), en la actualidad este barrio aún es conocido como el “Barrio de los pintores”.
Son famosas sus visitas guiadas por sus coloridas calles y son palpables algunos de
los resquicios de la época dorada de Montmartre, cuando los mejores artistas del siglo
XIX convivían en él. Esta corriente artística se plasma a la perfección en la canción del
mismo nombre del cantante y compositor francés de origen armenio Charles Aznavour
(1966) en la cual describe esta corriente artística como alegre, loca y gris.

1.3.2 Contexto político y social

Según Domínguez González (2006), a lo largo de todo el siglo XIX se producen una
serie de cambios convulsos en el panorama político francés, ya que en tan solo un
siglo el país experimenta el fin de la monarquía absoluta, a la que puso fin la
Revolución Francesa de 1789, punto de inflexión no solo en la historia de Francia sino
de todo el mundo. Por tanto, la clave que supuso el cambio de todo el siglo XIX hay
que buscarla a finales del siglo XVIII. Ya que no se pueden entender los avances del
XIX -en el cual se asentaron las bases del individualismo contemporáneo- sin los
acontecimientos acaecidos durante la última década del XVIII. La revolución de 1789
provocó un cambio en los movimientos políticos, sociales y económicos que estaban
por venir.
La Segunda Revolución Industrial también supuso un avance en Francia durante el
siglo XIX, tal y como apunta Figueredo (2017) quien afirma que esta fue más tardía
que en Inglaterra -concretamente se dio entre los años 1835 y 1840- debido a una
serie de factores sociales: falta de materias primas, derecho absoluto sobre la tierra de
las clases campesinas y un crecimiento demográfico escaso. Este escaso crecimiento
demográfico unido al hecho de que por aquel entonces la población urbana solo
representaba un 25% frente al 75% de la rural hicieron que la Revolución Industrial
tuviera una acogida modesta en el país galo. Los inventos que emergieron durante el
siglo XIX, como el barco de vapor, la trilladora, el telar mecánico, la segadora o el
ferrocarril y la aparición de químicos como los detergentes, tinturas o blanqueadores
hicieron que la agricultura fuera cada vez menos demandada por una población que
comenzaba a interesarse por la industria y el terreno urbano.
La historiadora Cabeza (1998) destaca los levantamientos surgidos en torno a los
años 30 del siglo XIX. En 1830 surge la Revolución en Francia, la cual fue una
reacción contra las medidas de tinte antiliberal adoptadas por el rey de aquel
momento: Carlos X, sucesor de Luis XVIII. Carlos X fue proclamado rey tras la derrota
napoleónica de Waterloo. Surge con la llamada Revolución de Julio o las Tres
Gloriosas (Trois Glorieuses), unas jornadas revolucionarias de París que llevaron al
trono a Luis Felipe I de Francia y abrieron el periodo conocido como Monarquía de
Julio. Este movimiento se extrapoló a otros países tales como Bélgica, donde se
identifica con movimientos de tipo nacionalista unificador, y Polonia con movimientos

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Palanco Pevidad, Ana

de tipo nacionalista disgregador. Se considera como una de las llamadas


Revoluciones burguesas o Revoluciones liberales.
Francia estaba regida por una monarquía constitucional, con Carlos X como soberano.
Un tipo de monarquía en la cual existe separación de poderes, donde el monarca
ostenta el poder ejecutivo nombrando al gobierno, mientras que el poder legislativo, lo
ejerce una asamblea o parlamento, habitualmente elegido por los ciudadanos. Hacia la
mitad de 1830, el rey suprimió la libertad de prensa, y al mismo tiempo modificó el
sistema electoral de manera que solo podían ser electores aquellas personas que
pagaban una renta al Estado. Como dato relevante cabe destacar que hasta 1864 no
había libertad de prensa, a partir de este año se ganó este derecho, así como el
derecho a huelga y la libertad de reunión (Cabeza, 1998).
Por el contrario, Cortés (1987) afirma que el término revolución con el que se cataloga
al movimiento de 1830 es algo ambicioso ya que realmente no hubo un cambio que
supusiera la transformación completa en la práctica de la sociedad, la política y la
economía del momento. La autora, sin embargo, sí afirma que durante este año, y por
primera vez en la historia, Francia y Reino Unido comenzaron a entenderse a las mil
maravillas.
Los días 27, 28 y 29 de Julio de 1830, el pueblo de París se sublevó contra el Rey
consiguiendo finalmente sobreponerse ante este a través de la Revolución. Se
constituyó, entonces, un gobierno provisional que rechazó a Carlos X y proclamó como
rey de los franceses a Luis Felipe I, Duque de Orleans. Quedando así, para siempre,
abolida la dinastía de los Borbones en Francia. Las causas políticas que se dieron tras
esta Revolución de 1830 fueron: el triunfo del sistema constitucional, frente a algunos
soberanos absolutistas de Europa; el triunfo de la idea de independencia nacional (en
el caso de Bélgica), así como del derecho de cada pueblo de darse su propia forma de
gobierno, y por último, el derrocamiento de la Dinastía Borbónica en Francia (Cabeza,
1998).
Siguiendo a la autora citada anteriormente (Cabeza, 1998), cabe destacar que la paz
duró poco y a mediados del siglo XIX, esta idea revolucionaria contra los regímenes
opresores europeos se asentó en todo el continente como la denominada Revolución
de 1848 y se llevaron a cabo movimientos de carácter político, social y nacional:
En el ámbito político, estaban destinados a reformar en sentido democrático la
constitución del Estado, por la mayor participación del pueblo en el gobierno. En el
panorama social, sus quejas giraban en torno a la mejora de la clase proletaria,
sumida en la miseria por la brusca implantación de la industria y su maquinaria, lo que
trajo la desocupación de miles de obreros, reducción de los salarios y un mayor rigor
en las condiciones de trabajo. En cuanto a las ideas nacionales, tendientes a
conseguir la unión (surgieron las unificaciones) y la independencia. En Francia, esta
revolución vino dada debido al descontento del pueblo francés con el nuevo rey Luis
Felipe I, impuesto en el trono por la anterior revolución de 1830. Sin embargo, este no
gobernó de forma constitucional sino todo lo contrario, era enemigo de toda reforma y
suprimió las libertades del pueblo francés, además de negarse a conceder el sufragio
universal. Fue entonces cuando el pueblo de París tomó las armas los días 23 y 24 de
febrero y se levantó contra Luis Felipe I, obligándolo a abdicar.
Se conformó una Junta de Gobierno, presidida por Lamartine, en la cual se proclamó
la II República. La Asamblea Nacional, recientemente elegida, sancionó el sistema
republicano de gobierno, y estableció el sufragio universal, un derecho que daba
potestad al pueblo francés para elegir de manera libre a sus gobernantes a través del
voto. En estas elecciones para elegir quién sería el presidente de la República, salió
victorioso Luis Napoleón Bonaparte, sobrino del jefe militar.
En el resto de Europa la Revolución de 1848 también produjo ciertos cambios en el
panorama político europeo. En Austria, por ejemplo, el emperador Fernando I,
estableció una constitución, donde quedaba expuesto el sufragio universal, el régimen
parlamentario, la libertad de prensa y la libertad de reunión. En Hungría se proclamó la
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república independiente de los Manglares. Las fuerzas austríacas fueron derrotadas y


el nuevo emperador, Francisco José I (1848-1916), solicitó el apoyo del zar Nicolás I,
de Rusia, quien temiendo que una Hungría independiente generase una revolución en
Polonia, decidió enviar un ejército de 150,000 hombres, derrotando a los Manglares en
agosto de 1849. Francisco José suprimió la constitución que había sido concedida por
su antecesor al pueblo austríaco y volvió a implantar el absolutismo en el Imperio
(Cabeza, 1998).
En Italia fueron años bastante convulsos. Se estableció un régimen de gobierno
constitucional en la mayoría de los estados: Sicilia, Cerdeña, Toscana y Estados de la
iglesia. Pero comenzó la revolución con un marcado carácter nacionalista y
antiaustríaco, que se extendió por toda la Península Itálica, ondeando la bandera
verde, blanca y roja, emblema de la nueva Italia. El rey de Cerdeña, Carlos Alberto,
declaró la guerra a Austria. Posteriormente, el rey Víctor Manuel II, sellaría la Paz con
Austria en marzo de 1849. Finalmente, la revolución fracasó y en Italia se restableció
el régimen absolutista y el dominio austriaco. En el año 1860 Italia perdió los territorios
de Niza y Saboya, que fueron cedidos a Francia mediante el Tratado de Turín.
Siguiendo a Cabeza (1998), en Alemania el principal resultado de la revolución fue la
obtención de un parlamento, imitación de la constituyente francesa, que se originó en
la ciudad alemana de Francfort, en cuyo parlamento se trató de unificar Alemania.
Había partidarios que apostaban por que Austria formara parte del nuevo Imperio,
llamado la “Gran Alemania”; otros, sin embargo, apostaban por la pequeña Alemania,
encabezada por Prusia. Triunfaron estos últimos, y el rey de Prusia, Federico
Guillermo IV, fue elegido emperador hereditario de Alemania en 1849, pero el nuevo
gobierno rehusó el cargo, dando así por zanjada la posibilidad de la unidad alemana a
través de medios pacíficos y democráticos.
Las consecuencias de la Revolución de 1848 tuvieron repercusión en todo el mundo:
el triunfo del sistema republicano en Francia y el establecimiento del sufragio
universal, la aparición de ideas socialistas y de la lucha de clases de la mano y obra
de Carlos Marx, el auge de nuevas corrientes políticas basadas precisamente en esa
lucha del proletariado que comenzaban a emerger y que, actualmente, siguen
bastante vigentes; la conquista de derechos y oportunidades para la clase trabajadora;
y el asentamiento del anhelo nacionalista y de unificación de algunos pueblos.
Aspiraciones que alcanzaron su feliz realización años después.
Según Chaves y López (2012), en su obra El Segundo Imperio Francés (1852-1870),
explican como el año 1848 supuso un punto de inflexión en todo el continente
europeo. Fue un verdadero alzamiento universal que hizo temblar las bases de las
clases europeas más acomodadas. Las revoluciones comenzaron a sucederse
mientras los monarcas huían al tiempo que se declaraban repúblicas. En las dos
décadas siguientes, los gobiernos que se sucedieron acogieron algunas de las
propuestas que vieron la luz a raíz de la revolución de 1848, pero siempre bajo
estrictos controles e imponiendo su autoridad. Es aquí cuando hace su aparición el
denominado Segundo Imperio, cuyo principal protagonista fue Luis Napoleón
Bonaparte, sobrino del afamado militar. Proclamado como Napoleón III, bajo su
mandato, se impuso un régimen imperial, con dominio del poder militar y burocrático,
que dio por finalizado el parlamentarismo republicano. Sin embargo, poco tenían que
ver sus actos como político con los pensamientos que manifestaba en su libro Ideas
Napoleónicas (Napoleon III, 1839).
También se declara a sí mismo como republicano y enemigo de la nobleza, sin
embargo, a su llegada al poder sus actos contradijeron estos pensamientos ya que
otorgó títulos nobiliarios, firmó un tratado de libre comercio con Inglaterra, fundó un
Imperio en Extremo Oriente y aprobó la Ley Falloux, una ley de marcado espíritu
clerical. Sin embargo, el régimen de Napoleón III experimentó durante sus últimos
años un giro de tinte liberal, que poco tenía que ver con su primera etapa.

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Palanco Pevidad, Ana

Según los autores Páez-Camino y Llorente (1986), durante el Segundo Imperio la


natalidad fue elevada, sin embargo, a partir de 1860 el crecimiento demográfico fue
cada vez más lento, debido a acontecimientos como la Guerra de Crimea o la anexión
de Alsacia y Lorena por parte de Alemania en 1871, con el fin de la Guerra Franco-
Prusiana. Al hablar en términos demográficos tenemos que destacar la importancia de
París, que durante todo el siglo XIX mantuvo ese crecimiento urbano, crecimiento que
adquirió especial intensidad entre 1851 y 1881. Las características de vida de los
emigrantes en las ciudades francesas destacan por tratarse de grupos numéricos,
formados por grandes familias que se concentraban en casas o cuartos. El nuevo
panorama económico ligado a la Revolución Industrial propició la aparición de un
nuevo grupo social formado por profesionales y hombres de negocios carentes de
títulos nobiliarios pero enriquecidos gracias a su profesión: la burguesía.
Coincidiendo con la separación de Alsacia y Lorena del país, en ese mismo año de
1871, surge la Comuna de París, la cual es considerada uno de los acontecimientos
más importantes de la historia del movimiento obrero, un auténtico símbolo para los
socialistas del siglo XIX y principios del XX.
Tras la caída del Segundo Imperio, el político Thiers asume la presidencia de la
Tercera República Francesa hasta el año 1873, a cambio de una gran indemnización y
la devolución de Alsacia y Lorena al país galo. Entre los años 1873 y 1899 se
sucedieron diversos presidentes en el gobierno de la República, siendo el más
característico Jules Ferry quien propulsó la educación laica y gratuita, así como la
expansión del colonialismo francés, como posteriormente veremos. La caída de Ferry
se produjo en 1885 y coincidió con una crisis económica durante la cual la República
se vio tambaleada tanto por la izquierda socialista como por la derecha nacionalista
del momento. Ganaría el bloque de izquierdas en 1899.
Para algunos autores como Lozano (2014) tiene una gran importancia en el contexto
político el colonialismo francés que se manifestó en el continente africano durante el
siglo XIX, y es que Francia fue, tras el británico, el segundo gran imperio en
importancia y expansión. Los primeros precursores del colonialismo francés fueron el
propio Napoleón III, durante el Segundo Imperio, quien durante su mandato comenzó
un dominio colonial en el Sudeste Asiático; y el político y activista francés Jules Ferry,
quien incitó al colonialismo durante la Tercera República para estimular la autoestima
del nacionalismo francés tras la derrota de los prusianos en 1870. Argelia, Túnez,
Marruecos y el denominado Congo Francés fueron algunas de sus posesiones.
Durante estos años, el dominio francés se extendió a otros continentes como Oceanía,
América y Asia.

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TFG-Grado en Turismo. Exposición universal de Paris 1900 y su repercusión en el turismo del siglo XX

Imagen 1.3. Mapa del Imperio colonial francés durante el siglo XIX.
Fuente: https://www.historia.com/magazine/los-5-imperios-mas-longevos-de-la-historia/el-
imperio-colonial-frances/

1.3.3 Contexto económico

Según Chaves y López (2012), Francia era la segunda potencia financiera del mundo,
superada sólo por Inglaterra; la segunda potencia colonialista y la cuarta en el
comercio del planeta. La Bolsa de París rivalizaba con las de Londres y Berlín. Se
incrementó la agricultura, la cual fue la principal fuente de ingresos de la economía
francesa en la primera mitad del siglo XIX. Este periodo culminó con la crisis
económica, social y política que se produjo entre 1846 y 1851. A partir de la
revolución de 1848 la crisis se fue paliando poco a poco y la economía francesa
adquirió un dinamismo particular con la cada vez más acelerada industrialización, la
revolución del transporte y el crecimiento urbano. Entre los años 1871 y 1914 es
cuando la economía va a alcanzar un desarrollo próspero y esto va a mejorar las
condiciones de vida del pueblo francés, en este periodo el éxodo rural se intensificó.
Tanto es así que el ritmo de crecimiento del producto industrial pasó del 1,6% en el
período 1870-1896 a 2,4% en el período 1896-1913. A mediados de siglo se fundaron
entidades bancarias a largo plazo, tales como el Crédit Foncier o Crédit Mobilier.
Siguiendo el informe sobre El turismo en Francia (271). Madrid, España: Servicio
Informático (VV.AA, 1972), a finales del siglo XIX comenzaron a darse las primeras
muestras de una concepción turística como tal con la creación del British Alpin Club,
del Club Alpin Français, del Camping Club de Londres (1857-1875), así como la
creación en Grenoble, en el año 1889, de la primera oficina turística francesa. Las
exposiciones universales de 1889 y de 1900 fueron signos del dinamismo económico
de Francia.

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Palanco Pevidad, Ana

Según Figueredo (2017), en el siglo XIX, la estructura económica francesa


experimentó un cambio lento a lo largo de este período, ya que la agricultura continuó
ejerciendo un papel importante en la economía francesa, ya que, como hemos
indicado en apartados anteriores, la población rural representaba un 75% frente a la
urbana que era del 25%.
Entre los años 1860 y 1880 se produjo una desaceleración de la expansión
económica, una respuesta que dio la sociedad motivada por la crisis producida por la
modernización de la industria. A partir de los años 80 del siglo XIX, se decidió invertir
en nuevos equipamientos para así conseguir mecanizar industrias que hasta ese
momento se llevaban a cabo de manera tradicional. En estos momentos se desarrolla
también la industria química y la metalurgia, así como la aparición de nuevas
industrias. La llegada al mercado de automóviles, fotografías y sistemas eléctricos
dieron lugar a la aparición de nuevas necesidades entre la población, haciendo que de
esta manera bancos y otras entidades se interesaran por los nuevos mercados e
industrias y así financiaran estos proyectos. Se generaron también, de esta forma,
multitud de sociedades anónimas y nuevas empresas.
Ya en las últimas décadas del siglo XIX se produjo un cambio en el modelo económico
francés, debido precisamente a la expansión de la industria, que provocó un retroceso
en el panorama rural. La agricultura ya no era el principal motor económico francés
dejando paso a la industria.
Según Merger (1999) el ferrocarril hizo su aparición en Francia a partir de 1823,
cuando se concedió la primera línea del mismo. Los primeros tramos ferroviarios
fueron : Saint-Etienne-Andrézieux (1823); Rive-de-Giers – Givors (1826); Saint-Etienne
– Lyon (1830-1833); Andrézieux – Roanne (1833). La línea que hacía el trayecto
Epinac-les Mines – Canal de Bourgogne sirvió precisamente para unir los centros
industriales del país con vías marítimas, ya que debemos recordar que durante el siglo
XIX el transporte marítimo también experimentó un gran avance. Esta experiencia
ferroviaria que experimentó Francia en el siglo XIX se caracteriza por la aparición de
un sistema de economía mixta establecido durante el Segundo Imperio y que se
confirmará mediante los Acuerdos de 1883. Combinaba el monopolio y las compañías
concesionarias, un sistema que provocó numerosas polémicas entre los defensores
del Estado y los que estaban a favor de las compañías, polémicas que, en el largo
plazo, acabaron cuestionando ese sistema. Sin embargo, en 1937 se nacionalizó, pero
esto no supuso un fin al déficit financiero de unas redes que, con el paso del tiempo,
se enfrentaban a una nueva competencia: los viajes por carretera y el avión.

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TFG-Grado en Turismo. Exposición universal de Paris 1900 y su repercusión en el turismo del siglo XX

2 CAPÍTULO: LA EXPOSICIÓN UNIVERSAL DE


PARÍS (1900)
2.1 ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA EXPOSICIÓN UNIVERSAL 1900

No podemos comenzar a explicar la Exposición Universal de 1900 sin hacer mención a


la exposición que tuvo lugar tan solo once años antes, en 1889. Una exposición que
supuso la construcción de uno de los símbolos más conocidos del mundo, uno de los
monumentos turísticos más visitados y del símbolo por antonomasia de Francia: La
Torre Eiffel, una estructura de hierro de 324 metros de altura, la cual comenzó a
construirse en 1887 de la mano de Gustave Eiffel y supuso toda una proeza
arquitectónica, además de quedar consagrada como símbolo de la ciudad. Se
construyó expresamente para la Exposición de 1889 con idea de ser derribada en los
años posteriores una vez pasada la exposición, sin embargo, en la cúspide de la torre
se instaló una antena de radio que le valió para evitar su demolición. El arquitecto
francés Lemoine (2002) afirmaba que la exposición dejó muy pocas huellas en el
paisaje urbano, a excepción de la Torre Eiffel, la cual representó un gran hito mundial
que fue decisivo para la concepción de estas manifestaciones.
Según el periodista Pi (2021) en su artículo Exposiciones universales, los escaparates
del Occidente moderno (y colonial) asegura que, entre la primera Exposición, la cual
tuvo lugar en Londres en 1851, y la de París de 1900, tuvieron lugar más de treinta
exposiciones, a cada cual más espectacular y con mayor índice de asistencia.
Siguiendo a Pi (2021), podemos asegurar que las exposiciones universales se siguen
celebrando en la actualidad de manera muy entusiasta, pero se considera la época
dorada de estas exposiciones la segunda mitad del siglo XIX, desde que se celebrara
la primera en Londres en 1851, inaugurada por la Reina Victoria, hasta la de Parías
1900, culminante por sus dimensiones y su récord de asistentes. El origen de este
fenómeno hay que buscarlo a finales del siglo anterior, cuando en la Francia
postrevolucionaria se comenzaron a inaugurar ferias industriales y comerciales con
carácter nacional.
En el silo XIX se barajó la idea de mostrar estas ferias a otros países, pero fue
descartada ya que las autoridades francesas no querían descubrir sus avances a otras
potencias. Sin embargo, los británicos se adelantaron y, gracias al príncipe Alberto,
esposo de la Reina Victoria, se inauguró la primera Exposición Universal, llamada
Gran exposición de las artes y la industria de todas las naciones. La exposición
londinense significó un adelanto de las características básicas de este tipo de
acontecimientos. En un mismo espacio se cobijaron todas las innovaciones del mundo,
así como culturas y sus productos más representativos. Las exposiciones tenían un
doble motivo: mostrar el adelanto en materia tecnológica y su competición entre las
economías más avanzados, así como una exhibición folclórica de la cultura universal,
haciendo hincapié en las más exóticas. Se abre la era del turismo moderno. Thomas
Cook, empresario inglés, organizó una década antes los primeros tours de la historia,
pero esta vez, con la Exposición inaugurada, sería también pionero en ofrecer los
primeros paquetes turísticos que incluían viaje en tren, alojamiento y actividades en
Londres. Gracias a la nueva red de ferrocarril, se estima que 750.000 personas, la
mayoría obreros y campesinos, se desplazaron hasta la capital británica.
Algunos de los avances tecnológicos que supusieron estas exposiciones del siglo XIX
fueron el teléfono de Alexander Graham Bell en la edición de Filadelfia (1876), o el
automóvil, estrella de la Exposición de París 1889, donde también se presentó el
fonógrafo de Thomas Alva Edison. Esas primeras exposiciones marcaron la
competición entre las principales potencias de la época. Londres y París se turnaron
las cuatro primeras ediciones, al tiempo que se repartían el mundo entre sus imperios
coloniales. Quizás, en un amago de celos por no haber sido pionera en cuanto a
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Palanco Pevidad, Ana

exposiciones, la capital francesa fue la reina de todas ellas, llegando a acoger cinco
exposiciones en la segunda mitad del XIX, y hasta ocho si nos vamos hasta 1937,
cada cual mejor que la anterior. Viena también participó de estas muestras universales
en 1873, ya que era la capital del Imperio Austro-Húngaro, y no iba a ser menos que
sus rivales. Filadelfia fue la primera fuera del Viejo Continente en 1876. También
ciudades como Barcelona, Chicago, Praga, Ámsterdam o Bruselas acogieron dichas
exposiciones. Estos eventos fueron en sí contradictorios, ya que, si bien su principal
objetivo era fomentar la paz en el mundo, en la práctica, eran una carrera de poder e
influencia. Para el país anfitrión consistía en enseñar su mejor cara, y esto, traducido a
los países invitados, era una clara señal de mostrar la supremacía nacional de ese
país. En la Exposición de París 1867 se añadieron los primeros pabellones nacionales.
Desde el principio de estas exposiciones tanto Gran Bretaña como Francia exhibieron
su imperialismo sin pudor, marcando la diferencia entre culturas desarrolladas y las
que estaban en vías de desarrollo. Las exhibiciones estaban pensadas para
convertirse en una especie de mundo en miniatura, por lo que también podemos decir
que fueron el antecedente de los parques temáticos, llenándose de edificios exóticos y
pintorescos que facilitaban al visitante la experiencia viajar a diferentes sitios sin salir
del recinto. Esto marcó la mentalidad de los europeos de la época, ya que les abrió la
mente en muchos aspectos. Este ejemplo lo tenemos en el “japonismo”, movimiento
artístico que representaba la cultura nipona y que fue expuesto en la Exposición
Universal de Londres 1862.
Pero como hemos visto hasta ahora, la expansión cultural no siempre era sinónimo de
algo positivo y estas exposiciones llevaron a cabo una muestra estereotipada de todas
esas culturas a las que consideraban inferiores. En la Exposición de París 1889, se
reprodujo a escala natural una calle de la ciudad de El Cairo, para lo que se
arrancaron puertas y ventanas originales de la propia ciudad, así como autóctonos del
país, contratados para actuar y hacer así una muestra lo más realista posible. De
todos estos casos, los más impactantes fueron los que denominaban como “zoos
humanos”, en los que cuales se exponían a personas que habían sido secuestradas
de sus propias tribus, tribus originarias de estos imperios coloniales. Este tipo de
atracción fue bastante popular hasta bien entrado el siglo XX, y actualmente
simbolizan la cara más horrenda de lo que fue el colonialismo europeo. (Pi, 2021)
Aunque resulte contradictorio, las exposiciones no solo representaban la exaltación del
colonialismo y de los imperios, sino que las metrópolis modernas que observamos hoy
días también se las debemos a estas exposiciones. El caso más representativo puede
que sea el de París, cuyo emblema por excelencia, la Torre Eiffel, nace de la
Exposición de 1889, así como la creación de los hoteles de lujo concebidos para
acoger estas muestras. En la tabla 2.1 se refleja las principales exposiciones que
tuvieron lugar durante el siglo XX, ordenadas de forma cronológica.

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TFG-Grado en Turismo. Exposición universal de Paris 1900 y su repercusión en el turismo del siglo XX

Exposición y año Cambios que supusieron en el trazado urbano

Londres 1851 Crystal Palace

París 1855 Palais de l’Industrie

Londres 1862 Exhibition Palace

París 1867 Champ de Mars

Viene 1873 Wiener Prater

Barcelona 1888 Parc de la Ciutadella

París 1889 Tour Eiffel

París 1900 Metro de París

Tabla 2.1. Exposiciones Universales en el siglo XIX y los cambios urbanísticos que
supusieron en las ciudades donde se celebraron
Fuente: Elaboración propia.

2.2 EL TURISMO ANTES DE LA EXPOSICIÓN UNIVERSAL DE 1900

En la Europa industrial del siglo XIX fue cuando la práctica del turismo se fue
asentando poco a poco en la sociedad según algunos autores (Moreno, 2012),
movilizando de esta manera a miles de europeos. Estas prácticas turísticas estuvieron
relacionadas en sus inicios con la salud, el conocimiento o el descanso, por lo que se
tradujeron en actividades relacionadas con el termalismo, el excursionismo, los baños
de ola de playas frías o los viajes formativos para las élites británicas, como es el caso
del Grand Tour. Es prácticamente impensable hacer una valoración del turismo en la
Europa del siglo XIX sin nombrar sus balnearios y playas, así como sus grandes
centros monumentales y culturales, ya que, en todos esos sitios, los europeos lucían la
moda de la época, hacían negocios, política, debatían acerca de las mejoras del orden
material que se saldaban con avances médicos, tecnológicos o de transportes. Esta
etapa del turismo europeo constituye toda una autentica edad de oro, que quizás haya
sido la más atendida por la historiografía internacional.
Siguiendo a la anterior autora (Moreno, 2012), podemos afirmar que el crecimiento del
turismo a finales del siglo XIX consolidó los discursos y mitos de la Europa romántica.
De esta manera, lugares que hasta el momento habían estado marcados por la
tragedia como campos de batallas, personajes del pasado o espacios conocidos por
algún acontecimiento bélico o trágico comenzaron a ser emblemas turísticos y a
establecerse en el imaginario de aquellos visitantes nacionales e internacionales.
El fenómeno de las exposiciones universales constituyó el punto de partida del
“turismo moderno”. Cabe recordar que en París ya tuvo lugar la Exposición de 1889
así como en otros puntos de Europa se llevaron a cabo otras exposiciones
universales. Esta afirmación viene dada según algunos autores (Lavaur, 1974) a
factores como pueden ser el de congregar a un volumen considerable de personas o
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Palanco Pevidad, Ana

viajeros, el hecho de desarrollarse en un periodo de comercialización de los primeros


paquetes turísticos organizados por las primeras agencias de viajes o la coincidencia
de que estas exposiciones se llevaron a cabo en un momento en el que los avances
tecnológicos supusieron toda una revolución en el sector de los transportes, tanto
ferroviario como navegación turística a vapor.
Según Garay (2007), destaca como en Europa, a partir de la prohibición del juego en
parte de los países centroeuropeos y, muy especialmente, en la Alemania de
Bismarck, los balnearios europeos pierden esa afluencia de visitantes internacionales,
y estos se desplazan hasta los casinos, nuevos centros de ocio, muchos de ellos
situados en la Costa Azul francesa, de donde se origina el término “turismo de playas
frías”. Algunos de los acontecimientos más importantes del siglo XX en materia política
y legislativa se resumen en la tabla 2.2.

Año Hecho histórico

1935 Decreto-Ley del 25 de julio crea la Comisaría General de


Turismo, cuyos objetivos serán coordinar las actividades aptas
para el correcto desarrollo del turismo y vigilar la gestión del
Centro Nacional de Expansión del Turismo, Termalismo y
Climatismo.

1936 León Blum, presidente del último gobierno provisional de la


República Francesa antes de instaurarse la IV República, formó
su primer gabinete (4 de junio de 1936-22 de junio de 1937),
nombró a Leo Lagrange subsecretario de Estado de Sanidad, y
extendió sus mandos a la organización de ocio y deportes.

1940 - 1945 Turismo dependiente del Ministerio de Obras Públicas y


Transportes.

1948 Creación de un Centro Nacional de Turismo, su objeto será la


puesta en marcha del plan de modernización y equipo de
turismo. El Comité Nacional de Turismo pasará a tener solo una
función consultiva. Y en la V República se vuelve a actualizar,
con el Decreto del 19 de junio de 1959, la Comisaría General de
Turismo, así como la reorganización del Consejo Superior de
Turismo.

Tabla 2.2. Acontecimientos históricos en materia de turismo que suceden en Francia a lo


largo del siglo XX.
Fuente: Elaboración propia.

2.3 LA EXPOSICIÓN UNIVERSAL 1900

El historiador Richard Mandell (1967) afirmó que aunque la gloria y fuerza de Francia
decayera en otras áreas, hubo una manifestación cultural en la que la supremacía
francesa fue indiscutible: la organización y puesta en escena de las exposiciones
universales. Para los franceses de aquella época, las exposiciones producían
sentimientos similares a los que despertaba el pensamiento del imperio colonial

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TFG-Grado en Turismo. Exposición universal de Paris 1900 y su repercusión en el turismo del siglo XX

francés. Las exposiciones compensaron en cierta forma las derrotas imperiales, la


vergüenza política, las humillaciones en diplomacia y el estancamiento económico.
Según Charle (2016), la Exposición de París trajo consigo un total de 50 millones de
visitantes a lo largo de los siete meses en los que estuvo activa. El objetivo principal
de esta Exposición fue, como el de tantas otras, consagrar los descubrimientos
científicos y tecnológicos, enmascarar las derrotas nacionales o hacer gala del orgullo
nacional mediante la Ilustración francesa y el progreso a través del gran espectáculo
que suponía la Exposición. Como hemos mencionado, la Exposición de 1900 sirvió
para enmascarar como Francia perdía terreno en sus colonias frente a otras potencias,
así mientras la población disfrutaba una feria rebosante de entretenimiento y
exhibiciones internacionales, ajena a conflictos bélicos, el país veía como sus
territorios iban mermando. Esta Exposición supuso, además de una muestra de todas
las riquezas nacionales e internacionales, un deber para el pueblo francés de
prolongar y exaltar el espíritu de la Ilustración, así como las ideas claves que se
recogen en la Enciclopedia de D'Alembert y Diderot, es decir, se pretendía dotar de
sentido y de humanidad al futuro.
El área dedicada a la Exposición fue de 216 hectáreas que albergaban Les Champs-
de-Mars, Esplanade des Invalides, Champs-Élysées, colina Chaillot por un lado y Bois
de Vincennes por el otro. Un espacio donde conviven las obras, los inventos y
máquinas expuestos junto con diferentes estilos arquitectónicos, algunos de los que
más llamaba la atención entre el público fueron la recreación del París antiguo o de un
pequeño pueblo suizo. Otros monumentos que se llevaron a cabo fueron algunos tan
emblemáticos como una recreación de la Basílica de San Marcos y del Palacio Ducal o
una recreación de 65 metros de altura de la Giralda de Sevilla. Esta Exposición supuso
una nueva concepción del mundo y una nueva forma de conocer paisajes exóticos sin
necesidad de llevar una maleta o recorrer miles de kilómetros, ya que todo estaba en
un único espacio expositivo, lo exótico y salvaje coexiste en el centro de una gran
capital europea. A lo largo del espacio que ocupa la Exposición podemos encontrar
cafés moriscos, bailes flamencos o javaneses, alfareros, viajar de la India a Portugal o
de Japón a Egipto.

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Palanco Pevidad, Ana

Imagen 2.1. Plano de la Exposición 1900


Fuente: Gallica, Biblioteca Nacional da Francia. Disponible en: https://gallica.bnf.fr/ark:/12148/
btv1b8443097d

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TFG-Grado en Turismo. Exposición universal de Paris 1900 y su repercusión en el turismo del siglo XX

Año Número de
congresos

1855 3

1867 14

1878 48

1889 101

1900 203

Tabla 2.3. Número de congresos en las exposiciones universales de París durante el


siglo XIX
Fuente: Elaboración propia

En cuanto a los monumentos erigidos, hemos visto como con las Exposiciones
Universales se generan nuevas construcciones en las ciudades donde se celebran. No
obstante, París 1900 generó menos monumentos que las exposiciones anteriores. Se
erigió el Puente de Alejandro III, de estilo rococó, que simbolizaba la alianza franco-
rusa. También se creó el Grand y Petit Palais, construido en vidrio con cúpulas y
naves de hierro, anuncio de la arquitectura que se daría a lo largo del siglo XX. Pero si
algo hay que destacar a nivel metropolitano de lo que supuso esta Exposición para la
ciudad fue la inauguración el 19 de julio de 1900 de la primera línea de metro de París,
que unía Porte Maillot con Porte Vincennes. Este nuevo medio de transporte de alta
velocidad, en una ciudad en la que carros tirados por caballos y automóviles se
disputaban el pavimento, atrajo a más de 10 millones de viajeros en cinco meses, es
decir, cinco veces la población parisina de aquel momento. Historiadores, bomberos,
economistas, científicos, escritores y otros profesionales aunaron esfuerzos durante
esta Exposición para que todo fuera un éxito. Gracias a ellos París se convirtió por
unos meses en la capital intelectual y política a nivel mundial, una capitalidad que ha
ido arrastrando hasta nuestros días. (Charle, 2016)
La Exposición tuvo una extensión de 216 hectáreas, divididas en dos grandes zonas
expositivas: la que iba desde Champ de Mars hasta Trocadero, con 112 hectáreas, y
una segunda zona con 104 hectáreas dedicada a la agricultura, viviendas para
operarios, competiciones deportivas y ferrocarriles. La Exposición tuvo más de 50
millones de visitantes, una cifra que fue posible gracias a que las entradas tan solo
costaban un franco — el equivalente a poco menos de un euro— lo que contribuyó a
que tuviera una gran accesibilidad. (Rubio Nieto, 2020)
En cuanto a los datos estadísticos de la Exposición seguiremos a Charle (2016), el
cual afirma que en el tiempo que duró la Exposición hubo 50.860.801 entradas de las
cuales se pagaron 41.027.177. La media de entradas por día fue de 241.046, con un
incremento en los domingos de 409.376. El público que asistió a la Exposición era en
su mayoría parisinos de todas las clases sociales, aunque la creación de estaciones
de tren y el auge del tráfico portuario atrajo también a gente de los alrededores de la
capital y del resto del país, así como extranjeros. La Exposición de 1900 en París

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Palanco Pevidad, Ana

supuso la llegada de 56 millones de visitantes más que en 1889, año en el que tuvo
lugar la anterior Exposición. De los viajeros que llegaron a la Exposición, 439.976 lo
hicieron por carretera desde el exterior y 150.763 eligieron el barco. Otra característica
por destacar de esta Exposición fue el incremento de la realización de congresos
científicos, activistas y profesionales. En la tabla 2.3 hemos elaborado una
comparativa con exposiciones anteriores en la ciudad.
El término Universelle englobó tanto a la Exposición en sí como al origen de sus
participantes, los cuales vinieron de todo el mundo. Cuarenta y siete naciones
aceptaron invitaciones. De éstos, veintidós tenían pabellones especiales a lo largo de
la Rue des Nations. Las exhibiciones cubrieron todos los aspectos de la vida moderna:
bienes de consumo, agricultura, bellas artes, danza, maquinaria, nuevas tecnologías,
artes decorativas, teatro.

2.4 EL TURISMO DESPUÉS DE LA EXPOSICIÓN UNIVERSAL DE 1900

A lo largo del siglo XX, siguiendo a Moreno (2012), con la aparición de los nuevos
estados europeos, mucho más activos y movilizadores que todo lo conocido hasta el
momento, nace una nueva concepción del turismo: el turismo como fenómeno de
masas y agente de construcción identitaria del estado. Los nuevos regímenes
totalitarios que surgieron por casi toda Europa -aunque no solamente ellos-
fomentaron un turismo que se convirtió en todo un fenómeno social que movilizó a
millones de personas tanto en vísperas de la II Guerra Mundial como posteriormente,
rompiendo así la sociedad de clases, que tanto caracterizó el silo XX, y el concepto
elitista de las vacaciones.
Según Soria (1972) si nos remontamos a la década de 1970, el turismo internacional
ya contaba con un gran número de adeptos, generando unas movilizaciones de 170
millones de personas que, en aquel momento, proporcionaban unos ingresos cercanos
a los 15.000 millones de dólares. Durante los años sesenta, el turismo ya representaba
un 6,5 por 100 de las exportaciones mundiales. En este sentido, Francia recibió en
esta década unos 13,7 millones de visitantes extranjeros, que le proporcionaron unos
ingresos de 6,5 mil millones de francos, al tiempo que unos 20 millones de franceses
recorrían el país. Este mismo autor afirmaba que el turismo de negocios, congresos o
manifestaciones de cualquier índole repercuten positivamente en el desarrollo del
sector, y en consecuencia, al de la economía del país. Además, durante el siglo XX
París experimentó un crecimiento en su capacidad hotelera, alejándose de los grandes
hoteles de lujo y abriendo el abanico de la oferta hacia hoteles de mediana categoría o
con precios más moderados, para así llegar a la clase media. También hubo otros
cambios como la ordenación de enlaces con el centro de la ciudad mediante
aeropuertos, la creación de una oficina de congresos, la animación de la ciudad y una
mejora en la calidad del recibimiento.
El turismo en Francia anterior a la I Guerra Mundial era embrionario en comparación
con los años siguientes, ya que conoció un gran desarrollo de 1919 a 1939. En este
margen de veinte años, Francia recibía un millón de turistas extranjeros al año y al
menos dos millones de sus habitantes participaban también de este movimiento
turístico, anticipando lo que hoy conocemos, y es que a mediados del siglo XX Francia
ya era una potencia turística. Pasada la II Guerra Mundial, con la popularización de los
automóviles y el avance en la aviación, el crecimiento del turismo en el país fue muy
notorio, contando con unas cifras de 35 millones de turistas entre nacionales y
extranjeros. Este autor afirma, por tanto, que el turismo es un fenómeno del siglo XX y
que cualquier “migración pacífica” anterior pertenece a la prehistoria de lo que hoy
conocemos como turismo.

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TFG-Grado en Turismo. Exposición universal de Paris 1900 y su repercusión en el turismo del siglo XX

3 CAPÍTULO: EFECTOS DE LA EXPOSICIÓN

3.1 CONSECUENCIAS SOCIALES

Las exposiciones universales constituyeron un fenómeno explicativo del mundo


occidental en el siglo XIX. Todo lo que caracterizó esta época estuvo representado en
esas muestras: industrialización, consolidación del capitalismo global, el desarrollo
metropolitano, la fe en la ciencia y la tecnología o la expansión del imperialismo
colonial y el auge de los nacionalismos.
Debido a que los grandes avances de la época se presentaron en estas exposiciones,
las mismas contribuyeron a ser grandes centros de intercambio cultural y urbanístico,
por tanto, es casi imposible entender el ocio moderno sin su contribución. Fueron el
primer gran fenómeno de masas universal, e implicó un intercambio de ideas y de
productos sin precedentes. Por el contrario, la parte negativa de estas exposiciones es
que sirvieron para consolidar los imperios coloniales, así como asentar las bases de
las ideas de corte supremacista. Esta influencia fue tal que muchos historiadores
denominan esta época como “era de las exposiciones” (Pi, 2021).
Peña (2009) hace referencia a la contribución de estas exposiciones universales al
turismo y ocio de la época, alegando que son las bases de un sistema capitalista, y
que, por tanto, son el sustento de cualquier sociedad moderna, ya que el hecho de que
se albergaran exposiciones en una ciudad atraía a personas de cierto nivel económico
que consumían dentro de la misma, lo cual favorecía a la economía, no solo de esa
ciudad, sino del país.

3.2 CONSECUENCIAS POLÍTICAS

Según Soria (1972) a lo largo de todo el siglo XX se producen en Francia una serie de
leyes en materia turística. El 8 de abril de 1910, a través de la Ley de Hacienda, se
estableció una Oficina Nacional de Turismo, cuyo objetivo era dar a Francia una
posición de ventaja en la naciente competición turística. No sería hasta 1925 cuando el
carácter mundial del turismo fue consagrado mediante la creación de la Unión
Internacional de Organismos Oficiales de Turismo regulada años después mediante la
ley 63/1989. De esta manera el turismo adquiría competencia en el plano tanto
nacional como internacional. La transformación alternativamente, a través de una serie
de decretos, de la Comisaría General de Turismo en Dirección General de Turismo y
viceversa, resultaron un acierto para el turismo francés.

3.3 CONSECUENCIAS TECNOLÓGICAS

Durante la Exposición tienen lugar una serie de avances técnicos y tecnológicos que
se presentan como novedosos e inéditos hasta el momento. Esta Exposición era
verdaderamente un simulacro del mundo.
Uno de los avances más espectaculares y representativos de esta Exposición tuvo
lugar en uno de los pabellones, en el cual se incluía un caleidoscopio gigante, un
instrumento cilíndrico en cuyo interior hay varios cristales de vivos colores que forman
prismas triangulares, para jugar con la luz y las formas, este en concreto fue diseñado

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Palanco Pevidad, Ana

por el ingeniero y arquitecto Eugène Hénard (1849-1923). Pasaron por él tres millones
de visitantes y, a día de hoy, permanece en el Museo Grévin con el nombre de Palais
des Mirages. Según Calatrava (2012) no deja de ser llamativo el hecho de que la
arquitectura andalusí esté presente en este tipo de pabellones, como es el caso El
Palais des Illusions, también del arquitecto Eugène Hénard. Debemos recordar, como
hemos citado anteriormente, que nos encontramos en un momento en el que la
concepción de los viajes cambia debido al Grand Tour, y uno de los destinos
predilectos por estos viajeros del siglo XIX será precisamente Andalucía. La
representación de estos pabellones de inspiración andalusí también estuvo presente
en las exposiciones de 1878 y 1889 en París, para dar identidad nacional a España.
Comúnmente, podemos afirmar que la Exposición Universal de 1900, con sus
primeras muestras y experimentaciones tecnológicas, sirvió como punto de inflexión
del progreso científico en el paso del siglo XIX al XX. Cronistas de la época afirmaban
que la exposición representaba una “instantánea de la humanidad”, la cual aparecía
fotografiada en el momento de pasar de un siglo a otro. También denominaron a este
fenómeno como “la llave de oro con que Francia cierra el siglo XIX, en medio de paz,
júbilo, el progreso y la energía humana”.
Otra de las novedades más particulares que tuvo esta Exposición fueron las
proyecciones cinematográficas de los hermanos Lumière, constituyendo además uno
de sus grandes atractivos. Estas proyecciones van ligadas al desarrollo de la
electricidad, ya que, desde que con motivo de la Exposición de 1889 se iluminara la
ciudad entera, cada año los avances en esta materia iban en aumento iluminando más
calles y más horas. Siguiendo a Sazatornil (2012), el culmen de este nuevo desarrollo
fue el Palacio de la Electricidad de París o Palais de l’Électricité 1900, un gran edificio
en el que se podían contemplar 5.000 bombillas incandescentes multicolores que
parpadeaban contantemente y que causó un gran asombro entre la multitud. En el
conjunto de este, se podían observar otros de gran importancia como el Château
d’eau, las Galerías de la Electricidad y la Mecánica y, muy especialmente, la Salle des
Illusions. Además, se trataba del centro energético de la Exposición, que proveía de
luz y energía al resto de pabellones. La primera línea del metro de París también tuvo
lugar en este mismo año y unía Porte de Vincennes con Porte Maillot. El artífice de
gran parte de la Exposición, como hemos nombrado en el párrafo anterior, fue Eugène
Hénard, un gran arquitecto, pero también urbanista y visionario que llevó a cabo
proyectos de transformación del entramado urbanístico del París de finales del XIX, y
también fue el inspector de trabajos de la Exposición de 1889 y la de 1900. Varias de
sus innovaciones urbanísticas en París fueron la mejora de parques y viviendas de la
ciudad, así como la creación de rotondas para la circunvalación, de hecho, se le
considera uno de los precursores de la rotonda, ya que le preocupaban en exceso la
viabilidad y la visibilidad. Podemos afirmar, por tanto, que la actual disposición urbana
de París debemos agradecérsela a Eugène Hénard.
El autor Abel (2005) nos habla en su libro dedicado a los inicios del cine de otro de los
grandes inventos que tuvieron lugar en la Exposición: el Phono-Cinéma-Théâtre.
Consistía en una nueva forma de proyectar cortos cinematográficos con sonido, cabe
recordar que hasta ese momento el cine era mudo. Estas grabaciones de sonidos eran
posibles gracias a un mecanismo innovador que consistía en grabar las voces de los
actores en un fonógrafo para después sincronizarlas con las imágenes proyectadas. El
proyecto nace en marzo de 1900 y fue financiado por Paul Decauville y la actriz
Marguerite Vrignault, quien es nombrada directora artística. La sala de proyecciones
fue diseñada por el arquitecto René Dulong.

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TFG-Grado en Turismo. Exposición universal de Paris 1900 y su repercusión en el turismo del siglo XX

4 COMPARATIVA ENTRE PARÍS 1900 Y SEVILLA


1992

4.1 EXPOSICIONES UNIVERSALES EN EL SIGLO XX

Si el siglo XIX marcó el inicio de las exposiciones universales, el siglo XX cogió el


relevo con fuerza. La Exposición Universal París 1900 supuso el punto de inflexión
entre las exposiciones que tuvieron lugar en el siglo XIX y las que estarían por venir en
el XX.
Pardo Bazán (1900) contaba de la Exposición de 1900 en París que esta era
comparable a “una vivienda suntuosa inacabada, con los muebles a medio colocar,
con paja, virutas y papeles de envoltorio desperdigados por el suelo”. Sin embargo,
una vez que visitó la Exposición su opinión fue muy halagadora para la misma, ya que
aseguraba que era una visita que merecía mucho la pena, no solo por la cultura que
se exhibía en ella, sino porque su visita podía ser una experiencia muy enriquecedora
para cualquier transeúnte a la par que económica, ya que no se requería de un
desembolso exagerado.
La Exposición de 1900 buscaba la mejor manera de concluir un siglo, pero también de
dar la bienvenida al naciente, abarcando multitud de congresos de diversas temáticas,
como por ejemplo, congresos de antiesclavismo, feminismo, aeronáutica, fotografía,
arquitectura, alpinismo, antropología, etc. Se reúnen en torno a unos 70.000
congresistas, casi la mitad de esa cifra son congresistas extranjeros, respaldados a su
vez por una gran multitud de oyentes. Cabe destacar que los congresos, al igual que
las exposiciones, sirven para dar a conocer el avance de la ciencia, preparando al
visitante para el futuro. Una vez que se superó el ecuador de la Exposición, en torno al
mes de julio, todas las expectativas de visitas al recinto eran superadas a medida que
la Exposición avanzaba. Multitud de personalidades importantes pasaron por la
Exposición, desde el zar Nicolás II, Óscar II de Suecia, Leopoldo de Bélgica o el rey de
Suecia.
Los trabajadores de la Exposición podían acceder a la misma con tarjetas de entrada
gratuitas, los familiares y amigos de los trabajadores también podían optar a estas
entradas gratuitas. No deja de resultar llamativo el papel que juega el turismo en esta
Exposición, ya que durante la misma los turistas que llegaban solían ser de un nivel
económico medio que habían contratado el viaje en sus ciudades de origen
previamente, normalmente en una agencia que les proporcionaba un paquete turístico,
el cual solía incluir alojamiento y manutención en la ciudad, viaje de ida y vuelta a
París, entrada a la Exposición, y en ocasiones un guía o entrada a algún espectáculo
de la ciudad. Los beneficios indirectos que se generaron en esta Exposición se deben
a sobre todo a las grandes remodelaciones urbanas que se produjeron en la ciudad
como la mejora de grandes áreas metropolitanas sobre las que la ciudad se extenderá
en un futuro próximo, el Puente de Alejandro III, la estación de ferrocarril de los
Inválidos, además de nuevos hoteles, dos palacios para las exposiciones, la creación
de la primera línea de metro, y por último, la satisfacción con la que Francia cerraba el
siglo XIX en medio de júbilo, paz y progreso (Lasheras, 2009).

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Palanco Pevidad, Ana

Imagen 3.1. Número de asistentes a las exposiciones universales más visitadas hasta el
año 2010
Fuente: https://es.statista.com

Tan solo catorce años después de la Exposición de París de 1900, estalló la que hasta
entonces era la mayor guerra que había conocido el mundo: la Primera Guerra
Mundial. Esta guerra supuso grandes pérdidas humanas y económicas, más de diez
millones de vidas humanas, concretamente, fueron perdidas directamente por la
Guerra. Estos datos están respaldados por Santon (2006) y varios autores, quienes
afirman que una vez finalizado el conflicto no reinó la paz que muchos esperaban, sino
que Europa vivió una posguerra marcada por las penurias, la escasez económica y las
disputas fronterizas. El ejemplo más claro es el de Alemania, que no había quedado lo
suficientemente constreñida como Francia deseaba. Sin embargo, muchos auguraban
que no había sido un conflicto resuelto, sino más bien en suspenso, un preludio de lo
que sería la Segunda Guerra Mundial. Con un panorama tan poco esperanzador no
fue de extrañar que las exposiciones que se sucedieron en el siglo XX no alcanzaran
el esplendor del siglo anterior. A continuación, vamos a referirnos a la Exposición
Universal de Sevilla de 1992.
.

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TFG-Grado en Turismo. Exposición universal de Paris 1900 y su repercusión en el turismo del siglo XX

4.1.1 SEVILLA 1992

Durante el año 1929 ya se había celebrado en Sevilla la Exposición Iberoamericana,


durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera. Sin embargo, el resultado de ese
evento no fue el esperado debido a la crisis económica que generó deudas al
Ayuntamiento de Sevilla. No obstante, la ciudad sí se benefició de las infraestructuras
que había dejado esa primera Exposición y años más tarde, en 1992, coincidiendo con
el V Centenario del Descubrimiento de América se celebró la Exposición Universal de
1992, que supuso el impulso económico que tanto la ciudad de Sevilla como Andalucía
necesitaban, ya que les suponía la posibilidad de proyectar la imagen de una España
moderna y renovada, al tiempo que las infraestructuras de Sevilla podrían ser por fin
renovadas, dando a la ciudad ese aspecto de modernidad y el impulso de los
atractivos turísticos de la misma. Todo ello generó un ambiente de positividad dado el
momento de crisis económica y social por el que estaba atravesando España.
Según Piñero (2015) la Exposición Iberoamericana supuso una transformación en
todos los aspectos para Sevilla. A la misma le debemos las mejoras del Parque de
María Luisa, como las glorietas de Benito Mas y Prat, José María Izquierdo y los
Hermanos Álvarez Quintero. El actual Restaurante La Raza constituía el pabellón de
información de la Exposición. Así mismo, también tenemos que destacar el resto de
mejoras que se produjeron en el Parque, como la Plaza de América, una de las obras
maestras de Aníbal González junto con la famosa Plaza de España. Como curiosidad,
alrededor de la Plaza de América hay 16 victorias aladas, con las que el arquitecto
quiso hacer una clara referencia a la idea del triunfo de la Exposición. El regionalismo
andaluz fue el estilo arquitectónico por excelencia que marcó esta Exposición, sus tres
características principales eran el ladrillo visto, la cerámica y el azulejo, la técnica
consistía en copiar estilos arquitectónicos anteriores acordes a la actualidad,
dotándolos de toda la esencia sevillana. No podemos terminar este repaso por la
Exposición Iberoamericana de 1929 sin hacer referencia al hotel más lujoso de la
ciudad, el Hotel Alfonso XIII, inaugurado por el rey del mismo nombre un año antes de
la Exposición. Se construyeron y mejoraron también diversos barrios de la ciudad para
la acogida de turistas, como Heliópolis, la barriada de Ciudad Jardín o El Porvenir.

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Palanco Pevidad, Ana

Imagen 3.2. Cartel anunciador de la Exposición Iberoamericana 1929


Fuente: https://icas.sevilla.org/espacios/sahp/noticias/luz-29

Partiendo y tomando como referencia la célebre frase que dijo Frei Otto acerca de la
Exposición Universal que tuvo lugar en Sevilla en 1992, en la cual afirmó que una
Exposición era tan solo una exhibición de “tonterías” pero que, a su vez, era una
buena forma de demostrar y patentar experimentos, así como nuevos caminos hacia el
futuro.
La Exposición del año 92 que tuvo lugar en Sevilla marcó un antes y un después para
la ciudad, como más adelante veremos. En este apartado trataremos aspectos
genéricos que diferenciaron a esta Exposición de sus predecesoras. El emplazamiento
elegido para la ubicación de la Exposición fue la zona conocida comúnmente como La
Cartuja, que hasta ese momento no era más que una serie de huertas y solares en
desuso. La innovación que se produjo en esta zona fue la de habilitar y reutilizar
edificios históricos, como es el caso del Monasterio de la Cartuja, con motivo de la
Exposición. El emplazamiento elegido no solamente benefició a la ciudad en conjunto,
sino que reactiva la actividad económica de los barrios más próximos. Se crearon en el
mismo zonas verdes, parques y pabellones, algunos efímeros y otros que perduran
hasta nuestros días habilitados con otros usos administrativos, universitarios y de
equipamiento para la ciudad. Hubo pabellones nacionales, temáticos -como el

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TFG-Grado en Turismo. Exposición universal de Paris 1900 y su repercusión en el turismo del siglo XX

pabellón de la tecnología- y pabellones dedicados a empresas. Muchas viviendas del


centro también se embellecieron. La exposición estuvo dedicada a los
Descubrimientos del Nuevo Mundo, por lo que abundaron los pabellones dedicados a
América Latina, que fueron muy bien acogidos por los visitantes de la Expo 92.
(Hernández de la Cruz, 2019)
Otros autores como Bonomini (2017) esclarecen que la transformación que se lleva a
cabo en la ciudad de Sevilla va directamente ligada al periodo de tranquilidad política
que vive en ese momento la sociedad española con la llegada del acontecimiento
histórico conocido como la Transición Democrática.
Puede que lo más llamativo de la Exposición de 1992 sea su característica mascota:
Curro, un carismático pájaro con una cresta y un pico multicolor que haría las delicias
de muchos de los asistentes, especialmente del público infantil. Al contrario de lo que
pueda parecer, Curro no fue obra de un ilustrador español sino de uno alemán, Heinz
Edelmann, quien también realizaría las ilustraciones de los Beatles en la película
animada “Submarino Amarillo”. El autor realizó un particular pájaro, animal que eligió
debido a la simbología que representa, pues el pájaro es un animal libre que puede
volar. En cuanto a la nariz, Edelmann afirmó que la pintó así por mera casualidad, sin
ningún tipo de motivo aparente, simplemente, y según sus propias palabras, debía ser
irregular (Rubio, 2015).

Imagen 3.3. Curro, la mascota protagonista de la Expo 92 de Sevilla.


Fuente: https://legadoexposevilla.org/

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Palanco Pevidad, Ana

Cabe añadir que desde la celebración de la Expo 92 de Sevilla, la exigencia en este


tipo de eventos ha ido creciendo cada vez más por indoles económicas, simbólicas o
institucionales. El hecho de que este tipo de exposiciones hayan tenido éxito se debe a
que sirven para solucionar posibles problemas presentes en la sociedad en la cual se
desarrolla la exposición, y para el progreso y el crecimiento sostenible de la misma,
vinculado al legado que cada una de estas exposiciones ha ido dejando. Si nos
centramos en estos legados que han ido dejando las exposiciones, en el caso de
Sevilla el más evidente es el físico, ya que se llevó a cabo la realización de una serie
de nuevas infraestructuras, además de mejora de las ya existentes, y un nuevo
sistema de movilidad viaria que favoreció tanto a la capital hispalense como al resto de
la comunidad andaluza. Sin embargo, una mala planificación del uso que
posteriormente se les daría a estas instalaciones, hizo que con el tiempo muchas
quedaran relegadas al olvido o directamente destruidas y deterioradas. Muchos
autores aseguran que en casos como este es imprescindible conocer el uso a
posteriori que se les va a dar a estas instalaciones, en el caso de la Expo 92 de Sevilla
muchos afirman que lo positivo hubiera sido adaptarlas a las necesidades del
momento (González, 2016).
Según Pablo-Romero (2002), la característica principal de la Expo 92 fue el tema del
Descubrimiento. Hay dos motivos principales que justifican la elección de Sevilla como
anfitriona de esta exposición, el primero es porque era la ciudad que más simpatía
despertaba entre los países iberoamericanos; y el segundo era un motivo de carácter
histórico y cultural, ya que Sevilla fue la ciudad que constituyó la base del
Descubrimiento, siendo el primer puerto de Europa que pisaban la mayoría de las
embarcaciones tras sus viajes al Nuevo Continente, y ciudad por la que entraba casi
todo el oro y el conocimiento traído desde América hacia Europa. El propio Rey Juan
Carlos afirmó en 1988 que la Exposición de 1992 cambiaría la faz de Sevilla y
Andalucía.
Principalmente, nos encontramos tres objetivos en la Expo 92: en primer lugar,
promover la mejora de las infraestructuras en la ciudad así como su modernización; en
segundo lugar, consolidar la imagen de Andalucía a través de la ciudad de Sevilla de
cara al siglo XXI; por último, aprovechar la disposición de la Exposición, así como su
organización y planificación, para definir un modelo adecuado a los nuevos tiempos. El
turismo también se vio afectado positivamente debido a la Exposición, ya que en la
ciudad se aumentó la oferta hotelera, se llevaron a cabo promociones turísticas, la
oferta de restauración y de obras de arte también aumento de forma considerable, y se
produjo un cambio de mentalidad entre la población, quienes empezaban a vislumbrar
que la ciudad afrontaba un desarrollo económico considerable. El periodo de mayor
prosperidad económica que vivió la ciudad fue durante el año anterior a la Exposición,
ya que durante el año 1991, con la mejora de infraestructuras y acondicionamiento del
recinto, se generaron un gran número de empleos.
Según Bonomini (2017), las exposiciones universales giran en torno a tres ejes:
patrimonio, gestión estratégica y sostenibilidad. No es la única autora que afirma -
como ya hemos visto anteriormente- que el cambio que se produce en la ciudad de
Sevilla es fruto de la transición democrática que está sufriendo el país en esos
momentos. Recordemos que Sevilla pasa de ser una pequeña ciudad, con un turismo
mayoritariamente nacional, a acoger a visitantes de todas partes del mundo a raíz de
la Exposición Universal de 1992. A finales de los años 80, la Junta de Andalucía llevó
a cabo un Plan para reformar toda la zona de la Cartuja, donde se define el plano
urbano que tendrá la Exposición. También, en el recorrido que lleva a la ciudad hasta
el año 92, se produce el desarrollo y posterior creación de seis nuevos puentes en la
ciudad, que hoy son bastante icónicos y reconocidos: el puente del V Centenario, que
permite el tráfico fluvial de embarcaciones, el puente levadizo de Las Delicias, el
puente del Cristo de la Expiración, la pasarela de La Cartuja, el puente de La Barqueta
y el puente del Alamillo, obre del famoso arquitecto Santiago Calatrava. La

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TFG-Grado en Turismo. Exposición universal de Paris 1900 y su repercusión en el turismo del siglo XX

reestructuración del panorama urbano fue muy importante en la ciudad y su cambio


estuvo directamente ligado a la celebración de la Expo, se incentivaron los planes para
remodelar el casco antiguo de la ciudad, visiblemente deteriorado, con planes como el
Plan Especial Alameda-Feria, en 1985 el Plan Especial de Maestranza de Artillería y el
de la Casa de la Moneda, así como una campaña para mejorar las fachadas del centro
histórico de la ciudad que, después de muchos años, por fin podrían resplandecer. La
rehabilitación del Hospital de las Cinco Llagas como sede del Parlamento Andaluz y
del Monasterio de la Cartuja también fueron impulsadas gracias a la Expo 92.
Siguiendo a la misma autora, podemos decir que si la Expo 92 supuso un camino
hacia una Sevilla moderna, a partir de ese año es cuando verdaderamente se allana el
camino hacia la transformación de Sevilla en la ciudad que es hoy, intentando dotar a
la ciudad con una imagen fuerte y firme, con una nueva concepción tecnológica e
internacional, el último reducto heredado de la mítica Expo 92. Por el contrario, no
todo eran buenas acogidas, pues esta Exposición suscitó una serie de críticas dado la
temática central, que no era otra que la celebración del V Centenario del
Descubrimiento de América, debido al carácter neocolonialista que parecía teñir dicha
temática. Sin embargo, para matizar esta cuestión y darle un nuevo carácter se la
denominó la celebración de “los encuentros entre culturas”, equiparando ambas
culturas a un mismo nivel, dejando de lado la conmemoración histórica y con las miras
puestas hacia el futuro en las nuevas formas de ciencia y tecnología que se abrían
paso en los albores del nuevo milenio.

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TFG-Grado en Turismo. Exposición universal de Paris 1900 y su repercusión en el turismo del siglo XX

5 CAPÍTULO: CONCLUSIONES Y LIMITACIONES


Como se ha articulado a lo largo del presente trabajo, se puede afirmar que las
exposiciones universales han generado a partes iguales controversia, entre los más
reacios, y expectación entre los defensores el progreso y el cambio. Desde la primera
Exposición Universal celebrada en Londres en el año 1851, estas exposiciones se han
superado en cada edición, aportando innovaciones y detalles con los que no contaban
las anteriores. Las ciudades en las que se organizaban este tipo de eventos en sus
inicios eran grandes capitales europeas. Hasta la llegada de la Exposición de
Barcelona en 1888 fueron las ciudades de Londres y París las que se turnaban en la
celebración de estos eventos, en una competición por conseguir la mayor captación de
público y la exposición más lujosa y sorprendente.
Las exposiciones universales han supuesto una revolución económica en la ciudad
que la ha llevado a cabo. En el caso de París y Londres, no supuso un cambio a tan
gran escala, pero el ejemplo más cercano y característico lo tenemos en Sevilla, una
ciudad mediana que hasta ese momento contaba con pocas infraestructuras y que a
pesar de tener uno de los mayores centros históricos de Europa no era prácticamente
conocida fuera de las fronteras españolas. Hasta la llegada de la Exposición Universal,
Sevilla no fue consciente de todo el atractivo turístico que podía ofrecer al resto del
mundo. Por tanto, podemos asegurar que gracias a este trabajo las exposiciones
universales suponen una fuerte campaña de marketing para la ciudad que acoge la
exposición, colocando a esta en el mapa universal. No debemos olvidar tampoco el
caso de Barcelona, la cual, a raíz de su Exposición en el año 1888, consiguió
catapultarse y optar al puesto de capital europea, equiparándose a ciudades de la talla
de Londres o París.
La Exposición de París de 1900 probablemente consiguió su propósito, que no era otro
que abrir el siglo XX con la misma llave de oro con la que Francia había cerrado el
siglo XIX. Recordemos que, desde la Revolución Francesa en el año 1789, Francia fue
un país que vivió periodos muy convulsos, se puede decir que prácticamente todo el
siglo XIX lo pasó sumido en una serie de guerras internas con los países vecinos, pero
también con sus colonias en África. Esta paz solo se vio alcanzada a finales del siglo
XIX. El colonialismo fue otro de los temas que más controversia causó en este tipo de
exposiciones, algo que no deja de resultar cuanto menos llamativo, pensemos que
Francia en estos momentos tenía colonias repartidas por prácticamente todos los
continentes. Hemos visto que estas exposiciones, además de mostrar el avance
tecnológico y otras patentes científicas, servían para exponer al resto del mundo la
grandeza de un país, por tanto, ese exotismo que proporcionaban las colonias
repartidas a lo largo y ancho del mundo había que demostrarlo y enseñárselo al resto
del mundo de alguna manera.
Esto contrasta mucho con la concepción que se da tan solo un siglo después, en la
Expo 92 de Sevilla, en la cual tuvieron hasta que cambiar el nombre de lo que en un
principio iba a ser la exposición de conmemoración del Descubrimiento de América,
temática que no fue bien aceptada por gran parte de la población, quien la tachó de
racista colonialista, y que finalmente, derivó en una vuelta de tuerca pasándose a
denominar como “Encuentros entre Culturas”.
Lo extraordinario de las exposiciones universales es que, sin haberlo pretendido ni
siendo concebidas para ello, han logrado atraer al turismo de dos épocas, el que fue
testigo de las mismas y asistió a estos acontecimientos; y al turismo de las
generaciones futuras a través de las edificaciones que se llevaron a cabo para su
celebración. Recordemos el caso de los pabellones edificados para la Exposición del
29 en Sevilla, cómo se aprovechó el conjunto de la Cartuja tras la celebración de la
Expo 92 o el caso de monumentos tan reconocidos y afamados como la Torre Eiffel, el
Atomium de Bruselas o el Space Needle de Seattle, edificios que fueron concebidos
para acontecimientos puntuales y que a día de hoy se han postulado como símbolo de

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Palanco Pevidad, Ana

una región, ciudad o país, que atraen a millones de turistas cada año y que nos
recuerdan la importancia y el legado que estas exposiciones nos han permitido
contemplar a través de los años.
La mayor dificultad con la que nos hemos encontrado está relacionada con la recogida
de datos cuantitativos acerca de este evento, datos prácticamente inexistentes, ya que
al tratarse de una exposición acontecida a finales del siglo XIX y principios del XX
resultaba dificultoso recabar información.

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TFG-Grado en Turismo. Exposición universal de Paris 1900 y su repercusión en el turismo del siglo XX

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