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VI.

LA CAÍDA DEL HOMBRE


Génesis 3
El primer pecado fue como la nube de Elías: era pequeño al principio, pero
oscureció todos los cielos. El pecado entró por un hombre, y la muerte pasó a
todos. Por el Hombre (Cristo) vinieron también la resurrección y la vida (1
Co. 15:21, 22). Tenemos aquí la revelación de algunos principios radicales.
Hay:

I. Enseñanza satánica. «No moriréis». La personalidad del diablo está


claramente implicada. No dice: «No hay Dios», sino que sugiere falta de
sinceridad en lo que Dios dice, o que si lo que dice es cierto, no es un Dios de
misericordia. Su gran propósito es siempre desfigurar el designio de Dios para
con el hombre. Engaños del diablo.

II. Razonamiento carnal (Gn. 3:6). Ella vio, porque miró, y, juzgando por la
apariencia, deseó, y cuando el deseo ya estaba alimentado, se convirtió en
un acto deliberado: tomó. Luego, no satisfecha con tomarlo para sí misma,
dio. El proceso puede haber sido algo como éste: 1) Prestando atención al
tentador. 2) Olvidando las misericordias de Dios. 3) Mirando a la cosa prohibida.
4) Deseando que Dios no la hubiese vedado. 5) Dudando la palabra de Dios. 6)
Creyendo la mentira de Satanás. 7) cediendo al gusto.

III. Obra presuntuosa. «Cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales »


(Gn. 3:7). Sus ojos fueron abiertos. El pecado abre los ojos de los santos para
ver su propia debilidad, mientras que ciega los ojos de los impíos. Esta es una
vana tentativa de cubrir el propio ser pecaminoso. «El que encubre sus pecados
no prosperará» (Pr. 28:13). ¿Por qué no confesar y recibir perdón? (1 Jn. 1:9).

IV. Ocultamiento culpable. «Se escondieron» (Gn. 3:8). Escondidos entre los
árboles del huerto, entre las mismas bendiciones que Dios les había dado.
Muchos todavía se esconden detrás de los dones de Dios mientras viven en
pecado. La «voz de Jehová Dios» es siempre un terror a los malhechores. Es
en vano que el hombre se oculte en un alejamiento de Dios. «¡Contigo me
escondo!» El pecado siempre aparta de Dios.
V. Búsqueda divina. « ¿Dónde estás tú?» (Gn. 3:9). Éste es el llamado de la
gracia. Dios es siempre el primer buscador. ¿Cuándo hubiera Adán buscado a
Dios? Esta pregunta divina: 1) Revela una gran compasión; éste es el Buen
Pastor que busca a la oveja perdida. 2) Despierta convicción, al llevar a un
profundo escudriñamiento del corazón. 3) Demanda confesión; sométete, y dilo
todo a Dios. 4) Sugiere juicio, « ¿dónde estás tú?» No hay modo de escapar de
Él.

VI. Excusa vana. «La mujer que (tú) me diste… me dio» (Gn. 3:12). Su boca
todavía no había sido tapada (Ro. 3:19). Dios justifica al creyente, no al
jactancioso. Si los hombres ahora no echan la culpa del pecado a Dios, se
acercan todo lo posible cuando culpan a las circunstancias. No hay excusa
para dudar de Dios.

VII. Cubierta misericordiosa. «Dios hizo… túnicas de pieles, y los vistió» (Gn.
3:21). Lo mejor que pueda hacer el hombre nunca cubrirá su desnudez a los
ojos de Dios. Estas túnicas de pieles sugieren sacrificio. Es muy importante
recordar que la expiación significa cubrir. La cubierta de Adán era la de otro,
sustitución. Era algo hecho y dado por Dios, la justicia de Dios, que es para
todos los que creen, y sobre ellos.

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