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«Consumado es»: ¿Qué significan estas palabras de Jesús?

| Preguntas
bíblicas
La Biblia narra los últimos minutos de vida de Jesús mientras estaba en la cruz:
«Entonces Jesús, cuando hubo tomado el vinagre, dijo: “¡Consumado es!”. E
inclinando la cabeza, entregó el espíritu» (Jn 19:30).
«Consumado es». ¿Qué quiso decir el Señor con esta expresión?
Fundamentalmente, el significado es: ¡Misión cumplida! ¡Salvación efectuada!
¡Rescate pagado! En el momento de la muerte del Mesías, el rescate del pueblo de
Dios fue completado, una obra de liberación perfecta y definitiva a la que no se le
puede añadir nada. La expresión «consumado es» (una sola palabra en el griego)
nos enseña que Cristo es el sustituto perfecto y efectivo, el único capaz de
salvarnos de una vez para siempre: «porque por una ofrenda Él ha hecho perfectos
para siempre a los que son santificados» (Heb 10:14).

Morir no suele considerarse como una demostración de poder. Para este mundo, la
muerte está relacionada con la debilidad, el fracaso, la derrota y la impotencia.
Pero la muerte de Jesús fue muy diferente. Aun cuando pueda resultar
sorprendente, el caso es que la muerte del Hijo de Dios fue una demostración
contundente de autoridad, victoria, éxito y control absoluto sobre todas las cosas.
La expresión «consumado es» nos enseña que Cristo es el sustituto perfecto y
efectivo, el único capaz de salvarnos de una vez para siempre
Consideremos estas palabras: «Entonces Jesús, cuando hubo tomado el vinagre,
dijo: “¡Consumado es!”. E inclinando la cabeza, entregó el espíritu» (Jn 19:30). A
priori, estas palabras no suenan a victoria, ¿verdad? Seamos honestos, no parecen
palabras de triunfo en absoluto, más bien todo lo contrario. ¿Qué clase de poder
puede haber en estas palabras? ¿Qué tipo de éxito puede haber aquí? Desde una
perspectiva humana, un hombre clavado en una cruz no parece ser muy poderoso,
ni exitoso y mucho menos parece tener control de lo que le está pasando. No
obstante, a pesar de las apariencias, en la cruz del calvario Jesucristo hizo un
despliegue de poder sin precedentes.
Jesús demostró en la cruz Su poder absoluto para salvar. La sangre de Jesús era el
gran pago requerido para que fuésemos liberados de la esclavitud del pecado y de
sus consecuencias. Se trata del gran pago que hizo que la justa ira de Dios Padre
fuese recibida por el Hijo y no por nosotros, siendo así la iglesia salvada de toda
condenación.
La muerte del Hijo de Dios fue una contundente demostración de autoridad,
victoria, éxito y control absoluto sobre todas las cosas
Una observación vital que debemos hacer cuando pensamos en la muerte de Jesús
en la cruz es que fue una muerte voluntaria en todos los sentidos. El Señor no solo
vino a la tierra a morir voluntariamente, sino que también, al ser sin pecado,
entregó Su vida porque así lo quiso, estando en control de ella en todo momento.
¡Nadie le quitó la vida a Jesús! Él entregó Su aliento de vida porque Él deseó
hacerlo, no porque nadie tuviera poder sobre Él para quitársela (fue una entrega
completamente intencional). La Biblia lo afirma:
Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie
me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo
poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre (Jn 10:17-18).
Jesús es Señor soberano sobre la muerte. Cristo tiene control absoluto sobre ella.
¡Esto sí que es poder!
El Señor no solo vino a la tierra a morir voluntariamente, sino que también
entregó su vida porque quiso, estando en control de ella en todo momento
Pensemos un poco sobre el gran poder de la muerte. La muerte es muy poderosa,
sin duda es el enemigo más fuerte que tenemos. Es evidente que nadie puede con
ella porque «la paga del pecado es muerte» (Ro 6:23). Todos los seres humanos de
la historia fueron, son y serán derrotados por la muerte. La muerte se levanta con
inmenso poder como una reina invencible. Pero —¡Gloria a Dios por este «pero»!
— Cristo entregó Su vida voluntariamente para volverla a tomar. Simplemente, la
muerte no pudo con Él; la gran «reina» no tuvo opción alguna de retenerlo. Así el
Señor dio Su vida cuando a Él le plació, y después resucitó según el plan divino
por el Espíritu Santo (Ro 8:11).
Sí, la muerte es tremendamente poderosa, pero nada poderosa para nuestro gran
Rey Jesús. Debido a que Él la venció, ¡nosotros la venceremos gracias a Él!
Cuando la Biblia dice que Cristo reina, es que ¡reina de verdad!
Está claro que morir no es una demostración de poder para este mundo. Pero la
muerte de Jesús fue distinta. Jesús demostró en la cruz Su poder absoluto sobre la
historia, demostró Su poder absoluto para salvar y demostró Su poder absoluto
sobre la muerte. Solo podemos alzar la voz y decir: ¡Oh, gloria al poder del Señor
Jesús porque desde la cruz declaró por amor: «Consumado es»!

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