Está en la página 1de 7

CRISTO EL SACERDOTE

Se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo


para quitar de en medio el pecado (hebreos 9:26).

INTRODUCCION

PREGUNTA: ¿Cómo cumple Jesucristo el oficio de sacerdote?


RESPUESTA: En que se ofreció una vez y para siempre como
sacrificio para satisfacer la justicia divina y reconciliarnos con Dios,
y para interceder continuamente por nosotros.

¿Cuáles son los elementos del oficio sacerdotal de Cristo? El oficio


sacerdotal de Cristo consiste de dos elementos: Su satisfacción y su
intercesión.

SU SATISFACCIÓN: Esta consta de dos partes: (1) SU SATISFACCIÓN


Su obediencia activa: Cumplió toda justicia (Mat. 3:15).
Cristo hizo todo lo que la Ley requería. Su vida santa es un
comentario perfecto de la Ley de Dios; y es por nosotros que
obedeció la Ley.
(2) Su obediencia pasiva: Habiéndole sido transferida y cargada a él
nuestra culpa, sufrió el castigo que nos correspondía a nosotros.
[Vino al mundo] para quitar el pecado por medio de ofrecerse
como sacrificio.
El cordero pascual sacrificado era un tipo de Cristo quien se ofreció
como sacrificio por nosotros.
El pecado no podía ser quitado sin derramamiento de sangre.
Sin derramamiento de sangre no hay remisión de pecado (Heb.
9:22). Cristo no solo fue un cordero sin mancha, sino un cordero
sacrificado.

¿Por qué era un requisito que hubiera un sacerdote? Tenía que


haber un sacerdote que fuera un árbitro que mediara entre la
criatura culpable y el Dios santo.

¿Cómo podía Cristo sufrir, siendo Dios? Cristo sufrió solo en su


naturaleza humana.
Pero si solo sufrió la naturaleza humana de Cristo, ¿cómo podía
este sufrimiento ser una satisfacción por el pecado? Estando la
naturaleza humana unida a la divina, la naturaleza humana sufrió y
la naturaleza divina fue satisfecha.
El altar santifica lo que es ofrecido sobre él (Mat. 23:19). El altar
de la naturaleza divina de Cristo santificó el sacrificio de su muerte
y le dio valor infinito.

¿Dónde se manifiesta la grandeza de los sufrimientos de Cristo?


(1) En los sufrimientos de su cuerpo. Sufrió de verdad, no solo en
apariencia. El apóstol lo llama “muerte de cruz” (Fil. 2:8) …8 y
estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo,
haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Pensar
en esto hizo que Cristo sudara gotas de sangre en el huerto (Luc.
22:44). La suya fue una muerte vergonzoso , dolorosa y maldita.
Cristo sufrió en todos sus sentidos.

Sus ojos vieron dos escenas dolorosas: A sus enemigos


insultándole y a su madre llorando.

Sus oídos se llenaron de los oprobios del pueblo. “A


otros salvó, a sí mismo no se puede salvar” (Mat. 27:42).

Su olfato sintió el asco de las escupidas en su rostro.


Su gusto sufrió cuando le dieron hiel y vinagre para
beber.
Su sentido del tacto fue lacerado por las espinas de la corona
sobre su sien, y por los clavos en sus manos y sus pies.
Su cuerpo entero fue una gran herida; ahora este blanco lirio
estaba teñido de púrpura,

(2) En los sufrimientos de su alma. Fue prensado como en una


prensa de vino ––la prensa de la ira de su Padre. Esto causó el grito
y el clamor desde la cruz: “Dios mío, Dios mío” (Mat. 27:46).
46 
Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí,
Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has
desamparado?

Este versículo (Mateo 27:46) no puede describir una separación actual entre el Padre y el
Hijo porque Jesús es el Padre. Jesús dijo, “Yo y el Padre uno somos.” (Juan 10:30).
La biblia indica que “Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo” (2 Corintios
5:1919 que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en
cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la
reconciliación.). Jesús era Dios Padre manifestado en carne para reconciliar consigo al
mundo.
El grito de Jesús en la cruz no significó que el Espíritu de Dios había salido del cuerpo, sino
que no había ninguna ayuda del Espíritu en Su muerte sacrificatoria de substitución para la
humanidad pecaminosa.
La naturaleza humana sintió la ira y el juicio de Dios sobre los pecados de la humanidad. No
había dos hijos—uno divino y otro humano—pero había dos naturalezas—la divina y la
humana—fundidas en una persona.
El Espíritu divino no podía ser separado de la naturaleza humana con tal que la vida humana
continuara. Pero en Su proceso agonizante de la muerte, Jesús sufrió los dolores de nuestros
pecados.
El morir se convirtió en muerte cuando El rindió Su Espíritu. En otras palabras, lo que Jesús
quería decir cuando El gritó, “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” era
que Él había tomado el lugar del hombre pecaminoso en la cruz y que Él había sufrido el
castigo completo para el pecado.

No había disminución del sufrimiento debido a Su deidad. Puesto que todos han pecado
(Romanos 3:23) 23 por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, y la
paga del pecado es muerte (Romanos 6:23), 23 Porque la paga del pecado es muerte, mas
la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. toda la humanidad (con
la excepción del Cristo sin pecado) merecía morir.

Cristo tomó nuestro lugar y sufrió la muerte que merecíamos 


(Romanos 5:19). 19 Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos
fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán
constituidos justos. 

Jesús era más que un mártir valiente como Esteban y más que un sacrificio del Antiguo
Testamento, porque El murió en nuestro lugar y experimentó por una época la muerte
que nosotros merecíamos.
En la cruz, El murió por todos los hombres (Hebreos 2:9). 9 Pero vemos a aquel que fue
hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra, a causa
del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por
todos. Esa muerte era más que una muerte física; también implicó una muerte
espiritual, que es la separación de Dios 
(II Tesalonicenses 1:9; 9 los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la
presencia del Señor y de la gloria de su poder,

Apocalipsis 20:14). 14 Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la
muerte segunda.

Nadie que vive en la tierra ha sentido esta muerte espiritual en su grado más profundo,
porque en Dios todos nosotros vivimos, nos movimos, y somos (Hechos 17:28)
28 
Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios
poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos..
Aún el ateo se goza de muchas cosas buenas tales como la alegría, el amor, y la vida misma.
Cada cosa buena viene de Dios (Santiago 1:17), 17 Toda buena dádiva y todo don perfecto
desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de
variación. y toda vida se origina en El y es mantenida por El.

Pero, Jesús experimentó la última muerte—la separación de Dios que un pecador sentirá
en el lago de fuego.

El sentía la angustia y la desesperación como si fuera un hombre eternamente


desamparado por Dios.

Jesús; estaba recitando la primera línea del Salmo 22, que expresaba la profunda angustia
que sintió cuando tomó sobre sí los pecados del mundo.

Entonces, la naturaleza humana de Jesús clamó en la cruz al tomar Jesús sobre Sí mismo el
pecado del mundo entero y al sentir el castigo eterno de la separación a causa de aquel
pecado 
(I Pedro 2:24). 24 quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero,
para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya
herida fuisteis sanados.

Cristo sufrió un eclipse doble en la cruz ––un eclipse del sol y un


eclipse de la luz del rostro de Dios.
¡Cuán amarga fue esta agonía!... Cristo sintió los dolores del
infierno en su alma, aunque no en ese lugar precisamente, sino de
forma parecida.
¿Por qué sufrió Cristo? No por nada que él mismo merecía. “Se
quitará la vida al Mesías, mas no por sí” (Dan. 9:26; 26 Y después de
las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por
sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y
el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la
guerra durarán las devastaciones. Isa. 53:6): 6 Todos nosotros nos
descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino;
mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.
fue por nosotros… Sufrió para poder satisfacer la justicia de
Dios en nuestro lugar.
Nosotros, por nuestros pecados, ofendimos infinitamente a Dios; y,
ni con derramar ríos de lágrimas, ni con ofrecer millones de
holocaustos y ofrendas quemadas, podríamos haber apaciguado a
una Deidad airada.
Por lo tanto, Cristo tenía que morir para que la justicia de Dios
fuera satisfecha.

CONCLUSION
Quinto valor: Apliquemos esta sangre de Cristo.
Su aplicación tiene la virtud de un medicamento.
Aunque este medicamento está compuesto por la sangre de Dios,
no sana a menos que se aplique con fe…
La fe hace que el sacrificio de Cristo sea nuestro.
“Cristo Jesús, mi Señor” (Fil. 3:8). 8 Y ciertamente, aun estimo
todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento
de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y
lo tengo por basura, para ganar a Cristo, No
es el oro de las
minas que enriquece, sino el oro en la mano. La
fe es la mano que recibe los méritos de oro de Cristo… La fe abre
las heridas de Cristo y bebe el preciado [tónico] de su sangre… Sin
fe, Cristo mismo no nos sirve.

También podría gustarte