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¿Qué es?

El algarrobo es un árbol que puede llegar a alcanzar alturas de 8 a 20 metros. Cuentan con 2
tipos de raíces bien diferenciadas: una o dos raíces pivotantes de hasta 60 metros de
profundidad, que le permiten obtener agua a distintas profundidades y raíces laterales, que se
extienden hasta por 60 metros por encima de la superficie a una profundidad de 15 a 25 cm.

Su fuste o tronco es irregular, tortuoso y nudoso y tiene un diámetro entre 80 cm y 2 metros.


Generalmente su copa es muy amplia, sobrepasando los 15 metros de diámetro, tiene forma de
sombrilla, presenta ramas de formas caprichosas y abundante follaje siempre verde. En
algunos casos tiene ramas colgantes que llegan al sueloLa corteza, o parte externa, del
algarrobo es de color pardo-gris-negruzca, fisurada, leñosa y ocasionalmente con espinas. Su
parte interna es de color blanco y rojo, con olor a barniz y textura fibrosa.

Las hojas son perennes y compuestas, con el peciolo bastante corto y los foliolos /elípticos, de
borde entero y nervadura central en el envés. Sus flores crecen en largas espigas axilares, son
pequeñas, de color amarillo pálido, pubescentes, cáliz campanulado y corola con 5 pétalos
separados.

Los frutos de esta planta, también conocidos como algarrobos, son unas vainas de pulpa dulce
y carnosa, que miden entre 10 y 30 cm de largo, 1 a 1.5 cm de ancho y de 5 a 9 mm de
espesor. Dentro contienen de 20 a 30 semillas (por vaina) de color grisáceo o pardo, con forma
ovoidea y aplanada, y presentes en un número por vaina.

Historia del Algarrobo

El algarrobo es una especie vegetal nativa de Perú, Colombia y Ecuador que crece en las
partes más secas de estos países, a lo largo de la costa del Pacífico.

En la época colonial, los españoles encuentran similitudes entre el “algarrobo europeo”


(Ceratonia siliqua) y el “tacco” como era conocido el Prosopis pallida en quechua, razón por la
que la designan con este mismo nombre.

En el siglo XIX, el famoso investigador Antonio Raymondi descubre en el Perú ídolos


precolombinos tallados en madera que representaban al “algarrobo”, razón por la que se cree
que esta planta ya era conocida y utilizada desde tiempos prehispánicos.

El algarrobo fue introducido en Puerto Rico y en Hawái, donde actualmente se considera


naturalizado. En 1828 se plantó el primer algarrobo en Hawái, y ya para el 2006 era un árbol de
sombra habitual en toda la zona y una especie invasiva en las islas hawaianas.
clima del algarrobo
El algarrobo pálido es oriundo del norte del Perú, Colombia y Ecuador pero se ha aclimatado en otras
regiones de América. Se trata que un árbol que crece de manera silvestre en la costa norte del Perú
hasta los 1,500 msnm. Aunque, en zonas donde se presentan sequias y el terreno es infértil, se
desarrolla como arbusto.

En condiciones adecuadas el algarrobo requiere de por lo menos ocho horas diarias de sol para florar y
fructificar, hecho que en el Perú se produce generalmente entre los meses de octubre y abril.

Esta planta se desarrolla bien con 250 a 500 mm de precipitación media anual, desde el nivel del mar
hasta los 1,500 msnm, sin embargo los mejores ejemplares se encuentran entre los 50 y 400 msnm.

Es importante considerar que a temperaturas inferiores a 5º C el algarrobo puede morir por la


paralización de la circulación de la savia y que tolera con facilidad altas temperaturas. En época de
verano tolera hasta 45º C.

Esta especie crece en zonas planas u onduladas. Prefiere suelos de tipo franco-arenoso y
arcillo-arenoso, con un pH neutro, pudiendo desarrollarse incluso en suelos salinos y es una especie que
tolera largos períodos de sequía.

De crecer en las condiciones adecuadas, la producción de frutos se puede dar desde el 3° año, sin
embargo la floración más abundante se logra a partir del 7° año. Por otro lado, la producción vegetativa
por estacas se obtiene a partir de los 18 meses.

Para la siembra se puede usar tanto el fruto completo como segmentos del fruto o semillas individuales.
La tasa de germinación es, sin embargo, normalmente baja. Para la extracción de las semillas, la
cubierta del fruto (exocarpo y mesocarpo) se puede remojar por 14 días, o se puede colocar los frutos
recién cosechados en sacos cerrados para que el mesocarpo se desintegre mediante la acción de
hongos. También se puede efectuar una fermentación con estiércol por 14 días, después de los cuales el
mesocarpo se extrae fácilmente mediante un lavado y las semillas permanecen en el endocarpo.
Asimismo, la remoción puramente mecánica del mesocarpo también es posible, pero normalmente es
más laboriosa. El endocarpo puede removerse mediante remojo de los frutos en una solución
ligeramente ácida o alcalina (por ejemplo, NaOH al 4 %) y un posterior tratamiento mecánico.
El escroto es un saco cutáneo que contiene a los testículos y las partes inferiores del cordón espermático
(por ejemplo el conducto deferente). Además, el escroto permite a los testículos posicionarse fuera del
cuerpo; ya verás por qué esto es importante.
La función principal del escroto es mantener una temperatura adecuada
para que los testículos producen esperma (semen). Esto se logra mediante el
trabajo conjunto de dos músculos: el músculo dartos del escroto, que contrae /
arruga la piel, y el músculo cremáster cuya contracción acerca los testículos al
cuerpo cuando la temperatura exterior es baja. La irrigación del escroto proviene
de las ramas escrotales de las arterias pudendas internas y externas. Los ramos
del plexo sacro son responsables de la inervación de la parte anterior del

escroto, mientras que el plexo lumbar inerva su región posterior. es del


sistema excretor

1. Riñones

Los riñones son la piedra angular del sistema urinario y, por tanto, también del excretor. Se trata de dos
órganos con, aproximadamente, el tamaño de un puño que se ubican por debajo de las costillas, estando
cada uno de ellos a un lado de la columna vertebral. Cumplen con la función de filtrar toda la sangre del
organismo.

Y son tan eficientes en dicha tarea que tardan apenas 30 minutos en hacerlo, retirando de ella las
sustancias tóxicas y generando así la orina, un líquido cuya composición cuenta con un 95% de agua, un
2% de urea (la sustancia que se produce tras el metabolismo de las proteínas), un 1,5% de sales
minerales y un 0,5% de ácido úrico.

La arteria renal hace llegar la sangre “sucia” a los riñones. Y es en la corteza renal, la capa más externa
del riñón, donde, al albergar el 90% de los vasos sanguíneos, tiene lugar el proceso de filtración de la
sangre, el cual está mediado por las nefronas, las unidades funcionales de los riñones.

Las nefronas son células especializadas en filtrar la sangre. Hay más de un millón en cada riñón y
disponen de una estructura conocida como cápsula de Bowman, una esfera diminuta que rodea al
glomérulo de Malpighi, un sistema capilar microscópico que pone en contacto la sangre que debe ser
depurada con estas nefronas.

La sangre llega con una alta presión que permite una filtración pasiva de la misma (no requiere de gasto
energético), pues la presión hidrostática obliga a los fluidos y pequeños solutos a abandonar los
capilares sanguíneos (al tiempo que los cuerpos celulares y otras moléculas grandes se quedan en la
circulación), consiguiendo así retirar de la sangre las sustancias tóxicas. Hemos conseguido la filtración.
Pero como no solo hemos retirado sustancias tóxicas, necesitamos una segunda fase en la que
reabsorbemos el agua, la glucosa, los aminoácidos, el cloruro y el potasio, algo que se consigue a lo largo
de los túbulos que conforman las nefronas y por los que discurre la “proto-orina”. Tras esta reabsorción,
que es un proceso activo, ya hemos sintetizado la orina como tal.

2. Uréteres

Los uréteres son dos tubos estrechos con un diámetro de entre 4 y 7 milímetros y una longitud de entre
25 y 30 centímetros que recogen la orina de los riñones y la conducen hasta la vejiga. Disponen de unas
paredes musculares que se contraen y relajan de forma involuntaria con el fin de que la orina fluya
adecuadamente a través de ellos.

3. Vejiga

La vejiga es un órgano hueco, de naturaleza muscular, con forma de globo, un volumen que oscila entre
los 250 y los 300 centímetros cúbicos y un tamaño de 6 centímetros de ancho y 11 centímetros de largo
cuya función principal es almacenar la orina hasta llegar a un volumen concreto que permita asegurar
que la micción pueda realizarse con suficiente fuerza.

4. Uretra

La uretra es un conducto con un diámetro de unos 5 milímetros que mide 3-5 centímetros en las mujeres
y unos 20 centímetros en los hombres. Pero en esencia, lo importante es que es básicamente un
conducto que lleva la orina desde la vejiga hasta el exterior para culminar así el proceso de micción. Si se
ha almacenado como es debido en la vejiga, el flujo miccional será suficientemente fuerte como para que
la eliminación de la orina sea correcta.

5. Glándulas sudoríparas

Abandonamos el sistema urinario y pasamos a hablar ahora de otros órganos y estructuras que también
forman parte del sistema excretor humano. Las glándulas sudoríparas son especializaciones de tejido
epitelial que contienen células que secretan el sudor, un líquido compuesto de agua, sales minerales y
pequeñas concentraciones de urea y ácido láctico.

6. Hígado
Terminamos con dos órganos que en alguna bibliografía se les menciona como integrantes del sistema
excretor y en otra no: el hígado y los pulmones. Y aunque siga sin estar claro si técnicamente forman
parte de este sistema, nosotros hablaremos de ellos. El primero de ellos es el hígado, el órgano más
grande del cuerpo humano, el cual participa en la digestión, el almacenamiento de sustancias y en la
eliminación de toxinas de la sangre.

Y es por esta última función que es común hablar de él como parte del sistema excretor. El hígado es un
órgano con 1,5 kg de peso y 26 centímetros de ancho que, estando ubicado en la parte superior derecha
de la cavidad abdominal, por encima del estómago, entre otras funciones, convierte el amoniaco nocivo
en urea, la cual es esencial para que los riñones generen la orina. Además, depura el alcohol y los
fármacos y recicla la hemoglobina de los glóbulos rojos. Por todo ello, es habitual que se le mencione
como estructura excretora.

7. Pulmones

Los pulmones también pueden ser considerados parte del sistema excretor, pues permiten la liberación al
medio del dióxido de carbono que se ha generado tras el metabolismo celular. Los pulmones son dos
sacos de color rosado que ocupan gran parte de la caja torácica y son los órganos principales del
sistema respiratorio, pues son las estructuras que permiten el intercambio de gases.

Es concretamente en los alvéolos pulmonares, los pequeños sacos de aire que se encuentran al final de
los bronquiolos (las últimas ramificaciones de la tráquea), donde tiene lugar el intercambio gaseoso. Las
paredes de estos alvéolos está formada por capilares, por lo que se conectan así con el sistema
circulatorio humano.

En este sentido, los glóbulos rojos, que llegan cargados del dióxido de carbono generado por la
respiración celular, al entrar en contacto con el oxígeno que ha pasado por difusión a través de los
capilares de los alvéolos, “sueltan” este dióxido de carbono ya que tienen mayor afinidad química por el
oxígeno.

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