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Concepto e introducción
Se incluyen aquí los bienes de uso y las inversiones de naturaleza similar, pero no
aquellos que están destinados a la venta, que tienen un tratamiento distinto que
explicaremos más adelante.
Valores de origen
Los bienes de uso generalmente son los activos de mayor antigüedad y en muchos casos
de mayor importancia relativa, sobre todo en las empresas industriales.
Esto implica que las eventuales distorsiones en su medición podrían ser de mayor
relevancia dada su antigüedad, su importancia relativa y el desgaste por su uso normal.
Los bienes se adquieren o producen para usarse durante un período lo más prolongado
posible. Ese uso les genera un desgaste, y también puede ocurrir que estén en
condiciones de ser utilizados pero que por la obsolescencia de los mismos sea necesario
su reemplazo.
Depreciaciones
En este tipo de bienes se produce un desgaste por el uso. Este desgaste genera una
disminución en la capacidad de prestar servicios. El cómputo de esta pérdida de valor se
refleja a través de las depreciaciones.
Por ejemplo, la vida útil puede alargarse por desembolsos posteriores a la adquisición que
mejoran las condiciones del activo y las colocan por encima del nivel de rendimiento
estimado en un principio.
Medición al cierre
Al costo original podrán adicionarse las erogaciones que cumplan con las condiciones de
ser mejoras y, en casos muy específicos, pagos por tareas de mantenimiento o
reacondicionamiento mayores.
Este criterio es el más empleado cuando se trata de bienes con un mercado activo como
por ejemplo automóviles, vehículos de transporte, terrenos, etc.
Tengamos claro que debemos diferenciar el concepto de mercado activo del de mercado
transparente.
Mercado activo: es un mercado en el que se dan todas las condiciones
siguientes: (a) las partidas negociadas en el mercado son homogéneas;
(b) normalmente se pueden encontrar en todo momento compradores y
vendedores en cantidad suficiente; y
(c) los precios están disponibles al público.
Hay bienes de uso donde el valor de mercado es poco relevante en relación al valor de
uso para la compañía, como puede ser el caso de la planta fabril, matrices (moldes para
fabricar productos), etc. En ese caso puede utilizarse:
Valor actual del flujo de fondos futuros: es quizás el menos utilizado a la hora de
estimar valuaciones para los cierres contables, no así en el caso de compra y venta de
empresas, y puede ser utilizado para la medición de un conjunto de bienes que
constituyan una unidad generadora de efectivo.
Valuaciones técnicas: en muchos casos las normas exigen para determinados bienes
que solo pueden aplicarse valores corrientes cuando estos surgen de tasaciones
preparadas por profesionales o grupos interdisciplinarios de profesionales independientes,
analizar la conveniencia de valuar los bienes individualmente o en conjunto.
Modelo de revaluación:
Contabilización primera
oportunidad
Contable revaluado ⋗ → resultado
contable revaluado ⋖ → reserva- resultados diferidos.
Uso de la reserva:
Frecuencia en la realización:
Cuando se opte por el método de la revaluación habrá que aplicarlo a toda la categoría de
bienes. Por ejemplo, a todas las máquinas.
Ejemplo del método de revaluación
Maquinaria $
Valor de origen 200.000,00
Depreciación acumulada (40.000,00)
Neto 160.000,00
Por lo tanto:
$192.000 representa un 20% mas que $160.000, por lo que trasladamos este porcentaje al
valor original y por lo tanto: $200.000 x 1.20 = $240.000
Registración alternativa 1
Cuentas Debe Haber
Máquinas 40.000
Registración alternativa 2
Cuentas Debe Haber
Máquinas 32.000
Depreciaciones 20.000
Maquinaria $
Valor de origen 240.000,00
Depreciación acumulada (72.000,00)
Neto 168.000,00
Caja 180.000
Máquinas 240.000
Propiedades de inversión
Propiedades de inversión:
“Son los bienes inmuebles (terrenos o edificios) destinados a obtener renta
(locación o arrendamiento) o acrecentamiento de su valor, con independencia de si
esa actividad constituye o no alguna de las actividades principales del ente.”
Medición contable: para estos bienes puede optarse por el costo original menos
depreciaciones acumuladas o su valor neto de realización.
De aplicarse el valor neto de realización la diferencia con su valor de costo de imputa como
resultado del ejercicio.
Medición contable: para estos bienes puede optarse por el costo original menos
depreciaciones acumuladas o su valor neto de realización.
Cuando el VNR es mayor que el costo la contrapartida se imputará como ganancia si: a)
existe un mercado efectivo para la negociación de los bienes y su VNR puede
determinarse sobre la base de transacciones de mercado cercanas a la fecha de cierre
para bienes similares;
b) el precio de venta esté asegurado por contrato.
Bienes intangibles
Hasta mediados del siglo XX el capital empresario era mayormente identificado por sus
activos fijos, posiblemente porque ello respondía a un esquema de pensamiento basado
en cuestiones que revestían importancia en la Era Industrial. Esta situación se fue
revirtiendo y desde finales del mismo siglo, en muchas compañías (aún en las
industriales), el peso de estos activos no representa más del 20% del total del valor de la
empresa. Porque en realidad son los denominados activos intangibles los que constituyen
los valores más significativos de las empresas. No es casual que esto ocurra en la Era del
Conocimiento.
Medición al cierre
Los intangibles susceptibles de ser contabilizados se dividen en dos grupos: los que
pueden identificarse individualmente de manera separada del ente y, consecuentemente,
pueden negociarse por separado y aquellos que solo tienen entidad como activos en la
medida que formen parte del ente como los gastos de organización y similares.
La normas contables, salvo algunas pocas excepciones, han optado por su medición al
costo neto de sus depreciaciones acumuladas.
Existe en algunas normas la posibilidad de que aquellos activos intangibles que tienen un
mercado activo puedan valuarse a su valor razonable. Ejemplo de un intangible con
mercado activo es la licencia de taxis que poseen un valor de comercialización conocido.
Recordemos que vida útil es el período durante el cual se espera utilizar el activo por parte
de la entidad, o el número de unidades de producción o similares que se espera obtener
del mismo por parte de una entidad.
La vida útil de un activo intangible puede ser finita o indefinida y, si es finita, debe
considerarse si existen disposiciones legales o contractuales que limiten su duración. En
estos casos la vida útil no excederá el período de esos derechos pero puede ser inferior,
dependiendo del período a lo largo del cual la entidad espera utilizar el activo. Si el
derecho contractual o de otro tipo legal se hubiera obtenido por un plazo limitado que
puede ser renovado, la vida útil del activo intangible sólo incluirá el período o períodos de
renovación cuando se considere altamente probable la renovación sin un costo
significativo.
En nuestro país, como en muchos otros, los derechos de autor subsisten hasta setenta
años después del fallecimiento del autor. Está claro que en muchos casos determinadas
obras siguen generando ingresos por períodos que exceden ese plazo pero otras, si bien
legalmente continúan vigentes no producirán ingresos, por lo que no puede utilizarse este
parámetro para definir su vida útil.
También puede considerarse que un activo intangible tiene una vida útil indefinida cuando
no exista un límite previsible al período a lo largo del cual se espera que el activo genere
entradas de flujos netos de efectivo para la entidad. En ese caso es posible no depreciar el
bien, no obstante habría que verificar periódicamente su valor recuperable.
Depreciaciones
Los gastos de organización y preoperativos se deprecian en un período no mayor a cinco
ejercicios.
Cuando existan activos intangibles con vida útil indefinida, se analizará en cada cierre de
ejercicio que los eventos y circunstancias que soportan esta definición continúan para
esos activos.