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La criminogénesis y la criminodinámica

Criminogenesis:

La criminogénesis se refiere al estudio de los factores y procesos que


contribuyen al surgimiento y desarrollo del comportamiento delictivo en un
individuo o en una sociedad. Estos factores pueden ser biológicos,
psicológicos, sociales, económicos o ambientales, y su interacción es
compleja. Algunos de los elementos que pueden influir en la criminogénesis
incluyen la genética, la crianza y el entorno familiar, el nivel socioeconómico,
la educación, el grupo de pares, entre otros. La criminogénesis busca
comprender cómo estos factores interactúan entre sí para predisponer a una
persona hacia comportamientos delictivos.

Criminodinámica:

La criminodinámica, por otro lado, se centra en el estudio de los procesos y


mecanismos que operan en el desarrollo y la evolución de la conducta
criminal una vez que esta ha surgido. Examina cómo se manifiesta y se
perpetúa la criminalidad en un individuo o en una comunidad a lo largo del
tiempo. Esto implica estudiar factores como la motivación del delincuente,
los cambios en sus patrones de comportamiento criminal, su interacción con
el sistema judicial y su entorno social, entre otros aspectos. La
criminodinámica busca entender qué impulsa la continuidad o la interrupción
de la conducta delictiva y cómo se pueden intervenir para prevenir o reducir la
criminalidad.

Ambos conceptos son cruciales en la comprensión del fenómeno criminal y son


utilizados por los criminólogos y otros profesionales en el diseño de políticas y
estrategias de prevención del delito, así como en la implementación de programas
de intervención y rehabilitación para delincuentes.

las conductas antisociales


Las conductas antisociales son aquellas acciones que van en contra de las normas,
los valores y las expectativas sociales establecidas. Estas conductas pueden variar
en gravedad y en naturaleza, desde comportamientos menores como faltar el
respeto a las normas de convivencia hasta acciones más serias como el
vandalismo, el acoso o la violencia.

Algunos ejemplos de conductas antisociales incluyen el robo, la agresión física o


verbal, el vandalismo, el acoso escolar (bullying), la manipulación, la mentira
compulsiva, la evasión de responsabilidades legales, entre otros.

Es importante destacar que no todas las conductas antisociales son


necesariamente criminales. Mientras que algunas pueden estar tipificadas como
delitos según las leyes de un país, otras pueden ser simplemente comportamientos
que van en contra de las normas sociales pero no tienen consecuencias legales
directas.

Las conductas antisociales pueden ser causadas por una variedad de factores.
Algunas de las causas comunes incluyen:

Factores individuales: Esto puede incluir predisposiciones genéticas, trastornos


mentales, problemas de conducta desde la infancia, falta de empatía, baja
autoestima, entre otros.
Factores sociales: El entorno en el que una persona crece y se desarrolla puede
influir en su propensión a desarrollar conductas antisociales. Esto puede
incluir la influencia de los pares, la falta de modelos positivos, la exposición a
la violencia, la pobreza, la marginalización social, entre otros.
Factores familiares: La dinámica familiar, el estilo de crianza, la falta de
supervisión de los padres o cuidadores, el abuso físico o emocional, la
disfunción familiar, pueden contribuir al desarrollo de conductas antisociales.

El tratamiento de las conductas antisociales puede variar dependiendo de su


gravedad y de las causas subyacentes. La intervención temprana, el apoyo
psicológico, la terapia conductual, el trabajo con la familia y la comunidad, y en
algunos casos el uso de medidas correctivas o punitivas, pueden ser parte de las
estrategias para abordar este tipo de comportamiento y promover la integración
social y el bienestar individual.

la clasificación de las conductas antisociales


Las conductas antisociales pueden clasificarse de diversas formas según diferentes
criterios, como su gravedad, su naturaleza específica o los factores causales
subyacentes. A continuación, presento algunas clasificaciones comunes:

Por gravedad:
● Conductas antisociales menores: Incluyen acciones como la
desobediencia a las normas sociales, el incumplimiento de reglas
establecidas, el comportamiento disruptivo en el ámbito escolar o
comunitario, entre otros.
● Conductas antisociales graves: Estas conductas son más serias y
pueden incluir delitos como el robo, la agresión física o sexual, el
vandalismo, la intimidación, el acoso, el homicidio, entre otros.
Por edad de inicio:
● Conductas antisociales de inicio temprano: Refiere a aquellas
conductas que comienzan en la infancia o la adolescencia. Estos
comportamientos pueden estar asociados con trastornos de conducta,
problemas familiares, influencia de pares, entre otros factores.
● Conductas antisociales de inicio tardío: Son aquellas que comienzan
en la adultez. A menudo están relacionadas con factores como el
abuso de sustancias, el desempleo, la falta de habilidades sociales,
entre otros.
Por naturaleza del comportamiento:
● Conductas antisociales impulsivas: Aquellas acciones que ocurren de
manera repentina y sin una planificación previa, como peleas callejeras
o actos de vandalismo espontáneos.
● Conductas antisociales premeditadas: Se refiere a acciones que son
deliberadamente planeadas y ejecutadas, como el robo planeado o la
manipulación de otras personas para beneficio propio.
Por factores causales:
● Conductas antisociales relacionadas con factores biológicos: Aquellas
conductas que pueden estar influenciadas por predisposiciones
genéticas, desequilibrios neuroquímicos u otras características
biológicas.
● Conductas antisociales relacionadas con factores sociales y
ambientales: Incluyen comportamientos que son el resultado de
experiencias negativas en el entorno social, como la falta de apoyo
familiar, la exposición a la violencia, la pobreza, etc.

Es importante tener en cuenta que estas clasificaciones no son mutuamente


excluyentes y que muchas conductas antisociales pueden caer en varias categorías
a la vez. La comprensión de estas clasificaciones puede ayudar en el diseño de
estrategias de prevención e intervención más específicas y efectivas.

la ideología de la defensa social

La ideología de la defensa social, también conocida como "defensismo", es un


enfoque criminológico y jurídico que se centra en la protección de la sociedad frente
a la delincuencia y el delincuente. Esta ideología sostiene que la principal función del
sistema de justicia penal es salvaguardar los intereses y la seguridad de la
comunidad, incluso a través de la imposición de sanciones y medidas coercitivas
contra los infractores.

Los principios fundamentales de la defensa social incluyen:

Prevención del delito: Se enfoca en la adopción de medidas preventivas para


evitar la comisión de delitos y proteger a la sociedad de posibles daños. Esto
puede incluir políticas de seguridad pública, programas de educación y
sensibilización, intervención temprana en poblaciones de riesgo, entre otros.
Represión del delito: Reconoce la necesidad de aplicar sanciones penales
efectivas para disuadir a los delincuentes y proteger a la sociedad. Esto
implica el castigo proporcional a la gravedad del delito cometido, así como
medidas de control y vigilancia para garantizar el cumplimiento de las leyes.
Rehabilitación y reinserción: Aunque la prioridad es proteger a la sociedad, la
ideología de la defensa social también reconoce la importancia de ofrecer
oportunidades de rehabilitación y reinserción a los delincuentes para reducir
la reincidencia y promover su reintegración exitosa en la sociedad.
Participación ciudadana: Se promueve la participación activa de la comunidad en
la prevención y el control del delito, reconociendo que la seguridad pública es
responsabilidad de todos los miembros de la sociedad y no solo del sistema
de justicia penal.

Es importante tener en cuenta que la aplicación de la ideología de la defensa social


puede variar según el contexto cultural, político y legal de cada país. Algunos críticos
argumentan que este enfoque puede conducir a políticas y prácticas punitivas
excesivas, mientras que otros sostienen que es necesario para mantener el orden y
la seguridad en la sociedad. En última instancia, la efectividad de la ideología de la
defensa social depende de cómo se implementen sus principios en la práctica y de
cómo se equilibren con otros valores, como la justicia, la equidad y los derechos
humanos.

las teorías justificativas de la criminalidad en la sociedad

Las teorías justificativas de la criminalidad son enfoques que buscan explicar las
razones por las cuales las personas cometen delitos, pero desde una perspectiva
que podría considerarse moralmente aceptable o comprensible dentro de ciertos
contextos sociales o culturales. Estas teorías no intentan excusar el
comportamiento delictivo, sino más bien entender las circunstancias que pueden
llevar a una persona a infringir la ley.

A continuación, describo algunas de las teorías justificativas de la criminalidad más


conocidas:

Teoría de la anomia de Émile Durkheim: Esta teoría sostiene que la criminalidad


puede surgir cuando hay una discrepancia entre los objetivos culturalmente
aceptados (como el éxito económico) y los medios legítimos disponibles para
alcanzar esos objetivos. Cuando las personas se sienten alienadas o
desvinculadas de las normas y valores sociales, pueden recurrir a medios
ilegítimos para alcanzar sus metas, lo que puede conducir a
comportamientos delictivos.
Teoría de la subcultura delincuente de Albert Cohen: Cohen sugiere que los
jóvenes de ciertos grupos sociales, especialmente aquellos de clases bajas,
pueden adoptar subculturas que valoran la delincuencia como una forma de
ganar respeto y estatus dentro de su grupo. La falta de oportunidades
legítimas para alcanzar el éxito social puede llevar a estos jóvenes a
involucrarse en actividades delictivas para obtener reconocimiento y
pertenencia.
Teoría de la neutralización de la culpabilidad de Sykes y Matza: Según esta teoría,
los delincuentes utilizan técnicas de neutralización para justificar o
racionalizar sus acciones criminales y reducir su sentimiento de culpa. Estas
técnicas incluyen la negación de la responsabilidad, la negación de daño, la
negación de la víctima, la condenación del condenador y la apelación a una
mayor autoridad.
Teoría de la diferenciación asociativa de Sutherland: Esta teoría sostiene que la
asociación con personas que tienen actitudes y valores favorables hacia la
delincuencia puede aumentar la probabilidad de que una persona cometa
delitos. La influencia de las relaciones sociales y la exposición a modelos
delictivos pueden llevar a la internalización de normas desviadas y, en última
instancia, a la participación en comportamientos delictivos.
Teoría de la desorganización social de Shaw y McKay: Esta teoría se centra en
cómo la falta de cohesión social y la desorganización en las comunidades
urbanas pueden generar altos niveles de criminalidad. La falta de supervisión
social efectiva, el debilitamiento de las instituciones comunitarias y la
movilidad residencial pueden contribuir a la aparición de conductas delictivas
en estas áreas.

Estas teorías buscan comprender los factores que pueden influir en la comisión de
delitos desde una perspectiva más amplia, considerando no solo las motivaciones
individuales, sino también los aspectos sociales, culturales y estructurales que
pueden desempeñar un papel en la formación de comportamientos criminales.

las nuevas concepciones criminológicas

Las nuevas concepciones criminológicas reflejan los avances y cambios en la


comprensión del fenómeno criminal, así como en las formas de abordarlo y
prevenirlo. Estas concepciones surgen de la evolución de la criminología como
disciplina y de la integración de múltiples perspectivas teóricas, metodológicas y
prácticas. Algunas de las nuevas concepciones criminológicas más relevantes
incluyen:

Criminología crítica: Esta perspectiva se centra en cuestionar las estructuras de


poder y desigualdad que subyacen en el sistema de justicia penal y en la
sociedad en general. La criminología crítica examina cómo el sistema penal
puede reproducir y perpetuar la opresión y la marginalización de ciertos
grupos sociales, y aboga por un enfoque más equitativo y emancipador en la
prevención y el control del delito.
Criminología cultural: Se enfoca en el estudio de cómo las representaciones
culturales, los valores, las creencias y las identidades pueden influir en la
comisión del delito y en las respuestas sociales a este. La criminología
cultural examina cómo se construyen y negocian las normas sociales
relacionadas con la conducta delictiva, así como las formas en que estas
normas pueden variar según el contexto cultural y social.
Criminología verde: Esta concepción se centra en el estudio de los delitos
ambientales y los daños ecológicos. La criminología verde examina cómo las
actividades humanas, como la contaminación, la explotación de recursos
naturales y el cambio climático, pueden tener consecuencias dañinas para el
medio ambiente y la sociedad, y aboga por la responsabilidad y la justicia
ambiental.
Criminología tecnológica: Se centra en el estudio de cómo la tecnología y la
innovación digital están transformando el panorama delictivo y las
respuestas sociales a este. La criminología tecnológica examina cuestiones
como el cibercrimen, la vigilancia electrónica, la privacidad en línea y la
aplicación de la ley digital, y busca comprender cómo se pueden utilizar
herramientas tecnológicas para prevenir y controlar el delito de manera
efectiva.
Criminología del siglo XXI: Esta concepción aborda los desafíos y oportunidades
emergentes en el estudio y la gestión del delito en el contexto actual. Se
centra en temas como la globalización, la migración, la urbanización, la
exclusión social, la diversidad cultural y las nuevas formas de organización
delictiva, y busca desarrollar enfoques criminológicos innovadores y
contextualmente relevantes.

Cada una de estas perspectivas ofrece una mirada única y complementaria sobre el
fenómeno criminal, enriqueciendo así el campo de la criminología y contribuyendo a
un entendimiento más completo y holístico del delito y la justicia penal.

problemas criminológicos actuales

Los problemas criminológicos actuales reflejan los desafíos y complejidades que


enfrenta la sociedad contemporánea en relación con el fenómeno delictivo y la
justicia penal. Algunos de los problemas criminológicos más relevantes en la
actualidad incluyen:

Cibercrimen y seguridad digital: El avance tecnológico ha dado lugar a nuevas


formas de delito, como el robo de datos, el fraude en línea, el acoso
cibernético, la pornografía infantil en la web oscura y otros delitos
relacionados con la tecnología. La lucha contra el cibercrimen requiere
respuestas efectivas tanto en términos legales como tecnológicos para
proteger la seguridad digital y la privacidad de las personas.
Violencia de género y feminicidios: La violencia contra las mujeres y las niñas
sigue siendo un problema grave en muchas partes del mundo. Los
feminicidios, en particular, son un fenómeno preocupante en el que las
mujeres son asesinadas debido a su género. La prevención y la protección de
las víctimas de violencia de género son temas críticos en la agenda
criminológica actual.
Delitos ambientales y crimen organizado transnacional: La degradación
ambiental y los delitos contra el medio ambiente, como la deforestación
ilegal, la pesca ilegal y el tráfico de vida silvestre, representan una amenaza
significativa para la biodiversidad y el equilibrio ecológico. Además, el crimen
organizado transnacional, que abarca actividades como el tráfico de drogas,
armas y personas, continúa desafiando los esfuerzos internacionales de
aplicación de la ley.
Terrorismo y radicalización violenta: Los actos de terrorismo y la radicalización
violenta representan una amenaza para la seguridad global. Los grupos
extremistas, tanto de orientación política como religiosa, emplean tácticas
violentas para promover sus agendas, lo que requiere respuestas
multidisciplinarias y coordinadas para prevenir y contrarrestar estos
fenómenos.
Desigualdad social y exclusión: La desigualdad económica y social puede
contribuir al aumento de la criminalidad y la exclusión social. La falta de
oportunidades laborales, la pobreza, la discriminación racial y la marginación
pueden crear entornos propicios para la delincuencia y dificultar la
rehabilitación de los delincuentes.

Otros temas importantes incluyen la corrupción, los derechos humanos, la


migración, la seguridad ciudadana y la justicia restaurativa, entre otros. La
comprensión y la gestión efectiva de estos problemas requieren enfoques
interdisciplinarios y colaborativos que involucren a académicos, profesionales del
derecho, responsables políticos y la sociedad civil.

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