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La criminología es el estudio científico de la criminalidad, del delincuente y del

comportamiento criminal. El criminólogo tiene el propósito de tener una visión


clara del fenómeno y, por lo tanto, poner en evidencia y estudiar las conexiones
entre el fenómeno criminal y los factores que contribuyen a su existencia.

El criminólogo juega un papel teórico (desarrolla teorías e intenta determinar las


causas del comportamiento criminal) y de investigador.

La criminología

- Determina, define y describe el mayor número de actos y


comportamientos desviados.
- Analiza, interpreta y organiza los datos; desarrolla y suministra teorías
sobre la criminalidad y el comportamiento anormal.

El acercamiento de la criminología es el científico. La principal cualidad del


método científico es la objetividad, por lo tanto, el investigador debe dejar de
lado sus estados de ánimo, el hecho es lo que realmente cuenta por lo que es
necesaria la precisión en todas las fases de la investigación

Perspectivas de criminología desde la sociología:

1. Teóricos del consenso (perspectiva ligada al funcionalismo estructural): La


sociedad se basa en relaciones entre las partes en una red de cooperaciones
y acuerdos.
2. Teóricos de conflicto. La sociedad no es uniforme. Algunos valores chocan
con otros y estos conflictos producen criminalidad.
3. Teóricos del interaccionismo. Los modelos criminales se aprenden o no de
los demás a través de un proceso de interacción simbólica de los
comportamientos.

Para la criminología el crimen es la forma más grave de comportamiento anormal


que es aquel que no se adapta a las reglas sociales.

En las sociedades complejas el control es la base para vivir juntos y en paz y se


ejercita a través de las reglas formales. Para la teoría del consenso, las reglas
siguen la opinión pública, son el modo para reforzar la cohesión de la sociedad;
para la teoría del conflicto es el poder económico el que determina las reglas.
TEORIAS PSICOLÓGICAS Y PSICOANALÍTICAS

Las interpretaciones de tipo psicológico están en desacuerdo con las teorías


biológicas desde el momento en que enfatizan la importancia del rol del autor en
la criminogénesis (la criminogénesis es la explicación de las causas que tuvo un
delincuente para delinquir, es la resultante del estudio de su historia vital, es
decir, que tiene importancia capital el perfil de personalidad básica del actor y
de las influencias ambientales)

Términos utilizados en psicología criminal:

- Temperamento es la base innata, la estructura biológica

- Carácter, viene dado por la interacción entre el temperamento y el ambiente, es


un componente dinámico que cambia con las circunstancias de la vida.

- Personalidad, es la totalidad afectiva-volitiva del sujeto, dado por sus


interacciones con los grupos y con los ambientes. Es la organización de aptitudes,
creencias, costumbres y comportamientos. Sigmund Freud, el fundador del
psicoanálisis, ha contribuido de modo fundamental a las teorías sobre las teorías
del desarrollo de la personalidad.
ETAPAS HISTÓRICAS Y OBJETIVOS DE LA CRIMINOLOGÍA

La Criminología, como toda disciplina científica, desde sus comienzos, ha


planteado interrogantes: estos interrogantes se refieren a los problemas que ha
enfrentado a diferentes posiciones a lo largo de las décadas; por ello las etapas
históricas de la Criminología están relacionadas a sus objetivos de estudios,
enmarcados en:

1. Estudio del delito

2. Estudio de la pena

3. Estudio del delincuente

4. Estudio de la criminalidad

5. Estudio de la reacción social-institucional

6. Estudio del costo económico-social del delito.

7. Estudio de la víctima del delito

8. Estudio de los programas preventivos

La prevención estuvo relacionada al concepto de pena, es decir, el castigo del


delincuente como una forma de prevención del delito en la población.

Históricamente los modelos de prevención que se han aplicado pueden


resumirse del modo siguiente:

El modelo clásico o punitivo: parte de la aplicación de la ley y de los efectos


intimidatorios de las penas severas y altas y de un sistema de ejecución
penitenciario riguroso y deshumanizante.

El modelo médico: Psicológico/terapéutico que realiza la prevención del delito a


través del tratamiento del delincuente y su readaptación para evitar la
reincidencia. Este modelo que surge con la corriente clínica utiliza el diagnóstico,
el tratamiento y el pronóstico en la tarea de prevención del delito.

El modelo social: puntualiza las reformas de las estructuras y organización social


por ser los factores fundamentales del origen de la delincuencia.

Modelo preventivo: denominado comunitario que consiste en la activa


participación de los vecinos para transformar su propio hábitat y erradicar la
violencia.
PSICOLOGÍA CRIMINAL

La Psicología Criminal es una rama aplicada de la psicología que pone en relación


determinadas variables psicológicas con el criterio práctico del atentado contra
la norma jurídica. Tradicionalmente, se ha ocupado de investigar al delincuente,
las motivaciones de determinados delitos y las causas de la tendencia a la
criminalidad, es decir, sus factores endógenos y exógenos. Así, se ponen en
relación con la criminalidad, por ej., componentes estructurales y
constitucionales del individuo, influencia del medio en el que se desarrolla,
circunstancias de la situación, la edad, el sexo, variables de personalidad,
intelectuales o cognitivas, etc. No obstante, y dado que el contenido de lo que ha
de entenderse por delito viene determinado por las normas jurídicas, sociales y
culturales imperantes, y que en la noción de delito se interrelacionan múltiples
factores, los planteamientos puramente psicológicos sobre la descripción y
explicación de la criminalidad se han ido ampliado, por ej., a análisis socio-
psicológicos o aspectos clínicos y preventivos de la conducta delictiva (Dorsch,
1991).

De acuerdo con lo anteriormente expuesto, podemos decir que el objeto de la


Psicología Criminal es el estudio científico de los determinantes psicológicos del
comportamiento antisocial y delictivo. Para este fin, se formulan hipótesis y
teorías psicológicas para la descripción y explicación del comportamiento
delictivo, además de cuestiones asociadas a la prevención, resocialización y
medidas pertinentes de terapéutica.

Factores que predisponen, favorecen o causan la Conducta Infractora

En los últimos treinta años, se han desarrollado diversos estudios sobre factores
de riesgo que pueden favorecer la aparición de una conducta antisocial y/o de
infracción a la ley penal. Como factores de riesgo más problemáticos se han
identificado los de carácter social o comunitario, la disfuncionalidad familiar, los
conflictos en la escuela, las características individuales de personalidad, los
grupos de pares y otros. Vásquez G. (2003), considera que hay una serie de
factores que se estima influyen en el delito y/o en el delincuente, determinando
en cierta manera su conducta criminal que son factores que pueden favorecer la
aparición, en un momento determinado, de una conducta delictiva en el menor
de edad, aunque no influyen de igual forma o manera a todos los menores.

Como factores más problemáticos se pueden señalar los sociales o comunitarios,


la familia, la escuela, características individuales y los grupos de pares.
Factores biológicos: Hacen referencia a distintas características biológicas que
pueden incrementar la probabilidad de realizar conductas antisociales. Los
factores biológicos pueden verse con mayor claridad en aquellos casos en que
existe algún trastorno de personalidad asociado. Esto puede explicar, por
ejemplo, que, si bien no todos los adolescentes que han tenido conflictos con la
ley penal persisten a lo largo de su vida, aquellos que han mantenido una
conducta antisocial persistente en el tiempo se encuentran expuestos a
desarrollar algún trastorno antisocial de la personalidad. Por otra parte, se ha
observado mediante la aplicación de diferentes técnicas que, en adolescentes en
conflicto con la ley penal precoces, se encontraron déficits en habilidades
neuropsicológicas como la comprensión verbal, atención, concentración,
formación de conceptos, abstracción, anticipación y planificación, concluyendo
que el bajo nivel intelectual parece contribuir al riesgo de cometer infracciones.
Finalmente, se ha determinado que por sí solos estos factores internos no inciden
en la criminalidad de los jóvenes, si no van asociados a otros factores externos
(sociales o ambientales), por cuanto el delito no es un hecho de un individuo
aislado, sino de un individuo social.

Factores familiares: El rol que desempeña la familia en el proceso de


socialización del menor de edad, en lo que respecta a la primera etapa de su
desarrollo, es determinante.

Algunos estudios han demostrado diferentes factores de riesgo de carácter


estructural que van desde el tamaño de la familia, el trabajo de las madres, el
orden de nacimiento de los hijos, hasta la ausencia de uno de los progenitores;
asimismo, se han puesto de relieve aquellos factores de riesgo de carácter
dinámico, tales como el clima familiar, la calidad de las relaciones vinculares, el
apego del adolescente hacia sus padres, la comunicación intrafamiliar, los estilos
y la disciplina del hogar.

Factores escolares: La escuela representa para el niño, niña o adolescente un


espacio para el fortalecimiento de sus habilidades cognitivas. Para este proceso
de desarrollo, la escuela diseña un conjunto de estrategias de aprendizaje, las
mismas que le serán útiles para la resolución de nuevas situaciones que afrontará.

Entre las causas que pueden determinar el fracaso escolar se encuentran las
experiencias negativas escolares, la actitud del adolescente hacia la escuela, los
pares o malas influencia, fuerte sentido del individualismo y competitividad
(teoría de la tensión o frustración), exigencias educativas cada vez mayores o el
etiquetamiento como inadaptados o malcriados (teoría del etiquetamiento).
También la manifestación de acciones y actitudes violentas por parte de las niñas,
niños y adolescentes son síntoma o efecto de la consolidación de un factor de
riesgo (fisiológico o social) preexistente.

Factores de Personalidad: Algunos especialistas ponen de manifiesto dos


aspectos centrales del desarrollo psicológico que tienen marcada influencia en la
aparición de conductas transgresoras y antisociales: Las carencias afectivas y
carencia de interiorización del concepto de ley. Así, entre los 8 y 12 años, algunos
niños y niñas presentan conductas antisociales (básicamente hurtos y robos de
menor entidad) que parecen estar directamente relacionadas con una percepción
desvalorizada de las imágenes parentales, y fundamentalmente la del padre.
Dentro de la adolescencia en sí, desde los 14 a 18 años de edad, las conductas
antisociales se enmarcan en otras motivaciones psicológicas más amplias propias
de esta etapa. La rebeldía en contra de la ley puede ocasionalmente manifestarse
en conducta infractora y/o delictiva al amparo de la protección de un grupo,
banda o pandilla. Con estas actitudes, el adolescente pretende reafirmar su
personalidad a través de un alarde de valentía y audacia frente a las normas
sociales y valores de los adultos. La actitud desafiante es normal en cualquier
adolescente y solo situaciones complejas ambientales y sociológicas pueden
llevar esta actitud hacia un comportamiento delictivo organizado.

Delincuencia significa trasgresión, infracción de la ley; existen muchas clases de


transgresión y muchos tipos de delincuentes. La gran mayoría de los
delincuentes son menores, chicos, y el tipo de delito más frecuente es el robo. En
cuanto a las chicas, lo más frecuente es que se hallen envueltas en conducta
inmoral.

En lo que respecta a los aspectos psicológicos del adolescente infractor o


transgresor, su coeficiente intelectual se ubica por lo general debajo del nivel de
inteligencia media y suelen ser muy ignorantes. Otro factor que debe
considerarse al evaluar cualidades del adolescente infractor o transgresor, es el
temperamento, entendiendo por ello los factores innatos, constitutivos y
heredados que forman parte de la personalidad; que viene dado pero cuyos
efectos dependen de las influencias que reciba el joven durante su desarrollo.

Otros factores socios económicos y ambientales: Es evidente que la miseria y el


atraso socio-económico de los pueblos, y la consecuente carencia de medios
educacionales, son factores importantes que anulan los valores éticos y
predisponen a la delincuencia. A través de diferentes investigaciones se han
descrito otros factores de riesgo generados por el entorno sociocultural que
afectan el desarrollo integral del menor de edad y, en tal sentido, aumentarían
las probabilidades de una conducta antisocial o infractora en conflicto con la ley
penal. Estos factores son los siguientes:

- Las clases sociales: Algunas teorías que tuvieron origen en los años
cincuenta del siglo pasado, y que se extendieron durante los treinta años
siguientes, establecieron la siguiente premisa: “la clase social correlaciona
negativamente con la delincuencia; según se baja en la escala aumentan
los delitos.” Según estas teorías, en las clases sociales donde la pobreza era
mayor, la probabilidad de delinquir aumentaba. Esta premisa se convirtió
rápidamente en una “afirmación popular” que, en la actualidad, ha sido
desvirtuada. Primero, porque se ha demostrado que las diferentes clases
sociales no eran tratadas por igual ante la justicia, siendo que las
estadísticas oficiales estaban afectadas por un “sesgo” a las mismas,
consistente en que las autoridades detienen y procesan más a los que
consideran delincuentes. Así, los nuevos estudios pudieron determinar
que los delitos no dependían de las clases sociales, ya que las clases medias
y altas confesaban un número de infracciones igual o mayor que las bajas.
La hipótesis que responde al problema es que la ocupación está
relacionada no solamente con ingresos sino también con valores, actitudes
y metas, lo que acaba determinando las reacciones sociales entre
miembros de una misma sociedad.
- Grupos de pares: Así como la familia y la escuela, la sociedad y las
relaciones interpersonales del adolescente con sus pares forman parte de
su desarrollo y búsqueda de su propia identidad. Frecuentar amigos que
delinquen, portan armas (blancas o de fuego) o consumen drogas,
constituyen un buen predictor de la delincuencia juvenil. Fuera del
espacio del hogar y la escuela (incluso dentro de esta última), los menores
de edad tienen espacios y tiempos libres en los que se desarrollan. La falta
de supervisión de alternativas sanas para invertir dicho tiempo libre, es
reemplazada por diferentes pares (incluidos los riesgos) que comenzarán
a influir en el adolescente, quien toma decisiones y se ve reflejado en
estilos de vida y expectativas propias de los compañeros de su edad.

- El desempleo: El desempleo juvenil no es un indicador de criminalidad,


pero puede contribuir a su ulterior desarrollo y a su intensificación.
- Los Medios de Comunicación: A partir del tratamiento informativo que
difunden acerca de la delincuencia, ejercen influencia en las personas en
riesgo o infractores y; en la percepción de la sociedad sobre el problema.
Los estudios recomiendan cuidar al máximo la información pública en
este sentido, pues el descuido de la información puede generar estigmas
subliminales que permanecen indelebles durante toda la vida en la
sociedad, generando una falta de corresponsabilidad de esta para con
aquellos, lo que ha determinado una falta de interés de la sociedad en el
tratamiento diferenciado del adolescente, exigiendo por el contrario
mayores sanciones o traslados de los centros juveniles a los lugares más
alejados de su entorno social.

- Las drogas: La relación entre las drogas y las infracciones a la ley penal
debe abordarse desde dos perspectivas distintas. Una es la problemática
de las drogas y su consumo por los jóvenes (prevención primaria y
secundaria); y, la otra, la delincuencia llevada a cabo por drogadictos y
toxicómanos y la participación de adolescentes en los circuitos de
producción y/o comercialización de droga (prevención secundaria y
terciaria). Ahora bien, sobre la primera perspectiva es importante recalcar
que no todo adolescente que haya consumido o consuma drogas es adicto.
De la misma forma, no todos los que las consumen tendrán
comportamientos violentos ni cometerán delitos. Sin embargo, esto no
excluye que su uso se convierta en un factor de riesgo, en especial cuando
se junta con otros factores. En ese sentido, para la segunda perspectiva es
importante diferenciar entre tres tipos de delincuencia en los que se hace
explícita la función del consumo de drogas como factor de riesgo.

La delincuencia funcional es aquella en la que un adicto comete una infracción a


la ley penal para poder costear la compra de más droga; este tipo está asociado a
robos y hurtos con violencia. La delincuencia inducida se refiere a los casos en
los que el consumo de alguna droga incrementa la probabilidad de cometer algún
delito; esta está asociada a infracciones contra las personas, contra la libertad
sexual, contra la seguridad del tráfico y, en ocasiones, contra el patrimonio.
Finalmente, se habla delincuencia relacional o periférica para describir casos en
los que niñas, niños y adolescentes cumplen algún rol dentro o para una
organización criminal vinculada con las drogas (transporte, vigilancia, micro-
comercialización, etc.), sin ser consumidores de las mismas, necesariamente.
EL COMPORTAMIENTO Y LA CONDUCTA ANTISOCIAL

El comportamiento o conducta antisocial ha sido objeto de numerosos estudios


que han intentado establecer sus causas y los factores de riesgo que ayudan a su
mantenimiento a lo largo del desarrollo vital del individuo. Hace referencia al
conjunto de conductas que infringen las normas o leyes establecidas. Se
distinguen comportamientos que pueden ser clasificados como antisociales
teniendo en cuenta la continuidad evolutiva que dicho comportamiento tiene,
desde la infancia hasta la adolescencia y posteriormente, en la edad adulta.
Varios autores han postulado la predictibilidad de comportamiento antisocial
adulto con base en la existencia de ciertos indicadores durante la infancia y la
adolescencia: trastornos de conducta, impulsividad, robo, vandalismo,
resistencia a la autoridad, agresiones físicas y/o psicológicas, maltrato entre
iguales, huida de casa, ausentismo escolar y crueldad hacia los animales.
Mientras que, en la edad adulta, los principales indicadores, de los
comportamientos delictivos y/o criminales serian el abuso de alcohol y/o drogas,
las rupturas maritales, la violencia de género, la negligencia en el cuidado de los
hijos, la conducción temeraria y la agresividad en general. El trastorno antisocial
suele ser el trastorno de personalidad más presente en personas sin hogar y en
su relación con la edad, siendo de mayor prevalencia a menor edad

El gran conjunto de datos experimentales existentes demostraría la plasticidad


de la conducta agresiva y la multiplicidad de los factores ambientales que la
determinan. La importancia de los factores ambientales y la posibilidad de
controlarlos abre la opción de manipular la conducta agresiva; desde este punto
de vista la agresión puede disminuirse al mínimo reduciendo los estímulos
desencadenantes (en el caso de la agresión filogenética) y con la construcción de
un ambiente social en el que la agresión no tenga ningún valor de supervivencia
por lo que no pueda funcionar como reforzador. Una Visión fenomenológica,
postulada por Zegers (1991), establece que no existen evidencias
incontrovertibles que permitan afirmar que el hombre es agresivo por "instinto",
pero si se puede decir que conserva los mecanismos anatómicos y fisiológicos
necesarios para la manifestación de conducta agresiva en función de otras
motivaciones, tales como la conservación del individuo.

Se evidencia de la importancia de la personalidad en la determinación de la


conducta delictiva. La vinculación entre características de personalidad y
delincuencia ha sido una cuestión de gran interés para la investigación
psicológica y criminológica. Concretamente, un patrón de personalidad
caracterizado por la alta impulsividad, alta búsqueda de sensaciones, baja
empatía parece estar latente en multitud de comportamientos antisociales y
antijurídicos.

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