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La criminología
2. Estudio de la pena
4. Estudio de la criminalidad
En los últimos treinta años, se han desarrollado diversos estudios sobre factores
de riesgo que pueden favorecer la aparición de una conducta antisocial y/o de
infracción a la ley penal. Como factores de riesgo más problemáticos se han
identificado los de carácter social o comunitario, la disfuncionalidad familiar, los
conflictos en la escuela, las características individuales de personalidad, los
grupos de pares y otros. Vásquez G. (2003), considera que hay una serie de
factores que se estima influyen en el delito y/o en el delincuente, determinando
en cierta manera su conducta criminal que son factores que pueden favorecer la
aparición, en un momento determinado, de una conducta delictiva en el menor
de edad, aunque no influyen de igual forma o manera a todos los menores.
Entre las causas que pueden determinar el fracaso escolar se encuentran las
experiencias negativas escolares, la actitud del adolescente hacia la escuela, los
pares o malas influencia, fuerte sentido del individualismo y competitividad
(teoría de la tensión o frustración), exigencias educativas cada vez mayores o el
etiquetamiento como inadaptados o malcriados (teoría del etiquetamiento).
También la manifestación de acciones y actitudes violentas por parte de las niñas,
niños y adolescentes son síntoma o efecto de la consolidación de un factor de
riesgo (fisiológico o social) preexistente.
- Las clases sociales: Algunas teorías que tuvieron origen en los años
cincuenta del siglo pasado, y que se extendieron durante los treinta años
siguientes, establecieron la siguiente premisa: “la clase social correlaciona
negativamente con la delincuencia; según se baja en la escala aumentan
los delitos.” Según estas teorías, en las clases sociales donde la pobreza era
mayor, la probabilidad de delinquir aumentaba. Esta premisa se convirtió
rápidamente en una “afirmación popular” que, en la actualidad, ha sido
desvirtuada. Primero, porque se ha demostrado que las diferentes clases
sociales no eran tratadas por igual ante la justicia, siendo que las
estadísticas oficiales estaban afectadas por un “sesgo” a las mismas,
consistente en que las autoridades detienen y procesan más a los que
consideran delincuentes. Así, los nuevos estudios pudieron determinar
que los delitos no dependían de las clases sociales, ya que las clases medias
y altas confesaban un número de infracciones igual o mayor que las bajas.
La hipótesis que responde al problema es que la ocupación está
relacionada no solamente con ingresos sino también con valores, actitudes
y metas, lo que acaba determinando las reacciones sociales entre
miembros de una misma sociedad.
- Grupos de pares: Así como la familia y la escuela, la sociedad y las
relaciones interpersonales del adolescente con sus pares forman parte de
su desarrollo y búsqueda de su propia identidad. Frecuentar amigos que
delinquen, portan armas (blancas o de fuego) o consumen drogas,
constituyen un buen predictor de la delincuencia juvenil. Fuera del
espacio del hogar y la escuela (incluso dentro de esta última), los menores
de edad tienen espacios y tiempos libres en los que se desarrollan. La falta
de supervisión de alternativas sanas para invertir dicho tiempo libre, es
reemplazada por diferentes pares (incluidos los riesgos) que comenzarán
a influir en el adolescente, quien toma decisiones y se ve reflejado en
estilos de vida y expectativas propias de los compañeros de su edad.
- Las drogas: La relación entre las drogas y las infracciones a la ley penal
debe abordarse desde dos perspectivas distintas. Una es la problemática
de las drogas y su consumo por los jóvenes (prevención primaria y
secundaria); y, la otra, la delincuencia llevada a cabo por drogadictos y
toxicómanos y la participación de adolescentes en los circuitos de
producción y/o comercialización de droga (prevención secundaria y
terciaria). Ahora bien, sobre la primera perspectiva es importante recalcar
que no todo adolescente que haya consumido o consuma drogas es adicto.
De la misma forma, no todos los que las consumen tendrán
comportamientos violentos ni cometerán delitos. Sin embargo, esto no
excluye que su uso se convierta en un factor de riesgo, en especial cuando
se junta con otros factores. En ese sentido, para la segunda perspectiva es
importante diferenciar entre tres tipos de delincuencia en los que se hace
explícita la función del consumo de drogas como factor de riesgo.