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Fecha: 10 de agosto, 2021 Nombre: Vázquez Solís Araceli

Facultad: Ciencias, UNAM. No. cuenta: 315246858


Control de lectura #6: “La familia mexicana: su trayectoria hasta la posmodernidad. Crisis y
cambio social”
Ha raíz que he leído libros de psicología y he estado en talleres, me he dado cuenta que el núcleo
de la familia es muy importante para nuestro desarrollo físico y emocional. Marco Antonio en este
articulo la define como: “…el ámbito en el que los individuos nacen y se desarrollan, así como el
contexto en el que se construye la identidad de las personas por medio de la transmisión y
actualización de los patrones de socialización”. No obstante, las definiciones son amplias, así
como sus funciones que les son atribuidas (biológicas, afectivas, psicosociales, políticas y
económicas).

Sn embargo, las familias del México precolombino tenían un sistema de vida comunitario,
conceptualmente no existía la monogamia ni la propiedad privada. Algo muy diferente de los
parámetros estándar que concebimos hoy como familia; tras la colonización española se
proclamó la “Sagrada familia” como la única posible ante los ojos de Dios; antes de esto, las
mujeres solían estar únicamente con el líder del clan masculino lo que llegaba a provocar
conflictos entre tribus que culminaban en ocasiones, con el homicidio. La necesidad de que las
tribus aseguraran su subsistencia personal y colectiva las obligó a que establecieran la división
sexual del trabajo y el tabú del incesto, lo que puso las bases para el patriarcado y la monogamia.

Importante señalar, que el autor menciona que, durante el desarrollo del capitalismo, las clases
proletarias urbanas fomentaron el amor conyugal mientras las clases medias fortalecieron el amor
maternal pues buscan el éxito de sus descendientes a través del cuidado, la enseñanza de
tradiciones y la educación. Lo cual me parece acertado, múltiples filmes e incluso documentales
dejan ver esta relación amorosa y pasional entre gente que económicamente estaba mal mientras
que las clases altas siempre procuraban mantener su imagen social bien. En cualquier caso, dos
vertientes son las mismas: la supremacía del varón sobre la mujer, principalmente en el plano

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económico, y la legitimación de la religión, que estableció la imposibilidad de anular el matrimonio.
Esto principalmente se conoce como la familia moderna.

En la actualidad, la familia moderna ha sufrido transformaciones que, al ser visibles, se ha


denominado una forma distinta: la posmoderna. El matrimonio –voluntario- ya que prescinde de
un acuerdo legal para existir; no busca de forma necesaria la procreación y la pueden establecer
parejas de cualquier preferencia sexual. Un fenómeno actual observable, es que la tasa de
divorcios ha aumentado en años recientes; y con ello, un crecimiento en el número y la proporción
de familias monoparentales, especialmente en las sociedades occidentales. En México, algo triste
es el número de embarazos no deseados en niñas o jóvenes quienes suelen ser madres solteras,
lo cual ha tenido diferentes efectos sociales pues ahora son quienes han asumido un rol
económico, que por mucho tiempo fue solo perteneciente al padre.

No obstante, aunque los roles de género hayan cambiado un poco, se ha mantenido el papel de
la madre como piedra angular de la familia, dado que continúa teniendo más cercanía con los
hijos y sigue siendo la principal cuidadora. Digo que los roles han cambiado porque las mujeres
han buscado desarrollar sus intereses o metas personales, su independencia económica, su
autonomía y su libertad. Para mí, incluso el aborto despenalizado en algunos estados del país ha
influenciado drásticamente en la decisión de consolidar o no familias.

A pesar del avance de la familia posmoderna, la familia mexicana sigue siendo mayormente
nuclear y la extensa. Algo que me dolió al leer el artículo fue la parte que cito a continuación: “La
dinámica familiar que se genera en México ha dado como resultado un modelo dominante con un
padre macho y mujeriego, una madre abnegada y controladora de la vida de sus vástagos e hijos
que muestran una compulsión a la repetición de los patrones comportamentales de los padres o
que luchan por romper con ellos”; es personalmente triste porque mi familia está descrita
completamente por este fragmento. Al menos la mayoría de mi generación tiene una familia así;
sin embargo, ha tenido una evolución pues mi infancia fue marcada por la violencia de mi padre,
pero hoy por hoy, su actitud se ha pacificado ante la autonomía de mi madre y el inevitable
divorcio. Sin duda, como mis abuelos dirían “las cosas han cambiado”.

Lo cierto es que no existe un solo modelo de familia sino varios dependiendo del estrato
socioeconómico del que se trate; sin embargo, no estoy totalmente de acuerdo con ello ya que

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existen muchas cosmovisiones donde la dinámica cambia (y no por aspectos económicos
únicamente).

Dicho lo anterior, algunas problemáticas han surgido de las familias modernas mexicanas como
la violencia intrafamiliar, el maltrato a menores, alcoholismo, consumo de drogas, estrés familiar
y aumento en problemas emocionales. Existe un malestar cultural generalizado debido a la
insatisfacción del modelo del matrimonio monogámico que crea problemáticas tales como
conflictos crónicos y destructivos, dobles vidas de los cónyuges, frustraciones sexuales,
problemas escolares en los hijos, depresiones, violencia y adicciones, entre otros. A pesar de
ello, irónicamente, los jóvenes siguen apostando por la familia tradicional que tanto les destruyó,
la buscan como el fin primordial de sus vidas más incluso que un trabajo estable, la realización
de sus metas personales o la búsqueda de su necesario bienestar emocional.

La parte positiva, es que la familia también es un recurso para el cambio social, pues muchos
jóvenes han trabajado arduamente para cambiar sus patrones afectivos y de socialización con
los demás. Las familias con hogares sanos y buenas relaciones de comunicación han ido
aumentando, lo que es determinante para formarse como ciudadanos, ya que, si ellos crecen en
un espacio democrático con derechos y obligaciones, de adultos pueden formar relaciones
basadas en la tolerancia, el pluralismo y la democracia. Pero, ¿cómo generar este cambio? Varias
personas argumentan que la educación es la responsable, desde mi perspectiva (leyendo otras
fuentes, además) considero que la familia es coincidida como un tema donde el Estado no debe
intervenir cuando su falta de programas hacia la crianza respetuosa ha generado este tipo de
problemáticas de violencia en las familias.

En conclusión, la dinámica familiar es concebida como las relaciones de poder, conflicto,


cooperación e intercambio que se suscitan para llegar a la toma de decisiones dentro del ente
familiar, de acuerdo con el rol asignado; además no prevalece la unidad, sino el conflicto, las
desigualdades y la diferencia. Para finalizar, se planteó la importante función que puede tener la
familia como actor relevante en el cambio social, en particular en los campos de la salud física,
la salud mental y la educación.

Referencia bibliográfica
 Pérez, M. A. G. (2017). La familia mexicana: su trayectoria hasta la posmodernidad. Crisis
y cambio social. Psicología Iberoamericana, 25(1), 21-29.

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