Está en la página 1de 2

El nombre de La Boca

Era un lugar con casas de chapa y calles de barro. Un micro-barrio sin nombre
aún. Ese lugar, en el que vivían muchos vecinos, tuvo un día la visita de un
asesor de viviendas, el señor Martinez. Una persona desagradable a simple
vista pero amable en el trato.

Martinez bajo de una camioneta lujosa, con sus zapatos bien lustrados que se
ensuciaron de barro cuando comenzó a caminar. Transitó por algunos lugares,
limitándose a medir el suelo, las casas y, posiblemente, algunos faroles que
encontraba.

Don Mario se acercó para averiguar qué era lo que necesitaba. Primero,
Martinez lo miro con desagrado, luego sonrío falsamente sabiendo que era lo
que tenía que contestar:

-Solo tomo las medidas. ¿No se enteró?

-Creo que no…

-Bueno, este lugar será demolido en su totalidad.

Esto no podía estar pasando, ¡El lugar seria demolido! Don Mario no tardo en
ir a contarles a todos los vecinos.

Algunos pensaron en planes para resistir la demolición. Don Manuel pensó en


encadenarse a las casas, pero nadie se animaba a hacerlo. Don Carlos tuvo la
idea de poner vidrios rotos en el suelo, para que se pincharan las ruedas de los
que vinieran a demoler. Algunos vecinos estuvieron de acuerdo, pero no todos.

Fue Doña Clotilde la que ofreció magia negra. Todos aceptaron. En esa
época, se acostumbraba a solucionar muchas cosas con magia negra.

Todos se reunieron en una ronda, alrededor de un zapato que era “mágico”,


según ella. Doña Clotilde comenzó a decir cosas sin sentido, pero algunos
llegaron a escuchar que decía: “Oh, Señor mas allá de la vida, por favor, ayuda
a este pobre barrio a no ser demolido. Manda a alguien de fe”.

Esa misma noche, el señor Martinez despertó casi de madrugada con la boca
hinchada. No podía hablar. No le respondía el cuerpo, “este actuaba por si
solo”.

Caminó hasta la orilla del Riachuelo. Tenía ropa desgarrada, tanto que el
pantalón de vestir que tenía puesto, parecía bermuda. Inconscientemente, fue
caminando hacia una casa de chapa y empezó a pintar el techo de azul, una
pared verde, otra amarilla; pinto otras de rojo, y por ultimo de gris. Uso muchos
colores.
La noche siguiente paso lo mismo. La misma ropa, el mismo lugar en que se
despertó. Así, pinto muchas casas. Hasta que una noche, en vez de seguir
pintando, ¡dejo folletos de talleres de baile!. Así sucesivamente, cada noche,
cada semana, durante varios meses.

Cada noche hacia un bien al barrio que todavía no tenía nombre. La


demolición del lugar se atrasó durante un tiempo.

Una noche, el señor Martinez se levantó como de costumbre, fue hacia uno
de los murales que él también había pintado y cayó a los pies de una pareja de
bailarines.

A la mañana siguiente, todo el barrio fue a ver qué era lo que pasaba con ese
hombre inmóvil en el suelo.

El señor Martinez había fallecido.

Una de sus últimas acciones fue escribir “perdón” con pintura, en una pared.

Luego de una semana, Doña Clotilde convoco al barrio para hacer de nuevo
esa ronda de magia. Una vez que estuvieron todos en el círculo puso el zapato
en el medio y empezó a decir disparates. Solo se le entendió que decía:
“¿Quién ha sido el que ha hecho el bien en nuestro barrio? ¿Quién mato al
señor Martinez?”.

Luego de que concluyera todo, Doña Clotilde dije: “Nosotros lo matamos.


Cuando hicimos el ritual, se ve que no nos expresamos bien y lo matamos”.
Todos quedaron perplejos.

Unos meses después, dispusieron que había que ponerle un nombre al barrio.
Algunos sugirieron que tenía que ser “Matanza”, otros “Balvanera”, pero ningún
nombre los convencía.

-A mí me parece que en honor al señor Martinez, le pongamos La Boca.

-Yo estoy de acuerdo en hacerlo en honor a ese señor, pero no entiendo


porque le pondríamos La Boca.

-Porque cuando falleció tenía la boca hinchada, y debe haber sido por la
magia.

Y así se llamó al barrio La Boca. También, teniendo en cuenta las pinturas de


las chapas, el baile, los murales, se decidió que esa debía ser una de las
características del barrio: que fuera todo colorido y dedicado al arte.

Hoy en día, se pueden encontrar chapas de varios colores que el señor


Martinez pinto; parejas bailando como atracción en las calles, e incluso en una
pequeña parte de un mural se puede leer: “En honor a Martinez”. Está escrito
en el mural de una pareja que baila tango.

También podría gustarte