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Cuando oyeron que Jesús pasaba: Ellos sabían que tal vez esta sería la última vez que

podrían conocer a Jesús. Ellos tenían la desesperación apropiada para aquellos que
saben que hoy es el día de salvación.
El ciego no podía ver a Jesús, pero podía oírle – así que, al oír a la multitud que pasaba,
preguntó qué era aquello

NO DEJARON ESCAPAR LA OPORTUNIDAD

¡Ten misericordia de mí! El hombre ciego sabía lo que él necesitaba de Jesús


– misericordia. Él no vino pensando que Dios le debía. Todo lo que quería de Jesús era
misericordia.

Ignoraron a la multitud que intentaba callarlos (ellos clamaban más).


Cuando el mundo y el diablo comienzan a reprender, en este caso, es una evidencia de
que la salvación de Dios está cerca;
El ciego Bartimeo no tenía mucho tacto, pero él si tenía persistencia y determinación.

La persistencia y naturaleza enérgica de la oración de Bartimeo es un buen ejemplo de


oración. Él no fue desanimado debido a que nadie le condujo a Jesús. Aquellos que le
dijeron que se mantuviera alejado no le desanimaron.

¿Qué queréis que os haga? Esta es una pregunta maravillosa y simple que Dios no ha
dejado de preguntar. A veces vamos sin cuidado cuando a Dios le gustaría darnos algo,
simplemente porque no respondemos esta pregunta, y nosotros no tenemos porque no
pedimos (Santiago 4:2).
‘El reino del cielo sufre violencia, y los violentos son los que lo poseen.’ Oraciones frías
jamás se ganan el oído de Dios. Ponte de rodillas con todas tus fuerzas, si quieres lanzar
las flechas lo más alto que puedas al cielo.”

¿Qué quieres que te haga? Pareciera ser que la necesidad de Bartimeo era obvia. Pero
Jesús tenía un propósito deliberado en la pregunta. Había un poder real en ambos, en la
pregunta y respuesta de Jesús. Dios puede hacernos la misma pregunta, y debiéramos de
ser capaces de articular una respuesta que le glorifique.
Vete, tu fe te ha salvado: La fe del hombre ciego le salvó porque era una clase
de fe específica.
· Era una fe que estaba determinada en alcanzar a Jesús (´l clamaba mucho
más).
· Era una fe que sabía quien era Jesús (Hijo de David).
· Era una fe que vino humildemente a Jesús (ten misericordia de mi).
· Era una fe que se sometió humildemente a Jesús (Maestro).
· Era una fe que podía decirle a Jesús lo que quería (que recobre la vista).

I. Primero, muchos tratarán de detenerte de venir a Jesús, Marcos


10:47,
48; Lucas 13:24; Isaías 57:21.
II. Segundo, observa que algunos te animarán a venir a Jesús,
Marcos 10:49; 16:16.
III. Tercero, observa que Jesús mandó llamarle, Marcos 10:49;
Marcos 16:15.
IV. Cuarto, debes venir a Jesús Mismo, Marcos 10:49; Mateo 22:14;
Marcos 10:50.

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