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Los aspectos que influyen en la comunicación debido al uso de vulgarismos,

costarriqueñismos, regionalismos y lenguaje coloquial nos muestra una dualidad de


efectos tanto positivos como negativos.

Por un lado, el uso de expresiones como: (“pongaseme las pilas”, “pele el ojo”) y
regionalismos como: “Nooombre mae” en puntarenas, “Arajo” en Cartago y “Cho” en
Limón, fortalece el sentido de comunidad y pertenencia entre los costarricenses y
las personas extranjeras que esten aca, ya sea de paso o que vivan en el pais,
como se observa en el caso de "tuanis","mae" y “Pura Vida” que refuerzan la
identidad nacional y solidifican los lazos entre los todos los Ticos y amigos
extranjeros. Sin embargo, esta familiaridad puede también excluir a aquellos que no
están familiarizados con estos términos, limitando así la efectividad comunicativa y
generando estereotipos sobre la cultura costarricense.

El exceso de vulgarismos puede distorsionar la percepción del hablante, como se


evidencia en el video de Gringo Pinto, donde la falta de claridad en el lenguaje
confunde al extranjero. Aunque en ambientes informales el lenguaje coloquial puede
transmitir autenticidad, su abuso puede ser inapropiado en situaciones formales.
Además, dificulta la comprensión para aquellos no familiarizados con la jerga
regional, generando barreras en la comunicación.

Es importante reconocer que el lenguaje es dinámico y está en constante evolución,


y que el equilibrio entre la preservación de la identidad lingüística y la adaptación a
contextos comunicativos diversos es fundamental. Así, el uso consciente y
adecuado de vulgarismos, costarriqueñismos, regionalismos y lenguaje coloquial
puede enriquecer la comunicación, reflejando la diversidad cultural de una sociedad
sin comprometer la claridad y efectividad en la transmisión de ideas y mensajes.

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