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Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial.

PRÓLOGO
TRADUCCIÓN

Laura Massa

Eduardo Grüner
Marc Abélès

Françoise Blanc
REVISIÓN DEL ESPAÑOL

Ediciones del Sol


7
Abélès, Marc
Eduardo Grüner
Antropología de la globalización / Marc Abélès; con prólogo
de Eduardo Grüner. -1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos
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Aires : Del Sol, 2012.


224 p. ; 20x1 2 cm. - (AntroPolis)
Traducción de Françoise Blanc
ISBN 978-987-632-901-9
UN ANTROPÓLOGO EN EL MUNDO
1. Antropología 2. Globalización I. Grüner, Eduardo, prolog.

Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial.

II. Título
CDD 930.1
DIRECTOR DE COLECCIÓN: Eduardo Grüner
Ya en Tristres Tropiques, Claude Lévi-Strauss echaba una
TÍTULO ORIGINAL: Anthropologie de la globalisation mirada melancólica, crepuscular, sobre esos "hombres des-
nudos" de las últimas sociedades “salvajes”, verdaderamen-
DISEÑO DE TAPA: Sanyú te aisladas, viviendo al mismo tiempo en sí y para sí, aún
DIAGRAMACIÓN DE INTERIOR: Patricia Bulla “incontaminadas” por la civilización técnica, los medios de
comunicación de masas, la cultura de la acumulación y el
consumo1. En fin, el capitalismo, para decirlo todo. O, mejor
Cet ouvrage, publié daña le cadre du Programme d'Aide i la Publication Vic- -para evitar cualquier atisbo de reduccionismo económico-
toria Ocampo, beneficie du soutien de I'Instituí Français et du Service de Co- el sociometabolismo del capital, en la eficaz expresión de
operaron et d'Action Culturelle de l'Ambassade de France en Argentino.
Istvan Mészaros, mediante la cual se intenta dar cuenta de
Esta obra, publicada en el marco del programa de Ayuda a la Publicación una lógica totalizante que articula, organiza y dirige mucho
Victoria Ocampo, cuenta con el apoyo del Instituto Françáis y del Servicio de más que la “economía” o la “tecnología” en sentido estre-
Cooperación y de Acción Cultural de la Embajada de Francia en Argentina. cho: articula, organiza y dirige, en definitiva, los modos de
vida (económicos, sociales, políticos, culturales, religiosos,
® Éditions Payot, 2008. estéticos, conductuales y hasta subjetivos) de las poblacio-
nes que “comanda”, ya sea inmediatamente o mediante “co-
mando” a distancia2.
©EDICIONES DEL SOL 5.R.L. La advertencia de Lévi-Strauss (y por supuesto no era el
Av. Callao 737 (C1023AAA) único, pero sí tal vez el que la puso por escrito con mayor
Buenos Aires – Argentina rigor intelectual y musicalidad poética) era desencantada,
quizá incluso nostálgica, pero de una extrema lucidez:
Distribución exclusiva: Ediciones Colihue S.R.L. como hubiera dicho Spinoza, no se trata de reír ni de llorar,
Av. Díaz Vélez 5125 sino de comprender; no habrá ya lugar para ensoñaciones
(C1405DCG) Buenos Aires - Argentina más o menos “rousseaunianas” -aunque el propio Lévi-
ecolihue@colihue.com.ar 1
Cfr. Lévi-Strauss, Claude: Tristres Tropiques, París, Plon, 1955. Hay edi-
www.colihue.com.ar ción castellana en Eudeba, 1968.
2
Meszáros, Istvan: Beyond Capital. Towards a Thcory of Transition, Lon-
I.S.B.N.: 978-987-632-901-9 dres, Merlin Press, 1995.
Hecho el depósito que marca la Ley 11.723
IMPRESO EN ARGENTINA - PRINTED IN ARGENTINA
78 Antropología de la globalización 79
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alimentación, la resistencia se organiza. Casi en todos lados,


surge una reivindicación difusa que apunta a defender la in-
tegridad de las culturas que se consideran amenazadas de
alienación. Se pone el acento en la necesidad de preservar
Capítulo 2 las diferencias, de no permitir la desaparición de tradiciones

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pluriseculares.
Al mismo tiempo, ese discurso se encuentra contravalan-
ceado por otras consideraciones que, sosteniéndose en el
LA ANTROPOLOGÍA FRENTE A LA GLOBALIZACIÓN despertar de los nacionalismos y en los conflictos generados
por las reivindicaciones identitarias, oponen a la tentación
¿De qué instrumentos dispone la antropología para apre-
comunitarista un universalismo que se refiere a valores de
hender la globalización? No se podría plantear tal pregunta
alcance más general que atañen a los derechos humanos.
sin tener en cuenta las perturbaciones que ha conocido esta
Aquí, no se trata de tomar posición respecto del comuni-
disciplina desde hace tres décadas. Esto se debe, en primer
tarismo y del universalismo, sino de subrayar un dalo simple:
lugar, a la globalización misma y a los efectos que provoca
a través de esos debates, y con la globalización como telón
en sociedades y grupos que fueron durante mucho tiempo
de fondo, resurge en primer plano una noción que no ha
el campo privilegiado de la etnografía. Pues esta tenía en
cesado de obsesionar a los antropólogos desde el siglo XIX,
cierto modo su esfera preservada, las sociedades denomi-
la de cultura. Por esta razón, ellos no pueden permanecer
nadas “primitivas”, que como tales, han desaparecido lisa
indiferentes frente a ía intensidad que reviste la cuestión cul-
y llanamente. En segundo lugar, la era postcolonial ha sido
tural en el contexto de la mundialización.
propicia para una reflexión crítica amplia sobre el enfoque
etnográfico, caracterizado en particular por la reelaboración
del concepto de cultura. Finalmente, uno de los grandes gi-
La tradición antropológica
ros de la investigación antropológica consistió en la pues-
ta en práctica de una etnografía de los aspectos más con-
Contemplar las relaciones complejas que han mantenido
temporáneos de nuestras sociedades: la ciudad, la política,
los antropólogos con la cultura no significa que nos dedique-
los medios de comunicación, las instituciones y las firmas
mos aquí a ejercitarnos como historiadores respecto de una
transnacionales han sido convertidos en objetos legítimos de
disciplina y de las doctrinas que la han sostenido. Se trata
indagación para una disciplina que por fin ha salido de su
más bien de considerar la antropología como la expresión
confinamiento exótico.
de un momento histórico en el que las relaciones entre Oc-
No asombrará el hecho de que la dimensión cultural de
cidente y los otros han empezado a plantear un problema, y
la globalización haya llamado la atención de los investiga-
los trabajos de los etnólogos han permitido pensar la copre-
dores de campo. Pues los numerosos cambios que afectan el
sencia del Otro en un mundo hasta entonces dominado por
mundo hasta en nuestra cotidianeidad conciernen a las
los valores y las verdades de los europeos.
identidades culturales. Macdonald's y Disney han termina-
Que la antropología haya tenido desde sus comienzos
do por encarnar una amenaza más general, la de una ho-
desarrollos importantes en América merece una reflexión.
mogeneización radical de nuestros modos de vivir y pensar.
Por una parte, las ideas europeas encontraban en el Nuevo
Frente a ella, en campos tan diferentes como el cine y la
80 Marc Abélès Antropología de la globalización 81
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Mundo un terreno fértil para su difusión. Por otra parte, en suscita curiosidades y estimula el gusto por los viajes. En
la misma época, los Estados Unidos han sido (siguen siendo) ese horizonte se desarrolla la antropología, que propone un
el lugar de enfrentamientos de extrema violencia entre los acercamiento al Otro que contrasta con la brutalidad de la
blancos y los demás (negros, indios). Ahí más que en otra conquista. Busca un estatus científico: elabora sus métodos
parte la cuestión de las culturas se encontraba crudamente y conceptos y hace el inventario de dalos. Ahí es donde este
planteada. Entonces, no es casual que la antropología, enten- procedimiento revela su verdadero alcance.
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dida como contribución mayor al estudio del hombre en su Pues la antropología ha ido siempre en búsqueda de un
diversidad cultural, haya conocido un entusiasmo tal que se principio de separación, pero no por la violencia y la domi-
ha convertido en una disciplina importante en el seno de las nación. Más sutilmente, es' una visión del mundo en espejo
universidades. Nada comparable a ello ocurrió en Francia donde en el movimiento en el que capto al Otro, este me
donde, sin embargo, la etnología ha desempeñado un papel revela a mí mismo. No hay ahí, por lo menos en apariencia,
influyente. Se han subrayado a menudo las diferencias, los un trayecto en sentido único. Como veremos, la antropolo-
desfasajes, entre las corrientes anglosajonas en Gran Bretaña gía se inscribe en una tradición humanista donde el “campo”
o en los Estados Unidos y la etnología tal como se practicaba impone un retorno reflexivo sobre el investigador y su
en Alemania y Francia59. propia sociedad. Al mismo tiempo, la antropología, por muy
Desde un punto de vista estrictamente histórico, es legí- respetuosa que sea de las especificidades indígenas, propo-
timo insistir en las especificidades de las diferentes escuelas. ne un horizonte de control casi más eficaz que la violencia
Queda por preguntarse si el surgimiento y desarrollo casi hegemónica. En última instancia, es el trabajo de campo y
simultáneos de discursos con vocación analítica y didáctica la posesión de los instrumentos teóricos adecuados los que
sobre la diferencia cultural no dan cuenta de un movimiento legitiman la determinación e incluso la reificación de esas
más profundo, el de un mundo que busca algún principio de entidades denominadas culturas. Y sobre todo, los términos
separación en el mismo momento que su propia completud mismos del diálogo entre ellas y el centro se encuentran fija-
plantea un problema. En términos políticos, las cosas están dos (paralizados) por el texto etnográfico.
claras: el progreso de la civilización pasa por la hegemo- A la inversa de lo que se ha escrito al respecto, la es-
nía occidental y la sujeción de las poblaciones consideradas critura de los etnólogos no es “monológica”60; en ese caso
primitivas. La inclusión toma la forma de dominación y la no tendría un poder de fascinación. Lean a Malinowski o a
que está operando masivamente es una dialéctica del some- Lévi-Strauss: la fuerza de sus textos se debe a que los “sal-
timiento. En adelante, habrá un centro y una periferia y esta vajes” no paran de interpelarnos. Ai igual que con el persa
problemática caracteriza tanto al período colonial como al o el hurón de antaño, esa confrontación debe revelarnos
proceso de descolonización. Sin embargo, esta postura no nuestras propias verdades. Hay una lección que aprender
es una solución totalmente satisfactoria pues, si bien esa di- de la experiencia que nos es relatada. Como cualquier viaje,
visión por la coacción, ese monopolio de la fuerza garantiza este nos vuelve a llevar al punto de partida, es un pretexto
a una minoría de pueblos un dominio absoluto sobre la ma-
60
yor parte del mundo, al mismo tiempo el universo colonial Al respecto, véase Tyler, S. (1906 “Post-modern Ethnography: from
Document of the Occult to Occult Documeni”, in Clifford, J. Marcus, G.
(eds) Writing Culture, pp. 122-140) que recomienda la introducción del
'" Kuper, A. 1999. Cu/ture. The Antkrapologists' Account, Cambridge, MA-
dialogismo en los textos etnográficos.
London, Harvard University Press.
82 Marc Abélès Antropología de la globalización 83
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para un retorno a uno mismo. Por supuesto, uno mueve los que, lo repetimos, no es la de un historiador preocupado por
hilos61 y los otros no. De ahí tal vez, este punto comun en- restituir su genealogía, sino la de un antropólogo que intenta
tre las grandes obras antropológicas: se caracterizan por la encontrar su presencia a través de recorridos singulares. Lo
extraordinaria confianza de un autor que juega siempre un que nos interesa es tanto la aventura de dicho concepto como
doble juego entre ellos y nosotros, no dudando en cuestio- los aventureros que viajan con él, las migraciones intelectua-
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nar nuestras certezas, pero sin desestabilizar nuestra posi- les a ambos lados del Atlántico que han garantizado a esa
ción de personas civilizadas cuya buena conciencia merece noción una fortuna y un destino muy particular.
ser interpelada.
La tierra es redonda y la antropología ha sido siempre si-
nónimo de cierta circularidad: de nosotros a ellos y de ellos a Génesis del concepto de cultura
nosotros. Propone implícitamente una articulación del mun-
do que sostiene el pensamiento y el imaginario occidental Cuando se examinan los orígenes de la antropología, se
basándose en dos postulados distintos: por un lado, plantea suele aludir a dos figuras asociadas a menudo como pione-
la existencia de una alteridad irreducible, de una gran divi- ras del evolucionismo: E.B. Tylor y L.H. Morgan han marcado
sión entre ellos y nosotros; por el otro, afirma la completud con su impronta un campo de investigación al que asignan
de un mundo donde los unos y los otros tienen su lugar. En un proyecto global. Ya no se trata de coleccionar datos más
otros términos, hay que admitir que el universo es, a la vez, o menos heteróclitos sobre el mundo de los primitivos, sino
irrefutablemente dividido y que, sin embargo, conforma un de restituir en su coherencia una etapa de la historia de la hu-
todo donde el diálogo es posible. De ahí deriva una conse- manidad. En las dos grandes obras que representan Primitive
cuencia metodológica no despreciable: es legítima una cien- Culture (1871) y Ancient Society (1877), Tylor y Morgan utili-
cia del hombre centrada en la comparación de las culturas. zan todos los materiales disponibles procedentes tanto de la
Esto lleva a diseñar un proyecto antropológico coherente en historia como de la observación de los pueblos considerados
su doble dimensión, monográfica y comparativa. primitivos para ilustrar esa secuencia de la evolución humana.
Según Lévi-Strauss, ambos acercamientos distintos pero A simple vista, ambas obras se apoyan en una misma filosofía
complementarios constituyen la etnología y la antropología. centrada en la idea de un progreso continuo. Esta atribuye
Sin interrogarnos, por ahora, sobre la adecuación de tales un estatus específico a lo primitivo que, si bien está ubicado
denominaciones, constatemos que se trata de una construc- por debajo del escalafón, y dotado de una perfección menor
ción del mundo coherente y que solo empezó a ser cuestiona- que lo moderno, está destinado a volverse un objeto de cu-
da recientemente. Uno de los fundamentos esenciales era la riosidad. Algunas sociedades atestiguan un estado anterior de
implementación de este concepto central, aunque a menudo la humanidad a través de sus costumbres y su lenguaje. Así
rediscutido: la cultura. Aquí se ubica el principio cié separa- es como en Hawai los términos de parentesco que designan
ción en todos los sentidos del término- aludido más arriba. indistintamente como hermanos a todos los hombres de la
Entonces, vale la pena echar, sobre las manipulaciones de las misma generación, de la misma manera que a las mujeres se
que ha sido objeto este concepto, una mirada retrospectiva las denomina “hermanas”, demuestran un estado consanguí-
neo originario. El casamiento punulua que describe Morgan
61 e implica la exclusión de las hermanas carnales de las muje-
La expresión francesa tirer les ficelles significa hacer actuar a los otros
sin mostrarse. (N. del T.)
res compartidas por los hermanos y de los hermanos carnales
84 Marc Abélès Antropología de la globalización 85
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de los hombres compartidos por las hermanas es también un que más tarde el persa de Montesquieu, tiene una función bien
vestigio de ello. Remite a una época en la que se empieza específica en un dispositivo crítico donde el entretenimiento
a realizar una distinción entre cónyuges posibles y cónyuges que proporciona lo extraño es también un medio para difundir
prohibidos. Es un primer paso dentro de una evolución que las nuevas ideas. Hay una moda de las “turquerías”62. Lo llama-
desembocará en la monogamia moderna. tivo en la concepción del salvaje en el siglo XVIII es que éste es
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Aquí nos interesa el hecho de que la exploración de las percibido en su contemporaneidad inmediata. Por muy lejanos
sociedades lejanas aparece para los fundadores de la antro- en el espacio que estén, los primitivos se encuentran al mismo
pología como un medio para sacar a luz las costumbres de nivel que los occidentales. Un barón no experimenta ninguna
los primeros hombres. La antropología se concibe a sí misma dificultad para dialogar con un hurón.
como arqueo-logia, discurso de los principios. H.S. Maine, Una verdadera revolución se produce al tenerse en cuen-
contemporáneo de Morgan., ha estudiado también las so- ta el tiempo, la historia y la noción de progreso que están
ciedades arcaicas, pero se apasiona por el campo jurídico. en el centro del evolucionismo social y cultural. Desde en-
Empieza por trabajar a partir de los relatos antiguos y de la tonces, se concibe al salvaje como a un primitivo que puede
Biblia, y luego por la búsqueda de datos en la India contem- ser considerado un testimonio vivo de los primeros tiempos
poránea. Su obra principal, Ancient Law (1871), entrecruza de la humanidad. La distancia temporal se hace mucho más
permanentemente al menos cuatro puntos de vista: el del esencial que el alejamiento geográfico. Como observa Gerard
filósofo, el del jurista, el del historiador y el del observador. Lenclud, “todo parece haber ocurrido como si el considerable
El procedimiento fundador de la antropología se inscribe sin estiramiento del eje histórico de la humanidad hubiera hecho
duda en la búsqueda de los fundamentos. No obstante, la regresar al Salvaje en la cronología hasta asignarle ese rango
originalidad esencial de ese enfoque proviene de la idea de de Primitivo”63. La curiosidad manifestada para con los pri-
que lo arcaico no se confunde con el archivo. Lo arcaico está mitivos se vuelve muy diferente. Los pueblos salvajes deben
vivo, está frente al antropólogo. Esa presencia del primitivo ser analizados de la misma manera en la que los arqueólogos
va a marcar la disciplina por mucho tiempo. Todo sucede trabajan a partir de fósiles. Se perfila un nuevo estilo de cono-
como si dispusiéramos, por supuesto lejos de nosotros pero cimiento y ya no se trata de ubicar a los salvajes en un discur-
no por eso inaccesible, de un verdadero museo destinado a so filosófico. Lo que puede decirnos esa gente concierne al
satisfacer siempre la curiosidad de los occidentales. A la fas- pasado, y a través de ella se dibujan las épocas desconocidas
cinación del exotismo se suma otra, ligada a la posibilidad de de los principios de la humanidad. Surge la noción clave de
acceder al pasado más remoto a través de los seres vivientes. supervivencia: “Para la ciencia etnográfica, escribe Tylor, es
La curiosidad por los pueblos lejanos no es nueva. En el absolutamente indispensable introducir la palabra superviven-
Siglo de las Luces ya se apasionaban por las grandes expedicio- cia, simplemente destinada a designar el hecho histórico”64.
nes y los relatos de viaje. Es más, el Salvaje era convocado por 62
los mayores espíritus del tiempo para dialogar de igual a igual. El término francés turqueríes viene de “turco” y remite a Id fascinación
de Europa por el mundo otomano que tuvo su auge en el siglo XVIII. (N.
En los Dialogues de M. le barón de Lahontan et d'un sauvage del T.)
dans l'Amérique (1702) se ve al hurón Adario mencionar todos 63
Lenclud, G. 1999. “Devenir primilif”, L'lnactuel, Circé, 3 p. 23.
64
los grandes temas filosóficos desde las costumbres hasta la re- Tylor, E.B. 1958, The Origins of Culture, T. I, London, Harperand Row,
ligión, pasando por la familia y la ley. En ese juego de espejos, p. 72. Publicado en español bajo el título Cultura primitiva. Vol 1. Los
el “buen salvaje” da una lección al europeo. El hurón, al igual orígenes de la cultura, en Ed Ayuso.
86 Marc Abélès Antropología de la globalización 85
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En consecuencia, se va a investigar sin descanso para sa- anglosajones, la exigencia de orden y coherencia está clara-
car a la luz esas capas que han sido cubiertas por el trans- mente presente en el cuadro que hace Morgan de las sucesi-
curso del tiempo, Las expediciones, los viajes suscitaban vas organizaciones del parentesco y del casamiento.
narraciones, informes, diarios y toda suerte de relatos que Por su lado, Tylor introduce un concepto que va a tener
desplegaban los caitos sin optar por una grilla de análisis éxito en antropología, el de cultura entendida como “ese todo
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sistemático aunque acumulaban tesoros de observación. complejo que incluye el conocimiento, la creencia, el arte, la
En adelante, se imponen exigencias de exhaustividad y de moral, la ley, la costumbre y cualquier otra capacidad o hábito
método. Todos los datos merecen ser registrados; no hay adquiridos por el hombre como miembro de la sociedad”67. A
hechos menores. “Se quejarán tal vez de que en el cur- diferencia de Morgan, que nunca utiliza la palabra “cultura”,
so de este estudio dedicado a lo que llamé supervivencias Tylor distinguió nítidamente un campo de investigación que
del antiguo estado social y son huellas debilitadas de las el subtítulo de Primitive Culture delimita de la siguiente ma-
culturas de los primeros tiempos [...] haya elegido tantos nera: “investigaciones sobre el desarrollo de la mitología, la
ejemplos relativos -> cosas fuera de uso, sin valor, frívolas, e filosofía, la religión, el lenguaje, el arte y las costumbres”. Se
incluso de una absurdez posiblemente peligrosa y con una observará que la cultura no incluye únicamente el lenguaje y
influencia nefasta”65. el pensamiento, sino también un amplio conjunto englobado
En cierto modo se trata de no reparar en medios para bajo el término sugestivo pero impreciso de costumbres. Di-
captar mejor, a través de esos vestigios que nos brindan las cha palabra coincide con los datos que Morgan por su lado,
sociedades primitivas, la huella de nuestros orígenes. De subsume bajo las nociones de sociedad y civilización.
esta forma, el antropólogo está en condiciones de recons- Tylor no ha inventado el concepto de cultura. Como se
truir, a partir de las supervivencias, la historia de las formas observó68, fue muy influenciado por la tradición germánica.
sucesivas de las relaciones sociales, tal como Morgan que, Había estudiado en Alemania, y gran parte de los ejemplos ci-
partiendo del casamiento punulua, muestra cómo se ha ope- tados en Primitive Culture provienen de obras alemanas. Una
rado la distinción entre parientes consanguíneos y carnales, de las fuentes principales de Tylor es Gustav Klemm, cuyos
etapa necesaria para llegar a la gens romana y, luego, a la libros Allgemeine CulturGeschichte (1843) y Allgemeine Cul-
familia moderna. Aquí, se convoca a los hawaianos para que turwissenschaft (1854-1855) apuntan a construir una ciencia de
atestigüen en virtud tanto de su misma existencia como de la la cultura. La definición propuesta por Klemm, “costumbres
continuidad de una institución matrimonial. información y técnicas, vida doméstica y pública en tiempo
Ese tratamiento del primitivo que marca el nacimiento de de paz y de guerra, religión, ciencia y arte”, ha inspirado sin
una ciencia etnográfica, por retomar la expresión de Tylor, duda al antropólogo británico. La noción de cultura no cons-
implica que se introduzca cierto ordenamiento en la reco- tituye por sí sola un descubrimiento original y aislado. Más bien
pilación de los datos. Aun antes de que la búsqueda etno- refleja la fuerza de un enfoque de las sociedades consideradas
gráfica esté codificada en las famosas Notes and Queries on primitivas, fundado en la exploración y la recopilación de in-
Anthropology 66 que formarán generaciones de estudiantes. formación, pero también de testimonios materiales.
65 67
Ibid., p. 156. Tylor, op. cit-, p. 1.
66 68
Routiedge and Kegan Paul, 1951. Notes and Querie on Anthropol- Adams, W.l. 1998. The Philosophical Roots of Anthropology, CSLI P
ed
ogy, 6 Ed., Londres. Publications, pp. 286-98.
88 Marc Abélès Antropología de la globalización 89
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Evaluamos el camino recorrido desde los principios del coleccionistas, efectúan una selección y eligen lo más puro,
siglo XIX cuando ambos términos, arte y cultura, adquirie- rechazando todas las producciones híbridas de una historia
ron su significado moderno. El arte ya no era únicamente un que prefieren ignorar -se niegan, por ejemplo, a estudiar los
savoir-faire, se volvía sinónimo de producción de obras del grupos “malamente misionizados”72, a tal punto que Mead
espíritu donde se expresan la creatividad y el refinamiento termina por encontrar “desconcertante” la receptividad de
los Arapesh a las influencias exteriores73.
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de la civilización. Por cultura se designaba lo más elevado y


valioso en la sociedad. Esas nociones han perdurado hasta Encontramos el mismo procedimiento en Malinowski,
ahora, pero en el siglo XX, la noción de cultura adquiere un quien considera ia cultura de los Trobriand escindida de las
sentido mucho más amplio. Se vuelve un elemento esencial influencias exteriores y no se interesa por los indígenas cris-
del vocabulario de los antropólogos que van a convertirse en tianizados. Es la tradición la que interesa al antropólogo para
los exploradores de las culturas sin mayúscula y en plural. quien la cultura ofrece una dimensión tranquilizadora de
James Clifford ve en el recurso de la noción de cultura la perpetuación. Para aprehenderla mejor, se desarrolla un en-
“alternativa liberal a las clasificaciones racistas de la diver- foque preocupado por captar desde adentro la quintaesencia
sidad humana”69. El hecho de que se pueda extender la dé una cultura, por ende se privilegian y seleccionan como
categoría de cultura a "todas las poblaciones del mundo” campo de observación grupos de tamaño reducido.
tiene el efecto de modificar el sentido de la noción. Esta no
se aplica más a las producciones intelectuales consideradas
superiores, sino al modo de vida en su conjunto. El enfoque “micro” en antropología
El paralelo entre arte y cultura no es arbitrario. El trabajo
de los etnógrafos se ha identificado durante mucho tiempo En la literatura etnológica, el enfoque “micro” aparece
con el de los coleccionistas. Apuntaba a juntar, clasificar y de entrada como una condición indispensable para obte-
conservar elementos significativos de las culturas observa- ner información exhaustiva sobre el grupo que es objeto
rías. “Las culturas” son colecciones etnográficas”, escribe de investigación. Aquí subyace la noción de hecho social
juiciosamente Clifford70. Cuando Margaret Mea y Reo For- total que constituye uno de los aportes esenciales de la tra-
tune realizan su trabajo de campo en Nueva Guinea, se las dición durkheimiana. Marcel Mauss, quien la introdujo en
ingenian para aislar lo que denominan la cultura “Estamos a ese campo de investigación, consideraba que la inmersión
punto de completar una cultura de un grupo de montañeses etnográfica debía permitir captar y restituir la complejidad
aquí en la más baja de las Torres Chelles. No tienen nombre de una sociedad. El trabajo de campo posibilitaba aprehen-
y aún no hemos decidido cómo llamarlos”71. Al igual que los der simultáneamente aspectos muy diferentes de la realidad
69
social al mismo tiempo que daba cuenta de sus interrelacio-
Clifford, J. 1995. Dilemas de la cultura, Barcelona, Gedisa, p. 277. nes. Delimitar un territorio, inscribirse en un grupo era, en
Clifford, J. 1996. Malaise dans la culture. L'ethnographie, la Iittérature
et l'art au XXe siéck, París, Écoie Nationale des Beaux Arts, p. 232. [The
cierto modo, generarse un laboratorio y la posibilidad de
Predicament of Culture: Twentieth Century Ethnography, Literatura and
Clifford, op. cit., p. 229 en la fuente del autor, p. 273 en la fuente en
Art, Harvard University Press 1988].
70 español
Clifford, op. cit., p. 229 en la fuente del autor, p. 273 en la fuente en 72
Clifford, op. cit, p. 230 en la fuente del autor, p. 274 en la fuente en
español.
71 español.
Mead, M. y Fortune, R. 1932. American Anihropoiogist, 34, citado por 73
Ibid,, p. 231 en la fuente del autor, p. 275 en la fuente en español.
90 Marc Abélès Antropología de la globalización 91
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una experimentación in vivo de los motores de la vida co- ciertos aspectos con la idea de ejercer su reflexión a partir de
lectiva. El mismo Mauss concentró sus investigaciones sobre ellos. La etnología se sostiene con la etnografía, pero adquie-
fenómenos tales como el intercambio y el don que ponían re sentido con un proyecto más ambicioso, pues se inscribe
en juego las diversas dimensiones de lo real. Por su lado, en el horizonte de una ciencia del hombre que debe ser
Boas, Malinovvski y Radcliffe-Brown manifestaban la misma el punto de llegada de cualquier acción. Dicha ciencia del
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preocupación por tener en cuenta la totalidad del hecho so- hombre o antropología se define por su aspiración a “cono-
cial profundizando sin descanso su conocimiento del dato cer al hombre 'total' considerado en un caso (la antropología
empírico. social) a partir de sus 'producciones', y en el otro (la antropo-
El recurso del microanálisis es una exigencia metodoló- logía cultural) a partir de sus 'representaciones'”76.
gica y se inscribe en un proyecto más amplio que implica, Un buen ejemplo de este enfoque nos lo proporcionan
además de ese ideal de totalización, una preocupación inte- los trabajos dedos etnólogos en el campo del parentesco.
lectual muy definida: la de construir, a partir de la experien- Básicamente, se trata de investigaciones que conciernen a
cia de campo, generalidades coherentes y sólidas. Es el ideal sociedades muy localizadas. Se contemplan las terminolo-
de modelización que opera también en la tradición antropo- gías del parentesco, las actitudes y los rituales, y se efectúa
lógica y fue ilustrado por los trabajos de Claude Lévi-Strauss un trabajo considerable de recopilación de las genealogías.
sobre las estructuras del parentesco. No es inútil recordar A partir de ese corpus se opera de manera comparativa, con-
que este distinguió claramente tres niveles de investigación: frontando los datos recopilados en grupos restringidos den-
la etnografía, la etnología y la antropología. Para él, la etno- tro de la misma área cultural, pero esas comparaciones pue-
grafía “corresponde a las primeras etapas de la investigación: den también extenderse a otros universos. Así es como los
observación y descripción, trabajo sobre el terreno (field- especialistas terminan por construir reglas de interpretación.
work)”. El trabajo del etnógrafo es esencialmente “una mono- Los conceptos lévi-straussianos de intercambio recípro-
grafía dedicada a un grupo lo bastante restringido para que co e intercambio generalizado, y la oposición entre estruc-
el autor haya podido recoger la mayor parte de su informa- turas elementales y estructuras complejas del parentesco
ción gracias a la experiencia personal”74. se originan en ese vaivén entre lo singular y lo general.
La segunda etapa es cuando el investigador hace un Los desarrollos ulteriores de la teoría, en particular con las
esfuerzo de síntesis. “Esta síntesis se puede operar en tres investigaciones de Françoise Héritier77 sobre las estructu-
direcciones: geográfica, si se desea integrar conocimientos ras semicomplejas del parentesco, son inseparables de sus
relativos a grupos vecinos; histórica, si se intenta reconstituir trabajos sobre una sociedad del Burkina-Faso, los Samo,
el pasado de una o varias poblaciones; sistémica, en fin, si se en los que ha realizado una recopilación sistemática de las
aísla, para dedicarle una atención particular, tal o cual tipo genealogías procesadas luego por computadora. Aquí, pa-
de técnica, costumbre o institución”75. La etnología su co- samos de lo concreto a un alto nivel de abstracción. El aná-
rresponde con este esfuerzo por dominar los datos y recortar lisis de los hechos localizados, circunscritos en el espacio
y en el tiempo, resulta indispensable para la elaboración
74 teórica.
Lévi-Strauss, C 1968. Antropología estructural. Eudeba, Buenos Aires,
p. 318. Lévi-Strauss, C. 1958. Anthropologie Structurale, Plon, París, p.
387. 76
75
Ibid., en español, p. 318, en la fuente francesa, p 387. Ibid., en español, p. 322, en la fuente francesa, p. 391.
77
Héritier, F. 1981, L'Exercice de la párente, París, Editions de l´EHESS.
92 Marc Abélès Antropología de la globalización 93
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Al construir la famosa distinción entre modelos mecáni- El paradigma comunitario y los usos de lo “micro”
cos y modelos estadísticos, Lévi-Strauss ha puesto de relieve
la posibilidad de llegar a un alto grado de abstracción sin por La concepción que pone a la comunidad encerrada en
eso estar subordinado al imperio de lo cuantitativo. Queda sí misma en el centro de las preocupaciones del etnólogo
claro que, en contra de las ideas preconcebidas en materia marca el triunfo de lo “micro” en antropología. Como escri-
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de cientificidad, la regularidad estadística no basta para ga- be Robert Redfield-. “La comunidad aislada, autónoma, sigue
rantizar la validez de una teoría. Respecto de la construcción siendo la imagen abstracta en torno a la cual la antropolo-
de los modelos, el enfoque cualitativo aparece en ciertos gía social se ha constituido”78. En lo que respecta al trabajo
campos como un elemento heurístico esencia). El análisis a de campo sobre la cultura europea, encontró su expresión
escala reducida resulta fecundo porque, a la inversa de un más acabada en las monografías dedicadas a las sociedades
procedimiento estadístico, no se da de entrada un cuerpo campesinas Cuando se consideró oportuno aplicar los mé-
de hipótesis que la experiencia local vendría a confirmar o todos de Ios etnólogos al mundo moderno, se examinó lo
invalidar, sino que las genera y modifica, si es necesario, que parecía más cercano a esos universos: las sociedades
tomando como punto de partida las construcciones autóctonas. campesinas y sus pueblos.
Esto confiere particularidad al campo en este tipo de Durante mucho tiempo, el pueblo apareció como el
experiencias y, a su vez, garantiza su utilidad. “buen” objeto para una etnografía preocupada por la ex-
El ideal de modelización deber ser distinguido del ideal haustividad y la precisión. Es así como Lévi-Strauss79 insis-
de totalización al que aludía más arriba. Si, como hace la tió en la necesidad, para aquellos que trabajan en nuestras
mayoría de los etnólogos, se pone énfasis en el hecho so- sociedades, de limitar el objeto de estudio a grupos aislados
cial total, gran parte de la voluntad de saber se cumplirá (aldea, vecindario, etc.) Veía en esto el medio para volver
en la experiencia del campo. En efecto, este revela, en la a encontrar la “autenticidad” que caracteriza los universos
simultaneidad, el conjunto de los caracteres propios de una generalmente estudiados por los etnólogos donde prevale-
sociedad. Es la imagen del microcosmos, de la sociedad en- cen las “relaciones personales”, las “relaciones concretas
cerrada en sí misma. Todo contribuye a formar la imagen de entre los individuos”. De ahí, la importancia otorgada al
esa totalidad que el investigador empieza a ver, por fin, con- “interconocimiento”, a los vínculos de proximidad, lo que
cretizada. La propensión a la exhaustividad encuentra aquí atestiguan los múltiples estudios sobre las comunidades
la posibilidad de ejercerse. Tal enfoque privilegia el espacio: pueblerinas realizadas en la Francia rural: investigaciones
se adapta mal al tiempo. A veces, se han identificado las no- aisladas y también trabajos multidisciplinarios como fue el
ciones de “sociedades frías”, de “sociedades sin historia” con caso en Plozévet a principios de los años sesenta. Ciertas
el objeto mismo de la antropología. Recuperando la historia, características presentadas por esa comuna (la alta tasa de
es el gusano que se adentra en la manzana: disfúnciones, endogamia local, la existencia de una particularidad gené-
contradicciones, conflictos vienen a perturbar el espectácu- tica tal como la luxación congénita de la cadera) originaron
lo propuesto por el “todo social”. No es casual que la mirada
de los etnólogos se haya concentrado, antes que nada, en
78
sociedades, en apariencia, poco permeables al cambio. Redfield, R. 1956. The Iittle Community. Peasant Society and Culture,
The Chicago University Press Chicago.
79
Lévi-Strauss, op. cit., p. 400 en la fuente del autor, p. 333 en la fuente
en español.
94 Marc Abélès Antropología de la globalización 95
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encuestas en las que colaboraron demógrafos, etnólogos, Sin embargo, se sigue planteando la cuestión del uso que
historiadores, sociólogos80. se hace de esa referencia a los “micro” universos en esta dis-
Podríamos mencionar, por ejemplo, los trabajos realizados ciplina. Como subrayó Clifford Geertz, es preciso distinguir
por el equipo del Laboratorio de Antropología Social en Mi- entre el estudio de la aldea y en la aldea: “El lugar de estudio
not, un pueblo del Chatillonnais: parentesco, trasmisión y he- no es el objeto del estudio. Los antropólogos no estudian
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rencia, simbolismo, todas esas esferas se abordan a partir de aldeas (tribus, pueblos, vecindarios...); estudian en aldeas”83.
análisis preocupados por restituir el contexto pueblerino y las Al hipostasiar el campo., al privilegiar la experiencia mono-
tradiciones autóctonas81. No se trata de citar las numerosas gráfica, ¿no se corre el riesgo de perder de vista lo funda-
obras en las que el pueblo sirvió de marco pertinente para la mental, esto es la temática y la problemática que determinan
investigación. Curiosamente, la antropología urbana que se ha la investigación?
desarrollado posteriormente partió de las mismas premisas. Sin Para los fundadores de la disciplina, el campo nunca ha
embargo, desde 1925, uno de los fundadores de la Escuela de sido nada más que un dispositivo metodológico. La elección
Chicago, R.E. Park, inscribía de manera explícita su proyecto de una escala limitada solo adquiere sentido a partir del pro-
en la filiación de la antropología: “Hasta ahora la antropolo- yecto intelectual que sostiene la investigación. Lo “micro” que
gía, la ciencia del hombre, se ha dedicado principalmente al practicamos no es sino el fruto de un recorte cuya pertinencia
estudio de los pueblos primitivos. Pero el hombre civilizado es no es a priori garantizada por la referencia a un modelo pue-
un objeto de investigación igualmente interesante, además de blerino ó comunitario. Hay que insistir en la necesidad impe-
que se observa y estudia con más facilidad. La vida y la cultura riosa de evitar la ilusión según la cual la proximidad generaría
urbana son más variadas, sutiles y complejas, pero los motivos casi mecánicamente un mejor conocimiento del objeto. Una
fundamentales son los mismos en ambos casos. Los métodos de las trampas que acechan de manera constante a los antro-
pacientes de observación elaborados por los antropólogos tales pólogos es la propensión a fetichizar lo “micro”, a tal punto
como Boas y Lowie para estudiar la vida y las formas de ser de que en ciertos campos la pulsión monográfica puede volverse
los indios de América del Norte pueden aplicarse de modo aún un verdadero obstáculo epistemológico.
más provechoso al estudio de las costumbres, creencias, prácti- Así, pude constatar, cuando intenté desarrollar investi-
cas sociales y concepciones generales de la vida que reinan en gaciones sobre la política en Francia84, la escasez de los
el barrio de Little Italy o en los barrios bajos del North Side de trabajos dedicados por los etnólogos “europeístas”85 a esa
Chicago, o también para relatar las costumbres más sofisticadas dimensión de la actividad social. Dicha situación, lejos de
de los habitantes de Greenwich Village o del barrio de Was-
hington Square en Nueva York” 82. 83
Geertz, C. 1997. La interpretación de las culturas, Gedisa, Barcelona,
p. 33. En el texto francés el autor remite a: Geertz, C. 1973. The Interpre-
lation of Cultures, New York, Basic Books, p. 22.
84
80 Abeles, M. 1989. Jours tranquilles en 89. Ethnologie politíque d'un
Véase Burguiére, A. 1977. Bretons de Plozévet, Flammarion, Paris. Mo-
département trancáis, Paris, Odile Jacob.
rin, E. 1967. Commune en France. La métamorphose de Plozévet, Fayard. 85
Con esta palabra se traduce el neologismo francés “européanisí” (de
Paris.
81 européen) que designa al especialista en las culturas y lenguas europeas.
Pingaud, M. C. 1978. Paysans en Bourgogne: les gens de Minoi, Paris,
Se establece el paralelo con el “africanista” (africaniste) especialista de las
Flammarion. Verdier, Y. 1979. Façons de diré, façons de 'aire, Gallimard,
Paris. Zonabend, F. 1980. La mémoire longue, PUF, Paris. cuestiones de África, el “americanista” (amérícaniste) especialista de los
82 temas relacionados con América o el “orientalista” (orientaliste) especia-
Grafmeyer, Y. y Jcseph, I. 1979. L'école de Chicago - Naissance de
l´ecologie urbaine, Editions du Champ Urbain, p. 81. lista en estudios orientales. (N. del T.).
96 Marc Abélès Antropología de la globalización 97
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ser hecho del azar o de las elecciones subjetivas de los in- díada., y teorías como el estructuralismo de Lévi-Strauss o la
vestigadores, debe ser relacionada con el desfasaje entre los orientación hermenéutica propuesta por Geertz presentan res-
métodos dominantes y las exigencias de la investigación en puestas posibles a la cuestión del pasaje de lo local a lo ge-
nuestros Estados centralizados. El recorte comunitario no neral. Respecto de la primera oposición que pone en juego a
siempre está adaptado a un enfoque que pone en evidencia orientaciones metodológicas, las cosas son menos claras: todo
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interrelaciones entre poderes que competen a niveles terri- sucede como si el desarrollo histórico de la antropología en
toriales diferentes. La indagación en antropología política un contexto exótico hubiera tenido el efecto de privilegiar el
proporciona el ejemplo de una tensión perpetua entre, por primer término del binomio. Al enfatizar al pueblo o a la tribu,
una parte, la necesidad de profundizar un conocimiento de al limitar la investigación a las fronteras de la comunidad, los
las relaciones políticas que se funde en la experiencia muy etnólogos se preocuparon poco por la articulación de lo lo-
íntima de una colectividad bien delimitada y, por la otra, la cal con lo global. En la actualidad, redescubren esta cuestión
exigencia de dar cuenta de las conexiones entre los micro y y se interrogan acerca de la pertinencia de las clasificaciones
macro poderes que obliga a cambiar de escala para aprehen- que han orientado su procedimiento durante tanto tiempo. Ese
der los fenómenos. esfuerzo para reinscribir grupos artificialmente aislados en un
Sin duda, uno de los mayores aportes de este enfoque contexto de relaciones y antagonismos que puede hacer inteli-
se debe a su anclaje en un universo de prácticas y discursos gibles prácticas y expresiones endógenas que, de otra manera,
localizados. En este sentido, no se puede imaginar que se escapan al observador coincide con las preocupaciones de los
eluda la etnografía, en tanto recurso. Al mismo tiempo, apli- etnólogos que estudian la modernidad y construyen instrumen-
car ahí una metodología que mostró su validez en el estu- tos de análisis que les permiten efectuar un vaivén entre local y
dio de las sociedades lejanas implica una reflexión sobre su global. Han emprendido un proceso de profundización que los
pertinencia, en virtud de los tipos de objetos que privilegia lleva, por medio del contacto con las otras disciplinas, a repen-
el investigador. Es una trivialidad decir que nuestras socie- sar conceptos que merecen ser afinados a la luz de los datos.
dades presentan una gran complejidad; pero esta constata- Entre los problemas a los que se enfrentan los antropólo-
ción no es inútil pues nos incita a hacer simultáneamente un gos en su búsqueda de lo real, aludiremos además al tema
esfuerzo de profundización en tanto y en cuanto brinda la de la historicidad. Uno de los peligros de un enfoque feti-
mejor herramienta para aprehender los diversos estratos de chista de lo “micro” es eludir lisa y llanamente las dinámicas
lo real, su estructura en capas. El análisis localizado consti- y el cambio social. Una de las críticas dirigidas a veces al
tuye el mejor punto de partida para cualquier generalización enfoque monográfico es que omite la inserción histórica de las
ulterior, pero con dos condiciones: 1) que no se encierre en formaciones estudiadas, en cierto modo las “enfría”. La
elecciones de escala limitativas; 2) que no pretenda exceder puesta en evidencia de permanencias y la búsqueda de las
sus competencias provocando cortocircuitos en el enfoque condiciones de reproducción de las estructuras sociales esta-
comparativo. ban en el centro de las preocupaciones de los etnólogos. Al
Una confusión puede fácilmente generarse entre dos signi- releer hoy los escritos de Radcliffe-Brown, que han influido
ficados del vocablo local. Este funciona, en efecto, en dos tipos notablemente sobre la disciplina, llama la atención la fuerza
de oposiciones semánticas bien distintas: local/global por una de una concepción que se inspira en el método experimen-
parte y local/general por la otra. La antropología de las socie- tal. Lo “micro” es percibido como un laboratorio donde es
dades tradicionales se detuvo antes que nada en la segunda posible aislar fenómenos de forma artificial. Al respecto, la
98 Marc Abélès Antropología de la globalización 99
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referencia a metáforas biológicas es significativa; cada so- lo que podríamos denominar los “regímenes de alteridad”?
ciedad se percibe a través de sus diferentes órganos como Una de las evoluciones positivas de la antropología es, sin
si apuntara a reproducir su integridad y su equilibrio propio. lugar a dudas, haber “desubstantificado”87 al Otro: aquello que
Como mostró Edward Evans-Pritchard, quien había sido muy podía aparecer como una realidad, un dato elemental, lo
influenciado por esa visión funcionalista, la antropología no aprehendemos actualmente como una construcción de la que
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puede dejar de tener en cuenta las dinámicas sociales y la debemos dar cuenta de forma más acabada.
diacronía: se ha alejado del modelo de las ciencias naturales El desarrollo de una antropología de lo cercano solo ha
y merece ser considerada como “una suerte particular de complicado un poco más las cosas: “el lugar de la alteridad se
historiografía”86. Desde esta perspectiva, el análisis localiza- ha desplazado y en cierto modo interiorizado”88. Al acercarse
do puede constituir un excelente revelador de los movimien- geográficamente a su objeto, el investigador descubre que no se
tos históricos que atraviesan una sociedad. encuentra con lo idéntico: la familiaridad nunca acude a la cita.
Sin embargo, esta constatación no basta por sí sola para
satisfacer nuestras exigencias epistemológicas. También vale la
El juego movedizo de las alteridades pena preguntarse si la antropología no tiene lodo por ganar
produciendo nuevos lugares de investigación que ofrecerían una
Volviendo al primer problema planteado, constatamos perspectiva heurística cuya visión nos permitiera salir del círculo
que el desarrollo de las investigaciones sobre las sociedades encantado donde nos encierra la dialéctica del Otro y de lo
cercanas coincide con un interrogante más general de los idéntico.
antropólogos especializados en lo contemporáneo acerca de
los supuestos que rigen la producción de los datos y el texto
etnográfico, lo cual los incita a cuestionar la noción misma La antropología y la cuestión del tiempo
de alteridad. El espacio de la antropología ha sido circuns-
crito durante mucho tiempo por una dialéctica sutil entre ¿Cómo trabajar en el presente sobre el presente? ¿Es po-
identidad y alteridad. A falta de tener ante sí a un Otro lejano sible analizar "en tiempo real” procesos que, como percibi-
y exótico, se procuraba distanciarse del próximo (individuo mos, afectan a nuestras sociedades, pero cuyos efectos son
o grupo) para que pudiera emerger lo que constituye “su” difíciles de evaluar, salvo de manera muy superficial? Y so-
identidad. La técnica no es nueva, es la de Montesquieu en bre todo, ¿cómo pensar nuestra relación con el tiempo, tanto
las Lettres Persanes. Ya no es necesario alabar su eficiencia, desde la perspectiva del observador como del observado,
y no nos privamos de jugar al persa en el trabajo de cam- en un mundo que parece perplejo respecto de su propia
po: la etnografía presenta el cuadro original, y a menudo capacidad de innovación?
inesperado, de una cotidianeidad en la que estamos dema- La cuestión del futuro y de sus representaciones obsesiona
siado atrapados para discernir sus contornos. ¿No es hora tanto a los etnólogos como a los historiadores.
de superar tanto la oposición más o menos rígida entre el
sí y el Otro, entre el sujeto y el objeto, como de repensar 87
La palabra francesa désubstantiíier remite a quitar la sustancia, y se eligió
86
Evans-Pritchard, E.E. 1962. Essays in Social Anthropology, pp. 25-23. mantener su equivalente en la traducción por ser el antónimo de substanti-fier
Publicado en español bajo el título Ensayos de Antropología Social, en (“substantiíicar”) término que pertenece al registro filosófico. (N del T.)
88
Auge, M. 1987. “Qui est l'autre? Un ilinéraire anthropologique”,
Siglo XXI editores.
L'Homme n.° 103, pp. 7-26.
100 Marc Abélès Antropología de la globalización 101
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C. Lévi-Strauss, al introducir la famosa distinción entre historia: su pasado es tan antiguo como el nuestro, puesto
“sociedades frías” y “sociedades calientes”, repartía las que se remonta a los orígenes de la especie”89. El antro-
tareas entre los etnólogos especialistas de las primeras y pólogo es, antes que nada, sensible a la percepción del
sus colegas sociólogos e historiadores encargados de la devenir tal como se manifiesta entre los miembros de los
investigación de las segundas. El carácter tajante de esta grupos estudiados. En particular, la ausencia de un tiem-
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oposición suscitó un amplio debate cuyo desafío refleja la po continuo, progresivo, cargado de innovación le parece
polémica entre Sartre y Lévi-Strauss. De hecho, se plantea- coherente con el lugar otorgado a los mitos en el pensa-
ban dos interrogantes distintos: por una parte, poniendo miento salvaje.
el acento en la inercia de las estructuras, ¿la antropología Esto lleva naturalmente a Lévi-Strauss a distinguir ese
no se condenaba a ignorar la “praxis”, es decir la dinámica “tiempo mecánico y reversible” de nuestra percepción, de
misma de la sociedad? Por otra parte, ¿la determinación un “tiempo estático e irreversible”90. El tiempo “moderno”,
de un campo privilegiado de la antropología, las sociedades si nos atrevemos a decirle así, se ubicaría en el horizonte
frías, no derivaba de esta fascinación por las estructu- del progreso con respecto a una visión más centrada en el
ras? Lévi-Strauss debía defenderse en un doble frente: se origen, y que enfrenta el presente y el pasado. Que las socie-
le reprochaba por un lado, que restringiera lo social a un dades llamadas primitivas no parezcan experimentar, como las
sistema de obligación, reduciendo a la nada la iniciativa nuestras, la preocupación por el futuro, no cesamos de
y la libertad humana; y por el otro que rechazara la om- constatarlo al sumergirnos en la literatura etnográfica. Lévi-
nipresencia de la historia de un lado al otro del planeta. Strauss insiste, además, en el hecho de que su “sabiduría [...]
Al releer ahora los textos tanto del autor ele Tristes tropi- las incita a resistir desesperadamente toda modificación de
ques como de sus críticos, observamos que estos se irritan su estructura que pueda permitir a la historia una irrupción
por el hecho de que los “salvajes” puedan escapar no de de la historia en su seno”91. Esa alergia a la modernidad parece
la historia, sino de una filosofía de la historia, ella misma fascinar al antropólogo quien, en virtud de los estragos
datada, y que a la distancia pueda parecer obsoleta. Sin em- suscitados por la “irrupción” de una historia escrita por Oc-
bargo, a principios de los años sesenta, la mera hipótesis de cidente, puede legítimamente interrogarse sobre las ventajas de
que esas sociedades no formaran parte de la filosofía de la lo que se suele designar con la palabra “progreso”.
historia, ubicándose entre los modos de producción sucesi- A veces, se le ha reprochado a Lévi-Strauss su pesimismo:
vamente generados por la humanidad, podía parecer desmo- esto equivalía a incriminarlo por la fascinación que puede
vilizadora. Esto equivalía a considerar la historia, tal como sentir el etnólogo respecto de un uso del tiempo distinto al
la viven y la piensan nuestros contemporáneos como una nuestro. Al releer esos textos, nos importa la identificación
modalidad entre otras del devenir humano. ¿Quid del pro- que operan de una forma de historicidad específica. De esta
greso, quid de las luchas seculares de los oprimidos frente a manera, nos incitan a reinterrogar nuestro propio régimen
ese relativismo exacerbado? 89
Ahora bien, curiosamente, Lévi-Strauss no ha cesado Lévi-Strauss, C. 1968. Antropología estructural, Eudeba, Buenos Aires,
Introducción, XLIV. Fuente del autor, Lévi-Strauss, C 1973. Anthropologie
nunca de repetir que la historia está por todos lados. Como structurale deux, Plon, París, p. 39.
explica en su Legón inaugúrale de 1960, minándoles, en 90
Ibid., p. 26 (en el texto francés).
91
cierto modo, el terreno a sus adversarios: “Las sociedades Ibid., p. 40 en la fuente del autor, Introducción, XLIV en la fuente en español.
llamadas primitivas se encuentran, sin duda alguna, en la
102 Marc Abélès Antropología de la globalización 103
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de historicidad, es decir, la relación que mantenemos con el dier en Scciologie actueile de l'Afrique noire pone énfasis
tiempo. Es cierto que a veces la posición lévi-straussiana ha en la importancia de las dinámicas sociales e inicia una
sido considerada idealista e incluso conservadora, pero en larga serie de investigaciones donde la temática del con-
esa preocupación por dar la palabra al Otro podemos ver flicto, del cambio y de la innovación desempeña un papel
también el instrumento de una crítica enérgica a la visión de esencial. La historia es omnipresente incluso en sociedades
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la historia dominante en las ciencias sociales. que, al parecer, “se escaparon” del dominio del tiempo.
Para convencerse de esto, es suficiente, por el contrario, Sin embargo, ninguna de ellas evita la “ilusión social esen-
constatar con qué serenidad Lévi-Strauss obvia cualquier po- cial” que Balandier resume de ia siguiente manera: “'Toda
sibilidad de conflicto entre la historia y la antropología, divi- sociedad se capta menos bajo el aspecto de lo que ella
diendo los campos de competencia de la siguiente manera: es: en continuo proceso de engendramiento, que bajo el
“una despliega el abanico de las sociedades humanas en el aspecto de un orden establecido y durable. Algunas so-
tiempo, la otra en el espacio”92. El asunto está claro, pero lo ciedades tienden a complacerse con la conservación del
que no deja de irritar a los historiadores es ver, algunas pági- pasado, y ellas merecen la denominación de 'sociedades
nas más adelante, al antropólogo objetivar su concepción del tradicionales´”93. El mundo del antropólogo se encuentra
tiempo y desmontar sus códigos de la misma manera con la en cierto modo dividido en dos: se organiza en torno a
que trataría el pensamiento mítico. Vemos que, más allá de los la “diada tradición/modernidad, y es el segundo polo del
conflictos de territorio entre disciplinas conexas, el verdadero binomio el que interesa más directamente a Balandier. De
desafío atañe a la existencia o no de modos diferentes de estar paso, se observará cómo a lo largo de sus publicaciones, la
en el tiempo que, a su vez, condicionan las maneras de hacer expresión “sociología actual” ha sido reemplazada por las
la historia. Hay que reconocer que la discusión abierta por de “antropología” y “modernidad”. La cuestión del poder,
Lévi-Strauss ha sido encubierta progresivamente por un deba- de las tensiones y de los cambios que este genera está en
te centrado en la oposición entre estructura e historia: ¿eran el centro de ese interrogante que se presenta como una
conciliables ambas perspectivas? ¿debía una de las dos orien- perspectiva dinamista de las sociedades.
taciones subsumír la otra? Los antropólogos, preocupados por En la continuidad de los debates acerca de historia y es-
no perder de vista fa inmersión “en la historia” de las socieda- tructura, el neomarxismo de los años setenta representa una
des que estudian, se adaptan difícilmente a la tendencia del manera distinta de reintroducir la primera, al tiempo que
estructuralismo a poner el acento en las discontinuidades y a aprovecha las principales adquisiciones de la antropología
oponer sociedades “frías” y sociedades “calientes”. estructural. Es cierto que se critica la subestimación que el
estructuralismo hace del “continente historia”. Sin embargo,
se reconoce su aporte con respecto a los desvíos empiristas
La antropología capeada por la historia de las ciencias humanas al punto que uno de los principales
instrumentos utilizados por Althusser para pensar las rela-
Quienes eligieron historizar el campo de la antropología ciones entre los distintos niveles de lo social es el concepto
siguieron dos vías diferentes. Desde 1955, Georges Balan- “causalidad estructural”. ¿Cómo pensar el dominio de un nivel
92
Lévi-Strauss, C. 1983. El pensamiento salvaje, Fondo de Cultura Eco-
nómica, México, p. 371. Lévi-Strauss, C. 1961. La Pensée sauvage, Plon, 93
Salandier, G. 1975. Antropo-lógicas, Península, Barcelona, p. 209. Ba-
París, p. 339. landier, G. 1974. Anthropo-logiques, Paris, PUF, p. 205.
104 Marc Abélès Antropología de la globalización 105
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sobre los otros? ¿Cómo ciar cuenta de las contradicciones en- estudio de las temporalidades diferenciales vividas por los
tre estructuras, o al interior de una de ellas? Respecto de las protagonistas no interesa directamente ese enfoque.
posiciones de Lévi-Strauss, M. Godelier se dedica a distinguir Es un verdadero juego de desencuentros lo que caracteri-
el elemento idealista y las convergencias entre las preocupa- za las relaciones entre historia y antropología. El estructura-
ciones del autor de La Pensée sauvage y las de Marx94. Por lismo provoca un revuelo al introducir a modo de hipótesis
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parafrasear una expresión de la época, todo sucede como si de trabajo la idea de sociedades con un grado cero de his-
el estructuralismo fuera soluble en el materialismo histórico. toria; esto no puede sino sacudir a los partidarios del ma-
Emmanuel Terray considera que la antropología no es más terialismo. Pero al mismo tiempo, Lévi-Strauss se preocupa
que una parte de esa ciencia de la historia95. por dar cuenta de la diferencia que manifiestan las sociedades
Retrospectivamente, llama la atención el esfuerzo em- frías y las calientes en “su actitud respecto de su pasado
prendido más para integrar el punto de vista lévi-straussiano respectivo”96. A la inversa, los investigadores neomarxistas
en una visión continuista del devenir humano que para re- quieren rehistorizar lo social, pero se interesan poco por ex-
conciliar los dos enfoques. Desde luego, estamos lejos del plorar su dimensión temporal. La cuestión central de esos
evolucionismo al estilo Morgan. Los autores que reivindican análisis es la articulación de las instancias o niveles, y es
el marxismo insisten en el carácter plurilineal de la evolu- reveladora la importancia otorgada a la metáfora tópica.
ción. Sin embargo, la cuestión de las relaciones entre el ser y No obstante, la insistencia sobre la historicidad de las
el tiempo en universos distintos que el nuestro parece ajena sociedades abre un campo de interrogantes cuya novedad
a tal perspectiva. “En última instancia”, lo que importa son muestra Sherry Ortner en el estudio que dedicó a las teorías
los sistemas y sus contradicciones: la noción de modernidad antropológicas desde los años sesenta97. Según ella, las
no tiene mucho sentido y se reflexiona sobre lógicas globa- investigaciones de esos años eran dominadas por tres enfo-
les que se tratan de reconstituir por debajo de las acciones ques: la antropología simbólica encabezada, por un lado,
producidas por los sujetos. Estos se mueven en la ilusión: por Clifford Geertz y su problemática de la cultura como
tanto los discursos sobre la modernidad como los que exal- texto, y por el otro, por Victor Turner y su interés por la
tan la tradición competen a la ideología, a lo oscuro y a lo dimensión pragmática de los símbolos; la ecología cultural
confuso. Desde esta perspectiva, el cambio se debe a una (Harris, Rappaport) y su uso del concepto de adaptación
maquinaria que engloba todo, a un “proceso sin sujeto”. Se para construir una teoría materialista de la cultura; el estruc-
trata de una historización fuera del tiempo en un mundo de turalismo que nunca fue popular en los Estados Unidos, pero
instancias, de niveles, de funciones, y el objeto de la antro- fue adoptado por los británicos y se convirtió en su versión
pología se identifica con un tipo muy específico de modo de de la antropología simbólica.
producción “precapitalista”. Historización, ya que el objeto Esta situación se modificó con el auge del marxismo en los
del antropólogo está inscrito en la sucesión de las épocas años setenta. El debate sobre la historicidad de las sociedades
de la humanidad y, sin embargo, fuera del tiempo pues el abre un nuevo eje de investigación que va a volverse prepon-

94 96
Codelier, M. 1973. Horizons, trajets marxistes en anthropologie, París, Pouíllon, J. 1992. “Lévi-Strauss”, Dictionnaire de l'ethnologie et de
Maspéro. l'anthropoiogie, París, PUF, p. 418.
95 97
Terray, E. 1969. Le marxisme devant les sociétés “primitive”, París, Orlner, S. 1984. “Theory in Anthropology since the Síxties”, Compara-
Maspéro. Publicado en español bajo el título El marxismo ante las socie- tive Studies in Society and History, 26, 1, pp. 126-166.
dades primitivas en Losada.
106 Marc Abélès Antropología de la globalización 107
Este material es para uso de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos.

derante durante esa década. El concepto de práctica se hace dinamista encuentran una nueva pertinencia. Al observador
central. Ya presente en enfoques tales como el interaccionismo se lo lleva a reflexionar sobre su manera de aprehender la
simbólico en sociología o el transaccionalismo en antropolo- acción de los individuos que observa y sobre sus propias
gía, la temática de la acción y de las relaciones entre sistema y anticipaciones en el proceso de construcción de un informe
práctica se afirma en las investigaciones de Pierre Bourdieu98 etnográfico. Junto con Alban Bensa100, podemos poner en
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y de Marshall Sahlins99. Estrategias, habitas, intereses son con- paralelo ese procedimiento y el de los microhistoriadores
ceptos que participan de una reflexión en la que el cambio se preocupados por restituir “los comportamientos concretos
contempla teniendo en cuenta a los actores y sus proyectos. Los en su complejidad ambigua pues SP refieren a normas múlti-
teóricos de la práctica utilizan una doble referencia, la de Marx ples y contradictorias”101. A diferencia del modelo dominan-
y la praxis, pero también la de Max Weber y el actor. te de la historia social, que privilegiaba lo global y la dura-
La periodización propuesta por Ortner puede parecer sim- bilidad, los microhistoriadores se interesan en particular por
plificadora en ciertos aspectos, pero, centralmente, tiene el mérito lo local y las estrategias individuales, e intentan reconstruir
de señalar cómo la coyuntura teórica se ha transformado el “sistema de contexto”102 en los que se mueven los acto-
de manera radical a partir de los años ochenta. El marxismo, res. ¿Puede actuar distinto un antropólogo que comparte el
si bien presentaba, a veces hasta la caricatura, una tendencia a presente del grupo sobre el que trabaja? Ahora bien, como
acentuar el sistema en detrimento de la práctica, que lo vincu- señalaron antropólogos norteamericanos tales como Johan-
laba con el estructuralismo, abría un espacio de investigación nes Fabián103, George Marcas y Michael Fischer104, los textos,
crítica sobre el devenir de las sociedades. El énfasis en la acción etnográficos tendieron siempre a encubrir la presencia de los
volverá una década más tarde. Ya, introduciendo como tema sujetos concretos implicados.
de investigación mayor la cuestión de la transición, Godelier, En el contexto de una crítica a las concepciones cultura-
uno de los principales “marxistas estructuralistas”, llegaba a in- listas y funcionalistas, Fabián apunta, en particular, a rein-
terrogarse sobre los desfasajes entre procesos relativos a modos troducir el tema del tiempo. Criticando la hegemonía de un
de producción distintos. Empieza, entonces, a esbozarse la po- modo de representación que pone el objeto del etnólogo a
sibilidad de una problemática que tenga en cuenta la diferencia distancia, recomienda la elaboración de una “teoría mate-
de los tiempos en el seno de las prácticas. rialista y procesual”. Los antropólogos han sido incapaces
de pensar la contemporaneidad del Otro. Según él, esta ob-
servación es válida tanto para los marxistas como para la
El retorno de lo contemporáneo “antropología positivista burguesa”105. No basta con invocar

Se observará que, en el contexto de la reintroducción de 100


la praxis en antropología, las cuestiones relativas a la “ac- Bensa..A. 1996. “De la micro-histoirevers une anthropologie critique”,
in Revél J. (sous la direction de) Jeux d'échelles, Hautes Eludes, Gallimard
tualidad” y a la “modernidad” que atravesaban el enfoque Le Seuil, Paris, pp. 37-70.
101
98
Levi, G. 1989. Le pouvoir au village, Gallimard, Paris, p. 41.
Bourdieu, P. 1972- Esquisse d'une théorie de la pratique, Droz, Ge- 102
Ibid., 15.
néve. 103
Fabián, J. 1983. Time and the Other. How Anhropology Makes its Object,
99
Sahlins, M. 1981. Histórical Metaphors and Mythical Realities: Struc- Columbia University Press, New York.
ture ín the Early History of the Sandwich Islands Kingdom, Ann Arbor, 104
Op. cit.
University of Michigan Press. 105
Fabián, J., op. cit., p. 154.
108 Marc Abélès Antropología de la globalización 109

la primacía de la historia sobre la estructura o la dinámica de los estudios orientalistas a esencializar su objeto: en él,
del cambio: no se evita el “alocronismo”106, esa manera de se produce una reificación de ia casta concebida como la
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apartar al Otro de nuestro tiempo, neutralizando un elemen- institución preeminente. En segundo lugar, Dumont tiende a
to esencial que reside en la copertenencia del investigador y “éxótizar” su objeto. Finalmente, la idea de totalización está
de su interlocutor a la misma temporalidad. en el centro de una teoría que hace, ele un rasgo específico,
La transformación de un universo vivo en un monumento un fenómeno social total. Si la jerarquía es sin duda un as-
etnográfico está en el centro de la crítica que elaboraron pecto fundamental de la sociedad india, es necesario debatir
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Fabián y los antropólogos norteamericanos que reivindican el estatus de este concepto.


el postmodernismo. Se trataría de un verdadero proceso de Una vez más, se pone en duda una visión globalizadora
alienación que prolongaría la explotación que han sufrido y perentoria de la diferencia cultural. Esta tiene la ventaja
las sociedades tradicionalmente privilegiadas por los estu- de la claridad: abarca la multiplicidad de los datos empíri-
dios etnológicos. El alocronismo es denunciado como la ex- cos confiriéndoles significado y coherencia. Sin embargo, se
presión intelectual de un proyecto más general de dominio. concibe que este enfoque no satisface a los partidarios de la
En esta concepción de la antropología, hay siempre tiempos postmodernidad, pues poniendo énfasis en lo que distingue
separados: “su tiempo” y “nuestro tiempo” no pueden co- la cultura del observado y la del observador, Dumont acen-
incidir. El desfasaje postulado entre las temporalidades se túa la distancia. El reconocimiento del carácter irreductible
vuelve una condición indispensable para la presunción de de la alteridad se convierte en el motor de la acción antropo-
una alteridad que sostiene el trabajo de los antropólogos. En lógica, aunque esto implique evitar cualquier debate sobre
tales circunstancias, la puesta en texto de lo que se presenta la contemporaneidad. Ellos y nosotros: dos mundos en un
originariamente como interlocución entre ellos y nosotros mismo planeta. Los postmodernos no pueden aceptar esto,
se convierte en un momento capital de esa metamorfosis y su crítica se dirige precisamente a la concepción idealista
casi mágica que se termina por una abstracción tal como el que consiste en mantener los hechos culturales en totalida-
Nuer, el Kwakiutl o el Nambikwara. “La ausencia del Otro des separadas e impermeables.
de nuestro tiempo ha caracterizado su modo de presencia
en nuestros discursos como un objeto y una víctima”107.
¿Es la antropología el producto de una “negación de Del tiempo al texto
contemporaneidad”? Algunos autores no dudan en criticar
a los clásicos de la disciplina, como muestra el análisis de Al tener en cuenta las condiciones de producción de la
Arjun Appadurai108 dedicado a Homo hierarchicus de Lo- alteridad en el discurso antropológico, la crítica va a focali-
uis Dumont. La crítica concierne a la primacía reservada al zarse cada vez más en la textualidad. Para Clífford109, por
principio jerárquico en el estudio de las castas de la India. ejemplo, se trata de buscar las estrategias discursivas por las
Según Appadurai, el libro de Dumont ilustra la tendencia cuales se afirma la autoridad del etnógrafo que, en tanto su-
jeto de la enunciación, se instituye como el garante de la
106
Este neologismo viene del griego: nilos, ”otro”, que ha dado el prefijo validez de lo que, a lo sumo, no es más que una represen-
“alo-“, y “crónos-“, “el tiempo” (N. del T.) tación construida. “Estaba ahi”, afirma al tiempo que cuida
107
Ibid., p. 154.
108
Appadurai, A. 1992 in C. Marcus, en., Rereading Cultural Anthropol- 109
J. Clífford, Malaise dans la culture, op. c/í.
ogy, Durham and London, Duke University Press.
110 Marc Abélès Antropología de la globalización 111
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de retirarse del texto en nombre de la omnipotencia de los mana”, escribe Radcliffe-Brown112. Lo importante es recolec-
datos objetivos. El autor se esconde, pero la autoridad está tar el número máximo de datos y asegurarse de su fiabilidad.
verdaderamente presente. Esta denegación subyace en la es- En un segundo momento, hay que darles una forma legible,
critura de la etnografía, y la falsa modestia del antropólogo y se adopta el estilo más neutro para proporcionar una des-
oculta mal su voluntad de poder. cripción lo más exhaustiva posible. A la manera de un infor-
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En efecto, si nos atenemos a la experiencia del campo, me de experiencia, la monografía se despliega en un presen-
vemos hasta qué punto la relación del observador con los te intemporal, que termina por ocultar la realidad histórica en
observados puede revelarse asimétrica. El caso de Marcel la que se realizó la investigación. El discurso objetivista
Griaule, famoso etnólogo de los Dogones de Malí, es ejem- de la antropología tiene un gran poder de ocultamiento en
plar. Él y sus discípulos han realizado un trabajo en profun- tanto y en cuanto privilegia el monólogo. Las voces de los
didad, en particular sobre las tradiciones orales, los ritos y “observados” están encubiertas en nombre de la coherencia
los símbolos de esa población. En un texto en el que des- del proyecto científico. Dicha crítica al carácter monológico
cribe sus procedimientos de investigación, Griaule indica del texto etnográfico no es válida únicamente para los pro-
que “la etnografía activa, es el arte de ser partera y juez de ductos clásicos del funcionalismo estructural; se inspira tam-
instrucción”. Hay que saber evaluar las calidades morales bién en la antropología interpretativa de C. Geertz, quien,
de los informantes, empezando por su sinceridad, saber insistiendo en la necesidad de tratar las culturas como textos,
que sienten “la necesidad instintiva de disimular los puntos revela el rol del autor en la interpretación y los procedimien-
más delicados”110. De ahí la exigencia de confrontar versio- tos retóricos que implementa.
nes distintas de un mismo acontecimiento. Hay que llevar El autor de La interpretación de las culturas critica al po-
al informante a decir la verdad. “El rol del investigador del sitivismo que dominó el enfoque de los antropólogos desde
hecho social es, a menudo, comparable en este caso al del que Radcliffe-Brown hubo asignado a la disciplina el obje-
detective o del juez de instrucción. El crimen es el hecho, tivo de ser la ciencia natural de la sociedad. A esto, Geertz
el culpable es el interlocutor, los cómplices son todos los responde: “El concepto de 'laboratorio natural” ha sido igual-
hombres de la sociedad”111. Este concepto casi policíaco mente pernicioso [...] porque conduce a la creencia de que
de la indagación, además de reflejar una relación de poder los datos procedentes de los estudios etnográficos son más
que procede directamente de la situación colonial, implica puros o más importantes o más sólidos o menos condicio-
también representar el campo como lugar cerrado, espacio nados (la palabra preferida es 'elementales') que los datos
donde se afirma la autoridad del antropólogo. Buscaríamos derivados de otras clases de indagación social”113. En con-
en vano en Malinowski, Radcliffe-Brown, Lowie o Griaule tra de la idea de sacar a luz las “estructuras elementales”,
-por tomar a algunos de los pioneros de la disciplina- una por retomar el título de la famosa obra de Lévi-Strauss so-
interrogación crítica acerca de la posición del observador. bre el parentesco, Geertz opone la ambición, en apariencia
El modelo dominante es el de las ciencias naturales. “La
antropología es la ciencia natural teórica de la sociedad hu- 112
Radcliffe-Brown, 1968[1952]. Structure et fonction dans la société pri-
mitíve, Editions de Minuit, Paris, p. 273. Publicado en español con el título
Estructura y Función en la sociedad primitiva en Planeta-Agostini.
113
110 Geertz, C. 1997. La interpretación de las culturas, Barcelona, Cedisa,
Griaule, M. 1957. Méthode de l'ethnographie, PUF, Paris, p. 59. p. 34. En el texto en francés, la fuente del autor es: Geertz, C. 1973. The
111
Ibid. Interpretation of Cultures, New York, Basic Books, p. 22.
112 Marc Abélès Antropología de la globalización 113
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más modesta, de producir lo que denomina “descripciones tejido de aquellas. La descripción etnográfica consiste en la
densas”, noción que toma del filósofo Gilbert Ryle. Recusa interpretación del “flujo del discurso social” que intenta fi-
cualquier concepción de la cultura como realidad “superor- jar “en términos susceptibles de consulta”. En consecuencia,
gánica” cuyas reglas bastaría descubrir. podemos considerar los escritos de los antropólogos como
De hecho, el término genérico cultura remite a una rea- ficciones, no porque son falsos, sino porque son “algo forma-
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lidad, en suma, bastante simple: los seres humanos no pa- do”, “compuesto” por los investigadores.
ran de producir sentido. Se trata entonces de descifrar los Se solía definir la actividad del etnólogo como la de un
comportamientos y los enunciados. El antropólogo es, antes investigador que observa, registra y analiza. Para Geertz,
que nada, un intérprete que trabaja sobre interpretaciones. lo central está en otra parte, en la escritura. ¿Qué hace
Geertz toma de Ryle el ejemplo del guiño de ojo. Dos mu- el etnólogo? “Escribe”116. La cultura es un texto, y la an-
chachos contraen el párpado con el ojo derecho: para uno, tropología no es sino un comentario interminable que, sin
se trata de un tic involuntario, para el otro, de una guiñada de embargo, tiene una finalidad precisa: permite acceder a las
connivencia dirigida a un amigo. Se puede también ima- condiciones en las cuales se elaboran los discursos sociales.
ginar que un tercero contrae a su vez él párpado con vistas a “Nuestra doble tarea consiste en descubrir las estructu-
parodiar la guiñada de su amigo, y que un cuarto se entrena ras conceptuales que informan los actos de nuestros suje-
para hacer guiños de ojo, frente a su espejo. Ante comporta- tos, lo 'dicho' del discurso social, y en construir un sistema
mientos similares en apariencia, existen dos tipos de descrip- de análisis en cuyos términos aquello que es genérico de esas
ción posibles, la descripción superficial (thin descripción), estructuras, aquello que pertenece a ellas porque son
que se contenta con dar cuenta de la acción, y la descripción lo que son, se destaque y permanezca frente a los otros
densa (thick description), que pone en evidencia la “jerar- factores determinantes de la conducta humana” 117.
quía estratificada de estructuras significativas atendiendo a La perspectiva hermenéutica, por ello, no instituye me-
las cuales se producen, se perciben y se interpretan los tics, nos una frontera infranqueable entre el universo del obser-
los guiños, los guiños fingidos, las parodias,, los ensayos de vador y las culturas que explora. Para los postmodernos, es
parodias, y sin las cuales no existirían”114. preciso salir de este monologismo, abolir la separación entre
Se ha dicho a menudo que el antropólogo era antes que “ellos” y “nosotros”, restituyendo la contemporaneidad de
nada un observador y un analista de los hechos sociales. los intercambios discursivos que caracterizan la práctica de
Según Geertz, es principalmente un escritor. “El etnógrafo campo. Al re-introducir las voces que participaron en la ela-
'inscribe' discursos sociales”115. Sus producciones son in- boración del texto y que luego fueron ocultadas en nombre
terpretaciones, o más exactamente interpretaciones de in- de la ciencia, se logrará dar cuenta del proceso de indaga-
terpretaciones, pues nunca trata en forma directa con los ción. El trabajo del antropólogo, que consiste en volver a
hechos, sino con interpretaciones ya elaboradas por aque- combinar fragmentos heteróclitos y en sacar sus datos de
llos a quienes estudia. En suma, la cultura no es más que un situaciones a menudo dispares, debe ser puesto de relieve.
114 116
Ibid., p. 7 en la fuente del autor y p. 22 en la publicación en español Ibid., p. 19 en la fuente del autor y p. 31 en la publicación en español
mencionada. mencionada.
115 117
Ibid, p. 19 en la fuente del autor y p. 31 en la publicación en español Ibid., p. 27 en la fuente del autor y p. 37 en la publicación en español
mencionada. mencionada.
114 Marc Abélès Antropología de la globalización 115
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¿No es preciso, entonces, que la experiencia etnográfica se antropólogos a describir el universo cultural de este fin de
inscriba en un texto experimental que inventa formas más siglo como un espacio complejo compuesto por conexiones
apropiadas que el discurso neutro de la autoridad erudita? en las que la noción de autenticidad pierde toda significa-
De este modo, obtendríamos esos tres caracteres de “po- ción mientras se observan simultáneamente fenómenos de
lifonía, relatividad de perspectiva, fragmentación” que Ste- recomposición y fusión.
phen Tyler 118 reivindica para la escritura de la antropología.
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En ese contexto, la noción de alteridad se diluye: ¿dón-


Esta se emparentaría con el arte del collage, “un ensamblaje de empieza la cultura del observador?, ¿dónde termina la del
de voces distintas que la del etnógrafo, y también de datos observado? De hecho, la antropología se vuelve una
que escapan parcialmente de la interpretación que orienta la práctica cosmopolita teniendo en cuenta un fenómeno de
investigación”119. El dialogismo y la heteroglosia proveen el gran amplitud: la mundialización. Según la imagen de Paul
medio para restituir el espacio polifónico eri el que se cons- Rabinow120, la figura del investigador de este principio de
truye la investigación. Dicha estrategia, que apunta a volver siglo es la del “amateur cosmopolita”. Combina la inteli-
a dar un lugar a los intercambios discursivos que ocurren a gibilidad de las interdependencias que caracterizan nues-
lo largo del trabajo de investigación, se piensa sobre todo en tro planeta y la conciencia de las singularidades, historias
función de un paradigma objetivista, un régimen de verdad y destinos121. Desde luego, lo local siguió siendo durante
planteado como problemático y políticamente cuestionable: mucho tiempo uno de los puntos de anclaje de un proce-
la puesta a distancia del Otro se convierte en una forma di- dimiento que se ha definido siempre en su relación con el
simulada de dominación. Se prefiere una poética donde la campo. Pero ¿qué significa hoy en día esta referencia al
complejidad, la ambigüedad, la paradoja vuelven a encon- campo en un contexto caracterizado por un mecanismo
trar sus derechos. Una nueva política del texto se esboza: las muy general de desterritorialización que ilustra la circula-
nociones de poética y de política figuran además aclarados ción de los hombres y de los productos a escala mundial
en el subtítulo Writing Cultures. en un proceso que no cesa de articular y recomponer las
El objetivismo que preside las descripciones eruditas, la diferencias culturales? Las representaciones complejas que
obsesión por los datos y los hechos, terminó por producir to- se elaboran en el contexto de esos desplazamientos, los
talidades inalterables, las culturas, cuya coherencia y unidad, “ethnoscapes globales”122 merecen ser examinados deteni-
habría que aprehender. En contra de esta representación re- damente por los antropólogos. “La representación de la di-
accionan los postmodernos, y la referencia a la contempora- ferencia no debe ser leída apresuradamente como el reflejo
neidad se vuelve entonces estratégica. Por una parte, frente a de rasgos étnicos o culturales ya dados en las tablas fijas de
las concepciones que tratan las culturas como abstracciones, lo tradicional. La articulación social de la diferencia, desde
permite reintroducir la historia y la complejidad de lo real; la perspectiva de la minoría, es una compleja negociación
por otra parte, se impone la idea de que el presente de una marcha que busca autorizar los híbridos culturales en mo-
cultura es un patchwork en el que se cruzan los significados mentos de transformación histórica” 123.
y las prácticas más heteróclitos. De ahí, la propensión de los 120
Rabinow, P. 1996. Essays on the Anthropology of Reason, Princeton
118
S. Tyler, op. cit, 1984, p. 137. Studies in Culture/Power/History , Princeton, p. 24.
121
119
Clifford, J, Marcus G. 1986. (ed.) Writing Culture: the Poetics and Poli- Ibid., p. 56.
122
tics of Ethnography. University of California Press, p. 147. A. Appadurai, Aprés le colonialisme, op. cit. cap. II.
123
Bhabha, H. 2002. El lugar de la cultura. Manantial, 8uenos Aires p.18.
116 Marc Abélès Antropología de la globalización 117
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El concepto de la alteridad que rigió el desarrollo de la inversa de un regreso al pasado, una proliferación de refe-
antropología se ha vuelto anacrónico. En un mundo abierto rencias a nuestra relación con él, tales como esas películas
donde circulan no solo los individuos y los grupos, sino tam- “retro” que ponen en escena nuestras representaciones del
bién la información bajo todas sus formas, los antropólogos pasado, o un conjunto arquitectónico como el hotel Bona-
se encuentran frente a experiencias cada vez más heterogé- ventura, construido por John Portman en Los Ángeles.
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neas. En esas condiciones, la asignación de una diferencia Desde el punto de vista que nos interesa, el de la historia
radical entre el tiempo del observador y el del observado y del tiempo, el posmodernismo plantea otra pregunta que
representa un obstáculo epistemológico. Se trata de facilitar concierne a la esencia misma de la secuencia temporal, pre-
los medios para reproducir en el texto su contemporaneidad. sente, pasado, futuro. Sin aludir explícitamente a un fin de la
Sin embargo, el “semiotic deconstruct turn” (Rabinow) historia, estamos en un vaivén entre pasado y presente, pero
que caracteriza ese procedimiento, si bien tiene un poder sin situarnos en el horizonte del futuro. La misma noción
crítico hacia una mirada distante que crea una separación de “post” cuestiona la idea de un sentido único del tiempo.
infranqueable con respecto ai objeto de la antropología, si- Estamos a mil leguas de la idea rousseauniana de perfec-
gue siendo curiosamente discreto sobre la naturaleza misma cionamiento, que parecía consubstancial a las representacio-
de esa (post)modernidad que constituye el entorno único y nes de la modernidad. En cierta medida, el posmodernis- mo
abarcador de las sociedades del planeta. corresponde a la puesta en escena del derrumbe de la
La cuestión del régimen de historicidad bajo el cual vivi- idea reguladora de progreso que durante mucho tiempo ha
mos hoy no puede eludirse. La crítica de los antropólogos orientado los comportamientos y las relaciones sociales. ¿El
“deconstruccionisías” no parece muy interesada por el tema triunfo del posmodernismo traduce la prodigiosa expansión
del tiempo: no despliega todas las consecuencias del aná- del capital en el nivel planetario, como sugiere Jameson? En
lisis del posmodernismo tal como lo desarrolla, por ejem- todo caso, vemos imponerse una imagen del tiempo donde
plo, Jameson. Según él, el posmodernismo no es “un estilo, el futuro ya no se identifica con el progreso y en el que se
sino una dominante cultural” 124. Se presenta en reacción al opera sin cesar una mise en abyme125 del presente.
modernismo y a sus vanguardias (Picasso, Joyce y otros) no Podríamos entonces pensar el posmodernismo como la
como portador de novedad, sino como .deconstrucción de la tematización de cierta relación con el tiempo que ya no
expresión. La parodia, el plagio, la mezcla están en el centro sería la misma que la que ha marcado épocas anteriores.
de un juego en donde el presente se anexa al pasado, en que Tal perspectiva puede parecer más Interesante que las pri-
se juega a copiar las obras maestras desviando su sentido, vilegiadas por los antropólogos deconstruccionistas. Estos
donde se reifican y se instrumentalizan productos culturales tienden a quedarse encerrados en una visión del tiempo
sin preocuparse en absoluto por avanzar. El postmodernis- que no se aleja mucho de los supuestos que critican. Si
mo es, de alguna manera, el fin de la historia. O más bien, bien cuestionan el desfasaje artificialmente creado entre Sí
el triunfo del historicismo. Por este, Jameson entiende, a la y el Otro, aceptan la orientación implícita y fuerte entre
125
Cursiva original. Fuente del autor: Bhabha, H. 2007 [1994] Les lieux de La expresión francesa mise en abayme designa una construcción (li-
la culture, Payot, París, p. 31. teraria, pictórica, etc.) especular que representa un objeto, un relato, un
124
jameson, F. 1984. “Postmodernism or the Cultural Logic of Left Capi cuadro, dentro de un objeto, un relato, un cuadro similar que duplica. Se
talis”, “New Left Review”, 146, pp. 53-92. suele dar como ejemplo famoso de este tipo de composición el cuadro de
Velázquez Las Meninas. (N. del T.)

.
118 Marc Abélès Antropología de la globalización 119
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los antropólogos que eligen la secuencia pasado-presente Esta postura plantea un problema: se encuentra cuestionada
como eje temporal de su investigación. Es cierto que la de- mediante dos argumentos. Por una parte, el mismo observa-
nuncia del alocronismo marca la preocupación por escapar dor participa de una realidad que no controla, pero en la que
de la “ilusión arcaica” que perseguía Lévi-Strauss. Superar funciona como los otros produciendo sus interpretaciones. Por
la gran diferencia, esto es no ubicar más la alteridad dentro la otra, se confronta con situaciones complejas, y el hecho de
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de un universo ajustado a la tradición, aferrado al pasado y trabajar a escala "micro" no garantiza en absoluto que sea po-
hundido en sus orígenes: tal es el proyecto de los antropó- sible producir un conocimiento claro y distinto de ellas. Como
logos críticos. Sin embargo, nos brindan pocos instrumen- escribe Geertz: "el problema metodológico que presenta la na-
tos para pensar lo contemporáneo más allá de la mera opo- turaleza microscópica de la etnografía es real y de peso. Pero
sición entre modernidad y tradición. Y sobre todo, parecen no es un problema que pueda resolverse mirando una remota
desinteresarse del tema, ineludible en la reflexión acerca localidad como si fuera el mundo metido en una taza de té o el
del posmodernismo, del régimen de temporalidad en el equivalente sociológico de una cámara de niebla”126.
que se inscribe nuestro presente. ¿Es a fuerza de “desplegar Tales reflexiones no dejaban de desestabilizar profun-
las sociedades humanas en el espacio”, que la antropología damente el conjunto de las ideas preconcebidas que sos-
ha llegado a ignorar a tal punto el tipo de relación con el tenían la quietud de los profesionales del campo. No debe
tiempo constitutivo de aquello que ella designa? asombrar que hayan provocado del otro lado del Atlántico
Como vemos, el giro hermenéutico iniciado por Geertz un amplio movimiento (auto) crítico. En apariencia, estamos
provocó un amplio movimiento de cuestionamiento de los lejos de la cuestión de la globalización. No obstante, si re-
cánones dominantes de la antropología. Hasta entonces, el flexionamos más detenidamente, nos damos cuenta hasta
ideal positivista de una ciencia experimental de las socie- qué punto el enfoque crítico se origina, a partir de finales de
dades humanas guiaba a los investigadores y orientaba sus los años sesenta con la guerra de Vietnam127 en la toma de
procedimientos. Este enfoque encontraba su justificación y conciencia progresiva de que las sociedades hasta entonces
su validez en la relación directa con el campo que establece privilegiadas por los antropólogos formaban parte de mane-
la observación participante, considerada el alfa y el omega ra creciente de un mundo que ya no se sometía a la ideolo-
de la etnografía. El privilegio otorgado a lo “micro” había gía dicotómica que oponía Occidente y lo exótico.
garantizado la especificidad de la disciplina en la esfera de La necesidad cada vez más apremiante de tener en cuen-
las ciencias sociales. El estudio de Geertz sobre la escritura, ta la dialéctica de lo local y de lo global se traduce en una
que pone en primer plano el trabajo del texto, desestabiliza doble transformación del concepto tradicional de la etno-
uno de los dogmas mayores de la tradición antropológica: la grafía. Por una parte, culmina con la reducción relativista de
idea de que podría existir una relación transparente entre el la posición del antropólogo, que ya no puede reivindicar su
observador y el observado y que el primero debería simple- exterritorialidad. Este se encuentra así arrojado “al mundo”
mente recolectar hechos. Este concepto da al etnógrafo un como un individuo que interpreta al igual que los demás,
poder único, el de restituir la coherencia de una cultura que pero que está dotado de un poder específico, la escritura. Sin
está en condiciones tanto de designar como de definir. Al
igual que el novelista clásico al que criticaba Sartre cuando
criticaba a Françoís Mauriac, el antropólogo se ubicaría “por 126
Geertz.. op. cit., p.34. C. Geertz, op. cit. p. 23.
127
sobre”, tal como Dios. Véase Copans,J. 1975 (ed.), Anthropologie et impérialisme, París, Mas-
péro.
120 Marc Abélès Antropología de la globalización 121
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embargo, ha finalizado la identificación ilusoria del campo finición de los objetos de la antropología que ella implicaba
con el laboratorio. Por otra parle, aprehender de las culturas tuvo, no lo dudemos, un efecto benéfico. De este modo, sin
como participantes de un mundo globalizado se contradice recusar el carácter positivo del campo, sino desconfiando de
con la manera en la que la etnografía clásica no deja de las tentaciones positivistas, podemos encontrar los medios
descontextualizar su objeto en su relación simultánea con el para afrontar la cuestión que nos interesa: ¿es posible una
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espacio y con el tiempo. Lo que podía parecer válido en los etnografía de lo global?
tiempos heroicos del culturalismo, esta manera de perseguir
“tradiciones” v “culturas” recortando una entidad epistémica
aislada que se llama campo, tropieza con la complejidad de ¿Una etnografía de lo global?
lo real. La diversidad cultural puede entenderse solo si se
tienen en cuenta interconexiones e interdependencias. No es casual que Michel Burawoy, uno de los que ha
La antropología de los últimos treinta años del siglo XX llevado más lejos la exigencia de pensar la relación entre
tomó en cierta forma una lección de realidad. Todos los de- local y global, tenga cuidado de definir su enfoque en rela-
bates que la han sacudido -en primer lugar, respecto de la ción con los clásicos de la disciplina. En el punto de partida
neutralidad y del compromiso durante la guerra de Vietnam; de su reflexión129, está el enunciado de que, al lado de la
luego, acerca de la cuestión de las relaciones entre objeti- economía y la sociología -cuyos aportes le parecen total-
vidad e interpretación, y finalmente, en lo referido al tema del mente pertinentes en lo relativo al estudio de la acumulación
posmodernismo y del enfoque crítico de las culturas- flexible, de la financierización de la economía y de la nueva
llevan la impronta de la historia y de las transformaciones morfología social-, la etnografía ofrece una perspectiva es-
que han conocido las sociedades en el contexto de la globa- pecífica pues permite acceder a la experiencia cotidiana de
lización. Así deben leerse y no, como se hace a veces, con- la globalización. Al seguir a enfermeras indias que trabajan
siderándolos una serie de discusiones escolásticas ligadas a en los Estados Unidos y vuelven a Kerala, o al contemplar
lo arbitrario de las modas intelectuales. En Francia se han carreras de ingenieros irlandeses atrapados en la espiral de
burlado mucho del “posmodernismo” de los antropólogos las redes transnacionales, el observador no puede evitar te-
norteamericanos, a quienes se reprochaba su fascinación ner en cuenta tres elementos complementarios: la influencia
por la filosofía (y no por la antropología) hexagonal128. A la de las fuerzas externas sobre la vida local, las conexiones
distancia, vemos hasta qué punto la exigencia por remediar existentes entre diferentes lugares., y las representaciones
las apodas de las teorías dominantes durante tanto tiempo que modelan la cotidianeidad y se sostienen de lo global.
podía ser provechosa al estimular la apertura hacia nuevas Hoy en día, señala Burawoy, los etnógrafos ya no pueden
formas de conceptualización. En efecto, la mezcla de empi- hacer abstracción de esa pluridimensionalidad del campo ni
rismo y dogmatismo, que había permitido la elaboración de efectuar un vaivén permanente entre lo externo y lo interno,
un corpus estructural-funcionalista, mostraba sus límites. Al lo englobante y lo englobado, lo anecdótico y lo general. ¿Se
mismo tiempo, si bien algunos fueron tentados a tirar al bebé trata de un enfoque totalmente inédito? Si miramos en forma
junto con el agua de la bañera, la reflexión crítica y la rede- retrospectiva, nos damos cuenta de que, mucho antes de que
129
Burawoy, M. 2000. “Introduction. Reaching íor the Global", in M-
l28
Francia tiene la forma de un hexágono, y esta imagen suele utilizarse para Burawoy (ed.), Global Ethnography, University of California Press, Berke-
representar ese país. De ahí "hexagonal". (N. del T.) ley, pp. 1-40.40
122 Marc Abélès Antropología de la globalización 123
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se hablara de mundialización o de globalización, algunos au- una teoría de la globaiización”131.


tores habían seguido caminos análogos. Podemos referirnos a Posteriormente, la Escuela de Chicago se preocupó poco
dos grupos que han realizado estudios empíricos notables: la por poner en perspectiva lo local, y prefirió dedicarse a la
Escuela de Chicago y la Escuela de Manchester. Es cierto que ecología urbana, aislando, para ello, áreas restringidas propi-
la primera, mencionada más arriba, se volvió famosa por sus cias para la práctica etnográfica. En cierto modo, se trata de
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monografías urbanas, pero en el origen, se hizo conocer por un trabajo de entomólogo en que los estudios ya sea concer-
un estudio sobre la inmigración polaca en Europa y en los Es- nientes a barrios obreros, a comunidades étnicas o a zonas
tados Unidos130 que simultáneamente se basa en observacio- residenciales se encierran en un espacio muy bien delimita-
nes locales in situ, y tiene en cuenta la influencia de los flujos do y en un tiempo que hace abstracción de una historicidad
y de las conexiones de un lado al otro del Atlántico. más global. Así, el famoso estudio de Hiller La gréve, que
Los autores William Thomas y Florian Znaniecki llevaron constituye un excelente análisis empírico de una situación
a cabo encuestas intensivas en los barrios polacos de Chica- conflictiva y de sus actores, es definido por su autor como
go y trabajaron también en el país de origen ya que perma- una “historia natural”. Cualquier intento de contextualiza-
necieron varios meses en Europa entre 1908 y 1913. Este Tra- ción histórica más amplia está prohibido. Según Burawoy,
bajo pionero hace hincapié en el hecho de que los polacos es un buen ejemplo de la “introversión” de la Escuela de
de los Estados Unidos han constituido una sociedad civil or- Chicago que se confirmará ulteriormente con los trabajos de
ganizada de manera supraterritorial bajo la forma de asocia- Erving Goffman sobre los manicomios132 y de Becker sobre
ciones religiosas, culturales y políticas que vinculan a las co- la desviación133. Entonces, sin duda lo global apareció en el
munidades de América del Norte con las de Polonia. Según escenario etnográfico a principios de los años veinte, prueba
ambos antropólogos, la América polaca se ha convertido en de que la cuestión ya tenía cierta pertinencia, y; sin embar-
la “cuarta provincia de Polonia”. Subrayan la importancia de go, fue eliminado rápidamente de las preocupaciones de la
las “conexiones globales”, en términos de Burawoy, que se antropología norteamericana.
materializan particularmente en la existencia de periódicos Eso no impide su retorno, pero en el contexto de la an-
en polaco, y del intercambio de cartas entre los inmigrantes tropología británica y de los estudios africanistas. Burawoy
y sus familias que siguen viviendo en el país. Centrado en lo nos remite aquí a los trabajos pioneros llevados a cabo en
"micro", el enfoque de Thomas y Znaniecki toma como pun- Rodesia del Norte (la actual Zambia) por Godfrey Wilson
to de partida la cotidianeidad de los migrantes, y se interesa en The Economics of Detribalization in Northern Rhodesia
más por su psicología y su lugar en la sociedad que por el (1941-1942). A través del estudio de los problemas de Broken
entorno “macro” y el contexto económico. Para Burawoy, es Hill, una localidad especializada en la extracción del zinc
ahí donde reside el límite de su contribución: contemplan el donde la explotación del trabajo de los jóvenes de origen
efecto producido por el pasaje del universo rural al proleta- campesino es inseparable de la discriminación racial, mues-
riado urbano, pero sin tener en cuenta en su explicación el tra que la crisis social de la que es testigo debe ser reubicada
impacto del capitalismo y de las relaciones de clases. "The
Poüsh Peasants fue una etnografía global en la ausencia de
131
Burawoy, op. cit, p. 10.
132
E. Goffman, Asylums. 1961. Essays on the social situation of mental
130
Thomas, VV'.L, Znaniecki, F. 1984 [1918-1920]. The Polish Peasant in palients and other inmates, Garden City (N.Y.), Doubleclay and Co.
133
Europe and America, University of Illinois Press, Chicago. H. Becker, 1963. Outsiders: Studies in the Socioiogv of Deviance, Free
Press, New York.
124 Marc Abélès Antropología de la globalización 125
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en el contexto mucho más amplio de la economía mundial local, el análisis situacional tiene en cuenta los determinantes
en una coyuntura caracterizada por la gran depresión de los globales: de ahí el nombre “estudio de caso ampliado”136 que
años treinta. En otros términos, para entender las disfuncio- Gluckman dio a su método. Él y sus discípulos están, desde
nes locales, hay que tener en cuenta las fuerzas globales. esa época, en descuérelo con la orientación dominante de la
Detrás de la desesperanza de los jóvenes, el alcoholismo, la disciplina y la omnipresencia del paradigma de la alteridad.
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desintegración de las estructuras familiares y la prostitución, Inauguran una antropología que toma en serio los procesos
están también en el final de la cadena las estrategias del ca- sociales en su complejidad, inscribiéndolos en un contexto
pital para conquistar nuevos mercados. Más allá de las per- que supera el plano de lo local y de lo “micro”. Consideran
tenencias tribales, esos trabajadores son “miembros de una además que el objeto de la etnografía no podría arbitraria-
comunidad mundial mucho más amplia [...] sus estándares mente reducirse a las sociedades lejanas no occidentales: in-
de vida dependen hoy en día de las condiciones económicas cluye el universo del investigador que debe estudiar su propio
en Europa, Asia y América [...] su desarrollo político se de- entorno urbano e industrial. Londres es un campo de estudio
cide en gran parte en el Colonial Office y en los campos de tan legítimo como una monarquía zulu.
batalla europeos. Están integrados en un mundo heterogé- Burawoy opone la “extraversión” de la Escuela de Man-
neo estratificado en clases y dividido en Estados, ellos mismo chester a la introversión que, según él, caracteriza el enfoque
se han convertido brutalmente en campesinos y trabajadores de la Escuela de Chicago y se propone abordar la globali-
descalificados de un Estado-Nación incipiente”134. zación renovando el estudio de caso ampliado para hacer
La otra gran figura del Rhodes-Livingstone Institute, Max de él un instrumento que permita captar el fenómeno en su
Gluckman quien fundará la escuela de Manchester, va más le- complejidad. Esta extensión debe entenderse en un cuádruple
jos en la reflexión metodológica y recomienda un enfoque de sentido. En primer lugar, se debe tener en cuenta la posición
campo centrado en la noción de situación. El ejemplo más sig- de observador participante con los efectos de dominación
nificativo de esa metodología, The Bridge, se presenta como que implica. En segundo lugar, Burawoy recomienda una am-
el relato de la inauguración de un puente135 en la que parti- pliación de la encuesta más allá de las diferencias de espacio y
cipan representantes de la sociedad autóctona, pueblerinos, de tiempo para aprehender los procesos sociales que operan
jefes tradicionales, miembros de la administración indígena en una situación dada. Luego, es importante pensar el estudio
y oficiales británicos. Ese acontecimiento es analizado como de caso ampliado como una puesta en relación de lo “micro”
un revelador del funcionamiento de la sociedad local, y el y lo “macro”, pero lo “micro” no puede por eso reducirse a no
antropólogo se interesa en particular por el equilibrio instable ser más que una expresión local de lo global pues es estruc-
que mantiene la cohesión de esa sociedad, y descubre en ella turado por su relación con las “fuerzas externas”. Finalmente,
tensiones ligadas a una historia más profunda. Interdependen- y ese es el último significado de la ampliación, es necesario
cia y conflicto son las palabras dominantes de la visión gluck- desarrollar la teoría en el sentido de una reflexividad mayor.
maniana de la organización social. Lejos de encerrarse en lo Si nos atenemos a la cuestión de la extensión de lo “mi-
134 136
Wilson, C. 1941-1942 The Economics odí Detribalization in Northern L´extended case study se encuentra también en Analysis of a Social
Rhodesia, Rbodes-Livingstore Institute, Livingstore, p 12. Situation in Modern Zululand, 1958. Manchester University Press, Man-
135 chester. Véase también J. Van Velsen. 1967 "The Extended Case Melhod
Gluckman, M. 1958. Analysis of a Social Situation in Modern Zulu-
land, Rhodesian-Livingstore Paper n.° 28, Manchester University Press, and Situation Analysis", in A.L Epstein (ed.), The Craft of Social Anthropo-
Manchester. logy, Tavistock, Londres.
126 Marc Abélès Antropología de la globalización 127
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ero” a lo “macro", una de las maneras de captar el impacto La antropología reconsiderada


de lo global desde lo local consiste en observar cómo se
viven las transformaciones de la economía mundial a escala Otros antropólogos van más lejos y consideran que la
de una empresa o un barrio, a partir de experiencias indivi- globalización debe llevar a una reconsideración de la posi-
duales tal como ese obrero de un astillero naval que ve des- ción del observador y de su discurso. En dos registros dife-
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aparecer la industria donde ha trabajado toda su vida. Otra rentes, encontramos esta preocupación en Appadurai y en
perspectiva consiste en centrar el análisis en las conexiones Marcus. Para el primero137, es la organización de la investiga-
que caracterizan al mundo globalizado, por ejemplo siguien- ción en nuestras sociedades la que merece ser reexaminada
do los recorridos de las enfermeras indias y efectuando una a la luz de las transformaciones que afectan el planeta. Si se
doble etnografía, in situ en su región de origen y en la ciu- toman en serio la noción de flujos, la circulación de las imá-
dad norteamericana donde trabajan. Burawoy y su equipo genes, los fenómenos diaspóricos, los efectos de hibridación
reflexionan también sobre los antagonismos ideológicos que y mestizaje, es obvio que la división en áreas geográficas y
suscita la globalización, en particular entre aquellos que se culturales que ha orientado las investigaciones en ciencias
niegan a sufrir sus efectos sociales como un destino y vienen, sociales es por lo menos cuestionable. El paradigma de los
a engrosar las filas del altermundialismo. Así, el estudio de área studies tuvo un doble efecto: en primer lugar, vimos ins-
caso ampliado abre el horizonte de una etnografía global taurarse divisiones artificiales entre territorios académicos.
más en concordancia con las evoluciones del mundo. ¿Mar- ¿Cabe, por ejemplo, mantener fronteras rígidas entre los es-
ca una ruptura con los cánones clásicos de la etnografía? La pecialistas de América y los de Asia cuando tantos vínculos
referencia a Gluckman sería más bien el indicio de una se han tejido de ambos lados del Pacífico entre la costa oeste
continuidad, con la misma predilección por las situaciones de América del Norte y los países asiáticos?
localizadas concebidas como puntos de cristalización de las Además, la división en áreas culturales dio lugar con
dinámicas sociales. Al mismo tiempo, queda claro que el frecuencia a estrategias cuestionables que favorecen por
interés por las fuerzas externas y las lógicas de dominación razones de orden político el estudio de ciertas zonas en
que inducen incita a emanciparse del corsé monográfico. detrimento de otras investigaciones. La globalización en el
No obstante, hay un aspecto problemático: la relación campo del conocimiento no debe por eso limitarse a una
que la etnografía mantiene con la teoría. Esta parece estar reordenamiento de la organización académica. Si se desea
siempre un poco por sobre aquella, dispuesta a ofrecer sus desarrollar una verdadera comunidad de investigadores que
instrumentos al etnólogo sin que la práctica de campo vaya trascienda las fronteras nacionales, es preciso que puedan
en ningún momento a afectarla, e incluso modificarla. Ahora expresarse voces diferentes a las de los occidentales, las
bien, tal vez uno de los intereses mayores de la práctica et- cuales hasta ahora han dominado en forma absoluta. Aquí
nográfica es desestabilizar las certezas del discurso teórico, encontramos de nuevo la crítica al etnocentrismo, tanto más
plantear nuevos problemas y hacer posible nuevos avances insistente dado que se funda en la afirmación de la potencia-
conceptuales. Además, aconsejando el estudio de caso am- ción de un mundo plural donde ya no se trata de avalar la re-
pliado, Burawoy se contenta con una respuesta antes que
nada metodológica. Se trata simplemente de ampliar la pers-
137
pectiva y, para ello, es necesario diversificar los lugares de Appadurai, A. 2001. “Grassroots Globalization and the Research Im-
investigación y las referencias teóricas. aginaron” en Appadurai (dir.), Globalization, Duke University Press, Dur-
ham/London, p.11-21.
128 Marc Abélès Antropología de la globalización 129
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lación desigual entre centro y periferia. De ahí la necesidad coincide con el recorte en áreas culturales y el isomorfis-
de favorecer la eclosión de ciencias sociales transculturales mo implícito entre territorio y cultura. La oposición entre el
que combinen una diversidad de puntos de vista. aquí y el allí, el Sí y el Otro, que contribuyó a la prosperi-
Esta concepción no deja de provocar objeciones entre dad de la antropología resulta ahora obsoleta. Asimismo, la
los antropólogos. Algunos señalan que va en contra del ideal jerarquía de pureza entre los "verdaderos" campos exóticos
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universalista que está en el fundamento de la disciplina. “La y los campos próximos concebidos como menos “auténti-
idea misma de un pluralismo antropológico [...] aparece como cos” no tiene ningún valor científico. La focalizados en un
contradictoria con el fenómeno histórico único que represen- espacio cerrado de indagación que se ha impuesto durante
ta, en la historia de Occidente., el surgimiento de un enfoque mucho tiempo resulta “más allá y más abajo del umbral
comparativo de tipo científico”, subraya Jean-Loup Amselle138 de réflexívídad139”. No permite captar la dinámica de los
quien critica la “multiculturalización de la antropología”. Lo desplazamientos que caracteriza a la realidad social. Ahora
que persigue es el comunitarismo latente en ese enfoque. ¿No bien, como observa Clifford140, cualquier lugar etnográfico
se corre el riesgo de una disolución de los conceptos en vir- es marcado tanto por el sedentarismo de los grupos (dwe-
tud de la pluralización de las “voces”? Esta misma posición, lling) como por su movilidad (traveling). En consecuencia,
que consiste antes que nada en defender las adquisiciones es indispensable construir el sistema de relaciones que se
del pensamiento occidental, está acechada por el relativismo. instauran entre el interior y el exterior.
¿No reduce a la antropología a no ser más que un derivado Así es cómo nació la idea de una antropología "multi-
de la filosofía de las Luces, inscribiéndola de este modo en un sitios" que trabaja preferentemente sobre las conexiones y
proyecto históricamente fechado y geográficamente limitado? las ramificaciones: el principal promotor de este nuevo enfo-
¿No es necesario hoy en día, teniendo en cuenta las críticas que, G. Marcus, observa que su “objeto es móvil y ubicado
de los postcolonial Studies, abrir el campo de las posibilidades de manera múltiple”141. Ya no existen mundos separados y
en un movimiento de dialectización crítica al pensamiento an- la tarea del antropólogo no consiste en traducir a nuestro
tropológico? A la inversa de Amselle, podemos pensar que la lenguaje lo que "ellos" hacen o dicen. Las situaciones locales
antropología es única no es unitaria, sino que dibuja la posibi- remiten sin cesar a un universo global riel que somos, los
lidad de un diálogo entre diferentes trayectorias. unos y los otros, igualmente participantes. Esto significa que
Como vemos, tomar en serio la globalización no implica lá cuestión de la relación entre etnógrafos y “etnografiados”
únicamente reconsiderar las técnicas y los métodos. Obliga debe ser retrabajada desde otra perspectiva que la desarro-
a volver sobre las condiciones intelectuales y políticas de llada por los posmodernos. En su crítica, estos denunciaban
los resultados generados por lo que fue resumido demasía- el abuso de poder propio de la práctica monológica de la
do, apresuradamente con los vocablos “campo” y “observa- escritura de la antropología. Objetaban el carácter artificial,
ción participante”. En este punto, alcanzan su blanco las
críticas de Gupta y Eerguson que conciernen a los supues-
tos del enfoque, empezando por la fetichización del lugar, 139
el acento puesto adrede en las comunidades estables que Gupta, A. y Ferguson, J. 1997 (eris.), Anthropological Locations.
Boundaries and Grounds of a Field Science, University of California Press,
Berkeley.p. 2.
140
Ciffiord, J. 1997. Routes, Travel and Translation ¡n the Late Twentieth
138
Ceniury, Harvard University Press, Cambridge.
Amselle. J.L. 2001. Branchements. Anthropologie de l'universalité des 141
Marcus, G.E. 1998. Ethnography through Thick and Thin, Princeton
cultures, p- 26. University Press, Princeton, p. 80.
130 Marc Abélès Antropología de la globalización 131
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construido, de la representación de las culturas en lo que biental que pone crudamente en perspectiva los vínculos
solo es ni más ni menos que un género literario. Sin embar- entre estrategias industriales a escala mundial y la manera
go, el escenario escenográfico como tal salía indemne de en la que sus efectos devastadores se experimentan al otro
la crítica: a cada uno su lugar, aunque se aconsejaba mayor lado del planeta143. Siguiendo ese hilo conductor, el antro-
dialogismo. El modelo centro/periferia siguió siendo el mar- pólogo se transforma a sí mismo: se encuentra directamente
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co privilegiado de la reflexión. Es cierto que se ha tenido en implicado en una forma de colaboración con interlocutores
cuenta la inserción de las culturas locales en un universo que participan de un proceso global y debe volverse experto
centrado y marcado por la hegemonía de los países ricos. en campos que exigen una formación particular (medicina,
La cuestión de la subalternidad empezó a plantearse en los música, medioambiente).
estudios etnográficos con un esfuerzo particular por restituir El ideal de "la mirada distante" se encuentra alterado; la
las formas de resistencia de sociedades sobre las que, duran- antropología constituye verdaderamente una forma de in-
te mucho tiempo, había parecido suficiente echar la mirada tervención en el contexto de la mundialización neoliberal.
del curioso, del entomólogo. Al recontextualizarlas, se ponía Marcus emplea la expresión “antropólogo-ciudadano” para
más de relieve la disidencia con respecto a ese “'universal” calificar esa nueva postura del investigador. No se debe por
supuestamente objetivo del que sería portador Occidente. eso identificar ese compromiso con la perspectiva compa-
Al mismo tiempo y pese a eso, la práctica etnológica se de- siva del intelectual que descubre la miseria del mundo. Las
sarrollaba en un espacio unidimensional, en un vaivén ho- ciencias sociales han tenido ese tipo de discurso desde hace
mogéneo entre Sí y el Otro. mucho tiempo. En realidad, si consideramos que la globali-
La noción de antropología multi-sitios es aquí ambigua: zación es sinónimo de una potenciación de la reflexividad,
puede ser entendida como la necesidad puramente metodo- es evidente que nos enfrentamos en el campo con discursos
lógica de asumir la complejidad de un mundo interconec- y prácticas que elaboran “argumentos” -posiblemente dis-
tado, pero se puede ver en ella la exigencia más ambiciosa tintos y contradictorios- procedentes de diferentes situs. El
de promover un verdadero descentramiento para construir antropólogo no puede abstraerse de ese contexto y debe
un tipo de objeto de estudio y un modo de relación etno- afrontar tales argumentos. Dicho de otro modo, ya no se ubi-
gráfica que ya no se conforman con la figura tradicional de ca “por sobre”, posición que asumía en el ordenamiento tra-
la representación. El mero hecho de situarse en la óptica dicional de la representación en el que su rol consistía en dar
del desplazamiento, siguiendo la circulación de los seres, a ver, sino que se encuentra en el mismo nivel en un espacio
las mercancías o los signos, viene a trastornar el escenario público compartido, donde no puede expresarse ni más ni
tradicional. Lo evidencian los trabajos sobre temas tan dife- menos que sus interlocutores. La antropología multi-sitios
rentes como la donación de órganos que pone en juego a puede, entonces, concebirse como una suerte de revolución
la vez tecnologías muy sofisticadas y poblaciones en el umbral coperniciana, sobre todo si se agrega que, en ese espacio
de la indigencia, la world music en la que los avatares público, cada uno a su manera es más o menos etnógrafo.
de un conjunto de signos sonoros entre varios continentes
implican tanto creadores de formas nativas como la acción
1, pp. 145-171.
de las firmas multinacionales142, y una catástrofe meclioam- 143
Fortun, K. “Locating Corporate Environmentalism. Synthetics, Implo-
142
síons, and the Bhopal Disaster” in C. Marcus (ed.). CriticaI Anthropology
Feld, S. 2000. 2A Sweet Lullaby for World Music”, Public Culture, 12, Now, School of American Research Press, Santa Fe, pp. 203-244.
132 Marc Abélès Antropología de la globalización 133
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Según Marcus, los enunciados sobre los que trabaja el vismo fundada en una jerarquía implícita entre Sí y el Otro.
etnógrafo tienen un alcance reflexivo real y competen a lo que Si la antropología de io lejano podía parecer que favorecía
nombra la “crypto” o la “para”144 etnografía. Ya no trata una apertura, una manera para Occidente de desprenderse
con la figura cándida del indígena durante mucho tiempo de sus propios prejuicios, el juego de espejos que no paraba
asociada a la exploración de lo lejano, sino con sujetos que de mantener tenía también el efecto de confortar certezas.
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tienen su propio modo de análisis y descripción. “En conse- Es Solo con la oposición postcolonial a la dominación de
cuencia, la finalidad, la función, la ética y la naturaleza de las las periferias por el centro se ha desarrollado una verdadera
relaciones de trabajo en juego en ei examen tradicional de reflexión sobre la subalternidad que marca los límites de un
las perspectivas indígenas cambian considerablemente en paradigma ya no vigente. La antropología de la globalización
ese espacio multi-sítios: se convierten en una suerte de teatro se afirma de este modo como una antropología crítica, no
de las reflexividades cómplices, orquestadas por el etnó- porque se identifique con un discurso del arrepentimiento o
grafo involucrado en colaboraciones mucho más complejas la compasión, lo que sería para los occidentales una nueva
y explícitas que lo que nunca se ha encarado en la puesta manera (aún más perversa) de otorgarse el monopolio de la
en escena tradicional, esto es la crónica de las relaciones de palabra legítima, sino porque dibuja un espacio de interlocu-
campo con meros informantes”145. Aunque el estudio de las ción entre etnografías de orígenes distintos y deja de privile-
situaciones permanece en el centro de la investigación, es- giar el estudio de lo lejano y de los márgenes para hacer de
tamos lejos del estudio de caso ampliado. Para Burawoy, la lo cercano (desde las banüeues hasta los laboratorios, desde
etnografía globalizada se definía principalmente como una la política cotidiana hasta las arcanas de las finanzas) un ob-
puesta en relación de lo “micro” y lo “macro”, cuyo instru- jeto abierto a esa interlocución etnográfica146.
mento era la observación multi-sitios. Para Marcus, es el mis- Como veremos en el próximo capítulo, la globalización
mo etnógrafo que entra en conexión. Este descentramiento hace ineludibles ciertos cuestionamientos, empezando por
afecta en forma directa la construcción del objeto y compe- aquel relativo al estatus de lo político y al futuro de los Es-
te, en profundidad, a otra concepción del saber, caracteriza- tados-Nación, por su posicionamiento crítico, los antropó-
da por la crisis de la representación. El sujeto productor de logos están en condiciones de proponer nuevas respuestas.
la “para-etnografía” se inscribe en la prolongación del giro
interpretativo geertziano a la inversa de la concepción rea-
lista que prevalece en el estudio de caso ampliado.
Queda claro que, por modificar las grandes divisiones
predominantes durante mucho tiempo e instituir una circu-
lación generalizada de los objetos, de los humanos y de
sentido, la globalización cuestiona cierta forma de objeti
144
Los prefijos "crypto-" y "para-" empleados en francés vienen réspecti
vamente del griego Kpwrróc,, (kruptos), que significa 'oculto' y del griego
napa (para) que significa 'al lado de'. (N. del T.)
145 146
Marcus, G. 2002, «Au-delá de Malinowski et aprés Writing Cultuí Cf. M. Fischer, 2003. Emergent Forms of the and the Anthropologi-
á propos du futurde l'anthropologie culturelle et du malaise de I'etno- cal Voice, Durnam and London, Duke University Press, X.
graphie», ethnographiques.org, 1, p. 8.

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