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KOBIE (Serie Antropología Cultural).

Bilbao
Bizkaiko Foru Aldundia-Diputación Foral de Bizkaia
N.º X, pp.81-90 2001/2/3.
ISSN 0214-7971

DEL PATRIMONIO HISTÓRICO-ARTÍSTICO AL


PATRIMONIO CULTURAL: REFLEXIONES
DESDE LA ANTROPOLOGÍA (t)
From the historie and artistic heritage to the cultural heritage.
Sorne reflexions from the anthropology
Iñaki Arrieta Urtizberea (*)

RESUMEN

En este artículo se muestra una serie de nuevos elementos que desde mediados del siglo XX se han venido
incorporando al campo patrimonial. Estos nuevos elementos, en primer lugar, han puesto en cuestión los crite-
rios históricos-artísticos tradicionales, y, en segundo lugar, han ampliado el campo patrimonial superando los
límites tradicionales del mismo. A lo largo de las líneas, y desde una perspectiva antropológica, el autor descri-
be la repercusión de dicha incorporación al mundo patrimonial, culminando con una reflexión acerca del papel
que debe de jugar la antropología en el patrimonio cultural.
Palabras Clave: Patrimonio cultural, Patrimonio histórico-artístico, Museos y Antropología

SUMMARY

From the historie and artistic heritage to the cultural heritage


This article shows sorne new elements from the middle of the 20th century that are incorporated in the area
of heritage. Firsthy, these new elements have put into question the traditional historic-artistic yardsticks, and
secondly have expanded the hereditary area and have exceeded the traditional limits. Within this article the aut-
hor describes repercussions of these new elements in the hereditary area from an anthropological perspective.
The author finishes with a reflection about the role of anthropology in the cultural heritage.
Key words: Cultural heritaje, historie and artistic heritage, museums, anthropology.

LABURPENA

Ondare historiko-artistikotik ondare kulturalera


Artikulu honek erakusten du XX. medearen erdialdetik aurrera ondaregintzan gehitzen joan izan diren zen-
bait osagai berri. Osagai berri horiek, alde batetik, ohiko irizpide historiko-artistikoak hankaz gora jarri dituzte,
eta, bestetik, ondaregintzari zegozkion mugak zabaldu dituzte. Ikuspegi antropologikotik abiatuz, egileak onda-
regintzan osagai berri horien eragina erakusten digu artikuluan zehar. Bukatzeko, kultur ondarean antropologiak
eduki lezakeen eginkizunari buruzko hausnarteketa azaltzen du egileak.
Giltz-Hitzak: Kultur ondarea, ondare historiko-astistikoa, museoak, antropologia.

(*) Profesor de la U.P.V/E.H.U.


Dptol. Filosofía de los valores y Antropología social.
Apartado 1249-San Sebastian.
(!) Este texto forma parte del trabajo de investigación Espacios y estrategias de representación etnográfica, dirigido por el profesor de U.P.V.
Kepa Fernández de Larrinoa, y financiado por el Departamento de Cultura del Gobierno Vasco. Asimismo quiero expresar mi agradeci-
miento, por un lado, al Instituto del Patrimonio Histórico Andaluz (IAPH) por la excelente atención y por la celeridad con la que me han
suministrado la información bibliográfica solicitada, y, por otro, a Agustín Arrieta Urtizberea, Kepa Fernández de Larrinoa, Lourdes Mén-
dez y Elixabet Odriozola Urdanpilleta por la lectura y los comentarios realizados.
82 IÑAKI ARRIETA URTIZBEREA

I ha venido articulando fundamentalmente alrededor


Alberto Bartolomé Arraiza, director del Museo de lo que él ha denominado la pasión por el objeto.
Nacional de Artes Decorativas, escribía recientemen- Esta pasión o desmesura que se ha centrado en los
te que existe una amplia documentación acerca del aspectos físicos y materiales de los objetos responde,
concepto del patrimonio y sobre su conservación en muchos casos, a una no manifiesta concepción
(2001:60). También señalaba, refiriéndose al patri- ideológica, siendo su máximo exponente lo que se
monio artístico español y, en particular, a la recupera- denominó el tesoro artístico o tesoro histórico. Al res-
ción de la riqueza artística, abandonada o ignorada, pecto Georges Henri Riviere escribe que la institu-
que los estudios y comunicaciones referentes a su ción museal conserva sus roles de colección, de crea-
recuperación son más bien escasos si los desligamos ción y de desarrollo del saber, e, igualmente, de pres-
del concepto de cons.ervación y restauración. tigio. Refuerza su misión educativa y adquiere la de
Si este abandono e ignorancia se está dando con protección del patrimonio. En fin, va a ayudar a los
relación a aquel patrimonio que mayor atención e pueblos de Europa a tomar conciencia de su identi-
interés ha despertado históricamente entre todos dad (1993:72) (3). --
aquellos sectores relacionados con el mismo, la situa- Durante el XIX el patrimonio se fue instituciona-
ción de los denominados patrimonios menores, entre lizando como una estrategia válida para la consolida-
los que está el antropológico, etnológico o etnográfi- ción de los Estados, materializándose también la
co, es todavía mucho más preocupante (2). Andrés ideología burguesa, cuyo origen hay que situarlo en el
Carretero Pérez afirma que pocos antropólogos se movimiento romántico, movimiento que impulsó y
han detenido a reflexionar sobre el concepto de patri- favoreció, además de los nacionalismos con Estado,
monio etnográfico, y menos sobre un concepto del los nacionalismos sin Estado, los pannacionalismos y
patrimonio etnográfico que sea asimilable adminis- los colonialismos del siglo XIX y del XX (Prats, Ll.
trativamente; que, aún como fónnula transitoria, 1997:22-24).
semeje una derivación o una fonna particular de los Por tanto, para poder fijar un estado auténtico e
habituales conceptos de patrimonio artístico o patri- idealizado, el Estado y la burguesía recurrieron al
monio histórico (1999: 276). La misma idea se puede patrimonio histórico-artístico, para lo cual se institu-
hallar en Antropología y patrimonio de Lloren¡;: Prats, cionalizó la arqueología y la historia con el objetivo
en cuya introducción el autor afirma que el libro es de eliminar todo aquello que fuera híbrido, ambiguo
fruto de la constatación de dos graves carencias en el y complejo. El conservacionismo y el monumentalis-
tratamiento del patrimonio, respecto de las cuales mo se consolidaron como tareas necesarias para res-
deseo formular mi aportación, sea cual sea su enti- catar, preservar y custodiar todos los bienes históricos
dad: la ausencia de estudios teóricos radicales que y artísticos que exaltasen la nacionalidad, el Estado.
aborden el patrimonio en su globalidad, y la escasez Sin embargo, este patrimonio que se articula alrede-
de estudios de caso, tanto en los que se refiere a polí- dor del objeto escaso, antiguo, bello y, a su vez, acrí-
ticas patrimoniales como a la creación y gestión de tico con los principios políticos que lo sustentaban, y
iniciativas, que transcienden el nivel meramente des- que en muchos casos así continúa, está siendo puesto
criptivo (1997: 14). en cuestión desde diversos planteamientos teóricos y
Por lo tanto, no solamente son pocas las investiga- cuyas consecuencias han sido, por un lado, la multi-
ciones que abordan la recuperación del patrimonio plicación de los ámbitos a tener en cuenta en el estu-
artístico español, al margen de su conservación y res- dio del patrimonio y, por otro, la complejidad de los
tauración, sino que éstas son todavía más escasas en mismos. Tal y como afirma Vinc;:enzo Padiglione
cuestiones relacionadas, por ejemplo, con el propio (1999:225) la vuelta atrás es imposible, elaboremos
concepto del patrimonio; con los procesos de cons- un luto por aquella definición, y abordemos la multi-
trucción, activación o puesta en valor del mismo; o plicidad de mediaciones y de patrimonios que desde
con aquellas otras que analicen la relación entre el mediados del siglo XX se han venido definiendo y
patrimonio, la sociedad y los procesos de identifica- abordando.
ción, o los vínculos del patrimonio con el desarrollo Sin lugar a dudas uno de los principales impulso-
social y económico. res de esta transformación lo encontramos en los
cambios sociales acaecidos en la sociedad europea
II desde mediados del siglo XX. Así la resistencia al
olvido de la identidad de ciertos sectores sociales
Tal y como afirma Eloy Gómez Pellón ( 1993: 120, bajo la dominación del poder central, y la preocupa-
1995:97), la mayor parte del patrimonio declarado, se ción por la defensa del entorno surgidos en Francia en

(2) Fernández de Paz, E. 1997:112; Agudo Tarrico, J. 1999:261;


Carretero Pérez, A. 1999:274. (3) El subrayado es mío.
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1968 tienen relación directa con el nacimiento y el que fueron fieles a los principios ideológicos evolu-
desarrollo de los ecomuseos (Duelos, J. C. y Veillard, cionistas o difusionistas del momento (5). Hoy en día,
J. Y. 1992:129). A este respecto Juan Agudo Tarrico muchos de aquellos bienes expoliados siguen siendo
y Esther Fernández de Paz (1999:14) escriben que los elementos principales de las exposiciones de los
fueron los ecomuseos los primeros proyectos en museos antropológicos de las ciudades occidentales y
donde se buscó mostrar las identidades de las comu- objeto, a su vez, de polémicas y conflictos. No obs-
nidades ajenas al poder. En dichos proyectos las tante, aunque estas reivindicaciones coinciden con las
comunidades o los grupos sociales ignorados pasan a acaecidas en Europa en que ambas buscan superar
ser sujetos de los mismos. Otra característica de esos siglos de ostracismo, se diferencian, en algunos
proyectos es que no buscan resaltar y afianzar la casos, en que el conflicto se da entre elites políticas
inmutabilidad de dichas comunidades, sino, al contra- de dos o más estados diferentes.
rio, pretenden explicar y mostrar los cambios a las En España, asimismo, tras la muerte del dictador
que han estado sujetas. y con la instauración del estado de las autonomías se
De este modo nos encontramos con alternativas dio una multiplicación de las.propuestas identitarias a
patrimoniales que son a su vez alternativas identita- través de los museos, impulsadas por las comunida-
rias: la realidad social ya no se conjuga en singular des autónomas que iban surgiendo. Sin embargo, y al
y los plurales se imponen tanto para las identidades igual que el caso anterior, estos nuevos museos o pro-
como para los patrimonios (Iniesta, M. 1999: 123) yectos patrimoniales impulsados desde los poderes
(4). En esta misma línea otros autores afirman que los autonómicos tienen unas características que los dife-
ecomuseos, tal y como han sido definidos anterior- rencian de aquéllos otros surgidos en Francia. En
mente, son proyectos que son vistos con escepticismo ambos, se busca superar décadas de ostracismo e
por la administración. Por tanto, nos encontramos ignorancia impuesto por el Estado en el campo iden-
ante colectivos y grupos sociales que reclaman un titario, y, consecuentemente, en el patrimonial. Pero,
protagonismo que históricamente se les ha negado y por otro lado, en muchos casos se vienen repitiendo
todo ello, lógicamente, tiene su reflejo en el campo aquellos elementos y aquellas características del
patrimonial: a los colectivos dominados y oprimidos patrimonio histórico-artístico y que los ecomuseos,
se les silencia o esconde su Patrimonio, es decil; su por ejemplo, quisieron superar. En estos casos tam-
memoria: para que no puedan reafirmar su identi- bién estaríamos ante un conflicto entre elites y pode-
dad. Como también es una fonna de silenciar o mix- res políticos, y no entre grupos de clases sociales
tificar la memoria de los pueblos definir como Patri- diferentes (6).
monio Cultural solamente las grandes construccio- Por tanto, se puede concluir que las reivindicacio-
nes relacionadas con el poder: casi exclusivamente nes de los grupos excluidos a lo largo de la historia
los castillos, palacios e iglesias, destacando, además, han supuesto un cambio radical en la definición del
en ellos lo singular -o presuntamente singular- y sin patrimonio. Los criterios estéticos, históricos y abso-
valorizar el trabajo colectivo y la creatividad de lutos del patrimonio histórico-artístico no son sufi-
quienes las construyeron. Como no valorizar lo cientes a la hora de decidir la puesta en marcha o la
pequeño, lo modesto, lo cotidiano, lo «no monumen- activación de los elementos patrimoniales de los gru-
tal». (Moreno, l. 1999: 327) pos sociales. Como afirma Xóxe Carlos Sierra Rodri-
También, los procesos de descolinazación han guez para el caso de Galicia, la reflexión etno-museo-
traído, y actualmente así continúa, conflictos entre
distintos grupos sociales de diferentes países; en con-
creto, entre las metrópolis y los países colonizados, a (5) La superioridad del Estado colonial capitalista sobre los pue-
la hora de exigir estos últimos la restitución de aque- blos colonizados tenía lógicamente su representación en aque-
llas exposiciones. El Estado colonial capitalista era el último
llos bienes culturales que fueron expoliados durante eslabón de una cadena donde las sociedades colonizadas y pri-
el periodo colonial. Bienes que fueron el soporte de mitivas no eran más que los eslabones inferiores. En las seccio-
los gabinetes y museos de Historia Natural, y de algu- nes de etnografía se exhibían objetos de las colonias, al igual
nas de las secciones de las Exposiciones Universales que algunos grupos de «primitivos» con el objetivo de educar
de los finales del siglo XIX y principios del XX, y y entretener a los ciudadanos de la metrópoli, teniendo una
gran influencia en todo el público, incluso en las clases popu-
lares (Romero de Tejada, P. 1995:18). También se exhibieron
(4) Un buen ejemplo de esta dialéctica entre diferentes identidades algunos aldeanos europeos dedicados a diversos trabajos para
y, a su vez, entre diferentes propuestas patrimoniales se puede mostrar la «beneficiosa acción cultural de Occidente» (Rome-
seguir en el trabajo "El reconocimiento de la diversidad en la ro de Tejada, P. 1995: 16).
configuración del patrimonio cultural: cuando las artesanías (6) Buena muestra de esto es el artículo publicado en 1998 por el
peticionan legitimidad" de Mónica B. Rotman (1999:151- Jefe de la Unidad de Análisis y Propuestas del Gabinete del
161), en donde la autora narra el conflicto identitario y de pro- Presidente de. la Junta de Castilla y León (Krotenberg Vázquez,
puestas patrimoniales entre el poder político de la Ciudad de P.J. 1998:104-106). O el caso que nos cuenta Montserrat Inies-
Buenos Aires y los artesanos de las ferias urbanas. ta con relación al Museu d'Historia de Catalunya ( 1999:64-65)
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lógica y la antropología debe permitir que los grupos recidas - todas ellas incluidas ep. el «objetivo uno» -
desposeídos de referentes propios puedan recuperar- cuando, por ejemplo, en España se puso en marcha
los, mostrarlos y fortalecerlos (1995:208). una serie de Programas Operativos Regionales con el
Hay, por otro parte, otro cambio social que en las fin de incrementar, en calidad y cantidad, la oferta
últimas décadas ha suscitado también la redefinición turística e impulsar una mayor integración en el con-
del concepto del patrimonio histórico-artístico. Una texto europeo. En dichos programas se especificaba
mayor disponibilidad de tiempo libre y de consumo un apartado especial para la «revalorización de los
por parte de diferentes sectores de la sociedad ha recursos culturales de interés turístico»(Verdugo
posibilitado, entre otras cosas, que el turismo vaya Santos, J. 1994a:32).
tomando cada vez mayor relevancia en las dinámicas Recientemente, en la Comunicación de la Comi-
culturales, sociales y económicas de los grupos socia- sión sobre los Fondos Estructurales y su coordinación
les. El deseo de atraer al turismo y por lo tanto de con el Fondo de Cohesión, en el apartado Cultura: un
establecer o consolidar esta actividad económica está punto de crecimiento económico de las Directrices
determinando la puesta en marcha y activación de para los programas del período 2000-2006 (1999/C
muchos nuevos proyectos museísticos y patrimonia- 267 /02) se afirma que la cultura está estrechamente
les. La repercusión económica es un criterio que cada relacionada con el turismo, ya que el patrimonio cul-
vez está adquiriendo mayor peso a la hora de impul- tural de una región no sólo contribuye al desarrollo
sar dichos proyectos (7). de una identidad local o regional, sino también a la
La irrupción del turismo está convulsionando todo atracción del turismo. La cultura ofrece, por lo tanto,
el campo patrimonial. José Luis Álvarez Álvarez posibilidades de creación de empleo, factor de
escribe que desde la aparición de los museos en el importancia fundamental en las regiones desfavore-
siglo XVIII estamos asistiendo probablemente a la cidas de la Comunidad con una alta concentración
mayor revolución, y que el museo de ser una institu- de potencial cultural. La dimensión cultural deberá
ción excepcional se ha convertido en algo connatural integrarse en las estrategias de desarrollo del turis-
a cualquier ciudad incluso de tamaíio de mediano mo. Los intercambios de experiencia entre las regio-
(2001:47). Al respecto habría que añadir que este nes o las autoridades locales ayudará a la transferen-
deseo de tener un museo no sólo se da en las ciuda- cia de conocimientos acerca de la cultura y de las
des grandes y medianas, sino también en las ciudades formas de desarrollar el turismo cultural y de las for-
pequeñas así como en los pueblos y en las zonas rura- mas de desarrollar el turismo cultural y a encontrar
les. soluciones conjuntas. El potencial cultural de una
No obstante, ligar los proyectos patrimoniales con región la hará más atractiva a los inversores exterio-
el turismo y el desarrollo económico no es algo que res en general.
haya surgido exclusivamente en estos últimos años. Actualmente son los factores económicos los que
En Francia, Austria y otros países europeos hace ya están impulsando en gran medida la puesta en marcha
unas décadas que se viene dando esta práctica. Inclu- de muchos de los proyectos patrimoniales en Europa.
so en España durante la dictadura franquista dentro Sin embargo, además de esas a priori consecuencias
del II Plan de Desarrollo se emprendió una política de positivas que el patrimonio pueda aportar al desarro-
creación de museos de artes y costumbres populares llo económico y social en un territorio, conviene no
con el objetivo de buscar una rentabilidad favorecien- olvidar algunos aspectos anteriormente señalados.
do el turismo (Fernández de Paz, E. 1997:110-112). Como afirma Lloren<; Prats (1997:46) aunque este-
Aun así, han sido las instituciones europeas las que mos hablando de proyectos patrimoniales impulsados
han dado el mayor impulso a esta estrategia de poten- básicamente por el turismo, éstos no dejan de ser pro-
ciar el desarrollo económico atrayendo el turismo puestas identitarias según sean los intereses de los
gracias a la oferta patrimonial. Ya en 1979, la Asam- promotores. En estos proyectos se corre el riesgo de
blea Parlamentaria del Consejo de Europa en su reco- que los intereses económicos primen sobre los
mendación 881 apuntó la importancia cultural y demás, dando satisfacción a una «construcción ideo-
sociológica del patrimonio rural, así como la preocu- lógica que tienen mucho que ver con un consumismo
pación por el desinterés en cuanto a su conservación. peifectamente integrado en el sistema capitalista»
Pero es desde 1988, a partir de los Marcos Comunita- (Agudo Tarrico, J. 1997:106). Ya nos advierte Isido-
rios de Apoyo con el objetivo de fomentar el desarro- ro Moreno que en nuestro mundo actual el absoluto
llo y el ajuste estructural de las regiones menos favo- social central (el sacro dominante) es el Mercado, la
lógica de este, el mercantilismo, tiende a regirlo todo,
incluido el Patrimonio Cultural. De aquí que haya
(7) Al respecto, por ejemplo, Cyril Simard (1991:231) propone el hecho fortuna su consideración como «capital simbó-
empleo de la palabra economuseología para definir la unión de lico». Este capital tiende hoy a ser invertido por quie-
una empresa artesanal y la museología. nes pueden controlarlo - aquellos que pueden definir
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lo que es y lo que no és Patrimonio, y qué aspectos de juego aquí tienden a ser los de la elite o de grupos
este se focalizan y activan - sobre todo en cuanto a dominantes, como profesionales encargados del
sus posibilidades de valorización en el mercado patrimonio, burócratas y políticos. En el otro extre-
(1999: 327). mo, el proceso ascendente intentaría permitir que
Esta subordinación del patrimonio a los posibles aquellos más inmediatamente afectados por el
beneficios económicos esta posibilitando que desde emplazamiento, tales como la comunidad local, esta-
hace unos veinte años los economistas se vayan bleciesen sus propios valores; en tal caso, las formas
incorporando en la realización de los proyectos de interpretar los criterios de valor cultural, y la
museísticos y patrimoniales. Sin embargo, los econo- importancia relativa que los acompaíia, posiblemen-
mistas no dejan de aplicar los principios económicos te difiera, quizá marcadamente, de aquellas obteni-
de la teoría neoclásica de la utilidad a los bienes cul- das en el caso descendente (Throsby, D. 2001:99).
turales. La aplicación de esta teoría económica, que Según Isabel Merchán Benítez ante los beneficios
se articula según las preferencias de los individuos, económicos que el turismo puede originar muchas
hace que el patrimonio sea abordado en función de su administraciones locales buscan cualquier bien, prin-
valor económico, obviando lo que el economista cipalmente arquitectónico, que se caracterice por su
David Throsby denomina el valor cultural y sin el antigüedad o la originalidad del mismo y sujeto a los
cual no se podría abordar en su complejidad el patri- postulados reduccionistas y esencialistas del patri-
monio y los proyectos patrimoniales (2001:40-49). monio histórico-artístico (1999:51). En el mundo
Según este autor, el valor cultural de un bien patrimo- rural, a su vez, donde no existe en muchos casos un
nial viene dado por su valor estético, espiritual, bien de esas características se busca la recreación de
social, histórico, simbólico y de autenticidad del bien las más puras y tradicionales formas de vida prein-
en cuestión y, por lo tanto, nos acercaría a la defini- dustrial para una sociedad urbana que busca las vie-
ción antropológica de la cultura (8). jas autenticidades, de espacios y modos de vida en
Asimismo la articulación de los proyectos museís- los que proyectar la imagen neorromantizada de un
ticos en tomo al turismo con el objetivo específico de pasado de bondades imaginadas (Agudo Tarrico, J.
favorecer el desarrollo económico no hace sino aña- & Femández de Paz, E. 1999:11).
dir nuevos elementos de reflexión a los ya expuestos Otra función, esencialmente social, se ha venido
con relación al patrimonio histórico-artístico. Más si incorporando también en los últimos años a los pro-
cabe, cuando muchos de estos proyectos que buscan yectos patrimoniales, especialmente a los museísti-
atraer el turismo no hacen sino fortalecer los propósi- cos, función que apenas se contemplaba hace una
tos del patrimonio histórico-artístico porque a la enti- pocas décadas. Algunos de los museos y de las
dad que proporciona los fondos para el proyecto se le infraestructuras patrimoniales se han convertido en
permite llevar la voz cantante, o ella misma se arro- lugares de reunión de gentes. Centros dinámicos que
ga el derecho a hacerlo. Biiena parte del trabajo han dejado de ser lugares de reposo para lo que ini-
sobre el patrimonio realizado con fondos públicos cialmente fueron diseñados. Cafeterías, tiendas, salas
entra en esta categoría, en la que los gobiernos para conferencias, congresos o seminarios son espa-
nacionales, regionales y locales gastan dinero en los cios y actividades que se han venido incorporando en
proyectos que ellos deciden. Los valores (plural) en dichos proyectos. El 1nuseo es hoy un instrumento al
servicio de la cultura de masas (Moneo Vallés, J. R.
2001:155), donde la participación de los individuos y
(8) El primer sentido en el que vamos a utilizar la palabra «cultu- de los grupos sociales ha modificado aquella idea del
ra» es en un amplio marco antropológico o sociológico para museo inerte, limitado a la exposición y dirigido a un
describir un conjunto de actitudes, creencias, convenciones, público más bien homogéneo. Al igual que en los
costumbres, valores y prácticas comunes o compartidos por
cualquier grupo. El grupo se puede definir desde el punto de
cambios anteriormente analizados, la presencia de la
vista político, geográfico, religioso, étnico o de alguna otra sociedad en el museo no es sino una manifestación
característica, siendo posible referirse, por ejemplo, a la cul- más de los cambios que se han venido produciendo
tura mexicana, vasca, judía, asiática, feminista, empresarial, en la propia sociedad. Hay autores que incluso van
juvenil, etc. Las características que definen al grupo se pueden más allá, al equiparar el museo con la plaza mayor
concretar en signos, símbolos, textos, idioma, instrumentos,
tradición oral y escrita, y por otros medios. Una de las princi- (Pérez Sánchez, A. E. 2001:22-23); al considerar que
pales funciones de estas manifestaciones de la cultura del esta institución, siguiendo la línea de los ecomuseos,
grupo es establece1; o al menos contribuir a ello, la identidad debe ser el articulador de la planificación cultural y
distintiva del grupo, y por lo tanto proporcionar medios para de la gestión general de los recursos y valores mate-
diferenciar a los miembros del grupo de los de otros grupos.
Esta interpretación de la cultura será especialmente útil al
riales e inmateriales de un territorio (Sierra Rodrí-
presente propósito para examinar el papel de los factores cul- guez, X. C. 1999:192); o como apunta Vincenzo
turales en los resultados económicos, y la relación entre la cul- Padiglione, siguiendo los planteamientos de Riviere o
tura y el desarrollo económico (Throsby, D. 2001: 18). de Cameron, el museo tiene que impulsar la promo-
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czon humana (1999:218-219). Obviamente, para posteriormente en las autonomías, aunque cada auto-
valorar esta nueva función, los criterios históricos y nomía haya realizado, a su vez, sus propias elabora-
artísticos o los principios de las disciplinas clásicas del ciones (Gómez Pellón, E. 1999:17-23).
campo museístico y patrimonial no son suficientes. Al respecto se puede afirmar que hay un acuerdo
Para terminar, hay que señalar que los cambios general al considerar que la Ley 16/1985 ha supuesto
sociales y culturales también han afectado al elemen- un avance con relación a la Ley Reguladora del Patri-
to central del patrimonio histórico-artístico, es decir, monio Histórico-Artístico del 13 de mayo de 1933.
al bien material. A partir de 1966, tras los trabajos de Aunque aquella ley introdujo el criterio de valor cul-
la Comisión Franceschini, el elemento material del tural como factor de referencia y contextualizador
bien comenzó a pasar a un segundo plano a la hora de (Agudo Tarrico, J. 1999:36), no dejaba de ser deudo-
determinar su importancia patrimonial. Desde dichos ra de la tradición histórica y artística al prevalecer los
trabajos son los valores que el elemento representa o criterios de monumentalidad, singularidad y antigüe-
los significados que éste tenga para los grupos socia- dad. Durante la dictadura, la legislación aprobada fue
les los que deben de tomarse en consideración a la fragmentaria, dispersa y difícil de coordinar (Álva-
hora de declararlo o no como bien cultural, sea cual rez Álvarez, J.L. 1997:20). No supuso mayores cam-
fuera su materialidad. Las consecuencias de este bios respecto a la Ley de 1933, salvo que durante
cambio de criterio han tenido tal repercusión que los dicho periodo el objetivo de reafirmar la identidad
límites del patrimonio histórico-artístico, también en nacional española se hiciese más evidente.
este caso, se muestran insuficientes para abordar el Con el fin de la dictadura y de acuerdo al manda-
nuevo campo patrimonial. to 46 de la Constitución Española de 1978 se elaboró
Si de la materialidad se pasa al significado y a los la Ley 16/1985 del Patrimonio Histórico Español,
valores, lo primero que se denuncia y se cuestiona es anteriormente citada. En ella, se amplía el campo
la visión metahistórica y elitista del patrimonio (Padi- patrimonial incluyéndose en dicha ley los bienes
glione, V. 1999:217-218) encubierta en la propia muebles e inmuebles del patrimonio histórico-artísti-
materialidad, en la belleza, y en la originalidad y co, el patrimonio arqueológico y el etnográfico, los
autenticidad de los bienes histórico-artísticos. La museos, los archivos y las bibliotecas de titularidad
validez de este criterio único y universal que permitía estatal, así como el patrimonio documental y biblio-
determinar qué elemento merece ser considerado gráfico. Aunque la ley abre un nuevo periodo, ésta
como bien y consecuentemente conservado, se pone sigue sin abandonar definitivamente aquellos crite-
en cuestión. Asimismo, la visión disciplinaria que se rios en los que se fundamentó su predecesora del año
funda en la autoridad también hay que restringirla. En 1933. El título de la Ley es un buen ejemplo. En esta
muchos casos, este criterio de autoridad no hace más cuestión, la ley no ha seguido las indicaciones de los
que certificar el primer criterio, tal y como se ha seña- organismos internacionales, que desde la reunión de
lado anteriormente. la UNESCO celebrada en París en 1970, ha venido
Sin embargo, al limitar la autoridad de esos dos adjetivando el patrimonio como cultural (Gómez
criterios e intentar abordar los posibles bienes cultu- Pellón, E. 1999: 20). Otro ejemplo de la influencia de
rales según su significación cultural y su valoración aquellos criterios se puede advertir en dicha Ley
social, se está ampliando el ámbito patrimonial hasta cuando se afirma que ésta busca asegurar la protec-
tal punto que cualquier elemento cultural -tenga ción y fomentar la cultura material debida a la
soporte material o no- puede ser considerado como acción del hombre en sentido amplio, y concibe aqué-
bien cultural. Asimismo, este planteamiento global lla como un conjunto de bienes que en sí mismos han
no sólo pone en cuestión los criterios tradicionales de de ser apreciados, sin establecer limitaciones deriva-
clasificación de los bienes, sino que también afecta, das de su propiedad. uso. antigüedad o valor econó-
por ejemplo, a la organización de la exposición, a la mico (Ley 16/1985) (9).
recontextualización y resemantización de los bienes, Sin embargo, el avance es notorio ya que se arti-
al discurso elaborado en el recorrido expositivo o a la cula en tomo al Bien de Interés Cultural (BIC) que es
imagen que de un grupo social se quiera transmitir y tributaria de la Comisión Franceschini, tal y como se
difundir a través de los bienes culturales. ha señalado anteriormente.
Las tensiones entre los aún consolidados criterios La tensión entre los criterios del patrimonio histó-
histórico-artísticos y los incipiente criterios sociales y rico-artístico y los del patrimonio cultural se puede
culturales, se ponen de manifiesto en las leyes apro- seguir en la incorporación del patrimonio etnográfico
badas en España con relación al patrimonio a lo largo a dicha Ley. Por un lado, la inclusión del patrimonio
de las últimas décadas. La Ley 16/1985, de 25 de etnográfico ha supuesto un avance al incluir los bie-
junio, del Patrimonio Histórico Español es buen nes relacionados con la cultura tradicional del pueblo
ejemplo de dichas tensiones, la cual, a su vez, ha mar-
cado las directrices generales de las leyes aprobadas (9) El subrayado es mío.
DEL PATRIMONIO HISTÓRICO-ARTÍSTICO AL PATRIMONIO CULTURAL: REFLEXIONES DESDE LA ANTROPOLOGÍA 87

español, bienes tanto materiales como inmateriales: los bienes inmateriales - ligados principalmente a las
hasta entonces, la parte de la cultura que no se sus- actividades rituales y económicas de la cultura tradi-
tanciaba materialmen,te resultaba sistemáticamente cional -. Estas actividades, al haber sido ignoradas
relegada patrimonialmente. Bajo la expresión de generalmente por las otras ciencias sociales, han per-
«conocilnientos y actividades» se dibujaba un amplí- mitido la entrada de la antropología al campo patri-
simo campo en el contexto de un patrimonio, como el monial. Sin embargo, considero que la incorporación
etnográfico, que se hallaba especialmente necesitado de la antropología a dicho campo no debe acarrear la
de protección (Rioja López, C. 1996 citado en Gómez limitación de un espacio patrimonial propio, diferen-
Pellón, E. 1999:23). La incorporación del patrimonio ciado del de las otras disciplinas. Apoyándose en sus
etnográfico, concluye Eloy Gómez Pellón, supone un teorías y metodologías la antropología puede dar
giro de extraordinaria importancia en la percepción cuenta mejor de un determinado tipo de bienes cultu-
del patrimonio cultural (1999:23). rales, pero nunca deberá delimitar un conjunto propio
Sin embargo, este reconocimiento apenas está de bienes patrimoniales, más allá de lo que la praxis
teniendo un reflejo en la praxis patrimonial. Esther antropológica establezca. O acaso, ¿se podría trabajar
con el patrimonio antropológico, sin tener en cuenta
Fernández de Paz afirma que el avance es indiscuti-
lo que la historia, la arqueología, las bellas artes, la ·
blemente notorio, aunque en la práctica se continúa
arquitectura o el derecho, por poner algunos ejem-
considerando como un patrimonio menor (1997:112- plos, nos pueden aportar en el estudio de dichos bie-
113). Con mayor contundencia se expresa Montserrat nes? Por tanto, no se trataría de apropiarnos solamen-
Iniesta al respeto cuando afirma que en todos estos te de un trozo del pastel patrimonial a partir, por
instrumentos legales la administración haya empeza- ejemplo, de los recientemente incorporados bienes
do a hablar de «patrimonio etnológico» debería culturales inmateriales o de los bienes que dan cuen-
interpretarse como una victoria más bien pírrica, si ta de la llamada cultura tradicional. Se trataría, por el
ello supone una mera suplantación tenninológica de contrario, en primer lugar, de mostrar que los méto-
las antiguas «artes y tradiciones» y si los antropólo- dos de la antropología son válidos y necesarios para
gos no clarifican el contenido del nuevo ténnino abordar cierto tipo de bienes culturales y, en segundo
(Iniesta, M. 1995:145). Si un antropólogo, siguiendo lugar, que la antropología, junto con el resto de las
la generalidad de las definiciones legislativas del ciencias, nos puede mostrar quiénes, por qué, cómo o
patrimonio etnográfico, acude con un proyecto a las para qué se crea o actualiza un bien cultural. Por
instituciones públicas para que, por ejemplo, una o tanto, una visión antropológica del patrimonio nos
varias manifestaciones culturales sean consideradas debe conducir a superar aquella visión reduccionista,
como bienes culturales, se encontrará con un admi- fragmentaria y articulada en torno a las diferentes dis-
nistrador (en el mejor de los casos arqueólogo, arqui- ciplinas, visión expuesta anteriormente.
tecto o historiador del arte), que por más que relee la Con todo hay dos objecciones que nos obligan a
Ley, no encuentra reflejadas en los escuetos títulos ser cautos a la hora de fijar el papel que debe de jugar
del patrimonio etnográfico, por lo que siente graves la antropología en el campo patrimonial. La primera
dudas cuando subvenciona este tipo de estudios, y está dentro de la propia disciplina antropológica. A
tiende a no financiarlos. (Carretero Pérez, A. pesar de su carácter holístico, la especialización es un
1999:275). Y esto debemos considerarlo así porque la hecho que se está dando desde mediados del siglo
ley sigue articulándose, en la práctica, en función de XX, lo que necesariamente obliga a una comunica-
los criterios histórico-artísticos (Romero Moragas, C. ción fluida con el resto de las disciplinas. No obstan-
1995:45-46). En definitiva, este sucinto examen de la· te, tal y como señala Llorents Prats, ese punto de vista
legislación patrimonial española muestra que los cri- global y holístico, que nunca hay que abandonar a
terios seguidos en las activaciones patrimoniales pesar de la especialización, debe permitir a la antro-
siguen siendo los históricos-artísticos. La definición e pología realizar aportaciones cualitativamente distin-
incorporación del patrimonio etnográfico, si bien tas y más centrales en las investigaciones patrimonia-
supone un avance, su articulación y concreción es les (1997:102) (10).
excesivamente vaga, con lo que los criterios a seguir
son los fijados en los patrimonios mayores.
(10) Sobre esta misma idea insisten Elodia Hemández León y Vic-
III toria Quintero Morón cuando escriben que las pretensiones
holísticas de la disciplina antropológica se adaptan pe1fecta-
En este nuevo marco de reflexiones teóricas y mente a este carácter integrador y omnicomprensivo del patri-
aproximaciones holísticas y contextualizadoras acer- monio (1999:32) o cuando Esther Femández de Paz afirma que
ca del patrimonio cultural, considero que la antropo- ciertamente, desde la mirada antropológica, a nadie escapa
logía puede desempeñar un papel importante. Se ha que ningún bien patrimonial, sea cual sea su particular cate-
afirmado que la antropología ha encontrado en los goría de interés, puede ser entendido atendiendo a una sola de
sus cualidades y que, por tanto, sólo cobra sentido en su com-
últimos años su razón de ser en el campo patrimonial pleta colltextualización sociocultural. Y la disciplina capaz de
gracias, por ejemplo, a la incorporación al mismo de aportar esa visión de conjunto es la antropología (1999:277).
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El segundo aspecto a tener en cuenta a la hora de vación del Patrimonio. Madrid: Fundación BBVA &
establecer el papel de la antropología dentro del A. Machado Libros, pp. 41-57.
campo patrimonial, es la escasa presencia que ha Bartolomé Arraiza, A.
tenido esta disciplina en dicho campo (11). En el País (2001) "Algunas consideraciones en tomo al
Vasco, por ejemplo, a principios del siglo XX, y a patrimonio y su conservación", Los museos y la con-
pesar de la puesta en marcha de los museos de San servación del Patrimonio. Madrid: Fundación BBVA
Telmo en San Sebastián (1902), el Museo Etnográfi- & A. Machado Libros, pp. 59-60.
co Vasco en Bilbao (1917) o el Musée Basque en Carretero Perez, A.
Bayona (1922), esto no supuso la existencia de una (1999) "Patrimonio etnográfico, teórico y prácti-
concienciación general de que las colecciones etno- co", Anuario Etnológico de Andalucía 1995-1997.
gráficas sean objeto de interés para el Patrimonio Sevilla: Junta de Andalucía, Consejería de cultura,
Cultural Vasco (Mujika Goñi, A. 1995:284). Esta cir- pp. 273-276
cunstancia se agravó por la Guerra Civil y por la pos- - (1999) "Museos etnográficos e imágenes de la
terior Dictadura, y que habría que esperar hasta las cultura", Patrimonio etnológico. Nuevas perspectivas
décadas de los 80 y los 90 para advertir la presencia de estudio. Granada:Instituto Andaluz del Patrimonio
Histórico, pp. 94-100
de etnógrafos, más que etnólogos o antropólogos, en Duelos, J.C. & Veillard J.Y
las activaciones museísticas y, por tanto, patrimonia- (1992) "Museos de etnografía y política",
les que se pusieron en marcha. Aun así, no es éste un Museum, 175:129-132.
problema que se circunscriba solamente al ámbito de Fernandez de Paz, E.
los museos y del patrimonio dentro de la antropolo- (1997) "EL estudio de la cultura en los museos
gía. Por lo general, después de la Guerra Civil todas etnográficos", Boletín del Instituto Andaluz del Patri-
las actividades antropológicas se ralentizaron o sim- monio Histórico, 18:109-118.
plemente se paralizaron (Aguirre Baztán, A. - (1999) "Inventario andaluz de bienes de interés
1993:29). Hubo que esperar hasta los años setenta etnológico: los inventarios en los museos etnológi-
para que la disciplina tomara un nuevo impulso gra- cos", Anuario Etnológico de Andalucía 1995-1997.
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