Está en la página 1de 27
CARTHAGINENSIA Revista de Estudios ¢ Investigacion Volumen XV Instituto Teolégico de Murcia O.RM. —_Julio-Diciembre 1999 Universidad de Murcia Niimero 28 SUMARIO ESTUDIOS, Jargen Moltmann Sitwacisn de la teologia al final del siglo XX... Xabier Pikaza a teolgiaespaola ante el finde meni, De la iberacin ala esperanca (1975-2000). Pablo Richard Futuro dela Teologia de a Liberacién, Una vision desde América Latina Patricio Peilver Gémer Contextosy posbitidades de la flosofa expat José Antonio Merino Abad 2 francscanismo ys futuro Angel Gatindo Problemas éicos en la atenciin al enfermo mental anciano Marfa José Vilar Contribuciin ata biografia del cardenal Mariano Rarrio, Obispo de Cartagena y arzobispo de Valencia (veintierés cartas inéditas, 1858-1874)... + 251324 325.5 347-368 369.393 398-412 41.448 NOTAS ¥ COMENTARIOS Gonzélo Ferndndez Hernandez Arrio y a misica. 449-430 ‘Juan José Tamayo-Acosta [Ni clérigos, ni laicos. Cristianos en comunidad. BIBLIOGRAFIA ...... NOTAS BIBLIOGRAPICAS LIBROS RECIBIDOS ... INDICE 45-465 467-490 491-500 01-504 ENERAL 505-510 EL FRANCISCANISMO Y SU FUTURO JOSE ANTONIO MERINO L. Introduccion En el franciscanismo hay muchos caminos y senderos: caminos trillados pot los que todos 0 casi todos andan, caminos 0 senderos interrumpidos, ccaminos intransitados y senderos insospechados. Sirviéndome de un feliz, pensamiento de Heidegger diré con él, pero aplicandolo al franciscanismo, {que “hay muchas sendas ignoradas atin. Pero cada pensador se ha asignado s6lo un camino el suyo- y debe recorrerlo arriba y abajo, pata acabar con: sideréndolo como suyo, aunque jamés le pertenecerd, y decir lo que pueila averiguar siguiendo este camino”. Las ideas claves en el franciscanismo nunca estén definitivamente pose- as, sino que invitan a nuevas formulaciones e interpretaciones. El pensa- miento franciscano, que brota de la vida y de la experiencia inacabada, es jempre tun pensamiento inaugural que va més allé de la palabra hablada para convertirse en palabra hablante. Es un discurso que asume lo sincréni- co de su espiritu fundacional en dislogo permanente con lo diacrénico de cada época. ‘Son muchos los elementos y los ingredientes que constituyen el francis- canismo, pero su alma es Francisco de Asis. Conocer la estructura vital y arquitect6nica del franciscanismo implica y exige conocer y reconocer los, elementos constitutivos de un sistema que es vida, es accién, es pensa- ‘miento y es interpretacién. En este sistema sincronizan arménicamente vida ¥y pensamiento, mistica y trabajo, contemplacién y acciGn, persona y comu hnidad, ser y hacer. El franciscanismo es un movimiento de amplias propor ciones que tiene su origen en Francisco de Asis y que se ha ido agrandan- do, y sigue agrandindose, en la medida en que conecta con su fuente e ins- piracién genuinas. Por eso, conocer esa fuente es ya estar preparados para comprender el caudal que hace ocho siglos comenaé a correr, confiando- «ue no se seque sino que se transforme en torrente con el pasar del tiempo.- EI franeiszanismo originario se present como un fenémeno vilido y transformador, que poco a poco logré introducirse en los mas variados sec- tores sociales y culturales. Fue un movimiento evangélico que pronto adquirié grandes proporciones e incidié de modo decis vo en lo religioso, en lo social, en lo cultural, en la literatura y en el arte, De tal modo que la historia posterior del cristianismo ha tomado un ritmo que sin el francisca- nismo hubiera sido de otro modo. BI ilustre medievalista J. Le Gof? afirma «que los franciscanos, abriéndose a todas las clases sociales y a ta cultura popular y Iaica, rompieron las barreras que el mundo clerical habfa impues- to @ la culture tradicional, BI franciscanismo primitivo, atento a la realidad total, supo descubrir las nuevas formas culturales que emergian en el pen- sar, en el sentir y en el actuar del pueblo. En el mundo franciscano no cabe Ja famosa acusacién de! Manifiesto comunista a la nueve sociedad: que “no ddej6 mas nexo entre hombre y hombre que el desnudo interés, que el ine- xorable pago en metilico”. Si el lucro desmedido de la sociedad industrial, capitalista_y burguesa infeccion6 y corrompié las relaciones sociales, las micro y las macrorrelaciones humanas, los vinculos familiares, la amistad, el amor, la ayuda al otro y lo més humano que se da en la persona, necesi tamos reconstruir una nueva sociedad no basada en el interés, en el egois- ‘mo, en el célculo, en el pago, en la eficacia, en la rentabilidad y en el valor ccontable, sine en el valor personal y comunitario de la dignidad, amistad, ‘amor, fraternidad, libertad y comunién del hombre. La familia franciscana, después de la experiencia d= ocho siglos, atin puede brindar para el préximo milenio ese nuevo esquema de la sociedad ue anhelames y de la cultura de la fratemidad que necesitamos. Francisco fue un creador de cultura, no un distribuidor ni un consumidor de cultura. Su cultura pertenece a la existencialidad abierta y creadora y no a una cul- tura de la simple interpretacién y de la imitacién. Estaba muy lejos de la avidez libresca, pero era un hombre de profunda y prolongada reflexién y estudio personalizado, No estudié en los libros, sino en las fuentes que ori- ginan los libros y que inspiran tantos voltimenes de biblioteca. Por eso su ‘palabra fue original y lev6 a su época la categoria de lo nuevo la capaci- ‘dad de intentar nuevos comienzos. Su saber no era ciencia, sino conciencia hecha sabidurfa, ya que tra de descubrir la verdad para después vivirla. La auténtica sabiduria no pretende tanto poseer verdades cuanto ser posefdo Le Goer J, Francesco Asis (Milano 1967) por la verdad que nos trasciende; no se preocupa tanto de la cantidad de ‘conocimientos que uno tiene que meter en la cabeza, sino de vivir en cohe- rencia con la verdad fundamental que salva y hace libre al hombre. Bse convencimiento le llevé a una forma singular de vivir y de tratar al mundo y a todos los seres humanos y mundanos, que tuvo tal impacto en su siglo {ue logré cuestionar el paradigma de la cultura vigente. Aqui nos encontra- ‘mos con una de tantas ironfas de Ia historia, que precisamente un hombre inculto miné la cultura de su tiempo. Francisco de Asis ha contribuido, con su estilo de vida, a crear una forma de ser y de vivie con no pocas repercusiones en la cultura occidental. El fundador de la fenomenologia de los valores, Max Scheler, ve en el Poverello a “uno de los mayores escultores del alma y del espiritu en la hi toria europea, que consiste en el memorable ensayo de dar unidad y traer a sintesis en un proceso vital a la mistica del amor omnimisericordioso, aco- ‘mistico y personal, que ya no miraba hacia abajo, sino hacia arriba, aporta- do por el eristianismo y fundido con el amor de Jestis, juntamente con la unificacién afectiva vital-césmica con el ser y la vida de la naturaleza. Tal fue la rara hazaiia del santo de Asis”. El franciscanismo es todo un movi- miento vital, religioso, social, evangélico y doctrinal que es imposible afrontar, en esta breve reflexién, en cuanto a su posibilidad o imposibitidad para el préximo futuro, Cuando uno se pregunta sobre 1a utilidad o inutili- dad de una realidad humana © de una doctrina, hay que distinguir sobre la, utilidad de qué, para qué y para quién. Muchas cosas son totalmente inac- tuales, no porque no valgan sino porque son futuro y ofrecen un mensaje ‘que el hombre de hoy no es capaz de percibir. En esta reflexién, que pre- sento aquf, no pretendo tanto ofrecer una doctrina cuanto sefialar posibles ceaminos para los hombres del proximo siglo. Caminos que no van dirigidos 4 Jos franciscanos, a los cristianos, a los creyentes, a los hombres de una cultura determinada, sino al hombre en cuanto tal. Creo que los caminos 0 senderos aqui presentados sirvan de fermento para un nuevo humanismo abierto, garantizado por la experiencia de ocho siglos y en la certeza de que el hombre es eternamente humano y necesita de una permanente humaniza- cién, Hoy ya no sirve més Ia tesis del supethombre, pero tampono del infra- hombre. Necesitamos encontrar el justo camino de la verdadera humaniza- cin; y en esa andadura van los siguientes caminos, senderos o atajos, Sewttex, M., Wesen und Formen der Sympathie (Bonn 1931), 130. Sobre el inflvjo ‘de, Peanciso ctl cultura el Renacimiento cfr, HUANG, 3, EY concept de ta historia (México 1946), 124-128 m 1056 ANTONIO MERINO IL. Hacia wn nuevo humanismo Al ponerse en contacto con el pensamiento de los més relevantes pensa- dores de la ‘amilia franciscana se observa un entronque comin y un modo peculiar de ver, de interpretar y de valorar la vida y To que acontece en ella Se habla normalmente, y con toda justicia, de escuela franciscana. Yo diria mejor de seasibilidad y de talante comin en la interpretacién y en la visua- lizacién de fondo de la temtica tratada, Es conocida la maxima libertad de pensamientc que reina en esta familia, incluso la oposicign y, a veces, la crf- tica de tinta gorda entre sus propios miembros. Pero la orientacién de fondo y la sensibilidad manifestada son sorprendentemente convergentes. Esto se ‘debe a que previamente a Ia elaboracién de un sistema o de una doctrina se hhabja vivido una fuerte experiencia al interior de un comunidad, que ha sido siempre la gran protagonista y portadora de la sistematizacién filos6fico- teolégica, Buenaventura, PJ. Olivi, R. Bacon, J. Duns Escoto, Ockham, por citar S6lo los nombres més relevantes, son claro exponente de orientaciones intelectuales diversas, pero todos ellos entroncan curiosamente en el cédigo genético y explicativo de ese talante llamado franciscano, El verdadero humanismo, el humanismo del hombre integral, el huma- nismo que defiende y protege la dignidad y los més profundos valores de la persona no esta en las solemnes proclamas de los partidos ni en los mas halagadores sistemas politicos o filos6ficos, sino en el modo cémo se viven las relaciones interpersonales, los compromisos sociales y la vida cotidiana del trabajo, del ocio, del amor, de la diversi6n y de las demés relaciones con sus semejantes, Es aguf donde hay que analizar el mensaje, el contenido y el talante humanista de un sistema, de una religién, de una filosofia, de una politica 0 de un grupo humano. Es aquf precisamente donde el francisca- nismo, come vivencia y como pensamiento, sc revela en toda su profundi- dad y significacin, EI franciscanismo no es sélo un modo de relacionarse con Dios y de interpretar la relacién de Dios con el hombre y con el mundo; ‘es ademas un modo de vivir y de interpretar las relaciones del hombre con ‘el hombre y de! hombre con ia naturaleza y con la cultura, El modo de tra- tara los dems crea un estilo, y este estilo refleja un talante singular que se manifiesta en el gesto, en el saludo, en el trato normal y en todos los momentos del estar junto al otro, de vivir con el otro y de ser para el otro. La sociedad contempordnea ha logrado grandes progresos y adelantos en la técnica y en la ciencia, en los medios de comunicacién social y en el acortar distancias espaciales. Pero a este progreso material no siempre le ha acompatiado un progreso espiritual, moral y humanizante, Hoy asistimos a las grandes y atormentadas soledades concentradas, a la cultura informéti- cea de multitudes convertidas en cifras, a una dinimica de produccién y de consumo en donde lo personal, lo ético, los valores subjetivos y los largos espacios de comunicacién no estin suficientemente atendidos porque no finden ni producen. En el alba de este tercer milenio, que representa un importante periodo hist6rico a favor de los derechos humanos y del mejoramiento de la vida, se siente la necesidad de pasar del anonimato a lo personal, de la masa al ini vviduo, de una vida programada y rutinaria a una vida significativamente. lena de sentido, de una experiencia codificada a otra esponténea y creado- ra, de una conciencia frecuentemente adormecida a otra conciencia vigilan- te sensible, de una accién repetitiva y sofisticada al discurso de la accién personalizada y comunicativa. Hay que llegar ciertamente a la civilizacién de lo universal, pero a través de la civilizacién de lo conereto, de los ges- tos, de las actitudes, de los comportamientos cotidianos y de las relaciones interpersonales. Asi se logrard la renovacién de la existencia profunda, fuente de un nuevo pensar, de renovados juicios de valor, de sentimientos ‘més humanizados y de opciones més civilizadas. ‘Ante esta sociedad modema, en la que casi todos tratan de pedir y exi- air, hay que preguntarse si el franciscanismo tiene algo importante que decir y algo serio que ofrecer. ,Su oferta serd pura arqueologta o ser capaz ain de profecia y de fermento de renovacién y de humanizacién? {Repeti- 14 a la letrael discurso de hace ocho siglos o tendré la audacia, el coraje de ofrecer su vigor y su espiritu transformador con otro lenguaje y otro soni do? El franciscanismo no es un movimiento espiritualfstico, sino evangéli co, siendo muy sensible al dogma de la creacién y de la encarnacién, como principios iluminantes y operativos en la vida personal, comunitaria, ecle- sial y social La crisis actual, en sus expresiones més variadas, es de profundidad y no epidérmica, afecta ala totalidad de la existencia humana y no s6lo a alguna de sus dimensiones 0 expresiones, ni siquiera religiosa. No es sélo una reaccién negativa a ciertos humanismos, sino una revisi6n radical del hom- bre y de su puesto en el mundo, crisis de orientaci6n y de principios, que ‘queda resumida en el concepto de nihilismo. Por eso no comparto la expli- ccacidn sugestiva que da el te6logo suizo E, Brunner sobre la crisis de la cul- ‘ura cuando sostiene que, en Ios tres dltimos siglos, la idea de 1a dignidad humana se ha degradado debido a que la categoria biblica “homo-imago Dei” se ha sustituido por una categorfa puramente racional, y porque la Tustracién (Aufklirung) sustituy6 el tefsmo biblico por el deismo filos6fi- co y la trascendencia religiosa por una trascendencia metafisica’ runner, E., Chrstentum und Kultur (ich 1981), 7 Jost axTosto MERINO La gran secularizacién cultural surgié poderosamente en el Renacimien: to, en donde se produjo un fuerte movimiento antropocéntrico que se con- sumé en el racionalismo, en el empirismo y en el psicologismo. A partir de tentonces el yo surge como fuerza y criterio decisivos. De tal modo que la realidad se divide en dos bloques: yo-no yo, yo-ti, yo-sociedad, yo-mundo, yo-Dios, yo-ley. La realidad se hace marcadamente dual y antitética, En lugar de ver presencias en el otro, en el ti, en e! mundo, en Dios, en la sociedad, se ven resistencias que hay que dominar, someter 0 eliminar. De ‘este modo Ia vida humana se convierte en el horizonte ineludible de incon- tables enfrentamientos y que tendra su maxima expresiGn en la lucha con- tra el otro, en un exacerbado atefsmo, en la explotacién de la naturaleza & través de la técnica y en un individualismo irritate. El problema de la cul- {ura europea y occidental es, pues, un problema de distanciamiento de rea- lidades que se han hecho recelosas y hostiles entre Esa situaci6n cultural ha producido una actitud generalizada de recelo y de sospecha en los mas variados sectores humanos, La incomunicabilided hhumana tiene su raz6n justficante en Ia tradicién cultural occidental. Cua do Descartes inicia su andadura filos6fica plantea el problema del otto desde la raz6n solitaria y no desde la razén comunicativa ‘Al final de la primera parte del Discurso del método, Descartes nos ofte- 1 objeto fundamental de su investigacion en los siguientes términos: ‘Después que hube pasado algunos afios estudiando asf en el libro del ‘mundo y tratando de adquirir alguna experiencia, tomé un dfa la resolucicn de estudiar también en m{ mismo y de emplear todas las fuerzas de mi inge- nio para elegir los caminos que debia seguir™. Pero el logro de exe rmoi-méme, de ese yo mismo, es fruto de una decepeién intelectual ante los diversos saberes y ante la experiencia misma. Si todos los saberes se han hecho problematicos, y sino me puedo fiar de los sentidos ni de las opinio- nes de la gente, entonces emerge el yo como titimo reducto fiable y segu- ro. Y a través de un razonamiento por analogia, el fildsofo francés interpre- tay concibe al otro como otto yo, y de ese modo trata de salir de la soledad. metafisica en la que esté anclado. Pero, jes que realmente se puede romper Ia soledad a través de un razonamiento? La duda universal de Descartes, alcanza al oto, al t6, de un modo implacable. De tal modo que vivir es con- " Descanres, Discours de la méthode (Edie. Garnier Flammion, Paris 1956), 38. EL suayado es mo. A Descartes se le suele presenta normalmente come el flsofy dela c= Fidad, pero es un actor que sahe mucho de enmascaramiento y de iron, A ete spac eS significativo el tuo del libro de Lexov, M., Descartes. Le pilosophe au ma:gue (Pars 1925), 2 vols vivir dudando y sospechando de los demés. Légicamente dice A. Glucks- mann, siguiendo las pautas cartesianas, “que existir democréticamente es

También podría gustarte