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■ documento anexo

Siete tesis sobre el Estado en


América Latina
I. Introducción vo acomodamiento —no ya un posibilis-
mo, sino lisa llanamente un “imposibilis-
La furia anti-estatista de los años pasa- mo”— al statu quo que predican las ideo-
dos (facilitada por el disfuncional elefan- logías dominantes y sus portadores. Este
tismo que habían adquirido las burocra- es el espacio propio de la política demo-
cias estatales en no pocos países de la re- crática, que puede abrirse poniendo en
gión) llevó a la indiscriminada elimina- discusión tesis como las que aquí se pro-
ción de agencias estatales, o a su apresura- ponen y reflexionando sobre los verdade-
da y desfinanciada “descentralización”, de ros desafíos del desarrollo democrático de
maneras que han afectado gravemente el América Latina.
cumplimiento de funciones básicas del Estas cuestiones, por supuesto, están im-
Estado, incluso en lo que respecta a la vi- pregnadas de poder. Quien está en condi-
gencia de elementales derechos civiles y ciones de manejar la agenda (qué se va a
sociales. discutir, por quiénes y en qué términos) ya
A la luz del camino recorrido en los últi- casi ha ganado la partida.1 Tal vez la indica-
mos años y ante la constatación de la subsis- ción principal de las fallas de la representa-
tencia de problemas que obturan la eficacia tividad, que se supone constituyen los cana-
estatal en la asunción de sus funciones bási- les democráticos del régimen frente a otros
cas, se impone recuperar la discusión polí- “insumos”, sea la marcada estrechez de
tica sobre los temas centrales, comprendi- nuestras agendas públicas. Los temas ausen-
dos en las preguntas de qué tipo de nación tes resultan principalmente de la pobreza
y sociedad son posibles y deseables y, por lo material y legal de muchos, y su consiguien-
tanto, qué tipo de Estado sería apto para te dificultad de movilizarse y ser política-
avanzar en esa dirección. mente representados.
La desigualdades y la difundida pobre- Esas ausencias también resultan, como
za que caracterizan el mapa de la región, se desprende de la segunda tesis, de la esca-
proveen un trasfondo singular a las demo- sa discusión pública acerca del tipo y propó-
cracias latinoamericanas y constituyen sito del Estado que sería compatible con, e
elementos ineludibles de un pensamiento instrumental para, el desarrollo humano y
democrático sobre el Estado en América la expansión de la democracia.
Latina. Asimismo, adentrarnos en el análi- Tampoco hay duda de que la globaliza-
sis político de las profundas brechas que ción impone fuertes restricciones, incluso
exhibe la región desde una perspectiva de- a los Estados más fuertes y desarrollados.
mocrática, nos coloca de frente ante la Pero, hay una importante distancia entre
complejidad de cortapisas e intereses que esa constatación y la pasividad guberna-
jaquean y limitan la capacidad de los Es- mental (es la distancia que media, por un
tados de avanzar en la dirección de zanjar lado, entre controlar algunas de las conse-
esas brechas. Ahora bien; el prudente re- cuencias negativas de la globalización y,
conocimiento de las restricciones existen- por el otro, adaptarse pasivamente y hasta
tes, sin embargo, no implica acatar el pasi- celebrar esas consecuencias). Como bien

1 Tal como expresa en un clásico texto Lukes 1974: 21, es necesario “incorporar al análisis de las relaciones de poder
la cuestión del control sobre la agenda de la política, así como de las maneras en que ciertas cuestiones potenciales
son excluidas del proceso político”.

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comenta un destacado especialista en el que también caracteriza a los países de la re-
tema: gión. La cuestión de la diversidad, de “lo
multi” en diferentes acepciones, está ligada
“La globalización económica de nin- a los Estados latinoamericanos desde su
guna manera se traduce necesariamente origen, tanto por las condiciones sociohis-
en una disminución del poder del Esta- tóricas pre-estatales como por el hecho po-
do; en realidad, está transformando las lítico de que en América Latina los Estados
condiciones en las que se ejerce el poder procuraron la creación de las naciones. Por
del Estado… Hay muchas buenas rezo- lo tanto, la construcción de democracia exi-
nes para dudar acerca de las bases teóri- ge dar cuenta de este fenómeno y pensar las
cas y empíricas de los argumentos acer- complejas formas de interrelación que se
ca de que los estados-nación están sien- dan entre los haces de democratización y las
do eclipsados por los patrones contem- pautas identitarias de amplios colectivos so-
poráneos de globalización”. ciales de existencia histórica en la región.
En la medida en que la democracia pre-
Con directo interés para nuestros países, supone el reconocimiento de todo indivi-
este autor agrega: duo como un agente dotado de razón prác-
tica y de la consiguiente dignidad,3 ella esta-
“Por cierto, cualquier evaluación de los blece una base universalista de trato funda-
impactos acumulativos de la globalización do en el respetuoso reconocimiento mutuo,
debe reconocer sus impactos altamente di- incluso con personas que tienen concepcio-
ferenciados, ya que ciertos tipos de impacto nes más colectivas, o comunitarias, de su
—ya sean decisionales, institucionales, dis- propia identidad. Como en otros temas, hay
tribucionales o estructurales— no son ex- aquí un largo camino a recorrer, pero —fe-
perimentados uniformemente por todos los lizmente— es uno en el que la democratiza-
Estados... el impacto de la globalización es ción parece estar teniendo efectos positivos.
mediado significativamente por estrategias
específicas de los gobiernos, así como socie-
tales, para desafiar, administrar o aliviar los II. Siete Tesis sobre el Estado en
imperativos de la globalización.” 2 América Latina
En conjunto, los problemas señalados A continuación se transcriben siete te-
ponen en cuestión, tal vez como nunca —y, sis sobre el Estado en América Latina. La
paradójicamente, bajo regímenes democrá- elaboración de estas tesis reconoce como
ticos— la credibilidad del Estado como “un fuente principal el trabajo de Guillermo
Estado-para-la-nación”. En contraste, en la O’Donnell que se incluye en este tomo,
medida en que el régimen democrático con- Acerca del Estado en América Latina con-
serve significados relevantes y que, más aún, temporánea (2002), preparado para el Pro-
se logre vigorizarlos, el Estado debería ser, y yecto del PNUD “Informe sobre el estado
ser generalizadamente reconocido como, de la democracia en América Latina, esta-
“un Estado-para-una-nación-de-ciudada- tus, percepciones ciudadanas, indicadores
nos/as”; es decir, como interpelador y pro- y agenda”, que fuera sometido a crítica y re-
motor de ciudadanía, no como invocador visión por el Proyecto.
de una comunidad orgánicamente definida Dado que la diversidad de las problemá-
que, como bien sabemos en América Latina, ticas nacionales en la región exige ser caute-
puede ser eficazmente manipulada por di- losos en la pretensión de concebir diagnós-
versos autoritarismos. ticos y criterios de políticas de aplicabilidad
Por último, es imprescindible referirse a universal, las tesis se plantean en el nivel de
la cuestión de la diversidad cultural y étnica generalidad que autoriza a describir con ra-

2 Held 1999: 441. Para similares conclusiones de otro reputado especialista véase Agnew 1999.
3 Véase O’Donnell 2002

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zonable legalidad el estado de situación im- corrección no puede ignorar irresponsable-
perante e iluminar algunas líneas posibles mente las severas restricciones —principal
de acción. A la luz de estas consideraciones, pero no exclusivamente económicas y, atrás
se propone discutir, en primer lugar, la per- de ellas, de fuertes constelaciones de po-
tinencia de estas tesis y, en segundo lugar, der— que sufren estos países; asimismo, esa
los corolarios políticos, sociales y económi- corrección debe reconocer que el juego de-
cos de las mismas en América Latina. mocrático admite diversos criterios y estra-
tegias, a ser dirimidos mediante los acuer-
Primera tesis. El problema principal del dos y los conflictos legalmente regulados
Estado latinoamericano no es el tamaño de que ese juego implica.
sus burocracias sino la ineficacia de las mis- Quinta tesis. Una condición para avan-
mas, la inefectividad de su sistema legal y la zar en la dirección indicada consiste en am-
escasa credibilidad del Estado y el gobierno. pliar la agenda pública —en especial de po-
De ahí deriva una debilidad que es un grave líticas públicas— de buena parte de los paí-
impedimento para avanzar en la democrati- ses de la región. Esta agenda ha estado casi
zación de los respectivos países. monopolizada por cuestiones de naturaleza
Segunda tesis. Sin perjuicio de la elimi- económica (casi siempre, además, definidas
nación de burocracias innecesarias y, en ge- según intereses de clases y sectores domi-
neral, de la racionalización de burocracias y nantes), así como por preocupaciones de se-
procesos administrativos, el principal tema guridad que esa misma agenda ha tendido a
de una reforma del Estado debería ser el definir de maneras propicias a criminalizar
plantearse para qué tipo de nación se pro- la pobreza y, con ello, a acentuar el ya hon-
pone que ese Estado sea.4 Entre otras conse- do hiato existente entre el sector popular y
cuencias, la respuesta que se dé a esta pre- resto de la sociedad.
gunta determinará cuáles burocracias son o Corregir las desigualdades y la pobreza
no “innecesarias”, cuáles deberían ser refor- material y legal de amplias capas de las po-
madas y, asimismo, cuáles creadas. blaciones latinoamericanas requerirá per-
Tercera tesis. Cada país de la región tie- sistentes y prolongados esfuerzos. Entretan-
ne sus peculiaridades, pero en casi todos hay to, se deberían hacer todos los esfuerzos ne-
una amplia proporción de la población que cesarios para que, con el respaldo de agen-
se encuentra por debajo de un piso mínimo cias estatales reformadas para servir a ese
de desarrollo humano, en términos no sólo propósito (ver segunda tesis), se extienda al
de bienes materiales y de acceso a servicios conjunto de la población una amplia gama
públicos, sino también de derechos civiles de derechos civiles y al menos una canasta
básicos. Los miembros de esta población no básica de derechos sociales. Esto no sólo se-
son sólo pobres materialmente, lo son tam- ría un acto de justicia; también implicaría
bién legalmente —incluso les son negados “empoderar”.
de hecho derechos que les están formal- Sexta tesis. Salvo excepciones no muy
mente asignados—. En este sentido, el sec- frecuentes, el Estado latinoamericano ha
tor popular tiene claro interés en un Estado presentado desde siempre una cara distante
fuerte (es decir, ancho [comprensivo - am- y ajena, cuando no hostil, a buena parte de
plio], como razonablemente eficaz, efectivo su población. La distancia histórica existen-
y creíble) ya que éste es el principal lugar te en buena parte de la región entre el Esta-
donde puede inscribir y hacer efectivos sus do y los diversos componentes del sector
derechos de ciudadanía. popular no ha disminuido en casi ningún
Cuarta tesis. La situación delineada en la país durante las décadas recientes. Además
tesis precedente es grave, por sí misma y de razones ya anotadas en las tesis prece-
porque tiende a corroer las bases de susten- dentes, este distanciamiento parece haberse
tación del propio régimen democrático. Su debido a dos procesos cercanamente conec-

4
Entre los muy pocos textos que, que yo sepa, se hacen esta pregunta véase Sola 1994.

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tados: uno, la ostensible influencia, como esos pueblos da lugar a severos problemas,
insumos de políticas públicas, de intereses que a veces no admiten soluciones realmen-
sobre los cuales no es fácil argumentar que te satisfactorias para nadie.
contribuyen a aspectos del bien común; se- Pero, y mostrando alentadoramente que
gundo, la actitud pasiva, si no obediente, el élan democrático de las últimas décadas
que han exhibido varios gobiernos frente a de América Latina no ha sido puramente
la globalización económica y financiera. formal, recientemente varios países han he-
Séptima tesis. La necesidad de ampliar y cho avances importantes (al menos en con-
homogeneizar la legalidad democrática del traste con el desconocimiento y la brutali-
Estado que, además de las esenciales garan- dad con que estos temas fueron tratados en
tías de previsibilidad y debido proceso, con- el pasado) en el reconocimiento de la iden-
sagre efectivamente los derechos de la ciu- tidad y derechos de esos pueblos.5 Esto im-
dadanía, plantea una paradoja frente a la re- plica una complicada pero no imposible
ciente emergencia y, en general, creciente doble tarea: por un lado, extender la legali-
reconocimiento, de los derechos colectivos dad estatal hasta eliminar las, a veces am-
de diversas minorías, sobre todo de los pue- plias, regiones en las que prevalecen de he-
blos indígenas. cho legalidades sultanísticas o mafiosas y,
En todos los países, incluso los llamados por otro, hacerlo de tal manera que esta-
“del Noroeste”, el contacto entre la legalidad blezca una respetuosa convivencia con la de
estatal y la cultura, identidad y legalidad de los pueblos indígenas.

5
Sobre este importante tema véase especialmente Assies 2001 y 2002, Sieder 2002, Stavenhagen 1996 y 2002 y Van
Cott 2000. Assies 2002 resume adecuada y elocuentemente los términos en los que se planteó la cuestión en América
Latina, y que aún no falta poco para superar: “Ciertamente, en el caso de América Latina no se trató de naciones en
busca de un Estado, sino de Estados en busca de una nación. Las ‘comunidades imaginadas’ fueron imaginadas por
y para la elite criolla, auto-proclamándose ‘el pueblo’. Cuando este ‘pueblo’ se reunió en asamblea a fin de elaborar
un contrato —una Constitución— las mujeres estaban afanadas cocinando y los sirvientes —gente india y negra—
igualmente estaban ocupados buscando leña, trayendo agua, recogiendo papas y verduras y matando cerdos y novil-
los a fin de alimentar la asamblea”. Un interesante estudio histórico de dos casos latinoamericanos es Mallon 1996.

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■ ¿Haciauna síntesis
latinoamericana?

Entre las dimensiones que integran el gran desafío de construir un verdadero Estado
Democrático en los países de América Latina, se plantea un problema de relevancia: el
modo de organización del poder. Se puede profundizar en este análisis dirigiendo la mira-
da hacia referentes democráticos, como los denominados por O’Donnell “países originar-
ios”, indagando en los modos en que estas prácticas pueden iluminar la experiencia lati-
noamericana de fortalecimiento democrático del Estado. Pero es necesaria una distinción
más precisa acerca de los modelos occidentales clásicos de democracia: el europeo y el
anglosajón. La expriencia estatal latinoamericana representaría una síntesis de ambos
modelos: es similar al modelo europeo en lo que respecta a su burocracia, al Poder Judi-
cial y al sentido político de pertenencia a la nación, mientras que se encuentra mas cer-
cana al modo americano en lo referente a la forma presidencialista de organización del
poder.
Las próximas generaciones de latinoamericanos, ¿deben buscar reconstruir estos patrones
históricos de configuración del Estado o transformarlos hacia nuevos rumbos? Este análi-
sis se concentra en las dos últimas dimensiones: se propone un cambio de rumbo en la di-
mensión de la construcción de un sentido político de comunidad, hacia el refuerzo y la con-
strucción de un “nacionalismo cívico”. En lo que respecta al modo de organización de poder,
se propone evaluar al parlamentarismo, y algunas de sus herramientas, como una forma
de trascender los problemas que acarrea el presidencialismo.

ley y, lo que tal vez resulte más elusivo, la


Bruce Ackerman* creación de un estado que sea un portador
creíble de significado político para la ciu-
Guillermo O’Donnell nos proporcionó dadanía en general. Yo las llamaré las tres
un ensayo rico y agudo. Yo coincido, en ge- dimensiones de la condición de estado:
neral, con su objetivo elemental. Democra- cortes, burocracias y significado político.
cia significa más que un régimen de elec- En el segundo frente, O’Donnell ahon-
ciones libres y justas. Debemos ir más allá da en el significado de democracia arrai-
de este concepto minimalista en dos direc- gándola en un respeto por la agencia hu-
ciones; primero, expandiendo las esferas a mana que sea concreto, no abstracto, y que
las que se aplican los principios democráti- requiera la provisión de derechos econó-
cos y, segundo, profundizando sus cimien- micos y civiles que le permiten a hombres
tos filosóficos. y mujeres experimentar una sensación de
En el primer frente, O’Donnell sostie- libertad real en la vida cotidiana.
ne que deberíamos apuntar a la construc- O’Donnell se distingue por enfatizar el po-
ción de un estado democrático vibrante. tencial aporte de los derechos civiles clási-
Y esto exige la protección jurídica de los camente liberales al proyecto democrático,
derechos civiles, la construcción de una aunque también afirma la prioridad de los
democracia que respete el imperio de la derechos sociales en América Latina.

* Profesor de Derecho y Ciencia Política de la Universidad de Yale. Es fellow de la American Academy of Arts
and Sciences y miembro del American Law Institute. Autor de numerosos libros entre los cuales se destacan: Del
realismo al constructivismo jurídico, La justicia social en el Estado liberal y El futuro de la revolución liberal.

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Todo esto parece correcto y esencial si países del “sudeste”, dentro de su designa-
queremos evitar un falso triunfalismo. Los ción seudo-geográfica, dejando en claro
demócratas no llegaron al “fin de la histo- que se maneja con metáforas.
ria”. El logro de elecciones libres y justas Pero las metáforas son peligrosas desde
sólo sirve como el comienzo de un proyec- un punto de vista intelectual. Los modelos
to mucho más amplio: la construcción de son mejores. Yo distinguiré las diferentes
un estado democrático donde el imperio formas de democracia establecidas en dife-
de la ley refuerce la agencia humana efec- rentes grupos de “países originarios” —uno
tiva de todos sus ciudadanos. anglosajón, el otro europeo—. Explicaré
O’Donnell nos hizo a todos un favor al cómo cada modelo entiende de manera di-
delinear algunas de las dimensiones críti- ferente cada una de las tres dimensiones de
cas de esta empresa. la condición de estado de O’Donnell —bu-
*** rocracia, cortes, significado político— y
analizaré cómo estas diferencias explican la
Mi objetivo es enriquecer este proyecto situación actual de América Latina.
volviéndolo más complicado. El ensayo de Mi método, en términos generales, es
O’Donnell no es breve, pero inevitable- neo-weberiano: apunto a dos “tipos idea-
mente apela a simplificaciones y omisio- les” que expresan distintas orientaciones
nes para corroborar sus principales pro- para la autoridad del estado. Por supuesto,
puestas. En mi opinión, mis elaboraciones ningún país logra expresar alguno de estos
críticas no afectarán su análisis agudo, pe- tipos ideales con total nitidez. Sin embar-
ro tal vez mi aporte sirva para definir algu- go, un país como Francia o Alemania, por
nas prioridades analíticas. lo general, es un buen ejemplo del modelo
europeo, mientras que Estados Unidos lo
es del modelo anglosajón. Operativamen-
1. La base de la comparación: te, el interrogante es si estos tipos ideales
¿Dónde esté el noroccidente? nos pueden ayudar a entender las estruc-
turas características del estado latinoame-
El argumento de O’Donnell se basa en ricano y a definir rumbos para futuras sín-
una comparación fundamental. Por un la- tesis latinoamericanas que le permitan a la
do, están los países democráticos “origina- región trascender los atolladeros actuales.
rios” del “noroccidente”; por otro, las de-
mocracias recientemente emergentes —en-
tre ellas, para los fines actuales, América La- 2. Dos modelos
tina sirve como el objeto especial de un in-
tenso escrutinio—. Muchos de sus argu- El modelo europeo comienza con una
mentos se basan en (1) una reflexión sobre fuerte burocracia centralizada que antece-
cómo América Latina no cumple con los de a cualquier compromiso histórico con
estándares establecidos en los países “origi- la democracia. Los sistemas existentes en
narios” y (2) cómo la historia del norocci- Francia y Alemania se remontan a los tiem-
dente puede iluminar el camino futuro del pos de Luis XIV, Federico el Grande y José
desarrollo latinoamericano. No usa su mé- II. Si bien la burocracia en España y Portu-
todo comparativo para sugerir que el “no- gal tiene sus propias raíces históricas, tam-
roccidente” debería, invariablemente, servir bién ha estado profundamente influencia-
como un modelo normativo para América da por los modelos francés y alemán en los
Latina. Sin embargo, las referencias recu- últimos siglos.
rrentes sí funcionan como un leitmotiv or- El modelo anglosajón, en cambio, co-
ganizador que puede verse beneficiado con mienza con un espíritu no burocrático o
un mayor esclarecimiento. antiburocrático. A principios del siglo
Para empezar, ¿dónde queda precisa- XVIII, los británicos ya tenían puesta la
mente el “noroccidente”? O’Donnell in- mirada del otro lado del canal y condena-
cluye a Nueva Zelanda y Australia, dos ban a Francia como un estado policial.

88 ¿Hacia una democracia latinoamericana?


Los anglosajones dependían de una fuer- En el continente no hay nada parecido
te elite social como base de su sistema po- a esta renovación. El modelo europeo se
lítico y no de una fuerte burocracia. Aun- basa en un cuerpo de funcionarios de elite
que Gran Bretaña sigue evidenciando ele- vitalicios que le proporcionan al estado la
mentos de mi “modelo anglosajón”, tam- sensación de una continuidad legal y ad-
bién desarrolló muchas características eu- ministrativa y, por ende, establecen una
ropeas en el último siglo. En consecuen- estructura permanente para el cambio po-
cia, los Estados Unidos contemporáneos lítico. En cambio, si el modelo anglosajón
actualmente representan un caso más pu- pretende controlar su forma politizada de
ro de las orientaciones frente a la autori- administración pública mediante el impe-
dad del estado que mi modelo anglosajón rio de la ley, necesitará algo más: un siste-
intenta cristalizar. ma judicial activo e independiente dis-
Empecemos, entonces, por la burocra- puesto a intervenir enérgicamente para
cia y el imperio de la ley. Los europeos de- restringir una administración desbocada.
penden marcadamente del entrenamiento Antes de pasar a las cortes, quiero dete-
intensivo de una elite burocrática para nerme en otro aspecto del régimen buro-
asegurar la legalidad, la imparcialidad y la crático. El modelo europeo favorece la
justicia. El estado francés dirige sus pro- fuerte centralización.2 Premia la capacidad
pias escuelas de altos burócratas; no de- de las elites entrenadas de más alto nivel a
pende de universidades independientes la hora de captar los problemas nacionales
como Harvard o Yale para decidir qué de- y proponer soluciones nacionales sensatas.
ben aprender. Y los franceses no dependen El modelo anglosajón es más escéptico.
de cortes ordinarias para asegurar la lega- Debido a las burocracias politizadas, suele
lidad burocrática. Dependen de un Con- tender más a descentralizar el poder y per-
seil DӃtat (Consejo de Estado), manejado mitir que los funcionarios electos demo-
por una elite de burócratas/juristas que cráticamente para los gobiernos estatales y
hacen el trabajo. locales asignen a sus propios representan-
La administración pública norteameri- tes para controlar las burocracias regiona-
cana es una empresa muy diferente. No les y locales. Mientras que los europeos
existe un equivalente de la École National suelen considerar que los burócratas de
d”Administration (Escuela Nacional de más bajo nivel son incapaces de tener una
Administración) para los funcionarios pú- visión más amplia de los problemas, los
blicos. Hasta hace muy poco, el gobierno fe- anglosajones pueden someter las cosas a su
deral carecía de un cuerpo de funcionarios consideración con el argumento de que es-
de elite que pudieran pasar de una agencia tán “más cerca del pueblo”. La descentrali-
a otra en su ascenso jerárquico, y el sistema zación amenaza la mentalidad europea
existente es una mera sombra del cuerpo con la perspectiva de una desorganización
burocrático de elite europeo. En cambio, a caótica, pero siempre parece más demo-
los burócratas se los recluta para cargos crática a los ojos de los anglosajones.
técnicos relativamente limitados y son su- Sin embargo, hasta los anglosajones
pervisados por funcionarios que provie- ven el peligro de un sistema excesivamen-
nen del mundo político y legal.1 Cada vez te centralizado de despotismos mezqui-
que asume un nuevo presidente, hace más nos. Sólo miran en otra dirección cuando
de 3.000 nombramientos para los departa- se trata de curar —o al menos paliar— el
mentos ejecutivos. problema. Para ellos, ésta suele ser una ta-

1 Un libro excelente que destaca este contraste elemental es Bernard Silberman, Cages of Reason: The Rise of the
Rational State in France, Japan, the United States, and Great Britain (Jaulas de la razón: El ascenso del estado
racional en Francia, Japón, Estados Unidos y Gran Bretaña) (1993).
2 Esta orientación se ejemplifica mejor en países como Francia o Italia (y Japón), que adoptan una versión del
estado-nación que no se vio debilitada por un compromiso contrapuesto con el federalismo. El centralismo buro-
crático está más atemperado en políticas federales como las de Alemania y España, donde un compromiso políti-
co con la descentralización aplasta la tendencia burocrática a la centralización.

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rea de las cortes y no de los burócratas intensidad y una frecuencia muchas veces
centralizados. inexistente en Europa. Dado su método
Esto nos lleva al segundo elemento en de reclutamiento, los jueces anglosajones
la concepción trinitaria del estado de no tienen una gran lealtad con el carácter
O’Donnell: las cortes.3 Dentro del modelo burocrático. Es más, no existe una tradi-
europeo, se recluta a los jueces de la misma ción de cortes administrativas especializa-
manera que a otros burócratas. Ingresan a das en territorio anglosajón. Jueces gene-
la administración pública siendo hombres ralistas analizan a las burocracias especia-
y mujeres jóvenes (cada vez más mujeres) lizadas, reconociendo que muchas veces
sobre la base de buenas calificaciones en están dirigidas por funcionarios altamen-
los exámenes. Son promovidos en base a te politizados.
un intenso escrutinio por parte de sus su- Por el contrario, la burocracia de elite
periores judiciales, que antes hicieron su es el núcleo institucional del imperio de la
ascenso burocrático tras aprobar exámenes ley en el modelo europeo. Los jueces euro-
y ganarse el apoyo oficial. peos que supervisan la democracia son
En el caso de los anglosajones no suce- miembros de cortes administrativas espe-
de lo mismo. En los Estados Unidos, los cializadas y comparten los mismos patro-
jueces federales llegan al estrado a media- nes burocráticos de reclutamiento y pro-
na edad después de una carrera exitosa en moción. Si les causan demasiados proble-
los tribunales. Esto significa que ya son mas a sus colegas burócratas, pueden lan-
bastante adinerados antes de convertirse guidecer por un largo tiempo en los pelda-
en jueces. Obtienen un nombramiento ños más bajos de la jerarquía.
gracias a sus conexiones con la elite políti- Ahora pasemos a la tercera dimensión
ca. Como describe la situación un viejo di- crucial de O’Donnell —el estado es un
cho popular: “Un juez federal es un aboga- portador de significado político para sus
do que es amigo de un senador”. ciudadanos—. El estado puede aspirar a
Estos abogados de mediana edad acep- proyectar muchos tipos diferentes de signi-
tan el trabajo principalmente como una ficados, pero bastará con hacer una distin-
cuestión de distinción profesional y social. ción entre dos empresas particulares.
Desempeñarse en el más bajo rango del sis- Un primer proyecto ideológico está
tema judicial ya es un gran honor. Los jue- arraigado en el nacionalismo del siglo XIX
ces no esperan, y rara vez reciben, una pro- —remontándose a Herder y Hegel, con la
moción en el transcurso de sus carreras. infinidad de variantes subsiguientes—. En
Para ellos es suficiente con presidir, de ma- este plano familiar, cada pueblo tiene sus
nera vitalicia, sus pequeños imperios lega- propios compromisos culturales y merece
les. Los jueces de las cortes de apelación y su propio estado donde prevalecen estos
las cortes supremas son simplemente fun- valores nacionales: Alemania para los ale-
cionarios más distinguidos, cuyas carreras manes, Polonia para los polacos y así suce-
prejudiciales les valieron un mayor honor sivamente. El problema, por supuesto, es
social y estima profesional. que el mundo no está dividido de la mane-
Estas diferencias en cuanto a los nom- ra prolija que supone el etnonacionalismo:
bramientos y la concepción de uno mis- cuando surge en escena un nuevo estado-
mo implican que la burocracia y las cortes nación, se enfrenta a nuevas minorías étni-
juegan papeles diferentes en el logro del cas dentro de sus fronteras (así como a
imperio democrático de la ley. En el mo- miembros “descarriados” de la mayoría ét-
delo anglosajón, las cortes se encuentran nica que rechazan las creencias y los com-
en el núcleo institucional del estado. Re- portamientos culturales dominantes). Si
visan las decisiones burocráticas con una bien hay etnonacionalistas sensibles al

3 Mis reflexiones sobre esta cuestión se basan principalmente en el trabajo pionero de mi amigo Mirjan Damaska.
Véase su Faces of Justice and State Authority: A Comparative Approach to the Judicial Process (Rostros de la justicia
y la autoridad estatal: un abordaje comparativo al proceso judicial) (1991).

90 ¿Hacia una democracia latinoamericana?


problema de los derechos de las minorías, portante: no es de incumbencia del estado
no creen que les exija abandonar su pro- alentar una cultura hegemónica que per-
yecto básico de hegemonía cultural.4 mita que la mayoría étnica domine a las
En cambio, la ideología liberal repudia minorías étnicas.
la idea misma de que el objetivo del estado Esto no implica que el término “nacio-
es privilegiar una determinada forma de nalismo liberal” no sea un oxímoron, pero sí
cultura nacional por sobre las demás. exige que se purgue a “la nación” de su aso-
Mientras que los etnonacionalistas miran a ciación con una hegemonía etno-lingüísti-
Herder y Hegel, los liberales miran a Kant ca-cultural. Para el liberal activista, la “na-
y Mill, e insisten en que el estado debería ción” no es ni más ni menos que un grupo
concentrarse en la tarea de proporcionarle definido por una práctica históricamente
a cada ciudadano los derechos que necesi- distintiva de autogobierno. Para participar
ta para definir y satisfacer su propio ideal en este proyecto, los ciudadanos no tienen
de lo que es una vida decente en colabora- que rastrear sus orígenes en alguna raza o
ción con otros que piensen como él. cultura o credo privilegiados. Basta con que
Pero, ¿cómo identificar los derechos se comprometan mutuamente sobre la base
esenciales que cada persona puede recla- del principio guía de que todos los ciudada-
mar justamente como condiciones para su nos son creados libres e iguales. En oposi-
ejercicio por autodefinición? Este interro- ción al “sereno” de la teoría libertaria, los
gante motivó una gran cantidad de esfuer- miembros de un estado liberal activista re-
zos filosóficos ambiciosos en la última mi- conocen que el funcionamiento de los mer-
tad de siglo, pero para los fines actuales, cados capitalistas no les ofrece a sus ciuda-
bastará con distinguir entre los libertarios danos los recursos que requieren como ciu-
partidarios de no intervenir y los liberales dadanos libres e iguales y apoyan las inter-
activistas. Los libertarios como Hayek o venciones estatales estratégicas para lograr
Nozick restringen al estado a una función este objetivo fundamental.
de sereno nocturno: protege de la fuerza y Diferentes estados activistas favorecen di-
el fraude, cuida la propiedad privada y la ferentes versiones del ideal liberal y expresan
libertad de contrato. Los liberales activis- estas diferencias en sus actos de autodefini-
tas, por el contrario, se enfrentan a la dis- ción constitucional. Para los fines actuales,
tribución subyacente del poder económi- no se va a encontrar la “constitución” rele-
co y político implementada por el estado vante buscando un documento legalista. La
sereno. En lugar de proteger la propiedad constitución liberal se concibe mejor como
privada, el estado liberal activista intenta un conjunto de compromisos fundamenta-
asegurar su justa distribución; en vez de les de evolución histórica generados con el
concentrarse estrechamente en la libertad tiempo por ciudadanos comprometidos en
de contrato, su misión es la de establecer una práctica de autogobierno merecedora
las precondiciones cruciales para la liber- de ciudadanos libres e iguales. Esta práctica
tad real, ofreciéndoles a todos sus ciudada- constitucional, y no algún ideal etnocultural,
nos una educación liberal de amplio espec- es la que inspira la lealtad del nacionalista li-
tro y protegiéndolos de las formas viciosas beral. Para utilizar una expresión de Haber-
de discriminación racial, religiosa y sexual. mas, el nacionalista liberal es un “patriota
Yo me ocupé permanentemente del la- constitucional”, alguien dispuesto a defender
do activista de este debate.5 Pero a pesar de los principios políticos de la nación sin im-
todas mis desavenencias con los hayekia- portar su identidad étnica o sus ideales per-
nos, estamos de acuerdo en un punto im- sonales de lo que es una vida decente. 6

4 Véase, por ej., Will Kymlicka: Multicultural Citizenship: A Liberal Theory of Minority Rights (Ciudadanía multicul-
tural: una teoría liberal de los derechos de las minorías) (1995) y Charles Taylor, La política de reconocimiento (1995).
5 Véanse Bruce Ackerman, La justicia social en el estado liberal (1980).
6 Véase Jurgen Habermas, Facticidad y validez: sobre el derecho y el estado democrático de derecho en términos de
teoría del discurso (trad. William Rehg, 1996).

¿Hacia una democracia latinoamericana? 91


Para poner el contraste en una dicoto- a través de los anteojos del modelo euro-
mía familiar (y excesivamente blanda): los peo.
liberales ofrecen un ideal de nacionalismo Él es el portador de malas noticias: lo
cívico para competir con el etnonacionalis- que funciona bastante bien en Francia falló
mo. En principio, es muy posible hacer en América Latina. La burocracia central
coincidir cualquiera de estos términos con es corrupta y desmoralizada —todo lo
los modelos europeo y anglosajón de buro- contrario de un cuerpo orgulloso entrena-
cracias y cortes. Sin embargo, la mayoría de do en el imperio de la ley—. Los altos fun-
los estados continentales se inclinaron por cionarios no ejercen un control disciplina-
la dirección etno-nacional (aunque la do de los subordinados. Suelen permitir
Unión Europea pueda revertir esta tenden- que sus inferiores creen enclaves de co-
cia), mientras que la variedad cívica es más rrupción y embrutecimiento. Es más, a ve-
prominente entre los estados anglosajones. ces permiten que muchas zonas del país se
Desde el siglo XVIII, la concepción oficial hundan en una cuasi anarquía.
de “Gran Bretaña” rechazó la noción de El sistema judicial al estilo europeo
que era otro nombre de “Inglaterra”. Por el también falló. Los jueces no están bien pa-
contrario, Gran Bretaña se construyó co- gos, están desmoralizados y son corruptos.
mo una comunidad imaginada dentro de Finalmente, el estado por lo general no
la cual ingleses, escoceses e irlandeses po- proyecta un nacionalismo al estilo euro-
dían —en principio, si no en la práctica— peo que sus ciudadanos encuentren creí-
comprometerse mutuamente como igua- ble —un problema especialmente serio en
les. Y lo mismo es válido para los Estados aquellos países con importantes poblacio-
Unidos. No niego los rasgos marcados de nes indígenas.
nativismo y chovinismo en la vida nortea- En este marco, O’Donnell elabora las
mericana. Pero la característica más distin- difíciles tareas empíricas necesarias para
tiva del estado es su afirmación oficial de generar indicadores plausibles que midan
un concepto liberal de la comunidad polí- el alcance de esta deficiencia democrática.
tica —sean cuales fueren su etnicidad y sus Todo este trabajo empírico es útil, pero
ideales de una vida decente, todos los nor- sólo como un conjunto de interrogantes
teamericanos están invitados al proyecto que antecede a otro: ¿hay algo práctico que
político de construir una sociedad merece- se pueda hacer para mejorar drásticamente
dora de ciudadanos libres e iguales.7 el funcionamiento del modelo europeo en
Para resumir los dos modelos: Europeo: América Latina? ¿O acaso ese proyecto re-
burocracia profesionalizada, cortes buro- formista es una utopía? Si fuera así, ¿hay al-
cratizadas, etnonacionalismo; Anglosajón: go que se pueda extraer del modelo anglo-
burocracia politizada, una elite de aboga- sajón? Si no lo hubiera, ¿quiere decir que
dos en las cortes, nacionalismo cívico. toda la estrategia de buscar una guía en la
historia de los “países originarios” está en
un atolladero?
3. ¿Dónde ubicar a América Latina? Es más, tal vez la idea misma de que los
orígenes de la democracia sólo provienen
Todo esto plantea un interrogante ob- del “noroccidente” merezca ser revisada: si
vio. Si el “noroccidente” de O’Donnell es- comparamos a la Argentina y Alemania en
conde dos modelos de democracias origi- 1900, ¿cuál era más democrática? Si con-
narias, ¿qué modelo es más relevante cuan- trastamos a Juárez con Napoleón II, ¿quién
do hablamos de América Latina? es mejor demócrata? ¿Y si nos remontamos
O’Donnell no se plantea esta pregunta de más en el tiempo y comparamos a Bolívar
manera explícita, pero su respuesta es bas- con Napoleón I?
tante clara: está mirando a América Latina No es mi intención responder estos in-

7 Véase Bruce Ackerman, supra, y Bruce Ackerman: Nosotros el pueblo (vol. 1: 1991; vol. 2: 1998).

92 ¿Hacia una democracia latinoamericana?


terrogantes históricos aquí. Pero, al plan- Como hemos visto, el principal objetivo
tearlos, quiero expresar una cierta insatis- de O’Donnell es avanzar más allá de una
facción con los modelos que utilizo en este consideración de elecciones libres y justas y
ensayo. Tal vez, después de mucho más tra- abordar otras dimensiones cruciales del es-
bajo, iremos más allá del contraste entre el tado democrático —inclusive la burocracia,
modelo europeo y el anglosajón para gene- las cortes y el significado político—. Yo
rar otros que sean menos noroccidentales quiero hacer lo mismo con el debate sobre
en su orientación básica. Actualmente, sin presidencialismo vs. parlamentarismo. Pro-
embargo, planteo un interrogante más li- pongo poner entre paréntesis el debate aca-
mitado. Ahora que avanzamos más allá de démico tradicional sobre si el presidencia-
las metáforas geográficas hacia tipos idea- lismo es bueno o malo para la política de-
les neo-weberianos, el interrogante es si mocrática y considerar el impacto del pre-
nuestros modelos europeo y anglosajón sidencialismo en el funcionamiento de las
pueden iluminar el camino por delante. cortes y las burocracias de un país.
Para definir bien el problema, haré uso
de la distinción que hace O’Donnell entre
4. Presidencialismo vs. régimen y estado. En lo que concierne a or-
parlamentarismo ganizar su régimen político, los latinoame-
ricanos se negaron a seguir el modelo eu-
Comienzo mi examen general de la si- ropeo de democracia parlamentaria y eli-
tuación señalando un factor importante que gieron, en cambio, los sistemas presiden-
para O’Donnell no es central. Gracias al tra- cialistas al estilo norteamericano. Pero en
bajo pionero de Juan Linz, hoy existe un de- lo que respecta al estado, los latinoamerica-
bate académico encendido sobre las impli- nos fueron mucho más eurocéntricos al or-
cancias sistémicas de la decisión de Améri- ganizar sus burocracias y tribunales y dise-
ca Latina, en el siglo XIX, de modelar su go- ñar un proyecto etnonacionalista. Por en-
bierno alrededor del presidencialismo al es- de, estamos en presencia de una síntesis la-
tilo norteamericano y no del parlamenta- tinoamericana característica: el régimen al
rismo al estilo europeo. O’Donnell se decla- estilo norteamericano inserto en un estado
ra a sí mismo un agnóstico en esta cuestión. al estilo europeo. ¿Esta síntesis distintiva es
En lo que a él respecta, no tenemos suficien- particularmente propicia o particular-
te evidencia sobre qué modelo funcionaría mente desastrosa?
mejor en las condiciones latinoamericanas y Lamento decirlo, pero mi visión es la
él piensa que es más productivo investigar más sombría.
otros temas. He aquí mi argumento básico.9 En el
Yo coincido en que la evidencia empírica marco de un sistema parlamentario al esti-
sobre el presidencialismo no es concluyente lo europeo, los burócratas de alto nivel se
(y probablemente nunca lo sea). Sin embar- enfrentan a una única autoridad política
go, existen poderosos argumentos institu- —el gabinete—. Es más, los burócratas in-
cionales que sugieren que el presidencialis- dividuales saben que el gabinete cambiará
mo es una mala opción —no sólo en Amé- su naturaleza política muchas veces en el
rica Latina, sino en todas partes—. Yo ya de- curso de una carrera vitalicia. Si un buró-
sarrollé estos argumentos anteriormente y crata quiere prosperar a largo plazo, debe-
no es mi intención analizarlos en profundi- ría desarrollar la reputación de ser un pro-
dad aquí.8 En cambio, quiero impulsar el de- fesional políticamente neutro, capaz de im-
bate en la dirección sugerida por la motiva- plementar una amplia variedad de objeti-
ción general del ensayo de O’Donnell. vos políticos. Si no logra cultivar este tipo

8 Véase Bruce Ackerman, The New Separation of Powers (La nueva separación de los poderes), 113 Harv. L. Rev. 633
(2000).
9 Para una mejor elaboración del argumento, y menciones a la literatura relevante, véase The New Separation of
Powers (La nueva separación de los poderes), pp. 697-715.

¿Hacia una democracia latinoamericana? 93


de personalidad, y se gana la fama de ser un problema de la politización.
derechista o un izquierdista agresivo, segu- La síntesis latinoamericana —la sepa-
ramente caerá en el descrédito cuando el ración al estilo norteamericano entre pre-
partido político opositor llegue al poder. sidente y Congreso, la burocracia y el siste-
La separación del poder al estilo nor- ma judicial al estilo europeo— parece una
teamericano entre el presidente y el Con- combinación condenada al fracaso. Peor
greso crea una variedad de incentivos bu- aún, la dinámica amenaza con empeorar,
rocráticos totalmente diferente. Los altos no mejorar, a medida que avance el proce-
funcionarios ya no tienen la opción de ga- so de democratización.
narse fama de burócratas imparciales en Tomemos el caso de México, por ejem-
vistas de mejorar sus carreras. Por lo gene- plo. Durante los setenta años de régimen
ral, se encuentran en un campo de fuerzas priísta, la competencia institucional entre
políticas en el que compiten autoridades el Congreso y el presidente se vio elimina-
presidenciales y del Congreso. Por un lado, da por el dominio unipartidario. El presi-
el presidente quiere imponer sus priorida- dente ejercía pleno control del PRI y así el
des; por el otro, los representantes de la Cá- Congreso quedó reducido prácticamente a
mara de Diputados y del Senado insisten una expresión estereotipada. Por supuesto,
en que los burócratas persiguen agendas los priístas nunca intentaron seriamente
enfrentadas que muchas veces son hostiles profesionalizar sus burocracias —pero al
a las prioridades presidenciales. Es imposi- menos el Congreso no se estaba interpo-
ble que un alto burócrata evada una elec- niendo en un esfuerzo de esta naturale-
ción política en este contexto —ya sea que za—. Durante el mandato actual, el Con-
apoye al presidente o al Congreso o inten- greso se está volviendo una fuerza potente
te enfrentarlos mutuamente—. Para expo- y la politización de la burocracia se con-
ner mi conclusión en una sola frase: el par- vertirá en un problema muy serio para
lamentarismo alimenta el profesionalis- quienes aspiren a un ideal del tipo euro-
mo; el presidencialismo, la politización. peo. Los líderes poderosos del Congreso
Ahora bien, el modelo anglosajón tiene seguramente competirán con el presidente
recursos especiales para enfrentar este pro- para influir en la burocracia —de la mis-
blema. Los jueces norteamericanos son ge- ma manera que lo hacen en los Estados
neralistas y no comparten el carácter bu- Unidos, y con las mismas implicancias de-
rocrático de sus pares europeos. En conse- sastrosas para una burocracia donde reine
cuencia, están culturalmente predispues- el imperio de la ley.10
tos a intervenir de manera agresiva cuan- Mi conclusión contrasta con la evalua-
do la burocracia politizada actúa más allá ción en general optimista que hace
de su mandato legal. O’Donnell del carácter sinérgico del pro-
Pero no podemos contar con esta res- yecto democrático. Más de una vez él su-
puesta de parte de las cortes y las burocra- giere que una reforma democrática alienta
cias latinoamericanas organizadas según a las demás y no considera la posibilidad
los lineamientos europeos. Como hemos más lúgubre de que una mayor democracia
visto, el modelo europeo se basa en la de- en una esfera pueda generar nuevos pro-
mocracia, y en el sistema judicial organiza- blemas en las otras. Mi argumento sugiere,
do burocráticamente, como el principal en cambio, que aumentar el carácter de-
vehículo para sostener el imperio de la ley. mocrático de un régimen presidencialista
Pero si estas instituciones se politizan debido no implica que los altos burócratas se to-
a una separación al estilo norteamericano men cada vez más en serio el imperio de la
entre el presidente y el Congreso, no existe ley. Si la intención es que en América Lati-
ninguna solución institucional obvia para el na haya cortes y burocracias al estilo euro-

10 Detallo estas implicancias en The New Separation of Powers (La nueva separación de los poderes), supra.

94 ¿Hacia una democracia latinoamericana?


peo, sería un error descartar las verdade- que declara que “no existe ningún estado
ras ventajas que se obtendrían a través de neutro” en un contexto que sugiere que la
un movimiento regional hacia un parla- sola aspiración a ello es una tontería.13
mentarismo al estilo europeo.11 De modo que si nos limitamos a refe-
rencias explícitas, parecería que O’Donnell
interpreta una vez más la experiencia lati-
5 . Etnonacionalismo o nacionalismo noamericana con una lente europea. Sin
cívico embargo, a un nivel más elemental, su en-
sayo sugiere que las democracias latinoa-
Abordemos la dimensión final del esta- mericanas deberían reorientarse en una
do democrático: su proyecto ideológico. dirección liberal. Al elaborar los sustentos
¿Debería respaldar el etnonacionalismo o filosóficos de la idea democrática,
el nacionalismo cívico? Detecto una buena O’Donnell no recurre a las nociones herde-
dosis de ambigüedad en el abordaje de rianas o hegelianas del estado como una
O’Donnell. expresión de una cultura nacional distinti-
Mi asombro puede resultar sorpren- va. Por el contrario, considera que la de-
dente ya que, en un nivel, su texto es lo su- mocracia está arraigada en un ideal muy li-
ficientemente claro. En varios momentos, beral —el ideal de la agencia humana—.
mide el proyecto ideológico del estado lati- Este concepto, cuando se lo toma en serio,
noamericano con un metro euronaciona- socava los reclamos etnonacionalistas del
lista, con los habituales resultados desalen- estado. Si los ciudadanos son agentes ver-
tadores: en un contraste (implícito) con daderamente libres, deberían tener la liber-
Alemania o Francia, los estados latinoame- tad de hablar lenguas indígenas sin interfe-
ricanos no lograron convencer a muchos rencia del estado: el estado liberal no tiene
de sus habitantes de que expresan la voz autoridad legítima para suprimir su liber-
auténtica de su cultura nacional distintiva. tad lingüística argumentando que el espa-
El hecho de que haya elegido el etnona- ñol o el portugués es el idioma nacional.
cionalismo como su punto de referencia De la misma manera, un ciudadano libre
queda evidenciado en cómo desecha la al- debería poder adorar a Buda libremente y
ternativa liberal. Según esta visión liberal el estado no tendría por qué destinar su di-
familiar, no es de incumbencia del estado nero como contribuyente al catolicismo
imponer una autoridad para definir una romano, con el argumento de que es la re-
cultura nacional “auténtica”, y defenderla ligión nacional. Y así sucesivamente.14
de los elementos extranjeros. El estado, en En lugar de funcionar como un recorri-
cambio, debería intentar mantener una ac- do intelectual hacia el etnonacionalismo, el
titud neutra en medio de los ideales encon- énfasis que pone O’Donnell en la agencia
trados sobre una vida decente, y concen- efectiva impulsa al estado hacia una políti-
trarse en la tarea de otorgarle a cada ciuda- ca de significado más liberal. A un nivel
dano la misma posibilidad de ejercer la li- esencial, está instando a las democracias la-
bertad de forjar su propia vida de la mane- tinoamericanas a distanciarse del etnona-
ra que más sensata le parezca.12 Este ideal cionalismo prominente en sus historias re-
liberal parece impacientar a O’Donnell, cientes. En términos de mis dos modelos,

11 No pretendo un respaldo general a las formas simples de parlamentarismo que prevalecieron en la Tercera y
Cuarta República Francesa o que siguen prevaleciendo en Inglaterra. En cambio, soy partidario de un enfoque
más refinado —“parlamentarismo limitado”— en el que ciertas funciones gubernamentales están aisladas del
control parlamentario directo. Desarrollo este modelo profusamente en The New Separation of Powers (La nueva
separación de los poderes), supra.
12 Véanse Bruce Ackerman, La justicia social en el estado liberal (1980); John Rawls, Una teoría de la justicia
(1971).
13 Ver la sección IX.2 en el trabajo de O’Donnell.
14 Mi libro, La justicia social en el estado liberal, supra, elabora esta línea de pensamiento de una manera amplia.

¿Hacia una democracia latinoamericana? 95


la nueva síntesis latinoamericana debería nos del siglo XXI a ver un significado reno-
pasar del modo europeo de interpretación vado en sus luchas del siglo XIX por la in-
nacionalista al modo anglosajón. dependencia política. En lugar de seguir
Esta sugerencia gana mayor credibili- por el sendero etnonacionalista, ¿llegó la
dad desde una perspectiva histórica más hora de renovar una interpretación cívica
prolongada. Como observara Benedict An- del proyecto latinoamericano, basándolo
derson, la historia latinoamericana del si- en un compromiso renovado con el ideal
glo XIX estuvo marcada por una interpre- liberal de agencia efectiva?
tación más cívica del proyecto nacional. Pero se necesitarán más que unos pocos
Los líderes hispanoparlantes de los movi- filósofos y científicos sociales para conver-
mientos independentistas en general com- tir esta sugerencia en una realidad política
partían las aspiraciones culturales de las creíble. Una reorientación de estas caracte-
metrópolis de habla hispana. Al romper rísticas es especialmente difícil en un mo-
sus lazos con Madrid, los latinoamericanos mento en el que el “neoliberalismo” adop-
del siglo XIX no estaban afirmando tanto tó un significado desafortunado en Améri-
una identidad cultural distintiva como una ca Latina. En lugar de simbolizar un com-
identidad cívica distintiva. Si bien las clases promiso profundo con la agencia efectiva
políticas seguían hablando español y parti- de cada uno de los ciudadanos, se convirtió
cipando en las corrientes más amplias de la en el rótulo que define a una ideología es-
cultura europea, insistían en que se las re- trecha de libre mercado que es aviesamen-
conociera como los verdaderos represen- te ciega a las desigualdades económicas ex-
tantes de los pueblos autogobernados.15 tremas que afectan a las sociedades latinoa-
En este sentido esencial, la Latinoamé- mericanas.17
rica del siglo XIX se asemejaba más a Nor- Esta ideología de “libre mercado” es
teamérica. Al igual que sus pares hispano- una distorsión de la rica tradición liberal
parlantes, los líderes de habla inglesa que proveniente de Kant y Mill, y continuada
rompieron de manera revolucionaria con hoy por Habermas, Rawls y Sen.18 Como
Inglaterra no eran voceros de una nueva ya sugerí anteriormente, esta tradición en-
identidad cultural.16 Por el contrario, com- cuentra su mejor expresión en una forma
batían por los derechos tradicionales de los más activista de liberalismo —que haga
ingleses. En su opinión, la madre patria se frente a las fuertes injusticias del statu quo
había negado aviesamente a respetar esos y diseñe programas en el mundo real que
derechos, obligando a los colonizadores a puedan cumplir con la promesa liberal de
insistir en la independencia política para una agencia efectiva para el hombre y la
evitar la perspectiva de una tiranía impe- mujer de la calle.
rial. Una vez más, el énfasis no estaba Diseñar estos programas de acción ha
puesto en la identidad cultural o étnica, si- sido una de mis principales preocupacio-
no en la identidad cívica. Al ofrecer un re- nes en los últimos años. En The Stakeholder
corrido intelectual hacia una forma más cí- Society (La sociedad de partícipes), Anne
vica de nacionalismo, se puede entender Alstott y yo sosteníamos que todo ciudada-
que O’Donnell alienta a los latinoamerica- no norteamericano tenía un derecho esen-

15 Véase Benedict Anderson, Comunidades imaginadas: reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo
(1983).
16 El caso brasileño representa un “escenario de independencia” muy diferente de aquellos países que se
desprendían del imperio español. Hago algunas reflexiones sobre el estado contemporáneo del nacionalismo cívi-
co en Brasil en Bruce Ackerman, “O Novo Constitucionalismo Mundial” (“El nuevo constitucionalismo mundi-
al),” en Margarida Maria Lacombe Camargo, 1988-1998, Uma Decada de Constituicao (Una década de constitu-
ción) (1999).
17 Véase, por ej., Friedrich Hayek, Legislación y libertad, vol. 2: El mito de la justicia social (1976).
18 Véanse, por ej., Jurgen Habermas, Facticidad y validez: sobre el derecho y el estado democrático de derecho en tér-
minos de teoría del discurso (trad. William Rehg, 1996); Rawls, Una teoría de la justicia, supra; Amartya Sen,
Desarrollo y libertad (1999).

96 ¿Hacia una democracia latinoamericana?


cial a iniciar la vida adulta con una renta de una manera de empezar.20 El hecho de que
$80.000. Para defender esta teoría, nos ba- uno de los políticos más prominentes de
samos en principios filosóficos liberales: Occidente haya respaldado en repetidas
como los chicos no eligen a sus padres, su ocasiones esta idea debería servir para
punto de partida económico como indivi- alentar a los futuros líderes y movimientos
duos libres no debería depender exclusiva- a tomarla seriamente.
mente del éxito o el fracaso de sus padres El Partido de los Trabajadores de Brasil
en el mercado. Por el contrario, su condi- ya respaldó una propuesta similar.21 El plan
ción de ciudadanos iguales le da a cada brasileño le garantizaría un ingreso mensual
adulto joven el derecho a reclamar una básico a todos los ciudadanos de por vida.
porción justa de la riqueza creada por las Esta propuesta de un “ingreso básico” ga-
generaciones anteriores. Ninguno de los rantizado, si bien es diferente, está relacio-
miembros de la juventud actual contribuyó nada con la “subvención de capital” al estilo
a esta riqueza —su herencia debería estar británico de una suma más sustancial que se
regida por los principios de ciudadanía le ofrece a cada ciudadano cuando ingresa
equitativa y no sólo por la simple suerte de en la edad adulta madura. Y existe cada vez
su entorno familiar. más literatura que explora las apuestas filo-
Pero hicimos más que filosofar: anali- sóficas y políticas involucradas en esta elec-
zamos cuidadosamente los datos económi- ción.22 En lo que a América Latina concier-
cos y demostramos que un impuesto a la ne, una cuestión burocrática más práctica
riqueza del 2% sobre el 20% de la sociedad debería inclinar la balanza hacia una sub-
norteamericana sería más que suficiente vención de capital al estilo británico.
para financiar una renta universal de El gran peligro del mundo real es que
$80.000. Sólo si se elaboran los detalles cualquier esfuerzo serio de redistribución
económicos e institucionales se podrán resulte saboteado por una burocracia co-
considerar seriamente estas iniciativas en el rrupta y desmoralizada —que simplemen-
mundo real de la política.19 te se negará a entregar el dinero a quienes
Y esto, me agrada decirlo, es lo que pre- tienen derecho a él—. Este riesgo —aun-
cisamente sucedió. Durante su reciente que es muy real— se verá minimizado por
campaña para la reelección, Tony Blair uti- un programa de renta de participación al
lizó este concepto de la sociedad de partíci- estilo británico. En este escenario, el buró-
pes como la base de una nueva iniciativa crata está encargado de entregar una suma
del Partido Laborista. Según la propuesta relativamente importante al adulto joven
de Blair, cada chico que naciera en Gran por única vez. Si el funcionario se niega, o
Bretaña recibiría un “bono bebé” que ven- exige un soborno importante, quedará a
cería cuando se convirtiera en un adulto criterio del receptor armar un gran alboro-
joven. A la edad aproximada de 18 años, to. Si un funcionario corrupto intenta pri-
cada británico iniciaría una vida adulta var a los jóvenes de una ciudad de sus de-
con un capital de $7.500. Ahora bien, rechos, en poco tiempo tendrá una suble-
$7.500 no es lo mismo que $80.000, pero es vación en puerta.

19 Véase Bruce Ackerman y Anne Alstott, The Stakeholder Society (La sociedad de partícipes) (1999).
20 Para un análisis británico del programa de participación, véase Nissan, David y Julian Le Grand, A Capital
Idea: Start-Up Grants for Young People (Una idea capital: créditos iniciales para gente joven) (2000). Estoy escribi-
endo este ensayo en el verano de 2002. Actualmente, el gobierno de Blair no presentó una legislación concreta
para su programa de “bonos bebé”, pero el primer ministro acaba de renovar el compromiso de su gobierno para
implementar esta legislación en el período parlamentario actual.
21 Para una defensa fundamental de este tipo de programa, véase Philippe van Parijs, Libertad real para todos: qué
puede justificar el capitalismo, si hay algo que pueda hacerlo (1995).
22 Dos libros de ensayos que abordan estas cuestiones están en proceso de publicación. Véase Erik Wright,
Redesigning Distribution: Basic Income and Stakeholder Grants as Designs for a More Egalitarian Capitalism. (de
próxima aparición, Verso). No me han informado sobre el título formal del segundo volumen, editado por Keith
Dowding, Stuart White y Jurgen De-Wispelaere, pero será publicado por Polity.

¿Hacia una democracia latinoamericana? 97


Por el contrario, según la alternativa del Por supuesto, solo un gobierno políti-
ingreso básico, muchos receptores legíti- camente progresista emprendería seria-
mos encontrarán que no vale la pena hacer mente la tarea de obligar a los ricos a pagar
un gran escándalo para obtener un peque- la porción que les corresponde de los im-
ño pago mensual. Los funcionarios pueden puestos. Pero una sociedad de partícipes
evadir las protestas individuales diciendo crea nuevos incentivos políticos que res-
que se perdieron los cheques en el correo y paldarán ese esfuerzo. Al asociar explícita-
prometiendo que todo va a mejorar en el mente la recaudación impositiva con la di-
futuro. mensión de la renta, el programa crearía
En términos más generales, la tarea ad- una fuerte coalición política en apoyo de
ministrativa de distribuir mensualmente una recaudación de impuestos sostenida.
una innumerable cantidad de cheques es Después de todo, cuanto más bajo el im-
mucho mayor que la que contemplan las puesto a la riqueza que se recaude, menor
subvenciones de capital al estilo británico. será el monto que se distribuya y mayor la
Según la propuesta de Blair, los funciona- protesta popular contra la evasión imposi-
rios deben examinar la solicitud de sub- tiva por parte de los ricos.
vención de capital por parte de cada ciuda- Actualmente, carecemos de los análisis
dano una sola vez y luego autorizar una fiscales que nos permitirían realizar estima-
cantidad mucho menor de pagos, que se ciones serias de la dimensión de la renta
hacen por única vez. Dada la debilidad bu- que los países individuales podrían ofrecer-
rocrática del estado latinoamericano, será le a sus ciudadanos a través de un impues-
difícil que esta tarea se realice de manera to a la riqueza del 1 o 2 por ciento. Para ser
eficiente y honesta, pero es mucho más fá- más claro, supongamos que una suma típi-
cil de manejar que la propuesta del Partido ca en un país promedio de América Latina
de los Trabajadores de Brasil. esté en el rango de $2.000-$3.000 —muy le-
Uno podría explayarse mucho más so- jos de los $80.000 en el caso norteamerica-
bre estas cuestiones prácticas,23 pero por el no o incluso de los $7.500 en el incipiente
momento, supongamos que el ejemplo de experimento británico—. De todas mane-
Blair inspire a algunos gobiernos progresis- ras, hasta una renta de esta envergadura de-
tas de América Latina a introducir la renta mostraría que el “neoliberalismo” tiene
de participación en una escala modesta. Ac- mucho más que ofrecer que la simple de-
tualmente, no contamos con el trabajo em- fensa de la distribución existente de la ri-
pírico necesario para determinar la dimen- queza. La renta de participación le permiti-
sión de la apuesta en el marco de las capa- ría a los jóvenes latinoamericanos asumir
cidades financieras de los estados latinoa- una responsabilidad individual frente a las
mericanos individuales. Sin embargo, como decisiones que forjarán su vida: “¿Debería
quedó demostrado en el trabajo que hici- juntarme con diez amigos e iniciar un pe-
mos junto con Alstott, un impuesto a las queño negocio o debería usar mi renta pa-
ganancias relativamente reducido puede ra inscribirme en un curso técnico que me
generar grandes sumas, especialmente en brinde una capacitación esencial? ¿O debe-
vistas de la dramática concentración de ri- ría ahorrarlo como un resguardo contra fu-
queza que predomina en las sociedades la- turos cimbronazos económicos?”.
tinoamericanas. En mi opinión, el esfuerzo En resumidas cuentas, la renta de parti-
analítico del PNUD debería tener como cipación promete el tipo de agencia efecti-
principal prioridad la estimación de cuán- va que O’Donnell considera como la base
to podría generar un impuesto a la riqueza del ideal democrático liberal. También
del 1 o 2 por ciento anual para financiar convertiría en una realidad económica un
una sociedad de partícipes en determina- proyecto vitalmente importante para la
dos países latinoamericanos. construcción de significado político. Los

23 Véase Bruce Ackerman y Anne Alstott, “Why Stakeholding?” en el próximo volumen editado por Erik Wright,
supra.

98 ¿Hacia una democracia latinoamericana?


estados latinoamericanos actualmente eli- Europa Estados Unidos
gen entre definiciones etnonacionales y cí-
Burocracia Elite profesional Nombramientos
vico-liberales de sus proyectos políticos. vitalicia políticos que
Cuando los ciudadanos reflexionen sobre atraviesan la
cómo la renta les sirvió para forjar sus vi- burocracia
das, muchos encontrarán un nuevo signi- Jueces Selección Nombramientos
ficado en el ideal liberal de la agencia efec- meritocrática y políticos de
tiva e impulsarán al estado a profundizar promoción miembros de la
burocrática elite de los
sus compromisos liberales.
tribunales
Por supuesto, una renta de $2.000 o
Significado Etnonacionalismo Nacionalismo
$3.000 sólo servirá para acentuar la distan- político cívico
cia que el estado liberal debe recorrer antes
Organización Parlamentaria Presidencialista
de cumplir con su promesa de una libertad del poder
real para todos. De todos modos, incluso
una renta así de modesta ubica al estado en La síntesis latinoamericana existente se
la dirección correcta y genera un apoyo ma- nutre más de Europa en las primeras tres di-
sivo de mayores rentas en el futuro, a medi- mensiones y más de Estados Unidos en la
da que se produzca el desarrollo económico. cuarta:

6. ¿Síntesis latinoamericana? Burocracia Nombramientos por carrera (pero


no altamente profesionalizados)
He intentado expandir y clarificar la Jueces Reclutamiento y promoción
principal tesis de O’Donnell: que llegó la burocráticos (pero salarios y
moral bajos)
hora de que académicos y activistas avancen
más allá de la preocupación por elecciones Significado Etnonacionalismo (pero no siempre
político compulsivo para el público en
libres y justas y enfrenten la encomiable ta-
general)
rea de construir un estado democrático.
Organización Presidencialismo (con frecuentes
O’Donnell divide la construcción del del poder golpes de estado)
estado en tres dimensiones —burocracia,
cortes y significado político—. Yo agregué
una cuarta dimensión —destacar la per- Este patrón distintivo le debe mucho a
manente importancia del problema de los la historia. Las formas europeas de buro-
poderes: ¿la autoridad del gobierno debe- cracia y adjudicación son legados del im-
ría estar concentrada en un parlamento o perio español y portugués y sirven como la
dividida entre el presidente y el Congreso? base de un mayor desarrollo en el período
También seguí la estrategia de O’Donnell moderno. El presidencialismo también le
de considerar de qué manera la experiencia debe mucho al momento particular en que
de los “países originarios” puede iluminar la la América española ganó su independen-
experiencia latinoamericana a la hora de cia. Durante la primera mitad del siglo
construir el estado. Pero depuré este análisis XIX, Estados Unidos era la única república
haciendo una distinción entre dos modelos relativamente democrática y liberal que
de estado –uno caracterizado por las princi- existía (recordemos que los británicos re-
pales naciones europeas;24 el otro, por los cién empiezan con su reforma parlamenta-
países de habla inglesa, en especial Estados ria en 1832). Era natural que los estadistas
Unidos. Un cuadro sencillo bastará para re- latinoamericanos del período posterior a la
cordar las distinciones más salientes: independencia miraran al norte en busca

24 Si bien Francia sirve como un buen ejemplo para las primeras tres categorías, es un país atípico con respecto
a los otros países del continente ya que abraza una forma presidencialista de gobierno, aunque sea totalmente
diferente del sistema presidencialista que caracteriza a los Estados Unidos. Alemania, en cambio, tiene un sistema
parlamentario de gobierno, pero una forma de democracia más descentralizada.

¿Hacia una democracia latinoamericana? 99


de inspiración; y que estas formas constitu- tribuyeron marcadamente a una mayor
cionales se mantuvieran una vez arraiga- conciencia del problema y pueden prepa-
das. El accidente histórico no es menos im- rar el camino para un movimiento sosteni-
portante cuando se trata de explicar el ir y do en la dirección europea en las próximas
venir del nacionalismo —con un ascenso dos décadas.
del etnonacionalismo y un desvanecimien- A diferencia de mi postura pro-europea
to del nacionalismo cívico, durante gran en cuanto a la separación de los poderes,
parte del siglo XX. me manifesté en contra del etnonacionalis-
Mi objetivo al generar esta tipología fue mo al estilo europeo, que por cierto fue un
el de formular un interrogante elemental: tema prominente de la vida política duran-
¿la próxima generación de latinoamerica- te el siglo pasado. Sin embargo, la historia
nos debería intentar reconstruir estos pa- latinoamericana anterior sugiere las bue-
trones históricos e impulsarlos en nuevas nas posibilidades de una interpretación
direcciones? más cívica de la nación. Para rehabilitar
Llegué a la conclusión de que la respues- este ideal anterior, los liberales deben
ta es No en las primeras dos dimensiones avanzar más allá del “neoliberalismo” ex-
que describen los patrones básicos de la au- presado por el consenso de Washington.
toridad burocrática y judicial. Después de Debemos abrazar una visión liberal más
cinco siglos, estos patrones tal vez estén de- activista que confronte de lleno la desi-
masiado arraigados como para ser seria- gualdad económica y social.
mente revalorados. Pero puedo estar total- Las iniciativas políticas como la renta
mente equivocado al respecto y hay algunos de participación ofrecen una manera prác-
experimentos interesantes —principalmen- tica de llevar esta visión activista al mundo
te, en Porto Alegre25 —que lo constatan. real. La sociedad de partícipes le permite a
Limité este breve comentario a la terce- la gente común y corriente entender que el
ra y la cuarta dimensión de la matriz —a “neoliberalismo” no es simplemente una
favor de un cambio en la dirección europea ideología para los ricos y los poderosos. La
y un cambio en la anglosajona—. Sugerí renta de participación ofrece la visión de
que el presidencialismo al estilo norteame- una sociedad política liberal comprometi-
ricano, entre otros vicios que lo caracteri- da con la libertad real para todos los ciu-
zan, tiende a interrumpir cualquier movi- dadanos, sin importar sus identidades ét-
miento sostenido hacia un mayor profesio- nicas y culturales. Al ofrecerle a cada adul-
nalismo en las cortes y la administración to joven los recursos económicos crucia-
pública latinoamericanas. Esta dinámica les, la renta de participación invita a cada
interrumpida ofrece una razón adicional ciudadano a concretar el ideal de la agen-
para alentar a los latinoamericanos a man- cia efectiva en su propia vida. A medida
tener vigente su debate acalorado sobre el que los ciudadanos utilicen sus rentas pa-
presidencialismo y considerar abrazar de ra forjar sus propios futuros personales,
manera crítica los modelos europeos de también llegarán a valorar los ideales polí-
gobierno parlamentario.26 Hasta el día de ticos liberales que hacen posible la renta
hoy, este debate no persuadió a ningún país de participación —inspirándolos a consi-
de hacer este cambio elemental —por el derar cuál puede ser su aporte al país que
contrario, tanto la Argentina como Brasil les ofreció una ventaja inicial tan impor-
rechazaron tímidamente un cambio al esti- tante en la vida—. Estos actos de recipro-
lo europeo durante la última década—. Sin cidad patriótica, a su vez, pueden propor-
embargo, estas controversias públicas con- cionar un contexto social para un nacio-

25Véase Erik Wright, Deepening Democracy: innovations in empowered participatory governance (de próxima pub-
licación: Verso, 2003).
26 Los modelos europeos de gobierno parlamentario en sí requieren una buena dosis de mejoramiento y no
defiendo la adopción a ciegas de ningún modelo existente. Por el contrario, estoy a favor del desarrollo de una
forma distintiva de “parlamentarismo limitado” en mi ensayo, La nueva separación de los poderes, supra.

100 ¿Hacia una democracia latinoamericana?


nalismo cívico más amplio. A medida que
Burocracia Elite vitalicia, pero mucho más
pasen las generaciones, tal vez la renta de
profesionalizada
participación —junto con otras iniciativas
Jueces Selección y promoción
liberales activistas— pueden sustentar una burocráticas, pero con mayor
forma de patriotismo constitucional más remuneración y prestigio
perdurable que el etnonacionalismo del ti- Significado Nacionalismo cívico basado en la
po europeo. político renta de participación liberal
Para concluir con la síntesis latinoame- Organización Parlamentaria
ricana del futuro: del poder

¿Hacia una democracia latinoamericana? 101

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