Daniel Lloret, nacido en Cádiz capital, un joven de 30
años que tuvo desde muy joven la idea de ser policía nacional. Entró en la academia con 19 años y entró dentro del cuerpo a los 21.
Daniel siempre mostró un gran desempeño en sus funciones
laborales, fue un gran agente de campo y eso lo llevó a ascender de manera muy rápida, su expediente era impecable, hasta el punto que un día a la salida del gimnasio lo abordó la Agente Sevilla, una reclutadora del CNI que le ofreció a Daniel el trabajo de su vida, formar parte del Centro Nacional de Inteligencia.
Su compromiso con tal cuerpo lo llevó a cumplir todas las
obligaciones que la agencia le obligó a tomar, entre estas decisiones fué no comentarle ni a su familia a que se dedicaba. Daniel pasó 4 años viviendo una mentira con todas las personas que lo rodeaban, para su familia Daniel seguía siendo un agente de la policía nacional que lo destinaban a ciertas ciudades de España para diferentes operaciones de investigación de inmigrantes,pero eso se alejaba totalmente de la realidad. Daniel estuvo 1 mes en Mali ingresado en la tribu de los Maki Jonui, después vivió 4 meses sin hogar en una calle de Londres para sacar información sobre la residencia de un magnate del petróleo que tenía un negocio clandestino de trata de blancas y trata de seres humanos…
Un día le sonó el teléfono rojo, así llamaban en la
agencia al teléfono que sonaba en caso de reunión importante, era el director del CNi Valentin Caballero, quería una reunión con Daniel, le ofreció ingresar en una favela de Río de Janeiro como integrante del cartel más famoso de Brasil para conseguir capturar al líder, daniel para aceptar ese trabajo tuvo que tomar la decisión más importante de su vida, fingir su propia muerte, sus familiares y amigos lloraron su muerte durante días, supuesta provocado por un accidente de tráfico. Daniel tras tomar esa decisión ingresó en la favela. Daniel poco a poco se fue haciendo mano derecha de un gran amigo del líder del cartel, Franco Alves y al final entabló gran amistad con el líder del cartel, pero un día se enteraron de la tapadera de Daniel y lo secuestraron, pidieron un rescate al gobierno Español por su liberación, Daniel era un agente encubierto y el CNi no había tenido en cuenta las decisiones del gobierno actual para mandar a Daniel allí, es decir, Daniel para el gobierno NO existía.
El CNI tomó la decisión de dar por perdida la misión,
puesto a que si el gobierno se enteraba del paradero de Daniel tendrían que dar explicaciones, explicaciones que el CNI no quería dar. El CNI hizo como que esa operación nunca existió y por ello Daniel Lloret tampoco.
Daniel se enteró de esa noticia y se llenó de rabia y
dolor, el cuerpo para el que había dedicado los últimos años de su vida lo dejaba abandonado a merced de un grupo de personas que mataban por diversión.
Daniel en un alarde de audacia y entrenamiento consiguió
liberarse del zulo en el que estaba retenido en Blumenau, eso llegó a los oídos del CNi el cual empezó una búsqueda internacional para encontrarlo y acabar con el, puesto a que si contaba algo de lo que había ocurrido el futuro de la agencia de inteligencia más importante de España pendía de un hilo.
Daniel, con 30 años, se vió solo, sin dinero, sin comida,
sin familia y con el cartel más grande de brasil y la agencia de espías más grande de España pisándole los talones.
Consiguió pasar desapercibido hasta que consiguió un
trabajo fregando platos en un pequeño bar de la localidad de Sao Paulo. Hay estuvo trabajando hasta que consiguió dinero para el billete de avión, el día de coger el vuelo se subió a su avión sin un destino fijo. Solo quería huir de Brasil y empezar una nueva vida, donde nadie lo conociera.