El invierno congelo los corazones de dos amores que iban a ser
eternos. Soñé con amarte, vivir una historia donde nuestro mundo se basará de amor, te deseé aun cuando yo era prohibido, sentirte tan mía sin siquiera ser nosotros, quererte en silencio… querernos en silencio.
El amor cuando llega no avisa y a nosotros llego cuando éramos tan
lejanos a estar juntos, pero me enamore, me enamore, quisiera saber cuánto más tendré que callar que te amo. Hasta que lo hice y lo grite, grite que te amaba, pero me equivoque al hacerlo.
Eras el antónimo de amor, amar no significa lastimar a quien te
quiere, usarlo para sentirte bien y verte como el premio. El amar tal vez solo sea una ilusión llena de sufrimiento, dónde uno tiene que sangrar para escribir la felicidad del otro, de ti mi amor. El amor es tan peculiar, amar es estar ciego, enamorarse es tirarse al abismo, ir detrás de ti es lastimarme tan egoístamente. Yo me sumí en el lodo por ti y aun así nunca era suficiente, la felicidad del otro desgarra a la felicidad de uno… pero la negligencia del amor habita en mí.
Le temía a cada sonrisa tuya, esa que agrega el encanto a tu bello
rostro, esa encantadora sonrisa que costaba una lagrima mía, nunca lo entendí. Escribí esta historia con la tinta de mis venas, no importaba morir si se trataba de verte feliz pero hoy mis latidos se van disipando.
Adiós… para ti era ven detrás de mí y yo siempre te seguí. Aunque
quiera sé que nunca podré olvidarte, aunque la muerte ya este sentado al lado mío diciéndome que te divierte que los que se enamoran de ti te idolatren y te encanta verlos morir, yo no quiero odiarte.
Todo esto quedo en el desierto, en un lugar desolado, quedó en mi
vacío. Atesorare que moriré amándote, serás la reina del dolor, te condenaste a sufrir, llegaste a ser tan oscura y a vivir en la profundidad de tu soledad sin que nadie más llegue a enamorarse de ti hermosa dama llena de demonios, vacía pero hermosa, en tu camino encontraras la nostalgia de tu adiós.