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Nombre del fallo: Colella

Fecha: 9 de agosto de 1967


Tribunal: Corte Suprema de Justicia de la Nación
Fallos; 268:352 Año: 1967
Partes: «Colella, Ciriaco c. Fevre y Basset, S. A. y/u otro»

Hechos: En las presentes actuaciones, el actor reclama una indemnización por antigüedad
por las diferencias emergentes de la ley 16.881. La ley en cuestión había sido aprobada
por el Congreso como una legislación general sobre los derechos y obligaciones de los
trabajadores, pero fue parcialmente promulgada por el Poder Ejecutivo quien, de los 62
artículos que conformaban la ley, promulgó sólo cuatro. Corrido el traslado a la
demandada, ésta opuso la falta de validez de las normas en que se funda la pretensión,
por considerar que el Poder Ejecutivo había excedido las facultades que le confiere el
artículo 72 de la Constitución (actual artículo 83), criterio que fue acogido por el tribunal a
quo. Levada la cuestión ante la Corte, ésta sostuvo:

Ideas claves

3° -- Que lo primero que debe resolver esta Corte es si hay en autos cuestión justiciable.
Ello así, porque es jurisprudencia del tribunal que sus facultades jurisdiccionales no
alcanzan, como principio, al examen del procedimiento adoptado en la formación y
sanción de las leyes (Fallos, t. 256, p. 556 [Rev. LA LEY, t. 112, p. 226] y sus citas).

4° -- Que, sin embargo, esa doctrina no es aplicable cuando una de las partes hace valer
un derecho subjetivo, como el de propiedad, contra obligaciones impuestas por una ley
que a su juicio no llegó a ser tal, sobre la base de la invalidez que atribuye a su
promulgación. En efecto; en el precedente mencionado de Fallos, t. 256, p. 556, se dijo
que el principio que allí se enuncia cedería en el supuesto de demostrarse la falta de
concurrencia de los requisitos mínimos e indispensables que condicionan la creación de
una ley: y claro está que ello ocurriría si, en los términos del art. 73 de la Constitución
Nacional, el Poder Ejecutivo hubiera carecido de la facultad de promulgar parcialmente la
ley 16.881.
5° -- Que, en consecuencia, desde que en el caso se ha declarado por el a quo que no
existe promulgación válida, resulta evidente que la de autos es una de las causas que el
art, 100 de la Constitución somete al conocimiento de esta Corte. Por ello, y de acuerdo
con lo resuelto en Fallos, t. 189, p. 156 (Rev. LA LEY, t. 22, p. 54) --donde se entró a
conocer de una cuestión similar a la del sub júdice--, así como por las demás razones que
aducen la Cámara a quo y el Procurador General, no hay duda que se propone a decisión
de esta Corte una cuestión justiciable.

6° -- Que el Poder Ejecutivo observo parcialmente la ley 16.881 y promulgó sólo cuatro de
sus 62 artículos, el último de forma. El problema que corresponde resolver es si esa
promulgación parcial es válida y si se convirtieron en ley los artículos no observados.
Porque para que un proyecto se convierta en ley nuestra Constitución exige, no sólo que
se sancione por el Congreso, sino también que lo promulgue el Presidente de la República.
Si esto último no ocurre, porque la promulgación falta en absoluto o porque la
promulgación es inválida, no existe ley; y en tal caso claro está que nadie podría fundar
derechos en una ley inexistente.

7° -- Que --sin que ello implique abrir juicio de un modo general sobre el régimen de la
promulgación de las leyes-- esta Corte considera, en el subexamen, que el proyecto
sancionado por el Congreso Nacional constituía un todo inescindible. de modo que las
normas no promulgadas no han podido separarse del texto total sin detrimento de la
unidad de éste. Como regla, las disposiciones que componen una ley están vinculadas
entre sí. No cabe asegurar, pues, que el Congreso hubiera sancionado el proyecto en caso
de excluirse algunas de sus normas capitales. De ahí que el Poder Ejecutivo no pudo, en su
momento, proceder como procedió, sin invadir atribuciones propias del Congreso
Nacional y sin asumir, en la especie, la calidad de legislador.

8° -- Que, en este sentido, debe señalarse que la ley 16.881, tal como fue sancionada por
el Congreso, contenía una reglamentación completa del contrato de trabajo, y sin
embargo el Poder Ejecutivo separó de ella y promulgó solamente las normas relativas a la
extinción de dicho contrato y a las indemnizaciones correspondientes (art. 39), entre las
que se contaba la referida al trabajador con menos de tres meses de servicios (art. 40).
Mantuvo también el art. 62, en cuanto declara que la ley es de aplicación a los casos de
despido injustificado posteriores al 15 de setiembre de 1965.

9° -- Que de lo expuesto se desprende que, habiendo el Congreso dictado las normas


aludidas como componentes de un cuerpo orgánico destinado a reglar el contrato de
trabajo, el Poder Ejecutivo las arrancó de ese cuerpo a cuya aplicación integral las
vinculaba el Poder Legislativo, promulgándolas separadamente, con absoluta
prescindencia de las restantes, y en particular, de las que definen el contrato y determinan
su ámbito de aplicación (arts. 1° al 5°). En su mensaje de observación al proyecto, el Poder
Ejecutivo relacionó, es verdad, la aplicación de los arts. 39 y 40 con la ley 11.729; pero ello
importó circunscribirlos a un ámbito que no fue el querido por el legislador y, como dice el
Procurador General, no sería posible afirmar con certidumbre que el Congreso hubiera
aceptado que los arts. 39 y 40 rigiesen en una esfera distinta de la que tuvo en cuenta al
concebir la ley

10. -- Que, en tales condiciones, debe admitirse que la promulgación parcial que se analiza
es constitucionalmente inválida y, por tanto, faltando promulgación, la pretendida ley no
es tal y no puede obligar a la parte demandada.

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