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Cátedra Dr. Marcelo Di Stefano.
Programa de la materia:
“Los dolores que nos quedan son las libertades que nos faltan. Creemos no equivocarnos, las resonancias del corazón nos lo advierten:
estamos pisando sobre una revolución, estamos viviendo una hora americana”. Manifiesto Liminar de la Reforma Universitaria.
1. Reforma Universitaria.
Los grandes sucesos históricos son hijos de su tiempo, no aparecen de golpe, son producto de la
acumulación de sucesos, la maduración de un pensamiento colectivo, la concientización de las mayorías, y se
expresan a veces en forma imperceptible mediante pequeñas transformaciones progresivas, otras en forma de
ruptura normativa y cultural constituyendo una “Revolución”, y excepcionalmente, los cambios profundos se
producen como “Reformas”, generando un cambio de rumbo rápido, significativo y estructural, pero dentro del
marco legal contextual vigente.
Sin dudas, podemos afirmar entonces, que la “Reforma Universitaria” es hija de su tiempo. Un tiempo
(1916-1918) en el cual se desarrollaba en Europa la 1° Guerra Mundial, en Rusia cae el régimen zarista y se
difunden las ideas del socialismo, y en nuestro país se produce un cambio de paradigma político con la asunción
del radicalismo al poder en las primeras elecciones verdaderamente democráticas -universales, secretas y con
padrón electoral- que en 1916 consagraban presidente a Hipólito Yrigoyen.
Antes de la llegada del radicalismo al poder, las Universidades argentinas -Córdoba (1613), Buenos Aires
(1821), Provincial de Santa Fe (1889), La Plata (1890), y Provincial de Tucumán (1914)- eran un espacio exclusivo
de las elites en donde se formaban los hijos de los terratenientes y de la alta burguesía ligada al comercio
internacional y a la administración de las inversiones extranjeras. Si bien las Universidades eran financiadas por
el erario público, no eran gratuitas como las concebimos hoy, y la presencia de la iglesia en sus espacios de
conducción académica era determinante, especialmente en Córdoba.
El triunfo radical significó el ingreso a la política de la clase media, constituida fundamentalmente por
los inmigrantes europeos que se habían instalado en las ciudades y en el campo, desarrollado una posición
económica en el pequeño y mediano comercio, la industria liviana, y los servicios, a fuerza de su capacidad
emprendedora, y perseverancia en el trabajo. Este nuevo actor social aspiraba naturalmente al ascenso social
de sus familias, poniendo sus expectativas en el desarrollo universitarios de sus hijos en las carreras liberales
que ofrecía entonces el sistema terciario. Sobre esto, Horacio Sanguinetti afirma que “en el país había un cambio
importante porque las clases gobernantes, que eran clases conservadoras liberales a la cual se le podía criticar
básicamente la cuestión electoral que era un fraude reconocido y prácticamente aceptado, y sobre todo sus
fórmulas electorales muy poco representativas, pero esa clase dominante fue cediendo paso a una clase media
que venía creciendo, hijos de inmigrantes, con aquello de “Mi hijo el doctor” que tenía primero un espacio en la
Universidad y después quería tenerlo en la política grande y así se formaron los primeros partidos políticos en la
década del ’90, primero el radicalismo, el socialismo, y el radicalismo fue la gran representación de la clase
media, o de la clase media ascendente, y de la gente que no respondía a lo que se llamaba el gota pampeano (el
gota era el almanaque de la aristocracia alemana) y se hablaba del gota pampeano un poco irónicamente , como
diciendo esa seudo aristocracia si es que acá se podía hablar de aristocracia” 1.
Volviendo al sistema universitario, decíamos que atrasaba a su contexto histórico, y que no se adaptaba
a los cambios de la nueva composición social y política existente en Argentina. Los reclamos estudiantiles, que
1
Entrevista a Horacio Sanguinetti sobre la importancia de la Reforma Universitaria de 1918, texto completo en:
http://www.uba.ar/reforma/multimedia/entrevistas.php
eran acompañado por los más lúcidos profesores de la época, pero rechazados por los sectores conservadores,
se multiplicaron. Los cambios en el sistema electoral y la democratización que implicó la sanción de la Ley Sáenz
Peña, eran criticados por los sectores conservadores enquistados en las universidades que no querían admitir
cambios modernizadores en el sistema universitario, porque sabían que esos cambios iban a implicar, como
había sucedido en la política nacional, un ascenso de los sectores postergados hasta entonces, y la puesta en
práctica de ideas renovadoras. Los conservadores decidieron resistir para mantener sus privilegios, ejerciendo
una profundización del autoritarismo, respaldados por el poder eclesial.
Córdoba, en 1918, fue el epicentro geográfico del reclamo estudiantil, que desde allí se irradió por toda
Latinoamérica en los años subsiguientes. Los estudiantes venían reclamando con fuerza desde 1917, con apoyo
explícito del gobierno nacional radical, por la necesidad de cambiar los planes de estudio vetustos con los cuales
se impartían las clases, pedían un gobierno universitario sin injerencia clerical, laico, y rechazaban los contenidos
religiosos que subsistían en muchas materias. Reclamaban una renovación del cuerpo docente y la eliminación
del sistema de cátedras vitalicias. Asimismo cuestionaban la legitimidad de las formas de elección de las
autoridades universitarias -Rector y Decanos- que no contemplaba la representación estudiantil, ni siquiera la
participación electoral del propio cuerpo docente, y era ejercida por un grupo de “notables vitalicios” que
respondía a los intereses elitistas-eclesiales.
Los cronistas de la época, y los historiadores, coinciden en tomar como punto de partida de la
efervescencia estudiantil los acontecimientos de diciembre de 1917. Las autoridades universitarias decidieron
intempestivamente modificar el régimen de asistencia a clase en la Facultad de Medicina y cerraron el internado
del Hospital de Clínicas de Córdoba. En respuesta, los estudiantes de las distintas unidades académicas se
organizaron y constituyeron el “Comité Pro-Reforma”, que desplegó una intensa actividad de agitación -como
se le decía entonces a la concientización del conjunto del estudiantado-, y el 31 de marzo de 1918 se declaró la
“huelga general estudiantil”, en un acto que se desarrolló en el Teatro Rivera Indarte que desbordaba de
estudiantes. Frente a la protesta, la decisión del Rector y el Consejo Superior, adoptada el día 2 de abril, fue “no
tomar en cuenta ninguna solicitud estudiantil”, y clausurar la Universidad cerrando las puertas de la llamada
Casa de Trejo.
A partir de ese momento los estudiantes sostienen la protesta, profundizan su organización, y solicitan
intervención al Gobierno Nacional a través de una carta dirigida al Ministro de Instrucción Pública de Yrigoyen
en donde explicitan los reclamos que constituirán el núcleo reivindicativo de la reforma “No sólo es el régimen
orgánico de los estudios superiores que precisa modificarse: es urgente la renovación del profesorado, en forma
que asegure la competencia de los docentes designados; es indispensable la reforma de los planes de estudio
para modernizar y mejorar la enseñanza, y queremos, por fin, los estudiantes, otra organización disciplinaria,
menos meticulosa, más sincera y más útil. Todo ello, a nuestro juicio, si no es secundario, tiene como base la
reforma de la constitución universitaria, que, entregando hasta la fecha, a unos pocos el gobierno de la casa,
mediante las academias vitalicias, ha substraído la universidad a las innovaciones que su propio progreso
necesita”2.
2
CHIROLEU, Adriana, “La reforma universitaria”, en Nueva historia argentina, tomo VI, capítulo IX, Sudamericana, Buenos Aires,
2000.
La Reforma estalla en Córdoba, pero se ramifica rápidamente al resto de las Universidades y los
estudiantes constituyen, el 11 de abril de 1918, la Federación Universitaria Argentina (FUA), en Córdoba
disuelven el Comité Pro-Reforma, y fundan la Federación Universitaria de Córdoba (FUC). Con la reforma nacía
la estructura del movimiento estudiantil, que atravesando dictaduras, prohibiciones y persecuciones, existe
hasta nuestros días.
Así como se organizaron los estudiantes, y contaban con el apoyo de los políticos, académicos e
intelectuales progresistas, la reacción a la Reforma también cobraba cuerpo, y se constituía alrededor del
“Comité Pro-Defensa de la Universidad” liderado por los Centros Católicos de Estudiantes, con el apoyo de las
autoridades universitarias, la iglesia, y los sectores conservadores.
El Gobierno Nacional frente a la gravedad de los hechos decidió actuar, Yrigoyen recibió a una delegación
estudiantil, y tomó la decisión de intervenir la Universidad de Córdoba designando a Nicolás Matienzo como
interventor, quién verificó la veracidad de las denuncias realizadas por los estudiantes, impulsó una reforma del
Estatuto Universitario, y llamó a elecciones democráticas con participación de los docentes para elegir un nuevo
Consejo y al Rector, hecho que generó la renuncia masiva de muchos profesores reaccionarios.
La Asamblea Universitaria fue convocada para el 31 de mayo, se eligieron los decanos de las tres
Facultades (Derecho, Medicina y Ciencias Exactas), con un triunfo histórico de los partidarios de la Reforma.
Asimismo se consagró al reformista Emilio Caraffa como vicerrector, y solo restaba esperar al 15 de junio para
la elección del Rector, que se daba por seguro sería consagrado el Dr. Enrique Martínez Paz, ferviente reformista.
El sector “contrarreforma” postuló la candidatura de Antonio Nores, y un tercer sector que se identificaba como
los “moderados”, postulaba a Alejandro Centeno. En las dos primeras votaciones ningún candidato alcanzó la
mayoría, y para la tercera los partidarios de Nores consiguieron los votos de Centeno y derrotaron al candidato
reformista.
Los estudiantes estaban movilizados custodiando los logros de su lucha por la reforma y no permitieron
la traición, tomaron las instalaciones e impidieron que Nores asuma. Inmediatamente se declaran en huelga y
protagonizan una marcha por el centro de la ciudad de Córdoba donde recibieron el apoyo de la sociedad. Nores
no se dio por vencido, e intentó tomar posesión del Rectorado frente a la resistencia de los estudiantes que le
exigieron la renuncia a los que contestó “que prefería un tendal de cadáveres, antes que renunciar”.
Los estudiantes tomaron las sedes universitarias, y proclamaron sus reivindicaciones el 21 de junio en
una de las declaraciones más emotivas de la política contemporánea. El “Manifiesto Liminar” surgido de la
pluma de Deodoro Roca, con una clara vocación latinoamericanista, profundamente innovadora para una época
en la cual las elites que habían gobernado el país hasta hacía poco tiempo solo miraban hacia Europa, se dirigía
a «los hombres libres de América del Sur” y expresaba: “Hombres de una República libre, acabamos de romper
la última cadena que, en pleno siglo XX, nos ataba a la antigua dominación monárquica y monástica. Hemos
resuelto llamar a todas las cosas por el nombre que tienen. Desde hoy contamos para el país una vergüenza
menos y una libertad más (…) Creemos no equivocarnos, las resonancias del corazón nos lo advierten: estamos
pisando sobre una revolución, estamos viviendo una hora americana. La juventud ya no pide. Exige que se le
reconozca el derecho a exteriorizar ese pensamiento propio en los cuerpos universitarios por medio de sus
representantes. Está cansada de soportar a los tiranos. Si ha sido capaz de realizar una revolución en las
conciencias, no puede desconocérsele la capacidad de intervenir en el gobierno de su propia casa”3.
Numerosas protestas y movilizaciones se sucedieron entre el mes de junio y agosto, Nores obligado por
las circunstancias debió renunciar, acompañándolo con la renuncia un grupo de profesores conservadores, y el
Gobierno de Yrigoyen decidió intervenir nuevamente la Universidad de Córdoba el 7 de agosto, intervención
que luego de ciertas dilaciones fue asumida por el Ministro de Educación de la Nación Salinas. La Intervención
avanzó decididamente en el ideario reformista, reorganizó la Universidad, produjo cambios importantes en las
cátedras, actualizó los programas de estudio, generó políticas aperturistas para posibilitar un mayor acceso a la
universidad, promovió la participación de los profesores y estudiantes en la dirección de las universidades e
impulsó un acercamiento de las casas de estudios a los problemas del país.
• Cogobierno estudiantil.
• Autonomía universitaria.
• Docencia libre.
• Libertad de cátedra.
• Concursos con jurados con participación estudiantil.
• Investigación como función de la universidad.
• Extensión universitaria y compromiso con la sociedad.
El ideario reformista se proyectó a toda América Latina, procesos de reforma se dieron a lo largo y ancho
del continente, desde Chile hasta México los dirigentes estudiantiles que abrazaron las consignas reformistas
influyeron decididamente en la política de la región. Felipe Pigna aporta que “Los efectos de la reforma se
extendieron a toda Latinoamérica e influyeron en destacados dirigentes de la región, como fue el caso del
peruano Raúl Haya de La Torre, creador de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA). Cuando en 1968
3
Manifiesto Liminar de la reforma de Córdoba, texto completo en: https://www.unc.edu.ar/sobre-la-unc/manifiesto-liminar
4
BUCHBINDER, Pablo, “¿Revolución de los claustros?, Sudamericana, Buenos Aires, 2008.
los estudiantes de París lanzaron su movimiento, en varios de sus manifiestos recordaban las heroicas jornadas
de aquella Córdoba de cincuenta años atrás”5.
Horacio Sanguinetti, señala sobre el objeto y los efectos del movimiento reformista, que “La reforma
universitaria de Córdoba significó una gran explosión en realidad, de inteligencia y de deseos de participación,
de acción, de conducta, que prosperó en un grupo intelectual muy compacto, muy representativo, con gente de
altísimo nivel moral e intelectual, en la Universidad de Córdoba, que tenía un clima muy particular, muy
específico dentro de las tres universidades nacionales que había en ese momento, más dos provinciales. Esto, de
algún modo, tuvo que haber representado muy bien las propuestas del ’18 que fueron muy serias, porque el ’18
no se limitó a derruir, a criticar, a derribar, sino que presentó un proyecto coherente, un programa de acción. Y
este programa de acción y esa crítica a la universidad antigua, evidentemente estaba en todas partes, porque la
Reforma corrió como un reguero de pólvora por toda Argentina y toda América, llega do hasta México. De modo
que seguramente representaba muy seriamente lo que se quería hacer”.
Sin lugar a dudas la Reforma Universitaria fue un ejemplo de decisión y lucha histórico de la juventud
argentina, que supo poner sus demandas en el centro del debate político, generar masa crítica de apoyo,
negociar con el gobierno de turno, tener la intransigencia necesaria para no traicionar al movimiento generado,
y el pragmatismo consecuente para consolidar el triunfo y dar un paso adelante. La Reforma tuvo el
romanticismo pasional de las grandes manifestaciones juveniles, y al mismo tiempo, la lucidez de una
generación que no quiso quedarse en el narcisismo del cambio perfecto utópico, y apostó por consolidar un
cambio imperfecto, pero superador de la realidad preexistente.
5
PIGNA, Felipe, “La reforma universitaria del 21 de junio de 1918”, en El Historiador, nota completa:
https://www.elhistoriador.com.ar/la-reforma-universitaria-del-21-de-junio-de-1918/
Técnica de Villa Lugano. 6 Centros asistenciales: Hospital de Clínicas Gral. San Martín, Instituto Alfredo Lanari,
Instituto Nacional de Oncología Ángel Roffo, Instituto de Tisioneumonología Vacarezza, Hospital Veterinario, y
el Hospital Odontológico. 8 centros universitarios regionales, el Centro Cultural Ricardo Rojas, la Editorial
Universitaria de Buenos Aires EUDEBA, el Cine Cosmos, 18 museos, la Radio UBA, el Campo de Deportes en la
Ciudad Universitaria, la Residencia Turística de Inacayal (Villa La Angostura), y el Pucará de Tilcara (Jujuy).
En la UBA se cursan 85 carreras de grado que otorgan 116 títulos, tiene una vasta oferta de posgrado en
cursos, especializaciones, maestrías, doctorados y posdoctorados.
Decimos que la UBA es “PÚBLICA” porque es de carácter estatal, y “NACIONAL” porque su presupuesto
y organización han quedado definidos en el ámbito normativo fijado por el Congreso Nacional. En el estatuto
universitario se establece que “es una entidad de derecho público que tiene como fines: la promoción, la difusión
y la preservación de la cultura (...) estando en contacto directo y permanente con el pensamiento universal y
prestando particular atención a los problemas argentinos”6. Es parte del “Sistema Interuniversitario Nacional
Público” que lo integra junto a los otras 56 Universidades Nacionales Argentinas7.
Como todo el sistema universitario público argentino, hecho que lo destaca en el ámbito regional y
mundial, la Universidad de Buenos Aires es GRATUITA, o como muchos prefieren definirla, NO ARANCELADA,
porque al ser solventada por el presupuesto nacional, todos los argentinos y argentinas la financiamos con el
pago de los impuestos. Por tanto, la Universidad depende económicamente del presupuesto que le asigna el
Congreso de la Nación, que ella administra, como veremos más adelante, en el marco del ejercicio de la
autonomía y autarquía consagradas en la Constitución Nacional.
El aseguramiento de la igualdad de oportunidades y de posibilidades, la inclusión educativa, encuentra
fundamento en nuestra Constitución Nacional, tanto en su tronco normativo histórico contenido en el “derecho
a enseñar y aprender”, como en las disposiciones incorporadas en por la reforma de 1994 de las que daremos
cuenta más adelante.
3. El Cogobierno universitario.
La Universidad de Buenos Aires es cogobernada por los distintos “claustros” que la integran. Como vimos
anteriormente, el modelo universitario público argentino es hijo de la Reforma de Córdoba, y adopta el sistema
de cogobierno “tripartito” integrado por la representación de los profesores y profesoras, los graduados y
graduadas, y la representación estudiantil. El concepto de cogobierno es inherente a la noción de autonomía
universitaria e implica la participación democrática de los diversos estamentos o claustros universitarios, y su
consagración normativa se encuentra en el “Estatuto Universitario” que fija las competencias de los distintos
órganos de las Facultades y la Universidad.
6
Texto completo del Estatuto Universitario en: https://rrhh.uba.ar/NormativaDocumentos/EstatutoUniversitario.pdf
7
El listado completo de universidades se puede consultar en: https://www.cin.edu.ar/instituciones-universitarias/
El claustro de profesores/as lo componen todos los profesores/as “regulares” de una Facultad, vale
decir, los profesores/as que hayan “concursado” sus cargos8. Se elijen en elecciones directas, por voto secreto
en urna, debiendo presentarse listas completas.
El mandato de los profesores/as es de 4 años, y existe un sistema de representación de las minorías. Si
se presenta una sola lista, o se presentan más de una pero la ganadora obtiene más del 80% de los votos, esta
se lleva los 8 cargos en disputa. Si compiten 2 o más listas, y la primera minoritaria alcanza más del 20% y menos
del 33% de los votos se repartirán 6 a la mayoría y 2 a la primera minoría. Si la lista que sale segunda en las
elecciones supera el 33% de los votos el reparto será 5-3.
El claustro de graduados/as está integrado por los graduados/as de cada Facultad que hayan obtenido
su diploma habilitante expedido por la Universidad de Buenos Aires9, siempre que no sean profesores/as
regulares. Para votar en las elecciones de graduados/as se debe completar una inscripción al padrón de
graduados -solo una vez- no es automático. En este claustro también votan un número muy importante de
docentes no concursados/as, y los ayudantes docentes.
Se elijen en elecciones directas, por voto secreto en urna, debiendo presentarse listas completas. El
mandato de los graduados/as es de 2 años y existe un sistema de representación de las minorías. Si se presenta
una sola lista, o se presentan más de una pero la ganadora obtiene más del 80% de los votos, esta se lleva los 4
cargos en disputa. Si compiten 2 o más listas, y la segunda alcanza más del 20% de los votos, se repartirán 3 a la
mayoría y 1 a la minoría.
El claustro de estudiantes está integrado por los y las estudiantes regulares de una Facultad de la
Universidad de Buenos Aires, esto incluye a los alumnos y alumnas del CBC.
Se elijen en elecciones directas, por voto secreto en urna, debiendo presentarse listas completas. El
mandato de los y las estudiantes es de 2 años y existe un sistema de representación de las minorías. Si se
presenta una sola lista, o se presentan más de una pero la ganadora obtiene más del 80% de los votos, esta se
lleva los 4 cargos en disputa. Si compiten 2 o más listas, y la segunda alcanza más del 20% de los votos, se
repartirán 3 a la mayoría y 1 a la minoría.
Podemos sintetizar entonces, en que el Consejo Directivo de cada una de las Facultades de la UBA -
recordemos que son 13- está integrado por 16 Consejeros/as: 8 profesores/as, 4 graduados/as y 4 estudiantes,
que son quienes eligen a la máxima autoridad que tiene la Facultad, el Decano/a, que preside el Consejo
Directivo, y al Vicedecano/a. Asimismo, recordemos también que el voto es secreto y obligatorio para los
profesores/as, graduados/as y estudiantes. Las principales funciones del Consejo Directivo son velar por la
aplicación del Estatuto Universitario, dictar los reglamentos necesarios para su régimen interno, aprobar los
programas de enseñanza, proyectar los planes de estudio, designar a los Secretarios/as, etc.
Cada Facultad entonces, es conducida por un Consejo Directivo y por un Decano/a. Son funciones del
Decano/a: convocar y presidir las sesiones del Consejo Directivo, cumplir y hacer cumplir las resoluciones del
8
Son electores y candidatos los profesores titulares plenarios, titulares y asociados de cada Facultad. Los profesores consultos y
eméritos pueden ser candidatos, pero no electores. Para elegir la representación de los profesores adjuntos se confeccionará en cada
Facultad un padrón con la totalidad de los mismos. Los profesores adjuntos tendrán representación solamente cuando su número
supere el veinte por ciento del total de profesores titulares plenarios, titulares y asociados.
9
Los graduados de otras universidades nacionales con iguales títulos a los de la Universidad de Buenos Aires, pueden ser electores o
candidatos en las Facultades correspondientes a su Carrera universitaria, siempre que acrediten actividad profesional no menor de
dos años en el ámbito cultural de la Universidad de Buenos Aires.
Consejo Superior y Directivo, expedir conjuntamente con el Rector/a los diplomas universitarios, ejercer la
jurisdicción disciplinaria dentro de la Facultad, representar a la Facultad en sus relaciones interuniversitarias y
extrauniversitarias, y es el responsable de la administración y ejecución económico-financiera de los recursos
asignados a la Facultad.
Completan la integración del Consejo Directivo, la representación, con voz y sin voto del sector
Nodocente10 universitario, que lo ejerce el Delegado/a General de la Asociación del Personal de la Universidad
de Buenos Aires APUBA de la Facultad correspondiente, lo que a nuestro entender debe ser revisado en forma
urgente por la Universidad en una futura modificación del Estatuto Universitario otorgándole voz y voto al sector
Nodocente, como en la gran mayoría de las universidades públicas argentinas.
INTEGRACION DE LOS CONSEJOS DIRECTIVOS
DECANO/A
Lo elige el Consejo Directivo, es un profesor/a, dura 4 años en su función.
PROFESORES/AS GRADUADOS/AS ESTUDIANTES
8 Consejeros/as, mandato de 4 4 Consejeros/as, mandato de 2 4 Consejeros/as, mandato de 2
años años años
Representante Nodocente: 1 con voz y sin voto
10
Se ha decidido, por impulso de la Federación Argentina del Trabajador Universitario FATUN -el sindicato nacional- denominar al
sector del personal técnico, administrativo, de producción, servicios y asistencial de las Universidades Nacionales, como Nodocente,
todo junto y con mayúscula.
hay más de una lista, y la que sale segunda saca más del 20% de los votos, se reparte 4-1. Si hay una tercera lista
que también obtiene más del 20% de los votos, el reparto es 3-1-1.
Completando la composición del Consejo Superior, el mismo también se integra por un Vicerrector/a
que lo elige el Consejo Superior entre sus miembros profesores/as (puede ser un Decano/a o un Consejero/a
profesor/a). Asimismo, con voz y sin voto, participan del Consejo Superior el Director/a del Ciclo Básico Común,
y el representante del sindicato Nodocente, la Asociación del Personal de la Universidad de Buenos Aires.
RECTOR/A
Es elegido/a por la Asamblea Universitaria, dura 4 años su mandato, debe ser un Profesor/a Regular de
una Universidad Nacional, Preside el Consejo Superior.
VICERRECTOR/A
Lo/a elige el Consejo Superior entre sus miembros profesores/as (Decanos/as o Consej. Profesores/as)
13 DECANOS/as 5 CONSEJEROS/AS 5 CONSEJEROS/AS 5 CONSEJEROS/AS
SUPERIORES SUPERIORES SUPERIORES
PROFESORES/AS GRADUADOS/AS ESTUDIANTES
El Director/a del Ciclo Básico Común y el/la representante de la Asociación del Personal Nodocente de la
Universidad de Buenos Aires APUBA, ambos con voz y sin voto.
Las funciones del Consejo Superior se encuentran en el artículo 98 del Estatuto Universitario, y entre las
principales podemos destacar las siguientes: Ejercer la jurisdicción superior universitaria; dictar los reglamentos
del régimen de estudios y disciplina; aprobar o desaprobar los planes de estudio; fomentar la labor científica,
cultural y artística en las Facultades; propulsar la extensión universitaria; proponer a la Asamblea la creación,
supresión o unificación de Facultades; crear, suprimir o modificar carreras y títulos universitarios; nombrar
jurados y aprobar los concursos para la designación de profesores/as; aprobar el presupuesto anual para la
Universidad, las cuentas presentadas por el Rector/a y la inversión de los fondos asignados al Consejo, a las
Facultades y a los demás establecimientos; proyectar la reforma de estatutos y someterlos a la aprobación de
la Asamblea.
Las principales funciones de la Asamblea Universitaria son elegir al Rector/a; resolver sobre la renuncia
del Rector/a, suspender o separarle por causa justificada; decidir sobre la creación, supresión o división de
Facultades; y modificar el Estatuto.
Por su parte, el Rector/a es quién preside el cogobierno universitario, y es responsable de la
administración de la Universidad y su representante legal.
Entrando al concepto de autonomía, Peón y Pugliese12 señalan que debe comprenderse en el sentido
histórico que se tiene de las Universidades Nacionales Argentinas, “…el cual resulta de los postulados reformistas
y que son la autonomía académica y la autarquía económica, la gratuidad de los estudios de grado, los
mecanismos de conducción colegiada de los claustros, la promoción académica y científica por métodos
validados mediante concursos públicos y abiertos y otros mecanismos de ingreso y promoción meritocráticos a
la carrera docente e investigativa”.
Dijimos que la construcción del concepto de autonomía universitaria tenía su origen en la “Reforma del
18”, pero hasta su consagración constitucional en 1994, los “alcances” de la autonomía fueron interpretados y
reinterpretados por la doctrina y la jurisprudencia, en muchos casos, acompañando los pendulares procesos
históricos de nuestro país que desde 1930 a 1983 oscilaron entre las democracias condicionadas y los
autoritarismos militares.
Las corrientes de pensamiento democráticas, y defensoras del estado de derecho concebían posiciones
de “autonomía amplia”, en cambio los gobiernos dictatoriales, autoritarios, y los jueces de la Corte del
menemismo durante los 90, desarrollaron doctrinas y fallos que acotaban la autonomía solamente a su faz
académica, cuestionando la autonomía normativa y presupuestaria.
Bidart Campos señalaba, aun antes de la reforma Constitucional, que “partiendo del presupuesto de que
las Universidades Nacionales eran entes autárquicos, oses descentralizados, que debían ser creados por ley
conforme a la competencia que el Congreso Nacional ejercía en materia de educación universitaria, el Poder
Legislativo podía al crearlas hacer dos cosas a) dejarla sometida al Congreso para su control y b) colocar al ente
11
GARCIA SANZ, Agustín, “Autonomía universitaria: ¿camino a una nueva jurisprudencia en la Corte Suprema de Justicia de la nación?”,
Lexis Nexis, Santa Fe, 2004.
12
PEON, Cesar y PUGLIESE, Juan Carlos, “Análisis de los antecedentes, criterios, etc.” citado por ALTERINI, Atilio, “La Universidad
Pública en un proyecto de Nación”, La ley, Buenos Aires, 2006.
en la esfera del Poder Ejecutivo (y concluía en que) el mejor encuadres de las Universidades estatales que se
puede lograr cuando se las sitúa en la categoría de las entidades autárquicas, es el de entidades creadas por ley
del Congreso sin transferencia a la órbita de jefatura y control del Poder Ejecutivo, con lo que éste no es -y por
ende ninguno de los ministros del Ejecutivo- el superior jerárquico de las Universidades estatales”13.
Los constituyentes de 1994, al consagrar en el texto propio de la carta magna los atributos legales de
autonomía y autarquía de la Universidades Nacionales, cerraron el margen interpretativo de la doctrina y de la
jurisprudencia, y le dieron la razón a la visión histórica reformista de la autonomía amplia. El sistema
constitucional sostiene la atribución individual de la autonomía a cada Universidad, y no al sistema universitario
en sí. Cada Universidad Nacional goza de autonomía con relación al Poder Ejecutivo Nacional, y al mismo tiempo,
cada Universidad es autónoma con relación al resto de las Universidades Nacionales.
Siguiendo el análisis de Atilio Alterini14 podemos decir que “el principio constitucional de autonomía
universitaria significa la posibilidad de autodeterminación de las universidades públicas y comprende lo
normativo, lo institucional, lo político, lo administrativo y lo académico. En lo normativo, la autonomía de las
universidades públicas implica la potestad de dictar sus propias normas regulatorias, con la sola exigencia de
respetar las instituciones de la República y la Constitución Nacional (...). En lo institucional, la autonomía de las
universidades públicas queda sujeta a la base histórica de los principios reformistas (…). En lo político, la
autonomía significa la potestad de tomar cierto rumbo en el desempeño de sus tareas. También implica su
independencia respecto del poder político y su prescindencia de las políticas partidarias (…). En lo administrativo
(…) significa su potestad para organizarse conforme a sus propios criterios y gestionar su labor con esos
cartabones. En lo académico (…) garantiza la plena libertad desde los puntos de vista científico, ideológico y
político para la organización de la docencia y la investigación (…)”
13
BIDART CAMPOS, Germán, “La autonomía universitaria y la revisión de las decisiones universitarias por el Poder Ejecutivo”, ED,
Buenos Aires, 142-573.
14
ALTERINI, Atilio, “La Universidad Pública en un proyecto de Nación”, La ley, Buenos Aires, 2006.
15
GIL DOMINGUEZ, Andrés y RICHARTE, Darío, “El derecho a la educación en la reforma constitucional”, La Ley, Buenos Aires, 1996.
asignan a cada una de ellas, mediante los subsidios previstos en la ley de presupuesto; como así también, la
plena capacidad para obtener, administrar y disponer los recursos propios que se generen como consecuencia
del ejercicio de sus funciones”.
Por su parte, la Ley de Educación Superior 24.521 sancionada en 1995, y muy cuestionada por la
Universidad de Buenos Aires, describe enunciativamente las distintas atribuciones que componen la autonomía
universitaria en su artículo 29°16 y la autarquía en el artículo 59°17
16
ARTICULO 29. — Las instituciones universitarias tendrán autonomía académica e institucional, que comprende básicamente las
siguientes atribuciones: a) Dictar y reformar sus estatutos, los que serán comunicados al Ministerio de Cultura y Educación a los fines
establecidos en el artículo 34 de la presente ley; b) Definir sus órganos de gobierno, establecer sus funciones, decidir su integración y
elegir sus autoridades de acuerdo a lo que establezcan los estatutos y lo que prescribe la presente ley; c) Administrar sus bienes y
recursos, conforme a sus estatutos y las leyes que regulan la materia; d) Crear carreras universitarias de grado y de posgrado; e)
Formular y desarrollar planes de estudio, de investigación científica y de extensión y servicios a la comunidad incluyendo la enseñanza
de la ética profesional como materia autónoma; f) Otorgar grados académicos y títulos habilitantes conforme a las condiciones que se
establecen en la presente ley; g) Impartir enseñanza, con fines de experimentación, de innovación pedagógica o de práctica profesional
docente, en los niveles preuniversitarios, debiendo continuar en funcionamiento los establecimientos existentes actualmente que
reúnan dichas características; h) Establecer el régimen de acceso, permanencia y promoción del personal docente y no docente; i)
Designar y remover al personal; j) Establecer el régimen de admisión, permanencia y promoción de los estudiantes, así como el
régimen de equivalencias; k) Revalidar, solo como atribución de las universidades nacionales: títulos extranjeros; l) Fijar el régimen de
convivencia; m) Desarrollar y participar en emprendimientos que favorezcan el avance y aplicación de los conocimientos; n) Mantener
relaciones de carácter educativo, científico-cultural con instituciones del país y del extranjero; ñ) Reconocer oficialmente asociaciones
de estudiantes, cumplidos que sean los requisitos que establezca la reglamentación, lo que conferirá a tales entidades personería
jurídica.
17
ARTICULO 59. — Las instituciones universitarias nacionales tienen autarquía económico-financiera que ejercerán dentro del
régimen de la ley 24.156 de Administración Financiera y Sistemas de Control del Sector Público Nacional. En ese marco corresponde a
dichas instituciones: a) Administrar su patrimonio y aprobar su presupuesto. Los recursos no utilizados al cierre de cada ejercicio se
transferirán automáticamente al siguiente; b) Fijar su régimen salarial y de administración de personal; c) Podrán dictar normas
relativas a la generación de recursos adicionales a los aportes del Tesoro nacional, mediante la venta de bienes, productos, derechos
o servicios, subsidios, contribuciones, herencias, derechos o tasas por los servicios que presten, así como todo otro recurso que pudiera
corresponderles por cualquier título o actividad. Los recursos adicionales que provinieren de contribuciones o tasas por los estudios
de grado, deberán destinarse prioritariamente a becas, prestamos, subsidios o créditos u otro tipo ayuda estudiantil y apoyo didáctico;
estos recursos adicionales no podrán utilizarse para financiar gastos corrientes. Los sistemas de becas, préstamos u otro tipo de ayuda
estarán fundamentalmente destinados a aquellos estudiantes que demuestren aptitud suficiente y respondan adecuadamente a las
exigencias académicas de la institución y que por razones económicas no pudieran acceder o continuar los estudios universitarios, de
forma tal que nadie se vea imposibilitado por ese motivo de cursar tales estudios; d) Garantizar el normal desenvolvimiento de sus
unidades asistenciales, asegurándoles el manejo descentralizado de los fondos que ellas generen, con acuerdo a las normas que dicten
sus Consejos Superiores y a la legislación vigente; e) Constituir personas jurídicas de derecho público o privado, o participar en ellas,
no requiriéndose adoptar una forma jurídica diferente para acceder a los beneficios de la ley 23.877; f) Aplicar el régimen general de
contrataciones, de responsabilidad patrimonial y de gestión de bienes reales, con las excepciones que establezca la reglamentación.
El rector y los miembros del Consejo Superior de las instituciones universitaria nacionales serán responsables de su administración
según su participación, debiendo responder en los términos y con los alcances previstos en los artículos 130 y 131 de la ley 24.156. En
ningún caso el Estado nacional responderá por las obligaciones asumidas por las instituciones universitarias que importen un perjuicio
para el Tesoro nacional.
eliminando los sistemas complejos de exámenes de ingreso18 y cupos19, los aranceles, y generando una
verdadera articulación con la educación media. Allí nace el Ciclo Básico Común, que constituye el primer año de
todas las carreras de la UBA, y al cual se accede con el único requisito de haber finalizado los estudios
secundarios.
Sus objetivos son brindar una formación básica integral e interdisciplinaria, desarrollar el pensamiento
crítico, consolidar metodologías de aprendizaje y contribuir a una formación ética, cívica y democrática. Tal
como lo señala el CBC en su propia presentación20 “tiene un sentido orientador (…) de ésta forma el estudiante
se podrá comprometer realmente con una carrera específica después de un año de vida universitaria, habiendo
tenido numerosas oportunidades de conocer el campo de estudio y aplicación de las distintas especialidades, así
como las posibilidades laborales reales para los graduados a través de las acciones en los que tiene una
participación activa el Departamento de Orientación Vocacional.
El CBC se compone de 6 materias obligatorias, 2 de las cuales son comunes para todas las carreras -
“Introducción al Conocimiento de las Sociedad y el Estado” e “Introducción al Pensamiento Científico”-, otras 2
materias se determinan de acuerdo al área a la cual corresponda la carrera elegida -"Ciencias Sociales y
Humanas", "Ciencias Biológicas y de la Salud" y "Ciencias Exactas, Tecnología y Diseño"- y las 2 restantes, son
específicas de la carrera elegida.
6. La libertad de cátedra.
La libertad de cátedra, también llamada libertad académica, es una condición esencial de la educación
universitaria que constituye un derecho tanto para los y las estudiantes, como para los profesores y profesoras
en la tarea de aprender, enseñar, investigar y divulgar el pensamiento, el arte y el conocimiento. Define al
modelo universitario argentino desde la Reforma Universitaria a la fecha, construyendo un sistema de
enseñanza que se basa en la pluralidad de ideas, y el respeto académico.
Implica un “derecho-poder”, de ejercicio directo, que debe ser respetado y tutelado por las autoridades
públicas en todos los niveles, así como por las autoridades universitarias, y por la totalidad de la comunidad
universitaria sin excepción. Ningún profesor/a, ni estudiante puede sufrir presiones económicas, políticas o de
otro tipo en su tarea universitaria, y esto incluye la libertad de trabajar, producir conocimiento y dirigir la
orientación ideológica y filosófica en el amplio espectro de las variaciones que existen en el campo académico.
La Unesco -Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura- en 1997
adoptó, en clave internacional, una definición que expresa: “La libertad de enseñar y debatir sin verse limitado
por doctrinas instituidas, la libertada de llevar a cabo investigaciones, difundir y publicar los resultados de las
18
Los exámenes de ingreso establecían pruebas que para superarlas, la mayoría de los alumnos y alumnas que intentaban su
ingreso, debían concurrir a academias privadas, y profesores particulares para prepararlos. Esta situación ponía en condición inferior
a quienes no podían pagar esos sistemas de apoyo educativo.
19
Los cupos establecían una cantidad de alumnado por año podían ingresar a cada una de las carreras. Se tomaban exámenes a los y
las aspirantes, y por orden de mérito ingresaban hasta el número fijado en el cupo. El resto de los alumnos y alumnas debían optar
por concurrir a una universidad privada, o esperar al año siguiente para intentar de nuevo su examen de ingreso.
20
www.cbc.uba.ar
mismas, la libertad de expresar libremente la propia opinión sobre la institución o el sistema en el que se trabaja,
la libertad ante la censura institucional y la libertad de participar en órganos profesionales u organizaciones
académicas representativas. Todo el personal docente de la enseñanza superior deberá poder ejercer sus
funciones sin sufrir discriminación alguna y sin temor a represión por parte del Estado o de cualquier otra
instancia”21.
En clave Argentina, la libertad de cátedra es más amplia, y también promueve la existencia de más de
una cátedra que dicte cada materia, de modo tal que los profesores y profesoras, que se seleccionan a través
de un mecanismo de concurso y evaluación por jurados, puedan volcar las distintas perspectivas posibles, y el
alumnado pueda decidir en qué cátedra cursar una materia.
Una cátedra está compuesta por un grupo de profesores, en general son identificadas por el nombre de
la materia y el de su profesor/a titular, o profesor/a a cargo, pero no es una estructura unipersonal, es un equipo
de trabajo que comparte una orientación sobre la materia.
Los “planes de estudio” de las distintas cátedras de una misma materia comparten un núcleo común que
es denominado como de “contenidos mínimos”, cada cátedra puede incluir otros contenidos, y por supuesto,
los abordajes teóricos, metodológicos, selección de bibliografía obligatoria, y organización de la cursada quedan
dentro de la esfera propia de determinación de cada cátedra.
21
"Recomendación relativa a la condición del personal docente de la enseñanza superior de 1997" de la UNESCO.
GUIA DE PREGUNTAS:
UNIDAD 1 REFORMA UNIVERSITARIA, COGOBIERNO Y AUTONOMIA
UNIVERSITARIA.
PREGUNTAS:
1. Explique el contexto históricos y los acontecimientos que conocemos como Reforma Universitaria de
1918.
2. Explique los objetivos de los estudiantes, sus reclamos y logros, y la trascendencia histórica de la Reforma
Universitaria de 1918.
3. Explique las características del sistema Universitario argentino: Público, Nacional, Gratuito, Laico.
4. Explique el concepto de Cogobierno Universitario. Porque decimos que el Cogobierno de la UBA es
tripartito.
5. Explique cómo se elige y funciona el gobierno universitario en la UBA. Consejos Directivos, Decanos,
Consejo Superior, Rector, Asamblea Universitaria.
6. Explique el concepto de “autonomía universitaria”, su evolución conceptual y consagración
constitucional.
7. Explique el concepto de “autarquía universitaria” y su relación con la autonomía.
8. Explique que es el Ciclo Básico Común, y cuál es su rol en la Universidad de Buenos Aires.
9. Explique que es la libertad de cátedra.
CONCEPTO DE DERECHO
Dra. Andrea Patané y Dr. Marcelo Di Stefano
Principios de Der. Constitucional y DDHH
CBC-UBA Cátedra Di Stefano
Siempre resulta difícil definir al “derecho”, conceptualizarlo, y formular una descripción pacífica que
conforme a la mayoría de la doctrina. Esto es así porque son varios factores los que influyen como
las cuestiones lingüísticas, semánticas, pero sin lugar a dudas, la complicación mayor reside en lo
filosófico, lo ideológico. No es un problema superficial, es un tema profundo, y no podemos exigirle
a los alumnos y alumnas de este primer curso de derecho de su carrera de abogacía que comprendan
la densidad de la temática en toda su magnitud. Se trata de una asimilación paulatina y gradual de
información, que procesada desde la perspectiva individual con espíritu crítico, permitirá a los y las
estudiantes a lo largo de la carrera adoptar una posición, precisar una perspectiva, y formular su
propia idea sobre el concepto de derecho.
El derecho clásico siempre buscó en la historia, en la lengua latina del derecho romano, para
sostener un fundamento que pueda presentarse como originario. La pretensión entonces de esta
corriente es buscar el “sentido originario de la palabra derecho” auxiliado por las herramientas de
la etimología de la estructura del derecho actual. En esa búsqueda, desde el sentido etimológico de
la palabra, se afirma que derecho proviene del latín directum, que significa lo recto, lo rígido, y que
por tanto, es una palabra asociada al concepto o idea de la rectitud, de lo correcto, de la dirección
a un fin.
Nino, teniendo en cuenta las relaciones del derecho con otras disciplinas, distingue entre las
propiedades de índole valorativas, y normativas para analizar el “objeto” del derecho, partiendo de
la afirmación de que la palabra derecho es: AMBIGUA, VAGA, y EMOTIVA.
Es ambigua no solo por la sinonimia accidental (relación de igualdad que hay entre el significado de
dos o más palabras o enunciados), sino también por tener distintas acepciones relacionadas entre
sí, lo que produce cierta confusión en su uso, y da lugar a distintas interpretaciones. Así, Nino
ejemplificó la ambigüedad conforme su utilidad como Derecho Subjetivo, Derecho Objetivo y
Ciencia.
Nino continúa su análisis señalando que la palabra derecho es vaga, debido a que no es posible
otorgarle propiedades o característica al término que se encuentren en todos sus usos. Finalmente
señala que es emotiva, habida cuanta, que cuando una persona menciona la palabra derecho, se
establece una carga emotiva positiva. Hablar de derecho nos conduce a un pensamiento honorifico.
Volviendo al tema del lenguaje, cuya característica principal es definido como un sistema de signos,
y teniendo en cuenta la palabra derecho con su carga emotiva, Nino nos habla de los valores que
están relacionados y muy arraigados al derecho que son la moral, y la justicia por sobre todo. A su
vez, define al sistema jurídico como un sistema normativo reconocido por los órganos propios del
sistema, y son estos los que disponen los métodos de coacción a través de medidas, y recurriendo
a la fuerza estatal. Por lo tanto hay dos elementos importantes: la coactividad y la
institucionalización. La primera que es la utilización del monopolio de la fuerza estatal y la segunda,
es la regulación por ciertos órganos específicos que son quienes tienen dicho monopolio estatal.
Hay igualmente definiciones de derecho que dependerán de los contextos, y de la fuente que este
proviene que es lo que genera una división en la doctrina.
Una de las tesis es la que plantea la gran conexión que hay entre derecho y moral. La tesis que
establece dicha conexión es la iusnaturalista. Por otro lado, la segunda tesis se desprende
completamente de esta moral, es la corriente positivista. Sirve aclarar desde el principio que esas
dos posiciones que se presentan antagónicas, en blanco y negro desde sus posiciones extremas,
admiten variables que van constituyendo grises, y hasta respuestas pragmáticas eclécticas que
toman puntos intermedios de cada una de las posiciones.
La corriente iusnaturalista defiende la relación entre la moral y el derecho, lo que implica que bajo
estos valores se impone un límite a la coacción del estado que debe respetar parámetros morales
externos y permanentes.
• Una primera tesis de filosofía ética que sostiene que hay principios morales y de justicia
universalmente válidos y asequibles a la razón humana.
• Una segunda tesis acerca de la definición del concepto de derecho, según la cual un sistema
normativo o una norma no pueden ser calificados de "jurídicos" si contradicen aquellos
principios morales o de justicia.
Vale decir que el derecho para el iusnaturalismo se sustenta en un sistema de valores que es previo
al propio sistema jurídico, y a la existencia de un Estado determinado. Se trata de un sistema de
valores morales, que le dan origen y sustento al sistema jurídico, y que está conformado por
principios universalmente válidos, reglas morales que constituye un “derecho natural”, que es
previo al derecho elaborado por el sistema estatal (decisión del monarca, del gobernante, del
parlamento, etc.).
Para el iusnaturalismo, la validez de las normas jurídicas deberá ser respaldada por su congruencia
con el derecho natural. El fundamento del sentido de justicia para esta corriente no está en el
procedimiento de sanción de las normas, el cumplimiento de los pasos constitucionales que
establecen el mecanismo de sanción de las leyes, y/o la legitimidad del poder estatal, una norma
será válida, será justa, constituirá derecho, si y solo si ajusta sus prescripciones a los valores
permanentes del derecho natural.
Según el naturalismo el derecho positivo nace a partir del derecho natural que constituye
su “marco teórico”, y al mismo tiempo establece los límites.
El exponente más importante de esta tesis iusnaturalista teológica fue Santo Tomas de
Aquino quién sostuvo en su obra la existencia de distintos órdenes categóricos de leyes que
derivaban de manera jerárquica una de otra. Primero se encuentra la ley natural que es la
participación de todas las criaturas en la ley eterna, la cual resulta asequible a través de la
razón humana, y en segundo orden encontramos la ley humana que es desarrollada por la
humanidad, y deriva racionalmente de la anterior, teniendo carácter complementario y
dispositivo en lo particular con relación al contenido general que se encuentra en la ley
natural. La ley humana (positiva), por tanto deriva de la ley natural ya sea por vía de
conclusión o por vía de determinación.
El positivismo jurídico reconoce como su mayor exponente a Hans Kelsen (nacido en Praga en 1881)
quién fue el autor de dos obras de gran repercusión: Teoría pura del derecho y Teoría general del
derecho y del Estado.
El positivismo, también contiene distintas corrientes de pensamiento, algunas de ellas en sus formas
“puras” niegan toda importancia y relación con las normas morales, ideológicas, y procesos
históricos para respaldar la juridicidad de las normas, en cambio otras, aceptan la relación del
derecho con el entorno, y la necesidad de procesar la información sustancial de la concepción social
mayoritaria para validar un sistema de derechos.
• POSITIVISMO IDEOLOGICO: Establece que todas las normas de un sistema jurídico son
obligatorias, y su aplicación es una facultad de los jueces, quienes son los encargados de esa
tarea independiente de la moral, y deben justificar y tomar decisiones únicamente a partir
de la observación del derecho vigente. Lo que importa es el ordenamiento jurídico actual
de la época en que tienen que aplicar las normas.
Podemos ver este concepto en el propio Nino cuando nos presenta su noción de derechos humanos,
desde una óptica positivista, pero inmediatamente engloba la idea de que los derechos humanos
no provienen de un orden jurídico positivo, sino que se basan en un derecho natural de las personas,
que no dependen de reconocimientos de otros, ni del Estado, sino de su carácter innato de
personas.
En la actualidad, la mayor parte de los principios básicos morales y de justicia universales que
integrarían el derecho natural -tales como el respeto a la dignidad de la personas, a la vida, entre
muchos otros-, se han incorporado al derecho positivo al ser incluidos en las propias legislaciones
nacionales, pero fundamentalmente por haber sido consagrados “positivamente” en los distintos
instrumentos internacionales de derechos humanos, muchos de los cuales forman parte del
ordenamiento jurídico positivo de los países, como en el caso Argentino, que a partir de la reforma
constitucional de 1994 como veremos más adelante, otorgó rango constitucional a los más
significativos Tratados Internacionales de Derechos Humanos (artículo 75 Inc. 22).
Finalmente queremos presentar algunas definiciones que pueden servir de guía para este primer
curso de derecho. Según Nino un sistema jurídico es un sistema normativo reconocido
(generalmente como obligatorio) por ciertos órganos que el mismo sistema estatuya, y que regula
las condiciones en que esos órganos pueden disponer la ejecución de medidas coactivas en
situaciones particulares, recurriendo al monopolio de la fuerza Estatal. Una norma pertenece a un
sistema jurídico cuando el acto de dictarla está autorizado por otra norma que pertenezca al
sistema jurídico en cuestión. Una norma es válida cuando ha sido creada de acuerdo con otra
norma validad de un sistema jurídico.
Por nuestra parte, aportamos una definición simple a los efectos del curso, sosteniendo que
“el derecho es un conjunto de principios y normas, que se sustentan en los resultados evolutivos
de los procesos socio-históricos y culturales de una sociedad determinada, que regulan las
relaciones de las personas físicas y jurídicas, y cuya observancia es de cumplimiento obligatorio
garantizado por la capacidad coactiva del Estado”.
FUENTES Y RAMAS DEL DERECHO
2. CLASIFICACION.
Las FUENTES HISTÓRICAS son las que constituyen antecedentes jurídicos, normativos, que
tuvieron obligatoriedad en el pasado.
Bidart Campos divide a estas fuentes, en tres clases:
a) Ideológicas: Son el conjunto de ideas, y creencias que dan sentido filosófico e histórico-
contextual a las normas.
b) Normativas: Son todos los textos legales, incluidos las normas anteriores a la primera
constitución de nuestro país, que resultan un antecedente para el caso jurídico concreto
que estamos analizando.
c) Instrumentales: Son las que apuntan al “proceso político jurídico” que conforma el
proceso de creación y sanción de la Constitución y las leyes.
Por su parte, las FUENTES MATERIALES son aquellos factores de la realidad, que generan
necesidades de regulación normativa. Son hechos que fundamentan y condicionan el
contenido, y la propia aparición en tiempo y espacio del derecho. Siempre son hechos
pasados relevantes, y generalmente conflictivos, que derivan en una norma regulatoria.
Las FUENTES FORMALES aluden al modo en que se manifiesta el derecho en la realidad,
como resultado de un acto humano. La aparición histórica de las fuentes formales se ha
dado según la siguiente evolución: costumbre, jurisprudencia y ley.
3. LA LEY.
En los sistemas jurídicos continentales, como el nuestro, es la fuente más importante. En
los países que integran el common law, la fuente primordial es la jurisprudencia.
El concepto de ley proviene del latín lex, y dentro del ámbito jurídico, puede ser definido
como aquellas normas generales y de carácter obligatorio que han sido dictaminadas por el
poder correspondiente con el objetivo de regular las conductas humanas.
Una primera definición de ley, a los efectos de este curso inicial, la consagraría como una
regla o norma jurídica que dictada por la autoridad competente, en la cual se ordena, o
prohíbe algo, cuyo incumplimiento conlleva una sanción que es aplicada de ser necesario
mediante el uso de la fuerza pública.
Además, las leyes limitan el libre albedrío, es decir, a las personas dentro de una sociedad;
son normas que rigen la conducta social. La ley es la principal fuente del derecho debido a
que, para ser expedida, necesita de un órgano legislador.
En caso de que las leyes no sean cumplidas, la fuerza pública tiene el deber y obligación de
sancionar a la persona o institución correspondiente.
El vocablo ley, puede entenderse en un sentido amplio, como toda norma dictada por
autoridad competente, no solo el Poder Legislativo. Así serían también denominadas como
leyes las Constituciones, las Ordenanzas municipales, los Decretos y Resoluciones del Poder
Ejecutivo, etc.
En un sentido restringido ley es la norma emanada del Poder Legislativo, exclusivamente.
Las leyes dictadas en ambos casos son fuentes de derecho, y sus características son:
Generales: La generalidad de su alcance, no para individuos determinados sino para todas
las personas que se encuentran en las condiciones previstas por ella, sin excepciones. Puede
tratarse del universo general o de grupos con determinadas características comunes
(conductores, estudiantes, comerciantes, etc.).
Obligatorias: Tiene carácter imperativo-atributivo, vale decir que por una parte establecen
obligaciones y/o deberes jurídicos, y por la otra otorga derechos. La ley impone sus
mandatos, incluso en contra de la voluntad de sus destinatarios, y su incumplimiento da
lugar a una sanción.
Permanentes: Se dictan con carácter indefinido, permanente, no tienen un plazo de
vigencia temporal, y sólo pierden vigencia mediante su abrogación, subrogación y
derogación por leyes posteriores.
Abstracta: Las leyes no se emiten para regular o resolver casos individuales, ni para
personas determinadas, su impersonalidad y abstracción refiere a que se aplican a todos
los casos que se encuadran en los supuestos contemplados en la norma.
Inexcusables: Nadie puede invocar el desconocimiento o ignorancia de la ley para dejar de
cumplirla, se presume su conocimiento como regla de funcionamiento del sistema.
Irretroactivas: El principio general establece que como norma general, regula los hechos
que ocurren a partir de su publicación, de allí hacia el futuro y nunca hacia el pasado. Esta
regla, como veremos más adelante admite excepciones.
Algunas otras clasificaciones de las leyes son las siguientes:
Ley en sentido material: Es la norma escrita sancionada por la autoridad pública
competente. Responden a este concepto la Constitución Nacional, y las Constituciones
provinciales; las leyes dictadas por el Congreso de la Nación y por las legislaturas
provinciales. Si estatuyen normas generales, son comprendidos en esta clasificación los
decretos reglamentarios del Poder Ejecutivo Nacional, las ordenanzas municipales de
carácter general, los reglamentos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, y acordadas
de las Cámaras de Apelaciones, cuando establecen normas de carácter general.
Ley en sentido formal: Reciben un número que las identifica, según su contenido serán al
propio tiempo, o no, leyes en sentido material. Revisten el doble carácter las expresiones
del poder legislativo, nacional o provincial, que sientan normas generales. Por el contrario,
si esas expresiones se refieren a asuntos concretos de gobierno, como el presupuesto de la
administración pública, o el otorgamiento de una pensión, solo serán leyes en sentido
formal, pero no en sentido material porque no estatuyen norma jurídica alguna.
4. LA COSTUMBRE.
La costumbre forma parte del “derecho no escrito”, y es de las más importantes en las
comunidades primitivas. Se trata un hábito compartido y consensuado por una comunidad
o un grupo determinado, de manera uniforme, durante un tiempo, y con la convicción de
que se está respetando una obligación de tipo jurídica. Con estas características, se
transforma en una exigencia colectiva.
La costumbre jurídica tiene dos elementos, uno objetivo y el otro subjetivo.
El elemento objetivo lo constituye la serie de actos semejantes uniforme y constantemente
repetidos. Son cuatro los caracteres de este elemento objetivo: 1) uniformidad en el modo
de realización del hecho, sin alteraciones sustanciales con relación a los hechos anteriores;
2) repetición constante y no interrumpida del hecho configurativo de la costumbre; 3)
generalidad de la práctica del hecho que no habrá de ser efectuado sólo por ciertos sectores
sociales sino por todo el pueblo; 4) duración de la práctica por un cierto tiempo.
El elemento subjetivo lo establece la convicción o creencia de que ese modo de obrar es
jurídicamente obligatorio. No basta la repetición, resulta indispensable la observancia
constante y uniforme por los miembros de la comunidad social, quienes deben considerar
que si la violan serán sancionados.
Su clasificación será en base a, si la costumbre es convalidada por la ley, si es en contra de
la ley o en ausencia de ésta.
La primera -según la ley- es la que se encuentra convalidada por la misma ley, ya que el
legislador remite a la existencia y validez de la costumbre para transformarla en norma,
transformando entonces a la costumbre en una fuente principal, y demostrando que la ley
se basa en las prácticas de una comunidad.
El segundo caso -en ausencia de ley- surge independientemente de la ley, y se verifica
cuando no hay leyes que se puedan aplicar al caso, es decir que llena un vacío legal. Este
tipo de costumbre, no se aplica en derecho penal.
El tercer caso -la costumbre en contra de la ley- se presenta cuando la práctica extendida
en la sociedad se opone a las leyes, por tanto, se la considera carente de valor jurídico.
5. LA JURISPRUDENCIA.
Es otra de las fuentes del derecho, y la definimos como un conjunto de fallos judiciales que
sirven de fundamento a próximos y futuros pronunciamientos. Se la considera como tal, ya
que emana de convicción de resoluciones judiciales, que concuerdan en un mismo aspecto.
La relevancia de la jurisprudencia es directamente proporcional a la jerarquía del tribunal
que la emitió, y la trascendencia de la temática abordada. Es por ello que en general usamos
de referencia jurisprudencial los fallos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, o de los
tribunales superiores, que dan respuesta jurídica a casos de alta complejidad, y se
constituyen en “casos de referencia, casos testigos, o leading case”.
No es obligatoria la jurisprudencia. Quienes aplican la ley pueden buscar un aval en la
decisión judicial previa, y así fundamentar sus decisiones y peticiones en precedentes,
situación que ocurre en la vida diaria judicial. Merece recordar aquí que "los jueces no
pueden dejar de juzgar bajo ningún pretexto de silencio, oscuridad insuficiencia de las leyes”.
Para los distintos operadores del sistema normativo; jueces, abogados litigantes,
funcionarios del Ministerio Público, es de suma importancia, para una constante
actualización del pensamiento, conocer la jurisprudencia, y para ello existen diversas
publicaciones que organizan temáticamente e informan acerca de los distintos
pronunciamientos judiciales.
6. LA DOCTRINA.
Es el conjunto de teorías y estudios científicos referidos a las normas, el derecho, su
valoración e interpretación. Es decir, que la doctrina es producto de la elaboración
intelectual de los juristas.
Por carecer de obligatoriedad constituye una fuente material del derecho, en tanto la
misma va a incidir sobre el contenido e interpretación de la ley y la jurisprudencia. La
importancia dependerá de la autoridad y reconocimiento de los autores que la exponen
como resultado de un estudio profundo, facilitando la interpretación, integración, y
sistematización del ordenamiento jurídico de que se trate.
Sin dudas la doctrina tiene un importante rol práctico para facilitar la aplicación del derecho
a través de la interpretación de las leyes y la jurisprudencia.
PREGUNTAS:
"Si alguien distraído, al costado de camino cuando nos ve marchar, nos pregunta: ¿Hacia dónde marchan, por qué luchan? Tenemos
que contestarles con las palabras del preámbulo. Que marchamos, que luchamos, para constituir la unión nacional, afianzar la
Justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general y asegurar los beneficios de la libertad
para nosotros, para nuestra posteridad y para todos los hombres del mundo que deseen habitar el suelo argentino”. Raúl Alfonsín.
1. MOMENTOS CONSTITUCIONALES.
INTRODUCCION
La Constitución Nacional no es una norma más, es el producto del acuerdo político y social, es el resultado de la
historia misma consagrada en ley, una historia de desencuentros y de años de intensas disputas sectoriales, algunas de
ellas dirimidas en campos de batallas y otras en contiendas electorales, y al mismo tiempo, es el fruto de una historia de
encuentros, que se reflejan en los pactos político que dieron vida a las sucesivas reformas de la “Carta Magna”.
Una nación se inspira para diseñar su sistema político, y de reparto de poder, en el contexto jurídico histórico, en
el de su tiempo y espacio. El diseño normativo constitucional nos coloca dentro del escenario de las mejores tradiciones,
ideas, y reflexiones de la humanidad, y asimismo nos ubica en una región, y en la formulación de un modelo de país que
busca su identidad definiendo su modelo organizativo.
Nuestra Constitución encuentra sus fundamentos jurídicos en la tradición histórica de la metrópolis española de
la conquista, para luego construir su independencia normativa y estructura organizativa bajo la inspiración del
pensamiento iluminista de la revolución francesa, y encontrar en el modelo norteamericano el “envase” jurídico adaptado
por la lucidez de Juan Bautista Alberdi. Fue vital para calmar definitivamente las tensiones finales de las disputas de más
de 30 años entre unitarios y federales, adaptándose al saldo de esa pelea para pacificar a la nación. Sufrió las
interrupciones militares que comenzaron el 6 de septiembre de 1930 con el golpe militar a Yrigoyen. Fue reemplazada por
la Constitución Justicialista de 1949, una norma con muchos valores para rescatar, pero sin consenso plural, abrogada de
facto por la dictadura que derrocó a perón en 1955, que nunca pudo restablecerse quizás por su unilateralismo conceptual.
La Constitución histórica volvió a regir e incorporó los derechos sociales en 1957, sufrió la mordaza de la peor de las
dictaduras, y se convirtió en el himno de la recuperación de la democracia en la entonación del preámbulo con el cual
cerraba sus discursos Raúl Alfonsín. En su última gran reforma incorporó los derechos de tercera generación, profundizó
la valoración de los derechos humanos, y en un país de tantas divisiones, supo ser modernizada a partir de un acuerdo de
los dos partidos políticos tradicionales que, al menos por una vez, fueron capaces de desarrollar un proceso de concesiones
mutuas sin antecedentes.
Cada uno de estos procesos históricos constituyen “momentos constitucionales”, etapas en la evolución de
nuestra Constitución, no siempre lineales, muchas veces con idas y vueltas, recorridos circulares, y pasos contradictorios,
pero vistos desde el atalaya de la historia jurídica, marcan un camino que debemos conocer en nuestra formación como
juristas. Es por ello que presentaremos sintéticamente, una breve reseña de cada una de las etapas constitucionales.
MOMENTO 1. EL CAMINO DE LA INDEPENDENCIA.
Sabido es que la independencia del Virreinato del Río de la Plata comenzó mucho tiempo antes que el 25 de mayo
de 1810, tenía sustento en la necesidad de construir una nación independiente, pero también en la decadencia de la
dinastía gobernante en España. Su asentamiento como idea común y proceso irreversible, se logró luego de sofocar los
intentos de recuperación de dominio por parte de la metrópolis -nuestra guerra de la independencia- y en el proceso de
conformar una unidad política, fundada en una norma constitucional, que le diera una fisonomía definitiva a las
“provincias unidas” que tenían la vocación de formar una nación. Dice al respecto Bidart Campos que “escoger como punto
de arranque el 25 de mayo de 1810 no significa hacer un corte drástico que rompa la continuidad del acontecer histórico
ni que desconozca la gravitación de múltiples antecedentes desde la época hispánica que, por supuesto, tuvieron influencia
en adelante y se proyectaron en el futuro”1.
Uno de los primeros antecedente relevantes fue la “Asamblea de 1813”, de carácter constituyente y legislativa al
mismo tiempo, que sancionó dos tipos de leyes: por un lado, las leyes orgánicas dictadas con el propósito de dar existencia,
forma y facultades propias a los poderes del gobierno; y por el otro, las generales, que establecían derechos y aseguraban
libertades de superlativa importancia si se toma en consideración el momento histórico. Entre otras normativas, se
destacan las que establecen la abolición de la esclavitud -libertad de vientres- y la igualdad personal de los pueblos
originarios2.
Posteriormente se convoca y desarrolla el Congreso de Tucumán, que el día 9 de julio de 1816, declara la
Independencia, hecho que da comienzo formal al proceso constituyente propiamente dicho, vale decir, al intento de
aprobar una constitución para este territorio “independiente” con gobiernos provisionales y normas heredadas de la
España colonial.
El 22 de abril de 1819 el Congreso de Tucumán sancionó el primer texto constitucional orgánico para el Estado,
que sería jurado el 25 de mayo siguiente, salvo por la Banda Oriental del Uruguay y las provincias de Corrientes, Entre Ríos
y Santa Fe, que no lo aceptaron. Según la Dra. Basterra, “este texto de efímera vigencia tiene para la historia argentina el
interés de ser uno de los instrumentos escritos más perfectos del gobierno representativo, republicano -aunque unitario-
que se hayan elaborado en los países de América. Su espíritu fue altamente conservador, con tendencia aristocrática en la
composición del Senado, y estuvo influenciada por las directrices doctrinarias y práctica política del momento”3.
La Constitución de 1819 fracasó rápidamente, y siguiendo el razonamiento de Badeni4, esto sucedió por no
establecer con precisión la forma republicana de gobierno dejando abierta la especulación de la instalación de una
monarquía con límites constitucionales, presentar un modelo organizativo “unitario”, y como dato político histórico, se
1
Bidart Campos, Germán, El proceso constitucional-histórico de la República Argentina de 1810 a la actualidad, Revista Ayer, 1992,
pág.163.
2
González, Joaquín V., Manual de la Constitución Argentina 1853/1860, 2ª ed., Bs. As., Estrada, 1983, pág. 57/60.
3
Basterra, Marcela, Constitución de 1819 Un paso adelante en el proceso de consolidación del Estado Constitucional argentino, en
“Constituciones Argentinas. Compilación histórica y análisis doctrinario”, INFOJUS, 2015, pág.4.
4
Badeni, Gregorio, Tratado de Derecho Constitucional, t. I, 1ª ed., Bs. As., La Ley, 2004, pág. 117
aprueba en un contexto en el cual se produce la pérdida de autoridad del gobierno central, y se empoderan los caudillismo
que reclaman el federalismo como modelo organizativo.
El tercer antecedente en esta etapa es conocido como la “Constitución de Rivadavia de 1826” que según Vanossi5,
en cuanto a su incidencia futura, “hay dos partes componentes que han corrido suerte distinta; ellas son: la forma de
gobierno “consolidada en la unidad”, que como pretensión de ser impuesta en términos absolutos recibió el fracaso por
sanción; y, aparte, las perfeccionadas cláusulas sobre los poderes y los derechos, que han sido la fuente auténtica de la
Constitución de 1853”. La Constitución de 1826 creaba una estructura de gobierno unitaria para la joven argentina, en un
momento en el cual ya estaba instalada la disputa interna que se extendería por un cuarto de siglo más “Unitarios Vs.
Federales”.
5
Vanossi, Jorge R., La perspectiva histórica y la proyección actual de la Constitución Argentina de 1826 Una fuente señera y
permanente, en “Constituciones Argentinas. Compilación histórica y análisis doctrinario”, INFOJUS, 2015, pág.42.
Confederación Argentina, integrada por 14 provincias, durante el largo período que será protagonizado por Juan Manuel
de Rosas, y se extiende desde el fracaso de Rivadavia hasta la batalla de Caseros en 1852.
6
Rosatti, Horacio “Proyecto constitucional alberdiano Descripción, apogeo y crisis” en “Constituciones Argentinas. Compilación
histórica y análisis doctrinario”, INFOJUS, 2015, pág.97.
MOMENTO 3. PODER CONSTITUYENTE, LA CONSTITUCION DE 1853-1860.
Como bien señala Alberto Dalla Vía, “el texto constitucional de 1853 es el que corresponde, en sentido propio y
estricto, a la denominada Constitución Histórica, toda vez que se trata del único ejercicio pleno del poder constituyente
originario, después de sucesivos fracasos desde nuestra organización nacional en el intento por dotar a las Provincias
Unidas del Río de La Plata de una Constitución”7.
El Congreso General Constituyente se llevó a cabo en la ciudad de Santa Fe sin la presencia de Buenos Aires, pero
si con las 13 provincias restantes. La Constitución fue sancionada y promulgada el 1 de mayo de 1853 estableciendo el
modelo representativo, republicano y federal que constituirá su fundamento organizativo, juntamente con el sistema
democrático de elección.
Como dijimos, la Constitución de 1853 se aprobó sin la presencia de Buenos Aires, lo que significó un serio
problema de consolidación organizativa ante la falta de acuerdo con la provincia más rica, cabecera histórica del territorio,
y sede del poder económico real. Las tensiones seguían en el plano político, económico, pero también en la contienda
bélica, y es entonces, luego de la batalla de Cepeda, que deriva en la suscripción del Pacto de San José de Flores -11 de
noviembre de 1859- que se acuerda hacer una Reforma Constitucional, la que se realizaría efectivamente en 1860, sobre
la base de un acuerdo con Buenos Aires que permitió su incorporación definitiva a la Confederación Argentina, y su
sujeción al texto constitucional.
Es por esta razón que coincidimos con el doctor Bidart Campos, junto con gran parte de la doctrina especializada,
en que el “poder constituyente originario” en nuestro país, se da en el período 1853-1860. Comienza con la sanción de la
Constitución de 1853, y cierra, se perfecciona, con la reforma de 1860, que al incorporar a Buenos Aires, y establecer los
acuerdos finales, completa el ciclo.
Bidart Campos, sostiene que se trata de un “periodo abierto”, definiendo a la Constitución histórica como la de
1853-1860, basándose en la incorporación de Buenos Aires y en el carácter sustancial de muchas de las reformas
efectuadas a partir de la renovación de un acuerdo político que no estaba cerrado. Señala Bidart Campos que el poder
constituyente “ejercido en 1853 por 13 provincias, no agotó el ejercicio del poder constituyente originario, y que éste quedó
abierto hasta que en 1860 se incorpora la disidente Provincia de Buenos Aires. Era menester que no faltara ninguna de las
14 provincias preexistentes para completar el ciclo del poder constituyente original o primigenio. Este ciclo abierto entre
1853 y 1860 se clausura definitivamente en esa última fecha citada. Y por eso, las enmiendas de 1860 a la Constitución de
1853 no son producto de un poder constituyente derivado, sino de uno tan originario como el ejercido por 13 provincias en
1853”8.
7
Dalla Vía, Alberto R., Constitución Nacional de 1853, en “Constituciones Argentinas. Compilación histórica y análisis doctrinario”,
INFOJUS, 2015, pág. 123.
8
Bidart Campos, Germán, Op. Cit. Pág. 177.
que la democracia no era ejercida mediante el voto universal y secreto. Recién en 1912, y luego de 3 intentos
revolucionarios cívico-militares encabezados por el radicalismo, se sancionaría la Ley Sáenz Peña que permitió elecciones
populares libres, y consagró a Hipólito Yrigoyen Presidente en 1916. Yrigoyen fue sucedido por su correligionario Marcelo
T. de Alvear en 1922, y en 1928 volvió a la presidencia hasta el golpe militar del 3 de septiembre de 1930.
La década del 30 es conocida como la “década infame”, por el ejercicio sistemático del fraude electoral por parte
de los conservadores, hasta que en 1943 un nuevo levantamiento militar autodenominado “revolución argentina” da un
golpe de mando. El objetivo de este trabajo es señalar los momentos constitucionales y no entrar en un análisis exhaustivo
de la historia, pero es de relevancia para el caso, destacar que en este proceso surge la figura del Gral. Juan Domingo
Perón, quién al frente de la Secretaría de Trabajo y Previsión elabora una alianza con el sindicalismo, avanza
decididamente en la agenda social postergada desde 1930, y construye su candidatura presidencial que concluye
exitosamente con su consagración en 1946.
La llegada del peronismo modifica absolutamente el escenario político, y divide profundamente a la sociedad.
Perón avanza en la construcción de un modelo de organización que él denomina como de “Comunidad Organizada”, y
decide impulsar una modernización de la Constitución que contemple 2 ejes. El primero es la adecuación de la Constitución
a la concepción filosófica del justicialismo, en palabras de Perón del 11 de enero de 1949 dirigiéndose a los convencionales
del Partido Peronista, “la libertad, igualdad y fraternidad tenía que ser cambiada por la de libertad, justicia y solidaridad”.
La llegada del peronismo modifica absolutamente el escenario político, y divide profundamente a la sociedad. Perón
avanza en la construcción de un modelo de organización que él denomina como de “Comunidad Organizada”, y decide
impulsar una modernización de la Constitución que contemple 2 ejes. El primero es la adecuación de la Constitución a la
concepción filosófica del justicialismo, en palabras de Perón del 11 de enero de 1949 dirigiéndose a los convencionales
del Partido Peronista, “la libertad, igualdad y fraternidad tenía que ser cambiada por la de libertad, justicia y solidaridad”.
De este modo, Perón avanzó en la sanción de una nueva Constitución, sin articular consensos con la oposición, en 1949 la
sancionó, y tuvo vigencia plena hasta su derogación de facto por la dictadura militar que tomó el poder violentamente en
1955.
9
Loiano, Adelina, Reforma Constitucional de 1957, en “Constituciones Argentinas. Compilación histórica y análisis doctrinario”,
INFOJUS, 2015, pág. 228.
la Constitución de 1853, pero su falla fundamental estuvo en que muchas de sus disposiciones no responden a las pautas
de racionalización del poder, que son notas esenciales e inexcusables del constitucionalismo social de filiación
democrática”10.
En el marco de un gobierno de facto, sin el funcionamiento de las Cámaras legislativas, se convocó a un Congreso
Constituyente con el peronismo proscripto. Pese a su contexto complejo, y las disputas sectoriales, logró aprobarse el
artículo 14 bis, que incorpora en el cuerpo liberal de la constitución originaria el “catalogo” de derechos sociales,
sindicales, de seguridad social, produciendo su modernización.
En la aprobación del artículo, fue importante la acción de Crisólogo Larralde, quien era el presidente del Comité
Nacional de la Unión Cívica Radical, quién fue a la Convención Constituyente que sesionaba en Santa Fe y organizó la
presencia en sus bancas de los convencionales radicales, que inmediatamente después de convalidar la derogación de la
Constitución de 1949 y el restablecimiento del texto de 1853, hicieron votar el artículo 14 bis, y se retiraron de la
Convención dejándola sin quórum y reclamando la vuelta a la democracia en forma urgente.
10
Vanossi, Jorge, El Estado de Derecho en el Constitucionalismo Social, Bs. As., Eudeba, 1982, pág. 296.
Aires, y modificó sustancialmente la forma de organización política, sistemas de elección, incorporó normas para la
defensa de la democracia, y creó organismos de control.
COROLARIO.
La Constitución establece las reglas del juego político de una sociedad, y es por ello que para crearlas, así como
para modificarlas, es necesario contar con un amplio consenso de todos aquellos grupos y sectores que poseen
representación real. La Constitución misma establece un mecanismo de reforma que requiere de mayorías importantes,
pero con esto solo no alcanza, no es una cuestión de número parlamentario circunstancial, es necesario justamente un
acuerdo constitutivo, primario, un límite a las diferencias, para encontrar en las reglas el mínimo denominador común del
acuerdo mismo.
Nuestra Constitución, luego de atravesar la adolescencia de las peleas entre unitarios y federales de su momento
originario, los regateos de las elites restringiendo la democracia y negando elecciones libres, las primaveras populares del
yrigoyenismo y el primer peronismo, y las noches negras de las dictaduras sangrientas, ha ido mutando de formas,
incorporando contenidos, hasta encontrar en 1994 una fórmula de consensos.
A la tradición iluminista, liberal y republicana de 1853-1860 con sus derechos de primera generación, se le
sumaron los derechos sociales -los derechos de segunda generación- que habían sido impulsados en 1949 y quedaron
definitivamente incorporados en el artículo 14 bis de 1957, para sumar el 1994 los derechos de tercera generación, los
derechos humanos, y conformar una unidad que es la suma de todas las doctrinas jurídicas constitucionales.
De las definiciones precedentes podemos elaborar una propia, para luego desgranar algunas de sus
características más relevantes:
“La Constitución es la ley fundamental de la nación, la de máxima jerarquía. En ella, se establece la forma de
organización política y jurídica del Estado, la estructura de los órganos de gobierno, los límites de cada uno de los
poderes, y los derechos y garantías de los ciudadanos y las ciudadanas”.
PODER CONSTITUYENTE.
Se llama Poder Constituyente al proceso, o conjunto de actos políticos y jurídicos, históricos o actuales, que
tienen el poder fáctico de establecer un nuevo orden a partir de la sanción de una Constitución.
Ese Poder Constituyente será considerado como “originario” cuando nos referimos al momento fundacional de
la Nación, o “derivado” cuando se trata de una reforma constitucional.
En el caso del poder constituyente derivado, solemos referirnos a las mutaciones constitucionales que
actualizan, adaptan, modernizan, pero mantienen los lineamientos históricos y fundacionales. Distinto es el caso en el
cual hay una modificación de la Constitución en un contexto nacional revolucionario o de profundas reformas, que inicia
un proceso de reforma constitucional para aplicar una modificación sustancial, en ese caso estamos frente a nuevo
momento originario, existe una nueva voluntad que reemplaza a la anterior y estructurar sus bases con otro marco
conceptual.
Suele afirmarse que el “poder constituyente” se afirma sobre la “voluntad política creadora”, que es fruto de la
historia, la convicción de los y las líderes, y plasma la estructuración del consenso mayoritario en el ejercicio mismo del
poder. La Constitución crea un modelo de Estado, y desde sus mandatos, ordena los rasgos principales y los límites para
que se desarrolle la actividad estatal a través de los distintos poderes del Estado.
En el caso argentino, como hemos señalado anteriormente y repetimos aquí, el poder constituyente originario
corresponde al período que se abre con la sanción de la constitución original de 1853, y cierra con la incorporación de la
Provincia de Buenos Aires mediante la reforma de 1860.
Se trata de la etapa fundacional del Estado, en donde debe expresarse la voluntad del pueblo en forma directa,
ya que no existe ningún órgano con la capacidad jurídica necesaria e investido con el poder para sancionar la
Constitución. Posteriormente, las sucesivas reformas, en el ejercicio del poder constituyente derivado, se desarrollan
dentro de marcos normativos ya establecidos en la propia Constitución para su reforma, y con instituciones que poseen
la legitimidad jurídica para hacerlo, el Congreso Nacional en nuestro caso.
Entonces, sancionada la constitución, y estructurada la organización de la nación bajo su mandato, vamos a
tener un “poder constituido”, creado siguiendo sus preceptos, que estructura los poderes -ejecutivo, legislativo y
judicial- y establece los límites entre ellos bajo la lógica del modelo republicano.
CLASIFICACIONES.
Una primer clasificación típica distingue entre Constitución material y formal:
Constitución material: Nos referimos a una constitución determinada, en su contexto de actuación, en el
derrotero de su aplicación. No solo miramos la formalidad de su contenido jurídico, si no los efectos políticos,
sociológicos e históricos sobre los que opera e influye. Nos presenta la descripción de una realidad, en la cual a partir del
análisis, podemos saber quien ejerce el poder, como se lo ejerce, cuáles son las relaciones entre quienes ejercen el
poder y entre estos y los gobernados.
Constitución formal: Son el conjunto de normas jurídicas que regulan y determinan el modo en que debe ser
ejercido el poder político. Esta es la llamada Constitución formal, normativa o política. Responde a los interrogantes de
quien debe ejercer el poder, como debe ejercérselo, cuáles deben ser las relaciones entre quienes ejercen el poder, y
entre estos y los gobernados.
TIPOS DE CONSTITUCION.
La mayoría de las Constituciones, aun en los países de tradición anglosajona que otorgan mayor valor a la
jurisprudencia, son de carácter escrito. Nuestra Constitución sigue la tradición romana que privilegia la norma formal
escrita, e imprime de esa forma de manifestación a todo el sistema normativo.
Suele ponerse a la Constitución del Reino Unido como modelo tipológico de una Constitución “parcialmente
escrita”, y podría existir una “no escrita”, aunque la complejidad de las relaciones jurídicas actuales, y la necesidad de
tener altos niveles de seguridad jurídica, hacen poco viable esas metodologías propias de sistemas sociales pequeños y
poco desarrollados que se sustentan en las tradiciones.
Una segunda clasificación de las Constituciones hace la diferenciación entre “rígidas o flexibles”. Van a
considerarse rígidas aquellas que para ser reformadas requieren de un procedimiento específico, distinto al que es
necesario para sancionar una ley. Serán flexibles entonces, las que pueden ser modificadas por el mismo órgano y
procedimiento necesario para sancionar una ley, aunque para ello requieran de una mayoría calificada a la hora de la
votación de la reforma.
Como veremos más adelante, nuestra Constitución se encuentra dentro de las consideradas rígidas, ya que
establece un procedimiento para su modificación por un órgano distinto al Congreso Nacional, la Convención General
Constituyente.
La rigidez suele ser una condición inserta en la Constitución para garantizar que su reforma requiera de grandes
acuerdos políticos, de consensos sustanciales, y que de este modo resulte imposible su modificación por parte de un
sector que detenta la mayoría popular en un momento histórico determinado y circunstancial. Por tanto, si existe
voluntad de reforma por parte de un partido político, éste deberá construir acuerdos para obtener una mayoría
significativa que posibilite la reforma.
Todas las clasificaciones admiten situaciones intermedias, nuestra Constitución, como dijimos es rígida, no
obstante a partir de la reforma de 1994 con la incorporación del artículo 75 inciso 22, el Congreso Nacional tiene la
facultad de otorgarle “jerarquía constitucional” a Tratados Internacionales de Derechos Humanos y colocarlos en el
mismo rango que los definidos taxativamente en el mismo artículo constitucional. Concretamente, el art. 75 inc. 22 in
fine establece que “Los demás tratados y convenciones sobre derechos humanos, luego de ser aprobados por el
Congreso, requerirán del voto de las dos terceras partes de la totalidad de los miembros de cada Cámara para gozar de
la jerarquía constitucional”.
CONTENIDOS PETREOS.
Según Bidart Campos, afirmar que hay contenidos pétreos en la Constitución es referirse a la existencia de
ciertos contenidos que “le dan fisonomía a nuestra comunidad, y mientras la estructura social subyacente siga siendo
fundamentalmente la misma, dichos contenidos no podrán ser válidamente alterados o abolidos por ninguna reforma
constitucional. Podrán acaso ser objeto de modificación y reforma, pero no de destrucción o supresión”.
Estos contenidos que le dan sentido al conjunto de la Carta Magna, la configuran y orientan, son:
- El federalismo como forma de Estado.
- La forma republicana de gobierno.
- La democracia como sistema de elección de los y las representantes.
Algunos autores opinan también que la confesionalidad del Estado, en cuanto a su reconocimiento de la Iglesia
Católica se encuentra dentro de los contenidos pétreos, ésta no es nuestra interpretación.
JERARQUIA, SUPREMACIA CONSTITUCIONAL, CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD Y CONVENICONALIDAD EN EL
ORDENAMIENTO JURIDICO ARGENTINO
Fabiana Bello, Andrea Patané, Luis Gabián y Marcelo Di Stefano
La Supremacía Constitucional.
El artículo 31 de la Constitución Nacional establece dos de las conceptos claves para entender nuestro sistema
jurídico, los principios de supremacía constitucional y de jerarquía de las normas. Dice el texto constitucional:
“Esta Constitución, las leyes de la Nación que en su consecuencia se dicten por el Congreso y los tratados con
potencias extranjeras son la ley suprema de la Nación; y las autoridades de cada provincia están obligadas a
conformarse a ellas, no obstante cualquier disposición en contrario que contengan las leyes o constituciones
provinciales, salvo para la provincia de Buenos Aires, los tratados ratificados después del Pacto del 11 de noviembre
1859”.
El Principio de Supremacía Constitucional implica que la Constitución Nacional se encuentra por sobre todo el
orden jurídico Argentino. Como señaláramos, funciona a la vez como un límite positivo y negativo, toda vez que el mismo
debe subordinarse a aquella, y no puede ir contra su letra y espíritu.
El texto constitucional explícitamente nos marca el límite del accionar legislativo, que no puede alterar el mandato
de la Constitución, y en caso de hacerlo como veremos más adelante, resultará invalido, reputando a la norma como
inconstitucional o contraria a la Constitución.
La vigencia de la Constitución.
La historia de vulneración cíclica de la Constitución en la Argentina, con más de 50 años de alternancia entre
gobiernos constitucionales y gobiernos de facto -dictaduras militares- llevó a consagrar explícitamente en la Reforma de
1994 el principio de la vigencia de la Constitución, su imperio, declarando la nulidad de cualquier acto de fuerza que atente
contra el orden institucional y contra el sistema democrático que establece la carta magna. Dice el artículo 36 en su
primera parte:
“Esta Constitución mantendrá su imperio aun cuando se interrumpiere su observancia por actos de fuerza contra
el orden institucional y el sistema democrático. Estos actos serán insanablemente nulos…”
La supremacía no cesa aún si sucediera un golpe institucional ilegítimo, y reputará como inválidos a todos los actos
jurídicos que surjan del ejercicio de facto del poder. Asimismo consagrará el derecho a la resistencia de los ciudadanos y
ciudadanas.
“Cada provincia dictará para sí una Constitución bajo el sistema representativo y republicano, de acuerdo con los
principios, declaraciones y garantías de la Constitución Nacional; y que asegure su administración de justicia, su
régimen municipal, y la educación primaria. Bajo de estas condiciones el Gobierno federal, garante a cada
provincia el goce y ejercicio de sus instituciones”.
En el año 2004, también la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en el caso Banco Comercial Finanzas –en
liquidación Banco Central de la República Argentina. S. quiebra, 2004, Fallos, 327:3117, manifestando que el control de
constitucionalidad versa sobre cuestiones de derecho y no de hechos, y que es deber de los jueces “suplir el derecho de
las partes no invocan o invocan de manera errónea”, manteniendo el principio de supremacía constitucional.
En Rodríguez Pereyra, del 27/11/2012, también la Corte Suprema de la Nación convalidó la declaración de
inconstitucionalidad de oficio del art. 76, inc. 3°, ap. c de la ley 19.101 (texto según ley 22.511), efectuada por el juez de
grado. En el caso, el damnificado, recibía una indemnización menor que la plasmada en el Código Civil. Frente al caso, el
Tribunal resolvió que, dentro del marco constitucional vigente, se encuentra habilitado para declarar de oficio, es decir,
sin que la parte interesada lo haya solicitado, la inconstitucionalidad del artículo en cuestión. Para resolver de ese modo,
la mayoría compuesta por los jueces Lorenzetti, Highton de Nolasco, Maqueda y Zaffaroni, a la que se suma el voto
concurrente del ministro Fayt, recordó “…el deber de los magistrados de efectuar el examen de constitucionalidad de las
normas en la medida en que ese mecanismo constituye una de las mayores garantías con que se ha entendido asegurar
los derechos reconocidos en la Constitución contra los posibles abusos de los poderes públicos…”
En definitiva, más allá de la petición concreta de las partes, el Poder Judicial debe, sin lugar a dudas, que la
supremacía constitucional no es una mera postura teórica, sino una regla que nuestro país adoptó desde 1853.
Control de Convencionalidad.
El control de convencionalidad se relaciona directamente con el concepto de Supremacía Constitucional. Como
ya hemos visto, el texto supremo prevalece sobre el resto del ordenamiento jurídico, y ninguna ley de menor jerarquía
puede contradecir lo que la Constitución establece. Ahora bien, hemos dicho que desde 1994 diez Tratados
Internacionales de Derechos Humanos tienen jerarquía constitucional, y posteriormente otros tres Tratados han adquirido
esa categoría. Vale decir, que esos trece Tratados se encuentran asimilados en el mismo nivel de gradación máxima que
la norma constitucional, por tanto, cuando verifiquemos la validez de una norma inferior, lo haremos con relación a la
Constitución -control constitucional-, también con respecto a las Convenciones Internacionales que poseen jerarquía
constitucional -control convencional-, y eventualmente con relación a otros tratados internacionales de carácter supra
legal.
Recordemos también que el artículo 75 inciso 22 establece que los Tratados Internacionales de Derechos
Humanos con jerarquía constitucional no pueden derogar artículo alguno de la Primera Parte de nuestra Carta Magna, es
decir que los mismos complementan los derechos plasmados por nuestros constituyentes.
1
SOLA, Juan Vicente, Manual de Derecho Constitucional, pág. 122.
Santa Sede”. Por lo tanto, esta aprobación será mediante una ley dictada por el Poder Legislativo Nacional. En el caso de
que el tratado no fuera ratificado por el Poder Ejecutivo, o el mismo tratado no reuniera la cantidad de ratificaciones, no
entrará en vigencia o podemos decir que no será obligatorio en nuestro país.
Manifestación del consentimiento en obligarse (por Ratificación o adhesión): Es el acto por el cual el Poder Ejecutivo
Nacional pone en conocimiento del organismo internacional, o del país/países contraparte del Convenio, su ratificación
efectiva conforme a la culminación de los procedimientos internos de aprobación. Una vez que se realiza la ratificación el
tratado se incorpora automáticamente a nuestro derecho interno.
Declaraciones de Derechos
Así, nuestra Constitución reúne la defensa y promoción de los derechos fundamentales junto a la limitación
del poder del Estado como baluarte de la seguridad de las personas, y en este último punto se ve plasmado el
nexo entre la parte dogmática y la parte orgánica de la Constitución.
Los avances y retrocesos del humanismo, la ideología sobre el rol de los Estados, el crecimiento de la
importancia de la normativa internacional, el rol de los organismos multilaterales, la fluctuación entre el
monismo y el dualismo, la política internacional profunda -guerras mundiales, carrera armamentista, disputa
energética y geopolítica, balance entre las potencias económicas, poder corporativo, etc.- los desafíos
comunes de la humanidad -cambio climático, desigualdad social, crisis del empleo, aumento de la población y
la pobreza-, la relación entre el capital y el trabajo, influyen sobre el pensamiento jurídico que intenta
encontrar respuestas para construir escenarios de paz duradera, desarrollo humano y económico.
Las reformas constitucionales operan la actualización concreta del sistema de normas de un país,
incorporando las herramientas elaboradas por la doctrina moderna contemporánea, y la evolución del
pensamiento jurídico que desde la perspectiva progresista implica siempre la ampliación de los derechos y
garantías de los ciudadanos y ciudadanas.
La instauración y evolución del sistema de derechos de nuestra Constitución Nacional reconoce tres
momentos relevantes:
b) 1957: Se incorpora la tradición del constitucionalismo social a través del artículo 14 bis;
c) 1994: La última reforma otorgó jerarquía constitucional a varios tratados internacionales sobre derechos
humanos, complementando de esta forma el plexo de derechos provenientes de la Constitución histórica.
Estos 3 momentos constitucionales, se articulan y relacionan con las clasificaciones clásicas que identifican las
“generaciones” de derechos:
La etapa constituyente originaria de la Constitución, su redacción histórica expresa los derechos de primera
generación (libertad, propiedad, seguridad: de neta inspiración liberal).
El constitucionalismo social nos trae los derechos de segunda generación que surgen de la concepción del
Estado benefactor, reconocen derechos a los trabajadores y, en definitiva, apuntan a resolver la “cuestión
social” crítica que se evidencia a la salida de las guerras mundiales.
Los derechos introducidos por la reforma de 1994, caracterizados por ser difusos, exceden las necesidades de
una persona, o de un grupo sectorial, y sus titulares son grupos determinados o la sociedad en su conjunto,
tales como los derechos ambientales, o de los consumidores, reciben el nombre de derechos de tercera
generación.
Asimismo, los derechos reconocidos en el texto constitucional pueden caracterizarse de la siguiente forma:
-a) los derechos son enumerados o implícitos, de acuerdo a si se los reconoce de forma expresa o si, por el
contrario, aunque no estén determinados en el texto constitucional, deben considerarse incluidos en él por
tratarse de un derecho fundamental.
-b) los derechos obligan al Estado, que es por ello el sujeto pasivo de los derechos, mientras que su titular o
sujeto activo es la persona, tanto nacional como extranjero.
-c) los derechos son relativos, lo que implica que pueden ser reglamentados por la ley, siempre que no se
incurra en una alteración sustancial de su naturaleza.
-d) los derechos deben interpretarse de acuerdo a los principios pro homine (siempre debe optarse por la
solución más favorable a la persona) y favor debilis (debe considerarse de forma primordial los derechos y la
situación del más débil).
El Preámbulo de la Constitución es una declaración política introductoria. No contiene normas concretas, pero
expresa el marco filosófico, describe procesos históricos constitutivos, y presenta un marco de referencia que
tiene valor interpretativo y doctrinario.
Vamos a encontrar el la parte orgánica de la Constitución disposiciones que podemos calificar de acuerdo a su
objeto, sentido, y contenido como declaraciones, derechos y garantías.
Las declaraciones son manifestaciones políticas, sociales, económicas, religiosas, o culturales que le dan
configuración y perfil a la Nación Argentina como organización estadual.
Los derechos son las facultades básicas e inalienables establecidos en la Constitución que otorgan a las
personas la posibilidad de obrar, de no hacerlo, y/o de exigir el proceder o la omisión del Estado y de terceros
para lograr la garantía y el disfrute de los derechos personales y sociales.
Las garantías son los instrumentos contenidos en la Constitución para la protección de los derechos, y
posibilitar su ejercicio pleno.
Cuadro de los derechos civiles.
Antes de analizar cada uno de los derechos civiles consagrados en nuestra Constitución Nacional, presentamos
un cuadro didáctico sobre su ubicación en el texto de la Carta Magna. Recordemos que muchos de estos
derechos, además de su definición y enmarque en el texto constitucional, también se ven contemplados en
uno, o más de los Tratados Internacionales de Derechos Humanos que poseen jerarquía constitucional, y que
como ya hemos explicado en textos de la unidad anterior, el artículo 75 inciso 22 establece que no pueden
derogar artículo alguno de la Primera Parte de nuestra Constitución.
a) Derechos fundantes: Son los derechos que atañen al reconocimiento de la condición humana:
Derecho a la vida (implícito art. 33 CN, art. 29 CN y art. 75 inc. 22); Derecho a la integridad física y
psíquica (implícito art. 5 inc. 1 CIDH – art. 75 inc. 22-, art. 18 CN); Derecho a la salud (art. 42 CN, y art.
75 inc. 22); Derecho a la protección ambiental (art. 41 CN); Derecho a la dignidad personal (implícito
art. 5 inc. 2 CIDH -art. 75 inc. 22-, art. 18 CN).
b) Derecho a la libertad: Postulado principal del liberalismo, sus expresiones principales son:
Libertad corporal o física (art. 18 y 14 CN); Libertad de intimidad (art. 19 CN – Caso PONZETTI DE
BALBIN); Derecho a la identidad (desprendimiento del dcho. a la intimidad); Libertad de expresión
(arts. 14, 32 y 75 inc. 19 CN); Libertad de comercio e industria (art. 14 y 20 CN) Libertad de culto (arts.
2, 14, 19 y 20 CN).
Derecho a la vida.
Hay ciertos derechos que se consideran fundantes, por representar la condición necesaria para el ejercicio de
todos los demás. La doctrina generalmente los caracteriza como aquellos derechos que atañen al
reconocimiento de la condición humana. Sin lugar a dudas, el primero de los derechos fundantes es el
“derecho a la vida”, habida cuenta de que sin vida no hay derechos.
La mayor parte de la doctrina considera al derecho a la vida como un derecho implícito en el texto
constitucional. Al respecto el artículo 33 de la Constitución Nacional establece que: “Las declaraciones,
derechos y garantías que enumera la Constitución, no serán entendidos como negación de otros derechos y
garantías no enumerados; pero que nacen del principio de la soberanía del pueblo y de la forma republicana
de gobierno”.
Otras opiniones se inclinan por predicarlo de la fórmula del artículo 29 de la Constitución Nacional, en cuanto
indica que “la vida de los argentinos no puede quedar a merced de gobierno o persona alguna”. Asimismo,
en numerosas ocasiones, la jurisprudencia de la Corte Suprema ha reconocido el derecho a la vida como el
primer derecho inherente a la persona humana, tutelado por la Constitución y las leyes.
Ciertamente el derecho a la vida es uno de los derechos irrenunciables de todo ser humano, siendo este
derecho el de mayor magnitud, ya que reconoce, y procura brindar protección, a la condición primaria de todo
derecho, es por ello que el derecho a la vida, desde siempre ha sido ampliamente reconocido y protegido por
la legislación de todo orden, entre ellas por supuesto la legislación penal.
El derecho a la vida, es el derecho humano básico, porque su reconocimiento posibilita todos los demás
derechos. La vida es inherente a la persona humana, de modo que no es posible concebir a ésta, desprovista
de aquel atributo. El derecho a la vida, exige que nadie pueda ser privado de ella arbitrariamente, pues ello
constituiría la privación de la existencia misma de la persona y de sus posibilidades de acceder al resto de las
condiciones que la hacen plenamente humana.
El Dr. Badeni destaca que es dable referir que la vida, "más que un derecho, constituye una cualidad
inseparable de la condición humana y presupuesto indispensable para su existencia".
Con relación al derecho a la vida, también debemos referir que el artículo 18 de la Constitución establece
“Quedan abolidos para siempre la pena de muerte por causas políticas…”.
Debemos recordar asimismo, que a partir de 1994 con la incorporación del artículo 75 inc. 22, numerosos
pactos internacionales de derechos humanos que reconocen en forma expresa el derecho a la vida han
adquirido jerarquía constitucional. Entre ellos, la “Declaración Universal de Derechos Humanos” señala que:
todo individuo tiene derecho a la vida (art.3), como así también el “Pacto de Derechos Civiles y Políticos”
dispone que “el derecho a la vida es inherente a la persona humana. Este derecho estará protegido por la
ley”.
Es el derecho al resguardo de la persona, en toda su extensión, bien sea en su aspecto físico como mental. Se
trata de un derecho implícito en el artículo 33 de la Constitución, reconocido en innumerables oportunidades
por la jurisprudencia de la Corte Suprema y por la doctrina, que lo considera derivado del derecho a la vida.
Sus implicaciones se extienden hacia el ámbito del resguardo de la integridad a través, por ejemplo, de la
tipificación de los delitos de lesiones así también como los de torturas, o tratos inhumanos o degradantes.
Asimismo, también encuentra anclaje jurídico en el artículo 18 de la Constitución en cuanto señala que
“Quedan abolidos para siempre la pena de muerte por causas políticas, toda especie de tormento y los
azotes”.
Derecho a la salud.
El “nuevo” artículo 42, CN, establece que “Los consumidores y usuarios de bienes y servicios tienen derecho,
en la relación de consumo, a la protección de su salud, seguridad e intereses económicos; a una información
adecuada y veraz; a la libertad de elección, y a condiciones de trato equitativo y digno. Las autoridades
proveerán a la protección de esos derechos…”
Con la reforma constitucional de 1994 encontramos una doble protección de los derechos relacionados con la
salud: implícita y explícita.
El derecho a la salud incluye la garantía de acceso a las prestaciones básicas de salud, que deben ser
garantizadas por el Estado (nacional o provincial), con especial atención y cobertura de las personas
vulnerables, tal es el caso de la niñez, ancianidad, personas con discapacidad, desamparadas, madres
embarazadas, etc.
Se trata del derecho de acceso a un servicio público de calidad, garantizado por el Estado, que no se encuentra
contemplado sistemáticamente en el texto constitucional, por lo que hay que razonarlo desde la
interpretación comprensiva de los arts. 33, 42, los Tratados Internacionales del art. 75 inc. 22, las obligaciones
de legislación del Congreso del art. 75 inc. 18, más la concordante jurisprudencia y doctrina sobre la materia.
La dignidad humana es el derecho que tiene cada persona de ser valorada individual y socialmente, en igualdad
de circunstancias, con sus características y condiciones particulares, por el solo hecho de ser persona. Se basa
en el respeto que debe tener la sociedad en su conjunto, o alguno de sus integrantes, el Estado o los
particulares, por el ejercicio del derecho a cualquier elección y preferencia que tengan las personas. El único
límite de la integridad personal, es el respeto recíproco a la dignidad de los demás, que abarca el derecho a
vivir en paz y tranquilidad, y el principio de benevolencia por el cual la sociedad se construye y desarrolla sobre
la obligación de tomar acciones que beneficien al conjunto.
En contraposición, los tratos indecorosos humillantes y discriminatorios, así como la desigualdad, atentan
contra la dignidad personal.
Se trata de otro derecho implícito en el artículo 33 de la Constitución Nacional, reconocido de forma expresa
en la “Convención Interamericana de Derechos Humanos”, la cual en su artículo 5 inc. 2 establece que "Nadie
debe ser sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes. Toda persona privada
de libertad será tratada con el respeto debido a la dignidad inherente al ser humano…". Asimismo, en el fallo
“Sejean” la Corte Suprema de Justicia de la Nación estableció que “la dignidad personal es uno de los derechos
a los que se refiere el artículo 33 CN” (Fallos, 308:2268).
Su reconocimiento opera además en relación a otros derechos de rango constitucional, tales como el trato
digno en las cárceles, el honor o la propia imagen, y se relaciona con la abolición de la pena de muerte y los
tormentos del artículo 18.
Derecho a la libertad.
Como postulado principal del liberalismo, la libertad individual se haya reconocida tanto de forma expresa
como implícita en el texto constitucional histórico. El preámbulo de la Constitución se plantea como uno de
los objetivos de la Nación el asegurar los “beneficios de la libertad”. De modo genérico, podemos definir a la
libertad como un espacio suficiente en el que el individuo es persona jurídica con capacidad de derecho, más
un área de intimidad que se sustrae a la actividad regulativa o de control de cualquier parte del Estado, lo cual
incluye la formula genérica de la libertad consagrada en el artículo 19 de la Constitución según la cual, “todo
lo que no está prohibido está permitido”.
Libertad corporal o física: importa el derecho a no ser detenido sin causa justa y mediante la forma legal
establecida, que surge del artículo 18 cuando prescribe que “…nadie puede ser (…) arrestado sino en virtud
de orden escrita de autoridad competente”. La protección constitucional descarta la posibilidad de padecer
retenciones corporales o forzosas, o de realizar prestaciones forzosas injustas
También encontramos sustento constitucional con relación a la libertas corporal o física en el artículo 17 que
establece la prohibición de la exigencia de un servicio personal, que solo constituye una obligación, si dicho
servicio es exigido “en virtud de ley o sentencia fundada en ley”.
La Constitución reconoce en el artículo 14 la libertad de “entrar, permanecer, transitar y salir del territorio
argentino”… Este derecho implica asimismo la libertad de desplazamiento, traslado, la residencia, la
radicación o domicilio en el lugar que se elige, e incluye de igual modo los llamados derechos de tránsito
interno a la circulación de carruajes, buques o bestias consagrados en los artículos 11 y 12 obviamente
extendido mediante la interpretación jurisprudencial a todo medio de locomoción marítimo, terrestre o aéreo.
La facultad de entrar al país es concedida por la Constitución a todo habitante, extendiéndose ese derecho a
los nacionales o ciudadanos extranjeros con intención de residir -artículo 25-, así como a quien ya es habitante,
y después de haber salido pretende entrar nuevamente, y a quien pretende ingresar al país sin intención de
residir en él. El Estado regula la entrada y salida del país, y toda persona debe cumplir con la reglamentación
razonable establecida que es controlada por la Dirección Nacional de Migraciones.
El derecho de permanecer apunta a una residencia más o menos estable, que puede considerarse a título de
turista, o residente transitorio, como a título de residente permanente. La permanencia convierte a la persona
que ha ingresado legalmente en miembro de la población del Estado sometiéndola a su jurisdicción. La forma
más duradera de permanencia es la que confiere propiamente la calidad de habitante.
El derecho de transitar presupone el de cambiar de residencia o domicilio dentro del país, y el de circular por
cualquier medio razonable al efecto, y conforme las limitaciones reglamentarias fijadas.
El derecho de salir del territorio abarca el de hacerlo con intención definitiva o transitoria. El habitante que
sale del país no pierde su condición de tal por causa de la ausencia.
Libertad de intimidad: La fórmula del artículo 19 de la Constitución Nacional establece una esfera de
intimidad, que deja reservadas a Dios y exenta de la autoridad de los magistrados, a las llamadas “acciones
privadas de los hombres”, que son caracterizadas como aquellas “que de ningún modo ofendan al orden, a
la moral pública, ni perjudiquen a terceros”.
Se trata del reconocimiento de una zona de reserva personal o individual, que atañe al principio de autonomía
del ser humano. Para que una acción sea considerada dentro de esta esfera de reserva no hace falta que
permanezca ajena al conocimiento de terceros, puesto que una multiplicidad de conductas que son advertidas
por terceros, tales como usar símbolos religiosos del culto que se profesa, se reputan inherentes a la vida
privada.
La Corte Suprema de Justicia se ha referido específicamente a esta esfera de reserva individual en el fallo
“Ponzetti de Balbín”, allí se puntualizó que “el derecho a la privacidad e intimidad se fundamenta
constitucionalmente en el art. 19 de la ley suprema. En relación directa con la libertad individual protege
jurídicamente un ámbito de autonomía individual constituida por los sentimientos, hábitos y costumbres,
las relaciones familiares, la situación económica, las creencias religiosas, la salud mental y física y, en suma,
las acciones, hechos o actos que, teniendo en cuenta las formas de vida aceptadas por la comunidad están
reservadas al propio individuo y cuyo conocimiento y divulgación por los extraños significa un peligro real o
potencial para la intimidad.”
Derecho a la identidad.
De aquí se desprende a su vez el derecho a la identidad biológica, que en este punto es además una vertiente
del derecho a la verdad, y que se refiere a la potestad de conocer la filiación biológica individual. Desde el
momento de su nacimiento, toda persona tiene derecho a obtener una identidad. Todos los niños y las niñas
tienen derecho a poseer una identidad oficial, es decir, a tener un nombre, un apellido, una nacionalidad y a
conocer la identidad de sus progenitores.
También comprende el derecho a conservar en la intimidad opciones tomadas en el plano más personal, como
ser la opción sexual, y a la exigencia de respeto o tolerancia frente a tales opciones si uno decide hacerlas
públicas.
Libertad de expresión.
Se refiere a la libertad de transmitir, de poner en la esfera pública las opiniones, creencias, ideas del individuo,
a través de cualquier medio. La Constitución histórica no posee una referencia concreta a la libertad de
expresión, por lo que la doctrina la ha situado como contenida dentro de la libertad de prensa contemplada
en el artículo 14. Luego de la reforma de 1994, las cláusulas de los tratados de derechos humanos referidas a
la protección amplia de la libertad de expresión han adquirido jerarquía constitucional, generando una
ampliación de derechos que alcanza a todas las formas de expresión.
Por tanto, podemos definir a la libertad de expresión como el derecho de hacer público y a transmitir el
pensamiento -ideas, voliciones, sentimientos- a través de las más variadas formas de comunicación (oral,
escrita, TV, Teatro, símbolos, gestos, digitalmente, etc.).
La Constitución Nacional establece tres cláusulas concretas relativas a la libertad de expresión que se refieren
a la especie libertad de prensa:
- El artículo 14 indica que todo habitante cuenta con el derecho de "publicar sus ideas por medio de la prensa,
sin cesura previa" entendiendo como tal, a toda medida que implique un control o revisión anticipada del
material que se quiere exteriorizar. Esto significa que dicho material no puede ser censurado ni controlado
antes de que saber a la luz. La prohibición constitucional se refiere a todos los medios de expresión, y a todo
tipo de contenido. Está dirigida a todos los órganos del poder -poder ejecutivo, legislativo y judicial.
Si bien el material no puede ser revisado antes de su exteriorización, si puede ser revisado y restringido
razonablemente luego de ser exteriorizado. Y si a través de la exteriorización del material se cometió un abuso
de derecho o se incurrió en un delito (injuria, calumnias, falso testimonio, etc.) su autor será responsable.
- El artículo 32 añade que el Congreso “no dictará leyes que restrinjan la libertad de imprenta o establezcan
sobre ella la jurisdicción federal.”
- El artículo 75, inc. 19 asegura, paralelamente, “la libre creación y circulación de las obras del autor”.
Libertad de culto.
Para Bidart Campos, hay discrepancia en la doctrina, la libertad religiosa se desglosa en dos aspectos
fundamentales: a) La libertad de conciencia, y b) la libertad de culto.
La libertad de conciencia radica en la intimidad de la persona, se encuentra dentro del ámbito de la privacidad,
y se manifiesta en el derecho de una persona frente al estado y frente a los demás personas, para que en su
fuero interno no se produzcan interferencias coactivas en materia política, social, filosófica o religiosa. Es la
libertad de creer.
La libertad de conciencia contiene un derecho absoluto, ya que no se puede reglamentar, ni restringir por el
Estado y por los demás. Es una variante de la libertad de pensamiento y comprende el derecho a pensar y
creer libremente, el derecho de cada uno a formar su propio juicio, sin interferencias.
La libertad de culto alude al derecho de exteriorizar y practicar determinada confesión religiosa, es una especie
y una proyección de la libertad de conciencia.
La libertad religiosa tiene multiplicidad de contenidos (de las personas, de las iglesias o confesiones, de cada
persona, de la no discriminación, sobre el matrimonio, la asistencia religiosa a sus fieles, a la formación de sus
ministros, etc.), que favorecen a todos los hombres y mujeres sin discriminación.
La libertad de Cultos no es absoluta, debe ejercerse conforme a las leyes que reglamentan su ejercicio. Los
arts. 14 y 20 disponen que debe existir una legislación razonable para no afectar el orden público.
El Estado argentino adoptó el sistema del régimen secular frente al poder religioso al reconocerlo institucional
y políticamente aceptando las relaciones del Estado con la comunidad religiosa. Privilegia la religión católica
respetando la libertad de cultos, es decir la formula libertad de cultos sin igualdad de cultos. Esto no implica
la oficialidad de la Iglesia, ni que el catolicismo constituya la religión del estado. El artículo 2 de la Constitución
establece que "el Gobierno Federal sostiene el Culto Católico Apostólico Romano", no se refiere a lo
económico, sino a la unión moral del Estado y la Iglesia, y al reconocimiento de la Iglesia como persona jurídica
de derecho público, no estatal, o de existencia necesaria, como la calificó Vélez Sarsfield.
Nuestro derecho constitucional reconoce la libertad religiosa, al disponer el artículo 14 “el derecho a profesar
libremente el culto”, y al admitir implícitamente, como ya hemos señalado, la libertad de conciencia en el
artículo 33. Debemos sumar también, en cuanto al sistema tutelar en esta materia, al derecho a la intimidad
del artículo 19, y el artículo 20 sobre la libertad de cultos para los extranjeros, lo cual nos permiten, junto con
el ya citado artículo 2, edificar la doctrina de la libertad de conciencia, de creencias y de culto.
Los Tratados Internacionales sobre derechos humanos que gozan de jerarquía constitucional, entre ellos el
Pacto de San José de Costa Rica, advierten que la libertad religiosa abarca la de elegir religión, cambiarla,
profesarla en privado y en público, y manifestarla, sea individualmente o en forma colectiva. En el mismo
sentido se expresa el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos en sus artículos 18 y 20.
La libertad religiosa requiere, como un contenido importante, la admisión estatal de la objeción de conciencia
en todos los campos donde su disponibilidad por el sujeto no arriesga ni perjudica interese de terceros.
“Artículo 14: Todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes derechos conforme a las leyes
que reglamenten su ejercicio; a saber: de trabajar y ejercer toda industria lícita…”.
“Artículo 20: Los extranjeros gozan en el territorio de la Nación de todos los derechos civiles del
ciudadano; pueden ejercer su industria, comercio y profesión; poseer bienes raíces, comprarlos y
enajenarlos; navegar los ríos y costas; ejercer libremente su culto; testar y casarse conforme a las
leyes. No están obligados a admitir la ciudadanía, ni a pagar contribuciones forzosas
extraordinarias. Obtienen nacionalización residiendo dos años continuos en la Nación; pero la
autoridad puede acortar este término a favor del que lo solicite, alegando y probando servicios a la
República”.
La igualdad es un valor que nos fue revelado por la filosofía antigua griega, pasando por el humanismo cristiano
del siglo IV, y cobrando vital importancia con los filósofos iusnaturalistas e iluministas de los siglos XVI a XIX.
Muchos colaboraron en el respaldo teórico del por qué tal principio filosófico era necesario para el coexistir
del hombre. Hoy en día no cabe duda su necesario respeto y, junto con la libertad, se encuentra respaldado
por la mayoría de las sociedades civilizadas en sus cuerpos de derecho.
Los personajes políticos en nuestra historia no fueron ajenos al hecho de conjugar estos ideales como valores
fundamentales para la convivencia en armonía. Ya sea desde los artículos de Mariano Moreno, influenciado
por Jean Jacques Rousseau; hasta los escritos del tucumano Juan Bautista Alberdi, bajo la influencia del
liberalismo, siempre hubo un intento por compenetrar los principios de la igualdad y la libertad en la sociedad
argentina. Muchos fueron los que con su esfuerzo y dedicación dejaron para la posteridad tales valores
impresos en nuestra Constitución Nacional.
Todos las personas participan de una igualdad jurídica, que se dirige a evitar la existencia de discriminaciones
arbitrarias. De este modo, el derecho a la igualdad establece que todas las personas son iguales ante la ley,
sin que puedan existir privilegios ni prerrogativas de sangre o títulos nobiliarios. Nuestra Constitución lo
establece de forma expresa en el artículo 16, donde se indica que “La Nación Argentina no admite
prerrogativas de sangre, ni de nacimiento: no hay en ella fueros personales ni títulos de nobleza. Todos sus
habitantes son iguales ante la ley, y admisibles en los empleos sin otra condición que la idoneidad. La
igualdad es la base del impuesto y de las cargas públicas.”.
En una primera parte, el artículo dice "La Nación Argentina no admite prerrogativas de sangre, ni de
nacimiento..." Ello es un legado de la Asamblea Constituyente de 1813 cuando el 2 de febrero de ese año
suprimió los títulos de nobleza y le puso fecha final a la condición de opresión de los esclavos decretando la
"libertad de vientres", entrando en rigor para toda persona que hubiese nacido en territorio argentino desde
el 31 de enero de 1813 en adelante. Así, la Argentina reafirmaba su tradición antiesclavista al contrario de lo
que sucedía en Brasil y Estados Unidos.
Existen dos tipos de igualdad dice el Dr. Bidart Campos: una formal y otra real. La igualdad formal es aquella
en que todos somos considerados como iguales ante la ley, todos somos sujetos de derecho con iguales
derechos civiles. La igualdad real es aquella en que el Estado juega un rol “activo” impulsando políticas públicas
para estabilizar la igualdad económica-social de sus habitantes. Un ejemplo en nuestra Constitución sobre
igualdad real la encontramos en el artículo 14 bis.
El artículo 16 garantiza la igualdad formal-jurídica cuanto dice que: "Todos sus habitantes son iguales ante la
ley, y admisibles en los empleos sin otra condición que la idoneidad."
Un ejemplo que podemos dar, es que la Constitución expresa que toda persona puede ser admitida en
cualquier empleo sin que haya privilegios para algunos o restricciones para otros, pero la igualdad como valor
ético no puede borrar las desigualdades en las aptitudes naturales de cada individuo, o los requisitos
específicos necesarios para determinados empleos, las cuales son diversos y distintos. Quiroga Lavié explica
que es totalmente constitucional realizar clasificaciones o categorizaciones por parte de la ley, pero siempre
que no incurra en diferenciaciones arbitrarias, como ser: por raza, sexo, nacionalidad, lengua, opinión política,
etc.
Con relación a la parte final del artículo 16, en cuanto a que "La Nación Argentina no admite prerrogativas
de sangre, ni de nacimiento: No hay en ella fueros personales ni títulos de nobleza", Linares Quintana
comenta que los fueros tuvieron origen en la edad media y consistía en otorgarle a determinadas personas la
posibilidad de ser juzgadas por sus "iguales", asumían tres formas distintas: fuero militar, fuero eclesiástico y
fuero universitario.
Por último, el artículo 16 hace alusión a la igualdad fiscal: "La igualdad es la base del impuesto y de las cargas
públicas". Debe entenderse la igualdad fiscal en términos relativos y no absolutos, ya que los impuestos
pueden, y a nuestro entender deben, consagrar una carga mayor sobre aquellas personas que poseen un
mayor número de bienes aplicando políticas fiscales redistributivas.
Para concluir, se puede decir que el principio de la igualdad, como valor rector, está presente en nuestra
Constitución, tanto en su sentido formal como en su sentido real, constituyendo así una fuente de "justicia
social" para la sociedad actual y la venidera, en un marco de cooperación mutua para el goce de nuestras
libertades.
Si bien como vimos la Constitución histórica consagraba de esta forma la igualdad formal, la igualdad ante la
ley, la reforma constitucional de 1994 incluyó algunas prescripciones que avanzan hacia la consagración
material de la igualdad.
Derecho a la educación.
Este derecho está contenido en numerosos tratados internacionales de derechos humanos pero su
formulación más extensa se encuentra en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales de las Naciones Unidas, el cual posee rango constitucional en Argentina, ratificado por casi todos
los países del mundo. El Pacto en su artículo 13 reconoce el derecho de toda persona a la educación.
Artículo 13 del PIDESyC: "Los Estados convienen en que la educación debe orientarse hacia el pleno
desarrollo de la personalidad humana y del sentido de su obra hacia dignidad, y debe fortalecer el
respeto por los derechos humanos y las libertades fundamentales. Convienen asimismo en que la
educación debe capacitar a todas las personas para participar efectivamente en una sociedad libre,
favorecer la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y entre todos los grupos
raciales, étnicos o religiosos, y promover las actividades de las Naciones Unidas en pro del
mantenimiento de la paz. La enseñanza primaria debe ser obligatoria y accesible a todos
gratuitamente; La enseñanza secundaria, en sus diferentes formas, incluso la enseñanza secundaria
técnica y profesional, debe ser generalizada y hacerse accesible a todos, por cuantos medios sean
apropiados, y en particular por la implantación progresiva de la enseñanza gratuita; la enseñanza
superior debe hacerse igualmente accesible a todos, sobre la base de la capacidad de cada uno, por
cuantos medios sean apropiados, y en particular por la implantación progresiva de la enseñanza
gratuita; Debe fomentarse o intensificarse, en la medida de lo posible, la educación fundamental
para aquellas personas que no hayan recibido o terminado el ciclo completo de instrucción primaria;
Debe proseguir activamente el desarrollo del sistema escolar en todos los ciclos de la enseñanza,
implantar un sistema adecuado de becas, y mejorar continuamente las condiciones materiales del
cuerpo docente”.
Además este mismo tratado establece que los "Estados Partes en el presente Pacto se comprometen a
respetar la libertad de los padres y, en su caso, de los tutores legales, de escoger para sus hijos o pupilos
escuelas distintas de las creadas por las autoridades públicas, siempre que aquéllas satisfagan las normas
mínimas que el Estado prescriba o apruebe en materia de enseñanza, y de hacer que sus hijos o pupilos
reciban la educación religiosa o moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones."
Nuestra Constitución Nacional, en su texto histórico, reconoce el derecho a la educación en su artículo 14:
“Artículo 14: Todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes derechos conforme a las leyes
que reglamenten su ejercicio; a saber: … de enseñar y aprender”.
Se establece aquí un área de libertad en relación al acceso a la educación, que sin embargo debe compaginarse
con la facultad del Estado de establecer la forma y los contenidos de los planes de enseñanza que poseen
carácter obligatorio. En el plano de la educación estatal, se deben respetar los principios de gratuidad y
equidad.
El artículo 14 reconoce el derecho de enseñar y aprender. Tiene el alcance de habilitar a toda persona, o a
toda asociación, para impartir enseñanza, y a todo habitante para recibirla. Lo que importa es el efecto jurídico
que surge de tal enseñanza, como el reconocimiento por parte del estado de los títulos, diplomas, etc. de los
estudios cursados. En la actualidad este derecho se amplía al derecho a la educación, a la cultura, a informarse
e investigar, y al derecho a difundir conocimientos, informaciones o investigaciones.
El derecho de aprender implica adquirir conocimientos, elegir maestros, escuelas, métodos de aprendizaje y
orientación de la enseñanza. El Estado debe reglamentar este derecho para evitar que sea utilizado en
perjuicio de las personas o poner en peligro la paz social.
La enseñanza pública debe ser gratuita y equitativa, es decir, gratuita para todos y equitativa para garantizarle
las posibilidades de acceso y permanencia a las personas que no cuentan con recursos (becas, subsidios para
estudiar, etc.).
- Artículo 75 inc. 18: Atribución del congreso de organizar la educación en todos los niveles.
Derecho de asociación.
La Constitución establece dos disposiciones con respecto a la libertad de asociación. Por un lado, la del artículo
14, el clásico texto que consagra la libertad de asociación con fines útiles, de clara inspiración liberal.
Posteriormente, como veremos en su momento al abordar los derechos sociales, se producirá un cambio
conceptual, con efectos normativos, con la incorporación del artículo 14 bis en la reforma de 1957.
El artículo 14 reconoce el derecho de libre asociación, que se expresa en la facultad de unirse para formar
grupos o asociaciones con finalidades lícitas. La doctrina lo ha considerado habitualmente una derivación de
las libertades de expresión y reunión.
“Artículo 14: Todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes derechos conforme a las leyes
que reglamenten su ejercicio (…) de asociarse con fines útiles…”.
Derecho de propiedad.
Se trata de uno de los derechos protegido con mayor fuerza por el constitucionalismo clásico o moderno, lo
que se explica por el lugar privilegiado que ocupa la propiedad en la concepción liberal. Nuestra Constitución
reconoce este derecho en los artículos 14 y 17. Los titulares de este derecho son tanto los individuos como
las personas jurídicas, mientras que el sujeto pasivo puede ser el Estado y el resto de los particulares o
personas de existencia ideal, desde que la fórmula del artículo 17 prescribe la inviolabilidad de la propiedad
privada.
Por su parte, el contenido de este derecho ha sido identificado en doctrina y en jurisprudencia con todos los
bienes materiales e inmateriales susceptibles de apreciación económica.
El derecho de propiedad es sin duda alguna uno de los pilares fundamentales sobre los que se sostienen las
sociedades prósperas y activas. Claro está que, como todo derecho, la inviolabilidad de la propiedad no es “un
derecho absoluto” sino que, en aras de salvaguardar la convivencia social, es susceptible de reglamentación
razonable. Sólo se admiten, taxativamente -a nuestro criterio- tres excepciones al principio de inviolabilidad,
que surgen claramente del texto constitucional.
La primera, es la que encabeza el artículo 17 estableciendo que “La propiedad es inviolable, y ningún
habitante de la Nación puede ser privado de ella, sino en virtud de sentencia fundada en ley...”. La propiedad
en este caso puede perderse por una sentencia judicial que así lo ordena, con independencia de la voluntad
del titular del derecho. La transmisión tiene lugar por la sola fuerza de la sentencia que la autoriza, siempre
que esté fundada en una ley que la autoriza y una decisión judicial que la ordena. Esta protección ampara
contar cualquier violación de la propiedad privada proveniente tanto del Estado como de particulares.
La tercera limitación, es la que se refiere al poder de imposición del Estado facultad derivada del poder
soberano del mismo. Este poder encuentra su justificación en el deber de los habitantes a la contribución del
sostenimiento del Estado, en tal sentido el artículo 4 de la Constitución Nacional expresa “...las demás
contribuciones que equitativa y proporcionalmente a la población imponga la Congreso General...”, en
consonancia con ello el artículo 17 establece “... Sólo el Congreso impone las contribuciones que se expresan
en el artículo 4...”.
La reforma constitucional de 1994 ha extendido las limitaciones a este derecho, que con anterioridad a la
reforma estaban restringidas a ciertas utilidades sociales como el derecho a la servidumbre o lo referente al
trabajo y la seguridad social en el artículo 14bis CN, estableciendo ciertas restricciones que han sido
caracterizadas como sociales, a saber: a) derecho de consumidores en el artículo 42; b) derecho a un ambiente
sano artículo 41.
“Artículo 14: Todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes derechos conforme a las leyes
que reglamenten su ejercicio; a saber: de usar y disponer de su propiedad…”.
“Artículo 17: La propiedad es inviolable, y ningún habitante de la Nación puede ser privado de ella,
sino en virtud de sentencia fundada en ley. La expropiación por causa de utilidad pública, debe ser
calificada por ley y previamente indemnizada. Sólo el Congreso impone las contribuciones que se
expresan en el Artículo 4º. Ningún servicio personal es exigible, sino en virtud de ley o de sentencia
fundada en ley. Todo autor o inventor es propietario exclusivo de su obra, invento o descubrimiento,
por el término que le acuerde la ley. La confiscación de bienes queda borrada para siempre del
Código Penal argentino. Ningún cuerpo armado puede hacer requisiciones, ni exigir auxilios de
ninguna especie”.
Los Derechos Políticos en la Constitución Nacional
Dres. Domingo Rodríguez Basalo y Daniel Di María
Introducción.
Los Derechos Políticos son aquellos que la Constitución otorga a los ciudadanos, como el derecho
de votar, a ser postulados para un cargo de elección popular, o a participar en los asuntos públicos
del país. Los derechos políticos pertenecen exclusivamente a la persona como ciudadano, es decir,
los adquiere con la mayoría de edad.
Podemos definir a los derechos políticos como el conjunto de condiciones que posibilitan al
ciudadano participar en la vida política, constituyendo la relación entre el ciudadano y el Estado,
entre gobernantes y gobernados.
Como categoría divisible, la doctrina ha caracterizado a los derechos políticos como aquellos cuyos
titulares son: a) ciudadanos o extranjeros expresamente habilitados; b) entidades políticas
reconocidas como tales; y cuyo ejercicio sólo posee una finalidad política.
"Esta Constitución garantiza el pleno ejercicio de los derechos políticos, con arreglo al
principio de la soberanía popular y de las leyes que reglamentan su ejercicio".
Algunos de los derechos, ahora incluidos, podían considerarse vigentes con anterioridad, por
hallarse entre los denominados derechos implícitos o "no enumerados", a los que se refiere el
artículo 33 de la Constitución y “que nacen del principio de la soberanía del pueblo y de la forma
republicana de gobierno”, tal es el caso del derecho de sufragio, o los relacionados con los partidos
políticos. Otros en cambio son novedosos en nuestro régimen constitucional federal, aunque ya
existían en las Constituciones de provincia. Este comentario abarcará los siguientes derechos:
-El derecho a la igualdad de sexos para acceder a cargos políticos (art. 37).
El derecho de sufragio.
El sufragio es la expresión de la voluntad política individual, que tiene por objeto contribuir a la
voluntad colectiva, para designar representantes del pueblo en los cargos de gobierno, o decidir
sobre cuestiones de interés de la comunidad. Fue siempre un clásico ejemplo de derecho implícito
o no enumerado, nacido del “principio de soberanía del pueblo y de la forma republicana de
gobierno" -artículo 33-, y de disposiciones de la propia Constitución que, al establecer la elección
popular, reconocían el sufragio como su indispensable presupuesto.
Si bien la doctrina lo consideró como un derecho constitucional no enumerado o implícito que surgía
del art. 33 de la CN, a partir de la reforma de la Constitución de 1994, que atribuye jerarquía
constitucional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos, corresponde incluirlo entre los
nuevos derechos.
El principio que rige en la materia es el de no afectación de los derechos de terceros (art. 19 CN) y
aunque el sistema de la Constitución resulta favorable, en principio, al ejercicio de las libertades,
éstas no deben realizarse en oposición a las libertades de los demás ciudadanos. Se impone pues,
la teoría de la armonización de los derechos, habida cuenta que, en principio, los derechos
constitucionales no son absolutos, y se hallan sujetos a reglamentaciones razonables.
Con todo, el ejercicio del derecho de reunión no debe confundirse con los medios violentos de
acción directa (cortes de ruta, piquetes, etc.) que afectan el transporte o el simple desplazamiento
de los ciudadanos, los cuales configuran delitos contra la seguridad del tránsito y de los medios de
transporte y de comunicación, reprimidos por el Código Penal.
La Constitución Nacional siempre garantizó a todos los habitantes la igualdad ante la ley y la
admisibilidad en los cargos públicos "sin otra condición que la idoneidad" artículo 16. Nadie podría
hoy considerar racional la distinción entre hombres y mujeres para desempeñar cargos públicos, de
modo que una ley con esa diferenciación irrazonable hubiera sido sin duda declarada
inconstitucional. La única diferenciación racional posible es la idoneidad de cada uno, sin distinción
de sexo.
Los partidos políticos no fueron previstos por la doctrina de la representación política, creadora a
su vez de la democracia representativa moderna. Sin embargo fueron una consecuencia necesaria
del régimen democrático representativo, junto al cual se han desarrollado en estrecha
interdependencia. Tanto es así que, además de ser indispensables, la organización, funcionamiento
y tendencia de los partidos políticos, influye decisivamente en el régimen político real de cada
Estado.
Hoy día predominan en el mundo los partidos democráticos "de masas", que desplazaron por
completo a los primitivos partidos "de notables". Se han transformado así en organizaciones
permanentes indispensables en la vida política, con una maquinaria en perfecto funcionamiento y
a cargo de políticos profesionales. Ya nadie se atreve a discutir las importantes funciones que
cumplen los partidos políticos: encausar la voluntad popular de múltiples tendencias; seleccionar y
proponer los candidatos para ocupar los cargos de gobierno; educar a la ciudadanía en materia
política; proyectar la política arquitectónica del Estado; intermediar en la comunicación entre la
opinión pública y el gobierno; y controlar al gobierno e influir en sus decisiones.
El nuevo artículo 38 de la Constitución Nacional establece: "Los partidos políticos son instituciones
fundamentales del sistema democrático. Su creación y el ejercicio de sus actividades son libres
dentro del respeto a esta Constitución, la que garantiza su organización y funcionamiento
democráticos, la representación de las minorías, la competencia para la postulación de candidatos
a cargos públicos electivos, el acceso a la información pública y la difusión de sus ideas. El Estado
contribuye al sostenimiento económico de sus actividades y de la capacitación de sus dirigentes.
Los partidos políticos deberán dar publicidad del origen y destino de sus fondos y patrimonio".
La norma constitucional comienza pues por reconocer expresamente, a los partidos políticos, la
condición de instituciones fundamentales en el sistema democrático. De tal manera, además de
otorgarles rango constitucional, los transforma en personas de existencia necesaria en el Estado
que, por su organización democrática, no podría funcionar sin ellos. En su segundo párrafo el
precepto consagra como regla, la libertad de creación y de ejercicio de las actividades de los
partidos, aunque las condicione al respeto de las normas y principios de la Constitución.
La democracia directa, practicada en la antigüedad en la "polis" griega y quizás entre los germanos,
fue posible en comunidades pequeñas en extensión territorial y número de habitantes, que permitía
la reunión periódica del pueblo para discutir y decidir los asuntos de Estado. Algunas formas locales,
como los “parish meetings" ingleses o los “town meetings” norteamericanos, así como los cabildos
abiertos de la tradición española, fueron raros resabios de aquel sistema político.
En los Estados modernos, por necesidad, se impone la democracia indirecta o representativa. Pero
sí son posibles algunos medios de intervención inmediata del cuerpo electoral en la toma de
decisiones políticas por medio del sufragio. Esos medios reciben el nombre genérico de formas
semidirectas. Las más conocidas son el referéndum, el plebiscito, la iniciativa popular, y el "recall”
o destitución popular. Entre nosotros muchas opiniones autorizadas las consideraron opuestas a la
forma republicana de gobierno y al mandato expreso del artículo 22 de la Constitución: "El pueblo
no delibera ni gobierna, sino por medio de sus representantes y autoridades creadas por esta
Constitución". Ahora en cambio, siguiendo la corriente marcada en los últimos tiempos por las
constituciones provinciales, la Constitución federal adopta la iniciativa popular en el artículo 39 y,
bajo el nombre de "consulta popular", también el referéndum y el plebiscito en el artículo 40.
A partir del restablecimiento del orden constitucional, después del último gobierno militar, varias
provincias argentinas incorporaron a sus respectivas constituciones la iniciativa popular legislativa.
Así lo hicieron Catamarca, art. 114: San Luis, art. 97; Jujuy, art. 118; La Rioja, art 81; Córdoba, art.
31, etc. Siguiendo esa tendencia el nuevo artículo 39 de la Constitución Nacional establece: “Los
ciudadanos tienen derecho de iniciativa para presentar proyectos de ley en la Cámara de
Diputados. El Congreso deberá darles expreso tratamiento dentro del término de doce meses. El
Congreso, con el voto de la mayoría absoluta de la totalidad de los miembros de cada Cámara,
sancionará una ley reglamentaria que no podrá exigir más del tres por ciento del padrón electoral
nacional, dentro del cual deberá contemplar una adecuada distribución territorial para suscribir
la iniciativa. No serán objeto de iniciativa popular los proyectos referidos a reforma constitucional,
tratados internacionales, tributos, presupuesto y materia penal".
a) La iniciativa popular sólo puede ejercerse ante la Cámara de Diputados; el Senado queda excluido
como Cámara de origen en este caso.
b) El Congreso está obligado a dar curso al proyecto y a tratarlo dentro del término de doce meses.
c) La iniciativa deberá estar suscripta por el número mínimo de ciudadanos que establezca la ley
reglamentaria, la que será sancionada por el voto de la mayoría absoluta de ambas Cámaras del
Congreso. No aclara el precepto qué hacer si no se reúne esa mayoría.
d) Ese número de ciudadanos no será superior al 3% del padrón electoral, y contemplará una
adecuada distribución territorial de los firmantes, a fin de que no predomine una determinada
región en el país.
El referéndum admite además las formas “post legem" y "ante legem". La primera es la empleada
para ratificar una ley sancionada por el Parlamento. La segunda es una consulta sobre la necesidad
o conveniencia de sancionar una ley. El artículo 40 de la Constitución, en su texto conforme la
reforma de 1994 dice: "El Congreso, a iniciativa de la Cámara de Diputados, podrá someter a
consulta popular un proyecto de ley. La ley de convocatoria no podrá ser vetada. El voto afirmativo
del proyecto por el pueblo de la Nación lo convertirá en ley y su promulgación será automática. El
Congreso o el presidente de la Nación, dentro de sus respectivas competencias, podrán convocar a
consulta popular no vinculante. En este caso el voto no será obligatorio. El Congreso, con el voto de
la mayoría absoluta de la totalidad de los miembros de cada Cámara, reglamentará las materias,
procedimientos y oportunidad de la consulta popular".
Lo que consagra el primer párrafo es entonces un referéndum “post legem", porque es el Congreso
el que somete a consulta popular un proyecto de ley ya aprobado. La exclusividad de la iniciativa es
de la Cámara de Diputados, pero la consulta es facultativa para el Congreso. De tal modo tan
discrecional es tomar o no la iniciativa para la Cámara de Diputados, como aceptarla o no para el
Senado. La convocatoria se realiza también por medio de una ley del Congreso, que llama a los
ciudadanos a emitir el sufragio. Dicha ley no puede ser vetada por Presidente de la Nación, porque
es una facultad privativa del Poder Legislativo. Si el pueblo, mediante el voto -que es obligatorio-
aprueba el proyecto consultado, éste se convierte en ley automáticamente. El resultado de la
consulta es más que vinculante; es la decisión misma.
El segundo párrafo parece en cambio referirse a una suerte de plebiscito no vinculante, que puede
ser convocado por el Congreso o por el Presidente, cada uno en materia de su competencia. Aquí el
objeto no es un proyecto de ley, sino una importante decisión de gobierno que admita pronunciarse
por sí o por no. El voto en este caso no es obligatorio. Esta consulta es entonces una especie de
sondeo de la opinión de los ciudadanos, en la que participarán solamente aquellos interesados en
dar su parecer.
El tercer párrafo dispone que el Congreso reglamente la consulta, estableciendo: las materias sobre
las que puede versar, el procedimiento para hacerla efectiva, y la oportunidad para realizarla.
LOS DERECHOS SOCIALES EN LA CONSTITUCIÓN NACIONAL
Dres. Lito Rodríguez Basalo, Daniel Di María y Marcelo Di Stefano
“La Conferencia, convencida de que la experiencia ha demostrado plenamente cuán verídica es la declaración contenida en la
Constitución de la Organización Internacional del Trabajo, según la cual la paz permanente sólo puede basarse en la justicia social
afirma que: (a) todos los seres humanos, sin distinción de raza, credo o sexo tienen derecho a perseguir su bienestar material y su
desarrollo espiritual en condiciones de libertad y dignidad, de seguridad económica y en igualdad de oportunidades; (b) el logro de las
condiciones que permitan llegar a este resultado debe constituir el propósito central de la política nacional e internacional; (c)
cualquier política y medida de índole nacional e internacional, particularmente de carácter económico y financiero, deben juzgarse
desde este punto de vista y aceptarse solamente cuando favorezcan, y no entorpezcan, el cumplimiento de este objetivo
fundamental”
El Constitucionalismo social.
Como ya señalamos en unidades previas, las Constituciones son hijas de su tiempo, fruto de las ideas e
ideologías en materia filosófica y jurídica, y por tanto, naturalmente, la Constitución de 1853 es hija de las
ideas del liberalismo clásico y consagra los derechos de primera generación que procuraban una intervención
mínima del Estado. Con posterioridad, del acto constituyente que nosotros lo proponemos como de ciclo
integrado entre la redacción de 1853 y la integración de Buenos Aires en 1860, el avance del pensamiento
jurídico trajo nuevos aires y tendencias con la aparición del Constitucionalismo Social.
Se trata de un movimiento intelectual que expresa la necesidad del cambio político, es en un comienzo una
idea disruptiva que poco a poco va consolidándose en la comprensión de la necesidad de establecer garantías
para la paz duradera, construyendo sociedades sobre la base de la justicia social. De modo tal, que los Estados
deberían garantizar los derechos de las personas a través de acciones concretas, no solo “declarando los
derechos”, sino generando políticas públicas que los garanticen, protejan, y promuevan.
Este movimiento reconoce la materialización de sus principios en la Constitución Mexicana de 1917, que es
fruto de la Revolución Mexicana, la Constitución de Weimar (Alemania) de 1919, y la Constitución Española
de 1931.
La creación de la Organización Internacional del Trabajo -OIT- en 1919 es una clara inspiración del pensamiento
“social”, que desde una integración tripartita de todos sus órganos compuestos por gobiernos, empleadores
y trabajadores, declara que “el trabajo no es una mercancía” y despliega un sistema de diálogo social, sanción
de Convenios Internacionales del Trabajo, y espacios para que los actores sociales alcancen acuerdos
inspirados en el humanismo.
Desde la Constituciones Mexicanas y Alemanas de comienzos del siglo XX, el Constitucionalismo social se
extendió rápidamente en la Europa occidental y en toda América en las décadas siguiente, constituyéndose
en un fenómeno generalizado a mitad de siglo.
En Argentina el proceso de incorporación de los derechos sociales tendría un proceso complejo y turbulento,
producto de los avatares políticos de la época. Presentando un resumen a los efectos de esta materia
introductoria, y haciendo remisión a lo desarrollado en unidades anteriores, podemos señalar 2 momentos:
a) La Constitución de 1949: la profunda reforma constitucional impulsada por el Gral. Perón en 1949 fue
inspirada en el Constitucionalismo Social, incorporó los derechos sociales, laborales y de la seguridad
social, en un entorno de reforma estructural del sistema institucional y de poderes que respondía a la
doctrina justicialista.
El gobierno de facto producto el golpe de Estado de 1955, abrogó la Constitución de 1949, retomando
vigencia la Constitución originaria de 1853-1860.
b) En 1957 se convoca a una Reforma Constitucional en un proceso electoral en el que estuvo proscripto
el peronismo. La Asamblea Constituyente, en un contexto político difícil, por iniciativa del dirigente
radical Crisólogo Larralde, incorporó un nuevo artículo, que sería conocido como 14 bis, en el cual se
sumaron los derechos sociales en el texto clásico, de tal modo, se produjo una actualización
constitucional. Luego, la Asamblea Constituyente quedó sin quorum y transcurrirían 37 años hasta su
próxima reforma en 1994.
Decimos entonces que a partir de la incorporación del artículo 14 bis nuestra Constitución histórica se
modernizó, creció como herramienta de protección, y también se adaptó armónicamente a una nueva
concepción filosófica. La Dra. Estela Ferreirós al respecto señalaba que “Los constitucionalistas que en 1853
pensaron y concretaron nuestra Constitución Argentina, no pudieron ni siquiera suponer la existencia posterior
del Constitucionalismo Social, sin embargo su creación no fue incompatible con las nuevas ideas que florecerían
en el siglo XX. De tal forma, nuestra Constitución no contenía normas que colacionarán con esos principios o
que impidiera la recepción de los mismos en reformas posteriores. Fue así, que se pudo absorber la reforma de
1949, que luego fuera dejada de lado y que no hubiera inconveniente en volver al viejo texto, sin perjuicio del
agregado del artículo 14 bis, que fue considerado un verdadero catálogo social. Un catálogo mínimo que abrió,
no obstante, las puertas de la modernidad, dejando penetrar aires renovados de libertad, justicia, bienestar
social, etc. Se buscó, de tal forma, la inserción de los derechos sociales, en una consideración de las personas,
no sólo como individuos, sino como miembros componentes de grupos societarios pequeños, pero de gran
repercusión en la vida del país, sobre todo en lo atinente a la educación, a la cultura, a lo social, al trabajo, a
la seguridad social, etc.”1.
El Derecho a trabajar.
El trabajo humano reputado como un derecho de las personas se encuentra contenido en los artículos 14 y
20 de la Constitución Nacional, y no admite diferencias para nacionales o extranjeros. Mientras el sujeto activo
de este derecho es el individuo o las personas jurídicas que se constituyen con una finalidad lícita, el sujeto
pasivo es el Estado y los demás hombres y mujeres.
“Artículo 14: Todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes derechos conforme a las leyes
que reglamenten su ejercicio; a saber: de trabajar y ejercer toda industria lícita…”.
“Artículo 20: Los extranjeros gozan en el territorio de la Nación de todos los derechos civiles del
ciudadano; pueden ejercer su industria, comercio y profesión…”.
Con la reforma impulsada por el constitucionalismo social, el Estado no sólo debe omitir limitar de modo
arbitrario el derecho de trabajar, sino que está obligado por una nueva fase del ejercicio de este derecho, que
en doctrina se ha denominado “derecho al trabajo”. Ello implica el derecho a conseguir ocupación, y frente a
ello la tarea del Estado es fomentar un orden social y económico que posibilite el ingreso al mercado laboral
de todos los hombres y mujeres en condiciones de trabajar.
Este es el espíritu del artículo 14 bis CN, al decir de Ferreirós nació “como una suerte de tabla de derechos
básicos, entre otros, el derecho protectorio, el derecho a trabajar, a hacerlo en condiciones dignas y
1
FERREIROS, Estela; “El Derecho del Trabajo y la Constitución Argentina”, REVISTA www.saij.jus.gov.ar, 1997.
equitativas, a la jornada limitada, al salario justo, al descanso y vacaciones pagos, a la participación en la
ganancia de las empresas, con control en la producción y colaboración en la dirección, protección contra el
despido arbitrario, estabilidad del empleado público, organización sindical libre y democrática reconocida por
la simple inscripción en un registro especial”.
“El trabajo en sus diversas formas gozará de la protección de las leyes, las que asegurarán al
trabajador: condiciones dignas y equitativas de labor, jornada limitada; descanso y vacaciones
pagados; retribución justa; salario mínimo vital móvil; igual remuneración por igual tarea;
participación en las ganancias de las empresas, con control de la producción y colaboración en la
dirección; protección contra el despido arbitrario; estabilidad del empleado público; organización
sindical libre y democrática, reconocida por la simple inscripción en un registro especial. Queda
garantizado a los gremios: concertar convenios colectivos de trabajo; recurrir a la conciliación y al
arbitraje; el derecho de huelga. Los representantes gremiales gozarán de las garantías necesarias para
el cumplimiento de su gestión sindical y las relacionadas con la estabilidad de su empleo. El Estado
otorgará los beneficios de la seguridad social, que tendrá carácter de integral e irrenunciable. En
especial, la ley establecerá: el seguro social obligatorio, que estará a cargo de entidades nacionales o
provinciales con autonomía financiera y económica, administradas por los interesados con
participación del Estado, sin que pueda existir superposición de aportes; jubilaciones y pensiones
móviles; la protección integral de la familia; la defensa del bien de familia; la compensación económica
familiar y el acceso a una vivienda digna".
El principio de la protección del Estado al sector más desprotegido de la relación capital-trabajo está de
manifiesto en el mandato inicial del artículo 14 bis el cual establece que "el trabajo en sus diversas formas
gozará de la protección de las leyes". Se trata de una manifestación del límite positivo constitucional, el que
impulsa al Estado, a través del Poder Legislativo, a sancionar leyes protectoras, no solo de las formas típicas
del trabajo, sino de las formas atípicas de prestaciones laborales cada vez más difundidas. Es al mismo tiempo
un mandato al Poder Ejecutivo para que efectivice políticas públicas de protección, y al Poder Judicial para
que verifique el cumplimiento de la protección constitucional.
Veamos algunos de los mandatos “protectorios” que surgen del primer párrafo del artículo 14 bis:
Condiciones dignas y equitativas de labor: Se refiere a las condiciones del lugar donde se realiza el trabajo.
Comodidad, higiene, salubridad, seguridad, y asimismo el deber de asegurar que todos los trabajadores y
trabajadoras disfruten de las mismas condiciones.
Jornada limitada: La reglamentación de este mandato constitucional se ve plasmada en la ley 11544 que
establece la jornada normal diurna de 8 horas diarias o de 48 horas semanales, el sábado “inglés” y el descanso
dominical, entre otras disposiciones reglamentarias.
Descanso y vacaciones pagados: La Ley de Contrato de Trabajo 20744, las Leyes Reguladoras del Empleo
Público, y normas especiales, complementadas por los Convenios Colectivos de Trabajo garantizan a los
trabajadores y trabajadoras un periodo mínimo y continuo de descanso anual remunerado, el cual es
obligatorio y varía dependiendo del periodo laboral realizado, y la antigüedad en el trabajo.
Retribución justa: La retribución dependerá del trabajo realizado, igual remuneración por igual tarea, sin
diferenciar por razones de sexo o nacionalidad, en muchos casos todavía existe diferencia de remuneración
entre hombre-mujer en el mismo puesto.
Salario mínimo vital y móvil: Significa que la remuneración no puede ser menor a lo que el trabajador necesita
para vivir y cubrir sus necesidades básicas y las de su familia. Móvil refiere a que debe actualizarse
periódicamente para no perder su poder adquisitivo, los gremios son los que interceden para que esto se
cumpla. La garantía de "salario mínimo vital y móvil" ha tendido a ser una herramienta útil para reducir la
desigualdad social y se establece periódicamente mediante el “Consejo del Salario Mínimo Vital y Móvil”
integrado por el Gobierno, dirigentes empresarios y sindicales.
Igual remuneración por igual tarea: Esta norma promueve combatir la desigualdad, la discriminación y la
arbitrariedad. Es una de las herramientas legales para combatir las asimetrías entre varones y mujeres en el
mercado de trabajo.
Participación en las ganancias de las empresas: Establece un sistema de crecimiento de la empresa con
reconocimiento del esfuerzo compartido y distribución de utilidades, complementarias de la remuneración,
con control de la producción y colaboración en la dirección.
Protección contra el despido arbitrario: Esta garantía se ha expresado en Argentina como la obligación del
empleador de pagar al trabajador una indemnización en caso de despido sin justa causa. Básicamente, se
establece un sistema de pago de un salario por año de servicios, y la obligación de preavisar al trabajador o
abonarle una indemnización que sustituya en caso de no avisar.
Estabilidad del empleado público: La estabilidad del empleado público implica la prohibición del despido
arbitrario a los trabajadores de los distintos poderes y organismos del Estado. Su desvinculación solo es posible
a través de la realización de un sumario administrativo previo que determine su culpabilidad en haber
cometido actos de gravedad que den fundamento a su exoneración o cesantía.
Organización sindical libre y democrática: Los sindicatos obtienen el reconocimiento con la simple inscripción
en un registro especial que garantice el derecho de los trabajadores tiene derecho a organizarse para defender
sus intereses. La Constitución establece el derecho a la libertad sindical que implica que los trabajadores
tienen la libertad de decidir si se afilian o no, y la elección de las autoridades debe hacerse por el voto libre y
secreto.
El segundo párrafo del artículo 14 bis está dedicado a los "derechos de los gremios". En Argentina la palabra
gremio suele ser usada como sinónimo de "sindicato", pero también como se refiere al grupo de trabajadores
que pertenecen a un mismo oficio o una misma rama de la producción. La jurisprudencia ha entendido que se
trata del derechos de las asociaciones sindicales reconocidas legalmente, del colectivo institucionalizado y
formalizado.
Queda garantizado a los gremios concertar convenios colectivos de trabajo: Este mandato constitucional
otorga el derecho a las asociaciones sindicales y la representación empresaria a celebrar acuerdos, contratos
colectivos, que establezcan normas específicas para regular las condiciones de trabajo en un sector o rama de
actividad. Siempre los Convenios Colectivos de Trabajo deben respetar las normas de orden público que
establecen los límites protectorios de los derechos de los trabajadores y las trabajadoras.
Recurrir a la conciliación y al arbitraje: Son medios pacíficos para resolver conflictos laborales, se llevan a
cabo ante el Ministerio de Trabajo. En la conciliación se trata de acercar las partes a concertar un acuerdo. El
arbitraje implica la sujeción de las partes a la decisión de una persona/funcionario público, que dará resolución
al conflicto.
El derecho de huelga: Es la garantía del derechos que tienen los trabajadores, ejercido en forma colectiva por
la asociación sindical que los representa, a retener su fuerza de trabajo, para reclamar por el incumplimiento
por parte de los empleadores de una norma instituida, o promover mediante la “acción directa” la conquista
de un nuevo derecho.
Los representantes gremiales gozaran de las garantías necesarias para el cumplimiento de su gestión sindical
y las relacionadas con la estabilidad de su empleo: Este derecho se garantiza a través de distintas normas, la
mayoría de ellas establecidas en la Ley de Asociaciones Sindicales 23.551 que contienen la “tutela sindical”
para evitar la acción de lo empleadores contra la actividad sindical y el activismo sindical. Entre ellas se
encuentran la prohibición de despedir a los dirigentes sindicales, la conservación del empleo mientras ejerce
las funciones sindicales, y la imposibilidad de modificarles arbitrariamente las condiciones laborales.
La Constitución prescribe el mandato de la creación progresiva de un sistema de seguridad social integral que
de respuestas a las distintas contingencias que enfrentan las personas.
Seguro social: El seguro social es un mandato de cumplimiento complejo a través de políticas públicas y
normas de distinta naturaleza. Se vincula con el derecho a la salud, y una de sus principales acciones es el
sistema de obras sociales sindicales que se financian solidariamente con un porcentaje del ingreso de los
trabajadores (3%), y la contribución patronal correspondiente equivales al 6% del salario del trabajador.
Jubilaciones y pensiones móviles: Se llama jubilación al haber que percibe un individuo después de haber
cumplido con los años de trabajo. Pensión es el haber que perciben ciertos familiares del jubilado fallecido.
Ambos deben ser móviles.
Garantía de acceso a una vivienda digna: Este mandato obliga al Estado a formular políticas públicas que
favorezcan el acceso a la vivienda de los sectores más vulnerables. Sea a través de créditos convenientes, o
mediante la construcción de viviendas sociales.
La incorporación con jerarquía constitucional de los Tratados Internacionales de Derechos Humanos del
artículo 75 inc. 22 producida en la reforma de 1994 significó un refuerzo y ampliación del artículo 14 bis al
contener mucha de estas Convenciones normas que se refieren a la protección laboral.
Estos Tratados de rango constitucional resultan complementarios y/o confirmatorios del artículo 14 bis,
podemos destacar la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre (art. 6, 7, 11, 12, 14, 15,
16, 25 y 37); la Declaración Universal de los Derechos Humanos (art. 16, 17 y 26); el Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales (art. 6, 7, 8, 9, 10, 11 y 12); el Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos (art. 2, 22, 23, 24 y 27); la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas
de Discriminación Racial (art. 1 y 5); la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación
contra la Mujer (art. 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 11, 12, 13, y 14) finalmente, también, la Convención sobre los Derechos
del Niño (art. 1, 2, 3, 18, 20, 23, 24, 26, 31 y 32).
Siguiendo a Ferreirós, podemos afirmar que “Aparecen así, incorporados a la cúspide jurídica de nuestra
legislación argentina, entre otros, el derecho al trabajo, a una justa retribución, al descanso, a su
aprovechamiento, a la seguridad social, a la protección de la maternidad, a la jornada de trabajo limitada, a
un nivel de vida adecuado, a la libre asociación, a la protección de la familia, al desarrollo progresivo, a la
formación técnico profesional, a condiciones dignas y equitativas de labor, la libertad sindical, el derecho de
huelga, el derecho a la salud, etc.”
Los Derechos Difusos en la Constitución Nacional
Dres. Domingo Rodríguez Basalo, Daniel Di María y Marcelo Di Stefano
Introducción.
Estos derechos son conocidos como de “intereses difusos o colectivos”, ya que no son ejercidos en
intereses individuales, sino que abarcan a un grupo de la comunidad o la totalidad de ella. También
se los denomina como “Derechos de Incidencia Colectiva”, debido a que se encuentran diseminados
en una comunidad o varias, pertenecen a todos nosotros a modo de grupo, clase o género.
De ese modo, la nueva redacción constitucional amplió el ámbito de protección de los derechos
individuales incorporando una nueva categoría de derechos de titularidad indivisible (el derecho a
un ambiente sano), y a otros derechos que representan titularidades individuales homogéneas (los
de los usuarios que reclaman por sus derechos). Estos nuevos derechos constitucionales generaron
un nuevo mandato a los Poderes del Estado, extendiendo de ese modo el límite positivo de
protección, lo que impulsó la producción de leyes nacionales y provinciales para protegerlos
concretamente.
Según Cassagne, “se ha dicho que la protección del medio ambiente tiene dos sentidos. De una parte,
la configuración de la política ambiental con sus contenidos sectoriales y diferentes técnicas; de otra,
traduce un sentido más general y teleológico que hace que la finalidad tuitiva del ambiente se infiltre
en todas las actividades públicas o privadas, lo cual plantea una serie de problemas interpretativos,
como es el relativo a la jerarquía y dimensión de peso de otros valores y principios frente a los que
informan la protección ambiental”1.
“Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo
humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin
1
Cassagne, Juan Carlos, Los nuevos derechos y garantías, Rev. Investig.
Const. vol.3 no.1 Curitiba Jan./Apr. 2016, Epub Apr 15, 2019
comprometer las de las generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo. El daño ambiental
generará prioritariamente la obligación de recomponer, según lo establezca la ley. Las
autoridades proveerán a la protección de este derecho, a la utilización racional de los recursos
naturales, a la preservación del patrimonio natural y cultural y de la diversidad biológica, y a la
información y educación ambientales. Corresponde a la Nación dictar las normas que contengan
los presupuestos mínimos de protección, y a las provincias, las necesarias para complementarlas,
sin que aquellas alteren las jurisdicciones locales. Se prohíbe el ingreso al territorio nacional de
residuos actual o potencialmente peligrosos, y de los radiactivos”.
El texto constitucional establece que "...El daño ambiental generará prioritariamente la obligación
de recomponer, según lo establezca la ley...", este concepto de daño ambiental tiene alguna
particularidad con respecto a la noción de daño que se maneja habitualmente a través del Código
Civil. Cuando se dice "prioritariamente" se está haciendo un señalamiento de ese sentido. La
primera prioridad será recomponer el daño volviendo a la situación ex ante, lo que suele ser
sumamente difícil, y muchas veces imposible en materia ambiental. La reglamentación de este
punto, a través de las leyes, constituye sin duda la tarea más importante a desarrollar. Ahora bien,
el hecho de dar prioridad a la recomposición de la situación para recuperar el estatus ambiental
dañado, o en su caso mitigar el daño causado, no obsta a que no exista la obligación de resarcir
económicamente cuando el daño se produzca. La idea es no dar rienda libre al principio
contaminador-pagador.
El segundo párrafo "...las autoridades proveerán a la protección de este derecho..." establece las
obligaciones del Estado, lo responsabiliza de la protección generando políticas públicas, dictando
normas de preservación y mitigación, políticas educativas de concientización, acción judicial de
ejecución y penalización. Es el Estado en todas sus dimensiones territoriales (nacional, provincial,
local), en sus diferentes esferas de actuación (administrativa, legislativa y judicial), y a través de
todas sus agencias, quién debe proteger el ambiente. Por supuesto asociado con las fuerzas sociales,
las organizaciones de la sociedad civil, y el tercer sector, pero asumiendo la responsabilidad
principal.
El Estado también deberá proveer "...a la utilización racional de los recursos naturales...", esto
implica conocer esos recursos para poder establecer previamente la razonabilidad de su uso, puesto
que frente al desconocimiento la utilización puede ser dañina, y producir perjuicios irreversibles. El
criterio racional es utilizado en la legislación argentina con verdadera voluntad proteccionista, la
interpretación de este aspecto depende del significado que cada uno como intérprete de la ley
entiende por racional.
También se consagra la obligación del Estado de proveer a la "... a la preservación del patrimonio
natural y cultural...", entendiendo por tal el conjunto de los paisajes, restos fósiles, cuerpos celestes
que constituyen no solo bienes naturales sino un patrimonio de valor científico muy importante
para nuestro país. Asimismo, se contempla la preservación cultural, entendiendo por cultura a todo
elemento distintivo o diferenciador de los pueblos. Siempre es prudente recordar que el
conocimiento de los pueblos de la antigüedad nos ha llegado mediante el estudio de sus culturas.
Se entiende por cultura todo lo vinculado con las obras y desarrollos urbanísticos y arquitectónicos
de valor estético e histórico que nos permite seguir el desarrollo nacional como sociedad.
Con respecto a la educación ambiental se refiere tanto a la formal, en todos los niveles educativos,
como la informal, es decir que pueda llegar por todos los medios y a toda la población sin ninguna
clase de discriminaciones. Las sociedades conocedoras de sus derechos y respetuosas de sus
obligaciones son las que manifiestan comportamientos aceptables y ecológicamente positivos.
El tercer párrafo "... corresponde a la Nación dictar las normas que contengan los presupuestos
mínimos de protección y a las provincias las necesarias para complementarlas, sin que aquellas
alteren las jurisdicciones locales..." se refiere a la legislación y atribuciones de los distintos niveles
de gobierno en cuanto a la legislación ambiental. Los fenómenos ambientales se caracterizan por su
localización y movilidad, lo cual los hace divisibles de distintas maneras. El fenómeno ambiental es
en general un sujeto de la geografía y de la meteorología. Un fenómeno de contaminación
producido en un lugar cualquiera es trasladado transfronterizamente a distintos sitios del planeta
por corrientes térmicas y en ese proceso sufre transformaciones. Dentro de cada territorio, la
responsabilidad en los temas ambientales corresponde a la jurisdicción en la que se localizan. Las
responsabilidades de los gobiernos locales son primarias. Las provincias tienen una responsabilidad
absolutamente fundamental en el manejo de los asuntos ambientales. Pero corresponde a la Nación
dictar una legislación de base con los presupuestos mínimos necesarios que aseguren, por una
parte, iguales condiciones de protección a todos los habitantes de la Nación en cualquier lugar en
que estos se encuentren y, por la otra, que asuman la necesidad del establecimiento de las normas
vinculadas con los procesos globales de preservación ambiental.
Corresponderá a la Nación entonces, dictar las normas de base (piso), dejando a cargo de los
gobiernos provinciales y locales la responsabilidad en la legislación y jurisdicción en esos niveles
(techo).
El tema del “amparo ambiental” lo veremos en otro capítulo junto al resto de las cuestiones
relativas al amparo.
Claramente los derechos de los consumidores y usuarios no se limitan a los aspectos patrimoniales
de la relación de consumo o de servicio público, se extienden a la protección de la salud y de la
seguridad; la información adecuada y veraz; libertad de elección; y la equidad y dignidad en las
condiciones de trato. Asimismo, se establece el deber del Estado de proveer a la educación del
consumidor.
La Constitución, en el artículo 43, establece mecanismos operativos para el ejercicio de los derechos
protectorios de los usuarios y consumidores. No solo fijó los supuestos legales programáticos, al
mismo tiempo desplegó una normativa procesal, de rango constitucional, para darle operatividad a
la protección. Dice el texto constitucional:
“Toda persona puede interponer acción expedita y rápida de amparo, siempre que no exista otro
medio judicial más idóneo, contra todo acto u omisión de autoridades públicas o de particulares,
que en forma actual o inminente lesione, restrinja, altere o amenace, con arbitrariedad o
ilegalidad manifiesta, derechos y garantías reconocidos por esta Constitución, un tratado o una
ley. En el caso, el juez podrá declarar la inconstitucionalidad de la norma en que se funde el acto
u omisión lesiva.
Podrán interponer esta acción contra cualquier forma de discriminación y en lo relativo a los
derechos que protegen al ambiente, a la competencia, al usuario y al consumidor, así como a los
derechos de incidencia colectiva en general, el afectado, el defensor del pueblo y las asociaciones
que propendan a esos fines, registradas conforme a la ley, la que determinará los requisitos y
formas de su organización.
Toda persona podrá interponer esta acción para tomar conocimiento de los datos a ella referidos
y de su finalidad, que consten en registros o bancos de datos públicos, o los privados destinados a
proveer informes, y en caso de falsedad o discriminación, para exigir la supresión, rectificación,
confidencialidad o actualización de aquéllos. No podrá afectarse el secreto de las fuentes de
información periodística.
Cuando el derecho lesionado, restringido, alterado o amenazado fuera la libertad física, o en caso
de agravamiento ilegítimo en la forma o condiciones de detención, o en el de desaparición forzada
de personas, la acción de hábeas corpus podrá ser interpuesta por el afectado o por cualquiera en
su favor y el juez resolverá de inmediato, aun durante la vigencia del estado de sitio”.
Como podemos analizar, se opera la ampliación del amparo judicial para los llamados derechos de
incidencia colectiva abarcando tanto a los titulares de derechos subjetivos -la persona que sufre el
daño-, como a sujetos colectivos de manifiesto interés público en la materia. La novedad
constitucional, según Cassagne “es la posibilidad de que la protección de los derechos de incidencia
colectiva se realice a través de una “ampliación de la base de legitimación a favor de personas que
no se encuentran personalmente afectadas por el acto lesivo como el Defensor del Pueblo y las
asociaciones que propendan a la defensa de esa clase de derechos (de incidencia colectiva) lo que
no implica consagrar una acción estrictamente objetiva, ya que, en todos los supuestos, se tendrá
que acreditar tanto la arbitrariedad o ilegalidad manifiestas como la lesión o amenaza de lesión a
esos derechos concretos de las personas, en el marco de un caso o controversia a fin de evitar que
se pueda incurrir, en determinados casos, en situaciones afines al sistema corporativista, opuesto al
modelo del Estado de Derecho republicano, representativo y democrático, diseñado por la
Constitución”.
GARANTIAS PROCESALES EN LA CONSTITUCION NACIONAL
Dr. Luis Gabián
Ningún habitante de la Nación puede ser penado sin juicio previo fundado en ley anterior al hecho del proceso, ni
juzgado por comisiones especiales, o sacado de los jueces designados por la ley antes del hecho de la causa.
Nadie puede ser obligado a declarar contra sí mismo; ni arrestado sino en virtud de orden escrita de autoridad
competente. Es inviolable la defensa en juicio de la persona y de los derechos. El domicilio es inviolable, como
también la correspondencia epistolar y los papeles privados; y una ley determinará en qué casos y con qué
justificativos podrá procederse a su allanamiento y ocupación. Quedan abolidos para siempre la pena de muerte
por causas políticas, toda especie de tormento y los azotes. Las cárceles de la Nación serán sanas y limpias, para
seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas, y toda medida que a pretexto de precaución conduzca
a mortificarlos más allá de lo que aquella exija, hará responsable al juez que la autorice.
ARTICULO 18 DE LA CONSTITUCION NACIONAL.
INTRODUCCION.
Con el fin de analizar las normas penales, vale la pena aclarar dos cuestiones:
-La norma penal surge a partir de la ponderación de bienes jurídicos a proteger, por ejemplo,
si el Estado entiende que el bien jurídico “vida” debe ser protegido, entonces (en materia
penal) se sancionarán normas que fijen pena al homicidio.
-La norma penal no prohíbe, lo que la misma señala una acción determinada y le fija pena. En
el artículo 79 del Código Penal no vamos a encontrar la siguiente fórmula: “prohibido matar”,
sino que dice: “Se aplicará reclusión o prisión de ocho a veinticinco años, al que matare a otro
siempre que en este código no se estableciere otra pena.”
DEBIDO PROCESO
El Debido Proceso Legal es la garantía Constitucional procesal que asegura a la persona que
atraviesa un proceso penal los requisitos procesales mínimos que debe reunir todo proceso
jurisdiccional para asegurar al justiciable la certeza, justicia y legitimidad de su resultado.
Comprende incluso a derechos que no se encuentran expresamente con carácter positivo,
pero que en virtud de esta garantía se pueden invocar por responder a sus fines.
-Derecho a ser oído. Este derecho radica fundamentalmente en la facultad que tiene la
persona sometida a proceso penal para que sean oídas las argumentaciones que hagan a su
defensa, y proveer favorablemente las pruebas solicitadas por la misma. El derecho de
defensa debe ser efectivo, no solamente formal, por lo tanto, el Estado debe garantizar que
la persona imputada pueda establecer y probar la versión sostenida. No obstante, no es
obligatorio que se produzca la declaración del imputado, y su silencio no puede ser utilizado
como aceptación de culpabilidad alguna.
-Duración razonable del proceso. El proceso debe realizarse dentro de un plazo que
establezca la legislación de acuerdo a la complejidad del caso, teniendo en cuenta que el
sometimiento de una persona a proceso penal, muchas veces con la pérdida preventiva de la
libertad, implica que el sujeto se encuentre en estado de incertidumbre no debiéndose
prolongar el proceso indefinidamente.
-Publicidad del proceso. No puede existir credibilidad en el sistema judicial si los mismos se
realizan sin el debido control de la población en general. No es concebible, en un sistema
republicano, que los procesos penales se realicen a puertas cerradas.
“…El fin de excluir los privilegios personales y la suspensión de las leyes para el caso concreto,
especialmente en su forma más reprochable: las comisiones “ad hoc”, queda cumplido
cabalmente cuando interviene el tribunal designado por la ley antes del hecho de la causa,
siempre que esa ley sea general…” (C. S.J.N., 27/12/1984 Anaya Jorge I. LA LEY, 1985-A).
La presente garantía impide que el Estado extraiga, por cualquier medio, declaraciones que
impliquen nuestra propia incriminación -favorezca la posición de la acusación en nuestra
contra- bajo cualquier tipo de tormento o engaño. Por otra parte, en nuestros ordenamientos
procesales, no se le ha de solicitar al imputado, promesa o juramento de decir verdad, ya que
puede declarar libremente.
PRINCIPIO DE INOCENCIA
Todo habitante de la Nación tiene derecho a mantener su estado de inocencia hasta que una
sentencia firme no lo declare culpable. La presente garantía implica, que, no se puede
considerar a ninguna persona culpable, antes de la firmeza de una sentencia judicial, hasta
ese momento debe ser considerado inocente.
NE BIS IN IDEM
Resulta importante destacar la impronta de nuestra Carta Magna, en cuanto al objetivo final
de la privación de la libertad, el objetivo (implícito) de la resocialización y la obligación del
Estado a mantener los edificios destinados a tales fines en condiciones “sanas y limpias”.
Principios de Derechos Humanos y Derecho Constitucional
Ciclo Básico Común
Universidad de Buenos Aires
Gonzalo Penna
Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral
pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas de la
autoridad de los magistrados. Ningún habitante de la Nación será obligado a hacer lo
que no manda la ley, ni privado de lo que ella no prohíbe.
Puede analizarse este artículo con cierta facilidad cuando se presta atención a
la afectación de terceros y el orden público. En el primer caso, la referencia a dañar (o
potencialmente dañar) a otra persona hace aparecer al Estado como ente que debe
intervenir para evitarlo.
En el caso del orden público, puede pensarse desde el vínculo existente en la
vida en comunidad y las instituciones de un sistema democrático de gobierno, que no
deben ser menoscabados. En caso de acciones que pueden afectar la convivencia
democrática está justificada la intervención para evitarlo.
Sin embargo, se complejiza la interpretación de tal artículo para entender y
encuadrar en una sociedad libre y democrática la idea de “moral pública”.
Se han dado explicaciones coherentes con la existencia de un Estado de
Derecho que garantice la libertad de los individuos, y apueste a la progresividad en el
reconocimiento de derechos. A continuación se presentan tales posiciones.
Ningún habitante de la Nación puede ser penado sin juicio previo fundado en ley anterior
al hecho del proceso (...)
1 Debe quedar claro que se hace referencia al derecho penal, y no al derecho procesal penal. En el caso
de este último hay una dimensión distinta cuyo objetivo se relaciona con la persecución obligatoria para
todos los delitos, en contraposición con una idea de “oportunidad” donde sólo serán perseguibles los delitos
que el Ministerio Público considere de mayor relevancia. Es decir, hay una tensión en materia procesal
respecto al principio de legalidad “procesal” versus un principio de oportunidad.
Principios de Derechos Humanos y Derecho Constitucional
Ciclo Básico Común
Universidad de Buenos Aires
Su formulación básica indica que no hay delitos sin ley previa: nullum crimen sine
lege previa. Para que una conducta sea susceptible de imputación penal, debe existir
previamente la tipificación de la misma en el ordenamiento de fondo.
Esto es, para que exista la posibilidad de imputar a alguien por ejemplo el delito
de homicidio, debe existir una descripción de la acción prohibida. Puede traerse, en el
caso del sistema argentino, el artículo 79 del Código Penal que lo tipifica -en su forma
básica- describiéndolo como “el que matare a otro”.
Pero esta caracterización mínima del principio de legalidad ha tenido una mayor
precisión. De manera ordinaria se dice que no hay crimen sin ley previa, escrita, estricta
y cierta (suele utilizarse la fórmula latina: nullum crimen sine lege praevia, scripta, stricta
e certa).
Sobre la exigencia de ley previa ya fue indicado en párrafos anteriores su
sentido. Ahora es necesario ahondar sobre los otros aspectos. Así la ley penal también
debe ser escrita, esto es, debe emanar de órgano competente. En el caso del sistema
argentino la legislación de fondo está delegada al Estado Nacional, y el Congreso de la
Nación es el órgano deliberativo encargado de la sanción de las leyes en materia penal.
Por consiguiente no puede haber creación por parte de otros poderes del Estado.
Por ejemplo, el Poder Ejecutivo no puede por decreto crear normativa de naturaleza
penal.
En cuanto al carácter estricto del principio, significa que está prohibida la
analogía en materia penal. No es posible interpretar un tipo penal de tal manera que se
incluyan acciones que estrictamente no forman parte del hecho descripto (véase el caso
“Los caballeros de la noche”).
Por último, el mandato de certeza exigido a la ley tiene dos dimensiones: por un
lado la acción típica debe estar descripta de tal forma que de ella surjan todos los
elementos del hecho imputable. Por otro lado, también debe indicarse la pena con cierta
precisión, evitando la existencia de escalas penales que hagan recaer en la actividad
judicial una discrecionalidad casi absoluta al establecer el monto (tanto especie como
cantidades –de dinero en el caso de penas pecuniarias, o de tiempo en el caso de la
privación de la libertad–).
De lo descripto surge que la ley aplicable debe ser previa al hecho, es decir, hay
un carácter de irretroactividad de la ley penal. Además tiene que cumplir con los
mandatos de certeza, prohibición de analogía y ser creada por órgano competente,
como ya se ha dicho.
Ahora bien, hay una excepción a esta política propia de un Estado de Derecho,
y se presenta cuando la ley posterior al hecho es más favorable que la existente (creada
con anterioridad).
Esta excepción indica que sólo debe aplicarse retroactivamente la ley penal más
benigna. El fundamento se encuentra en el hecho de que si en determinado momento
deja de tener importancia para cierta sociedad la aplicación de una pena, o se disminuye
el monto de la misma, no es posible continuar aplicando una ley anterior más gravosa.
Es decir, la regla general del principio de legalidad indica que para que exista un
delito, previamente debe haberse establecido por parte del órgano competente que
determinada acción lo será. Por lo tanto, si una persona cometiera un delito le será
aplicado lo dispuesto en esa ley (el Código Penal es el instrumento jurídico por
excelencia en el cual se encuentran las acciones consideradas delitos).
Pero si con posterioridad a este hecho una nueva ley dispusiera algo más
beneficioso (como por ejemplo una escala penal menor o la supresión del delito como
tal) será de aplicación la nueva ley. Esta es la excepción al principio general.
III.- Corolario
Para cerrar estas líneas deseo indicar que la explicación del origen normativo de
los principios de reserva y de legalidad se ha realizado desde una idea “clásica” basada
en la Constitución Nacional como fuente de principios, derechos y garantías mínimos
que debe respetar el resto del ordenamiento jurídico.
Sin embargo, en el sistema internacional de Derechos Humanos es posible
encontrar también un sólido bloque normativo donde se encuentran contemplados estos
y otros principios (basta pensar en la Convención Americana de Derechos Humanos, o
el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, ambos con jerarquía
constitucional, tal como surge del artículo 75 inciso 22 de la Constitución Nacional
argentina).
-Basterra, M., “El derecho a la intimidad”, en Sabsay, D., Manili, P., Constitución de la
Nación Argentina y normas complementarias. Análisis doctrinal y jurisprudencial,
Hammurabi, Buenos Aires, 2009.
-Mir Puig, S., Derecho Penal. Parte General, B de F, Montevideo-Buenos Aires, 2005.
-Zaffaroni, E. R., Alagia, A., Slokar, A., Derecho Penal. Parte General, Ediar, Buenos
Aires, 2000.
INDALIA PONZETTI DE BALBIN c/ EDITORIAL
ATLANTIDA S.A. s/ DAÑOS Y PERJUICIOS
SENTENCIA
11 de Diciembre de 1984
Nro. Interno: P000000526
Tribunal origen: CAMARA NACIONAL DE APELACIONES EN LO CIVIL - SALA F.
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION. CAPITAL FEDERAL, CIUDAD AUTÓNOMA DE BUENOS
AIRES
Magistrados: GENARO R. CARRIO - JOSE SEVERO CABALLERO - (SEGUN SU VOTO: A0401378
/379/380/381/382/384) - CARLOS S. FAYT - AUGUSTO CESAR BELLUSCIO (SEGUN SU VOTO:
A0401378/0401379/380/381/382/384) - ENRIQUE SANTIAGO PETRACCHI - (SEGUN SU VOTO: A04
A0401386/387/388/389/390/391 /392/393/394/395/396)
Id SAIJ: FA84000564
SUMARIO
Procede el recurso extraordinario en el caso en que se hizo lugar a la demanda de daños y perjuicios por
violación del derecho a la intimidad -publicación de una fotografía-, ya que si bién la sentencia impugnada
se sustenta en el artículo 1071 bis del Código Civil, el a quo para resolver la aplicabilidad de la norma citada
efectuó una interpretación de la garantía constitucional a los derechos que en ella funda el apelante.
CONTENIDO RELACIONADO
Legislación
Otros Sumarios
Constitución Nacional, derechos y garantías constitucionales, libertad de expresión, libertad de prensa,
Convención Americana sobre Derechos Humanos
El sentido cabal de las garantías concernientes a la libertad de expresión contenidas en los arts. 14 y 32 de la
Constitución Nacional ha de comprenderse más allá de la nuda literalidad de las palabras empleadas en esos
textos, que
Constitución Nacional, derechos y garantías constitucionales, derecho de publicar las ideas, derecho a la
privacidad
La libertad de información no puede acotarse con base en el derecho de privacidad cuando los hechos son,
desde su inicio, del dominio público.
Constitución Nacional, derechos y garantías constitucionales, derecho de publicar las ideas, libertad de
prensa, interpretación de la constitución
En lo atinente al equilibrio entre la libertad de expresión y otros intereses públicos o privados ha de
advertirse el rango superior que en el sistema democrático constitucional que nos rige posee la libertad de
expresión.
Constitución Nacional, derechos y garantías constitucionales, derecho a la intimidad, derecho a la privacidad
El art. 19 de la Constitución Nacional es la base misma de la libertad moderna, o sea, autonomía de la
conciencia y la voluntad personal, la convicción según la cual es exigencia elemental de la ética que los
actos dignos de mérito
Constitución Nacional, derechos y garantías constitucionales, derecho a la intimidad, derecho a la privacidad
No cabe entender que la primera parte del art. 19 de la Constitución Nacional proporciona directo y
exhaustivo fundamento al derecho de privacidad. Ello así, pues debe advertirse que la conciencia subjetiva
también depende de los
Constitución Nacional, derechos y garantías constitucionales, derecho a la intimidad, derecho a la privacidad
El derecho a la privacidad comprende no sólo a la esfera doméstica, el círculo familiar y de amistad, sino
otros aspectos de la personalidad espiritual o física de las personas tales como la integridad corporal o la
imagen y nadie
Constitución Nacional, derechos y garantías constitucionales, derecho de publicar las ideas, libertad de
prensa
Debe reputarse esencial manifestación del derecho a la libertad de prensa el ejercicio de la libre crítica de los
funcionarios por razón de actos de gobierno ya que ellos hace a los fundamentos mismos del gobierno
republicano.
Constitución Nacional, derechos y garantías constitucionales, derecho a la intimidad
El derecho a la privacidad e intimidad encuentra su fundamento constitucional se encuentra en el art. 19 de
la Constitución Nacional. En relación directa con la libertad individual protege jurídicamente un ámbito de
autonomía
Constitución Nacional, derechos y garantías constitucionales, derecho a la intimidad, cuestión de derecho
común, Pacto de San José de Costa Rica, tratados internacionales
La protección del ámbito de intimidad de las personas tutelado por la legislación común no afecta la libertad
de expresión garantizada por la Constitución ni cede ante la preeminencia de ésta; máxime cuando el art.
1071 bis del Código
Constitución Nacional, derechos y garantías constitucionales, derecho de publicar las ideas, libertad de
prensa, censura previa
La garantía constitucional de la libertad de imprenta radica fundamentalmente en el reconocimiento de que
todos los hombres gozan de la libertad de publicar sus ideas por la prensa sin censura previa, esto es, sin el
previo control de
Constitución Nacional, derechos y garantías constitucionales, derecho de publicar las ideas, libertad de
prensa
Existe un aspecto de la libertad de expresión en que ésta adquiere los caracteres de un derecho absoluto, no
susceptible de ser reglamento por la ley, y este aspecto es la prohibición de la censura previa, que es la
esencia
Constitución Nacional, derechos y garantías constitucionales, libertad de prensa, derechos individuales
Elevado el derecho de prensa a la categoría de un derecho individual autónomo, la legislación sobre la
prensa garantizó estableciendo criterios e inmunidades con el objeto de impedir la intromisión arbitraria del
estado tanto en
Constitución Nacional, derechos y garantías constitucionales, libertad de prensa, derecho a la privacidad
La publicación de la fotografía de un hombre público -tomada subrepticiamente- la víspera de su muerte en
la sala de terapia intensiva del sanatorio donde se hallaba internado- efectuada por una revista, excede el
límite legítimo y
Constitución Nacional, derechos y garantías constitucionales, libertad de prensa, derecho a la intimidad,
censura previa
La consagración del derecho de prensa en la Constitución Nacional, como dimensión política de la libertad
de pensamiento y de la libertad de expresión, es consecuencia, por una parte, de las circunstancias históricas
que condujeron
Constitución Nacional, derechos y garantías constitucionales, derecho de publicar las ideas, funcionarios
públicos
La libre crítica a los funcionarios por razón de sus actos de gobierno es una de las manifestaciones de un
criterio más general, consistente en trazar los límites de las responsabilidades que puede acarrear el ejercicio
de la libertad
Constitución Nacional, derechos y garantías constitucionales, derecho de publicar las ideas, libertad de
prensa
Las profundas transformaciones producidas en la sociedad, el desenvolvimiento de la economía de la prensa
y la aparición de las nuevas técnicas de difusión e información -cine, radio, televisión-, obligan a un
reexamen de la concepción
Constitución Nacional, derechos y garantías constitucionales, derecho a la intimidad, derecho a la privacidad
El esquema de ordenada libertad, esbozando por los arts. 18, 29 y 33 de la Constitución Nacional, está
integrado por derechos fundamentales -entre los que se incluye a los garantizados por el art. 19- que
pertenecen a los ciudadanos de
Constitución Nacional, derechos y garantías constitucionales, derecho de publicar las ideas, derecho a la
intimidad, libertad de expresión, derecho a la privacidad
El lugar eminente que sin duda tiene el régimen republicano la libertad de expresión -comprensiva de la
información- obliga a particular cautela en cuanto se trate de deducir responsabilidades por su ejercicio.
Empero, ello no
Constitución Nacional, derechos y garantías constitucionales, derecho a la intimidad, derecho a la privacidad
El derecho de privacidad es el "derecho a ser dejado a solas" y, sin duda, la incolumidad del principio de
determinación autónoma de la conciencia requiere que la persona sea dejada a solas por el Estado no por la
religión ni por la filosofía-
Constitución Nacional, derechos y garantías constitucionales, libertad de expresión
El derecho a la libre expresión e información no es absoluto en cuanto a las responsabilidades que el
legislador puede determinar a raíz de los abusos producidos mediante su ejercicio, sea por la comisión de
delitos penales o de actos
Constitución Nacional, derechos y garantías constitucionales, derecho de publicar las ideas, fotografía,
derecho a la intimidad
El interés general en la información concerniente a un hombre público prominente no justifica la invasión de
su esfera de intimidad. Así ocurre con la publicación de la fotografía -tomada en la última enfermedad del
político-, cuya
Constitución Nacional, derechos y garantías constitucionales, derecho a la intimidad
En el caso de personajes célebres cuya vida tiene carácter público o de personajes populares, su actuación
pública o privada puede divulgarse en lo que se relacione con la actividad que les confiere prestigio o
notoriedad o siempre
Derechos y garantías constitucionales, derecho a la libertad, derecho a la intimidad, derecho a la privacidad,
libertad de prensa
Las garantías de libertad de conciencia, de expresión, de la inviolabilidad del domicilio y los papeles
privados, de no ser obligado a declarar contra sí mismo (arts. 14 y 18), de la inmunidad contra el
alojamiento forzado de la
Recurso extraordinario, interpretación de la constitución, derecho a la intimidad, libertad de prensa
Procede el recurso extraordinario en el caso en el que se controvierten derechos inmediatamente fundados en
cláusulas constitucionales -garantía de la libertad de prensa (arts. 14 y 32 de la Constitución Nacional) en
sus
Derechos y garantías constitucionales, derecho a la privacidad, derecho a la dignidad
La protección material del ámbito de privacidad resulta uno de los mayores valores del respeto a la dignidad
de la persona y un rasgo diferencial entre el estado de derecho democrático y las formas políticas autoritarias
y totalitarias.
Recurso extraordinario, interpretación de la constitución, derecho a la intimidad, libertad de prensa
Procede el recurso extraordinario en el caso en que se hizo lugar a la demanda de daños y perjuicios por
violación del derecho a la intimidad -publicación de una fotografía-, ya que si bién la sentencia impugnada
se sustenta en el
Derechos y garantías constitucionales, derecho a la privacidad, libertad de expresión, libertad de prensa
El lugar eminente que sin duda tiene en el régimen republicano la libertad de expresión -comprensiva de la
información- obliga a particular cautela en cuanto se trate de deducir responsabilidades por su ejercicio.
Empero, ello no
Garantías Constitucionales
Dras. Fabiana Bello y Andrea Patané
Introducción:
Las garantías consisten en una serie de Institutos que hacen posible la protección al
respeto y goce efectivo de los derechos, brindando seguridad al individuo.
Ellas están reconocidas en nuestra Constitución, para operar fundamentalmente en el
caso de que un derecho se encuentre perturbado.
Es dable destacar, que además de las garantías de tipo penal como el debido proceso y
defensa en juicio, existen otras garantías que la Constitución también reconoce y ellas
son: El AMPARO, EL HABEAS CORPUS, y el HABEAS DATA.
Abordaremos en principio, el significado de amparar; las características en común de estos
institutos -tomando en cuenta que se encuentran bajo un mismo género, los
antecedentes jurisprudenciales, como evolucionaron normativamente cada uno de ellos,
para finalmente desarrollarlas.
2. EVOLUCIÓN:
El amparo propiamente dicho, en su origen teórico- jurídico tiene una larguísima tradición
y acompaña el desarrollo del pensamiento occidental desde prácticamente la Edad Media,
sus antecedentes podemos rastrearlos en la Carta Magna, en el Acta de Hábeas Corpus, y
en el Bill of Right.
Sin embargo, en el caso de Argentina, tuvimos que llegar a 1957 para que en el “leading
case” Siri, la Corte Suprema de Justicia de la Nación estableciera por primera vez el
amparo en nuestro orden jurídico.
Este caso, sintéticamente ocurrió en el marco de los siguientes hechos:
La autoridad policial de la Provincia de Buenos Aires clausura el diario "Mercedes", que se
publicaba en esa ciudad, en nombre de dicha Provincia. Ángel Siri, invocando la calidad de
director y administrador del periódico, y la libertad de imprenta y de trabajo consagrada
por la Constitución Nacional, se presentó ante el juez del crimen local solicitando se
requiriera informe a la policía sobre los motivos de la clausura, y con su resultado se
proveyera de acuerdo con las cláusulas constitucionales por él citada (art. 14 y 18 CN).
En Primera Instancia, el juez resolvió no hacer lugar a la presentación del recurrente, entre
otras porque consideró que no se trataba de un recurso de hábeas corpus, (el cual sólo
protege la libertad física o corporal de las personas).
La Cámara de Apelaciones de Mercedes, confirma la decisión apelada, por fundamentos
propios, y finalmente la Corte Suprema de Justicia de la Nación, a partir de refutar la
opinión del entonces Procurador General de la Nación, que en su dictamen dijo que "el
recurso de hábeas corpus sólo protege a las personas privadas de su libertad corporal ....",
se expide en su primera oportunidad apartándose de la doctrina tradicionalmente
sostenida por el tribunal e indicó: que ella puede abrir la vía expedita y rápida de
protección para derechos distintos de los de la libertad física.
“Las garantías individuales existen y protegen a los individuos por el solo hecho de estar
consagradas por la Constitución, independientemente de las leyes reglamentarias, las
cuales sólo son requeridas para establecer en qué casos y con qué justificativos podrá
procederse al allanamiento y ocupación”.
Así la Corte Suprema estableció "que las declaraciones, derechos y garantías no son
simples fórmulas teóricas. Cada uno de los artículos y cláusulas que las contienen tienen
fuerza obligatoria para los individuos, para las autoridades y para toda la Nación. Los
jueces deben aplicarlas en la plenitud de su sentido, sin alterar o debilitar con vagas
interpretaciones o ambigüedades la expresa significación de su texto" y "Basta la
comprobación inmediata de que una garantía constitucional se halla restringida sin orden
de autoridad competente y sin expresión de causa que justifique la restricción, para que
aquélla sea restablecida por los jueces en su integridad, aun en ausencia de ley que la
reglamente. Las garantías individuales existen y protegen a los individuos por el sólo hecho
de estar consagradas en la Constitución, e independientemente de las leyes
reglamentarias". (Cfr. Fallos 239:459).
Finalmente, resuelve que vuelvan los autos al tribunal de origen y da la orden de restituir
el derecho que en el caso "Siri" la parte estaba reivindicando.
En el precedente citado es donde nace la protección de la vía expedita y rápida del
amparo a un derecho constitucionalmente garantizado, distinto al de la libertad física. El
Alto Tribunal de la República en "Siri", hace referencia a que el ciudadano había recurrido
a la Justicia por un acto lesivo de la autoridad pública.
Otro caso que llego a la Corte relacionado con las garantías es el llamado, "Kot" se
expande la posibilidad de proteger los derechos constitucionales a través de esta vía
expedita y rápida, por actos de particulares y no solamente de la autoridad pública. Y la
Corte dice lo siguiente: "A los fines de la protección de los diversos aspectos de la libertad
individual, garantizados tácita o implícitamente por el art. 33 de la Constitución Nacional,
no es esencial distinguir si la restricción ilegítima proviene de la autoridad pública o de
actos de particulares. Nada hay, ni en la letra ni en el espíritu de la Constitución, que
permita aseverar que la protección de los "derechos humanos" esté circunscripta a los
ataques que provengan sólo de la autoridad ni que autorice la afirmación de que el ataque
ilegítimo, grave y manifiesto contra cualquiera de los derechos que integran la libertad,
lato sensu, carezca de la protección constitucional adecuada por la sola circunstancia de
que ese ataque emane de otros particulares o de grupos organizados de individuos". (Cfr.
Fallos 241: 291).
Vale decir, que en este fallo, había quedado establecido que los derechos constitucionales
de los argentinos estaban protegidos contra la acción ilegítima, no solamente de las
autoridades públicas, sino también de los particulares.
Desde el punto de vista normativo, se reguló, en principio, a través de La ley 16.986, Ley
de amparo “contra actos estatales”, o "desamparo" normativizado lamentablemente en
1966 durante la dictadura de Onganía y proseguida por algunos gobiernos de iure, que no
tuvieron la decisión de dar verdadera consagración a esta garantía constitucional, y
establecieron a través de su artículo segundo limitaciones que vedaban el acceso a esta
acción y le restaban efectividad. Por ejemplo, imponer la obligación de efectuar un
reclamo administrativo previo (art. 2 inc. a). En 1968, se incorpora al código procesal civil,
(amparo contra actos particulares). Posteriormente, a partir de la reforma de 1994, la
acción de amparo se transforma en una institución central de la mecánica de garantías
que establece la Constitución Nacional a través del art 43.
Sin embargo, la que no se mostró tan garantista fue la jurisprudencia quien hizo subsistir,
para normas de procedimiento, la ley 16.986 en cuanto no sean incompatibles con las
previsiones del mentado artículo. Con frecuencia sostuvo que la nueva incorporación del
articulo no implicó una derogación integral de la ley.
3. LA ACCION DE AMPARO
3.1 AMPARO INDIVIDUAL
El primer párrafo del artículo 43 CN indica: “Toda persona puede interponer acción
expedita y rápida de amparo, siempre que no exista otro medio judicial más idóneo,
contra todo acto u omisión de autoridades públicas o particulares, que en forma actual o
inminente lesione, restrinja, altere o amenace, con arbitrariedad o ilegalidad manifiesta,
derechos y garantías reconocidos por esta Constitución, un tratado o una ley. En el caso,
el juez podrá declarar la inconstitucionalidad de la norma en la que se funde.”
De la lectura de este, surgen algunas condiciones para que proceda el amparo, y ellas son:
a) Debe existir una lesión actual o inminente de un derecho subjetivo concreto. (La lesión
debe estar motivada por un acto arbitrario e ilegitimo de autoridad pública o particulares).
b) No debe existir un medio judicial más idóneo (es decir, si el remedio se puede
encontrar por otra vía, el amparo no procede).
Va a proceder cuando por otros medios no se pueda obtener un resultado, o la obtención
de ese resultado, por otra vía, resulta un daño grave e inminente.
c) El peligro en la demora (el tiempo en que tarde en restablecerse mi derecho) pone en
peligro su goce efectivo.
Otro dato interesante este dado, por quien o quienes tienen la legitimación activa; a quien
o contra que va dirigida la acción (legitimación Pasiva); que derechos protege, y los
efectos que produce su sentencia.
SUJETO ACTIVO: “toda persona”, es decir la acción la puede iniciar tanto la persona física
como Jurídica.
SUJETO PASIVO: La acción está dirigida contra todo acto de autoridad Pública o Privada.
DERECHO QUE TUTELA: Los derechos reconocidos en la Constitución Nacional, Ley o
tratados.
EFECTO DE LA SENTENCIA: Cosa Juzgada (una vez denegada no se puede reclamar por el
mismo objeto).
4. HABEAS CORPUS.
ANTECEDENTES.
Esta garantía tiene antiguos antecedentes en la organización institucional argentina.
El poder constituyente originario, consagró la libertad y su protección, desde el preámbulo
hasta su inclusión en el artículo 18 (conjunto de garantías que protege a los habitantes de
las detenciones arbitrarias).
Luego, considerando como antecedente o fundamento el artículo 18, se dicta la
reglamentación legislativa del habeas corpus materializándose en el artículo 20 de la Ley
48.
EL párrafo 4 del artículo 43 CN indica que “cuando el derecho lesionado, restringido,
alterado o amenazado fuera la libertad física, o en caso de agravamiento ilegítimo en la
forma o condiciones de detención, o en el de desaparición forzada de personas, la acción
de hábeas corpus podrá ser interpuesta por el afectado o por cualquiera en su favor y el
juez resolverá de inmediato, aun durante la vigencia del estado de sitio.”
Entonces, podemos conceptualizarlo como una acción judicial de garantía, que su
finalidad es lograr la libertad física de una persona, cuando ha sufrido de modo ilegal una
restricción de esta de manera actual o inminente. También puede proceder esta acción
cuando hay un agravamiento de las condiciones de detención de una persona.
El Habeas Corpus por lo tanto, pretende llevar a la persona a disposición del juez
correspondiente, u ordenar su libertad.
En cuanto a la legitimación para interponer esta acción en nombre del afectado, lo puede
hacer cualquier persona.
5. HABEAS DATA.
El Habeas Data, es una acción constitucional de garantía que tiene por objeto el acceso de
cualquier persona a un registro o banco de datos para conocer la información existente
sobre su persona y requerir la corrección de esa información en caso de que cause algún
perjuicio.
ANTECEDENTES:
En un principio la necesidad de incorporar esta garantía giró en torno a proteger a las
personas frente al contenido de los registros y asientos que tuvieran los organismos del
Estado. Mas aun teniendo en consideración la violación de las garantías personales que se
dieron en el marco de la represión ilegítima, ocurrida en la Argentina en la década del 70.
En el año 1994 la declaración de necesidad de reforma no contemplaba esta garantía. Sin
embargo, el debate en el seno de la Convención, fue ampliando la necesidad de
protección de las personas, alcanzando también al control de los registros de datos.
El Habeas Data para esa época era algo novedoso, no solo para nuestro país, sino para
todo el ordenamiento jurídico latinoamericano. Surgió como respuesta a los avances
tecnológicos que ya se vislumbraban en constante crecimiento, y que permitían el
almacenamiento, procesamiento y transmisión de datos.
Normativamente se localiza en el artículo 43 -tercer párrafo- de la Constitución Nacional,
el que a continuación se transcribe.
“Toda persona podrá interponer esta acción pata tomar conocimiento de los datos a ella
referidos y de su finalidad, que conste en registros o bancos de datos públicos, o los
privados destinados a proveer informes, y en caso de falsedad o discriminación, para
exigir la supresión, rectificación, confidencialidad o actualización de aquellos. No podrá
afectarse el secreto de las fuentes de información periodística”.
Tal como lo sostiene Bidart Campos, la palabra “Habeas Data” refiere al término “tener
datos”, y por lo tanto, es el bien jurídico protegido, es decir lo que tiende a resguardar
esta garantía, es la privacidad de las personas.
La acción de Habeas Data puede ser interpuesta por toda persona, tanto física como
jurídica, que tenga como fin:
• Tomar conocimiento de datos referidos a ella.
• Rectificarlos
• Suprimirlos
• Pedir confidencialidad
• Actualizarlos
Luego de 6 años de reconocimiento de esta garantía, se promulgo parcialmente la Ley
N°25326 -Ley de Protección de Datos Personales- y por su decreto reglamentario Nº
1.558/01. Es una ley extensa, que a criterios de algunos tiene aspectos positivos y
negativos, por ejemplo, el inicio de la acción no es expedita sino que requiere de un
pedido de informe previo con un plazo a favor del requerido de 10 días. Como
característica positiva vino a saldar la discusión acerca de si los bancos públicos debían o
no brindar información amparados en la seguridad estatal, entre otras cosas.
En su artículo 1° dispone; "La presente ley tiene por objeto la protección integral de los
datos personales asentados en archivos, registros, bancos de datos, u otros medios
técnicos de tratamiento de datos, sean estos públicos, o privados destinados a dar
informes, para garantizar el derecho al honor y a la intimidad de las personas, así como
también el acceso a la información que sobre las mismas se registre¨. Claramente
asimilable al párrafo 3 del artículo 43°.
El precepto transcripto delimita el objetivo de la norma que es la "protección integral de
los datos personales" que se encuentren asentados en archivos, registros, bancos de
datos, u otros medios técnicos de tratamiento de los mismos. Esta norma busca proteger
esenciales derechos de la personalidad, como el derecho al honor y a la intimidad. Con el
devenir jurisprudencial la Corte extendió la protección al “derecho a la verdad, seguridad
personal, la imagen, la voz, la credibilidad financiera”, entre otras.
Cabe mencionar que en estos tiempos contamos con la Ley de acceso a la información
(Ley 27275), la cual merece mención especial por encontrar puntos de encuentro con la
ley en estudio. Sin embargo, por tratarse de una ley esencial vinculada al principio de
publicidad de los actos de gobierno y a la transparencia del sistema democrático, merece
un acápite aparte.
Por último a la luz del texto constitucional los tipos de habeas data que se puede solicitar
son:
• Informativo: con el objeto de obtener un conocimiento de los datos personales
que están registrados, como se han obtenido, o registrado y de qué fuente provienen
excepto la que aclara el artículo si fuera una fuente periodística.
• Rectificador: que tiene como fin corregir, o actualizar datos atrasados.
• Preservador: este tipo es utilizado para excluir algún tipo de información la
persona no quiere que sea conocida, como ideas políticas, identidad étnica, entre otras, y
también para mantener la confidencialidad, de datos que están en archivo y si dieran a
conocer puede causarle un perjuicio a la persona por lo tanto deben ser reservados.
• Mixto: Es cuando se acciona con dos tipos de habeas data combinado.
Amparo: Acciones colectivas o de clase
Dra. Sabrina Palma
Introducción:
Su origen se remonta a Inglaterra, en el siglo XVIII en la Court of Chancery, a través del llamado bill of
peace, y su propósito consistía en que las personas que tuvieran pequeños reclamos unificados por
un mismo interés común, pudieran ejercitarlos; para ello debían demostrar que el litisconsorcio era
impracticable, y que la parte designada podía representar adecuadamente los intereses de los no
presentados. Es decir, se desarrolló un remedio procesal que permitía al tribunal entender en una
acción promovida por representantes de un grupo, siempre que la controversia tuviera un interés
común y se resolviera en una declaración de derecho invocable por y contra los miembros de la clase,
además de comprobarse que la citación a todas las partes en procesos individuales o en un mismo
litigio, resultaría inconveniente para la eficaz administración de justicia1.
En Estados Unidos comenzó su utilización en el siglo XIX, pero su empleo estuvo limitado a los
procedimientos de equidad. Fue a partir de 1950 cuando las acciones colectivas recuperaron impulso
para poner límites a la discriminación racial, evolucionando desde la década del 70 en su empleo para
proteger el derecho de los consumidores, y defender a la población de la preocupante contaminación
del medio ambiente.2
Ahora bien, como señalamos en reseñas anteriores, la Constitución Nacional de nuestro país, a partir
de la reforma de 1994, además de introducir los artículos 41 (derecho al medio ambiente sano) y 42
(derechos de consumidores y usuarios), incorpora el novedoso art. 43, que en su párrafo segundo
hace mención expresa a la tutela de amparo de derechos de incidencia colectiva que son objeto de
acciones colectivas o de clase.
En Febrero del año 2009, la Corte Suprema de Justicia dio lugar a un “leading case” el llamado “Fallo
Halabi" que modificó significativamente el mundo jurídico como en su momento lo hicieron los fallos
"Siri" y "Kot", al crear de forma pretoriana la acción de amparo. Mientras éstos últimos, dieron inicio
a un vehículo idóneo para el reclamo de derechos individuales de modo urgente, en "Halabi" nuestro
máximo tribunal de justicia creó la acción colectiva. Reconoció. que las “acciones de clase” reconocen
vigencia en nuestro ordenamiento jurídico y con rango constitucional en forma implícita en el artículo
43.
A modo de breve resumen, los hechos son los siguientes: un abogado de apellido Halabi promovió
acción de amparo reclamando que se declare la inconstitucionalidad de la ley 25.873 y de su decreto
reglamentario 1563/04, en virtud de considerar que sus disposiciones vulneran las garantías
establecidas en los artículos 18 y 19 de la Constitución Nacional, en cuanto autorizan la intervención
de las comunicaciones telefónicas y por Internet sin que una ley determine “en qué casos y con qué
justificativos”3. Alegó que esa intromisión constituía una violación de sus derechos a la privacidad y
a la intimidad, en su condición de usuario, a la par que menoscababa el privilegio de confidencialidad
1
Wallworth v. Holt (1841), 4 My. & Cr. 619,41 E.R. 238, citado por Alterini, Atilio A., “Las acciones colectivas en las
relaciones de consumo (el armado de un sistema),” LL, 2009-D, 740.
2
Sabdar, Claudia, Juicio de amparo colectivo”, editorial Hammurabi.
3
CSJN, Halabi, 2009
que, como abogado, ostenta en las comunicaciones con sus clientes. Al producir su informe, el Estado
Nacional sostuvo que la vía del amparo no resultaba apta para debatir el planteo del actor. Afirmó,
asimismo, que la cuestión se había tornado abstracta en virtud del dictado del decreto 357/05, que
suspendió la aplicación del decreto 1563/04. La magistrada de primera instancia hizo lugar a la
demanda y declaró la inconstitucionalidad de los arts. 1° y 2° de la ley 25.873 y del decreto 1563/04.
La Cámara confirmó dicho pronunciamiento. Además, estimó que la legitimación del actor “no excluía
la incidencia colectiva de la afectación a la luz del 2° párrafo del art. 43 de la Constitución Nacional”
por lo que la sentencia debía aprovechar a todos los usuarios que no habían participado en el juicio.
Contra esa decisión, el Estado Nacional interpuso el recurso extraordinario federal, que fue
concedido y declarado procedente. Merece destacarse que la impugnación del Estado Nacional se
dirigió exclusivamente a descalificar el efecto erga omnes que la Cámara atribuyó a su
pronunciamiento. Al respecto señaló que, sin perjuicio de la dimensión colectiva de los derechos
debatidos, para conferir tal alcance al fallo hubiera sido necesaria la participación del Defensor del
Pueblo de la Nación en el proceso, lo que no había tenido lugar. La Corte Suprema de Justicia de la
Nación confirmó la sentencia apelada.
2- Derechos de incidencia colectiva: tienen por tutela de bienes colectivos indivisibles. Los
derechos de incidencia colectiva tienen por objeto bienes colectivos, y de acuerdo 43 de nuestra
Constitución, están legitimados para ejercerlos el Defensor del Pueblo de la Nación, las
asociaciones autorizadas que concentran el interés colectivo y el afectado. En estos supuestos
existen dos elementos de calificación que resultan prevalentes: 1) la petición debe tener por
objeto la tutela de un bien colectivo, lo que ocurre cuando éste pertenece a toda la comunidad,
siendo indivisible y no admitiendo exclusión alguna. Estos bienes no tienen por titulares a una
pluralidad indeterminada de personas. Tampoco hay una comunidad en sentido técnico. Estos
bienes no pertenecen a la esfera individual sino social y no son divisibles en modo alguno. 2) La
pretensión debe ser focalizada en la incidencia colectiva del derecho. Ello es así porque la lesión
a este tipo de bienes puede tener una repercusión sobre el patrimonio individual, como sucede
en el caso del daño ambiental4.
3- Derechos incidencia colectiva que tutela intereses individuales homogéneos (tutela bienes
colectivos divisibles) Se trata de una pluralidad de derechos subjetivos divisibles, aunque
homogéneos porque tienen una causa común, de hecho o de derecho, en los que la cuestión
sobre la responsabilidad civil es única por lo que es aconsejable y conveniente el dictado de una
sola sentencia con efectos erga omnes, posponiendo para otra etapa la determinación y
cuantificación de los daños individuales (patrimoniales y extrapatrimoniales5) “Existe un hecho,
único o continuado, que provoca la lesión a todos ellos y por lo tanto es identificable una causa
fáctica homogénea”6.
Alcance de la sentencia
En el fallo en cuestión el máximo Tribunal consideró que ha existido una adecuada representación
de todas las personas, usuarios de los servicios de telecomunicaciones -dentro de los que se
encuentran los abogados- a las que habrán de extenderse los efectos de la sentencia con un “alcance
erga omnes”7.
En nuestro derecho no existe una ley que reglamente el ejercicio efectivo de las denominadas
acciones de clase8. Este aspecto resulta de gran importancia porque debe existir una ley que
determine cuándo se da una pluralidad relevante de individuos que permita ejercer dichas acciones.
Pero debemos saber que frente a esa falta de regulación, el artículo 43 de la Constitución Nacional
es claramente operativo y es obligación de los jueces darle eficacia.
La Corte ha dicho que donde hay un derecho hay un remedio legal para hacerlo valer; principio del
que ha nacido la acción de amparo, pues las garantías constitucionales existen para proteger a los
individuos por el solo hecho de estar en la Constitución e independientemente de sus leyes
reglamentarias, cuyas limitaciones no pueden constituir obstáculo para la vigencia efectiva de dichas
garantías.
4
www.defensoria.org.ar/halabi-ernesto-c-p-e-n-ley-25-873-dto-156304-s-amparo-ley-16-986
5
Conf. notas a fallo “Halabi” de Alterini, Atilio Aníbal
6
CSJN Fallo Halabi 2009
7
Sabdar, Claudia, Op. Cit.
8
www.defensoria.org.ar/halabi-ernesto-c-p-e-n-ley-25-873-dto-156304-s-amparo-ley-16-986
KOT, Samuel S.R.L. s/ Acción de amparo. Acto de
particulares (5-958)
SENTENCIA
5 de Septiembre de 1958
Nro. Interno: 000000
Tribunal origen: Cámara de Apelación en lo Penal Nro. 3 de La Plata
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION. CAPITAL FEDERAL, CIUDAD AUTÓNOMA DE BUENOS
AIRES
Magistrados: ALFREDO ORGAZ-BENJAMIN VILLEGAS BASAVILBASO-JUAN C. BECCAR VARELA
-ARISTOBULO ARAOZ DE LAMADRID (EN DISIDENCIA)-JULIO OYHANARTE (EN DISIDENCIA)
Id SAIJ: FA58003244
SUMARIO
Las leyes no pueden ser interpretadas sólo históricamente, sin consideración a las nuevas condiciones y
necesidades de la comunidad, porque toda ley, por naturaleza, tiene una visión de futuro, está predestinada a
recoger y regir hechos posteriores a su sanción.
Otros Sumarios
Acción de amparo, arbitrariedad o ilegalidad manifiestas, derechos y garantías constitucionales, deberes del
juez
Siempre que aparezca de modo claro y manifiesto, la ilegitimidad de una restricción cualquiera a alguno de
los derechos esenciales de las personas así como el daño grave e irreparable que se causaría remitiendo el
examen de la cuestión a los
Aplicación de la ley, interpretación de la ley
Las leyes no pueden ser interpretadas sólo históricamente, sin consideración a las nuevas condiciones y
necesidades de la comunidad, porque toda ley, por naturaleza, tiene una visión de futuro, está predestinada a
recoger y regir hechos posteriores
Acción de amparo, gravamen irreparable, derechos y garantías constitucionales, derecho de propiedad,
derecho de trabajar, ocupación del establecimiento
Los hechos de la causa revelan de modo indudable que existe una restricción ilegítima de los derechos
constitucionales invocados por el recurrente, el de propiedad y, sobre todo, el de la libertad de trabajo, pues
lo ocupado por los obreros no es un
Derechos y garantías constitucionales, hábeas corpus, acción de amparo
Lo que primordialmente tienen en vista el hábeas corpus y el recurso de amparo, no es el origen de la
restricción ilegítima a cualquiera de los derechos fundamentales de la persona humana, sino estos derechos
en sí mismos, a fin de que sean
TEXTO COMPLETO
"Vistos los autos: "Kot, Samuel S.R.L. s/ recurso de hábeas corpus", en los que a fojas 151 se ha concedido
el recurso extraordinario contra la sentencia de la Cámara 3ra. de Apelación en lo Penal de La Plata de fecha
8 de julio de 1958, de cuyos antecedentes, RESULTA:
La firma Samuel Kot S.R.L., propietaria de un establecimiento textil situado en la calle Arias nro. 228 de
Villa Lynch, partido de San Martín, provincia de Buenos Aires, mantiene desde el 21 de marzo ppdo. un
conflicto con su personal obrero. La huelga de este personal fue primeramente declarada ilegal por la
Delegación San Martín del Departamento Provincial del Trabajo con fecha 28 de marzo, por lo cual la firma
patronal dispuso la concurrencia de los obreros a su trabajo dentro de las 24 horas, con excepción de los
delegados Arón Fistein y Aníbal Villamayor. Un mes y medio más tarde, el presidente del Departamento
Provincial del Trabajo declaró nula aquella resolución de la Delegación San Martín e intimó a ambas partes
a reanudar el trabajo. La empresa se negó a reincorporar a los obreros que había despedido y entonces éstos
y otros compañeros ocuparon la fábrica el día 9 de junio y se mantienen en ella hasta ahora; los patrones
pueden entrar al establecimiento y sacar objetos dejando constancia escrita, mas se impide la entrada al
personal de administración y a los capataces (fojas 27, 27 vta., 29, 30, 31, 32, etc., del expte. K 21 -XII-).
Desde el día de la ocupación, "el establecimiento no realiza labor alguna", de suerte que "la fábrica está
totalmente paralizada" (informe policial de fojas 36 del citado expediente).
El mismo día de ocupación de la fábrica, el socio gerente de la empresa, don Juan Kot, formuló denuncia
por usurpación ante la comisaría de Villa Lynch (San Martín) y reclamó la entrega del inmueble, iniciándose
el sumario correspondiente. Estando en trámite las actuaciones fueron requeridas telefónicamente por el juez
penal de La Plata - el día 16 de junio- quien, después de avocar el conocimiento del sumario, resolvió 2 días
después - el 18 de junio- sobreseer definitivamente en la causa "en cuanto al hecho de la ocupación del
inmueble de la calle Arias 228 de la localidad de Villa Lynch, partido de San Martín y no hacer lugar al
pedido de desocupación de la misma". El fundamento de esta resolución consistió, en lo esencial, en que
habiendo sido ocupado el inmueble a causa de la existencia de un conflicto colectivo de trabajo entre la
mencionada empresa y su personal obrero, "es evidente que en la especie esa ocupación no tiene por objeto
el despojo de la posesión de esa cosa inmueble, con ánimo de someterla al ejercicio de un derecho de
propiedad (art. 2351, Código Civil), sino que lo ha sido en función de la existencia de ese conflicto laboral"
(fojas 54/56). Apelada esta resolución por el apoderado de la empresa, y luego de diligenciarse algunas
medidas para mejor proveer dispuestas por la Cámara 3ra. de Apelación en lo Penal de La Plata, ésta "por
sus fundamentos" confirmó el sobreseimiento definitivo que había sido objeto del recurso. (auto de fecha 8
de julio ppdo., fojas 88).
Contra esta sentencia, el interesado dedujo recurso extraordinario el que, concedido por el tribunal a quo, ha
sido declarado improcedente por esta Corte en el día de la fecha.
El mismo día de la sentencia de la Cámara, pero antes de dictarse (fojas 4 de esta causa), el apoderado de la
empresa se presentó ante la misma cámara deduciendo "recurso de amparo" a fin de obtener la desocupación
del inmueble: invocó la sentencia de esta Corte, de fecha 27 de diciembre de 1957, recaída en el "caso Siri",
"las garantías a la libertad de trabajo - art. 14-; a la propiedad - artículo 17-; a la libre actividad - art. 19-; de
la Constitución Nacional", que estarían afectadas, e hizo presente que la situación que planteaba era de "una
gravedad extraordinaria. Al acto delictuoso de la ocupación de una fábrica y la desposesión de sus legítimos
propietarios, se suman los constantes pedidos de amparo que por mi parte vengo repitiendo ante las
autoridades policiales y administrativas y que formalizo con este escrito" (fojas 1/3). El mismo día, la
Cámara de Apelación antes mencionada desechó el recurso planteado con el fundamento de "que el recurso
de hábeas corpus, como ha resuelto invariablemente este tribunal y lo tiene decidido la más autorizada
doctrina, tiene por objeto esencial la protección de la libertad personal o corporal y no puede hacerse
extensivo a la protección de otros derechos que se pretenden vulnerados. Tales derechos deben ejercitarse
conforme a los respectivos procedimientos creados por las leyes de la materia (cfr. Corte Federal, Fallos,
216:606; JA, 1950-III-486, entre otros)"; fojas 6.
Contra esta sentencia, el interesado interpuso recurso extraordinario, el cual, concedido por la Cámara de
Apelación, llega ahora a la decisión de esta Corte.
Y CONSIDERANDO:
Que, ante todo, corresponde apartar el fundamento expresado por el tribunal a quo para desechar la
pretensión del interesado. Este no dedujo recurso de "hábeas corpus", sino de amparo, invocando los
derechos constitucionales de la libertad de trabajo, de la propiedad y de la libre actividad, o sea, dedujo una
garantía distinta a la que protege la libertad corporal y que, a semejanza del hábeas corpus, procura
asimismo una protección expeditiva y rápida que emana directamente de la Constitución. Esta Corte lo ha
declarado así en la sentencia de fecha 27 de diciembre del año próximo pasado en la causa "Siri Angel"
(Fallos, 239:459), con fundamentos que se dan aquí por reproducidos en todo lo pertinente.
Que si bien en el precedente citado la restricción ilegítima provenía de la autoridad pública y no de actos de
particulares, tal distinción no es esencial a los fines de la protección constitucional. Admitido que existe una
garantía tácita o implícita que protege los diversos aspectos de la libertad individual (art. 33, Constitución
Nacional), ninguna reserva cabe establecer de modo que excluya en absoluto y a priori toda restricción que
emane de personas privadas.
Es verosímil presumir que, en el ánimo de los constituyentes de 1853, las garantías constitucionales tuvieron
como inmediata finalidad la protección de los derechos esenciales del individuo contra los excesos de la
autoridad pública. En el tiempo en que la Constitución fue dictada, frente al individuo solo e inerme no
había otra amenaza verosímil e inminente que la del Estado. Pero los constituyentes tuvieron la sagacidad y
la prudencia de no fijar exclusivamente en los textos sus temores concretos e históricos, sino, más bien, sus
aspiraciones y sus designios permanentes y aun, eternos: la protección de la libertad. Esto último es lo que
resulta del inequívoco y vehemente espíritu liberal de la ley suprema, aquello otro lo que se comprueba
objetivamente en los textos constitucionales mismos. Nada hay, ni en la letra ni en el espíritu de la
Constitución, que permita afirmar que la protección de los llamados "derechos humanos" - porque son los
derechos esenciales del hombre- esté circunscripta a los ataques que provengan sólo de la autoridad. Nada
hay, tampoco, que autorice la afirmación de que el ataque ilegítimo, grave y manifiesto contra cualquiera de
los derechos que integran la libertad, lato sensu, carezca de la protección constitucional adecuada - que es,
desde luego, la del "hábeas corpus" y la del recurso de amparo, no la de los juicios ordinarios o la de los
interdictos, con traslados, vistas, ofrecimientos de prueba, etc.- por la sola circunstancia de que ese ataque
emane de otros particulares o de grupos organizados de individuos. Intentar construcciones excesivamente
técnicas para justificar este distingo, importa interpretar la Constitución de modo que aparezca ella
amparando realmente, no los derechos esenciales, sino las violaciones manifiestas de esos derechos. Las
circunstancias concretas de esta causa constituyen por sí solas un ejemplo significativo.
Aun menos admisible es el distingo a que antes se ha hecho referencia, considerando las condiciones en que
se desenvuelve la vida social de estos últimos cincuenta años. Además de los individuos humanos y del
Estado, hay ahora una tercera categoría de sujetos, con o sin personalidad jurídica, que sólo raramente
conocieron los siglos anteriores: los consorcios, los sindicatos, las asociaciones profesionales, las grandes
empresas, que acumulan casi siempre un enorme poderío material o económico. A menudo sus fuerzas se
oponen a las del Estado y no es discutible que estos entes colectivos representan, junto con el progreso
material de la sociedad, una nueva fuente de amenazas para el individuo y sus derechos esenciales.
Si, en presencia de estas condiciones de la sociedad contemporánea, los jueces tuvieran que declarar que no
hay protección constitucional de los derechos humanos frente a tales organizaciones colectivas, nadie puede
engañarse de que tal declaración comportaría la de la quiebra de los grandes objetivos de la Constitución y,
con ella, la del orden jurídico fundamental del país. Evidentemente, eso no es así. La Constitución no
desampara a los ciudadanos ante tales peligros ni les impone necesariamente recurrir a la defensa lenta y
costosa de los procedimientos ordinarios. Las leyes no pueden ser interpretadas sólo históricamente, sin
consideración a las nuevas condiciones y necesidades de la comunidad, porque toda ley, por naturaleza,
tiene una visión de futuro, está predestinada a recoger y regir hechos posteriores a su sanción: "Las leyes
disponen para lo futuro", dice el art. 3 del Código Civil, con un significado trascendente que no se agota, por
cierto, en la consecuencia particular que el precepto extrae a continuación. Con mayor fundamento, la
Constitución, que es la ley de las leyes y se halla en el cimiento de todo el orden jurídico positivo, tiene la
virtualidad necesaria de poder gobernar las relaciones jurídicas nacidas en circunstancias sociales diferentes
a las que existían en tiempo de su sanción. Este avance de los principios constitucionales, que es de natural
desarrollo y no de contradicción, es la obra genuina de los intérpretes, en particular de los jueces, quienes
deben consagrar la inteligencia que mejor asegure los grandes objetivos para que fue dictada la
Constitución. Entre esos grandes objetivos y aun el primero entre todos, está el de "asegurar los beneficios
de la libertad, para nosotros, para nuestra posteridad y para todos los hombres del mundo que quieran
habitar en el suelo argentino" (Preámbulo).
Con respecto a la protección de la libertad corporal, la interpretación amplia es la que surge del pertinente
precepto de la ley suprema: "Nadie puede ser ... arrestado sino en virtud de orden escrita de autoridad
competente", dice el art. 18 con fórmula muy general, lo que significa establecer que, no tratándose de esa
única hipótesis estricta, toda privación ilegítima de la libertad personal, sin distinción alguna acerca de quien
emana, autoriza el amparo de la Constitución. Esta amplitud del hábeas corpus es la que corresponde a la
tradición del recurso en el derecho angloamericano - fuente inmediata del nuestro, a través de la Carta de los
Estados Unidos del Norte- y si bien ha sido indebidamente restringido por la mayoría de los códigos
procesales - que han tomado por ratio lo que era sólo ocasio-, es la que corresponde a la letra y al espíritu de
la Constitución. Así lo reconocen diversos tratadistas de nuestro derecho: "La ley no debe dar una garantía
limitada, una protección parcial, diremos así, contra los actos de determinados poderes. Contra todos los
poderes, incluso el judicial, contra los avances de los particulares, en cuanto afectan las garantías
individuales, debe ella tener el mismo imperio e igual eficacia" (Jofré, Tomás, Manual de procedimiento
criminal, Buenos Aires, 1914, nro. 164). Esta crítica del eminente jurista, exacta con respecto a la ley de
procedimiento, no alcanza al texto amplio de la Ley Suprema. Entre las Constituciones de provincias, es
digna de señalar la de Entre Ríos, que conserva expresamente el alcance tradicional del hábeas corpus,
extendiéndolo aun, a la protección de cualquiera de las garantías establecidas en la Constitución Nacional o
Provincial o las leyes (art. 25).
La misma amplitud corresponde reconocer al recurso de amparo, que esta Corte, en el precedente antes
mencionado (Fallos, 239:459), extrajo de la sabia norma del art. 33 de la Constitución. Sin una reserva que,
expresa o implícitamente, emane de los preceptos constitucionales y que imponga una inteligencia
restringida del recurso de amparo, la interpretación amplia es la que mejor consulta los grandes objetivos de
la Ley Suprema y las genuinas finalidades de aquellas garantías. Lo que primordialmente tienen en vista el
hábeas corpus y el recurso de amparo, no es el origen de la restricción ilegítima a cualquiera de los derechos
fundamentales de la persona humana, sino estos derechos en sí mismos, a fin de que sean salvaguardados.
Dichas garantías no atienden unilateralmente a los agresores, para señalar distinciones entre ellos, sino a los
agredidos, para restablecer sus derechos esenciales. La Constitución está dirigida irrevocablemente a
asegurar a todos los habitantes "los beneficios de la libertad" y este propósito, que se halla en la raíz de
nuestra vida como Nación, se debilita o se corrompe cuando se introducen distinciones que, directa o
indirectamente, se traducen en obstáculos o postergaciones para la efectiva plenitud de los derechos.
En el mismo sentido, la Declaración Universal de Derechos del Hombre, aprobada por la Asamblea General
de las Naciones Unidas con fecha 10 de diciembre de 1948, establece en su art. 8: "Toda persona tiene
derecho a un recurso efectivo, ante los tribunales nacionales competentes, que la ampare contra actos que
violen sus derechos fundamentales reconocidos por la Constitución o por la ley".
Siempre que aparezca, en consecuencia, de modo claro y manifiesto, la ilegitimidad de una restricción
cualquiera a alguno de los derechos esenciales de las personas así como el daño grave e irreparable que se
causaría remitiendo el examen de la cuestión a los procedimientos ordinarios, administrativos o judiciales,
corresponderá que los jueces restablezcan de inmediato el derecho restringido por la rápida vía del recurso
de amparo. Todo lo que puede añadirse es que, en tales hipótesis, los jueces deben extremar la ponderación y
la prudencia - lo mismo que en muchas otras cuestiones propias de su alto ministerio- a fin de no decidir,
por el sumarísimo procedimiento de esta garantía constitucional, cuestiones susceptibles de mayor debate y
que corresponde resolver de acuerdo con los procedimientos ordinarios.
Pero, guardadas la ponderación y la prudencia debidas, ningún obstáculo de hecho o de derecho debe
impedir o retardar el amparo constitucional. De otro modo, habría que concluir que los derechos esenciales
de la persona humana carecen en el derecho argentino de las garantías indispensables para su existencia y
plenitud, y es obvio que esta conclusión no puede ser admitida sin serio menoscabo de la dignidad del orden
jurídico de la Nación.
En el caso de autos, se trata de la ocupación material de una fábrica por parte del personal obrero,
determinada exclusivamente por un conflicto de carácter laboral con la empresa. Los ocupantes no han
invocado ni pretenden tener ningún derecho a la posesión o detención de la fábrica. Según sus
manifestaciones expresas y concordantes, la ocupación obedece al conflicto existente con la empresa
patronal y se mantienen en el inmueble "sin ejercer violencia alguna, y defendiendo de esa manera su trabajo
y a la espera de una resolución definitiva" (fojas 29, 30,31 y ss. de la causa K. 21).
Ahora bien, la acción directa o sea "el aseguramiento o la satisfacción de una pretensión por autoridad
propia" (Enneccerus-Nipperdey, Derecho civil. Parte general, vol. II, 223, Barcelona, 1935), no está
consagrada por nuestra legislación, salvo en los casos de legítima defensa o de estado de necesidad, que
presuponen indispensablemente la circunstancia de que el agente no pueda obtener en tiempo el auxilio de la
autoridad. Con respecto a la posesión de las cosas, es un caso particular de aquellas defensas el legislado por
el art. 2470 del Código Civil. Pero ni este Código ni otra ley alguna de nuestro ordenamiento reconocen a
nadie, sin mediar aquellas situaciones de excepción, la facultad de recurrir por sí mismo a las vías de hecho
para asegurar o defender lo que estima su derecho, mantenerse en ellas ante la pasiva presencia de la
autoridad pública. Ningún precepto legal confiere esa facultad a los obreros o a cualquier otro sector del
pueblo argentino.
No se trata de negar o discutir la existencia del derecho de huelga ni poner en duda la legitimidad de las
reclamaciones de los obreros en el conflicto que mantienen con la empresa patronal, aspectos absolutamente
extraños a la instancia extraordinaria de esta Corte en la ocasión presente. Lo que aquí se afirma es la obvia
conclusión de que todos los ciudadanos están sometidos a las leyes y que ninguno puede invocar en su favor
derechos supra legales, es decir, derechos que existirían por encima y con prescindencia de las normas que
integran el derecho positivo argentino. No otra cosa significa decir, desde el punto de vista del imperio de la
ley, que una comunidad humana exista como estado de derecho.
De las circunstancias de esta causa y, en particular, de las declaraciones expresas de los obreros que ocupan
la fábrica, surge de modo manifiesto e indudable la ilegitimidad de esa ocupación. Nada hay, por tanto, en
este solo aspecto de la ocupación, que corresponda diferir a los procedimientos ordinarios establecidos por
las leyes para la dilucidación de los aspectos de fondo del conflicto gremial y de los derechos de las partes.
Nada hay tampoco que requiera ser debatido en una acción real o en un interdicto posesorio. Aun en la
hipótesis de que los obreros tuvieran toda la razón y la empresa ninguna, sería siempre verdad que la
ocupación de la fábrica por aquéllos es ilegítima, como vía de hechos no autorizada por nuestras leyes.
También es manifiesto el agravio serio e irreparable que resulta de esta situación para los propietarios de la
fábrica y aun para los intereses generales. La ocupación de los obreros dura desde hace casi tres meses y
desde entonces la fábrica está "totalmente paralizada" (expte. K. 21, informe de fojas 36), sin que pueda
saberse qué tiempo tardará aún para que el conflicto sea resuelto por las autoridades competentes ni cuál es
el estado de los procedimientos respectivos. La magnitud del agravio y su carácter irreparable son, así,
patentes.
Que, como surge de las consideraciones que anteceden, se hallan reunidas en este caso las condiciones
necesarias para la procedencia del recurso de amparo deducido. Los hechos de la causa revelan de modo
indudable que existe una restricción ilegítima de los derechos constitucionales invocados por el recurrente:
desde luego, el de propiedad; también y, sobre todo, el de la libertad de trabajo, pues lo ocupado por los
obreros no es un inmueble baldío o improductivo, sino una fábrica en funcionamiento y mediante la cual el
propietario ejerce su actividad económica de fabricante. En estas condiciones, no es juicioso pretender que
el afectado reclame la devolución de su propiedad por los procedimientos ordinarios; si cada vez que, a raíz
de un conflicto, muchas personas ocupan materialmente una fábrica, un instituto privado de enseñanza o
cualquier otro establecimiento, los propietarios no tuvieran más recurso, para defender sus derechos
constitucionales, que deducir un interdicto posesorio o de despojo, con múltiples citaciones a estar a derecho
para todos y cada uno de los ocupantes, con la facultad de éstos de designar sus propios abogados, de
contestar traslados y vistas, de ofrecer y producir pruebas, etc., cualquiera comprende a qué quedaría
reducida la protección de los derechos que habrían concedido las leyes y de qué modo habría quedado
subvertido el orden jurídico del país. En situaciones como las mencionadas, que es también la de estos autos,
la protección judicial de los derechos constitucionales no tolera ni consiente semejantes dilaciones.
Por ello, habiendo dictaminado el procurador general, se revoca la sentencia apelada de fojas 5, haciendo
uso de la facultad que acuerda a esta Corte el art. 16, parte 2da. de la ley 48, y habida cuenta de las
constancias existentes en el expediente K.21. XIII, de las que resulta haberse oído a los ocupantes del
inmueble de que trata la causa, se hace lugar al recurso de amparo deducido a fojas 1/3. En consecuencia, y
sin más trámite, líbrese oficio por secretaría al comisario de Villa Lynch, provincia de Buenos Aires, a fin de
que proceda de inmediato, con habilitación de días y horas, a entregar al señor Sabatino Kot, representante
de "Samuel Kot, Sociedad de Responsabilidad Limitada", el establecimiento textil situado en la calle Arias
228, Villa Lynch, partido de San Martín, libre de todo ocupante".
Alfredo Orgaz.- Benjamín Villegas Basavilbaso.- Juan C. Beccar Varela.- Aristóbulo Aráoz de Lamadrid
(En disidencia).- Julio Oyhanarte (En disidencia).- Disidencia de los Dres. Aráoz de Lamadrid, Julio
Oyhanarte.
"La firma "Samuel Kot S.R.L.", propietaria de un establecimiento textil situado en la calle Arias nro. 228 de
Villa Lynch, partido de San Martín, provincia de Buenos Aires, mantiene desde el 21 de marzo ppdo. un
conflicto con su personal obrero. En consecuencia de ello, algunos de los trabajadores despedidos,
juntamente con otros compañeros, ocuparon la fábrica el día 9 de junio y permanecen en ella, según dicen,
"sin ejercer violencia alguna, y defendiendo de esa manera su trabajo y a la espera de una resolución
definitiva" (fojas 29, 30, 31 y ss. del expte. K 21).
El día de ocupación, el socio gerente de la empresa, don Juan Kot, formuló denuncia por usurpación ante la
comisaría de Villa Lynch, iniciándose el pertinente sumario. El día 16 de junio, las actuaciones fueron
requeridas telefónicamente por el juez en lo Penal de la Plata, quien resolvió avocar el conocimiento del
sumario. Los representantes de la empresa comparecieron inmediatamente ante el magistrado y peticionaron
la desocupación y entrega del inmueble (fojas 17 y 49). El juez interviniente, al dictar sentencia con fecha
18 de junio, desechó esa petición y sobreseyó definitivamente en la causa, fundándose en la falta del animus
de someter la cosa al ejercicio de un derecho de propiedad; a su juicio, la conducta de los denunciados había
sido determinada por la existencia de un conflicto gremial (fojas 54/56 del expte. citado). Apelada esta
resolución por el apoderado de la empresa, que había tomado la intervención correspondiente al particular
damnificado, la Cámara 3ra. de Apelaciones de La Plata, luego de diligenciar algunas medidas para mejor
proveer, confirmó por sus fundamentos el fallo que había sobreseído definitivamente y desestimado el
pedido de desocupación del inmueble (fojas 88). Contra esta sentencia, el interesado dedujo recurso
extraordinario el que, concedido por el tribunal a quo, ha sido declarado improcedente por esta Corte (causa
K.21).
El mismo día de la referida sentencia, pero antes de que se la dictara, el apoderado de la empresa se presentó
ante la misma Cámara 3ra. de Apelaciones de La Plata deduciendo recurso de amparo, a fin de obtener la
desocupación del inmueble. Fundó sus pretensiones en la violación de las garantías a la libertad de trabajo,
de la propiedad y de la libre actividad (art. 14,17 y 19 de la Constitución); invocó la doctrina sentada por
esta Corte en el caso de "Angel Siri" (Fallos, 239:459) e hizo presente que la situación que planteaba era de
"una gravedad extraordinaria" (fojas 1/3). La Cámara desechó el recurso, con el argumento de que el hábeas
corpus "tiene por objeto esencial la protección de la libertad personal o corporal y no puede hacerse
extensivo a la protección de otros derechos que se pretenden vulnerados"; y añadió que "tales derechos
deben ejercitarse conforme a los respectivos procedimientos creados por las leyes de la materia" (fojas 6).
Contra esta sentencia, "Samuel Kot S.R.L." interpuso recurso extraordinario sobre el que debe pronunciarse
esta Corte.
CONSIDERANDO:
1) Que en el caso de "Angel Siri", el Tribunal declaró la existencia, en el derecho público argentino, de una
acción o recurso de amparo destinado a tutelar las llamadas "garantías constitucionales". La doctrina que en
tal oportunidad quedó establecida, tuvo por fundamento la afirmación de que dichas "garantías
constitucionales" existen y protegen al hombre por el solo hecho de hallarse consagradas en la Ley
Fundamental, de modo que deben hacerse efectivas, en cada caso ocurrente, aun cuando no medien leyes
reglamentarias. Por lo tanto, para que los principios entonces expuestos sean aplicables, es necesario que se
produzca la restricción o vulneración de una "garantía constitucional". Si esta primaria exigencia no se
cumple, ninguna razón autoriza a poner en funcionamiento los mecanismos defensivos que aquella doctrina
presupone.
2) Que no todos los derechos de que una persona puede ser titular están incluidos en el concepto jurídico de
"garantía constitucional". Para que un derecho individual revista este carácter, es preciso, en principio, que
se trate de un derecho público subjetivo reconocido al hombre frente al poder público. En términos
generales, únicamente los derechos que poseen esta naturaleza hállanse dotados de jerarquía constitucional y
comprendidos dentro de los arts. 14 y 17 de la Ley Fundamental, que el recurrente cita. Y ello, en virtud de
que, por constituir verdaderas e insalvables limitaciones a la autoridad estatal contribuyen a formar la
esencia del estado de derecho y hacen parte de su definición. Tal es la razón por la que Alberdi, en el art. 20
de su proyecto de Constitución para la Confederación Argentina, se ocupa de las libertades del hombre
llamándolas "garantías de derecho público". En mérito al principio señalado, asimismo, una reiterada
jurisprudencia tiene resuelto que las "garantías constitucionales" no son sino restricciones a la acción de los
gobiernos, tendientes a impedir la extralimitación de los poderes públicos y han sido dadas a los particulares
contra las autoridades" (Fallos, 134:37; 138: 71; 141: 65; 174:175; 183:190). No se trata, por supuesto, de
considerar a las libertades del hombre como otros tantos obstáculos que circundan el Estado, que lo
comprimen, que le niegan la posibilidad de desarrollar una actividad positiva encaminada a la conquista del
bien social. Caracterizar la libertad como limitación a la autoridad, significa que las acciones que el poder
público emprenda llevan ínsita la idea de que la libertad del hombre es el presupuesto de la autoridad, lo que
convierte en constitucionalmente inválido todo acto que conduzca a su aniquilamiento o desvirtuación.
En suma, las "garantías constitucionales" para cuyo resguardo puede decirse que existe el remedio de
amparo, tal como lo caracterizó la doctrina del caso Siri, son los derechos públicos subjetivos que el hombre
tiene frente al Estado. Por ello, justamente, esa doctrina posee alta significación política; expresa una de las
premisas de la forma democrática de gobierno y su vigencia resulta imprescindible a fin de lograr que el
acrecentamiento de las funciones del Estado moderno, que se inclina a ser cada vez en mayor grado un
Estado positivo y asume tareas económico-sociales de magnitud creciente, se realice sin desmedro de las
libertades públicas, a las que debe servir.
3) Que el bien jurídico invocado en la especie, carece de la entidad constitucional requerida para que le sea
aplicable la doctrina sub examine. En efecto, lo alegado en autos no es más que el desconocimiento de
atributos inherentes al derecho de dominio, según se infiere con certeza del escrito presentado con fecha 8 de
agosto ppdo., en que se formula agravio por "la ocupación de la fábrica y la prohibición de acceso a los
propietarios".
El que está en discusión, pues, no tiene carácter de derecho público subjetivo ni de "garantía constitucional";
es simplemente un derecho subjetivo privado, de los que se originan en las relaciones entre particulares
(Fallos, 176:363), de donde se infiere que la doctrina a que el recurrente quiere acogerse es por completo
extraña al tema litigioso. Cuando un particular lesiona el derecho privado de otro, como se dice que habría
acontecido en la especie, su acto no es inconstitucional; tampoco vulnera "garantías constitucionales" ni es
susceptible del remedio de amparo que - según la doctrina antes vista- resguarda esas garantías. Por el
contrario, trátase de un acto ilícito y sujeto a las previsiones de la legislación ordinaria, las que deben
efectivizarse de acuerdo con las normas procesales pertinentes, cuyo dictado incumbe privativamente a las
provincias.
Jurídicamente hablando, pues, todo derecho del hombre muestra una configuración que podría llamarse
bifronte; uno de sus lados mira hacia el Estado y presenta al derecho revestido de la calidad de "garantía
constitucional"; el otro lado, en cambio, mira hacia los terceros particulares y, desde él, el derecho es
específicamente derecho privado. De este principalísimo aspecto conceptual, se ha ocupado el profesor de la
Universidad Católica del Sacro Cuore, G. Balladore Pallieri, quien, refiriéndose a la libertad religiosa y a los
derechos de inviolabilidad personal y de propiedad, consagrados por las Constituciones modernas, escribe:
"Es de hacer notar que los derechos que examinamos son tutelados sólo en cuanto a su posible violación por
parte del Estado o de los actos públicos... En la práctica, un individuo tiene tanto interés en que su libertad
no sea violada por un policía como por un particular. Pero de esta segunda hipótesis no se ocupa la
Constitución. La defensa de los derechos de la libertad ante los posibles atentados de los particulares,
corresponde a otras normas contenidas en la legislación ordinaria; el texto constitucional se preocupa sólo de
su defensa contra la autoridad pública" (Diritto constituzionale, 1957, p. 332). Esta concepción jurídica, que
nace con los inicios del Estado moderno, lejos de ser inactual, está presente en las más recientes expresiones
del derecho público contemporáneo, por cuanto, como más arriba se dijo, es uno de los elementos
constitutivos del Estado de Derecho. Así, la Comisión para la reorganización del Estado, designada en Italia
por el Ministero per la Costituente, entre las conclusiones que presentara en mayo de 1946 y que influyeron
decisivamente sobre los redactores del texto constitucional, definió las aquí llamadas "garantías
constitucionales" como verdaderos derechos públicos subjetivos, con el alcance ya visto (Relazione
all'Asamblea Costituente, 1946, t. I, p. 79 y ss., informe preparado por C. Mortati. Ver en el mismo sentido:
G. Jellinek, Teoría General del Estado, 1943, p. 340 y 641; C. A. Colliard, Les libertés publiques, 1950, p.
434; A. de Cupis, I diritti della personalitá, 1950, p. 86 y ss.).
4) Que conforme a lo resuelto, la doctrina del caso "Siri" no guarda relación directa ni inmediata con la
situación jurídica planteada en autos. Para que pudiera hacerse extensiva a esta última, habría que
modificarla en su esencia y sostener que el amparo no es un medio defensivo implícito en la Ley
Fundamental para la tutela de "garantías constitucionales", sino una acción sumarísima creada por los
jueces, al margen de toda norma legal autoritativa, con el fin de posibilitar la defensa procesal de todos los
derechos individuales imaginables, incluso los meros derechos privados existentes en el orden de las
relaciones entre particulares, como lo son el dominio y sus atributos. He aquí el aspecto central del
problema, que precisa ser subrayado. En el caso "Siri" se resolvió un conflicto entre la libertad y la
autoridad, en amparo de la primera, cuya custodia esta Corte estimó deber indeclinable. Mientras tanto, lo
que ahora se pide es que el más alto tribunal de la Argentina inaugure una doctrina y cree una acción que,
inevitablemente, servirá para que el enfrentamiento de dos derechos privados sea resuelto en perjuicio de
uno de ellos.
5) Que semejante extensión no puede ser judicialmente aceptada sin causar grave daño a principios y
preceptos de observancia ineludible.
6) Que, ante todo, el otorgamiento de amparo en casos como el que se juzga, desvirtuaría la naturaleza
jurídica del instituto en cuestión, según ella aparece configurada por la legislación y la doctrina
contemporáneas, de las cuales se desprende, por vía de principio prácticamente uniforme, que hay amparo
de la libertad contra actos emanados de autoridades públicas, pero no contra los que provengan de sujetos
particulares (en la Argentina: Constituciones de Entre Ríos y Santiago del Estero; ley 2494 de Santa Fe y
Constitución de 1921 de la misma provincia. En el extranjero: Constituciones de Brasil, México, Guatemala,
Honduras, Panamá, Nicaragua, Italia, República Federal Alemana, Baviera, España de 1931, Austria de
1920, etcétera. Ver además: R. Bielsa, Estudios de derecho público, 1952, t. III, p. 401; J. A. González
Calderón, Comisión de estudios constitucionales", 1957, t. II, p. 36 y 39; Federación Argentina de Colegios
de Abogados, Quinta Conferencia Nacional de Abogados, 1941, p. 66 y ss., declaración ponencia adicional
y, especialmente, discurso del miembro informante, doctor A. Walter Villegas). Y si es posible, por vía de
hipótesis, que el legislador amplíe la esfera de acción del amparo, extendiéndolo a las violaciones cometidas
por personas privadas, lo que de ningún modo puede admitirse es que los jueces, sobre la base de supuestos
principios implícitos en la Constitución, tengan la misma potestad ampliatoria.
7) Que ello, asimismo, estaría en oposición a la doctrina jurisprudencial norteamericana referente al writ of
mandamus, con el que habitualmente se compara al remedio de amparo. De modo uniforme y sin
excepciones, los tribunales de Estados Unidos han decidido que el mencionado writ existe respecto de los
actos de un oficial público, (officer) o de una corporación pública o semipública, en tanto que no opera
contra actos de particulares ni se extiende a las relaciones privadas entre individuos (Suprema Corte de
Estados Unidos, caso "Rorick v. U. S. Sugar Co.", Federal Reporter, Second Series, t. 120, p. 418; y fallos
de los tribunales de Georgia, W. Virginia, Wisconsin, Missouri, S. Dakota, California, Oklahoma, etc.,
citados en el Corpus Juris Secundum, 1948, t. 55, p. 451 y ss.).
8) Que, por lo demás, es preciso advertir que las facultades de uso y goce que se dicen infringidas, gozan de
minuciosa y adecuada protección legal. El argumento, enfáticamente planteado por el recurrente, de que la
denegación del amparo peticionado dejaría a su derecho desprotegido, debe ser examinado como asunto de
legislación y no de pura teoría. Cabe preguntar, pues: ¿es exacto que sin el amparo - concebido como
"protección constitucional"- el dominio y sus atributos quedarían, jurídicamente, en estado de indefensión?
La respuesta negativa surge sin esfuerzo. Si por algo se caracteriza el derecho positivo del país es por la
forma precisa y completa en que ha previsto la defensa procesal de las facultades jurídicas que el apelante
dice le han sido violadas. Hablar de omisión o de indiferencia legislativa es, por lo menos, equivocado, ya
que el examen más rápido y superficial revela la existencia de un nutrido conjunto de previsiones
normativas en la materia (arts. 2490, Código Civil; art. 29, inc. 2, Código Penal; disposiciones procesales
sobre interdictos posesorios y acción de desalojo, etc.). Ante esta circunstancia, de cualquier cosa puede
hablarse menos de inexistencia e insuficiencia de una tutela jurisdiccional predispuesta por el legislador. Si
el recurso en consideración se rechazara, el dominio y sus atributos - que se alegan- distarían mucho de
quedar desprotegidos, por cuanto el amparo que se pide no supone otra cosa, en definitiva, que colocar una
nueva acción de origen judicial junto a los múltiples procedimientos sumarios establecidos por la ley.
Por lo tanto, aunque fueran invocables los arts. 14 y 17 de la Constitución, de todos modos tendría fuerza
obligatoria el principio de que las "garantías constitucionales", cuando han sido reglamentadas, deben
ejercitarse en la forma y dentro de los términos prescriptos por las leyes de procedimiento, que son de orden
público y de cumplimiento inexcusable (Fallos, 159:69).
9) Que esta es la doctrina que rige el caso y no la que el recurrente reclama. Si algo no puede afirmarse con
verdad, es que en el derecho argentino falta una amplia y expeditiva tutela jurisdiccional ofrecida por la ley
al dominio y sus atributos. Por consiguiente, siendo innegable que ello existe, ¿por qué razón esencial
debería concederse el amparo? La respuesta no parece difícil, ciertamente. El amparo debería concederse no
por inexistencia, sino por una supuesta ineficacia de aquella tutela. Y ante esta comprobación, se hace
forzoso reiterar que al juzgador le está vedado pronunciarse sobre el acierto del Congreso, o de una
legislatura, en la elección de los medios que estimó aptos para el logro de los fines legales (Fallos, 153:111;
181:264; 196:295).
10) Que, por lo demás, el remedio procesal eficaz, aparte haber existido, ha sido empleado por el recurrente.
En efecto, éste compareció ante la justicia ordinaria de la Prov. de Buenos Aires, y basándose en
jurisprudencia reiterada, así como tácitamente en los arts. 29, inc. 2 del Código Penal y 80 del respectivo
Código de Procedimientos, requirió la inmediata desocupación del inmueble (fojas 17 t 49 del expte. K.21).
Es claro que el resultado fue negativo, por cuanto los jueces de la causa, en ejercicio de facultades propias e
irrevisibles, desecharon la petición; pero, de todos modos, la circunstancia indicada revela una de las
peculiaridades más notables de este litigio. El recurso expeditivo previsto por la ley para la tutela del
derecho, estuvo a disposición del propietario y fue utilizado sin éxito. De donde se sigue que al amparo
solicitado debería darse no porque haya faltado un régimen procesal adecuado, sino porque el empleo de
éste resultó infructuoso. Si la justicia ordinaria de la Provincia de Buenos Aires hubiera dispuesto la
desocupación, no habría habido cuestión de amparo. La hay, únicamente, debido a que "Samuel Kot S.R.L."
reproduce por una vía inexistente que quiere abrir valiéndose de la doctrina del caso "Siri", la misma
pretensión que ya le fuera rechazada en una de las instancias legalmente pertinentes.
11) Que la naturaleza de un instituto jurídico está supeditada, exclusivamente, a la reunión de los elementos
que lo configuran y determinan su esencia. Por ello, cualquiera sea el nombre que quiera dársele, lo que el
recurrente intenta no es demanda ni recurso de amparo. Por su naturaleza y sus fines, es una especie de
interdicto sumarísimo que el juzgador debería instituir y tramitar, sin audiencia de la contraparte, en
reemplazo de los procedimientos ordenados por la ley. En el caso "Siri", tantas veces citado, el amparo vino
a suplir la omisión del legislador con respecto a ciertas "garantías constitucionales". Por el contrario, la
sentencia a dictarse en el sub lite, si acogiera las pretensiones de "Samuel Kot S.R.L.", no sería supletoria
sino sustitutiva, en el plano de la reglamentación procesal de los derechos privados: tendría contenido
normativo y desplazaría normas expresas sancionadas por una legislatura provincial.
12) Que la decisión que otorgara amparo en caso como este, introduciría una absoluta inseguridad jurídica.
Sin que se encuentren comprometidos los bienes de suprema jerarquía constitucional que dieron sentido a la
doctrina del caso Siri, al hacerse lugar al recurso interpuesto estaría creándose una facultad absolutamente
discrecional, no reglada, reconocida a todos los jueces del país, incluso a los jueces de paz legos que en
muchas provincias existen y esa facultad podría o debería ejercitarse en orden a los conflictos suscitados
entre particulares con motivo del ejercicio de sus derechos privados, quedando las modalidades del
procedimiento - audiencia, prueba, apelación- también deferidas al libre arbitrio de los jueces. Las
consecuencias que de ello derivarían son imprevisibles, pero indudablemente riesgosísimas. A título
ilustrativo, recuérdese los desapasionados juicios de Vallarte, quien, ya a fines del siglo pasado, cuando
examinó el recurso de amparo vigente en México, dejó escrita esta frase, como una advertencia: "jueces ha
habido que han hecho del amparo un arma política para herir a sus enemigos". Téngase presente, además,
que un procedimiento semejante al que en estos autos se discute, el writ of injunction, llegó a ser en Estados
Unidos "un instrumento usado por los tribunales contra la huelga en los conflictos del trabajo" (M. E. y G.
O. Dimock, "American goverment in action", 1947, p. 772), al extremo de que, para eliminar tan nociva
manifestación del discrecionalismo judicial, debió incluirse previsiones especiales en la ley Norris-La
Guardia del año 1932.
Frente a estas reveladoras comprobaciones que nos brinda la experiencia ajena, más que nunca parece
oportuno reproducir aquí la regla sobria y comprometedora que, desde antiguo, se impusieron los jueces
argentinos: "La misión más delicada de la justicia es la de saber contenerse dentro de la órbita de su
jurisdicción, sin menoscabar las funciones que incumben a los demás poderes" (Fallos, 155:248).
13) Que en cuanto a la libertad de trabajo, también invocada en el recurso, las consideraciones que preceden
tienen valor decisivo. Por otra parte, habida cuenta de las circunstancias de la causa, la violación de esa
libertad, si hubiera ocurrido, sería en todo caso, un efecto secundario o accesorio derivado de la privación de
la cosa. Es obvio, pues, que las acciones o interdictos previstos por la ley para obtener la restitución, son
igualmente idóneos para hacer cesar el daño que, según asevera el propietario, habríase causado a su libertad
de trabajo.
14) Que, por último, la impugnación referente al art. 19 de la Constitución, debe desecharse, ya que no se
advierte que ese precepto guarde relación con lo decidido por el tribunal a quo.
Por ello, habiendo dictaminado el procurador general, se declara improcedente el recurso extraordinario
concedido a fojas 15".
El presente recurso de amparo se funda en los mismos hechos que han dado lugar a la instrucción de la
causa "Houssay, Abel F. A. representando a Kot, Samuel S.R.L., denuncia Kot, Juan" en la que dictaminó
también el día de la fecha.
Aquí, sin embargo, se hace especial hincapié en lo resuelto en Fallos, 239:459 para fundar de ese modo la
intervención de los tribunales del crimen en la cuestión de que se trata, aun al margen del proceso penal
antes mencionado.
Y bien, lo decidido en el recurso planteado por Angel Siri no es, a mi juicio, de aplicación al sub iudice.
Allí, lo mismo que en los casos jurisprudenciales a que expresamente se refirió V. E. para destacar su
apartamiento de la doctrina tradicional hasta entonces observada (Fallos, 168:15; 169:103), se pedía amparo,
no contra un hecho realizado por particulares, sino contra un acto arbitrario de la autoridad para el que no
existía remedio expreso en la legislación a pesar de que comportaba la violación de garantías individuales
aseguradas por la Constitución.
Como se observa, pues, la situación es fundamentalmente distinta: en primer lugar, porque aquí no se trata
de dejar sin efecto un acto de autoridad, puesto que los obreros ocuparon la fábrica por su propia cuenta; y
en segundo término porque, al contrario de lo que ocurría en el caso citado, la legislación del Estado en cuya
jurisdicción se produjo el hecho de autos prevé un remedio procesal específico para solucionar situaciones
como la que se plantea en este recurso: me refiero concretamente al interdicto de recobrar o de despojo
arbitrado por el art. 599 del Código de Proc. Civil y Com. de la provincia de Buenos Aires a favor de
quienes hayan sido despojados con violencia o clandestinidad de la posesión o tenencia de una cosa.
Por ello, y sin perjuicio de señalar la confusión que derivaría de la admisión de recursos de amparo no
legislados para solucionar situaciones que las normas procesales vigentes ya contemplan de modo expreso,
observo que hacer lugar a la pretensión del recurrente importaría tanto, a mi juicio, como dejar
implícitamente sin efecto una institución procesal bonaerense - la del art. 599 citado- que no ha sido tachada
en esta causa de inconstitucional.
En consecuencia, opino que corresponde desestimar el recurso del que se me ha corrido vista.
TEXTO COMPLETO
De lo informado a fs. 37 y vta. así como de las propias manifestaciones formuladas por el interesado en su
escrito de fs. 35, surge que la clausura del periódico "Mercedes", que dio origen a las presentes actuaciones,
ha sido dejada sin efecto.
Atento el informe de fs. 59, y sin perjuicio de observar que su contenido es contradictorio con el de fs. 37
-razón por la que correspondería aclarar cuál es en definitiva la situación actual del diario "Mercedes"-, paso
a dictaminar sobre el fondo del asunto.
En este aspecto, ya he tenido oportunidad en el caso de Fallos, t. 236, p. 41, de opinar que el recurso de
hábeas corpus sólo protege a las personas privadas de su libertad corporal sin orden de autoridad
competente, por lo que, si V. E. decide admitir la procedencia del recurso intentado, estimo que
correspondería confirmar lo resuelto en cuanto ha podido ser materia de apelación extraordinaria. - Octubre
14 de 1957. -Sebastián Soler.
Que en los autos "Siri, Angel, s/interpone recurso de hábeas corpus", en los que a fs. 47 vta. se ha concedido
el recurso extraordinario contra la sentencia de la Cám. de Apel. en lo Penal del departamento de Mercedes
(Prov. de Buenos Aires), manifestando que el diario "Mercedes", de su propiedad y administración,
continuaba clausurado desde comienzos de 1956, "mediante custodia provincial en el local del mismo", lo
que vulneraba la libertad de imprenta y de trabajo que consagran los arts. 14, 17 y 18 de la Constitución
nacional (1) y los arts. 9º, 11, 13, 14 y 23 y demás de la Constitución de la provincia. Solicitó que, previo
informe del comisario de policía del partido de Mercedes sobre los motivos actuales de la custodia del local
del diario, se proveyera lo que correspondía, conforme a derecho y de acuerdo con las cláusulas
constitucionales citadas.
Que requerido dicho informe por el juez actuante, el comisario de policía informó que "con motivo de una
orden recibida de la Dir. de Seguridad de esta policía, con fecha 21 de enero ppdo., al mismo tiempo que se
þÿprocedió a la detención de Angel Siri, director-propietario del diario ½Merdes%W, se cumplió con la clausura
del local donde se imprimía el mismo, el que desde aquella fecha viene siendo custodiado por una consigna
policial colocada al efecto".
Que ante la falta de especificación sobre los motivos de la clausura del diario, el juez requirió sucesivamente
informe del Jefe de policía de la Prov. de Buenos Aires y del Ministerio de Gobierno de dicha provincia,
todos los cuales manifiestan ignorar las causas de la clausura y la autoridad que la dispuso. Reiterada por el
solicitante la declaración pedida al comienzo de estas actuaciones, el juez resolvió no hacer lugar a ella en
razón de no tratarse en el caso de un recurso de hábeas corpus, el cual sólo protege libertad física o corporal
de las personas.
Que contra esta sentencia el solicitante ha deducido el presente recurso extraordinario, fundado en la
supuesta violación de las garantías constitucionales que invocó en su escrito originario, el cual le ha sido
concedido por la Cám. de Apelación.
Que, radicada la causa ante esta Corte Suprema y con el objeto de actualizar los elementos de hecho, el
tribunal requirió del juez en lo penal de Mercedes informe sobre si subsistía en la actualidad la clausura del
diario, respondiendo el comisario de la localidad, en oficio dirigido al juez comisionado, que sí subsistía esa
clausura.
Que según resulta de los antecedentes antes relacionados, no existe constancia cierta de cuál sea la autoridad
que ha dispuesto la clausura del diario ni cuáles son, tampoco, los motivos determinantes de ella. En estas
condiciones, es manifiesto que el derecho que invoca el solicitante de publicar y administrar el diario debe
ser mantenido.
Que, por otra parte, en sus diversos escritos el compareciente no ha dicho que interponía el recurso de
hábeas corpus -como lo hace notar, además, en el escrito de fs. 40-, por lo que es erróneo el único
fundamento de la sentencia denegatoria de fs. 33, confirmada con el mismo fundamento por la Cám. de
Apelación, que da origen a este recurso. El escrito de fs. 1 sólo ha invocado la garantía de la libertad de
imprenta y de trabajo que aseguran los arts. 14, 17 y 18 de la Constitución nacional, la que, en las
condiciones acreditadas en la causa, se halla evidentemente restringida sin orden de autoridad competente y
sin expresión de causa que justifique dicha restricción.
Que basta esta comprobación inmediata para que la garantía constitucional invocada sea restablecida por los
jueces en su integridad, sin que pueda alegarse en contrario la inexistencia de una ley que la reglamente: las
garantías individuales existen y protegen a los individuos por el solo hecho de estar consagradas por la
Constitución e independientemente de las leyes reglamentarias, las cuales sólo son requeridas para
establecer "en qué caso y con qué justificativos podrá procederse "a su allanamiento y ocupación", como
dice el art. 18 de la Constitución a propósito de una de ellas. Ya a fines del siglo pasado señalaba Joaquín V.
þÿGonzález: "No son, como puede creerse, las ½declaraciones, derechos y garantías%W, simples fórmulas
teóricas: cada uno de los artículos y cláusulas que las contienen poseen fuerza obligatoria para los
individuos, para las autoridades y para toda la Nación. Los jueces deben aplicarla en la plenitud de su
sentido, sin alterar o debilitar con vagas interpretaciones o ambigüedades la expresa significación de su
texto. Porque son la defensa personal, el patrimonio inalterable que hace de cada hombre, ciudadano o no,
un ser libre e independiente dentro de la Nación Argentina" ("Manual de la Constitución argentina", en
"Obras completas", vol. 3, Buenos Aires, 1935, núm. 82; confr., además, núms. 89 y 90).
Que en consideración al carácter y jerarquía de los principios de la Carta fundamental relacionados con los
derechos individuales, esta Corte Suprema, en su actual composición y en la primera oportunidad en que
debe pronunciarse sobre el punto, se aparta así de la doctrina tradicionalmente declarada por el tribunal en
cuanto relegaba al trámite de los procedimientos ordinarios, administrativos o judiciales la protección de las
garantías no comprendidas estrictamente en el hábeas corpus (Fallos, t. 168, p. 15; t. 169, p. 103 y los
posteriores). Los preceptos constitucionales tanto como la experiencia institucional del país reclaman de
consuno el goce y ejercicio pleno de las garantías individuales para la efectiva vigencia del Estado de
derecho e imponen a los jueces el deber de asegurarlas.
Por tanto, habiendo dictaminado el procurador general, se revoca la sentencia apelada. Vuelvan los autos al
tribunal de origen a fin de que haga saber a la autoridad policial que debe hacer cesar la restricción impuesta
al solicitante en su calidad de director-propietario del diario clausurado. -Alfredo Orgaz. -Manuel J.
Argañarás. -Enrique V. Galli. -Benjamín Villegas Basavilbaso. -Carlos Herrera (en disidencia).
Considerando: Que según resulta de las constancias de autos, la autoridad policial de la Prov. de Buenos
Aires mantiene clausurado el diario "Mercedes", que se publicaba en la ciudad del mismo nombre de dicha
provincia; y que Angel Siri, invocando la calidad de director y administrador del periódico y la libertad de
imprenta y de trabajo consagradas por la Constitución nacional, se presentó a fs. 1 ante el juez del crimen
local solicitando se requiriera informe a la policía sobre los motivos de la clausura y con su resultado se
proveyera de acuerdo con las cláusulas constitucionales que citó; solicitud reiterada a fs. 32, después de los
diversos informes producidos, con los cuales no se pudo aclarar debidamente quién había ordenado la
clausura y por qué razones.
Que el juez resolvió a fs. 33 desestimar la presentación del recurrente en razón de que el recurso de hábeas
corpus ha sido instituido solamente para la protección de la libertad personal; decisión de la que Siri pidió
revocatoria a fs. 35 manifestando que no obstante no existir ya consigna policial en el local del diario y
þÿhaber sido sacados los precintos de la puerta del mismo, no se atrevía a abrirlas "sin antes obtener el ½bill%W
de indemnidad declarativa" de sus jueces naturales.
Que después de un nuevo informe policial confirmatorio de lo aseverado por Siri, el a quo desestimó a fs. 38
la revocatoria invocando los fundamentos de su resolución anterior y la inexistencia actual de restricción
alguna, pronunciamiento que fue confirmado por sus fundamentos por el tribunal de apelación. Contra esa
resolución se interpuso por el afectado el presente recurso extraordinario, manifestando que se mantenía la
clausura, hecho que resulta confirmado por el informe policial de fs. 59, expedido a requerimiento de esta
Corte.
Que no obstante la imperfección con que la cuestión ha sido planteada por el recurrente, se deduce de sus
expresiones que pretende que el juez del crimen tome alguna medida, que no concreta, para hacer cesar la
clausura del diario por ser ella violatoria de la libertad de imprenta garantizada por el art. 14 de la
Constitución nacional. A ello, por lo demás, reduce sus manifestaciones en el memorial de fs. 51, aclarando
que no ha interpuesto un recurso de hábeas corpus sino el remedio legal de peticionar a las autoridades.
Que el procurador, en su dictamen de fs. 64, sostiene que el recurso extraordinario de hábeas corpus sólo
protege a las personas privadas de su libertad corporal sin orden de autoridad competente y se remite a lo
que expusiera en Fallos, t. 236, p. 41 (2), donde expresó que esa conclusión no implica, por cierto, que no
existan medios para hacer efectivo el derecho de publicar las ideas por la prensa sin censura previa cuando él
es afectado por actos de autoridad; y que de igual manera que la protección del derecho de propiedad se
ejerce mediante diversas acciones, civiles y criminales, sin que quepa decir que la garantía constitucional
correspondiente sea anulada porque no constituya materia del recurso de hábeas corpus, el recurrente puede
también perseguir el reconocimiento de los derechos que invoca y el cese de trabas que, según afirma, se
oponen a su ejercicio, mediante las acciones civiles, contenciosoadministrativas y criminales
correspondientes.
Que esa es indudablemente la doctrina que surge de la jurisprudencia de esta Corte (Fallos, t. 183, p. 44 (3);
t. 169, p. 103; t. 168, p. 15), que ha establecido reiteradamente que la vía del hábeas corpus solamente
procede cuando se invoca una restricción ilegal a la libertad corporal de las personas; y que los demás
derechos garantizados por la Constitución deben ser defendidos por otras acciones ajenas al remedio
indicado. Es cierto que el recurrente manifiesta que el que ha interpuesto no es un recurso de hábeas corpus;
pero no solamente no concreta de qué acción se trata sino que el trámite impreso a la causa a su pedido y
con su conformidad ha sido el establecido por las leyes procesales para dicho recurso.
Que si aun fuera admisible argüir con la posibilidad de que el silencio legislativo o la inoperancia de los
procedimientos legales no pueden impedir la vigencia de los derechos y principios consagrados por la
Constitución, debería observarse que semejante razonamiento, que reviste carácter extremo, indudablemente
supone la demostración acabada de aquellos requisitos. Porque no es so color de que una vía pueda
estimarse, por los jueces, preferible a otra, que les sea dado prescindir de las prescriptas por el órgano
legislativo, titular como es de la soberanía popular en esa materia. Y menos cabría hacerlo sobre la base de
la posible aplicación defectuosa de las leyes vigentes para la tutela de los derechos patrimoniales, o de
aquellos otros que se ejercitan con la disposición de lo que es propio, como es la de publicar ideas por medio
de la prensa por el dueño de un periódico. Se trataría, en todo caso, de corruptelas que no son insalvables y
que de cualquier modo no justifican la excedencia señalada de la propia jurisdicción. Porque los derechos
que la Constitución acuerda son tales conforme con las leyes que reglamentan su ejercicio (art. 14,
Constitución nacional). Y entre éstas figuran las de la defensa judicial de aquéllos en la manera prescripta
por el ordenamiento jurídico, si ha de ser verdad, como esta Corte ha dicho, que el orden de nuestra
convivencia reposa en la ley (Fallos, t. 234, p. 82 (5) y sus citas). El prudente y decoroso respeto de las
propias limitaciones al par que de las facultades de los demás poderes, hace evidente que la prescindencia,
de base normativa para la actuación jurisdiccional, sólo puede ser admisible en condiciones vitalmente
extremas, entre las que las circunstancias relatadas del caso, impiden encuadrar a éste.
Por ello, y de acuerdo con lo dictaminado por el procurador general, se confirma la resolución apelada en
cuanto ha podido ser materia de recurso. -Carlos Herrera.
PARTE ORGANICA DE LA CONSTITUCION NACIONAL.
PODER EJECUTIVO NACIONAL
Dra. Marisol Hermida y Dr. Pablo Ovidio Fernández
1
Richarte, Darío, Manual Práctico de Derechos Humanos y Derecho Constitucional, Pág. 121.
2
Onaindia, José Miguel, Instituciones del Derecho Constitucional, Pág. 115 y 117.
3
Golpe de estado al Presidente Hipólito Yrigoyen perpetuado el 6 de septiembre de 1930.
de agenda tratados por los líderes políticos, fue la posibilidad de atenuar el régimen
presidencialista. Esta idea, motivó el trabajo del Consejo para la Consolidación Democrática
(CDD), conformado diez años después durante la presidencia de Raúl Alfonsín, con la
recuperación democrática.
Lamentablemente, la reforma de 1994, no siguió estos lineamientos, que proponía
la adopción de un sistema semi-presidencialista. Sin embargo, la última reforma realizó
importantes modificaciones en diversos aspectos de la reglamentación del funcionamiento
del Poder Ejecutivo, ya que debemos recordar, que el interés reformista del entonces
Presidente Carlos Menem se sustentaba fundamentalmente en su intención reeleccionista,
hasta entonces vedada por la Constitución.
Presidencialismo.
El presidencialismo es el sistema que se caracteriza por la atribución de poder en
forma unipersonal al Presidente de la República que concentra la jefatura de estado y la
jefatura de gobierno. Los ministros y secretarios de Estado son meros asistentes del
Presidente, quién los designa y remueve. El Presidente es elegido en forma directa por
sufragio universal.
En el sistema parlamentario, la composición del Poder Ejecutivo es colegiada, las
jefaturas de Estado y de gobierno suelen estar separadas, recayendo la primera
generalmente en un Presidente o monarca con funciones de carácter protocolar, o de
ejercicio de las relaciones internacionales en algunos casos, quedando las responsabilidades
del gobierno en manos de un Primer Ministro que preside un Consejo de Ministros. El Jefe
de Estado y el Parlamento son quienes participan en el proceso de selección del Primer
Ministro y su Gabinete.
Nuestro sistema de gobierno es marcadamente presidencialista, con una expresión
típica de pesos y contrapesos entre los sistemas de separación de poderes.4
El art 87 CN establece que el “Poder Ejecutivo de la Nación, será desempeñado por
un ciudadano con el título de PRESIDENTE DE LA NACIÓN ARGENTINA”.
4
Bidart Campos, Manual de Derecho Constitucional Argentino, Pág. 474 y 475
Es un órgano unipersonal -representado sólo por el Presidente-.
Acefalía presidencial.
El artículo 88 de la CN establece que “En caso de enfermedad, ausencia de la Capital,
muerte, renuncia o destitución del Presidente, el Poder Ejecutivo será ejercido por el
vicepresidente de la Nación. En caso de destitución, muerte, dimisión o inhabilidad del
Presidente y vicepresidente de la Nación, el Congreso determinará qué funcionario público
ha de desempeñar la Presidencia, hasta que haya cesado la causa de la inhabilidad o un
nuevo presidente sea electo”.
La Constitución establece la sucesión del Presidente por el vicepresidente, y luego,
delega en el Congreso la sanción de una “Ley de Acefalía” para el caso de que deba
reemplazarse a ambos al mismo tiempo.
Duración en el cargo.
Antes de la Reforma de 1994 el mandato presidencial era de 6 años sin posibilidades
de reelección inmediata. La regulación actual del art. 90 CN establece que el Presidente y
Vicepresidente duran en sus funciones el término de cuatro años, y pueden ser reelegidos
o sucederse recíprocamente por un solo período consecutivo.
El Presidente y el Vicepresidente cesan su mandato el mismo día que expira su
período art. 91 CN, perciben un sueldo público art. 92 CN, y toman posesión de sus cargos
“jurando observar la Constitución Nacional” ante la Asamblea Legislativa art. 93 CN.
5
Onaíndia, José Miguel, Instituciones del Derecho Constitucional, Pág.120.
a través de una moción de censura, pero la misma es casi de imposible cumplimiento
práctico ya que requiere del voto de la mayoría absoluta de los miembros de cada una de
las Cámaras.
FORMA DE GOBIERNO Y PODER LEGISLATIVO
Dra. Fabiana BELLO
La forma de gobierno constituye uno de los temas esenciales de la organización de un Estado, define cómo es la
estructura del poder político del país en un momento histórico determinado. A través de la constitución escrita
se regula este aspecto de la organización estatal, que se denomina “parte orgánica”, y debe reflejar la distribución
de funciones entre los diferentes órganos estatales.
Argentina, tomando los antecedentes norteamericanos, pero agregándole perfiles propios, adoptó para sí el
régimen REPRESENTATIVO, REPUBLICANO Y FEDERAL. Ello encuentra su correlato normativo en el Artículo 1 de
la Constitución Nacional, el cual establece: "La Nación argentina adopta para su forma de gobierno la forma
representativa, republicana y federal."
Así, para algunos, la forma Representativa en su interpretación restrictiva, y originaria encuentra respaldo en el
principio de raigambre constitucional del artículo 22, que establece que “el pueblo no delibera ni gobierna sino
a través de sus representantes, y toda fuerza armada o reunión de personas que se atribuya los derechos del
pueblo y peticione a nombre de este, comete delito de sedición”.
Apoyando este criterio restrictivo de representatividad, la Corte Suprema de Justicia de la Nación a lo largo de la
historia pronunció criterios generales tales como: “el pueblo es la fuente originaria de la soberanía”, “la soberanía
popular es un principio de raigambre constitucional que en el sistema democrático se integra con el reconocimiento
del pueblo como último titular del poder político pero, al mismo tiempo, y para cumplir con tal objetivo, pone su
acento en los procedimientos habilitados para hacer explícita aquella voluntad, origen del principio de
representación” “no está permitido invocar la defensa de la voluntad popular que desconozca el ordenamiento
jurídico”.
Es decir, la idea de representación remite a la soberanía del pueblo que aparece como fuente originaria del poder,
y debe ser entendida como limitada a la elección de los representantes. Esta doctrina referencia a nuestra
constitución fundante, pero se sustenta en un concepto de democracia limitado. Es un posición sostenida por
parte de la Jurisprudencia Nacional, quien en este sentido restrictivo lo reflexiona en el caso “Schifrin”, decidido
por la Cámara Nacional de Casación Penal (con citas a la Corte Suprema —Fallos: 304:1524).
Una visión alternativa, ampliada y actual de la democracia incorpora la participación ciudadana en los procesos
inclusivos y deliberativos. Fundamentan su postura en la evolución y novedades introducidas en la Constitución a
partir de 1853, por ejemplo, el derecho de peticionar a las autoridades del art. 14, el derecho a huelga art. 14 bis,
iniciativa popular art. 39, la consulta popular art. 40, etc.
Es una postura basada en la confianza en la ciudadanía, que niega que el concepto de representación implique
solo votar periódicamente, y critica a la concepción restrictiva por no hacer una verdadera interpretación
constitucional que recepte todas las formas de representación y participación democrática. Es interesante la
reflexión que al respecto hace el Dr. Roberto Gargarella en su ensayo “Republicana, Representativa y Federal”
donde sostiene que “un concepto más ampliado de representación y democracia, no solo encaja con los fallos de
la Corte Suprema de Justicia; con la letra de la constitución (desde el punto de vista formal y práctico), sino que
además el concepto se acomoda bien a la larga historia política, social y jurídica de nuestro país. Esta historia
incluye, por supuesto, a los hitos más salientes de nuestra vida pública, como los relacionados con las
movilizaciones populares y políticas que culminaron con el dictado de la Ley Sáenz Peña (ley 8871, del 10 de febrero
de 1912, consagrando el voto secreto, universal y obligatorio); el yrigoyenismo y el ascenso de las clases medias al
poder; la reforma universitaria, la reivindicación de los derechos de los trabajadores y el fortalecimiento de los
sindicatos impulsados por el peronismo; la consolidación del movimiento por los derechos humanos que
comenzara a darse en tiempos del alfonsinismo; las luchas de las comunidades indígenas por sus derechos.”
Gargarella considera asimismo, que frente a esta notable evolución de la práctica constitucional argentina, no
puede considerarse vigente una noción de la representación política propia del siglo XVIII y una lectura estrecha
de la Constitución de 1853. Dice textualmente: “Esta concepción constitucional reivindica a la “voluntad popular”
como fuente y legitimación del poder, y por tanto avala que se tomen decisiones orientadas a que la ciudadanía
gane en poder de decisión y control. Esta concepción constitucional también afirma el valor de las movilizaciones
populares, a las que ve como un homenaje —antes que (como en “Schifrin”) como una amenaza— frente a una
larga y continuada historia de activismo cívico: se trata de formas de expandir la frontera de los derechos, y de
modos de dotar de sentido profundo a la democracia”.
La forma Republicana, es un sistema político que aparece como contraposición a la Monarquía. Es un contenido
pétreo en nuestra Constitución que tiene características propias tales como;
a) DIVISIÓN DE PODERES: Tiene como objetivo primordial evitar la concentración del poder en una o en pocas
manos. Los poderes del Estado son independientes entre sí pero actúan de manera coordinada; así se evitan los
abusos de poder, cada uno oficia como contralor del otro.
Ya en el año 1.748, Montesquieu, reconocido pensador francés, en su obra El espíritu de las Leyes, escribió:
“…En cada Estado hay tres clases de poderes: el legislativo, el ejecutivo de las cosas pertenecientes al derecho de
gentes, y el ejecutivo de las que pertenecen al civil. Por el primero, el príncipe o el magistrado hacen las leyes para
cierto tiempo o para siempre, y corrige o deroga las que están hechas. Por el segundo, hace la paz o la guerra,
envía o recibe embajadores, establece la seguridad y previene las invasiones; y por el tercero, castiga los crímenes
o decide las contiendas de los particulares. Este último se llamará poder judicial; y el otro, simplemente, poder
ejecutivo del Estado (...). Cuando los poderes legislativo y ejecutivo se hallan reunidos en una misma persona o
corporación, entonces no hay libertad, porque es de temer que el monarca o el senado hagan leyes tiránicas para
ejecutarlas del mismo modo. Así sucede también cuando el poder judicial no está separado del poder legislativo y
del ejecutivo. Estando unido al primero, el imperio sobre la vida y la libertad de los ciudadanos sería arbitrario, por
ser uno mismo el juez y el legislador y, estando unido al segundo, sería tiránico, por cuanto gozaría el juez de la
fuerza misma que un agresor”.
En la Constitución Nacional Argentina, tal como lo sostiene la Dra. Gelli, la separación de los poderes se expresa
de tres modos diversos: la clásica división tripartita (poder legislativo, poder ejecutivo y poder Judicial); la división
federal que reconoce dos órbitas territoriales: el central y el federal o Nacional; y los locales y provinciales, incluida
la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a partir de la reforma de 1994.
b) PUBLICIDAD DE LOS ACTOS DE GOBIERNO: Aparece como una forma de garantía democrática y Republicana.
Si bien la Constitución no dispone de una norma de carácter general, establece distintos mecanismos que obligan
a dar publicidad de los actos de gobierno, para que de esa manera los actos de gobierno puedan ser conocidos
por el pueblo y eventualmente ejercer un control por medio del voto, peticiones y/o en su caso acciones judiciales.
c) ELECCIÓN POPULAR DE LOS GOBERNANTES: Les otorga legitimidad de origen para ejercer su cargo.
d) TEMPORALIDAD: Asegura la temporalidad en el ejercicio del poder o renovación periódica de los gobernantes,
que se materializa en la duración determinada de los cargos públicos.
e) RESPONSABILIDAD DE LOS ACTOS DE GOBERNANTES: Se establece la responsabilidad, por los actos realizados
en ejercicio del poder, que puede ser evaluada a través del “Juicio político”. Así. el artículo 29 de la C.N establece
la responsabilidad y pena de infames traidores de la patria a las legislaturas provinciales o integrantes del
Congreso Nacional que violen el principio republicano otorgando la suma del poder público o supremacías o
sumisiones al Poder Ejecutivo de la Nación o a los gobiernos de las provincias.
Asimismo los artículos 53, 99 y 110 CN, regula la responsabilidad y juicio político a los integrantes de la Corte
Suprema de Justicia y Jurado de Enjuiciamiento, y el art 115 para los demás cargos inferiores.
Por último, los artículos 53 y 59 de la CN, establecen la responsabilidad del Poder Ejecutivo Nacional, Jefe de
Gabinete de Ministros y Ministros.
f) IGUALDAD ANTE LA LEY.
El artículo 16 de nuestra carta magna consagra la igualdad expresamente dice: “…La Nación Argentina no admite
prerrogativas de sangre ni de nacimiento; no hay en ella fueros personales ni títulos de nobleza. Todos sus
habitantes son iguales ante la ley, y admisibles en los empleos sin otra condición que la idoneidad”, articulo que
se vio perfeccionado a partir de la reforma de 1994 con una serie de garantías que la misma constitución reconoce.
Para la rama del Derecho administrativo, resulta más apropiado hablar de la división de las funciones y no de la
división de los Poderes del Estado, ya que el Poder es uno solo. Estiman conveniente hablar de tres órganos, el
ejecutivo, el legislativo y el judicial.
Cada uno de ellos desarrolla funciones distintas. Todo sería sencillo si las funciones de administración o ejecutivas,
las legislativas y la judicial estuvieran respectiva y exclusivamente a cargo de los órganos legislativo (Congreso),
administrativos (órganos dependientes del Ejecutivo) y judiciales (órganos independientes). Pero las dificultades
surgen porque cada órgano no se limita únicamente a la función que le corresponde. De allí también la dificultad
en hallar la noción que identifique plenamente a cada una de las funciones estatales.
La forma FEDERAL de gobierno supone la existencia de más de un territorio con capacidad normativa en la que se
equilibran la unidad de un solo Estado con la pluralidad y autonomía de otros. El federalismo surge como
consecuencia de un largo proceso histórico, político y sociológico de nuestro país que receptó la Constitución de
1853-1860, y completó la reforma de 1994 con el reconocimiento de la autonomía a la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires.
Nuestro país es Federal esencialmente porque los estados Provinciales (unidades políticas integrantes de la
Federación), conservan para si su autonomía, delegando solo algunos poderes al Gobierno Nacional. El Estado
Federal es uno solo, no obstante la Pluralidad de Provincias.
El Federalismo sostiene tres tipos de relaciones (entre el gobierno federal y provinciales)
a) Relación de subordinación de los estados locales al Estado Federal, que se visualizan en el artículo 5 de
la CN. “Cada provincia dictará para sí una Constitución bajo el sistema representativo republicano, de acuerdo
con los principios, declaraciones y garantías de la Constitución Nacional; y que asegure su administración de
justicia, su régimen municipal, y la educación primaria” y en el artículo 31 que indica la primacía de la
Constitución Nacional por sobre el resto de todo el ordenamiento jurídico argentino.
b) Relación de participación: Hay un equilibrio entre la participación de los estados pequeños y grandes. En
razón de ello, la representación de los senadores es igualitaria. Las provincias colaboran con el gobierno federal.
c) Relación de coordinación: Refiere a la distribución de competencias de las provincias; exclusivas,
delegadas, concurrentes, etc.
PODER LEGISLATIVO
El Poder Legislativo es ejercido en la República Argentina por el Congreso Nacional, compuesto de dos Cámaras:
la de Diputados y la de Senadores. Si bien ambas Cámaras se fundan en la representación popular (todos sus
miembros son elegidos en forma democrática en base al sufragio universal, secreto y obligatorio), los Diputados
representan directamente al pueblo argentino, y los Senadores a las Provincias y a la Ciudad de Buenos Aires.
Normativamente se encuentra regulado en la sección primera del título primero (Gobierno federal) de la segunda
parte (Autoridades de la Nación), título primero, desde el artículo 44 al 86 de la CN con el rótulo “Del Poder
Legislativo”. Este es un Poder que tiene un repertorio con características que le son propias.
a) Es bicameral (tiene dos Cámaras, Diputados y Senadores). El bicameralismo aparece como una propiedad
esencial para mantener la ecuanimidad o armonía entre el Federalismo y la democracia. El primero garantiza la
representación igualitaria de los Senadores, tres por cada Provincia, incluida la Ciudad Autónoma de Buenos Aires,
quien a partir de la última reforma constitucional que reconoció su autonomía en el artículo 129 CN, tiene
representantes en ambas Cámaras, y el segundo protege la representación de Diputados, los que son elegidos en
relación al número de habitantes de cada distrito.
b) Es un órgano colegiado, se conforma con una pluralidad de miembros (está compuesto por Senadores y
Diputados).
c) Es complejo, porque cada una de sus Cámaras conforman un órgano. Cuando ambas Cámaras actúan
conjuntamente, emiten actos complejos, en tanto, cuando lo hacen en la esfera de su competencia individual se
llaman actos simples.
El Poder Legislativo es el encargado de dictar las leyes, las reglas generales y obligatorias para la población de un
Estado; fija los impuestos y los aranceles aduaneros; regula el comercio interior y la navegación de los ríos y mares
del país; participa del proceso de designación interviene de jueces, embajadores y otros funcionarios; aprueba
tratados de paz y de límites; dicta códigos civiles, comerciales, penales, de minería, del trabajo y seguridad social;
decide el presupuesto de gastos del país.
Existen también competencias que son específicas, propias y exclusivas de cada Cámara:
COMPETENCIAS PROPIAS DE LA CAMARA DE DIPUTADOS:
• Recibir los proyectos de Ley presentados por iniciativa popular (CN Art.39).
• Iniciar el proceso de consulta popular para un proyecto de ley (CN Art. 40).
• Iniciar las leyes sobre contribuciones y reclutamiento de tropas (CN Art. 52).
• Acusar ante el Senado, en juicio político, al Presidente y Vicepresidente de la Nación, al Jefe de Gabinete
de Ministros, a Ministros del Poder Ejecutivo y a miembros de la Corte Suprema (CN Art. 53).
COMPETENCIAS PROPIAS DE LA CAMARA DE SENADORES:
• Ser cámara de origen de leyes que promuevan políticas tendientes al crecimiento armónico de la Nación
y el poblamiento de su territorio (CN Art. 75 Inc. 19).
• Prestar acuerdo al Poder Ejecutivo para la designación de magistrados judiciales, embajadores, ministros
plenipotenciarios, encargados de negocios y de oficiales superiores de las Fuerzas Armadas (CN Art. 99 Inc. 4, 7 y
13) Juzgar en juicio político a los acusados por la Cámara de Diputados (CN Art. 59).
• Autorizar al Presidente de la Nación para que declare el estado de sitio en caso de ataque exterior (CN
Art. 61).
• Ser cámara de origen en la Ley Convenio, sobre coparticipación federal de impuestos (CN Art. 75 Inc. 2).
LA CAMARA DE DIPUTADOS.
El artículo 45 de la CN dispone en su primer párrafo: “La Cámara de Diputados se compondrá de representantes
elegidos directamente por el pueblo de las provincias, de la Ciudad de Buenos Aires, y de la Capital en caso de
traslado, que se consideran a este fin como distritos electorales de un solo Estado y a simple pluralidad de
sufragios…”.
La elección de los Diputados se efectúa de modo directo y a simple pluralidad de sufragios, considerándose a las
Provincias, y a la Ciudad de Buenos Aires como distritos electorales de un solo estado. Esta disposición normativa
está directamente relacionada con la representatividad y la pertenencia de los cargos.
Sin duda el sistema electoral, sus representaciones y la pertenencia a los cargos -al legislador o al partido por el
cual fue electo- es un debate de larga data que requiere de un estudio pormenorizado que excede a este primer
paneo como alumnos del CBC.
CAMARA DE SENADORES
Siguiendo el criterio utilizado para determinar la conformación de la Cámara de Diputados, nos abocaremos a la
Cámara de Senadores.
Los Senadores son elegidos por el voto popular, en forma directa, y representan a sus provincias, tres por cada
una de ellas incluida la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (dos por la mayoría y uno por la minoría).
Al momento de la asumir sus funciones deben cumplir con los siguientes: a) tener la edad mínima de 30 años, b)
haber sido seis años ciudadano de la Nación, ser natural de la provincia que lo elija, o con dos años de residencia
inmediata en ella. El artículo 55 de la CN señala también que deben tener una renta anual de dos mil pesos fuertes
o entrada equivalente. Este último es un requisito en desuso, no solo por lo difícil de su determinación sino que
es incompatible con la democracia plena, tal como lo sostiene parte de la doctrina.
Los Senadores duran seis años en su cargo, y son reelegibles indefinidamente. El Senado se renueva a razón de
una tercera parte de los distritos electorales cada dos años. El Vicepresidente de la Nación es el Presidente del
Senado, pero solo tiene voto en caso de empate.
Al Senado le corresponde juzgar en juicio público a los acusados por la Cámara de Diputados.
Cuando el acusado sea el Presidente de la Nación, el Senado será presidido por el Presidente de la Corte Suprema.
Ninguno será declarado culpable sino a mayoría de los dos tercios de los miembros presentes. Su fallo no tendrá
más efecto que destituir al acusado, y declararle incapaz de ocupar ningún empleo de honor, de confianza o a
sueldo en la Nación. Pero la parte condenada quedará, no obstante, sujeta a acusación, juicio y castigo conforme
a las leyes ante los tribunales ordinarios.
EL SISTEMA DE JUSTICIA
El sistema de justicia en la Argentina está compuesto por el Poder Judicial de la Nación, los Poderes
Judiciales provinciales y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el Ministerio Público Fiscal, el
Ministerio Público de la Defensa, y el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, ello de
conformidad a nuestro sistema de Estado Federal (artículo 1 de la Constitución Nacional y en
concordancia con los arts. 5, 75 inc. 12, 116, y 129).
El Poder Judicial de la Nación es uno de los tres poderes de la República Argentina, y se encuentra
conformado por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, y por los demás tribunales inferiores, tanto a
nivel federal como a nivel provincial. Está regulado en la sección tercera de la segunda parte de
la Constitución de la Nación Argentina.
De este modo, existe por un lado una Justicia Federal con competencia en todo el país, que entiende en
materia de estupefacientes, contrabando, evasión fiscal, lavado de dinero, y otros delitos que afectan a
la renta y a la seguridad de la Nación. Por otro lado, cada una de las provincias argentinas cuenta con
una Justicia Provincial, que es competente en el tratamiento de los delitos comunes (también
denominada justicia ordinaria), con sus propios órganos judiciales y legislación procesal.
En el caso de la Ciudad de Buenos Aires, si bien la reforma de 1994 consagró en el artículo 129 su
autonomía política, legislativa y jurisdiccional, estableciendo a su vez que “una ley garantizará los
intereses del Estado nacional mientras la Ciudad de Buenos Aires sea capital de la Nación”, todavía no
existe un traslado completo de las funciones judiciales, y por tanto, la Justicia Nacional Ordinaria con
jurisdicción en la Ciudad es parte del Poder Judicial de la Nación. La CABA tiene un Tribunal Superior de
Justicia; su Fuero Contencioso Administrativo y Tributario; Penal, Correccional y de Faltas, y el Consejo
de la Magistratura de la Ciudad.
Integran además, el sistema de justicia argentino, el Ministerio Público Fiscal, el Ministerio Público de la
Defensa y el Consejo de la Magistratura.
Características.
Este poder se caracteriza por tener:
a) Estructura vertical: integrada por jueces y tribunales de distintas instancias, en cuyo vértice
encontramos a la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
b) Poder Complejo: está integrado por varios órganos.
c) Compuesto: Porque algunos Tribunales son colegiados.
d) Jerárquico: le da esta característica, o coloca en este lugar, a la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Funciones.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación, entiende sobre los recursos extraordinarios en todos aquellos
puntos regidos por la Constitución y las leyes de la Nación; posee competencia en forma originaria y
exclusiva en todos los asuntos que conciernen a embajadores, ministros y cónsules extranjeros, y en los
que alguna provincia fuese parte; tiene a su cargo, conjuntamente con el Consejo de la Magistratura la
administración del Poder Judicial. Asimismo:
• Ejerce el control de constitucionalidad en última instancia.
• Vela por la Supremacía Constitucional custodiando el cumplimiento y la vigencia de los derechos
y garantías reconocidos en la Constitución.
• Revisa las sentencias de los tribunales inferiores cuando estas resultan arbitrarias.
• Vigila el cumplimiento efectivo de los tratados internacionales firmados por la Nación.
Composición y Designación.
La Constitución Nacional dispuso la existencia de una Corte Suprema de Justicia, pero nada dijo en
cuanto al número de miembros que lo integran, facultando para ello al Poder Legislativo. Es así, que a
través del tiempo nuestra Corte fue sufriendo algunas variaciones en su composición.
En 1853 se dispuso, que el Poder Judicial de la Nación será ejercido por una Corte Suprema de Justicia
compuesta por 9 jueces y 2 fiscales. En 1860, se suprime lo referido a la cantidad de miembros,
facultando al Congreso a fijar el número que considerara adecuado. Posteriormente con el dictado la
Ley Orgánica de la Justicia Federal –Ley 27- se determinó que la Corte estaría integrada por 5 miembros
y un Procurador General.
Una nueva modificación se da en 1960, aumentando a 7 el número de jueces, hasta que en 1966 retoma
la composición anterior, integración que se mantuvo hasta 1990, cuando se elevó nuevamente el
número a 9. Finalmente la ley N° 26.183/2006, dispuso una nueva reducción del número de jueces
integrantes de la Corte, que en la actualidad se integra por 5 miembros.
Forma de elección de sus miembros.
La designación de los Ministros de la Corte, es una atribución que le corresponde al Presidente de la
Nación con acuerdo del Senado por dos tercios de sus miembros presentes, en sesión pública convocada
al efecto, de conformidad con el artículo 99 inc. 4 de la Constitución Nacional.
Este artículo, manifiesta en primer lugar la exigencia de una mayoría agravada en el Senado, por tratarse
como sostiene Gelli en su Constitución comentada, de “un acto político de integración entre el Presidente
y la Cámara de Senadores”, y en segundo término, revela la necesidad de celebrar una sesión pública
como garantía de control de la opinión publica.
Este inciso o facultad de designación fue reglamentada por el decreto 222/03 del Poder Ejecutivo de la
Nación, el cual establece las perspectivas, consideraciones o atribuciones que deben estar presente al
momento de la selección del candidato propuesto, como ser: el buen nombre y honor, la integridad
moral e idoneidad técnica, el compromiso con la democracia y la defensa de los derechos humanos, como
así también, lineamientos sobre la composición general de la Corte en cuanto a diversidades de género,
especialidades profesionales e integración regional y federal.
Por último, es de destacar que el Presidente y el Vicepresidente de la Corte serán elegidos por mayoría
absoluta de votos de los Ministros del Tribunal, y durarán tres años en el ejercicio de sus funciones (art.
79 del Reglamento para la Justicia Nacional).
Requisitos.
Para ser juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación se requiere ser abogado, con un mínimo de
ocho años de ejercicio en la profesión, una edad mínima de 30 años, y las demás calidades necesarias
para ser senador (artículo 111 CN), y reunir los requisitos citados anteriormente y regulados en el
decreto 222/03.
El proceso de elección va acompañado de algunas acciones tendientes a dar publicidad al procedimiento,
por ejemplo, la publicación en el Boletín Oficial.
TRIBUNALES INFERIORES.
La Constitución Nacional no establece la manera en que deben conformarse los tribunales inferiores, el
artículo 108 solo determina, como señalamos anteriormente, que “El Poder Judicial de la Nación será
ejercido por una Corte Suprema de Justicia, y por los demás tribunales inferiores que el Congreso
estableciere en el territorio de la Nación”.
De la lectura del artículo anterior se infiere la delegación que el constituyente hizo en cabeza del
Congreso de la Nación, para la creación de estos tribunales inferiores con una base en los juzgados de
“Primera Instancia” que hablan de un grado de jerarquización de la Justicia, cuyas sentencias pueden ser
apeladas ante las instancias superiores, las Cámaras y en su caso Corte Suprema de Justicia.
La elección de los jueces nacionales y federales (primera instancia y camaristas) a partir de 1994 se
realiza a través de un sistema complejo en el que participan distintos órganos del Estado. En primer lugar
el Consejo de la Magistratura realiza las evaluaciones de antecedentes y oposición de los postulantes, y
propone una terna vinculante por orden de méritos, que es elevada al Poder Ejecutivo Nacional. Una vez
analizada, la terna, el Poder Ejecutivo, puede proponer al primer candidato de acuerdo al orden de
mérito, o puede apartarse de ese criterio modificando las prioridades, por decisión fundada, y presentar
su propuesta ante el Senado de la Nación quien resolverá si le da “acuerdo” por mayoría absoluta, y en
sesión pública, al nombramiento.
Los requisitos para ser juez de las instancias inferiores van a variar según se trate de primera o segunda
instancia. El juez de primera instancia tiene que reunir los siguientes requisitos: Ser abogado, poseer la
nacionalidad argentina, bien sea nacimiento o naturalización, tener una edad mínima de 25 años,
haberse graduado como abogado al menos cuatro años antes del nombramiento. Deberá además tener
una versación jurídica especial relativa al fuero para el cual se postula.
Estos requisitos varían con relación a la edad y a la antigüedad en el titulo cuando el cargo a cubrir sea
para Juez de Cámara: es decir, el aspirante debe tener al menos 30 años de edad, y seis años de
graduado.
Forma de Remoción.
El artículo 115 CN prevé que los jueces de los tribunales inferiores de la Nación podrán ser removidos
por las causales establecidas en el artículo 53 CN, por un jurado de enjuiciamiento integrado por
legisladores, magistrados y abogados de la matrícula nacional.
Su fallo, que será irrecurrible, no tendrá más efecto que destituir al acusado. La acusación, juicio y
eventual condena se sustentará en los tribunales ordinarios.
Se trata de un procedimiento especial y sumarísimo, en caso de transcurrir 180 días desde que se abrió
el procedimiento, si no se procede a la remoción, corresponde archivar las actuaciones y restituir al juez
en su cargo.
El artículo 114 CN pone en cabeza del Congreso la sanción de la ley especial que regule el procedimiento.
MINISTERIO PÚBLICO.
En lo que respecta al Ministerio Público, como consecuencia de la reforma constitucional del año 1994,
le fue conferido un rol protagónico dentro de los operadores del sistema de justicia, otorgándole su
verdadera independencia, autonomía funcional y autarquía financiera por el artículo 120 CN,
constituyéndose en lo que ha pasado a ser considerado por gran parte de la doctrina como un “cuarto
poder”, y por otros, como un órgano “extra poder” portador de un claro mandato para promover la
actuación de la justicia en defensa de la legalidad, instar la acción penal pública, y representar los
intereses generales de la sociedad.
En la actualidad constituye un órgano bicéfalo, integrado por el Ministerio Público Fiscal, que nuclea y
coordina la acción de los Fiscales, y por el Ministerio Público de la Defensa o Tutelar, que cumple idéntica
función con los Defensores Públicos Oficiales.
El Ministerio Público de la Defensa se encarga de la representación y defensa de pobres y ausentes,
proveyendo defensa pública y cualquier tipo de asistencia legal requerida, no sólo para los sectores
económicamente más vulnerables, sino también para quienes se niegan a tener un abogado particular,
dado que el Gobierno Federal debe garantizar el derecho de defensa en juicio. Por su parte, el Ministerio
Público Fiscal tiene como función actuar ante los jueces durante todo el procedimiento judicial
planteando las acciones y recursos pertinentes y, en materia penal, le corresponde instar la acción penal
pública.
El Ministerio Público Fiscal se encuentra presidido por el Procurador General de la Nación, quien actúa
en una doble función: es por un lado el Fiscal ante la Corte Suprema dictaminando en las causas judiciales
que llegan a esa instancia, y por otro lado, el jefe máximo de todos los Fiscales, coordinando su accionar
y estableciendo, entre otras potestades, las pautas de la política criminal y de persecución penal del
Ministerio Público.
La reforma constitucional de 1994 estableció un sistema complejo, con la intervención del Poder
Ejecutivo, el Senado y el propio Procurador General en la selección de los magistrados del Ministerio
Público que actúan ante la primera y segunda instancia. De este modo, los fiscales son seleccionados a
través de un concurso público que organiza la Procuración General de la Nación. En función del resultado
del concurso, el Procurador eleva al Poder Ejecutivo una terna vinculante, de la cual el Presidente de la
Nación elige un candidato que luego debe obtener el acuerdo del Senado Nacional con el voto de la
mayoría simple. La excepción a este sistema de selección y designación la constituyen las máximas
autoridades del Ministerio Público, el Procurador y el Defensor General de la Nación. En ambos casos,
sus nombramientos revisten un carácter puramente político, y al igual que los Ministros de la Corte
Suprema de Justicia de la Nación, son propuestos por el Presidente de la Nación debiendo contar con el
acuerdo de los 2/3 de los miembros presentes del Senado. Sus designaciones poseen carácter vitalicio
mientras dure su buena conducta, y como los demás magistrados del Ministerio Público gozan de
inmunidad funcional e intangibilidad salarial.
CONSEJO DE LA MAGISTRATURA.
El Consejo de la Magistratura es un órgano permanente del Poder Judicial de la Nación, incorporado a la
Carta Magna mediante la reforma constitucional realizada en el año 1994.
Las atribuciones del Cuerpo han sido establecidas por el artículo 114 de la Constitución Nacional, en los
siguientes términos: “El Consejo de la Magistratura, regulado por una ley especial sancionada por la
mayoría absoluta de la totalidad de los miembros de cada Cámara, tendrá a su cargo la selección de los
magistrados y la administración del Poder Judicial.”
Se trata de un órgano complejo de integración plural, tal como lo establece la Constitución “El Consejo
será integrado periódicamente de modo que se procure el equilibrio entre la representación de los
órganos políticos resultante de la elección popular, de los jueces de todas las instancias y de los abogados
de la matrícula federal. Será integrado, asimismo, por otras personas del ámbito académico y científico,
en el número y la forma que indique la ley.”
Atribuciones.
1. Seleccionar mediante concursos públicos los postulantes a las magistraturas inferiores.
2. Emitir propuestas en ternas vinculantes, para el nombramiento de los magistrados de los tribunales
inferiores.
3. Administrar los recursos y ejecutar el presupuesto que la ley asigne a la administración de justicia.
4. Ejercer facultades disciplinarias sobre magistrados.
5. Decidir la apertura del procedimiento de remoción de magistrados, en su caso ordenar la suspensión,
y formular la acusación correspondiente.
6. Dictar los reglamentos relacionados con la organización judicial y todos aquellos que sean necesarios
para asegurar la independencia de los jueces y la eficaz prestación de los servicios de justicia.
Integración.
El Consejo está integrado por 13 miembros, de acuerdo con la siguiente composición:
1. Tres jueces del Poder Judicial de la Nación, elegidos por el sistema DHont, debiéndose garantizar la
representación igualitaria de los jueces de cámara y de primera instancia y la presencia de magistrados,
con competencia federal del interior de la República.
2. Seis legisladores. A tal efecto los presidentes de la Cámara de Senadores y de la Cámara de Diputados,
a propuesta de los bloques parlamentarios de los partidos políticos, designarán tres legisladores por
cada una de ellas, correspondiendo dos a la mayoría y uno a la primera minoría.
3. Dos representantes de los abogados de la matrícula federal, designados por el voto directo de los
profesionales que posean esa matrícula. Uno de los representantes deberá tener domicilio real en
cualquier punto del interior del país.
4. Un representante del Poder Ejecutivo.
5. Un representante del ámbito académico y científico que deberá ser profesor regular de cátedra
universitaria de facultades de derecho nacionales y contar con una reconocida trayectoria y prestigio, el
cual será elegido por el Consejo Interuniversitario Nacional con mayoría absoluta de sus integrantes.
HISTORIA, CONCEPTO Y EVOLUCION DE LOS DERECHOS HUMANOS
Dr. Domingo Rodríguez Basalo
Antecedentes remotos.
Uno de los documentos más antiguos que se han vinculado con los derechos humanos es el Cilindro de Ciro,
que contiene una declaración del rey persa “Ciro el Grande”, tras su conquista de Babilonia en 539 a. C
(Mesopotamia, actualmente Irak). Puede enmarcarse en una tradición mesopotámica centrada en la figura
del rey justo, entre ellos, el Rey Hammurabi de Babilonia y su famoso Código de Hammurabi (1750 a. C.) el
cual regulaba la conocida Ley del Talión, ley que aplica a la persona que ha causado un daño la pena de sufrir
el mismo daño que ella provocó (el famoso enunciado de la Ley del Talión es: “ojo por ojo, diente por diente").
En la Grecia antigua en ningún momento se llegó a construir una noción de dignidad humana frente a la
comunidad que se pudiera articular en forma de derechos, sino que se entendió que las personas pertenecían
a la sociedad como partes de un todo y eran los fines de ésta los que prevalecían.
La sociedad griega se dividía en tres grupos principales: los ciudadanos, los metecos o extranjeros y los
esclavos. La esclavitud se consideraba natural, lo que se refleja en la afirmación de Aristóteles, para quien "es
evidente que los unos son naturalmente libres y los otros naturalmente esclavos; y que para estos últimos es
la esclavitud tan útil como justa". Acerca de justicia, afirmaba que “es tan justa la igualdad entre iguales como
la desigualdad entre desiguales”.
Roma es otro de los grandes referentes de la antigüedad. Su mayor mérito consistió en reunir los logros de las
civilizaciones que la habían precedido (griega, egipcia, fenicio-cartaginesa) refundiéndolos y expandiéndolos
por la cuenca mediterránea y Europa. Pero el mayor logro de Roma fue el de desarrollar un amplio cuerpo de
leyes: el Derecho Romano, lo que representó un avance capital en la concepción de la justicia y sirvió como
modelo para el desarrollo del derecho civil en el mundo occidental, especialmente en la Europa Continental.
El Derecho Romano es el antecedente del Derecho Privado actual. La Ley de las Doce Tablas (450 AC) fue la
primera ley escrita romana. La ley se publicó al principio en doce tablas de madera y, posteriormente, en doce
planchas de bronce que se expusieron en el foro. La redacción de las Doce Tablas será el punto de partida de
la desacralización del derecho romano y la base remota del derecho del mundo occidental.
Pero el mayor legado jurídico de Roma fue sin duda alguna el Código de Justiniano, que constituye una
recopilación de constituciones imperiales promulgada por el emperador Bizantino Justiniano.
El corpus Iuris Civilis (1583) era una recopilación completa de las constituciones imperiales y de la
jurisprudencia romanas desde 117 hasta 565, y estaba compuesta por cuatro partes: El Código, que era la
colección de las disposiciones dictadas por los emperadores; El Digesto o Pandecta, que era una compilación
de la jurisprudencia contenida en las obras de los más importantes jurisconsultos romanos; Las Instituciones,
que contenían una síntesis de preceptos y doctrina; y Las Novelas, que contenían las constituciones dictadas
por Justiniano.
Influencia del cristianismo.
La filosofía estoica, difundida en la sociedad grecorromana, concibió la idea de cosmopolitismo, a la que el
cristianismo dio un sentido más espiritual para afirmar la igualdad de los hombres en tanto que ciudadanos
del Reino de Dios y su dignidad; no obstante, según Luis de Sebastián, para los teólogos cristianos medievales
la igualdad teológica era compatible con la desigualdad social: las personas nacían con un estatus social que,
de acuerdo con los designios divinos, era el más adecuado para su salvación.
Dado que, hasta la modernidad, el término derecho se atribuía principalmente a "lo justo" como orden
objetivo, en el pensamiento cristiano antiguo o medieval no existió una referencia explícita a los derechos
humanos; pero sí un reconocimiento de exigencias de justicia que descendían de esta tradición judía. Por
ejemplo, el Nuevo Testamento contiene enseñanzas contra la injusticia, el homicidio, el robo, la calumnia o el
egoísmo en el uso de los bienes. En el plano económico, condenó la usura y la explotación, estableciendo las
bases de la doctrina del justo precio.
Pero fue Tomás de Aquino quien asentó las bases del orden jurídico medieval, afirmando que existe, además
del derecho positivo determinado y establecido por los hombres, un derecho natural, propio de la criatura
racional, que ningún hombre ni ningún gobierno puede desconocer. Ante el problema de la conciliación de los
intereses individuales y los sociales, Tomás de Aquino afirmó en su obra Summa Theologiae que si existía un
conflicto entre lo social y lo individual en el seno del mundo material, debía prevalecer el bien común. Pero,
por el contrario, si el conflicto afectaba a la esfera íntima del ser humano y a su salvación, en ese caso
prevalecería el bien del hombre frente al de la sociedad. En este ámbito, de existir un conflicto patente entre
el Derecho positivo y el Derecho natural, del pensamiento tomista se desprende la existencia de un derecho
de resistencia contra el arbitrio de los gobernantes.
Mientras alrededor del Mediterráneo se desarrollaban las culturas egipcia, mesopotámica, griega y romana
(al mismo tiempo que nacen las grandes religiones monoteístas), en la India y la China surgen también grandes
pensadores que contribuyen a la transformación de aquellas sociedades: Siddharta Gautama, más conocido
como Buda Gautama (563 aC-483 aC), fue un sabio en cuyas enseñanzas se fundó el budismo. Con una
influencia inicial sobre la India, luego el budismo se extenderá con gran fuerza por la China. Algunas citas
atribuidas son: "No lastimes a los demás con lo que te causa dolor a ti mismo."; "Estamos en este mundo para
convivir en armonía. Quienes lo saben no luchan entre sí."; "Más que mil palabras inútiles, vale una sola que
otorgue paz." (sic).
Contemporáneo de Buda, Confucio (551-479 aC) fue un filósofo chino cuyo pensamiento tendrá una influencia
determinante en China. Sus enseñanzas dieron lugar al confucianismo. Las enseñanzas de Confucio han llegado
a nuestros días gracias a las Analectas (estas recogen una serie de charlas que Confucio dio a sus discípulos así
como las discusiones que mantuvieron entre ellos). Algunas citas de Confucio dicen: "Aquel que procura
asegurar el bienestar ajeno, ya tiene asegurado el propio."; "Donde hay educación no hay distinción de clases.";
"En un país bien gobernado, la pobreza es algo que avergüenza. En un país mal gobernado, la riqueza es algo
que avergüenza."
El Feudalismo.
La invasión de los pueblos germánicos en Europa y la descomposición del Imperio Romano dan lugar al
nacimiento de distintos reinos independientes. Todo el Occidente europeo vivía en una amenaza constante.
Al sur, los musulmanes representaban un grave peligro; al este ocurría lo mismo con los ejércitos hunos,
mongoles y eslavos. Los vikingos saqueaban prácticamente sin oposición las costas del norte en los siglos IX y
X.
El fuerte y centralizado poder estatal del alto imperio y la sociedad urbana romana dejó paso a un progresivo
debilitamiento de la autoridad y una ruralización en aumento de la población. En este contexto, la necesidad
más acuciante era la protección contra los invasores bárbaros, los bandidos y los campesinos en rebelión.
Los problemas étnicos y religiosos con las poblaciones asentadas anteriormente, su lucha por la supervivencia
y su defensa ante las nuevas oleadas de invasores provocaron que a partir de entonces la fuerza fuera durante
siglos la principal fuente de todo derecho, quedando en el olvido los avances filosóficos y sociales de la cultura
grecorromana, entre ellos aquellos relativos a la defensa de los derechos de los individuos.
Las malas comunicaciones, los caminos casi intransitables, contribuyeron al aislamiento y a la división de las
comunidades medievales europeas. Europa era literalmente un conglomerado de miles de campamentos
armados semiindependientes. Ante la existencia de estos peligros reales, la encomendación se convirtió en
feudo, o cesión. El hombre libre cedía sus tierras y su libertad a un noble con recursos para la guerra, a cambio
de protección; en otras palabras el hombre cambiaba su libertad por seguridad. Surge en Europa una nueva
organización social, el feudalismo, que llega a su culminación política durante los siglos XI y XII.
El feudalismo se caracterizaba por la división de la sociedad en tres estamentos desiguales, basados en el linaje
(o nacimiento) y el privilegio (ley privada para cada estamento):
-La Iglesia, representante del poder divino en la tierra.
-Los nobles, poseedores del poder político y, juntamente con la Iglesia, de la propiedad de la tierra.
-Los siervos, obligados a permanecer en las tierras y sometidos a la autoridad política, judicial y fiscal del señor
feudal.
A partir del siglo XII, con el renacimiento de las ciudades, toma fuerza una nueva clase social: la burguesía. Sus
miembros, al sentirse desvinculados de las sumisiones feudales, inician una larga lucha en defensa de sus
derechos: se inicia una lenta recuperación en toda Europa. De esta época de transición es la Carta Magna
(1215), favorable a los nobles y burgueses ingleses, que el rey Juan Sin Tierra se vio obligado a aceptar,
renunciando a ciertos derechos y obligándose a respetar determinados procedimientos legales, reconociendo
así que la voluntad del rey estaría sujeta a la ley. Este documento es considerado como uno de los documentos
legales más importantes en el desarrollo de la democracia moderna, la Carta Magna fue un punto de cambio
crucial en la lucha para establecer la libertad. La Carta la componían 63 normas o disposiciones, entre las que
se incluía el derecho a no ser detenido arbitrariamente.
Con la implantación de las monarquías absolutas durante el siglo XV el feudalismo desaparecerá como régimen
político de la Europa Occidental, a pesar de que su dimensión social llegará hasta la Revolución francesa.
El Renacimiento.
A mediados del siglo XV se inicia el Renacimiento en Italia, principalmente en la ciudad de Florencia. Su filosofía
será el Humanismo, el cual tendrá una gran influencia en Europa hasta los tiempos de las Reforma luterana y
la posterior Contrarreforma católica del siglo XVI. Se recupera a Platón, cuyas obras se desconocieron en la
edad media, y se conoce a Aristóteles de forma más directa. La filosofía del derecho y del estado es uno de los
capítulos más interesantes y enriquecedores del renacimiento. El resultado fue el nacimiento del derecho
político, la formulación del derecho natural y el surgimiento del derecho internacional.
La estética renacentista valora las formas equilibradas y armónicas, y la idealización de la realidad. Además,
surge un nuevo prototipo del caballero: ya no basta ser experto en las armas, como en la Edad Media, sino
también en las letras y artes. Se es guerrero y a la vez poeta.
Inspirado en la antigüedad clásica, el Renacimiento recobra la concepción griega del hombre como medida de
todas las cosas, y la libertad de pensamiento y de acción se vuelven irrenunciables. El derecho natural
abandona la base teológica sobre la que se había asentado durante la Edad Media y adopta una concepción
puramente racionalista. Los derechos empiezan a girar alrededor de la persona individual independiente de la
colectividad.
Como aportes generales a la teoría de los derechos del hombre por parte del Humanismo y del Renacimiento
podríamos destacar los siguientes: a) el lugar destacado que asume lo humano en las nuevas cosmovisiones,
en contraste con la tendencia anterior a centrarlo todo en función de la divinidad; b) el surgimiento progresivo
de una individualidad libre, desatada de los amarres de un orden social asumido como si fuese un orden
natural; e) la acentuación de la autonomía de la razón y cierta actitud irreverente frente a la autoridad
establecida y al peso de la tradición.
Descubrimiento o invasión.
En 1492 tiene lugar un hito importante en la historia de la humanidad: el mal llamado descubrimiento de
América, un hecho que alteró radicalmente el curso de la historia, tanto en el caso de los pueblos colonizados
como en el de los colonizadores. Esta llegada de Colón a las islas del Caribe supuso la implementación de una
conquista cruel y despiadada.
Ginés de Sepúlveda, quién fue defensor de los intereses de los conquistadores, intentó justificar con
argumentos teológicos o éticos la violencia de la conquista, las matanzas y expoliaciones de los indios y su
sometimiento. Llegó incluso a utilizar la teoría aristotélica acerca de la existencia de esclavos por naturaleza
para legitimar el sometimiento y la explotación de los indios. En contraposición a Ginés de Sepúlveda
encontramos a Bartolomé de las Casas, un simple fraile que llegó a la Española en 1502, y es quien empieza a
cuestionar la inclusión de los indígenas de América en la categoría aristotélica de «esclavos por naturaleza»,
una caracterización eventualmente apropiada para los bárbaros en sentido estricto (es decir para individuos
sin cultura, sistemas legales y morada fija, que andan vagando como bestias salvajes), pero no para unos
pueblos que poseen, como en el caso de los pueblos originarios de América, un sistema de leyes muy
elaborado y una capacidad creativa que se expresa en obras arquitectónicas comparables en grandiosidad,
refinamiento y gusto estético a las realizaciones culturales del mundo clásico. Si Dios creó a dichos indios libres
y no subjectos, argumenta las Casas, ni su majestad el rey de España, ni el Papa, ni nadie
está autorizado a repartirse sus bienes como un botín, o a tratarlos como seres incapaces de autonomía y
autocontrol. La violencia ejercida contra la vida, las propiedades y la libertad de los indígenas resulta por lo
tanto arbitraria e injusta, y su reducción a la condición instrumentos de trabajo vivientes es condenada por
toda ley natural, divina y humana.
Los atropellos de la conquista alimentan la reflexión de otros insignes intelectuales españoles, entre los que
cabe destacar los aportes de Francisco de Vitoria. Vitoria destaca la igualdad y hermandad universal entre los
hombres, apelando al texto bíblico y a la idea de que todo ser humano ha sido creado a imagen y semejanza
de Dios.
La esclavitud en América.
Pero no debemos dejar de lado lo que ocurrió en nuestro continente con la esclavitud. La casi extinción de la
población nativa generó otra barbaridad al propiciar el repudiable comercio de seres humanos, al arrancar
millones de africanos de su tierra natal para traerlos como nueva mano de obra esclava. Podemos afirmar que
durante la colonización americana los auténticos olvidados fueron los esclavos de origen africano.
Paradójicamente, durante el siglo XVI, mientras en Europa la servidumbre se encontraba en un proceso de
desaparición, en las colonias renacía la esclavitud, y lo hacía bajo sus peores formas.
Durante los tres siglos y medio que duró la trata atlántica, aproximadamente más de diez millones de personas
africanas fueron transportadas a las colonias americanas. Ingleses, holandeses y franceses se destacaron en
este negocio infame. Los cazaban como a animales en el África, luego los cargaban en los barcos para atravesar
el Atlántico. Su primer destino eran las Antillas, luego prácticamente a todo el continente.
1 PINTOS, Mónica, “Temas de derechos humanos”, Editores del puerto, 3° Reimpresión, Buenos Aires, 2004, pág. 1.
2 RICHARTE, Darío, OSSIETINSKY, Paula y VAZQUEZ, Paula, “Manual Práctico de Derechos Humanos y Derecho Constitucional”, EUDEBA,
3 VALDES DAL-RE, Fernando, “Los derechos fundamentales de la persona del trabajador: un ensayo de noción lógico-formal”, en
Relaciones Laborales, año XIX, N° 18, Ed. La Ley, Madrid, 2003, pág. 85.
4 BOSSERT, Gustavo, “El terrorismo y los crímenes del Estado”, Diario La Nación, Buenos Aires, 31/8/2005.
5 NINO, Carlos, “Ética y derechos humanos”, Astrea, Buenos Aires, 2007, pág. 1.
6 CANESSA MONTEJO, Miguel, “Los derechos humanos laborales: el núcleo duro de derechos (core rights) y el ius cogens laboral”,
en Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales N°12, Lima, 2008, pág. 111.
Para los autores iusnaturalistas los derechos humanos son independientes del ordenamiento jurídico vigente;
sin embargo desde el positivismo jurídico la realidad es que solamente los países que suscriben los pactos
internacionales de derechos humanos están obligados a su cumplimiento. Existe un debate permanente en el
ámbito de la filosofía sobre la naturaleza, fundamentación y contenido de los derechos humanos.
Definición.
Los derechos humanos son todo lo que necesitamos para vivir dignamente, es decir, todo lo que las personas
requieren para desarrollarse plenamente, como una buena alimentación, educación, salud, empleo, un medio
ambiente sano, respeto a la integridad física y psicológica, libertad de expresión, de religión, de tránsito y
muchas cosas más. Representan además, instrumentos que promueven el respeto a la dignidad humana, a
través de la exigencia de la satisfacción de dichas necesidades.
Los Derechos Humanos responden a las necesidades de las personas, grupos y sociedades y garantizarlos
promueve el ejercicio de la dignidad. Estos derechos son derechos inherentes a todos los seres humanos, sin
distinción alguna de nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen nacional o étnico, color, religión, lengua, o
cualquier otra condición.
Estos derechos están a menudo contemplados en la ley y garantizados por ella, a través de los tratados, el
derecho internacional consuetudinario, los principios generales y otras fuentes del derecho internacional.
Podemos decir que los derechos humanos son “todos los atributos o derechos innatos e innegociables que
corresponden a todos los seres humanos cuando llegan a la vida, cualquiera fuera su nacionalidad, raza,
edad, condición, sexo o religión, como consecuencia de su dignidad y que necesariamente deben ser
respetados por todas las personas y reconocidos, protegidos y garantizados por los Estados”.
Tengamos en cuenta que sin estos atributos los seres humanos no pueden existir o llevar una vida
propiamente humana, por lo tanto estos derechos no pueden ser violados, debiendo necesariamente ser
reconocidos, difundidos, protegidos y garantizados por los Estados y sus leyes.
La Carta de las Naciones Unidas es el tratado internacional fundador del organismo que hace las
bases de su constitución interna. El documento fue firmado el 26 de junio de 1945 en la Conferencia
de las Naciones Unidas sobre Organización Internacional en el Auditorio de los Veteranos
(actualmente el Teatro Herbst), del Memorial de los Veteranos de la Guerra en San Francisco,
California, Estados Unidos.
Entró en vigor el 24 de octubre de 1945, después de ser ratificado por los cinco miembros
permanentes del Consejo de Seguridad que son: los Estados Unidos, la República Francesa, el Reino
Unido, la República de China (posteriormente sustituido por la República Popular China) y la Unión
de Repúblicas Socialistas Soviéticas (más tarde reemplazado por la Federación de Rusia).
Dijimos que la "Carta de las Naciones Unidas" es el documento por medio del cual se constituyen las
Naciones Unidas. Su historia se remonta al 12 de julio de 1941 con la "Declaración de Londres",
firmada por los representantes del Reino Unido, Canadá, Australia, Nueva Zelandia, y Sudáfrica,
además de los gobiernos en exilio de Bélgica, Checoslovaquia, Grecia, Luxemburgo, Noruega, los
Países Bajos, Polonia, Yugoslavia y Francia representada por el general De Gaulle. Este documento se
pronunciaba a favor de la concertación de la paz de forma conjunta, estableciendo que la única base
de una paz duradera es la cooperación voluntaria de todos los pueblos libres para evitar la amenaza
de una agresión.
La Conferencia de Moscú del 1 de noviembre de 1943, y la de Teherán dos meses después, también
exhortan a la creación de una organización general internacional basada en la igualdad soberana de
los Estados, con el fin de evitar futuras confrontaciones.
Finalmente del 25 de abril al 26 de junio de 1945 se llevó a cabo la Conferencia de San Francisco, que
se basó en las Conferencias de Dumbarton Oaks y de Yalta, además de tomar en cuenta enmiendas
propuestas por varios gobiernos. Esta Conferencia forjó la "Carta de las Naciones Unidas y el
Estatuto de la Corte Internacional de Justicia", que fue aprobada por unanimidad y firmada por
todos los representantes. Su ratificación final tuvo lugar el 24 de octubre de 1945 fecha en que China,
Estados Unidos, Francia, el Reino Unido, la Unión Soviética y la mayor parte de los demás signatarios
depositaron sus instrumentos de ratificación, que fue seguida de la creación formal de las Naciones
Unidas el 24 de noviembre de 1945.
En la Carta se definen los nuevos principios de organización de la sociedad internacional, las diversas
instancias de organización y toma de decisiones de las Naciones Unidas (Asamblea General y Consejo
de Seguridad), los procedimientos para la "solución pacífica" o "en caso de amenaza contra paz,
quebrantamiento de la paz o actos de agresión". Uno de los principales cambios respecto de la
anterior Sociedad de las Naciones (SDN), es la adopción del principio del voto por mayoría con poder
de veto concedidos a los miembros permanentes del Consejo de Seguridad.
El Preámbulo establece: “Nosotros los pueblos de las Naciones Unidas resueltos a preservar a las
generaciones venideras del flagelo de la guerra que dos veces durante nuestra vida ha infligido a la
Humanidad sufrimientos indecibles, a reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hombre, en
la dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres y de
las naciones grandes y pequeñas, a crear condiciones bajo las cuales puedan mantenerse la justicia y
el respeto a las obligaciones emanadas de los tratados y de otras fuentes del derecho internacional,
a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la
libertad, y con tales finalidades a practicar la tolerancia y a convivir en paz como buenos vecinos, a
unir nuestras fuerzas para el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales, a asegurar,
mediante la aceptación de principios y la adopción de métodos, que no se usará; la fuerza armada
sino en servicio del interés común, y a emplear un mecanismo internacional para promover el
progreso económico y social de todas los pueblos, hemos decidido aunar nuestros esfuerzos para
realizar estos designios. Por lo tanto, nuestros respectivos Gobiernos, por medio de representantes
reunidos en la ciudad de San Francisco que han exhibido sus plenos poderes, encontrados en buena y
debida forma, han convenido en la presente Carta de las Naciones Unidas, y por este acto establecen
una organización internacional que se denominará las Naciones Unidas”.
• Capítulo I: Plantea los principios y propósitos de las Naciones Unidas, incluyendo las
previsiones importantes para el mantenimiento de la paz y la seguridad internacional.
• Capítulo II: Define el criterio para acceder a la membresía en las Naciones Unidas.
• Capítulo III: Describe los órganos de la ONU.
• Capítulo IV: Define funciones y organización de la Asamblea General.
• Capítulos V-VI-VII: Definen el funcionamiento y organización del Consejo de Seguridad sobre
arreglo pacífico de controversias, acciones en casos de amenaza de la paz y defensa regional. Entre
sus puntos más destacados, el Capítulo VI describe el poder del Consejo de Seguridad para investigar
y mediar disputas. Por su parte, el Capítulo VII describe el poder del Consejo de Seguridad para
autorizar sanciones económicas, diplomáticas y militares así como el de fuerzas militares para
resolver disputas. Fundándose en este capítulo se crearon los Tribunales Penales Internacionales
para Ruanda y la ex Yugoslavia.
• Capítulo VIII: Sobre los acuerdos regionales.
• Capítulo IX sobre la cooperación internacional económica y social y Capítulo X sobre el
Consejo Económico y Social. Describen los poderes de la ONU para la cooperación económica y social,
y las funciones del Consejo Económico y Social que vigila estos poderes. Estos capítulos son la base
de todo el sistema de agencias económicas, sociales y culturales especializadas y técnicas de las
Naciones Unidas.
• Capítulo XI-XII-XIII, declaración relativa a los territorios no autónomos, régimen internacional
de administración fiduciaria y establece el Consejo de Administración Fiduciaria.
• Capítulo XIV: Establece las funciones e integración de la Corte Internacional de Justicia.
• Capítulo XV: Establece las funciones de la Secretaría General de la ONU.
• Capítulos XVI y XVII: Disposiciones varias y acuerdos transitorios de seguridad.
• Capítulo XVIII: Define los mecanismos de reforma de la Carta.
• Capítulo XIX: Define la firma y ratificación de la Carta.
• Capítulos XII y XIII: Describen el régimen internacional de administración fiduciaria y
establecen el Consejo de Administración Fiduciaria.
Originalmente la Carta de las Naciones Unidas la suscribieron 51 estados miembros y en los años
sucesivos se les fueron añadiendo nuevos estados, tal como contemplaba el Artículo 4 de la Carta:
"Podrán ser Miembros de las Naciones Unidas todos los demás Estados amantes de la paz que
acepten las obligaciones consignadas en esta Carta, y que, a juicio de la Organización, estén
capacitados para cumplir dichas obligaciones y se hallen dispuestos a hacerlo. La admisión de tales
Estados como Miembros de las Naciones Unidas se efectuará por decisión de la Asamblea General a
recomendación del Consejo de Seguridad."
En la actualidad los estados miembros son 193 (Son Estados miembros de las Naciones Unidas todos
los países soberanos reconocidos internacionalmente, más dos miembros en calidad de
observadores -el Estado de la Ciudad del Vaticano y el Estado de Palestina-).
PRINCIPALES ÓRGANOS DE LAS NACIONES UNIDAS.
Los principales órganos de la ONU son la Asamblea General, el Consejo de Seguridad, el Consejo
Económico y Social, el Consejo de Administración Fiduciaria, la Corte Internacional de Justicia y la
Secretaría de la ONU.
La Asamblea General fue creada en 1945 y es el principal órgano de las Naciones Unidas. Se
caracteriza por la deliberación, adopción de políticas y representación. Asimismo es el único en el
que todos los Estados Miembros están representados, cada uno con un voto. En este foro se debaten
cuestiones de interés mundial, como, por ejemplo, las recomendaciones relativas a la paz y la
seguridad, la admisión de nuevos miembros y las cuestiones presupuestarias, y para estos casos de
requiere una mayoría de dos tercios de los miembros. Las decisiones sobre otras cuestiones se
deciden por mayoría simple.
Cada año en septiembre, se celebra un debate general en la Sede de la Organización en Nueva York
en el que participan mandatarios provenientes de todo el mundo. Este acto da inicio al nuevo período
de sesiones de la Asamblea General.
Su mandato tiene una duración de cinco años pudiendo ser reelegido al finalizar este. Está asistido
por múltiples colaboradores en todo el mundo y entre sus obligaciones se encuentran la ayuda a la
resolución de conflictos internacionales, administrar operaciones en pro del mantenimiento de la
paz, organizar conferencias internacionales y reunir información en la implementación de medidas
tomadas por el Consejo de Seguridad. El 24 de agosto de 2016 se eligió al portugués António
Guterres como el próximo titular para el periodo 2017-2021.
El secretario general preside, asimismo, el Consejo Ejecutivo -United Nations System Chief Executives
Board for Coordination (CEB)-, que reúne bianualmente a los jefes ejecutivos de todos los fondos,
programas y agencias de las Naciones Unidas.
El Consejo de Seguridad está conformado por quince naciones, cinco permanentes y diez temporales
o no permanentes. Los cinco miembros permanentes son irremplazables y son: la Federación Rusa,
la República Francesa, el Reino Unido, la República Popular China y Estados Unidos (las cuatro
potencias vencedoras de la segunda guerra mundial más China).
Los diez miembros no permanentes son elegidos de cinco en cinco cada año por al menos dos tercios
de los votos de la Asamblea General para un período de dos años consecutivos como representantes
regionales. Cada año, cinco miembros son renovados. Los cupos se reparten de acuerdo a una
distribución geográfica equitativa y según criterios regionales: África elige tres miembros, Asia dos,
Latinoamérica y el Caribe eligen dos, Europa Occidental dos, mientras Europa Oriental elige solo uno.
Alternativamente, un miembro debe ser del mundo árabe, ya sea africano o asiático. La presidencia
del Consejo se rota mensualmente de manera alfabética.
Actualmente los 10 miembros no permanentes (indicando el año en que termina su mandato) son:
Alemania (2020), Bélgica (2020), Estonia (2021), Indonesia (2020), Níger (2021), República
Dominicana (2020), San Vicente y las Granadinas (2021), Sudáfrica (2020), Túnez (2021) y
Vietnam (2021).
Debemos tener en cuenta que cada miembro de los quince que integran el Consejo de Seguridad
tiene un voto. Las decisiones en general requieren del voto afirmativo de, al menos, nueve miembros.
Sin embargo, los cinco miembros permanentes cuentan con derecho a veto, los que les otorga un
poder extra, ya que con usar ese derecho hacen que una decisión o resolución no se apruebe.
Como señalamos precedentemente, cada miembro del Consejo de Seguridad tiene un voto y las
decisiones se toman por voto afirmativo de por lo menos nueve de los quince miembros. Cuando se
trata de cuestiones de fondo se requiere que además de los nueve votos afirmativos no exista ningún
voto de los cinco miembros permanentes en contra. Esta es la regla de la unanimidad de las grandes
potencias, conocida más comúnmente como "derecho de veto". En esta situación, si uno de los
miembros permanentes no está de acuerdo con una decisión puede emitir un voto negativo,
"vetando" o bloqueando dicha decisión. Todos los miembros permanentes han ejercido su poder de
veto en alguna ocasión. Igualmente, en caso de que algún miembro permanente no apoye una
decisión pero tampoco quiera bloquearla puede abstenerse en la votación.
Esta cuestión del derecho de veto en el Consejo de Seguridad ha sido ampliamente discutida porque
se considera como una práctica que vulnera la democracia al interior de este órgano. Dentro de los
planteamientos de reforma de la ONU se ha estudiado la posibilidad de eliminar el derecho de veto,
aunque no se ha llegado a ningún consenso.
La Presidencia del Consejo rota mensualmente, según el listado de los Estados Miembros del Consejo
de Seguridad en el orden alfabético inglés de sus nombres. El Consejo de Seguridad está organizado
de modo que pueda funcionar continuamente. Un representante de cada uno de sus miembros debe
estar presente en todo momento en la Sede de las Naciones Unidas. Asimismo, el Consejo se puede
reunir también fuera de la Sede.
En caso de que una controversia llegue a una lucha armada, el Consejo busca que esta termine lo
más pronto posible. Esto lo hace dictando directivas de cese de fuego, e incluso, enviando fuerzas de
las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz a las regiones donde hay disturbios, para así
crear las condiciones para que se pueda llegar a un arreglo pacífico. Conforme al Capítulo VII de la
Carta, el Consejo puede decidir la adopción de medidas coercitivas, sanciones económicas o acciones
militares colectivas.
El ex Secretario General de las Naciones Unidas Kofi Annan (1997-2006) pidió que un equipo de
consejeros aportara recomendaciones para mejorar las Naciones Unidas antes del fin de 2004. Una
de las soluciones propuestas fue aumentar en seis el número de miembros permanentes. Pero para
que sea aprobada una reforma, ésta debe ser aprobada por dos tercios de la Asamblea General de
las Naciones Unidas, equivalentes a 128 votos. Previamente, ha existido una larga discusión acerca
del aumento en el número de miembros permanentes, donde los países que han hecho las demandas
más fuertes para los asientos permanentes son Japón, Alemania, Brasil e India, conocidos como las
naciones del G4. Japón y Alemania son los miembros que ocupan respectivamente el segundo y
tercer lugar en cuanto a proveer los fondos más grandes a la Organización, mientras que Brasil, la
nación sudamericana más grande, e India, la democracia más populosa del mundo, son dos de los
países que más tropas aportan a las misiones de paz lideradas por el Consejo de Seguridad.
El Consejo Económico y Social está constituido por 54 miembros, 18 de los cuales son elegidos cada
año por la Asamblea General por un período de tres años según una repartición regional, sus
miembros son renovables por tercios cada año.
-El debate de "alto nivel", realizado a nivel ministerial, examina un tema de naturaleza económica o
social y consagra una jornada de diálogo con los jefes de secretariado de las instituciones financieras
y comerciales multilaterales (FMI, Banco Mundial, OMC, CNUCED). Este segmento concluye con la
adopción de una declaración ministerial;
-El debate consagrado a las cuestiones de coordinación examina las cuestiones relativas a la
coordinación de las actividades de los órganos subsidiarios de los fondos y agencias especializadas
de las Naciones Unidas, en los campos económico y social y ámbitos conexos;
-El debate consagrado a las actividades operacionales del sistema de las Naciones Unidas, se encarga
de la coordinación de las orientaciones formuladas por la Asamblea General y decide sobre las
modalidades de su aplicación a la escala del sistema. Este comienza con un diálogo de alto nivel con
los jefes de agencias, de fondos y de programas de las Naciones Unidas;
-El debate general toma en cuenta en su organización la distinción establecida en la orden del día
entre las cuestiones económicas y las cuestiones sociales, examina los informes de los órganos
subsidiarios, sin excluir el examen en profundidad de cuestiones particulares, a pedido de uno o
varios Estados miembro.
-Un segmento particular está consagrado a los asuntos humanitarios. A pedido del Estado miembro
afectado, el ECOSOC puede convocar reuniones ad-hoc sobre crisis humanitarias específicas
(hambruna en África y gripe aviar en 2005, crisis alimentaria en 2008).
A lo largo del año, los trabajos del Consejo se desarrollan al interior de sus órganos subsidiarios y
conexos (comisiones técnicas, comisiones regionales, comités permanentes, grupos y órganos de
expertos, grupos conexos). Estos rinden cuenta de sus actividades con ocasión del debate general de
la sesión de fondo.
Funciones y poderes:
- jugar un papel de instancia principal para el examen de las cuestiones económicas y sociales
internacionales que revistan un carácter mundial o interdisciplinario y para la elaboración de
recomendaciones sobre estas cuestiones;
- realizar o encargar la realización de los estudios e informes y formular recomendaciones sobre
cuestiones internacionales en los campos económico, social, cultural, educativo, de salud pública y
en otros campos similares;
- garantizar el respeto efectivo de los derechos humanos y de las libertades fundamentales para
todos;
El Consejo de Administración Fiduciaria está constituido por los cinco miembros permanentes del
Consejo de Seguridad: China, los Estados Unidos, la Federación de Rusia, Francia y el Reino Unido.
Los propósitos del régimen de administración fiduciaria se han cumplido a tal punto que todos los
territorios en fideicomiso han alcanzado el gobierno propio o la independencia, ya sea como Estados
separados o mediante su unión con países independientes vecinos.
Nacimiento de la DUDH.
Es decir que uno de los principales obstáculos de la DUDH era la falta de fuerza obligatoria de la
misma, sumado a la inexistencia de un sistema de tutela o procedimiento de protección de las
garantías en ella previstas.
Para la Unión Soviética y sus aliados, la Declaración Universal de los Derechos Humanos no era un
objetivo fundamental, pues consideraban a la persona como un ser social y, por lo tanto, los derechos
que se debían garantizar eran los derechos de carácter económico, social y cultural (no les otorgaban
importancia a los derechos de naturaleza civil y política). Además, los países socialistas consideraban
que el tema de los derechos humanos era un asunto esencialmente de la jurisdicción interna de los
Estados, y, en consecuencia, la comunidad internacional no podía intervenir. En resumen, mientras
los países comunistas incidían sobre los derechos de tipo social y económico, los países capitalistas
insistían en la importancia de los derechos y libertades individuales.
Muy por el contrario, los países occidentales (en especial Francia, Estados Unidos y Gran Bretaña)
consideraban prioritaria la defensa de los derechos de carácter civil y político, las libertades clásicas
de las democracias occidentales. Asimismo, estos países eran partidarios de que los derechos
humanos pasasen a ser un asunto que escapase a la jurisdicción interna de los Estados, es decir, que
la comunidad internacional tuviese algo que decir en estas cuestiones.
Oposición y críticas.
Una de las principales críticas a La DUDH, es que los Derechos Humanos reconocidos en la misma,
han sido tachados de falsamente universales. Ya contamos que cuando se aprobó la Declaración
Universal de los Derechos Humanos en 1948 Arabia Saudita (entre otros) se abstuvo en la votación.
Durante el proceso de redacción, ya había manifestado sus discrepancias a causa de las dificultades
de armonizar el texto que se estaba gestando con los principios de la Ley Islámica. En 1981, dos años
después de la revolución iraní, el nuevo representante de Irán en las Naciones Unidas afirmó que la
Declaración Universal era fruto de la tradición occidental judeocristiana, y que en caso de
discrepancia y de tener que escoger entre la Declaración Universal y la Ley Islámica, Irán elegiría
siempre la segunda.
Obviamente el resto de los países se fueron incorporando con posterioridad, pero lo cierto es que lo
hicieron sobre la base de la aceptación de un documento ya elaborado, y ante el cual no podían emitir
opinión alguna, sólo admitirlo. De esta forma, valores relacionados con la comunidad provenientes
de estas sociedades no se tuvieron en cuenta en la Declaración Universal y tuvieron que
desarrollarse a través de otros instrumentos. Este es el caso de la Declaración Africana de los
Derechos Humanos y de los Pueblos, realizada en 1982.
No obstante los vacíos y lagunas que algunos adjudican a la DUDH, creemos que esta constituye un
decálogo de derechos indispensables para todos los habitantes de nuestro planeta, fuera cual fuere
su sexo, raza, religión, etc., que les garantiza que pueden oponer los mismos contra aquellos
gobiernos que amenazan estos derechos, o contra las costumbres opresivas de algunas
comunidades.
De esta manera, los Pactos Internacionales que surgieron luego de la DUDH, tanto el referente a
Derechos Civiles y Políticos como el referente a los Derechos Económicos, Culturales y Sociales, son
tratados en los cuales los Estados Parte se comprometen a respetar y asegurar el pleno desarrollo y
disfrute de una amplia gama de derechos, y a adoptar medidas activas en esa dirección. Estos Pactos
Internacionales surgieron entonces por la necesidad de establecer, más allá del texto programático
que supone la DUDH, unos acuerdos que obligaran jurídicamente al cumplimiento de determinadas
cláusulas de protección y salvaguarda de los derechos humanos. Pero, pese a la necesidad de contar
con estos acuerdos, la elaboración de estos también resultó problemática, siendo necesarios 18 años
(de 1948 a 1966) para elaborar su articulado, y otros diez años para que estos Pactos se consideraran
en vigor. Finalmente, y para hacer posible un acuerdo, se adoptaron dos textos que se convertirían
en: El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, adoptado y abierto a la firma, ratificación
y adhesión por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su resolución 2200 A (XXI), de 16 de
diciembre de 1966, con entrada en vigor el 23 de marzo de 1976; y el Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Políticos, adoptado y abierto a la firma, ratificación y adhesión por
la Asamblea General en su resolución 2200 A (XXI), de 16 de diciembre de 1966, con entrada en vigor:
3 de enero de 1976.
En la actualidad, todos los Estados Miembros de las Naciones Unidas han ratificado al menos uno de
los nueve tratados internacionales básicos de derechos humanos, y el 80% de ellos ha ratificado al
menos cuatro de ellos, lo que constituye una expresión concreta de la universalidad de la DUDH y del
conjunto de los derechos humanos internacionales.
-En su primer considerando nos habla de la dignidad intrínseca de los seres humanos, dignidad que
está unida a la libertad, de palabra, de creencias, de actos, siendo desde la libertad desde donde se
puede construir de forma sana y sincera el resto de los valores. A través del análisis que realizamos
en este libro, vimos que la libertad es demasiado frágil y no sólo es coartada por los gobiernos, el
olvido del respeto y la dignidad del otro, es lo que hace que a veces tengamos demasiado cerca a
coartadores de nuestra propia libertad, tan cerca que en ocasiones puede ser uno mismo quien la
coarte.
-El segundo considerando refiere que el desconocimiento y desprecio de los derechos humanos
origino actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad, ello en clara alusión al
holocausto generado por el régimen nazi. Agregando que la aspiración de los seres humanos es la de
disfrutar de la libertad de palabra y de creencia.
-El tercer considerando destaca el régimen de Derecho como esencial para la protección de los
derechos humanos. Es tan importante la construcción de una sociedad donde los ciudadanos puedan
disfrutar sus derechos, que se puede recurrir al supremo recurso de la rebelión si hay una situación
extrema de tiranía u opresión;
-El cuarto considerando afirma la importancia de promover la amistad entre las naciones. Si bien
sorprende su brevedad y falta de concreción, recordemos que en el momento histórico de la
redacción de la Declaración ya había comenzado la guerra fría.
-El quinto considerando toma nota del compromiso que los pueblos asumieron al fundar las Naciones
Unidas en San Francisco (EE. UU.) de respetar los derechos y libertades fundamentales del hombre.
-El sexto considerando va dirigido a los Estados miembros de Naciones Unidas, a los gobiernos y su
decisión de trabajar para lograr el respeto universal y efectivo de los derechos humanos.
Pero no obstante las clasificaciones referidas anteriormente, en cuanto a los 30 artículos que
contiene la DUDH, nos quedamos con la clasificación de uno de sus autores, el profesor René Cassin,
que analiza la DUDH conforme su contenido de acuerdo al siguiente detalle:
Artículos 1 y 2. Establecen principios generales. Toda persona tiene los derechos y libertades
proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión
política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o
cualquier otra condición. Además, no se hará distinción alguna fundada en la condición política,
jurídica o internacional del país o territorio de cuya jurisdicción dependa una persona, tanto si se
trata de un país independiente, como de un territorio bajo administración fiduciaria, no autónomo o
sometido a cualquier otra limitación de soberanía.
Artículos 3 al 27. Los derechos quedan enunciados en los artículos del 3 al 27, y pueden clasificarse,
según René Cassin, como sigue:
-Los artículos del 3 al 11 recogen derechos de carácter personal; Nadie estará sometido a esclavitud
ni a servidumbre, la esclavitud y la trata de esclavos están prohibidas en todas sus formas. Nadie será
sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes. Toda persona acusada de
delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad[...]
-Los artículos 12 a 17 recogen derechos del individuo en relación con la comunidad; Toda persona
tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y a regresar a su país. Toda persona tiene
derecho a la propiedad, individual y colectivamente.
-los artículos 22 a 27 derechos económicos, sociales y culturales. Toda persona tiene derecho a un
nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud, el bienestar, y en especial la
alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica [...] Toda persona tiene derecho a la
educación. La educación debe ser gratuita, al menos en lo concerniente a la instrucción elemental y
fundamental. La instrucción elemental será obligatoria [...]
- Los artículos del 28 al 30. Recogen las condiciones y límites con que estos derechos deben
ejercerse. Toda persona tiene derecho a que se establezca un orden social e internacional en el que
los derechos y libertades proclamadas en esta Declaración se hagan plenamente efectivos.
1) ANTECEDENTES HISTORICOS
1
Los 35 Estados miembros de la OEA son los siguientes: Antigua y Barbuda, Argentina, Bahamas, Barbados, Belice, Bolivia,
Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Dominica, Ecuador, El Salvador, Estados Unidos, Grenada, Guatemala, Guyana, Haití,
Honduras, Jamaica, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, San Kitts y Nevis, Santa Lucía, San Vicente y
las Granadinas, Surinam, Trinidad y Tobago, Uruguay y Venezuela.
1
vinculante, como es el caso de la Argentina que la ha incluido en su Constitución Nacional, otorgándole
jerarquía constitucional.
Ratificación Argentina:
En el instrumento de ratificación de fecha 14 de agosto de 1984, depositado el 5 de septiembre de
1984 en la Secretaría General de la OEA, el Gobierno de la República Argentina reconoce la competencia de la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos y de la Corte Interamericana de Derechos Humanos por
tiempo indefinido y bajo condición de estricta reciprocidad, sobre los casos relativos a la interpretación o
aplicación de la citada Convención, con la reserva parcial y teniendo en cuenta las declaraciones
interpretativas que se consignan en el instrumento de ratificación.
Las obligaciones contraídas en virtud de la Convención sólo tendrán efectos con relación a hechos
acaecidos con posterioridad a la ratificación del mencionado instrumento.
Asimismo, al momento de la ratificación, el Gobierno argentino realizó una “Reserva” sobre el artículo
21 estableciendo que “El Gobierno argentino establece que no quedarán sujetas a revisión de un Tribunal
Internacional cuestiones inherentes a la política económica del Gobierno. Tampoco considerará revisable lo
que los Tribunales nacionales determinen como causas de utilidad pública e interés social, ni lo que éstos
entiendan por indemnización justa”.
2A la fecha, veinticinco naciones Americanas han ratificado o se han adherido a la Convención: Argentina, Barbados, Bolivia, Brasil,
Colombia, Costa Rica, Chile, Dominica, Ecuador, El Salvador, Grenada, Guatemala, Haití, Honduras, Jamaica, México, Nicaragua,
Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Surinam, Trinidad y Tobago, Uruguay y Venezuela. Trinidad y Tobago denunció la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, por comunicación dirigida al Secretario General de la OEA, el 26 de mayo de 1998.
2
Del mismo modo se fijó unas “Declaraciones Interpretativas” del artículo 5, inciso 3, el cual debe
interpretarse en el sentido que la pena no puede trascender directamente de la persona del delincuente, esto
es, no cabrán sanciones penales vicariantes; el artículo 7, inciso 7, que debe interpretarse en el sentido que la
prohibición de la “detención por deudas" no comporta vedar al Estado la posibilidad de supeditar la imposición
de penas a la condición de que ciertas deudas no sean satisfechas, cuando la pena no se imponga por el
incumplimiento mismo de la deuda sino por un hecho penalmente ilícito anterior independiente; y el artículo
10 que debe interpretarse en el sentido de que el “error judicial" sea establecido por un Tribunal Nacional.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos CIDH, fue creada por una resolución de la Quinta
Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores en Santiago de Chile en 1959, y formalmente
establecida en 1960.
La principal función de la Comisión es promover la observancia y defensa de los derechos humanos en
las Américas. La CIDH ejerce esta función a través de la realización de visitas a los países, actividades o
iniciativas temáticas, la preparación de informes sobre la situación de derechos humanos en un país o sobre
una temática particular, la adopción de medidas cautelares o solicitud de medidas provisionales a la Corte IDH,
y el procesamiento y análisis de peticiones individuales con el objetivo de determinar la responsabilidad
internacional de los Estados por violaciones a los derechos humanos, y emitir las recomendaciones que
considere necesarias.
La CIDH tiene su sede en Washington DC y está integrada por siete miembros, los que son elegidos
por la Asamblea General a título personal, es decir que no representan al Estado de su Nacionalidad, sino que
son expertos independientes, y deben ser personas de reconocida trayectoria en materia de Derechos
Humanos. Ejercen sus funciones por un período de cuatro años y solamente son reelegibles por una sola vez.
Respecto a su elección, cada gobierno puede proponer hasta tres candidatos, nacionales del Estado que los
proponga, o de cualquier otro Estado miembro de la OEA.
a) Atribuciones: Tiene competencia de actuar con relación a cualquiera de los Estados que sean
miembros de la OEA, sin que interese que estos hubieren ratificado la Convención Americana. Si algún Estado
no hubiera ratificado ningún instrumento de derechos humanos del Sistema Interamericano, todavía la CIDH
podrá velar por los derechos recocidos en la Declaración de Derechos y Deberes del Hombre.
b) Funciones:
- Promover la observancia de derechos humanos.
- Formular recomendaciones a los Estados con el fin de que adopten medidas.
- Recibir denuncias de particulares ante violación de derechos por un Estado miembro, y en su caso,
presentarlas ante la Corte IDH.
- Recibir, analizar e investigar peticiones individuales en que se alega que Estados Miembros de la OEA
que han ratificado la Convención Americana, o aquellos Estados que aún no la han ratificado, han
violado derechos humanos.
- Preparar informes anuales y rendirlos a la Asamblea General.
- Atender consultas y proporcionar asesoramiento.
- Solicitar opiniones consultivas a la Corte Interamericana.
- Pedir informes a los Estados. La Comisión ejerce esta función a través de la realización de visitas a los
países, actividades o iniciativas temáticas, la preparación de informes sobre la situación de derechos
humanos en un país o sobre una temática particular, la adopción de medidas cautelares o solicitud de
medidas provisionales a la Corte IDH, y el procesamiento y análisis de peticiones individuales con el
objetivo de determinar la responsabilidad internacional de los Estados por violaciones a los derechos
humanos y emitir las recomendaciones que considere necesarias.
c) Peticiones individuales:
3
Esta es la función de mayor relevancia, se trata de la facultad de analizar en un caso concreto, con
victimas individualizadas, si un Estado ha violado una norma protegida en algunos de los instrumentos
jurídicos del Sistema Americano. La competencia de los organismos internacionales es complementaria y
subsidiaria a la ejercida por los propios Estados. Cuando un Estado no soluciona o repara la violación de un
derecho humano, los ciudadanos tienen la posibilidad de recurrir a instancias internacionales.
En realidad son dos los tipos de peticiones las que pueden ser presentadas: generales o colectivas.
Una petición general es elevada cuando ha ocurrido una forma generalizada de violaciones a los derechos
humanos. Una petición colectiva es elevada cuando hay víctimas numerosas de un incidente específico o de
una práctica violatoria de los derechos humanos. En ambos tipos de petición es primordial reconocer a las
víctimas específicas.
1. Competencia: Como primera medida debemos tener en cuenta que los tribunales y organismos
internacionales poseen una competencia complementaria y subsidiaria a la ejercida por los propios Estados. A
su vez, esos mismos Estados son los que asumen compromisos frente a la comunidad internacional a través
de la ratificación de diversos tratados, por ello, la primera oportunidad para solucionar el conflicto debe
concentrarse en el marco de su jurisdicción. Ahora bien, si el Estado no soluciona y repara la violación que
pueda haberse cometido, el ciudadano tendrá la posibilidad de recurrir a instancias internacionales en procura
de justicia.
4
b) no se haya permitido al presunto lesionado en sus derechos el acceso a los recursos de la jurisdicción interna,
o haya sido impedido de agotarlos, y;
c) haya retardo injustificado en la decisión sobre los mencionados recursos”.
Cabe resaltar que resulta esencial para que una denuncia sea exitosa la inclusión en la misma de la
información de forma más detallada y rigurosa que sea posible, en relación con la participación del gobierno
en las violaciones a los derechos humanos, puesto que la Comisión sólo está autorizada para investigar
reclamos hechos en contra del gobierno de un Estado miembro de la OEA. Otra información útil para incluir
en una petición es la lista de los derechos violados. Estas denuncias, que pueden estar basadas tanto en los
derechos civiles o políticos como en los sociales, económicos y culturales, pueden referirse a documentos
sobre derechos humanos de la OEA, así como a documentos sobre derechos humanos de las Naciones Unidas
o de otros organismos regionales. También la denuncia puede hacer referencia a precedentes establecidos
por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos o la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
2. Etapa de investigación: Luego de que la CIDH admita la petición, deberá comenzar la investigación
en relación a los hechos que hacen al fondo de la controversia.
En este marco, la Comisión tiene la facultad de realizar lo que se llama “visitas in loco”3 con la finalidad
de dirigirse al lugar de los hechos en los casos que resulte útil, o en los casos de gravedad y urgencia. Este
mecanismo de visitas no sólo se pone a marcha a raíz de una denuncia, sino también en el marco de los
diferentes informes generales que elabora la CIDH.
3. Solución de conflictos:
Solución amistosa: Luego de que la petición sea admitida, y antes de la CIDH se expida, la Comisión
puede poner a disposición de las partes la posibilidad de alcanzar un acuerdo (negociación) en cuanto a la
solución de la controversia e indemnización. Puede ser solicitada a pedido de una de las partes o por decisión
de la CIDH. En este marco, la CIDH tiene la facultad de designar delegados para la supervisión del
procedimiento, la realización de “visitas in loco”, y toda otra medida que sea procedente para el acercamiento
de las partes. Asimismo fijará una fecha límite para la finalización del procedimiento. Si las partes llegan a un
acuerdo, este se redacta en un convenio y se envía a la CIDH para su aprobación. Si este organismo entiende
que las consideraciones a las que han arribado las partes se ajustan al ordenamiento jurídico internacional,
procederá a la redacción de un informe, en él se transcribe los hechos, las peticiones, los derechos violados y
la reparación integral a los peticionarios. Este informe de “solución amistosa” se transcribe a las partes y la
Secretaria de la OEA para su publicación.
3
Visitas in loco. Las visitas in loco constituyen el método más utilizado por organismos internacionales como la OEA, la ONU, la OIT,
entre otros, para observar los estándares nacionales de protección de los derechos humanos. El objetivo principal de una observación
in situ es evaluar los hechos denunciados, investigar las circunstancias que los rodean, y consignar estos en un informe objetivo, el que
posteriormente se presenta ante los órganos políticos de la organización y se hacen públicos. De esta manera, la observación in loco
cumple su cometido principal de observar e informar a la comunidad internacional sobre la situación de los derechos humanos que
afecta a un determinado país. Las visitas de investigación in loco de la CIDH constituyen la vía más apropiada para obtener el material
substantivo en la elaboración de los informes especiales sobre la situación general de los derechos humanos en los países miembros
de la OEA. Igualmente, las visitas permiten obtener elementos de prueba y corroborar los hechos alegados en los casos de denuncias
individuales. El criterio más utilizado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para realizar una investigación in loco es
la gravedad y el elevado número de denuncias sobre violaciones sistemáticas de derechos humanos que se detectan en un
determinado país. Una vez que la Comisión ha recibido la anuencia del Gobierno para realizar una visita de observación in loco, solicita
al Estado interesado todas las facilidades necesarias para el cumplimiento de su misión, tales como documentos, registros públicos,
expedientes jurídicos, leyes, decretos, etc., en virtud de los artículos 58 y 59 del Reglamento de la CIDH.
Entre las principales actividades de la comisión durante una misión In loco están las visitas a las cárceles, recepción de entrevistas
individuales, se reúne y dialoga con todos los sectores de la sociedad del país: con los dirigentes de los partidos políticos, organizaciones
no gubernamentales de derechos humanos, representantes de la Iglesia, colegios de abogados, grupos de base, asociaciones de
mujeres, representantes de comunidades indígenas, gremios sindicales y medios de comunicación, en fin con todos aquellos que
permitan a la Comisión obtener un panorama claro y objetivo sobre la situación de los derechos humanos en el país. En Argentina la
CIDH realizó una visita in loco en el año 1979 durante la última dictadura militar la que resultó clave para dar a conocer al mundo las
violaciones de los derechos humanos atroces que incluyeron la desaparición forzada de persona, vejámenes de todo tipo, existencia
de campos clandestinos de detención, robo y sustitución de identidad de niños y niñas nacidas en cautiverio, etc.
5
Solución No amistosa: en el supuesto que no pueda arribarse a una solución amistosa, la CIDH elabora
un informe con los hechos del caso, análisis de la situación, derechos violados, conclusiones y
recomendaciones propuestas para reparar los daños por acción u omisión. Este es lo que llama “informe del
art. 50” el cual es de carácter preliminar y secreto, lo que significa que sólo será publicado a las partes
involucradas, y no a todos los Estados miembros. El Estado tiene tres meses para adoptar medidas para
cumplir con las recomendaciones y reparaciones.
Este informe tiene como función primordial brindarle al Estado la posibilidad de solucionar el caso
siguiendo las recomendaciones fijadas por la CIDH. En caso de que el Estado no cumpliere con la solución
planteada en dicho informe, tenemos dos supuestos posibles: a) Que el Estado haya ratificado el Pacto de San
José de Costa Rica y aceptare la competencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, entonces el
caso pasa a dirimirse en dicha instancia. b) Si el Estado no aceptare la competencia de la Corte, se elabora un
segundo “informe del art. 51” y allí se expondrá el comportamiento del Estado y recomendaciones definitivas.
La CIDH otorgará un plazo para la adopción de medidas y en caso de que no cumpliere se publicará a
todos los Estados miembros de la OEA. La publicación del “informe del art. 51” es una suerte de condena
política frente a la comunidad internacional como un “Estado violador de derechos humanos”. Esta
publicidad negativa además de ser perjudicial en sí misma, puede acarrear que otros Estados adopten
conductas o medidas de otra índole, como por ejemplo, restricción en operaciones comerciales, suspensión
de ayuda humanitaria y hasta ruptura de ayuda diplomática.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos se establece en 1979 como una institución judicial
autónoma de la Organización de los Estados Americanos, con el objetivo de aplicar e interpretar la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, y otros tratados del sistema regional de derechos humanos. La Corte
surge a partir de la Convención en 1969, y comenzó a desarrollar sus tareas en Septiembre de 1979, es decir,
diez años después, estableciendo su sede en San José de Costa Rica.
a) Composición y organización: Con respecto a su organización, la Corte se compone de 7 jueces,
nacionales de los Estados miembros de la OEA, elegidos a título personal entre juristas de la más alta autoridad
moral, de reconocida competencia en materia de derechos humanos, y que reúnan los requisitos para ser juez
de acuerdo a los ordenamientos jurídicos internos del país que los proponga para desempeñar las funciones,
o del cual sean nacionales.
La elección de los jueces de la Corte la realiza la Asamblea General de la OEA a propuesta de los Estados
Parte en la Convención mediante una votación secreta y por mayoría absoluta de votos. Cada uno de los
Estados Parte puede proponer hasta tres candidatos, nacionales de su país, o de cualquier otro Estado
miembro de la OEA. Los jueces durarán seis años en sus funciones, y podrán ser reelegidos solo por una vez.
A diferencia de la Corte Europea de Derechos Humanos, o de la Corte de Justicia de las Comunidades
Europeas, que no requieren que sus magistrados sean nacionales de alguno de los Estados Parte, para ser juez
de la Corte IDH se requiere ser nacional de alguno de los Estados miembros de la OEA.
El art. 55 N° 2 de la Convención dice que, si uno de los jueces llamados a conocer del caso fuere de la
nacionalidad de uno de los Estados parte, otro Estado parte pueda designar a una persona de su elección para
que integre la Corte en calidad de juez ad hoc. Asimismo, según el párrafo 3 del mismo artículo, en caso de
que ninguno de los jueces fuere de la nacionalidad de los Estados parte, cada uno de ellos podrá designar un
juez ad hoc. En el supuesto que dos o más Estados tuviesen un interés común, el Presidente les propondrá la
posibilidad de nombrar en conjunto un juez ad hoc.
El quórum para las deliberaciones de la Corte es de cinco jueces (art 56). Los jueces de la Corte gozan
desde el momento de su elección y mientras dure su mandato, de las inmunidades reconocidas a los agentes
diplomáticos por el derecho internacional. Durante el ejercicio de sus cargos gozan, además, de los privilegios
diplomáticos necesarios para el desempeño de sus funciones (art 70.1).
b) Funciones La actividad de la Corte se visualiza mediante el ejercicio, de sus funciones: a) la
función contenciosa; y b) la función consultiva.
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1) Función Contenciosa: Dirime controversias en aquellos casos en los cuales se presume que un
Estado parte de la Convención Americana ha violado algún derecho humano. En este caso la actividad de la
Corte estará dirigida a que se “garantice al lesionado en el goce de su derecho o libertad conculcados"(art.
63.1). Asimismo, la Corte podrá disponer que se “reparen las consecuencias de la medida o situación que ha
configurado la vulneración de esos derechos y el pago de una justa indemnización a la parte lesionada"
mediante un fallo vinculante.
La Corte podrá intervenir en hechos ocurridos a posteriori de la entrada en vigor de la Convención
Americana. La jurisdicción de la Corte es voluntaria, es decir que los Estados deben prestar consentimiento
para que la Corte tenga competencia y no alcanza con que el Estado haya ratificado la Convención. Dicha
aceptación es una declaración unilateral, debe ser expresa y no se presume. Existen 3 modalidades de
aceptación: 1) Bajo condición de reciprocidad: implica la aceptación del otro Estado, para controversias
interestatales cuando un Estado demanda a otro; 2) Por plazo determinado; 3) Plazo indefinido. La República
Argentina reconoce jurisdicción de la Corte por tiempo indefinido y bajo condición de reciprocidad.
Legitimación activa: Los Estados parte de la Convención Interamericana de Derechos Humanos, tienen
derecho a someter un caso ante la Corte, ni los individuos, ni los órganos de la OEA, ni ONGs internacionales,
ni otras organizaciones gozan de este derecho. Es preciso haber agotado el procedimiento previsto por la
Convención Americana, a través de las acciones que desarrolla la CIDH, a las cuales la Corte llama
“presupuestos procesales”.
La Comisión actúa como demandante, de una forma similar al instituto del “Ministerio Público” porque
acusa al Estado que considera autor de violaciones de derechos humanos. El proceso contencioso tiene la
facultad de responsabilizar internacionalmente al Estado por las violaciones de derechos humanos, con las
consecuencias jurídicas que ello conlleva: el deber de reparar.
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Legitimación: Se dice que tiene una legitimación amplia porque pueden solicitarla cualquier Estado
miembro de la OEA, sin considerar si son o no parte de la Convención, la CIDH y órganos de la OEA en la áreas
de su competencia. No pueden ser los individuos, ni las organizaciones no gubernamentales.
Finalidad: Interpretar los tratados en los cuales se haya involucrada la protección de los DDHH en un
Estado miembro del Sistema Americano.
Efecto jurídico: Carecen de efecto vinculante, habida cuenta de que se trata de una interpretación,
cuyo objeto es ayudar a los integrantes del Sistema Interamericano. Las OC son un referente obligatorio para
el control de convencionalidad, entendido como un análisis de compatibilidad entre el derecho interno y las
disposiciones de la CADH y otros tratados del sistema americano, además cumplen una importante función
preventiva para el respeto y garantía de los DDHH.
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Documento para la asignatura:
Principios de Derechos Humanos y Derecho Constitucional
(Profesores Domingo Rodriguez Basalo y Sabrina Mariel Palma)
CASO BULACIO.
HECHOS:
WALTER BULACIO tenía 17 años y estaba terminando el secundario. Su deseo era ser
abogado y formar parte del cuerpo diplomático argentino. Trabajaba como Caddie en
un club de golf y ganaba aproximadamente $400 (en ese momento $1=U$S1) que
ahorraba para si y colaboraba con su familia.
El 19 de abril e 1991 fue a ver su conjunto preferido: “Patricio Rey y sus Redonditos de
Ricota” que tocaban en el estadio de Obras sanitarias de la Nación (Jurisdicción de la
comisaría 35 de Capital Federal). La Policía Federal Argentina realizó una razzia o
detención masiva y aprehendió a 80 personas –aproximadamente-. Entre los detenidos
estaba W. Bulacio.
La razzia era un operativo policial sorpresivo, en donde se rodea un predio, población,
calle, recital de rock, barrio para impedir movimientos de personas para atraparlas en
el rodeo para obligarlas a subir a móviles policiales y conducirlas a las
correspondientes dependencias policiales. Eran procedimientos feroces sin sentido a los
que estaba acostumbrada a realizar la policía. Estos procedimientos que venían de la
época de la dictadura, tenían por objeto reprimir a esos jóvenes que encontraban en la
cultura del rock, una forma de expresión, de libertad, de reclamo, en el marco de un
estado neoliberal que se lo devoraba todo en beneficio de unos pocos y en el que las
fuerzas de seguridad ocupaban un rol clave para el disciplinamiento y el control social.
La comisaria 35 estaba a cargo del comisario Miguel Angel Esposito. En la sala de
Menores de dicha dependencia policial Walter Bulacio fue golpeado salvajemente en
numerosas ocasiones, es decir que el menor fue golpeado por personal policial
mientras estaba detenido.
Los detenidos ilegalmente, al no haber cometido infracción alguna, fueron liberados sin
que se abriera cusa penal en su contra. No se les hizo conocer el motivo de su
detención. Los menores estuvieron en condiciones inadecuadas de detención; no se
notificó al Juez Correccional de Menores de turno, como ordenaba la ley, ni tampoco se
dio noticia a los familiares.
Pero W. Bulacio permaneció detenido. Posteriormente, luego de haber vomitado y con
motivo de las lesiones sufridas por los golpes recibidos, Bulacio fue trasladado el día 20
de abril al hospital Pirovano sin que sus padres o el juez de menores fueran
notificados. Es decir que el menor nunca fue puesto a disposición del Juez de menores
pertinente (ningún Juez se enteró que estaba detenido).
El médico que lo atendió en el hospital determinó que el menor presentaba lesiones y
diagnostico “traumatismo craneano”. Antes de caer inconsciente, Bulacio le relató al
médico que fue golpeado salvajemente por la Policía.
Los padres, Graciela y Víctor Bulacio, estaban tranquilos porque Walter les había dicho
que el recital terminaba tarde y no regresaría a la casa ya que iría directamente a
trabajar al club de golf (donde era caddie). Recién esa tarde los progenitores se
enteraron, por un vecino, que Walter fue detenido en la Seccional 35°. En esa Unidad
les informaron que había sido internado en el Hospital Pirovano. Recién cerca de la
medianoche, más de veinticuatro horas después de la detención, vieron a su hijo y se
enteraron por él y del Dr. Fabián Vítolo, médico de guardia, que los policías le habían
pegado salvajemente.
El domingo 21 de abril, Walter Bulacio fue internado en el Sanatorio Mitre y el
certificado médico que le extendieron en el Pirovano refería “golpes faciales varios de
36 horas de evolución”, desde donde se hizo la denuncia por las lesiones que padecía
el menor,
Los días siguientes, el sanatorio se pobló con los familiares, amigos y compañeros de
colegio de Walter. También llegaron los periodistas para cubrir la agonía del menor que
insólitamente había sido detenido en un recital de rock. Pero lamentablemente el 26
de abril de 1991, una semana después de su detención, Walter Bulacio falleció.
La causa judicial seguida por las lesiones y muerte de Walter David Bulacio, así como
la referida a su detención y la de las otras personas, fueron objeto de diversas
actuaciones judiciales, tales como inhibiciones, impugnaciones y recusaciones que han
originado una dilación en el proceso.
CONSECUENCIAS EN LA FAMILIA BULACIO
Fueron terribles, siendo los más afectados: la hermana Lorena Beatriz, quien tenía 14
años, cuando se produjeron los hechos y tenía a su hermano por modelo, presentó un
cuadro grave de bulimia; intentó suicidarse 2 veces, ha estado internada en centros
neuropsiquiátricos. El padre, Víctor David, falleció 9 años después de los
acontecimientos por problemas cardíacos, luego de que presentó varios cuadros
depresivos, dejó de trabajar, descuidó su aseo personal y perdió interés por la vida,
tuvo tres intentos de suicidio “uno de ellos ingiriendo vidrio molido”. La abuela María
Ramona Armas Bulacio fue participante activa en manifestaciones en demanda de
justicia y verdad por la muerte de su nieto, que afectó gravemente su salud: padeció
de siete operaciones, sufrió de hernia, cáncer al duodeno y metástasis en el estómago.
En el manejo del proceso penal contra Espósito, llaman la atención las siguientes
circunstancias: 1) La dejadez con que manejaron la causa los titulares de todas las
judicaturas por las que pasó el proceso, demorándose meses y años en despachar
peticiones de las partes; sumada a la insensibilidad que afecta en mayor o menor
grado a los “servidores” judiciales que con el tiempo pierden el sentido de su función
de servicio a los usuarios del sistema, ignorando el dolor, la angustia y desesperación
que les aqueja; 2) La cuestionable – desde el punto de vista ético – habilidad del
abogado defensor del acusado, que con tanta perseverancia y conocimiento de los
intríngulis legales, se las ingenió para crear obstáculos y promover incidentes que
impidieron la marcha regular del proceso evitando que su defendido sea condenado ;
y, 3) La telaraña legal que franquea la posibilidad de recurrir a todo tipo de recursos,
inhibiciones, impugnaciones, alegaciones, excepciones, recusaciones, que, en la
práctica, y en manos de abogados harto habilidosos pueden desembocar en una
inadmisible impunidad que afecta al convivir nacional. Un efecto colateral de este
último punto es que, en algunos casos, la demora de la administración de justicia se
atribuye únicamente a los titulares de las judicaturas, soslayando que a ello también
contribuyen en gran medida los abogados litigantes que saben la “letra colorada” de la
ley y no tienen límites para lograr el fin que se proponen: evitar que las leyes penales
cumplan su cometido.
Adicionalmente: el sumario se mantuvo en secreto; no se procesó a las autoridades
superiores de Espósito; el Fiscal pidió sobreseer parcial y definitivamente al policía
respecto a la muerte del joven Bulacio, a lo cual se dio paso en algunas instancias.
Existió una conspiración de organismos, instituciones y personas de todos los niveles y
ámbitos, que contribuyeron a la impunidad. Por ello llama la atención, la decisión de la
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional al revocar la prisión
preventiva de Espósito, expresando que su actuación “se ajustó a las prácticas
habitualmente vigentes” ; y porque este funcionario público no estuvo consciente de la
inconstitucionalidad del memorando 40 que facultaba a la policía detener a ciudadanos
sin motivo alguno, violando derechos fundamentales como los que hemos puntualizado
. El proceso civil reclamando daños y perjuicios por 300 mil pesos se suspendió
indefinidamente (por la prejudicialidad de lo penal a lo civil) hasta que concluya la
causa penal que, obviamente, no concluirá jamás, una vez que prescribió la acción
penal.
La Corte decide,
- Admitir el reconocimiento de responsabilidad internacional efectuado por el Estado.
- Aprobar el acuerdo, en los términos de la Sentencia, sobre el fondo y algunos
aspectos sobre reparaciones de 26 de febrero de 2003 y el documento aclaratorio del
mismo de 6 de marzo de 2003, ambos suscritos entre el Estado, la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos y los familiares de la víctima y sus
representantes legales.
- Conforme a los términos del reconocimiento de responsabilidad internacional
efectuado por el Estado, éste violó los derechos consagrados en los artículos 4, 5, 7 y
19 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos en perjuicio de Walter David
Bulacio, y los derechos consagrados en los artículos 8 y 25 también de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos en perjuicio de Walter David Bulacio y sus
familiares, todos en relación con los artículos 1.1 y 2 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos.
- Fecha de última resolución: 26 de noviembre de 2008
- La Corte declara que,
(i) El Estado ha dado cumplimiento parcial a los siguientes puntos resolutivos de la
Sentencia
a) proseguir y concluir la investigación del conjunto de los hechos de este caso, y
b) garantizar que no se repitan hechos como los del presente caso, adoptando las
medidas legislativas y de cualquier otra índole que sean necesarias para adecuar
el ordenamiento jurídico interno a las normas internacionales de derechos
humanos, y darles plena efectividad, de acuerdo con el artículo 2 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos.
- La Corte resuelve,
(i) Requerir al Estado que adopte todas las medidas que sean necesarias para dar
efecto y pronto acatamiento a los puntos pendientes de cumplimiento que fueron
ordenados por el Tribunal en la Sentencia de fondo, reparaciones y costas de 18 de
septiembre de 2003 y reiterados en su Resolución de 17 de noviembre de 2004, de
conformidad con lo estipulado en el artículo 68.1 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos.
(ii) Solicitar al Estado que presente a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, a
más tardar el 20 de febrero de 2009, un informe detallado y actualizado en el cual
indique todas las medidas adoptadas para cumplir con las reparaciones ordenadas por
esta Corte que se encuentran pendientes de acatamiento, de conformidad con lo
señalado en los Considerandos 12, 16, 17, 18, 23, 27, 28, 34 y 35 y en el punto
declarativo primero de la presente Resolución.
(iii) Solicitar a los representantes de la víctima y sus familiares, así como a la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos, que presenten observaciones al informe del
Estado mencionado en el punto resolutivo anterior en el plazo de cuatro y seis
semanas, respectivamente, contado a partir de la recepción de dicho informe.
(iv) Continuar supervisando el cumplimiento de la Sentencia de fondo, reparaciones y
costas emitida el 18 de septiembre de 2003.
(v) Solicitar a la Secretaría de la Corte que notifique la presente Resolución al Estado,
a los representantes de la víctima y sus familiares y a la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos.
CONCLUSIÓN:
Posiblemente, los abogados del policía Espósito celebraron el éxito alcanzado. Aquel,
seguirá viviendo tranquilo, convencido de que no cometió ninguna infracción porque
actuó en el “cumplimiento del deber en un operativo de rutina”. La familia Bulacio y
muchos más sufrirán las consecuencias de esos excesos. Los que apoyaron a las
víctimas continuarán en su lucha. La Comisión y la Corte Internacionales de los
derechos humanos, hicieron lo que les correspondía, cumpliendo sus deberes en forma
meritoria.
RECOMENDACIONES:
La dura y compleja tarea de proteger los derechos humanos no incumbe a unos pocos
idealistas o soñadores. Si queremos que la prevención general que se origina en casos
y fallos condenatorios como el de Walter Bulacio, surta efectos, para evitar – o al
menos contribuir a que sean cada vez más esporádicos – que hechos repudiables se
repitan en el futuro en cualquier país latinoamericano, deberían cumplirse las
siguientes acciones:
1) Difundir por todos los medios una síntesis de casos similares al de Walter Bulacio,
incluyendo la condena, tanto en su aspecto resarcitorio como de recomendaciones al
Estado para evitar que violaciones a los derechos humanos queden en la impunidad, la
cual, para la Corte Interamericana de los Derechos Humanos es “la falta en su
conjunto de investigación, persecución, captura, enjuiciamiento y condena de los
responsables de las violaciones de los derechos protegidos por la Convención
Americana, toda vez que el Estado tiene la obligación de combatir tal situación por
todos los medios legales disponibles ya que la impunidad propicia la repetición crónica
de las violaciones de derechos humanos y la total indefensión de las víctimas y de sus
familiares”
Mal que nos pese, un elevado porcentaje de ciudadanos, inclusive con nivel cultural
superior, desconoce y a veces se resiste a entender, que los instrumentos
internacionales suscritos por los gobiernos de los países latinoamericanos, como la
Convención Americana de los Derechos Humanos, de tanta trascendencia, forman
parte de la legislación interna, por lo tanto, del orden jurídico nacional, debiendo sus
normas ser acatadas y respetadas en todo momento.
CORTE PENAL INTERNACIONAL.
Dr. Luis Gabián
El desarrollo del objetivo de una “Justicia Universal” atravesó innumerables escollos desde la
edad Media en donde se registraron los primeros antecedentes a raíz de los continuos
enfrentamientos entre las potencias europeas, lo que dio lugar a la idea de establecer algún Código o
ley que fuera respetado por las partes en conflicto.
Po su parte, el primer antecedente de juzgamiento de crímenes a nivel internacional podemos
encontrarlo en el siglo XIII, en el que se sometió a juicio a los responsables -en Nápoles año 1268- de
iniciar una “guerra injusta”.
En relación a la jurisdicción universal hallamos el antecedente más antiguo referente al “delito
de piratería” que data de 1696, en el caso “Rex v. Dawson” en el cual se juzgaron actos de piratería en
perjuicio de la embarcación Gunway en el que se sostuvo que el Rey de Inglaterra: “…no tiene sólo un
imperio o soberanía sobre los mares británicos para el castigo de la piratería sino también…una
indudable jurisdicción y poder en las más remotas partes del mundo…”.
No obstante, el verdadero impulso a una justicia transnacional surgió luego de la Primera
Guerra Mundial (1914-18) en la cual se pusieron en práctica las “Convenciones de Ginebra de 1864 y de
La Haya de 1899 y 1907”, lo que resultó el primer intento de regulación internacional del “derecho de
la guerra”.
Al finalizar el mencionado conflicto bélico, dos de las potencias derrotadas, Alemania y el
Imperio Otomano fueron acusados, el primero por la ocupación de Bélgica (país que había mantenido
su neutralidad hasta entonces), y el segundo por la inusitada y cruel persecución contra el pueblo
armenio. Se intentó, infructuosamente, la extradición del emperador Guillermo II que se había
refugiado en los Países Bajos y los altos mandos germanos fueron juzgados con extrema benevolencia
en Alemania por jueces alemanes.
Con respecto a los responsables del “Genocidio Armenio” perpetrado por los máximos
responsables políticos del Imperio Otomano, se intentó ejercer el poder jurisdiccional sobre los
culpables de la masacre, pero manifestaciones masivas del pueblo turco impidieron llevar a cabo el
objetivo, por lo que, la muerte de más de un millón y medio de seres humanos quedó en la más
absoluta impunidad.
El fin de la guerra dio lugar a la firma del Tratado de Versalles, y la creación de la Liga de las
Naciones, que, si bien fue ineficaz porque no logró que las naciones firmantes solucionaran sus
conflictos pacíficamente y sobrevino la segunda guerra mundial, en términos histórico-jurídicos,
resultó un importante avance ya que contemplaba la creación de una Corte Penal Internacional.
Por su parte, una vez finalizada la II Guerra Mundial, las potencias que se perfilaban como
vencedoras (Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y la URSS) suscribieron en la denominada
“Conferencia de Londres”, la Carta Orgánica del Tribunal Militar que juzgaría a los criminales de guerra
en la ciudad alemana de Nuremberg, la misma sirvió de base para el juzgamiento de los crímenes
cometidos en el mismo período de tiempo por el Imperio del Japón en la Guerra del Pacífico en el
denominado “Tribunal de Tokio”.
Podemos decir entonces que el punto de avance en el desarrollo histórico de la “justicia
internacional” se potencia desde la firma del Tratado de Versalles en 1919, con la consiguiente
persecución judicial al emperador Guillermo -infructuosa por cierto-, y posteriormente con los juicios
de Núremberg en donde fueron juzgados los principales responsables del régimen Nazi, la comunidad
internacional se planteó seriamente la posibilidad de llegar al objetivo de contar con una Justicia Penal
con alcance internacional. A partir del desarrollo y expansión del concepto jurídico y sociológico de los
Derechos Humanos, es que los principales juristas de todas las naciones procuraron construir este
verdadero objetivo universal.
El contexto histórico que comenzó apenas finalizada la gran contienda bélica del siglo XX, y que
se extendió hasta los años 90, condicionado fundamentalmente por la existencia del conflicto
permanente entre las dos potencias predominantes -los Estados Unidos (EE. UU.) y la Unión de
Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS)- denominado como período de la “guerra fría”, tornaron
imposible la concreción del objetivo planteado.
Fue recién al finalizar este período, con la desintegración de la URSS a partir de las reformas
estructurales de la economía rusa conocida como la “perestroika”, cuando parecía que el camino podía
encaminarse hacia el final anhelado desde hacía décadas. No obstante, en la década del noventa
surgieron dos conflictos que conmovieron a la opinión pública internacional “la Guerra de Ruanda” y
“las guerras yugoslavas o guerra de los Balcanes”. Dichos conflictos hicieron que la comunidad
internacional decidiera la conformación de dos tribunales penales internacionales para juzgar las
innumerables violaciones a los Derechos Humanos que se perpetraban en esos territorios, y a través de
Resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas se conformaron los Tribunales “ad hoc”
-para el caso concreto- que analizarían la violencia desplegada sobre la población civil de los territorios
afectados. Por tanto, pese al avance que significó la voluntad política muy mayoritaria de la comunidad
internacional en cuanto a la necesidad de juzgar los terribles acontecimientos que se estaban
desarrollando en Ruanda y la ex Yugoslavia, la creación de los “tribunales especiales” adolecía de un
defecto de origen, debido a que faltaba la garantía del “juez natural”, es decir, en el momento de
cometerse los delitos no existía el órgano jurisdiccional internacional que debía juzgar los hechos, por
lo tanto, los imputados fueron extraídos de sus jueces naturales y juzgados por un tribunal creado al
efecto. Esta cuestión también se había planteado en el proceso de Núremberg, ya que no solo no
existía el Tribunal (conformado al finalizar la guerra por las fuerzas vencedoras), tampoco existía una
legislación clara que estableciera el procedimiento, los delitos y las penas.
Puestos en consideración los puntos anteriormente nombrados, la Comunidad Internacional se
dispuso a enfrentar el desafío de la creación de un “tribunal permanente” debido a que Como señala
Manjón-Cabeza1 “…Detrás del principio de Justicia Universal está la idea de la protección absoluta de
los derechos humanos frente a las más brutales violaciones y la necesidad de luchar contra la
impunidad generada por la negativa o la imposibilidad de juzgar del Estado territorialmente
competente. Se concluye la necesidad de encontrar a un Juez, en todo caso, aunque ello requiera la
atribución de una competencia universal -por Tratado o costumbre- a cualquier Juez no llamado por
razón de territorialidad, lo que desemboca en la ubicuidad de la persecución y en la posibilidad de
actuación concurrente de todos los Estados. En definitiva, la jurisdicción universal se encamina a cubrir
la pasividad de la jurisdicción territorial…”. Era necesario establecer un tribunal internacional que
pudiera zanjar los distintos problemas de legitimidad planteados por las defensas de los imputados, y
esto se logró el 18 de Julio de 1998 en la “Conferencia de Roma” donde se aprobaron el Acta y el
Estatuto que dan nacimiento a la “Corte Penal Internacional”. Estos tratados internacionales
1
Manjón-Cabeza, Araceli: “LEMKIN Y LA JURISDICCIÓN UNIVERSAL-GENOCIDIO- ESCRITOS, CENTRO DE ESTUDIOS
POLÍTICOS Y CONSTITUCIONALES, Madrid 2015.
constitutivos de la CPI entrando en vigencia el 11 de abril de 2002 al haber superado la cantidad de
ratificaciones necesarias.
Composición.
El “Estatuto de Roma” prevé la organización propia del órgano, su funcionamiento, establece el
procedimiento, los delitos, las penas y la forma de cumplimiento de estas últimas.
Los jueces integrantes de la Corte Penal Internacional -dieciocho en total- son elegidos por la
asamblea de países miembros del tratado de Roma y duran en sus mandatos seis años pudiendo ser
reelegidos.
Las funciones de los jueces se encuentran divididas en una Presidencia, dos Vicepresidencias, la
Sección de 1era instancia, Preliminares y Apelación.
Asimismo, la Fiscalía como órgano independiente de la Corte, recibe informes sobre posibles
crímenes que se comentan en el ámbito de competencia de la Corte pudiendo realizar las
investigaciones pertinentes e impulsar las acciones penales.
La Corte ejercerá su competencia cuando las denuncias sean remitidas por un Estado Parte, por
el Fiscal o por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Asimismo, la Corte podrá ejercer su
jurisdicción si el crimen se produjo dentro de un Estado que sea parte del Estatuto de Roma, o el
acusado detentara la nacionalidad de un Estado Parte. Por otra parte, los Estados que no forman parte
de la Corte Penal Internacional podrán aceptar voluntariamente la competencia del mencionado
órgano. Y, por último, si el caso es remitido por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, no se
tendrá en cuenta si el Estado Parte o el imputado forma parte del Estatuto de Roma o, este último,
tuviera nacionalidad de algún Estado que haya suscrito el mencionado Estatuto.
Jurisdicción.
Cuando hablamos de jurisdicción de la Corte Penal Internacional hacemos referencia a la
capacidad del órgano para entender en determinados casos. El interrogante que debemos responder
es: ¿Cuáles son los límites temporales, espaciales, personales y de materia de la CPI?
• Jurisdicción temporal:
Respecto el “precepto de legalidad” el artículo 11 del Estatuto de Roma establece: “1. La Corte
tendrá competencia únicamente respecto de crímenes cometidos después de la entrada en vigor del
presente Estatuto. 2. Si un Estado se hace Parte en el presente Estatuto después de su entrada en vigor,
la Corte podrá ejercer su competencia únicamente con respecto a los crímenes cometidos después de la
entrada en vigor del presente Estatuto respecto de ese Estado, a menos que éste haya hecho una
declaración de conformidad con el párrafo 3 del artículo 12.”
• Jurisdicción territorial
La CPI entiende en los crímenes cometido en el territorio de un Estado Parte (pudiendo ser que
el autor no sea nacional del país que es Estado Parte).
Si el crimen fue cometido en un Estado que no forma parte de la CPI puede que el Estado
acepte (para el caso concreto) la intervención de la Corte.
También puede intervenir cuando se ha cometido un crimen en cualquier Estado cuando el
Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas remita la situación al CPI.
El CPI puede intervenir en situaciones en donde el Estado parte lo hace de manera ficta o se
vulnere la independencia de la Justicia, es decir que la misma resulta COMPLEMENTARIA, ya que si el
Estado en donde se cometen los crímenes puede juzgarlos el CPI no interviene.
• Jurisdicción personal
De la interpretación de los artículos 12 y 13 del Estatuto de Roma surge:
- La CPI posee jurisdicción con los nacionales de los Estados parte (sin tener en cuenta el lugar
en donde se cometió el delito).
- Nacionales de Estados no parte del Estatuto de Roma, sin tener en cuenta dónde el crimen
ocurrió, en tanto si el Estado no parte acepta la jurisdicción para el caso concreto del CPI.
- No se tendrá en cuenta la nacionalidad del imputado si el Consejo de Seguridad de la ONU
remite el caso al CPI.
Debe tenerse en cuenta que la CPI no reconoce inmunidad de ningún tipo ya sea de sangre
(realeza) o por cargo (presidentes, embajadores, etcétera) o por ley especial. La jurisdicción de la CPI se
ejerce sobre personas físicas y no jurídicas, mayores de dieciocho años.
Competencia material.
• Delitos.
• Genocidio.
Como primera impresión, al oír la palabra genocidio, lo asociamos inmediatamente con las
masacres, las matanzas colectivas, los homicidios múltiples y las campañas de exterminio,
comportamientos que tienen profundas raíces en la historia de la humanidad; bastaría recordar
solamente la destrucción de los indios de América, la mayor catástrofe engendrada por el hombre.
Fue el filólogo Raphael Lemkim quien en el siglo XX resultó el mayor impulsor de la tipificación
del término como delito internacional de manera independiente de los hasta allí denominados
“crímenes contra la humanidad” quién acuñó el término (génos "estirpe” cidio matar). En su obra “El
Dominio del Eje sobre la Europa Ocupada” expone su concepción y por primera vez aparece el
neologismo genocidio, acuñado por él mismo, y al cual se refiere como la destrucción de una nación o
de un grupo étnico; describe el genocidio como un plan coordinado de diferentes acciones que buscan
la destrucción de los fundamentos esenciales de la vida de grupos nacionales con el propósito de
aniquilar a estos mismos grupos; advierte cómo este crimen tiene como objetivo la desintegración de
las instituciones políticas y sociales, de la cultura, de los sentimientos nacionales, de la religión y de la
existencia económica de grupos nacionales y la destrucción de la seguridad personal, de la libertad, de
la salud, de la dignidad e incluso de la vida de los individuos que pertenecen a tales grupos.
Gracias a sus estudios y presentaciones, el 9 de diciembre de 1948, las Naciones Unidas aprobó
la “Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio”. El 12 de Enero de 1951, la
misma entra en vigencia, ya que fue el propio Lemkin quien, en forma personal e insistente, a través de
reuniones con diplomáticos y misivas a los Jefes de Estado logra convencer al número necesario de
países para que el objetivo jurídico sea alcanzado.
El Estatuto de Roma define al Genocidio como “…cualquiera de los actos mencionados a
continuación, perpetrados con la intención de destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico,
racial o religioso…” cometidos por un Estado o una organización con respaldo estatal, o que la
mencionada organización presente características de formación cuasi estatal.
Grupo Nacional: Es un conjunto de personas que comparten la nacionalidad, una identidad, una
denominación común basado en el lugar de nacimiento, más allá del lugar en donde se haya producido
el alumbramiento físico.
Grupo Étnico: comparte un lenguaje y cultura en común.
Grupo Religioso: Comparte creencias religiosas comunes.
Grupo Racial: Se comparte características genéticas comunes.
El delito de Genocidio requiere la intención (dolo), el objetivo determinado de destruir total o
parcialmente a un grupo como tal, por el solo hecho de pertenecer al mismo. Tal como lo plasma la
definición, las acciones que describe el artículo refiere a la intención de destruir total o parcialmente al
o a los integrantes de un grupo determinado. La cantidad de víctimas no es determinante para la
calificación, ya que lo que se castiga es la intención final.
Este trabajo tiene por finalidad ser un texto de estudio para la materia Principios de Derechos
Humanos y Derecho Constitucional, del Ciclo Básico Común de la Universidad de Buenos Aires. Es un
trabajo que debe leerse como introducción al campo de estudio vinculado con la justicia transicional.
El texto, está conformado por dos secciones. La primera sobre cuestiones generales vinculadas
con la justicia transicional como disciplina de estudio, y la segunda sobre tal proceso en Argentina. El
desarrollo de esta última pertenece a Luis Gabián y Marcelo Di Stefano, mientras que la inicial a
Gonzalo Penna.
Primera parte
Cuestiones generales1
Introducción
El interés sobre el pasado significa saber lo que sucedió, y también lo que debe hacerse con él.
A su vez aparecen otros interrogantes que indagan en relación a la responsabilidad y la manera de
resolución.
Pero también existe la posibilidad de identificar más en detalle un interés individual y otro
social, que en cierta forma se entrelaza. Algunos de estos intereses confluyen, para formar un acervo
común: Nunca Más, asignación de responsabilidades.
1
En esta sección retomamos algunas ideas desarrolladas en PENNA, Gonzalo: “La justicia transicional frente a los delitos
económicos”, en BEADE, Gustavo, PENNA, Gonzalo: Memoria y castigo en los juicios de lesa humanidad, Ad-Hoc., Buenos
Aires, 2018.
2
Esta marginalización del problema obligaría a preguntarse por los países que conforman la hegemonía mundial y sus
responsabilidades.
El interés individual aporta al colectivo un conocimiento mayor sobre lo que pasó. Eso sucede
en el marco de comisiones de la verdad, juicios y otras medidas administrativas.
Por lo general se habla de la necesidad de Memoria, como justificante de los distintos procesos
judiciales.
Vale tener en cuenta que la Memoria –más allá del sentido sociológico, psicológico, u otros, que
pudiera darse– posee un fuerte carácter político, atento que tiene la posibilidad de proyectarse al
sistema democrático. Dice Bergalli:
Se ha dicho también que la justicia transicional en los casos de Sudamérica, Centro América, ex-
URSS, Europa del Este y África a finales del siglo XX estuvo orientada a la “reconstrucción nacional”. No
fue primordial la búsqueda de responsabilidad de un grupo de líderes, sino que el principal sustento lo
3
BERGALLI, Roberto: “Transiciones jurídico-políticas: ¿olvido o memoria? Un cuarto de siglo después”, en GRINBERG,
Victoria; PENNA, Gonzalo: Roberto Bergalli. Profesor Honorario de la Universidad de Buenos Aires. Trabajos escogidos,
Eudeba, Buenos Aires, 2012, p. 212.
4
TEITEL, Ruti: “Transitional Rule of Law”, en CZARNOTA, Adam; KRYGIER, Martin; SADURSKI, Wojciech: Rethinking the Rule of Law
after communism, CEU Press, Budapest-New York, 2005, pp. 286-287.
5
TEITEL, ídem, p. 291.
dio aquella reconstrucción apoyada en un Estado de Derecho, no universal sino como comunidad
política particular, con condiciones locales específicas6.
Sin referencia a un caso concreto, no hay una respuesta a priori sobre si deben implementarse
juicios penales o comisiones de la verdad. Las acciones llevadas adelante por los Estados han sido
disímiles, con recorridos que en general no permiten cerrar el debate.
Así, aparece Sudáfrica como ejemplo del uso de comisiones de la verdad, o Argentina y los
juicios penales. A su vez con temporalidades distintas, como el caso de Brasil y su reciente comisión de
verdad (año 2014) luego de décadas de finalizada la dictadura, y diferente alcance en los casos de
comisiones para hechos de corrupción en Túnez y Kenia.
En un sentido amplio las comisiones de la verdad y los juicios penales, son una manera de
conocer lo que sucedió. Quedan constancias de hechos pasados. Todas estas manifestaciones
muestran situaciones a las que no debe volverse, y marcan un punto hacia el futuro con ideas
democráticas como referencia, desde lo individual y lo colectivo.
Suele indicarse que la reconstrucción del pasado a través de juicios penales tiene sus
problemas. Construyen una verdad con “harapos” del pasado: hay una gran cantidad de limitaciones
dentro del proceso judicial, si se pretende realmente conocer lo que sucedió7.
En cuanto a las comisiones de la verdad, o incluso otras propuestas, que tuvieran por objeto la
visibilización de hechos de corrupción, fraudes, etcétera, quizá permitirían despejar la idea de oscura
impunidad. No debe perderse de vista que pueden proponerse incluso medidas legislativas o
administrativas.
Sin embargo las comisiones de la verdad también tienen sus problemas. Dice Almeida Teles que
el perdón sudafricano, por ejemplo, permite que los ricos sigan siendo ricos y no rindan cuenta por la
explotación:
6
Cfr. TEITEL, Ruti: “Genealogía de la justicia transicional”. Artículo traducido al castellano por el Centro de Derechos
Humanos, Facultad de Derecho, Universidad de Chile, 2003 (original: “Transitional Justice Genealogy”, en Harvard Human
Rights Journal, Vol. 16, Spring 2003, Cambridge, MA, pp. 69-94).
7
PASTOR, Daniel: ¿Procesos penales sólo para conocer la verdad? La experiencia argentina, en Jueces para la Democracia, n°
59, julio/2007.
condiciones y las víctimas identificadas por la Comisión –cerca de veintidós mil personas– no
fueron beneficiadas por políticas públicas, conforme indicaban los trabajos de reconciliación8.
Pueden, a su vez, traer aparejada una idea o sentir colectivo de impunidad, como en el caso de
Guatemala a pesar del trabajo de una comisión de la verdad. Situación que hace aparecer la sombra de
los juicios penales como verdadera solución9.
Hay algunas características del caso argentino que presentan como difíciles las alternativas a los
juicios penales. El impulso por parte de organismos de derechos humanos, las rupturas institucionales,
el silencio militar, la ampliación de señalamientos sobre civiles y su rol en la dictadura, parecen dejar
muy lejana una resolución del pasado a través del diálogo (entendido con el marco de una comisión de
la verdad).
Como fue dicho, los caminos conocidos ante un momento transicional determinado son en
general los juicios penales o las comisiones de la verdad. Ambos mecanismos permiten acercarnos al
pasado, dejando testimonio y conociendo más.
Incluso para el caso argentino también se plantea si hay una única respuesta11. De hecho, han
existido juicios penales y comisiones de la verdad. Puede pensarse en los testimonios del Nunca Más y
también en las grabaciones del Juicio a las Juntas Militares12 que han dejado testimonio sobre lo que
pasó y lo que no debe volver a pasar.
8
ALMEIDA TELES, Edson Luís de: “Brasil e África do Sul: rupturas e continuidades nas transições políticas”, en PRADO SOARES,
Inês Virgínia., SHIMADA KISHI, Sandra Akemi, Memória e verdade. A justiça de transição no Estado Democrático brasileiro,
Forum, Belo Horizonte, 2009, p. 129.
9
Angelina Snodgrass Gogoy, en videoconferencia el día martes 28 de abril de 2015 en el marco del Proyecto de
Investigación Castigo y democracia. Teoría y práctica penal en Argentina y América Latina (DCT 1440), dirigido por Diego
Zysman, del Instituto A. Gioja de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, indicó que de acuerdo a los
trabajos que estaban desarrollando en Guatemala habían observado que la comisión de verdad sostuvo un gran
sentimiento de impunidad, y por lo tanto habría que pensar en juicios penales.
10
Incluso puede pensarse en hechos burdos, pero terribles, que fomentan estas distancias: el día posterior al ballotage
presidencial del año 2015, es decir el 23 de noviembre, el editorial del diario La Nación bajo el título “No más venganza”,
hace un nuevo aporte de manera nefasta a la confrontación, diciendo ya en el copete: La elección de un nuevo gobierno es
momento propicio para terminar con las mentiras sobre los años 70 y las actuales violaciones de los derechos humanos.
11
Cfr. BÖHMER, Martín: ¿Puede ser que no haya una sola respuesta correcta?, en HILB, Claudia, SALAZAR, Philippe-Joseph,
MARTIN, Lucas (ed.): Lesa humanidad. Argentina y Sudáfrica: reflexiones después del mal, Katz, Buenos Aires, 2014. En este
breve ensayo Böhmer propone hacer un entrecruzamiento de diferentes elementos que juegan en momentos
transicionales, como el castigo, el perdón, la reconciliación o reparación, con una referencia concreta a las experiencias
sudafricana y argentina.
12
Por ejemplo el film documental El juicio a las juntas: El Nüremberg argentino (2004).
Tanto el trabajo de la CONADEP como el resultado de los juicios penales han servido para
visibilizar el pasado. Es indudable que un pacto de silencio deja mucho sin conocer, y estos caminos en
un sentido más amplio sirven para deconstruir una historia oficial y comenzar una nueva narrativa, que
debe también revisarse para ver si no hay situaciones, hechos y personajes que se hayan fetichizado,
escapado o silenciado.
La política transicional argentina decidió utilizar los juicios penales como forma de hacer frente
a la dictadura 1976-83, a pesar de contar también con la primera comisión de la verdad conocida
(CONADEP). Aunque a nivel global es reconocido el carácter de pionera a la comisión sudafricana13.
Una breve aclaración: la idea de comisión de la verdad, tomando como ejemplo el caso
sudafricano, funciona como una especie de intercambio, de trueque. A cambio de información y
“arrepentimiento” se pone límites a la persecución penal, se recurre a la amnistía. Mientras que la
CONADEP buscó, en el ámbito del Poder Ejecutivo, testimonios sobre secuestros, condiciones de
detención, torturas y desaparición de personas. Luego fue utilizada la información como material para
llevar adelante los juicios.
Antes de pasar al próximo apartado debe indicarse que si bien hubo indultos en la década del
90 y leyes con “espíritu” de amnistía en la década del 80, se puede afirmar que la decisión fue penal
teniendo en cuenta los juicios a los comandantes en un primer momento y la reapertura a partir del
año 2003 (momento de anulación de las leyes de obediencia debida y punto final).
Segunda parte
Esquema institucional
Un panorama amplio requiere una visión conglobada de las instituciones argentinas, esto es: respuesta
desde el Congreso, el Poder Judicial y el Ejecutivo a una problemática que se mantiene viva.
La dictadura militar instaurada el 24 de marzo de 1976, que pasará a la historia como la más cruenta y
sangrienta, comenzó su retirada luego de la fallida Guerra de Malvinas ante la presión política, la
condena internacional, y las movilizaciones populares que crecían aceleradamente.
Los militares querían cubrir su retirada asegurándose no tener consecuencias jurídicas una vez
recuperada la democracia por la responsabilidad de sus actos criminales, y aprobaron un documento y
una norma de “autoamnistía” que pretendía poner un cerrojo jurídico a las investigaciones posteriores.
13
TEITEL, ob. cit.
El primero de ellos, fue publicado el 23 de abril de 1983 con el título de “Documento final de la Junta
militar sobre la guerra contra la subversión y el terrorismo”. Decía, entre otras cosas que los “errores”
cometidos (violación a los DDHH) correspondían al juicio de Dios.
El segundo, para que no quedaran dudas sobre el velo de impunidad que deseaban los militares, fue
emitido el 23 de septiembre de 1983, apenas un mes y días antes de las elecciones presidenciales que
se realizarían el día 30 de octubre, firmado por el Presidente de facto Bignone, y conocido como “Ley
de autoamnistía” (ley 22.924). Ésta norma afirmaba que su propósito era la reconciliación nacional, la
pacificación y la reconstrucción; que las FFAA lucharon por la dignidad humana; y prohibía la citación
judicial de los alcanzados por la ley; creaba un proceso sumario para que las Cámaras rechazaran los
cargos criminales; y se impedía la compensación civil.
Ante la cercanía de las elecciones, el tema se instaló en el centro de la campaña electoral y los
candidatos se posicionaron al respecto. Mientras el candidato del Justicialismo Ítalo Luder se
pronunció a favor de la autoamnistía señalando que se debía dar vuelta la página de la historia e iniciar
un proceso de reconciliación nacional, el candidato de la Unión Cívica Radical Raúl Alfonsín rechazó el
auto perdón, lo denunció públicamente, y se comprometió a derogar la ley de autoamnistía como uno
de sus primeros actos de gobierno si resultaba vencedor, en sus palabras, “Vamos a declarar la nulidad
de la autoamnistía. Pero tampoco vamos a ir para atrás mirando con sentido de venganza. No
construiremos el país del futuro de esa manera, pero tampoco lo construiremos sobre la base de una
claudicación moral que sin duda existiría si actuáramos como si nada hubiera ocurrido en la Argentina.
Lo que queremos es que algunos pocos no se cubran la retirada con el miedo del total. Aquí hay
distintas responsabilidades de quienes tomaron la decisión de actuar como se hizo, hay una
responsabilidad distinta de quienes cometieron excesos en la represión, y hay otra distinta de quienes
no hicieron otra cosa que, en un marco de extrema confusión, cumplir órdenes”14.
Raúl Alfonsín fue electo presidente y asumió su mandato el 10 de diciembre de 1983, en cumplimiento
de sus promesas electorales puso en el centro prioritario de su gestión la recuperación del estado de
derecho, el funcionamiento de las instituciones democráticas, y la defensa de los derechos humanos.
El 13 de diciembre, apenas 3 días desde su asunción, Alfonsín emitió al mismo tiempo 2 Decretos
consecutivos. En el primero -157/83- declaró la necesidad de promover la persecución penal, con
relación a los hechos cometidos con posterioridad al 25 de mayo de 1973, contra los máximos
responsables de le subversión -Firmenich, Vaca Narvaja, Obregón Cano, Galimberti, Perdía, Pardo, y
Gorriarán Merlo- por los delitos de homicidio, asociación ilícita, instigación pública a cometer delitos,
apología del crimen y otros atentados contra el orden público, sin perjuicio de los demás delitos de los
que resulten autores inmediatos o mediatos, instigadores o cómplices.
El Decreto 158/83 promovía el juicio sumario ante el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas a los
integrantes de las Juntas Militares que usurparon el gobierno de la Nación el 24 de marzo de 1976 -
14
Discurso del candidato Raúl Alfonsín en el acto realizado en el estadio de Ferrocarril Oeste el 30 de septiembre de 1983.
Videla, Agosti, Massera, Viola, Graffigna, Lambruschini, Galtieri, Lami Dozo, y Anaya-. Este
enjuiciamiento se referirá a los delitos de homicidio, privación ilegal de la libertad y aplicación de
tormentos a los detenidos, sin perjuicio de los demás de que resulten autores inmediatos o mediatos,
instigadores o cómplices de los oficiales superiores mencionados. Posteriormente, otros Decretos
similares promoverían la actuación del tribunal militar contra otros jerarcas militares como Camps,
Chamorro, Saint james, Menéndez, Suarez Mason, etc.
Así las cosas, comenzó el trabajo de búsqueda de la verdad protagonizado por la CONADEP, y al mismo
tiempo, se desarrollaba el proceso contra las cúpulas militares en el ámbito de la justicia militar.
Durante 280 días, la CONADEP recorrió todo el país en busca de testimonios de sobrevivientes, de
familiares, de represores arrepentidos, y visitó los edificios utilizados como centros de detención (o sus
ruinas). Realizó un inventario de todas las desapariciones denunciadas, y de todos los centros
clandestinos, contrastando los relatos con la arquitectura de los edificios, tarea realizada muchas veces
con la presencia de los mismos sobrevivientes. Con esta información se confeccionaron mapas,
clasificaron los relatos, y se hicieron análisis a fin de reconstruir el modo de operar del terrorismo de
Estado. Finalmente, la CONADEP entregó al Presidente Alfonsín sus conclusiones el 20 de septiembre
de 1984 en un informe histórico conocido como NUNCA MAS, entre cuyos hitos se encuentra haber
demostrado por primera vez el carácter sistemático y masivo de la represión militar. Las pruebas
incluyeron la verificación de 340 centros clandestinos de detención, acumularon más de 7000 archivos
en 50 mil páginas, una lista parcial de personas desaparecidas, y como veremos, esta información sería
la base de la acusación en el “Juicio a las Juntas”.
Al mismo tiempo que la CONADEP avanzaba en las investigaciones que echaban luz sobre lo sucedido,
el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, que era el órgano encargado de juzgar en primera
instancia a los jerarcas militares, actuaba con dilaciones, manifestación clara de que las Fuerzas
Armadas habían decidido mantener un pacto de silencio, oscuridad e impunidad. Esto se evidenció
cuanto el Tribunal Militar dictaminó literalmente que “…Se hace constar que, según resulta de los
estudios realizados hasta el presente, los decretos, directivas, órdenes de operaciones, etcétera, que
concretaron el accionar militar contra la subversión terrorista son, en cuanto a contenido y forma,
inobjetables…”. Ante la evidencia de la demora injustificada de la justicia militar para enjuiciar a las
Juntas Militares, el 4 de Octubre de 1984 la Cámara Federal -tribunal civil- tomó la decisión de
desplazar al tribunal militar que estaba enjuiciando a las juntas para hacerse cargo directamente de la
causa.
El tribunal que enjuició a las juntas fue la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional
Federal de la Capital Federal, integrada por los jueces Jorge Torlasco, Ricardo Gil Lavedra, León Carlos
Arslanián, Jorge Valerga Araoz, Guillermo Ledesma y Andrés D’Alessio. El fiscal fue Julio César
Strassera con quien colaboró el fiscal adjunto Luis Gabriel Moreno Ocampo, y la base probatoria que
tomaron para su acusación fue el informe Nunca Más realizado por la CONADEP. La sentencia dictada
el 9 de diciembre de 1985 condenó a cinco de los militares acusados y absolvió a cuatro. Videla y
Massera fueron condenados a reclusión perpetua con destitución. Viola, a 17 años de prisión,
Lambruschini a 8 años de prisión, y Agosti a 4 años y 6 meses de prisión; todos con destitución.
Graffigna, Galtieri, Lami Dozo y Anaya fueron absueltos (por esta causa inicial). El tribunal consideró
que las juntas militares habían elaborado un sistema ilícito para reprimir a "la subversión" (sic) que
llevó a que se cometieran "gran número de delitos de privación ilegal de la libertad, a la aplicación de
tormentos y a homicidios", garantizando su impunidad. El juicio tuvo una gran trascendencia
internacional y sobre todo para la región, en donde gobernaron durante la década del 70 y gran parte
de la del 80, dictaduras similares coordinadas a nivel continental por el denominado “Plan Cóndor”
cometiendo crímenes de lesa humanidad de forma sistemática, y planificada desde lo más alto del
poder. El juicio constituye un capítulo de importancia en la historia universal y ubicó a la Argentina en
un lugar de vanguardia en la lucha por lograr que se respeten los derechos humanos.
Para comprender el momento de la historia que estamos analizando, es necesario recordar el peso
político que tenía el poder militar a mediados de los años 80. Recién se había recuperado la
democracia en el último mes de 1983, se había transitado todo 1984 con el Juicio de las Juntas, y
existía un contexto en el cual todavía estaba presente la alianza cívico militar histórica de la Argentina,
el apoyo táctico de otros gobiernos de la región que seguían bajo dictaduras, y seguía muy vívida la
historia pendular de la Argentina en la cual desde el 6 de septiembre de 1930 -golpe de estado a
Yrigoyen-, al 10 de diciembre de 1983 -asunción de Alfonsín- se habían sucedido gobiernos
democráticos y militares; y especialmente desde 1958 en adelante, los gobiernos civiles (Frondizi, Illia,
Cámpora-Perón-Perón) no habían durado más de 3 años en el poder.
En ese marco, luego de la histórica sentencia condenatoria del Juicio a la Juntas, se multiplicaron las
denuncias, acciones judiciales, detenciones y sometimiento a la justicia penal de cientos de militares en
actividad pertenecientes a los mandos superiores, pero también de los mandos intermedios, acusados
de violación a los derechos humanos. La presión militar ante las detenciones que llegaban a los niveles
de coroneles y tenientes coroneles se hizo sentir fuerte en esos días, y mantenía en vilo al gobierno de
Alfonsín. El Presidente, para mantener el equilibrio delicado de la transición política, propuso la
sanción de la Ley 23.492, aprobada el 23 de diciembre de 1986, conocida como ley del “Punto Final”,
por la cual se extinguirían la acciones penales respecto de toda persona por su presunta participación
en cualquier grado, en los delitos del artículo 10 de la Ley Nº 23.049, “que no estuviere prófugo, o
declarado en rebeldía, o que no haya sido ordenada su citación a prestar declaración indagatoria, por
tribunal competente, antes de los sesenta días corridos a partir de la fecha de promulgación de la
presente ley”. En las mismas condiciones se extinguirá la acción penal contra toda persona que hubiere
cometido delitos vinculados a la instauración de formas violentas de acción política hasta el 10 de
diciembre de 1983.
La aprobación de esta ley generó mucha tensión social. No se trató de una “ley de perdón”, era una ley
de extinción de acción, vale decir, ponía un punto final a la presentación de nuevas causas contra
personas que no hubieran sido llamados a declarar “antes de los sesenta días corridos a partir de la
fecha de promulgación de la presente ley”, pero no perdonaba, ni anulaba ninguna de las causas que
estaban en proceso. La sanción de la Ley de Punto Final actuó como un catalizador de denuncias y
procesos. Cientos de presentaciones se realizaron antes de que comience la “extinción de acción” y los
jueces llamaron masivamente a tomar declaraciones indagatorias. Los cuadros militares intermedios,
que reclamaban la sanción de una “ley de niveles de responsabilidades”, que ya había anunciado
Alfonsín, se desesperaron y comenzaron a presionar. En palabras de uno de los protagonistas, el
Ministro de Defensa de aquel entonces Horacio Jaunarena “La llamada ley de Punto Final era un
fracaso absoluto y había producido los efectos exactamente inversos a los esperados. El gobierno pagó
un enorme costo político con una normativa que, lejos de serenar los ánimos y encauzar las causas
judiciales, reavivó los malestares y colocó la situación en un lugar peor del que estaba antes de su
sanción”15.
La tensión en los cuarteles derivó en los “levantamientos carapintadas” -autodefinidos así debido al
hecho de que los líderes de los motines se presentaban con la cara pintada como en la guerra- que
fueron una serie de cuatro manifestaciones de rebeldía militar contra el poder civil, y contra los
propios mandos superiores de las fuerzas, que se desarrollaron con distinta intensidad entre 1987 y
1990, en las cuales los cuadros intermedios desobedecieron las instituciones constitucionales y
la cadena de mando, tomaron cuarteles, y en algunos casos, fueron considerados como verdaderos
intentos de golpe de Estado.
El más recordado es el levantamiento de la semana santa de 1987, que produjo un gran rechazo
popular de la sociedad en defensa de las instituciones democráticas generando manifestaciones frente
a Campo de Mayo y una gran concentración en Plaza de Mayo, exigiendo la rendición de los
sublevados. El propio Presidente Alfonsín se trasladó a Campo de Mayo para exigir la rendición, y a su
regreso se dirigió a la multitud desde el balcón de la Casa Rosada, acompañado por los referentes de
los partidos políticos de mayor representación, y suscribieron el "Acta de Compromiso Democrático",
15
Jaunarena, Horacio, “La casa está en orden”, TAEDA, 2011.
oponiéndose a la actitud de los militares y reconociendo los grados de responsabilidad en la represión
que habían sido anunciados por el Poder Ejecutivo Nacional antes del intento de golpe.
La posición sobre los grados de responsabilidad se consagró a través de la Ley de Obediencia Debida Nº
23.521 aprobada el 8 de junio de 1987, que estableció una presunción iure et iure -es decir, que no
admitía prueba en contrario- fijando que los delitos cometidos por los miembros de las Fuerzas
Armadas durante la dictadura militar cuyo grado estuviera por debajo de coronel -en tanto y en cuanto
no se tratase de apropiación de menores o de inmuebles de desaparecidos-, no eran punibles, por
entenderse que habían actuado en virtud de la denominada obediencia debida, concepto militar según
el cual los subordinados se limitan a obedecer las órdenes emanadas de sus superiores. La Corte
Suprema, frente a distintas presentaciones de inconstitucionalidad, declaró constitucional la ley de
obediencia debida, en la causa Etchecolatz, el 22 de junio de 1987.
Los dos años finales del gobierno de Alfonsín transitaron con mucha conflictividad en la relación con las
Fuerzas Armadas, especialmente con el sector carapintada que ya presentaba una alianza pública con
un sector del peronismo, en el marco de una gran crisis económica. Sin embargo podemos sintetizar
que al finalizar el primer gobierno de la transición democrática, la CONADEP había esclarecido lo
sucedido durante el terrorismo de estado y produjo el informe “NUNCA MAS”; los principales
responsables de las juntas militares fueron juzgados y condenados por la justicia civil; todos los
militares de rango de coronel hacia arriba que fueron denunciados y prestaron declaración indagatoria
antes de la ley de punto final fueron juzgados, y todos los militares, cualquiera fuera su rango, podían
ser juzgados si eran acusados por apropiación de menores o de inmuebles de desaparecidos.
A poco de asumir el nuevo gobierno peronista encabezado por Carlos Menem, cerró un acuerdo
político con el sector empresario más conservador de la Argentina adoptando el ideario neoliberal de
desguace del Estado y privatizaciones masivas, se alineó con la política internacional de Estados Unidos
-política conocida como de “relaciones carnales”-, se declaró como el gobierno más obediente de los
organismos financieros internacionales -principalmente del Fondo Monetario Internacional- y realizó
una alianza con los militares -tanto las jerarquías de la dictadura, como las cúpulas carapintadas-.
La Corte Suprema de Justicia, en una de sus composiciones más discutidas de la historia que se valió
del mote “la Corte adicta” por su actuación de permanente servilismo con las necesidades del Poder
Ejecutivo, ante múltiples presentaciones entendió que no eran inconstitucionales los indultos a
“procesados” en diciembre de 1990 en el fallo Riveros.
Cerrado el camino de la justicia argentina por el indulto de Menem, comenzaron procesos en distintos
países del mundo, especialmente en España, justificados por tratarse de “delitos de lesa humanidad”,
que impulsaron el pedido de extradiciones de los militares responsables para ser juzgados en Europa.
Especialmente las Abuelas de Plaza De Mayo realizaron una enorme tarea en las causas por los “delitos
de sustracción y ocultación de menores”, que son imprescriptibles, y habían quedado fuera del alcance
de los indultos en aquellos casos que no habían tenido juzgamiento previo. Una de las primeras
cuestiones a resolver radicó en determinar si se incurría en una violación a la prohibición de doble
juzgamiento -non bis in ídem-, en relación a la sentencia de la “causa 13/84” -el juicio a las juntas-. La
Cámara Federal resolvió que, a diferencia del Juicio a las Juntas en los cuales se había imputado
genéricamente a los jerarcas militares el haber urdido un plan de apropiación de niños, en los nuevos
juicios promovidos, se les acusaba de apropiaciones de niños concretas, por tanto, se trataba de causas
nuevas por crímenes imprescriptibles.
Asimismo, fueron muy importantes en esta etapa los “Juicios por la Verdad”, procedimientos judiciales
sin efectos penales que se desarrollaron en nuestro país ante la imposibilidad de perseguir penalmente
a los responsables de los crímenes de lesa humanidad perpetrados durante la última dictadura, por
estar vigentes los efectos de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, así como los indultos. Estos
juicios orales fueron impulsados consecuentemente por los organismos de derechos humanos que
procuraron espacios alternativos en la búsqueda de la verdad, memoria y justicia y se desarrollaron
distintas ciudades del país -La Plata, Bahía Blanca, Mar del Plata y Mendoza- entre 1999 y 2008
obteniendo importantes respuestas jurídicas de la justicia argentina y la Corte Interamericana de
Derechos Humanos (entre otros, los fallos Mignone y Aguiar de Lapacó).
En abril de 1998, el Congreso de la Nación había decidido derogar las leyes de Punto Final y Obediencia
Debida, este acto generó la inoperancia de la norma desde allí en adelante, pero mantenían vigencia
todos los actos judiciales que se habían desarrollado desde su sanción hasta allí.
El Presidente peronista Néstor Kirchner impulsó un cambio de rumbo con su llegada a la presidencia en
2003, abandonando el camino diseñado e implementado por su antecesor del mismo partido Carlos
Menem, y avanzó en una serie de decisiones legislativas, e implementación de políticas públicas con el
fin de restituir la política de derechos humanos como una prioridad del Estado argentino.
El Congreso, a instancias del Poder Ejecutivo, el 12 de agosto de 2003 declaró por ley 25.779
“insanablemente nulas las Leyes 23.492 y 23.521” (punto final y obediencia debida). Al mismo tiempo,
el Congreso Nacional aprobó el “rango constitucional” de la “Convención de la Naciones Unidas sobre
imprescriptibilidad de los Crímenes de Guerra y de Lesa Humanidad”, ratificada por el
presidente Kirchner apenas un día antes, en clara sintonía y como un mensaje público de rectificación
de la política anterior.
Kirchner encaró un profundo cambio de conformación de la Corte Suprema de Justicia con la salida
forzada de los Ministros afines a Menem que continuaban en el cargo. La nueva Corte -Lorenzetti,
Argibay, Highton, Fayt, Petracchi, Maqueda, Zaffaroni- tuvo que entender en la cuestión a través de
diferentes fallos que consolidaron el nuevo orden normativo, veamos:
En el año 2004, declaró la imprescriptibilidad de los delitos de lesa humanidad en el caso “Arancibia
Clavel”.
En junio de 2005, declaró la inconstitucionalidad de las leyes de punto final y obediencia debida en el
caso conocido como “Simón” -alias el turco Julián- en donde también tuvo en cuenta el criterio de los
organismos internacionales de derechos humanos -Corte Interamericana de Derechos Humanos- en el
caso “Barrios Altos” de Perú.
En el año 2007 en la causa “Riveros” la Corte Suprema declaró la inconstitucionalidad de los indultos
desmontando definitivamente las normas que recortaban la capacidad de investigación judicial y
condena.
A modo de cierre.
La historia política de la Argentina está llena de idas y vueltas, avances y retrocesos, somos una
sociedad compleja y polarizada en todos los campos posibles de debate, sin embargo, nos animamos a
afirmar, que hemos alcanzado algunos puntos de consenso muy mayoritario que van cerrando la etapa
transicional, aunque por supuesto, quedan desafíos enormes por resolver.
Esos puntos de acuerdo, constituyen los lados de la piedra angular sobre la cual edificar un estado
social de derecho. Democracia, elecciones libres y transparentes, respeto por los derechos humanos
esenciales, continuidad institucional, e independencia de los poderes del Estado son los apoyos firmes,
estables, sobre los que debemos construir justicia social, igualdad real, equidad, progreso y desarrollo
sustentable.