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Proceso histórico: El hombre desde su primera aparición en la tierra ha estado estropeando su medio.

La especie
Homo sapiens ha sido capaz de modificar el medio ambiente con sus actividades. Gracias a sus peculiares
capacidades mentales y físicas, lograron escapar a las constricciones medioambientales que limitaban a otras
especies y alterar el medio ambiente para adaptarlo a sus necesidades. En la era agrícola, la capacidad de controlar y
usar el fuego les permitió modificar o eliminar la vegetación natural, y la domesticación y pastoreo de animales
herbívoros llevó al sobre pastoreo y a la erosión del suelo. El cultivo de plantas originó también la destrucción de la
vegetación natural para hacer hueco a las cosechas y la demanda de leña condujo a la denudación de montañas y al
agotamiento de bosques enteros. El rápido avance tecnológico producido tras la edad media culminó en la
Revolución Industrial, que trajo consigo el descubrimiento, uso y explotación de los combustibles fósiles, así como la
explotación intensiva de los recursos minerales de la Tierra. En el siglo XX la temperatura media del planeta aumentó
0,6 ºC y los científicos prevén que la temperatura media de la Tierra subirá entre 1,4 y 5,8 ºC entre 1990 y 2100. La
destrucción del ozono en las décadas de 1970 y 1980, la actividad humana estaba teniendo un impacto negativo
sobre la capa de ozono; la cual estaba siendo afectada por el uso creciente de clorofluorocarbonos (CFC, compuestos
de flúor), que se emplean en refrigeración, aire acondicionado, disolventes de limpieza, materiales de empaquetado
y aerosoles.

Lluvia Acida: Es aquella que contiene precipitaciones contaminadas con ácidos nítricos o sulfúrico producto de la
contaminación atmosférica de cantidades de gases de efecto invernadero, que se mezclan con el agua. Esta lluvia
presenta un bajo PH y puede ser húmeda como seca. Se produce con la humedad del aire y de los agentes
contaminantes de las fábricas industriales, automóviles y la quema de combustibles fósiles que se combinan con el
óxido de nitrógeno, el dióxido de azufre y el trióxido. La acidificación de las aguas de lagos, ríos y mares dificulta el
desarrollo de vida acuática, lo que aumenta en gran medida la mortalidad de peces. Igualmente, afecta directamente
a la vegetación, por lo que produce daños importantes en las zonas forestales, y acaba con los microorganismos
fijadores de nitrógeno. La lluvia ácida, por su carácter corrosivo, corroe las construcciones y las infraestructuras.
Puede disolver, por ejemplo, el carbonato de calcio, CaCO3, y afectar de esta forma a los monumentos y
edificaciones construidas con mármol o caliza. Además produce irritación de mucosas en humanos y animales o
deterioro en la cutícula de las hojas de los vegetales, en ambos casos, dando entrada a patógenos y reduciendo la
producción agrícola.

Ejemplo en la Argentina: Se ha dado la presencia de ácido sulfúrico en la lluvia que cae sobre la Ciudad de Buenos. El
fenómeno sería producto de gases emitidos por las tres centrales de generación de energía eléctrica que posee la
Ciudad. La lluvia ácida se produce por la quema de combustible derivado del petróleo y genera serios trastornos en
las vías respiratorias de las personas, pues la niebla ácida ingresa a los pulmones durante la respiración. El
combustible en cuestión es el fueloil, un residuo derivado del petróleo, de muy baja calidad y con alto contenido de
azufre, utilizado como sustituto del gas natural, que la Argentina está importando desde Venezuela. En los barrios
afectados se pudieron observar las marcas de la lluvia ácida, en forma de manchas blancas sobre las veredas. El
traslado del combustible que abastece a las usinas conlleva un serio riesgo ambiental debido a que el trasvasamiento
del fluido de buques tanques a los recipientes de almacenamiento se realiza sobre el Río de la Plata, cerca de la
planta potabilizadora que abastece de agua a toda la región metropolitana.

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