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TEMA Nº6

LA ACELERACION DE LOS
DERECHOS HUMANOS
ESTUDIANTES:

Balderrama Viluyo Ángel

Baltazar Rafael Zalet Madison

Benavides Vásquez Jaime Benjamin

Itamari Choque Jhonathan Mateo

Ramírez Alconz Jadde Ely

Santos Orosco Paola Andrea

DOCENTE: García Zabaleta José PARALELO:


2D-4

MATERIA: Derechos Humanos AÑO: 2024

ORURO-BOLIVIA
INDICE:
TEMA Nº6

6.1 Nociones Generales


6.2 La Colonización Inglesa y sus Efectos en los
Derechos Humanos
6.3 Las Colonias Norteamericanas
6.4 La Revolución norteamericana
6.5 La Declaración de Derechos de Virginia de 1776
6.6 La Declaración de la independencia de los
EE.UU.
6.7 La revolución francesa
6.8 Consecuencias de la Declaración de Derechos de
1789
6.9 Hacia el siglo XIX Revolución y
Contrarrevolución: Éxitos y Fracasos en los
Derechos Humanos

TEMA Nº6
LA ACELERACION DE LOS DERECHOS HUMANOS

6.1NOCIONES GENERALES: Nadie hubiera


pensado en 1750 que en algo más de un
cuarto de siglo se producirían dos
aceleraciones juntas: La Revolución
Norteamericana y la Revolución Francesa de
igual manera a nadie se le hubiera ocurrido en
la década de 1950 que el marxismo leninismo cayera en desgracia y menos de
una Unión Soviética curiosamente estos hechos históricos separados por siglos
mutuamente acelerados tienen un elemento de síntesis en común: los derechos
humanos.

Mediante los efectos organizativos y constitucionales de la Revolución


Norteamericana o con los efectos vísceras y demostrativos de la Revolución
Francesa el resultado más allá del aumento en el ritmo de los hechos o en la
mayor o menor aceleración, tuvo una consecuencia esencial la reelaboración de
los Derechos Humanos y su positivización constitucional. Esos cambios reflejados
en la positivización no tuvieron una extensión general, hay dos capítulos de los
Derechos Humanos que quedaron en blanco: el de los esclavos y el de los
derechos de la mujer ambos sectores esenciales quedaron sin expresión escrita ni
realización practica dentro de un Eurocentrismo que hacia que los Derechos
Humanos solo fueron para Europa y no para todos. La aceleración de los
derechos humanos es un término utilizado para describir los esfuerzos para hacer
que los derechos humanos sean una prioridad en todos los aspectos de la
sociedad. Esto puede incluir la implementación
de las políticas y leyes que protejan los derechos
humanos, así como la educación y la promocion
de los derechos humanos en todas las esferas
de la ida. La aceleración de los derechos
humanos se refiere al hecho de que los derechos
humanos son universales, inalienables e interdependientes, lo que significa que la
protección y promocion de un derecho humano a menudo está estrechamente
relacionado con la protección y promocion de otros derechos humanos. Por lo
tanto, la implementación efectiva de los derechos humanos no puede ser lograda
simplemente abordando un problema o área específica, sino que debe ser un
esfuerzo integral y colectivo.

La aceleración de los derechos humanos implica la responsabilidad de todos los


actores de la sociedad, incluidos los gobiernos, las organizaciones internacionales,
la sociedad civil y los individuos, para trabajar juntos hacia la protección y
promocion de los derechos humanos. Esto puede incluir la adopción de políticas y
leyes que protejan los derechos humanos, la educación y concienciación sobre los
derechos humanos, y la promocion de la igualdad y la justicia en todos los
aspectos de la vida.

6.2.LA COLONIZACION INGLESA Y SUS EFECTOS EN LOS DERECHOS


HUMANOS: En primer lugar Inglaterra había
pasado un tormentoso periodo que lo hacia
dueña de una tradición en materia de
Derechos Humanos y sus garantías, en
segundo lugar los ingleses demostraron ser
más permeables a los cambios sociales el
paso de un sector social a otros se fue produciendo con grandes luchas, pero la
burguesía que se formó admitió el cambio como como una forma de la vida y se
adoptó al sistema reclamando día a día la positivización y la generalización de los
Derechos Humanos, en tercer lugar en las colonias siempre existió un espíritu de
empresa individual que sería la base de la modernización de Europa y de las
colonias este último argumento tiene excepciones en el caso del imperio británico
de África y en la India donde no hubo establecimiento coloniales como en América
del Norte. En Inglaterra se produjo un rápido crecimiento de las clases medias
que actuaron como agentes de un proceso de cambio y modernización sin admitir
el régimen feudal ni intolerancias religiosas que costaron un alto precio de las
vidas humanas. El protestantismo actúo como otro elemento de influencia para
generar en la clase media productora de bienes y de servicios en espíritu
individualista y emprendedor caracterizado por la creatividad nacional. Inglaterra
comenzó la Colonización británica de América mediante el establecimiento de la
colonia de Jamestown en 1607 en Virginia lo que sería el comienzo de las Trece
Colonias en Norteamérica, que fueron el origen de Estados Unidos, así como de
las provincias marítimas de Canadá. También se produjo la colonización de
pequeñas islas en el mar Caribe como Jamaica y Barbados. Así, el Imperio
británico comenzó a tomar forma a principios del siglo XVII siguiendo el ejemplo
de colonización del imperio español y del imperio portugués. Las colonias
productoras de azúcar del Caribe, donde la esclavitud se convirtió en la base de la
economía, eran las colonias más importantes y lucrativas para Inglaterra. Las
colonias americanas producían tabaco, algodón y arroz en el sur, material naval y
pieles de animales en el norte. El imperio de Inglaterra en América se iba
expandiendo gradualmente mediante guerras y conquistas fundando colonias.
Inglaterra consiguió controlar Nueva Ámsterdam (después llamada Nueva York)
tras las guerras anglo-neerlandesas. Las colonias americanas se extendían hacia
el oeste en busca de nuevas tierras para la agricultura. Durante la guerra de los
Siete Años, los ingleses vencieron a los franceses y se quedaron con Nueva
Francia, en 1760, lo que convertía a Inglaterra en dueña de una buena parte de
América del Norte. Después, los asentamientos en Australia (que comenzaron con
las colonias penales en 1788) y Nueva Zelanda (bajo el dominio de la Corona
desde 1840) crearon una nueva zona para la migración desde las islas británicas,
aunque las poblaciones indígenas tuvieron que sufrir guerras desiguales en
algunos casos, genocidios, como en la Guerra negra y enfermedades que llevaron
los ingleses. Como efectos de las
guerras brutales, el genocidio de los
nativos, la represión y la precaria
alimentación fue reduciéndose su
tamaño en alrededor de un 60–80% en
algo menos de un siglo. Estas colonias,
ya en manos de los nuevos colonos de
origen británico, acabarán obteniendo el autogobierno. En América del Norte los
efectos de la colonización fueron todavía más devastadores, produciéndose un
genocidio que afectó a la mayoría de las poblaciones indígenas, al mismo tiempo
que se recluía a los pocos supervivientes en reservas. Durante el siglo XVII, en
Inglaterra, se producen tres hechos importantes: La Petición de Derechos (1628),
que protegía los derechos personales y patrimoniales; El Acta de Habeas Corpus
(1679), que prohibía las detenciones sin orden judicial; La Declaración de
Derechos (1689), que consagraba los derechos recogidos en los textos anteriores.

El inglés John Locke (1632-1704), es una figura capital


del siglo XVII. Considerado el padre del liberalismo
moderno, propuso que la soberanía emanaba del
pueblo, que el Estado debía proteger los derechos de los
ciudadanos y, anticipándose a Montesquieu, que el
poder legislativo y el judicial habían de estar separados.
Tuvo una gran influencia en la redacción de las grandes
declaraciones de derechos humanos de finales del siglo XVIII. Las primeras
grandes declaraciones se produjeron en las colonias inglesas de Norteamérica,
impulsadas por sus conflictos con la corona inglesa: en junio de 1776 se proclamó
la Declaración de Derechos de Virginia y en julio la Declaración de Independencia
de los Estados Unidos. La Declaración de Independencia, redactada por Thomas
Jefferson, afirmaba lo siguiente: "Sostenemos como
verdaderas evidencias que todos los hombres nacen
iguales, que están dotados por su Creador de ciertos
derechos inalienables, entre los cuales se encuentra
el derecho a la vida, a la libertad y a la búsqueda de
la felicidad...". Una década más tarde, de nuevo en
Europa, en los tiempos agitados de la Revolución
Francesa, en 1789 se proclama en París la
Declaración de los Derechos del Hombre y del
Ciudadano. A esta declaración, le siguió en 1793 una segunda más radical (con la
llegada de Robespierre y los Jacobinos al poder) y una tercera, en 1795, más
conservadora (a raíz de la caída de Robespierre). Durante el siglo XVIII fueron
fundamentales las ideas de Montesquieu y Rousseau.

Montesquieu (1689-1755), criticó severamente los


abusos de la Iglesia y del Estado. Al estudiar las
instituciones y costumbres francesas de la época, dio
formas precisas a la teoría del gobierno democrático
parlamentario con la separación de los tres poderes,
legislativo, ejecutivo y judicial, como mecanismo de
control recíproco entre los mismos, acabando
teóricamente con la concentración del poder en una misma persona y los
consecuentes abusos que históricamente había producido el ilimitado poder del
monarca.

Rousseau (1712-1778), por su parte, denunció


vigorosamente las injusticias y miserias resultantes de la
desigualdad social de su época, propugnó la idea de una
sociedad basada en igualdad absoluta, en la que cada
miembro, a la par que se somete a las decisiones del
colectivo, es al mismo tiempo parte del pueblo soberano,
cuya voluntad general constituye la Ley. Estas ideas de
Rousseau favorecieron a la elaboración del concepto de
los derechos humanos al plantear la necesidad de la existencia de una igualdad
entre los hombres, quienes deben someter su voluntad individual a la voluntad del
colectivo, con el objeto de alcanzar el bienestar para todos.

El siglo XIX es un siglo de avances y retrocesos. En conjunto, es un siglo de lenta


consolidación de los ideales proclamados en la revolución francesa. El liberalismo
y el romanticismo de este siglo tienen un peso específico en el fortalecimiento de
la libertad de los individuos, y en que las constituciones nacionales que se van
creando la tengan en cuenta. Es también el siglo de la Revolución Industrial, de
las reivindicaciones proletarias y de la conquista del reconocimiento del derecho
de asociación. Aparecen además nuevas teorías sociales: el socialismo utópico, el
socialismo científico (marxismo) y el anarquismo, las cuales tendrán, a principios
del siglo siguiente, un gran protagonismo. También es el siglo del inicio de una
nueva lucha, la de los derechos sociales. Los movimientos obreros emprenden la
defensa de los derechos humanos desde una perspectiva colectiva, de manera
más amplia, es el momento en el que los trabajadores exigen sus reivindicaciones.
Ya en el siglo XX, las revoluciones mexicana y rusa de 1917 constituyen hechos
históricos determinantes para la
consagración jurídica de estos
derechos colectivos, los derechos
económicos y sociales. Alguien ha
dicho que la historia no es más que
una sucesión de crímenes.
Evidentemente es una definición
incompleta, pero aceptando esta limitación, quizás en el siglo que más encaja, es
en el siglo XX: dos guerras mundiales, innumerables guerras regionales, guerras
civiles, sangrantes revoluciones... y un balance estremecedor de millones de
muertos. Toda esta locura ha sido a la vez el catalizador de una reacción en
sentido contrario, encaminada a evitar (con resultados diversos) su repetición. A la
Primera Guerra Mundial siguió la creación de la Sociedad de Naciones, que,
aunque no fue capaz de evitar la Segunda Guerra Mundial, sí tuvo el mérito de ser
el precedente de una organización supranacional de carácter vinculante. Otros
logros de la Sociedad de Naciones fueron la creación del Tribunal Internacional de
la Haya, la firma del "Convenio internacional para la supresión de la esclavitud"
(firmado en 1926 y completado y ratificado por las Naciones Unidas en 1956) o la
creación de la Organización Internacional del Trabajo. A la Segunda Guerra
Mundial siguió la creación de las Naciones Unidas. Los horrores de la guerra y los
juicios de Nuremberg y Tokio contra los altos responsables nazis y japoneses,
acusados de crímenes de guerra y genocidios, mostraban la necesidad de regular
de forma precisa el concepto de derechos humanos y, sobre todo, de establecer
claramente cuáles eran. El resultado fue la aprobación, en 1948, de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos.
6.3 LAS COLONIAS NORTEAMERICANAS: Las
primeras grandes declaraciones se produjeron en las
colonias inglesas de Norteamérica, impulsadas por sus
conflictos con la corona inglesa: en junio de 1776 se
proclamó la Declaración de Derechos de Virginia y en
julio la Declaración de Independencia de los Estados
Unidos. La Declaración de Independencia, redactada
por Thomas Jefferson, afirmaba lo siguiente:
"Sostenemos como verdaderas evidencias que todos los hombres nacen iguales,
que están dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables, entre los
cuales se encuentra el derecho a la vida, a la libertad y a la búsqueda de la
felicidad...".

Una década más tarde, de nuevo en Europa, en los tiempos agitados de la


Revolución Francesa, en 1789 se proclama en París
la Declaración de los Derechos del Hombre y del
Ciudadano. A esta declaración, le siguió en 1793 una
segunda más radical (con la llegada de Robespierre
y los Jacobinos al poder) y una tercera, en 1795,
más conservadora (a raíz de la caída de
Robespierre). Durante el siglo XVIII fueron
fundamentales las ideas de Montesquieu y
Rousseau. Montesquieu (1689-1755), criticó
severamente los abusos de la Iglesia y del Estado. Al
estudiar las instituciones y costumbres francesas de la época, dio formas precisas
a la teoría del gobierno democrático parlamentario con la separación de los tres
poderes, legislativo, ejecutivo y judicial, como mecanismo de control recíproco
entre los mismos, acabando teóricamente con la concentración del poder en una
misma persona y los consecuentes abusos que históricamente había producido el
ilimitado poder del monarca. Rousseau (1712-1778), por su parte, denunció
vigorosamente las injusticias y miserias resultantes de la desigualdad social de su
época, propugnó la idea de una sociedad basada en igualdad absoluta, en la que
cada miembro, a la par que se somete a las decisiones del colectivo, es al mismo
tiempo parte del pueblo soberano, cuya voluntad general constituye la Ley. Estas
ideas de Rousseau favorecieron a la elaboración del concepto de los derechos
humanos al plantear la necesidad de la existencia de una igualdad entre los
hombres, quienes deben someter su voluntad individual a la voluntad del colectivo,
con el objeto de alcanzar el bienestar para todos.

El siglo XIX es un siglo de avances y retrocesos. En conjunto, es un siglo de lenta


consolidación de los ideales proclamados en la revolución francesa. El liberalismo
y el romanticismo de este siglo tienen un peso específico en el fortalecimiento de
la libertad de los individuos, y en que las constituciones nacionales que se van
creando la tengan en cuenta. Es
también el siglo de la Revolución
Industrial, de las reivindicaciones
proletarias y de la conquista del
reconocimiento del derecho de
asociación. Aparecen además nuevas
teorías sociales: el socialismo utópico, el socialismo científico (marxismo) y el
anarquismo, las cuales tendrán, a principios del siglo siguiente, un gran
protagonismo.

También es el siglo del inicio de una nueva


lucha, la de los derechos sociales. Los
movimientos obreros emprenden la defensa de
los derechos humanos desde una perspectiva
colectiva, de manera más amplia, es el
momento en el que los trabajadores exigen sus
reivindicaciones. Ya en el siglo XX, las
revoluciones mexicana y rusa de 1917 constituyen hechos históricos
determinantes para la consagración jurídica de estos derechos colectivos, los
derechos económicos y sociales. Alguien ha dicho que la historia no es más que
una sucesión de crímenes. Evidentemente es una definición incompleta, pero
aceptando esta limitación, quizás en el siglo que más encaja, es en el siglo XX:
dos guerras mundiales, innumerables guerras regionales, guerras civiles,
sangrantes revoluciones... y un balance estremecedor de millones de muertos.
Toda esta locura ha sido a la vez el catalizador de una reacción en sentido
contrario, encaminada a evitar (con resultados diversos) su repetición.

A la Primera Guerra Mundial siguió la creación de la Sociedad de Naciones, que


aunque no fue capaz de evitar la Segunda Guerra Mundial, sí tuvo el mérito de ser
el precedente de una organización supranacional de carácter vinculante. Otros
logros de la Sociedad de Naciones fueron la creación del Tribunal Internacional de
la Haya, la firma del "Convenio internacional
para la supresión de la esclavitud" (firmado
en 1926 y completado y ratificado por las
Naciones Unidas en 1956) o la creación de
la Organización Internacional del Trabajo. A
la Segunda Guerra Mundial siguió la
creación de las Naciones Unidas. Los
horrores de la guerra y los juicios de
Nuremberg y Tokio contra los altos responsables nazis y japoneses, acusados de
crímenes de guerra y genocidios, mostraban la necesidad de regular de forma
precisa el concepto de derechos humanos y, sobre todo, de establecer claramente
cuáles eran. El resultado fue la aprobación, en 1948, de la Declaración Universal
de los Derechos Humanos.

6.4.LA REVOLUCION NORTEAMERICANA: La


guerra de los siete años había terminado en
1763 y luego de la firma de tratado de paz
Francia debió cederle a Inglaterra sus
territorios norteamericanos hasta el Misisipi
esta guerra había durado grandes sumas a
Inglaterra y la forma de financiación había sido la de siempre: impuestos y más
impuestos los contribuyentes ingleses se hallaban exhaustos en su capacidad
contributiva pero JORGE III y sus ministros vieron en las colonias norteamericanas
una nueva forma de aumentar recursos sin las consecuencias políticas metrópolis.

La guerra de los cien años concluida en 1763 con


la derrota total de Francia y su desequilibrio
económico y financiero de su triunfador Inglaterra
ha sido considerada como una de las causas más
destacadas como de costumbre todas las guerras
con caras y la de 1763 no fue una excepción,
Inglaterra se hallaba ante dificultades económicas y decidió que el peso de la
solución no recayera exclusivamente en el contribuyente inglés. La gota que colmó
el vaso fue el establecimiento de la “Stamp Act” (Ley del timbre) por medio de la
cual todos los instrumentos para se validos en las colonias y en la metrópolis
debían llevar estampado en seco, el sello o timbre de la nación vendido como es
de suponer por Inglaterra que había encontrado en el impuesto de sellos el mejor
método de tributación. La revolución norteamericana también llamada La guerra
de Independencia de los Estados Unidos fue un conflicto bélico que enfrentó a las
Trece Colonias británicas originales en América del Norte contra el Reino de Gran
Bretaña. Ocurrió entre 1775 y 1783, finalizando con la derrota británica en la
batalla de Yorktown y la firma del Tratado de París. Durante esta guerra, Francia
ayudó a los revolucionarios estadounidenses con tropas terrestres comandadas
por Rochambeau y por el Marqués de La Fayette y por flotas bajo el comando de
marinos como Guichen, de Grasse y d'Estaing. España, por su parte, contribuyó
inicialmente y de forma clandestina con la revolución, desde la primavera y verano
de 1776, gracias a Luis de Unzaga y Amézaga, luego de su cuñado Bernardo de
Gálvez y de forma abierta a partir de la batalla de Saratoga, mediante las armas y
los suministros proporcionados por los navíos del comerciante Diego de Gardoqui,
familiar del gobernador Unzaga, y abriendo un frente en el flanco sur. Las colonias
británicas que se independizaron de Gran Bretaña edificaron el primer sistema
político liberal y democrático, alumbrando una nueva nación, los Estados Unidos
de América, incorporando las nuevas ideas revolucionarias que propugnaban la
igualdad y la libertad. Esta sociedad colonial se formó a partir de oleadas de
colonos inmigrados y no existían en ella los rasgos característicos del rígido
sistema estamental europeo. En las colonias del sur (Virginia, Carolina del Norte,
Carolina del Sur y Georgia) se había organizado un sistema esclavista (con unos
500 000 esclavos negros) que explotaban plantaciones de tabaco, algodón y
azúcar. De este modo, la población estaba compuesta por grandes y pequeños
propietarios, así como esclavos. Los antecedentes a la guerra de la Independencia
de los Estados Unidos se remontan a la rivalidad franco-británica en Norteamérica
y a las consecuencias de la guerra de los Siete Años, que terminó en 1763. El 10
de febrero de ese año, el Tratado de París puso fin al imperio colonial francés en
América del Norte y consolidó a Gran Bretaña como la potencia hegemónica. En
oposición solo tenía a España, que controlaba Nueva Orleans, la ciudad más
importante, con unos 10 000 habitantes. Respecto a Francia, la pérdida territorial
no fue sentida como algo catastrófico. Se conservaban los derechos pesqueros en
Terranova y la población católica francófona recibiría un trato de respeto. Por otro
lado, en la zona del Caribe las pérdidas podían ser compensadas, pues la colonia
principal francesa Saint-Domingue (La Española) con capital en Puerto Príncipe,
producía la mitad del azúcar consumido en todo el mundo y su comercio con
África y las Antillas estaba en pleno apogeo. Respecto a los colonos
estadounidenses, la guerra modificó radicalmente el panorama anterior. Los
francófonos católicos de Quebec, tradicionales enemigos de los colonos ingleses
de las trece colonias, recibieron un trato respetuoso por parte de las autoridades
británicas, que se confirmó en 1774 cuando se dotó a Canadá de un estatuto
particular dentro de las colonias británicas en Norteamérica, llevándose sus
fronteras hasta la confluencia del Ohio y el Misisipi. Asimismo, su población
conservó un derecho civil propio y la Iglesia católica fue reconocida. Todos estos
movimientos fueron mal aceptados por la población de las Trece colonias. La
causa inmediata de este conflicto fue el injusto trato que Gran Bretaña infligía a los
colonos, pues estos aportaban riquezas e impuestos a la metrópoli pero no tenían
los medios para decidir sobre dichos impuestos, por lo que se sentían marginados
y no representados.
Gran Bretaña obtuvo el triunfo parcial sobre
Francia en la guerra de los Siete Años (1756-1763)
recibiendo gran ayuda económica y militar de las
colonias, al igual que estas de la metrópoli,
aunque dicha colaboración no les fue
recompensada. Aunque la guerra de los siete años
acabó con la victoria británica, dejó endeudada a la corona. Ante esto se subieron
los impuestos, sobre todo a las trece colonias, y es ahí donde encontramos el
principal causante del inicio de la guerra de la independencia, en las medidas que
impuso la corona británica tras la guerra de los siete años. El descontento se
extendió por las Trece Colonias y se organizó una manifestación en Boston en
contra de los impuestos que debían pagar por artículos indispensables como el
papel, el vidrio o la pintura. En esta manifestación no hubo ningún altercado y el
gobierno británico hizo oídos sordos a las peticiones de los colonos, pero estos no
iban a consentir que la situación continuara así, con lo que se reunieron junto con
varios miembros de otras poblaciones para urdir una acción más propagandística
que la manifestación. En 1773 los colonos se reunieron en Boston. De Gran
Bretaña llegaban tres naves cargadas de cajas que contenían té. Varios miembros
de la sociedad secreta se disfrazaron de indios y fueron nadando hasta alcanzar
los tres barcos. Una vez allí capturaron a sus tripulantes y tiraron la mercancía por
la borda. Fue la primera acción contra la represión de impuestos, lo que
intranquilizó a los británicos. En 1774 se reunió por primera vez el Congreso de los
colonos en contra de la servidumbre a Londres y a favor de una patria
independiente, el Primer Congreso Continental. Ya se discuten unas hipotéticas
leyes. Pese al clima de enemistad contra los británicos metropolitanos en las
colonias, todavía había algunos colonos que apoyaban al rey Jorge III de Gran
Bretaña, siendo llamados Kings Friends (cerca de 500 000 leales, alrededor del 19
% de la población de las trece colonias).

La guerra de independencia:

• Los primeros combates:


El 19 de abril del año 1775, soldados británicos salieron de Boston para impedir la
rebelión de los colonos mediante la toma de un
depósito de armas de estos últimos en la vecina
ciudad de Concord. En el poblado de Lexington
se enfrentaron a 70 milicianos. Nadie sabe quién
abrió fuego y dio comienzo de este modo la
guerra de independencia. Los británicos tomaron
Lexington y Concord, pero en su regreso hacia Boston fueron hostigados por
cientos de voluntarios de Massachusetts, Lexington y Concord. Se producen las
primeras bajas de la contienda, ocho soldados colonos. Para junio, 10 000
soldados coloniales sitiaron Boston. En mayo de 1775, un Segundo Congreso
Continental se reunió en Filadelfia y empezó a asumir las funciones de gobierno
nacional. Nombró catorce generales, autorizó la invasión de Canadá y organizó un
ejército de campaña bajo el mando de George Washington, un hacendado
virginiano y veterano de la guerra franco-india. Consciente de que las colonias
sureñas desconfiaban del fanatismo de Massachusetts, John Adams presionó para
que se eligiera a este coronel de la milicia virginiana, que tenía cuarenta y tres
años, como comandante en jefe. Fue una elección inspirada. Washington, que
asistía al Congreso de uniforme, tenía el aspecto adecuado: era alto y sereno, con
un digno aire militar que inspiraba confianza. Como dijo un congresista: «No era
un tipo que actuara alocadamente, que despotricara y jurara, sino un hombre
sobrio, firme y calmado». Se empezaron a reclutar soldados de entre todas las
partes de las colonias. Muchos de ellos eran agricultores o cazadores, bravucones
y poco entrenados en el combate. En las primeras luchas contra los británicos,
George Washington llegó a decir: «hemos reclutado un ejército de generales, no
obedecen a nadie». Al principio, la guerra fue desfavorable para los colonos. En
junio de 1775 ambos ejércitos se encontraron en Bunker Hill, frente a Boston. Los
rebeldes se habían atrincherado en la colina y, pese a que los británicos asaltaron
las posiciones continentales con violencia, los colonos consiguieron aguantar el
ataque durante bastante tiempo; cuando los últimos asaltantes logran llegar a la
cima, las bajas británicas son de 800 soldados. Es una victoria pírrica para los
británicos. Los insurgentes, además, hicieron circular su versión de los hechos,
que no era otra sino que se habían retirado simplemente por la falta de munición y
no por el empuje de los casacas rojas. Después de dejar la colina Bunker Hill, los
colonos se centraron en fortificar la otra colina, Dorchester Heights, lo que
consiguieron gracias a los cañones que capturaron en el fuerte Ticonderoga, y que
trajo en una compleja operación desde allí el joven coronel Henry Knox (esta
operación de transporte se conoce como «noble tren de artillería»). El general
británico William Howe, al ver esta fortificación, decidió rendirse y evacuar la
ciudad de Boston el 17 de marzo de 1776 (día de la evacuación). Desde 1770 el
gobernador de Luisiana, Luis de Unzaga y Amézaga tenía conocimiento de los
sucesos en Boston y las restantes colonias británicas, desde finales de 1775 y en
especial en la primavera y verano de 1776 Luis de Unzaga y Amézaga ayudó a los
colonos norteamericanos con mercancías, atendiendo peticiones como las
provenientes de Patrick Henry o el general Charles Lee, Unzaga facilitó desde
Nueva Orleans toneladas de pólvora, harina, medicamentos, apoyo económico,
apoyo militar y apoyo de armas en varias embarcaciones río arriba, pasando por
San Luis y llegando hasta Fort Pitt (Pittsburg) a través del río Ohio; gracias a ello,
Washington logró sus primeras victorias.

El 2 de julio de
1776, el Congreso
finalmente resolvió
que: «estas
Colonias Unidas
son, y por derecho
deben ser, estados
libres y soberanos». El 4 de julio de 1776 se reunieron 56
congresistas estadounidenses para aprobar la
Declaración de Independencia de los Estados Unidos, que Thomas Jefferson
redactó con la ayuda de otros ciudadanos de Virginia. Se imprimió papel moneda y
se iniciaron relaciones diplomáticas con potencias extranjeras. En el congreso se
encontraban cuatro de las principales figuras de la independencia: George
Washington, Thomas Jefferson, Benjamin Franklin y John Adams. De los 56
congresistas, 14 murieron durante la guerra. Benjamin Franklin se convierte en el
primer embajador y jefe de los servicios secretos. La unidad se extendió entonces
por las Trece Colonias para luchar contra los británicos. La declaración presentó
una defensa pública de la guerra de Independencia, incluida una larga lista de
quejas contra el soberano británico Jorge III. Pero, sobre todo, explicó la filosofía
que sustentaba la independencia, proclamando que todos los hombres nacen
iguales y poseen ciertos derechos inalienables, entre ellos la vida, la libertad y la
búsqueda de la felicidad; que los gobiernos pueden gobernar solo con el
consentimiento de los gobernados; que cualquier gobierno puede ser disuelto
cuando deja de proteger los derechos del pueblo. Esta teoría política tuvo su
origen en el filósofo inglés John Locke, y ocupa un lugar prominente en la tradición
política anglosajona.

Estos hechos convencieron al gobierno británico de que no se enfrentaba


simplemente a una revuelta local de Nueva Inglaterra. Pronto se asumió que el
Reino Unido estaba envuelto en una guerra, y no en una simple rebelión, por lo
que se adoptaron decisiones de política militar dieciochesca convencional,
consistente en maniobras y batallas entre ejércitos organizados. Este cambio de
estrategia forzó a los británicos a evacuar Boston en marzo de 1776 y transferir
sus principales fuerzas a Nueva York, cuya población se presumía más favorable a
la Corona, con un puerto más amplio y una posición central. En consecuencia, en
el verano de 1776, sir William Howe, que sustituyó a Gage como comandante en
jefe del ejército británico en Norteamérica, llegó al puerto de Nueva York con una
fuerza de más de treinta mil hombres. Howe tenía intención de aislar Nueva
Inglaterra de los otros rebeldes y derrotar al ejército de Washington en una batalla
decisiva. Iba a pasar los dos años siguientes tratando de llevar a cabo este plan.

Según todas las apariencias, un enfrentamiento militar parecía muy ventajoso para
Gran Bretaña, una de las potencias mundiales más poderosas, con una población
de unos once millones, frente a los dos millones y medio de colonos, un quinto de
los cuales eran esclavos negros. La armada británica era la mayor del mundo y
casi la mitad de sus buques participaron inicialmente en el conflicto con los
nacientes Estados Unidos. El ejército era una fuerza profesional bien entrenada;
en 1778, llegó a tener cerca de cincuenta mil soldados estacionados solo en
Norteamérica, a los cuales se añadieron más de treinta mil mercenarios alemanes
durante la contienda. Para enfrentarse a ese poder militar, los rebeldes tenían que
empezar de la nada. El Ejército Continental contaba con menos de cinco mil
efectivos permanentes, complementados por unidades de las milicias estatales de
diferentes tamaños. En la mayoría de los casos estaban mandados por oficiales
inexpertos y no profesionales. George Washington, el comandante en jefe, por
ejemplo, solo había sido coronel de regimiento en la frontera virginiana y tenía
poca experiencia en combate. No sabía nada de mover grandes masas de
soldados y nunca había dirigido un asedio a una posición fortificada. Muchos de
sus oficiales habían salido de las capas medias de la sociedad: había posaderos
convertidos en capitanes y zapateros en coroneles, como exclamó, asombrado, un
oficial francés. Es más, «sucede con frecuencia que los colonos preguntan a los
oficiales franceses qué oficio tienen en Francia». No es de extrañar, pues, que la
mayoría de los oficiales británicos pensara que el ejército insurgente no era «más
que una banda despreciable de vagabundos, desertores y ladrones» incapaces de
rivalizar con las casacas rojas de Su Majestad. Un general británico llegó a
alardear que con mil granaderos podía «ir de un extremo a otro de Norteamérica y
castrar a todos los hombres, en parte por la fuerza y en parte con un poco de
persuasión». Sin embargo, estos contrastes eran engañosos, porque las
desventajas británicas eran inmensas desde el principio del conflicto. Gran
Bretaña tenía que conducir la guerra desde el otro lado del Atlántico, a cinco mil
kilómetros de distancia, con los consiguientes problemas de comunicaciones y
logística; incluso alimentar adecuadamente era un problema casi insalvable. Al
mismo tiempo, tenía que hacer una guerra absolutamente diferente a la que
cualquier país hubiera librado en el siglo xviii. La propia Norteamérica era
inconquistable. La enorme extensión del territorio hacía que las maniobras y
operaciones convencionales fueran difíciles y engorrosas. El carácter local y
fragmentario de la autoridad en Norteamérica inhibía cualquier acción decisiva por
parte de los británicos. No había ningún centro neurálgico con cuya captura se
pudiera lograr aplastar la rebelión. Los generales británicos acabaron por decidir
que su principal objetivo debía ser enfrentarse al ejército de Washington en una
batalla, pero, como dijo el comandante en jefe británico, no sabían cómo hacerlo,
«ya que el enemigo se mueve con mucha más celeridad de la que nosotros somos
capaces». Uno de los principales problemas para los colonos era la baja calidad
de sus mosquetes, ya anticuados y que solo podían disparar a pocos metros para
obtener precisión. Esto llevó a que se creara un nuevo tipo de arma más eficaz,
que fue el fusil modelo Pennsylvania, de gran precisión desde más de 80 metros.
Los colonos en estos primeros combates lucharon en forma de guerrillas. George
Washington, por su parte, comprendió desde el principio que, por el lado
estadounidense, la guerra tenía que ser defensiva. «En todas las ocasiones
debemos evitar una acción general -dijo ante el Congreso en septiembre de 1776-
o arriesgar nada, a menos que nos veamos obligados por una necesidad a la cual
no deberíamos vernos arrastrados». Aunque nunca actuó como cabecilla
guerrillero y se concentró todo el tiempo en crear un ejército profesional, con el
cual pretendía batir a los británicos en una batalla abierta, en realidad, sus tropas
pasaban buena parte del tiempo librando escaramuzas con el enemigo,
acosándolo y privándole de comida y avituallamiento siempre que era posible
(guerra de guerrillas). En esas circunstancias, la dependencia de los
estadounidenses de unas fuerzas de la milicia no profesionales y la debilidad de
su ejército organizado los convertían, como dijo un oficial suizo, en más peligrosos
que «si tuvieran un ejército regular». Los británicos no comprendieron nunca a qué
se enfrentaban; esto es, a una verdadera revolución que contaba con un apoyo
generalizado de la población. Por ello, continuamente subestimaron el aguante de
los rebeldes y sobreestimaron la fuerza de los colonos leales a la Corona. Al final,
la independencia acabó significando más para los estadounidenses que la
reconquista o conservación de las Trece Colonias para los británicos.

• La batalla de Saratoga:
Las cosas empezaron a cambiar en
octubre de 1777, cuando un ejército
británico bajo el mando del General John
Burgoyne se rindió en Saratoga, en el
norte del estado de Nueva York. Este fue
el golpe de gracia y propagandístico que
necesitaban los colonos para su independencia. Desde Canadá llegaron indios
(dirigidos por Joseph Brant) a favor de los británicos porque los colonos les
estaban invadiendo sus tierras cada vez más. La expedición estaba mandada por
el general John Burgoyne y pretendía llegar a Albany. Sin embargo, fueron
interceptados y tuvieron que presentar batalla en Freeman, cerca del río Hudson.
Aquí estaban los colonos al mando de Benedict Arnold, Horatio Gates y Daniel
Morgan. Este último comandaba a fusileros vestidos con pieles, muchos de ellos
antiguos cazadores. El general Burgoyne contaba con 600 mercenarios alemanes
(los británicos llegaron a utilizar hasta 16 000 en toda la guerra) para tomar la
granja. El 9 de septiembre Morgan tiene a sus hombres bien escondidos en un
bosque contiguo a la granja y en los trigales de la misma. Una vez se acercan los
mercenarios alemanes, los fusileros salen de sus escondites y disparan a los
enemigos, produciendo gran sorpresa entre estos y provocando que caigan
decenas. Burgoyne entonces manda otros 600 más, que también caen. Los
británicos retroceden, pero Burgoyne resiste, aunque sin suministros ni víveres, y
consigue poco tiempo después tomar la granja. Horatio Gates, aunque hombre
pesimista, es convencido por Morgan y Arnold para lanzar un ataque a los
británicos. Con los cañones incautados a los británicos bombardean la granja y
consiguen la rendición de Burgoyne. Entre el cañoneo de los colonos, un general
británico, Simón Fraser, ordenó una carga de caballería totalmente desesperada
por lo difícil de la situación. Esta carga fue rápidamente neutralizada por los
hombres de Morgan, que consiguieron acabar con el general. Este, antes de morir,
pidió ser enterrado en el campo de batalla, y para ello varios soldados británicos
se reunieron, lo que llegó a confundir a los colonos. Creyendo que los enemigos
se estaban reorganizando para otro ataque, empezaron a cañonear la zona en
que estaban enterrando a Simón Fraser, y aunque no dieron en el blanco, sí
produjeron que los que se esforzaban en la faena fueran salpicados por la arena y
el polvo. Al final se le pudo enterrar entre una lluvia de balas de cañón. Este hecho
produjo esta frase de un general alemán llamado Riedesel: «¡qué gran entierro
para un gran guerrero!»

• La ayuda extranjera y el final de la guerra:

Alentados por la victoria de Saratoga, Francia y


España, que desde 1775 ayudaban
clandestinamente a través del gobernador
español Luis de Unzaga y Amézaga casado con
la francesa Isabel de Saint Maxent, veían la
oportunidad como una ocasión de oro para
lograr la revancha del desastroso Tratado de
París de 1763, con el que concluyó la guerra de
los Siete Años. Así, Francia tras unos meses de cierta vacilación, entró
abiertamente en la guerra firmando una alianza en febrero de 1778 con los
colonos. Pese a sus escasas provisiones y limitado adiestramiento, las tropas
coloniales pelearon bien en general, pero podrían haber perdido la guerra si no
hubieran recibido ayuda del erario francés, de la poderosa marina francesa y de
las tropas enviadas por Francia. Por su parte, España, aunque enseguida ayudó a
los rebeldes con dinero, armas y municiones, se mostró reacia a la intervención
directa, debido al temor de una represalia de los británicos en sus tierras con un
conflicto armado; incluso intentó realizar una mediación entre las colonias y los
británicos. Los objetivos españoles en América eran expulsar a los británicos tanto
del golfo de México como de las orillas del Misisipi y conseguir la desaparición de
sus asentamientos en la América Central. La ayuda española, en todo caso, fue
abundante y más interesada en favorecer la independencia de las Trece Colonias.
Después de 1778, la lucha se trasladó al sur y el conflicto ya había adquirido un
cariz internacional con la entrada de Francia. Un año más tarde la realidad se
impuso y España declaró la guerra a Gran Bretaña, pensando incluso en la
posibilidad de invadir Gran Bretaña mediante el concurso de una armada franco-
española, plan que resultó inviable. Para su entrada abierta en el conflicto, el
Gobierno español había firmado el llamado Tratado de Aranjuez, acuerdo secreto
con Francia sellado en Aranjuez el 12 de abril de 1779, por el cual España
conseguía una serie de concesiones a cambio de unirse a Francia en la guerra.
Esta prometió su ayuda en la recuperación de Menorca, la Mobila, Panzacola, la
bahía de Honduras y la costa de Campeche y aseguró que no concluiría paz
alguna que no supusiera la devolución de Gibraltar a España. Esto provocó que
los británicos tuvieran que desviar a Gibraltar tropas destinadas en un principio a
las colonias. Los puertos de Tolón y Brest, en Francia, que estaban bloqueados
por los británicos, fueron desbloqueados por la falta de efectivos de la Marina Real
británica. Con los puertos atlánticos abiertos, los franceses pudieron llevar tropas
a América al mando de La Fayette y de Rochambeau, siendo esta ayuda de gran
importancia para los colonos, como se señaló más arriba. Fue decisiva la batalla
del cabo de Santa María (1780) en la que una flota combinada hispano-francesa
capturó un convoy británico. En total 52 buques, 80 000 mosquetes, 3000 barriles
de pólvora, gran cantidad de provisiones y la ingente suma de 1 000 000 de libras
esterlinas en lingotes y monedas de oro, destinados a mantener las operaciones
militares en las colonias, fueron capturados. Lo que supuso uno de los mayores
desastres navales de la historia del Reino Unido y dejando insostenible su
situación militar.

Más tarde Holanda también se unirá a la coalición formada por España y Francia,
con ambiciones de ganar posiciones por el dominio de los mares, aunque a
diferencia de sus aliados, Holanda no aportó tropas, tan solo provisiones, armas,
vestimenta, divisas y algunos buques de guerra. En 1781, 8 000 soldados
británicos al mando del general Charles Cornwallis fueron rodeados en Virginia, el
último reducto, por una flota francesa y un ejército combinado franco-
estadounidense a las órdenes de George Washington de 16 000 hombres. Tras el
sitio de Yorktown, Cornwallis se rindió, y el gobierno británico propuso la paz. En la
batalla cayeron 156 británicos, 52 franceses y 20 independentistas, siendo los
últimos muertos en combate durante la Guerra de la Independencia. En los
restantes frentes entre 1779 y 1781, España sitió Gibraltar, una vez más
infructuosamente, y lanzó varias campañas contra distintos puntos estratégicos del
golfo de México en manos británicas, la mayor parte coronadas por el éxito
(Pensacola). Por otro lado, una exitosa expedición a Menorca permitió la
recuperación de la isla en febrero de 1782. El Tratado de París o Tratado de
Versalles se firmó el 3 de septiembre de 1783 entre Gran Bretaña y los Estados
Unidos y puso término a la Guerra de Independencia de los Estados Unidos. El
hecho de que Gran Bretaña perdiese todas las posesiones en el continente
americano al sur de Canadá y al norte de Florida, hacía imposible un desenlace
militar favorable para los británicos.

Tratado de Paz:

 Reconocía la independencia de Estados Unidos de América y otorgó a la


nueva nación todo el territorio al norte de Florida, al sur del Canadá y al
este del río Misisipi. El paralelo 31° se fijaba como frontera sur. Gran
Bretaña renunció, asimismo al valle del Ohio y dio a Estados Unidos plenos
poderes sobre la explotación pesquera de Terranova.
 España mantenía los territorios recuperados de Menorca y la Florida
oriental y occidental. Por otro lado, recuperaba Campeche y las Islas de la
Bahía. Se reconocía la soberanía española sobre la colonia de Providencia
y la británica sobre Bahamas. Sin embargo, Gran Bretaña conservaba la
estratégica posición de Gibraltar (Londres se mostró inflexible, ya que el
control del Mediterráneo era impracticable sin la fortaleza de la Roca).
 Francia recuperaba la mayoría de sus islas en las Antillas, además de las
plazas del río Senegal en África.
 Holanda recibía Sumatra, estando obligada a entregar Negapatam (en la
India) a Gran Bretaña y a reconocer a los británicos el derecho de navegar
libremente por el Índico.
 Gran Bretaña mantenía a Canadá bajo su Imperio, a pesar de que los
estadounidenses trataron de exportar a tierras canadienses su revolución.
 Finalmente, se acordó el intercambio de prisioneros.
 La independencia provocó el éxodo de cerca de 65-70 000 lealistas (más
del 2 % de la población de las 13 colonias) que se refugiaron
mayoritariamente en Canadá (unos 46 000), dando a Canadá su marcado
carácter lealista y probritánico.

En general los logros alcanzados pueden juzgarse como favorables para España y
en menor medida para Francia a pesar del elevado coste bélico y las pérdidas
ocasionadas por la casi paralización del comercio con América, un pesado lastre
que gravitaría sobre la posterior situación económica francesa. Por otra parte, el
triunfo de los rebeldes estadounidenses sobre Gran Bretaña no iba a dejar de
influir en un futuro próximo sobre las colonias españolas. Esta influencia vino por
distintos caminos: la emulación de lo realizado por comunidades en similares
circunstancias, la solidaridad de los antiguos colonos con los que aún lo eran, la
ayuda de otras potencias interesadas en la desaparición del imperio colonial
español, etc. Estos aspectos se manifestaron de un modo claro durante las
Guerras Napoleónicas.

La nueva constitución:

Una vez conquistada la independencia resultó muy


complicado poner de acuerdo a todas las antiguas
colonias. En 1787, 55 representantes de las antiguas
colonias se reunieron en Filadelfia con el fin de
redactar una constitución. Se creaba así un único
gobierno federal, con un presidente de la república y dos cámaras legislativas
(Cámara de Representantes y Senado). Esta constitución estaba inspirada en los
principios de igualdad y libertad que defendían los ilustrados franceses y se
configuró como la primera carta magna que recogía los principios del liberalismo
político estableciendo un régimen republicano y democrático. La independencia y
democracia estadounidense causó un notable impacto en la opinión y la política de
Europa. En resumen, La Revolución Norteamericana, también conocida como
Guerra de Independencia de los Estados Unidos, fue un conflicto bélico que
enfrentó a las Trece Colonias británicas originales en América del Norte contra el
Reino de Gran Bretaña. Se desarrolló entre 1775 y 1783, culminando con la
victoria estadounidense y la firma del Tratado de París.

Causas:

 Impuestos: La corona británica impuso una serie de impuestos a las


colonias, como la Ley del Timbre y la Ley del Té, para financiar la Guerra de
los Siete Años. Los colonos protestaron por la falta de representación en el
Parlamento británico y la imposición de impuestos sin su consentimiento.
 Represión: El gobierno británico reprimió las protestas coloniales con
medidas como la Ley de Intolerables. Esto generó un mayor descontento y
radicalizó a los colonos.
 Ideales de libertad e igualdad: La Ilustración europea inspiró a los colonos
con ideas sobre la libertad individual, el gobierno del pueblo y la igualdad
ante la ley.

Momentos clave:

1775: Batalla de Lexington y Concord, inicio de la guerra.

1776: Declaración de Independencia, proclamando la independencia de las Trece


Colonias.

1777: Batalla de Saratoga, punto de inflexión a favor de los estadounidenses.

1781: Batalla de Yorktown, rendición del ejército británico.

1783: Firma del Tratado de París, Gran Bretaña reconoce la independencia de


Estados Unidos.

Consecuencias:

 Nacimiento de Estados Unidos: Se funda una nueva nación basada en los


principios de libertad, igualdad y democracia.
 Influencia global: La Revolución Norteamericana inspiró a otros
movimientos independentistas en el mundo.
 Debilitamiento del Imperio Británico: La pérdida de las Trece Colonias
marca el inicio del declive del imperio británico.

6.5. LA DECLARACION DE DERECHOS DE VIRGINIA DE 1776.- Desde 1776


hasta 1780 onces estados habían
establecido sus constituciones
desarrollando los principios del
contrato social declarando los
Derechos Humanos estableciendo la
periodicidad de los cargos y la división
de los poderes. La declaración de
Derechos (Declaration of Rights) de Virginia del 2 de junio de 1776 aprobada por
la Convención de los miembros representantes del pueblo de Virginia se
declararon independientes de Inglaterra desconociendo la autoridad del rey. Este
instrumento normativo de Virginia fue vital en la Constitución de los Estados
Unidos de Norteamérica que entre otras normas establecía:

1. Por naturaleza todos los hombres son igualmente libres e independientes y


tienen ciertos derechos inherentes a los cuales, cuando ellos forman una
sociedad, no pueden bajo ningún concepto, suspender ni evitar ceder a la
posteridad, estos derechos son, a saber, el disfrutar la vida y la libertad con los
medios para adquirir y poseer propiedades, así como la búsqueda y el alcance de
la felicidad y la seguridad.

2. Toda la autoridad esta basada en el pueblo y por ende se deriva de el mismo,


tanto es así que todos los magistrados son administradores y servidores y en todo
tiempo le deben la obediencia.

3. Que el gobierno está instituido para la seguridad de los diferentes modos y


formas de gobierno la mayor es la que es capaz de producir el mayor grado de
seguridad y felicidad y que ofrece el mejor resguardo contra el peligro de una mala
administración y que cuando se encuentre que un gobierno es inadecuado a que
está en contra de estos propósitos la mayoría de una comunidad tiene el derecho
indubitable, inalienable e inabrogable de reformarlo, alterarlo o abolirlo o de la
manera que se considere más conveniente al bienestar público.

La Declaración de Derechos de Virginia, adoptada el 12 de junio de 1776, está


considerada la primera declaración de derechos humanos moderna de la historia,
aunque tiene un importante antecedente en la Carta de Derechos Inglesa (Bill of
Rights) de 1689. Fue adoptada por la Convención de delegados de Virginia como
parte de la Constitución de Virginia en el marco de la Revolución Americana de
1776, en la que las 13 colonias británicas en América obtuvieron su
independencia. A través de la Declaración de derechos de Virginia se animó a las
demás colonias a independizarse de Gran Bretaña.

Es un documento que proclama que todos los hombres son por naturaleza libres e
independientes y tienen una serie de derechos inherentes de los cuales no pueden
ser privados. Fue el antecedente directo de la Declaración de los Derechos del
Hombre y del Ciudadano de 1789 realizada por la Revolución francesa y de la
Carta de Derechos de los Estados Unidos, que entró en vigencia en 1791 en la
forma de diez enmiendas a la Constitución de Estados Unidos.

El borrador inicial del documento fue realizado por George Mason entre el 20 y el
26 de mayo de 1776, y posteriormente fue modificada por Thomas Ludwell Lee y
la propia Convención de Virginia. Mason se inspiró en la Carta de Derechos
Inglesa (Bill of Rights) de 1689, pero a diferencia de aquella rechaza la noción de
clases privilegiadas o funciones gubernamentales hereditarias, como sucedía (y
aun sucede) en la monarquía británica. La Declaración de Derechos de Virginia
está compuesta por dieciséis artículos en donde están enumerados los derechos
pertenecientes al pueblo de Virginia como las bases y fundamento del Gobierno: a
la vida, a la libertad, a poseer propiedades, al debido proceso, libertad de prensa y
religión, etc. También establece la soberanía popular, la prohibición de privilegios
de nacimiento (igualdad ante la ley), la división de poderes, el juicio por jurados,
etc. Algunos especialistas destacan el hecho de que la Declaración de Virginia
convivió con la esclavitud y la falta de derechos para las mujeres.

Contenido:
El primer artículo contiene la famosa declaración de que «todos los hombres son
por naturaleza igualmente libres e independientes y tienen ciertos derechos
inherentes, de los cuales, cuando entran en un estado de sociedad, no pueden ser
privados o postergados». Aunque esta declaración no evitó de por sí, que Virginia
se organizara como un estado esclavista ni que las mujeres fueran marginadas, su
dinámica fue impulsando (y aún continúa impulsando) en todo el mundo la
profundización del significado de derechos humanos haciéndolo cada vez más
universal. El texto destaca los aspectos esenciales de la idea moderna de los
derechos humanos: ser universales y encontrarse por encima de toda decisión del
gobierno. En ese primer artículo la Declaración de Virginia se consagran
expresamente los siguientes derechos como el corazón de los derechos del
hombre:

 al «gozo de la vida»
 al «gozo de la libertad»
 a «los medios para adquirir y poseer propiedades»
 a la «felicidad»
 a la «seguridad»

El artículo dos establece la defensa de la democracia con términos contundentes y


revolucionarios para la época, sosteniendo que todo poder reside en el pueblo y
que los funcionarios son «sirvientes» del pueblo y en todo momento responsables.
El artículo tres consagra el derecho la mayoría de la comunidad a reformar o abolir
un gobierno, cuando considere que no está orientado al bien común. Se define
aquí las bases del derecho a la resistencia o de rebelión contra la opresión.

El artículo cuatro prohíbe las clases políticas privilegiadas o hereditarias. Los


artículos cinco y seis establecen la separación de poderes, la periodicidad de los
mandatos, elecciones frecuentes, y la obligación de todos los funcionarios de
abandonar el poder y retornar a la vida privada. Los artículos ocho a once,
establecen las bases del debido proceso (juicio justo), la prohibición de castigos
crueles o anormales y el juicio por jurados. El artículo doce declara la libertad de
expresión.
El artículo trece alertas sobre la peligrosidad de los ejércitos permanentes para la
vigencia de los derechos. Recomienda la organización de milicias de ciudadanos y
que, en caso de tener que establecer un ejército permanente el mismo quede
estrictamente subordinado al poder civil. El artículo quince consagra el principio de
moderación y austeridad del gobierno; y el dieciséis la libertad religiosa.

Influencia:

La Declaración influyó decisivamente los documentos de derechos humanos


posteriores. Thomas Jefferson se inspiró en ella cuando exigió la incorporación de
una Carta de Derechos de los Estados Unidos a la Constitución de Estados
Unidos. Lafayette, quien había peleado por la Independencia de Estados Unidos,
tomó la Declaración de Virginia y sobre ella compuso la Declaración de los
Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789 durante la Revolución francesa.
La importancia de la Declaración de Derechos de Virginia radica en su
constitucionalismo, es decir, en que no se trata de una ley realizada por un
parlamento, fácilmente modificada o derogada por otra ley, sino en una norma
constitucional que requiere procedimientos mucho más complejos y mayorías
especiales para ser reformadas. En resumen, La Declaración de Derechos de
Virginia de 1776 es un documento histórico fundamental que proclamó los
derechos inalienables de todos los hombres y sentó las bases para la Constitución
de los Estados Unidos. Adoptada el 12 de junio de 1776 por la Convención de
Virginia, es considerada como la primera declaración de derechos humanos
moderna.

Aspectos clave:

 Derechos inalienables: Proclama que todos los hombres son creados


iguales y poseen ciertos derechos inalienables, como la vida, la libertad, la
búsqueda de la felicidad y la propiedad.
 Gobierno limitado: Establece que el gobierno debe ser instituido para
proteger estos derechos y que el poder reside en el pueblo.
 Separación de poderes: Propone la separación de poderes del gobierno en
tres ramas: legislativa, ejecutiva y judicial.
 Libertad religiosa: Garantiza la libertad de culto y la separación entre Iglesia
y Estado.
 Libertad de expresión: Protege la libertad de expresión y de prensa.
 Derecho a un juicio justo: Establece el derecho a un juicio rápido e
imparcial, a ser presumido inocente y a no ser privado de la vida, la libertad
o la propiedad sin el debido proceso legal.

Influencia:

La Declaración de Derechos de Virginia tuvo una profunda influencia en la historia


de Estados Unidos y del mundo. Inspiró a la Declaración de Independencia de los
Estados Unidos y a la Constitución de los Estados Unidos, así como a otras
declaraciones de derechos en todo el mundo.

Legado:

La Declaración de Derechos de Virginia sigue siendo un documento importante


que se cita en los tribunales y se enseña en las escuelas. Es un símbolo de la
lucha por la libertad y la justicia, y un recordatorio de los derechos que todos
compartimos como seres humanos.

6.6. LA DECLARACION DE LA

INDEPENDENCIA DE LOS EE. UU.: La declaración de la independencia fue


redactada por Thomas Jefferson con la participación de Benjamin Franklin y John
Adams los tres hombres representaban al más claro pensamiento norteamericano.
La declaración de la independencia de los E.E U.U. en su preámbulo constituyo
uno de los primeros pasos más efectivos para la historia de los Derechos
Humanos no solamente por su valor de índole programático sino también porque
efectivizo el derecho de autodeterminación colonial, sustento intelectual para todo
el proceso de independencia en Latinoamérica y el mundo. La guerra de la
independencia de los estados unidos fue un conflicto que enfrento las trece
colonias británicas originales en América del Norte contra el reino de Gran
Bretaña. Ocurrió entre 1775 Y 1783, finalizando la derrota británica en la batalla de
Yorktown y la firma de tratado de Paris. La Guerra de los siete años termino en
1763.El 10 de febrero, el tratado de Paris ponía fin al imperio colonial Frances en
América del Norte y consolidaba a Inglaterra como la potencia hegemónica, en
oposición solo tenía a España , que controlaba Nueva Orleans, la ciudad más
importante, con unos 10.000 habitantes, respeto a Francia, la perdida territorial no
fue sentida como algo catastrófico, se conservaban los derechos pesqueros en
Terranova y la poblacion católica Francofona recibiría un trato de respeto, por otro
lado, en el Caribe las perdidas pueden ser compensadas, pues la colonia principal
francesa del Caribe, Puerto Príncipe (La Española), produce la mitad del azúcar
consumido en todo el mundo, y su comercio con África y las Antillas está en pleno
apogeo. La guerra modifico radicalmente en panorama anterior los Francófonos
Católicos de Quebec, tradicionales enemigos de los colonos estadounidenses de
las trece colonias, recibieron un trato respetuoso por parte de las autoridades
británicas trato que se confirmará en 1774 cuando se doto a Canadá de un
estatuto particular dentro de las colonias estadounidenses, llevándose sus
fronteras hasta la confluencia del Ohio y el Misisipi. La causa inmediata de este
conflicto fue el injusto trato que Gran Bretaña infligía a los colonos pues estos
aportaban riquezas e impuestos a la Metrópoli, pero no tenía los medios para
decidir sobre dichos impuestos, por lo que se sentían marginados y no
representados. Gran Bretaña obtuvo el triunfo sobre Francia en la guerra de los
siete años (1756-1763) recibiendo gran ayuda económica y militar de las colonias,
aunque dicha colaboración no les fue recompensada, las medidas opresivas del
gobierno inglés (Producidas tras sublevaciones como el motín del te de Boston y
las Sanciones de las actas intolerables) provocaron el inicio de la guerra de
independencia.

En 1773 los colonos se reunieron en Boston de Gran Bretaña llagaban tres naves
cargadas de cajas que contenían te, varios miembros de la sociedad secreta se
disfrazaron de indios y fueron nadando hasta alcanzar los tres barcos una vez allí
capturaron a sus tripulantes y tiraron la mercancía por la borda, fue la primera
acción contra la represión de impuestos, lo que intranquilizo a los británicos. En
1774 se reunió por primera vez el congreso de los colonos en contra de la
servidumbre a los británicos y a favor de una patria independiente, ya se discuten
unas hipotéticas leyes pese al clima de enemistad contra los ingleses en las
colonias todavía había algunos colonos que apoyaban al rey ingles JORGE III
siendo llamados KING FRIENDS. Tropas alemanas que sirvieron con los
británicos llamadas “HESSIANS” en inglés (C. ZIEGLER, TRAS CONTRAD
GESSNER, 1779).

El 19 de abril de 1775, soldados ingleses salieron de Boston para impedir la


rebelión de los colonos mediante la toma de un depósito de armas de estos
últimos en la vecina ciudad de Concord en el poblado de Lexington se enfrentaron
a 70 milicianos los ingleses tomaron Lexington y Concord, pero en su regreso
hacia Boston fueron Hostigados por cientos de voluntarios de Massachusetts se
producen las primeras bajas de la contienda, ocho soldados colonos, para junio
10.000 soldados coloniales estaban sitiando Boston los británicos principalmente
atacaron con casacas rojas en mayo de 1776 un segundo congreso continental se
reunió en Filadelfia y empezó asumir las funciones de gobierno nacional, nombro
catorce generales, autorizo la invasión de Canas y organizo un ejército de
campaña bajo el manso de George Washington, un hacendado virginiano y
veterano de la guerra Francesa e indígena consciente de que las colonias sureñas
desconfiaban del fanatismo de Massachusetts, Jhon Adams presiono para que le
eligieran a este coronel de la milicia virginiana que tenía 43 años como
comandante en jefe, fue una elección inspirada Washington que asistía al
congreso de uniforme, tenía el aspecto adecuado era alto y sereno con un digno
aire militar que inspiraba confianza como dijo un congresista “ NO ERA UN TIPO
QUE ACTUABA ALOCADAMENTE, QUE DESPOTRICARA Y JURARA, SINO
ALGUIEN SOBRIO, FIRME Y CALMADO” . En junio de 1775 ambos ejércitos se
encontraron en Bunker Hill, frente a Boston los rebeldes se habían atrincherado en
la colonia y pese a que los británicos asaltaron las posiciones continentales con
violencia los colonos consiguieron aguantar el ataque durante bastante tiempo
cuando los últimos asaltantes logran llegar a la cima las bajas británicas para son
de 800 es una victoria pírrica para los ingleses los insurgentes además hicieron
circular su versión de los hechos que no era otra sino que habían retirado
simplemente por la falta de munición y no por el empuje de las casacas rojas.

El 2 de julio de 1776 el congreso finalmente resolvió que “ESTAS COLONIAS


UNIDAS SON, Y POR DERECHO DEBEN SER, ESTADOS LIBRES Y
SOBERANOS”. El 4 de julio de 1776 se reunieron 56 congresistas
estadounidenses para aprobar la declaración de independencia de los Estados
Unidos que Thomas Jefferson redacto con la ayuda de otros ciudadanos de
Virginia, se imprimió papel moneda y se iniciaron relaciones diplomáticas con
potencia extranjeras en el congreso se encontraban 4 de las principales figuras de
la independencia: George Washington, Thomas Jefferson, Benjamin Franklin y
John Adams de los 56 congresistas, 14 murieron durante la guerra Benjamin
Franklin se convierte en el primer embajador y jefe de los servicios secretos.

La guerra de independencia incluida una larga lista de quejas contra el soberano


ingles JORGE III. Pero sobre todo, explico la filosofía que sustentaba la
independencia, proclamando que todos los hombres nacen iguales y poseen
ciertos derechos inalienables entre ellos la vida, la libertad y la búsqueda de la
felicidad que lo9s gobiernos pueden gobernar solo con el consentimiento de los
gobernados que cualquier gobierno puede ser disuelto cando deja de proteger los
derechos del pueblo esta teoría política tuvo su origen en el filósofo ingles Jhon
Locke y ocupa un lugar prominente en la tradición política anglosajona, estos
hechos convencieron al gobierno británico de que no se enfrentaba simplemente a
una revuelta local de nueva Inglaterra pronto se asumió que el Reino Unido estaba
envuelto en una guerra y no en una simple rebelión por lo que se adoptaron
decisiones de política militar dieciochesca convencional, consistente en maniobras
y batallas entre ejércitos organizados este cambio de estrategia forzó a los
británicos y evacuar Boston en marzo de 1776 y transferir sus principales fuerzas
a Nueva York cuya poblacion se presumía más favorable a la corona con un
puerto más amplio y una posición central según todas las apariencias un
enfrentamiento militar parecía muy ventajoso para Gran Bretaña una de las
potencias mundiales más poderosas con una poblacion de unos once millones
frente a los dos millones y medio de colonos un quinto de los cuales eran esclavos
negros.

La armada británica era la mayor del mundo y casi la mitad de sus buques
participaron inicialmente en el conflicto con los nacientes Estados Unidos el
ejército era una fuerza profesional bien entrenada en 1778 llego a tener cerca de
cincuenta mil soldados estacionados solo en Norteamérica a los cuales se
añadieron más de treinta mil mercenarios alemanes durante la contienda para
enfrentarse a ese poder militar los rebeldes tenían que empezar de la nada el
ejército continental contaba con menos de cinco mil efectivos permanentes
completados por unidades de las milicias estatales de diferentes tamaños en la
mayoría de los casos estaban mandados por oficiales inexpertos y no
profesionales George Washington, el comandante en jefe por ejemplo solo había
sido coronel del regimiento en la frontera virginiana y tenía poca experiencia en
combate no sabía nada de mover grandes masas de soldados y nunca había
dirigido un asedio a una posición fortificada muchos de sus oficiales habían salido
de las capas medias de la sociedad había posaderos convertidos en capitanes y
zapateros en coroneles como exclamo asombrado un oficial francés es más
“SUCEDE CON FRECUENCIA QUE LOS COLONOS PREGUNTAN A LOS
OFICIALES FRANCESES QUÉ OFICIO TIENEN EN FRANCIA”. NO ES DE
EXTRAÑAR, PUES, QUE LA MAYORÍA DE LOS OFICIALES BRITÁNICOS
PENSARA QUE EL EJÉRCITO INSURGENTE NO ERA “MÁS QUE UNA BANDA
DESPRECIABLE DE VAGABUNDOS, DESERTORES Y LADRONES” incapaces
de rivalizar con las casacas rojas de su majestad un general británico llego a
alardear que con mil granaderos podía “IR DE UN EXTREMO A OTRO DE
NORTEAMÉRICA Y CASTRAR A TODOS LOS HOMBRES, EN PARTE POR LA
FUERZA Y EN PARTE CON UN POCO DE PERSUASIÓN” sin embargo estos
contrastes eran engañosos porque las desventajas británicas eran inmersas desde
el principio de conflicto. Gran Bretaña tenía que conducir la guerra desde el otro
lado del Atlántico a cinco mil kilómetros de distancia con los consiguientes
problemas de comunicación y logística incluso alimentar adecuadamente era un
problema casi insalvable al mismo tiempo tenía que hacer una guerra
absolutamente diferente a la que cualquier país hubiera liberado en el siglo XVIII la
propia Norteamericana era inconquistable la enorme extensión del territorio hacia
que las maniobras y operaciones convencionales fueron difíciles y engorrosas el
carácter local y fragmentario de la autoridad en Norteamérica inhibida cualquier
acción decisiva por parte de los británicos no había ningún centro neurálgico con
cuya captura se pudiera lograr aplastar la rebelión. Los generales británicos
acabaron por decidir que su principal objetivo debía ser enfrentarse al ejército de
Washington en una batalla, pero como dijo el comandante en jefe británico no
sabía cómo hacerlo “YA QUE EL ENEMIGO SE MUEVE CON MUCHA MÁS
CELERIDAD DE LA QUE NOSOTROS SOMOS CAPACES” uno de los principales
problemas para los colonos era la baja calidad de sus mosquetes, George
Washington por su parte comprendió desde el principio que por el lado
Estadounidense la guerra tenía que ser defensiva en todas las ocasiones
debemos evitar una acción general dijo ante el congreso en septiembre de 1776 o
arriesgar nada a menos que nos veamos obligados por una necesidad a la cual no
deberíamos vernos arrastrados las cosas empezaron a cambiar en octubre de
1777 cuando un ejército británico bajo el mando del general Jhon Burgoyne se
rindió en Saratoga en el norte del estado de Nueva York este fue el golpe de
gracia y propagandístico que necesitaban los colonos para su independencia
desde Canadá llegaron indios ( dirigidos por Joseph Brant) a favor de los
británicos por que los colonos les estaban expropiando sus tierras cada vez más la
expedición estaba mandad por el general John Burgoyne y pretendía llegar a
Albany, sin embargo fueron interceptados y tuvieron que presentar batalla en
Freeman cerca del Rio Hudson aquí estaban los colonos al mando de Benedict
Arnold, Horatio Gates y Daniel Morgan este último comandaba fusileros vestidos
con pieles, muchos de ellos antiguos cazadore.

El general Burgoyne contaba con 600 mercenarios alemanes los británicos


llegaron a utilizar hasta 16.000 en toda la guerra para tomar la granja el 9 de
septiembre Morgan tiene a sus hombres bien escondidos en un bosque contiguo a
la granja y en los trigales de la misma una vez se acercan los mercenarios
alemanes los fusileros salen de sus escondites y disparan a los enemigos
produciendo gran sorpresa entre estos y provocando que caigan decenas
Burgoyne entonces manda otros 600 más que también caen los británicos
retroceden pero Burgoyne resiste aunque sin suministros ni víveres, y consigue
poco tiempo después de tomar la granja Horatio Gates aunque hombre pesimista
en convencido por Morgan y Arnold para lanzar un ataque a los británicos con los
cañones incautados a los británicos bombardean la granja y consiguen la
rendición de Burgoyne entre el cañoneo de los colonos en general británico Simón
Fraser ordeno una carga de caballería totalmente desesperada por lo difícil de la
situación esta carga fue rápidamente neutralizada por los hombres de Morgan que
consiguieron acabar con el general este antes de morir pidió ser enterrado en el
campo de batalla y para ello varios soldados británicos se reunieron los que llego
a confundir a los colonos creyendo que los enemigos se estaban reorganizando
para otro ataque empezaron a cañonear la zona en que estaban enterrando a
Simón Fraser y aunque no dieron en el blanco si produjeron que los que se
esforzaban en la faena fueran salpicados por la arena y el polvo al final se le pudo
enterrar entre una lluvia de balas de cañón este hecho produjo esta frase de un
general Alemán llamado Riedesel ¡QUÉ GRAN ENTIERRO PARA UN GRAN
GUERRERO!

Alentados por la victoria de Saratoga Francia y España veían la oportunidad como


una ocasión de oro para lograr la revancha del desastroso tratado de Paris de
1763 con el que concluyo la guerra de los siete años así Francia tras unos meses
de cierta vacilación entro abiertamente en la guerra firmado una alianza en febrero
de 1778 con los colonos pese a sus escasas provisiones y limitado adiestramiento
las tropas coloniales pelearon bien en general pero podrían haber perdido la
guerra si no hubieran recibido ayuda del erario Frances de la poderosa Marina
Francesa y de las tropas enviadas por Francia, después de 1778 la lucha se
trasladó al sur y el conflicto ya había adquirido un cariz internacional con la
entrada de Francia un año mas tarde la realidad se impuso y España declaro la
guerra a Inglaterra pensando incluso en la posibilidad de invadir Gran Bretaña
mediante el concurso de una armada franco española plan que resulto inevitable
para su entrada abierta en el conflicto el gobierno español había firmado el
llamado tratado de ARANJUEZ acuerdo secreto con Francia sellado en Aranjuez
el 12 de abril de 1778 por el cual España conseguía una serie de concesiones a
cambio de unirse a Francia en la guerra esta prometió su ayuda en la
recuperación de Menorca, Mobile, Pensacola, La Bahía de Honduras y la Costa de
Campeche y aseguro que no concluiría paz alguna que no supusiera la devolución
de Gibraltar a España esto provoco que los británicos tuvieran que desviar
Gibraltar tropas destinadas en un principio a las colonias.

En 1781, 8.000 soldados británicos al


mando del general Charles Cornwallis
fueron rodeadas en Virginia el último
reducto por una flota francesa y un
ejército combinado franco
Estadounidense a las órdenes de George
Washington de 16.000 hombres tras el
sitio de YORKTOWN, CORNWALLIS se
rindió y el gobierno británico propuso la paz en loa batalla cayeron 156 británicos
52 franceses y 20 independistas siendo los últimos muertos en combate durante la
guerra de la independencia en los restante frentes entre 1779 y 1781 España sitio
Gibraltar una vez más infructuosamente y lanzo varias campañas contra distintos
puntos estratégicos del golfo de México en manos británicas la mayor parte
coronadas por el éxito (PENSACOLA) por otro lado una exitosa expedición a
Menorca permitió la recuperación de la isla en febrero de 1782 el tratado de Paris
o tratado de Versalles se firmó el 3 de septiembre de 1783 entre Gran Bretaña y
Estados Unidos y puso término a la guerra de independencia de los Estados
Unidos el hecho es que Gran Bretaña perdiese todas las posesiones en el
continente americano al sur de Canadá y al Norte de Florida hacía imposible un
desenlace militar favorable para los británicos solicitando estos el cese de los
hostilidades una vez conquistada la independencia resulto muy complicado poner
de acuerdo a todas las antiguas colonias en 1787, 55 representantes de las
antiguas colonias se reunieron en Filadelfia con el fin de redactar una constitución
se creaba así un único gobierno federal con un presidente de la república y dos
cámaras legislativas (CAMARA DE REPRESENTANTES Y SENADO) esta
constitución estaba inspirada en los principio de igualdad y libertad que defendían
los ilustrados franceses y se configuro como la primera carta magna que recogía
los principio del liberalismo político estableciendo un régimen republicano y
democrático la independencia y democracia Estadounidense causo un notable
impacto en la opinión y la política de Europa.

6.7.LA

REVOLUCION FRANCESA: Se conoce como la Revolución Francesa a un


movimiento de corte político y social que ocurrió en el entonces Reino de Francia
en el año 1789, que sacudió las bases de la monarquía absolutista de Luis XVI y
condujo a la instauración de un gobierno republicano y liberal en su lugar. Este
evento es considerado casi universalmente como el suceso histórico que marcó el
inicio de la época contemporánea en Europa y Occidente. La Revolución Francesa
y el bonapartismo que vino después conmocionaron al mundo entero y
esparcieron por las ideas de la Ilustración Francesa, resumidas en el lema
revolucionario de “libertad, igualdad, fraternidad”. La Revolución Francesa inició
cuando las masas ciudadanas, empobrecidas y sometidas, se opusieron al poder
feudal, desobedecieron la autoridad de la monarquía y encendieron la mecha del
cambio histórico.

Así, derrocaron el gobierno aristocrático y emprendieron la caótica construcción de


una sociedad basada en los derechos fundamentales de todos los seres humanos.
Sin embargo, no todo acabó ese mismo año, sino que duró unos diez años (1789-
1799) de cambios violentos y organización popular, durante los cuales se
dictaminaron los primeros derechos universales del ser humano, se le arrebató a
la Iglesia Católica mucho del poder que detentaba y se redactó la primera
constitución republicana de la historia occidental. Tantos eventos, desde luego, no
se dieron sin un margen importante de violencia, tanto por parte de las tropas de la
corona, que dispararon al pueblo insurrecto, como por filas revolucionarias que
guillotinaron a los reyes y sus edecanes, junto con aquellos ciudadanos leales a la
monarquía o a quienes luego hallaron culpables de ser contrarrevolucionarios,
durante un período conocido como “El terror” (1792-1794).

Además, la naciente república francesa tuvo que enfrentar la intervención de


enemigos foráneos como los ejércitos de Austria y Prusia, que acudieron en
defensa de la monarquía, temerosos de que ocurriera algo similar en sus propios
países. La Revolución Francesa tuvo su fin con la toma del poder por parte de
Napoleón Bonaparte, un general revolucionario que dio un golpe de Estado para
devolver el orden a la convulsa República Francesa, proclamando poco después
su propio Imperio y lanzándose a la conquista de Europa.

Causas de la Revolución Francesa

Las causas de la Revolución Francesa fueron:

 El rigor del absolutismo. El absolutismo daba a los reyes todo el poder


político, legal y económico, sin que se les pudiera contradecir en ningún
sentido, lo cual les hizo también responsables de los desastres económicos
que ocurrieran, fuera o no realmente su responsabilidad.
 Las desigualdades del régimen feudal. Se estima que de los 23 millones de
habitantes de la Francia de la época, apenas 300 mil pertenecían a las
clases privilegiadas de la aristocracia o del clero. La gran masa restante era
pueblo llano con menores derechos y posibilidades.
 La miseria y marginación del pueblo llano. Las condiciones de vida del
pueblo llano eran paupérrimas: hambre, marginación, enfermedad, trabajo
esclavizante y ninguna perspectiva de ascenso social o de mejoría.
 Las ideas de la Ilustración. Las ideas respecto a la igualdad entre los
hombres y la fe en la razón de filósofos y escritores como Voltaire,
Rousseau, Diderot o Montesquieu, influyeron enormemente sobre la
mentalidad de la época, forjando las aspiraciones a un sistema social más
moderno y menos influenciado por la Iglesia y la religión.

Características de la Revolución Francesa

La etapa republicana fue anárquica y difícil, con muchos enfrentamientos internos.

La Revolución se llevó a cabo rápidamente, pero los años siguientes fueron de


complejas reorganizaciones y enfrentamientos internos entre las distintas
facciones revolucionarias que aspiraban al poder. En líneas generales se
distinguen tres etapas de la Revolución Francesa:

 Etapa monárquica (1789-1792). Durante la primera etapa se intentó convivir


con la monarquía, poniéndole cotos y limitando su poder, mediante una
Asamblea Nacional en la que el pueblo llano tuviera representación.
 Etapa republicana (1792-1804). El fracaso de la etapa anterior condujo a la
abolición de la monarquía e instauración de la República mediante la
organización política popular y el debate respecto a cómo gobernar el
nuevo modelo. Fue una etapa anárquica y difícil, de muchos
enfrentamientos internos.
 Etapa imperial (1804-1815). El cierre de la Revolución se da con el ascenso
de Bonaparte al poder, quien paradójicamente se hizo proclamar emperador
y retornó a Francia a un esquema monárquico, aunque moderno.

6.8 CONSECUENCIAS DE LA DECLARACION DE DERECHOS DE 1789:

La Declaración de los Derechos del Hombre y del


Ciudadano de 1789, aprobada por la Asamblea
Nacional Constituyente francesa el 26 de agosto
de 1789, es uno de muchos de los documentos
fundamentales de la Revolución francesa (1789-
1799) en cuanto a definir los derechos personales
y los de la comunidad, además de los universales. Influida por la doctrina de los
derechos naturales, los derechos del hombre se entienden como universales. De
la Declaración de los Derechos del Hombre de 1789

Artículos:

1. Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos. Las


distinciones sociales solo pueden basarse en la utilidad común.

2. La finalidad de toda asociación política es la conservación de los derechos


naturales e imprescriptibles del hombre. Esos derechos son la libertad, la
propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresión.

3. La fuente de toda soberanía reside esencialmente en la nación; ningún


individuo, ni ninguna corporación pueden ser revestidos de autoridad alguna que
no emane directamente de ella.

4. La libertad consiste en poder hacer todo aquello que no cause perjuicio a los
demás. El ejercicio de los derechos naturales de cada hombre, no tiene otros
límites que los que garantizan a los demás miembros de la sociedad el disfrute de
los mismos derechos. Estos límites solo pueden ser determinados por la ley.

5. La ley solo puede prohibir las acciones que son perjudiciales a la sociedad. Lo
que no está prohibido por la ley no puede ser impedido. Nadie puede verse
obligado a aquello que la ley no ordena.

6. La ley es expresión de la voluntad de la comunidad. Todos los ciudadanos


tienen derecho a colaborar en su formación, sea personalmente, sea por medio de
sus representantes. Debe ser igual para todos, sea para proteger o para castigar.
Siendo todos los ciudadanos iguales ante ella, todos son igualmente elegibles
para todos los honores, colocaciones y empleos, conforme a sus distintas
capacidades, sin ninguna otra distinción que la creada por sus virtudes y
conocimientos.

7. Ningún hombre puede ser acusado, arrestado y mantenido en confinamiento,


excepto en los casos determinados por la ley, y de acuerdo con las formas por
esta prescritas. Todo aquel que promueva, solicite, ejecute o haga que sean
ejecutadas órdenes arbitrarias, debe ser castigado, y todo ciudadano requerido o
aprendido por virtud de la ley debe obedecer inmediatamente, y se hace culpable
si ofrece resistencia.

8. La ley no debe imponer otras penas que aquellas que son estrictas y
evidentemente necesarias; y nadie puede ser castigado sino en virtud de una ley
promulgada con anterioridad a la ofensa y legalmente aplicada.

9. Todo hombre es considerado inocente hasta que ha sido declarado convicto. Si


se estima que su arresto es indispensable, cualquier rigor mayor del indispensable
para asegurar su persona ha de ser severamente reprimido por la ley.

10. Ningún hombre debe ser molestado por razón de sus opiniones, ni aún por sus
ideas religiosas, siempre que al manifestarlas no se causen trastornos del orden
público establecido por la ley.

11. Puesto que la libre comunicación de los pensamientos y opiniones es uno de


los más valiosos derechos del hombre, todo ciudadano puede hablar, escribir y
publicar libremente, excepto cuando tenga que responder del abuso de esta
libertad en los casos determinados por la ley.

12. Siendo necesaria una fuerza pública para garantizar los derechos del hombre
y del ciudadano, se constituirá esta fuerza en beneficio de la comunidad, y no para
el provecho particular de las personas a las que ha sido confiada.

13. Siendo necesaria, para sostener la fuerza pública y subvenir a los gastos de
administración, una contribución común, esta debe ser distribuida equitativamente
entre los ciudadanos, de acuerdo con sus facultades.

14. Todo ciudadano tiene derecho, ya por sí mismo o por su representante, a


constatar la necesidad de la contribución pública, a consentirla libremente, a
comprobar su adjudicación y a determinar su cuantía, su modo de amillaramiento,
su recaudación y su duración.
15. La sociedad tiene derecho a pedir a todos sus agentes cuentas de su
administración.

16. Una sociedad en la que la garantía de los derechos no está asegurada, ni la


separación de poderes determinada, no tiene constitución.

17. Siendo inviolable y sagrado el derecho de propiedad, nadie podrá ser privado
de él, excepto cuando la necesidad pública, legalmente comprobada, lo exige de
manera evidente, y a la condición de una indemnización previa y justa.

Consecuencias:

La Declaración en relación con las mujeres y la esclavitud. No cabe duda de que


la Declaración fue un momento decisivo en la historia de los derechos humanos,
con un alcance mayor que el de la mayoría de los documentos similares
anteriores. Sin embargo, los derechos que implicaba no se extendían en absoluto
a todo el mundo. En el momento de su elaboración, la ciudadanía activa solo se
concedía a los propietarios varones mayores de 25 años que pagaban sus
impuestos y no podían ser definidos como siervos. Esto suponía unos 4,3 millones
de franceses de una población aproximada de 27 millones. Las mujeres, los
esclavos y los extranjeros quedaban excluidos del proceso democrático. Con el
ambiente de cambio revolucionario que ya flotaba en el aire, no tardó en
cuestionarse este statu quo. Poco después de la Marcha de las Mujeres sobre
Versalles, en octubre, se envió una petición a la Asamblea Nacional que proponía
un decreto que proclamaba la igualdad de las mujeres. Las autoras de la petición
expresaban su enfado por la hipocresía de la Declaración, que descalificaba los
privilegios de las clases altas al tiempo que defendía los del sexo masculino. La
petición, que también pedía la abolición de la esclavitud, afirmaba que, aunque la
Asamblea había "adivinado la verdadera igualdad de derechos", seguía
"excluyendo injustamente a la mitad más dulce e interesante" (Petición de las
mujeres a la Asamblea Nacional). La petición no fue bien recibida. Aunque algunos
diputados se mostraron comprensivos, otros afirmaron que estas mujeres solo
sufrían de histeria debido a las tensiones de una sociedad que cambiaba
rápidamente. La indignación y la frustración por el hecho de que no se tuvieran en
cuenta los derechos de las mujeres llevaron a la dramaturga Olimpia de Gouges
(1748-1793) a redactar la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la
Ciudadana en septiembre de 1791. Como respuesta directa a los Derechos del
Hombre, de Gouges trató de exponer el fracaso de la Revolución a la hora de
cumplir sus promesas de igualdad. De Gouges siguió punto por punto la
declaración original, utilizando el sarcasmo para subrayar la hipocresía de la
Asamblea en lo que se ha descrito como una virtual parodia del original. Aunque el
trabajo de Gouges condujo a su ejecución en 1793, la Declaración de los
Derechos de la Mujer atrajo la atención pública hacia las preocupaciones
feministas.

Los Derechos del Hombre tampoco consiguieron acabar con la esclavitud, a pesar
de los esfuerzos de Jacques-Pierre Brissot (1754-1793), que llevaba tiempo
abogando por ella con su club abolicionista Les Amis de Noirs ("Los amigos de los
negros"). Aunque la Declaración no mencionaba la esclavitud, sus principios
inspiraron a muchos esclavos de la colonia francesa de Saint-Domingue (la actual
Haití) a rebelarse contra sus amos. Estos levantamientos de esclavos se
convirtieron en la Revolución haitiana (1791-1804). Los jacobinos abolirían
posteriormente la práctica de la esclavitud en 1794, aunque sería reinstaurada
brevemente en 1802 por Napoleón Bonaparte (1769-1821) antes de la
independencia de Haití en 1804. Antonio Nariño y los Derechos del Hombre en
Hispanoamérica

En 1793, a sus 28 años, Antonio Nariño protagonizó un


hecho que cambió su vida para siempre y también la de
la sociedad neogranadina que empezaba a darle curso
a las ideas de independizarse de la corona española.
Antonio Nariño y los Derechos del Hombre en su
imprenta patriótica, Nariño editó la Declaración de los
Derechos del Hombre y del Ciudadano, extraída de la
Revolución francesa, un documento prohibido por su
carácter progresista y revolucionario. A partir de
entonces, Nariño, hijo de padres españoles y él mismo exfuncionario del
Virreinato, se tuvo que dedicar a defenderse. Dos años después fue condenado a
30 años de prisión y enviado a Cádiz (España). No obstante, después de un año,
seis meses y 17 días privado de la libertad, en un descuido de la guardia logró
escaparse y transitó por Europa compartiendo el ideario de la Independencia
hasta 1797, cuando volvió a Bogotá. Como era de esperarse, no demoró en caer
preso de nuevo. Y en ese estado permaneció hasta diciembre de 1810, cuando ya
existía la primera República. A los siete meses creó el periódico La Bagatela,
cuyos escritos provocaron la caída del entonces presidente Jorge Tadeo Lozano y
su propia designación para reemplazarlo. Para entonces ya tenía 46 años y lo
esperaban otros sucesos propios de su carácter republicano

6.9.: HACIA EL SIGLO XIX, REVOLUCION Y


CONTRARREVOLUCION: EXITOS Y FRACASOS EN
LOS DERECHOS HUMANOS: En Francia al mismo
tiempo que se sanciono la declaración de 1789
también se proclamó al Rey Luis XVI restaurador de la
libertad francesa, sin embargo se ha producido la
Revolución Francesa y los cambios no se hicieron
esperar a fines de enero apareció el siguiente decreto”
en todos los casos en que la ley pronunciare la pena de muerte contra un
acusado, el suplicio será el mismo cualquiera que sea el delito: el criminal será
decapitado y lo será por medio de una maquina”. La igualdad ante la ley se
cumplió estrictamente generando igualdad ante la muerte y la tecnología de punta
de la época: LA GUILLOTINA, el surgimiento del nuevo orden político y social hijo
de la Revolución, empezó a cambiar la economía y el poder dentro de Francia. De
hecho, la Revolución trajo consigo un profundo cambio en los modos de
producción, lo que permitió que se implantara la ley de la oferta y la demanda, y se
vetase la intervención del Estado en asuntos económicos. Todos estos cambios
fueron el resultado de una sucesión de acontecimientos, algunos caracterizados
por una extrema violencia, que parecieron sumir al país en el caos. Asimismo, tras
la ejecución de sus monarcas, el país tuvo que enfrentarse con sus vecinos
europeos, constituidos en lo que se conoce como Primera Coalición (1792-1797),
que declararon la guerra a la Francia revolucionaria con la intención de restituir de
nuevo la monarquía. El 1 de octubre de 1791 se reunió por primera vez la
Asamblea Legislativa. Se había acordado que ningún miembro de la Asamblea
Constituyente pudiera formar parte de la Asamblea Legislativa, así que muchas
personalidades de la política quedaron excluidas. Más grave fue que muchos de
los diputados de la nueva asamblea no se sentían vinculados en absoluto con la
Constitución, y eran partidarios de un sistema más radical, en particular de la
abolición de la monarquía. Concretamente, la Asamblea contaba con 260
partidarios de la monarquía constitucional, inscritos en el Club des Feuillants,
cuyos jefes (excluidos de la asamblea) eran La Fayette y Antoine Barnave; frente a
ellos había 136 diputados que desconfiaban de la monarquía, y pertenecían al
Club de los Jacobinos o al de los Cordeliers. Los últimos eran abiertamente
republicanos. Estaban dirigidos por Jacques Pierre Brissot, por lo que eran
conocidos como brissotinos. Los monárquicos se sentaban a la derecha de la
presidencia, mientras que los brissotinos lo hacían a la izquierda. Fue entonces
cuando las palabras "derecha" e "izquierda" empezaron a usarse en política en el
sentido de "conservador" y "progresista". Entre los diputados de la izquierda y los
de la derecha había 345 diputados "de centro" que por regla general se unían a
los de la izquierda en las votaciones. De entre los diputados de izquierda, los más
radicales se sentaban en la parte alta de la cámara, y por ello eran conocidos
como montañeses. El ejército francés puso en práctica distintas estrategias para
romper las filas enemigas que habían funcionado en otras batallas, pero esta vez
ninguna surtió el efecto esperado. Esto se debió en parte a la falta de coordinación
entre las diversas unidades napoleónicas y a decisiones estratégicas discutibles -
como formar un frente de ataque muy ancho, que ofrecía un blanco fácil a la
artillería británica-, pero también a que las tropas de Wellington resistieron mucho
mejor de lo que se esperaba.

El factor decisivo que inclinó la balanza a favor de los aliados fue la inesperada
llegada de las tropas de Von Blücher, que supuestamente iban retrasadas a causa
de la lluvia. Napoleón no contaba con que llegaran a tiempo para la batalla y no
había preparado un plan para aquella eventualidad. El nuevo frente de combate
abierto por los prusianos rompió las líneas francesas e impidió cualquier intento de
lanzar un contraataque coordinado, y el ejército napoleónico se fue disgregando
en unidades aisladas que intentaban resistir los ataques de la caballería enemiga.
Finalmente, Napoleón tuvo que reconocer que la batalla estaba perdida y ordenó
una caótica retirada: aunque el emperador pudo escapar, las tropas aliadas
persiguieron a los franceses, capturando a miles de soldados y apoderándose de
la artillería enemiga. No solo se había perdido la batalla, sino también la guerra. a
Santa Alianza fue un pacto celebrado, por iniciativa de Alejandro I de Rusia, entre
Austria, Rusia y Prusia, el 26 de septiembre de 1815 en París (Francia), tras la
batalla de Waterloo. Los tres monarcas invocaron los principios cristianos,
previendo mantener en sus relaciones políticas los «preceptos de justicia, de
caridad y de paz»,1 con el objetivo de contener el liberalismo y el secularismo que
se había implantado en Europa fruto de la Revolución francesa. En su pacto ellos
se comprometían a intervenir donde fuera necesario para defender la legitimidad
monárquica y los principios del absolutismo y sofocar cualquier movimiento
revolucionario. Se suele confundir a menudo con la Cuádruple Alianza (1815), que
incluye a Reino Unido. Otto Von Bismarck logró reunir la Santa Alianza después de
la unificación de Alemania en 1871, pero la alianza volvió a fallar en la década de
1880 debido a los conflictos de intereses de Austria y Rusia sobre la disolución del
Imperio otomano. Es un acuerdo internacional particular, ya que se basa en el
cristianismo y, aunque aceptaba la adhesión de otras casas reales cristianas
afines a esta causa, dejaba deliberadamente fuera a potencias como el Imperio
otomano o Reino Unido. El 26 de agosto de 1789 la Asamblea Nacional
Constituyente francesa aprobó la Declaración de los Derechos del Hombre y del
Ciudadano, convirtiéndose en un legado fundamental de la Revolución Francesa;
misma que tiene un valor universal, y constituyó la base de la Declaración de las
Naciones Unidas en 1948. Este documento sirvió para difundir en la comunidad
política la primera Constitución de Francia, y representa la primera versión
impresa de ese texto. Su significación histórica es inmensa.
En 1789, el pueblo de Francia causó la abolición de una monarquía absoluta y
creó la plataforma para el establecimiento de la primera República Francesa. Tan
sólo seis semanas después del ataque súbito a la Bastilla, y apenas tres semanas
después de la abolición del feudalismo, la Asamblea Nacional Constituyente
adoptó la Declaración de los Derechos del Hombre y de los Ciudadanos inspirada
en la declaración de independencia estadounidense de 1776 y en el espíritu
filosófico del siglo XVIII, marca el fin del Antiguo Régimen y el principio de una
nueva era, considerado un documento precursor de los derechos humanos a nivel
nacional e internacional . La declaración de 1789, como los textos de las Colonias
Inglesas que se separan de la metrópoli, la Declaración de Independencia de 4 de
julio de 1776, la Declaración del Buen Pueblo de Virginia de 12 de junio de 1776, y
más tarde las diez primeras enmiendas a la Constitución Federal de 1787, que se
aprueban en 1791, son el último eslabón de una primera generación de los
derechos humanos, que arrancan del siglo XVI en el marco de una preocupación
de la burguesía por limitar el poder del moderno Estado Absoluto . Dentro de la
declaración podemos encontrar que se definen los derechos "naturales e
imprescriptibles" como la libertad, la propiedad, la seguridad, la resistencia a la
opresión. Argumenta que la necesidad de la ley se deriva del hecho de que el
ejercicio de los derechos naturales de cada hombre tiene sólo aquellos límites que
aseguran a los demás miembros de la misma sociedad el goce de estos mismos
derechos”.

Por lo tanto, la Declaración ve a la ley como “una expresión de la voluntad


general”, destinada a promocionar esta equidad de derechos y prohibir “sólo
acciones dañinas para la sociedad”. Asimismo, reconoce la igualdad de todos los
ciudadanos ante la ley y la justicia. Por último, afirma el principio de la separación
de poderes. En consecuencia, la Asamblea Nacional reconoce y declara, en
presencia del Ser Supremo y bajo sus auspicios, los siguientes derechos del
Hombre y del Ciudadano: La Declaración de 1789 inspirará, en el siglo XIX, textos
similares en numerosos países de Europa y América Latina. La tradición
revolucionaria francesa está también presente en la Convención Europea de
Derechos Humanos firmada en Roma el 4 de noviembre de 1950

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