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Narrador en Tormento
Narrador en Tormento
La construcción del narrador como criatura independiente del autor fue el gran reto
que se planteó el Realismo a mediados del siglo XIX, cuando se empezó a imponer la
idea de que convenía relatar los episodios de una forma objetiva. En la narrativa
romántica, el narrador era, por lo general, una simple máscara del autor.
Flaubert consideraba que el autor debía volverse invisible.
Conseguir que el autor desapareciera para que el texto fuese impersonal y
transmitiera la impresión de vida fue una de las grandes preocupaciones de
Galdós desde que inició la segunda manera de sus “novelas españolas
contemporáneas” en 1881.En esas fechas, por influencia del Naturalismo, empezó a
utilizar la técnica de Flaubert. Sin embargo, su solución al problema de la
objetividad fue conflictiva, porque Galdós consideraba utópico un relato totalmente
aséptico. En sus novelas, el narrador es una criatura cambiante que unas veces
resulta casi imperceptible, pero que en otros casos se impone.
El narrador en Tormento es complejo y contradictorio “criatura excéntrica y
caprichosa”. El punto de vista va cambiando a medida que avanza la historia.
A veces es un narrador testimonial, que forma parte del círculo de don Francisco y
Rosalía. Pronto se transforma en un narrador omnisciente que se cuela en la
conciencia de sus personajes. Con frecuencia, el narrador usa el estilo indirecto libre
(sobre todo a partir del capítulo 25 ,por el que el narrador incorpora la voz y los
pensamientos de los personajes en su propio discurso. Es una técnica que Flaubert
introduce en Madame Bovary y que supuso un gran hallazgo.
Pese al estilo indirecto libre, son múltiples los pasajes de la novela en que el narrador
expresa sus propias opiniones, en ocasiones en forma de comentarios jocosos, otras
con intención moralista y a veces con profunda seriedad.
El narrador tiene una concepción conflictiva de la realidad, muy cervantina, por lo que
tiende a mostrarnos a los personajes desde diferentes puntos de vista. El
perspectivismo se aplica continuamente al personaje de Amparo.
Lejos de garantizarnos el conocimiento completo de la historia, el narrador recurre a la
elipsis cuando no le interesa contar algo.
A) Es quizás gran contrariedad que la primera vez que nos encaramos con este
interesante matrimonio sea un día tan tumultuoso como el de la mudanza (…)
No es culpa nuestra que la persona respetabilísima de don Francisco Bringas
Resulte un tanto cómica.
C) Lo que había pensado Caballero era esto:” llego, y como los primos se han ido al
teatro, me la encuentro sola (…) Debo tener valor y romper este maldito freno.
Entro, saludo, me siento frente a ella (…) Le diré por qué trabaja tanto.
D) Miraba la Emperadora a su novio, y solo con el pensamiento de que había de
confesarse a él, se ruborizaba. !Qué vergüenza! Los bríos de aquella mañana
¿dónde estaban?
E) “Idilio más inocente y más soso no se puede ver a la luz del gas y en la poblada
soledad de una fea calle”
F) Al mismo tiempo, solía tener Rosalía con ella rasgos de impensada crueldad.
Este detalle pinta a la señora de Bringas, y da completa idea de su limitada
inteligencia, así como de su perversa educación moral, vicio histórico y castizo, pues no
lo anula, ni aun disimula, el barniz de urbanidad con que resplandecen, a la luz de las
relaciones superficiales, muchas personas de levita y mantilla.