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nuevo comienzo, después de la historia anterior:

La noche de luna llena era una ocasión especial. El cielo estaba despejado y la luna
brillaba con una luz dorada. El aire era fresco, refrescante y estaba lleno de una
sensación de tranquilidad. Había un silencio profundo que era interrumpido sólo por el
sonido de los grillos y los cantos de los pájaros.

Todo el paisaje se veía impresionante con la luz de la luna. Había árboles que se
extendían hasta el horizonte, cada uno de ellos con ramas que colgaban como brazos
extendidos. El césped estaba cubierto de una fina capa de escarcha, y el aire estaba
cargado con el dulce aroma de la hierba recién cortada.

En medio del paisaje, un lago se extendía hasta el horizonte, reflejando la luz de la


luna. Las olas eran suaves y se movían suavemente, como si estuvieran bailando. El
agua estaba tan clara que se podían ver los peces nadando bajo la superficie.

En un extremo del lago había una pequeña cabaña rodeada de árboles. Las luces de
la casa eran suaves y tenues, y su luz se extendía hasta la orilla del lago. Parecía una
escena de un cuento de hadas, y la luz de la luna hacía que todo pareciera aún más
mágico.

En la orilla del lago había una pequeña fogata. Las llamas bailaban al ritmo de la brisa
nocturna, y el calor de las brasas se sentía acogedor. Un par de estrellas fugaces
pasaron por encima de la luna, llenando el cielo con un destello fugaz.

No se escuchaba nada más que el sonido de la naturaleza. Ni una sola palabra era
pronunciada, y todos los presentes disfrutaban de la tranquilidad de la noche. Una
suave melodía se levantaba de entre la hierba, acompañando el canto de los grillos.

En la orilla del lago había un grupo de personas disfrutando de la belleza de la noche.


Estaban sentados alrededor de la fogata, mirando el cielo y hablando en voz baja.
Habían traído consigo una guitarra, y la música que tocaban se fundía con la
naturaleza que los rodeaba.

En la otra orilla del lago había una familia de ciervos. Estaban parados en la orilla,
mirando fijamente a la fogata. Parecían estar disfrutando de la música y de la luz de la
luna.
La noche era perfecta, y todos los presentes disfrutaban de la magia que la luna llena
traía a aquel lugar. La luz de la luna se reflejaba en el lago, y todos los presentes
estaban inmersos en aquel momento mágico. La noche de luna llena era un momento
que recordarían para siempre. Pero el protagonista de esta historia, en esta hermosa
noche de luna llena, no se encontraba ni mucho menos en una fogata bailando salsa.

Billy se encontraba metido en la cárcel.

Esta habitación de la cárcel es simplemente una celda sin ningún adorno. La pared es
de un gris pálido y parece estar sin alegría. La cama está hecha de madera y está
cubierta con una sábana gruesa y marrón. La silla es simple con un asiento de
plástico. El escritorio es una mesa de madera con un tablero de madera también
marrón. La ventana es una pequeña rendija con un marco de hierro. A través de la
rendija se puede ver la luna llena, que parece iluminar la habitación con una luz fría y
misteriosa. Esta habitación es triste y solitaria, pero hay una luz de esperanza que la
luna llena trae a su oscuridad.

El chico rubio es de unos 1,95 metros de altura, con una complexión ancha y atlética.
Tiene un cabello rubio ceniza y liso que le llega hasta los hombros, y sus ojos son de
un color azul intenso. Su piel es clara y suave, y tiene una sonrisa encantadora. Posee
una nariz recta y un mentón puntiagudo. Su look es moderno y casual con camisas de
colores vivos y pantalones vaqueros, aunque en esa celda, sólo vestía un uniforme
naranja.

<<¿Cómo habré acabado aquí? Desde luego, me la han jugado pero bien.>> Pensó
para sí Billy. Llevaba en esa misma celda ya dos meses, y su padre ni siquiera lo
sabía, encima era mayor y necesitaba ayuda para hacer sus hobbies, tales como
plantar en la huerta, o poner sus series favoritas en 3D, ya que la tecnología se le
hacía muy grande.

Billy no estaba solo, Guka es una energía poderosa y siempre presente, capaz de
tomar forma física. Es un espíritu antiguo y que proviene de las profundidades del
universo. Está vestido con una túnica negra y porta un yelmo negruzco con un par de
alas de cuervo a sus costados. Sus ojos blancos destellan con un brillo maléfico, y su
presencia siempre provoca miedo y angustia. Un halo de estrellas lo rodea
continuamente, permitiéndole liberar energía y controlar los elementos de la
naturaleza. Sus poderes incluyen la capacidad de manipular la electricidad, los
elementos del fuego, el aire, el agua y la tierra. Guka también puede crear escudos
defensivos y lanzar energías ofensivas. También tiene la habilidad de teletransportarse
a casi cualquier lugar que conozca.

—No entiendo qué pudo pasar..— dijo Guka, que tenía la habilidad de poder
comunicarse con su dueño, a pesar de que realmente no solía entablar conversación
con éste.

—Sí, yo tampoco entiendo quién pudo ser, algo se me escapa desde luego. — dijo
Billy. Pero el hecho de hablar solo en su celda, y la posibilidad de escuchar que tuvo el
guarda, derivó en sospechas.

—¿Bill? ¿Con quién mierdas hablas? Sé que estás tramando salir de aquí, y que
sepas, que te tenemos puesto el ojo encima, capullo. — dijo el guarda dándole golpes
a la verja.
—Es noche de luna llena, sólo me había llamado la atención eso, jefe. — dijo Billy
intentando relajar al guarda.

—Te ha llegado una carta, por cierto. —dijo el guarda arrugándola con sus manos
como cazos.

Billy la abrió, era lo que más temía en ese momento, era de su padre. Por esa regla de
tres, su padre se había dado cuenta de que estaba entre rejas, ya que sino no habría
mandado una carta a su cárcel, y a su nombre.

Querido Billy.

Ya hacía varias semanas que no pasabas por casa, ni para saludarme siquiera, investigué en los
periódicos de todos los quioscos de alrededor, hasta que dí con que detuvieron a un detective
famoso y muy prestigioso en el caso del palomo rojo, justo en el que me dijiste que estabas
metido. Hijo, he pasado por muchas cosas, he hecho cosas de las que me arrepiento, he luchado
por sobrevivir en la época más dura de nuestra raza, y ahora, no puedo siquiera labrar mi tierra
del patio trasero, ya que la edad me lo impide, mandame una carta porque no se si estás bien,
seguro que tu etarios cuida de tí. Espero verte pronto por casa, porque se va a pasar la
temporada de la sandía y patatas, y ya tengo las semillas compradas.

Un abrazo de tu querido padre, Billmon.

Billy dedicó varias horas a pensar, de qué manera podía ayudar a su querido padre.
Una idea brillante se le vino a la mente, por una vez, hacerse el culpable podía
suponer una ventaja, así que ejecutó su plan. Cogió papel y boli, y se puso a escribir
en su pequeño escritorio.

Querido padre:

Siento mucho que ahora mismo no pueda ayudarte con tus cosas, de todas maneras, ni se te
ocurra tocar o hacer algún agujero en la huerta de la parte de detrás del jardín, no sólo porque
podrías hacerte daño, sino por algo mucho más importante, supongo que tendrás curiosidad por
saber qué es, te lo contaré cuando salga.

Besos de tu hijo Billy.

En el preciso instante en el que la carta fué revisada por administraciòn, mandaron dos
patrullas con sus respectivas excavadoras a buscar qué había en ese huerto que tanto
le importaba a Billy, y que no podía decir por mensaje, ya que sabe que la policía
habrían revisando sus cartas.

Para sorpresa de la policía, no encontraron absolutamente nada, vacío, solo había


tierra, un colgante que había perdido el padre de Billy, y un hueso, probablemente del
antiguo dueño.

Esto desconcertó a los policías, y le preguntaron qué estaba ocultando Billy.

—Yo no oculto nada, desde el primer día he dicho que era inocente y lo sigo
manteniendo, solo he hecho lo que tenía que hacer. — dijo Billy con un toque de
arrogancia.

Cuando los policías se fueron de su habitación, volvió a coger papel y boli del cajón.

Querido Padre:
Espero que esa tierra esté bien removida por la policía y que obtengas una muy buena cosecha,
estoy ansioso de probar esa jugosa sandía. A pesar de que esté aquí metido, puedo ayudarte en
lo que necesites. Un abrazo.

Tu hijo Billy.

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