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Conclusión 5: El tema del mal

De la clase sobre el problema del mal, lo que más me impactó fue la idea de que
la existencia de Dios se fundamenta en el sufrimiento humano y que la fe surge
como respuesta a la vulnerabilidad. En los próximos párrafos, desarrollaré mi
perspectiva sobre estas ideas.

En primer lugar, el sufrimiento humano puede ser una fuente de búsqueda de


respuestas y consuelo espiritual, cuando las personas se enfrentan a situaciones
de dolor y sufrimiento, como la enfermedad, la pérdida o la adicción, a menudo
buscan una explicación más allá de lo terrenal. Es ahí donde la creencia en un ser
superior puede brindar consuelo y esperanza en tiempos difíciles, por ejemplo,
muchos artistas que luchan con la adicción han encontrado en la religión una
salida para superar sus problemas, volviéndose en muchos casos pastores y
fieles predicadores de la palabra de Dios.

En segundo lugar, hemos explorado cómo la vulnerabilidad puede llevar a las


personas a creer en Dios. La vulnerabilidad humana, ya sea física, emocional o
espiritual, crea un sentido de necesidad y dependencia, esta vulnerabilidad que
acompaña al sufrimiento nos confronta con nuestra propia finitud y fragilidad. Y
puede llevarnos a cuestionar nuestras creencias y valores, incentivándonos a
buscar respuestas en algo más grande que nosotros mismos. La fe en Dios puede
ser una fuente de fortaleza y significado en momentos difíciles, brindándonos la
esperanza de que hay algo más allá de esta vida.
Conclusión 6: La pregunta por Jesús de Nazaret
Esta temática, me llevo a reflexionar que la presencia de Dios puede percibirse a
través del sufrimiento, en este mismo sentido Dios, nos ofrece ayuda para salir
de estas situaciones, con todo esto se destaca la libertad del ser humano para
aceptar o rechazar la oferta de Dios. En este sentido, la fe se convierte en un acto
de elección consciente y reflexiva, moldeada por nuestras experiencias y
percepciones individuales.

Otro punto importante es la figura de Jesús, la cual cobra especial relevancia en


la cotidianidad, Jesús es un ejemplo de alguien que vivió en esta, compartiendo
las alegrías y los dolores de la gente común. En su mensaje, encontramos una
invitación a vivir el presente con plenitud, abrazando la incertidumbre y
aceptando la vulnerabilidad como parte de la condición humana.

En el presente, encontramos el mejor momento de nuestra existencia, ya que el


pasado ya ha sido vivido y el futuro es incierto. También se puede reflexionar sobre
la mejor versión de nosotros mismos, esta versión se encuentra en lo que aún no
hemos vivido, en las posibilidades y oportunidades que el futuro nos depara.
Reconociendo que lo mejor de nosotros no se encuentra en lo que ya somos, sino
en nuestro potencial de crecimiento y desarrollo personal.

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