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Columna: La poética de la Salsa

Título: Las Tumbas, la muerte en vida por Bobby Capó e Ismael Rivera
Texto:

La cárcel es lo más parecido a ese escenario mítico de la cultura judeo-cristiana llamado infierno.
Más allá de quiénes merecen o no estar privados de libertad, el encierro institucional pareciera no
cumplir con la expectativa para la que fue formulado: reeducar para la reinserción.

Es cierto que gran parte de los individuos confinados a estos espacios se constituyen en elementos
peligrosos para eso que definimos como sociedad. Pero, también se puede afirmar que la mayor
fábrica de delincuentes es la pobreza, producto de la modernidad capitalista.

Sabiendo que más del 98 por ciento de los “encanados” son gente de escasos recursos y que siendo
la libertad el bien más preciado por los reos, hay cosas que no puede ser cercenadas estando bajo el
cautiverio, como lo son el sentimiento y pensamiento:

De las Tumbas quiero irme


no sé cuándo pasará
las tumbas son pa' los muertos
y de muerto no tengo na.

Cuando yo saldré, de esta prisión


que me tortura, me tortura mi corazón
si sigo aquí, enloqueceré. ¡Suelta!

Y bien pudo el oriundo de Puerto Rico, el poeta Bobby Capó, resignificar las penurias de sus
coterráneos a través de la canción Las Tumbas, una obra maestra de la música caribeña. Esta pieza
fue interpretada magistralmente por el sonero mayor de la salsa, Ismael Rivera:

Ya las tumbas son crucifixión


monotonía, monotonía, cruel dolor
si sigo aquí, enloqueceré.

Ya que mira, pero ya las tumbas son crucifixión


monotonía, monotonía, mira cruel, dolor
si sigo aquí, enloqueceré. ¡Suelta!

Tanto “Maelo” como Bobby Capó, sabían de primera mano lo que se padece al estar preso. En el
caso del poeta y músico nacionalista nacido en la población de Coamo, según registra Lil
Rodríguez, este artista “laboró en la oficina de Puerto Rico en Nueva York, en la División de
Migración y posteriormente, en la Junta de Libertad bajo palabra. Sintió que era una forma de
colaborar con sus paisanos, que pasaban penurias y persecuciones”.

En el caso de Rivera, por estar en posesión de cocaína en 1962, fue arrestado y sentenciado a cinco
años de prisión (cumplió el 80% de la pena y luego fue dejado en libertad condicional), quizás, más
allá de traficar con estupefacientes, por ser un consumidor, y en su proceso judicial, de acuerdo a
cronistas de la época, más peso tuvo el racismo que imperaba en el mundo por parte de los gringos.

Así que la canción de Capó en la voz y único estilo del prodigio de Santurce, adquiere más
profundidad por haber sufrido la alienación estatal de los barrotes y le confiere su impronta
personal, esa que lo convierte en coautor del tema:
Dale pa'lante preso humilde
recoge, ya te dije que te vas
Maria títere parece que estás bien acostumbraito, ah
dale pa' la calle
te tenían bien mangao. ¡Suelta!

Un clásico de la salsa que podemos encontrar en el álbum o LP Soy feliz, bajo el sello de Vaya
Récord, editado en el año 1975, donde “el incomprendido” destila todo su sabor antillano para
deleite de los melómanos de corazón.

Ricardo Romero Romero

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