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La familia romana

Terminológicamente y en sentido estricto familia deriva de famulus, siervo, criado


doméstico, de donde familia equivaldría al número de siervos de una casa. Pero
con familia también se indica el caudal y bienes de la misma, la ascendencia,
descendencia y parentela, y por supuesto, el conjunto de personas que viven en
una casa bajo la potestad del dueño de ella. En este último sentido según Ulpiano,
llamamos familia en sentido propio (familia propio iure) a un grupo de personas
vinculadas entre ellas por el hecho de estar sometidas a la voluntad de uno solo,
el paterfamilias. Con un significado más amplio (familia communi iure) familia
indica el conjunto de todas aquellas personas que habrían estado sometidas a la
misma autoridad si el común paterfamilias no hubiese muerto.

Concepto de familia en Roma y en la actualidad

El concepto de la familia romana no coincide con nuestra noción actual de la


misma: en Roma, el lazo que une a las personas que pertenecen a la misma
familia es exclusivamente la sujeción a la potestad de un pater, en nuestros días,
la base de toda familia es normalmente el vínculo natural de consanguinidad o
parentesco de sangre (cognación).
Agnación y familia agnaticia

Precisando con más exactitud tales conceptos, se denomina agnación (adgnatio)


la relación que vincula a todas las personas que componen la familia, no sólo
entre ellas, sino también con relación al pater, a cuyo absoluto poder están
sometidas; y familia agnaticia (familia adgnatitia) es el grupo doméstico así
constituido. El vínculo agnaticio no se rompía con la muerte del paterfamilias, pues
en tal caso, la familia originaria se fraccionaba para formar varias familias menos
extensas e independientes, pero ligadas entre sí por la adgnatio, resultando así,
que la familia agnaticia comprende no sólo las personas que están, sino también
las que hubieran podido estar sujetas a la potestad de un mismo paterfamilias, si
éste no hubiese fallecido.

Son agnados, según Gayo, los parientes por línea masculina, esto es, los
parientes por parte del padre.

+ ¿Quiénes formaban la familia agnaticia?

Forman parte de la familia agnaticia:

a) La mujer que al casarse con el pater o con alguno de los varones sometidos a
su potestad, cumpliese el acto solemne de la conventio in manum.
b) Los hijos legítimos de ambos sexos y los descendientes legítimos de sus hijos y
nietos varones.

c) Las personas que el padre acoja en la familia mediante la adopción o la


arrogación.

d) Los hijos concebidos en vida del paterfamilias y nacidos tras su muerte


(póstumos).

+ ¿Quiénes eran excluidos de la familia agnaticia?

No formaban parte de la familia agnaticia la mujer del pater o la de sus


descendientes legítimos, cuando el matrimonio no se hubiese acompañado de
la conventio in manum; tampoco la integraban los emancipados ni los
descendientes por línea femenina (de hijas y nietas), que no guardan vínculo
agnaticia alguno con el grupo familiar al que pertenecían sus madres respectivas.

Desde este punto de vista, pater no significa padre en sentido biológico, sino más
bien "jefe"; y la procreación no es el vínculo exclusivo ni único que une a las
personas que pertenecen a una misma familia, sino más bien la sujeción a un jefe
común, el paterfamilias.

Tal estructura basada en vínculos agnaticios, un tanto superficial y arbitraria, creó


situaciones injustas, sobre todo en el campo del derecho de sucesiones, sufriendo
por ello profundas transformaciones, sobre todo durante los siglos IV y V d.C. Con
Justiniano, la antigua familia agnaticia desaparece casi completamente,
asumiendo características muy similares de aquéllas que hoy distinguen a la
familia moderna, basada fundamentalmente en vínculos de sangre (cognación).
- La cognación: parientes en línea recta o en línea colateral

Frente a la agnación que, como hemos visto, era un vínculo familiar puramente
jurídico e inherente a la estructura patriarcal de la familia romana fuertemente
jerarquizada (podríamos hablar de parentesco civil), la cognación (cognatio, del
verbo gigno = engendrar) es el vínculo o parentesco de sangre que existe entre
personas que, o bien descienden la una de la otra, o bien tienen un tronco común.
De ahí que podamos hablar de dos grupos de parientes: parientes en línea recta
(directa línea) y parientes en línea colateral (transversa línea). Los primeros son
aquéllos que han nacido unos de otros, y pueden contemplarse tanto en sentido
ascendente (padres, abuelos, bisabuelos, etc.), como en sentido descendente
(hijos, nietos, biznietos, etc.). Los parientes en línea colateral son aquéllos que, sin
descender directamente unos de otros, tienen no obstante un ascendiente o tronco
común (hermanos, tíos, sobrinos, primos, etc.)

+ Grados de parentesco

La mayor o menos proximidad del parentesco, tanto en línea directa como


colateral, se mide por grados, y cada grado equivale a una generación: tot sunt
gradus quot sunt generationes, es decir, tantos son los grados cuantas son las
generaciones.
En línea recta, para concretar el grado de parentesco, sólo habrá que subir hasta
el tronco común (línea recta ascendente) o bajar desde él (línea recta
descendente). Así, entre el hijo y su padre habrá un grado y entre el abuelo y su
nieto, dos.

Para establecer el grado de parentesco en la línea colateral, habrá que subir hasta
el tronco común y luego descender hasta el pariente del cual queremos determinar
el grado. Por ejemplo, si deseamos conocer el grado de parentesco que existe
entre dos hermanos, es preciso primero subir desde uno de ellos hasta el padre
(un grado) y luego bajar desde el padre hasta el otro hermano (dos grados),
resultando que los hermanos son entre sí parientes en segundo grado, que en la
línea colateral es el más próximo. Si se tratase de dos primos, A y B, hijos de dos
hermanos, C y D, hijos a su vez de X, habría que subir desde uno de ellos (A) al
ascendiente común, o sea el abuelo (X), contabilizándose dos grados, resultando
que A y B son entre sí parientes en cuarto grado. Tío y sobrino serían parientes en
tercer grado, pues desde el tío al ascendiente común (padre) hay sólo un grado, y
desde éste al sobrino hay dos. Y así sucesivamente. En nuestro Derecho la
cognación es la base de la sucesión intestada y de la tutela legítima.

- Afinidad

Afines son, según Modestino los cognados del marido y de la mujer (adfines sunt
viri et uxoris cognati), de donde podemos definir la afinidad (adfinitas) como el
vínculo que une a un cónyuge con los parientes consanguíneos del otro. Existe
afinidad, por ejemplo, entre uno de los cónyuges y los descendientes o
ascendientes del otro, o bien entre uno de los cónyuges y los parientes colaterales
del otro.

La afinidad tiene relevancia en cuanto puede ser impedimento para el matrimonio


o crear una obligación de alimentos.

Adquisición y pérdida de la patria potestad

+ Adquisición de la patria potestad

La patria potestad se adquiere de varios modos: por nacimiento, y por adopción.

. Adquisición de la patria potestad por nacimiento

Los hijos procreados en justas nupcias (hijos legítimos) entraban a formar parte de
la familia por causas naturales, y quedaban sometidos a la autoridad
del paterfamilias. La maternidad se demuestra obviamente por el hecho del parto
(mater semper certa est, dice Paulo en D. 2, 4, 5). En cuanto a la paternidad,
según Ulpiano se presumen procreados por el marido los hijos nacidos después
de los 182 días siguientes a la celebración del matrimonio y antes de los diez
meses a partir de la disolución del mismo (300 días). Desde luego, la presunción
es iuris tantum, esto es, admite prueba en contrario. Tal presunción de paternidad
e idénticos plazos son contemplados en los artículos 116 y 117 de nuestro Código
civil.

Los hijos habidos fuera del matrimonio, adquieren el título y condición de legítimos
mediante la legitimación, acto que reviste diversas formas, entre las cuales, la más
frecuente tiene lugar cuando el que tiene hijos de una unión ilegítima, contrae
posteriormente matrimonio legítimo (subsequens matrimonium). Nuestro Código
civil regula también la legitimación por subsiguiente matrimonio (artículos 119,
121, 125).

. Adquisición de la patria potestad por adopción

La adopción en general es la integración de un extraño como hijo en el seno de la


familia. Hay dos clases de adopción: la de una persona sui
iuris denominada adrogatio y la de una persona alieni iuris, que es la adopción
propiamente dicha (adoptio). Las explicamos enseguida.

a) La adrogación es el género de adopción más antiguo. Cuando


el paterfamilias adopta a una persona sui iuris , esto es, a otro paterfamilias, no
sólo se somete a su autoridad el adoptado, sino que toda su familia entra a formar
parte de aquélla del arrogante, el cual, aunque en un principio adquiría a título
universal todo el patrimonio del arrogado, en época justinianea sólo adquiere
el usufructo y la administración del mismo (C. 6, 61, 6).

Era un acto con graves consecuencias que sólo podía tener lugar previa
información del Colegio de los pontífices sobre la oportunidad de la arrogación. Si
la opinión era favorable se sometía al voto del pueblo reunido en los comicios, que
en última instancia era quien aprobaba la adrogatio. Tales formalidades entraron
en desuso hacia el final del siglo III d.C. y fueron reemplazadas por la decisión del
emperador que prestaba su autoridad (adrogatio per rescriptum principis).

b) La adopción en sentido estricto (adoptio) es menos antigua que la adrogación y


sus consecuencias son menos graves, pues no implicaba la absorción de una
familia por otra. Mediante ella, una persona alieni iuris deja su familia primitiva y
entra a formar parte de la familia del adoptante.

Antiguamente la adopción se operaba mediante un proceso fingido entre el


adoptante y el paterfamilias del que iba a ser adoptado, y ante la pasividad de
su paterfamilias que no se oponía en el juicio, el magistrado accedía a tal
pretensión, adjudicándoselo como filius al que así lo reclamaba. En consecuencia,
el paterfamilias a cuya autoridad estaba sometido el adoptado antes del fingido
proceso, perdía la patria potestas sobre el mismo, que se sometía a la patria
potestas del adoptante. Posteriormente se simplificó el procedimiento de adopción,
quedando consumada con una simple declaración concorde de las tres partes
interesadas ante el magistrado, esto es, adoptante y el padre de éste, de todo lo
cual quedaba efectiva constancia.

En época justinianea nuevos criterios inspiraron la adopción, según los cuales esta
tiende a constituir una relación análoga a aquélla que deriva de la procreación, y
en consecuencia Justiniano dispuso que el adoptante haya de tener al menos 18
años más que el adoptado. Que tales criterios son los mismos que informan
nuestro Derecho, lo demuestra el hecho que nuestro Código civil exige que el
adoptante tenga al menos 25 años, y en todo caso, catorce años más que el
adoptado (art. 175,1).

- Conventio in manum

Manus es un término técnico utilizado precisamente para indicar el poder del


marido sobre la mujer y conventio in manum es el acto en el que la mujer,
sometiéndose a dicho poder, entra a formar parte de la familia del marido,
desvinculándose de la familia de origen: si el marido era paterfamilias, la mujer
ocupaba en la misma familia el lugar de una hija (loco filiae); si el marido
era filiusfamilias, la mujer ocupaba el lugar de una nieta (loco neptis).
+ La conventio in manum no es una forma de matrimonio

La conventio in manum no es una forma de matrimonio, y aunque presume su


existencia, es un acto independiente encaminado, como vimos, a hacer entrar a la
mujer en un grupo agnaticio distinto de aquél al que pertenecía. La conventio in
manum, que según Gayo podía realizarse de tres formas distintas
(confarreatio, coemptio y usus), aunque todavía se menciona por los jurisconsultos
de principios del s. III d.C., cayó pronto en desuso y desapareció en derecho
justinianeo.

- La emancipación

La emancipación es el acto solemne por el que el paterfamilias (padre de familia),


renuncia a la patria potestad que tiene sobre su hijo y lo hace independientemente
(sui iuris o no sometido a la potestad de otro). Es, en definitiva, una causa de
extinción de la patria potestad o patria potestas. Antiguamente el procedimiento
para llevar a cabo la emancipación era muy complejo y se operaba a través de
una triple venta ficticia del hijo a un comprador simulado, el cual renunciaba otras
tantas veces al poder adquirido sobre el mismo. Con la tercera venta y
subsiguiente renuncia del comprador, el hijo quedaba libre de la potestad de su
padre: el número tres, en aquella lejana época en que estaba vigente tal
procedimiento, tenía connotaciones mágico-religiosas.
Justiniano suprimió las complejas y arcaicas formalidades de la antigua
emancipación, permitiendo al padre emancipar al hijo mediante una simple
declaración del juez competente, que así lo hacía constar, exigiéndose la
presencia y el consentimiento del hijo en el mismo acto. La emancipación es
también una de las causas de extinción de la patria potestad recogida en los
artículos 169 y 314 de nuestro Código Civil.

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