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De la esperanza, al terror, y hasta el compromiso: la lucha política indígena en San Pedro Necta,

Huehuetenango, 1944-2011

Dr. Nicholas Copeland


Profesor de Antropología Social
Universidad de Arkansas

Introducción
Esta historia analiza transformaciones en los pensamientos políticos, relaciones comunitarias y
la organización política de la población indígena del municipio de San Pedro Necta, Huehuetenango
de los años 40 hasta 2011. Además, este trabajo intenta poner eventos en San Pedro Necta en una
narración en relación a los procesos nacionales del país. Durante los eventos tumultuosos del siglo 20,
los Mayas han ganados victorias grandes en contra del racismo y el estado Guatemalteco y sus
estructuras neo-coloniales. También han sufridos terribles y trágicas derrotas. A lo largo de esta
historia, se han dado cambios irrevocables en el pensamiento social y político, la vida comunitaria y
económica, y sus formas de organizar y participar en la política. Estos cambios no son lineales o fijos,
sino en un proceso constante de cambio.
Uno de las cuestiones centrales de este trabajo es: como los Mayas Sampedranos respondieron
al movimiento guerrillero: como y porque algunos participaron y otros no, como cambió sus
pensamientos políticos, y como utilizaron los conceptos por sus propias luchas, y que les significaba el
fracaso del movimiento en el fuego de la violencia del estado por la política de hoy. Esta
representación es parcial, necesaria, y especialmente porque muchos eventos de este pasado no tan
distantes permanecen ocultos y misteriosos. Décadas de represión militar han hecho un encuentro
público con la historia local casi imposible. Un propósito de este trabajo es apoyar en esclarecer este
pasado, fomentar un dialogo mas abierto sobre las metas y estrategias del movimiento indígena local.
El pasado es un tejido que se hace en el presente, y que nos orienta hacia el futuro. Escribo con un
espíritu de esperanza por un futuro mejor por todos los Sampedranos.
Los datos por esta historia fueron recopilados por Nicholas Copeland, durante los años 2004-6
a través de entrevistas de historias orales con docenas de Sampedranos, Mames y Ladinos. La mayoría
de las entrevistas fueron conducidas en español, pero algunas fueron traducidas del Mam al castellano.
Les doy gracias por el aporte imprescindible del pueblo Sampedrano, y acepto responsabilidad
personalmente por todos los errores. Mi deseo es que esto documento provoca debates y
conversaciones sobre el pasado entre el pueblo, sobre cada etapa de la historia.

La comunidad maya
Después de la conquista, las comunidades fueron utilizadas por la iglesia para facilitar la
conversión religiosa, mientras la monarquía española las usaba para recolectar el tributo. También los
encomenderos usaban a las comunidades para organizar y aprovechar la explotación de la mano de
obra de las indígenas, algo que intensifico durante el periodo Liberal, con la construcción de la
economía de agro exportación. A pesar de todo, las comunidades Mayas siempre mantenían sus
propias formas de organización autónomas, y practicaban la agricultura de subsistencia, aunque en
tierras malas. La identificación comunitaria era muy fuerte, así que era basada en parentesco,
reciprocidad, idioma, costumbre, y experiencias compartidas de discriminación y violencia (Handy
1994, Watanabe 1992). Localmente, los Ladinos, quienes fueron formados por el estado Liberal como
una clase media durante los 1800s, también demandaban trabajo gratis y robaban muchas tierras de
familias indígenas. Debido a la explotación y la discriminación, estas comunidades eran cerradas y
sus miembros evitaban a los Ladinos, quienes eran mirados como opresores y explotadores.
Internamente, las comunidades elegían principales y nombraban a los hombres de la comunidad a
otros cargos para regular asuntos a través del conocimiento cultural (Brintnall 1979, Handy 1994,
Smith 1984, Watanabe 1992). En eses tiempos, la tierra se compartía comunalmente y los principales
ganaban prestigio a través de fiestas, una practica que prevenía la formación de clases diferentes

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dentro de las comunidades. Además existía una cofradía, cuyos miembros cuidaban a los santos. La
cofradía era dependiente de los alcaldes Ladinos del centro para hacer sus fiestas.

El trabajo forzoso y la ley de Ubico


Desde el tiempo Liberal de los 1800s, Guatemala ha sido uno de los países mas desiguales en
toda América Latina. Ancianos en San Pedro, hombres y mujeres, describen su juventud como un
tiempo de esclavitud cuando eran tratados “como animales”. En aquel día, el trabajo en las fincas era
forzado, por sueldos miserables en condiciones horribles. Comunidades enteras caminaban por tres
días, descalzados, con solo pinol para comer, a las fincas de banano y café en la costa en San Marcos.
Allá no ganaban suficientes para mantener su subsistencia, y el trabajo robaba tiempo de cuidar sus
propios terrenos. Muchos se enfermaban. Bajo de la dictadura de Jorge Ubico (1931-44), leyes de
vagancia y sistemas de la deuda los forzó a trabajar no solo en las haciendas costales pero también en
proyectos infraestructurales nacionales. Cada hombre indígena tenia que llevar consigo un libreto con
firmas de los caporales para comprobar que había cumplido el trabajo. Un trabajo fue construir la
autopista Interamericana. Muchas perecieron bajo las piedras cayendo y de parásitos en este trabajo
dificilísimo. Pocos Sampedranos indígenas creían que podían cambiar su situación, y los aldeanos
presentaban un rostro sirviente al mundo exterior. Muchos se escondían cuando era posible, para no
tener que participar en este trabajo odioso. En las fincas, existía la organización unionista, que había
ganando su inspiración, en parte, de la revolución Mexicana en 1910-1917 y sus corrientes del
nacionalismo. No se sabe exactamente como participaban los Sampedranos en esas organizaciones,
pero es casi cierto que algunos tomaron parte y que sus experiencias influyo su participación en los
cambios siguientes.

La revolución democrática y la reforma agraria


La ‘Revolución Democrática’ del 1944-54 transformo la vida en el altiplano de Guatemala
dramáticamente. José Arévalo, el primer presidente de la Revolución redujo el trabajo forzoso y
legalizo la organización de uniones de campesinos (Handy 1994). La nueva ley municipal permitió
que los partidos políticos, como el Partido Revolucionario entraran a los municipios, fomentando
debate sobre la política nacional. Arévalo mandó misiones ambulantes de cultura, grupos de
“maestros, estudiantes de medicina, representantes del ejército y del ministerio de agricultura” (Handy
1984, 703-4). Su misión era esparcir noticias de la revolución hasta las comunidades rurales y lejanas.
San Pedro, como el resto del altiplano, se encontraba dividido entre los apoyadores de la reforma
(primeramente indígenas) y los Ladinos de la clase finquera, quienes lo opusieron, diciendo que todas
las reformas eran “comunismo” y sintiendo temor que un levantamiento indígena arriesgaba sus vidas
(Handy 1994). Arévalo dijo que su meta no era comunismo, sino nacionalismo y la mejor inclusión de
la gente campesina en la vida nacional.
El mensaje de la reforma fue bien recibida por muchos Sampedranos indígenas, quienes nunca
habían sido tratados como ciudadanos con derechos. Muchos participaron entusiasmadamente en las
organizaciones de campesinos. Ahora, volvían a ser una fuerza política real. La importancia de los
gobiernos locales por implementar las políticas de la revolución obligó a los “partidos nacionales a
formarse alrededor de una variedad de confrontaciones locales para ganar adherentes” (1994, 58). Las
uniones y ligas campesinas representaban un límite al monopolio del poder Ladino en el municipio,
además una amenaza a su acceso a mano de obra barata. Los indígenas demandaban más respeto de
los Ladinos locales, más control de los municipios, y muy probablemente tierra de los finqueros.
También organizaron huelgas por mejores pagos y tratamiento. Uno de los líderes de las uniones en
San Pedro se llama Juan Vásquez. Las elecciones del 1948 fueron marcados por la violencia en la zona
rural, como el primer “enfrentamiento a elite local Ladino…por la primera vez en la historia” (Handy
1994, 58). Aunque estos procesos fueron históricos, las esperanzas por el cambio eran mas profundas
que la reforma legal, y los grupos de campesinos indígenas organizados empujaban el gobierno para ir
mas adelante, especialmente una reforma de tierras. Por ejemplo, Arévalo limitó el espacio político de
los campesinos, a un llamando el ejército para forzar trabajadores a ayudar con la cosecha de 1948.

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Estés procesos seguían adelante con la elección de Jacobo Arbenz a la presidencia en 1951,
con mucho apoyo local de los indígenas, ahora mas acostumbrados a la participación política. Jacobo
Arbenz continuó las políticas de Arévalo. Un Sampedrano anciano recordó estos eventos de una
manera contundentemente positiva:
Me acuerdo cuando José Arévalo dijo “aquí esta la democracia.” En las sesiones, todos los
hombres indígenas asistían en su kapishay. Los lideres hablaron de la ley democrática.
Estaban formando líderes comunitarias. Los Ladinos del pueblo eran muy anti-comunistas.
Juan José Arévalo termino con el trabajo forzado. La ley de Ubico ya se termino. Todos
nosotros fuimos a votar por Arévalo. Hubo una fiesta cuando entro (a la presidencia).
Dijimos todos: “Viva Juan Arévalo!” en esos días y nos llamaban “compañero”. También,
me acuerdo (Jacobo) Arbenz. El pago (en las fincas) subía a 50 centavos, después a 80 con
frijol y tortilla incluidos. Arbenz ordeno que un camión nos viniera a llevar a la costa. Nos
quitamos el mecapal. La gente estaba feliz porque ya no había molestia.
Arbenz, respondió a las demandas de las organizaciones de campesinas, pasó una ley de reforma
agraria en 1952, decreto 900, cuyo propósito era redistribuir tierras baldías de plantaciones grandes a
la gente quien no tenía tierra para cultivar. Esta reforma trabajaba a través de Comités Agrarias
Locales quienes denunciaron tierras que cabían en la ley. Arbenz insistía que la reforma no era
socialismo, sino un intento a construir una clase media de productores capitalistas. Aunque las fincas
de San Pedro eran demasiadas pequeñas para ser afectadas por la ley de reforma agraria, algunos
indígenas pasaban la ley e intentaron ocupar algunas. Pasaron procesos similares en municipios
cercanas, lo que daba mas miedo a los Ladinos, muchos de quienes vieron el proceso como anarquía
total y su peor pesadilla.
La Revolución, entonces, transformó la política local por introducir nuevas formas de
organización política, junto con nuevos conceptos de ciudadanía, y esperanza por un futuro mejor.
Handy argumenta que este periodo de movilización indígena local dio a las comunidades mas fuerza y
cohesión, pero también las nuevas organizaciones de campesinos representaban un desafío a los
principales y cofradías como la ultima autoridad en las comunidades. Todo esto se detuvo en 1954
cuando el CIA (la Agencia Central de Inteligencia) de los estados unidos fomentó un golpe del estado
contra Arbenz e instaló un nuevo gobierno militar. Este nuevo gobierno, encabezado por Castillo
Armas, hizo ilegales las uniones de campesinos, terminó la reforma de tierras, y suspendió la
democracia—todo en el nombre de proteger el país del comunismo. El mismo Sampedrano recordó
que:
Cuando Arbenz se fue, muchas personas fueron a cárcel, y también Juan Vásquez. Fui mayor,
como un alcalde auxiliar en aquel tiempo. Fuimos de noche para capturar gente, los lideres
en las aldeas. Llevamos cuerda para atarles de mano. No quisimos, pero fuimos obligados
como mayores. Hubo una cárcel en el centro, tamaño de una casa, llena de gente.
En esos tiempos, los mayores fueron obligados a donar su labor a los Ladinos en el municipio. Por un
lado, la gente indígena estaba feliz que ya no existía el trabajo forzoso en las fincas, pero por otro,
triste que tenían que resumir las relaciones de subordinación locales.

Conversión religiosa y visiones del desarrollo


Acción Católica (AC), un programa iniciado en 1948 y dirigido a reforzar la ortodoxia
Católica y a promover anti-comunismo, también promocionó modernización y formó líderes indígenas
(Warren 1979, Falla 1980). El Maryknoll, Padre Richard, llego en San Pedro en los años 50. El
condenó la costumbre y el alcohol en el nombre de avanzo indígena. Cuando el Padre Richard tomó el
control de la iglesia, algunos residentes no estaban felices, pero la mayoría aceptó la nueva autoridad
religiosa sin tanta protesta, como era el caso en otros municipios (como Santiago Chimaltenango). El
Padre Richard también seleccionaba jóvenes indígenas, solo hombres, para sacar cursos en la diócesis
en Huehuetenango. La iglesia enfatizaba la importancia del desarrollo, la educación, y capacidad para
la superación indígena. Todo esto fue presentado por la iglesia como una alternativa a costumbre. Uno
de estés jóvenes, Arturo Ramírez, el primer sacristán, encabezo una rebelión en contra de la costumbre

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y la cofradía (Brintnall 1979). El quemó 22 mesas que usaban los chamanes o sacerdotes Mayas por
sus ceremonias. Aunque estaban en contra del costrumbre, las iglesias, igual la Evangélica como la
Católica, promovían la idea que todos los humanos son iguales—indígenas y ladinos. Arturo Ramírez
ejemplifica la salida de la costumbre y el enfoque en el desarrollo. Mientras el luchaba contra de los
chamanes, recibía entrenamiento como promotor social con la Universidad Rafael Landivar, y también
promovía la nueva ciencia den la agricultura y de la producción por el mercado.
Ramírez y otros líderes indígenas aconsejaban a los indígenas que no fueron a las fincas para
trabajar. Un hombre acordó que Ramírez decía, “No debes matarte por el patrón. Aunque tengas solo
dos cuerdas, es mejor trabajar tu propia tierra”. Estos eventos disminuyeron la subordinación de la
comunidad indígena a los Ladinos del municipio, y eso provocó una reacción. Según un comentario,
un finquero Ladino del pueblo dijo a Ramírez “si no fuéramos amigos, te mataría, porque ahora me
hacen falta los mozos.” La idea del desarrollo pegó entre las comunidades. Relacionado con el
desarrollo fue la educación. En estés tiempos, los promotores bilingües del casco urbano promovían
escuelas en las aldeas, donde antes no existían. Una esposa de uno de los primeros promotores
acordaba que “en los primeros reuniones, la gente casi lo sacó con palos. No querían nada. Al final,
les convenció. No se dio por vencido. Y después, la gente le gustó. Hicieron un ranchito con palos y
pajas. Después, poco por poco, preguntaban al gobierno por ayuda”.
El desarrollo y conceptos de igualdad impulsaron nuevos intentos en el ámbito electoral.
Durante estés años, surgieron partidos reformistas como la Democracia Cristiana (DC), y el Partido
Revolucionario (PR). El Partido Revolucionario en estés años era mucho menos radical que antes. La
DC llamaba por la fundación de un gobierno basado en principios Cristianos y llamó por recursos para
el desarrollo de gente indígena, igual como los Ladinos. Locales, durante la dictadura. Nunca lograron
cambios mayores a nivel nacional, pero estos partidos abrieron espacios importantes por la política
étnica local. Un ejemplo de esto fue cuando Pedro Morales, uno de los primeros evangélicos, ganó las
elecciones locales en 1966 con el Partido Revolucionario. No tenia mucho poder, y mucha gente
indígena le culpan por “tomar el lado de los ladinos” e imponer multas en las comunidades, pero
todavía su elección representaba un avance para la población indígena.
El desarrollo y los ideales de igualdad fomentaron un enfrentamiento por la gente indígena al
monopolio de poder Ladino en el municipio. Otra muestra del impacto de los conceptos de desarrollo
y de igualdad fue cuando algunos lideres indígenas, entre ellos Francisco Domingo, Francisco
Ramírez (de la aldea Guachipilín, Pedro Morales, entre otros, cuestionaron la práctica del trabajo de
los mayores. Ellos preguntaron ¿porque los mayores siempre tenían que ser indígenas? Al final, esta
tradición racista paró.
Los horizontes del activismo indígena en San Pedro se expandieron en los 70. Después del
1968, los programas de AC se combinaron con la teología de liberación, un movimiento basado en el
nuevo testimonio que vio la pobreza y la represión política como pecados y que se enfocaba en
trabajar con la gente pobre para lograr la justicia social (Falla 1980). Otro Maryknoll, Padre José Tol
llegó en 1970. El comenzó a trabajo intensamente con la formación de catequistas y siguió con el
énfasis en el desarrollo. Padre Tol fundo la cooperativa Santa Teresita, cual fue parte de la Federación
Nacional de Cooperativas de Ahorro y Crédito (FENACOAC). Muchos indígenas con interés en
desarrollo y superación participaron. La cooperativa introdujo nuevas técnicas agrarias, como
fertilizantes químicos y producción por el mercado y permitía que los asociados compraran en
cantidad para ahorrar dinero. El movimiento cooperativista era autónomo y era un espacio donde
existía un discurso alternativo al gobierno militar. Estaba aliado con el partido Democracia Cristiana y
describía su misión como quitar la pobreza y la desigualdad. También, hablaban de la necesidad de
una reforma agraria. En este tiempo, el estado formo BANDESA (ahora BANRURAL) para dar
acceso a crédito a pequeños productores. La cooperativa era uno de los únicos lugares donde Ladinos
e indígenas trabajaban juntos por una meta común.
Los procesos del desarrollo seguían en intentos a cambiar relaciones inter-étnicas jerárquicas.
En 1974, Ramírez ganó las elecciones locales con el partido centro-izquierdista Frente de Oposición
Nacional pero los Ladinos locales lo previnieron de entrar en el poder. El candidato de presidente de

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este partido era Efraín Ríos Montt, un Huehueteco quien había sido ministro de defensa durante el
periodo del Presidente Arana Osorio (1970-1974). Ríos Montt gano las elecciones, pero también fue
prohibido de tomar poder, y fue nombrado embajador de España. Los Ladinos locales, enojados con
Padre Tol por su apoyo a la política de los indígenas, lo sacaron del pueblo después de las elecciones
de 1974. Mas allá que la política electoral, los hermanos García—Jacinto, un sastre, y Alfonso, un
maestro—quienes también eran participantes en AC—comenzó un movimiento para reclamar tierra
comunal en el Llano del alcalde quien lo quería vender.

Viene la revolución
La política en San Pedro entre 1975 hasta el 1983 no se puede entender fuera del contexto de
la lucha guerrillera. El Ejercito Guerrillero de los Pobres (EGP) llegó en Huehuetenango y Quiche en
1972 y comenzó un proceso de concientización y organización entre los Ixiles en la remota selva Ixcán
remota. Tenían charlas clandestinas con colonos de esa región, y les prometían reforma agraria,
democracia, y victoria a través de la lucha armada. Como noticia de la revolución circulaba en el
altiplano, la guerrilla reclutaba combatientes y preparaba las comunidades para la guerra. En
Huehuetenango, enfocaron sus esfuerzas en los municipios de Colotenango y Ixtahuacán con mucho
éxito (Kobrak 2003). La guerrilla encontró una población indígena ya luchando por espacios políticos
locales contra la discriminación.
Militantes del EGO fueron bien recibidos por muchos líderes indígenas y catequistas en San
Pedro, y eventualmente logró el apoyo tácito de los Maryknoll. Muchos Sampedranos fueron
receptivos al mensaje de la guerrilla, especialmente los participantes de AC quien lo percibía similar a
sus creencias religiosas. Un hombre de 60 años dijo que se unió con la guerrilla porque lo miro como
una continuación de la “lucha de los pobres” de que su padre le hablaba. Muchos veía los metas
revolucionarios como parte de sus propias luchas contra del racismo Ladino. Muchos aldeanos
trabajaba clandestinamente como mensajeros y “ojos”, excavaban buzones, y daba comida y posada a
los combatientes. Poco después del EGP llegó la Organización Revolucionaria del Pueblo en Armas
(ORPA), un grupo mas enfocado en operaciones militares que la concientización. Aunque es
imposible determinar exactamente niveles de participación o involucramiento, y todavía peligros a
implicar a personas particulares, mas de la mitad de las aldeas eran organizadas, por lo menos en parte,
y que muchas eran organizadas casi completamente. Por el año 1980, la zona finquera entera era como
“territorio libre” donde la guerrilla operaba abiertamente. El apoyo era mas fuerte entre Católicos
modernistas, pero muchos evangélicos y tradicionales también se juntaron. Muchos también se
unieron con el Comité Unidad Campesina (CUC), una organización dirigida por indígenas con enlaces
a la guerrilla. Mis datos sugieren un nivel de apoyo espontaneo y practico para la guerrilla mas que
típicamente es asumido por haber existido. Un líder de la ORPA se acuerda de pedir consejos del ex-
alcalde indígena, Pedro Morales, sobre la guerrilla:
Miren Srs. Queremos hablar con Uds. Son grandes, macizos. Queremos salir adelante de una
forma legal para nosotros. Es ilegal para ellos gobernando ahora. ¿Cual es la forma?
Nosotros queremos hermanos. [Pedro Morales] “No van a poder. Ya pasó una etapa de eso.
Lo hicimos. Pero no ganamos. Ellos nos aconsejaron que era imposible. Por la razón que ya
habían pasado. Lo quisieron, lo comprobamos. Los van a hacer a secuestrar a algunos de
Uds. 100% cierto. Aquí en San Pedro Necta todavía no saben. Son ignorantes. Quieren volar,
pero va a ser difícil. Pero ya estamos adelantados. Van a ser secuestrados. Va haber guerra.
Como indican los comentarios de Pedro Morales, a pesar de tanto apoyo para la guerrilla, las
respuestas de los Sampedranos al movimiento revolucionario fueron ambivalentes. Muchos opusieron
el uso de la violencia y temía de las consecuencias. Algunos Evangélicos cito a la Biblia en contra de
la revolución, especialmente Romanos 13:1, que dice “los poderes que existen son ordenados por
Dios”. Aun muchos aldeanos quienes les gustó la meta de la guerrilla no les gustó su uso de amenazas
y violencia para callar a los detractores. Además, comisionados militares indígenas, aldeanas quienes
espíaban para el ejército y lo representaba en sus comunidades, y las contratistas, tomo el lado del
ejército, así como algunos indígenas quienes tenían más tierras y preocupaba que la guerrilla les

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quitaran sus tierras. También no les gustaba su destrucción de puestos de luz eléctrica y puentes.
Tampoco les gustó sus jerarquías étnicas.
Por otra parte puede ser que los máximos lideres—son ladinos también—pensaron “que
mueren una parte [de los indígenas] y ni modos. Puede ser que ellos estaban poniendo el
clavo. Porque supimos a la ultima hora que un comandante mandaba dinero a un subteniente.
El subcomandante dice que cuando el daba los zapatos y los uniformes el tenia que pasar los
15 días las botas para que se los entrega a un militante. Entonces ¿como es posible?
Por eso. Existe egoísmo. Pero nosotros estamos estudiamos la verdad y la igualdad. Pero allí
estábamos viendo esa desigualdad. ¿Como es que el subteniente que se le va a poner su
zapatos unos 20 días, 15 días para que las de?
Mas arriba, entonces, hay problemas.
Por eso fracasó la guerra aquí. Si no fuera diferente. Nunca va a haber una cosa sana.
Jamás de los jamáses. Cada cabeza es un mundo. No podemos hacer una sola.
Hay quienes siempre quieren ser más grandes que el otro.
Y en el dinero también, cuando mandaban dinero.
Los comandantes ellos agarraban el dinero. Según decía “no hay dinero” Unos Decían “No
hay dinero.” Hable con un suizo, estaba con nosotros. “Mira comandantes. Que vamos hacer
con el dinero que viene?”[El Comandante:] “El dinero se están invirtiendo en las armas, en
los uniformes.” Para mi no era real. Porque nosotros aquí estamos cooperando. Estamos
aquí estamos poniendo un grano de arena del diario. Porque de mi viene la primera parte.
Una persona entregada 100% dando frijol, maíz, cursos a los simpatizantes que vienen a mi.
Como es posible que no hay dinero? Si hay dinero, porque no me dan a mi por un kilo de
azúcar? Si hay dinero allá, entonces de aquí debe estar también. Es que solamente se hizo la
guerra. Así concluíamos con ellos. El decía que no había dinero.
Competencia entre el EGP y la ORPA también reducía el entusiasmo de los indígenas. Un líder
acordaba de su frustración que: “Había competición entre ellos también, por eso nos daba dudas sobre
decidir con que grupo irnos. Si ellos están peleando entre si, no nos sentimos seguros con ellos.
Nosotros apoyamos, pero aparte.” Seguramente, el espacio entre involucramiento y no
involucramiento era borroso.
A pesar de esas contradicciones, la presencia de la guerrilla transformó creencias sobre el
poder y la agencia. Historiador Greg Grandin (2004) argumenta que los movimientos democráticos del
siglo 20 en América Latina “hizo posible para muchos experimentar el mundo no en su presente
ilusoriamente estática, pero como fluido, como susceptible a cambio a través de acción.” El identifica
un “individualismo insurgente, con raíces profundas en las instituciones y experiencias de las políticas
radicales de masa. En su perspectiva:
Democracia [en América Latina] del medio siglo 20 ofrecía un esfera en la cual la
individualidad y la solidaridad podía ser imaginado como existencia en una relación
mutuamente sostenible a través de la política colectiva dirigida al estado para exigir la justicia
(Grandin p. 196).
Este pasaje captura el espíritu del San Pedro, donde la organización revolucionaria fue fortalecida por
un liderazgo indígena modernizante cuyas reputaciones individuales fueron forjadas en las luchas
colectivas por el empoderamiento. El hecho que la revolución aumentó concepciones de la agencia y
dio energía a las luchas locales fue evidente en la intensificación de la lucha por las tierras comunales
dirigida por los hermanos García.
Además, estos procesos aumentaban su sentido de poder de hacer cambios en el mundo
político y contundentemente alteró percepciones locales de la viabilidad de las elecciones. Aunque el
indígena Pedro Morales había sido un alcalde indígena en los 60s, desde 1954, partidos políticos
nacionales fueron relevantes para los activistas indígenas primeramente por sus efectos en la política
étnica local, y no por su habilidad de producir reformas nacionales. En 1978, por primera vez desde
Arbenz, las luchas locales y nacionales se convirtieron en la política electoral. La mayoría de
Sampedranos indígenas apoyaba con

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la campana política de Manuel Colom Argueta, el popular ex alcalde de Guatemala, quien fundó el
Frente Unión Revolucionario (FUR) y era un defensor de los derechos laborales y la reforma agraria.
El candidato por alcalde del FUR en San Pedro fue Jacinto García, cuya campaña se enfocaba
públicamente en la recuperación de las tierras comunales, pero también tenía significativos
revolucionarios. Pero toda la esperanza invertida en estos candidatos reformistas desintegró con el
asesinato de Colom Argueta justo antes de las elecciones. El FUR se colapso; Jacinto García se retiro;
y General Romeo Lucas García ganó las elecciones nacionales fraudulentas.
Por, 1980, la violencia de las escuadrones de la muerte desatados por Lucas empujo a
muchas comunidades indecisas a las guerrillas por su defensa. Fueron algunos hechos principales de la
guerrilla en San Pedro, incluso una balacera en el mercado que dejo muertos a tres guerrilleros.
Además, la guerrilla ejecutó un finquero en Isnul, y quemaron el edificio municipal. A través de la
radio, noticias, y rumores, Sampedranos escucharon de los ataques de la guerrilla al ejército y a los
otros finqueros. El apoyo por la guerrilla parecía fuerte y el gobierno se miraba a punto de caerse.

Violencia y militarización
El general Ríos Montt tomo poder por un golpe de estado en Marzo 1982, proclamó amnistía
para los apoyadores de la guerrilla y comenzó una campana de “tierra arrasada” contra ellas. Aunque
juró que los Mayas buenos serian prescindidos, en practica, aldeas enteras fueron blancos por las
masacres crueles que no hicieron distinción alguna entre civiles y combatientes (Falla 1992, REHMI
1998, CEH 1999). El ejercito cometió docenas de masacres en Huehuetenango entre 1982-83,
matando y desplazando a miles de habitantes, en su gran mayoría indígenas. Adicionalmente, Ríos
Montt mando que todos los aldeanos entre las edades de 16-60 se unieran con los Patrulleros de
Autodefensa Civil (PAC). Los que rechazaron fueron mojados con agua fría, golpeados, o
encarcelados en calabozos comunitarios. Algunos fueron torturados y matados. Patrullas de 24 horas
aumentó el control del ejercito, imprimió miedo hasta en los contextos, minutos de la vida diaria, y
arrastró la población civil mas al fondo en el conflicto (Smith 1990). También, el ejército estableció
destacamentos permanentes en cada municipio del altiplano y continuó su reino de terror.
Las comisiones de verdad documentan varias masacres, ejecuciones extrajudiciales, y casos de
tortura y violación en San Pedro—todo comenzando pronto después la toma de poder del Ríos Montt.
La Comisión para el Esclaramiento Historico (CEH), Tomo IV. Consecuencia y Efectos de la
Violencia, (UNOPS, 1999). Casos 5322, 5052, 5527 describen eventos en San Pedro. Muchos
Sampedranos creen, y la pauta de la violencia sugiere, que algunos Ladinos denunciaron a líderes
indígenas como guerrilleros, sin pruebas con el ejército, sin saber por seguro si eran con la guerrilla o
no. Secuestraron a Natividad Ramírez, la torturaron, la mataron y quemaron su cuerpo, y la ahorco su
cuerpo mutilado debajo del puente en Che’miche. La viuda de Alfonso García, Marina, describe que
paso a su esposo y su hermano debido a su lucha por la tierra comunal:
Mira como esta tierra sirve ahora, esta el basurero, el instituto también. Ojala que Alfonso
pudiera ver ahora, estaría orgulloso.
Pero los Ladinos se enojaron con Alfonso y Jacinto. Fueron a la zona después a
denunciarlos de guerrilleros. Vinieron los soldados a secuestrarlos, y los llevaron al
destacamento aquí abajo. Sabíamos donde estaban, y escuchábamos los gritos. Los
torturaron, le arrancaron su cabeza, cortaron su lengua, y cortaron pedazos de sus brazos.
Querían mas nombres de personas en la organización. Estaba viva todavía cuando salieron
en el carro, vimos los chorros de sangre que salían. Lo tiraron en el rio Selegua abajo.
Fuimos a buscar, pero no encontramos su cuerpo. Solo encontramos su pulgar y su camisa.
Eso fue muy duro. Sufrimos mucho.
El soldado quien mato a Alfonso busco una esposa de aquí. Se casaron y vivieron en frente
de nosotros. Mis hijos querían matarlo, pero no les deje.
Después, el ejército empezó a agarrar gente pareja, sacándolos de las aldeas y
llevándolos a la zona. Torturaron y mataron muchos, sin saber si estaban con la guerrilla o
no. Yo misma fui directo a la capital para decir que estaba pasando aquí, que el ejército

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estaba agarrando parejo, sin pruebas. Después mandaron un comandante, el vino en
helicóptero aquí. Después se calmo un poco.
Después del asesinato de los hermanos García, Arturo Ramírez y Francisco Domingo fueron
desaparecidos forzadamente. Muchos otros asesinatos y violaciones de los derechos humanos pasaron
que nunca fueron reportados en las comisiones de la verdad. El ejército forzó a vecinos quienes tenían
picops a llevar a los cuerpos al rio abajo el pueblo y tirarlos allá. Aunque la violencia fue horrible,
varios Sampedranos me contaron que se sentían aliviados por haberse evitado peores atrocidades
sufridas en otros municipios cercanos. En esos tiempos, casi todos los Sampedranos odiaban y temían
al Ríos Montt, culpándolo por la violencia y también por establecer los PAC, lo que inicialmente fue
visto como una imposición intolerable.
La violencia del estado reemplazó con terror la emoción que tenían los Sampedranos sobre el
poder hacer un futuro nuevamente. Una mujer indígena, quien según los rumores era una guerrillera,
dijo “la guerrilla dijo algo bonito, que iban a luchar por los pobres. Pero ¿donde? ¿Como? ¿Que
paso? El ejercito vino a matar y [la guerrilla] no podía defender a las aldeas.” Después de la
formación de las PAC, simpatizantes con la guerrilla se decepcionaron y pronto negaron sus alianzas
previas. Vecinos se adhirieron en silencio. Algunos seguían simpatizando con las guerrillas mientras
otras tomaron el lado del ejército. Las comunidades se unieron en silencio para defenderse. Todos
fueron cómplices con el ejército ahora. El ejército comenzó un proceso de reeducación ideológica.
Decían que la guerrilla los había puesto en peligro, que la revolución fue una babosada y que la
guerrilla nunca tuvo un chance de derrotar el ejército, y que las guerrillas no tenían respaldo en las
aldeas, y que los que fueron matados lo merecían. También advertían que hablar de la democracia y
los derechos humanos traerían “consecuencias”. La “verdad oficial” impuesto por el ejercito saturaba
el discurso publico tanto como el privado.

Democracia, paz, y multiculturalismo


Entre 1983-84, el ejército cambió su discurso un poco, y comenzó a criticar a su propia
violencia como excesiva, y a promover el desarrollo comunitario, aunque todavía criticando a la
guerrilla fuertemente por “traer la violencia”. El objetivo estratégico era producir una “Maya
permitida” quien fue anti-guerrilla, pro-ejercito, y nacionalista (Schirmer 1998). En San Pedro,
organizaciones políticas surgieron de las aldeas en los 80s con el gol moderado de elegir un alcalde
indígena. Los lideres aldeanas también utilizo la infraestructura de los PAC para unir los vecinos
quienes ambos pro- y contra la guerrilla para obtener proyectos de desarrollo. A pesar de su oposición
al control y la violencia militar, muchas comunidades comenzaron a apreciar la unidad que los
patrulleros traían a las aldeas. Un líder de la patrulla de su aldea describió la situación así: “cuando
hubo una reunión, todos venían, inmediatamente. Éramos unidos en esos días, trabajando por la
comunidad.”
En el contexto de críticas internacionales y una economía débil, Guatemala ratificó una
constitución democrática en 1985, y tuvo elecciones libres en 1986. La política local subió de
importancia en 1988, cuando el alcalde comenzó a administrar fondos para el desarrollo generados
por la descentralización del 8% del presupuesto estatal. En los últimos años de los 80, el conservador
oligárquica Partido Avanzo Nacional (PAN) ofreció posiciones electorales a lideres indígenas con la
condición que sus organizaciones evitaron alianzas con movimientos sociales, como CUC. En su
trabajo sobre el municipio de Chupol en Quiche, antropóloga Carlota McAllister (2003) argumenta
que la violencia contrainsurgente puso a los Chupolenses, quienes eran apoyadores de la guerrilla, en
una posición difícil. Por un lado, pelear por sus derechos que pensaban que merecían como “buena
gente” garantizó la violencia del ejército, tuvieron que limitar su política al nivel comunitario, y
proseguía la política étnica y comunitaria en lugar de una política revolucionaria (McAllister 2003).
De la misma manera, Sampedranos indígenas, aunque profundamente influidos por la guerrilla,
optaron por proseguir una política local y étnica a través del estado y los partidos conservadores.
Negaban públicamente su deseo por una política radical y nacional.
Como en otros municipios rurales en Guatemala, la incorporación de candidatos indígenas en

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la política partidaria cambió el balance de poder municipal a favor de los indígenas. Pero eso no fue
fácil. En 1986, candidatos Ladinos hicieron una campana negra en contra de Pedro Ramírez, el primer
candidato indígena para alcalde después de la violencia, denunciándolo como guerrillero. Tras de
perder las elecciones de 1991, el maestro indígena Natanael Aguilar, representando el centro derecho
Movimiento de Acción y Solidaridad (MAS), gano en 1993 con una campaña de dirigir recursos para
el desarrollo del centro Ladino a las aldeas. El hecho que Natanael Aguilar tenía estudios avanzados
también ayudó a su campaña, porque ya los Ladinos no podían decir que a los indígenas faltaban la
capacidad de gobernar. Ahora los indígenas dicen que, para ser alcalde, uno tiene que ser bilingüe, lo
que constituye una redefinición del concepto de capacidad. Desde la elección de Natanael Aguilar,
solo indígenas han ocupado la municipalidad, mostrando una preferencia clara por los indígenas en la
población sampedrana.
Los acuerdos de paz, firmados en 1996, puso al fin a la guerra, disolvió el PAC, cerró los
destacamentos militares, reconoció derechos indígenas, estableció una comisión de verdad, prometió
fondos para la redistribución de tierras y el desarrollo, dejó el ejercito bajo de control del gobierno
civil, y legalizó los partidos izquierdistas y los movimientos sociales. Dos comisiones de verdad, uno
del Naciones Unidas y el otro por la iglesia Católica, promovieron una perspectiva critica sobre la
sociedad Guatemalteca, subrayando la historia de represión política, desigualdad, y exclusión racial
que resultaron en la revolución y la represión. También detallaron como la contrainsurgencia fue
aumentado por el racismo, y concluyeron que el ejército había cometido genocidio. Casi todos los
Sampedranos indígenas dicen que la vida es “mucho mejor” después de los acuerdos, atribuyendo su
alivio a la paz, derechos humanos, el fin de los patrulleros, y nuevos proyectos del desarrollo. En este
tiempo, había esperanza por un cambio democrático en San Pedro, y en Guatemala también.
Al reconocerlos como sujetos legales con derechos culturales, los acuerdos de paz también
dieron fuerza a una revalorización de la cultura Maya a nivel nacional (Cot’ji 1997; Bastos y Camus
1996, 2003). Los Pan Mayistas se enfocan en recuperar la cultura Maya en todos sus aspectos, donde
hubo énfasis especial a los idiomas Mayas y la educación bilingüe. En lugar de pensar que ser
indígena era un negativa, ahora existía un orgullo de ser parte de una cultura anciana. Un ejemplo es
de esto es que muchos sampedranos, como pasaba en muchos lugares en el altiplano, empezaron a
identificarse como “Mayas” o “indígenas”, y daban nombres Mayas a sus hijos. Además los acuerdos
reconocieron los derechos de mujeres, una idea que ya ha pegado mucho en las comunidades Mayas.
Pero muchos problemas permanecían. Aunque fue un avance histórico, los acuerdos no
solucionaron el problema de tierras, dieron impunidad general a muchos criminales de la guerra,
aumento de la corrupción y la delincuencia, entre otras limitaciones. Además, no fueron
implementados en su mayor parte. La Pobreza persistente complica la devastación de la guerra, la
existencia de poderes paralelos y organizaciones criminales dentro del estado, y una institucionalidad
débil fueron las condiciones que promovieron la formación de maras y criminalidad. Asaltes y
homicidio volvió mas frecuentes en San Pedro, como en el resto de la región. Narcotráfico y
narcoviolencia también han aumentados. Adicionalmente, acuerdos de tratado libre comercio han
aprobado una ola de concesiones mineras que amenazan el medio ambiente y que no son populares.
Violencia política del estado y de grupos privados siguen dirigiendo sus ataques selectivamente contra
de grupos cuyos actividades y discursos enfrentan el poder del estado o corporaciones. En 1998,
Arzobispo Juan Gerardi fue asesinado a golpes solo días después de entregar Nunca Mas! la comisión
de verdad organizado por la iglesia Católica. Izquierdistas, sindicalistas, activistas por la tierra, el
movimiento anti-minera, maestros organizados, integrantes de organizaciones Mayistas radicales, y
grupos involucrados en el trabajo de memoria pública son amenazados con frecuencia. En 2004, el
gobierno de Berger desplazó violentamente campesinos indígenas ocupando la finca Nueva Linda. En
2005, la Policía Nacional Civil atacó a manifestantes contra el Tratado de Libre Comercio en todo el
país, incluso matando gente protestando en Colotenango. Álvaro Colom sigue utilizando violencia por
desalojos. El régimen de Colom también ha ignorado los resultados de las consultas comunitarias
requeridos por el tratado de la Organización de la Labor Internacional sobre políticas que afectan el
medio ambiente. Muestras del poder y voluntad del estado a matar a sujetos revoltosos—una categoría

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que a menudo equipara a campesinos, maestros organizados, organización de maras, criminales, y
narcotraficantes—llena los medios de comunicación a la par de reportajes que describen el
involucramiento del estado con el crimen organizado, narcotráfico y paramilitares.

Políticas después de los acuerdos de paz


Procesos electorales
José Antulio Morales quitó control de la organización de Natanael Aguilar y ganó las
elecciones locales en 1995 y otra vez en 1999. Su turno (1996-2003), coincidió con la ola de proyectos
de desarrollo los cuales vinieron del gobierno, de otros países, y de varios ONG’s. La ley de
descentralización dio a los alcaldes mucho poder en administrar fondos. Durante dos turnos con el
Partido Avanzado Nacional, PAN, Antulio Morales logró una reputación como un político astuto y
como una persona que podría traer los proyectos del desarrollo. También, había montado una fortuna
pequeña. Mientras muchos lo miraban como el líder legitimo del movimiento indígena local, era muy
criticada por ser corrupto, aun por algunos amigos. En 2003, Antulio Morales se unió con el partido
indígena progresivo el Centro de Acción Social (CASA), dirigido por Rigoberto Quemé, el ex alcalde
indígena de Quetzaltenango. Morales le gustó a CASA porque era un partido indígena y también
porque le dieron un lugar en su listado de candidatos por diputado. Cuando Quemé se retiró de la
campaña, CASA se disolvió y Morales y sus seguidores se unieron con la Alternativa Nueva Nación
(ANN), un partido izquierdista aliado anteriormente con CASA.
La política partidaria después de los acuerdos de paz es muy mal vista, y por muchas razones.
Es sinónima con engaño, divisionismo, corrupción, e interés personal. Sin embargo, todas las
comunidades y muchos particulares se sienten obligadas a participar para lograr proyectos y otras
necesidades. El divisionismo tiene sus raíces en el hecho de que, para ganar las elecciones, la mayoría
de candidatos por alcalde hacen promesas a desarrollo a todas las comunidades. Pero al momento de
llegar en el poder, no hay presupuesto suficiente para cumplir con todas las promesas. Muchos culpan
a los alcaldes personalmente por sus mentiras. Pero, aunque quisieron cumplir no hay suficiente dinero
en el presupuesto para satisfacer todas las necesidades, mucho menos cumplir las promesas. Es casi
imposible caer bien con toda la gente. Así entra el favoritismo, lo que trae mucho enojo y sentidos de
engaño por las personas y comunidades que no fueron tomados en cuenta. Normalmente, enfoquen los
proyectos en comunidades y personas quienes ayudaron más con las campañas, pensando en sus
estrategias de ser reelectos. Muchas veces, ni alcanzan proyectos por todos los apoyadores.
Normalmente, el favoritismo hace que los proyectos no llegan a las comunidades más necesitadas, ni a
la gente mas necesitada dentro de las comunidades. Además de ser injusto, el favoritismo, tiene dos
filos por los practicantes. Por un lado, ayuda con la reelección porque puede complacer un grupo de
seguidores claves. Por el otro, fomenta divisiones y grupos de comunidades excluidos quienes se
sientan que tendrán que afiliarse con otros partidos para obtener proyectos. Entonces, existe un ciclo
de divisionismo. Ahora todos los partidos dicen que no van a prometer el divisionismo, y que van a
dar proyectos según la decisión del COMUDE, pero todavía hacen promesas a particulares.
Hay muchas oportunidades por corrupción. Auditoria pública existe, pero no cumple su
trabajo y es politizada, no independiente. La facilidad de sacar dinero del municipio ha impulsado una
competencia, cada cuatro años, por ser alcalde. Existen muchos partidos. En 2003 y 2007, eran más
que 11. En 2011, hay 7 o 8. Aunque hacer una campaña exitosa típicamente cuesta unos cientos de
miles de quetzales, y el sueldo de ser alcalde es solo 10mil quetzales mensual, las oportunidades por
ganar dinero allí hace que sea una buena inversión. Además es difícil no ser corrupto, porque las
mismas empresas de constructores lo promueven. Los COMUDES, Consejos Municipales del
Desarrollo, creados por disminuir el poder del alcalde y promover la transparencia en la gestión y
priorización de proyectos de desarrollo, han sido ignorados por todos los alcaldes desde su inició en
2000. Este es porque los alcaldes prometen proyectos por ser electos y reelectos, y porque también
este organismo, si tuviera su poder que es legalmente escrito, disminuye las oportunidades de propinas
de los constructores. Lo mismo aplica a las nuevas leyes de transparencia promovidos por el gobierno
de Álvaro Colom, del Unión Nacional de Esperanza.

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El FRG ganó las elecciones locales en 2003, dirigido localmente por Mariano Díaz, un
hombre indígena en sus 40’s quien había trabajado por DECOPAZ, un agencia del desarrollo
internacional, donde estableció una reputación como un corredor del desarrollo, especialmente
después de que el programa fue politizado por el gobierno eferregista del 1999-2003. La gente estaba
de dos mentes sobre Díaz. Su imagen oficial era de un comerciante de éxito, un Evangélico sincero, y
un maestro quien había viajado a los EEUU. Sus críticas lo miraban como un hombre con “dos caras”.
Decían que era un idiota quien solo había comprado su diploma, que nunca había viajado a los EEUU,
y quien era oportunista y corrupta. Presidenciable efferregista Ríos Montt también tenia “dos caras”.
Díaz y sus seguidores hablaron de su fuerza y virtud, describiéndole como defensor de pobres
campesinos indígenas, y dándole crédito para ir calmando la violencia (culpando esa totalmente a
Lucas García). Muchos otros, incluyendo la iglesia Católica, critico a Ríos Montt como genocidio,
corrupto, anti-democrático, y militarista.
Díaz ganó las elecciones de 2003 con 2,265 de 7,495 votos, mientras el candidato de Morales
quedo en séptima lugar. Ríos Montt ganó la primera vuelta en San Pedro con 1,994 votos.
Observadores de afuera se preguntan porque la gente Maya vota por partidos como el FRG, cuyos
líderes fueron involucrados en masacres en las comunidades. Los seguidores de Morales también
estaban perplejos sobre como tan mucho de sus vecinos, especialmente aquellos quienes había
previamente apoyo a la guerrilla y quienes habían odiados a Ríos Montt, votaron por el y su partido.
Por un gran parte, la gente no se siente que tienen alternativas reales, pero si tiene necesidades
urgentes. Este sentido tiene sus raíces en la violencia, que todavía funciona para cerrar alternativas al
sistema política actual. Elecciones en este contexto tiene muy poco que ver con ideología política, y
tienen todo que ver con interés, comunitaria, familiar, o personal, normalmente por proyectos, pero
también por trabajos u otros favores. A diez años después del los acuerdos de paz, y aun antes, casi
todos involucrados en la política partidaria fueron motivados por interés personal.
Varios elementos definían la estrategia de Díaz. Díaz y su equipo recorrían las aldeas
haciendo promesas extravagantes. Muchos me contaron el dicho: Díaz grabo los nombres de vecinos
quienes habían prometidos sus votos en un computadora laptop. Además, Díaz proclamo que, en
contraste a Antulio Morales, el no politizaría los fondos del desarrollo, mientras si el ofrecía proyectos
específicamente a sus apoyadores, de quienes muchas se sentían ignorados por Antulio Morales. Díaz
también enfatizo su fe evangélica, haciendo campaña con otros evangélicos conocidos del municipio.
Aunque es difícil estimar porcentajes, Díaz contó con el aporte de ambos Católicos y Protestantes.
Además, el criticó a los Ladinos en su campaña. Díaz ofreció posiciones del liderazgo a individuos
quienes fueron respetados, pero se sentían excluidos de puestos altos en la coalición del Morales. La
campaña del Díaz recibió un aporte fuerte del ultimo minuto de la promesa de Ríos Montt a pagar a
los ex-PAC $640US cada uno. Díaz politizó el pago, dándolo solamente a los quienes prometieron a
ayudar el FRG—incluyendo muchos quienes nunca patrullaron—una estrategia que enfureció muchos
Sampedranos. Después, cuando Ríos Montt intentó a hacer una visita de campaña en San Pedro,
algunos 600 ex PAC no dejaron que su helicóptero aterrizara.
Rumores después de la elección de 2003 decían que los apoyadores del FRG habían sido
engañados por las promesas falsas de Díaz sobre el desarrollo. Había muchas críticas de Mariano Díaz
durante su periodo por favoritismo y corrupción. Durante su periodo, cientos de Sampedranos
manifestaron frente de su casa, quebrando ventanas y tirando sus bienes en la calle. Díaz, se unió con
la UNE en 2007, pero perdió en las elecciones. El ganador de las elecciones del 2007 fue el
Licenciado Julio Ambrocio, con el partido Unión Democrática. En 2007, muchos votaron por la UNE
para presidente en la segunda vuelta. Por un parte, fue un voto de castigo. Muchos preocupaban por
votar por Otto Pérez Molina, del Partido Patriota, arriesga que la guerra viniera otra vez. Por otra
parte, muchos les gustó su mensaje de paz, y lo miraron como un político reformista. Durante su
periodo, promovió varios programas, como Mi Familia Progresa (MIFAPRO), Bolsas Solidarias, y
otros, que beneficiaron a mucha gente indígena y campesina. Pero algunos fueron excluidos porque
esos programas fueron politizados. También, mucha gente se decepcionó porque Colom seguía con los
desalojos contra de campesinos y promovió la minería.

11
Julio Ambrocio asumió control de lo que restaba de la coalición del finado Antulio Morales.
En medio de su periodo, Ambrocio cambió partidos, y juntó con la UNE, un partido que representaba
mas su ideología personal. Julio se destacó como líder electo de la Mancomunidad de Municipios de
Suroeste de Huehuetenango (MAMSOHUE) y como un opositor vocal a la minería. Es la primera vez
después de la guerra que un alcalde ha unido públicamente con un movimiento social progresista. En
2011, Julio se lanzó otra vez de candidato con la UNE. Ambrocio tenía mucho apoyo en algunas
comunidades por los trabajos que había hecho—incluso carreteras hacia comunidades lejanas—y por
MIFAPRO. Muchas familias están a favor de este programa. Además, tiene el apoyo de algunos
vecinos quienes eran integrantes previamente con la URNG, debido a divisiones internos de ese
partido. Sin embargo, como era muchas comunidades se sentían abandonados y engañados por
Ambrocio, y intentan votar por otro candidato.

Movimientos sociales en la posguerra


El tiempo después de 2005 fue dominado por el movimiento anti-minera. Casi todos los
Sampedranos votaron en contra de la minera en consultas comunitarias realizadas en 2007, como los
demás municipios en Huehuetenango, así como el altiplano entero. La gente se opuso a la minería
porque piensan que haría un daño irreparable al medio ambiente y que no traía ningún beneficio para
ellos, a pesar de que las empresas mineras prometan empleo. Debido al rechazo casi universal a la
minería, los líderes de este movimiento están planteando la idea de autonomía sobre el uso del
territorio. Aunque la gente esta contra la minería, la mayoría de Sampedranos no ha participado en este
movimiento fuertemente aparte de las consultas. El consenso en contra de la minería destaca una gran
brecha entre las creencias y deseos políticos de la gente, que son compartidos y reformistas, y su
comportamiento en el campo democrático, donde la gente se encuentra dividida, y muchos apoyan
partidos derechistas que son pro-minería y que aceptan, por mayoría, la estructura de la economía y el
estado, y que usan la violencia en contra de movimientos sociales.
Otro proceso político interesante durante este periodo es el movimiento del magisterio. Han
hecho varias huelgas para ampliar el presupuesto, para garantizar trabajos fijos y mejor sueldos, y para
lograr más recursos para los estudiantes. También han participado con otros movimientos en la
sociedad civil, como anti-minería, anti Tratado Libre Comercio, contra del golpe del estado en
Honduras, y mas. Una gran cantidad de maestros indígenas son parte de esta entidad política. Aunque
han logrado acuerdos con varios partidos políticos, no tienen afiliación partidaria. Son autónomos. Por
la mayor parte, el magisterio no es visto como interesado personalmente. Algunos dicen que luchan
por interés, y que las huelgas perjudican a los estudiantes, pero muchos reconocen que su trabajo es
por el bienestar común, igual como el movimiento anti-minería, y que es el gobierno que no cumple
que les obliga a manifestar para ganar sus derechos.

Conclusiones
En los años 70s, sentimientos de empoderamiento colectivo llevó a muchos indígenas
sampedranos a participar en luchas por justicia social y racial localmente y al nivel nacional. Luchas
por cambios radicales fueron desplazadas hacia espacios de memoria, desarrollo y organización más
reducidas y también comprometidas. La mayoría de Sampedranos no piensa más que en proyectos
cuando piensan en sus demandas políticas, aunque las necesidades son mucho más y los proyectos no
son una solución por la pobreza y la desigualdad. Sin embargo, muchos sampedranos todavía
comparten un deseo por un cambio fundamental al país, pero están divididas por interés personal en el
terreno democrático. Las divisiones son por interés y necesidad, no por la ideología política. Esta
política de interés personal no refleja el desacuerdo “normal” de democracia, ni naturaleza humana,
sino es el legado amargo de la represión violenta y la inclusión parcial. Esta historia ha destacado
décadas de luchas colectivas por metas comunas. También ha mostrado los efectos de la división
impuesto por el gobierno. La esperanza es promover dialogo sobre los eventos en el pasado, para
ampliar el conocimiento sobre lo que pasó. Además, este proceso podría destacar las contradicciones

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en la democracia actual, e iniciar un debate sobre las posibilidades de reconstruir un agencia colectiva
dirigida a recuperar la autonomía local y para fomentar un cambio nacional.

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