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Las fibras aferentes auditivas, procedentes del Órgano de Corti, conectan con el
Ganglio espiral: (que también se conoce como ganglio coclear o ganglio de Corti).
Ganglio sensorial localizado dentro del canal espinal del modiolo, formado por células
bipolares que envían fibras periféricamente al órgano espiral y a los núcleos cocleares del
tronco encefálico.
Después de alcanzar el tronco encefálico, se establece sinapsis en los núcleos cocleares y en
el núcleo olivar inferior.
Núcleo Coclear: se encuentra en la
unión del bulbo con la protuberancia,
por dentro del pedúnculo cerebeloso
inferior. Recibe información desde el
nervio coclear y constituye las
regiones más altas de la zona auditiva
del tallo cerebral.
Núcleo Olivar: situado en el
cuerpo olivar del bulbo raquídeo y
asociado con el cerebelo.
Se encuentra ubicada adyacente a la porción superior del giro temporal superior del lóbulo.
Es la encargada de la codificación y procesamiento de las señales auditivas procedentes del
cuerpo geniculado medial del tálamo.
Está organizada tonotópicamente, de acuerdo a las frecuencias de los sonidos, así los tonos
graves están representados lateralmente en la corteza primaria mientras que los tonos agudos
están representados en la zona medial.
La función que corresponde al córtex auditivo primario es la de detectar la localización y las
variaciones de frecuencia de los estímulos sonoros.
La estimulación de esta área produce sensaciones auditivas simples y de escasa elaboración, como
zumbidos o silbidos.
La piel está constituida por tres capas distintas. Por una parte, está la epidermis, que es la capa
más externa, delgada y flexible y en donde se emplazan las células muertas de la piel. Por otra
parte, se encuentra la dermis, que es la capa media que contiene fibras nerviosas y vasos
sanguíneos que proporcionan a la piel los nutrientes necesarios, acá se sitúan numerosas células
receptoras que le entregan al sujeto la información del mundo exterior y del estado general en
el que se encuentra el organismo. Por último, está el tejido subcutáneo, que contiene tejido
conectivo y grasa.
El sistema somatosensorial cuenta con un conjunto de receptores capaces de informar del estado
de nuestra piel, la posición de las distintas partes de nuestro cuerpo y el esfuerzo muscular que
realizamos. Ya que la cantidad de estímulos que actúan sobre este sistema es alta, los receptores
que se encuentran en la dermis y en las otras estructuras poseen propiedades estructurales y
funciones específicas, lo que quiere decir que cada uno de ellos responde a estímulos físicos
distintos y desencadenan respuestas perceptuales diversas. A pesar de eso, existen algunos
receptores que responden a más de un tipo de estímulo (como tacto y temperatura) otros
responden a estimulación profunda, movimiento de articulaciones o movimiento de los músculos.
El sistema somatosensorial regula la dirección y rango de movimientos, permitiendo así reacciones
y respuestas automáticas, interviniendo en el desarrollo del esquema corporal y en la relación de
éste con el espacio, sustentando la acción motora planificada. Mantiene el sistema de alerta y
afecta el sistema emocional y el comportamiento.
Un receptor táctil puede ser una terminación neuronal desnuda (como los receptores del dolor),
una terminación neuronal compleja (como los corpúsculos de Ruffini y de Meissner) o una
terminación desnuda rodeada de células no neuronales que modifican su función (como los
corpúsculos de Ruffini)
Algunos de estos receptores son:
Corpúsculos de Paccini: constituyen los receptores
sensoriales más grandes del cuerpo humano. Están
formados por numerosas capas que rodean al botón
terminal de un axón. Se localizan generalmente
alrededor de los músculos y articulaciones, en la piel y
en el interior del intestino. Responden a la estimulación
táctil (vibración) y se caracterizan por ser receptores de
respuesta rápida y proporcionar una escasa
sensibilidad espacial.
Corpúsculo de Meissner: conjunto de células
superpuestas dispuestas horizontalmente y rodeadas
por una capsula de tejido conectivo. S encuentran
fundamentalmente en la lengua, los labios y la lengua,
es decir, aquellos lugares donde la discriminación táctil
es superior. Son altamente sensibles a la vibración que
desencadena respuestas de tipo fásico, es decir, de adaptación rápida.
Discos de Merkel: células receptoras que adoptan forma de disco, localizadas entre los
límites de la dermis y la epidermis. Son sensibles a la vibración, pero de una manera más
general que los corpúsculos de Meissner y son receptores de adaptación lenta.
Las fibras nerviosas de los receptores somatosensoriales de la piel, los músculos o de los órganos
internos del cuerpo viajan hasta el SNC a través de los nervios espinales. Ya en la médula, los
axones de las neuronas sensitivas siguen dos vías en función de las propiedades de la información
transmitida:
Vía Lemnisco: cinta de fibras sensoriales que se localiza en la protuberancia y el bulbo
raquídeo del tronco del encéfalo. Los lemniscos se dirigen desde los núcleos olivares
del tálamo, recorriendo en su trayecto la cara externa de los pedúnculos cerebolosos.
Transporta la información de tipo táctil, junto con los
estímulos propioceptivos, posee fibras muy
mielinizadas, sus cuerpos celulares se sitúan en los
ganglios de la raíz dorsal y proyectan hacia la médula
espinal.
Vía espinotalámica: la información que conduce
esta vía está relacionada con el dolor y la
temperatura, se trata de una transmisión mucho más
lenta que la anterior, puesto sus axones están
escasamente mielinizados y son más pequeños que
los que intervienen en la vía lemnisco.
Ambas vías dirigen sus axones al tálamo.
En su camino hacia el tálamo los axones de las vías
del lemnisco y espinotalámica cruzan al otro lado del
cuerpo por el lemnisco medial y ascienden a los
núcleos ventrales posteriores del tálamo, donde
sinaptan la mayoría de las fibras de las células
sensoriales.
Los axones del tálamo se proyectan a la corteza
somatosensorial primaria de los lóbulos parietales
que a su vez envía axones a la corteza somatosensorial secundaria y otras vías de asociación
Está compuesta por un área primaria y diferentes áreas secundarias de asociación. La corteza
somatosensitiva primaria se encuentra ubicada en la circunvolución postcentral de los lóbulos
parietales. Existe un mapa que representa topográficamente la superficie corporal sobre la corteza
sensitiva en proporciones distintas.
La corteza sensitiva primaria envía proyecciones hacia la corteza secundaria, donde la información
es mucho más elaborada y tienen lugar los procesos de integración sensorial, los que permiten
que el sujeto sea capaz de percibir los elementos más complejos de la realidad.
La corteza somatosensorial de asociación ocupa la parte inmediatamente posterior al área
sensitiva primaria.
Además de recibir información de las áreas primarias sobre las características físicas del estímulo,
la corteza de asociación debe integrar la información de otras áreas sensitivas (visuales o
auditivas) y recuperar información de otros sistemas para asignar significado a las señales
recibidas. Su lesión provoca incapacidad de reconocimiento tridimensional e incapacidad de
interpretar figuras complejas
Situada en el punto de unión de los tres lóbulos cerebrales.
Relaciona la información de los sistemas visual, auditivo y somatosensorial (de las áreas primarias
y secundarias) y envía información a otras áreas como por ejemplo la corteza prefrontal o el
sistema límbico.
Es un área relacionada con muchas funciones complejas, como la percepción espacial, la atención
dirigida, la integración visomotora, la situación corporal propia en el espacio, relación de
información auditiva, visual, con aspectos de tipo verbal y memorístico, etc.
Lesiones en esta región pueden causar problemas en el buen funcionamiento de todas estas
funciones, como por ejemplo, la prosopagnosia, que es el déficit en el reconocimiento de rostros
familiares, dificultades en la organización de información verbal y no verbal.
Tradicionalmente entendida como la percepción del interior del cuerpo (vísceras). Hoy en día, se
entiende como la percepción corporal que otorga la conciencia del cuerpo. Utiliza vías
provenientes de distintos receptores del sistema somatosensorial, siendo esta información
procesada en la corteza insular. La corteza insular anterior tiene un rol en el procesamiento
integrativo de esta información, por lo que se le ha asociado a la consciencia subjetiva de las
emociones y sentimientos corporales y al awareness corporal (conciencia)
Recibe proyecciones de las vías parasimpáticas y
termoalgésica espino-tálamo-cortical, las cuales al
converger en la ínsula se convierten en el fenómeno
interoceptivo.
Incluye información de:
Tractos digestivos y genitourinario
Aparato cardiovascular y respiratorio
Receptores vasculares de presión, temperatura y solutos químicos
Información nocioceptiva de tejidos profundos (músculos y articulaciones) y superficiales
(piel)
Afecta, por lo tanto, la integración supramodal de las respuestas autonómicas ante estímulos
nocivos y de componentes afectivo-emocionales, ligados al dolor y al esquema corporal.
Regula también comportamientos que involucran contenido afectivo-emocional y favorece la
homeostasis del organismo.
Se sabe que participa también en:
El procesamiento de la experiencia y reconocimiento del asco
Experiencia emocional e interpersonal
Empatía
Toma de decisiones, etc
Lesiones en la corteza insular han mostrado:
Aparición de síntomas dolorosos (alodiania e hipoalgesia)
Pérdida del sentido de agencia del self
Dificultad en el reconocimiento emocional (alexitimia)
Dificultades en el contacto interpersonal
Síntomas prolongados de alerta, etc.