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ORACIÓN INICIAL:
Señor Jesús, nos dices que nos amemos unos a otros. Nos das el mandamiento principal, el del
amor… amor a Dios y al prójimo. Nos dejaste como señal el Servicio en la comunidad, donde el
mayor se hace el menor. Tu ley es romper las fronteras y ser cercanía y ternura, acogida y
misericordia para el corazón roto por la angustia y la ansiedad, el desamparo y la soledad, la
pobreza y la exclusión.
Materiales: llevar una planta con ramas que se puedan cortar (piecitos) o llevar una artificial
para la demostración. 3 vasos de plástico con tierra.
PROFUNDIZAMOS:
INTERIORIZAMOS:
“El «mandamiento nuevo» no consiste en una norma nueva y difícil, que hasta
entonces no existía. Lo nuevo es el don que nos introduce en la mentalidad de
Cristo. Si tenemos eso en cuenta, percibimos cuán lejos estamos a menudo con
nuestra vida de esta novedad del Nuevo Testamento, y cuán poco damos a la
humanidad el ejemplo de amar en comunión con su amor. Así no le damos la prueba
de credibilidad de la verdad cristiana, que se demuestra con el amor. Precisamente
por eso, queremos pedirle con más insistencia al Señor que, mediante su
purificación, nos haga maduros para el mandamiento nuevo”. (Benedicto XVI,
Homilía, 20 de marzo de 2008). Jesucristo nos da su mandamiento de amar a
nuestro prójimo como Él nos ha amado. Desde esta perspectiva, la caridad debe
ser el signo o el distintivo del cristiano, es decir, del seguidor de Cristo. Amar a
Cristo y guardar su Palabra es, en definitiva, amar a nuestros hermanos con un
amor que se hace obras.
PROYECCIÓN:
Vivir la caridad no es fácil pero contamos con la gracia y el auxilio de Dios. El amor
al prójimo es un mandamiento del Señor y Él mismo nos invita a vivirlo. Así,
podemos comprender que Jesucristo no nos llama a vivir algo imposible o ilusorio
sino que la caridad es una realidad necesaria y fundamental en nuestra vida diaria
y en nuestra condición de cristianos. Por lo tanto, es necesario elevar el corazón
por encima de las simpatías o antipatías para ver con los ojos de la fe a mi prójimo.
No podemos olvidar que cada vez que hacemos o damos algo a nuestro hermano lo
estamos haciendo con Cristo. Nuestro acto de caridad más grande es el de acercar
a las personas, con nuestro ejemplo de vida, a Cristo. La caridad no consiste
solamente en ayudar materialmente, cuando es posible, a los demás sino en dar
nuestro tiempo, nuestro consejo y el consuelo a las almas que lo necesitan.
Llevar el dibujo de un tronco con ramas y de hojas, repartir las hojas del árbol y
explicar lo siguiente:
ORACIÓN FINAL:
¿Cómo ayudamos a
respetar y valorar el
cuerpo de los demás?
Me comprometo a…